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Toma de decisiones: 10 principios para decidir con eficacia

Principio 1. Preocúpate por decidir bien más que por acertar. Decidir bien no es lo mismo que acertar. Uno puede
errar habiendo tomado la decisión correcta y recíprocamente acertar habiendo adoptado una decisión errónea.

Principio 2. Identifica tus objetivos. Conocer nuestra meta nos permite actuar en función de nuestros objetivos en
lugar de reaccionar ante lo que acontece a nuestro alrededor; nuestro objetivo determinará en gran medida cómo
actuaremos. En definitiva, si no sabemos dónde vamos, a diferencia de Alicia, difícilmente llegaremos.

Principio 3. Plantea tus problemas de forma realista. Asúmelo, no eres Superman. Ni siquiera Súper López.
Plantéate objetivos y planes de acción objetivamente realistas.

Principio 4. No te auto engañes, es muy fácil hacerlo. No te ciegues por una idea o alternativa preconcebida; evita
buscar argumentos que la avalen sin considerar otros que la cuestionen. No te resistas a aceptar el error si éste
llega (mejorará, las cosas cambiarán). Es fácil caer si estamos rodeados de gente que comparte nuestros
planteamientos sin cuestionarlos.

Principio 5. Atiende sólo a la información relevante. Entendiendo por información relevante aquella que reduce la
incertidumbre a la hora de tomar una decisión y cuyo coste es inferior al beneficio que aporta. No te dejes llevar
por suposiciones.

Principio 6. Reconoce la incertidumbre y gestiónala. Acepta que las cosas no tienen por qué salir cómo las has
planeado; plantea escenarios y elabora planes de contingencia para cada una de ellos. No infravalores las
consecuencias futuras de tus decisiones frente al presente.

Principio 7. Sé creativo y genera alternativas. La primera alternativa no tiene porqué ser la mejor; cuanto mayor
sea el número de opciones, en principio, mayor será la riqueza del proceso de decisión y, si este se sigue
correctamente, mayor la calidad de la decisión adoptada. Genera alternativas. Y no te autoimpongas límites al
hacerlo.

Principio 8. Ten en cuenta que tus decisiones tienen consecuencias. Tendemos a juzgar nuestras decisiones por lo
eficaces que son, obviando las consecuencias que puedan derivarse. A la hora de evaluar alternativas, valora tanto
los riesgos como estas consecuencias.

Principio 9. Lo que decidas, ponlo en práctica. No procrastines. Ninguna decisión es buena hasta que se lleva a la
práctica: a la decisión le tiene que seguir la acción. Actúa. Adopta como criterio a la hora de evaluar posibles
alternativas su aplicabilidad: emplear tiempo en adoptar una decisión que luego no va a poder ponerse en práctica
no tiene mucho sentido.

Principio 10. Sé consciente de que no todo es racionalidad. La racionalidad tiene unos límites individuales (la
personalidad, la aversión al riesgo, el querer quedar bien, etc.) que generan una forma de pensar distorsionada
dependiendo de cada individuo (pesimistas/voluntaristas, los que piensan en que todo es blanco o negro o los que
se dejan llevar por las primeras impresiones). Es decir, nuestros sentimientos, nuestra forma de ser, influyen en
nuestras decisiones.

Existen igualmente límites organizacionales asociados a comportamientos políticos y de grupo (un ejemplo muy
simple: la Paradoja de Abilene) que pueden alterar el desarrollo del proceso de toma de decisiones.

Sé consciente en todo momento del efecto que ambas dimensiones pueden tener en tu caso. Conócete a ti mismo
y a tu entorno.

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