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*  ROLAND BARTHES

(1915-1980)

Todo lo que cae.


Barthes y la
cotidianidad
* Más allá de “Mitologías” (1957)

* Considerando la MODA: Barthes – Benjamin –


Baudrillard y otros

* Cambiar la escala. Resistir a la función

* Hacia un nuevo ‘Arte de Vivir’

* Cómo vivir juntos


Más allá de “Mitologías” (1957)

- Obra pionera y siempre popular de algunos mitos de la vida cotidiana que


incluye: carne y papas fritas, publicidad de detergentes, striptease,
astrología, y otros.
-  Preocupación de Barthes por la vida cotidiana durante toda su vida, si bien
se interesó también por la historia, el lenguaje, la literatura y la
sexualidad.
-  “La marca de la utopía es la cotidianidad; es más, todo lo cotidiano es
utópico: horarios, dietas, pensar cómo vestirse hoy, programas, preceptos
sobre la conversación y la comunicación, etc.”
-  Utopías que hacen surgir fantasías de control y de preocupación por los
detalles de la vida cotidiana.
-  Grito desde una postura muy irónica y negativa que adoptó el mitógrafo de
la sociedad de consumo de los 50.
-  Deseo de no limitar la esfera de lo cotidiano a la falsa conciencia del
consumismo, que influye en Lefebvre -con quien compartió mucho tiempo
la perspectiva marxista de lo cotidiano-, en Perec y M. De Certeau.
-  En su Prólogo a “Pequeñas mitologías” (1957): “No solo hay que denunciar,
sino hay que aproximarse a los múltiples modos de significación y niveles de
discurso de la cotidianidad”.
-  “Mythologies”: sitio de memoria de la cultura francesa de los 50. La edición
de 1970, va más allá: Crítica ideológica y deconstrucción semiológica
Más allá de “Mitologías” (1957)

- Liberación del significante. Crítica gradual ligada a la semiología y


sintonizada con la ruptura de los regímenes del signo.
-  Crítica de la cultura pequeñoburguesa: desconoce la historicidad y la
alteridad; representaciones publicitarias para satisfacer demandas voraces,
predilección por los espacios cerrados y artificiales con sus regímenes
separados del mundo real y que niegan otras posibilidades humanas.
-  El ‘Tour de France’ y su potencial mitológico; o las fotografías de la
inundación de París en 1910, allí hay facetas míticas que liberan, buscan la
apropiación imaginativa, la proyección y no la falsa prisión y distorsión
ideológica. El ensayo sobre la ‘Torre Eiffel’ (incluido en la edición de 1964)
enfatiza la evolución de los modos complejos de significación; un modo más
entusiasta de compartir el presente histórico y la vida cotidiana.
-  En su última década (1970) Barthes propone nuevas nociones: ‘el
incidente’, la novela, ‘el haiku’, la crónica. Estas influyen en escritores
posteriores de la vida cotidiana.
-  Dos fases de Barthes y la cotidianidad: “Mythologies” y “El imperio de los
signos”. (1) La base semiológica del estatuto de la referencia (los 50 a los
60); (2) La dimensión existencial y ‘vivida’ de los modos de significación en
diversos campos. En ambas fases: ‘cientificidad’ en el estudio de los
significados por sí mismos y sus procesos, en especial, en la vida cotidiana.
Considerando LA MODA: Barthes, Benjamin, Baudrillard y otros.

- Barthes: El prestigio del detalle como “el lugar mismo de la significación”.


Relación con lo banal, lo insignificante, el objeto y el fetiche.
-  Ensayo “Historia y sociología del vestido” (Annales,1957), historiar grandes
eventos y no solo lo micro o la ‘larga duración’. Incorpora en sus análisis la
distinción ‘langue/parole’ (Lengua/habla) de Saussure. La ‘lengua’ del
vestido se actualiza en el ‘habla’ de los actos individuales de vestirse.
-  Ensayo “Lenguaje y Vestuario” (1962). Limita el estudio a lo que a primera
vista parece un objeto banal, para hacerlo objeto de escrutinio agudo. Algo
muy difícil pues hace paradójico lo evidente. El grado ‘cero’ de la
significación. También incursiona en el cine.

En: “EL SISTEMA DE LA MODA” (1967): paso del contenido al juego de las
estructuras. Examina material de los magazines de modas. Atiende a la supuesta
superficialidad, insignificancia y minimalismo del vestido.
. Atiende a la propiedad ‘Cardinal’ de todo sistema de significación: una
diferencia mínima puede tener las máximas consecuencias. “La moda le da al
detalle un enorme poder semántico”.
. Apelando de otro modo a los sistemas formales, en perspectiva de
sistematicidad, observa el contexto de la vida cotidiana donde detalles ínfimos y
diferencias infinitesimales conspiran para producir múltiples redes y procesos de
significación en la densidad de lo que es aparentemente insignificante.
Considerando LA MODA: Barthes, Benjamin,
Baudrillard y otros.

.El vestido, “un buen objeto de comunicación”,


junto con la comida, los gestos, la conversación, el
comportamiento.
. Todo esto me permite conocerme de modo
inmediato, pero, igualmente, existe
intelectualmente y conduce a un análisis sistemático
por métodos formales.
. Las relaciones entre la moda y lo cotidiano:
mediante estudios empíricos de la vida diaria, y
como un nivel de la realidad humana en relación con
otras actividades: caminar, hablar, trabajar,
descansar, etc. Cómo producen ritmos y estilos
diferentes.

. La moda explica por qué en un tiempo dado grupos de personas se mueven a


hacer algunas cosas básicamente de la misma manera: vestir de negro, usar
peircings, comer kebabs en la calle, y al mes o al año o en la siguiente
estación, lo hacen de manera diferente.
. Pensar en la moda es estudiar cómo configuramos la existencia diaria en otra,
y con trasfondos diferentes.
. La moda nos dispone a entrar en distintos ambientes de tiempos y lugares
particulares.
. Es una fuerza que nos lleva a hacer las cosas de una manera más que de la otra. Y
nos orienta dentro de un campo: nos empuja a comer, vestir, pensar, o valorar
ciertas cosas más que otras.

Baudelaire: La moda está ligada a lo efímero y al presente. Es un ‘síntoma’ por el


gusto del ideal de una realidad fugaz para el cerebro humano, de costumbres,
maneras, de lo terrestre y lo inmundo que la vida acumula al azar.
. Expresión de la modernidad cuya esencia es lo transitorio, lo fugaz, lo
contingente.
. Acceso a la memoria del presente, valora la circunstancia, hay dignidad en la
moda (G. Simmel): “La moda agudiza nuestro sentido del presente”

Benjamin: La moda está sobredeterminada por significados de la cultura, la


industria, la sociedad, la psicología. (Proyecto Arcadas)
.Tiene un potencial surrealista y está llena de significaciones y de muchos cambios
rápidos. Su temporalidad es inestable, así pretenda ser presente y, allí,
permanente.
.Estudia la moda en relación con teóricos de la clase social, la higiene, la
economía, el poder político, la biología, la diferencia de género y otros factores.
Benjamin:
. Es “la auto-construcción de lo más nuevo en medio de lo que ha sido”. Sus
extraordinarias anticipaciones interesan a la filosofía; y lo femenino tiene un
agudo olfato de lo que nos espera en el futuro.
. La moda intenta romper con la sedimentación del presente en el pasado; busca
demarcar a las nuevas generaciones; tiene una necesidad básicamente erótica, y
ligada con la muerte y la seducción de lo inorgánico.
. En la moda, la muerte ‘titila’, desafía la decadencia de lo mortal, las
limitaciones del cuerpo, y el cierre de ancestros y tradiciones. La moda se burla
de la muerte o la ignora, favorecida por nuevas velocidades, por los fetiches del
plástico, el cuero, los minerales; imita los paisajes, los animales, los astros, las
costumbres, el arte.
. Desarrolla una actitud muy profunda hacia el proceso histórico como parte de
los seres humanos.
. Favorece una experiencia indivisible entre lo individual y lo colectivo.
Despliega las potencialidades del presente.

¿QUÉ ES EL PRESENTE EN ESTE CONTEXTO de Baudelaire, Benjamin,


Apollinaire, Barthes?

. Un sentimiento, una atmósfera en la que estamos envueltos en todo momento,


pero cuya totalidad va cambiando sin que nos percatemos de ello. La moda es
un conducto en la multiplicidad presente. Borra la distinción subjetivo/objetivo.
. Si bien con Annales se reúne una gran documentación sobre diseñadores, estilos
que cambian, materiales, instituciones de la moda, análisis de valores y
significados del vestuario, esta historización no le da un estatuto particular al
presente.
. Le Système de la mode (1967), de Barthes sí centra el problema del presente,
la moda y la vida cotidiana. Interés que permanecerá siempre en Barthes. La
moda funciona como un Sistema amplio en la vida cotidiana que las
recopilaciones históricas no estudian. Pone énfasis en cómo se producen y
consumen los mensajes de la moda. La moda élite es un sistema auto-contenido
que podría funcionar así no existieran los vestidos reales.
. El sistema formal de la moda: categorías, oposiciones, sin tiempo, o en un
presente perpetuo. A fuerza de la diseminación y el consumo se hace sistema y
permite análisis semiológico, histórico y de relaciones con otros campos.
. La existencia cotidiana de estos fenómenos apunta más a su dimensión
semiológica que a sus aspectos históricos objetivos.
. Lo cotidiano es del presente y de lo vivido; la moda lo muestra en su evolución
cambiante no solo en tiempo real sino como un sistema sincrónico de relaciones.
La moda es una faceta de lo cotidiano.
. La presión de la moda por ‘lo último’ no es histórica. Lo ‘último’ no se refiere
al desarrollo histórico (el último presidente electo), ni al último modelo
(técnicamente diferente de otros). Solo significa ‘el giro del timón’ más reciente;
la configuración de sentido más reciente en que se trasmutan o permutan
elementos pequeños o grandes.
. La moda responde al poder de la significación, como proceso activo y a través
de pequeñas diferencias: bolsillos, botones, pulseras, longitud, adelante/atrás,
encima/debajo; materiales: seda, cuero, etc.; colores: cereza, fucsia, etc.
. El discurso de la moda supone los más variados escenarios: día/ noche; adentro/
afuera; descanso/trabajo ocasional; celebración/labores corrientes; estaciones:
verano, invierno, otoño, primavera.
. La moda es frágil. No por la variedad de estaciones, sino en gracia de los signos;
por el carácter radiante del significado que opera a distancia sobre los objetos a
los que favorece.
. Con todo lo retórica que es la moda, opera con lo que es altamente concreto,
específico y singular. Pese a su creativa fertilidad hay un carácter estereotipado
del imaginario que acompaña su retórica, donde nada cambia y todo es utópico,
festivo, ocioso.
. El Sytème evoca a Mythologies, en su crítica a los sistemas culturales de
significación que tratan de disfrazar la cultura con la naturaleza, o de naturalizar
significados cuyo origen es arbitrario de dos maneras. El significador siempre es
detalle de moda concreto que se naturaliza, (i) bien sea, como el ‘mundo real’
oculto tras la mitología de lo útil y lo funcional (la necesidad de dos botones; se
usa en Tahití, etc.). Es lo real vivido de forma fantástica, es lo real irreal de la
novela, lo ‘natural’ es una reflexión de su irrealidad); o, bien, se naturaliza
porque se ha hecho una afirmación absoluta, solemne y picante: ‘En este verano,
los sombreros explotan.’
. La moda dictamina y habla perentoriamente; admite la arbitrariedad de sus
decisiones; es enfática; proclama un capricho atenuándolo y da órdenes
haciéndolas irreales. El uso de los tiempos verbales le permite crear un universo
autárquico; una realidad que se funda en su propia sabiduría.
. Hay tiranía en la moda: olvida el pasado, lo rechaza, le hace vendettas y, a la
vez, quiere hacernos pasar el presente como un universo estable (no tiene nada
de revolucionaria). Disfraza su hambre con un ‘presente absoluto, dogmático,
vengador’ bajo una apariencia de suavidad y una retórica que relaja el orden e
instaura la ficción.
. El rasgo del segundo tipo de significación de la moda (ii) es que este es
puramente denotativo y tautológico: ‘Las chaquetas de este verano serán cortas y
azules’. En este sistema reflexivo y discursivo el significado es en últimas el
significador mismo. Solo predica la existencia de sí mismo.
. En 1970, en El Imperio de los signos, Barthes habla de la decepción del sentido.
Allí solo se muestra al significador. Un sistema semántico cuyo fin es decepcionar
el sentido que elabora lujuriosamente. El sentido/significado existe sin ningún
medio obvio de soporte. Mallarmé creó en La Dernière Mode, un magazín hecho
de significantes de moda, sin significados; creó un sistema semántico puramente
inmanente y auto-reflexivo; sin vestidos reales. Para Barthes, la moda tiene un
poder poético en su tensión entre el referente y la pureza del significador.
. Junto con la temporalidad, Barthes se concentra en las categorías: Incidente,
Haiku, lo novelesco, y la vida cotidiana.
. Pese a esta pobreza de contenido de la moda, Barthes no hace un juicio
negativo del sistema de la moda. Tampoco la muestra como la manipulación
siniestra de un público víctima, sino como la participación lúdica en un juego con
dimensiones cuasi poéticas. Idealización clara de la moda.

Críticas a Barthes:
. Lefebvre (1968) La vida cotidiana en el mundo moderno: la primacía de la
dimensión lingüística y de la capacidad de crear significado sobre los significados
o referentes mismos. Operación ‘escabrosa’ propia de la sociedad burocrática
para incrementar el consumo. La moda constriñe; repite sin sentido; atomiza; le
falta variedad y se opone a la apropiación de la vida cotidiana donde realmente
se liberan las posibilidades humanas. El metalenguaje de la moda (o de la
sexualidad, la juventud, los autos, etc.), atenta contra la totalidad emancipadora
de la vida cotidiana. La tiranía de la moda de la que habla Barthes es pura
retórica.
. G. Perec (1966) Las Cosas: a sus ataques a la sociedad de consumo, agrega que
la moda es esencialmente una forma de ‘Terrorismo’. Un sistema que no admite
otro criterio a los que establece arbitrariamente para sí mismo. También, la moda
es inmoral: niños en las propagandas para vender marcas. Lamenta, con Lefebvre
que la moda se interesa más por el deleite que por la sustancia; por el entusiasmo
y lo frenético que explota la inocencia y la inventiva para sus propios fines. La
moda es cómplice de la violencia inherente a la adhesión a modelos, a lo que se
disimula.
. En Je me souviens (1978), Perec reconoce la profunda actitud afectiva hacia el
proceso histórico que tiene la moda pero le reprocha que la densidad del
presente envuelva al pasado.

Bourdieu: en el ensayo ‘El diseñador y su sello’ (1975). Y en La Distinction (1979),


considera la moda únicamente como la adquisición de distinción social. Mientras
que Baudrillard, Lipovetsky y Maffesoli, de acuerdo con Barthes, relacionan la
moda con la apropiación del aquí y el ahora, descargándose del peso del pasado.

Para Baudrillard, la moda es un síntoma de la modernidad; para que el objeto se


vuelva consumo, debe ser primero un signo. El consumo es la total organización
de la cotidianidad (La Société de la consommation, 1970); allí convergen las
prácticas urbanas; lugar de intercambio y comunicación de valores en que la
sociedad se hace homogénea y es aculturada por la lógica silenciosa y
espectacular de la moda. Esta rompe con el orden total de la representación,
liquida el significado, es finalidad sin fin por la interminable conmutación y
permutación de significados. Al final, el capitalismo vence con su lógica del
mercado.
La ‘moda, paradójicamente, es inactual’ (Baudrillard, L’Échange
Symbolique et la mort). Tras la pulsión de la moda opera el deseo violento de
abolición del sentido y el sumergirse en los puros signos. Pero, ‘una moda que
circula, se difunde a increíble velocidad en el cuerpo social, lo integra
acumulando múltiples significaciones’.
Lipovetsky, El imperio de lo efímero (1987) y Maffesoli, El vacío de las
apariencias (1990). La operación sistémica de la moda es un régimen de la
significación con resultados existenciales y ontológicos. La moda es un principio
de operación de la totalidad de la sociedad. Una operación triple: Lo efímero | La
seducción | La diferenciación marginal. Es un error lamentarse de que el progreso
de la moda o su teorización sea solo con fines de lograr distinción social. En su
fase total, sirve a los fines de la democracia, de la ilustración y de la autonomía
individual. Forja nuestras identidades modelándolas, no con la fuerza ni la
rivalidad. Pacifica el conflicto social con la ‘hiper-individuación’ de los seres
humanos. El sujeto queda abierto al caleidoscopio del mercado y de las
mercancías.

Maffesoli: la moda es una estetización de la experiencia. El vacío de las


apariencias es un desafío a la creatividad, al proceso de una validación ética.
Reconoce que lo frívolo es el espacio donde crece el imaginario social. Pero no es
una apología del individualismo, como en Lipovetski, sino que fomenta la
existencia social y colectiva; fomenta los modos de pertenencia colectiva.

Simmel y Benjamin: la lógica de la moda es una práctica de la significación.


Liberadora, no tiránica ni esclavizante. Es presente, pero recicla lo pasado y lo
rechazado antes. Se resiste a los condicionamientos ideológicos históricos. Al
ligarse tanto con lo cotidiano ejerce resistencia a la fijeza y a la sedimentación
de este.
CAMBIO DE ESCALA Y RESISTENCIA A LA FUNCIÓN

Barthes, en un ensayo sobre las ilustraciones para la enciclopedia de


1884, insiste en el nivel de percepción (magnificación, miniaturización), o por
desproporción (causada por el hachisch, en Baudelaire).
. Los cambios de escala arrojan experiencias nuevas y en un nuevo orden. Las
fotografías de las inundaciones de Paris en 1910, sorprenden y dan una nueva
visión de la ciudad. Ver en detalle una pintura nos hace ver otra obra; brinda
energía alucinatorias. Perec lo hace en La vida, modo de empleo, con los cambios
de escala y de proporciones.
. Los cambios de escala operan en la tensión entre el ajuste funcionalista de los
elementos a una totalidad, y el dejar estos elementos cotidianos como un
residuo. Los elementos de la cotidianidad no están en ninguno de estos polos. El
significado de un aparato telefónico desborda su uso, y no pasa por algo
inadvertido, o sin importancia. Intentamos domesticar el significado pero este
presenta simultáneamente muchos vectores fuerza y de dirección.

En ‘Semilogía y urbanismo’, Barthes sitúa la ciudad entre la ‘función’ y


‘la significación’. Es el citadino el que explota el poder semántico de la ciudad,
no por usar calles, parques, fuentes, sino porque crea, o inventa una ciudad
individualizada, privada, apropiada a sus usos particulares. La ciudad es un
discurso y ella misma habla a sus habitantes. Esto es muy relevante para la
cotidianidad.
En su estudio sobre Tokio, Barthes muestra cómo funciona un proceso abierto
de significación en la ciudad:

(1) El centro de una ciudad (Parque Imperial), es solo un punto de


referencia cuasi-funcional, un vacío que permite que toda la ciudad se mueva.
Nadie vive allí.

(2) La dimensión simbólica de la realidad urbana no se basa en


equivalencias fijas sino en la circulación de los significantes y en los vínculos
que no llegan nunca a un punto de reposo. (Tokyo, villa polinuclear). Uno
puede seleccionar fragmentos del enunciado de la ciudad para actualizarlos
en secreto.

(3) Como no hay un último significador, o significante, el proceso de


significación implica cadenas de metáforas que, sin ser neutrales, son
existenciales (como lo indica Lacan). Los valores experienciales y los procesos
de significación son un camino de doble vía para comprender no solo la ciudad
sino el compromiso con la vida cotidiana.
HACIA UN NUEVO ARTE DE VIVIR

De 1966 a1968 Barthes intensifica su fascinación con lo cotidiano. Su Empire des


signes refiere lo cotidiano de Japón. – Presenta la duda entre la vanguardia post-
estructuralista y el compromiso más cercano con lo cotidiano. – Japón rompe con
lo cotidiano occidental, se entrecruzan el cuerpo, la escritura y la identidad.

Explora la forma poética del Haiku: expone la oposición entre la violación del
significado y la exención del significado. El Haiku: práctica que detiene al
lenguaje… ruptura… recitación interna que constituye nuestra persona… y que
opera en la misma raíz de la significación.

La semántica del Haiku es la piedra de toque para la cualidad del ‘incidente’: no


es lo que sucede sino el hecho de que algo suceda lo que cuenta. El Haiku tiene la
cualidad de plegar la luz, en una brizna de polvo, como en la vida escrita de la
calle, más que en una violencia. Es un cambio de énfasis; es más una exención del
sentido como opuesto a un olvido del sentido. Un ‘flash’ que revela, pero
simplemente sucede; un trazo discontinuo, un incidente que se me ofrece para
ser leído y que señala en la dirección de una manera nueva de vivir, un modo
gráfico de la existencia.
HACIA UN NUEVO ARTE DE VIVIR

Barthes insiste en que su experiencia en el Japón lo llevó a los problemas


sobre el arte de vivir. La expresión remite a los tratados antiguos sobre la
vida buena (que Foucault expone por esos años en el Collège de France), y
su fusión con la estética, la ética, el hedonismo. Pero integra también el
acontecimiento del ‘hippismo’ en los 60, los mundos utópicos de Sade y
Fourier, o la filosofía de Brillant-Savarin.

En 1975 Barthes confiesa que lo que más le interesó en sus viajes son los
residuos del ‘ARTE DE VIVIR’ que pude captar al pasar. Si bien, hay una
tentación etnológica, el arte de vivir también se liga con las formas de
escribir que se hacen de lo cotidiano. Aquí se reflejan valores y placeres
que en Mythologies se deploraban.

Lo novelesco también está allí, una cierta forma de leer la vida que el
Haiku anuncia. Aprehender la cotidianidad y vivir la significación de un
modo particular, es una idea que Blanchot, Perec, DeCerteau, y otros
comparten. Una experiencia de flujo, anonimia, e inmersión en el
significante. Surge la expresión ‘el texto de vivir’, al caminar por las
calles, y ver lo que los cuerpos escriben, los puestos de comida, esos
objetos que se vuelven parte del ritmo de nuestro caminar.
HACIA UN NUEVO ARTE DE VIVIR

Lo novelesco: una forma de escritura, un arte de vivir, un ‘régimen de


sentido’. Un tipo de notación, de investimento, de interés en la realidad
cotidiana, en las personas, en eso que sucede en la vida.

El incidente, lo anecdótico, la anamnesis, se hallan en el oficio tenue de la


recolección que hace el Haiku.

“El incidente es simplemente lo que cae, dulcemente como una hoja,


sobre el tapiz de la vida. Es ese plegue ligero, huidizo que aporta al tejido
de todos los días; eso que apenas puede ser notado” (Pierre Lotti)

No son fragmentos, sino incidentes, cosas que caen sin dolor, pero con un
movimiento que no es infinito: la continua discontinuidad con que cae la
nieve.

En el ‘no pasa nada’, o en el ‘nada nuevo’ de la cotidianidad corriente,


estamos siendo desafiados y confrontados para entrar a investigar la vida
cotidiana.
¿CÓMO VIVIR JUNTOS?

Titulo del curso que Barthes dictó de enero a mayo de 1977 en el Collège
de France. Subtítulo: Simulaciones novelescas de algunos espacios
cotidianos. Se refirió a Robinson Crusoe de Defoe, a La historia del S. XV de
Lausiac, de Palladius, sobre la vida monástica en el desierto; a la Montaña
Mágica de Th. Mann, a El Secuestrado de Potier, de Gide; y, a La Edad
Griega. Una Grecia cotidiana de 4000 años, de J. Lacartière.

De esta última acuña el término ‘idiorritmo’: alternancia, máximo de dos


días a la semana, de compañía de los Monjes del monte Athos con la
corriente prevaleciente de ‘Cenobitas’ donde la vida monástica era muy
anacoreta, solitaria y silenciosa, pues así lo había mandado Teodosio en el
380 A.C. ‘Idiorritmo’: ritmo individual, singular en que se balancea la
soledad y la comunidad, ninguna de ellas prevaleciente, para los Cenobitas.

Barthes asocia el ‘idiorritmo’ al ofrecimiento de una enseñanza


fantasmática y no de conocimiento establecido, en su Lectio Inauguralis del
77. Distingue entre Rythmos y Ruthmos. Rythmos: un esquema fijo,
regular, distintivo. Ruthmos: forma fluida, improvisada, modificable. El
‘Idiorritmo’ que propone tiene que ver solo con Ruthmos.
¿CÓMO VIVIR JUNTOS?

‘Idiorritmo’ remite a: formas sutiles del género de vida: pasajes depresivos


o exaltables; los estados de humor; formas sutiles e inestables de
disposiciones anímicas con que vivimos y que no tienen una cadencia o
regularidad establecida; depresión, alegría. – Un balance ideal entre
soledad y convivialidad – Un hacer la vida muy gradualmente con fantasía,
discontinuidad, espontaneidad, regulando la soledad y la comunalidad.

‘Idiorritmo’: lo vive el individuo y, también, la familia, la sociedad y que


connota la organización espacial (Perec, Especies de espacios). Permite
balancear la tiranía de la comunalidad y el anacoretismo. – Es un buen
material para la novela; para pensar la subjetividad de manera discontinua
como propone Nietzsche, rompiendo la fijeza del lenguaje con expresiones
fragmentarias, con aforismos. – Barthes escribe en 1977, Fragmentos de un
discurso amoroso. Trae esbozos de su curso con fragmentos ordenados
alfabéticamente, y así los textos adquieren un tono excéntrico que activa
el inconsciente y violenta al pensamiento. Enfatiza que una utopía se hace
a pedazos, de aquí y allí, sin linealidad alguna.
.¿Cómo vivir juntos? Es un esfuerzo por comprender que la vida comunal
fomenta y no ahoga la subjetividad. Y esta subjetividad se arraiga en la
cotidianidad de temples de ánimo variables, de deseos encarnados, de
gustos y disgustos, de cosas pasajeras y no estables.
¿CÓMO VIVIR JUNTOS?

La cotidianidad debe privilegiar esta dimensión idiosincrática, y hacerla


primordial, ética y existencialmente. Este ‘telos flotante’ no está más allá, ni
por fuera de la cotidianidad; es compatible con el ‘idiorritmo’. Un grupo
necesita una fantasía común, NO una fe común, que se base en las experiencias
del grupo mismo y en los innumerables detalles de organización.

Las utopías están sobrerreguladas, tienen muchas reglas (no reglamentos, que
son prescriptivos, exigen obediencia, jerarquía, codificación. Las reglas se ligan
a los impulsos, los reglamentos al poder. Regla, ‘idiorritmia’ y cotidianidad se
interrelacionan. Y ligan también al ‘territorio’, al habitat, al espacio apropiado,
donde cada quien y el grupo ‘se sienta en casa’. Y también implica relaciones
éticas de proximidad y distancia entre los cuerpos; de intimidad y de socialidad;
de atracción y de repulsión (‘La chambre’). Todos necesitamos un cuarto propio.
Los espacios suponen muchas demarcaciones y subterritorios. Pero la
‘espacialización’ aboga por la dispersión, el espaciamiento, las distancias
relativas, la afectividad espacial; la adecuada proxemia entre unos y otros,
entre uno y los objetos que lo rodean en su habitación o en los distintos espacios
de la casa. Cada quien ‘se hace’ ‘su’ espacio y se apropia de él.

“Me conozco a mí mismo como el tipo de persona que se deleita con las delicias
de la proxemia” (Barthes).
‘LA CRÓNICA’ Y LA VIDA COTIDIANA

Columnas que durante tres semanas (Dic. 1978-Marzo 1979) escribe para
Le Nouvel Observateur. Escritas para burlarse del paradigma, así como ‘lo
neutro’, el deseo de lo neutro no como un ideal, sino como deseo real; y el
propósito de vivir de los matices.
“La vida no es la fuerza sino el flujo de la duración” (Barthes). Lo infinitamente
fútil como el verdadero grano del flujo temporal cotidiano vital.
Lo neutral, para escapar de los sistemas y para poder aprovechar el kairos: la
oportunidad, la contingencia, momento que irrumpe el normal trascurrir de la
cotidianidad. Luego abandona ‘lo neutro’ y adopta la expresión ‘vida nueva’, con
la cual se liga a una nueva forma de escritura literaria. (Proust, El diario íntimo).
Anota registros del presente, tratando de capturarlo en palabras.

Narra en esas columnas su encuentro con el peluquero, su visión de alguna


noticia, una cena, hechos diversos, la política, asuntos religiosos. Se lamenta de
rumores que se han echado a andar; todo, tratando de ligar hechos y vida,
presencialidad cotidiana. – Desmantela estructuras establecidas; experimento de
escritura presentista. – Termina súbitamente con esta columna y alega que la
prensa está obsesionada con los grandes eventos y nos impone sus valores, no
dejándole hacer público su perspectiva personal. – ‘Pausa’: en ella también hay
lucidez; la exención del sentido también se abre paso en los discursos cotidianos y
sobre lo cotidiano.-

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