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Q
uiero darles una cálida bienvenida a este curso de Doctrina Social
Cristiana.Es una alegría muy grande poder dialogar con Ud., a través
de estas páginas, sobre temas tan importantes como descuidados en
nuestros días. Porque muchos sabemos que estamos viviendo un momento
de crisis, a nivel nacional e internacional, pero no todos vemos con claridad
las raíces de esta crisis ni los caminos para superarla. Se han dejado de lado
preguntas y respuestas fundamentales acerca del hombre y de la sociedad, lo
que ha provocado desorientación. Muchos se sienten perdidos, sin un horizonte
claro. Tantos hombres se afanan y desviven por buscar soluciones ilusorias
para problemas secundarios, mientras que los temas centrales y esenciales,
los asuntos en los que de manera más profunda se compromete su bien y su
felicidad, se olvidan o se asumen con extrema superficialidad.
¿Por qué vivimos en sociedad? ¿Para qué vivimos en sociedad?, y consi-
guientemente, ¿cómo debe ser la sociedad para que contribuya al verdadero
bien del ser humano? ¿Cómo debe ser su organización política, su configuración
cultural, su posicionamiento internacional, su constitución familiar, su sistema
económico? Preguntas clave. Ineludibles. Muy diferentes de las que parecen
captar la atención de los dirigentes y de los medios formadores de opinión.
Por eso es importante que tomemos conciencia de la importancia que tienen
los temas de los que vamos a ocuparnos. Estaremos tratando de descubrir cómo
es la sociedad que queremos. Y pocas cosas son más relevantes en nuestros
días que buscar la luz que guíe los pasos de tantas sociedades que ven que
cada día se incrementa la pobreza, la violencia, la inseguridad, la pérdida del
sentido de la vida.
Y para encarar este camino contamos con un privilegio que muchos hom-
bres nos hubiesen envidiado. No tenemos que “inventar” nuestras reflexiones
creándolas de la nada. Muchos pensadores, de los más sabios e inteligentes,
se han ocupado de ellas y nos han dejado ideas que facilitarán muchos de
nuestros análisis. Tenemos, en este sentido, parte del camino ya trazado. Ello,
sin perjuicio de guardar siempre el consejo que Santo Tomás de Aquino daba
a su hermano Juan: “no mires quien lo dice, sino lo que dice de bueno”. Las
elaboraciones de tantos pensadores, muchos verdaderas autoridades en la
materia, servirán para ayudarnos a pensar los temas sociales pero nunca para
suplantar la tarea, indispensable, de pensar.
Y tenemos también otra ventaja. Contamos en nuestro apoyo con la ex-
periencia milenaria de una institución que ha sobrevivido a los más variados
sistemas políticos y económicos, que ha sido tanto perseguida como protegida,
rechazada como aceptada, y que a lo largo de miles de años ha sido testigo de
los esfuerzos de la humanidad por construir, no siempre con éxito, un mundo
digno del hombre.
Una aclaración es importante. No pretende ser éste un curso en el que se
trate de informarlo sobre lo que ha enseñado la Iglesia sobre el orden social a
fin de que lo reciba dogmáticamente. No negamos que los cristianos debemos
6 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
recibir con obediencia filial tales enseñanzas. Pero el objetivo de este curso
intenta más bien que reflexionemos sobre los fundamentos y razones de
tales enseñanzas, de modo que podamos comprender el por qué de la
doctrina social cristiana y reconocer la sensatez de sus postulados con
independencia de la institución de la que provienen.
Por eso no encontrará en el texto largas citas de documentos del
Magisterio o de autoridades. Más bien hemos preferido, al terminar cada
unidad, acercarle algunos extractos que muestran cómo las razones que
hemos ido analizando se encuentran recogidas y enseñadas por los Papas
y los grandes pensadores cristianos.
Por todo esto, en realidad, no me refiero a Ud. como un “lector”.
No se espera de Ud. que sea sólo un lector, como que no es este un
texto de lectura. Aspiramos a entablar con Ud. un verdadero encuentro
académico, en el que los materiales de este texto puedan servir como
disparadores para inspirar la reflexión personal y el análisis crítico sobre
temas tan importantes. Como en todas las cosas importantes, a veces al
finalizar el curso comprenderá con más claridad por qué su estudio es
tan urgente como necesario.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 7
PROGRAMA DE CONTENIDOS
MAPA CONCEPTUAL
10 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
El curso está orientado a todos aquéllos que deseen capacitarse para realizar
una contribución en la edificación de un orden social sano y capaz de plenificar
al hombre. Puede tratarse de profesionales, animadores sociales, docentes, o
ciudadanos interesados por los asuntos políticos, sociales y económicos. En
particular, puede ser útil para aquéllos que se desempeñan en la docencia y que
desean dar a los contenidos de las ciencias sociales y la formación ética y ciuda-
dana una fundamentación más sólida y precisa que la que suele encontrarse en
el material predominante. A ellos está especialmente destinado el Apéndice con
consideraciones didácticas.
METODOLOGÍA DE TRABAJO
EVALUACIÓN
CONSEJOS
CRONOGRAMA
Unidad 1 15 %
Unidad 2 20 %
Unidad 3 15 %
Unidad 4 13 %
Unidad 5 15 %
Unidad 6 15 %
Trabajo Práctico 2 5%
Apéndice 2%
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 13
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
1
Esta obra reúne, numerados correlativamente, párrafos de documentos de la Iglesia desde el siglo
I hasta nuestros días. Es tan famosa que tiene una forma propia de citado: cuando se quiere remitir
a un texto publicado en este compendio de Documentos de la Iglesia, se coloca Dz. (abreviatura de
Denzinger) y el número del párrafo. Dz. 2303, por ejemplo, remite al párrafo 2303 de la obra en el
que se encuentra un texto de Pio XII con enseñanzas sobre la fecundación artificial.
14 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
S
i queremos comprender el orden social, ¿por donde comenzaremos?
Podríamos iniciar el texto con una serie de afirmaciones o tesis pre-
sentadas dogmáticamente, pero con ello poco habríamos avanzado.
Tratamos de “comprender” la sociedad. ¿Dónde comenzar entonces?
Solo hay una manera de estudiar un objeto, y es observándolo, tratando de
percibir sus características y peculiaridades, describirlas con rigor y reflexionar a
partir de ellas. No podemos “inventar” lo que para nosotros sería la sociedad,
pues en tal caso ¿cómo conseguiremos elaborar una teoría social que se ajuste
a la realidad y no a nuestro mero parecer?
Por eso en esta Unidad intentaremos aproximarnos a la dimensión social
de la persona. Partiremos del hombre para intentar comprender la sociedad,
su significado y su sentido.
OBJETIVOS
• Comprender a la sociedad como una exigencia de la perfección humana.
• Identificar las causas del orden social y sus componentes, y en particular, la
primacía del bien común.
• Descubrir la necesaria vigencia de los principios de subsidiariedad y solida-
ridad en el orden social.
• Valorar el papel de los grupos intermedios en la conformación de la sociedad.
• Advertir la función insustituible de la familia, sus características, y sus ene-
migos.
TEMARIO
1.1. La persona: dimensiones.
1.2. La natural socialidad del hombre: significación y consecuen-
cias.
1.3. Las teorías del “contrato social”
1.4. El grupo social.
1.5. Tipos de grupos sociales
1.6. Elementos.
1.7. Bien común y bien particular.
1.8. Los principios de solidaridad y subsidiariedad.
1.9. Subsidiariedad y solidaridad en la realidad actual
1.10. Unidad y pluralidad.
1.11. La familia: su dimensión natural y sus enemigos.
1.12. Los grupos sociales infrapolíticos.
1.13. El problema del pluralismo.
18 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
MAPA CONCEPTUAL
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 19
mucho advertir que él sólo, asilado, sería incapaz de tal enriquecimiento. ¿Cómo
sería posible que penetre los misterios del hombre y del universo, que adquiera
hábitos rectos, que despliegue las manifestaciones artísticas, si viviese aislado, si
no formase con sus semejantes grupos en los cuales buscase su bien en común?
Desde su mismo nacimiento, el hombre nace en un grupo, la familia. Cada
miembro de la familia pertenece además a un sinnúmero de otros grupos sociales.
Y se une a estos de manera “natural”, descubriendo en ellos el camino necesario
hacia su plenitud. Los pocos casos de niños salvajes, crecidos en la selva aislados
de la civilización, nos muestran claramente como las facultades humanas quedan
poco cultivadas cuando el hombre no vive en sociedad2. De hecho, difícilmente
podría al menos sobrevivir. Porque mientras otras especies animales dotan a sus
crías de condiciones que los hacen aptos para crecer en un ambiente hostil aún
ante la muerte de sus padres, pocos bebés abandonados por sus familias podrían
subsistir siquiera unos pocos días.
Podemos decir entonces que el hombre está inclinado a la vida social, a formar
grupos sociales, para alcanzar los bienes que lo enriquecen. La vida social es algo
requerido por su misma plenitud. Aristóteles había dicho que el hombre es un
animal político, y que un ser que no vive en sociedad será una bestia o un dios,
pero no un hombre. El hombre es entonces un ser naturalmente social. Es habitual
que los contenidos educativos mencionen la sociabilidad básica para indicar que
la dimensión social es un componente fundamental del desarrollo personal.
2
Sacheri, Carlos, El Orden Natural, ediciones del Cruzamante, Bs. As., 1987.
3
Corresponde en justicia mi reconocimiento al Dr. Héctor H. Hernández, de cuyo magisterio dedicado
e inteligente he podido aprender las tesis fundamentales de este título.
4
Hernández, Héctor, Valor y Derecho, editorial Abeledo Perrot, Bs. As., 1998.
22 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
de la vida social, pues de otro modo no podría realizarse como tal, pues, ¿a quien
enseñaría? -plenitud-. Muestran la naturaleza social del ser humano la ausencia
de instintos innatos para la supervivencia aislada -indigencia-, o la presencia de
facultades que lo orientan a sus semejantes como el lenguaje o la intuición del
valor de la amistad –plenitud-.
Esta inclinación natural a la vida social hace que valoremos espontáneamente
como bueno al solidario, al que busca el bien común, y como malo al egoísta, que
pretende alcanzar su “aparente” bien perjudicando el común.
Lógicamente, la natural socialidad del hombre no implica que todos los
hombres de hecho vivan en sociedad ni contribuyan a su bien. La voluntad de
las personas es libre, y no está forzada por ningún bien concreto. Pero resulta
indudable que la persona que rechaza la vida social y la búsqueda de su bien
común, será víctima del empobrecimiento humano que sigue a quien reniega de
su plenificación integral.
Actividad 1:
5
“Adunatio hominem ad aliquid unum communiter agendum”, en Contra Impugnantes Dei cultum
et religionem, Cap. III.
24 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
pensar que el ser humano no se une a “la” sociedad, sino a múltiples sociedades
o grupos sociales. Si Ud. se detiene a reflexionar un momento descubrirá que está
integrado en numerosos grupos sociales: una familia, una empresa, un barrio, una
ciudad, una provincia, un país, diversas asociaciones o agrupaciones con fines
deportivos, culturales, sociales, económicos, de amistad; que persiguen fines muy
valiosos y que no podría alcanzar suficientemente en soledad.
Imaginemos uno de estos grupos. Imaginemos, por ejemplo, una escuela. Es un
claro grupo social. ¿Y ello qué significa? Alguien podría decir que son un conjunto
de personas. Y es cierto, pero incompleto. Podemos ir a un parque o a una plaza,
y también encontraremos un conjunto de personas, pero nada parecido a lo que
vemos en una escuela. ¿Qué diferencias existen? Alguien podría decir que en la
plaza las personas que están allí no se conocen... Pero ocurre que tampoco todos
los que integran una escuela grande, con varios turnos, se conocen siempre...
Otro podría pensar que la diferencia está en que en la plaza cada uno hace algo
distinto (algunos leen, otros toman sol, otros juegan, otros duermen, otros venden
cosas...). Pero tampoco nos satisface el planteo. Puede ocurrir que en una plaza, a
determinada hora, encontremos a gran parte de las personas haciendo lo mismo
-bronceándose, por ejemplo-. Por otro lado, tampoco en la escuela todos están
haciendo lo mismo: algunos leen, otros juegan, otros venden cosas, y a veces no
faltan quienes duermen o toman sol. ¿Qué es lo que hace tan diferente entonces a
la escuela de estos otros “conjuntos” de hombres? En la escuela, muchas personas,
pese a no conocerse y a realizar tareas distintas, buscan en común, organizada
y coordinadamente, un fin común, que es el desarrollo del proceso de enseñan-
za-aprendizaje, proceso que enriquece, plenifica, de diversa manera, tanto a los
alumnos, como a los docentes, los directivos, y el personal no docente.
¿Qué elementos podemos identificar en estos grupos sociales? Por un lado, una
unidad práctica real que proviene del hecho de que hacen algo uno en común.
Unidad práctica, porque lo que los une es un obrar en pos del fin común. Real,
porque no es producto de nuestra imaginación, sino que existe en el mundo exte-
rior. Esa unidad práctica real reclama cierta organización, aunque sea elemental,
reflejada en algunas normas, aunque sean verbales o costumbres. La organización
y las normas serán más manifiestas si el grupo tiene cierta estabilidad, perdura
en el tiempo. Están presentes también determinados objetivos sociales, que
encarnan determinados valores o bienes sociales, considerados valiosos por
el grupo. Por último, encontramos también relaciones y procesos sociales entre el
grupo y entre sus miembros.
Estos razonamientos nos permiten encontrar la diferencia que existe entre un
grupo social y un mero agregado social. El grupo designa al conjunto de personas
que buscan algo uno en común. El agregado, en cambio, describe a un conjunto
de personas que tienen en común una proximidad física, geográfica. Podemos
distinguirlos con un ejemplo simple: los miembros de una familia generalmente
se vinculan como un grupo social, los huéspedes de un hotel normalmente se
relacionan solo como un mero agregado social.
También se diferencia el grupo social de una “masa”.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 25
6
Ernesto Guevara, “El socialismo y el hombre en Cuba”, carta dirigida al semanario Marcha de
Montevideo, marzo de 1965.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 27
1.6.Elementos.
¿Cómo están constituidos los grupos sociales? A partir de Aristóteles se ha
hecho común intentar comprender los objetos penetrando en sus razones de ser,
sus “causas”7.
La causa final, aquello para lo cual algo existe, nos remite en el caso del
grupo social al fin común, un bien, algo capaz de perfeccionar a los sujetos, pero
no exclusivo de alguno de ellos sino capaz de enriquecerlos a todos.
Aquello de lo cual o con lo cual el grupo social es o se hace, la causa material,
son los hombres, o más precisamente, las conductas humanas. El grupo es, en
última instancia, un conjunto de conductas humanas, ordenadas y dirigidas hacia
un fin común.
Pero no todas las conductas humanas dan lugar a grupos sociales. Para hacerlo,
requieren de una forma, un orden, organización y coordinación de las conductas,
que constituye la causa formal del grupo. No siempre se explicita, ni mucho menos
se escribe. Pero siempre existe, aunque sea de manera primitiva.
Pero todavía no está explicado el grupo. ¿Cómo ha aparecido? ¿Cómo se han
organizado tantas personas y conductas en pos de objetivos comunes? Aparece
aquí la causa eficiente. De manera mediata, el grupo es producto de la misma
naturaleza humana que inclina al hombre a la vida social. Pero de modo inmediato,
el grupo se forma y subsiste por la actividad de sus miembros y particularmente
de algunos de ellos, un conjunto de sujetos, muchos o pocos según el caso, que
en mayor o menor medida son capaces de influir sobre los otros para ordenar y
coordinar los comportamientos y que el grupo pueda alcanzar su bien común.
Este grupo de sujetos es conocido como el líder o el gobierno.
Como dijimos, las personas, y sus conductas, son la causa material del grupo
social, aquello de lo cual la sociedad está compuesta. Ello implica, obviamente, que
las personas son parte de la sociedad. Pero no son parte de la sociedad como el
oxígeno es parte del agua, el cuerpo parte del ser humano o los riñones parte del
cuerpo humano. El oxígeno, al integrarse con el hidrógeno para formar el agua,
desaparece como tal, y pasa a formar una sustancia de la que es únicamente una
porción. El cuerpo desaparece (se descompone) cuando se lo separa del espíritu,
y los riñones dejan de funcionar si se los separa del cuerpo. El hombre y el agua
son todos sustanciales, entes que existen en sí; en cambio, el hidrógeno, los órga-
nos, el cuerpo, que los componen, no existen en sí mismos sino en el agua o en
el hombre: su existencia y valor está dado por su pertenencia al todo sustancial
que integran.
Para comprender la naturaleza del grupo social es útil recurrir a los conceptos
aristotélicos de sustancia y accidente. Sustancia es el ente, aquello que es en sí.
7
Seguimos en líneas generales a Soaje Ramos, Guido, El grupo social, Instituto de Filosofía Práctica,
mimeo.
28 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
o los pensadores cristianos. Es gratificante ver como muchas de las ideas expues-
tas fueron enseñadas por sabios de la humanidad, como Platón, Aristóteles o
Cicerón, que no conocieron el cristianismo y que vivieron varios siglos antes de
la aparición de éste.
Actividad 2:
8
Suma Teológica, II-II, q. 47, a. 10, ad. 2.
9
Suma Teológica, I-II, q. 24, a. 4.
30 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Por eso no puede hablarse de una oposición entre el bien común y el bien de
la persona: el bien común es un bien de la persona, pero no de una sola persona
sino de todas ellas. Por eso tampoco puede haber oposición entre el verdadero bien
común y el bien exclusivo -particular- de la persona. Tener que guardar silencio
durante una clase sin poder jugar en ese momento como uno desea no implica
sacrificar el bien particular para alcanzar el bien común, porque ninguna persona
se plenifica si, además de comportarse de manera egoísta, conspira contra el bien
de este grupo, la clase, al que se ha unido para poder aprender.
Por eso existe una manera legítima de buscar el bien común, como lo hace
quien participa de él como algo que es su bien pero no su bien exclusivo. Pero
existe también una manera ilegítima, como lo hace el egoísta, que solo busca su
conveniencia y utiliza el bien común como un medio del que se vale solo en la
medida en que sirve a su interés.
Podemos ver, de todos modos, que el bien común debe prevalecer sobre el
mismo bien particular. Que todos podamos comer es mejor que el poder comer
yo solo… Y por eso, en las decisiones de la comunidad, el bien común tiene
primacía en relación con el bien particular respectivo. Lo cual no significa
descuidar el bien de la persona: el bien común es también bien de la persona,
pero de todas las personas.
Cada grupo social tiene un bien común que busca, bien que puede ser más o
menos complejo según el caso. ¿Cuál es el bien común que busca la universidad?
Es más o menos simple: el cultivo de la ciencia y el conocimiento en el más alto
de sus niveles. ¿Cuál es el bien común que busca la familia? Aquí la cosa es más
compleja, porque su fin incluye alcanzar una suficiencia de bienes materiales e
inmateriales; de recursos primarios como el alimento, la vivienda o el vestido dis-
ponibles para todos, de un clima de tranquilidad y amor que brinde contención
afectiva, procreación, educación fundamental, despliegue del impulso sexual, la
ayuda mutua y el despliegue de la solidaridad, entre otros elementos. Todos los
miembros del grupo se realizan buscando ese fin, por eso es común, aunque no
todos participan de él del mismo modo o en la misma medida. Es diferente como se
realiza y plenifica un padre, en una familia, que como lo hace uno de los hijos.
Ahora bien, ¿cualquier fin que busque el grupo será un bien común? Por
supuesto que no. No faltan veces en las que el grupo es manipulado en pos de
algo que no constituye su bien común, sino el interés exclusivo de algunos de sus
miembros o incluso de alguien ajeno al mismo. Se ha demostrado judicialmente,
10
Cfr. Kissinger, Henry, Memorandum de estudio de seguridad nacional 200, del 24 de abril de
1974, sobre Implicancias del Crecimiento Poblacional Mundial para la Seguridad de Estados
Unidos e Intereses de Ultramar, en la que muestra como el crecimiento de la población en los países
subdesarrollados contradice el interés geopolítico y económico de las grandes potencias, y por ello
éstas deben comprometerse en la difusión del aborto, la anticoncepción, y otras estrategias para reducir
su población.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 31
por ejemplo, que al menos parte de la deuda externa argentina se gestó no como
una necesidad del bien común nacional sino en beneficio de los mismos presta-
mistas en complicidad con nuestros gobernantes. Lo mismo podemos decir de
los programas de control demográfico que están detrás de las políticas de “salud
reproductiva”10.
También es posible que el grupo se forme para buscar alguna forma de bien,
como el dinero, pero contraviniendo el auténtico bien integral del ser humano.
Por algo existe el delito de “asociación ilícita”, cuando varios se unen buscando
la ventaja que puedan obtener cometiendo delitos.
El auténtico bien común se ve perjudicado cuando algunos impiden la parti-
cipación razonable de los otros en los beneficios sociales, cuando algunos buscan
su interés individual descuidando o aún contraviniendo el común (violación de
la primacía del bien común respecto del interés individual), cuando se postula y
persigue como bien común algo que siendo beneficioso en cierto sentido perjudica
el enriquecimiento integral de la persona. Por eso son contrarios al bien común
los sistemas económicos excluyentes, la corrupción, la evasión de impuestos, la
proliferación de graves errores a través de los medios de comunicación, la indife-
rencia pública frente al consumo de drogas, el apoyo estatal a comportamientos
contrarios al orden moral, etc.
Actividad 3:
11
Catecismo de la Iglesia Católica Nro. 1883.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 33
Todos los grupos sociales se integran en un grupo mayor, y sus fines comunes
parciales en fines comunes más integrales. De allí que cada persona o cada grupo
inferior debe buscar su fin en coordinación con los otros de modo que contribuya
y no obstaculice la obtención de los fines comunes mayores que busca junto con
los otros grupos.
Así la comunidad política exige a la familia, por ejemplo, que brinde educación
general básica o que envíe los niños a la escuela para recibirla, pues se la considera
necesaria para la convivencia social. Este principio por el cual los individuos y
los grupos se conducen buscando también el bien común que integran junto con
otros grupos es conocido como principio de solidaridad.
Actividad 4:
12
Art. 3 b del Tratado de Roma de 1957, agregado por el Tratado de Maastricht de 1992. De todos
modos, se ha cuestionado la aplicación muy limitada que se hace de este principio en la práctica,
desnaturalizándolo. Cfr. Ulíbarri, J. Las falsificaciones de los cuerpos intermedios y del principio de
subsidiariedad, en rev. Verbo Speiro, Madrid, 1997, nros. 359-360, p. 871 y ss.
13
Artículo 33 del Código Civil. Este artículo ha permitido a la justicia ratificar el rechazo del otorgamiento
de personería jurídica a asociaciones como la Comunidad Homosexual Argentina (Corte Suprema de
Justicia de la Nación, 22/11/91), la Asociación Argentina de Swingers (Cámara Nacional Civil, Sala A,
17/3/03), y la Asociación Lucha por la Identidad Travesti – Transexual (Cámara Nacional Civil, Sala
K, 19/4/04). Este último fallo, sin embargo, fue revocado en el año 2007 por una Corte Suprema de
Justicia de la Nación con una nueva integración, poco respetuosa de la vida y la familia.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 35
Sin embargo, es cierto también que en nuestros días muchas veces estos prin-
cipios no son reconocidos ni aplicados. A veces, los grupos infrapolíticos no tienen
participación alguna en las decisiones. Pensemos que en Argentina ni siquiera
disponen de un canal de participación, como ocurre en otros países, que cuentan
con Consejos Económico-Sociales de carácter consultivo.
No está difundida la participación de las familias en las escuelas públicas,
como en otros estados, en los que los consejos escolares pueden incluso resolver
el reemplazo del director de una escuela. Esta falta de un canal de participación los
lleva a tener que realizar presiones de manera irregular y desinstitucionalizada.
Otras veces, los grupos mayores pretenden reemplazar o asfixiar a los grupos
inferiores. Se reclama a la escuela que enseñe cosas que los niños deberían haber
aprendido en la familia. Los municipios son reducidos a oficinas administrativas
porque sus fines comunes se asignan como funciones a los estados provinciales
y nacionales. Los organismos internacionales invaden los asuntos internos de los
estados negándoles toda capacidad de ser gestoras de sus fines comunes. ¿Cuál
es la consecuencia de este fenómeno? La sociedad pierde vitalidad, debilita sus
vínculos y su potencialidad para alcanzar fines comunes, se masifica, se arriesga a
la manipulación. Las decisiones se alejan de los principales interesados, y se presta
a la ineficacia y la corrupción. La gente se mantiene ajena a las cosas comunes,
no se compromete, siente que se aprovechan de ella y se favorece la cultura de
la desconfianza y el egoísmo social. En gran medida, la realidad que vivimos de
personas poco comprometidas en los asuntos sociales, que aceptan pasivamente
la decisión que les imponen desde arriba, es consecuencia de una sociedad en
la que cada vez se ha ido expropiando a los grupos sociales la competencia para
buscar sus propios bienes. Volveremos sobre la cuestión cuando hablemos del
tema de la participación.
Por otro lado, paradójicamente, al mismo tiempo que se desconoce la subsidia-
riedad, asistimos a fenómenos de desintegración, a una grave falta de conciencia
en todo bien y proyecto común. Las personas y los grupos inferiores se comportan
muchas veces como si no integraran grupos mayores, actúan de manera aislada,
cerrada en sí misma. Tienen poca conciencia de solidaridad.
Actividad 5:
14 Ander Egg, Ezequiel, Reflexiones en torno al proceso de mundialización globalización, ed. Lumen,
Bs. As., 1998, página 23.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 37
Actividad 6:
15
Reportaje en diario Página 12, Bs. As., 27 de enero del 2003
40 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
16
“La agencia de noticias AP ha hecho públicos los resultados de un estudio realizado por la Universidad
de Rutgers en Estados Unidos, según los cuales, las parejas que viven juntas antes del matrimonio
tienen un porcentaje más alto de divorcios” (cable de la Agencia Zenit, 7/2/99). “Según los analistas,
las corrientes sociológicas modernas presentan a la convivencia, como una “opción de preparación
eficaz” al matrimonio y argumentan que, a diferencia del noviazgo tradicional, “permite un conocimiento
mutuo más profundo” y, por lo tanto, más firmeza y decisión para los que finalmente deciden contraer
matrimonio. Sin embargo, lo resultados desmienten estas hipótesis, confirmando matemáticamente que
las “uniones de hecho” caen en el fracaso con más frecuencia que los matrimonios sin prueba previa y
que aquéllos que deciden casarse luego del concubinato, son más propensos a divorciarse que los que
no convivieron antes, por su renuente actitud al compromiso” (Noticia de la Agencia ACI, 25/9/99).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 41
Actividad 7:
El resto de los grupos sociales son conocidos como “infra políticos”, porque
buscan algunos aspectos parciales del bien humano integral, y muchas veces ca-
recen incluso de algunos de los medios necesarios para alcanzarlos.
Algunos grupos sociales tienen base territorial. Sus miembros buscan fines
comunes viviendo en determinado marco territorial. Los más básicos o inferiores
son la familia, el barrio, el municipio, la provincia, la región.
Otros grupos sociales no son territoriales, agrupan a personas que viven en
lugares diversos. Algunas tienen finalidades -bienes comunes- principalmente
económicos, como la empresa o el sindicato, otros educativos -la escuela, la uni-
versidad, la biblioteca pública-, otros sociales -el club-, culturales -la asociación
folklórica, la colectividad extranjera, la fundación artística-, etc.
La presencia activa de estos grupos infrapolíticos es lo que da vida a la sociedad,
facilita el control del poder y la búsqueda de soluciones reales a los problemas de
la gente, evita la masificación y asegura la iniciativa, la responsabilidad, el sentido
de pertenencia y el compromiso de todos en el fin común. Consiguientemente, los
grupos mayores y la comunidad política deberían alentar, proteger y reconocer a
estos grupos y darles intervención en los asuntos públicos. Deberían estar repre-
sentados en órganos con funciones de información, consulta y participación en
el gobierno de los estados. En los hechos, sin embargo, la obsesión por el poder
suele llevar a que la clase política más bien los vea como competidores y tienda
a no reconocerles el lugar que les corresponde.
La destrucción de los grupos intermedios ha sido llevada adelante por los re-
gímenes liberales y por los totalitarios. Los primeros entendieron que los grupos
eran enemigos de la libertad porque implicaban limitaciones al ser humano. La
revolución francesa fue la responsable de la destrucción de los numerosos grupos
intermedios -corporaciones, gremios, asociaciones- que se habían gestado desde
la edad media. Las leyes francesas de Le Chapelier del 14/17 de agosto de 1791
establecieron que “los ciudadanos de un mismo estado social o profesión, los obre-
ros y compañeros de un arte cualquiera, no podrán cuando se reúnan, designar
presidente, secretario o síndico, llevar registros, tomar resoluciones y sancionar
reglamentaciones acerca de sus pretendidos intereses comunes”. Los segundos,
estados totalitarios, pretendieron controlarlos totalmente desde el estado, como
en el corporativismo fascista italiano. Ninguno de los dos entendieron que los
grupos intermedios son fruto de la naturaleza social del ser humano y deben ser
protegidos por el estado, no destruidos ni dominados por éste.
Actividad 8:
Actividad 9:
SÍNTESIS
• El hombre está enriquecido con facultades muy nobles que debe plenificar
con la consecución de bienes como el conocimiento, los hábitos rectos, la
experiencia estética, la conservación de la vida, la religión y el juego.
• El bien común es aquél capaz de plenificar a muchos como su fin. En tal carácter,
es superior al bien particular, pero no se opone al verdadero bien particular.
• La familia tiene una dimensión natural y una dimensión cultural. Cada cultura
desarrolla una forma de familia, pero no todas ellas son aptas para alcanzar
sus fines específicos. Debido a su incapacidad para llevar a sus miembros a la
plenitud, las uniones incompletas o antinaturales no debieran ser alentadas ni
buscadas voluntariamente.
TEXTOS DE APOYO
“Toda ciudad se ofrece a nuestros ojos como una la razón, por la cual dirige sus actos al fin. Y si al
comunidad, y toda comunidad se constituye a su vez hombre conviniese vivir solo, como a otros muchos
en vista de algún bien (ya que todos hacen cuanto animales, no necesitaría de nadie para dirigirse a su
hacen en vista de lo que estiman ser un bien)... La fin; cada uno sería rey de sí mismo bajo el mandato
mejor manera de ver las cosas en esta materia al supremo de Dios, en cuanto que se dirigiría en sus
igual que en otras es verlas en su desarrollo natural actos por la luz de la razón dada por Dios. Pero es
y desde su principio. En primer lugar, pues, la ne- natural al hombre ser animal social y político, que
cesidad ha hecho aparearse a quienes no pueden vive en sociedad mucho más que todos los demás
existir el uno sin el otro, como son el varón y la animales, como lo exigen sus necesidades naturales.
mujer en orden a la generación... De estas asocia- En efecto, a los demás animales la naturaleza los
ciones surgieron los primeros hogares, por lo cual proveyó de alimento, los vistió de pelos y los dotó
Hesíodo estuvo en lo justo al describir: ‘lo primero de defensas, como los dientes, los cuernos y las
de todo es la casa y la mujer y el buey labrador’... uñas, o, al menos, les dio velocidad para la huida.
La familia es así la comunidad establecida por la El hombre, por el contrario, viene de la naturaleza
naturaleza para la convivencia de todos los días... desprovisto de todo eso. Pero en lugar de ello le ha
La primera comunidad a su vez, que resulta de sido dada la razón, mediante la cual y valiéndose de
muchas familias, y cuyo fin es servir a la satisfacción las manos puede proporcionarse todas esas cosas;
de necesidades que no son meramente las de cada si bien para ello no se basta uno solo, porque así no
día, es el municipio. Con mucha razón se podría podría llevar una vida con suficiencia de medios. Es,
llamar al municipio, si se atiende a su naturaleza, por tanto, natural al hombre vivir en sociedad con
una colonia de la familia, constituido como está –a muchos... El hombre no tiene conocimiento natural
dicho de algunos-, por quienes han mamado la mis- de las cosas que son necesarias para su vida más
ma leche, por sus hijos y por los hijos de sus hijos.. que en común... Es necesario que el hombre viva
La asociación última de muchos municipios es la en sociedad para que uno sea ayudado por otro,
ciudad. Es la comunidad que ha llegado al extremo y sean diversos los que se ocupen de las diversas
de bastarse en todo virtualmente a sí misma, y que invenciones; por ejemplo, uno de la medicina, otro
si ha nacido de la necesidad de vivir, subsistir por- se ocupe de esto, y otro de aquello. Esto mismo
que puede proveer a una vida plena. De ahí que la se echa de ver claramente por el fenómeno de la
ciudad exista por naturaleza, no de otro modo que palabra, que es propia del hombre, por medio de
las primeras comunidades, puesto que es ella el fin la cual cada hombre puede comunicar totalmente
de las demás... De lo anterior resulta manifiesto que su pensamiento a los demás”18.
la ciudad es una de las cosas que existen por natu-
raleza, y que el hombre es por naturaleza un animal “La natural sociabilidad del hombre hace descubrir
social, y resulta también que quien por naturaleza también que el origen de la sociedad no se halla
y no por causa de fortuna carece de sociedad, está en un « contrato » o « pacto » convencional, sino
por debajo o por encima de lo que es el hombre. Es en la misma naturaleza humana. De ella deriva la
como aquél a quien Homero reprocha ser sin clan, posibilidad de realizar libremente diversos pactos de
sin ley, sin hogar.”17. asociación. No puede olvidarse que las ideologías del
“Todo hombre tiene naturalmente impresa la luz de contrato social se sustentan sobre una antropología
17
Aristóteles, La política, Cap. I.
18
Tomás de Aquino, Del Régimen de los Príncipes, nros. 4 y 5.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 49
falsa; consecuentemente, sus resultados no pueden de las naciones como en el plano mundial” (MM 60).
ser —de hecho no lo han sido— ventajosos para la Esta “socialización” expresa igualmente la tendencia
sociedad y las personas. El Magisterio ha tachado natural que impulsa a los seres humanos a asociarse
tales opiniones como abiertamente absurdas y con el fin de alcanzar objetivos que exceden las
sumamente funestas. cf. León XIII, Carta enc. Li- capacidades individuales. Desarrolla las cualidades
bertas praestantissimum: Acta Leonis XIII, 8 (1889) de la persona, en particular, su sentido de iniciativa
226-227”19. y de responsabilidad. Ayuda a garantizar sus dere-
chos (cf GS 25,2; CA 12). La socialización presenta
“La persona humana necesita la vida social. Esta también peligros. Una intervención demasiado fuerte
no constituye para ella algo sobreañadido sino una del Estado puede amenazar la libertad y la iniciativa
exigencia de su naturaleza. Por el intercambio con personales. La doctrina de la Iglesia ha elaborado
otros, la reciprocidad de servicios y el diálogo con el principio llamado de subsidiaridad. Según éste,
sus hermanos, el hombre desarrolla sus capacida- “una estructura social de orden superior no debe
des; así responde a su vocación (cf GS 25,1). Una interferir en la vida interna de un grupo social de
sociedad es un conjunto de personas ligadas de orden inferior, privándola de sus competencias, sino
manera orgánica por un principio de unidad que que más bien debe sostenerla en caso de necesidad
supera a cada una de ellas. Asamblea a la vez visi- y ayudarla a coordinar su acción con la de los demás
ble y espiritual, una sociedad perdura en el tiempo: componentes sociales, con miras al bien común” (CA
recoge el pasado y prepara el porvenir. Mediante 48; Pío XI, enc. “Quadragesimo anno”)20.
ella, cada hombre es constituido “heredero”, recibe
“talentos” que enriquecen su identidad y a los que “De la concepción cristiana de la persona se sigue
debe hacer fructificar (cf. Lc. 19,13.15). En verdad, necesariamente una justa visión de la sociedad.
se debe afirmar que cada uno tiene deberes para Según la Rerum novarum y la doctrina social de
con las comunidades de que forma parte y está la Iglesia, la socialidad del hombre no se agota en
obligado a respetar a las autoridades encargadas el Estado, sino que se realiza en diversos grupos
del bien común de las mismas. Cada comunidad intermedios, comenzando por la familia y siguien-
se define por su fin y obedece en consecuencia a do por los grupos económicos, sociales, políticos y
reglas específicas pero “el principio, el sujeto y el culturales, los cuales, como provienen de la misma
fin de todas las instituciones sociales es y debe ser naturaleza humana, tienen su propia autonomía, sin
la persona humana” (GS 25,1). Ciertas sociedades, salirse del ámbito del bien común”21.
como la familia y la ciudad, corresponden más in-
mediatamente a la naturaleza del hombre. Le son “La familia está fundada sobre el matrimonio, esa
necesarias. Con el fin de favorecer la participación unión íntima de vida, complemento entre un hom-
del mayor número de personas en la vida social, es bre y una mujer, que está constituida por el vínculo
preciso impulsar alentar la creación de asociaciones indisoluble del matrimonio, libremente contraído,
e instituciones de libre iniciativa “para fines econó- públicamente afirmado, y que está abierta a la
micos, sociales, culturales, recreativos, deportivos, transmisión de la vida. El matrimonio es la institu-
profesionales y políticos, tanto dentro de cada una ción natural a la que está exclusivamente confiada
19
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nota 297.
20
Catecismo de la Iglesia Católica, 1879 a 1883.
21
Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, nro. 13.
50 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
la misión de transmitir la vida. La familia, sociedad matrimonio y la familia, no lo hace sólo basándose
natural, existe antes que el Estado o cualquier otra en los datos de la Revelación, sino también teniendo
comunidad, y posee unos derechos propios que son en cuenta los postulados del derecho natural, que
inalienables. La familia constituye, más que una representan el fundamento del verdadero bien de
unidad jurídica, social y económica, una comuni- la sociedad misma y de sus miembros. En efecto,
dad de amor y de solidaridad, insustituible para la es muy importante para los niños nacer y ser edu-
enseñanza y transmisión de los valores culturales, cados en un hogar formado por padres unidos en
éticos, sociales, espirituales y religiosos, esenciales una alianza fiel. Se pueden imaginar otras formas
para el desarrollo y bienestar de sus propios miem- de relación y de convivencia entre los sexos, pero
bros y de la sociedad. La familia es el lugar donde ninguna de ellas constituye, a pesar del parecer con-
se encuentran diferentes generaciones y donde se trario de algunos, una auténtica alternativa jurídica
ayudan mutuamente a crecer en sabiduría humana y al matrimonio, sino más bien una debilitación del
a armonizar los derechos individuales con las demás mismo. En las así llamadas “uniones de hecho” se da
exigencias de la vida social. La familia y la sociedad, una carencia, más o menos grave, de compromiso
vinculadas mutuamente por lazos vitales y orgánicos, recíproco, un paradójico deseo de mantener intacta
tienen una función complementaria en la defensa y la autonomía de la propia voluntad dentro de un
promoción del bien de la humanidad y de cada per- vínculo que, a pesar de todo, debería ser relacional.
sona. La experiencia de diferentes culturas a través Lo que falta en las convivencias no matrimoniales es,
de la historia ha mostrado la necesidad que tiene la en definitiva, la apertura confiada a un futuro para
sociedad de reconocer y defender la institución de la vivir juntos, que corresponde al amor activar y fun-
familia. La sociedad, y de modo particular el Estado dar, y que es tarea específica del derecho garantizar.
y las Organizaciones Internacionales, deben proteger En otras palabras, falta precisamente el derecho, no
la familia con medidas de carácter político, económi- en su dimensión extrínseca de mero conjunto de
co, social y jurídico, que contribuyan a consolidar la normas, sino en su dimensión antropológica, la más
unidad y la estabilidad de la familia para que pueda auténtica, de garantía de la coexistencia humana y
cumplir su función específica. Los derechos, las ne- de su dignidad”23.
cesidades fundamentales, el bienestar y los valores
de la familia, por más que se han ido salvaguardando “La crisis de la familia se convierte a su vez en causa
progresivamente en muchos casos, con frecuencia de la crisis de la sociedad. No pocos fenómenos
son ignorados y no raras veces minados por leyes, patológicos -desde la soledad a la violencia, a la
instituciones y programas socio-económicos”22. droga- se explican porque los núcleos familiares han
“3. Cuando la Iglesia expone la verdad sobre el perdido su identidad y su función”24.
22
Pontificio Consejo para la Familia, Carta de los Derechos de la Familia, Preámbulo.
23
Palabras del Santo Padre a los participantes de la XIX Asamblea del Consejo Pontificio para la Familia, L’Osservatore Romano,
edic. en castellano, 11-6-99.
24
Juan Pablo II, Audiencia General, 2/12/99.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 51
Actividad 2: Por el primer texto se entiende que siendo el hombre parte de gru-
pos sociales, solo obtiene su bien buscando el bien común de tales grupos. Por el
segundo que, sin embargo, el hombre no es solamente parte de los grupos que
integra ni agota en ellos su ser y condición, sino que se les subordina en la medida
necesaria para alcanzar los bienes comunes que buscan.
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
3. Cuando decimos que el hombre está inclinado a la vida social por indigencia y por plenitud, queremos
significar que:
a) La vida social implica carencias pero también plenifica al ser humano.
b) La vida social es necesaria al ser humano tanto por sus carencias como por sus perfecciones.
c) Según como se constituya, la vida social puede plenificar pero también puede perjudicar al ser huma-
no.
d) En la vida social el ser humano supera su indigencia y se acerca a la plenitud.
5. La naturaleza del grupo social en relación con los hombres que la forman se expresa diciendo que:
a) El hombre es un accidente que se explica por su pertenencia a diversos grupos sociales.
b) El grupo es solo el nombre que ponemos a un conjunto de hombres, seres sustanciales.
c) El hombre es una sustancia y el grupo es un accidente que existe en los hombres.
d) Considerar al ser humano o al grupo que integra como sustancias es totalitarismo.
E
n la unidad anterior sentamos las bases para comprender le origen
del orden social, su justificación, y los principios que deben informarlo
para que resulte capaz de enriquecer a la persona humana.
OBJETIVOS
• Identificar las diferentes posiciones ideológicas respecto del orden social.
• Contrastar los postulados de una doctrina social cristiana con los que pro-
ponen las ideologías más difundidas, y precisar la identidad específica de
la primera.
• Analizar críticamente las propuestas ideológicas sobre los principales temas
sociales.
• Comprender las razones por las que se desarrollan y proliferan las diversas
ideologías.
58 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
TEMARIO
2.1. El realismo como método y las ideologías: metodología para el estudio de la
ética social.
2.6. El marxismo.
2.7. El nacionalsocialismo.
2.8. El fascismo.
MAPA CONCEPTUAL
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 59
Arnaudo, Florencio, Liberalismo, Marxismo y Social Cristianismo: tres visiones del mundo,
editorial Pleamar, Bs. As., 1997.
Arnaudo, Florencio, Principales tesis marxistas, editorial Pleamar, Bs. As., 1984.
Billot, Louis, El error del liberalismo, editorial Cruz y Fierro, Bs. As.., 1978.
S. S. Pio XI, encíclicas Mit Brennender Sorge, Non Abbiamo Bisogno y Divini Redemptoris.
Saenz, Alfredo, Antonio Gramsci y la Revolución Cultural, editorial Gladius, Bs. As.,
1997.
Sampay, Arturo, La crisis del Estado de Derecho Liberal-Burgués, Lozada, Bs. As.,
1942.
Además, para profundizar en las ideologías marxista y liberal, y conocer la vida y la obra
de un prestigioso profesor argentino, especialista en Doctrina Social, muerto asesinado
víctima de la lucha entre ideologías extremistas de la década del setenta, recomendamos
Hernández, Héctor H., Sacheri. Predicar y morir por la Argentina, editorial Vórtice,
Buenos Aires, 2007.
60 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Cuando se detecta que una teoría social no refleja de modo fiel y completo la
realidad sobre el ser y el deber ser de la sociedad, en virtud de las limitaciones
de la inteligencia humana, o de la influencia de pasiones o intereses, podemos
llamarla “ideología”.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 61
Actividad 1:
25
Ernesto Palacio caracteriza a la ideología no por su carácter parcializado o interesado, sino por su
pretensión de implantar modelos artificiales y utópicos (Cfr. Teoría del estado, editorial EUDEBA, Bs.
As., 1979). Nosotros creemos que esa es una consecuencia, justamente, de haber aportado una visión
parcializada o fraccionada del orden social, mutilándole alguno de sus aspectos fundamentales.
26
Diccionario de la Real Academia Española.
27
Widow, Juan Antonio, El hombre, animal político, editorial Universitaria, Valparaíso, 1988, pág. 179.
62 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
28
Sacheri, Carlos, El orden natural, cap. 7, “¿Existe acaso un orden natural?”, páginas 21 a 23
Ernesto Guevara, “El socialismo y el hombre en Cuba”, carta dirigida al semanario Marcha de
29
Igualdad Libertad
30
Ortega y Gasset, José, La rebelión de las masas, Prólogo, título IV.
64 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Liberal
Derecha Solidarista
Totalitaria
Liberal
Izquierda
Totalitaria
Tengamos presente además que tales tesis pueden sostenerse en diverso grado,
dando lugar a posiciones muy confusas (ultra izquierda, centro izquierda, centro
derecha, ultra derecha).
Como vemos, son diversos los criterios que se toman en cuenta para distin-
guir la “izquierda” y la “derecha”, y ello ha llevado a discusiones interminables
sobre si determinada persona o corriente política es de derecha o de izquierda.
Lo cierto es que tales categorías además de ser imprecisas no sirven para iden-
tificar adecuadamente las teorías sociales, que son muy variadas y con muchos
matices. Tampoco resultan útiles para valorarlas: cambiar por cambiar no tiene
sentido, el cambio se justifica si es para mejorar, y por ello calificar una posición
como “conservadora y tradicionalista” o “progresista y revolucionaria” no tiene
significación si no se aclara qué se quiere conservar o cambiar, y de qué manera.
De otro modo no hay auténtico progreso. El “progresismo”, en cambio, parece
postular que lo pasado es malo por ser pasado, y lo nuevo bueno por ser nuevo.
Lo que no tiene sentido31. Por todas esas razones, sería preferible descartar el uso
de terminología tan ambigua.
31
“Mi actitud hacia el progreso ha pasado del antagonismo al aburrimiento. Hace mucho tiempo que
he dejado de discutir con la gente que prefiere el jueves al miércoles porque es el jueves.” (Chesterton,
Gilbert, New York Times Magazine, 2/11/23).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 65
32
Pablo VI, Carta Apostólica Octogesima Adveniens, 14/5/1971, nro. 37.
66 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Los hechos
El 5 de Mayo de 1789 el rey Luis XVI convoca a los Estados Generales en París
a fin de obtener apoyo para la imposición de impuestos que permitan salir de la
crisis financiera reinante, sin suprimir la exención tributaria que beneficiaba a la
nobleza en un clima de pobreza debida a las malas cosechas. Sin embargo, el 17
de Junio el Tercer Estado y el bajo clero se separan de los Estados Generales y
proclaman la Asamblea Nacional, que el 9 de Julio se transforma en Constituyente
para dar una nueva Constitución a Francia y así terminar con los privilegios y
el absolutismo del monarca. En 1791, sanciona la Declaración de Derechos del
Hombre y del Ciudadano, y una Constitución que somete al rey al Parlamento.
Al año siguiente, en 1792, tal Constitución es reemplazada por otra republicana,
que precede a la ejecución del rey en la guillotina. Los años siguientes conocieron
varias constituciones, más o menos democráticas, hasta que en 1804 Napoleón
se auto corona Emperador. Su obra, si bien disímil con los planteos de algunos
revolucionarios, es legítimamente considerada la consolidación de los principios
de la Revolución. Derrotado, se restaura la monarquía, luego derrocada por la II
República, seguida del II Imperio de Napoleón III, y la III República en 1848.
La Revolución Francesa constituye el intento de desarrollar y construir la so-
ciedad y el derecho que la regula desconociendo todo vínculo o dependencia del
hombre para con la religión (naturalismo político), la tradición (revolución),
las circunstancias concretas (racionalismo) y la comunidad (individualismo)
mediante la exaltación de la autonomía y la libertad personal (liberalismo).
Tales ideas habían sido difundidas por las logias u organizaciones masónicas,
entendiendo por tales sociedades secretas a las que se ingresaba a través de un
juramento y que tenían su jerarquía, normas de obediencia, e incluso un culto a
un Dios “racional”. Se decían “humanistas” y combatían con odio a la religión.
El racionalismo la llevó a pensar que sus soluciones, en gran medida arbi-
trarias, eran incluso universalmente válidas para cualquier pueblo o nación, y por
eso el intento por exportar su modelo político, constitucional y civil. Llevó a dividir
Francia en regiones matemáticamente perfectas (ochenta y tres piezas regularmente
33
Las fuentes históricas revelan que los ejecutados luego de juicio de la Inquisición en España
fueron alrededor de 4000 durante los 330 que estuvo implantada. En cambio, en solo 18 meses los
Revolucionarios mataron 120.000 opositores.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 67
Inestabilidad política
En primer lugar, la inestabilidad política. ¿Cómo conseguir que un régimen
impuesto artificialmente a un grupo social sea capaz de durar en el tiempo? Basta
recordar la sucesión de regímenes políticos que se desarrollaron en la Francia pos-
revolucionaria, en tan pocos años. Seis constituciones diferentes en 20 años: 1791
(monarquía constitucional), 1793 (democracia jacobina), 1795 (república burgue-
sa), 1799 (Consulado), 1804 (Imperio), 1814 (monarquía constitucional).
68 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Violencia desbordada
La guillotina funcionaba a una velocidad asombrosa. Había barrios de París en
los que no se podía ingresar por el terrible olor a sangre que dejaban los cuerpos
decapitados. Incluso se colocó el nombre de Comité de Salud Pública al orga-
nismo encargado de exterminar a los opositores. “Para implantar sólidamente la
República, hay que reducir la población a la mitad”, aconsejará Jean Bon Saint
André en 1793, y Carrier, el verdugo de Nantes, dirá: “Haremos un cementerio
de Francia, antes que no regenerarla a nuestro modo”34. Muy parecidas fueron en
nuestro país las palabras de Sarmiento, cuando aconsejaba a Mitre no economizar
sangre de gauchos que eran lo único que tenían de seres humanos y un abono
que había que hacer a nuestro suelo35.
Ni los mismos revolucionarios se libraron de las ejecuciones. De los 361 dipu-
tados que votaron la ejecución del rey (ejecución que triunfó por solo un voto), 74
murieron de forma violenta (muchos degollados). El mismo Dr. Guillotin, inventor
de la guillotina para proporcionar un instrumento capaz de producir la muerte con
rapidez y eficacia, murió guillotinado.
Las campañas para someter a grupos populares disidentes, como los campesi-
nos de la Vendée, fieles a la religión católica, no ahorraban ninguna gota de sangre.
Uno de los generales franceses informaba a París el resultado de sus operaciones:
“Conforme vuestro mandato, he arrojado los niños a las patas de los caballos. He
mandado acuchillar a las mujeres que seguramente ahora no pondrán otros hijos
en el mundo. No se me puede echar en cara ningún prisionero: lo he aniquilado
todo. Los caminos están sembrados de cadáveres que, en algunos sitios, forman
verdaderas pirámides. En Savenay se fusila continuamente, pues a cada instante
llegan ladrones que se rinden. No hacemos prisioneros, se les habría de dar el
pan de la libertad, y la compasión no es negocio de la Revolución”36. Como ya
mencionamos, la Revolución francesa mató en solo 10 años 10 veces más personas
que los ejecutados por la Inquisición Española en 330 años. Las pieles curtidas
de los habitantes de la Vendée fue utilizada para hacer botas para los oficiales;
mientas que la piel de las mujeres, más suave, para hacer guantes; y centenares
de cadáveres fueron hervidos para extraer grasa y jabón37.
34
Ousset, Jean, Para que Él Reine, ediciones del Cruzamante, Bs. As., 1984, página 119.
35
Carta de Sarmiento a Mitre, 20/8/1861: “No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un
abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda, es lo
único que tienen de seres humanos”.
36
Informe del General Westerman a la Comisión de Bien Público, cit. por Calderon Bouchet, Rubén,
La contrarrevolución en Francia, Huemul, Bs. As., 1967, página 102.
37
Messori, Vittorio, Leyendas Negras de la Iglesia, Editorial Planeta, Barcelona, 1997, página 106.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 69
Incoherencia
Otra de las consecuencias comunes de desplegar acciones políticas de este tipo,
artificiales, es la incoherencia. Siendo utópicas e ideológicas, aparece claramente
como imposible e indeseable llevarlas adelante hasta sus últimas consecuencias.
Incoherencias también previsibles si tomamos en cuenta las ideas de los pensa-
dores que suelen considerarse inspiradores de la Revolución, contradictorias entre
sí: Rousseau, Voltaire, Holbach, Condorcet, D’Alembert, Sieyes, Montesquieu,
Hobbes, Locke.
La Revolución hablaba de igualdad, y resulta que prohibió el voto a las
personas libres pero de color38 y a los asalariados (Constitución de 1795, art. 13
inc. 3). De hecho, suprimió la servidumbre pero mantuvo vigente la esclavitud en
territorios bajo dominio francés. La esclavitud fue suprimida (solo nominalmente)
recién 4 años más tarde, para ser restablecida en las leyes en 1802 y mantenida
por Napoleón. La supresión de la nobleza en rigor constituyó un reemplazo de la
nobleza de la espada por la nobleza del dinero. La desigualdad de nacimiento fue
reemplazada por la desigualdad de la fortuna. Las Constituciones de 1791 y de
1795 establecieron el sufragio censitario: solo votaban quienes pagaran impues-
tos equivalentes a tres jornales, y con ello solo elegían a los electores. Napoleón
acentuó esta igualdad de los burgueses, colocando al asalariado en situación
de inferioridad, pues lo sometía al poder de policía de sus patrones.
La protección de la propiedad y prohibición de confiscación no impidió que
muchos nobles se vieran privados de sus propiedades, ni nacionalizados los bienes
de la Iglesia, adquiridos por hombres de la burguesía. Las garantías penales de
legalidad, juicio previo, imparcialidad judicial, no obstaculizaron la persecución
política y religiosa con total arbitrariedad. Durante la Convención y el régimen del
terror, se suspende la Declaración de Derechos, se suprime la división de poderes
y los jueces pueden condenar a muerte sin prueba y en crímenes no previstos por
la ley penal39. El 16 de abril de 1796, a solo 7 años de la Revolución, se promulgó
la ley contra los enemigos públicos, configurándose delito simplemente por escribir
o dar discursos contrarios a la obra de la Revolución.
El individualismo de la Revolución está manifiesto en la pretensión de hacer
de los derechos individuales el fin del estado, de la propiedad privada algo sagra-
do, del reconocimiento de la libertad personal algo casi ilimitado, de prohibir la
agremiación, de deteriorar los vínculos familiares (imponiendo la división forzosa
de la herencia entre los herederos, por ejemplo). Pero al mismo tiempo la Revo-
lución elevó la bandera (quizás solo la bandera) de la “fraternidad”, y no olvidó
la existencia de deberes sociales. La presencia de elementos más socializantes (y
totalitarios) tuvo primacía particularmente durante la Convención dominada por
los Jacobinos.
38
Martin, Xavier, Libertad, Igualdad, Fraternidad, en revista Gladius, Bs. As., nro 44, año 1999,
página 91.
39
Llerena Amadeo, Juan R. y Ventura, Eduardo, El Orden Político, A-Z Editora, Bs. As., 1991, página 354.
70 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Conclusiones
¿Qué queda entonces del proceso revolucionario francés en orden a la cons-
titución del orden social?
Aunque como hemos anotado suficientemente, las idas y venidas de la Re-
volución han sido muchas e importantes, podemos identificar algunos principios
que caracterizarían un modelo social inspirado en ella:
Actividad 2:
En este marco, todo lo que supone límites a la libertad humana (la legislación,
el gobierno, el estado, los intereses comunitarios, los deberes sociales, la solida-
ridad) debe ser reducido al máximo, y en todo caso visto como un mal quizás
necesario en algunos casos. Los derechos de los individuos deben ser fortalecidos,
y los poderes de las autoridades divididos (“división de poderes”), limitados y
controlados. Nadie es mejor juez que uno mismo, y por tal razón, el estado no
debe interferir en las decisiones personales sino solo coordinar las libertades de
unos para que no impongan a los demás cosas que no desean. Reclamó también
la indiferencia del gobierno en materia religiosa, y en algunos casos directamente
la total separación de la Iglesia y el estado.
En el ámbito económico el liberalismo alienta la instauración del capitalismo
liberal40 (en adelante llamamos liberalismo capitalista). La libertad exige la posi-
bilidad de desarrollar libremente el comercio y la industria, y de disponer discre-
cionalmente de la propiedad privada, sin trabas o imposiciones de la autoridad
(estado abstencionista o “gendarme”). La autoridad debe ser mínima, ocupada
solo de un número muy limitado de cuestiones. La economía prosperará y se
desarrollará para el bien de todos por la vigencia de la ley de la competencia –los
agentes económicos tratarán de producir mejor y más barato y de atender mejor
a los consumidores para maximizar sus ganancias y triunfar sobre sus competido-
res- y de la oferta y la demanda –los precios variarán según el deseo que tengan
las personas de adquirirlos y los productores de ofrecerlos-. Toda intervención del
estado en este proceso es negativa, porque reduce incentivos a la producción,
creando desabastecimiento, desempleo, privilegios, rigidez, etc. Dejando libertad se
desarrollará la producción, crecerá la riqueza, y al final se beneficiarán todos por el
efecto “derrame” sin necesidad de establecer formas estatales de distribución con
desaliento de aquélla41. La asistencia social como transferencia de riqueza hacia
los más necesitados debe limitarse pues desalienta el esfuerzo por el éxito econó-
mico y espanta las inversiones. En sus formulaciones más radicales, la igualdad
social es considerada una meta utópica, peligrosa e injusta, y la justicia social un
sentimiento tribal y una fórmula sin sentido42.
Son exponentes clásicos del pensamiento liberal Manuel Kant (1724-1804) en
el terreno filosófico, John Locke (1632-1704) y John Stuart Mill (1806-1873) en
el político, y Adam Smith (1723-1790) en el económico.
40
Ver Smith, Adam, La riqueza de las naciones, 77 y ss., Mises, Ludvig, La acción humana (tratado
de economía).
41
A este efecto derrame parece referirse Juan Pablo II al expresar que “¡Los pobres no pueden esperar!
Los que nada tienen no pueden aguardar un alivio que les llegue por una especie de rebalse de la
prosperidad generalizada de la sociedad.” (Juan Pablo II, Discurso a los Delegados de la Comisión
Económica para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPALC), Santiago de
Chile, 3 de abril de 1987).
42
Hayeck, F. A., El atavismo de la justicia social, en Nueve estudios de filosofía, política, economía e
historia de las ideas, página 51 y ss.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 73
Actividad 3:
Actividad 4:
Cfr. Massot, Vicente, Esparta. Un ensayo sobre el totalitarismo antiguo, Grupo Editor Latinoamericano,
43
2.6. El marxismo.
Se conoce como marxismo a las ideas y doctrinas sostenidas por Carlos Marx
(1818-1883). Gran parte de ellas han sido escritas y elaboradas en colaboración
con Friederich Engels (1820-1895). Como ocurre con todas las ideologías, reco-
noce variantes y corrientes diversas. No es exactamente lo mismo lo que enseñó
Marx, que lo que desarrollaron, en base a sus ideas, Lenin o Stalin en Rusia, Mao
en China, o Fidel en Cuba. Por razones de espacio no podemos aquí entrar en
tantos detalles, y pedimos nos disculpen algunas imprecisiones.
Sostiene el marxismo que la realidad es solo material, y que se mueve por
las contradicciones generadas en ella en virtud de la lucha y oposición entre los
contrarios. Estas contradicciones se explican a través de una ley dialéctica: la tesis
(afirmación) entra en contradicción y oposición con su antítesis (contraria), y del
conflicto entre tesis y antítesis surge la síntesis, que pone fin al conflicto suprimiendo
todo lo contenido en la tesis y la antítesis. Siendo real únicamente lo material, el
ser humano carece de una dimensión espiritual, e incluso de una entidad relevante
en sí y por sí mismo: es sólo el conjunto de sus relaciones sociales. Al actuar en
el mundo y producir objetos, ocurre a veces que el hombre termina sometido o
esclavizado a los objetos que no son más que creaciones suyas. A esta subordina-
ción o sometimiento a sus propias creaciones como si fuesen extrañas llama Marx
“alienación”. La alienación tiene dimensiones económicas (el trabajador se ve
privado de lo que produce y termina sometido al capitalista dueño de la propiedad
privada), religiosas (el ser humano crea una religión y después se subordina al Dios
que él mismo ha hecho), ideológicas (se inventa una ideología para justificar la
dominación económica y los hombres la adoptan como si fuese verdad), políticas
(el estado es creado para proteger solo los intereses de los opresores y el hombre
se somete a él), etc.
Llevadas al plano social tales ideas condujeron al marxismo a sostener que
toda sociedad está constituida por dos grupos en permanente y necesario conflic-
to: un grupo opresor y un grupo oprimido (clasismo o lucha de clases). La
base de la opresión se explica por las relaciones de producción (infraestructura
económica), tiene sus privilegiados y sus marginados. La infraestructura da lugar
a una superestructura destinada a favorecer, justificar o consolidar la opresión, y
que estaría integrada por la cultura, la religión, el estado, el derecho, la idea de
78 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
patria. Cultura, religión, estado, derecho, patria, no serían más que creaciones
sociales destinadas a legitimar las relaciones de producción y opresión vigentes
y sus principios. Estas clases sociales en pugna fueron los amos y esclavos en el
mundo antiguo, señores y siervos en el medieval, y burgueses y proletarios luego
de la revolución industrial.
La historia de la sociedad es la lucha de una clase dominante que quiere oprimir
económicamente a una clase dominada; y para lograrlo y vencer las resistencias
se sirve de la cultura (moral, religión, organización familiar, derecho, instituciones
políticas, educación, etc.). Para el marxismo, entonces, todo el orden social es
una elaboración de algunos para oprimir a otros; por eso llama a la economía
la infraestructura (porque está “debajo” de todo) y a la cultura superestructura
(porque es un medio que utiliza la clase opresora para ocultar una estructura de
dominación económica que está debajo).
Por otro lado, entiende que como el único que trabaja es el obrero, él debería
obtener toda la ganancia; en cambio, el burgués (dueño de los medios de pro-
ducción) paga un salario menor y se queda con las ganancias (“plusvalía”); por
eso considera que el sistema de salarios es de por sí injusto.
Por la lógica propia del sistema capitalista y de manera inevitable, la vigencia
de la aparente libertad económica lleva a una cada vez mayor concentración de
la propiedad privada en manos de unos pocos, acelerando la lucha de clases
sociales antagónicas, la de los proletarios y los burgueses, hasta que necesaria-
mente se produzca la revolución violenta por la cual los primeros arrebatarán el
poder a estos últimos para instaurar una dictadura del proletariado que ponga en
vigencia un estado socialista (primera etapa). El orden social evoluciona a partir
de la lucha entre clases dominadas y dominantes por la opresión y desigualdad
económica. La causa de esta desigualdad y lucha es la propiedad privada: algunos
tienen bienes y otros no. Entonces, para eliminar la lucha de clases, y obtener la
igualdad, es necesario que desaparezca la propiedad privada, que es la fuente de
las desigualdades.
El estado socialista será el único dueño de los bienes de producción, planificará
y dirigirá toda la actividad económica, recibiendo de cada habitante el trabajo de
acuerdo con su capacidad, y entregando a cada uno beneficios según su necesi-
dad. Debe eliminar todo resabio de la desigualdad opresora del mundo burgués:
la propiedad privada, el salario, la familia, la herencia, la religión. Los individuos
trabajarán para el estado en la tarea que éste les asigne, y el estado proveería a
cada individuo de alimento, vivienda, vestido, en la medida en que lo considera
necesario. Toda oposición al régimen debe ser perseguida y neutralizada. Así, por
ejemplo, la Constitución soviética de 1936 tipificará el delito de ser “enemigo del
pueblo”. Gracias a la vigencia de la dictadura del proletariado y del estado
socialista, con el tiempo, se podrá arribar a una “sociedad comunista” (segunda
etapa) en la que no será necesario el estado porque los hombres dejarán de lado
su individualismo. Dejará de requerirse un gobierno, que será sustituido por una
administración de las cosas. En el marxismo original, entonces, socialismo y co-
munismo no son sino dos etapas de la misma revolución. Más tarde, en cambio,
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 79
Actividad 5:
V. I. Lenin, Tareas de las Juventudes Comunistas, Discurso en la I Sesión del III Congreso de Juventudes
44
Actividad 6:
En los hechos, fue más opresor el marxismo mismo que las opresiones que decía
combatir. El régimen del marxismo comunista desapareció de Rusia, Alemania
oriental, Polonia, Austria, Hungría y Checoslovaquia a principios de los 90. Persiste
en alguna medida en China y en Cuba. Ni allí, ni en ningún lado, se logró pasar
nunca de la etapa socialista (“dictadura del proletariado”) a la comunista46.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 85
46
Más bien al contrario. En la década del cuarenta, por ejemplo, el gobierno de la Unión soviética dio
por agotada la primera etapa revolucionaria, orientada a destruir la cultura y educación burguesa, y
emprende políticas más bien contrarrevolucionarias: reaparecen los honores y las condecoraciones,
renace el sentimiento de patriotismo nacional, se vuelve a penalizar el aborto, etc.
86 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 7:
Actividad 8:
2.7. El nacionalsocialismo.
Una ideología totalitaria que se desarrolló enfrentando las tesis del liberalismo
y las crisis a que dio lugar es el nacional socialismo o “nazismo”. Se trató de una
88 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
tración del país, y establecer un sistema centralizado en el que todos los poderes
quedarían en manos del Estado, en el marco de una constitución jerárquica, que
conduciría a la nueva grandeza.
Hitler aprovechó el hecho de que gran parte de la banca e instituciones finan-
cieras occidentales estaban en manos de familias judías para responsabilizarlas de
la pobreza y postración del pueblo alemán por tener a su cargo la recaudación y
administración de dinero proveniente de las indemnizaciones de guerra. Aludió a
que miembros de la comunidad judía apoyaban el Tratado de Versalles, dirigían
los partidos marxistas con sus perniciosos efectos sociales, y los acusó de priorizar
su carácter judío antes que su nacionalidad alemana, y así incentivó el odio hacia
el pueblo hebreo.
Obtuvo un creciente apoyo popular. En las elecciones para diputados de 1925,
un millón de personas votaron al nacional socialismo (2,5%), votos que crecieron
a 6,4 millones en 1930 (16%), 13,4 millones (34%) en 1932. En 1933 Hitler es
nombrado Canciller de un gobierno heterogéneo. El mismo año obtiene 17,26
millones de votos (44%) en las elecciones parlamentarias, y el nuevo parlamento le
otorga “plenos poderes”. En julio de 1933 el nacionalsocialismo queda establecido
como “partido único”, y un mes más tarde anuncia Hitler el advenimiento del III
Reich Alemán, apoyado en un plebiscito popular por 40 millones de votos (94%).
Muerto el presidente Hindenburg, Hitler reúne en sus manos los cargos de presi-
dente y canciller del Reich y asume el mando del ejército, que presta el juramento
de fidelidad a su persona. En 1935 las leyes de Nurenberg inician la persecución
contra el pueblo judío. En un referendum de 1936 el 98% de los votantes (más
de 44 millones) apoyaron su gestión como Führer.
Establecido en el poder, fue concentrándolo paulatinamente. Obtuvo una ley
de plenos poderes que le permitió convertir a Alemania en un estado unitario
dirigido por sus lugartenientes, y la supresión de los sindicatos y partidos políticos.
La ideología nacionalsocialista determina la vida pública en Alemania y se oprime
brutalmente a todos los adversarios políticos. Invocando la postración económica
y el incumplimiento por parte de los países occidentales de “desarmarse” también,
implementó políticas de desarrollo económico, social y militar dirigidas por el
gobierno. Planteó la necesidad de reconstruir un gran Imperio Alemán (III Reich)
recuperando los territorios de los que fue despojado y obteniendo otros que nece-
sitaba. Invadió Checoslovaquia y luego Polonia. Francia e Inglaterra reaccionaron
y comenzó la larga y sangrienta segunda guerra mundial, que enfrentó a Alema-
nia-Austria e Italia (el “eje”) contra Francia, Inglaterra, Rusia y Estados Unidos
(los “aliados”). Estableció gradualmente normativas que restringían los derechos
económicos y políticos de los judíos residentes en Alemania, lo que fue seguido
por un boicot cultural, económico y financiero internacional contra productos
y servicios de origen alemán por parte de empresas, instituciones financieras y
estados influidos por personas de origen judío.
En el orden interno el régimen nazi desarrolló una economía fuertemente cen-
tralizada e intervencionista. El estado absorbió toda la producción y monopolizó el
comercio exterior, y enfrentó la crisis económica con la obra pública: construcción
90 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
47
Hitler, Adolf, citado en Kershaw, Ian, Hitler 1936-1945, Barcelona, Círculo de Lectores, 2000, pág.
191.
48
“Pero no me queda duda del hecho de que si los pueblos de Europa son nuevamente tratados como
un conjunto de acciones por estos conspirados monetarios y financieros internacionales, entonces esa
raza, de nuevo, que es la culpable de esta lucha asesina, también tiene que ser responsabilizada: los
judíos. Y luego tampoco me queda duda de que este tiempo no permitirá que millones de niños arios
europeos mueran de hambre, ni millones de adultos sufran la muerte, ni cientos de miles de mujeres
sean incendiadas y bombardeadas hasta morir en sus ciudades, sin que el verdadero culpable expíe
su culpa” (Hitler, Adolf, Testamento Político, Berlín, 29/4/1945).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 91
49
“El estado protege la religión, con la única condición de que la religión no se utilice para encubrir
finalidades políticas. Hubo un tiempo… en el que el Liberalismo era opuesto a la Iglesia, mientras el
marxismo era antirreligioso. Pero ese tiempo es pasado. El nacional socialismo no se opone a la Iglesia
ni es antirreligioso, al contrario, se sostiene en las bases de un verdadero cristianismo. Los intereses
de la Iglesia no pueden dejar de coincidir con los nuestros como ser la lucha contra los síntomas de
degeneración del mundo de hoy, nuestra lucha contra la cultura bolchevique, contra el movimiento
del ateísmo, contra la criminalidad, y nuestra batalla por la conciencia de comunidad en nuestra vida
nacional, para terminar con el odio y la desunión entre las clases, contra la guerra civil y la discordia.
Estos no son principios anticristianos sino cristianos” (Hitler, Adolf, Discurso en Koblenz, 26/8/1934).
92 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
50
Es famosa la condena recibida por el historiador inglés David Irving, que luego de varios años de
investigación publicó obras sobre la segunda Guerra Mundial, enseñó que no había constancias de
un propósito intencional de Hitler de asesinar judíos a través de Cámaras de Gas en los campos de
concentración (decía que en su mayoría los judíos recluidos habían muertos fruto del hambre y la
carestía en la que se encontraba Europa del este al final de la guerra, por la falta de suministros). Sus
observaciones fueron consideradas delito en varios estados, en los que fue detenido y tiene prohibido
el ingreso.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 93
por militares alemanes y japoneses. Tales tribunales estaban constituidos por jueces
norteamericanos, ingleses, franceses, y rusos. Crímenes de igual magnitud come-
tidos por los ejércitos de estos últimos países, lógicamente, no fueron juzgados.
Quedaron así impunes y silenciados el bombardeo masivo de ciudades pobladas
(como Dresden en Alemania, destruida por las bombas inglesas en 1945 que
mataron cerca de 150.000 personas cuando la guerra ya estaba prácticamente
terminada y solo constituía un refugio para enfermos, heridos y refugiados y sin
ninguna industria bélica), de monumentos históricos (como la Abadía benedictina
de Monteccasino, fundada por el mismo San Benito en el año 529, destruida por
Estados Unidos), grandes ciudades aniquiladas (como Hiroshima y Nagasaki,
bombardeadas con bombas atómicas norteamericanas), el asesinato en masa de
prisioneros (como los soldados polacos apresados por los comunistas soviéticos,
o los franceses anticomunistas perseguidos luego de la “liberación” de Francia), la
reclusión en campos de concentración y asesinato de millones de personas (como
en la Unión Soviética), la violación sistemática de miles de mujeres alemanas al
final de la guerra, etc.
Ni hace falta mencionar que los “aliados” tuvieron gran parte de responsabilidad
en el surgimiento del nazismo y el desencadenamiento de la guerra mundial por
el abuso del que hicieron víctima a Alemania a partir del tratado de Versalles. El
racismo, por otro lado, no fue monopolio exclusivo del nazismo: Inglaterra siempre
despreció las poblaciones de los países africanos y asiáticos, Francia discriminó
injustamente a sus propios combatientes oriundos de sus colonias en África, impi-
diéndoles relacionarse sentimentalmente con mujeres francesas, y no pagándoles
(hasta el día de hoy inclusive) sus pensiones de guerra como ex combatientes51.
Como podemos ver, el nazismo es una ideología con algunas notas carac-
terísticas, y debe evitarse el uso de la expresión para designar otras diferentes,
como ocurre a veces, indebidamente, con el peronismo o con dictaduras militares
latinoamericanas.
2.8. El fascismo.
El fascismo fue más un movimiento que una ideología completa. La ideología
se fue construyendo con el tiempo y la necesidad práctica. Fue autoritario, pero
mucho más moderado en sus alcances y postulados que el marxismo y el nacional
socialismo.
Como ocurrió con el nacional socialismo, no se puede entender el fascismo
desconectado de su contexto histórico. A principios del siglo veinte Italia se en-
contraba en crisis. La unidad italiana, que tanto había costado establecer, estaba
en riesgo.
51
La película francesa “Indigenes”, estrenada en 2006, da cuenta de la discriminación e ingratitud de
los franceses hacia los soldados africanos y asiáticos de sus colonias que combatieron para liberarla
de la ocupación nazi.
94 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Tales elogios fueron disminuyendo cuando Italia se propuso incrementar sus colo-
nias en África ocupando Etiopía53, y más aún cuando tomó partido por Alemania,
no porque Mussolini tuviese simpatía con el nazismo (más bien lo despreciaba),
sino porque Inglaterra y Francia, potencias coloniales, le habían dado la espalda
a sus pretensiones de expansión territorial. De hecho, Mussolini intentó sin éxito
convencer a Hitler de morigerar sus políticas contra la Iglesia y contra los judíos.
Italia intervino en la segunda guerra mundial como aliada de Alemania, con-
fiando en el triunfo de ésta, pero las sucesivas derrotas militares restaron apoyo
popular al fascismo. Mussolini fue arrestado por orden del rey en 1943, pero luego
liberado por los alemanes que ocupan parte de Italia. Finalmente, capturado por
partisanos comunistas, es ejecutado en 1945.
Como hemos mencionado, el fascismo no es una ideología completa, sino un
movimiento político cuyas ideas fueron apareciendo con el devenir del tiempo.
Entre sus principales rasgos ideológicos encontramos:
• Jerarquía: los hombres no son todos iguales, y postular tal igualdad qui-
mérica destruye las responsabilidades, el orden y la disciplina social. Sin
embargo, a diferencia del nacional socialismo, el fascismo no es xenófobo
ni racista (aunque su alianza con Alemania la llevó a sancionar algunas
leyes de mitigado racismo).
52
Cfr. Rychlak, Ronald J., Hitler, the War and the Pope, Our Sunday Visitor Books, Indiana, 2000,
pág 38.
53
Pese a que tanto Francia como Inglaterra tenían un imperio colonial mucho mayor que Italia, y a que
Etiopía era considerado un estado incivilizado y esclavista, razones por las cuales la misma Inglaterra
se había opuesto a su ingreso a la Sociedad de Naciones.
96 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
54
“Un Estado sólo puede ser victorioso en la lucha contra otro Estado. Puede concretar entonces
su victoria impulsando, por ejemplo, un cambio de régimen, una cesión territorial, el pago de una
indemnización, el desarme del ejército, un sistema determinado de alianzas políticas o económicas.
Cuando se lucha contra un Estado, se tiene enfrente una realidad material que puede ser aferrada,
golpeada, mutilada, transformada; pero cuando se lucha en contra de una religión, no se logra individuar
un blanco específico: la simple resistencia pasiva de los sacerdotes o de los creyentes es suficiente para
desarmar el ataque del Estado” (Mussolini, Estado e Iglesia, en periódico Le Figaro, Paris, 1934).
55
Innocenti, Ennio, La conversión religiosa de Benito Mussolini, editorial Santiago Apostol, Bs. As.,
2006, pág. 335. Quiero agradecer al Dr. Fernando Romero Moreno algunos diálogos mantenidos sobre
este y otros temas que me permitieron precisar algunos párrafos del texto.
98 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Antes de la Guerra Italia llegó a estar ubicada en el 7mo. lugar en el mundo como productora de
56
manufacturas.
57
Lamas, Félix, Ensayo sobre el Orden Social, Instituto de Estudios Filosóficos Santo Tomás de Aquino,
Bs. As., 1990, pág. 164.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 99
veces, en el lenguaje común, se llama fascista a todo sujeto o régimen que ejerce
la autoridad con particular fuerza, que restringe los derechos individuales, o que
se opone al comunismo. Se confunde así fascismo con autoritarismo, o antilibe-
ralismo, o anticomunismo.
No extraña la continúa y dura propaganda antifascista del marxismo, para el
cuál el fascismo representa una reacción que obstaculiza la revolución comunista,
lo que le impide ver sus méritos y lo lleva acusarlo de ser instrumento del capi-
talismo58.
Actividad 9:
58
Diccionario soviético de filosofía, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965, voz Fascismo.
100 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
“Hoy en día no es sólo la Ciudad Eterna e Italia las que están amenazadas,
sino todo el mundo. ¡Oh, no nos preguntéis quién es el “enemigo” y bajo
qué aspectos se presenta! Se encuentra en todo lugar y en medio de todos:
Sabe ser astuto y violento. En estos últimos siglos intentó realizar la disgre-
gación intelectual, moral, social de la unidad en el misterioso organismo
de Cristo. Quiso la naturaleza sin la gracia; la razón sin la fe; la libertad sin
autoridad; y a veces la autoridad sin la libertad. Es un “enemigo” que se ha
hecho cada vez más concreto, con una ausencia de escrúpulos que sorpren-
de: ¡Cristo sí, la Iglesia no! Después: ¡Dios sí, Cristo no! Finalmente el grito
impío: Dios está muerto; e incluso, Dios nunca existió. Y he aquí ahora la
tentativa de edificar la estructura del mundo sobre bases que no dudamos
en indicar como principales responsables de la amenaza que pesa sobre la
humanidad: una economía sin Dios, un derecho sin Dios, una política sin
Dios. El “enemigo” se ha esforzado para que Cristo resulte extraño en las
universidades, en la escuela, en la familia, en la administración de justicia,
en la actividad legislativa, en las asambleas de las naciones, donde quiera
que se decida la paz o la guerra. Al presente él corrompe el mundo con una
prensa y con unos espectáculos que matan el pudor en los jóvenes y en las
jóvenes y destruyen el amor entre los esposos; él inculca un nacionalismo
que conduce a la guerra”59.
59
Pio XII, Discurso a la Unión de los hombres de Acción Católica Italiana del 12 de octubre de 1952.
60
Ousset, Jean, Para que El Reine, ed. Del Cruzamante, Bs. As.,1980, pág. 368.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 101
* La segunda, que una cosa es el juicio que puede merecer una ideología en
abstracto, y otra el que corresponde a un movimiento político o social que
dice inspirarse en la ideología. Las acciones que se emprenden no siempre
son totalmente fieles o coherentes con las ideologías que dicen seguir, y por
eso las valoraciones pueden variar.
61
“Hoy día, los grupos cristianos se sienten atraídos por las corrientes socialistas y sus diversas
evoluciones. Tratan de reconocer en ellas un cierto número de aspiraciones que llevan dentro de sí
mismos en nombre de su fe. Se sienten insertos en esta corriente histórica y quieren realizar dentro de
ella una acción. Ahora bien, esta corriente histórica asume diversas formas bajo un mismo vocablo,
según los continentes y las culturas, aunque ha sido y sigue inspirada en muchos casos por ideologías
incompatibles con la fe… La vinculación concreta que, según las circunstancias, existe entre ellas,
debe ser claramente señalada, y esta perspicacia permitirá a los grupos cristianos considerar el grado
de compromiso posible en estos caminos, quedando a salvo los valores, en particular, de la libertad,
la responsabilidad y la apertura a lo espiritual, que garantizan el desarrollo integral de hombres y
mujeres.” (Pablo VI, Carta Apostólica Octogesima Adveniens, 14/5/71, nro. 31).
62
Aunque nos lo quiera demostrar Neuhaus, Richard John P., El muy liberal Juan Pablo II, “National
Review”, agosto 11 de 1997, pag. 32.
63
Ha sido muy difundida la idea de que el Papa Pio XII era simpatizante del nacional socialismo y
por eso no hizo nada contra el nazismo. Nada más alejado de la verdad histórica. Volveremos sobre
el tema más adelante.
104 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
De más está aclarar que el rechazo a las ideologías no implica, desde ya, rechazo a
las personas que las sostienen. Justamente al contrario. Se rechazan las ideologías
por el daño que causan, entre otros, a los mismos que las sostienen, al no permitirles
comprender la realidad tal como es y llevarlas a comportamientos indignos del
hombre. Como enseñaba San Agustín, debemos odiar el error, pero amar al
que yerra. Justamente, es el mismo amor al que yerra el que nos lleva a tratar de
liberarlo del error y de liberar a todas las personas de las consecuencias de éste.
64
Fosbery, Aníbal E., La cultura católica, editorial Tierra Media, Bs. As., 1999, pág. 601.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 105
Juan Pablo II, que sufrió en carne propia el nazismo y el comunismo marxista,
recordó “toda la tragedia que ha afectado a Europa durante este siglo, marcado
por los grandes males del fascismo, el nazismo y el comunismo” (Audiencia del
106 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Miércoles 7 de octubre de 1998), y sin olvidar los males del liberalismo, no dejó
de repetir que:
> “Los indecibles sufrimientos de los pueblos y de las personas, entre ellas
no pocos amigos y conocidos míos, causados por los totalitarismos nazi
y comunista, siempre me han interpelado íntimamente y animado mi
oración” (Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz,
1/1/2002).
> “He podido conocer, por decirlo así, desde dentro, los dos sistemas
totalitarios que han marcado trágicamente nuestro siglo: el nazismo de una
parte, con los horrores de la guerra y de los campos de concentración, y
el comunismo, de otra, con su régimen de opresión y de terror” (Don y
Misterio).
> “El comunismo y el fascismo han sido eliminados, pero a su lado vemos a
veces nuevas formas de materialismo, tal vez menos ideológicas y menos
espectaculares en sus manifestaciones y contenidos, pero a su manera
igualmente destructivas. Ellas derivan de una visión deformada de la
persona humana, considerada casi exclusivamente desde el punto de
vista del bienestar económico” (Discurso al primer embajador de Georgia,
6/12/2001).
> “La afirmación de esta verdad era sólo una invocación de la justicia
histórica para esta nación (Polonia), que había afrontado tantos sacrificios
en la liberación del continente europeo de la nefasta ideología nazi, y
que había sido vendida como esclava a otra ideología destructiva: el
comunismo soviético” (Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II con ocasión
del 60° Aniversario de la liberación de los prisioneros de Auschwitz,
15/1/2005).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 107
Pio VI, Alocución al Consistorio del 9/3/1789, Carta Quod Aliquantum del 10/3/1791, Encíclica Adeo
65
Nota del 23/4/1791, Pío VII Carta Apostólica Post tam diuturnas del 29/4/1814.
108 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
desconocer y atacar las enseñanzas cristianas; peligro tan grave al que el Papa
León XIII dedicó dos Encíclicas, Humanus Genus (20/4/1884) y Ab Apostolici
Solii (15/10/1890)66.
Por su parte, el Papa Pío IX (beatificado por Juan Pablo II) en su Encíclica
Quanta Cura (8/12/1864) sobre los errores modernos, denuncia el “naturalismo”
que propone a los estados gobernar como si no existiese religión, o al menos sin
hacer ninguna diferencia entre las religiones, separando totalmente la Iglesia y
el Estado. El mismo Pontífice, en la Carta Per Tristissima (6/3/1873) denuncia la
confusión, el peligro y el daño que provocan los llamados “católico liberales” y
los que intentan “conciliar” la doctrina cristiana con las de las ideologías.
Sin embargo, fue el Papa León XIII el que dedicó enseñanzas más sistemáti-
cas contra el liberalismo. Por un lado, recuerda en la Encíclica Diuturnum Illud
(29/6/1881) que todo poder tiene su origen último en Dios (aunque Dios, lógi-
camente, no es el que elige al gobernante que va a usar de ese poder). Además,
publicó la Encíclica Inmortale Dei (1/11/1885) para recordar que el gobierno no
puede dejar de lado sus obligaciones para con Dios. En ambos documentos se
cuestiona la idea de que el pueblo sea soberano y origen del poder, doctrina que
lo liberaría de obedecer a las legítimas autoridades y de conformar las leyes civiles
con la ley de Dios. Pero es la Encíclica Libertas Praestantissimum (20/6/1888) la
que se dedica principalmente al tema de la libertad y su deformación por el libe-
ralismo, acusado de defender una libertad (moral, de conciencia, de expresión,
de prensa) sin distinguir su buen o mal ejercicio.
En la Encíclica Vehementer Nos (11/2/1906) el Papa San Pío X vuelve a
manifestar el error de pretender separar totalmente la Iglesia del Estado, y en la
Carta Nostre Charge Apostolique (25-8-1910) cuestiona duramente al movimiento
liberal francés Le Sillon, imputándole varios errores, y entre ellos: afirmar una
dignidad humana que exigiría total autonomía prescindiendo de todo maestro
y no obedeciéndose más que a sí mismo; considerar que el poder reside en el
pueblo (y no en el gobernante) y que obedecer a una autoridad es indigno del
hombre; defender una igualdad que desconoce las diferencias naturales; promover
de manera exclusiva la democracia como única forma de gobierno legítima. Para
contrarrestar este olvido de Dios por parte de los estados el Papa Pio XI instituye
por medio de su encíclica Quas Primas (11/12/1925) la fiesta de Cristo Rey.
Las mismas críticas al liberalismo y la Revolución francesa se reiteran en otros
66
Si bien la pertenencia a la masonería deja de mencionarse expresamente como delito en el Código
de Derecho Canónico de 1983, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el
Cardenal Joseph Ratzinger (futuro Papa Benedicto XVI), hizo pública la Declaración Quasitum est
(26/11/83) aclarando que la falta de mención expresa se debe a un criterio de redacción pero “se
mantiene inmutable el juicio negativo de la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, ya que
sus principios han sido considerados siempre inconciliables con la doctrina de la Iglesia y por ello la
adscripción a las mismas permanece prohibida. Los fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas
están en estado de pecado grave y no pueden acceder a la Santa Comunión”.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 109
67
Benedicto XV, Encíclica Ad Beatissimi del 1/11/1914 y Carta Anno iam exeunte del 7/3/1917.
68
Pío XII, Alocución a editores, directores y escritores de grandes organismos de prensa de EE.UU.
(11/7/1946), Discurso al patriciado romano (8/1/1947), Encíclica Miranda Prosus (8/9/1957), Concilio
Vaticano II, Decreto Inter mirifica sobre los medios de comunicación social (4/12/1963), Paulo VI,
Alocución a los participantes en el Seminario de la ONU sobre la libertad de información (17/4/1964),
Discurso al XV Congreso Internacional de la Prensa periódica (1/5/1965) y Discurso a la Jornada
Mundial de las comunicaciones sociales (2/5/1967).
69
Juan Pablo II, Alocución durante su primer viaje a Francia, 1 de junio de 1980.
70
Juan Pablo II, Memoria e Identidad, libro personal, editorial La Esfera de los Libros, febrero del
2005, pág. 37 .
71
Juan Pablo II, Homilía en la beatificación de mártires de la Revolución Francesa, 19 de febrero de
1984.
110 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
los derechos del hombre del trabajo (nro. 8). En Centesimus Annus (1/5/1991)
rechaza que el trabajo pueda ser considerada una mera mercancía cuyo precio
se determine exclusivamente en el mercado por la ley de la oferta y la demanda,
y que el libre mercado por sí mismo pueda ser considerado un instrumento sufi-
ciente para atender las necesidades de todos. Cuestiona al liberalismo por hacer
del trabajo un mero instrumento de producción72. Más recientemente denuncia
como “resurge en varios lugares una forma de neoliberalismo capitalista que su-
bordina la persona humana y condiciona el desarrollo de los pueblos a las fuerzas
ciegas del mercado… De este modo se asiste en el concierto de las naciones al
enriquecimiento exagerado de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente
de muchos, de forma que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez
más pobres”73. Al año siguiente vuelve a cargar sobre la ideología, señalando que
“en el marco de un liberalismo sin controles adecuados, se ahonda en el mundo
la brecha entre países “emergentes” y países “perdedores”74. Y el mismo año, ex-
horta a tener en cuenta que “cada vez más, en muchos países americanos impera
un sistema conocido como neoliberalismo; sistema que haciendo referencia a
una concepción economicista del hombre, considera las ganancias y las leyes del
mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad y del respeto
de las personas y los pueblos. Dicho sistema se ha convertido, a veces, en una
justificación ideológica de algunas actitudes y modos de obrar en el campo social
y político, que causan la marginación de los más débiles. De hecho, los pobres
son cada vez más numerosos, víctimas de determinadas políticas y de estructuras
frecuentemente injustas”75.
Juan Pablo II, Discurso a la Sesión Plenaria de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, 22 de
72
marzo de 1996.
73
Juan Pablo II, Homilía en La Habana, 25/1/1998. Ideas similares en Juan Pablo II, Ángelus del
Domingo 10 de marzo de 1991.
74
Juan Pablo II, Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante,
21/11/1999.
75
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in America, 22/1/1999.
112 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
ejemplo, el Papa Benedicto XVI beatificó el 27 de abril del 2007 nada menos
que 498 mártires asesinados por las hordas comunistas españolas entre 1934
y 1937, contra las cuales se levantara el General Francisco Franco y su ejército,
recordando “las “violencias inauditas” a las que el mundo, Europa y España se
vieron arrastradas por “ideologías totalitarias, que pretendían hacer realidad por
la fuerza las utopías terrenas”.
Las principales condenas contra las ideas erróneas del marxismo fueron reali-
zadas por León XIII en la Encíclica Quod Apostolici Muneris (1878) y por Pio XI
en la Encíclica Divini Redemptoris (1937).
Notemos desde ya que al considerar esta ideología, la Iglesia no siempre ha
utilizado un vocabulario unívoco. A veces refiere al comunismo, otras al socialismo
marxista, otras al socialismo, todas como sinónimos. En otras oportunidades, en
cambio, remite al comunismo como el marxismo más radical, y al socialismo como
una morigeración o moderación de los postulados marxistas.
Sabemos que el comunismo marxista se desplegó fundamentalmente a partir
de la publicación de “El Manifiesto Comunista” de Marx y Engels en 1848. Dos
años antes ya el comunismo difundía sus principales doctrinas, y el Papa Pio IX
en la Encíclica Qui pluribus (9/11/1846) alertaba sobre sus graves errores porque
“echa por tierra los derechos de todos, la propiedad, la misma sociedad humana”
(nro. 9). Dos años más tarde, en la Encíclica Noscitis et nobiscum sobre los Estados
Pontificios (8/12/1849), alerta sobre los peligros del socialismo y el comunismo
que abusan de los términos de libertad e igualdad desnaturalizando su legítimo
sentido, aprovechando para agitar a los obreros y los pueblos, atacar cualquier
autoridad superior y saquear los bienes de la Iglesia y de los particulares (nro. 9).
Condenando diversos errores modernos, la Encíclica Quanta Cura (8/12/1864)
y el Syllabus acusa a socialismo y comunismo de atacar las bases de la familia
negando su carácter natural y el derecho natural de los padres a educar a sus
hijos (nro. 6).
Años más tarde, cuando el movimiento ya generaba intensos conflictos en
varios estados, el Papa León XIII dedica al comunismo y el socialismo (términos
que utiliza indistintamente) una Encíclica completa, llamada Quod Apostolici
Muneris (28/12/1878). Cuestiona su promoción de la desobediencia a las au-
toridades y superiores, su incentivo a la conflictividad social, su prédica de una
igualdad absoluta entre las personas, y su falta de respeto por la propiedad privada
y por el vínculo matrimonial; y atribuye al alejamiento de Dios la causa de los
males que trae consigo. En Arcanum Divinae Sapientiae (10/2/1880) alerta sobre
el rechazo comunista hacia el matrimonio y la familia. En la Encíclica Diuturnum
Illud (29/6/1881) considera al liberalismo como padre de tales errores (nro. 17),
y en Libertas Praestantissimum (20/6/1888) como el causante de los desórdenes
sociales (nro. 12). En Humanus Genus (20/4/1884) acusa a la masonería de
favorecer los errores socialistas y comunistas (nro. 24), y en Ab Apostolici Solii
(15/10/1890) denuncia el desorden social y la subversión traída por el socialis-
mo, grave peligro por su naturaleza, poder de organización y atrevimiento de sus
propósitos. En la gran Encíclica social Rerum Novarum (15/5/1891) rechaza con
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 113
76
Por ejemplo, refieren a la condena del comunismo de Pio XI en Divini Redemptoris Cfr. Juan XXIII
en Mater et Magistra (15/5/1961), nro. 4, y Juan Pablo II en Fides et Ratio (14/9/1998).
116 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
77
Juan Pablo II, discurso al Señor Grygorii Fokovych Khoruzhy Nuevo Embajador de Ucrania ante
la Santa Sede, 7/5/2004.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 117
Actividad 10:
78
Gorbato, Viviana, Montoneros. Soldados de Menem. ¿Soldados de Duhalde?, Sudamericana, Buenos
Aires, 1999, pág. 266 y 268.
118 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
3.Adoptar la opción preferencial por los pobres como opción excluyente (no solo
preferencial), olvidando atender también a la opción preferencial por los jóvenes,
asumida por la Iglesia americana en la Conferencia de Puebla, y tomarla como
opción dirigida a sacarlos de su pobreza económica y más que a acercarles el
mensaje del Evangelio.
la Iglesia del pueblo oprimido que hay que “concientizar” en vista de la lucha
liberadora organizada”, y por ello “se denuncia la jerarquía y el Magisterio
[de la Iglesia] como representantes de objetivos de la clase dominante que es
necesario combatir” (IX, 7 y 8), considerando al final que “el punto de vista de
la clase oprimida y revolucionaria, que sería la suya, constituye el único punto
de vista de la verdad”.
Todo ello sin perjuicio de aclarar, obviamente, que “la llamada de atención
contra las graves desviaciones de ciertas “teologías de la liberación” de ninguna
manera debe ser interpretada como una aprobación, aun indirecta, dada a quienes
contribuyen al mantenimiento de la miseria de los pueblos, a quienes se aprovechan
de ella, a quienes se resignan o a quienes deja indiferentes esta miseria. La Iglesia,
guiada por el Evangelio de la Misericordia y por el amor al hombre, escucha el
clamor por al justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas” (XI, 1).
Actividad 11:
79
Cfr. Innocenti, Ennio, La conversión religiosa de Benito Mussolini, editorial Santiago Apostol, Bs.
As., 2006, pág. 171.
80
AAS 37 (1945) 159-168.
81
Un cable de la Agencia ACI del 7/1/2007 da cuenta de una entrevista publicada en la revista
National Review Online, en la que Ion Mihai Pacepa, ex espía de la KGB comunista, confiesa que se
le encomendó la tarea de destruir a la autoridad moral del Vaticano en Europa Occidental entre otras
formas presentando a Pío XII como simpatizante del régimen nazi.
122 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
82
Cfr. Innocenti, Ennio, La conversión religiosa de Benito Mussolini, editorial Santiago Apostol, Bs.
As., 2006, pág. 171, quien relata que pueden comprobarse las sugerencias de Pacelli con su propia
letra en el borrador de la Encíclica.
83
Pio XII, Encíclica Mystici Corporis Christi, 29/6/1943, nro. 46.
84
Pio XII, Radiomensaje de Navidad, 24/12/1942, nro. 65.
85
Como también reconoce Pio XI haberlo hecho al principio, esperando mucho tiempo antes de
pronunciar un juicio público (Mit brennender Sorge nro. 5).
86
Pío XII, carta a Monseñor Preysing, arzobispo de Berlín, 30/4/1943.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 123
De hecho, “Pío XII favoreció la salvación de al menos 700 mil judíos de manos
de los nazis”, señala David Dalin, rabino de Nueva York, recordando “el reconoci-
miento dado a Pío XII por sus contemporáneos, entre los que se encuentra el Premio
Nobel Albert Einstein, el rabino jefe de Israel Isaac Herzog, los primeros ministros
Golda Meir y Moshe Sharett, y en Italia personas como Raffaele Cantoni, que en
aquella época era presidente de la Unión de las comunidades judías italianas”,
y agrega que “su silencio fue una eficaz estrategia orientada a proteger al mayor
número posible de judíos de la deportación” pues “una denuncia explícita y dura
contra los nazis por parte del Papa hubiera sido una invitación a la represalia, y
hubiera empeorado las disposiciones hacia los judíos en toda Europa”. Al finalizar
la guerra había muerto el 90% de los judíos de la capital de Holanda (donde la
estrategia fue la de hacer condenas públicas), en cambio se habían salvado el 80%
de los judíos italianos (donde la estrategia fue protestar con el silencio). El mismo
Dalin propuso en 2001 que el Papa Pío XII fuera proclamado ««Justo entre las Na-
ciones», el máximo reconocimiento que ofrece el Estado de Israel a las personas
que se han destacado por ayudar a judíos perseguidos. Incluso se ha demostrado
que Hitler consideraba a Pío XII un enemigo, y sabía por informes secretos que
ayudaba a los países invadidos y a los judíos a fugarse87.
Ya al final de la guerra, Pio XII reiteró la condena a las tesis erróneas del
nazismo en el Discurso al Colegio Cardenalicio del 2 de junio de 1945, titulado
justamente “La Iglesia Católica y el Nacionalsocialismo”. Allí el Papa recuerda
que “continuando la obra de nuestro predecesor, Nos mismo durante la guerra
no hemos cesado, especialmente en nuestros mensajes, de contraponer a las des-
tructoras e inexorables aplicaciones de la doctrina nacionalsocialista, que llegaban
hasta a valerse de los más refinados métodos científicos para torturar y suprimir
personas con frecuencia inocentes, las exigencias y las normas indefectibles de la
humanidad y de la fe cristiana. Era éste para Nos el más oportuno y podríamos
incluso decir el único camino eficaz para proclamar en presencia del mundo los
inmutables principios de la ley moral y para confirmar, en medio de tantos horrores
y tantas violencias, las mentes y los corazones de los católicos alemanes en los
ideales superiores de la verdad y de la justicia. Y tales solicitudes no quedaron sin
fruto. Sabemos en efecto, que nuestros mensajes, principalmente el de Navidad
de 1942, a pesar de toda clase de prohibiciones y de obstáculos, fueron objeto de
estudio en las conferencias diocesanas del clero en Alemania y luego expuestos y
explicados al pueblo católico” (nro. 25).
Juan Pablo II hablando a los representantes de las organizaciones judías nor-
teamericanas consideraba “oportuno recordar los grandes, los claros esfuerzos de
los Papas contra el antisemitismo y el nazismo durante el momento culminante de
la persecución a los judíos. En 1938, Pío XI declaraba que “el antisemitismo no
puede ser admitido” (6 de septiembre de 1938), y afirmaba también la completa
oposición entre el cristianismo y el nazismo, afirmando que la cruz nazista era
“enemiga de la cruz de Cristo” (Discurso de Navidad, 1938). Estoy persuadido de
87
“Revelan archivos que reivindican a Pío XII”, en diario La Nación, Buenos Aires, 30 de marzo del 2007.
124 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
que la historia revelará aún con más claridad y de un modo más convincente el
profundo sufrimiento de Pío XII ante la tragedia del pueblo judío, y lo que trabajó
para asistirlo intensa y eficazmente durante la segunda guerra mundial”88.
Los principales cuestionamientos al nazismo alemán, conforme surge de los
documentos que le han dado un tratamiento sistemático, son los siguientes:
• Incumplimiento de los acuerdos y compromisos asumidos para el respeto de
la libertad de la Iglesia y de los cristianos en el Reich.
• Panteísmo y paganismo religioso, identificando a Dios con el mundo o retor-
nando a un germanismo neopagano que pone en lugar de un Dios personal
un “hado” impersonal; o utilizando el nombre de Dios como etiqueta vacía;
o promoviendo un dios nacional o una religión nacional; confundiendo la
Fe y la Revelación divina con “sugestiones” que provendrían de la sangre
y de la raza, o la irradiación de la historia de un pueblo; confundiendo la
inmortalidad del alma personal con la continuidad del pueblo nacional único
que perduraría; ridiculizando la humildad cristiana en nombre de una religión
“heroica” como si fuese una degradación de sí mismo y una actitud cobarde;
separando la religión de la moral excluyendo a la primera de las escuelas y
la vida pública.
• Rechazo del derecho natural y su superioridad sobre las leyes humanas, con-
siderando que es justo y derecho lo que es útil a la nación, lo que conduce
en el orden internacional a un estado de guerra contra las otras naciones y
en el orden nacional a desconocer los derechos absolutamente inviolables
de las personas.
• Institución de la raza, el pueblo o el estado como norma suprema de todo,
divinizándolos con culto idolátrico.
• Restricción del derecho de los padres a la educación de sus hijos, según el
espíritu y prescripciones de la verdadera Fe, y consiguientemente, no tomar
en cuenta su voluntad en la educación escolar o usar de la coacción para
imponer determinada educación; y organizar a la juventud en asociación
nacional obligatoria para todos con prescindencia de la religión o incluso
hostilidad hacia la Iglesia.
• Parcialidad para juzgar a la Iglesia, condenándola por ciertos defectos de
algunos de sus miembros con una mirada no ecuánime respecto de otras
organizaciones o instituciones; y uso de presiones, intimidaciones, ventajas
económicas, profesionales, cívicas o de otro género, para alentar a las personas
a dejar la Iglesia.
Ello sin perjuicio de no condenar las aspiraciones de “realización de una
verdadera unidad nacional y a fomentar un noble amor por la libertad y una
inquebrantable devoción a la patria” (Mit Brennender Sorge nro. 34).
88
Juan Pablo II, Discurso a los representantes de las organizaciones judías norteamericanas, Miami,
11 de septiembre de 1987.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 125
Actividad 12:
89
Pio XI, Discurso a los representantes de la Universidad Católica de Milán,, 13/2/1929. ““A Pío XI se
le atribuyó durante mucho tiempo el elogio de Mussolini como “hombre de la Providencia”. Pero en
realidad lo que dijo fue que la Providencia le había hecho encontrarse con un hombre con el que había
sido posible reconciliar a la Iglesia y el Estado. Antes del fascismo habían fallado todos los intentos de
conseguirlo” (Andreotti, Giulio, Recuerdo de don Primo Primo, en revista “Treinta Días”, enero del 2007,
Editorial).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 127
“Juro seguir sin discutir las ordenes del Duce y de defender con toda mi fuerza si es necesario con
90
régimen” (nro. 6). Precisando que “con todo cuanto hemos venido diciendo hasta
aquí, Nos no hemos querido condenar ni el partido ni el régimen como tal. Hemos
querido señalar y condenar todo lo que en el programa y acción de ellos hemos
visto y comprobado que era contrario a la doctrina y a la práctica católica y, por
lo tanto, inconciliable con el nombre y con la profesión de católicos” (nro. 17).
En la Encíclica Quadragesimo Anno (15/5/1931) el Papa Pio XI describe deta-
lladamente el corporativismo fascista como un ejemplo de organización sindical y
corporativa, destacando los beneficios de la misma, al favorecer la colaboración
pacífica entre las diversas clases, la represión de organizaciones socialistas, la
supresión de desórdenes, y la creación de una magistratura especializada. Sin
embargo, anota también un cuestionamiento:
• Riesgo de burocratización, intervencionismo estatal y manipulación política de
las corporaciones. “No faltan quienes teman que el Estado, debiendo limitarse
a prestar una ayuda necesaria y suficiente, vengan a reemplazar la libre acti-
vidad, o que esa nueva organización sindical y corporativa sea excesivamente
burocrática y política o que sirva más bien a particulares fines políticos que a
la restauración y fomento de un mejor orden social” (nro. 37)
Aunque no dieron lugar a pronunciamientos magisteriales, también preocupó a
la Iglesia la alianza (más por oportunismo político que por identificación ideológica)
de Italia con la Alemania Nazi, y las leyes raciales (aunque basados más en una
idea cultural más que biológica y más moderadas que las del nazismo).
Pese entonces a la valoración positiva de muchos proyectos políticos del fascis-
mo, la Iglesia objetó varios de sus postulados y rechazó que se la identifique con
ese u otro programa político concreto. Al respecto, concluida la guerra y derrotado
el fascismo, el Papa Pío XII tuvo que realizar aclaraciones frente a la acusación de
preconizar un corporativismo fascista. En efecto, en la Carta C’est un Geste a la
33ª. Semana Social de Francia (10/7/1946) propone “la institución de asociaciones
o unidades corporativas en todas las ramas de la economía”.
Frente a las acusaciones de fascismo, prefiere en su discurso Nous Avons Lu a
la 24ª. Semana Social de Francia (18/7/1947) usar la denominación “unidades o
sociedades cooperativas”, advirtiendo que su posición sobre la organización profe-
sional y corporativa había sido tomada en sentido diverso en polémicas públicas,
pues solo se refería al reconocimiento y apoyo de los grupos intermedios de la
sociedad como lo enseñara Pio XI en Quadragesimo Anno (nro. 2).
Posteriormente, los Papa volvieron a cuestionar del fascismo91, no específica-
mente sino como expresiones de “totalitarismo”, es decir, una exaltación desmedida
del estado que no respeta los derechos y la dignidad del ser humano.
Actividad 13:
Como hemos dicho, los hechos sociales suelen inspirarse en las diversas ideo-
logías, aunque por lo general de manera matizada y sin reflejarlas de forma plena
o integral. No podemos hacer aquí un desarrollo completo de como se han desa-
rrollado a lo largo de la historia nacional. Es tema, además, sumamente complejo.
Pero podemos identificar algunos lineamientos ideológicos.
Ya desde la llamada “Revolución de Mayo” se advirtió claramente que un
grupo de criollos, entre los que contamos a Mariano Moreno y Juan José Castelli,
se inspiraban en el liberalismo ilustrado, revolucionario, autoritario y antireligio-
so, de la Revolución Francesa. A ellos se enfrentó el proyecto, más moderado,
tradicional, hispánico y católico, de otros criollos como Cornelio Saavedra.
Unitarismo y federalismo, representan la continuación de esas dos líneas de mo-
renistas y saavedristas. El primero, partidario de una economía de libre comercio
con las potencias europeas, un gobierno centralizado oligárquico en manos de
las minorías cultas de Buenos Aires, y una cultura y educación extranjerizante y
laicista. El segundo, promotor del proteccionismo de la industria nacional, de un
gobierno descentralizado en la provincias, y una cultura y educación inspirada en
la propia historia, identidad nacional y valores cristianos. El proyecto unitario fue
continuado por los gobiernos triunfadores de Caseros: Mitre, Sarmiento, y por la
llamada Generación del 80.
El marxismo se introdujo más tardíamente. Las primeras organizaciones sindi-
cales argentinas se inspiraban en ideologías marxistas, socialistas y anarquistas. Sin
embargo, fue el peronismo el que canalizó las aspiraciones obreras apartándolas
de las ideologías marxistas e inspirándolas en elementos de la doctrina social cris-
tiana con analogías, en algunos puntos, con el fascismo. Gracias a su influencia,
en 1950 la Confederación General del Trabajo (C.G.T., que reúne a los sindicatos
y uniones sindicales) eliminó de su estatuto toda referencia a la lucha de clases
y expulsó a los elementos comunistas por sus efectos disolventes. A partir de allí
tales grupos ideológicos tuvieron muy poca aceptación popular.
Pero la revolución cubana y el apoyo de su gobierno motorizó la formación
en el país de grupos marxistas extremistas, que reclutaron y entrenaron jóvenes
para combatir e imponer de manera violenta un régimen comunista en el país.
Comenzaron sus desmanes, robos, secuestros y enfrentamientos armados durante la
presidencia de Illia, y fueron incrementando sus actos delictivos durante la década
del 60 y del 70, frente a gobiernos democráticos y gobiernos militares indistinta-
mente. Muchos fueron juzgados y condenados a prisión por los tribunales, pero
al asumir la presidencia Héctor Cámpora en 1973 los dejó en libertad mediante
un indulto, sin siquiera reclamarles que devuelvan los armamentos que tenían
almacenados, recrudeciéndose la violencia y los asesinatos.
91
Juan Pablo II, Discurso del 6/12/2001con ocasión de la presentación de las credenciales del
Embajador de Georgia; Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz
del 1/1/1999.
130 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
SÍNTESIS
• La actitud realista implica situarse ante la realidad para comprenderla tal cual
es, sin tergiversarla interesadamente ni reducirla a alguno de sus aspectos.
Las ideologías, en cambio, responden a intereses o reduccionismos que no la
describen como es y debe ser.
TEXTOS DE APOYO
Dada la naturaleza del tema, se prefirió colocar las pretende construir para la raza aria, no para la judía.
citas del Magisterio de la Iglesia a medida que se El comunismo, por su parte, enfrenta al mundo
trataba cada una de las ideologías. angloamericano, donde se funda el otro modelo de
sociedad laica que se pretende construir y exportar,
“Aparecen en Europa dos de las formas más aberran- y que se les hace incompatible. Busca instaurar una
tes de sociedades laicas, como son el nacional-so- sociedad laica fundada en una nueva utopía, que
cialismo y el marxismo-leninismo. Ellos constituyen pretende convocar a los pobres, a los trabajadores,
dos formas antagónicas de sociedades inspiradas en a los proletarios, para la lucha revolucionaria que
ideologías incompatibles, cuando no abiertamente ya se ha iniciado...
contrapuestas con las enseñanzas de la Iglesia, a la
que se proponen sustituir o destruir. En este sentido, Tres modelos reconocemos, entonces, de sociedad
también merece ser considerado el fascismo, pero, laica, que tienen su origen en el secularismo y que
según la interpretación de Augusto del Noce, como quieren expresar, cada uno a su manera, el senti-
una forma de “totalitarismo incompleto”. Entre sí do último de la modernidad como una forma de
tienen mucho en común: el secularismo que las plenitud histórica inmanentista e intramundana: el
origina; el gnosticismo, como forma residual del nacional-socialismo, con su intento de imperio racial;
cristianismo, en que inspiran sus esjatologías; las el marxismo-leninismo, con su intento de imperio co-
formas políticas con que pretenden llevar adelante munista; y el de la sociedad laica americana, con su
sus pretensiones, tanto en el Tercer Reich como en intento de universalizar la democracia, la economía
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; y su de libre mercado y los derechos humanos.
odio y persecución a la Iglesia Católica.
Allí el individuo, y no el Estado, cobra el máximo
La única diferencia va a provenir del modo distinto sentido de eticidad social, detrás de la vigencia de
de interpretar y tratar de encarnar sus esjatologías: el una libertad política fundada en el principio religioso
Tercer Reich aspira a instaurar el imperio del racismo de la libertad de conciencia. La democracia absoluta
ario; el marxismo-leninismo, el imperio comunista. de valor universal y el liberalismo capitalista fundan
El nacionalismo germano se enseñará con los judíos, el imperio plutocrático... Occidente se identifica con
que representan, a su modo, también un ideal d el modelo de sociedad laica americana porque sólo
raza, con un fundamento religioso. El nazismo los los Estados Unidos cuentan con los tres poderes ne-
ataca por un doble motivo: lo racial y lo religioso. cesarios para solventar un imperio: el poder político,
No hay lugar para ellos en el nuevo imperio que se el poder militar, y el poder económico”92.
92
Fosbery, Aníbal E., La cultura católica, cit., pág. 485 y 492.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 133
Actividad 1: la idea de Sacheri supone que hay un orden natural que se debe
seguir y respetar (y por eso, que el olmo no da peras). La de Guevara lo contrario,
que se puede sacar peras del olmo y que el hombre es una arcilla que se puede
moldear como se quiera.
Actividad 2: las analogías tienen que ver con que también durante la Revolución
francesa se exaltaba una libertad abstracta, y en su nombre se organizaron revolu-
ciones que dieron lugar a graves desórdenes y actos criminales descontrolados e
impunes; y que la exaltación desproporcionada de la libertad permite deshonrar
públicamente, privar de bienes, y llevar adelante negocios fraudulentos.
Actividad 9: los bienes que están en riesgo serían el orden, la propiedad, la religión
y la familia. Ello en virtud de que el marxismo alienta las rebeliones y revoluciones
violentas contra el orden, la colectivización de la propiedad, el ateísmo, y el rechazo
de los derechos de los padres sobre sus hijos, en particular a educarlos.
134 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 13:
1) La Iglesia no se identifica con ninguna política o gobierno concreto;
2) El Papa se limitó a reconocer el favor y la ayuda recibida del régimen
fascista luego de tantas persecuciones, y sus postulados coherentes con las
enseñanzas católicas;
3) El Papa no dejó de cuestionar los elementos negativos del régimen fas-
cista.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 135
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
(marque la respuesta más acertada)
V
amos a introducirnos ahora en la unidad 3. Como dijimos al co-
mienzo no pretende ser este un texto que exponga la Doctrina Social
elaborada por la Iglesia, sino un tratamiento de los fundamentos
del orden social conforme con los postulados esenciales de la fe cristiana. Por
ello el acento está en la reflexión sobre los grandes principios que podemos
identificar como los rectores del comportamiento humano en sociedad, y no
en la exposición y adhesión a las enseñanzas que la Iglesia ha expresado sobre
los mismos. El método que hemos utilizado en la Unidad 1 para el tratamiento
de los temas, buscando analizar las temáticas en términos de razonabilidad
y con independencia de juicios de autoridad, será reiterado en las Unidades
siguientes.
Que este no sea un texto dedicado a describir las enseñanzas de la Iglesia ca-
tólica sino a profundizar en sus principales fundamentos, fundamentos válidos
por su misma razonabilidad y con independencia de las creencias religiosas de
las personas, no puede significar que se desconozca la existencia de un cuerpo
doctrinal específico expuesto por la Iglesia. De ello nos ocuparemos aquí.
OBJETIVOS
• Comprender las razones por las que la Iglesia se ha pronuncia respecto de
diversos aspectos de la vida social.
• Precisar en qué consiste la Doctrina social de la Iglesia y cuáles son sus
características especiales.
• Recorrer las fuentes de las que se nutre la Doctrina Social de la Iglesia.
• Identificar el valor que tienen los diversos documentos de la Doctrina Social
de la Iglesia y la adhesión que merecen.
• Reconocer los principales pronunciamientos de la Iglesia en materia social,
política y económica, a lo largo de la historia.
140 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
TEMARIO
1. Concepto.
2. Justificación.
3. Fuentes.
5. Tergiversaciones.
MAPA CONCEPTUAL
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 141
3.1. Concepto.
¿Qué es la doctrina social de la Iglesia? Podemos decir que se trata del conjunto
de enseñanzas de la Iglesia sobre la manera en que debe desarrollarse la vida
social, política y económica del hombre, para conformarse con el plan de Dios y
conducirlo a la felicidad presente y en la vida eterna.
Como podemos ver en la definición, se trata de una:
c) Social, es decir, referida a la vida del hombre en su relación con los otros
seres humanos y no a aspectos dogmáticos, litúrgicos, de moral personal.
Persigue conformar la conducta humana con el plan de Dios, ordenando
la felicidad de la vida presente a la obtención de la vida eterna a la que
el ser humano se encuentra destinado. La vida eterna se merece en esta
vida, de algún modo esta vida también la anticipa, y la forma dada a la
sociedad puede contribuir a obtenerla u obstaculizarla.
3.2. Justificación.
Ahora bien, ¿por qué la Iglesia se ocupa de brindar enseñanzas políticas, sociales
y económicas? ¿No se está entrometiendo en terrenos que no le competen? ¿No
está invadiendo esferas ajenas a la religión?
A veces ocurre que las autoridades religiosas invaden los ámbitos que corres-
ponden a la legítima autonomía del orden temporal. La Iglesia ha sido instituida
para continuar la obra salvadora de Cristo, y no para ocuparse de matemática,
física, biología, historia, economía, sociología. Es cierto. Si bien han existido re-
ligiosos, sacerdotes, obispos e incluso Papas que han sido grandes científicos, o
que han asumido funciones políticas, tales quehaceres no constituían un ejercicio
específico de su ministerio en la Iglesia sino profesiones que también desarrollaron
junto con éste. No ejercían con ello la misión propia y específica de la Iglesia; y a
veces incluso ha ocurrido que, equivocadamente, pospusieron ésta por ocuparse
de aquellas.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 143
Pero entonces, ¿significa ello que la Iglesia no tiene por misión ninguna inter-
vención en las cuestiones políticas, sociales y económicas? Por supuesto que no.
Tomemos un ejemplo. A la Iglesia corresponde recordar al mundo los manda-
mientos de la Ley de Cristo, que no ha abolido la Ley Antigua sino la ha llevado
al máximo cumplimiento. Debe recordar al mundo, por ejemplo, que no se debe
robar. Inmediatamente se presentan algunas cuestiones. Porque no todos los “ro-
bos” son tan evidentes como el de quien asalta a otra persona a mano armada.
Hay pensadores (el anarquista Proudhon en su libro ¿Qué es la propiedad?) que
han dicho, por ejemplo, que la propiedad privada es un robo porque en rigor los
bienes son de todos... Otros (Carlos Marx) han señalado que el salario era una
especie de robo porque el empresario se quedaba con parte del trabajo que rea-
lizaba el operario (la ganancia).
Alguien podría preguntarse, por otro lado, si al instituirse un sistema económico
que lleva al posible enriquecimiento permanente de algunos (el sector financiero) a
costa de otros (el sector productivo) no constituye una especie de robo. Y cómo se
puede pensar entonces que la Iglesia predique de manera completa el mandamiento
de no robar, sin decir nada del régimen de propiedad, del sistema de salarios, o de
la política económica? Y lo mismo podríamos decir analizando el mandato divino
de no mentir (y toda la problemática de la política, la propaganda y los medios de
comunicación), de “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (y
toda la cuestión del fundamento del poder y la autoridad), de no hacer acepción
de personas (y la extensión y naturaleza de la igualdad), etc.
La Doctrina Social de la Iglesia se presenta entonces como una parte de la
teología moral, es decir, de la reflexión sobre las verdades morales reveladas, en
aquellas cuestiones relacionadas con la convivencia humana social.
De modo que pretender que la Iglesia no se expida sobre materias sociales,
políticas o económicas, sería condenarla a una prédica estéril e inútil y hacerla
traicionar de su misión. Claro que como veremos en la unidad siguiente, el trabajo
concreto en el campo social, político y económico, es competencia principal de
los laicos y no de los clérigos.
Actividad 1:
3.3. Fuentes.
¿Y de dónde se extrae la doctrina social de la Iglesia? Evidentemente, no se trata
de ocurrencias de cualquier religioso.
puedan realizar para sistematizar, profundizar y elaborar una doctrina social co-
herente con la ley natural y el mensaje cristiano, en última instancia para tratarse
de la Doctrina Social de la Iglesia debe recogerse e inspirarse en las enseñanzas
de los Papas y de los Concilios aprobados por ellos.
¿Quiénes son sus destinatarios? Hablando en general, y especialmente desde
los últimos años, la Doctrina Social de la Iglesia se dirige a “todos los hombres de
buena voluntad”, sin importar si son o no católicos, cristianos, o creyentes. Gran
parte de sus reflexiones son extraídas de la misma ley natural cognoscible por la
razón del hombre, y por ello, de comprensión para cualquier persona sin importar
su credo religioso.
Actividad 2:
3.5. Tergiversaciones.
Existen y han existido tergiversaciones de la Doctrina Social de la Iglesia, inte-
resadas o no, que no la reflejan con sus alcances y naturaleza. Recorriendo estas
tergiversaciones podremos comprenderla con más claridad.
Los principales errores respecto de la Doctrina Social de la Iglesia radican en
concebirla como:
a) El “plan económico” o el “proyecto político” de la Iglesia.
b) Una doctrina exclusivamente “social”, carente de aspectos políticos y/o
económicos.
c) Una mera expresión de aspiraciones o deseos generales; fines y no medios.
d) Una doctrina gestada a partir del siglo XIX.
e) Una combinación entre teorías del liberalismo y del comunismo.
En cambio, podemos identificar como características de la Doctrina Social de
la Iglesia:
93
Cable de la agencia Zenit, ZS06020908, 09/02/2006.
146 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Claro que la Doctrina Social no operará por sí misma. Para convertir en reali-
dad sus postulados es necesario que los laicos, responsables del trabajo en el
orden social, se comprometan a:
94
La idea de que la Doctrina social de la Iglesia sólo expondría fines, y no medios para alcanzarlos, es
refutada en Hernández, Héctor H., Liberalismo económico y doctrina social económica católica. Notas
críticas sobre un intento conciliador, Gladius, Buenos Aires 1991.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 147
- Obtener poder y/o capacidad de influir sobre quienes tienen el poder como
para llevar tales proyectos a la práctica.
A veces se cree que la Doctrina Social de la Iglesia es una reacción frente a las
crisis económicas de la Revolución Industrial. Nada más alejado de la realidad.
En las Cartas de los Apóstoles aparecen ya claras enseñanzas en materia social,
política y económica. Como cuando recuerdan que el gobernante ejerce un
poder que viene de Dios y por eso debe ser obedecido (Roma. 13, 1) siempre
que gobierne conforme con la ley de Dios (Hech. 5, 29). Y que el salario que
no se paga al trabajador es una injusticia que clama al cielo (Sant. 5, 3-6).
Los Padres de la Iglesia, santos sabios que vivieron entre el siglo I y el siglo V,
desarrollaron muchos conceptos fundamentales relacionados con las riquezas,
la propiedad privada, la obediencia a las autoridades, etc. Podemos encon-
trar enseñazas profundas al respecto en la obra de San Basilio, San Gregorio
Nacianzeno, San Justino, San Juan Crisóstomo, y por supuesto, San Agustín.
Las mismas fueron sistematizadas, aclaradas y ampliadas por Santo Tomás de
Aquino, y continuadas por la escolástica española (“Escuela de Salamanca”)
del siglo de Oro, con representantes ilustres como Francisco de Vitoria, Luis de
Molina, Domingo de Soto, Martín de Azpilcueta, Tomás de Mercado y Francisco
Suarez. Desarrollaron muchas tesis tomistas relacionadas con el justo precio,
el préstamo a interés, la licitud del lucro comercial, el régimen político legíti-
mo, y avanzaron incluso sobre cuestiones como la organización internacional
y las reglas de justicia entre las naciones. Tan importante fue su obra que el
reconocido economista Joseph Schumpeter los considera fundadores de la
economía como ciencia95.
95
Schumpeter, Joseph, Historia del análisis económico, Editorial Ariel, Barcelona, 1995, pág. 128.
148 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Es cierto, sí, que las ideologías que fueron apareciendo desde el siglo XVIII
llevaron a la Iglesia a profundizar y sistematizar sus enseñanzas sociales, que
sin embargo, como vimos, son mucho más antiguas.
96
Marechal, Leopoldo, Laberinto de Amor
Amor, Sur, Buenos Aires, 1944.
97
“La gente de hoy no es perversa; en cierto sentido aun pudiera decirse que es demasiado buena:
está llena de absurdas virtudes supervivientes. Cuando alguna teoría religiosa es sacudida, como lo fue
el Cristianismo en la Reforma, no sólo los vicios quedan sueltos. Claro que los vicios quedan sueltos
y vagan causando daños por todas partes; pero también quedan sueltas las virtudes, y éstas vagan
con mayor desorden y causan todavía mayores daños. Pudiéramos decir que el mundo moderno está
poblado por las viejas virtudes cristianas que se han vuelto locas. Y se han vuelto locas, de sentirse
aisladas y de verse vagando a solas” (Chesterton, Gilbert .K., Ortodoxia, Edit. F.C.E. México D.F.,
1997, pág. 54).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 149
Por eso nos parece también impreciso hablar de que la doctrina social de la
Iglesia es una “tercera vía” frente al liberalismo y el comunismo. No hay una
única tercera vía, sino muchas vías concretas diferentes de éstas, todas las
cuales pueden inspirarse en los principios de dicha doctrina. Plantear una
visión tricotómica: o marxismo, o liberalismo, o doctrina social cristiana, es
una indebida simplificación.
De allí que es importante tener presente que no se trata de elegir entre comu-
nismo o liberalismo (como si no hubiese otra alternativa), ni se trata de tomar
“algo del comunismo” y “algo del liberalismo”, sino de analizar la sociedad
de manera realista para evitar las radicalizaciones y mutilaciones que sufre en
manos de dichas ideologías.
Actividad 3:
98
Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, nro. 43.
150 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
99
En su catequesis del 24 de marzo de 1993, el Papa Juan Pablo II distingue, dentro de las verdades
propuestas por el Magisterio como definitivas, algunas que pronuncia como reveladas por Dios, que
deben ser aceptadas con asentimiento de Fe, y otras no, pero que de todos modos son irreformables y
se definen según aquella facultad dada por el mismo Jesús de “atar y desatar” y que merecen también
asentimiento por todos, aunque no de Fe.
100
Puede verse, por ejemplo, el artículo de José Bernal citado en la bibliografía, donde se distingue,
siguiendo las enseñanzas del Magisterio, entre las cosas que han de ser creídas (credenda) por estar
contenidas en la Escritura o la tradición (como la divinidad de Cristo) y como tales objeto de Fe, y
las cosas que deben ser mantenidas (tenenda) por haber sido definidas como definitivas por toda la
Iglesia (como la imposibilidad de ordenar a mujeres como sacerdotes). Solo las primeras pueden ser
objeto de fe, pero también las segundas pueden llegar a considerarse “infalibles” y “definitivas”, como
lo muestra este texto de la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis de Juan Pablo II (1994) que dice:
“en virtud de mi ministerio de confirmar a los hermanos (cfr. Lc 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene
en absoluto la facultad de conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal y que este dictamen debe
ser tenido como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”. Dada la naturaleza de este texto, no nos
detenemos a profundizar en tema tan complejo. Agradezco las sugerencias del Dr. Pablo Jaraj que me
permitieron dar mayor rigor a la exposición de esta compleja cuestión.
152 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Como vemos, no todo lo que realiza la Iglesia tiene el mismo valor obligatorio
para los fieles. Sin perjuicio de ello, deben rechazarse como regla los enfrentamien-
tos públicos o los cuestionamientos sistemáticos, porque no contribuyen a la unidad
en la caridad y traen confusión a muchos dentro y fuera de la Iglesia. La actitud
de docilidad y respeto, frente a quienes tienen la misión de enseñar y conducir la
Iglesia, debe prevalecer al menos como regla general. Los dogmas de fe son las
verdades que debemos creer con nuestra Fe para ser considerados católicos; pero
sería un error considerar que solo ellas reclaman la adhesión del cristiano.
La necesidad de aclarar muchas de estas cuestiones llevó a la promulgación,
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 153
101
No podemos detenernos aquí a desarrollar la cuestión. Hagamos sí algunas aclaraciones históricas.
La mayoría de los pueblos tuvieron sus “Inquisiciones” para proteger la creencia común. Y como se
trataba de atentados contra la religión, era habitual que fueran castigados más severamente que los
delitos comunes. Sócrates, fue víctima de la “inquisición” de los cultos atenienses. Jesús, fue víctima de
la “Inquisición” judía. En Irlanda los anglicanos ejecutaban a quien volviera al país ordenado sacerdote
o habiendo tenido contacto con sacerdotes y castigaban al que no asistiese al culto anglicano. Lutero
alentaba a sus príncipes ”matad cuantos campesinos podáis, hiera, peque, degüelle quien pueda, feliz
si mueres en ello, mueres en obediencia a la palabra divina”. Más de cien mil labriegos murieron. Miles
de misioneros católicos murieron de manera atroz en oriente y occidente de manos de “inquisiciones”
de los diversos pueblos a los que iban pacíficamente a evangelizar. Y no se crea que es un riesgo
exclusivo de las prácticas religiosas, como pensaban algunos “ilustrados” que proponían como remedio
la supresión de toda religión. Recordemos que el comunismo tuvo su “inquisición” antirreligiosa, que la
Ilustración se sirvió de la guillotina para imponer sus ideas tan tolerantes, que los masones mejicanos
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 155
persiguieron a sangre y fuego la fe del pueblo en defensa de las libertades modernas, que los “rojos”
republicanos españoles antes y durante la guerra civil española asesinaban y torturaban a los cristianos
en nombre de la libertad... El Papa Juan Pablo II ha beatificado y canonizado mártires de la Revolución
Francesa, la Guerra de los Cristeros (Méjico) y la Guerra Civil Española... Por cierto que la Iglesia
instituyó el Tribunal de la Inquisición como medida defensiva frente a los ataques de las herejías y a
medida en que avanzaba la institución, fue tratando de evitar los peores abusos. Así, por ejemplo,
resolvió designar como jueces a frailes dominicos y franciscanos, conocidos por su mansedumbre, su
justicia y honestidad. Pensemos también en el caso de Roberto Le Bruge, designado inquisidor. Lo
llamaban “el cátaro”, porque había sido hereje engañado por los cátaros albigenses, lo que hacía que
conociera bien sus prácticas y les guardara mucho rencor. Tal era su odio que en un solo día juzgó
y quemó 180 personas acusadas de herejía en un poblado. Inmediatamente, el Papa lo destituyó y
condenó a prisión perpetua por su conducta. También está el caso de Conrado de Marburg quien se
excedió como inquisidor, no dando facilidades para la defensa ni perdonando al que confesaba: murió
linchado. Muchos datos que circulan sobre la Inquisición son falsos, mal interpretados o sacados de
contexto. Veamos: a) quema de libros: la Inquisición española no realizó nunca quema de libros, que
además eran bienes muy apreciados; la inquisición no persiguió la cultura, de hecho, en España, se
desarrolló durante el conocido “siglo de Oro español”, esplendor de las artes; b) Penas de muerte: era
la pena más común en la época, sin embargo, el tribunal de la Inquisición era el que menos la aplicaba
(en realidad no la aplicaba él, sino que cuando comprobaba una herejía y el acusado se negaba a
arrepentirse, se entregaba al gobernante para que aplique las leyes. Si se arrepentía se le imponían
algunas penitencias y era dejado en libertad). Tomemos en cuenta, por ejemplo, que de acuerdo a los
estudios históricos la Inquisición Española entregó a las autoridades alrededor de 4000 personas en
330 años (12 por año), mientras que la Revolución Francesa, tan alabada como cuna de la libertad,
asesinó para imponer su ideología a 120000 (3000 de ellos sacerdotes) en 10 años; c) se dice mucho
que las ejecuciones se hacían con fogatas con leña verde para que así tarde más en quemarse y sufra
más... cuando es al revés: se disponía el uso de leña verde porque desprende más humo y entonces
la persona muere inconciente por la falta de oxígeno sin sufrir por las llamas; d) Penas de prisión: las
prisiones de la inquisición eran más espaciosas, limpias y con mejor alimentación que las del estado, si la
persona era casada podía estar acompañada de su mujer, y si tenía criado, podía ser atendido por éstos;
eso hizo que incluso algunos delincuentes se acusaran a sí mismos de herejes para ir a las prisiones de
la inquisición; por otro lado, los permisos de salida eran frecuentes y había además salidas obligatorias
para ir a peregrinaciones; e) Tortura: al receptarse el derecho romano, se reintrodujo en los tribunales
de la época la tortura, incluso durante algunos períodos en los tribunales de la inquisición, introducción
favorecida por el hecho de que en ese momento se entendía que la confesión era esencial para poder
aplicar a alguien una sanción sin temor a cometer una injusticia (en los juicios no eran suficientes las
pruebas de testigos), y porque no aparecía explícitamente condenado su uso en la Sagrada Escritura.
Aunque mucho más limitada y controlada que en los tribunales civiles (no podía usarse más de media
hora, no debía causar mutilación, ante un medico, previo antejuicio que estableciera probabilidad de
culpabilidad, como ultimo recurso). De hecho, los registros revelan que en la época más dura solo se
utilizaba la tortura en un 1% o 2% de los casos; f) Se daban muchas oportunidades al acusado para
que se arrepienta y se libere del proceso, antes, durante y después de éste; g) Se rodeaba al proceso de
muchas garantías (derecho de defensa, abogado, derecho a indicar personas que tuviesen enemistad para
cuestionar sus testimonios o denuncias, etc.) Con todos estos datos podemos admitir que sin desconocer
los pecados cometidos, la acción del Evangelio hizo que estos tribunales fueran los más benignos de la
época. Tengamos en cuenta también que las herejías que intentaba prevenir y reprimir la inquisición
no eran postulados exclusivamente religiosos, sino con importancias consecuencias sociales y políticas.
Pensemos, por ejemplo, en la herejía albigense. Consideraba que no había un único creador del mundo
sino dos (maniqueísmo o dualismo), uno bueno autor de lo espiritual, y otro malo autor de lo material.
Por ello, el cuerpo humano es malvado, una cárcel para el alma; y la procreación es inmoral al igual
que el matrimonio. Es deseable dejar al cónyuge, dejar de comer carne, e incluso suicidarse. Negaban
la validez del juramento (que era la base de la sociedad medieval, por los juramentos de fidelidad de
los súbditos con sus señores), de la propiedad privada (comunismo) y los sacramentos, dando lugar a
sacrilegios, levantamientos y saqueos.
156 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Por ejemplo también, se destacan los sacerdotes acusados por abuso sexual de
niños, pero se oculta que en comparación con el total de religiosos los abusadores
constituyen un ínfimo porcentaje. Se cuestiona a la Iglesia por el juicio a Galileo,
sin tomar en cuenta que enseñaba sus tesis astronómicas sobre el movimiento de
la tierra alrededor del sol sin aportar pruebas científicas de sus aseveraciones sino
tergiversando la Sagrada Escritura para apoyarse en ellas, tratando de perros a
los sacerdotes que opinaban distinto que él, burlándose del Papa, y su condena
se limitó a rezar salmos en un convento como penitencia (no fue muerto por la
Inquisición, falleció de anciano). Sentencia benigna que no tomó en su contra que
pese a su condición de clérigo había tenido una concubina y dos hijas naturales, a
las que hizo entrar por la fuerza y antes de la edad requerida a un convento cuando
abandonó a aquélla. Todo ello sin perjuicio de que la sentencia contra Galileo
fue una decisión de un organismo eclesiástico, no una enseñanza del Papa que
comprometa su Magisterio; y que en 1741, cuando recién se conoció una prueba
científica de la tesis heliocéntrico, la Iglesia dejó sin efecto la advertencia sobre sus
obras102. Al mismo tiempo que la Iglesia católica juzgaba equivocadamente pero
con tanta benignidad, las tesis heliocéntricas de Copérnico eran duramente fusti-
gadas por Lutero y sus seguidores; el protestante Kepler, que continuó el sistema
copernicano, fue expulsado por los protestantes, siendo en cambio invitado para
enseñar en territorio pontificio; y el médico Servet -que descubrió la circulación
de la sangre-, fue condenado a la hoguera por el protestante Calvino por “con-
tradecir” a la Biblia con dicho descubrimiento.
Lo que una mirada desprejuiciada sobre la historia de la Iglesia revela es que
muchas de las acusaciones que se le hacen corresponden a hechos que no ocu-
rrieron. Otras veces, a hechos que ocurrieron pero que no son responsabilidad de
la Iglesia sino de alguno de sus miembros en particular. Y, cuando cabe imputar
102
El grado de desinformación que existe sobre el tema de Galileo espanta. Es cierto que su condena fue
errónea en sus alcances pues se le ordenó retractarse, por falsa y contraria a las Sagradas Escrituras, de
una teoría que luego se comprobó era verdadera en sus conclusiones. Hubo una indebida intromisión
en cuestiones meramente científicas; como lo habían advertido algunos prestigiosos prelados de la
época (vgr. el Cardenal San Roberto Belarmino, quien aconsejaba prudencia al respecto); y como lo
reconoció Juan Pablo II en noviembre de 1992. Pero el principal problema con Galileo no fue tanto su
afirmación heliocéntrica. Ya había sostenido lo mismo Copérnico sin recibir sanción alguna de la Iglesia;
y lo compartían prelados de jerarquía e incluso el Papa. Pero Galileo la afirmaba no como hipótesis a
comprobar, sino como demostrado. Y como el heliocentrismo contradecía la letra de algunos textos
de la Sagrada Escritura, se le exigía que brinde pruebas científicas de su afirmación, para así dar una
interpretación distinta de la Biblia; lo que no hizo, sino que tergiversaba textos de la Escritura para
ponerlos a su favor. De hecho, años más tarde se demostró que en este punto la razón no estaba del lado
de Galileo sino de sus jueces, pues Galileo pretendía probar el movimiento de la tierra con las mareas,
pero hoy se sabe que éstas se deben a la atracción de la luna, como sostenían quienes lo juzgaban.
El comportamiento incorrecto de Galileo también jugó en su contra, ya que envió engañosamente
al Vaticano, porque deseaba su aprobación (que no era necesaria), un prólogo de su libro, que decía
absolutamente lo contrario que todo el resto de la obra, y lo imprimió clandestinamente aprovechando
una cuarentena de la ciudad de Florencia. Proceder engañoso que se reiteró durante su proceso, donde
mentía diciendo que el no sostenía el heliocentrismo, que su libro había sido mal interpretado.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 157
103
““Por su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí
mismos a la procreación y a la educación de la prole” (Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral
Gaudium et Spes, nro. 48).
104
Nos inspiramos en Sacheri, Carlos, El Orden Natural, pág. 17 y ss.
160 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 4:
les arrojan el calificativo de “pre-conciliares” para con ello indicar que se trata de
cosas “viejas” que ya no tendrían valor y que deberíamos rechazar.
“Este Concilio Vaticano investiga a fondo la sagrada tradición y
la doctrina de la Iglesia, de las cuales saca a luz cosas nuevas, cohe-
rentes siempre con las antiguas” (Concilio Vaticano II, declaración
Dignitatis Humanae, nº 1)
“También se aplican a la doctrina moral las palabras pronunciadas
por Juan XXIII con ocasión de la inauguración del Concilio Vaticano
II (11 de octubre de 1962): «Esta doctrina (la doctrina cristiana en
su integridad) es, sin duda, verdadera e inmutable, y el fiel debe
prestarle obediencia, pero hay que investigarla y exponerla según las
exigencias de nuestro tiempo. Una cosa, en efecto, es el depósito de
la fe o las verdades que contiene nuestra venerable doctrina, y otra
distinta es el modo como se enuncian estas verdades, conservando,
sin embargo, el mismo sentido y significado»” (Juan Pablo II, Encíclica
Veritatis Splendor nº 53 nota 100).
“Se debe evitar inducir a los fieles a que piensen diferentemen-
te, como si después del Concilio ya estuvieran permitidos algunos
comportamientos, que precedentemente la Iglesia había declarado
intrínsecamente malos. ¿Quién no ve que de ello se derivaría un
deplorable relativismo moral, que llevaría fácilmente a discutir todo
el patrimonio de la doctrina de la Iglesia? (Pablo VI, alocución a los
miembros de la Congregación del Santísimo Redentor, setiembre de
1967)” (Juan Pablo II, Veritatis Splendor, nº 80, nota 131)
“Las enseñanzas del Concilio no constituyen un sistema orgánico
y completo de la doctrina católica. Esta es más vasta..., y el Concilio
no la ha puesto en duda ni la ha modificado sustancialmente. Por
lo contrario, la ha confirmado, ilustrado... No debemos separar las
enseñanzas del Concilio del patrimonio doctrinal de la Iglesia, sino
más bien ver como se insertan en él” (Pablo VI, Alocución del 12
de enero de 1966)
“[Es] falsa y abusiva [la] interpretación del Concilio que quisiera
una ruptura con la tradición, incluso doctrinal, llegando al repudio
de la Iglesia pre-conciliar, y a la licencia de concebir una Iglesia
“nueva”, casi “reinventada” desde el interior, en la constitución, en
el dogma, en la costumbre, en el derecho” (Pablo VI, Discurso al
Colegio Cardenalicio, 23/6/1972)
Actividad 5:
* Breves: escritos también en pergamino, pero con sello de cera, que les
da menos solemnidad e importancia. No son de uso común en la actua-
lidad.
• Motu Proprio: son documentos papales que contienen las palabras “Motu
proprio et certa scientia”. Significa que dichos documentos son escritos por
la iniciativa personal del Santo Padre y con su propia autoridad. Pueden ser
de diverso tipo, combinándose con los anteriores. Por ejemplo, podemos
mencionar la Carta Apostólica en forma de Motu proprio “Misericordia
Dei” Sobre el sacramento de la reconciliación, motu propio de Juan Pablo
II (2002).
Claro que a veces la práctica eclesial se sirve de uno u otro documento sin respe-
tar la finalidad específica de cada tipo, por lo que será más relevante analizar el
contenido que la forma de la enseñanza.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 165
Actividad 6:
105
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, nro. 62.
Debo agradecer las observaciones del Dr. Ricardo Von Buren que me permitieron expresar de
106
Actividad 7:
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia por su parte refiere al principio de “destino universal
107
SÍNTESIS
TEXTOS DE APOYO
“La Iglesia no se hace cargo de la vida en sociedad la doctrina social reviste la misma dignidad y tiene
bajo todos sus aspectos, sino con su competencia la misma autoridad de tal enseñanza. Es Magisterio
propia, que es la del anuncio de Cristo Redentor: auténtico, que exige la aceptación y adhesión de los
«La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no fieles. El peso doctrinal de las diversas enseñanzas y
es de orden político, económico o social. El fin que el asenso que requieren depende de su naturaleza,
le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de su grado de independencia respecto a elementos
de esta misma misión religiosa derivan funciones, contingentes y variables, y de la frecuencia con la
luces y energías que pueden servir para establecer cual son invocados.”109
y consolidar la comunidad humana según la ley
divina». Esto quiere decir que la Iglesia, con su “Está el hecho de que la Iglesia universal no puede
doctrina social, no entra en cuestiones técnicas incurrir en error, ya que está gobernada por el
y no instituye ni propone sistemas o modelos Espíritu Santo, Espíritu de verdad. Así lo prometió
de organización social: ello no corresponde a la el Señor a sus discípulos diciendo: Cuando venga El,
misión que Cristo le ha confiado. La Iglesia tiene la el Espíritu de verdad, os guiará hasta la verdad plena
competencia que le viene del Evangelio: del mensaje (Jn 16,13). Ahora bien, el Credo ha sido promulgado
de liberación del hombre anunciado y testimoniado por la autoridad de la Iglesia universal. Por lo tanto,
por el Hijo de Dios hecho hombre.”108 no hay en él nada que sea inconveniente”110.
“En la doctrina social de la Iglesia se pone en acto el “Así, pues, Nos, siguiendo la tradición recogida
Magisterio en todos sus componentes y expresiones. fielmente desde el principio de la fe cristiana, para
Se encuentra, en primer lugar, el Magisterio gloria de Dios Salvador nuestro, para exaltación de
universal del Papa y del Concilio: es este Magisterio la fe católica y salvación de los pueblos cristianos,
el que determina la dirección y señala el desarrollo con aprobación del sagrado Concilio, enseñamos
de la doctrina social. Éste, a su vez, está integrado y definimos ser dogma divinamente revelado: Que
por el Magisterio episcopal, que específica, traduce el Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra
y actualiza la enseñanza en los aspectos concretos —esto es, cuando cumpliendo su cargo de pastor
y peculiares de las múltiples y diversas situaciones y doctor de todos los cristianos, define por su
locales. La enseñanza social de los Obispos ofrece suprema autoridad apostólica que una doctrina
contribuciones válidas y estímulos al magisterio sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la
del Romano Pontífice. De este modo se actúa una Iglesia universal—, por la asistencia divina que le
circularidad, que expresa de hecho la colegialidad fue prometida en la persona del bienaventurado
de los Pastores unidos al Papa en la enseñanza social Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el
de la Iglesia. El conjunto doctrinal resultante abarca Redentor divino quiso que estuviera provista su
e integra la enseñanza universal de los Papas y la Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y
particular de los Obispos. las costumbres; y, por tanto, que las definiciones del
Romano Pontífice son irreformables por sí mismas y
En cuanto parte de la enseñanza moral de la Iglesia, no por el consentimiento de la Iglesia”111
108
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 68.
109
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 80.
110
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, II-II, q. 1, a. 9, c.
111
Concilio Vaticano I, Constitución Dogmática I sobre la Iglesia, 18 de julio de 1870.
174 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
“Los Obispos, cuando enseñan en comunión por el admiten tampoco la apelación a ningún otro tribunal.
Romano Pontífice, deben ser respetados por todos Porque en esos casos el Romano Pontífice no da una
como los testigos de la verdad divina y católica; los sentencia como persona privada, sino que en calidad
fieles, por su parte tienen obligación de aceptar y de maestro supremo de la Iglesia universal, en quien
adherirse con religiosa sumisión del espíritu al pare- singularmente reside el carisma de la infalibilidad de
cer de su Obispo en materias de fe y de costumbres la Iglesia misma, expone o defiende la doctrina de
cuando él la expone en nombre de Cristo. Esta reli- la fe católica. La infalibilidad prometida a la Iglesia
giosa sumisión de la voluntad y del entendimiento de reside también en el cuerpo de los Obispos cuando
modo particular se debe al magisterio auténtico del ejercen el supremo magisterio juntamente con el
Romano Pontífice, aun cuando no hable ex cathedra; sucesor de Pedro. A estas definiciones nunca puede
de tal manera que se reconozca con reverencia su faltar el asenso de la Iglesia por la acción del Espíritu
magisterio supremo y con sinceridad se adhiera al Santo en virtud de la cual la grey toda de Cristo se
parecer expresado por él según el deseo que haya conserva y progresa en la unidad de la fe.”112
manifestado él mismo, como puede descubrirse ya
sea por la índole del documento, ya sea por la in- “Los concilios afirman que la infalibilidad atribuida
sistencia con que repite una misma doctrina, ya sea al Romano Pontífice es personal, en el sentido que
también por las fórmulas empleadas. Aunque cada le corresponde personalmente por ser sucesor de
uno de los prelados por sí no posea la prerrogativa Pedro en la Iglesia de Roma. En otras palabras, esto
de la infalibilidad, sin embargo, si todos ellos, aun significa que el Romano Pontífice no es el simple por-
estando dispersos por el mundo, pero manteniendo tador de una infalibilidad perteneciente, en realidad,
el vínculo de comunión entre sí y con el Sucesor a la Sede romana. Ejerce su magisterio y, en general,
de Pedro, convienen en un mismo parecer como el ministerio pastoral como vicarius Petri: así se le
maestros auténticos que exponen como definitiva solía llamar durante el primer milenio cristiano. Es
una doctrina en las cosas de fe y de costumbres, decir, en él se realiza casi una personificación de la
en ese caso anuncian infaliblemente la doctrina de misión o la autoridad de Pedro, ejercidas en nombre
Cristo. la Iglesia universal, y sus definiciones de fe de aquel a quien Jesús mismo se las confirió. Con
deben aceptarse con sumisión. Esta infalibilidad todo, es evidente que al Romano Pontífice no se le
que el Divino Redentor quiso que tuviera su Iglesia ha concedido la infalibilidad en calidad de persona
cuando define la doctrina de fe y de costumbres, privada, sino por el hecho de que desempeña el
se extiende a todo cuanto abarca el depósito de la cargo de pastor y maestro de todos los cristianos.
divina Revelación entregado para la fiel custodia y Además, no la ejerce como quien tiene autoridad
exposición. Esta infalibilidad compete al Romano en sí mismo o por sí mismo, sino «por su suprema
Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, en razón de autoridad apostólica» y «por la asistencia del Espíritu
su oficio, cuando proclama como definitiva la doctri- Santo, prometida a él en la persona de san Pedro».
na de fe o de costumbres en su calidad de supremo Por último, no la posee como si pudiera disponer de
pastor y maestro de todos los fieles a quienes ha de ella o contar con ella en cualquier circunstancia, sino
confirmarlos en la fe (cf. Lc., 22,32). Por lo cual, con sólo cuando habla ex cathedra, y sólo en un campo
razón se dice que sus definiciones por sí y no por doctrinal limitado a las verdades de fe y moral, y a
el consentimiento de la Iglesia son irreformables, las que están íntimamente vinculadas con ellas. 2.
puesto que han sido proclamadas bajo la asistencia
del Espíritu Santo prometida a él en San Pedro, y Según los textos conciliares, el magisterio infalible se
así no necesitan de ninguna aprobación de otros ni ejerce en la doctrina de fe y costumbres. Se trata del
112
Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nro. 25.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 175
campo de las verdades reveladas explícita o implíci- de fe y costumbres, con términos que manifiesten
tamente, que exigen una adhesión de fe y cuyo de- claramente su intención de definir una determinada
pósito, confiado a la Iglesia por Cristo y transmitido verdad y exigir la adhesión definitiva a la misma por
por los Apóstoles, ella custodia. Y no lo custodiaría parte de todos los cristianos. Es lo que acaeció, por
de forma adecuada, si no protegiese su pureza e ejemplo, en la definición de la Inmaculada Con-
integridad. Se trata de verdades que atañen a Dios cepción de María, acerca de la cual Pío IX afirmó:
en sí mismo y en su obra creadora y redentora; al «Es una doctrina revelada por Dios y debe ser, por
hombre y al mundo, en su condición de criaturas y tanto, firme y constantemente creída por todos los
en su destino según el designio de la Providencia; fieles« (DS 2803); o también en la definición de la
y a la vida eterna y a la misma vida terrena en sus Asunción de María santísima, cuando Pío XII dijo:
exigencias fundamentales con vistas a la verdad y «Por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de
al bien. Se trata, pues, también de verdades para la los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, y
vida y de su aplicación al comportamiento humano. nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser
El Maestro divino, en su mandato de evangelización, dogma divinamente revelado...» (DS 3903). Con
ordenó a los Apóstoles: «Id, pues, y haced discípulos esas condiciones se puede hablar de magisterio
a todas las gentes... enseñándoles a guardar todo lo papal extraordinario, cuyas definiciones son irrefor-
que yo os he mandado» (Mt 28, 19-20). En el área mables «por sí mismas y no por el consentimiento
de las verdades que el magisterio puede proponer de de la Iglesia» (ex sese, non autem ex consensu
modo definitivo entran aquellos principios de razón Ecclesiae). Eso significa que esas definiciones, para
que, aunque no estén contenidos en las verdades de ser válidas, no tienen necesidad del consentimiento
fe, se hallan íntimamente vinculados con ellas. En de los obispos: ni de un consentimiento precedente,
la realidad efectiva, de ayer y de hoy, el magisterio ni de un consentimiento consecuente, «por haber
de la Iglesia y, de manera especial, el del Romano sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu
Pontífice es el que salva estos principios y los rescata Santo, prometida a él (al Romano Pontífice) en la
continuamente de las deformaciones y tergiversacio- persona de san Pedro, y no necesitar de ninguna
nes que sufren bajo la presión de intereses y vicios aprobación de otros ni admitir tampoco apelación a
consolidados en modelos y corrientes culturales. otro tribunal» (Lumen gentium, 25). 4. Los Sumos
En este sentido, el concilio Vaticano I decía que es Pontífices pueden ejercer esta forma de magisterio.
objeto del magisterio infalible «la doctrina sobre la Y de hecho así ha sucedido. Pero muchos Papas no
fe y costumbres que debe ser sostenida por la Iglesia la han ejercido. Ahora bien, es preciso observar que
universal» (DS 3074). Y en la nueva fórmula de la en los textos conciliares que estamos explicando se
profesión de fe, aprobada recientemente (cf. AAS distingue entre el magisterio ordinario y el extraor-
81, 1989, pp. 105; 1169), se hace la distinción dinario, subrayando la importancia del primero, que
entre las verdades reveladas por Dios, a las que es es de carácter permanente y continuado, mientras
necesario prestar una adhesión de fe, y las verda- que el que se expresa en las definiciones se puede
des propuestas de modo definitivo, pero no como llamar excepcional. Junto a esta infalibilidad de las
reveladas por Dios. Estas últimas por ello, exigen un definiciones ex cathedra, existe el carisma de asis-
asenso definitivo, pero no es un asenso de fe. 3. En tencia del Espíritu Santo, concedido a Pedro y a sus
los textos conciliares se hallan especificadas también sucesores para que no cometan errores en materia
las condiciones del ejercicio del magisterio infalible de fe y moral, y para que, por el contrario, iluminen
por parte del Romano Pontífice. Se pueden sintetizar bien al pueblo cristiano. Este carisma no se limita a
así: el Papa debe actuar como pastor y maestro de los casos excepcionales, sino que abarca en medida
todos los cristianos, pronunciándose sobre verdades diferente todo el ejercicio del magisterio”113.
113
Juan Pablo II, Audiencia General, miércoles 24 de marzo de 1993
176 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
“Se debe admitir que los representantes de la Iglesia et Magistra, mientras que Pablo VI, en la Encíclica
percibieron sólo lentamente que el problema de la Populorum progressio (1967) y en la Carta apos-
estructura justa de la sociedad se planteaba de un tólica Octogesima adveniens (1971), afrontó con
modo nuevo. No faltaron pioneros: uno de ellos, insistencia la problemática social que, entre tanto,
por ejemplo, fue el Obispo Ketteler de Maguncia († se había agudizado sobre todo en Latinoamérica. Mi
1877). Para hacer frente a las necesidades concretas gran predecesor Juan Pablo II nos ha dejado una
surgieron también círculos, asociaciones, uniones, trilogía de Encíclicas sociales: Laborem exercens
federaciones y, sobre todo, nuevas Congregaciones (1981), Sollicitudo rei socialis (1987) y Centesimus
religiosas, que en el siglo XIX se dedicaron a comba- annus (1991). Así pues, cotejando situaciones y
tir la pobreza, las enfermedades y las situaciones de problemas nuevos cada vez, se ha ido desarrollando
carencia en el campo educativo. En 1891, se interesó una doctrina social católica, que en 2004 ha sido
también el magisterio pontificio con la Encíclica presentada de modo orgánico en el Compendio
Rerum novarum de León XIII. Siguió con la Encíclica de la doctrina social de la Iglesia, redactado por el
de Pío XI Quadragesimo anno, en 1931. En 1961, Consejo Pontificio Iustitia et Pax”114.
el beato Papa Juan XXIII publicó la Encíclica Mater
114
Benedicto XVI, Encíclica Deus Caritas Est, 25/1/2006, nro. 27.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 177
Actividad 2: en cuanto a sus fuentes, la Doctrina Social de la Iglesia tiene uno de sus
fundamentos en la ley natural, que puede ser reconocida aún por quienes no tienen
fe. En cuanto a sus destinatarios, procura acercar a todos los hombres a la salvación,
y no solo a quienes ya se han incorporado a ella. Y específicamente, como diremos
en la unidad siguiente, a quienes corresponde trabajar en el campo social, político y
económico, inspirándose en sus principios, es a los laicos y no a los sacerdotes.
Actividad 3: La Doctrina Social de la Iglesia incluye principios de reflexión, basados
en la revelación y la ley natural. No pretende aportar recetas políticas o económicas
válidas para todo tiempo o lugar. Son justamente los especialistas (en economía,
política, sociología, cultura, etc.) los que deben, orientados por los principios de
la doctrina social, elaborar las propuestas concretas para solucionar los problemas
específicos de un momento o de un lugar.
Actividad 5: el texto supone que existiría una ruptura en la historia de la Iglesia en-
tre lo anterior y lo posterior al Concilio, y por eso cuestiona como preconciliar que
Benedicto XVI recuerde verdades católicas permanentes. En rigor, “El País”, como
diario socialista, lo que busca es que la Iglesia cambie su doctrina (entre otras cosas
contraria a los postulados socialistas) y por eso le molesta tanto que el Papa reitere
lo que ha enseñado siempre el catolicismo.
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
10. El principio por el cual, sin que se pretenda una igualación absoluta, todos
tienen que poder acceder a satisfacer sus necesidades mínimas, y tener oportuni-
dades para participar del crecimiento del conjunto, se llama:
a) Principio de subsidiariedad.
b) Principio de solidaridad.
c) Principio de justicia social.
d) Principio de primacía del bien común.
180 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Consideraciones generales:
A continuación encontrará las consignas del primer trabajo práctico de este cur-
so.
Su objeto será que pueda servirse de los elementos estudiados para comprender
mejor una Encíclica concreta, de su elección.
Tenga en cuenta que se esperan respuestas breves y concretas. Por ello, sus res-
puestas deben condensarse, en total, en un documento que abarque entre 800
(mínimo) y 1400 (máximo) palabras.
Se evaluará especialmente:
1) La comprensión de los temas estudiados.
3) La capacidad de síntesis.
A
hora que ya sabemos cómo debemos acceder al conocimiento de
la dimensión social del ser humano, recorrido sus principios funda-
mentales, identificado las ideologías que han pretendido exponerla de
manera incompleta, fraccionada o interesada, y reconocido la contribución que
ha hecho la Iglesia para mejor comprenderla, estamos en condiciones de iniciar
nuestro análisis de las diversas temáticas y dimensiones de la vida social.
OBJETIVOS
• Comprender qué es el estado, sus características e importancia.
• Identificar al bien común político como la noción más importante para com-
prender y valorar las cuestiones que hacen a la vida comunitaria.
• Reconocer la importancia de la autoridad en la comunidad, identificando su
fundamento y límites.
• Descubrir los criterios fundamentales para valorar los regímenes políticos, y en
particular, la forma democrática.
• Distinguir el pueblo de la masa, y la verdadera participación de la participación
y representación engañosas.
• Reconocer la importancia de la relativa soberanía de los estados, y al mismo
tiempo, su necesaria inserción en la comunidad internacional de acuerdo con
criterios de justicia.
• Advertir el mutuo compromiso que debe asumir la Iglesia y el Estado en pos
del bien integral del ser humano, evitando, al mismo tiempo, las invasiones
indebidas como la mutua indiferencia, incomprensión o enemistad.
TEMARIO
4.1. El estado: concepto y características.
4.2. El bien común político.
4.3. La autoridad política.
4.4. Origen, fundamento, límites de la autoridad política.
4.5. El régimen político: las formas de estado y de gobierno.
4.6. Pueblo y masa, participación y representación.
4.7. La distribución y el control del poder.
4.8. Los grupos infrapolíticos y la comunidad política.
4.9. Patria, nación y estado.
4.10. La soberanía y la globalización.
4.11. El estado y la Iglesia.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 185
MAPA CONCEPTUAL
186 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Aristóteles, La política.
Boullion, Víctor, La política de Santo Tomás, editorial Nuevo Orden, Bs. As.,
1965.
Castaño, Sergio, El estado como realidad permanente, editorial La Ley, Bs. As.,
2002.
115
Sacheri, Carlos, El Orden Natural, pág. 102.
116
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 164, quien cita
al Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046; cf. Catecismo de la
Iglesia Católica, 1905-1912; Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 417-421; Id.,
Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 272-273; Pablo VI, Carta Ap. Octogesima adveniens, 46:
AAS 63 (1971) 433-435.
190 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 1:
vida en común los hombres alcanzan, también en común, bienes muy superiores
a los que podrían acceder de manera individual y aislada.
Pero ese conjunto suficiente de bienes que se pueden alcanzar y participar en
común (bien común político) requiere de algunos seres humanos que asuman la
tarea de:
• Seleccionarlos prudentemente (cuáles bienes alcanzar).
• Secuenciarlos (cuales perseguir ahora y cuáles luego).
• Fijar los medios o instrumentos más adecuados para conseguirlos.
• Supervisar, estimular y motivar a los miembros del grupo en esa dirección.
Esta responsabilidad incluye la de aplicar sanciones penales, proporcionadas
al delito cometido, luego de un juicio en el que razonablemente se haya
demostrado la culpabilidad.
• Coordinar la acción de todos para que no entorpezcan su obtención sino
que contribuyan a ella.
Si cada miembro del grupo privilegiara los bienes que mejor le parece, los orga-
nizara como mejor le parece, utilizara los medios que sean de su mejor preferencia,
y se condujese como desease en ese camino, reinaría el desorden, sería imposible
alcanzar el bien común político. Sería como si en un equipo de fútbol cada jugador
diseñara en cada partido su propia estrategia, sus objetivos individuales, entrenara
por su cuenta, etc. No habría triunfo seguramente.
La manera de realizar las tareas indicadas puede asumir una u otra forma o me-
todología, y por eso tenemos diferentes regímenes políticos y formas de gobierno,
como veremos seguidamente. Cuando se trata de grupos pequeños, es más sencilla
la participación de un mayor número en tales decisiones. A medida que los grupos
humanos se amplían y complejizan, es más común que se destaquen algunos seres
humanos que por vocación, idoneidad, o preferencia, se vuelquen a ellas de una
manera especial, y así nace lo que se ha dado en llamar “clase dirigente” y que
en un estado constituye la clase política. Y que reunidas las condiciones vigentes
en cada comunidad, se constituyen en “gobierno”·y asumen la “autoridad”, es
decir, el derecho de reclamar obediencia para sus decisiones. ¿Por qué?
La consecución del bien común requiere no solo que tengan lugar las tareas
de dirección mencionadas, sino también que una vez realizadas los miembros del
grupo se sujeten a ellas. Que esa selección, secuenciación, implementación de
instrumentos y coordinación sea seguida por todos. Sean todos, muchos, pocos los
que hayan intervenido en las decisiones, según las características de cada comu-
nidad política, no pueden estar sujetas luego a la libre voluntad de cada miembro.
Requieren, entonces, de obediencia. Obediencia que no tienen nada que ver con
un seguimiento ciego e irracional. Obediencia como virtud de comprender que lo
razonable para el bien de todos es conducirse conforme con criterios que han sido
fijados aunque podría desde alguna perspectiva no convenirnos, o hubiésemos
preferido uno diferente.
192 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 2:
Por eso, también, es común que la comunidad organice instituciones a fin de dotar
a quienes ejercen la autoridad política de poder, es decir, de una capacidad de
influir en otros para que se comporten conforme con sus decisiones. No
debemos confundir la autoridad con el poder. El poder es un hecho, un elemento
sociológico; quien consigue que otros realicen lo que desea tiene poder. La auto-
ridad es un derecho, un elemento axiológico; quien debe legítimamente esperar
de los otros obediencia, tiene autoridad. Un gran financista puede tener mucho
poder en un país, pero no tiene autoridad. Se impone, pero no tiene derecho a
imponerse. Un gobernante legítimo tiene autoridad, pero puede ocurrir que de
manera circunstancial o transitoria vea debilitado el poder por fuerzas que intentan
disputárselo. Fíjese bien que decimos transitoriamente, porque si el gobernante
pierde totalmente el poder, ello es signo de que ya no es la persona idónea para
seguir conduciendo a la comunidad hacia el bien común, y por ello ya difícilmente
pueda reclamar autoridad.
Y consiguientemente,
117
Tomás de Aquino, Suma Teológica, Parte I, q. 97, a. 1.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 193
Ello quiere decir, entiéndaselo bien, que Dios ha creado al hombre de tal manera
que necesita para ser pleno de vida social con autoridad, y por ello, desea que
haya autoridad, y consiguientemente, quiere que se obedezca a las autoridades.
Podemos entender entonces la enseñanza revelada: “Sométanse todos a las
autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las
que existen, por Dios han sido constituidas. De modo que, quien se opone a la
autoridad, se rebela contra el orden divino” (Carta de San Pablo a los Romanos,
13, 1-2). También podemos entender cómo Cristo pudo decir a Poncio Pilatos “No
tendrías ningún poder sobre mí, si no se te hubiera dado de lo Alto” (Evangelio
según San Juan, 19, 11).
* Dios sea el que elija a los gobernantes o que los gobernantes puedan con-
siderarse designados por Dios.
Siempre debemos tener claro que las revoluciones violentas solo pueden justificarse
en situaciones extremas, porque producen graves heridas al tejido social. En ese
sentido, los cambios graduales, pacíficos y a paso firme (evolución sostenida) suelen
ser mucho más efectivos, profundos y duraderos que las “revoluciones”. Claro que
ello requiere de algunas virtudes como la prudencia, la paciencia y la humildad,
virtudes de las que suelen carecer muchos “revolucionarios” al modelo francés.
“Ya se sabe: la insurrección revolucionaria - salvo en caso de tira-
nía evidente y prolongada, que atentase gravemente a los derechos
fundamentales de la persona y dañase peligrosamente el bien común
del país engendra nuevas injusticias, introduce nuevos desequilibrios
y provoca nuevas ruinas. No se puede combatir un mal real al precio
de un mal mayor”.118
Actividad 3:
118
Pablo VI, Encíclica Populorum Progressio, nro. 31.
196 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
119
Pese a ello, la recoge el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, sin remitir a documentos
donde tal tesis haya sido enseñada por la Iglesia. Notemos, en cambio, textos como el siguiente: “Le
Sillón coloca primordialmente la autoridad pública en el pueblo, del cual deriva inmediatamente a los
gobernantes, de tal manera, sin embargo, que continúa residiendo en el pueblo. Ahora bien, León XIII
ha condenado formalmente esta doctrina en su encíclica Diuturnum illud sobre el poder político, donde
dice: “Muchos de nuestros contemporáneos..., afirman que toda autoridad viene del pueblo; por lo
cual, los que ejercen el poder no lo ejercen como cosa propia, sino como mandato o delegación del
pueblo, y de tal manera que tiene rango de ley la afirmación de que la misma voluntad que entregó el
poder puede revocarlo a su antojo. Muy diferente es en este punto la doctrina católica, que pone en
Dios, como en principio natural y necesario, el origen de la autoridad política”. Sin duda “Le Sillon”
hace derivar de Dios esta autoridad que coloca primeramente en el pueblo, pero de tal suerte que la
“autoridad sube de abajo hacia arriba, mientras que, en la organización de la Iglesia, el poder desciende
de arriba hacia abajo”. Pero, además de que es anormal que la delegación ascienda, puesto que por
su misma naturaleza desciende, León XIII.. .prosigue: “Es importante advertir en este punto que los
que han de gobernar el Estado, pueden ser elegidos en determinados casos por la voluntad y el juicio
di la multitud, sin que la doctrina católica se oponga o contradiga esta elección. Con esta elección se
designa el gobernante, pero no se le confieren los derechos del poder. Ni se entrega el poder como un
mandato, sino que se establece la persona que lo ha de ejercer” [5].” (Pio X, Encíclica Notre Charge
Apostolique, nro. 19).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 199
120
“Tradición quiere decir dar votos a la más obscura de todas las clases, nuestros ancestros. Es
la democracia de los muertos. La tradición rechaza rendirse a aquella oligarquía arrogante quien
simplemente resulta estar caminando alrededor.” (Chesterton, Gilbert, Ortodoxia, 1908).
200 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
última instancia, corresponde a la idea de que cada uno debe hacerse responsable
de su destino, sea personal, sea comunitario.
Pero también tiene riesgos. La manipulación política, a través de la cual
algunas personas consiguen ser elegidas en base a campañas de propaganda y
opinión pública, y luego diluyen su responsabilidad atribuyendo sus decisiones
a la voluntad de la población. La difusión de la idea de que el hecho de contar
con apoyo popular legitimaría cualquier decisión. Hombres grandes de la historia,
como Sócrates y el mismo Jesús, murieron condenados por el voto de una mayo-
ría; hombres muy cuestionados, como Adolfo Hitler, obtuvieron el poder merced
a mecanismos “democráticos”. Y el peligro de que quienes tomen las decisiones
u ocupen los cargos no resulten realmente los más adecuados para que sean las
más conformes con el bien común.
Obviamente, la decisión a través de votos y mayorías tiene mayor aplicación
cuando se trata de grupos pequeños y de cuestiones que son fácilmente com-
prensibles por todos. Se tiende a deformar en grandes sociedades y respecto de
temas complejos.
En esta materia debemos estar prevenidos frente a algunos errores comunes:
a) Reduccionismo en la legitimidad de las formas de gobierno:
consiste en pretender que sólo una única forma de régimen político es
aceptable. En la edad moderna, por ejemplo, era común considerar a la
monarquía como la manera legítima de organizarse, y desvalorizar la de-
mocracia. En nuestros días, se difunde la idea de que solo la democracia
es lícita y otras formas de organización política serían, de suyo, ilegítimas.
Generalmente, esto se debe a una doble confusión: a) considerar que es
la voluntad o el consentimiento de las personas lo que legitima, y no el
auténtico bien común; b) desconocer que en la realidad de los gobiernos
llamados democráticos se manipula la opinión pública y, además, que no
se siempre se responde, realmente, a lo que desearía la población.
b) Democracia como sustituto de la justicia: hemos visto que el régimen
democrático es admisible como manera de designar autoridades y tomar
las decisiones. Ahora bien, ello no significa que por haber tenido origen
democrático una elección o una decisión sea buena, justa, aceptable, o digna
de ser seguida u obedecida. Hemos hablado más arriba de la objeción de
conciencia y la resistencia civil, que serían viables en las condiciones expre-
sadas también ante decisiones “democráticas”. A veces, erróneamente, se
quiere presentar a la democracia como un sustituto de la valoración ética:
el mecanismo democrático garantizaría que la elección sea justa y deba ser
aceptada. Infinitos ejemplos de la historia muestran que no es así.
c) Democracia como gobierno del pueblo: que en regímenes democráti-
cos haya posibilidad de elección no implica, obviamente, que sea el pueblo
el que gobierna o el titular de la autoridad. El pueblo elige al gobierno, dentro
de determinados requisitos y condiciones que lo limitan bastante. A veces
no elige a quien realmente quiere, sino que vota a quien considera el mal
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 201
deformaban cuando en lugar del bien común buscan el bien del gobernante apro-
vechándose del resto: tiranía, oligarquía, y democracia (así llamaba Aristóteles a
la forma popular cuando la mayoría, aprovechando su gran número, atropellaba
y oprimía a los otros sectores sociales).
Es importante cuando tratamos estos temas no dejarnos engañar por las normas
promulgadas, sino atender a la realidad. Muchas veces las normas parecen indicar
una cosa, pero el régimen político, en realidad, es muy diferente de ello.
Una mirada realista nos lleva a advertir que en los hechos, todo gobierno
exitoso está constituido por un grupo reducido de personas que concentran gran
parte del poder, seguidos por un grupo más o menos numeroso de sujetos que los
acompañan fervorosamente, ante un apoyo más bien pasivo de la gran mayoría,
y con la oposición de una minoría. En los hechos, nunca el poder puede residir en
uno solo, o en algunos; y tampoco es posible que lo tengan todos o la gran mayoría
en el mismo grado. Hay sí comunidades en las que está más distribuido que en
otras. Santo Tomás proponía por ello un régimen mixto, que tuviera elementos
del sistema monárquico (la unidad, necesaria en un gobierno), aristocrático (que
gobiernen los mejores), y democrático (cierta intervención de la multitud).
Actividad 4:
121
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium vitae, nro. 70.
204 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 5:
• Sí es lícito tolerar o no impedir algo que está mal, si de otro modo se corre
el riesgo de que se produzca un mal todavía mayor. Los dirigentes de un
partido pueden tolerar que en su seno convivan líneas internas que tengan
algunos aspectos cuestionables, si excluirlos podría significar una pérdida
de poder que implicaría realizar menos bien que el posible con ellas.
• Sí es lícito cooperar para reducir el mal que otros planean realizar. En este
caso, es fundamental que se deje sentado que uno se opone a lo que va a
realizarse, pero que colabora sólo para reducir su negatividad.
123
Combinamos diversas formulaciones similares, que constan en la Exhortación Apostólica
Sacramentum Caritatis, 22/2/2007, nro. 83; el Discurso a los miembros del Partido Popular Europeo
con ocasión de los días de estudio en Europa, Sala de Bendiciones, 30/3/2006, y la Encíclica Deus
caritas est, 25/12/2005, nro. 83.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 209
124
Fosbery, Aníbal E., La cultura católica, cit., pág. 433.
125
En 1789 el rey Luis XVI de Francia reúne a los Estados Generales que terminarían produciendo la
revolución; pero hacía más de 150 años que no se los convocaba.
126
Aunque nunca dijo literalmente eso, es representativo de sus ideas dominantes.
212 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Por eso llevó adelante revoluciones y reformas a fin de privar al rey del po-
der absoluto, sometiéndolo a un órgano de gobierno legislativo, en poder de la
burguesía. Ello tuvo lugar, por ejemplo, en 1688 con la “Gloriosa Revolución”
de Inglaterra y en 1789 con la “Revolución Francesa”. La monarquía absoluta se
convirtió en monarquía constitucional, en cuanto sometida a una norma funda-
mental (Constitución) y a las decisiones de un organismo electivo, el parlamento
dominado por los burgueses, por lo que también se la conoce como monarquía
parlamentaria.
Para terminar con el absolutismo político, en lugar de recuperar sanas institu-
ciones de la cristiandad medieval, se recurrió a ideologías gestadas por teóricos
como Locke, Rousseau, y Montesquieu. Del primero tomaron la noción de que
el gobernante tiene por misión proteger los derechos individuales, y sobre todo la
propiedad y la libertad, y que si no lo hace puede ser despojado del poder. Del
segundo, la tesis de la soberanía popular: el poder del estado lo ejerce la pobla-
ción misma. Y para evitar el abuso del poder, del tercero la división de poderes:
las funciones de legislación, administración y justicia se asignan a funcionarios
diferentes no sometidos los unos a los otros. Sin embargo, se mantiene la tesis
de que el estado concentra el poder soberano, sin someterse ni subordinarse ni
distribuir su poder.
Esta forma de controlar el poder del gobierno, sin embargo, reconoce grandes
limitaciones:
• La división de poderes, cuando es real, entorpece la gestión, pues introduce
la división y el enfrentamiento justamente en el gobierno, que debe preser-
var la unidad. Pero más común es que resulte irreal, pues los poderes no
suelen controlarse sino responder a pactos políticos. Y más irreal cuando
aparecen los partidos políticos, que intervienen en los tres poderes. Y en-
tonces, por ejemplo, ¿como se va a esperar que la Cámara de Diputados
pueda controlar al Presidente, si responde a su mismo partido?
• El sistema implementado termina colocando el control del gobierno den-
tro del gobierno mismo: los gobernantes controlan a los gobernantes. No
existen mecanismos adecuados de control por parte de la población y sus
diversos grupos intermedios y asociaciones. No hay representatividad de
los sectores naturales de la sociedad.
• Los estados siguen concentrando gran parte de actividades que podría
desarrollar la sociedad civil a través de sus propios grupos y asociaciones.
De ese modo se concentra el poder, se dificulta el control, se desalienta la
participación, y se vulnera el principio de subsidiariedad.
Bajo dominio español, se había instaurado una institución de control muy
efectiva: el juicio de residencia. Eran permanentemente pedidos y defen-
didos por el pueblo. Cuando un funcionario dejaba el cargo, era automá-
ticamente sometido a un juicio sobre su actuación, sobre todo en la esfera
económica, y durante su duración cualquier habitante podía querellarlo
por cualquier abuso de su poder. El funcionario no podía abandonar el
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 213
lugar donde había ejercido el cargo, ni asumir otro hasta que concluyese
este procedimiento. Se intentaba conocer tanto lo malo como lo bueno de
la gestión, ya que no sólo se buscaba hacer efectiva la responsabilidad del
agente sino también premiar al buen gobernante.127 Era común además
que al asumir el cargo tuviese que ofrecer fiadores corresponsables con él
para indemnizar a los perjudicados por su mala gestión. Que diferencia con
la situación actual, donde la población es ajena a todo enjuiciamiento de
los funcionarios, que encima suelen conseguir nuevos cargos legislativos
o ejecutivos para seguir con inmunidad que les garantice impunidad. Por
desgracia, es poco común que se haga pagar con dinero de su bolsillo a los
auténticamente responsables de los manejos corruptos de dinero, quienes
con lo acumulado generalmente logran comprar impunidad.
127
La gobernadora de Tierra del Fuego Fabiana Ríos propuso sin éxito reinstalar el juicio de residencia
en su provincia (Cfr. diario Tiempo Fueguino del 19/2/2007). El art. 194 de la Carta Orgánica Municipal
de Puerto Madryn prevé que “los funcionarios que ocupen cargos electivos, así como los secretarios,
subsecretarios y demás cargos políticos, no podrán abandonar el ejido municipal hasta después de
cuatro meses de terminadas sus funciones, salvo expresa autorización del Concejo Deliberante por
estar sometidos a Juicio de Residencia”.
214 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Dentro de los grupos infrapolíticos debemos distinguir aquéllos que tienen base:
• Territorial: reúnen grupos y sujetos dentro de un radio territorial. Así
contamos con los barrios, los municipios, las provincias, las regiones, etc.
• Funcional: reúnen grupos y personas que comparten un interés común
concreto, sin importar donde se encuentra localizado cada uno. Entre ellos
podemos identificar los gremios, las instituciones educativas, las empresas,
etc.
En general, en las sociedades modernas, la única representación que se admi-
te es la representación en el poder de los partidos políticos que obtienen cargos
en las elecciones (monopolio de la representación). Se habla incluso de que la
democracia ha sido reemplazada por una “partidocracia”. Los diversos grupos
que la sociedad forma son marginados de los órganos de decisión. Con ello se
pierde representatividad de los intereses reales de las personas y se manipula más
fácilmente a la población, tratada como una masa.
El federalismo y el municipalismo son, en este sentido, aplicaciones del prin-
cipio de subsidiariedad necesarias para devolver al estado nacional sus funciones
propias evitando que ahogue la iniciativa comunitaria.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 215
128
Genta, Jordán Bruno, Guerra contrarrevolucionaria, Dictio, Buenos Aires 1976, pág. 456.
216 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
129
Como introducción al tema es muy esclarecedor el libro de Alfredo Saenz El nuevo orden mundial
en el pensamiento de Fukuyama, varias ediciones, Bs. As.
218 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
130 Ander Egg, Ezequiel, Reflexiones en torno al proceso de mundialización globalización, ed. Lumen,
Bs. As., 1998, página 11.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 219
La desigualdad económica entre sectores del planeta, países del mismo sector,
y poblaciones dentro de los mismos países es también uno de sus rasgos funda-
mentales.
Y en tercer lugar, muchas veces la globalización como tal está más presente en
el discurso que en la realidad. Las naciones poderosas siguen apostando a defen-
der su territorio, su identidad nacional, su economía local, sostienen sus fuerzas
armadas, y suelen promover la idea de la globalización hacia fuera para legitimar
el dominio sobre las naciones más débiles.
La creciente interdependencia entre las naciones no debe significar la creación
de un estado mundial en manos de los poderosos que sea capaz de subyugar a
las naciones más débiles. Bernardino Montejano, en su clásico Curso de Derecho
Natural, nos previene que “en las circunstancias actuales los medios más idóneos
para ir en busca del bien común internacional se encuentran en el incremento de
las relaciones y de la solidaridad entre los países de raigambre cultural común;
en el ejercicio equitativo y descentralizado de la autoridad universal a través de
las autoridades de las naciones que sepan defender la identidad de sus países e
impedir que éstos se sumerjan en un mundialismo anónimo, en el respeto de la
justicia que asegure la reciprocidad en los cambios en la esfera internacional y
finalmente, en el espíritu cristiano que encarna en nuestra más rica tradición, que
reconoce la paternidad divina común como fuente de hermandad entre todos los
hombres”131.
Actividad 6:
Montejano, Bernardino, Curso de Derecho Natural, editorial Abeledo-Perrot, Bs. As,. varias ediciones,
131
pág. 311.
132
Juan Pablo II, Discurso a los participantes en la Sexta Sesión Plenaria de la Academia Pontificia de
Ciencias Sociales, Vaticano, 23 de febrero del 2000, nro. 4.
220 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
133
Fosbery, Anibal Fr., Laicismo y Laicidad, Universidad Fasta, Mar del Plata, 2006, pág. 8.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 221
134
Benedicto XVI, 24/6/2005, visita al Quirinal, Italia.
135
“Una vez abolido Dios, el gobierno se transforma en Dios” (Chesterton, Gilbert, Christendom in
Dublin, 1933, la traducción nos pertenece).
222 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
136
Juan Pablo II dedicó al tema la Carta Apostólica Dies Domini sobre la santificación del Domingo,
31/5/1998.
137
“Por su parte, la no confesionalidad del Estado, que es una no intromisión del poder civil en la vida
de la Iglesia y de las diferentes religiones, así como en la esfera de lo espiritual, permite que todos los
componentes de la sociedad trabajen juntos al servicio de todos y de la comunidad nacional” (Mensaje
de Juan Pablo II a la Conferencia episcopal francesa en el centenario de la ley de separación de la
Iglesia y el Estado, de 11 de febrero de 2005).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 223
138
“Turquía, que desde siempre se encuentra en una situación de puente entre Oriente y Occidente,
entre el continente asiático y el europeo, de encrucijada de culturas y religiones, se dotó en el siglo
pasado de medios para convertirse en un gran país moderno, especialmente optando por un régimen
de laicidad, distinguiendo claramente la sociedad civil y la religión, a fin de permitir que cada una sea
autónoma en su ámbito propio, respetando siempre la esfera de la otra. El hecho de que la mayoría
de la población de este país sea musulmana constituye un elemento significativo en la vida de la
sociedad, que el Estado no puede menos de tener en cuenta, pero la Constitución turca reconoce a cada
ciudadano los derechos a la libertad de culto y a la libertad de conciencia. En todo país democrático
corresponde a las autoridades civiles garantizar la libertad efectiva de todos los creyentes y permitirles
organizar libremente la vida de su propia comunidad religiosa” (Benedicto XVI, Discurso al Cuerpo
Diplomático radicado en Ankara, 28/11/2006). Vale la pena aclarar que si bien en el estado “laico”
turco el Islam no se impone, la religión está fuertemente sometida al estado que restringe muchísimo
la práctica de otros cultos.
139
Es común el error de pensar que habiéndose insistido en la libertad religiosa, ahora el estado debe
ser ajeno a la religión. Nada más alejado de la realidad. El estado debe cumplir la ley de Dios y acoger
a la Iglesia, pero sin forzar a nadie a ingresar en ella: esto es justamente lo que la misma Iglesia manda
al estado. Sobre el tema es muy recomendable OCARIZ, Fernando; Sulla Liberta Religiosa. Continuita
del Vaticano Ii con Il Magisterio Precedente; Annales theologici 3 (1989) 71-97.
140
Así lo ha definido la Iglesia contra la herejía pelagiana, según la cuál el hombre, con sus solas fuerzas
naturales y sin la ayuda de la Gracia, podría obrar todo el bien mandado por la ley natural. “Quienquiera
dijere que la gracia de la justificación se nos da a fin de que podamos cumplir más fácilmente lo que se
nos manda hacer, como si, aun sin dársenos la gracia, pudiéramos, no ciertamente con facilidad, pero
pudiéramos al menos cumplir los divinos mandamientos, sea anatema. De los frutos de los mandamientos
hablaba, en efecto, el Señor, cuando no dijo: “Sin mí, más dificilmente podéis obrar”, sino que dijo: Sin
mí, nada podéis hacer [Ioh. 15, 5]”. (II Concilio Milevi, 416 y XVI Concilio de Cartago, 418).
141
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I-II, q. 109, a 4.
224 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Meinvielle, Julio, El comunismo en la revolución anticristiana, ediciones Cruz y Fierro, Bs. As.,
142
143
Contra tal tesis, nos enseña el eminente filósofo tomista Etienne Gilson, “comprometidos como
hombres y como ciudadanos en la obra de asegurar el bien común de sus ciudades temporales, los
cristianos, como tales, se encuentran cargados de una responsabilidad todavía más alta: la de mantener
y extender la información de lo temporal por el cristianismo en todas partes donde se encuentren y
en todos los terrenos donde les sea dado actuar” (Las metamorfosis de la Ciudad de Dios, ediciones
Rialp, Madrid, 1965, pág. 339.
226 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 7:
144
Pio XII, Discurso a los peregrinos suizos venidos a Roma para la canonización de San Nicolao della
Flüe, del 16-5-1947.
145
Aunque en los hechos, muchas veces, movimientos liberales han apoyado dictaduras y gobiernos
oligárquicos con tal que favorecieran el liberalismo capitalista. Podemos pensar en el caso de Rivadavia,
Lavalle, Mitre, Aramburu, Videla, gobernantes golpistas que contaron con apoyo de sectores “liberales”
de la sociedad.
146
Lo que no les impide, en regímenes democráticos, pasar por defensores de la democracia y los
derechos humanos para aprovechar los beneficios de la libertad hasta poder imponer la dictadura
comunista. “Mientras la revolución no salió de los límites del sistema burgués estuvimos a favor de la
democracia, pero apenas asomaron los primeros signos del socialismo en el camino de la revolución,
nos pusimos decidida y firmemente a favor de la dictadura del proletariado” (Lenin, 25 de enero de
1918, Obras Completas, Akel, Madrid, tomo 28, pág. 152).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 229
SÍNTESIS
147
Al revés, Juan Bautista Alberdi sostenía que no había que adecuar la forma de gobierno a cada pueblo,
sino la población para que se ajuste a una forma de gobierno elegida. Es el colmo de la ideología. “No son las
leyes lo que debemos cambiar, son los hombres, las cosas. Necesitamos cambiar nuestras gentes, incapaces
de libertad, por otras gentes hábiles para ella…Si hemos de componer nuestra población para el sistema de
gobierno; si ha de sernos más posible hacer la población para el sistema proclamado que el sistema para la
población, es necesario fomentar en nuestro suelo la población anglosajona” (Alberdi, Juan Bautista, Bases
y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, Capítulo XXX).
232 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
TEXTOS DE APOYO
“Siendo, pues, natural que el hombre viva en so- poder, y la aristocracia, en la que son algunos po-
ciedad, los hombres necesitan que alguien rija la cos. La mejor constitución en una ciudad o nación
multitud. Porque siendo muchos los hombres, y pre- es aquella en que uno es el depositario del poder y
ocupándose cada uno de lo que le es conveniente, tiene la presidencia sobre todos, de tal suerte que
la multitud se desintegraría si no hubiese alguno que algunos participen de ese poder y, sin embargo, ese
se preocupase del bien de todos, lo mismo que se poder sea de todos, en cuanto que todos pueden
desintegraría el cuerpo del hombre o de cualquier ser elegidos y todos toman parte en la elección.
animal si no hubiese una fuerza regidora común en Tal es la buena constitución política, en la que se
el cuerpo que tendiese al bien común de todos los juntan la monarquía —por cuanto es uno el que
miembros. Por eso dice Salomón, en Proverbios preside a toda la nación—, la aristocracia —porque
11, 14: “Donde no hay gobierno va el pueblo a la son muchos los que participan en el ejercicio del
ruina”. Lo cual ocurre razonablemente, porque no poder-y la democracia, que es el poder del pueblo,
es lo mismo lo propio que lo común. Lo primero, por cuanto estos que ejercen el poder pueden ser
divide; lo segundo, une. Causas diversas producen elegidos del pueblo y es el pueblo quien los elige.
efectos diversos. Por consiguiente, es necesario que, Tal fue la constitución establecida por la ley divina,
además de lo que mueve al bien propio de cada uno, pues Moisés y sus sucesores gobernaban al pueblo,
haya algo que mueva al bien común de muchos. gozando de un poder singular, lo que equivalía a
De ahí que en todas las cosas que se ordenan a un una especie de monarquía. Después eran elegidos
fin se encuentre algo que rige a lo demás. Y así en setenta y dos ancianos para ejercer el poder, pues se
el universo de los cuerpos, todos son regidos por dice en el Dt 1,15: Tomé de vuestras tribus varones
un primer cuerpo —el celeste— según un cierto sabios y nobles y los constituí por príncipes; y esto
orden de la divina providencia; y todos ellos, por la era una aristocracia. Y a la democracia pertenecía el
criatura racional. También en el mismo hombre el que eran elegidos de entre todo el pueblo, pues se
alma rige al cuerpo, y entre las partes del alma el dice en Ex 18,21: Escoge de toda la multitud varones
apetito irascible y el concupiscible son regidos por sabios, etc., y eran elegidos por el pueblo, según Dt
la razón. Y entre los miembros del cuerpo hay uno 1,13: Dadme de entre vosotros varones sabios, etc.
principal, como el corazón o la cabeza, que mueve De manera que era la mejor constitución política
a los demás. Es necesario, por tanto, que en toda establecida por la ley”149.
multitud haya un principio de gobierno”148.
“No es pues el último fin de una muchedumbre de
“Para la buena constitución del poder supremo en hombres congregada el vivir conforme a virtud,
una ciudad o nación es preciso mirar a dos cosas: la sino alcanzar la unión amorosa de Dios por medio
primera, que todos tengan alguna parte en el ejer- de la vida virtuosa; y si a este fin se pudiese llegar
cicio del poder, pues por ahí se logra mejor la paz por medio de la naturaleza humana, seria necesa-
del pueblo, y que todos amen esa constitución y la rio que perteneciese al oficio del Rey el encaminar
guarden, como se dice en II Polit. La segunda mira los hombres a este fin. Pero el hombre no puede
a la especie de régimen y a la forma constitucional alcanzar el fin de la unión amorosa con Dios por
del poder supremo. De la cual enumera el Filósofo, su sola virtud humana, sino por la gracia de Dios,
en III Polit., varias especies; pero las principales son conforme lo dijo el Apóstol cap. 6, a los Romanos:
la monarquía, en la cual es uno el depositario del “La gracia de Dios es la vida eterna”, y entonces el
148
Tomás de Aquino, Del Régimen de los Príncipes o De Regno, Libro I, Cap. I, nro. 7.
149
Tomás de Aquino, Suma Teológica, I-II, q. 105, a. 1, c.
234 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
guiar a este fin no será del gobierno humano sino la naturaleza humana. Es necesaria para la unidad
del divino. Por tanto compete a aquel Rey que no de la sociedad. Su misión consiste en asegurar en
solamente es hombre sino Dios y hombre, esto es a cuanto sea posible el bien común de la sociedad. La
nuestro Señor Jesucristo, que haciendo los hombres autoridad exigida por el orden moral emana de Dios:
hijos de Dios los introdujo en la gloria celestial... El “Sométanse todos a las autoridades constituidas,
ministerio de este Reino, para que las cosas terre- pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y
nas fuesen distintas de las espirituales, se sometió las que existen, por Dios han sido constituidas. De
no a los Reyes de la tierra sino a los Sacerdotes, y modo que, quien se opone a la autoridad, se rebela
principalmente al Sumo Sacerdote, sucesor de S. contra el orden divino, y los rebeldes se atraerán
Pedro, Vicario de Cristo, que es el Pontífice Romano, sobre sí mismos la condenación” (Rm 13,1-2; cf 1 P
al cual todos los Reyes Cristianos deben estar sujetos 2,13-17). El deber de obediencia impone a todos la
como al mismo Señor Jesucristo; porque así deben obligación de dar a la autoridad los honores que le
serlo los que tienen a su cargo el cuidado de los fines son debidos, y de rodear de respeto y, según su mé-
medios al que lo tiene del fin ultimo, y guiarse por rito, de gratitud y de benevolencia a las personas que
su gobierno”150. la ejercen... La diversidad de los regímenes políticos
es moralmente admisible con tal que promuevan el
“El hombre realiza los fines inscriptos en su natura- bien legítimo de la comunidad que los adopta. Los
leza a través de una pluralidad de grupos sociales, regímenes cuya naturaleza es contraria a la ley natu-
desde la familia, en la base de la sociedad, hasta ral, al orden público y a los derechos fundamentales
el Estado en la cúspide. Los grupos intermedios, de las personas, no pueden realizar el bien común de
situados entre uno y otro, se especifican en la bús- las naciones a las que se han impuesto. La autoridad
queda, la defensa, el acrecentamiento y el logro no saca de sí misma su legitimidad moral. No debe
de algún tipo de aspiración, interés o necesidad comportarse de manera despótica, sino actuar para
social. Surgen, de esta manera, los grupos cultura- el bien común como una “fuerza moral, que se basa
les, educativos, religiosos, laborales, profesionales, en la libertad y en la conciencia de la tarea y obli-
empresariales... Desde esta perspectiva, la Nación gaciones que ha recibido” (GS 74,2). La autoridad
se configura por un conjunto articulado y jerárquico sólo se ejerce legítimamente si busca el bien común
de grupos sociales intermedios que contribuyen a la del grupo considerado y si, para alcanzarlo, emplea
realización de alguno de los fines existenciales del medios moralmente lícitos. Si los dirigentes procla-
hombre... El orden social que resulta del operar de masen leyes injustas o tomasen medidas contrarias al
los ciudadanos con sus instituciones familiares, civi- orden moral, estas disposiciones no pueden obligar
les, religiosas, culturales, empresariales, gremiales, en conciencia. “En semejante situación, la propia
etc., deberá siempre conciliar el interés particular autoridad se desmorona por completo y se origina
con el bien común, sin contradecir los dictados una iniquidad espantosa” (PT 51)”152.
del orden natural y su derecho emergente, como
manifestación ineluctable de la voluntad de Dios en “De todas maneras, la hora presente exige de los cre-
cuanto creador”151. yentes que, con todas sus energías, hagan rendir a la
“Toda comunidad humana necesita una autoridad doctrina social de la Iglesia su maximum de eficacia
que la rija (cf León XIII, enc. “Inmortale Dei”; enc. y su maximum de realizaciones. Es hacerse ilusiones
“Diuturnum illud”). Esta tiene su fundamento en creer, como algunos, que se podría desarmar el an-
150
Tomás de Aquino, Del Régimen de los Príncipes o De Regno, Libro I, Cap. XIV.
151
Fosbery, Aníbal Fr., Reflexiones sobre el quehacer político de la Argentina de hoy, pág. 8.
152
Catecismo de la Iglesia Católica nros. 1897 a 1903.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 235
153
Pío XII, Carta a las semanas sociales, 18/7/1947.
154
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 393.
155
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nros. 400 y 401.
156
Pío XII, Radiomensaje Com sempre sobre los fundamentos del orden interno de los estados, del 24/12/1942.
236 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
capacidad para maniobrar no sólo las palancas del “Una auténtica democracia no es sólo el resultado
poder, sino incluso la formación del consenso”157. de un respeto formal de las reglas, sino que es el
“La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en fruto de la aceptación convencida de los valores
la medida en que asegura la participación de los que inspiran los procedimientos democráticos: la
ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a dignidad de toda persona humana, el respeto de
los gobernados la posibilidad de elegir y controlar los derechos del hombre, la asunción del « bien
a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos común » como fin y criterio regulador de la vida
oportunamente de manera pacífica”158. política. Si no existe un consenso general sobre estos
valores, se pierde el significado de la democracia y
“Entendida así, la democracia puede reconocerse se compromete su estabilidad. La doctrina social
en todo régimen que no es totalitario. Supone un individualiza uno de los mayores riesgos para las
equilibrio, que puede ser muy variable, entre la democracias actuales en el relativismo ético, que
representación nacional y la iniciativa de los go- induce a considerar inexistente un criterio objetivo y
bernantes; implica cuerpos intermedios libremente universal para establecer el fundamento y la correcta
constituidos, reconocidos y protegidos por la ley, jerarquía de valores”160.
normalmente consultados en cuestiones de su com-
petencia; un cuerpo electoral informado lealmente, “El estado no contiene en sí mismo y no reúne
apto para juzgar la política de sus mandatarios y mecánicamente, en un territorio determinado, una
los programas de sus candidatos; supone derechos masa informe de individuos. En la práctica, es y
y deberes netamente definidos, cuyo ejercicio está debiera ser la unidad orgánica y organizadora de un
eficazmente protegido; jueces cuya independencia verdadero pueblo. El pueblo y una multitud informe
está bien garantizada para que cumplan imparcial- (o “masa” como suele llamarse) son conceptos, entre
mente su deber a la luz y bajo la responsabilidad sí, distintos. El pueblo vive y actúa según su propia
de su conciencia; por último, leyes fundamentales energía vital; las masas son inertes en sí mismas y
respetadas por todos, que aseguren la continuidad solamente se mueven desde el exterior. El pueblo
de la vida nacional... ¿Cuáles son, os preguntábais vive por la plenitud de vida de los hombres que
en Rennes, las relaciones entre la crisis de poder lo integran; cada uno de ellos – en el lugar que le
por parte de la autoridad y la crisis del civismo corresponde y a su modo- es persona consciente
por parte de los ciudadanos? Esta doble crisis, ¿no de sus propias responsabilidades y de sus propias
tendría, quizás, como causa profunda el conflicto opiniones. Al contrario, las masas esperan el im-
entre la economía y la política? De una parte, el pulso externo; son fácil juguete en manos de quien
ciudadano se desinteresa de la marcha de las ins- quiera explote sus instintos e impresiones, prontas
tituciones, porque la libertad -mucho más formal a seguir alternativamente una bandera hoy y otra
que real- que le confiere su papeleta de voto no le mañana... Los únicos sobrevivientes son, por una
asegura los derecho que con razón reivindica en el parte, las víctimas engañadas por el espejismo de
terreno económico y social: un trabajo asegurado, una democracia, ingenuamente aceptada como el
una participación efectiva en alguna propiedad, un verdadero espíritu de la democracia, con su libertad
régimen de seguros y de seguridad social que le e igualdad; y por la otra, el número más o menos
permita mantener y educar una familia.”159 grande de explotadores, que supieron aprovecharse
157
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, nº 70.
158
Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, nro. 46.
159
Pablo VI, Carta a las Semanas Sociales de Francia, 2/7/1963.
160
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia nro. 407.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 237
161
Pío XII, Radiomensaje de Navidad Benignitas et Humanitas del 24/12/1944.
162
Catecismo de la Iglesia Católica nro. 1904.
163
Catecismo de la Iglesia Católica nro. 1913 a 1915.
164
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 414.
165
Compendio de Doctrina Social de la iglesia, nro., 435.
238 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
la Organización de las Naciones Unidas en 1945. XIII, enc. “Inmortale Dei”; Pío XI “Quas primas”). El
Esta organización « ha contribuido a promover derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión
notablemente el respeto de la dignidad humana, la moral de adherirse al error (cf León XIII, enc. “Li-
libertad de los pueblos y la exigencia del desarrollo, bertas praestantissimum”), ni un derecho supuesto
preparando el terreno cultural e institucional sobre el al error (cf Pío XII, discurso 6 Diciembre 1953),
cual construir la paz». La doctrina social, en general, sino un derecho natural de la persona humana a la
considera positivo el papel de las Organizaciones libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción
intergubernamentales, en particular de las que ac- exterior, en los justos límites, en materia religiosa por
túan en sectores específicos, si bien ha expresado parte del poder político. Este derecho natural debe
reservas cuando afrontan los problemas de forma ser reconocido en el orden jurídico de la sociedad
incorrecta. Una autoridad política ejercida en el de manera que constituya un derecho civil (cf DH
marco de la Comunidad Internacional debe estar 2). El derecho a la libertad religiosa no puede ser de
regulada por el derecho, ordenada al bien común suyo ni ilimitado (cf Pío VI, breve “Quod aliquan-
y ser respetuosa del principio de subsidiaridad: « tum”), ni limitado solamente por un “orden público”
No corresponde a esta autoridad mundial limitar la concebido de manera positivista o naturalista (cf Pío
esfera de acción o invadir la competencia propia de IX, enc. “Quanta cura”). Los “justos límites” que le
la autoridad pública de cada Estado. Por el contrario, son inherentes deben ser determinados para cada
la autoridad mundial debe procurar que en todo el situación social por la prudencia política, según las
mundo se cree un ambiente dentro del cual no sólo exigencias del bien común, y ratificados por la au-
los poderes públicos de cada Nación, sino también toridad civil según “normas jurídicas, conforme con
los individuos y los grupos intermedios, puedan con el orden objetivo moral” (DH 7).”167.
mayor seguridad realizar sus funciones, cumplir sus
deberes y defender sus derechos »”.166 “Para comprender el significado auténtico de la lai-
cidad y explicar sus acepciones actuales, es preciso
“El deber de dar a Dios un culto auténtico corres- tener en cuenta el desarrollo histórico que ha tenido
ponde al hombre individual y socialmente. Esa es “la el concepto. La laicidad, nacida como indicación de
doctrina tradicional católica sobre el deber moral de la condición del simple fiel cristiano, no pertenecien-
los hombres y de las sociedades respecto a la religión te ni al clero ni al estado religioso, durante la Edad
verdadera y a la única Iglesia de Cristo” (DH 1). Al Media revistió el significado de oposición entre los
evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja poderes civiles y las jerarquías eclesiásticas, y en
para que puedan “informar con el espíritu cristiano los tiempos modernos ha asumido el de exclusión
el pensamiento y las costumbres, las leyes y las es- de la religión y de sus símbolos de la vida pública
tructuras de la comunidad en la que cada uno vive” mediante su confinamiento al ámbito privado y a
(AA 13). Deber social de los cristianos es respetar y la conciencia individual. Así, ha sucedido que al
suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del término “laicidad” se le ha atribuido una acepción
bien. Les exige dar a conocer el culto de la única ideológica opuesta a la que tenía en su origen. En
verdadera religión, que subsiste en la Iglesia católica realidad, hoy la laicidad se entiende por lo común
y apostólica (cf DH 1). Los cristianos son llamados a como exclusión de la religión de los diversos ámbitos
ser la luz del mundo (cf AA 13). La Iglesia manifiesta de la sociedad y como su confín en el ámbito de la
así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en conciencia individual. La laicidad se manifestaría
particular, sobre las sociedades humanas (cf León en la total separación entre el Estado y la Iglesia,
166
Compendio de Doctrina Social de la iglesia, nro., 440.
167
Catecismo de la Iglesia Católica, nros. 2105 y 2106.
168
Benedicto XVI, Discurso al 56 Congreso Nacional de la Unión de Juristas Católicos Italianos, 9 de diciembre del 2006.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 239
no teniendo esta última título alguno para intervenir para quien cree en Dios y en su presencia trascen-
sobre temas relativos a la vida y al comportamiento dente en el mundo creado (cf. ib.). Esta afirmación
de los ciudadanos; la laicidad comportaría incluso conciliar constituye la base doctrinal de la “sana
la exclusión de los símbolos religiosos de los lugares laicidad”, la cual implica que las realidades terrenas
públicos destinados al desempeño de las funciones ciertamente gozan de una autonomía efectiva de
propias de la comunidad política: oficinas, escuelas, la esfera eclesiástica, pero no del orden moral. Por
tribunales, hospitales, cárceles, etc. Basándose en tanto, a la Iglesia no compete indicar cuál ordena-
estas múltiples maneras de concebir la laicidad, se miento político y social se debe preferir, sino que es
habla hoy de pensamiento laico, de moral laica, de el pueblo quien debe decidir libremente los modos
ciencia laica, de política laica. En efecto, en la base mejores y más adecuados de organizar la vida po-
de esta concepción hay una visión a-religiosa de la lítica. Toda intervención directa de la Iglesia en este
vida, del pensamiento y de la moral, es decir, una campo sería una injerencia indebida. Por otra parte,
visión en la que no hay lugar para Dios, para un la “sana laicidad” implica que el Estado no considere
Misterio que trascienda la pura razón, para una ley la religión como un simple sentimiento individual,
moral de valor absoluto, vigente en todo tiempo que se podría confinar al ámbito privado. Al con-
y en toda situación. Solamente dándose cuenta trario, la religión, al estar organizada también en
de esto se puede medir el peso de los problemas estructuras visibles, como sucede con la Iglesia, se ha
que entraña un término como laicidad, que parece de reconocer como presencia comunitaria pública.
haberse convertido en el emblema fundamental de Esto supone, además, que a cada confesión religiosa
la posmodernidad, en especial de la democracia (con tal de que no esté en contraste con el orden
moderna. Por tanto, todos los creyentes, y de modo moral y no sea peligrosa para el orden público) se le
especial los creyentes en Cristo, tienen el deber de garantice el libre ejercicio de las actividades de culto
contribuir a elaborar un concepto de laicidad que, –espirituales, culturales, educativas y caritativas– de
por una parte, reconozca a Dios y a su ley moral, la comunidad de los creyentes. A la luz de estas
a Cristo y a su Iglesia, el lugar que les corresponde consideraciones, ciertamente no es expresión de
en la vida humana, individual y social, y que, por laicidad, sino su degeneración en laicismo, la hosti-
otra, afirme y respete “la legítima autonomía de las lidad contra cualquier forma de relevancia política
realidades terrenas”, entendiendo con esta expresión y cultural de la religión; en particular, contra la pre-
–como afirma el concilio Vaticano II– que “las cosas sencia de todo símbolo religioso en las instituciones
creadas y las sociedades mismas gozan de leyes y públicas. Tampoco es signo de sana laicidad negar
valores propios que el hombre ha de descubrir, apli- a la comunidad cristiana, y a quienes la representan
car y ordenar paulatinamente” (Gaudium et spes, legítimamente, el derecho de pronunciarse sobre los
36). Esta autonomía es una “exigencia legítima, que problemas morales que hoy interpelan la conciencia
no sólo reclaman los hombres de nuestro tiempo, de todos los seres humanos, en particular de los
sino que está también de acuerdo con la voluntad legisladores y de los juristas. En efecto, no se trata
del Creador, pues, por la condición misma de la de injerencia indebida de la Iglesia en la actividad
creación, todas las cosas están dotadas de firmeza, legislativa, propia y exclusiva del Estado, sino de la
verdad y bondad propias y de un orden y leyes afirmación y de la defensa de los grandes valores que
propias, que el hombre debe respetar reconociendo dan sentido a la vida de la persona y salvaguardan
los métodos propios de cada ciencia o arte” (ib.). su dignidad. Estos valores, antes de ser cristianos,
Por el contrario, si con la expresión “autonomía de son humanos; por eso ante ellos no puede quedar
las realidades terrenas” se quisiera entender que indiferente y silenciosa la Iglesia, que tiene el deber
“las cosas creadas no dependen de Dios y que el de proclamar con firmeza la verdad sobre el hombre
hombre puede utilizarlas sin referirlas al Creador”, y sobre su destino”168.
entonces la falsedad de esta opinión sería evidente
240 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 3: parecen reunidas las condiciones que hacen legítima la resistencia armada
a la opresión, luego de que se habían agotado otros recursos pacíficos y se encontraban
frente a graves y sistemáticas violaciones de derechos fundamentales.
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
(marque la respuesta más acertada)
4. Cuando la autoridad dispone que se realice una conducta que llevaría a cometer una
injusticia, corresponde que la persona, luego de fracasar en sus intentos por que se deje
sin efecto:
a) Analice si obedecerla constituye un mal menor o mayor.
b) Desobedezca planteando objeción de conciencia.
c) Se resista a la orden ejerciendo la resistencia civil.
d) Recurra a la resistencia contra la opresión.
10. El respeto por la soberanía, como cualidad del poder político, debe ser
considerada:
a) Un derecho incondicionado de la comunidad política.
b) Un derecho de la comunidad política, sujeto a determinados límites y condi-
ciones.
c) Un obstáculo para una legítima inserción en la comunidad internacional.
d) Un recurso que permite intervenir en asuntos de otros estados.
Derechos y deberes
del hombre
244 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 245
V
amos a abordar uno de los temas más tratados al enfocar los proble-
mas sociales: el de los derechos del hombre. Advertimos, sin embargo,
que el tratamiento que generalmente se le da está viciado de parcia-
lidades e inexactitudes, que no permiten comprenderlo de manera adecuada.
No se puede hablar de derechos, sin mencionar los deberes correlativos, las
normas en los que ambos se fundan, el bien del hombre que los fundamenta
y lo justo que exigen. Toda teoría sobre los derechos humanos descansa así
en una idea sobre el derecho, sobre el bien del hombre, y sobre la justicia. Y
ya hemos visto como las distintas ideologías tienen posiciones específicas y
diferentes sobre estos temas, teniéndola también, consiguientemente, sobre la
cuestión de los derechos del hombre.
No nos extraña así que podamos encontrar movimientos que en nombre de los
derechos humanos promueven el aborto, enfrentados a otros que en su mismo
nombre se oponen a él. Agrupaciones que levantan estandartes de derechos
humanos y defienden a terroristas; y sectores que en nombre de la seguridad
del respeto por los derechos humanos aceptan su represión ilegal. Pareciera
así que los derechos humanos constituyen solo un nombre con fuerza retórica,
un envoltorio agradable que permite recubrir ideas y pretensiones de lo más
variadas.
OBJETIVOS
• Identificar la relación existente entre los derechos y deberes del hombre,
las normas y el bien común, integrados en una visión solidarista del ser
humano.
TEMARIO
5.1. Derecho y orden social.
5.2. Derecho natural y derecho positivo.
5.3. Los derechos humanos.
5.4. Derechos humanos, bien común y derecho natural.
5.5. La Iglesia frente a los derechos humanos.
5.6. El diagnóstico actual sobre el respeto de los derechos humanos.
5.7. Derechos y deberes.
5.8. Derechos individuales y derechos de los grupos sociales.
5.9. Derechos y deberes de primera generación.
5.10. Derechos y deberes de segunda generación.
5.11. Derechos y deberes de tercera generación.
5.12. La tolerancia.
MAPA CONCEPTUAL
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 247
“El ethos del orden político hay que buscarlo primariamente en el orden
natural. La ley humana tiene, por lo tanto, racionalidad e intrínseca morali-
dad, porque no resulta del capricho del legislador, y las formas constitutivas
de lo político son relativas, ya que lo que importa es la eficiencia con que
sirven al bien de la ciudad y el procedimiento legal de su actuación. La
cultura católica recogerá este patrimonio del pensamiento político clásico
y con él iluminará la doctrina social, constituyendo una teoría o praxis po-
lítica esencialmente ética y humanista que apunta a la perfección social del
hombre, respetando el desarrollo autónomo del orden temporal”169.
El derecho positivo debe derivar del derecho natural, sea por conclusión,
sea por determinación. Por eso el derecho natural nos manda obedecerlo,
fundamentándolo. Deriva por conclusión cuando desarrolla las exigencias del
derecho natural extrayendo sus conclusiones necesarias, afirmándolas y dotándolas
de coacción. El derecho natural prescribe la injusticia del homicidio, el derecho
positivo lo tipifica como delito. Deriva por determinación cuándo es necesario
prescribir como justas o injustas conductas que el derecho natural deja sin
determinar. Por ejemplo, el derecho natural exige que se evite el homicidio, pero
169
Fosbery, Aníbal E., La cultura católica, cit., pág. 427.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 251
Actividad 1:
¿Cómo podemos conocer el derecho natural? Por dos vías. Por vía natural, a
través de nuestra inteligencia, mediante la experiencia y la reflexión sobre lo justo,
teniendo en cuenta las inclinaciones humanas fundamentales, sus aspiraciones
más profundas, y el auténtico bien de la comunidad. Pero como no siempre es
fácil esta tarea, Dios ha querido revelarnos parte de la ley natural y del derecho
natural, poniendo a nuestra disposición una vía sobrenatural para conocerlo: la
Revelación y su presentación auténtica por parte del Magisterio de la Iglesia. Esto
no significa que se trate de normas religiosas, que obligan solo a los creyentes. Dios
nos revela contenidos de la misma ley natural, universal, evitando que nuestras
limitaciones y nuestros intereses la oscurezcan.
No faltan posiciones, conocidas bajo el nombre común de positivismo ju-
rídico, que niegan que exista el derecho natural, o que sea derecho. Lo que se
nombra como derecho natural no serían más que convicciones morales subjetivas,
relativas, meras opiniones de cada uno sin valor jurídico. Por eso va de la mano
del relativismo.
Podríamos preguntarnos: si el derecho natural puede ser conocido natural-
mente por la inteligencia humana, como se explica tanto desconocimiento de sus
252 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
170
Sacheri, Carlos, El orden natural, pág. 29.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 253
Actividad 2:
Se fue gestando de ese modo un sentido diferente del derecho y de los derechos.
En este marco los derechos subjetivos, calificados de “humanos” o “del hombre”,
adquirieron notas contrapuestas a las anteriores:
1. Centralidad: Se transformaron en la noción más importante de derecho,
en sustitución de lo justo.
2. Ateísmo: Se afirmaron con independencia de Dios, o incluso contra Dios.
3. Fundamento precario: Se sometieron a la voluntad popular expresada en
un contrato social o en el voto de la mayoría (consenso), no derivándolos
de la ley natural objetiva rectamente entendida. No se tienen porque se es
hombre y así lo manda un derecho superior al que establece el hombre. Se
tienen, solamente, porque estamos de acuerdo en que se tengan (“consen-
so”). Torturar, matar, violar, no sería injusto por sí mismo sino porque nuestra
cultura o nuestra sociedad lo reprueba. Entonces, claro, ¿deja de ser injusto
si dejamos de estar de acuerdo en ello?
254 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
171
Esto da lugar a que se plantee la existencia de conflictos de derecho que terminan justificando la
vulneración de algunos de ellos, como hemos manifestado en nuestra comunicación a las II Jornadas
Nacionales de Derecho Natural, San Luis, setiembre del 2003, y publicado como Los llamados
conflictos de derechos. El cálculo de bienes utilitarista y la crítica de John Finnis, en Revista Telemática
de Filosofía del Derecho, edición electrónica, www.filosofiayderecho.com/rtfd/-numero7.htm, número
7, febrero del 2004.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 255
Actividad 3:
Aunque el derecho positivo debe ser coherente con el derecho natural, puede
ocurrir lo contrario. No faltan casos en los que el derecho establecido por el hombre
contradice las exigencias del derecho natural, de la justicia. Así ocurría, pensamos,
en el caso de los judíos presos en Auschwitz, y de los esclavos negros. Ocurre tam-
bién con muchos estados que no castigan el aborto, o incluso lo financian; o que
protegen y promueven las uniones homosexuales, la esterilización, la eutanasia.
Cuando el derecho positivo contradice el derecho natural, tal derecho posi-
tivo:
a) Es incapaz de conducir a la comunidad hacia el bien común, y lleva a un
empobrecimiento de quienes lo crean y aplican, y puede generar insatis-
facción, resistencias, y fracaso;
b) Pierde obligatoriedad -en rigor no debería llamarse “derecho” a algo “tor-
cido”- pues contradice al derecho natural que lo fundamenta. Por eso es
legítimo, y a veces obligatorio, que sea desobedecido e incluso resistido.
Tenemos así el caso de la objeción de conciencia (quien se niega a obede-
cer una norma que le manda hacer algo injusto), de la desobediencia civil
(quien se niega a obedecer una norma que lo lleva a sufrir una injusticia),
o la resistencia civil (procurar la supresión de la norma que considera in-
justa o incluso la destitución de la autoridad en que se ha originado), de
manera legal (a través de manifestaciones públicas, juicio político, etc.) o
incluso por la fuerza (revolución, golpe de estado). Tales casos de conflicto
no dejan de ser trágicos, pues quienes se rebelan contra las normas injustas
pueden sufrir castigos –injustos- por su resistencia, y además, porque su
misma desobediencia también puede perjudicar al bien común trayendo
desorden y falta de respeto a la autoridad. Por eso la necesidad de adoptar
actitudes prudentes y pacientes, reduciendo el uso de la fuerza a situacio-
nes extremas en las que no queda ninguna otra alternativa para evitar que
persistan injusticias muy graves.
El legislador debe obrar dentro de su competencia, y ésta le veda el disponer
cosas injustas. Si lo hace, no puede pretender obediencia. Entonces, frente a
una norma injusta, ¿qué hacer? Primer paso, agotar los recursos intrasistémicos
contra la norma: reclamar su modificación a través de peticiones, procedimientos
internos, presión gremial, recursos judiciales, etc.; o al menos que no se nos haga
participar de ella -objeción de conciencia. ¿Y si no dan resultado? Si la norma
nos lleva a sufrir una injusticia, deberíamos buscar el mal menor, considerando las
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 259
Actividad 4.
Puede verse, por ejemplo, Hernández, Héctor, Tomismo y Derechos Humanos, edición de los Cursos
172
de Cultura Católica, Bs. As., 1989, y Massini, Carlos Ignacio, Los derechos humanos en debate, en El
derecho, los derechos humanos y el valor del derecho, editorial Abeledo-Perrot, Bs. As., 1987.
260 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
VI rechazó los decretos dictados por los Estados Generales de la nación francesa
y los escritos que defendían las “libertades modernas”. El 10 de marzo de 1791,
con ocasión de la primera constitución revolucionaria, en su Carta Quod Aliquan-
tum,, calificó a la doctrina difundida como el ““fantasma de una libertad indefinida”
que desconoce las exigencias de la ley natural y la ley de Dios. Finalmente, en
la Encíclica Adeo Nota del 23 de abril de 1791 considera que tales derechos, tal
como eran promovidos, resultaban “contrarios a la religión y a la sociedad”. Esta
condena a la doctrina moderna sobre los derechos humanos fue ratificada por
los Papas posteriores173, calificándola duramente. La civilización occidental, an-
teriormente cristiana y confesional, avanzaba hacia el laicismo y se alejaba cada
vez más de la Iglesia y de Dios; la cultura católica era paulatinamente sustituida
por una cultura laicista.
Pero vino el siglo XX, y las gravísimas violaciones a los derechos humanos
por los regímenes totalitarios comunista y nazi. Entonces la Iglesia, que había
estado alertando sobre el peligro de su exaltación desmedida por el individualis-
mo liberal, tuvo que convertirse ahora en defensora de la parte de verdad que
encierran. Pio XII recuerda en sus mensajes la vigencia del derecho natural, y sus
exigencias respecto del ser humano. Su sucesor, Juan XXIII, dedica a los deberes
y derechos del hombre extensos párrafos en su Encíclica Pacem in Terris, como
veremos seguidamente.
Fue en este contexto que este último inauguró el 11 de octubre de 1962 el
Concilio Vaticano II. Recordó en su discurso de apertura la continuidad del Ma-
gisterio eclesiástico y la necesidad de presentarlo a los hombres de nuestro tiempo
teniendo en cuenta las desviaciones, exigencias y posibilidades de estos momentos.
Y como ha escrito Fr. Aníbal Fosbery O.P., se produce así un cambio de actitud
de la Iglesia frente al mundo moderno: no se trata ya de repetir condenaciones,
sino de colocar a la Iglesia en situación de diálogo frente al mundo actual174, fiel
a las enseñanzas de siempre pero renovada en su estilo y presentación. Y este
diálogo no puede sino comenzar por el reconocimiento de un punto positivo a
rescatar en la cultura contemporánea, herencia de los siglos de cultura católica,
“el máximo valor de la dignidad de la persona humana y de su perfeccionamiento
y del compromiso que eso significa”.
La coherencia con esta actitud exigía no reincidir en condenas globales a la
doctrina de los derechos humanos, sino reconocer las semillas de verdad que
recogen y dialogar y construir, con optimismo esperanzado, a partir de ellas.
Como ha señalado Giorgio Filibeck, del Consejo Pontificio «Justicia y Paz»,
“mientras la reflexión sobre la dignidad humana ha sido desarrollada desde los
173
Pio VII, Carta Apostólica Post tam diuturnas, 29 de abril de 1814; Gregorio XVI, Encíclica Mirari
Vos, 15 de agosto de 1832; Pio IX, Encíclica Quanta Cura, 8 de diciembre de 1864; Leon XIII, Encíclica
Diuturnum Illud, del 29 de junio de 1881, Inmortale Dei, del 1 de noviembre de 1885 y Libertas, del
20 de junio de 1888; Benedicto XV, Encíclica Ad Beatissimi, del 1 de noviembre de 1914 y Carta Anno
iam exeunte del 7 de marzo de 1917; etc.
174
Fosbery, Aníbal E., La cultura católica, cit., página 575.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 261
175
http://www.archimadrid.es/alfayome/menu/pasados/revistas/98/dic98/num143/suma.htm.
176
Juan XXIII, Encíclica Pacem in Terris, 11 de abril de 1963, nro. 9.
177
Idem., nro. 29 al 31.
178
Pablo VI, Discurso pronunciado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, 4 de octubre
de 1965, nro. 27.
179
Idem., nro. 32.
262 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
180
Juan Pablo II, Encíclica Solicitudo Rei Socialis, 30 de diciembre de 1987, nro. 26.
181
Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes, 7 de diciembre de 1965, nro. 4.
182
Juan Pablo II, Redemptor Hominis, 4 de marzo de 1979, nro. 17.
Juan Pablo II en el El aniversario de la Declaración de los derechos del hombre, 4 de julio de
183
1998.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 263
184
Juan Pablo II, Encíclica Solicitudo Rei Socialis, 30 de diciembre de 1987, nro. 42.
185
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, sobre el valor inviolable de la vida humana, 25 de marzo
de 1995, nro. 11.
186
Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1 Enero 1998.
187
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium vitae, 25 de marzo de 1995, nro. 4.
264 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
188
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, nro. 17.
189
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, nro. 18.
190
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, nro. 22.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 265
Actividad 5:
191
Sobre la noción “derechos de Dios”, recomendamos Hernández, Héctor, ¿Derechos de Dios?, en
Tres Nuevas Cuestiones sobre el Derecho Subjetivo, ediciones de los Cursos de Cultura Católica, Bs.
As., 1993.
Juan Pablo II, Carta Apostólica para la proclamación de Santo Tomás Moro como patrono de los
192
196
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Christifideles Laici, 30 de diciembre de 1988, nro. 42.
197
Juan Pablo II, Encíclica Sollicitudo Rei Socialis, nro. 46.
198
Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva
York, 5 de octubre de 1995 .
199
Juan Pablo II, Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, sábado 13 de enero
de 1996.
200
Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1 Enero 1998.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 267
No menos perniciosos, aunque no siempre tan vistosos, son los efectos del
consumismo materialista, en el cual la exaltación del individuo y la satisfacción
egocéntrica de las aspiraciones personales se convierten en el objetivo último
de la vida. En esta perspectiva, las repercusiones negativas sobre los demás son
consideradas del todo irrelevantes”201.
Actividad 6.
201
Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1 Enero de 1999.
268 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
202
Juan XXIII, Pacem in terris, nro. 92.
203
Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero de 2001.
204
Juan Pablo II, Redemptor Hominis, nro. 17.
272 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
205
Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva York,
5 de octubre de 1995, nro. 7.
206
Idem., nro. 8.
207
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1º de enero de 1999, nro. 6.
Juan Pablo II, Discurso a los Representantes de las Organizaciones Judías Norteamericanas, Miami,
208
11 de septiembre de 1987.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 273
se usurpen sus prerrogativas. Por el contrario, hay que defender y apoyar la au-
tonomía propia de cada clase y organización social, cada una en su esfera propia.
Esto no es más que el principio de subsidiariedad”209.
Actividad 7:
209
Juan Pablo II, Discurso a los participantes en la Sexta Sesión Plenaria de la Academia Pontificia de
Ciencias Sociales, Vaticano, 23 de febrero del 2000, nro. 4.
210
Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1 enero de 1999.
274 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
211
Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor, nro. 94.
212
Juan Pablo II, Discurso A L’Issue a la XXXV Asamblea General de la Asociación Médica Mundial,
29 de octubre de 1983, AAS 76 (1984) 389-395.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 275
213
Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, nro. 4; Homilía en Cracovia, Domingo 18 de agosto
de 2002.
Castellani, Leonardo, Doll y la libertad de imprenta, 7/11/1943, reproducido en Castellani por
214
o que cualquier opinión deba ser protegida por el estado. Continúa Castellani:
“La libertad de expresar sus opiniones en el sentido sacro que el liberal dio a esta
fórmula no existe; lo que existe es la obligación, para todos los capaces de pensar,
de coadyuvar al hallazgo de lo verdadero y lo conveniente (primero); la obligación
de todo buen gobierno de servirse de ellos, so pena de errores dañosos y después
de fatal anemia y neurosis de la cuál el régimen liberal perece (segundo); la obli-
gación de todo poder humano de respetar en el hombre la pensadora [refiere a
la facultad de pensar], que es lo mejor que tiene (tercero); y en fin la obligación
de ser tolerante un tanto con las charlas del hombre, que es charlero por esencia,
mientras no vayan a lo intolerable. Eso es todo. La fórmula libertad de opinar,
cuando se pasa de esta raya, es un solemne engañabobos”.
El derecho a la libertad religiosa es concebido por la enseñanza cristiana
como uno de los bienes más altos y de los deberes más graves de todos los
pueblos215, “corazón mismo de los derechos humanos” 216. Sin embargo, ha sido
muchas veces mal comprendido, hasta el punto de dar lugar a uno de los cismas
más lamentables en la Iglesia, el que ha separado al llamado lefebvrismo. Deten-
gámonos brevemente en la materia. Como hemos comentado, en el año 1965
tuvo su cierre el Concilio Vaticano II, encargado de diseñar el trabajo pastoral de
la Iglesia en el mundo contemporáneo. Algunos sectores, sin embargo, condenaron
el Concilio entendiendo que se había apartado de enseñanzas católicas funda-
mentales. Se negaron a seguir muchas de sus enseñanzas. Un grupo, liderados por
el Arzobispo Marcel Lefebvre (1905-1991), llegó al punto de ordenar obispos sin
acuerdo del Papa, lo que les trajo la pena de excomunión y con ella la exclusión
de la Iglesia. Entre los puntos que cuestionan al Concilio está su afirmación en el
documento “Dignitatis Humanae” de que existe un derecho a la libertad religiosa
para practicar cualquier culto desconociendo -decían- la enseñanza de los Papas
anteriores, expuesta en la Encíclica Inmortale Dei de León XIII, sobre el deber del
estado de asumir y proteger solamente la religión católica217. La interpretación se
basa en un error: es cierto que el Concilio, situado en una sociedad en la que ya
215
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Christifideles Laici, nro. 39.
216
Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1 enero de 1999,
nro. 5.
217
Uno de los libros de Mons. Lefebvre se titula ““Le
Le destronaron. Del liberalismo a la apostasía, la tragedia
conciliar” (1987), y su tesis principal la de que el Concilio Vaticano II destronó a Jesús desconociendo
su derecho de ser Rey del universo y de los estados, para colocar en su lugar al liberalismo. Pero la
misma Iglesia ha aclarado que el derecho a la libertad religiosa, como inmunidad de coacción en el
camino hacia la verdad religiosa, no implica desconocer que “todos los hombres están obligados a
buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y una vez conocida, a abrazarla
y practicarla” (Concilio Vaticano II, Dignitatis Humanae, nro. 1 y Catecismo de la Iglesia Católica nro.
2104), ni impide el reconocimiento civil especial a una determinada religión (id. nro. 2107), ni debe
ser entendido como “la permisión moral de adherirse al error, ni un supuesto derecho al error”, ni
como un derecho “de suyo ilimitado, ni limitado solamente por un orden público concebido de manera
positivista. Los justos límites que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social
por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según
normas jurídicas conforme con el orden moral objetivo” (id. nro. 2108 y 2109).
278 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 8:
nalismo social buscará promover una igualdad real que permita a todos
acceder, al menos, a las mismas condiciones mínimas de vida digna,
aunque para ello deba consagrar algunos beneficios especiales a algunos
sujetos.
Actividad 9:
A diferencia de los anteriores, no tienen como sujeto a los individuos sino a los
pueblos y estados.
• El derecho a la paz.
• El derecho al desarrollo.
Actividad 10:
5.12. La tolerancia
En las sociedades occidentales se difunde mucho la idea de la “tolerancia”. La
tolerancia sería un valor social esencial. ¿Es así?
Empecemos por tratar de precisar qué es tolerar. Tolerar es soportar, no im-
pedir, algo que se considera negativo en algún sentido. Siempre lo que se tolera
es algo malo. ¿Está bien tolerarlo? Depende. A veces ocurre que tolerando algo
malo conseguimos un bien mejor o evitamos un mal mayor. En tales casos, la
tolerancia es una exigencia del bien común. En cambio, otras veces ocurre lo con-
trario y en tales situaciones no debe tolerarse el mal sino tratar de impedirlo. En
toda comunidad hay elementos valiosos que deben ser promovidos y protegidos,
otros negativos que deben ser impedidos, y algunos también negativos pero que
es mejor tolerarlos.
Claro que nunca puede ser la tolerancia el ideal del orden social. Lo ideal es
que los aspectos negativos se vayan superando y la necesidad de tolerarlos sea
cada vez menor. Y que las relaciones entre las personas no sean de tolerancia sino
de concordia: los seres humanos no deben limitarse a “soportarse” unos a otros,
sino apoyarse y colaborar juntos para alcanzar el bien común. Que predomine la
tolerancia es signo de que el bien común solo se alcanza en grado muy limitado.
Actividad 11:
SÍNTESIS
TEXTOS DE APOYO
Además de los textos que hemos citado a medida que sea debidamente asegurado su respeto por parte
que exponíamos los diversos temas, conviene tener de todos, en todas partes y con referencia a quien
presente los siguientes: sea ». Inalienables, porque « nadie puede privar
legítimamente de estos derechos a uno sólo de sus
“El movimiento hacia la identificación y la pro-
semejantes, sea quien sea, porque sería ir contra
clamación de los derechos del hombre es uno
su propia naturaleza ». Los derechos del hombre
de los esfuerzos más relevantes para responder
exigen ser tutelados no sólo singularmente, sino en
eficazmente a las exigencias imprescindibles de la
su conjunto: una protección parcial de ellos equi-
dignidad humana. La Iglesia ve en estos derechos
valdría a una especie de falta de reconocimiento.
la extraordinaria ocasión que nuestro tiempo ofrece
Estos derechos corresponden a las exigencias de la
para que, mediante su consolidación, la dignidad hu-
dignidad humana y comportan, en primer lugar, la
mana sea reconocida más eficazmente y promovida
satisfacción de las necesidades esenciales —materia-
universalmente como característica impresa por Dios
les y espirituales— de la persona: « Tales derechos
Creador en su criatura. El Magisterio de la Iglesia no
se refieren a todas las fases de la vida y en cualquier
ha dejado de evaluar positivamente la Declaración
contexto político, social, económico o cultural. Son
Universal de los Derechos del Hombre, proclamada
un conjunto unitario, orientado decididamente a la
por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948,
promoción de cada uno de los aspectos del bien de
que Juan Pablo II ha definido « una piedra miliar en
la persona y de la sociedad... La promoción integral
el camino del progreso moral de la humanidad ».
de todas las categorías de los derechos humanos es
La raíz de los derechos del hombre se debe buscar
la verdadera garantía del pleno respeto por cada
en la dignidad que pertenece a todo ser humano.
uno de los derechos ». Universalidad e indivisibilidad
Esta dignidad, connatural a la vida humana e igual
son las líneas distintivas de los derechos humanos:
en toda persona, se descubre y se comprende, ante
« Son dos principios guía que exigen siempre la
todo, con la razón. El fundamento natural de los
necesidad de arraigar los derechos humanos en las
derechos aparece aún más sólido si, a la luz de la
diversas culturas, así como de profundizar en su
fe, se considera que la dignidad humana, después
dimensión jurídica con el fin de asegurar su pleno
de haber sido otorgada por Dios y herida profun-
respeto »”218.
damente por el pecado, fue asumida y redimida
por Jesucristo mediante su encarnación, muerte “La legítima defensa de las personas y las sociedades
y resurrección. La fuente última de los derechos no es una excepción a la prohibición de la muerte
humanos no se encuentra en la mera voluntad de del inocente que constituye el homicidio voluntario.
los seres humanos, en la realidad del Estado o en “La acción de defenderse puede entrañar un doble
los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en efecto: el uno es la conservación de la propia vida;
Dios su Creador. Estos derechos son « universales el otro, la muerte del agresor...solamente es querido
e inviolables y no pueden renunciarse por ningún el uno; el otro, no” (S. Tomás de Aquino, s.th. 2-2,
concepto ».308 Universales, porque están presentes 64,7). El amor a sí mismo constituye un principio
en todos los seres humanos, sin excepción alguna de fundamental de la moralidad. Es, por tanto, legítimo
tiempo, de lugar o de sujeto. Inviolables, en cuanto hacer respetar el propio derecho a la vida. El que
« inherentes a la persona humana y a su dignidad defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso
» y porque « sería vano proclamar los derechos, si cuando se ve obligado a asestar a su agresor un golpe
al mismo tiempo no se realizase todo esfuerzo para mortal: Si para defenderse se ejerce una violencia
218
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nros. 152 a 154.
290 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
mayor que la necesaria, se trataría de una acción por el culpable, adquiere un valor de expiación. La
ilícita. Pero si se rechaza la violencia de forma me- pena finalmente, además de la defensa del orden
surada, la acción sería lícita...y no es necesario para público y la tutela de la seguridad de las personas,
la salvación que se omita este acto de protección tiene una finalidad medicinal: en la medida de lo
mesurada para evitar matar al otro, pues es mayor posible debe contribuir a la enmienda del culpable
la obligación que se tiene de velar por la propia vida (cf Lc 23, 40-43). La enseñanza tradicional de la
que por la de otro (S. Tomás de Aquino, s.th. 2-2, Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación
64,7). La legítima defensa puede ser no solamente de la identidad y de la responsabilidad del culpa-
un derecho, sino un deber grave, para el que es ble, el recurso a la pena de muerte, si ésta fuera el
responsable de la vida de otro. La defensa del bien único camino posible para defender eficazmente
común exige colocar al agresor en la situación de del agresor injusto las vidas humanas. Pero si los
no poder causar perjuicio. Por este motivo, los que medios incruentos bastan para proteger y defender
tienen autoridad legítima tienen también el derecho del agresor la seguridad de las personas, la autoridad
de rechazar, incluso con el uso de las armas, a los se limitará a esos medios, porque ellos corresponden
agresores de la sociedad civil confiada a su respon- mejor a las condiciones concretas del bien común
sabilidad. A la exigencia de tutela del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona
corresponde el esfuerzo del Estado para contener la humana. Hoy, en efecto, como consecuencia de
difusión de comportamientos lesivos de los derechos las posibilidades que tiene el Estado para reprimir
humanos y de las normas fundamentales de la con- eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél
vivencia civil. La legítima autoridad pública tiene el que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la
derecho y el deber de aplicar penas proporcionadas posibilidad de redimirse, los casos en los que sea
a la gravedad del delito. La pena tiene, ante todo, la absolutamente necesario suprimir al reo “suceden
finalidad de reparar el desorden introducido por la muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algu-
culpa. Cuando la pena es aceptada voluntariamente nos” (Evangelium vitae, 56)”219.
219
Catecismo de la Iglesia Católica, nros. 2263 y ss.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 291
Actividad 3. El bien común exige el respeto por los razonables derechos de las personas,
y entre ellos, el de todo ser humano a la integridad física, derecho que se viola al este-
rilizarla, pues la esterilización es un acto intrínsecamente injusto que como tal no puede
estar legitimado por las circunstancias ni integrar el bien común.
Actividad 6. Quien pretende libertad para publicar, debería cumplir el deber de hacerlo
con responsabilidad y con veracidad, no guiado por intereses económicos o ideológi-
cos.
Actividad 7. podríamos decir que tienen derecho a que sus miembros (familia, docentes,
alumnos) cumplan con sus responsabilidades, a que las otras organizaciones de la sociedad
(clubes, medios de comunicación, parroquias, etc.) cooperen con la tarea educativa, y a
que la comunidad política sostenga y respalde la educación escolar.
Actividad 10. Denota un error sobre la ecología, pues se protege más a especies animales
que a la persona humana en sus primeros meses de vida.
Actividad 11. Como hemos visto, no está bien tolerar todo ni es acertado no tolerar
nada. Una tolerancia indiscriminada es perjudicial para el bien común. Intolerante, en
sentido negativo, sería sólo aquél que no tolera lo que, por exigencias del bien común,
debería tolerar.
292 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
5. Cuando nos enfrentamos con una norma de derecho positivo injusta porque
nos impone realizar conductas injustas, corresponde que nosotros:
a) La obedezcamos siempre.
b) La obedezcamos luego de analizar las posibles consecuencias.
c) La desobedezcamos siempre.
d) La desobedezcamos solo si con ello no causamos un mal mayor.
6. Una visión socialmente realista y atenta a la natural socialidad del ser humano
exige:
a) Acentuar los derechos antes que los deberes, porque la persona posee digni-
dad.
b) Acentuar los deberes y no los derechos, porque primero está el respeto al bien
común.
c) Armonizar y equilibrar adecuadamente derechos y deberes en el marco del
bien común.
d) Dejar de lado los derechos y los deberes, y en su lugar hablar de la caridad.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 293
El orden económico
296 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 297
E
stamos llegando al final de este texto, y vamos ahora a referirnos a la
parte de la Doctrina Social que suele recibir mayor atención: sus con-
sideraciones socioeconómicas. En estos temas se le suele reconocer
autoridad y equilibrio de juicio incluso desde diversas posiciones políticas.
Sin embargo, vamos a advertir con facilidad que no resultaba posible compren-
der los aportes de la Iglesia para la consideración de las relaciones económicas,
si no abordábamos antes los temas que hemos recorrido en las unidades que
precedieron. La actividad económica es una de las que el hombre realiza unido
en sociedad. Luego de haber estudiado al hombre, sus relaciones sociales, la
comunidad política y la autoridad, las exigencias del derecho, podemos entrar
a esta dimensión particular como es la económica, para valorarla en justicia.
Vamos a recordar, desde ya, que el propósito de esta obra es brindar funda-
mentos de doctrina social cristiana. Como tal, le compete la valoración de las
realidades humanas más que su explicación técnica. Por eso, el objetivo principal
de esta unidad no es el propio de la ciencia económica, es decir, la explicación
de las leyes o principios que están presentes en la actividad económica, sino
preguntarnos cómo debe organizarse y llevarse adelante la economía para ser
coherente con el fin del hombre. Como resultará evidente, esto último no podrá
hacerse sin alguna referencia a la ciencia económica.
OBJETIVOS
• Comprender la actividad económica en relación directa con el bien
integral del ser humano.
• Identificar las principales instituciones de la economía y las deformacio-
nes que sufren de manos de las diversas ideologías.
• Reconocer la identidad de la doctrina social cristiana frente a las ideo-
logías y adquirir las herramientas fundamentales para poder valorar la
realidad económica y los proyectos económicos en cuanto a su confor-
midad o disconformidad con aquélla.
298 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
TEMARIO
6.1. La economía, la política y la ética.
6.5. La propiedad.
6.8. La empresa.
6.9. El sindicalismo.
MAPA CONCEPTUAL
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 299
AA.VV., El rol del estado en la economía, editorial CIES, Bs. As., 1997.
Crespo, Ricardo F., La crisis de las teorías económicas liberales, ed. Banco de
Boston, Bs. As., 1998
220
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 334.
221
Existe debate sobre si la economía es diferente de la ética pero debe subordinarse a ésta; o si en cambio
la misma economía tiene un núcleo ético. La cuestión excede los alcances de este trabajo. Creemos
que es imposible realizar análisis económicos en sentido estricto e integral sin incluir valoraciones
éticas, pues sin incluir la perspectiva axiológica no podremos analizar nunca si un acto de producción
de inversión, o de consumo, es económicamente razonable. Cfr. Hernández, Héctor, Ensayo sobre el
liberalismo económico
económico, Centro de Formación San Roberto Belarmino, Bs. As., 1994, pág. 113 y ss.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 301
El fin de la economía222
Si sabemos que el hombre viene al mundo con grandes aspiraciones y po-
tencialidades pero en su mayor parte insatisfechas; si sabemos que las satisface
alcanzando determinados bienes, no todos de la misma urgencia ni de la misma
jerarquía, que no dispone de tales bienes de manera ilimitada, y que convive con
otros hombres en la obtención de los mismos, podremos concluir con facilidad
que el fin de la actividad económica debe ser:
o la satisfacción de las verdaderas necesidades del hombre
o respetando su urgencia y jerarquía
o de modo que no impida sino que contribuya a su enriqueci-
miento integral
o no solo de algunos hombres, sino de todos los que integran
la comunidad.
No cumple con su finalidad una economía en la que solo algunos se benefician y
otros son excluidos; que alienta a través de la publicidad el consumismo materialista
y la inversión de esfuerzos y energías en cosas que poco se necesitan en realidad;
que concentra en el lucro y la acumulación de bienes la finalidad de la vida; que
termina forzando a algunas personas a tener que desvivirse por el sustento diario
sin tiempo disponible para el cultivo de otras dimensiones de su persona (vida de
familia, crecimiento intelectual, estético, lúdico, descanso).
222
Completo tratamiento del tema en Hernández, Héctor, Ensayo sobre el liberalismo económico,
cit., pág. 99 y ss.
302 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 1:
debe recibir regulación legal, del mercado el mejor medio de asignar recursos, de
la propiedad privada y la libertad de comercio sus principios fundamentales, y del
estado solo un custodio del orden y la seguridad en las relaciones jurídicas entre
particulares. Si bien el capitalismo tiene riesgos (por eso el Papa Pio XI proponía
morigerarlo con elementos del contrato de sociedad), el que resulta realmente
condenable es el liberalismo capitalista, como veremos seguidamente.
Según el liberalismo capitalista, debe permitirse a los hombres y empresas
libertad para contratar, para negociar, para invertir, para trabajar, para enrique-
cerse buscando su mayor rédito y evitando intervenciones de la autoridad que
distorsionan el funcionamiento de la economía y suprimen incentivos al trabajo y
la inversión. La economía, dicen, tiene sus propias leyes o reglas que no se deben
desconocer en aras de intervenciones que con buenos deseos terminan causando
peores daños. Entre esas leyes o reglas ocupa un lugar preponderante la ley de
oferta y demanda. Según esta ley, el precio de un bien se sitúa en la intersección
de las curvas de oferta y demanda: es el precio en el que coinciden los que quie-
ren vender y los que deseen comprar, porque cuando el precio es mayor son más
los que desean ofrecer (ley de la oferta) pero menos los que demandan (ley de
la demanda), y al revés. Veámoslo con un ejemplo. En una localidad hay pocos
inmuebles en alquiler, y muchos que necesitan alquilar. Ello hace que el precio
del alquiler sea de determinado valor. Ese precio elevado brinda la información
de que la gente tiene un elevado interés en alquilar. Si los propietarios quisiesen
cobrar un precio mayor al que están dispuestos a pagar los inquilinos, entonces
muchos quedarían con sus propiedades vacías. A su vez, si los propietarios acep-
tasen cobrar un precio menor, entonces serían más los inquilinos interesados y
muchos verían frustrado su deseo de alquilar por falta de inmuebles. El alquiler
que surge del mercado, consecuencia de la ley de la oferta y la demanda, lleva
al equilibrio fijando un precio acorde con el interés de oferentes, demandantes,
y con la cantidad de bienes en oferta. Es más, al estar alto el alquiler, ello refleja
que abundan consumidores interesados en alquilar, y otras personas verán como
buen negocio tener inmuebles a ese fin, invertirán en construcción, y al cabo de
un tiempo aumentará la cantidad de inmuebles disponibles, y con ello, además
de incrementarse la oferta, se reduciría el precio: habría más casas para alquilar y
por un precio menor. De este modo, buscando cada uno (inquilinos, propietarios,
empresas constructoras, inversores) su interés exclusivo, gracias al mercado y su
ley de oferta y demanda, sin que nadie los gobierne ni les de ninguna directiva,
las personas saben que deben invertir en lo que otras necesitan, aumentando la
producción y disponibilidad de esos bienes, haciéndolos más accesibles para los
consumidores. Como si se hiciera un plebiscito o una votación donde la gente
expresara los bienes que desea y los inversores se guiaran por su resultado. Esa
función cumple el mercado si se lo deja operar en libertad. A través del precio de
mercado los consumidores expresan sus preferencias por unos u otros productos,
orientando la economía toda.
¿Qué pasaría si estimando que los alquileres son altos, la autoridad resolviese
fijar obligatoriamente alquileres de menor valor (precios máximos)? Según el libe-
ralismo capitalista, los resultados serían funestos. Inmediatamente, lo que pasaría
304 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
es que muchas personas que tienen casas disponibles para alquilar, las retirarían
del mercado, viendo la escasa ganancia que les reporta. Al mismo tiempo, muchos
inquilinos que no estaban dispuestos a alquilar con los precios anteriores, ahora
querrían alquilar, pero no conseguirían viviendas para hacerlo (desabastecimiento),
llenándose de frustración. Para peor, los inversores verán poco rentable el negocio
inmobiliario, y con ello en lugar de invertir en construir nuevas viviendas lo harán
en otra cosa, por lo que el problema de la falta de éstas se irá agravando con el
tiempo y llevará, necesariamente, a incrementos todavía mayores en los precios.
En el fondo, interviniendo sobre el precio del alquiler se impide al mercado comu-
nicar a los inversores, a través de los precios, que la gente quiere que se invierta
en inmuebles para alquilar. Por eso, toda supresión de la libertad en la economía
resulta sumamente negativa.
En el extremo contrario tenemos al colectivismo marxista. Desde la revo-
lución socialista hasta la sociedad comunista, es decir, durante la dictadura del
proletariado, se hace necesaria una economía socialista con intervención, plani-
ficación y dirección total del estado, para asegurar la equidad en la distribución
y evitar el enriquecimiento de algunos a costa de los otros (ley de reciprocidad
en los cambios). Las autoridades, teniendo en cuenta las necesidades de la po-
blación, deciden así qué producir, dónde, cómo, cuándo, de qué manera, y para
entregar a quienes. No habrá entonces mercado, ni propiedad privada de bienes
de producción, ni comercio libre, ni contratación de trabajadores, ni libre empresa,
ni nada por el estilo. ¿Hacen falta viviendas? Las construye el estado empleando
a sus ciudadanos, de la forma y en el momento que lo considere mejor, y para
asignarlas a aquellos que aquél fije. ¿Deben comer los trabajadores? Los alimentará
el estado, según raciones de comida que distribuye en momentos y de la manera
que determine. De este modo se evitará la concentración de riqueza y el abuso
de los poderosos que tiene lugar, dicen, en la economía liberal. Suprimiendo la
propiedad privada se suprime el lucro, y con él, el egoísmo y el individualismo
que lleva a la opresión de algunas personas por parte de otras.
Ya nos extendimos sobre las consecuencias de intentar aplicar dichos sistemas.
Nunca lo han sido de forma pura o ciento por ciento coherente. Pero en la medida
en que se ha intentado su vigencia, constatamos en el liberalismo capitalista un
incremento de la producción de bienes, pero una brecha cada vez más grande
entre quienes pueden acceder a ellos y quienes se ven marginados del sistema,
una concentración de la riqueza en pocas manos223, un desequilibrio entre el sector
laboral y el empresarial, y entre el sector empresarial y el financiero, un deseo
ilimitado de consumir y acumular riquezas, y una reducción de las preocupaciones
humanas a las relacionadas con ellas. Además, es común en las economías del
liberalismo capitalista la existencia de crisis periódicas, estructurales, propias del
proceso de concentración excesivo y reacomodamiento violento del mercado, con
años de abundancia seguidos por otros de grandes carencias e inestabilidad, para
“Mucho capitalismo no significa muchos capitalistas sino pocos capitalistas” (Chesterton, Gilbert,
223
Actividad 2:
¿Son estos los dos únicos sistemas económicos posibles? Por supuesto que no.
Ya hemos dicho que ni siquiera ellos han sido llevados a la práctica de manera
completa y coherente. Hay un sinnúmero de sistemas posibles. Por eso debemos
evitar visiones dicotómicas que solo contemplen estas dos alternativas y entonces
proponen, para mejorarlos, un “capitalismo liberal humanizado” o un “socialismo
cristiano”. No se trata de bautizar el liberalismo capitalista ni el socialismo, sino de
forjar sistemas económicos respetuosos de la realidad a fin de que la economía
alcance su finalidad propia.
¿No existe entonces un sistema económico cristiano? De nuevo, por supues-
to que no. La doctrina social cristiana, decíamos en la unidad 3, no es un plan
económico o un proyecto político concreto. Es posible pensar cientos de sistemas
224
Smith, Adam, La riqueza de las naciones, libro V.
306 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
económicos, todos posibles, todos diferentes del liberalismo capitalista y del co-
lectivismo, y todos inspirados en los principios de la realidad social. ¿Cuáles serían
estos principios fundamentales?
• Advertir la necesaria atención por la ley de la oferta y la ley de la de-
manda; pero garantizando al mismo tiempo una razonable reciprocidad
en los intercambios que evite que algunos de los contratantes o sectores de
la economía se enriquezca irrazonablemente a costa de los otros.
• Reconocer a la propiedad privada, pero limitada, asegurando que contri-
buya a cumplir su función social.
• Admitir la legitimidad del régimen de trabajo asalariado, pero asegurando
la justicia del salario conforme la situación de la empresa y la economía
nacional.
• Asegurar el control por parte de los grupos intermedios y de la autoridad
de reglas de reciprocidad y equilibrio entre los sectores de la economía y en
las relaciones económicas; y de subordinación al bien integral de la persona
y la comunidad.
• Estimular a través del crédito público los emprendimientos tendientes a
satisfacer necesidades prioritarias.
• Implementar mecanismos voluntarios y obligatorios tendientes a asegurar
la redistribución de la riqueza sin caer en asistencialismos que desalientan
la responsabilidad individual.
• Limitar la concentración de riqueza garantizando el acceso popular a la
propiedad y el ahorro.
Vamos a detenernos especialmente en algunos de estos principios en los títulos
que siguen.
Los instrumentos para obtener tales resultados son variados y la mayoría ya se
utilizan: la política fiscal (a través de los impuestos se puede redistribuir riqueza,
alentar o desalentar emprendimientos, favorecer la función social social de los
bienes), el crédito público (otorgar préstamos blandos a pequeños propietarios o
pequeños inversores), el asesoramiento y ayuda a pequeños emprendimientos, la
persecución del latifundio, la fijación y supervisión de mínimos laborales, etc.
Actividad 3:
225
Chesterton, Gilbert K., El candor del Padre Brown, pág. 100.
226
Pithod, Abelardo, Curso de Doctrina Social, pág. 222.
308 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
hemos descripto, este considera que dejando libertad a los agentes económicos se
obtienen los mejores resultados; y que toda intervención coactiva en la materia es
perjudicial. ¿Es así? El planteo liberal tiene varios inconvenientes:
* Aunque a largo plazo pueden darse los resultados que describe, no brinda
solución a corto plazo. Con alquileres altos es posible que en el futuro se
construyan más viviendas y los alquileres bajen... ¿pero qué pasa con los que
necesitan alquilar hoy? El liberalismo capitalista diría que hay que sacrificar
este interés por el interés general futuro de que haya más inmuebles. Con
ello, desconoce que el bien común debe ser bien de todos, y que no es
legítimo desatender los bienes ciertos y actuales de muchas personas, por
bienes eventuales y potenciales -y por ello incierto- de otras futuras; una
política prudente buscaría armonizarlos y equilibrarlos;
* Muchas veces, como ocurre con el trabajo o los artículos de primera nece-
sidad, los demandantes tienen más necesidad de comprar que los oferentes
de vender, y es posible que éstos se aprovechen de esa situación de nece-
sidad para obtener ventajas desproporcionadas en el mercado (por eso las
legislaciones instituyen el vicio de lesión, que permite anular un contrato
cuando existió tal aprovechamiento);
Actividad 4:
227
Crespo, Ricardo, La crisis de las teorías económicas liberales, ed. Banco de Boston, Bs. As., 1998
310 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Suiza, los más pudientes -de nuevo el 20% de la población- se embolsan nueve
veces más ingresos que el promedio de los más indigentes.
Por eso resulta necesario tener en cuenta algunas tesis en lo que hace al de-
sarrollo.
Primero, que el desarrollo debe ser de todos los hombres y de todo el hombre.
No puede pretenderse, lógicamente, que todos los pueblos y todas las personas
crezcan de manera homogénea. Pero tampoco debe admitirse que algunos ac-
cedan a los bienes del desarrollo mientras otros queden marginados de manera
permanente y grave en su participación en el mismo. Por otro lado, el desarrollo
humano debe contemplar las potencialidades humanas de manera integral. No es
desarrollo el crecimiento de riqueza seguido de insatisfacción personal, pérdida de
los vínculos familiares, abandono del cultivo del bien, la verdad y la belleza. No es
desarrollo el que tiene lugar en las sociedades en las que las presiones económicas
fuerzan a las personas a agotar sus energías a fin de consumir cada vez más...
dejando de lado el crecimiento de las capacidades humanas superiores.
En segundo lugar, y teniendo en cuenta lo señalado, para medir el desarrollo
de un pueblo no debemos tomar en cuenta, exclusivamente, su producto bruto.
Tenemos que ver, por un lado, cómo se encuentra distribuída la riqueza. Y en este
marco una medida útil es la del salario promedio: cuánto ganan la mayoría de los
asalariados, y si es suficiente para poder satisfacer sus necesidades, las de su familia,
constituir un pequeño ahorro y dedicarse a cultivar otras aspiraciones humanas.
Porque además debemos analizar en qué medida esa abundancia de riqueza
contribuye o entorpece otros bienes indispensables para la plenitud humana.
En la Doctrina de la Iglesia, el tema del desarrollo está especialmente tratado en
las Encíclicas Populorum Progressio (1967) de Pablo VI y Sollicitudo Rei Socialis
(1987) de Juan Pablo II y es referencia permanente en todos los documentos
sociales. También resulta importante el documento El hambre en el mundo. Un
reto para todos: el desarrollo solidario, del Pontificio Consejo “Cor Unum”, 4 de
octubre de 1996.
6.5. La propiedad.
¿Qué es el derecho de propiedad? Consiste en el derecho de tomar decisiones
respecto de una cosa o bien que nos pertenece, pudiendo excluir a otros de su
uso, disposición o aprovechamiento.
Podríamos hacernos varias preguntas en relación con la propiedad.
Por un lado la pregunta clásica, histórica, fundamental. ¿Es legítimo que al-
guno se apropie de algún bien? O lo que es lo mismo, si los bienes deben ser de
propiedad privada o de propiedad común. En occidente estamos habituados a la
existencia, amplia, de propiedad de titularidad privada (pertenecen a particula-
res) y uso particular (solo pueden ser utilizadas por sus dueños). Nadie discute la
legitimidad de nuestro derecho como dueños de nuestro automóvil, nuestra casa,
nuestro almacén, nuestros libros, nuestras computadoras. Aunque vemos también
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 313
los particulares o grupos de la sociedad civil. Por desgracia, no deja de ser común
que los gobiernos acumulen propiedad colectiva o incrementen sus recursos, pero
no por razones de bien común sino para enriquecerse ilícitamente con las mismas
o colocar como funcionarios a cargo de ellas a sus seguidores políticos o beneficiar
a quienes los apoyan... lo que se conoce vulgarmente como “clientelismo político”.
En lugar de fomentar el empleo, se implementan “planes sociales” para tener así
cautivo el voto de los sectores más necesitados.
La regla primera es entonces la del destino universal de los bienes: los
bienes están hechos para que todos puedan satisfacer sus necesidades. Por eso
se dice que constituye un derecho natural primario. La propiedad privada, en
cambio, se justifica como un instrumento útil para asegurar el buen orden la eco-
nomía y la expresión de la libertad personal. Por eso se manifiesta como un derecho
natural secundario. Secundario, porque está subordinado o condicionado a que
se respete el derecho natural primario. Ello implica que el derecho a la propiedad
privada debe subordinarse al interés común, tiene una función social, debe permitir
y no entorpecer el crecimiento y desarrollo de todos. La regla, lógicamente, es
que la autoridad política sea la encargada de implementar políticas que aseguren
ese interés común y esa función social. Sin embargo, en situaciones de extrema
necesidad, nadie puede oponer la propiedad privada para evitar que otro pueda
servirse de un bien que necesita con urgencia. ¿Qué significa? Significa que quien
dispone de alimento de sobra no tiene derecho a conservarlo frente a alguien que
muere de hambre y no puede procurárselo de otra manera. O que quien tiene
un medio de transporte no puede guardarlo cuando alguien necesita un traslado
urgente por razones de salud y no dispone de otra manera de trasladarse. En ese
sentido decía Tomás de Aquino, “si la necesidad es tan evidente y urgente que
sea manifiesta e inminente la precisión de socorrerla, entonces puede cualquiera
lícitamente socorrer su necesidad con las cosas ajenas, quitándolas ya manifiesta
ya ocultamente” 228. Santo Tomás distingue la titularidad de los bienes que puede
ser privada, del uso de los mismos, que debe ser común, es decir, atendiendo a la
utilidad común. ¿Esto legitima el robo? Cuidado. Estamos ante casos de evidente,
urgente, y manifiesta necesidad, que no puede satisfacerse recurriendo a las auto-
ridades o por otros medios. Si tal es el caso, quien se sirve de la cosa no comete
un robo, porque dispone de algo que, en principio, existe para el bien de todos, y
que se asigna a algunas personas solo para facilitar su administración.
La tesis de Tomás, común en la moral católica que nunca ha condenado el
hurto famélico (el que toma alimentos para no morir de hambre), reconoce su
fuente en el Evangelio y en la doctrina de los Santos Padres de la Iglesia. “Tu
eres un verdadero ladrón”, decía San Basilio al cristiano, pues “el pan que no
necesitas le pertenece al hambriento. Los vestidos que ya no usas le pertenecen al
necesitado. El dinero que gastas en lo que no es necesario es un robo que le estás
haciendo al que no tiene con qué comprar lo que necesita”229. “¿Acaso es tuyo lo
228
Suma Teológica, II-II, q. 66, a. 7, c. .
229
San Basilio, Homilía contra la riqueza.
316 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
que tienes?”, se preguntaba San Juan Crisóstomo, “se te han encomendado los
bienes de los pobres, aun cuando esos bienes los hayas adquirido por herencia
paterna, aun cuando provengan de tu legítimo trabajo. Porque ¿acaso no podía Dios
quitártelos? Si no lo ha hecho es porque quiere que puedas mostrarte generoso
con los necesitados... No porque Dios te haya mandado como si dieras de lo tuyo
pienses que es efectivamente tuyo. Te lo prestó para que con ello alcances gloria.
No pienses, pues, que es tuyo, cuando le das lo suyo.”230 Y San Ambrosio, “No
es tu bien el que distribuyes al pobre. Le devuelves parte de lo que le pertenece,
porque usurpas para ti sólo lo que fue dado a todos, para el uso de todos. La
tierra a todos pertenece, no sólo a los ricos”231. Recordaron así permanentemente
que lo superfluo del rico pertenece al pobre232, en justicia. ¿Significa ello defender
la igualdad completa en la economía? No. Más adelante nos detendremos en el
problema de la justicia social. No es injusto que algunos tengan más que otros,
lo injusto es que algunos puedan acumular cosas superfluas mientras otros no
tienen ni lo indispensable. Tampoco significa que, salvo casos de extrema nece-
sidad, puedan los pobres tomar sistemáticamente y por su cuenta lo que sobra
a los ricos. Como diremos más adelante, la necesidad de asegurar el orden en
la sociedad supone que la redistribución de las riquezas se realice según pautas
prudentemente establecidas y no merced a arrebatos individuales.
La Iglesia se ha ocupado de manera permanente del tema de la propiedad,
resaltando la legitimidad de la propiedad privada, la importancia de su justa distri-
bución y del reconocimiento de su función social. Se destacan, en tal sentido, las
consideraciones del Papa Juan XXIII en la Encíclica Mater et Magistra, y de Juan
Pablo II en Sollicitudo Rei Socialis y Centesimus Annus. Ha enseñado siempre
que el derecho a la propiedad privada es fundamental para que el hombre pue-
da desplegar su dignidad y su libertad, pero que sobre ella pesa una “hipoteca
social”233, y su misma legitimidad está condicionada a que su uso se subordine
a la utilidad común de los bienes234. Ha defendido la propiedad privada de los
bienes, pero asegurándose su función social. En los últimos años se ha insistido
especialmente en la necesidad de una mejor distribución de la tierra y en combatir
el latifundio235. También ha recordado la importancia del capital en la economía,
230
San Juan Crisóstomo, Homilia LXXVII, sobre San Mateo.
231
San Ambrosio, Comentario sobre la Historia de Naboth.
232
Cfr. Diccionario social de los Padres de la Iglesia, editorial Edibesa, Madrid, 1997; Palumbo, Carmelo,
Cuestiones de doctrina social de la Iglesia, editorial Cruz y Fierro, Buenos Aires, 1982, Cap. III, Los
santos padres y la función social de la propiedad.
233
Esta metáfora, sumamente fecunda, fue repetida por el Papa en su Discurso inaugural a la Conferencia
de Puebla, en el Discurso a los Obispos de Polonia en Visita Ad Limina Apostolorum el 17 de diciembre
de 1987, y recogida en la Encíclica Sollicitudo Rei Socialis nro. 42.
234
Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, nro. 30.
235
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Para una mejor distribución de la tierra. El reto de la reforma
agraria, Roma, 23 de noviembre 1997.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 317
pero al servicio del ser humano, de todo el ser humano, aclarando la prioridad
del trabajo sobre el capital, es decir, que este último solo es un instrumento para
el trabajador, causa eficiente de la producción236.
Actividad 5: El art. 544 del Código Civil francés de Napoleón definía la propie-
dad como “el derecho de gozar y disponer de las cosas de la manera más absoluta,
siempre que no se haga de ellas un uso prohibido por las leyes y reglamentos”.
El art. 2513 del Código Civil Argentino redactado por Velez Sarfield, preveía
que “Es inherente a la propiedad, el derecho de poseer la cosa, de disponer o de
servirse de ella, de usarla y gozarla según la voluntad del propietario. Él puede
desnaturalizarla, degradarla o destruirla...”, aclarando en la nota respectiva que
“es preciso reconocer que siendo la propiedad absoluta, confiere el derecho de
destruir la cosa. Toda restricción preventiva tendría más peligros que ventajas. Si
el Gobierno se constituyere en juez del abuso, ha dicho un filósofo, no tardaría en
constituirse en juez del uso, y toda verdadera idea de propiedad y libertad sería
perdida”. Con posterioridad a la reforma de la ley 17711 de 1968, el último quedó
redactado así: ““Art. 2513. Es inherente a la propiedad el derecho de poseer la cosa,
disponer o servirse de ella, usarla y gozarla conforme a un ejercicio regular. Art.
2514. El ejercicio de estas facultades no puede ser restringido en tanto no fuere
abusivo, aunque privare a terceros de ventajas o comodidades”. ¿Cuál de las tres
formulaciones consideraría más aceptable, y por qué?
Desde sectores socialistas se ha afirmado a veces que Jesús y sus enseñanzas
abonan la comunidad de bienes y rechazan por ello la propiedad privada. Citan, por
ejemplo, la organización de la primera iglesia en la que, según refieren los Hechos
de los Apóstoles, “todos los creyentes se mantenían unidos y ponían sus bienes en
común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos,
según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario
el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de
corazón” (Hechos 2, 44). “La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una
sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común
entre ellos. Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del
Señor Jesús y gozaban de gran estima. Ninguno padecía necesidad, porque todos
los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición de los
Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades. Y así José,
llamado por los Apóstoles Bernabé —que quiere decir hijo del consuelo— un levita
nacido en Chipre que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de
los Apóstoles” (Hechos 4, 32). Y más aún, el terrible episodio con Ananías y Zafira:
“Un hombre llamado Ananías, junto con su mujer, Safira, vendió una propiedad,
y de acuerdo con ella, se guardó parte del dinero y puso el resto a disposición de
los Apóstoles. Pedro le dijo: “Ananías, ¿por qué dejaste que Satanás se apoderara
de ti hasta el punto de engañar al Espíritu Santo, guardándote una parte del dinero
del campo? ¿Acaso no eras dueño de quedarte con él? Y después de venderlo,
236
Cfr., por ejemplo, Juan Pablo II, Encíclica Laborem Excercens, nro. 12.
318 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
¿no podías guardarte el dinero? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? No mentiste a los
hombres sino a Dios”. Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Un gran temor
se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido. Vinieron unos jóvenes,
envolvieron su cuerpo y lo llevaron a enterrar. Unas tres horas más tarde, llegó su
mujer, completamente ajena a lo ocurrido. Pedro le preguntó: “¿Es verdad que
han vendido el campo en tal suma?” Ella respondió: “Sí, en esa suma”. Pedro
le dijo: “¿Por qué se han puesto de acuerdo para tentar así al Espíritu del Señor?
Mira junto a la puerta las pisadas de los que acaban de enterrar a tu marido; ellos
también te van a llevar a ti” (Hechos 5, 1).
¿Significa esto que el cristianismo es enemigo de la propiedad privada? Claro
que no. Por un lado, vemos en el último relato que lo que se condena es la mentira
o el engaño de Ananías y Zafira, no que deseen tener bienes para ellos. Justamente,
el mismo Pedro le dice que era dueño de quedarse con sus cosas e incluso con
el dinero después de venderlas. ¿Cómo entender entonces estos textos? Lo que
vienen a significar es que la vigencia de la caridad entre las personas las lleva a
compartir los bienes, y en caso de grupos reducidos, puede llevar incluso a que
deseen ponerlos voluntariamente en común sin conservar nada para sí. Es lo que
han hecho a lo largo de toda la historia las congregaciones religiosas cuyos miem-
bros realizan, justamente, voto de pobreza, comprometiéndose voluntariamente
a no tener posesiones personales.
Actividad 6:
237
Una introducción al tema puede encontrarse en Belloc, Hilaire, La restauración de la propiedad,
ediciones Dictio, Bs. As., 1979.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 319
238
Belloc, Hilaire, The Servile State, sec. 5 (la traducción es nuestra).
320 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
239
Juan Pablo II, Discurso a los Delegados de la Comisión Económica para la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPALC), Santiago de Chile, 3 de abril de 1987.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 321
es trasladable también a los pueblos. De allí el error marxista, que pretende explicar
la moral como determinada por la economía, cuando en realidad es la economía
la que depende de la adquisición de virtudes morales. “Las causas morales de
la prosperidad son bien conocidas a lo largo de la historia. Ellas residen en una
constelación de virtudes: laboriosidad, competencia, orden, honestidad, iniciativa,
frugalidad, ahorro, espíritu de servicio; cumplimiento de la palabra empeñada,
audacia; en suma, amor al trabajo bien hecho. Ningún sistema o estructura social
puede resolver, como por arte de magia, el problema de la pobreza al margen de
estas virtudes; a la larga, tanto el diseño como el funcionamiento de las instituciones
reflejan estos hábitos de los sujetos humanos, que se adquieren esencialmente en
el proceso educativo y conforman una auténtica cultura laboral.”240
Actividad 7:
240
Juan Pablo II, Idem.
241
Discurso de Domingo Faustino Sarmiento en el Senado de Buenos Aires, 13 de Septiembre de
1859.
322 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
mismas han sido satisfechas y se trata de reducir las brechas que todavía quedan
en las oportunidades de crecimiento.
titulares).
Podemos preguntarnos si comete injusticia el empleador de una pequeña em-
presa, que trabaja con escasos márgenes, y que abona el salario mínimo legal a sus
trabajadores, aún sabiendo que no alcanza para sus necesidades, las de su familia,
y el ahorro. Si el salario justo es este último, ¿no comete injusticia pagando menos
de lo debido? Aquí corresponde que distingamos la responsabilidad individual de
los agentes económicos. Si la causa por la cual no paga un salario mayor no es su
afán de maximizar su ganancia, ni su negligencia para hacer prosperar la empresa,
sino que se debe a razones de la economía nacional o internacional, entonces el
culpable de la injusticia del salario no será el empleador sino aquellos que tienen
poder para conformar estas últimas. El empleador, en tal caso, es víctima de los
poderes económicos tanto como el empleado, porque le impiden remunerar como
es debido. Pero cuidado: es común que los empresarios incrementen notablemente
sus ganancias en tiempos económicamente muy buenos (los ciclos prósperos de
la economía capitalista liberal), sin que tal prosperidad se extienda proporciona-
damente a los salarios, pero luego no asumen los costos de los períodos económi-
camente malos, que exigirían operar a pérdida durante un tiempo razonable, sino
que los hacen recaer sobre los asalariados. De este modo, trasladan injustamente
a los trabajadores el riesgo económico de su emprendimiento.
Sería muy deseable, de todos modos, intentar morigerar el enfrentamiento
entre el sector capitalista y el sector asalariado, integrándolos a ambos en pos del
bien integral de la empresa y de la economía. Reconocerles algunas formas de
participación en las ganancias y de control de la producción, y alguna interven-
ción en las decisiones empresariales, contribuye a unirlos en objetivos comunes,
evitando que cada uno piense que su mejor beneficio se consigue sólo costa de
reducir el del otro. En algunas empresas, por ejemplo, se pagan bonos cuando se
excede determinado nivel de producción; o se entregan anualmente acciones a los
empleados, de modo que ellos también participen (mínimamente) en la propiedad
de la empresa y reciban dividendos por las ganancias que produce, además de
ser una fuente de inversión y autofinanciamiento empresario.
Actividad 8: uno de estos textos corresponde a un autor liberal, el otro a un
pensador inspirado en la doctrina social cristiana Identifique de cuál se trataría
en cada caso, fundamentando su elección. a) “En el mercado el trabajador vende
sus servicios como las otras personas venden sus mercaderías. El empleador no
es el dueño de su empleado. Es simplemente el comprador de servicios que debe
adquirir a su precio de mercado”242. b) “La determinación del salario del trabajador
que de este modo es parte de una empresa, es objeto de la justicia distributiva,
bajo dos aspectos. En primer lugar, por la proporción que le cabe en la producción
de la obra total, de cuyo valor participa en esa medida. Hay que observar que,
por cierto, dentro de los que participan de este valor por su trabajo están los que
Mises, Ludwig von, Human Action, 4a. ed., Foundation for Economic Education, Irvington, 1996,
242
pág. 433.
328 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
243
Widow, Juan Antonio, El hombre, animal político, Chile, 1988, pág. 156.
244
Juan Pablo II, Discurso a los Delegados de la Comisión Económica para la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPALC), Santiago de Chile, 3 de abril de 1987.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 329
6.8. La empresa.
Unidad esencial del orden económico es la empresa. La empresa es una comu-
nidad de personas que se vinculan con la finalidad de trabajar para producir bienes
y/o servicios. Muchas persiguen también fines de lucro, es decir, una ganancia
para sus propietarios. Otras, en cambio, carecen de fines de lucro, agotándose
su finalidad en el servicio que prestan. A veces se trata de empresas de fábrica,
que transforman la materia prima para dar lugar a nuevos productos. Pensemos,
por ejemplo, en un tambo. En otros casos, en cambio, tenemos empresas de
servicios, cuyos productos son intangibles pues no producen una obra exterior.
Podemos pensar así en un almacén o un estudio contable. Hay empresas grandes,
medianas y pequeñas. Empresas en las que sus miembros residen en el país, otras
extranjeras, e incluso multinacionales con asiento en diversos estados. Las hay
unipersonales, en las que el empresario es una persona física, o pluripersonales,
propiedad de una sociedad.
245
Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, nro. 43.
246
Juan Pablo II, Carta Apostólica Dies Domini sobre la Santificación del Domingo, 30 de mayo de
1998.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 331
6.9. El sindicalismo.
Uno de los sectores más débiles de la economía es el de los trabajadores asala-
riados. No suelen contar con capital importante, y necesitan del salario para vivir.
Ello los hace fácilmente víctimas de abusos. Sin embargo, su situación se fortalece
si obran de manera mancomunada, en conjunto. Y surgen así los fenómenos de
asociación colectiva, como los gremios o sindicatos.
Los antecedentes del fenómeno asociativo entre los trabajadores reconocen
origen remoto. Dado que la inclinación social está radicada en la misma naturaleza
humana, los hombres se agrupan para alcanzar intereses comunes prácticamente
desde que aparecieron sobre la tierra. Las agrupaciones con finalidades econó-
micas, desde grupos primitivos para la caza o el trabajo agrícola, existen desde
que existe el ser humano.
La palabra corporación nos remonta al antiguo Derecho Romano, y el término
gremio a la intensa y creativa Europa medieval. La palabra corporación es un
“neologismo (siglo XIX) tomado de la palabra inglesa corporation que está docu-
mentada desde el siglo XIV, y fue tomada del latín eclesiástico corporatio, sinónimo
de collegium, y derivado del latín corporis, cuerpo, y también corporación, reunión
de los miembros”248. Si bien las acepciones romana y medieval tienen una natu-
raleza esencialmente distinta a la de las asociaciones sindicales modernas, vale la
pena hacer una referencia a ellas.
Los romanos designaban como “corpus” a determinadas asociaciones de
oficios, consideradas por el ordenamiento jurídico como sujetos capaces de con-
traer obligaciones y adquirir derechos249. Pero fue en la Edad Media que surgieron
247
Sacheri, Carlos, El orden natural, pág. 99.
248
Couture, Eduardo J., Vocabulario Jurídico, ediciones Depalma, Bs. As., 1976, página 181.
249
Di Pietro, Alfredo y Lapieza Elli, Ángel Enrique, Manual de Derecho Romano, editorial Depalma,
Bs. As., 1985, página 126.
334 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
250
Saenz, Alfredo, La cristiandad y su cosmovisión, editorial Gladius, Bs. As., página 189.
251
Hurtado, Alberto, Moral Social, libro inédito, versión electrónica, pág. 166
252
Calderón Bouchet, Rubén, Apogeo de la ciudad cristiana, editorial Dictio, Bs. As., 1978, página 263.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 335
253
Pernoud, Regine, A la luz de la Edad Media, editorial Granica, Barcelona, 1983, página 61.
254
Hurtado, Alberto, Hurtado, Alberto, Moral Social, libro inédito, versión electrónica, pág. 168
255
Cit. por Marc, Jorge Enrique, Derecho colectivo del trabajo, editorial Zeus, Santa Fe, 1972, página 75.
336 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 9:
Cada mes el trabajador cobra dinero en concepto de salario. Pero de ese dinero
se le descuenta un porcentaje que se destina, junto con otra suma abonada por el
empleador, para la obra social. No importa si es soltero o casado, si tiene muchos
o pocos hijos, buena o mala salud. Se le descuenta lo mismo. Y con ese dinero,
junto con el de los otros trabajadores, se atienden los gastos de salud de quienes lo
necesitan. Aquí está la solidaridad. Un trabajador joven soltero sin hijos de buena
salud, entrega a la obra social el porcentaje de su sueldo que se utilizará, proba-
blemente, para atender la salud de hijos de sus compañeros de trabajo, y que se
vería gravemente perjudicado si tuviese que hacerse cargo con su solo ingreso.
Sin embargo, avanza en las últimas décadas en algunos países una tendencia
de opinión conocida como “privatización de la seguridad social”, que constituye un
retroceso en la obligación común de ocuparse de la atención de las contingencias
sociales, porque verifica una vuelta a sistemas similares a los seguros individuales
donde cada persona aporta para tener cobertura proporcionada a su aporte, con
escasa redistribución para el resto de la población; y delegándose prestaciones y
administración del sistema a instituciones privadas con intereses lucrativos que
operan dentro de un marco de competencia en el mercado.
El individualismo predominante tiende a considerar que cada uno es propietario
exclusivo y absoluto de lo que obtiene, y que solo posee obligaciones positivas
frente a las otras personas si así se ha comprometido voluntariamente –contractua-
lismo-. En este marco ideológico será difícil justificar un sistema de seguridad social
basado en la idea de solidaridad. Los antecedentes de esta actitud son antiguos.
El libro bíblico del génesis nos habla de Caín, quien luego de asesinar a su her-
mano fue interrogado por Dios: “¿Dónde está Abel, tu hermano?”, a lo que Caín
respondió: “No se, ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano?” (Génesis, 4, 9). La
pregunta, traducida al presente, sería, ¿qué tengo que ver yo con la enfermedad,
el embarazo, la vejez, el desempleo del otro? Por eso el individualismo liberal
alienta sistemas de seguridad social en los que las necesidades de cada persona
se atiendan exclusivamente con sus propios aportes, dejando en situación difícil,
lógicamente, a quienes tienen bajos ingresos.
Sin embargo, desde antiguo se han ensayado argumentos que justifican la
corresponsabilidad en el destino de los seres humanos y la distribución de la
riqueza no ya en función del aporte de cada uno sino de sus necesidades, asig-
nando a unos parte de lo que han producido los otros. Entre estos argumentos
encontramos los siguientes:
La natural socialidad del hombre: el hombre está naturalmente inclina-
do a vivir en sociedad con sus semejantes y por ello, para su perfección, está
obligado a contribuir al bien común de la sociedad de la que forma parte.
Ese bien común permitirá el aprovechamiento de determinados bienes a
los que no podría acceder en soledad, pero exigirá también la contribución
para hacer posible que sean participados por todos. La felicidad es más
plena si es común y es compartida. La seguridad social, como pocos otros
institutos jurídicos, asocia a toda la comunidad en una empresa común de
atención a determinados riesgos y contingencias.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 341
situación de quienes menos ganan, debe evitarse que esa contribución sea
de tal entidad que lo lleve a preferir en cambio un ingreso menor, libre de
tantas contribuciones. Téngase en cuenta que la seguridad social es muy
costosa, y por eso su financiamiento solo es posible en marcos de desa-
rrollo económico. Se da así una paradoja: en situaciones de prosperidad
económica, la seguridad social es menos necesaria, pero más disponible; en
situaciones de crisis económica, la seguridad social es más necesaria, pero
menos disponible. Este altísimo costo de la seguridad social exige, además
de un empleo racional de recursos, una planificación de ingresos que no
termine ahogando la economía y el desarrollo o produciendo desempleo
y reduciendo así el financiamiento del sistema. Por esta razón el sistema
de seguridad social no puede ser el producto de un laboratorio, sino que
debe corresponderse con la situación económica de cada país y de cada
momento.
Contribuir al estatismo: a través del sistema de seguridad social se trans-
fiere un sinnúmero de recursos económicos. Manejar tales recursos puede
ser una tentación difícil de resistir. Por eso es importante que se reconozca a
los grupos sociales intermedios la intervención en la gestión de los mismos,
a fin de evitar la concentración y facilitar el control. Es deseable, antes que
un sistema de seguridad social único en manos del estado, pluralidad de
subsistemas administrados con intervención de sus interesados.
Por todo lo dicho debemos distanciarnos de los planteos de seguridad social
de base individualista, donde cada uno debe hacerse cargo de la cobertura de
sus riesgos con sus propios ingresos, sin lugar a la solidaridad; como también
los planteos socialistas, en los que el estado asume de manera directa e invasiva
la cobertura de riesgos sociales, sin intervención real de los interesados y de los
grupos intermedios, fomentando en los beneficiarios una mentalidad pasiva de
aguardar la dádiva del gobierno.
No han faltado propuestas novedosas para atender a la seguridad social256, y
especialmente a uno de sus más graves problemas actuales: la crisis demográ-
fica de financiamiento. Las familias tienen menos hijos, con ello aumenta la
cantidad de ancianos (demandantes de seguridad social) mientras se reducen la
cantidad de trabajadores (que financian el sistema).
El sistema jubilatorio actual, sea el de un régimen previsional público, de reparto,
como el privado, de capitalización, tiene una base contributiva individual: cada
trabajador recibirá beneficios en función de los propios aportes y contribuciones
realizados durante su actividad laboral. Aunque en el primero los beneficios se
abonan con lo ingresado por los trabajadores que están en actividad durante la
vigencia del beneficio, y en el segundo con lo acumulado en la cuenta personal,
ello en nada modifica la base del cálculo: la propia contribución durante el tiempo
del trabajo.
256
Garda Ortiz, Ignacio, Gobernar para las familias, Fundación Civilidad, Buenos Aires, 2002.
344 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
257
Idem. página 75.
258
Idem. página 76.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 345
Actividad 10:
259
Idem. página 76.
260
Mises, Ludwig von, Socialism, pág. 432, la traducción es nuestra.
346 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
261
Es posible que tal documento no pertenezca al Magisterio universal pues fue dirigido a los obispos
italianos, y su tesis radical, rechazando todo préstamo a interés, no fue reiterada en el Magisterio
posterior.
348 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 11:
262
Bentham, Jeremy, Defence of Usury: Showing the Impolicy of the Present Legal Restraints on
Pecuniary Bargains in a Series of Letters to a Friend, London, Payne and Foss, 1818, Letter II (la
traducción es nuestra).
350 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
nes. Por eso la insistencia de la Iglesia en que la justicia social, indispensable, sea
complementada con disposición a la caridad social. Amar hasta que nos duela
nos pedía la Madre Teresa de Calcuta.
Actividad 12:
263
Novak, Michael, Definiendo la justicia social, http://www.neoliberalismo.com/justicia_social.htm.
Memorándum 200 (o Informe Kissinger) acerca de un estudio sobre la seguridad nacional o NSSM
264
Todo ello, por supuesto, para que se puedan pagar elevados intereses de una
deuda impagable y beneficiar a los prestamistas y sus empresas.
Actividad 13:
¿Cuáles son entonces los principios que deberían regir una solución justa res-
pecto de la deuda externa? Tenemos que evitar respuestas simplistas. Pensemos
en una deuda personal. Es cierto que las deudas deben ser pagadas; pero también
que debe tratarse de una deuda legítimamente contraída, no abusiva, y además
que el deudor no se transforma en esclavo o siervo del acreedor solo por deberle
ni éste puede privar a aquél de los bienes necesarios para vivir y trabajar. Aún
en el campo del derecho privado, son inembargables la ropa, el salario mínimo,
la jubilación, la vivienda constituida como bien de familia, y los instrumentos de
trabajo de una persona. Criterios análogos debemos utilizar cuando hablamos de
la deuda externa o internacional de los países. Existe obligación de pagarla, en
la medida que:
• Se trate de una deuda legítimamente contraída, y no de una operación de
común acuerdo entre los acreedores y gobernantes corruptos o ilegales para
el enriquecimiento exclusivo de ellos y no para satisfacer necesidades reales
de la nación.
• Las sumas prestadas hayan ingresado realmente al país y los intereses otorgados
resulten razonables y no constituyan usura (reciprocidad en los cambios).
• Los pagos no superen montos que los pueblos puedan asumir sin comprometer
sus bienes fundamentales y sus posibilidades de crecimiento.
• No exista derecho a compensación porque los acreedores se aprovecharon
de su poder para influir sobre los deudores con políticas contrarias al interés
de éstos.
Una vez aplicados tales principios, podrá determinarse en qué medida la deuda
de un estado es legítima, y en qué medida, montos y plazos está obligado en justicia
a satisfacerla. Más allá de tales límites, toda pretensión de cobro de los acreedores
y toda presión sobre los deudores debería constituir un crimen internacional, como
265
Chesterton, Gilbert, Utopia of Usurers, 1917.
356 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
lo es la labor de los usureros que intentan cobrar sus injustas acreencias a través
de amenazas o coacciones. Claro, no desconocemos que en los hechos y dada
la situación actual, será difícil conseguir que los poderosos limiten su codicia a lo
que es realmente justo, y muchas veces los deudores deberán moverse política-
mente con mucha diplomacia y cautela, pagando incluso lo que no corresponde,
como mal menor ante el riesgo de sufrir injusticias mayores. Por otro lado, una
vez identificados los culpables del endeudamiento ilegítimo (gobiernos, directores
de bancos, funcionarios de instituciones públicas o privadas), la justicia exige que
reparen con dinero de su patrimonio personal el perjuicio causado a naciones
deudoras o a acreedores inocentes (ej. adquirentes de bonos). Por desgracia, como
dijimos, es poco común que se haga pagar a los auténticamente responsables de
los manejos corruptos de dinero, quienes con el dinero acumulado generalmente
logran comprar impunidad.
El liberalismo capitalista postula para la economía internacional el librecambio
y la división internacional del trabajo. En virtud del primero, el comercio debería
ser libre a nivel internacional, sin barreras aduaneras, control de exportaciones o
exportaciones, ingerencia en el valor de las monedas extranjeras y en el tipo de cam-
bio. En virtud del segundo, los estados deberían especializarse en producir algunos
bienes o servicios, e intercambiarlos con los de los otros estados. Evidentemente,
no toma en cuenta el riesgo de que tal situación signifique un aprovechamiento
por parte de los más poderosos. Si no se asegura la vigencia del principio de
reciprocidad en los intercambios, entonces estos últimos se aprovecharán incesan-
temente de los más débiles. Así, ha sido común se reserve a los países pobres el
rol de meros proveedores de materias primas, que compra el mundo desarrollado
a precios reducidos para luego venderles productos a valores muy superiores.
Por algo las multinacionales tienen sus fábricas en Centroamérica y Asia, donde
pueden pagar sumas irrisorias por la producción de bienes que venderán a mil
veces su costo en occidente. Por otro lado, la propuesta suele debilitar muchísimo
las economías nacionales, pues su consumo y su producción queda a merced de
factores que difícilmente pueda controlar, y sufrirá de manera directa e intensa las
repercusiones de la situación financiera internacional. Tampoco advierte que hay
intereses políticos, relacionados con la legítima soberanía e independencia de los
estados, que exigen cierto control sobre la economía e impiden una división del
trabajo que implique una permanente dependencia de otros estados para satisfacer
sus necesidades fundamentales.
En el colectivismo marxista, al contrario, la economía internacional es siempre
vista como un instrumento de opresión imperialista. Reputa como imposible una
auténtica cooperación y solidaridad internacional; y por eso pretende destruir el
libre comercio entre países. Así como la economía interna, durante la dictadura
del proletariado, sería planificada y dirigida por el estado; también lo sería la
relación comercial con otros estados, orientada por la estrategia de expandir la
revolución comunista a otros países. No en vano la Unión soviética colaboró
económicamente con estados más pequeños cuando en éstos se implantaron
dictaduras socialistas.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 357
personal sino nacional: ningún país puede pretender reservar sus riquezas para
sus nacionales impidiendo que población de zonas menos favorecidas puedan
participar también, de manera ordenada y razonable, de ellas. Excluir inmigrantes
solo por reservar la prosperidad para la población interna constituye una grave
injusticia. Si es legítimo establecer alguna forma de planificación u organización de
la inmigración (asignando zonas, estableciendo plazos, controlando antecedentes)
para atenuar sus efectos negativos hacia el mismo inmigrante o la población a la
que se incorpora.
Capítulo aparte merece el problema de la llamada “fuga de cerebros”. En par-
ticular, es necesario contribuir a la toma de conciencia sobre la responsabilidad de
los profesionales para con su patria, especialmente cuando han recibido educación
pública gratuita. Se da a veces el contrasentido de países que invierten elevadas
sumas de dinero para dar educación universitaria a nacionales que luego emigran,
no por padecer desempleo sino concentrados exclusivamente en obtener una
mayor ganancia, privando a su propia población de aprovechar la preparación
profesional que contribuyó a solventar.
Si nos referimos a la palabra de la Iglesia sobre estas cuestiones, encontraremos
que en las últimas décadas han sido permanentes sus referencias al problema de
la deuda internacional y el llamamiento de los Papas a los países acreedores para
que aligeren la situación financiera de los países pobres a través de condonaciones
y renuncias que puedan invertir sus presupuestos en desarrollo y no transferir los
fondos para que los disfrute el mundo desarrollado. Juan Pablo II acostumbraba
hacer referencia al problema de la deuda externa en la mayoría de sus mensajes
para la Jornada mundial de la Paz, del 1 de enero de cada año266. En su carta
apostólica Tertio millennio adveniente, escrita para la preparación del jubileo del
año 2000, postuló la necesidad de “una notable reducción, si no en una total
condonación, de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas
naciones” (n. 51). Hubo condonaciones, pero ninguna de suficiente importancia
como para constituir una solución al problema.
La gravedad de la cuestión exigió un documento especial de la Iglesia sobre
la temática de la deuda internacional. Así lo hizo la Pontificia Comisión Justicia y
Paz, con el documento titulado ““Al servicio de la comunidad humana. Una consi-
deración ética de la deuda internacional” (27 de diciembre de 1986). En él alude
a principio éticos como la necesidad de crear nuevas solidaridades, de reconocer
la corresponsabilidad -de acreedores y deudores- en el problema de la deuda,
de establecer relaciones de confianza, saber compartir esfuerzos y sacrificios,
suscitar participación de todos, articular medidas de urgencia y otras de largo
plazo para evitar el retorno a situaciones de crisis. En particular, pasa revista a los
diversos responsables de la injusticia a que la deuda internacional ha dado lugar:
266
Cfr., por ejemplo, mensajes del 1 de enero de 1998 (en el que utiliza su conocida expresión “el
desafío consiste en asegurar una globalización en la solidaridad, una globalización sin dejar a nadie al
margen”), del 1 de enero del 2005.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 359
SÍNTESIS
TEXTOS DE APOYO
A lo largo de la explicación de los temas se ha que todos se conviertan, al menos en cierta medida,
hecho referencia a documentos del Magisterio espe- en propietarios, y excluye el recurso a formas de «
cialmente importantes para cada uno de ellos, y a posesión indivisa para todos ». La tradición cristia-
los que puede recurrir para profundizar la cuestión. na nunca ha aceptado el derecho a la propiedad
Traemos aquí algunos extractos del Catecismo de privada como absoluto e intocable: « Al contrario,
la Iglesia y el Compendio de Doctrina Social de la siempre lo ha entendido en el contexto más amplio
Iglesia, que sintetizan las tesis de muchos de ellos. del derecho común de todos a usar los bienes de la
creación entera: el derecho a la propiedad privada
“El desarrollo de las actividades económicas y el como subordinada al derecho al uso común, al
crecimiento de la producción están destinados a destino universal de los bienes ». El principio del
remediar las necesidades de los seres humanos. La destino universal de los bienes afirma, tanto el ple-
vida económica no tiende solamente a multiplicar no y perenne señorío de Dios sobre toda realidad,
los bienes producidos y a aumentar el lucro o el como la exigencia de que los bienes de la creación
poder; está ante todo ordenada al servicio de las permanezcan finalizados y destinados al desarrollo
personas, del hombre entero y de toda la comunidad de todo el hombre y de la humanidad entera. Este
humana. La actividad económica dirigida según principio no se opone al derecho de propiedad,
sus propios métodos, debe moverse dentro de los sino que indica la necesidad de reglamentarlo. La
límites del orden moral, según la justicia social, a fin propiedad privada, en efecto, cualquiera que sean las
de responder al plan de Dios sobre el hombre (cf formas concretas de los regímenes y de las normas
Gaudium et Spes 64)”267. jurídicas a ella relativas, es, en su esencia, sólo un
instrumento para el respeto del principio del desti-
“Mediante el trabajo, el hombre, usando su inteli- no universal de los bienes, y por tanto, en último
gencia, logra dominar la tierra y hacerla su digna análisis, un medio y no un fin.”268
morada: « De este modo se apropia una parte de
la tierra, la que se ha conquistado con su trabajo: “La subjetividad confiere al trabajo su peculiar dig-
he ahí el origen de la propiedad individual ». La nidad, que impide considerarlo como una simple
propiedad privada y las otras formas de dominio mercancía o un elemento impersonal de la organi-
privado de los bienes « aseguran a cada cual una zación productiva. El trabajo, independientemente
zona absolutamente necesaria para la autonomía de su mayor o menor valor objetivo, es expresión
personal y familiar y deben ser considerados como esencial de la persona, es « actus personae ». Cual-
ampliación de la libertad humana (...) al estimular el quier forma de materialismo y de economicismo que
ejercicio de la tarea y de la responsabilidad, constitu- intentase reducir el trabajador a un mero instrumen-
yen una de las condiciones de las libertades civiles». to de producción, a simple fuerza-trabajo, a valor
La propiedad privada es un elemento esencial de exclusivamente material, acabaría por desnaturalizar
una política económica auténticamente social y irremediablemente la esencia del trabajo, privándolo
democrática y es garantía de un recto orden social. de su finalidad más noble y profundamente humana.
La doctrina social postula que la propiedad de los La persona es la medida de la dignidad del trabajo:
bienes sea accesible a todos por igual, de manera « En efecto, no hay duda de que el trabajo humano
267
Catecismo de la Iglesia Católica nro. 2426.
268
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 176 y ss.
364 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
tiene un valor ético, el cual está vinculado completa Lv 19,13; Dt 24,14-15; St 5,4). Para determinar la
y directamente al hecho de que quien lo lleva a cabo remuneración justa se han de tener en cuenta a la
es una persona ». La dimensión subjetiva del trabajo vez las necesidades y las contribuciones de cada
debe tener preeminencia sobre la objetiva, porque es uno. “El trabajo debe ser remunerado de tal modo
la del hombre mismo que realiza el trabajo, aquella que se den al hombre posibilidades de que él y los
que determina su calidad y su más alto valor. Si falta suyos vivan dignamente su vida material, social,
esta conciencia o no se quiere reconocer esta ver- cultural y espiritual, teniendo en cuenta la tarea y la
dad, el trabajo pierde su significado más verdadero productividad de cada uno, así como las condiciones
y profundo: en este caso, por desgracia frecuente y de la empresa y el bien común” (Gaudium et Spes
difundido, la actividad laboral y las mismas técni- 67,2). El acuerdo de las partes no basta para justificar
cas utilizadas se consideran más importantes que moralmente el importe del salario.”270
el hombre mismo y, de aliadas, se convierten en
enemigas de su dignidad”269. “La relación entre trabajo y capital se realiza tam-
bién mediante la participación de los trabajadores
“La actividad económica, en particular la economía en la propiedad, en su gestión y en sus frutos. Esta
de mercado, no puede desenvolverse en medio de es una exigencia frecuentemente olvidada, que es
un vacío institucional, jurídico y político. Por el con- necesario, por tanto, valorar mejor: debe procurarse
trario supone una seguridad que garantiza la libertad que « toda persona, basándose en su propio trabajo,
individual y la propiedad, además de un sistema tenga pleno título a considerarse, al mismo tiempo,
monetario estable y servicios públicos eficientes. La “copropietario” de esa especie de gran taller de tra-
primera incumbencia del Estado es, pues, la de ga- bajo en el que se compromete con todos. Un camino
rantizar esa seguridad, de manera que quien trabaja para conseguir esa meta podría ser la de asociar,
y produce pueda gozar de los frutos de su trabajo y, en cuanto sea posible, el trabajo a la propiedad
por tanto, se sienta estimulado a realizarlo eficiente del capital y dar vida a una rica gama de cuerpos
y honestamente...Otra incumbencia del Estado es la intermedios con finalidades económicas, sociales,
de vigilar y encauzar el ejercicio de los derechos hu- culturales: cuerpos que gocen de una autonomía
manos en el sector económico; pero en este campo efectiva respecto a los poderes públicos, que persi-
la primera responsabilidad no es del Estado, sino de gan sus objetivos específicos manteniendo relaciones
cada persona y de los diversos grupos y asociaciones de colaboración leal y mutua, con subordinación
en que se articula la sociedad” (Centesimus Annus a las exigencias del bien común, y que ofrezcan
48). Los responsables de las empresas ostentan forma y naturaleza de comunidades vivas, es decir,
ante la sociedad la responsabilidad económica y que los miembros respectivos sean considerados y
ecológica de sus operaciones (Centesimus Annus tratados como personas y sean estimulados a tomar
37). Están obligados a considerar el bien de las parte activa en la vida de dichas comunidades ». La
personas y no solamente el aumento de las ganan- nueva organización del trabajo, en la que el saber
cias. Sin embargo, estas son necesarias; permiten cuenta más que la sola propiedad de los medios
realizar las inversiones que aseguran el porvenir de de producción, confirma de forma concreta que el
las empresas, y garantizan los puestos de trabajo. El trabajo, por su carácter subjetivo, es título de parti-
salario justo es el fruto legítimo del trabajo. Negarlo cipación: es indispensable aceptar firmemente esta
o retenerlo puede constituir una grave injusticia (cf realidad para valorar la justa posición del trabajo en
269
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 271 y ss.
270
Catecismo de la Iglesia Católica, Nro. 2431 y ss.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 365
el proceso productivo y para encontrar modalidades entre las naciones un verdadero “abismo” (Sollicitu-
de participación conformes a la subjetividad del do Rei Socialis, 14). Por un lado están los que poseen
trabajo en la peculiaridad de las diversas situaciones y desarrollan los medios de crecimiento, y por otro,
concretas.”271 los que acumulan deudas. Diversas causas, de na-
turaleza religiosa, política, económica y financiera,
“La doctrina social « no considera de ninguna ma- confieren hoy a la cuestión social “una dimensión
nera que los sindicatos constituyan únicamente el mundial” (Sollicitudo Rei Socialis, 9). La solidaridad
reflejo de la estructura “de clase”, de la sociedad es necesaria entre las naciones cuyas políticas son
ni que sean el exponente de la lucha de clases ya interdependientes. Es todavía más indispensable
que gobierna inevitablemente la vida social ». Los cuando se trata de acabar con los “mecanismos
sindicatos son propiamente los promotores de la perversos” que obstaculizan el desarrolla de los
lucha por la justicia social, por los derechos de los países menos avanzados (cf Sollicitudo Rei Socialis,
hombres del trabajo, en sus profesiones específicas: 17; 45). Es preciso sustituir los sistemas financieros
« Esta “lucha” debe ser vista como una acción de abusivos, si no usureros (cf Centesimus Annus 35),
defensa normal “en favor” del justo bien; [...] no es las relaciones comerciales inicuas entre las nacio-
una lucha “contra” los demás ». El sindicato, siendo nes, la carrera de armamentos, por un esfuerzo
ante todo un medio para la solidaridad y la justicia, común para movilizar los recursos hacia objetivos
no puede abusar de los instrumentos de lucha; en de desarrollo moral, cultural y económico “fijando
razón de su vocación, debe vencer las tentaciones de nuevo las prioridades y las escalas de valores”
del corporativismo, saberse autorregular y ponde- (Centesimus Annus 28). Las naciones ricas tienen
rar las consecuencias de sus opciones en relación una responsabilidad moral grave respecto a las que
al bien común. Al sindicato, además de la función no pueden por sí mismas asegurar los medios de su
de defensa y de reivindicación, le competen las de desarrollo, o han sido impedidas de realizarlo por
representación, dirigida a « la recta ordenación de la trágicos acontecimientos históricos. Es un deber de
vida económica », y de educación de la conciencia solidaridad y de caridad; es también una obligación
social de los trabajadores, de manera que se sientan de justicia si el bienestar de las naciones ricas proce-
parte activa, según las capacidades y aptitudes de de de recursos que no han sido pagados justamente.
cada uno, en toda la obra del desarrollo económico La ayuda directa constituye una respuesta apropiada
y social, y en la construcción del bien común univer- a necesidades inmediatas, extraordinarias, causadas
sal. El sindicato y las demás formas de asociación por ejemplo por catástrofes naturales, epidemias,
de los trabajadores deben asumir una función de etc. Pero no basta para reparar los graves daños
colaboración con el resto de los sujetos sociales e que resultan de situaciones de indigencia ni para
interesarse en la gestión de la cosa pública. Las orga- remediar de forma duradera las necesidades. Es pre-
nizaciones sindicales tienen el deber de influir en el ciso también reformar las instituciones económicas
poder público, en orden a sensibilizarlo debidamente y financieras internacionales para que promuevan
sobre los problemas laborales y a comprometerlo mejor relaciones equitativas con los países menos
a favorecer la realización de los derechos de los desarrollados (cf Sollicitudo Rei Socialis, 16). Es
trabajadores”272. preciso sostener el esfuerzo de los países pobres
“En el plano internacional la desigualdad de los que trabajan por su crecimiento y su liberación
recursos y de los medios económicos es tal que crea (cf Centesimus Annus 26). Esta doctrina exige ser
271
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 281 y ss.
272
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 306 y ss.
366 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
aplicada de manera muy particular en el ámbito del vida de muchas personas »... El derecho al desarrollo
trabajo agrícola. Los campesinos, sobre todo en el debe tenerse en cuenta en las cuestiones vincula-
Tercer Mundo, forman la masa preponderante de das a la crisis deudora de muchos países pobres.
los pobres.”273 Esta crisis tiene en su origen causas complejas de
naturaleza diversa, tanto de carácter internacional
“Si en la actividad económica y financiera la búsque- —fluctuación de los cambios, especulación financie-
da de un justo beneficio es aceptable, el recurso a la ra, neocolonialismo económico— como internas a
usura está moralmente condenado: « Los traficantes los países endeudados —corrupción, mala gestión
cuyas prácticas usurarias y mercantiles provocan el del dinero público, utilización distorsionada de los
hambre y la muerte de sus hermanos los hombres, préstamos recibidos—. Los mayores sufrimientos,
cometen indirectamente un homicidio. Este les es atribuibles a cuestiones estructurales pero también
imputable ». Esta condena se extiende también a a comportamientos personales, recaen sobre la po-
las relaciones económicas internacionales, especial- blación de los países endeudados y pobres, que no
mente en lo que se refiere a la situación de los países tiene culpa alguna. La comunidad internacional no
menos desarrollados, a los que no se pueden aplicar puede desentenderse de semejante situación: incluso
« sistemas financieros abusivos, si no usurarios ». El reafirmando el principio de que la deuda adquirida
Magisterio reciente ha usado palabras fuertes y claras debe ser saldada, es necesario encontrar los caminos
a propósito de esta práctica todavía dramáticamente para no comprometer el « derecho fundamental de
difundida: « La usura, delito que también en nuestros los pueblos a la subsistencia y al progreso ».”274
días es una infame realidad, capaz de estrangular la
273
Catecismo de la Iglesia Católica, nro. 2437 y ss.
274
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 341 y 450.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 367
Actividad 10. El texto postula que la seguridad social termina haciendo a las
personas irresponsables, pues saben que están cubiertas. Es una clara muestra del
liberalismo capitalista que reniega de la solidaridad y hace descansar la situación
368 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 12. El texto plantea que la justicia social lleva de suyo a una economía
dirigida, contraria a la libertad y responsabilidad en economía; y como tal responde
al liberalismo capitalista. Es cuestionable pues la justicia social no implica que la
planificación y dirección de toda la economía sea realizada por la autoridad, sino
solo el control y la coordinación para asegurar un mínimo acceso de todos a los
bienes fundamentales y una reciprocidad que impida crecimiento desmedido de
algún sector en perjuicio de otros.
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
10. En las relaciones entre los países, el principio de reciprocidad en los cam-
bios:
a) No tiene vigencia, porque son estados independientes.
b) Exige evitar el enriquecimiento de un país a costa de otro.
c) Exige pagar por los productos el precio que surge del mercado internacional.
d) Exige el proteccionismo industrial.
Consideraciones generales:
El objeto del mismo es que pueda utilizar los elementos estudiados para analizar
críticamente y comprender mejor posibles proyectos de intervención social.
Tenga en cuenta que se esperan respuestas breves y concretas. Por ello, sus res-
puestas deben condensarse en un documento que abarque entre 800 (mínimo)
y 1400 (máximo) palabras.
Se evaluará especialmente:
3) La capacidad de síntesis.
¿Cómo enseñar Doctrina Social cristiana? De eso tratan estas breves líneas.
Vamos a comenzar nuestra reflexión de un modo muy particular, planteando cómo no debe enseñarse la
doctrina social. O lo que es lo mismo, describiendo errores comunes en la cuestión.
Haciendo lo contrario de lo que hemos cuestionado, podemos identificar las características que debería
asumir la enseñanza de estos temas:
1) Esfuerzo por comprender la razonabilidad de los planteos y su adecuación como explicación más
ajustada, profunda y completa del hombre y la vida social.
2) Reconocimiento del carácter laico de la labor social, política y económica, que supone una adecuada
relación con la jerarquía clerical pero no una servil subordinación.
3) Permanente referencia a la actividad social, política y económica, sus necesidades, proyectos y
realizaciones.
4) Utilización de lenguaje actual y persuasivo, con permanente ilustración de ejemplos de la realidad
actual. Siendo una doctrina razonable, encontraremos en pensadores cristianos o no, pasados y
presentes, y en proyectos sociales actuales y presentes, muchos de sus elementos.
5) Insistencia en fijar los principios fundamentales y contrastarlos con los postulados de las ideolo-
gías.
Para ello las estrategias y recursos didácticos son muchísimos. En particular, resultará útil:
• El análisis de obras y textos de pensadores económicos, sociales y políticos, sea de posición social
cristiana para extraer su enseñanza fundamental en forma de síntesis, sea de planteos divergentes
para contrastarlos adecuadamente con aquélla.
• La elaboración de cuadros comparativos sobre posiciones existentes en torno a alguna cuestión, y
su contraste con la enseñanza social cristiana.
• La profundización en el estudio de proyectos sociales, políticos o económicos que han intentado
inspirarse en la doctrina social cristiana (por ejemplo, realizaciones en el campo político, social,
económico y cultural de la cristiandad medieval, o planteos, proyectados y/o realizados, de gober-
nantes o legisladores católicos que han procurado, en su función, ser fieles a la enseñanza social
cristiana al desempeñar sus cargos).
• El conocimiento sobre hechos de la realidad actual, extraídos del conocimiento popular o de los
medios de comunicación, y su juicio a la luz de la doctrina social cristiana.
• El diseño de proyectos concretos para solucionar alguna necesidad social de los mismos alumnos,
o de su comunidad local o nacional, y el posterior debate sobre ellos valorándolos a la luz de la
doctrina social.
• La elaboración de plataformas políticas, sociales o económicas, condensando los postulados de la
doctrina social.
Si luego del proceso enseñanza aprendizaje el alumno no está en condiciones de realizar de manera mí-
nimamente satisfactoria tales cosas, habríamos perdido el tiempo enseñando doctrina social.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 375
CLAVES DE RESPUESTA
Encontrará aquí la respuesta esperada para cada una de las actividades de au-
toevaluación.
Unidad 2: 1) c 2) c 3) b 4) d 5) c 6) b 7) c 8) c 9) a
Unidad 3: 1) c 2) b 3) b 4) a 5) c 6) c 7) c 8) b 9) a 10) a
Unidad 5: 1) d 2) b 3) b 4) a 5) c 6) c 7) d 8) c 9) d 10) c
La metodología del examen combinará consignas similares a las que Ud. ha re-
corrido en este texto como actividades, sea las de aprendizaje que encontró a lo
largo del estudio de cada unidad, sea las actividades de autoevaluación al final
de las mismas, o los dos trabajos prácticos.
ÍNDICE GENERAL