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UN ESTUDIO DEVOCIONAL DEL SERMÓN DEL MONTE

Por William McGrath

El sermón del monte es la doctrina radical del reino de Dios. Pese a que muchas personas de hoy que
se dicen cristianas no practican la enseñanza del sermón del monte, sí están vigentes su
mandamientos. De hecho, se puede decir que el sermón del monte es el CPE del reino de Dios.

El sermón del monte fue dictado por Jesucristo mismo. El problema no fue el dictante, sino el
problema era y es la cruz que uno tiene que cargar para poner por obra los mandatos del sermón del
monte.

Escoja una de las lecciones a continuación

1 Su fondo, propósito y estructura


2 Las bienaventuranzas
3 El pacto viejo y el nuevo
4 En el lugar secreto con Dios
5 ¿Dónde está tu tesoro?
6 Ver los unos por los otros
7 Viviendo a la luz del juicio
8 El Sermón en el resto del N. T.

© 1986 por William McGrath


Publicaciones A.M
Traducido por Marcos Yoder

LECCIÓN I

El Sermón del Monte—su fondo, su propósito y su estructura

Se tarda solamente dieciocho minutos para leer en voz alta el Sermón del Monte de Jesucristo
que se encuentra en los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo. Sin embargo, estas palabras inmortales han
creado una impresión imborrable en las mentes de los hombres.

Gandhi las llamó las palabras mayores en toda literatura y trató de hacerlas un programa de
acción política. Tristemente, él nunca aceptó al Autor de ellas como su Salvador y Señor personal.
Nietzsche, el filósofo loco de Alemania quien inventó las palabras “Dios está muerto”, protestó
furiosamente contra el Serm6n del Monte, llamándolo la moralidad de esclavos.

Martín Lutero afirmó que era imposible vivirlo y que fue dado por Dios solamente para
mostrarnos nuestra extrema necesidad de la gracia. Scofield dijo que no era para la iglesia, sino para
un milenio futuro. Tolstoi quiso practicarlo sin adorar a Jesucristo como Salvador, y fracasó.

Ninguno de estos hombres encontró el significado verdadero del Sermón del Monte. Nuestro
Señor mismo dijo del Sermón: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé
a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mt. 7.24). Lo importante es que el Sermón
del Monte no os un código de ética para acción política por hombres no regenerados, sino que es el
Manifiesto de Cristo que describe el carácter de los que son salvos por su sangre, nacidos de nuevo
por su Espíritu, y que pertenecen a su reino.

El Sermón del Monte no es una colección de reglamentos y normas, sino una revelación de la
afable disposición de los que han sido trasladados del reino de las tinieblas al reino del Hijo de Dios,
una nueva posición, por la gracia redentora de Dios.

De hecho, el sermón del monte fue usado para enseñar a conversos antes de su bautismo.

Queda evidente que el Sermón del Monte es la ética básica del cristiano, que vemos repetida,
explicada y ensanchada a través del resto del Nuevo Testamento. (En la lección VIII veremos como
aparece en el resto del Nuevo Testamento). Los anabautistas lo miraron como fundamental.

Los fundamentalistas y los pietistas, siguiendo a Lutero y a Scofield con sus compromisos en la
Iglesia estatal y política; la transigencia católica de Constantino, generalmente han tratado de evitar o
aplazar le ética del Sermón del Monte. ¡Aun se quejan de que no hable de la cruz y que por lo tanto
no tiene nada que ver con la salvación!

La cruz le es central y fundamental al Sermón del Monte. ¡Es la ética de los que se han
arrepentido de sus pecados porque el reino de los cielos se ha acercado! ¡La persona que puede leer
el Sermón del Monte y no ver la centralidad del perdón y reconciliación, en verdad, ella es ciega! No
solamente es ésta la roca en que se basa la salvación cristiana por la obra redentora y perdonadora de
Cristo, sino que Cristo mismo es el Camino; la mente de Cristo es nuestro modelo del carácter
cristiano. ¡Si nuestra posición nueva en la gracia no nos da una disposición nueva y afable, no se ha
llevado a cabo la salvación! Lee Mateo 5.23, 24; 6.12-15

El fondo del Sermón del Monte claramente da por sentado que Cristo primeramente predicó el
Evangelio y reunió a sus discípulos a quienes procedió a enseñar el Sermón del Monte como una
exposición del carácter y las credenciales de su iglesia:

“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos
se ha acercado (Mt. 4.17)...Venid en pos de mi, y os haré pescadores de hombres (Mt. 4.19), ...Y
recordó Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino
(Mt. 4.23). Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su
boca les enseñaba” (Mt. 5.1,2).

El Fondo

Cualquier texto fuera de contexto puede llegar a ser un pretexto. El Sermón del Monte tiene
que ser entendido en su contexto. Evidentemente, consiste en dos partes mayores: las
bienaventuranzas y el resto. Algunos han querido hacer de las bienaventuranzas como una tabla de
contenido del Sermón, y lo han dividido de acuerdo con eso en nueve tópicos. Esto, sin embargo,
parece ser forzado y artificial.
Si comparamos el Sermón del Monta a la Declaración de independencia de los EE.UU., las
bienaventuranzas son el preámbulo. Como en su totalidad es claramente un manifiesto, o sea las
credenciales o la constitución, de las éticas del reino de los cielos, considerémoslo como el programa
de la Iglesia y el carácter del cristiano.

En el contexto del Evangelio según San Mateo, el Sermón del Monte le sigue a la tentación de
Cristo en Mateo 4. ¡Muy pocos eruditos bíblicos han explicado la relación entre la tentación y el
Sermón del Monte, pero es en realidad la clave escondida!

Las tres tentaciones de Cristo no eran solamente personales, sino también programáticas.
Personalmente representan todas las tentaciones a las cuales está expuesta la humanidad: los deseos
de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida (1 Jn. 2.16). En esto representan toda le
naturaleza tripartita del hombre: el cuerpo, el alma y el espíritu. Lee Mateo 4.1-11 con cuidado y haz
notar como es esto.

Mateo 4.1-4 en el nivel personal es la tentación del cuerpo por medio de sus deseos y apetitos.
Pero programáticamente, era una tentación para Cristo (y la Iglesia) de basar el ministerio del reino en
un programa de asistencia social; ¡pan para todos! ¿Cuántas Iglesias han caído en esta tentación y han
cambiado el Evangelio a un evangelio social?

Mateo 4.5-7 es la tentación de los deseos de los ojos, de desempeñar un papel ante los
hombres y atraerlos con poder del alma o sentimentalismo en lugar de la convicción espiritual. El
deseo de desempeñar un papel, para ser visto de los hombres, ser presumido, está profundamente
arraigado en la naturaleza de la carne. Cristo rehusó un programa basado en señales espectaculares.
¡En realidad, él dijo que es una generación mala y adúltera que busca señales! (Mt. 12.39; 16.4)1
¿Pero cuántas Iglesias actuales especializan en este sentimentalismo? Actores, músicos, oradores y
otros que desempeñen papeles que reciben altos sueldos crean sentimentalismo costoso para atraer
a las masas. Jesús rehusó este programa.

La tercera tentación era a lo espiritual, el pervertir a la adoración por medio de dirigirlo hacia
un objeto indigno. Programáticamente, ésta es le tentación de utilizar de pompa y poder político para
extender el reino de Dios. El Señor Jesús rehusó la oportunidad de establecer un reino Judío en la
tierra (Jn. 6.15). El rechazó la revolución o el militarismo (Jn. 18.11,36). ¿Pero cuantos “cristianos”
famosos han aceptado esta tentación de Satanás y alegremente han aceptado la espada para
promover y proteger su “programa religioso”? Constantino, los papas, Lutero, Züinglio, Cromwell;
todos se tomaron poder terrenal y gobernaron por la vanagloria de la vida.

EL ÁRBOL CARNAL

El imperio romano gobernó las masas por medio de proveer tres cosas al pueblo: panem (pan),
circensem (los circos), y caesarol (los césares). Estos eran los mismos tres programas que nuestro
Señor rechazó. En el nivel personal, estos son los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la
vanagloria de la vida (o la codicia de poder). Todo el Sermón del Monte es una exposición de la
maldad de éstos.
Hay dos métodos para tratar la carnalidad. El uno es solamente recortar unas de las ramas más
feas, y así darle en su totalidad una apariencia más aceptable. El método mejor es el de hacer como
dijo Juan el Bautista que Jesús haría al introducir el reino de los cielos:

“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da
buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Mt. 3.10).

Como prueba que este contexto total se acomoda con el Sermón del Monte, oímos a Jesús en
Mateo 7.16-20 volver a este tema del árbol espiritual comparado al árbol carnal: “Así que, por sus
frutos los conocerá”. ¿Cómo puede el árbol malo de programas carnalos llevar buen fruto? Cuando se
mezcla la religión con el evangelio social, funciones teatrales, música mundana, actores de altos
sueldos, el correr tras señales espectaculares, pompa política, desfiles, procesiones y poder, ¡es
prueba del árbol malo!

Dos Clases de Reinos

Uno de los métodos hermosos de las parábolas bíblicas es usar dos cosas opuestas para
transmitir grandes verdades espirituales. En Mateo 4.8 habla de “los reinos del mundo”. Entonces dos
veces en Mateo 4 (vss. 17 y 23), leemos de “el reino de los cielos” y “el evangelio del reino”. Esto es
seguido con otro menciones más en el Sermón del Monte (Mt. 5.3,10,19,20; 6.10,33; 7.21). Nuestro
Señor dijo: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían
para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Jn. 18.36).

Vez tras vez, Cristo acentúa que su reino no es de este mundo. Es el reino de los cielos; por lo
tanto, sus sujetos tienen su ciudadanía celestial, y su lealtad en primer lugar, de obedecer a Dios antes
que a los hombres, cuando haya un conflicto entre las dos clases de reinos.

En Mateo 4.23 Jesús proclama que solamente pueden entrar en el reino de los cielos a los que
se arrepienten de sus pecados. Juan 3.3-8 demuestra a nuestro Señor explicando además que esto
significa ser nacido de nuevo del Espíritu de Dios, dejando la vida vieja y entrando en la vida del reino.
Lucas 17.21 dice que el reino de Dios está entre vosotros. Colosenses 1.13,14 dice que los redimidos
por su sangre han sido “librados de la potestad de las tinieblas, y trasladados al reino de su amado
Hijo”.

En el padrenuestro, oramos que venga su reino, queriendo decir que se extienda y que otros
entren en él y que será consumado a la venida de Cristo (1 Co. 15.24-26).

Es claro que el reino de los cielos y el reino de Dios son una y la misma cosa. Se intercambian
los términos en Mateo 19.23, 24. También queda inequívocamente evidente que existe en ambos un
aspecto presente y un aspecto futuro del reino de Dios.

La estructura del Sermón del Monte:

El lenguaje es primorosamente bello. Es poético, demuestra paralelismo hebreo (que repite la


misma verdad en varias maneras) y es rítmico (como en el padrenuestro). Es pictórico, desde los
retratos de los fariseos hipócritas hasta los lirios del campo que son más gloriosos que Salomón. Es
proverbial, expresando grandes principios en palabras atinadas. Se ha dicho que es la esencia
destilada del Antiguo Testamento, dando énfasis en que debemos amar a Dios y a nuestro prójimo.

Consiste solamente de tres capítulos y 111 versículos. Fue dado evidentemente para ser
memorizado y repetido oralmente, Fue usado por la iglesia primitiva para instruir a los conversos en
preparación para el bautismo. Los rabis usaban principios numerados como puntos de referencia
fáciles. Se usa el mismo sistema aquí. Después de 3 tentaciones y las 3 invitaciones (arrepentíos, venid
en pos de mí, ser pescadores de hombres) de Mateo 4, notamos estos grupos numéricos en Mateo 5,
6 y 7:

9 Bienaventuranzas: Mt. 5-12

3 Testigos (sal, luz, ciudad): Mt. 5,13-16

6 Maneras en que el amor cumple la ley: Mi. 5.17-48

3 Secretos (limosna, oración, ayuno): Mi. 6.1-18

3 Parejas de codicia (tesoros, ojos, maestros): Mi. 6.19-24

4 “Por tantos” contra el temor: Mt. 6.25-34

4 Consejos (no juzguéis, no deis, pedid, haced vosotros): Mt. 7.1-12.

4 Advertencias (camino malo, fruto malo, les palabras y los hechos de los profetas falsos, casas
malas): Mt. 7.13-29

Así que como una estratagema para memorizar, podrían recordar el bosquejo entero del
Sermón del Monte con contar los temas mencionados de la siguiente manera: 9::3::6::3::3::4::4::4. En
total son 36 temas.

Otro bosquejo sencillo del Sermón del Monte sería:

I. La vida del reino descrita


A. Las características de sus ciudadanos nueve bienaventuranzas. Mt. 5,1-12
B. Su testimonio (sal, luz), Mt. 5.13-18

II. La relación del Nuevo Pacto con el Viejo

A. El cumplimiento de la Ley. Mt. 5.17-20

B. Seis maneras en que el amor busca reconciliación. Venciendo a la ira, al maldecir, a la


concupiscencia, al divorcio, al perjurio y a la venganza. Mt. 5.21-48

III. La relación correcta con Dios y con bienes


A. Tres secretos (limosna, oración y ayuno). Mt. 6.1-18
B. Vivir en confianza en vez de codicia. Mt. 6.19-34

IV. Aprender el discernimiento

A. Juzgar comparado con discernir. Mt. 7.1-6

B. Pedir y recibir. Mt. 7.7-12

C. Discernir lo verdadero de lo falso (Caminos, profetas, fruto, casas). Mt. 7.13-29.

Moisés y Cristo

Así como Moisés fue usado por Dios para unir a Israel en una sola nación, estando cuarenta
días en el monte y bajando con la ley, así también con Jesús. Estuvo cuarenta días en el desierto y fue
tentado. Vino después con su Nuevo Pacto, que era el cumplimiento de la ley—el Sermón del Monte.
Esta paralela no es coincidente sino fue planeada por Dios para revelar la finalidad de las credenciales
del reino del Nuevo Pacto.

LECCIÓN II
Las bienaventuranzas

La humanidad siempre ha buscado felicidad. En realidad, la Declaración de Independencia (de


los Estados Unidos) dice que el hombre debe tener el derecho a “la vida, la libertad y la búsqueda de
felicidad”. Las bienaventuranzas contienen el secreto de cómo conseguir una felicidad que no
dependa de que las circunstancias externas siempre estén perfectas.

¡En verdad, las bienaventuranzas prometen felicidad a los que son pobres, a los que lloran, a
los perseguidos y a los que aparentemente son desprovistos de lo que el mundo cree ser esencial
para la felicidad! ¿Cuál es este secreto extraño que pone la felicidad verdadera al alcance de cualquier
ser humano, aunque no tenga riqueza, poder, seguridad material, fama, ni libertad?

El secreto se halla en el concepto bíblico de ser bienaventurado. La palabra hebrea del Antiguo
Testamento Barukh significa afortunado, talentoso, feliz, ser alabado, y agradecido. La palabra del
Nuevo Testamento makarios significa feliz, afortunado, agradecido, ser admirado, ensanchado. En
ambos casos, el significado se refiere a la felicidad de una persona en contentamiento con el más alto
bien, y en la disposición de la persona en vez de las circunstancias externas de su vida. Antes de decir
más, lee otra vez las bienaventuranzas:

“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.


Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos
es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda
clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así
persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”

Ahora que las has leído otra vez, ¿cuál fue tu impresión? ¿Te fijaste en que dice que Jesús se
sentó y les enseñó? Cuando nos sentamos a los pies de Jesús, él nos enseña el cómo ser
bienaventurados, felices, agradecidos y contentos. ¡Su presencia con nosotros puede cambiar
cualquier circunstancia difícil y exterior de la vida a un paraíso! ¡Aun si estamos en la cárcel, estar
encarcelado con Jesús es mejor que ser un carcelero sin Jesús! ¿Recuerda a Pablo y a Silas, azotados y
encarcelados injustamente, pero cantando? El carcelero era el que estaba infeliz y les rogó para el
secreto de la bienaventuranza.

La felicidad mundana depende de que los acontecimientos o las circunstancias exteriores


siempre sean perfectamente agradables. La bienaventuranza cristiana depende solamente en tener la
mente y el Espíritu de Cristo viviendo y obrando dentro de nosotros, transformándonos a su imagen.
Lee 2ª Corintios 3.17,18. Es Cristo en ti la esperanza de gloria (Col. 1.27).

Las nueve bienaventuranzas no son nueve diferentes clases de personas; son nueve aspectos
del mismo carácter. En realidad, describen la mente de Cristo, el carácter de Jesús. ¡Si tú tienes a su
disposición creciendo y desarrollándose dentro de ti, con razón eres bienaventurado! ¿No es esto lo
que quiere decir el Nuevo Testamento cuando después nos dice que estamos agonizando “hasta que
Cristo sea formado en vosotros?” (Gá. 4.19)

Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él y
haremos morada con él” (Jn. 14.23). “Si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Ro. 8.9). El carácter cristiano no se expresa con hacer el bien,
sino con ser semejante a Dios,

Dios originalmente diseñó que el hombre fuera una morada o un domicilio para sí mismo. ¡No
hay hombre bienaventurado si no concuerda con este diseño! ¡Si no lo tienes todavía, déjale entrar en
tu vida ahora (Ap. 3.20)!

En Cristo y Cristo en ti

El alivio de la salvación es confesar tus pecados, tenerlos lavados por la sangre de Jesús, ser
perdonado y ser trasladado en Cristo. Pero el gozo, la gloria, la hermosura y la bienaventuranza
adicionales a la salvación es saber que no solamente tenemos una nueva posición en Cristo, sino que
hemos recibido una nueva disposición de Dios: ¡Cristo en nosotros!

El Sermón del Monte solamente puede ser comprendido correctamente, invitando a hombres
a vivir una vida llena del Espíritu. El Espíritu Santo nos ministra a Cristo a nosotros y en nosotros, ¡para
que nuestros cuerpos y nuestras almas lleguen a ser templos de Dios (1 Co. 3.16; 6.19,20)!
Cada bienaventuranza es una declaración de felicidad, conectada a una promesa. Considéralas
una por una.

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es si reino de los cielos.” Solamente si
somos lo suficientemente honrados, para reconocer nuestra pobreza sin la presencia de Dios, puede
él entrar en nuestras vidas y desarrollar en nosotros su amor divino. ¡El reino de los cielos es donde
ha entrado la presencia del Rey! Amor es la bandera que ondea sobre nuestro templo cuando el Rey
reside allí.

Una persona que es orgullosa en espíritu no confesará su necesidad de Dios y así le negará la
entrada. ¡Ay de aquellos que se creen suficientes por sí mismos! ¡Qué arrogancia! Ningún hombre es
una isla en sí mismo. Nadie se completa hasta que su vacío interior se llene de la Presencia Divina.

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”. Solamente los que lloran por
sus pecados en arrepentimiento verdadero pueden ser consolados por la habitación en sus vidas por
el Espíritu consolador. ¡Ay de aquellos que siempre están bromeando y contando chistes y nunca
consideran la desgracia de su necesidad! Las risas vacías no dan consuelo; las diversiones no
satisfacen a nadie. Las diversiones nos ayudan a pasar el tiempo, pero ¿qué haremos con la
eternidad? Gracias a Dios por el arrepentimiento. Es bienaventurado confesar nuestros pecados y
hallar perdón.

“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” La mansedumbre
no es debilidad, sino poder controlado. El poder espiritual para ser sumiso para asimilar daños sin
vengarse—al fin esto disipará toda tiranía y serán los mansos justos que heredarán los nuevos cielos y
la nueva tierra.

¡Ay de los dictadores sangrientos quienes dejan cuerpos y pueblos despedazados tras sí! Al fin
ellos serán vencidos por los mansos terribles. ¿Dónde está Alejandro Magno hoy con todas sus
conquistas? Pero el Nazareno manso y humilde todavía está conquistando nuevas tribus.

Fue G. Campbell Morgan quien dijo:

“En estas bienaventuranzas de apertura, el Rey reveló la verdad acerca de la naturaleza


de su reino, al aclarar este hecho singular, sencillo y todo inclusive: que el reino de los
cielos tiene que ver primeramente con el carácter... Las ideas humanas de un reino
giran alrededor de pensamientos de poder racial, de habilidad militar, de pompa
material. Aún hoy día se oye gente, principalmente faltos del espíritu cristiano, que se
jactan de tales cosas, pensando que la grandeza consiste en armamentos”.

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” ¿Cómo
puede alguno estar contento con cosas insignificantes? ¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma?

El mundo ofrece riqueza, honor, fama, gloria y poder, ¡pero el mundo y sus deseos están
pasando! Si nosotros miramos a Jesús, encontraremos satisfacción, paz y contentamiento.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Cuando estés en
una posición de poder con la capacidad de hacerle un mal a otra persona (o aún a un animal), te es
una bienaventuranza abstenerte de tal cosa y, en vez de eso, mostrarle misericordia. Con todo, todos
deseamos misericordia de Dios. Cuando vemos nuestra propia depravación, no podemos menos que
orar: “¡Dios sé propicio a mí!” Cuando fue acometido por los fariseos amargamente críticos por dar él
ciertas libertades a sus discípulos en el día sábado, Jesús replicó: “Y si supieseis qué significa:
Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es
Señor del día de reposo” (Mt. 12.7,8).

El mayor cambio del Nuevo Pacto con respecto al Viejo Pacto está en el énfasis en que la ley
debe estar en nuestro interior. Todo el sistema del templo y las observancias del día sábado se han
puesto a un lado; dándose énfasis al amor, a la misericordia y al perdón, y a una relación directa con
Dios por medio de Cristo. Las prácticas del día sábado y del templo son obviamente ausentes en el
Sermón del Monte. (La única vez que se menciona en Mateo 5.23,24 de traer una ofrenda al altar se
le resta importancia en relación a la mayor importancia de reconciliarse primero con su hermano).

El Nuevo Testamento habla de misericordia, misericordias, misericordioso más de sesenta


veces (en la traducción inglesa). Nuestro Señor dice en Mateo 23.23 que los escribas y los fariseos se
han especializado en cosas menores mientras que han descuidado la misericordia, la justicia, la fe y
las cosas más importantes de la ley. El ideal de Miqueas 6.8 es parecido al ideal del Nuevo Testamento
en relación a actitudes de compasión en vez de dureza del corazón, amargura, resentimiento y
venganza:

“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer
justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.

“Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo, bien hacéis. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia, y la
misericordia triunfa sobre el juicio” (Stg. 2.8,13).

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Uno de los deseos del
cuerpo es el deseo sexual. Las relaciones sexuales dentro del matrimonio son puras, sin mancilla y
honrosas (He. 13.4). Pero el sexo fuera del matrimonio es condenado, sea masturbación, fornicación,
adulterio, u homosexualidad. La pornografía alimenta la lascivia.

No se logra felicidad verdadera aumentando nuestros compañeros sexuales sino con el sumo
bien, la comunión con Dios. Ver a Dios, ser visitado por Dios, permitir que Dios venga y more dentro
de nuestro templo personal es verdaderamente bienaventurado. Queremos purificarnos como él es
puro (1 Jn. 3.3).

“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” Jesucristo es el
Príncipe de Paz y sus discípulos se especializan en el ministerio de la reconciliación. En las dos grandes
épocas de la historia de la Iglesia, la Iglesia primitiva y la restitución anabautista, los discípulos de
Cristo entendían claramente que eran llamados a ser pacificadores en vez de guerreros.
Menno Simons dijo: “Los regenerados no participan en la guerra, ni toman parte en disensión.
Ellos son los hijos de paz quienes han vuelto sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces, ni
conocen guerra. Le dan a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. Su espada es la espada
del Espíritu, la cual manejan con buena conciencia por medio del Espíritu Santo”.

“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el
reino de los cielos”. Desde el principio de su ministerio, nuestro Señor aclaró que su enemigo Satanás
sería también el enemigo del cristiano: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán” (Jn. 15.20). Será por la misma razón: “Los hombres amaron más las tinieblas que la luz...
porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz” (Jn. 3.19,20).

Cuan distinta suena la Palabra de Dios a la popularidad fácil de los modernistas, quienes
desprecian la cruz: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución” (2 Ti. 3.12). Pero otra vez, no debe ser persecución por nuestras propias faltas
antagónicas, pero como el Señor prometió: “por mi causa”. La luz es aborrecida porque siempre
expone las tinieblas.

La octava bienaventuranza específica persecución por causa de la justicia y la novena


bienaventuranza específica persecución por mi causa. Es significativo que dos de las nueve
bienaventuranzas traten de la persecución. La octava promete la bienaventuranza de estar seguros de
que el reino de los cielos es nuestro y la novena nos promete gran gozo, confianza valiente y grandes
galardones en el cielo. Millones de mártires han sellado su fe con un bautismo de sufrimiento y
muerte. ¡La sangre de los mártires convirtió a muchos otros!

Los enemigos del cristianismo son muchas veces comparados con animales irracionales (o
bestias). La Biblia advierte de lobos rapaces, una generación de víboras, perros, cerdos que pisotean
la verdad y vuelven y os despedazan, el león buscando a quién devorar, y el dragón que persigue a la
mujer (la Iglesia).

Se ha dicho que devolver un bien por un bien es cosa de hombres, el devolver un mal por un
bien es cosa de bestias, pero el devolver un bien por un mal es de Cristo.

Las bienaventuranzas entendidas por el contrario

Una manera de comprender su significado es mostrado como el mundo cree que es ser
bienaventurado, o sea lo opuesto al diseño de Dios:

Bienaventurados los orgullosos, porque de ellos es la alabanza de los hombres.


Bienaventurados los despreocupados, porque casi nunca son serios.
Bienaventurados los que se imponen, haciendo valer sus derechos.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de placeres, porque nunca se aburrirán.
Bienaventurados los duros, porque nada los detendrá de llegar a sus metas.
Bienaventurados los inmorales, porque ellos verán realizadas sus lascivias.
Bienaventurados los guerreros, porque se les dirá que de ellos es la tierra de los libres y
la patria de los valientes.
Bienaventurados los que evitan la persecución por la transigencia, porque ellos serán
populares con la muchedumbre.
Bienaventurados sois cuando todo el mundo te alabará, porque eso querrá decir que
ahora podréis ser un político exitoso. (-J. Brown).

Otras paralelas bíblicas a las bienaventuranzas

Las nueve bienaventuranzas del Sermón del Monte corresponden a los nueve frutos del
Espíritu (Gá. 5.22) y las nueve frutas y especias del Cantar de los Cantares de Salomón (Cnt. 4.12-16):

Pobres en espíritu Amor granados = manzana de amor


Los que lloran Fe incienso = arrepentimiento
Los mansos Mansedumbre mirra = resina sanadora
Hambre de justicia Bondad canela = aceite antiséptico
Los misericordiosos Benignidad caña aromática = perfume suave
Los de puro corazón Dominio propio áloes = gelatina purificadora
Los pacificadores Paz nardos =ungüento suave
Los perseguidos Paciencia azafrán = condimento picante
Los vituperados por causaGozo alheña = aceite de alegría
de Jesús

Lucas 6.20-26 contiene cuatro bienaventuranzas y cuatro ayes. El libro del Apocalipsis contiene siete
bienaventuranzas: Ap. 1.3; 14.13; 16.15; 19.9; 20.6; 22.7; y 22.14. Otras bienaventuranzas famosas:
Sal. 1.1; 2.12; 32.2; 66.20; 84.4; 40.4; 112.1; 119.2; Pr. 8.34; Mt. 21.9; Lu. 11.28; 14.15; Sal. 41.1; Stg.
1.12; Jn. 20.29; Ro. 4.7; Lo. 12.37,38; Job 1.21; Gn. 9.26; 14.20. ¡Que Dios te haga bienaventurado
también!

El Testimonio del Reino: Mt. 5.13-16

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve
más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni
se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que
están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras,
y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Esta sección advierte a la iglesia de perder su testimonio por perder su santidad. También nos
advierte del peligro más sutil de tratar de esconder su testimonio. ¡Alumbremos! (Fil. 2.15,16).
“¿Es posible cumplir las bienaventuranzas? ¡Nunca! A no ser que Dios pueda hacer lo
que Jesús dice que puede, a no ser que él pueda darnos el Espíritu Santo quien nos
rehace y nos lleva a un nuevo (reino). El elemento esencial en la vida del santo es
sencillez, y Jesucristo hace el motivo de la piedad gloriosamente sencillo, a saber, sé
cuidadosamente descuidado de todo menos de tu relación conmigo (con Cristo). El
motivo del discípulo es el de ser agradable a Dios. La verdadera bienaventuranza del
santo está en resueltamente colocar y mantener a Dios en primer lugar. En esto se
encuentra la desproporción entre los principios de Jesucristo y toda otra enseñanza
moral: Jesús basa todo en la realización de Dios, mientras que los demás maestros
basan todo en la realización de uno mismo. Hay una diferencia entre devoción a
principios y devoción a una persona. Jesucristo nunca proclamó una causa; él proclamó
devoción personal a sí mismo —“por mi causa”. —O. Chambers.

Lección III
El pacto viejo comparado con el pacto nuevo

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino
para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde
pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de
estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el
reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de
los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos”.

El propósito del Viejo Pacto era el de preparar para la venida de Cristo (Gá. 3.24-27). La ley y
los profetas significan el Antiguo Testamento entero. Los diez mandamientos tenían dos propósitos:
separar una nación santa a Dios y recordarles constantemente que no podían guardar la ley en sus
propias fuerzas. El propósito de los sacrificios era recordarles de su necesidad de perdón y del
Redentor venidero.

Las bienaventuranzas nos demostraron que el hombre tiene que llorar o arrepentirse de sus
pecados y recibir al Salvador. Dios estaba con su pueblo en los tiempos del Antiguo Testamento pero
ahora ha empezado un Pacto nuevo y emocionante: ¡Dios morará dentro de su pueblo!

El corazón viejo y de piedra será convertido por la adición de un factor nuevo: ¡Cristo entrará y
purificará nuestro templo para que podamos vivir para la gloria de Dios! Lee 1 Corintios 6.19-20.

Ezequiel profetizó de esto (Ez. 11.19): “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré
dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de
carne”. Pero, ¿por qué? Ezequiel 11.20 sigue explicándonos: “para que anden en mis ordenanzas, y
guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios”. ¡Por eso es que
el Nuevo Pacto cumple el Viejo!

Hebreos 8.6-13 explica por qué el Pacto Viejo fue diseñado para ser reemplazado por el
Nuevo. En el Nuevo, las leyes de Dios serían puestas en las mentes y escritas en sus corazones, y
“¡todos me conocerán!” y “nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. ¡Esto
solamente sería posible con un Salvador personal quien murió por nuestra expiación, y que después
venga y viva en nuestros corazones! ¡Esto es exactamente lo que hace Cristo!

Los diez mandamientos se dividen en dos partes: los primeros cuatro tienen que ver con
nuestro deber hacia Dios y los otros seis de nuestra relación con hombres. En Mateo 5.17-48, los
mandamientos que tienen que ver con nuestra relación con hombres son reinterpretados y aplicados
interiormente, ¡para tratar con el pecado en la mente y el corazón! Esto es el Nuevo Pacto de Cristo
en acción, “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Co. 10.5). Si no piensas que
eso sea algo de significancia, ¡mira lo que hay en el corazón del hombre!

“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios,
las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la
envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y
contaminan al hombre”. (Mr. 7.21-23).

¡Solamente un Dios que puede entrar en el corazón puede amansar tal zoológico!

Cómo produce Dios un corazón regenerado

En la experiencia de la salvación, nos arrepentimos de nuestros pecados (llorar nuestra


condición depravada, confesarla y volver a Dios para ayuda). Recibimos perdón por la sangre
expiadora de Cristo y abrimos nuestro corazón para dar entrada a Cristo por medio del Espíritu Santo.
Ésta es la experiencia del nacimiento de nuevo.

Romanos 10.9,10 lo dice así: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en
tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación”.

El Espíritu Santo entra en nuestros corazones en la experiencia de la salvación; en realidad, es


imposible ser un cristiano sin ser nacido de nuevo por el Espíritu Santo (Ro. 8.9). Esto es lo que la
Biblia llama el bautismo del Espíritu (1 Co. 12.13). Los nueve frutos del Espíritu Santo empiezan a
crecer en tu corazón. Recuerda, tú no has de experimentar perfección inmediata. El fruto crece
lentamente. Dios lo produce en tu vida conforme tu muerte diaria a la vida vieja.

Si nunca has experimentado la salvación, ora ahora, pidiendo perdón a Dios al confesar tus
pecados, e invita a Jesús a entrar en tu vida. El puede si tú estás dispuesto. El puede sembrar el fruto
de su Espíritu Santo en tu corazón, ¡El te puede hacer nacer de nuevo!

Esta es la única manera en que se puede cumplir elNuevo Pacto.

Seis Maneras en que el amor busca reconciliación: (Mt. 5.21-48)

Siguiente, nuestro Señor trata de seis casos en que él demuestra cómo el Nuevo Pacto cumple
la intención del Antiguo. Todas éstas son ilustraciones de cómo el amor cumple la ley. Este principio se
encuentra vez tras vez a través del Nuevo Testamento: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos
a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. ...El amor no hace mal al prójimo; así que el
cumplimiento de la ley es el amor” (Ro. 13.8,10).

Durante su ministerio, Jesús acentuó vez tras vez que toda la intención de los diez
mandamientos, la ley y los profetas, podía ser resumida en dos mandamientos: amar a Dios con todo
tu corazón y amar a tu prójimo como a ti mismo (Mr. 12.29-31). Este principio doble es la esencia de
la ética del Sermón del Monte. Solamente puede ser practicado por medio de la gracia.

Aquí hay otra manera de resumirlo: “Porque no adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás
falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo” (Ro. 13.9).

Haz notar cuidadosamente en los seis casos que siguen cómo se aplica este principio para
resolver cada problema con lo que podríamos llamar el Ministerio de Reconciliación. Evita el enojo,
los insultos y las injurias, arregla las disputas fuera de los tribunales, busca reconciliación, evita
pensamientos lascivos, prevé el divorcio y las segundas nupcias, apártate del adulterio, no jures, evita
la venganza, vuelve la otra mejilla, presta, ve la segunda milla, ama a tus enemigos, bendice a todos,
ora por ellos y hazles bien.

En todas estas situaciones problemáticas, haz notar que el principio claramente es... ¡amor y
reconciliación! ¡Cuántos litigios, divorcios, pleitos, adulterios, etcétera, esto prevendría!

“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de
juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y
cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga:
Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas
de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate
primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario
pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el
juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el
último cuadrante.”

“Oíste que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una
mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de
caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues
mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”

“También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio. Pero yo os digo
que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se
casa con la repudiada, comete adulterio.”

“Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus
juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni
por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro
hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.”

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es
malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera
ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar
carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo
rehúses.”

“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo:
Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad
por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que
hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los
que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a
vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.

En estos seis casos nuestro Señor compara la tradición y costumbre humana (“oísteis”) con su
propio mandamiento perfecto: “Pero yo os digo”. Aquí tenemos el consejo de Dios sobre los
problemas del hombre.

De nuevo, todos los asuntos tratados nacen de las tres tentaciones básicas del hombre: los
deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida (el deseo de dominar, codiciar
poder).

Acerca de los deseos de la carne, él nos enseña que empiezan en los pensamientos sensuales y
la mirada lasciva. La solución es ¡purifica tus pensamientos! Para el deseo de los ojos en extender las
manos para tomar lo que es de otro o retener egoístamente lo que es mío, él nos enseña ¡da, no
quita! “¡Más bien es dar que recibir!”

Acerca de los problemas que se levantan del deseo de dominar, del enojo, de dar injurias, de
jurar, de enemistades, nos enseña ¡reconcíliate, perdona, bendice! ¡Vuelve la otra mejilla, ve la
segunda milla, presta sin esperar nada! La solución al odio y la enemistad es el amor. ¡La paz es más
deseable que el poder!

¿Son prácticas estas soluciones? Teólogos inteligentes enseñan que estas soluciones solamente
son “consejos de perfección” no destinados a ser vividos por el pueblo común. ¡Pero, Jesucristo
mismo dice que es la vida normal del cristiano! Si no lo vivimos por su gracia, él nos dirá: “Nunca os
conocí’” (Mt. 7.21,23).

¿Qué quiere decir: “Sed perfectos”? Al final de esta sección de seis casos, encontramos estas
palabras espantosas. “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto”.

¡Nadie creerá que esto significa que debemos ser perfectamente infalibles, omniscientes,
omnipotentes como Dios! ¿Qué quiere decir, entonces? Ya que el Sermón del Monte empieza (en las
bienaventuranzas) con describir el carácter de los que tienen la mente y el Espíritu de Cristo, este
capítulo también presume que la obediencia es únicamente posible para los que son nacidos del
Espíritu, participantes de la naturaleza divina, hijos de Dios.

En verdad, el Sermón del Monte es inalcanzable, impracticable e imposible para los que no son
nacidos de Dios. Jesús dice claramente: “Os es necesario nacer de nuevo” (nacido del Espíritu de Dios
cuando entra en tu corazón), de otro modo no estás aún en el reino (Jn. 3.3-8).

Es una mentira pensar que la Biblia enseña “la paternidad de Dios sobre la hermandad de toda
la humanidad”. Jesús claramente proclama a los que lo rechazaron: “Vosotros sois de vuestro padre el
diablo” (Jn. 8.44). Por eso tenemos que ser nacidos de nuevo para ser traspasados del reino de las
tinieblas al reino de Dios. Lee Colosenses 1.12-14.

Por lo menos dieciocho veces se menciona los hijos de Dios, su Padre, nuestro Padre, etcétera,
en el Sermón del Monte. Esta no es la enseñanza de un programa político para las naciones no
regeneradas, sino solamente para la familia de Dios.

Cuando somos nacidos de nuevo, nacidos del Espíritu Santo, recibimos a Cristo en nuestros
corazones. Su carácter empieza a ser formado en nosotros, como el fruto o el desarrollo del Espíritu
Santo. “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” es el sistema de vida para el cristiano. Efesios 3.14-
21 dice que la maduración (perfeccionar) es morar Cristo en nuestros corazones, llenándonos con el
amor, que es el amor especial y divino de Dios, quien es amor. Esto es lo que quiere decir con ser
perfectos, dejar que el amor perfecto de Dios desarrolle en nosotros y extiende a todos los hombres:

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma
nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el
ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud
de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la Iglesia en Cristo
Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Ef. 3.14-21).

Ahora, examinemos las soluciones específicas del Señor para los problemas comunes del
humano con el enojo, etcétera, La Biblia dice: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que
se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Pr. 16.32). Cuando Cristo reina en nosotros,
nos da poder para vencer al enojo, y transformarlo en una energía útil en vez de un resentimiento
ardiente y paralizador.

Cristo en nosotros nos da poder para llevar cautivo todo pensamiento. Mentes puras, viendo a
Dios, conquistan pensamientos lascivos y previenen al adulterio, el divorcio y las segundas nupcias, la
violación, la pornografía, los chistes indecentes, los libros y las revistas indecentes.

Cristo en nosotros nos da poder para buscar reconciliación con un hermano ofendido, dejar las
injurias, arreglar problemas fuera de los tribunales, evitar el perjurio, decir la verdad, no resistir al
malhechor con violencia, prestar, dar, ir la segunda milla, perdonar a nuestros enemigos en vez de
odiar, maldecir, resistir, resentir, quejarnos, insultar, y atacar. La esencia del camino de bendición es
amar, bendecir, hacer bien y orar como nuestras armas espirituales.

Vencer la vanagloria de la vida

Este grupo de pecados también se podría llamar la codicia de poder. Los hombres físicos
codician prosperidad, los hombres sociales codician fama, pero los hombres políticos codician poder.
Esta clase de pecados incluye enojo, resentimiento, odio, malevolencia, orgullo, sospecha, suposición
maliciosa, un espíritu exigente y crítico, rebelión, hostilidad, y violencia.

Este tipo de tentación está innato en nuestras naturalezas carnales. La Comisión para Crímenes
de Minnesota expuso recientemente un hecho de nuestros llamados “angelitos”:

“Todo niño empieza la vida como un pequeño salvaje. Es completamente egoísta y


egocéntrico. El quiere lo que quiere cuando él lo quiere: su biberón, la atención de su mamá,
el juguete de su compañero de juego, el reloj de su tío. Niégale estos deseos, y se llena de una
furia y agresividad que serían sanguinarios, si él no fuera tan impotente. No tiene modales, ni
conocimiento, ni habilidades. Esto quiere decir que todos los niños—no solamente ciertos
niños—nacen delincuentes. Si permitido a continuar en su mundo egocéntrico de su infancia,
dándole rienda suelta a sus acciones impulsivas, todo niño llega a ser criminal, ladrón,
homicida, violador”.

Mateo 4:8-10 demuestra como nuestro Señor rehusó la pompa y el poder de los reinos
políticos de este mundo. Mateo 5.5 nos enseña que son los mansos quienes son bienaventurados, no
los vengativos ni los rencorosos que exigen sus derechos. Mateo 5.7 nos enseña que son los
misericordiosos quienes son bienaventurados. Mateo 5.9 nos enseña que son los pacificadores
quienes son bienaventurados, no los guerreros. Mateo 5.22 condena al enojo que hace que los
hombres quieran matar. 1 Juan 3.15 nos recuerda que cualquiera que aborrece a su hermano ya es
homicida y ningún homicida tiene vida eterna. (A propósito, el suicidio es homicidio propio).

Es humano enojarse, pero la Biblia dice: “(el amor), no se irrita” (1 Co. 13.5), ni guarda rencor.
“No se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Ef. 4.26). Cualquiera que tiene el Espíritu Santo tiene que
quitar estas cosas que le contristen: “toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia” (Ef. 4.30,31) y reponerlas con misericordia, perdón y el andar en amor (Ef. 4.32-5.2).
Recuerda, Dios ES amor.

Un científico de la Duke University, el Dr. R. B. Williams, Jr., explica que la hostilidad y el enojo
pueden ser el componente clave y peligroso de las personalidades propensas a ataques cardíacos.
También se caracterizan como personas ambiciosas e impacientes. Es dos veces más probable que
éstos mueran de ataques cardíacos que la gente más tranquila y pacífica. ¡El odio enferma!
Demasiados comentadores inteligentes dicen que las enseñanzas de la no resistencia del
Sermón del Monte son solamente para sentimientos personales y que no deben influirte en relación
con ir a la guerra, patriotismo, etcétera. Siguen unas citas de la iglesia primitiva de cómo ellos
entendían y aplicaban el Sermón del Monte.

· “Los cristianos aman a los que los aborrecen”. —Epistle to Diognetus (Epístola
a Diognetus).
· “Bendice a los que te maldicen, ora por tus enemigos, y ayuna por los que te
persiguen. Da a todo aquel que pide de ti, y no se lo rehúses, porque es la
voluntad del Padre que demos a todos de los dones que hemos recibido. No
desee una división sino reconcilia a los que pelean”. —Teaching of the 12 Apostles
(Enseñanza de los 12 Apóstoles). (Los cristianos primitivos ni recibían donativos
de profesionales que eran considerados malos, tales como abogados no
honrados, políticos, espías, oficiales romanos, etcétera).
· “Un soldado tiene que ser enseñado a no matar a hombres y aunque
mandado, no debe hacerlo, y debe rehusar de tomar juramento; si no está
dispuesto a obedecer, tiene que ser rechazado (de instrucción para bautismo). Un
comandante militar o un magistrado civil que lleva puesto el púrpura debe
renunciar o ser rechazado. Si uno en instrucción o un creyente busca ser soldado,
debe ser rechazado, porque ha despreciado a Dios”. —The Apostolic Tradition (La
Tradición Apostólica).
· “Pero para hombres quienes obedecen a Dios, hay una ley, sencilla y
verdadera y apacible, lo que aborreces que te hagan, no lo hagas tú a otros”. —
Apostolic Regulations (Reglamentos Apostólicos).

Los apacibles anabautistas también eran no resistentes.

· Michael Sattler dijo: “No es apropiado que un cristiano sirva de magistrado por
estas razones: El magistrado gubernamental es según la carne, pero el del
cristiano es según el Espíritu; su ciudadanía está en este mundo, pero la
ciudadanía del cristiano está en el cielo; las armas de su conflicto y guerra son
carnales y solamente contra carne, pero las armas del cristiano son espirituales,
contra la fortificación del diablo”.
· Conrado Grebel escribió: “Los verdaderos cristianos creyentes son como
ovejas en medio de lobos... Tienen que ser probados en el fuego y tienen que
alcanzar la patria de descanso eterno, no con vencer corporalmente a enemigos
con la espada, sino con vencer a enemigos espirituales. No usan la espada
mundana ni se ocupan en guerra, ya que entre ellos ha cesado completamente el
tomar vida humana, porque ya no estamos bajo el Pacto Antiguo”.
· Felix Manz dijo: “Ningún cristiano hiere con la espada ni ‘resiste al mal”.
· Jacob Hutter escribió: “Antes que robarle a sabiendas un centavo a alguien, de
buena gana entregaremos cien guilders (dinero holandés). Y antes de darle un
golpe con la mano a nuestro peor enemigo, sin mencionar lanza, espada, o
alabarda según la manera del mundo, estaríamos dispuestos a perder nuestras
vidas”.

Se podrían dar muchas otras citas de toda la historia de la Iglesia y de muchas diferentes
denominaciones de hombres quienes tomaban literalmente al Sermón del Monte. Si quieres evitarlo,
tendrás que afrentar a Jesucristo en el día del juicio. Jesús dijo: “Cualquiera, que me oye estas
palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena... Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. (Mt. 7.26,23).

Se han propuesto muchas objeciones para tratar de evitar el obedecer al Sermón del Monte.
Pero recuerda esto, Jesús lo enseñó. Si tratas de disuadirlo, tendrás que enfrentarte con é1,

Miles de objetores de conciencia a la guerra han servido a sus países en maneras pacificas
durante todas las guerras americanas. No pudieron aborrecer ni matar, pero siempre ayudaron a su
país y la humanidad, sirviendo en hospitales, escuelas, agricultura, silvicultura, apagando fuego, o en
cárceles sí era necesario.

No podemos pasar por alto que la enseñanza sobre el divorcio en este mismo capítulo acentúa
reconciliación en vez de la destrucción del matrimonio. Él enseña claramente que repudiar a la esposa
para que entre en relaciones con otro, causa que ella cometa adulterio. Claramente enseña que un
hombre que se casa con la esposa de otro también comete adulterio. Queda claro que no hay lugar
para segundas nupcias para personas divorciadas mientras que su compañero original esté vivo(a).
Pueden vivir separados o pueden ser reconciliados. Esto también se enseña muy fuertemente en 1
Corintios 7.10,13,39. La tal llamada “frase excepcional” únicamente autoriza separación si uno de los
cónyuges está cometiendo acciones inmorales, pero nunca autoriza segundas nupcias. Si se
arrepiente de sus acciones inmorales, la relación matrimonial debe ser restaurada porque todo el
contexto es el de reconciliación. En Mateo 19.3-10 el Señor enseña de nuevo la permanencia de un
matrimonio; la inmoralidad es una excepción que da lugar para la separación pero nunca para las
segundas nupcias.
LECCIÓN IV
En el lugar secreto con Dios

“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra
manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.”

“Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas
en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu
limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”

“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas
y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”
“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería
serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis
necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también
en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque
tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.”

“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros
para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú,
cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu
Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Mientras que la última lección enfocaba en vivir el amor de Dios que mora en nosotros en
relación con nuestros prójimos, ahora enfocamos en la manera de amar a Dios. Tres veces en Mateo
6.1-18 se nos enseña cómo atraer la atención de Dios padre que ve en lo secreto.

Como en las bienaventuranzas, uno que tiene hambre y sed de justicia será saciado; eso es con
la conciencia de la presencia de Dios. Si tú purificas tu corazón de todo otro motivo, el puro de
corazón verá a Dios.

Nuestra alma, la parte social del hombre, es demasiado propenso a introducir motivos bajos
que estorban ver a Dios. Cristo rechazó la tentación de hacer actos espectaculares con tirarse del
pináculo y así convencer a las multitudes. Este programa de representar religión para ser visto de los
hombres, un programa de entretenimiento, impide nuestra comunión con Dios que ve en lo secreto.

El pecado de los hipócritas se revela en su nombre; hipócrita significa actor. Ellos hacen un
papel para los aplausos de los hombres, no para tener comunión con Dios. Un actor siempre está
fachendeando su obra en la plataforma. Pero los que juegan con religión para poder impresionar a
hombres, no tienen galardón más allá de los aplausos vacíos de hombres. El santo dedicado quiere
ver a Dios en vez de trompetear: “¡Mírame!”

Leonard Ravenhill, en su libro “America Is Too Young to Die”, (América está demasiado joven
para morir), página 109, dice:

“Estoy seguro de que hemos ofendido a un Dios santo con arreglar reuniones
evangelistas con efectos de Hollywood y con mujeres vestidas lujosamente, alumbrado de lujo,
y costosos lugares de espectáculos a esta hora avanzada de la historia—para el Hombre que
nació en un establo ... Los predicadores en los radios sugieren que no hay más avivamiento
porque ellos no están en más emisoras de radio. Los predicadores mendigos en la televisión
son como la sanguijuela de las Escrituras que dicen ‘dame, dame’. ¿Desde cuándo han
mendigado los hombres para el dinero de Dios de diezmos de viudas y ofrendas para hacer
canchas de tenis y dar lujo a alrededores mientras que la mitad del mundo padece hambre y
las misiones en ultramar sufren falta de dinero?”

En vez de tanta piedad super-publicada, necesitamos volver a aprender el secreto del Salmo
25.14: “La comunión íntima da Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”. La
búsqueda de los aplausos de hombres, “ser visto de los hombres”, es el motivo equivocado.
Busquemos más bien ver a Dios y ser visto por él.

¡El humanismo ha invadido a las iglesias! Alejandro Magno, el antiguo apóstol del humanismo
griego, tenía el sistema de edificar un redondel para deportes o gimnasios y un teatro en toda ciudad
conquistada. Con estas dos instituciones, él jactaba de que podía helenizar cualquier cultura. Mientras
que ambos los deportes profesionales y el drama eran definitivamente excluidos por la iglesia
primitiva, ¡las iglesias de hoy los reciben a brazos abiertos!

Rechazando los principios y el programa de Cristo, los vendedores modernos de religión han
inundado la radio, la televisión, y las películas con “¡atletas nacidos de nuevo, payasos ordenados,
presentadores de discos y actores de títeres clericales!” ¡Los métodos mundanos solamente producen
miembros mundanos a la iglesia!

El dibujo siguiente demuestra el hipócrita antiguo y moderno en su trabajo con su disfraz de


religioso. Teatralmente está sonando la trompeta para publicar sus ejercicios piadosos. Su única
recompensa, tristemente, será de hombres. Dios se encuentra en los lugares secretos, no en los
mercados religiosos. La teatralidad mata la comunión con Dios. A los tres casos en Mateo 6.1-18 se
podría llamar los tres secretos: limosna secreta, oración secreta, y ayuno secreto. Cada uno de éstos
corresponde con una de las tres tentaciones: el ayuno físico para dominar el cuerpo, el dar limosna
para dominar la codicia del alma y la oración para dominar la desgobernada tendencia del espíritu de
adorar a otros dioses.

Ayunar en secreto controla la vida carnal y evita aparentar tristeza para llamar la atención de la
multitud con nuestra auto-compasión. Ascetismo o castigar a la carne, como un fin en sí mismo,
nunca es una manera para impresionar a Dios. Pero el ayuno con gozo, para poder concentrar en la
comunión con Dios, es bendecido inmediatamente con su atención y presencia. Allí hay gozo en vez
de quejas, y por tanto él se agrada por ser alabado con la gratitud.

Dar limosna en secreto distribuye nuestra riqueza a los menos afortunados, y no tiene como
fin el ser visto de los hombres. Por tanto es reconocido por Dios. Es acompañado de gratitud gozosa y
así agrada doble a Dios, “porque Dios ama al dador alegre” (2 Co. 9.7). Si diéramos de mala gana,
lamentando la necesidad de dar, sería una ofrenda inútil a Dios. Jesús no permite otro motivo para
dar que para agradar a Dios.

La oración secreta es la comunión más necesaria con Dios, de las tres. La oración alegra el
corazón de Dios más cuando es acompañada de estos tres elementos: 1. La oración de
arrepentimiento, pidiendo perdón, causa gran gozo en el cielo. 2. La oración de intercesión por las
necesidades de otros mueve el corazón de Dios (Job 42.10 dice: “Y quitó Jehová la aflicción de Job,
cuando él hubo orado por sus amigos”). 3. La oración de pura alabanza a Dios por ser él lo que es, es
el propósito por lo cual fuimos creados, para su placer (Ap. 4.11; 1 P. 2.10).

Al estudiar el padrenuestro, encontramos en él estos tres elementos: arrepentimiento,


intercesión y pura alabanza. ¡Con razón es la oración modelo!

Muchas iglesias que una vez predicaron el evangelio, ahora se precipitan tras teatralidad y
entretenimiento religioso. Tienen hombres en el “ministerio de títeres” haciendo sus papeles en la
televisión, ¡Tienen mujeres en el “ministerio de payasos” como si hacer el payaso fuera un don
espiritual! Hacen banquetes para madres e hijas en los cuales desempeñan entretenimientos de
bailes y musicales: jarabe tapatilla, duos en piano, etcétera. ¡En el Antiguo Testamento Dios lo llamó
idolatría cuando se sentó el pueblo a comer y beber y se levantó a bailar y a jugar!

David Wilkerson, un evangelista popular de nuestra generación, recientemente se arrepintió


de su popularidad embellecida, se retiró para un año de estudio bíblico y comunión con Dios, y
escribió la siguiente valoración de la religión moderna América:

“Yo creo que cada líder cristiano debe encerrarse y esconderse... estar a solas con Dios.
Apártate de los aplausos—y desencántate. ‘Es necesario que nosotros mengüemos y él crezca’.
Así llegarás a ser más y más glorificado.
Hemos creado un evangelio americano con su Cristo todo americano, que es próspero,
que es aficionado a deportes y que es un ganador. ¡Está tan lejos de la realidad, que da asco!
En cuanto a la radiodifusión religiosa de América; ¡deben pararla! Apaguen todas las cámaras.
Libremos a todos estos hombres de las presiones que les hemos impuesto. Quitémosle sus
vestidos heroicos, toda su esplendidez y dejémosles volver al ‘monte’ y ser quebrantados ante
Dios.
Ya no quiero tener parte alguna de ese sistema de ‘estrellas religiosas’. Me he retirado
de eso. Jamás volveré a permitir que alguien aplauda una de mis reuniones. Creo que es
insensato y que entristece al Espíritu Santo. Cuando el evangelista popular se levanta, le dan
una ovación puestos de pie—y el Espíritu Santo sale por la puerta trasera. ¡Es carnalidad, toda
carnalidad! Hemos llegado a ser una generación de adoradores de la carne. Pienso que la
profundidad de nuestra teología en América es como dos pulgadas... ¡No puedes predicar
salud y prosperidad y tener en tu corazón la venida inminente de Jesucristo! Pienso que una
persona verdaderamente espiritual y oradora que viene a América de un país donde se mueve
Dios—donde hay sacrificio y sufrimiento ¡tiene que horrorizarse por todo lo que ve aquí!”
—seleccionado de The Plough, nov. de 1984

¡Arrepiéntete América! ¡Lo que necesitamos hoy día en vez de un bautismo de teatralidad y
falsas actuaciones carismáticas es un bautismo de sufrimientos! El profeta verdadero se apartará a
solas con Dios, en sus rodillas, y orará hasta traer un avivamiento que deshará nuestro materialismo y
mundanalidad. Los profetas falsos hoy hacen como lo predijo nuestro Señor: “Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y
en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad” (Mt. 7.2 ,23).

A Philippe Vernier, hijo de padres misioneros franceses, lo rehusaron ordenar porque era no
resistente y no llevaría armas. Pasó veintinueve meses encarcelado; todos menos cinco los pasó
incomunicado. Estas son unas de sus meditaciones de estar en el lugar secreto con Dios:

“Jesús a menudo iba al desierto. Dijo: ‘No estoy solo’ porque el Padre estaba con él.
Este compañero de individuos solitarios no es conocido por el hombre que vive en las masas.
Si quieres ser bienaventurado, resérvate horas lejos del clamoreo, huye de la compañía de los
de mentes superficiales.
Allí tu maestro te enseñará a escuchar a la voz de las profundidades. El que ve en lo
secreto te dará confidencias que ningún ojo humano ha podido imaginar. El que habla en
silencio morará contigo cuando todos los demás se han ido.
El fundamento más firme es una ‘vida escondida con Cristo en Dios’. Al buscar su
presencia, lejos de ojos entremetidos, al orar El con paciencia edifica en ti, secretamente, los
fundamentos indispensables. El te restaurará el gozo de la salvación. Como un amigo que
quiere tu comunión solamente para tener comunión, te dice: “¿Mi hijo, me amas?” ¡Nunca me
he encontrado con una persona que era verdaderamente agradecida que no sea feliz!
¿Dónde está el lugar secreto? Tres veces se acentúa en Mateo 6 que las bendiciones
verdaderas nos son disponibles en secreto con Dios. Leemos Salmo 25.14: “La comunión
íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos les hará conocer su pacto”. Así que, cuando
entramos en nuestro aposento de oración o estudio para meditar en la Palabra de Dios, él nos
revela muchos misterios profundos. “El revela lo profundo y lo escondido” (Do. 2.22).

El Salmo 31.20 dice: “En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del
hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas”. El Salmo 9.1 dice: “El
que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”.

El que habita al abrigo de Dios

Morará bajo sombras de amor

Su esperanza y castillo Jehová será,

Y en sus alas feliz vivirá.

El que habita al abrigo de Dios,

Consagrado a su voluntad,
Puesto en alto, saciado en su plenitud,

De Jehová gozará la salud.

Oh, yo quiero habitar al abrigo de Dios,

Sólo allí encontraré paz y profundo amor.

Mi delicia es con El comunión disfrutar,

Y por siempre su nombre alabar.

R. C. Savage

El padrenuestro empieza con alabanza y termina con alabanza. Primero hay tres peticiones
acerca de Dios: santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad. Después hay tres
peticiones de nuestras necesidades mayores: el pan nuestro de cada día dánoslo hoy, perdónanos
nuestras deudas en pecados, no nos metas en tentación, sino líbranos del mal ¡Ni una vez se usan las
palabras yo, mi, mí o míos! Por lo tanto, es en verdad una oración intercesora ¡para todos nosotros!
en la iglesia primitiva la oraban tres veces al día para reponer los tres sacrificios diarios del templo,
¡Usémoslo más!

Si rugen fieras tempestades,

Si me amenaza el mal atroz;

Buscando al Padre de piedades,

A solas quiero estar con Díos.

Con Dios a solas; ¡cuan glorioso

Estar con El en oración!

Con Dios a solas he encontrado

Sublime y dulce comunión.

Allí gran bendición encuentro,


Escucho allí su dulce voz;

Su faz gloriosa allí contemplo

Estando a solas yo con Dios.

—Johnson Oatman, Jr.

LECCIÓN V

¿Donde esta tu tesoro?

Esta sección del Sermón del Monte, Mateo 6.19-34, trata del problema con la codicia. Envuelto
en esto están el temor, la ansiedad y la confianza.

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan
y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no
minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”

“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas,
¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará
al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber;
ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir.”

“¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo,
que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis
vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su
estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanéis? Considerad los lirios del campo, como crecen:
no trabajan ni hilan; pero te digo, que ni aun Salomón en toda su gloria se vistió así como uno de
ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará
mucho más a vosotros, hombres de poca fe?”

“No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque
los gentiles buscan todas esta cosas; pero vuestro Padre celestial sabe qué tenéis necesidad de todas
estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.”

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a
cada día su propio mal”.
La tentación de la codicia

En el padrenuestro se nos manda a orar, “no nos metas en tentación”. Hemos dicho ya varias
veces en este estudio que todo el Sermón del Monte es una exposición de las tres tentaciones de
Cristo, La segunda tentación era los deseos de los ojos o la codicia.

La codicia física es el deseo de “poseer” a otra persona sexualmente, o de glotonería o de


borracheras. La codicia del alma es el deseo de oír y ver placeres y deleites mundanos, como también
ganar los aplausos y la aprobación de la masa. La codicia espiritual es el deseo de acumular
posesiones y poder sobre otros. En estas tres maneras, la codicia tienta al cuerpo, al alma y al espíritu.

Hemos notado también que es una exposición de los diez mandamientos. El mandamiento
décimo trataba de la codicia: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Ex. 20.17). Esto
acentúa en el deseo de las posesiones de otros.

En el Sermón del Monte, nuestro Señor reinterpreta y amplifica este mandamiento contra la
codicia. El demuestra que la maldad no es solamente avaricia, pero que es idolatría por el fuerte
apego a cualquier cosa creada, en vez de dependencia en el Creador. En realidad, el Nuevo
Testamento dice: “Haced morir... avaricia que es idolatría” (Col. 3.5).

En las bienaventuranzas, se trata de la codicia cuando Cristo dice: “Bienaventurados los de


limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. La impureza de corazón es mirar y codiciar criaturas. Otra
vez se trata de la codicia (los deseos de los ojos) en Mateo 5.28: “Cualquiera que mira a una mujer
para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.

Otra vez, en Mateo 6.2,5,16 ¿no se trata de la codicia? “...para ser vistos de los hombres”. Otra
vez en Mateo 6.22,23, el pasaje que parece misterioso del ojo maligno. ¿No está esto en contexto con
otra advertencia contra “los deseos de los ojos” que es codicia?

Otra aplicación está en el deseo de ser no solamente vestido sino de ser vestido de ropas
magníficas (Mt. 6.29-32). En efecto, los gentiles o los paganos, gente mundana, buscan las cosas de
las modas de la idolatría de codicia.

Adam Clarke, comentando de 1 Timoteo 2.9, donde la Biblia habla del vestido modesto de las
mujeres, dice: “Las mujeres aficionadas a los trajes muy elegantes raramente se sujetan a sus esposos
más allá de lo que apenas tienen que sujetarse. Su vestido, que diseñan para atraer los ojos de otros,
es prueba suficiente que no tienen amor ni respeto a sus maridos”.

¡Esto quiere decir que el deseo de ser vestido elegantemente tiene como fin el atraer los
deseos de los ojos! Por esto es que la iglesia a través de los siglos ha ordenado normas de vestido
modesto—para evitar la codicia,

Tanto los hombres como las mujeres son tentados a atraer los deseos de los ojos. El Apostolic
Regulations (Normas Apostólicas) de 200 D. C. dice a los hombres:
“No adornes tu hermosura natural que te es dada por Dios, sino (cúbrela) con humildad
(y modestia)... De la misma manera tampoco fomentes (arregles) el cabello de tu cabeza, sino
córtalo, ni lo peines y adornes (lujosamente), para que no te traigas encima tales mujeres que
entrampan, o son entrampadas por la sensualidad. Zapatos de moda, anillos de oro, estilos
lujosos del pelo; todas estas cosas son desenfreno de codicia. Y no destruyas (o afeites) los
pelos de tu barba”.

¡Esto es el motivo de la no-conformidad!

Dios contra las riquezas

Aquí (Mt. 6.24) en el original griego nuestro Señor usó la palabra mammón que es un término
arameo que significa ganancia, o riquezas. El Nuevo Testamento está claro en que los que viven para
acumular riquezas son “hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la
piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada
de contentamiento” (1 Ti. 6.5,6).

Jesús enseña en el Sermón del Monte que el perseguimiento de riquezas viene también de
temor o preocupación y ansiedad. El pasaje citado de 1 Timoteo sigue diciendo: “porque nada hemos
traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos
contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos
los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores” 1 Ti. 6.7-10).

“¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!” (Lc. 18.24).

“¡Ay de vosotros... hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis
largas oraciones” (Mt. 3.14).

“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad... ¿cómo mora el
amor de Dios en él?” (1 Jn. 3.17).

¿Cómo prevendremos la codicia? Los monjes franciscanos hicieron una regla de pobreza
voluntaria, de no poseer ningunos bienes. Pero su orden monástica poseía los bienes y llegaron a ser
ricos. Los huteritas hicieron la regla de tener todas las cosas en común, con pocos bienes personales,
pero las comunidades de la iglesia llegaron a ser muy ricas, con poco compartido con otros en
necesidad.

Juan Wesley propuso otra solución:


“Temo que dondequiera hayan aumentado las riquezas, la esencia de la religión ha
menguado a la misma proporción. Por lo tanto, no veo cómo es posible, lógicamente, que
cualquier renovación religiosa verdadera puede continuar por mucho tiempo. Porque la
religión necesariamente produce ambos la diligencia y frugalidad, ¡y éstos no pueden menos
que producir riquezas! Pero al aumentar las riquezas, así también el orgullo, el enojo, y el amor
al mundo en todas sus formas. ¡Por lo tanto, gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que
puedas, y da todo lo que puedas! Edifican sus iglesias sencillas y baratas, a no ser así
necesitarían hombres ricos. Cuando los ricos les son una necesidad, gobernarán sobre ustedes,
y cuando los ricos gobiernan sobre ustedes, ¡adiós a cualquier religión verdadera! Cuando los
metodistas eran pobres, eran puros”.

El Señor Jesús nos incitó a hacer tesoros en el cielo. Pero no podemos hacer los tesoros en el
cielo si no empezamos a ponerlos abajo aquí en el mundo. Aquí hay unas sugerencias:

1. Tener un programa de la Iglesia de ayudas para los hermanos en vez de seguros de


automóviles, de médicos o de bienes.
2. Planear para cuidado familiar de los ancianos en vez de pensiones e instituciones
gubernamentales.
3. Un límite voluntario en el costo de capillas, para no ser amarrados con deuda.
4. Un programa de la iglesia voluntario que anima a desembolsar el 50% de las
herencias en lugar de arruinar la siguiente generación con grandes herencias.
5. Poner los muchachos de aprendices de ciertos oficios en lugar de depender en recibir
una grande herencia,
6. Empezar una obra misionera cuando cualquier iglesia llega a tener treinta familias.
7. Evitar el formar grandes instituciones de la iglesia que tan a menudo llegan a ser
centros corruptos de poder y riquezas.

Haced tesoros en el cielo: Ya que tenemos que salir de este mundo sin nada, es mejor haber
distribuido de antemano lo más posible de nuestra riqueza que fuera posible, y así hacer tesoros en el
cielo. Si incluimos en nuestra vida mucho servicio voluntario, trabajo hecho sin sueldo para propósitos
de caridad, por causa de Cristo, ¡sin duda será abonado a nuestra cuenta celestial!

Sin embargo, tenemos que cuidarnos de no publicar de nuestro trabajo voluntario o donativo
de tiempo y dinero, la no ser que perdamos el galardón. Si vivimos para Cristo y para ayudar a nuestro
prójimo y para edificar y extender la iglesia, ¡será parte de la pobreza voluntaria! ¡Bienaventurados
son ustedes pobres, porque suyo es el tesoro en el cielo!

Lo opuesto a la codicia es contentamiento con lo que tenemos. La característica del santo es


tener hambre y sed de la justicia, que lo sacia. Pero la persona mundana siempre tiene hambre y sed
de cosas que nunca pueden saciar: dinero, posesiones, siervos amores, propiedades, vehículos,
ganado.
El ideal del Nuevo Testamento se expresa en el Sermón del Monte: “Buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (se mencionan comida y vestido) os serán añadidas”
(Mt. 6.33). En el contexto, condena preocupaciones ansiosas, temerosas e inseguras de lograr “estas
cosas”. El amor de Dios echa fuera nuestra inseguridad temerosa a como aprendemos a confiar en el
para estas cosas, y continuamos a trabajar con nuestras manos para tener también que dar a otros en
necesidad. No hay ninguna enseñanza en el Sermón del Monte que dice que es “más espiritual” dejar
de trabajar y tratar de vivir como un parásito de mendigar limosnas del trabajo de otros.

1. Timoteo 6.6-10 nos advierte que “gran ganancia es la piedad acompañada de


contentamiento” y “teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”.

Vence Packard, en su libro, The Hidden Persuaders (Los persuasores escondidos) pone a la luz
como los anuncios intrigan destruir el contentamiento con tener sustento y abrigo e introducir una
codicia para cosas que no necesitamos. Los anuncios mundanos a menudo aspiran a destruir el
contentamiento y la gratitud con una vida sencilla y ¡crean una demanda para cosas por las cuales no
tenemos suficiente dinero para comprarlas!

LECCIÓN VI
Ver los unos por los otros

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados,
y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿0 cómo dirás a tu hermano: Déjame
sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócritas! saca primero la viga de tu propio
ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las
pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.”

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá, ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo
le pide pan, le dará una piedra? ¿0 si le pide un pescado, le dará una serpiente?”

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que
queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la
ley y los profetas”.

Esta sección del Sermón del Monte trata de los principios básicos de relaciones humanas.
Empieza con una explicación de la diferencia entre la parcialidad y el discernimiento. Ambos son
variedades de juicio. El uno se basa en odio y temor irrazonable prejuzgando a alguien. Eso es un
espíritu crítico que es repulsivo. Aquí hay un ejemplo de cómo un escritor de la iglesia primitiva, Justin
Martyr (150 D.C.) lo dijo:
“Antes de que llegamos a ser cristianos, nos deleitábamos en corrupción, ahora nos
regocijamos en pureza de vida; practicábamos la magia y la hechicería, ahora nos dedicamos al
Dios bueno y eterno. Valuábamos ante todo al dinero y las posesiones, ahora juntamos todo lo
que tenemos y lo compartimos con los que necesitan. Anteriormente, nos aborrecíamos y nos
matábamos, y por una diferencia en nacionalidad o costumbres, rehusábamos dejar entrar
extranjeros dentro de nuestras puertas. Ahora después de la venida de Cristo vivimos en paz.
Oramos por nuestros enemigos y buscamos ganar a los que nos aborrecen injustamente, para
que por medio de vivir según los preceptos nobles de Cristo, puedan participar con nosotros
en la misma esperanza gozosa de obtener nuestro galardón de Dios, el Señor de todo” (de
Apology, 1,14).

Esto resume los cambios revolucionarios en las relaciones humanas que resultaron de vivir el
Sermón del Monte por los cristianos nacidos de nuevo. ¡Aun las más amargas y crueles de todas las
parcialidades, el nacionalismo, el patriotismo y el racismo se podrían vencer por el Espíritu Santo en
los creyentes redimidos!

En armonía con las actitudes reconciliadoras enseñadas a través del Sermón del Monte, los
cristianos primitivos practicaban el amar los unos a los otros, el perdonar los unos a los otros, el
ayudar los unos a los otros. Si alguien cayera, los volvían a recibir si había arrepentimiento verdadero.
Pensemos del divorcio, por ejemplo. La enseñanza de Cristo es claramente contra el divorcio. Fue
reconocido tempranamente que la separación pueda ser necesaria (1 Co. 7.10-40): “Y si se separa,
quédese sin casar, o reconcíliese con su marido”. No se permitía matrimonio alguno a otra persona
después del divorcio, con el entendimiento que el cónyuge verdadero era aún su cónyuge, hasta la
muerte.

El divorcio fue enseñado por Cristo como un desastre que acontecía por el endurecimiento del
corazón de uno o de ambos cónyuges. Pero para el cristiano, la esperanza siempre ha sido que el
verdadero cónyuge pueda ser restaurado, ambos al matrimonio y al Señor. Un ejemplo de cómo
pensó la Iglesia primitiva del divorcio y el volver a casarse (de “The Shepherd of Hermas” (El pastor de
Hermas), 150 D.C.) se demuestra con estas palabras:

“¿Qué hará un esposo a su esposa si cae en adulterio? Que la divorciada (si ella persiste
en pecar y no se arrepiente), pero si después de divorciarse de su esposa, se casara con otra, él
igual que ella comete adulterio. Pero si ella se arrepiente y desea volverse a su propio esposo,
¿no se recibirá? ¡Desde luego! Si el esposo no la recibe, trae gran pecado sobre sí mismo”.

¡Cuán diferente es el método bajo la gracia que lo que prevalecía bajo la ley! En el Antiguo
Testamento, una esposa divorciada no podía ser recibida otra vez por su esposo. Pero bajo la gracia,
se animan al arrepentimiento y la restauración. El principio es la reconciliación.

A lo siguiente se usa el ejemplo tierno de cómo aun un padre terrenal daría alimento en vez de
una serpiente venenosa a su hijo. Cuánto más el Padre celestial perdonará a los que piden, llaman y
buscan. Ahora la regla es el amor.
¿Por qué, pues, las palabras que parecen tan severas en Mateo 7.6 de “perros” y “cerdos”?
Para los oyentes de Jesús, el hombre al que le decían “perro” era un hombre inmoral. Era alguien que
no tenía más morales que un perro. Tales personas tenían que ser discernidas y no introducidas
ligeramente a la comunión de los cristianos, a no ser que arruinaran a otros por seducción y
corrupción. Aquí tenemos un ejemplo de cómo dos escritos de la Iglesia primitiva hablaron
cuidadosamente de los problemas de la pureza:

· “No cometerás adulterio, no cometerás homosexualidad; no cometerás


fornicación; no usarás filtros de amor (drogas para despertar al sexo); no
procurarás el aborto, ni cometerás infanticidio... No sé lascivos, porque la lascivia
lleva a la fornicación”. —Didache, 85 D.C.
· “Los nuevos conversos a la fe... deben ser primeramente traídos a los
maestros... y examinados de cuáles son sus razones de abrazar a la fe... Se debe
entonces averiguar de la naturaleza de sus vidas—si son casados, divorciados, o
solteros, si son esclavos o libres y cuáles oficios practican. Si un hombre es
alcahuete (enredado en vender prostitutas), deberá dejarlo o ser rechazado.
Asimismo, una ramera o un hombre licencioso... un soldado, un mago, un actor,
un oficial gubernamental, un atleta profesional... deberá dejar su oficio o ser
rechazado”. —Hippolytus, Apostolic Tradition (Tradición Apostólica), 220 D. C.

De igual modo, los “cerdos” eran criminales y estafadores, inclinados a alimentarse con avidez
de la comunión de la iglesia, sin contribuir ellos nada. Requeriría discernimiento del Espíritu Santo
para los cristianos poder distinguir entre los conversos sinceros y los que eran apenas oportunistas.

Un espíritu crítico

El Señor advierte en Mateo 7.1-5 contra la hipocresía de ser severos con las faltas de otra
persona pero tratar con menos rigor a las de uno mismo. ¿Cuántas veces nosotros los miembros de la
Iglesia nos encontramos en esta trampa de un espíritu severo y crítico, aun suponiendo e imaginando
maldad?

El Señor nos recuerda que seremos juzgados con el tipo de juicio que imponemos a otros.
¡Personas críticas y recelosas son una MOLESTIA con mayúscula! Pronto pueden destruir una iglesia.

La Iglesia de Corinto tenía muchos problemas como podemos ver al leer las dos epístolas que
les escribió Pablo. Era característico a la debilidad humana que después de haber tratado con un caso
de inmoralidad con demasiada severidad, Pablo tuvo que reprenderles por super-reaccionar. Lee 2
Corintios 2-11.

En un mundo impuro, lo más seguro es que muchos conversos habían vivido vidas impuras
antes de su conversión. Pablo recordó a los cristianos corintios de esto cuando empezaron a sentirse
auto exaltado:

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarlos, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los
avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais
algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Co. 6.9-11).

Cuidado con un espíritu crítico.

En Mateo 7.12, nos revela con estas palabras el equilibrio perfecto en relaciones humanas:
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros
con ellos; porque esto es la ley y los profetas”. ¡Llámalo la Regla de Oro de relaciones humanas! Es el
secreto del éxito en su vida personal y en su iglesia.

Oswald Chambers en su libro excelente, Studies in the Sermon on the Mount (Estudios sobre el
Sermón del Monte), nos advierte de no llegar a ser cazadores de herejías, detectives doctrinales y
espías nombrados por nosotros mismos, para escudriñar los motivos de otros (aunque todos los
cristianos son necesariamente “inspectores de frutos”, porque por sus frutos los conoceréis):

“El consejo de nuestro Señor a sus discípulos es “Sé como el lirio y el ave”. Cuando un
hombre es nacido de arriba es (tentado) a ser un policía moral, uno que
inconscientemente se presenta como mejor que otros, un presumido espiritual
intolerable. ¿Cuáles son los hombres que más nos influyen? ¿Los que nos obligan a
escuchar o los que viven sus vidas como las aves del cielo y los lirios del campo,
perfectamente sencillos y sin afectación? Estas son las vidas que nos moldean”.

Ver los unos por los otros se trata de los principios y las prácticas de las relaciones humanas en
Cristo. Busca estas citas bíblicas y copia la frase que dice cómo debemos o cómo no debemos ver los
unos por los otros.
HAZ

1. Romanos 12.5
2. Romanos 12.10

3. Romanos 16.16
4. 1 Corintios 12.26
5. Efesios 4.2
6. Efesios 4.32

7. Efesios 5.21

8. Efesios 4.32
9. Hebreos 3.13
10. Gálatas 5.13
11. 1 Pedro 4.9
12, 1 Pedro 1.22
13. 1 Juan 1.7
14. Santiago 5.16
15. 1 Pedro 3.8
16, Romanos 15.5
17. 1 Corintios 16.20
18. 1 Tesalonisenses 3.12

19. Hebreos 10.25


20. Colosenses 3.16
21. I Pedro 5.5

22. 1 Tesalonisenses 3.18


23. 1 Corintios 11.33

NO HAGAS

24. Santiago 5.9

25. Romanos 14.13

26. Gálatas 5.15

27. Juan 13.22

28. 1 Corintios 4.6

29. Colosenses 3.9

30. Tito 3.3

31. Apocalipsis 6.4

32. I Corintios 6.7

Lección VII
Viviendo a la luz del juicio

La última sección del Sermón del Monte es Mateo 7.13-29. Adecuadamente, habla de las cosas
y los tiempos postreros. Está llena de cuadros sombríos, tales como el camino que lleva a la perdición,
falsos profetas, lobos rapaces, árboles malos con frutos malos echados en el fuego, hacedores de
maldad, ríos venideros, vientos venideros, una gran ruina. Léelo con oración, y camina con cuidado.

“Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que
lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro
son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los
abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen
árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado
y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.”

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros?”

“Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon
contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye
estas palabras y nos las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó,
y fue grande su ruina.”

“Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.

Los Tiempos del Fin

A través del Nuevo Testamento, se acentúa que el tiempo ha de llegar a un fin, habrá un
último día, será el día del juicio, y Jesús será el Juez:

“Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí
mismo: y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis
de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que
hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación” (Jn. 5.26-29). “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al
Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitar en el día postrero” (Jn .6.40).

También se enseña a través del Nuevo Testamento que los postreros tiempos antes del día del
juicio serán tiempos de tribulación, confusión y de engaño por falsos profetas:

“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la


maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin” (Mt. 24.11-14).

Esta escatología o doctrina de los postreros tiempos, primeramente se revela en el Sermón del
Monte. Estudiemos cuidadosamente los pasajes que hablan de ello. El primero está en Mateo 5.21:
“culpable de juicio”. Otra vez en Mateo 5.22 leemos “culpable de juicio... expuesto al infierno de
fuego”. Mateo 5.29 y 30 hablan de ser echado al infierno. También, Mateo 5.18 habla del pasar del
cielo y la tierra. Según 2 Pedro 3.7-13, esto acontecerá en el día del juicio y será seguido por un nuevo
cielo y una nueva tierra en los cuales mora la justicia.

A siguiente, nota cuidadosamente cómo en Mateo 7-22,23 el Señor revela la escena del día del
juicio (“en aquel día”). El se confronta con una multitud (“muchos”) que profesan ser cristianos
quienes dicen: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”

Escucha cómo él les contesta: “Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad”. Pero si estos que profesaban ser cristianos supuestamente desempeñaban
muchos ejercicios religiosos, ¿por qué les diría Cristo, “Nunca os conocí”? La respuesta es que muchas
personas pueden desempeñar ejercicios supuestamente religiosos pero sin la presencia y bendición
de Cristo; es un fraude vacío.

También fíjate cuidadosamente que la prueba en Mateo 7 para discernir los falsos profetas no
es por sus “dones” (profecía, echar fuera demonios, muchos milagros). Los dones espirituales los
carismáticos son fácilmente falsificados. La única prueba verdadera de la cristiandad legítima es “por
sus frutos los conoceréis”.

Muchas veces a través del Nuevo Testamento se habla de que los dones del Espíritu son
únicamente autentificados por el fruto del Espíritu. Cuatro ejemplos son Mateo 7.15-23, Romanos
12.6-21, 1 Corintios capítulo 12, 13, 14 y Santiago 1.17 y 3.12-18. Uno de los engaños mayores de los
tiempos postreros es el llamado movimiento carismático que exalta los “dones” pero desecha el
“fruto”. Por esto es que muchos serán apartados por Cristo en el día del juicio.

El Sermón del Monte del principio hasta el fin acentúa el fruto del espíritu—amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio (templanza) Gá. 5.22,23. Cuando
éstos están ausentes o mínimos, es un árbol malo, un árbol corrupto, no importa cuántos dones
aparentes del Espíritu se pretenda tener. Los discípulos de Satanás se jactan de sus “dones” pero los
discípulos de Cristo llevan su fruto.

En esta sección final del Sermón del Monte, se hace muy claro cuál es la base sobre la cual se
hará el juicio: “Entrad por la puerta estrecha”. Jesucristo mismo es el Camino angosto. Sin su obra
redentora en la cruz por nosotros (perdón) y su obra redentora dentro de nosotros (hacemos amables
y perdonadores), no hay salvación ni esperanza.

Cuando viajamos por el camino angosto tenemos que descargar toda carga o impedimento
que nos estorba para entrar al cielo, “Dejad... vosotros todas estas cosas: ira, enojo; malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. ...habiéndoos despojado del viejo hombre con sus
hechos, ¡y revestido del nuevo! ...¡Vestíos... de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad,
de mansedumbre, de paciencia! ... ¡Vestíos de amor!”

Cuando las tempestades de los tiempos postreros golpean sobre nosotros, necesitamos ser
establecidos sobre el fundamento firme de la Roca Cristo (1 Co. 3.11). Mateo 7.24-27 dice
específicamente que la roca es estas palabras de Jesús—esto es, la Persona y las palabras de Cristo,
los principios de este Sermón del Monte. Si edificamos sobre cualquier otra cosa, es arena que no
aguantará.

“¡Oh Jehová... en la ira acuérdate de la misericordia!” (Hab. 3.2). Mateo 5.7 nos recuerda otra
vez, “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Los mejores de
nosotros en nuestro estado mejor aun necesitamos la misericordia de Dios. Por esto es que Cristo
muri6 por nosotros en la cruz del Calvario.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con
nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (El. 2.4-9).

El Sermón del Monte pone énfasis vez tras vez en que tenemos que vivir a la luz del juicio
venidero. La iglesia no se compone de gente absolutamente perfecta, sino de gente perdonada que
son perdonadores. Lee Mateo 6-12,14,15 otra vez y Marcos 11-25.

Se podría resumir los principios del Sermón del Monte así: la gracia nos hará clementes; el
amor cumple le ley, la reconciliación tiene que reponer a la venganza; busca la aprobación de Dios en
vez de los aplausos de los hombres; haz tesoros en el cielo en vez de en la tierra; haced a otros como
queréis que os hagan; por sus frutos los conocerá.

Todo aquel que me ama, en el fin,

En el fin, recibe gran galardón.


Si mi palabra obedecerá,
Si en su trabajo mi obra hará,

Vendré y él su corona tendré, en el fin.

—Juan McPlaill

Versión española de Marcos Yoder

Las palabras más espantosas de Jesús, en el Sermón del Monte, son sus declaraciones
proféticas que pronunciará a los que se profesan ser cristianos pero que no obedecen a sus
mandamientos: “Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedoras de maldad”
(Mt. 7.23).

¡Estas palabras no fueron dichas a budistas, ni a mahometanos, ni a ateos, sino a unos que
profesaban ser cristianos! ¡Esta gente pretendía predicar, exorcizar demonios, y hacer milagros en
nombre de Jesús (Mt. 7.22)!
Apostasía

Entre los apostatas nombrados en el Nuevo Testamento, podemos distinguir diferentes tipos.
Primeramente, los descendientes incrédulos de Abraham, quienes son por herencia sus
descendientes carnales pero no sus descendientes espirituales.

Mateo 8.8.12 nos cuenta la historia de un centurión creyente del cual Jesús dijo: “De cierto os
digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del
occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino
serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Romanos 9.6-8 y 11.5 nos recuerdan que no toda la descendencia carnal de Israel es verdadera
descendencia espiritual de Israel, sino sólo un remanente se está salvando.

Otra clase de apostatas son los cristianos quienes anteriormente conocieron la experiencia de
andar con Dios, pero que después han caído por transgresión intencionada y continua: “cayó Judas
por transgresión” (Hch. 1.25); “...es imposible que los que una vez fueron iluminados... y recayeron,
sean otra vez renovados para arrepentimiento” (He. 6.4-6). Otra vez, el Señor dice claramente que los
nombres de los que no vencen serán borrados del libro de la vida (Ap. 3.5).

Otra clase de los que profesan ser cristianos, quienes se perderán, se identifican en Mateo
12.43-45; son los que empiezan una vida religiosa, tratan de reformarse y “limpiar la casa” pero que
no invitan a Cristo y a su Espíritu Santo a entrar y a morar dentro de ellos. Este tipo de profesión vacía
es una vida peligrosamente desocupada que pronto es tomada por los poderes de las tinieblas.

Se identifica otros apostatas en Mateo 22.11-14 como gente que se reúnen con los santos,
pero que no se preocupan por prepararse para la segunda venida de Cristo; descuidan ser lavados en
la sangre y vestidos en su justicia. Se describe a otros en Mateo 25.1-13 como “vírgenes insensatas”
que dejan que se acabe el aceite de sus lámparas (que no se mantienen llenos del Espíritu Santo) y
por lo tanto caen en tinieblas y tienen que oír las palabras terribles: “No os conozco”.

Otros apóstatas son descritos como la clase de gente que empiezan a golpear sus consiervos y
a vivir para comer y beber (Mt. 24.48-51). Mateo 25.14-30 describe a la clase de “siervos inútiles”
quienes entierran sus talentos en vez de testificar de Jesús y ganar a otros y edificar a su iglesia.

¿Quiénes verdaderamente conocen a Dios, y quiénes son verdaderamente conocidos por El?
¡Jesús enseñó claramente que él conoce a sus ovejas, y ellas le siguen (Jn. 10.12,27)! “Conoce el Señor
a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Ti. 2.19).

LOS DOS CAMINOS

En el camino ancho muchos,

Muchos van sin hacer esfuerzo,


No hay que renunciar.

Allí sí cabe todo tipo de pensar,

Y muchos religiosos en él predicarán.

Los del camino angosto tan poquitos son.

¿Pues, quién se niega por querer el bien seguir?

¿Y quién gozoso por Jesús quiere sufrir?

¿Mas quiénes en el cielo están? ¡Ah, estos son!

Hermanos, algo hay que hay que recordar,

Que muchos dicen ser los siervos de Jesús,

Mas cuando se les habla de llevar su cruz

Obedecer no quieren ni con El andar.

Aunque poquitos somos fieles al Señor

Aun si con Cristo hoy tenemos que sufrir,

¡Oh adelante, fieles, hemos de seguir

Fieles a la Biblia y a su Autor!

—Marcos Yoder

LECCIÓN VIII
El Sermón del Monte en el resto del Nuevo Testamento

Es evidente que el Sermón del Monte es la ética básica del cristianismo. También es evidente
que no es una colección hecha sin pensar de reglas diversas. Es una obra maestra de principios
condensados, describiendo el carácter y la disposición de los que pertenecen al reino de Dios.

Nunca fue destinado a ser una guía para el gobierno civil u hombres no regenerados. Aunque
muchos lo reconocen como una obra maestra de literatura, sin el poder y el fruto del Espíritu Santo
no lo pueden practicar.
Ya que es la esencia de la ética del Nuevo Pacto, esperáramos que fuera repetido y ensanchado
por todo el Nuevo Testamento. Podemos ver que no hay enseñanza ética desde Mateo a Apocalipsis
que no está imbuido con los principios del Sermón del Monte.

En este capitulo final, brevemente estudiaremos algunas de las porciones mayores del Nuevo
Testamento que resumen el Sermón del Monte.

Paralelas en los otros evangelios

La sección paralela mayor en Lucas se encuentra en Lucas 6.20-49, que registra


bienaventuranzas, las prácticas de reconciliación, y advertencias de los dos árboles, etc. En Lucas
11.1-4, tenemos el padrenuestro. En Lucas 11.33-36, leemos de la luz testificadora y en Lucas 16.9-18
se habla de las riquezas y el divorcio. Lucas 12.22-31 paralela la sección de la ansiedad por las cosas
materiales.

¿Por qué están estos dichos repetidos y esparcidos por todo Lucas? La razón por la cual
tenemos los cuatro evangelios es para darnos un retrato de cuatro dimensiones de Cristo y sus
enseñanzas. Sin duda él repitió muchas veces la enseñanza del Sermón del Monte.

En Marcos tenemos las siguientes paralelas: Marcos 10.11,12, del divorcio; Marcos 11.25,26,
del padrenuestro. Marcos era el más corto de los cuatro evangelios, diseñado para ser leído por los
romanos, ¡quienes siempre tenían prisa! Muchas veces dice, “en seguida”.

En las epístolas de Pablo hay muchos pasajes entusiastas que repiten el Sermón del Monte.
Probablemente la sección más famosa es la de Romanos 12 y 13. En Romanos 12.1-5 se resume la
enseñanza interior de las bienaventuranzas, 12.6-13 muestra cómo los dones tienen que ser
autenticados por la presencia del fruto del Espíritu.

Romanos 12.14-21 es el resumen más hermoso del método de la reconciliación y cómo vence
a la venganza: “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se
gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los
humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión”.

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es
posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.

“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque
escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale
de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su
cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”.

En Romanos 13.8-10 tenemos el resumen de cómo se cumple la ley con el amor: “No debáis a
nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No
adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro
mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace
mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”.
Varias secciones de las epístolas de Pablo acentúan como el amor, el perdón y la misericordia
obran dentro del creyente, y dentro de la Iglesia y aun hacia afuera hacia los enemigos. Hay también
bastante enseñanza de la no resistencia, la disconformidad al mundo, y los peligros del materialismo.

Como dijimos en la lección de las bienaventuranzas, los nueve frutos del Espíritu Santo son una
descripción de la disposición del hijo de Dios nacido de nuevo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre y templanza (dominio propio). Lindsay Dewar, en su libro: An Outline of
New Testament Ethics (Un Bosquejo de las éticas del Nuevo Testamento), analiza las listas de virtudes
que se encuentran en las epístolas de Pablo y nota la frecuencia con que aparecen estos frutos del
Espíritu.

Sin tomar en cuenta aun a las epístolas pastorales, él encuentra (en la Biblia en inglés) en
Romanos, 1ª y 2ª Corintios, Gálatas, Colosenses, Filipenses y Efesios estas frecuencias de las
siguientes palabras: amor (62 veces); gozo (19 veces); paz (33 veces); paciencia (6 veces); benignidad
(6 veces); bondad (3 veces); fe (87 veces); mansedumbre (4 veces); templanza (1 vez, pero aparecen
también otras palabras relacionadas).

Otras virtudes, semejantes a Cristo, aparecen frecuentemente: compasión (3 veces), humildad


(6 veces), soportar (3 veces), perdonar (5 veces). Muy notable es el lugar sobresaliente ocupado por
las virtudes de benignidad y compasión. En el Antiguo Testamento eran relacionadas casi
enteramente con Dios, ¡pero en el Nuevo Testamento caracterizan al hombre convertido!
¡Verdaderamente, la gloria del hombre no está en la comprensión de sí mismo, sino en la
comprensión de Dios! Como dice Dewar: “La cristiandad soltó una gran corriente refrescante y
benigna sobre un mundo en el cual abundaba la crueldad. Nada ha sido más característico de la
religión cristiana que esto”. ¡Amén!

Dewar nota que las frecuencias de las menciones del amor, el gozo, y la paz son muy altas. Esto
no tiene paralela en ningún otro sistema de ética.

Al examinar las listas de vicios que aparecen en las Epístolas de Pablo, encontramos otra vez
que son los pecados condenados en el Sermón del Monte. Más prominentes en estas listas son los
pecados de inmoralidad sexual, odio, y codicia.

Aquí hay una lista parcial de palabras que describen estas tres categorías:

Inmoralidad sexual: fornicación, adulterio, divorcio seguido con segundas nupcias, afeminado,
los que se echan con varones (homosexuales), inmundicia, lascivia, conversar cosas vergonzosas, sin
afecto natural.

Pecados de odio: malicia, envidia, homicidio, contiendas, engaño, malignidades,


murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, vanagloriosos, sin misericordia, maldicientes,
celos, iras, divisiones, soberbias, desórdenes, enemistades, maldiciones, enojo, etc. ¡Qué catálogo de
venganzas!

Pecados de codicia: glotonería, borracheras, codicia, ladrones, envidias, inventores de males,


idolatría, orgías, amargura,
¡Ciertamente, Jesucristo vino a salvamos del reino de las tinieblas donde tales emociones y
actitudes son la norma! (Véase la descripción del corazón no regenerado). La gracia de Dios nos hace
puros y graciosamente apacibles.

La epístola de Santiago contiene uno de los más bellos resúmenes del Sermón del Monte, en
un solo pasaje: “...celos amargos y contención... es... terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay
celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin
incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”.
(Stg. 3.14-18).

En la epístola de Santiago, hay muchas paralelas al Sermón del Monte. ¡Santiago se parece casi
como un índice o una tabla de contenido del Sermón del Monte! Los siguientes pasajes son
especialmente paralelos:

1.2, de gozo en tentaciones y pruebas (1.12)


1.4, de paciencia
1.5; 5.15, pedir a Dios en fe
1.9, bienaventurados los pobres
1.19,20, vencer el enojo

1.27, la disconformidad al mundo

2.2-4, vestido de moda

2.8, cumplir la ley por amor


2.13, misericordia y perdón
2.14, la fe que obra
3.1-10, pecados de la lengua, maldecir
3.11-18, el fruto del Espíritu
4.1-4, vencer a la concupiscencia y la enemistad
4.9, bienaventurados los que lloran
4.11, murmurar (y juzgar)
4.13-16, codicia de ganancias
5.1-5, Ay de los codiciosos

5.6, la no resistencia

5.7-11, paciencia permanente, persecución

5.12, no jurar
5.13 18, el poder de la oración
En las epístolas de Pedro, hay otra vez muchas paralelas con el Sermón del Monte. Algunas de
éstas hemos mencionado anteriormente en este libro, pero aquí hay una tabla de paralelas:
I Pedro
1.6, regocijar a pesar de tentaciones, pruebas
1.10-12, Cristo cumple los profetas
1.14,22, vencer concupiscencias con pureza
2.1, vencer malicia
2.9-11, vencer concupiscencias con disconformidad
2.12-23, sufrir injustamente por la conciencia
3.3-6, abstener de vestido de moda
3.9-18, no resistencia
4.1-4, sufrir con Cristo
4.12-19, sufrir con Cristo

5.1, codicia

5.5,6, humildad

5.7, vencer la ansiedad


5.9,10, perfección por medio de resistir la tentación

2 Pedro
1.4, vencer concupiscencia
1.5-7, frutos espirituales
1.16-21, Cristo cumplió las profecías
2.1-3, falsos profetas codiciosos
2.6-14, pecados sexuales, concupiscencia
2.15-22, profetas falsos
3.1-14, el día venidero de Cristo y el juicio

El Amor Puede Vencer el Odio


“Los mares de la historia son turbados por las mareas continuas de venganza. El
hombre no se ha levantado más allá del mandato del lex talionis (la ley de la garra):
‘Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie’. A pesar del
hecho que la venganza no soluciona problemas sociales, los hombres siguen tras su
guía desastroso. La historia está atestada con las ruinas de naciones e individuos que
siguieron este camino contraproducente.
Jesús afirmó elocuentemente desde la cruz una ley más alta. El sabía que la filosofía
antigua de ojo por ojo dejaría ciego a todo el mundo. El no buscó vencer a la maldad
con maldad. El venció a la maldad con el bien. Aunque crucificado por el odio, él
respondió con amor agresivo.
¡Qué lección más magnífica! Generaciones se levantan y caen; los hombres continuarán
adorando al dios de venganza e inclinándose ante el altar del desquite pero vez tras vez
esta noble lección del Calvario será un persistente recordatorio de que solamente el
bien puede expulsar la maldad y solamente el amor puede vencer al odio”.
—M. L. K.,

Eerdmans Book of Christian Classics

¿Qué es grandeza?

“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean
de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el
que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre
vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para
dar su vida en rescate por muchos” (Mt. 20.25-28).

“Cualquier que los haga y los enseñe (estos mandamientos del Sermón del monte), éste será
llamado grande en el reino de los cielos” (MT. 5.19)

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