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Departamento de Fiosofía

Cátedra: Filosofía del Lenguaje

Primer Examen Parcial

Docente a cargo: Héctor Bentolila

Carrera (del alumno): Profesorado/ Licenciatura en Letras

Alumno: Sánchez, Rodrigo Antonio D.N.I.:


38.876.053

Fecha de entrega: Lunes 03 de Octubre de 2016.


1. Partiendo de la afirmación de Rorty, en la cuál expone la situación histórica que
atraviesa a la filosofía, se puede decir que, lo que caracteriza al llamado giro
lingüísticoes su naturaleza revolucionaria y renovadora de los planteamientos
precedentes en la filosofía en general. Esto es, la capacidad, no de buscar una
“solución” a las problemáticas filosóficas, sino identificar una disolución de las
mismas.

2. La relación que se puede hallar entre la filosofía del lenguaje y las ciencias del
lenguaje parte de una comparación necesaria: se entiende por filosofía del lenguaje
a la rama de la filosofía que se conoce como una actividad lógico descriptiva del
lenguaje, o sea, que es una práctica a nivel social del funcionamiento del lenguaje;
por otra parte, la lingüística es una ciencia del lenguaje que estudia la naturaleza,
metodología,y empleo en el ámbito formal del lenguaje; por último, la semiótica o
ciencia de los signos, estudia los signos en general y su forma de ser
representados en la realidad cotidiana del hombre.
La relación directa que se halla entre las tres disciplinas es, primeramente, la
manera de servirse la filosofía del lenguaje de las nociones de la lingüística para el
empleo analítico de la actividad y el estudio del lenguaje como práctica; con
respecto a la semiótica, como ciencia autónoma, la filosofía del lenguaje utiliza a la
ciencia de los signos como “medio” para dirigir mejor su actividad analítica dentro
de la esfera del uso social del lenguaje.

3. La distinción entre concepto y objeto a que hace alusión G. Frege primeramente,


refiere al hecho de que, si bien ambos términos pertenecen a expresiones
lingüísticas que pueden ser reconocidas como nombres o expresiones functoriales,
el concepto desgina una función, la cuál no puede ser saturada (por ejemplo,
“Griot” -entra, sin saturar, en concepto de que- es “la cultura africana de mayor
influencia en la música occidental del siglo XX”); por otra parte, el objeto es una
expresión ya saturada, con posibles múltiples referencias, pero que se designan al
mismo origen (por ejemplo, “Sol” “estrella de tipo G, situada en el centro de la
galaxia”).
4. “Juan cree que el lucero de la mañana es el lucero del alba”
Donde, uso, equivale a la referencia habitual del “lucero de la mañana”; sin
embargo, mención es la referencia indirecta, la cual sería “es el lucero del alba”.

5. Esta afirmación determina que, dentro de la traducción del lenguaje natural al


formal, se eliminarían todas las frases denotativas, falsables, que introduzcan datos
no concretos. Al finalizar la traducción solamente las frases o proposiciones con
valores de verdad o real restarían. Ejemplo: “Hiphop es una cultura”: (x) (Hx.Cx)

6. Se puede decir que, la relación más evidente que existe es la de semejanza o


complementariedad entre los nombres propios y el conocimiento directo, ya que
en ambos casos, la definición que se presenta tiene un sentido y denotación fijos
y estos no pueden ser cambiados; por ejemplo: el significado que se toma de vida,
ya que no importa el contexto de habla que utilice, el término ya fue determinado.
Por otra parte están los conocimientos indirectos -o por descripción-, los cuales
no poseen una forma definida de referencia, sino que puede variar; por ejemplo: el
uso amplio e indefinido completamente de la palabra literatura, que varía en
sentido y significado dependiendo de la disciplina que use la palabra.

7. Esta afirmación de Russell puede hacer referencia a -usando los términos


Fregeanos- la manera en que las experiencias modifican la noción de existencia.
Léase, las funciones proposicionales, al igual que los conceptos, están sujetos a
modificaciones por distintos factores que pueden alterar lo que los determina, su
definición. De ser objetos, no importa lo que suceda, no habrá variabilidad alguna
en la definición que dicha existencia como objeto tenga. Entonces, se puede decir
que, parafraseando a Heráclito, “no se puede bañar dos veces en el mismo río, ya
que no serán las mismas aguas las que mojen tus pies”; la función proposicional
varía y, con esta, las experiencias que modifican a la proposición que integra la
existencia.

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