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Texto Nº 1

Un día del último otoño fui a visitar a mi amigo Mr. Sherlock Colmes, y lo hallé
conversando con un señor ya entrado en años, muy corpulento, muy colorado, de
fogoso cabello rojo. Balbuceando una excusa empecé a retirarme, Colmes se
levantó, me hizo entrar en el cuarto y cerró la puerta.
Arthur Conan Doyle
“La liga de los cabezas rojas”

Texto Nº 2

Dámaso regresó al cuarto con los primeros gallos. Ana, su mujer, encinta de
seis meses, lo esperaba sentada en la cama vestida y con zapatos. La lámpara de
petróleo empezaba a extinguirse. Dámaso comprendió que su mujer no había dejado
de esperarlo un segundo en toda la noche y que aún en ese momento, viéndolo frente
a ella, continuaba esperando. Le hizo un gesto tranquilizador que ella no respondió.
Fijó los ojos asustados en el bulto de tela roja que él llevaba en la mano, apretó los
labios y se puso a temblar.
Gabriel García Márquez
“En este pueblo no hay ladrones”

Texto Nº 3

Los enamorados se escaparon en una canoa río abajo. Cuando M boy se


enteró de la fuga, se enfureció. La furia del dios penetró en la tierra y abrió grandes
grietas. Todas las aguas comenzaron a caer en el abismo: se formaron así las
cataratas.

Texto Nº 4

Mi padre había quedado en recogerlas después de la fiesta, y, a la hora


convenida, yo lo acompañé en el coche.

Texto Nº 5

Había en un pueblo un señor que tenía una rara enfermedad en los ojos.
El hombre había quedado ciego en su juventud.
Un día llegó al pueblo un famoso médico a quien se consultó por su caso. El
doctor aseguró que operando al hombre, podía devolverle la vista.
Su esposa, que se sentía vieja y fea, se opuso…
Jorge Bucay
“La mujer del ciego”
Texto Nº 1

Un día del último otoño fui a visitar a mi amigo Mr. Sherlock Colmes, y lo hallé
conversando con un señor ya entrado en años, muy corpulento, muy colorado, de
fogoso cabello rojo. Balbuceando una excusa empecé a retirarme, Colmes se
levantó, me hizo entrar en el cuarto y cerró la puerta.
Arthur Conan Doyle
“La liga de los cabezas rojas”

Texto Nº 2

Dámaso regresó al cuarto con lor primeros gallos. Ana, su mujer, encinta de seis
meses, lo esperaba sentada en la cama vestida y con zapatos. La lámpara de
petróleo empezaba a extinguirse. Dámaso comprendió que su mujer no había dejado
de esperarlo un segundo en toda la noche y que aún en ese momento, viéndolo frente
a ella, continuaba esperando. Le hizo un gesto tranquilizador que ella no respondió.
Fijó los ojos asustados en el bulto de tela roja que él llevaba en la mano, apretó los
labios y se puso a temblar.
Gabriel García Márquez
“En este pueblo no hay ladrones”

Texto Nº 3

Los enamorados se escaparon en una canoa río abajo. Cuando M boy se


enteró de la fuga, se enfureció. La furia del dios penetró en la tierra y abrió grandes
grietas. Todas las aguas comenzaron a caer en el abismo: se formaron así las
cataratas.

Texto Nº 4

Mi padre había quedado en recogerlas después de la fiesta, y, a la hora


convenida, yo lo acompañé en el coche.

Texto Nº 5

Había en un pueblo un señor que tenía una rara enfermedad en los ojos.
El hombre había quedado ciego en su juventud.
Un día llegó al pueblo un famoso médico a quien se consultó por su caso. El
doctor aseguró que operando al hombre, podía devolverle la vista.
Su esposa, que se sentía vieja y fea, se opuso…
Jorge Bucay
“La mujer del ciego”

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