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CARACTERÍSTICAS DEL ABUSADOR SEXUAL JUVENIL

Según Marshall, 2001. La agresión sexual ha estado presente en todas las sociedades y

clases sociales desde el inicio de los tiempos, sin embargo, solamente a partir de finales

del siglo XIX es reconocida como un problema significativo.

Hoy en día, un número creciente de teóricos y clínicos refieren que la creencia de que lo

más eficaz para la comprensión de la problemática del abuso sexual juvenil es un abordaje

multidisciplinar de cariz interactivo y evolutivo (Carcach, 1999; Keenan & Ward, 2000).

Este tipo de abordaje más empírico pone énfasis en un extenso ámbito de variables

incluyendo las interpersonales, de personalidad, cognitivas, de desarrollo, situacionales,

sociológicas y epidemiológicas (Leversee & Pearson, 2001; Wyatt, Loeb, Solis,

Carmona, & Romero, 1999).

Para Franco en el 2001, los agresores sexuales juveniles son definidos como aquellos

jóvenes de edad igual o inferior a los 18 años que presentan comportamientos

sexualmente abusivos. Sin embargo esta definición no incluye las experiencias sexuales

exploratorias que tienen lugar en la pubertad o aquellos actos sexuales no forzosos entre

dos adolescentes de edades similares.

De lo investigado, se puede concluir que la mayoría de los agresores sexuales juveniles

tienen determinadas creencias sobre la sexualidad y las relaciones interpersonales que

validan desde su punto de vista el obtener gratificaciones sexuales de otros. Los estudios

realizados en esta área muestran que la intervención en etapas tempranas del desarrollo

puede evitar que los jóvenes agresores se tornen adultos agresores (Worling & Curwen,

2000). Es por ello que es sumamente necesario cuidar el desarrollo sexual normal de los

niños y niñas, sobretodo saber identificar el comportamiento abusivo, sin confundirlo con

la experimentación propia de su desarrollo.


Entre las características más predominantes de los abusadores infantiles están las

siguientes: Suelen estar involucrados en comportamientos antisociales y criminales de

tipo no-sexual, principalmente aquellos que en sus agresiones sexuales utilizan la fuerza,

como es el caso de la violación y la tentativa de violación (Gudjonsson & Sigurdsson,

2000). El comportamiento criminal de tipo no-sexual (violento o no violento) se

correlaciona con la violencia sexual repetida de agresores sexuales adultos y podrá ser

también un factor de riesgo relevante para la repetición de agresiones sexuales por

jóvenes. Otras de las características es que muchos de estos jóvenes vivenciaron

separaciones físicas y/o emocionales de uno o ambos padres, teniendo como principal

motivo de esta separación la inestabilidad familiar, separación o divorcio de los padres o

internamiento del joven abusador.

La mayoría de los estudios efectuados sobre jóvenes agresores sexuales se centró en

edades comprendidas entre los 12 y los 18 años (Allard-Dansereau, Haley, Hamane, &

Bernard-Bonnin, 1997). No obstante, estudios más actuales apuntan hacia la existencia

de comportamientos exploratorios y agresivos por parte de niños prepúberes (Glasgow,

1991; Wieckowski, Hartsoe, Mayer, & Shortz, 1998).

Finalmente, de acuerdo con Grant, 2000. Las tentativas de intervenciones utilizadas para

tratar a individuos con comportamientos sexuales desviados son reflejo del cambio de

concepción hacia la sexualidad en la sociedad y de la aportación de disciplinas como la

Medicina, la Psicología y el Derecho.

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