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La sociedad Cajamarca se desarrolló entre los años

250 a.C. – 1532 d.C., teniendo como característica más


resaltante su cerámica, elaborada de caolín en diversos
grados y donde predominan las formas de platos y cuencos de
base anular y trípode, decorada con colores y diseños muy
originales y complicados. De hecho, la importancia de la
tradición alfarera Cajamarca, distinta de otras tradiciones
alfareras, proviene de su continuidad estilística por más
de quince siglos. Mientras otras tradiciones alfareras se
subdividen en estilos cronológicos diferentes (Cupisnique,
Mochica, Sicán, Chimú, Pucara, Nazca, Wari e Inca,) la
tradición Cajamarca muestra una homogeneidad y estilo
continuo a lo largo de su completa sucesión cultural con
las variaciones mínimas a pesar de las fuertes incursiones
de las entidades y estilos Wari, Chimú, e Inca en el área
de Cajamarca (Montenegro 1997).

Se ha considerado al valle de Cajamarca como el


centro de desarrollo de esta cultura (Reichlen y Reichlen
1985), teniendo como indicador que la cerámica de la fase
Inicial no se halla fuera del valle (Terada y Matsumoto
1985, Matsumoto 1993). Su organización sociopolítica, según
Julien (1988), fue la de un cacicazgo que vario a través
del tiempo. A inicios del Periodo Intermedio Temprano
habían varios cacicazgos pequeños en competencia, esto
certificado por el patrón de asentamiento disperso y los
rasgos defensivos de los sitios de este periodo. Dichos
cacicazgos evolucionan jerárquicamente en un cacicazgo
superior centralizado en Coyor en la cuenca de Cajamarca
durante la fase Cajamarca Medio (fines del Periodo
Intermedio Temprano) y durante la intrusión de Wari en el
Horizonte Medio temprano. Durante el Periodo Intermedio
Tardío, luego de la caída Wari, la situación sociopolítica
Cajamarca volvió a la coexistencia de cacicazgos pequeños
independientes, reunificándose nuevamente bajo un cacicazgo
superior (el reino de Cuismanco) que después fue controlado
por el estado Inca durante el Horizonte Tardío (Julien
1988: 236).

En la fase Cajamarca Tardío (450-900 d.C.) que


corresponde al Horizonte Medio y parte del Periodo
Intermedio Tardío, en sus inicios de esta fase la cultura
Cajamarca sufrió una decadencia de manera paralela a la
caída de Huari, reflejado en la disminución de cerámica
fina de caolín y el numero de sitios. En esta época se
extendió hacia la parte norte del departamento, como es el
área de Chota (Julien 1988: 235). Es de suponer que
también esta extensión comprendió a Cutervo, que debido al
no haber merecido estudios, no se tiene un panorama más
completo.

1.2.- Antecedentes

Las investigaciones arqueológicas en la región de


Cajamarca, a pesar de tener esta una gran extensión
geográfica, se han suscitado principalmente en el valle de
Cajamarca, las cuales han servido de base para caracterizar
y definir a la cultura Cajamarca.

Las investigaciones en el valle de Cajamarca

Las primeras referencias de los restos arqueológicos de


Cajamarca, nos la proporcionan personajes, no
necesariamente arqueólogos. Siendo una de las evidencia más
tempranas las pinturas del Obispo de Trujillo, Baltazar
Jaime Martínez de Compañón (Siglo XVIII), quien registra la
Huaca Tantallac y la Casa del Cacique o Solar del Inca y
una estructura circular (Ravines 1985: 12).

Posteriormente, las referencias la debemos a viajeros


extranjeros. Así, entre los más importantes tenemos al
ingles William B. Stevenson (1825) que describe los
monumentos alrededor de Cajamarca, en particular las ruinas
de Coyor. En 1876, el viajero y estudioso francés Charles
Wiener, recorrió la misma ruta de Stevenson, aportando
nuevas descripciones de estos importantes yacimientos
arqueológicos, como realizó planos y dibujos del Cuarto del
rescate y las ruinas de Jesús, Yamobamba, Chiquilín y
Collor.

Adolph Bandelier, en 1893 visitó diversos sitios del


valle de Cajamarca, fotografiando y realizando planos de
las tumbas de Yerba Buena y de las cuevas cementerios de
Ventanillas; así mismo, es el primero en recolectar
sistemáticamente colecciones de alfarería de los sitios de
Yerba Buena, próximo a la Hacienda Combayo y Coro Lomo, que
incluía un pequeño cántaro y 20 fragmentos de cerámica, que
actualmente se hallan en el Museo Americano de Historia
Natural de Nueva York (Bandelier 1970; Ravines 1985).
Lamentablemente no se tiene ninguna publicación de los
aportes de esta colección de alfarería.

Ernst W. Middendorf, médico alemán, en 1887, describe


a la ciudad de Cajamarca y sus monumentos prehispánicos.
Alude a la “casa de Atahualpa” comparándola con Huánuco
Viejo, también se refiere a “la silla del Inca”, en la
colina de Santa Polonia, interpretándola como un lugar de
sacrificios de animales y al camino que conduce de
Cajamarca a los Baños del Inca, reconociéndolo como obra
prehispánica (1974: 136).

Con las investigaciones de Julio C. Tello, el padre


de la arqueología peruana, se inicia la verdadera labor
científica en Cajamarca. A partir de 1937 dirige la Cuarta
Expedición Arqueológica al Marañón (Tello 1956), en la que
permaneció por un lapso de tiempo de 3 ó 4 meses en la
región de Cajamarca, siendo el primer arqueólogo que visita
esta región. Realizó excavaciones en el acueducto de Kumbe
Mayo y en las chullpas de Chokta, provincia de Celendín,
así también exploró varios sitios alrededor de Cajamarca
(Tello 1940). Los frutos de sus investigaciones lo
sintetiza en una ponencia que presentara al XXVII Congreso
Internacional de Americanistas (Tello 1939), donde lo más
resaltante es que por primera vez se le asigna un marco
geográfico a lo que denomina como cultura Marañón, aunque
no la describe totalmente; la cual tiene como uno de sus
elementos característicos el estilo alfarero Cajamarca
Cursivo. Este marco geográfico es muy extenso y no
especifica claramente sus límites, solo menciona que se
ubica en la margen derecha del río Marañón y que comprendía
desde Huánuco hasta la región interandina del Ecuador.
La cerámica Cajamarca
Si bien es cierto que las primeras ilustraciones de la
cerámica prehispánica de Cajamarca, nos la brinda el viajero
francés Charles Wiener (1880), que coleccionó algunas vasijas
durante su paso por esta región; estas no presentan las
clásicas formas y motivos característicos de la cerámica
Cajamarca, mas bien evidencian una estrecha afinidad con la
cerámica de algunas culturas costeñas (Moche y Chimú).
De igual manera Adolph Bandelier (1893), auspiciado
por el Museo Americano de Historia Natural visitó diversos
sitios del valle de Cajamarca, fotografiando y realizando
planos de las tumbas de Yerba Buena y Ventanillas de
Otuzco; así mismo, es el primero en recolectar
sistemáticamente colecciones de alfarería de los sitios de
Yerba Buena, que incluía un pequeño cántaro y veinte
fragmentos de cerámica, que actualmente se hallan en dicho
museo de Nueva York (Bandelier 1970; Ravines 1985),
desafortunadamente no se tiene ninguna publicación de esta
colección alfarera.
La identificación de la cerámica Cajamarca corresponde a
Max Uhle (1913), al aislar el material cerámico de este estilo
proveniente de sus excavaciones en la cima de la plataforma
sur de la Huaca del Sol en el valle de Moche, donde registra
algunos fragmentos de los tipos Cajamarca Cursivo Floral y
Cajamarca Semicursivo asociados a restos Huari, pero no lograr
identificar el lugar de origen.
En 1925, se publicó en la revista Variedades una de las
primeras fotografías de la cerámica Cajamarca Cursiva,
correspondiente a un plato parrillero procedente de la Pampa
de Jesús, que fue adquirido por un comerciante árabe de
Trujillo, quién interpretó su ornamentación como un fragmento
de escritura fenicia y árabe (Anónimo 1925: 15, citado por
Ravines 1985). En este mismo año, Alfred Kroeber (1925) luego
de analizar la colección de Uhle del valle de Moche, describe
a la cerámica Cajamarca como “estilo Trípode” (Three-Legged
Style), sugiriendo además, que presenta influencias mejicanas
y centroaméricanas (Kroeber 1925: 210). Posteriormente
(Kroeber 1944), lo denomina como estilo “Cajamarca” o “Trípode
Cursivo” y que estaría asociado cronológicamente al Horizonte
Medio; puntualizando que el término cursivo debía tomarse como
un símil para denotar la semejanza de los dibujos a la manera
de trazar los caracteres a mano cuando se escribe deprisa
(Kroeber 1926, 1930, 1944).
Así mismo; Jorge C. Muelle y Camilo Blas (1938) parecen
haber sido los primeros en identificar a Cajamarca como la
fuente de este estilo, ya que al estudiar algunos fragmentos
recogidos en los Baños del Inca, los mencionan como “estilo
Cajamarca”.
Quien también emplea el termino cursivo para referirse a
la cerámica Cajamarca es Julio C. Tello y posteriormente se
refiere al mismo como estilo Marañón, luego de dirigir la
Cuarta Expedición Arqueológica al Marañón (Tello 1956), siendo
el primer arqueólogo que visita esta región, realizando
excavaciones en el acueducto de Kumbe Mayo y en las chullpas
de Chokta, provincia de Celendín, así también exploró varios
sitios alrededor de Cajamarca (Tello 1940).
Larco Hoyle, en 1948 realiza una descripción de las
características técnicas, morfológicas y decorativas de la
cerámica Cajamarca asociada a tumbas Lambayeque y Chimú, que
él obtiene durante sus excavaciones en la costa norte,
reconociendo su origen serrano y asignándole cronológicamente
al último período de su Epoca Fusional, entre 800 y 500 d.C.
Sus ilustraciones muestran al tipo Cajamarca Semicursivo
principalmente (Larco 1948: 47, 82).
Con las investigaciones de los franceses Henry y Paule
Reichlen entre 1947 y 1948, en el área de comprensión de las
actuales provincias de Celendín, Cajamarca y San Marcos; se
logra la primera clasificación de la cerámica Cajamarca,
estableciendo así el marco cronológico de la región, en base a
la estratigrafía y la cerámica asociada. Desafortunadamente,
la única publicación que es el resultado de este trabajo es un
informe preliminar (Reichlen y Reichlen 1949), estableciendo
una secuencia de cinco periodos culturales para la tradición
Cajamarca, denominados como Cajamarca I, II, III, IV y V. Una
de las limitaciones de este aporte es que para definir los
periodos culturales solo se ha tomado en cuenta la cerámica
decorada, sin mencionar la cerámica doméstica o burda. De esta
secuencia nos ocuparemos del Periodo Cajamarca III, ya que
cronológicamente se ajusta al tema de nuestra investigación.
Con los estudios de los esposos franceses Henry y Paule
Reichlen entre 1947 y 1948, en el área de comprensión de las
actuales provincias de Celendín, Cajamarca y San Marcos; se
logra la primera clasificación de la cerámica Cajamarca,
estableciendo así el marco cronológico de la región, en base a
la estratigrafía y la cerámica asociada, para lo cual
practicaron algunas excavaciones exploratorias en puntos
estratégicos de algunos sitios prospectados.
Desafortunadamente, la única publicación que es el resultado
de este trabajo es un informe preliminar (Reichlen y Reichlen
1985), estableciendo una secuencia de cinco periodos
culturales para la tradición Cajamarca, denominados como
Cajamarca I, II, III, IV y V, basándose solamente en la
cerámica decorada y no mencionando la cerámica doméstica. De
esta secuencia nos ocuparemos del Periodo Cajamarca IV, ya que
cronológicamente se ajusta al tema de nuestra investigación.
Cajamarca IV, presenta tres estilos de cerámica
decorada, que se han sucedido durante el transcurso de este
periodo, así tenemos:
- Negro y rojo trípode semicursivo: Con este estilo se
inicia el periodo Cajamarca IV y se encuentra asociado
estratigraficamente a materiales Tiahuanaco-Chimú. Los motivos
en “cursivo” son secundarios y utilizados como “relleno”,
siendo las figuras geométricas de mayor regularidad. Son
comunes las copas trípodes de forma tronco-cónica, pintadas
tanto al interior como al exterior y presentando a menudo
cerca del borde un pequeño apéndice o una cabeza humana
modelada en relieve, los pies son planos y cónicos, a menudo
muy largos. La pasta blanca es sustituida momentáneamente por
pasta beige o bruna de textura arenosa y la decoración aparece
aplicada sobre un engobe de tinte claro, blanquizco, crema o
beige claro.
- Negro y rojo, negro y anaranjado Tiahuanacoide
Figurativo: se presenta con la desaparición total del
“cursivo”. Nuevo empleo de pasta blanca de caolín y abandono
total del trípode. Las copas son pequeñas, profundas, de forma
tronco-cónica y sustentadas sobre pie circular hueco. La
decoración es sobre fondo natural blanco, generalmente en la
superficie interna, los diseños comunes son cabezas de felinos
o animales enteros con algunas figuras geométricas simples,
con el hocico en forma de gancho o de espiral como en las
representaciones de Tiahuanaco.
- Negro, negro y anaranjado Tiahuanacoide simbólico:
Pasta y formas de copas, idénticas al estilo precedente.
Ninguna representación de animales ni de cabezas de felino. La
decoración parece compuesta de elementos zoomorfos del estilo
anterior y combinadas con otras figuras geométricas.
Respecto a la arquitectura Cajamarca, los Reichlen,
mencionan que estos restos son poco espectaculares, lo que
causa la falta de interés de los arqueólogos, de otro lado los
asentamientos se ubican en el fondo de los valles, lugares
naturales de tránsito o también sobre la cumbre de los cerros
en posiciones defensivas, algunas de las cuales fortificadas.
Las estructuras son de:

“forma cuadrada o rectangular, las más de muy pequeñas


dimensiones, desprovistas de ventanas y construidas como hemos
dicho antes, con piedras pequeñas e irregulares unidas por
tierra arcillosa. Con frecuencia aparecen agrupadas en bloques
irregulares y edificadas sobre terrazas artificiales en los
flancos de las colinas” (Reichlen y Reichlen 1985: 470).

Estas descripciones, basadas en el reconocimiento,


minimizan la importancia y desarrollo de estos sitios, dejando
de lado el criterio estrictamente científico.

Kazuo Terada y Yoshio Onuki, Cajamarca III, es


característico la cerámica “cursiva” asociada en las copas de
pie circular de pasta de caolín y no en las vasijas trípode
que hacen su aparición en el comienzo de este período como
grandes vasijas domésticas de pasta bruna y negruzca. Desde el
punto de vista decorativo, se suceden dos estilos:
- Negro y rojo y negro “cursivo clásico”: La
decoración es abundante con múltiples y variados motivos
como son figuras geométricas (círculos, triángulos simples
o escalonados, cordeles, líneas onduladas o espirales),
zoomorfos o antropomorfos usando pincel de punta fina
manejado con celeridad. Una decoración típica al interior
de las copas es una serie de diez a catorce círculos
concéntricos entre los cuales se ha pintado grupos de
triángulos irregulares acompañado de puntos. Las
representaciones de felinos son numerosas, semejantes a las
que se ve en la cerámica Recuay.
- Negro y rojo y negro “cursivo floral”: Este estilo
es sucesor del anterior y comparado como una decadencia.
Los nuevos motivos asemejan a ramas con flores y hojas,
raras veces aparecen representaciones de peces de río.
Presencia de decoración cursiva en vasijas domesticas y
urnas adornadas con cabezas humanas en relieve.
aA partir del año 1979, la dirigen la Expedición
Científica Japonesa a la América Nuclear, dirigida por Kazuo
Terada y Yoshio Onuki, iniciando así las investigaciones más
intensivas que se viene suscitado desarrollando en la región
de Cajamarca hasta la actualidad; iniciando sus excavaciones
en el sitio Formativo de Huacaloma, donde distinguiefinieron
seis etapas culturales, de la cuales las tres primeras
corresponden al Periodo Formativo (Huacaloma Temprano,
Huacaloma Tardío y Layzón), mientras que las tres últimas
etapas corresponden a la tradición cultura Cajamarca: , así
tenemos Cajamarca Inicial, Cajamarca Temprano y Cajamarca
Medio (Terada y Onuki 1982). Si bien es cierto, Esta esta
clasificación coincidía aproximadamente con Cajamarca I, II y
III de los Reichlen (19491985), pero presentaba algunos puntos
discordantes. Así tenemos que Cajamarca I es más variado que
Cajamarca Inicial, ya que los Reichlen incluyen cerámica del
Período Layzón, elemento que no corresponde a la tradición
Cajamarca; la mayor parte de Cajamarca II no se observo en
Huacaloma, en tanto que la cerámica Cajamarca Medio de los
japoneses, abarca más tipos, incluyendo al tipo Semicursivo de
Cajamarca IV.

Años más tardedespués, en 1982, con la finalidad de


esclarecer la secuencia completa de la tradición Cajamarca,
debido a que el sitio de Huacaloma no ofrecía toda la
secuencia completa, ya que no había restos culturales
posteriores al periodo Cajamarca Medio y era arriesgado
establecer una cronología cultural en base al estudio de un
solo sitio, los investigadores del equipo japonés, amplían sus
investigaciones hacia otros sitios de Cajamarca como son
Wairapongo, Huacariz, Amoshulca y Kolguitín, además de
visitarn 45 sitios en la Cuenca de Cajamarca (Figura 3)., con
la finalidad de esclarecer la secuencia completa de la
tradición Cajamarca, ya que el sitio de Huacaloma no ofrecía
toda la secuencia completa de esta tradición, ya que no había
restos culturales posteriores al periodo Cajamarca Medio y
además era arriesgado establecer una cronología cultural en
base al estudio de un solo sitio. Después de las excavaciones
en los sitios mencionados, y comparando con los datos con los
de Huacaloma, re-estableciendoproponen la cronología de la
Tradición Cajamarca, la que fue dividida en cinco fases,
empleando el término fase en lugar de periodo, ya que estas
etapas culturales son de una misma tradición cultural o por lo
menos de una misma tradición alfarera (Terada y Matsumoto
1985). Así también se le asigna fechas absolutas en base a los
fechado de C14, y parcialmente en la comparación con las
secuencias culturales de la costa norte (Matsumoto 1993: 188),
así tenemospresentando la siguiente cronología:

- Fase Cajamarca Inicial (250 a.C. – 200 d.C.)


- Fase Cajamarca Temprana (200 – 450 d.C.)
- Fase Cajamarca Media (450 – 900 d.C.)
- Fase Cajamarca Tardía (900 – 1200 d.C.)
- Fase Cajamarca Final (1200 – 1532 d.C.)
Las cinco fases de la tradición Cajamarca (Cuadro 1),
estarían abarcando a partir del Periodo Intermedio Temprano,
hasta el Horizonte Tardío (Shimada 1987).

La cerámica de la Fase Cajamarca Tardío, en esta


nueva definición incluye al estilo Semicursivo que formaba
parte de Cajamarca Medio. Se caracteriza principalmente por
el menor porcentaje de caolín que presenta la pasta, y
corresponden los siguientes tipos:
- Cajamarca Semicursivo: La forma predominante es la
taza de paredes evertidas y base aplanada o convexa.
Vasija generalmente trípodes de patas largas, algunas con
base anular. Adornos modelados de caras humanas debajo
del labio. Toda la superficie está engobada de blanco,
amarillo o anaranjado y decorada con diseños geométricos
sencillos: semicírculos o variedades del “signo verbal”
en superficie externa. En las superficies internas
aparecen diseños de motivos zoomorfos y geométricos. Las
patas a veces son adornadas con líneas paralelas
horizontales.
- Cajamarca Negro y Anaranjado: La forma principal
corresponde a una taza con paredes inclinadas fuertemente
hacia fuera. Cuando la pasta contiene poco caolín, posee
engobe blanco o crema. Cara exterior con semicírculos de
color anaranjado, cara interior con líneas anchas
anaranjadas zonificadas por líneas delgadas negras.
Frecuentemente destacan motivos concéntricos semejantes a
ojos (Terada y Matsumoto 1985: 81).

Desafortunadamente los japoneses, no dan detalles acerca


de la arquitectura de los sitios investigados, sino más bien
hacen descripciones muy superficiales, quedando un vacío
respecto al conocimiento de los asentamientos Cajamarca.

Rogger Ravines (1985), realizó un inventario de los


monumentos arqueológicos del valle de Cajamarca, reportando
para la Fase Cajamarca Tardío el sitio de Quililic, ubicado en
el Distrito de Jesús, el cual presenta superficialmente un
conjunto de estructuras de planta cuadrangular de mampostería
ordinaria con mortero de barro que se distribuyen en la cima y
falda del cerro, donde resalta un recinto de planta
semicircular.

Con los La Fase Cajamarca Medio, corresponde a Cajamarca


III de Reichlen (1949) con el cursivo clásico y cursivo
floral. Se ha identificado tres tipos (Figura 4):
Cajamarca Cursivo Rectilíneo: Caracterizado por la
taza de paredes poco inclinadas al exterior, de base
aplanada o convexa y a menudo anular. Perfil de pared
interior frecuentemente forma de escalinata. Ambas
superficies de color crema, de pasta o engobe anaranjado.
El exterior mayormente decorado y/o base con dibujos
geométricos figurativos (felinos) de rojo y negro o negro y
marrón constituido por líneas rectas. Pocas líneas curvas
solo para diseños figurativos (Figura 4A).
Cajamarca Cursivo Clásico: Semejante al anterior, pero
no usa generalmente el engobe anaranjado y las bases
anulares son más comunes (Figura 4B).
Cajamarca Cursivo Floral: Forma popular la taza con
paredes inclinadas hacia fuera y base convexa o taza
semiesférica con base anular o trípode corto. Motivos
decorativos: a) geométricos sencillos de líneas paralelas
horizontales y “signo verbal”. b) geométricos complicados
grandes dibujos figurativos de felinos en caras exteriores
(Figura 4C).
pPosteriormentes trabajos de Daniel Julien, se tiene
más luces acerca de los asentamientos Cajamarca. en En el
desarrollo de su tesis doctoral (Julien 19851988), realiza
un intensivo reconocimiento alrededor del valle de
Cajamarca para definir el patrón de asentamiento,
realizando prospecciones y algunas excavaciones en sitios
estratégicos con la finalidad de ampliar y añadir precisión
a las secuencias cerámicas existentes. Realizó una
clasificación independiente que resulta ser muy similar a
la establecida posteriormente por los japoneses, pero con
la pequeña diferencia de que él tenía mayor número de tipos
basados en las características de forma, pasta y engobe.
Para evitar confusiones ya que estos tipos se asociaban
como variantes regionales y ser fácilmente correlacionables
con los tipos establecidos por los japoneses, opta el
sistema de tipo-variedad, ajustando en su clasificación
como variantes regionales (Julien 1988: 51-52). Así tenemos
que para la fase Cajamarca Medio no define variaciones
locales, pero incluye al tipo Cajamarca Cursivo Rectilíneo
dentro del tipo Cajamarca Cursivo Clásico.

Las cucharas de la fase Cajamarca Medio


Las cucharas de cerámica se hallan desde periodos tempranos
en el valle de Cajamarca, así tenemos evidencias desde el
Periodo Huacaloma Temprano hasta la fase Cajamarca Medio en
el sitio del Huacaloma, de acuerdo al reporte de Terada y
Onuki (1982). Matsumoto es quien realiza la clasificación
de las cucharas de Huacaloma, en base a los fragmentos,
identificando tres formas mayores de (A, B y C), las cuales
a su vez se subdividen en formas menores, y que a
continuación describimos (Figura 5):
Mayor Forma A Cuchara de mango largo. Hay dos formas.
Forma A-1 El cuerpo es circular, concavidad poco
profunda. La sección del mango es redonda.
Forma A-2 La boca del cuerpo es redonda u oval. El
mango tiene una sección de forma oval
achatada.
Mayor Forma B Cuchara en forma de huevo. Se observan cinco
formas.
Forma B-1 La variedad más simple, sin mango.
Forma B-2 También sin mango, aunque un extremo se
ensancha para sustituir a un mango.
Forma B-3 Un mango diminuto, primitivo se adhiere. El
cuerpo a veces muestra una forma de almendra.
Forma B-4 Esta forma tiene una asa delgada larga que
gradualmente disminuye en el ancho hacia el
extremo.
Forma B-5 Una asa chata ancha se adhiere.
Mayor Forma C La cuchara con un cuerpo poco profundo, a
veces casi plano,. Esta forma se subdivide
según la forma del asa.
Forma C-1 Un mango de una forma de cola de pescado, o
se adhieren sus variantes.
Forma C-2 Una asa pequeña cuya sección es rectangular
se adhiere al cuerpo redondo. La forma global
es similar a un abanico redondo oriental, el
uchiwa en japonés.
Forma C-3 El asa de esta forma es hecho por un arreglo
detallado de cordones de arcilla.
Mayor Forma D Cuchara grande de cuerpo profundo. Esta forma
también se subdivide según la forma del asa.
Forma D-1 La línea del centro del asa está deprimida
como la continuación de la concavidad del
cuerpo.
Forma D-2 El asa es gruesa. Su lado superior es llano y
el lado más es de sección redondeada.
Para la fase Cajamarca Medio, Matsumoto refiere que
continua la Forma Mayor B, con la ausencia de la Forma B-2
y B-3. La corriente principal de la Forma Mayor se torna B-
l y B-4. Entonces se agrega la Forma B-5. Pero el evento
más notable es la aparición de la Forma Mayor C (Formas C-
l-C-3) y Forma D-2. Estas formas son definitivamente
asociadas con Cajamarca Cursivo, y suma a más de la mitad
del total de las cucharas (Matsumoto 1982).
Matsumoto define claramente las formas de cucharas
para la fase Cajamarca Medio, sin embargo no define los
tipos cerámicos Cursivo Clásico o Cursivo Floral, solo
menciona de manera general que corresponden a Cajamarca
Cursivo.
En el fundo Huacariz de San Martín, con las
investigaciones de Miguel Cornejo y colaboradores se ha
documentado cucharas de la fase Cajamarca Medio,
manifestando que: “las cucharas Cajamarca Medio, adquieren
un refinamiento especial, la forma clásica (estirada)
elipsoide horizontal del cuerpo cóncavo se pierde hasta
adoptar aquella ovoide tamaño reducido, en cambio el mango
se va agrandando y a su vez adelgazando cuyo extremo
terminal es doblado hacia atrás (usado para colgar). La
decoración se compone de pintura monocroma o bícroma
aplicada con pincel fino sobre fondo crema o blanco.
Algunas veces esta compuesto por tiras tubulares o planas
trenzadas que adoptan formas zoomorfas (serpientes) los
motivos recurrentes son figuras geométricas zoomorfas,
antropomorfas, fitomorfas o compuestas las cuales cubren
parte o todos los espacios superficiales” (Cornejo et al.,
1997: 38-39).
Posteriormente, estudiantes alumnos de Miguel Cornejo
(Barreto et al., 1998), analizan con mayor detalle la
muestra ceramográfica del Fundo Huacariz de San Martín.
Ubican a las cucharas como categoría extra, representada
por 20 fragmentos (0,58 % del total de la muestra), las
cuales son agrupadas en los estilos decorativos Cursivo
Clásico y Cursivo Floral con 10 fragmentos cada uno,
mencionado brevemente las características de la pasta. Para
las cucharas Cursivo Clásico se define tres tipos teniendo
como referencia las diferencias en los mangos, así tenemos
Tipo A: Mango Cintado, Tipo B: Mango Trenzado y Tipo C:
Mango Elíptico. Para las cucharas Cursivo Floral, tenemos
también tres tipos, Tipo A: Mango Escultórico, Tipo B:
Mango con Agujero y Tipo C: Cuerpo Hemisférico (Barreto et
al, 1998: 47-51).
Si bien es cierto que Barreto y colaboradores
reconocen en su análisis los tipos cursivos definidos por
los japoneses, al dividir estos tipos emplean
características morfológicas que no se ajustan a los grupos
morfológicos definidos por Matsumoto (1982), los cuales
representan mas detalles, en cambio Barreto et al., se
basan mayormente en los mangos.
Cucharas de cerámica de la fase Cajamarca Medio, ha
sido hallada en lugares fuera del valle de Cajamarca, así
tenemos en Ayacucho, específicamente en el sitio de
Jargampata, donde Isbell reporta cucharas del tipo Cursivo
Floral (Figura 6C), comparando con las descripciones de los
Reichlen, reconoce su origen foráneo: “Alfarería de la fase
3 del estilo Cajamarca, cursivo floral, representada por
tres o cuatro cucharas, parece representar un producto de
manufactura norteña, teniendo en consideración la
composición de su pasta (Reichlen 1949)” (Isbell 1971: 95).
De otro lado, es muy importante en la ciudad de
Cajamarca la muestra ceramográfica de la colección Ruiz,
procedente de varios sitios del valle de Cajamarca, que
actualmente se halla en proceso de catalogación y registro
por parte del Instituto Nacional de Cultura de Cajamarca,
de acuerdo al marco legal de esta institución como un medio
de conservación y resguardo. En esta colección destaca
principalmente el gran numero de especímenes de cucharas de
cerámica, la mayoría correspondientes a la Fase Cajamarca
Medio, aproximadamente 200 cucharas de esta fase,
provenientes mayormente del sitio de las Ventanillas de
Otuzco (Figura 3).
De acuerdo a los diseños decorativos que presentan es
posible ubicarlas dentro de los tipos Cajamarca Cursivo
Clásico (Figura 7; Fotos 1-3) y Cajamarca Cursivo Floral
(Figura 8; Fotos 4-6). De acuerdo al esquema morfológico de
las cucharas elaborado por Matsumoto (1982), las cucharas
Cursivo Clásico, corresponden a la forma A-1, algunos
ejemplares con mango trenzado y mango escultórico (Foto 2 y
3); en tanto que en las cucharas Cursivo Floral es menos
común la forma A-1; mientras que la forma B-5 con mango con
agujero y mango antropomorfo es más común. Es resaltante
también para este ultimo tipo la forma de cucharas D-2, con
decoración cursiva (Foto 6) y sin decoración (Foto 7).
Obviamente esta es una observación muy preliminar, que
debido al numeroso material y variedad de diseños
decorativos y formas, se hace necesario un análisis
detallado.

- Variedad Cajamarca, esta variedad es la clasificada


como Tiahuanacoide Figurativo por Reichlen y Reichlen
(1985) y Cajamarca Negro y Anaranjado de Terada y Matsumoto
(1985), pero presenta la pasta blanca.
- Variedad Shicuana, esta variedad no es descrita ni
por Reichlen, ni por Terada y Matsumoto. La pasta es de
color ante o naranja claro. La decoración es usualmente al
interior de la vasija sobre la pasta sin engobe y consiste
en líneas negras delgadas, en algunos casos bandas rojas
con numerosas líneas paralelas. Los motivos son
generalmente geométricos. Las líneas negras rectas o en
zigzag a veces están paralelas a bandas anchas. Se observó
solo un motivo incompleto de felino. Cuando se presenta
decoración externa consiste de una sola banda ancha de
color rojo o negro alrededor del borde.
- Variedad Chachiconga, esta variedad es incluida en
el tipo Cajamarca Negro y Anaranjado de Terada y Matsumoto,
no aparece en la tipología de los Reichlen. La pasta que
presenta es de color naranja o rojo naranja, con pequeña
cantidad de temperante y superficies decoradas bien
pulidas. El interior de las vasijas es normalmente cubierto
con un espeso engobe blanco opaco antes de aplicar la
decoración pintada, mientras el exterior es normalmente
dejado sin engobe y sin decoración. El interior es
generalmente pintado con varias bandas anchas,
horizontales, anaranjadas. Además la decoración que después
a veces se aplicó usando líneas delgadas negras. Entre los
motivos que aparecen en negro está uno en que los puntos
aparecen dentro de los círculos. Estos motivos aparecen
justo bajo el labio de la vasija y es idéntico en
apariencia a los ojos de los felinos de la Variedad
Cajamarca. En negro, la línea festoneada aparece debajo de
esto. No se observa motivos zoomorfos en esta variedad, ni
se ha visto cualquier tipo de decoración plástica (Figura No
9: G-L).
Obviamente el aporte más resaltante de Julien (1988),
consiste básicamente en la elaboración de la primera
clasificación detallada del patrón de asentamiento de los
sitios de tradición Cajamarca en el ámbito del valle del
mismo nombre. Establece seis tipos de arquitectura y tres
tipos de sitios, entre los tipos de arquitectura tenemos:

- Estructuras Pequeñas de un solo Cuarto


- Grupos de Cuartos Aglutinados
- Grupos de Cuartos Regulares
- Grupos Aglutinados Cercados
- Componentes Rectangulares
- Estructuras Defensivas

En cuanto a los grupos de cuartos regulares, estos se


disponen de manera mas ordenada en relación a los grupos de
cuartos aglutinados. Las dimensiones de los cuartos varia
entre 3 y 6 m, formando una o dos filas. El número de
cuartos es normalmente pequeño.

Las estructuras defensivas, presentan dos


características: la muralla y fosos, ocurriendo normalmente
juntos. Se ubican dónde la mayoría que los accesos son
defendidos naturalmente por cuestas empinadas o
precipicios, con el acceso relativamente fácil. Las
murallas defensivas son de 1 a 2 m de espesor. En Yanaorco
(Caj-32), alcanzan los 4 m de alto.

En los tipos de sitio tenemos:


- Sitios Habitacionales
Caseríos (menos de 2,000 m2)
Grupos de Caseríos
Aldeas (2,001-15,000 m2)
Aldeas Grandes (15,001-50,000 m2)
Pueblos (mayor que 50,000 m2)
- Centros Ceremoniales
- Centros Administrativos
- Cementerios

Sólo 25 sitios tienen evidencias de la fase Cajamarca


Tardío (22 habitacionales, 2 ceremoniales y un cementerio),
que a la vez también estuvieron ocupados durante la fase
Cajamarca Final. Debido a que no hay sitios con las
ocupaciones finales de Cajamarca Tardío, no es posible
distinguir los rasgos que se originaron durante esta fase.
El numero de tiestos cerámicos de caolín de esta fase
también es bastante bajo. La mayoría de los sitios de la
subregión del Valle de Cajamarca parecen haber sido
abandonados; por lo menos, ellos rindieron muy poca
cerámica que fechan a Cajamarca Tardío y Final. La misma
situación se da en muchos otros sitios del área de estudio
que había estado ocupados en fases más tempranas (Julien
1988).

De otro lado, Silva Santisteban (1985), menciona que


la Fase Cajamarca Tardío significó una decadencia cultural
reflejada en la disminución de la cerámica fina y de sus
asentamientos; lo cual ocurre casi al mismo tiempo en que
decaía la sociedad Huari.
Posteriores trabajos de rescate arqueológico, que se
viene desarrollando en el valle de Cajamarca, nos han
brindado mas detalles referentes a la cultura Cajamarca.
Miguel Cornejo, excavando en el fundo de Huacariz de San
Martín, ha registrado pequeñas unidades habitacionales
elaboradas en base a muros de piedra y mortero de barro con
pachillas, en el que se pudo desarrollar actividades
domésticas asociadas principalmente a la fase Cajamarca
Medio (Cornejo et al., 1997). En el ámbito del denuncio de
la empresa minera Yanacocha, ubicado en el distrito de la
Encañada, Alfredo Narváez y Alfredo Melly han registrado
ocupaciones tempranas desde las fases Huacaloma Temprano y
Layzón y las fases Cajamarca Inicial, Temprano y Medio,
donde se postula la existencia de un contexto minero
(socavones y material triturado), además de la presencia de
piruros y puntas de proyectil que han dado lugar a plantear
el desarrollo de actividades de hilanderia, pastoreo y caza
(Narváez y Melly 1996, 2001).

No se ha registrado evidencias de la fase Cajamarca


Tardío, en las áreas investigadas, en la modalidad de
rescate arqueológico, lo que coincide con la propuesta de
Julien (1988), en la disminución y abandono de los sitios
durante dicha fase.

Las últimas investigaciones referidas a la cultura


Cajamarca que viene desarrollando la Misión japonesa en el
valle de Cajamarca, se han centrado en prospecciones y
excavaciones en el sitio de Santa Delia, como un posible
centro durante la fase Cajamarca Final. La arquitectura de
este sitio se trata de muros semicirculares para las
primeras fases de construcción, en tanto que los recintos
cuadrangulares se elaboraron haciendo primero los muros
circundantes que después se dividieron al interior (Seki et
al., 2001)

La Fase Cajamarca Tardío fuera del valle de Cajamarca


Es importante resaltar la amplia distribución de la cerámica
Cajamarca Tardío, se la ha hallado en lugares lejanos al valle
de Cajamarca, tal como es en la Costa Norte. Max Uhle (1913)
recuperó fragmentos del tipo Cajamarca Cursivo Floral y
Cajamarca Semicursivo en el Sitio A en la terraza sur de la
Huaca del Sol en Moche, junto con materiales Huari y del
Horizonte Medio de la Costa Norte.

Larco Hoyle (1948), como producto de sus excavaciones


en el valle de Chicama, halla cerámica Cajamarca, a la que
describe como un solo tipo. Sus ilustraciones muestran el
tipo Cajamarca Semicursivo principalmente (Larco 1948: 47,
82), mencionando que se hallaban asociadas a tumbas
Lambayeque y Chimú. Igualmente Hans Disselhoff (1958a,
1958b), al investigar contextos funerarios en San José de
Moro, registra entierros conteniendo cerámica Cajamarca
Tardío, específicamente del tipo Cajamarca Semicursivo en
asociación con cerámica Lambayeque, tal como menciona Larco
(1948) para el valle Chicama. En tanto que en la zona de la
sierra liberteña, específicamente en Huamachuco y
Cajabamba, Mc Cown (1945) hace referencia a la
predominancia del tipo Cajamarca Semicursivo.

Para otras áreas del Departamento de Cajamarca, como


Otra área de Cajamarca donde se ha reportado Cajamarca Tardío
es Celendín, donde Moisés Chávez (1976), conduce una
pequeñadurante su expedición por el lapso de 2 semanas,
realizando una recolección recolectó de cerámica de superficie
en el sitio de La Chocta; así como entrevistas y estudios de
las colecciones locales; dicho investigador emplea la
secuencia de los Reichlen (1985) para clasificar su cerámica,
manifestando distinguiendo que para la cerámica Cajamarca IV
(Tardío)es marcadamente epigonal, es decir derivada de
Tiahuanaco como consecuencia de la expansión Wari,
distinguiéndose principalmente dlos estilostipos: el
Tiahuanacoide Figurativo y el Tiahuanacoide Simbólico. Así
también para Cajamarca Tardío reporta vasijas trípode con
decoración Semicursiva que según él, data para los inicios de
este período; además menciona vasijas trípode sin decoración
que aparecen en Cajamarca III.

Como un ejemplar del estilo Tiahuanacoide Figurativo, que


está incluido como el tipo Cajamarca Negro y Anaranjado (Terada y
Matsumoto 1985) (Julien 1988), Chávez presenta una vasija con
decoración interna de metopes y felinos de cuerpo entero (Chávez
1976: Figura 11), que erróneamente asocia a este estilo, ya que
corresponden al Cursivo Clásico (Chávez 1976: 49).

De otro lado, también se ha documentado cerámica


Cajamarca Tardío en el sitio de Guzmango Viejo, en la
provincia de Contumazá, donde Jaeckel y Melly (Willay
1987), reportan haber observado que la cerámica de
superficie más común corresponde a la fase Tardío y Final
de la cultura Cajamarca, aunque no especificando que tipos
cerámicos de estas fases estaban presentes. Otra área de la
sierra donde se ha reportado cerámica Cajamarca de la fase
Tardío, es en mayores detalles.Cajabamba y Huamachuco,
donde Mc Cown (1945)hace referencia a la predominancia del
tipo Cajamarca Semicursivo.

La Provincia de Chota, evidencia una densa ocupación


durante la Fase Cajamarca Tardío. Julien (1988), sostiene que
la aparición de la cerámica Cajamarca en la región de
Chota, especialmente de la fase Cajamarca Tardío, comienza
con la aparición del tipo Cajamarca Cursivo Floral (tipo de
la fase Cajamarca Medio) que es acompañado por un marcado
cambio en los patrones de asentamiento respecto al
Formativo, ubicándose en o cerca de la cima de los cerros,
tal como es el caso del sitio de Carro Ilucán.

Ruth Shady y Hermilio Rosas (1970) al explorar la cuenca


del río Chotano, en los tramos de Chota a Querocoto y
Querocotillo, han registrado evidencias de asentamientos
correspondientes a los finales de la fase Cajamarca Medio, así
como de la fase Cajamarca Tardío. Uno de estos asentamientos
reportados es Suro, donde realizaron excavaciones en 1970
(Shady y Rosas 1977). Este sitio es de carácter habitacional,
pero desafortunadamente las actividades agrícolas han
disturbado los restos arquitectónicos. De acuerdo a los datos
presentados, la fase Cajamarca Tardío se caracteriza por la
ausencia del tipo Cajamarca Semicursivo, hallándose solamente
el tipo Cajamarca Negro y Anaranjado (Tiahuanacoide
Figurativo), de características similares al del valle de
Cajamarca.

Daniel Morales, para el distrito de Tacabamba,


específicamente en los sitios de Cerro Chanchi y Cerro
Calvario, reporta la presencia de fragmentería de cerámica con
diseños figurativos y simbólicos de cabezas de felinos, muy
común también para la fase Cajamarca Tardío, así también
presencia de cuencos y tazas de base plana, anular y de ollas
trípode (Morales 1979).
Para los sitios de Pandanche y La Capilla, en el
distrito de Querocoto, Jorge Silva, Daniel Morales y José
Yamunaque describen vasijas de la fase Cajamarca Tardío,
específicamente del tipo Cajamarca Negro y Anaranjado
procedente de contextos funerarios y domésticos (Silva et
al., 1982).
Uno de los trabajos de investigación y rescate
arqueológico más grande llevado a cabo en el departamento
de Cajamarca, lo constituye el de la minera “La Granja” en
el distrito de Querocoto en Chota. Durante los años de
1997-1998, el equipo del Museo Arqueológico Nacional
Brüning de Lambayeque, dirigido por los arqueólogos Carlos
Wester y Juan Martínez, ha excavado un total de 40 sitios
que representan una ocupación cultural desde la época
Formativa (500 a.C.), continuando por el periodo Cajamarca
de los siglos VI-VII d.C. y finalmente la ocupación Inca
(1400-1532 d.C.) (Wester et al., 2000). Las características
de estos sitios ha permitido clasificarlos en las
siguientes categorías arquitectónicas:

1.- Areas de cultivo


a. Terrazas
b. Andeneria
2.- Recintos asociados a terrazas de cultivo
3.- Recintos
4.- Cuevas
5.- Plataformas habitacionales
6.- Complejos habitacionales
7.- Centros ceremoniales

Obviamente, la mayoría de los sitios excavados en


el denuncio minero (29 en total), evidencian cerámica de
la fase Cajamarca Tardío (Wester et al,. 2000; Chiguala
2000: Cuadro No 4), lo cual estaría corroborando lo
manifestado por Rosas y Shady (1970) el emplazamiento de
poblaciones durante la fase Cajamarca Tardío en esta área
de Chota.
En cuanto a los complejos habitacionales, la
característica principal es la concentración de estructuras
emplazadas en las crestas de los cerros, tal como ocurre
con el sitio de Cerrro Ilucán. Entre los más resaltantes
figuran Cerro Paja Blanca Bajo y Agua de Montaña Este.

El sitio Paja Blanca Bajo ocupa toda la cresta


alargada y estrecha del cerro del mismo nombre en un área
de 500 m de largo por 75 m de ancho, que le da una planta
de forma alargada. Presenta recintos de planta rectangular
y trapezopidal cuyos muros alcanzan una altura de 50 cm,
agrupados en tres sectores de diferente altitud. En su
extremo norte evidencia una trinchera que sigue el contorno
de la terraza natural a manera de rasgo defensivo.

El sitio Agua de Montaña Este, también se emplaza


sobre una larga colina rocosa de planta alargada en una
extensión aproximada de 300 m de largo por 80 m de ancho,
con dos promontorios en sus extremos. Los recintos también
son de planta rectangular, en algunos de los cuales hay
oquedades y quemas que posiblemente sirvieron como lugares
artesanales para la fundición de metales ante las
evidencias de desechos de cobre, escoria, restos de cobre
en estado natural y carbón en una interesante disposición
de piedras.

El sitio de Cerro Ilucán en la Provincia de Cutervo


Al momento de la conquista hispana, Cajamarca estuvo
dividida en siete grandes unidades administrativas o
warangas. Estas eran Guzmango (Cuismancu), Chuquimango,
Chondal (Chonta), Bambamarca (Pampamarca), Cajamarca
(Caxamarca), Pomamarca y la waranga de los mitimaes
serranos (Espinoza 1977); estas últimas creadas durante el
dominio Inca, mientras las cinco restantes parecen
corresponder a divisiones preincaicas, que estaban
incluidas dentro de una entidad política más grande llamada
Cuismancu (Silva Santisteban 1982; Julien 1988). Aunque
todavía es difícil definir los límites exactos de estas
warangas, se puede afirmar que gran parte de la actual
provincia de Chota, correspondía a la waranga de Bambamarca
(Julien 1988).

El área de la actual Provincia de Cutervo, al igual


que las provincias de Jaén y la mitad de Chota habría
estado comprendidas en el Señorío de los Huambos (Espinoza
1974: 115, 108). Esto de acuerdo a las declaraciones de los
señores de Cajamarca en el siglo XVI, los mitimaes serranos
de Huambos sirvieron con sus propios caciques y no a los de
Cajamarca (Barrientos 1540). Manifestación que señala la
individualidad étnica de los Huambos, por lo menos durante
la intervención Inca en la sierra norte.

El sitio de Cerro Ilucán, como hemos descrito


anteriormente, se halla adyacente de la actual ciudad de
Cutervo, en la cima alargada del cerro del mismo nombre, se
halla rodeado por una muralla en cuyo interior hay varios
grupos o sectores de recintos.

Las primeras exploraciones y estudios documentados


del sitio, fueron realizados por personas cuya formación
profesional no fue la Arqueología, sino otras disciplinas.
Así el Dr. Tomás Gálvez (abogado), que en 1975 publicó
“Apuntes para una Monografía de Cutervo”, donde comenta la
ubicación geográfica y adjunta un croquis parcial de las
estructuras arquitectónicas, obviamente este croquis
representa la primera documentación planimetrica del sitio.
Observa dos tipos de cerámica: una rudimentaria que
prevalece el color rojo y blanco y otra más fina de color
negro con representaciones humanas atribuidas a los Chimú.
Manifiesta que en este sitio era lugar donde habitaban las
autoridades más importantes y se constituyo por su
ubicación estratégica como una fortificación ante el ataque
de los Incas.

Otro investigador acucioso es Salomón Vilchez, quien


en su libro “Breve Visión de Cutervo” refiere que las
estructuras del Cerro Ilucán, son los restos diseminados de
una ciudad de piedra, que tiene al centro una construcción
rectangular de mayor extensión, que debió ser un templo, o
la mansión real de un jefe de la tribu (Citado por Chávez
1957: 310). Nazario Chávez, manifiesta que las ruinas, son
más bien el cuartel general de los indios Bracamoros, que
se enfrentaron a los incas durante la invasión de Tupac
Yupanqui (Chávez 1957: 310).

Gerardo Guerrero, comenta las exageradas funciones


atribuidas al sitio de Cerro Ilucán, más bien resalta la
opinión de algunos arqueólogos que visitaron el sitio:
“Según opinión autorizada de arqueólogos como Rojas y
Huapaya, funcionarios del Museo Antropológico, los
vestigios o “ruinas de Ilucán”, pertenecen a un ADORATORIO
que en determinadas festividades, el Inti Raimi, por
ejemplo, era visitado para realizar sus ceremonias
religiosas” (Guerrero 1985: 29).

Posteriormente, en el año 2001, Nover Horna y Luis


Valle, realizaron un reconocimiento arqueológico del Cerro
Ilucán, con la finalidad de definir la configuración
arquitectónica, su posible función y cronología. Concluyen
preliminarmente que su ubicación estratégica le daría un
carácter defensivo de los posibles ataques de grupos
enemigos, además de ser un lugar residencial con puestos de
control, con una cronología que va desde el Horizonte Medio
al Horizonte Tardío, es decir entre los 800 a 1532 años
d.C.

Como hemos visto, el panorama arqueológico de la


Provincia de Cutervo, no es muy claro, no se tiene mayores
investigaciones en esta área, a excepción de un proyecto de
Investigación para obtener el titulo de Licenciado, que
trata del sitio de Cerro sin Lago ubicado en el distrito de
Toribio Casanova, en la parte nororiental de la Provincia
(Delgado 2001), el cual se relaciona a actividades de
minería durante el periodo Cajamarca Medio. También
Kauffman Doig, hace referencia a las ruinas cutervinas de
Llipa, las cuales están conformadas por torreones de
piedra, de planta cuadrangular y cornisa que recorren sus
cuatro lados. Estas son de tres pisos con entradas
independientes (Kauffman 2002: 480).

Específicamente sobre el sitio de Cerro Ilucán solo


se tiene las especulaciones de aficionados a la
arqueología, sin ningún carácter científico. De otro lado
la propuesta de Horna y Valle (2001) son los primeros
estudios de arqueólogos, no son del todo válidas por motivo
que no se han efectuado excavaciones arqueológicas ni
limpieza de las estructuras, para poder identificar
correctamente la forma del monumento y poder obtener
contextos confiables para la cronología.
Cabe resaltar que en el Perú los primeros sitios
fortificados datan del Formativo Tardío, tal como sostienen
Topic Y Topic (1981), Lumbreras (1981) y Willey (1953), con
los “reductos” sobre cerros construidos durante el momento
Salinar. Durante el periodo de los desarrollos Moche y
Gallinazo surgieron en primer lugar los “Castillos” o
estructuras platafórmicas rodeadas por murallas de piedra,
y posteriormente los complejos habitacionales amurallados,
generalmente en laderas de cerros.

Jhon y Theresa Topic en los años de 1977 hasta 1980,


realizaron investigaciones sobre fortificaciones Pre
Hispánicas del Norte del Perú. En los primeros años los
trabajos (1977 – 79), se ubicaron en la zona de Otuzco en
el departamento de la Libertad, en las partes altas de los
ríos Moche, Virú y Chicama. Sobre este trabajo y estudio de
las fortificaciones en esta parte de la sierra Liberteña
nos dicen: “En discutir la evolución de fortificaciones es
útil considerar 4 tipos de fortificaciones que permiten una
comparación entre nuestra zona focal de reconocimiento y la
zona más amplia estudiada por medio de fotos aéreas. Estos
cuatro tipos son: la muralla; el sitio atrincherado; la
“fortaleza grande”; y el pueblo grande aglutinado que
incluye una fortaleza chica y fortificaciones de auxilio
ubicados a distancia del pueblo” (Topic y Topic 1979: 10).
Estos tipos están ordenados desde épocas tempranas (no
especifican). Sobre su distribución los Topic señalan “Son
dispersados en toda la extensión este – oeste de la sierra
y cada uno controla un territorio de tamaño similar” (Topic
y Topic 1980: 11), en el sitio mas representativo tenemos a
Carpaico (Topic y Topic 1978: fig. 3).

Igualmente Hans Disselhoff (1958a, 1958b), al


investigar contextos funerarios en San José de Moro,
registra entierros conteniendo cerámica Cajamarca Tardío,
específicamente del tipo Cajamarca Semicursivo en
asociación con cerámica Lambayeque, tal como menciona
Larco (1948: 47) para el valle Chicama.

Matsumoto et al (1997), al excavar el sitio Campamento


de Paredones, en Chongoyape, reportan cerámica Cajamarca de
la fase Tardío, asociada a la fase Raccarumi, que corresponde
a Lambayeque-Sicán Temprano a Medio en la costa; tampoco
especifican los tipos que se hallan presentes de la fase
Cajamarca Tardío.

En este sentido, nuestra preocupación por el estudio de


otras áreas con evidencias culturales Cajamarca, ha motivado la
planificación de este trabajo. Cabe señalar que la tipología y
los datos presentados por Terada y Matsumoto (1985), y Julien
(1988) servirán como base comparativa con las evidencias
ceramográficas del sitio Agua de Montaña Este y poder llegar a
definir los tipos y variaciones locales de la cerámica Cajamarca
Tardío.

Para un mejor entendimiento de la problemática de la


cerámica Cajamarca Tardío en el área donde se enmarca nuestro
tema de investigación, en la provincia de Chota, a
continuación presentamos los datos que se tiene disponibles.

De acuerdo a documentos antiguos de la época de la


colonia, al momento de la conquista hispana, la provincia de
Cajamarca estaba dividida en siete grandes unidades
administrativas o warangas. Estas eran Guzmango (Cuismancu),
Chuquimango, Chondal (Chonta), Bambamarca (Pampamarca),
Cajamarca (Caxamarca), Pomamarca y la waranga de los mitimaes
serranos (Espinoza 1977); estas últimas creadas durante el
dominio Inca, mientras las cinco restantes parecen
corresponder a divisiones preincaicas, que estaban incluidas
dentro de una entidad política más grande llamada Cuismancu
(Silva Santisteban 1982; Julien 1988). Aunque es todavía
difícil establecer los límites exactos de estas warangas, se
puede afirmar que gran parte de la actual provincia de Chota,
correspondía a la waranga de Bambamarca (Julien 1988).

Los primeros estudios en esta región de la serranía


norteña se centralizaron en el sitio Formativo de Pacopampa
(Rosas y Shady 1970; Fung 1976) así también en otros sitios
pequeños contemporáneos, principalmente Pandanche (Rosas y
Shady 1974; Kaulicke 1975, 1981; Flores 1977).

Resultado de las exploraciones y reconocimientos


arqueológicos efectuados por Ruth Shady y Hermilio Rosas (1970)
en el sector superior y medio de la cuenca del río Chotano, de
Chota a Querocoto y Querocotillo, han reportado evidencias de
asentamientos de la población de Chota relacionada al período
final de Cajamarca Medio, así como de Cajamarca Tardío. Uno de
estos asentamientos reportados es Suro, donde lo citados
investigadores realizaron excavaciones en 1970 (Shady y Rosas
1977), definiendo un estilo local de alfarería sin caolín que a
veces presenta engobe blanco con decoración de bandas en rojo y
marrón o negro al que denominan “Chota”; este estilo se asocia a
Cajamarca Cursivo Floral (estilo al final de Cajamarca Medio),
alcanzando predominancia entre la desaparición de Cursivo Floral
y la aparición de Cajamarca Tardío. El período Cajamarca Tardío
es caracterizado por la ausencia del tipo Cajamarca Semicursivo,
presentándose solamente el tipo Cajamarca Negro y Anaranjado
(Tiahuanacoide Figurativo). Este tipo presenta características
muy similares a las definidas por Reichlen (1985), en especial
los diseños con la representación de cabezas de animales, la más
común lleva el hocico alargado, curvado hacia arriba, formando
un gancho, parecida a las representaciones Huari; así también
como de figura geométricas rellenas con círculos u ovales con un
punto en el centro (Shady y Rosas 1977).

Shady y Rosas no brindan mayores detalles del motivo de la


ausencia del tipo Cajamarca Semicursivo, pero en cambio
manifiestan que la cerámica Cajamarca Tardío incorporó rasgos
Huari (Viñaque) como producto de un sometimiento frente a un
grupo más poderoso que impone su ideología (Shady y Rosa op.
cit.: 61).

Daniel Morales (1979), en la exploración arqueológica que


desarrolla en Tacabamba, específicamente en los sitios de Cerro
Chanchi y Cerro Calvario, reporta la presencia de fragmentería
de cerámica con diseños figurativos y simbólicos de cabezas de
felinos, muy común también para la fase Cajamarca Tardío, así
también presencia de cuencos y tazas de base plana, anular y de
ollas trípode, arguyendo que: “...la ausencia del Cursivo Floral
y elementos del Chimú Medio no nos permite ubicarlo en el
Horizonte Medio o Intermedio Tardío; mas bien el diseño
figurativo de una gran mayoría de los fragmentos nos inclina a
suponer que estos sitios estuvieron ocupados desde períodos del
Intermedio Temprano”, agrega además que “Los personajes
zoomorfos, un felino-puma, al cual se le representa solo con el
dibujo de la cabeza de perfil dentro de figuras geométricas o
paneles, es para nosotros una tradición norcosteña, cuyos
orígenes más lejanos no están en el Tiahuanaco, ellos surgen en
el formativo en el sitio de Pacopampa” (Morales 1979: 55, 62).
Contrariamente a Reichlen, Shady y Rosas, y Chávez, Morales
sostiene un origen cronológicamente más temprano de los diseños
del Tiahunanacoide Figurativo y Simbólico, que no estaría en el
Horizonte Medio, sino más bien en el Formativo.

Otro sitio investigado en Chota, es El Chanche (en el


distrito de Angía), en 1980 por José Horna, quien realiza una
recolección de cerámica de superficie y pequeños cortes
estratigráficos. Este sitio es descrito como un pequeño poblado
asociado a un centro ceremonial que cronológicamente corresponde
a la época Chavín para su Fase I de ocupación y que es
posteriormente reocupado por pueblos de tradición Cajamarca para
sus Fases II y III. La segunda fase ocupacional se asocia
cronológicamente con Cajamarca II de la secuencia de Reichlen
(1985) y evidencia cerámica de textura fina denominada “Chanche
Negro y Chanche Negro y Anaranjado sobre pintura blanca”. La
tercera fase de ocupación es de grupos humanos del Horizonte
Medio (Tiahuanaco-Huari), que corresponde a Cajamarca IV de
Reichlen (op. cit), representada por la cerámica con pasta de
textura media “Chanche Negro y Anaranjado sobre fondo crema”,
así como la aparición de vasijas trípode (Horna 1980, 1981).

De acuerdo a los gráficos que presenta dicho autor


(Horna 1980), se puede distinguir claramente que los tipos
cerámicos que atribuye para las fases de ocupación II y III
del sitio El Chanche, correspondiente a los períodos
Cajamarca II y IV de Reichlen y Cajamarca Temprano y Tardío
de Terada y Matsumoto respectivamente, parecen corresponder
solamente a la fase Cajamarca Tardío, específicamente los
tipos Cajamarca Negro y Anaranjado y Cajamarca Semicursivo.
Además, no se tiene ningún reporte de cerámica Cajamarca
Temprano para Chota.

Silva, Morales y Yamunaque (1982) describen un entierro


múltiple excavado por Kaulicke (1975) en el sitio de
Pandanche, 4 Km al sureste de Pacopampa, qué contuvo ocho
individuos y siete vasijas de cerámica completas. Se
encontraban intruyendo en un contexto Formativo. Una de las
vasijas era un tambor cerámico alargado (Silva et al., 1982:
Lámina 2 y 4), qué parece pertenecer al tipo Cajamarca Negro
y Anaranjado. También están presentes cuencos Cajamarca Negro
y Anaranjado de la Variedad Cajamarca y de la Variedad
Shicuana (Silva, Morales y Yamunaque 1982: Lámina 5 y 6,
respectrivamente). Ilustran también la cerámica de las
excavaciones de Morales en La Capilla. La Lámina 7, un cuenco
Cajamarca Negro y Anaranjado de la Variedad Shicuana
recuperado en un contexto doméstico (en el fogón de una
vivienda). La Lámina 8 muestra tiestos de un estrato
superficial disturbado. Siete de estos (A-F e I) son
Cajamarca Final, mientras uno (H) es Cajamarca Negro y
Anaranjado, Variedad Cajamarca. Los tiestos restantes en la
lámina (G) podría pertenecer a ambos de estos tipos (Citado
por Julien 1988: 201).

Julien (1988), sostiene que la aparición de la cerámica


Cajamarca en la región de Chota, especialmente de la fase
Cajamarca Tardío, comienza con la aparición del tipo
Cajamarca Cursivo Floral (tipo de la fase Cajamarca Medio)
que es acompañado por un marcado cambio en los patrones de
asentamiento respecto al Formativo, ubicándose en o cerca de
la cima de los cerros. Así también, menciona la existencia de
variantes de la cerámica Cajamarca Tardío y Final para el
área de Chota pero no profundiza más detalles de estas
variantes, lo cual es parte de nuestro tema de investigación.

Por otro lado, los datos disponibles de estos sitios


investigados en Chota, en gran parte, refuerzan las
propuestas de Julien (1988) y de Terada y Matsumoto (1985)
acerca de los caracteres de la cerámica Cajamarca Tardío
presentes en el valle de Cajamarca. Las diferencia que
ocurren es en cuanto a la decoración básicamente, ya que por
ejemplo para el tipo Cajamarca Negro y Anaranjado, los
motivos de cabezas de felinos muy común para los Reichlen
(1985), se evidencia con mayor frecuencia solo en los sitios
estudiados por Morales (1979) y Shady y Rosas (1977). En el
caso de la decoración del tipo Cajamarca Semicursivo, esta no
se ha reportado para los sitios de Chota, únicamente se
presenta las bases trípode largas como indicador de este tipo
(Horna 1980).

Con motivo de la puesta en marcha del importante


proyecto de Sociedad Minera “La Granja”, que comprende un
denuncio de 3900 Ha, en el caserío La Granja, distrito de
Querocoto, se da inicio a una serie de investigaciones
arqueológicas en el ámbito del referido denuncio.

El primer trabajo consistió de un reconocimiento durante


un lapso de dos meses realizado por un equipo del INC de
Cajamarca dirigido por Genaro Barr, dividiendo la zona en
cuatro sectores (A, B, C y D); delimitados por las
configuraciones y accidentes geográficos naturales
existentes, concluyendo con el registro de 42 sitios
identificados, los que de acuerdo a sus características se
clasificaron en estructuras de uso doméstico habitacional,
cuevas con presencia de restos óseos humanos, plataformas,
terrazas de uso agrícola y caminos. En este registro se
incluye por primera vez al sitio Agua de Montaña Este,
ubicado en el sector D, catalogado con el No 36 y clasificado
como una estructura de uso doméstico habitacional (Barr
1996).

Posteriormente en los años de 1997-1998, el equipo del


Museo Arqueológico Nacional Brüning de Lambayeque, dirigido
por los arqueólogos Carlos Wester y Juan Martínez, teniendo
como base el Inventario de Barr (1996), realizaron una
revisión de éste mediante una nueva exploración que permitió
documentar y registrar 8 nuevos sitios arqueológicos. Así
mismo, se realizó la excavación de 40 de estos sitios que de
acuerdo a su ubicación y características necesitaba ser
estudiado; entre los que se ha podido distinguir desde
complejos sistemas de cultivo, combinados con terracería y
andenería, así como cuevas o abrigos rocosos, recintos
aislados, complejos y plataformas habitacionales además de 3
centros ceremoniales. Esto ha brindado una secuencia
cronológica desde la época Formativa (500 a.C), continuando
por el período Cajamarca de los siglos VI-XI d.C. y
finalmente la ocupación Inca (1400-1532 d.C.) (Wester et al.,
2000).
Específicamente sobre el sitio 36 Agua de Montaña Este,
las excavaciones han revelado que: “las características
arquitectónicas del sitio en mención, reflejan la evidencia
de una organizada sociedad, a juzgar por las evidencias
culturales, constituiría un importante emplazamiento
poblacional de la fase Cajamarca Medio o Tardío, reflejado en
el hallazgo de la cerámica en donde además, se desarrollaron
actividades artesanales de producción metalúrgica,
especialmente de cobre” (Wester et al., op. cit.: 86).

De igual manera, la mayoría de los sitios excavados en


el denuncio minero (29 en total), evidencian cerámica
Cajamarca Tardío (Cuadro No 4), lo cual estaría corroborando
el emplazamiento de poblaciones durante la fase Cajamarca
Tardío en esta área de Chota como lo manifiesta por Rosas y
Shady (1970).

La cerámica Cajamarca Tardío que se ha evidenciado en


los sitios del denuncio minero “La Granja”, ha sido definida
preliminarmente, que corresponde a la tradición alfarera
“tripode semicursivo”, evidenciado en las formas típicas de
platos de paredes rectas, ligeramente inclinadas, con bases
trípode y anulares. La composición de la pasta, contiene poco
caolín, los elementos iconográficos presentados revelan
motivos geométricos y figurativos pintados al interior del
plato en colores rojo y negro. Son también característicos,
la aplicación modelada al exterior de la vasija. Sin embargo
manifiestan que sólo el análisis exhaustivo de la cerámica
procedente de contextos primarios y secundarios, nos ofrecerá
una secuencia más refinada y definida (Wester et al 2000:
153).
Específicamente, en relación a la cerámica de la fase
Cajamarca Tardío del sitio Agua de Montaña Este, esta es de
pasta que contiene poca cantidad de caolín, presentando
mayormente decoración de semicírculos de color anaranjado
zonificado por líneas delgadas negras, así también son
comunes los motivos concéntricos semejante a ojos (Figuras No
11, 12 y 13; Fotos No 4, 5 y 6). Las formas corresponden en
la mayoría de los casos a platos de base anular (Figura 13;
Foto No 7), las bases trípode (Figura No 15; Foto No 8) son
menos comunes. Estas mismas características son evidentes
para las muestras de los demás sitios del denuncio minero La
Granja con cerámica de esta fase.

Es también notoria, cerámica con decoración muy semejante a


los diseños descritos anteriormente, pero en color marrón y/o
negro, así también en menor grado de líneas anchas y
delgadas que a veces se cruzan formando diseños reticulados
(Figura No 14, Fotos 9, 10 y 11), que también ha podido ser
documentado con mayor evidencia en los sitios de Cerro El
León (No 25), Cerro San Lorenzo (No 26), El Rollo Peña Blanca
(No 35) y Agua de Montaña Este (No 36) Wester et al., (op.
cit.); dichos investigadores le denominan como marrón sobre
crema.
2.- DELIMITACION, FUNDAMENTACION Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Los estudios sobre la cultura Cajamarca se han centrado


casi exclusivamente en el valle del mismo nombre.
Inicialmente con las excavaciones de Reichlen y Reichlen
(1985) se estableció la cronología para esta sociedad;
posteriormente con las excavaciones de los japoneses en el
sitio de Huacaloma, se sacó a la luz cerámica de las
primeras fases de la cultura Cajamarca. Luego para
completar y afinar esta secuencia se excavó otros sitios en
el valle (Terada y Onuki 1982; Terada y Matsumoto 1985;
Matsumoto 1993).

La secuencia cronológica establecida para la cultura


Cajamarca, ha tenido como base la cerámica en asociación a
la estratigrafía con fechados absolutos, lo que constituye
una buena y confiable fuente para el estudio de esta
cultura; sin embargo si tenemos en cuenta la amplia
distribución de la cerámica Cajamarca en el departamento,
estos datos son muy restringidos a nivel de toda el área de
expansión o influencia de esta tradición cultural; esto
debido principalmente a la centralización de los estudios
en el valle de Cajamarca. Igual sucede con el estudio de la
arquitectura de los sitios; para el valle de Cajamarca el
reporte más detallado es la tesis doctoral de Julien
(1988), mientras que para otras áreas, el único caso, lo
constituyen las investigaciones en la minera La Granja en
Chota (Wester et al., 2000).

En este sentido, nuestra preocupación por el estudio


de otras áreas con evidencias culturales Cajamarca, como es
la provincia de Cutervo ha motivado la elaboración de este
proyecto, específicamente el sitio de Cerro Ilucán,
partiendo de dos variables: Cronología y Arquitectura,
aspectos esenciales que se debe tener en cuenta al inicio
de toda investigación, ya que de nada sirve conocer y
estudiar un sitio arqueológico sin antes haberlo ubicado en
el tiempo, definir su arquitectura y la función que cumplió
esta dentro de la sociedad a la que corresponde, con la
finalidad de integrarlo en el contexto de la cultura
Cajamarca.

“La complejidad y variedad de la cerámica cajamarquina encanta


a todos los observadores, pero, al mismo tiempo, las
dificultades de su estudio resultan tan abrumadoras, que
desconciertan al arqueólogo, que en algún momento puede llegar
a desistir de la tarea” (Onuki 1985: 61).
La importancia de la ejecución de este proyecto,
radica en que en la provincia de Cutervo, al no haber
recibido ningún estudio arqueológico detallado, este
constituiría un aporte para empezar a comprender el
desarrollo de la sociedad Cajamarca en esta área.

Para el estudio de las variables cronología y


arquitectura, se plantearán excavaciones en cada unos de
los sectores del sitio, así también, se realizará la
limpieza en los otros sectores para recuperar el diseño
original de las estructuras que junto al análisis
correspondiente de todos los elementos asociados nos
permitirán inferir la función del sitio y las actividades
especificas que se realizaron en los diferentes ambientes,
así como su ubicación en el tiempo.

En la superficie del sitio se evidencia elementos


culturales asociados como son fragmentos de cerámica
(Figuras 7 y 8, Fotos 13 y 14), con engobe crema y
decoración de pintura roja y negra, con formas de platos y
cántaros pertenecientes a la tradición Cajamarca. De
acuerdo a Horna y Valle (2001), han sido asumido que el
sitio evidencia una ocupación desde el Horizonte Medio al
Horizonte Tardío (800 a 1460 d.C.), esto abre una
problemática y ante la necesidad de un sustento cronológico
más confiable para el sitio nos conduce a plantear la
siguiente interrogante: ¿A que fase de la cultura Cajamarca
se asocian las estructuras localizadas en la cima del Cerro
Ilucán?

Para dar respuesta a esta pregunta, en primer lugar


se obtendrá la cronología relativa, la que se basará en el
análisis y comparación de los elementos culturales
asociados obtenidos durante las excavaciones, en este caso
la cerámica será el principal indicador cronológico. Para
poder definir la fase cultural de la muestra ceramográfica
a obtener, se tendrá como sustento comparativo, la
secuencia establecida por Terada y Matsumoto (1985) para el
valle de Cajamarca.

Las características de la cerámica del sitio de Cerro


Ilucán, como son la pasta con poco porcentaje de caolín,
las formas de platos y la decoración de pintura naranja y
negra, corresponderían a las fase Cajamarca Tardío,
específicamente al tipo Cajamarca Negro y Anaranjado.

De otro lado esta interrogante se encuentra


parcialmente sustentada, Horna y Valle (2001), manifiestan
una ocupación desde el Horizonte Medio al Horizonte Tardío
(800 a 1460 d.C.), pero de acuerdo a sus fotografías la
cerámica de las estructuras corresponde a la fase Cajamarca
Tardío, en tanto que la cerámica Inca no corresponde al
sitio.

Cabe resaltar que los elementos culturales


mencionados, nos proporcionarán solamente una cronología
relativa por lo que se ha considerado obtener una
cronología absoluta para lo cual se tomarán muestras
orgánicas durante las excavaciones, las cuales serán
analizadas oportunamente.

Las estructuras del sitio de Cerro Ilucán se


caracteriza por ser elaboradas de piedras unidas con
mortero de barro, de planta rectangular principalmente, las
que se hallan agrupadas hasta en siete sectores, además
teniendo en cuenta que las estructuras poseen un lugar
estratégico por ubicarse en la cima del cerro y estar
rodeada por una muralla, motiva la siguiente interrogante:
¿Cuál es el diseño arquitectónico y la función de las
estructuras que se encuentran en el Cerro Ilucán?

Para resolver esta interrogante es indispensable


precisar el diseño arquitectónico representado en la forma
de las estructuras, identificando elementos arquitectónicos
y los contextos asociados. Posteriormente se realizará un
análisis comparativo con las estructuras similares
investigadas anteriormente en otras áreas de Cajamarca.

En este caso, como describimos anteriormente, nuestro


sitio arquitectónicamente esta caracterizado por presentar
estructuras de planta rectangular con muros de piedra de
doble paramento probablemente, tal como se ha documentado
en los sitios habitacionales de Cerro Paja Blanca Bajo y
Agua de Montaña Este en Chota (Wester et al., 2000). En
cuanto a las murallas de Cerro Ilucán debieron haber
cumplido un carácter defensivo, ya que no solo delimitan en
su totalidad al área de estructuras, sino que su ubicación
que hace su acceso restringido, son rasgos que Topic
(1989), define como atributos de los sistemas de
amurallamientos que cumplieron propósitos defensivos o de
protección contra ataques e invasiones de grupos rivales en
la época prehispánica.

Hasta el momento las investigaciones sobre los


patrones de asentamiento para la fase Cajamarca Tardío,
sugiere una manera más dispersa, con una ubicación en la
cima de los cerros, esto coincide con la decadencia Huari,
que originó entidades políticas pequeñas (Julien 1988).
Esto confirmaría los rasgos defensivos del sitio,
probablemente frente a otra entidad política vecina durante
la fase Cajamarca Tardío.

Finalmente la información que se obtenga de esta


investigación, serán datos significativos que servirán para
tener una imagen mas completa de lo que ocurre en el
asentamiento de Cerro Ilucán, sin embargo este trabajo
apertura nuevas interrogantes que serán materia de futuras
investigaciones.
Esta propuesta, tendrá que ser corroborada con un mayor y
amplio estudio de la cultura Cajamarca en la sierra norte. Por
último los datos resultantes de esta investigación, nos servirán
para tener una mejor visión de la cerámica Cajamarca en el área de
al cuenca del río Paltic, a la vez que ocasionará nuevas
interrogantes más complejas sobre el desarrollo cultural de esta
región, que serán objeto de futuras investigaciones.

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