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Verónica Zambrano de Novak

Este artículo expresa que la indivisión surte efectos contra terceros solo desde que es inscrita en el
registro correspondiente. La norma es una repetición casi literal de la segunda parte del artículo 993
del Código Civil, en donde se indica, refiriéndose al pacto de indivisión, "para que produzca efecto
contra terceros, el pacto de indivisión debe inscribirse en el registro correspondiente". En tal sentido
consideramos que siendo de aplicación supletoria las normas relativas a la copropiedad, esta norma
no resultaba necesaria.

El artículo debería interpretarse como aplicable tanto para el caso de la indivisión que impone el
testador como para aquella que es convenida por los herederos, a diferencia del artículo 906 del
Código Civil de 1936 que se encontraba circunscrito al pacto de indivisión exclusivamente. Sin
embargo, no resulta de ninguna utilidad práctica para el caso de la indivisión impuesta por el
testador, ni incluso para el caso de indivisión no pactada, pero que subsista como una situación
naturalluego de abierta una sucesión en la que exista más de un heredero.

En efecto, resulta evidente que luego de la muerte del causante, la indivisión se presume para todos
los efectos, salvo que se haya verificado la partición. Por tanto carece de sentido que se deba de
proteger a los terceros mediante la inscripción en registros públicos de una situación que debe ser
presumida por ley. En tal sentido de hecho existirán, contra lo previsto por la norma, muchas
situaciones de indivisión que no obstante no encontrarse inscritas serán perfectamente oponibles a
terceros.

En cambio, en lo que respecta al pacto de indivisión la norma sí tendrá una utilidad práctica, puesto
que podrá encontrarse referida a enervar los derechos de quienes soliciten la partición,
principalmente, suponiendo que los herederos se encuentran conformes con la indivisión pactada,
de los acreedores de la sucesión.

En efecto, conforme al artículo 854 del Código Civil, los acreedores tendrán derecho a solicitar la
partición judicial de la herencia. Es en este caso en el que se podría oponer el pacto de indivisión,
siempre que éste se encuentre inscrito. Este derecho, de solicitar la partición, es independiente del
derecho que tiene el acreedor a recibir el pago de la deuda hereditaria oportunamente. Como explica
Holgado Valer, la deuda hereditaria se halla garantizada con los bienes dejados por el testador o
causante, mientras subsistan los estados de indivisión testamentaria extrajudicial o judicial
debidamente establecidos, en consecuencia solo una vez que se hayan pagado esas deudas, es
posible la partición de tales bienes, pero si la operación particional se ha realizado sin estar pagadas
las deudas hereditarias, todos los herederos asumen también la responsabilidad de tal pago, en la
misma proporción que les correspondió la herencia. En tal sentido, el hecho de que el acreedor de la
sucesión no pueda solicitar la partición de la herencia, no significa que no pueda exigir que su
acrecencia sea pagada oportunamente.

Finalmente, la última parte de la norma bajo comentario resulta incompleta, en tanto alude a un
Registro que no existe. En efecto, como bien hace notar Lohmann, en el Perú no existe ningún
Registro en el cual corresponda inscribir las indivisiones. Éste es un grave vacío de la norma, puesto
que no habrá posibilidad de cumplir con este requisito de inscripción. Podría suponerse que dicha
inscripción se hará en la partida registral de cada bien, sin embargo ello no es exactamente lo que la
norma exige. De otra parte este requisito resultaría de imposible cumplimiento tratándose de bienes
no registrables.

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