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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

PODER JUDICIAL
JUZGADO SEGUNDO DE PRIMERA INSTANCIA AGRARIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO ANZOÁTEGUI.
EL TIGRE
El Tigre, veintiocho (28) de junio de 2019

209° y 160°

EXPEDIENTE: A-2019-000003

Visto que el presente asunto fue verificado en tiempo oportuno, el acto de contestación a la
demanda, y siendo la oportunidad para que sea fijada la Audiencia Preliminar en la presente causa, este
Tribunal antes de proceder a la fijación de la misma, pasa a hacer las siguientes consideraciones y
reflexiones respecto al escrito presentado por ante este Tribunal en fecha veintiséis (26) de junio del año
2019, por el Abogado Luis Enrique Solórzano, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 36.466, y quien
actúa con el carácter de apoderado judicial de los ciudadanos Abelardo Juan González y David Antonio
González, titulares de las cedulas de identidad Nos. V-22.856.628 y V-8.485.812, respectivamente, partes
codemandadas en la presente causa, en el cual, entre otras cosas, el señalado profesional del Derecho,
expresa lo siguiente:

“…Dada la actuación de la Defensoría Agraria en la presente causa, pido la nulidad de las actuaciones
judiciales contenidas en el presente expediente en virtud de la violación de la citación como formalidad esencial de
validez del juicio que vulnera a mis defendidos el derecho a la defensa y al debido proceso. En efecto, la indebida
forma en que mis mandantes son impuestos por el Tribunal de la demanda incoada en su contra vulnera tanto el
derecho a la defensa como al debido proceso, pues es indudable que se les han violentado las formalidades
establecidas en los artículos 200 al 204 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario al no haberle sido suministrada la
compulsa y contar con el tiempo necesario para ejercer su defensa en juicio. Me pregunto ¿en el presente juicio a
partir de que momento se computa el lapso de emplazamiento para que el Defensor Publico, proveído a los
demandados conteste la demanda? ¿es necesario su emplazamiento?. Si nos atenemos al debido proceso, no puede
correr el lapso de emplazamiento sino después de que el Defensor Publico, ha sido proveído e impuesto de las actas,
lo contrario seria un atentado al derecho a la defensa en juicio(…) Es indudable que el legislador expresamente
dispone una situación especifica al expresar que cuando el demandante o actor presente la demanda sin estar
asistido de abogado, poniendo en movimiento el mecanismo de la justicia, inmediatamente se notifica a los
funcionarios competentes, mas no así con el demandado, por lo que el tribunal “subierte el orden procesal”
previamente establecido, vulnerando con ello el debido proceso y por ende el orden publico constitucional, al no dar
estricto cumplimiento a las formas legales necesarias y esenciales para que el demandado hubiere sido puesto a
derecho debidamente, supliendo las obligaciones legales del demandante y usurpando las funciones del alguacil. Al
respecto la parte demandante solicita la citación expresa de los demandados en dos lugares específicos y no existe
constancia en el expediente de que se haya cumplido con las formalidades esenciales tendientes a lograr la citación
personal y la entrega a los demandados de la correspondiente compulsa, que repito, son necesarias para ejercer su
defensa, lo que vicia el procedimiento de nulidad y así solicito sea declarado, reponiendo la causa al estado de
emplazamiento para la contestación…”

Con relación a lo señalado por la representación judicial de la parte demandada, en cuanto a que
supuestamente se habría incurrido en la violación de las formalidades de citación, ya que según lo
argüido por el señalado Abogado, sus mandantes fueron impuestos por el Tribunal de la demanda incoada
en su contra de manera indebida, lo que le habría producido a sus defendidos vulneración tanto en el
derecho a la defensa como al debido proceso, denunciando el quebrantamiento de formalidades esenciales
de validez del juicio, al no haberle sido suministrada la compulsa y contar con el tiempo necesario para
ejercer su defensa en juicio, se permite este Juzgador a los efectos de desentrañar la enrevesada confusión
manifiesta en este escrito por la representación judicial de la parte demandada, primeramente aclarar que
en la presente causa, se han observado, mantenido y desarrollado todas y cada una de las formalidades
esenciales, en los actos y actuaciones que se han verificado y cumplido en el aspecto procesal y legal, y
enfocándonos de manera particular, en el tema de la citación indebida aducida por el antes identificado
Abogado, este Jurisdicente debe recalcar, que las circunstancias que señala el referido representante
judicial de la parte demandada, en cuanto a que no le fue suministrada a sus defendidos la compulsa y así
contar con el tiempo necesario para ejercer su defensa en juicio, como motivación a la declaratoria de la
nulidad de las actuaciones desarrolladas, no pueden ser asumidas en el caso particular como situación
epicentrica que pudiera dar razón y motivo a la invalidación de las actuaciones procesales desarrolladas
en la presente causa, toda vez que este Tribunal en el marco de la presente causa, y dentro de las
facultades competenciales y atribuciones que la Ley de Tierra y desarrollo Agrario le atribuye, hubo
acordado la tramitación y sustanciación de medidas cautelares solicitadas de manera incidental por
quienes demandan en el presente juicio, y a tal efecto ordeno la apertura del correspondiente Cuaderno
Separado de medidas, desplegando una actuación oficiosa dentro en el marco de las medidas cautelares
solicitadas, como lo fuera la Inspección Judicial llevada a cabo en fecha seis (06) de junio del año 2019,
sobre el predio denominado “Colectivo San Rafael, ubicado en el sector La Playita, parroquia San Diego
de Cabrutica, Municipio José Gregorio Monagas del Estado Anzoátegui, con una extensión de terreno de
aproximadamente 11 Has con 60 M2, cuyos linderos son: NORTE: Fundo La Ceibita, SUR: Fundo
Laguna Verde y Fundo La Florida; ESTE: hato Taparito; y OESTE: Via Zuata-Pariaguan, resultando que
en el desarrollo de esta actuación judicial, se encontraban presentes los codemandados David Antonio
González titular de la cedula de identidad Nº V-8.485.812, y Abelardo Juan González Villasana, titular de
la cedula de identidad Nº V-22.856.628, quienes manifestaron al Tribunal, eran las personas que
ocupaban las instalaciones y cultivos que pudieron ser observadas en un áreas definida de terreno de
aproximadamente dos hectáreas (2has) ubicada en los limites del lindero oeste del terreno objeto de
Inspección Judicial, que da a la vía principal carretera nacional Pariaguan Zuata, desde el primero de
octubre del año 2018, cuando les fue otorgado por el INTI, Titulo de Adjudicación Socialista Agrario y
Carta de Registro Agrario, a favor de Abelardo Juan González Villasana, antes identificado, sobre un lote
de terreno denominado “Toro Pintao” ubicado en el sector La Playita, parroquia San Diego de Cabrutica,
Municipio José Gregorio Monagas del Estado Anzoátegui, sobre una superficie de terreno de 59 Has con
8175 M2. En esa oportunidad, este Tribunal, les impone a los antes identificados ciudadanos, de los
motivos de la actuación llevada a acabo en ese sitio, señalándoles expresamente se correspondía “a una
Inspección Judicial que emerge con ocasión de Medida Cautelar de Protección Agroalimentaria
solicitada incidentalmente en el marco de la demanda planteada por los ciudadanos José María
Parababi, María Victoria Díaz, José Vicente Parababi y otros (…) y referida a Acción Posesoria y
Derivadas por Perturbación y Daños a La Posesión Agraria, incoada en contra de los ciudadanos
Abelardo Juan González Villasana y David González (…) y que es llevada por este Tribunal Segundo de
Primera Instancia Agraria de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, El Tigre, en expediente
signado la pieza principal con la nomenclatura interna: A-2019-000003. (…)”. El anterior extracto que
acabamos de reproducir, se puede constatar de todo el contenido de esta Inspección judicial, resaltando a
estos fines, los referidos a lo explayado al folio diez líneas 34, 35, 36 y 37 y su vuelto líneas 1, 2, 3, 4, 5,
6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, contenido en el Cuaderno separado de Medidas. Sin lugar a dudas, el
Juez quien actuó en ejecución de la antes dicha Inspección Judicial, no realizó bajo ninguna forma,
actuaciones propias que tuvieran como norte principal y especifico, concretar de manera expresa y
particular citación alguna de ninguna de las partes demandadas, ya que este acto de citación tiene su
característica, su forma, su estructura y mecanismo procesal, establecido en la Ley, y que en principio
debe verificarse de forma personal y al mismo tiempo ser efectuada bajo las condiciones establecidas por
la Ley por el funcionario a quien corresponde, vale decir el Alguacil del Tribunal, sin embargo, por
tratarse el acto de Inspección Judicial muchas veces comentado, de una actuación especifica incidental
ordenada de manera oficiosa por el Tribunal, que emergía en razón del conjunto de medidas cautelares y
de protección agroalimentaria solicitadas por la parte demandante en el marco del juicio que es llevado
por este Tribunal, y que tiene por motivo, como ya se dijo anteriormente, una Acción Posesoria por
Perturbación y derivadas de Perturbación o Daños a la Posesión Agraria, en la cual fueron demandados
estos ciudadanos David Antonio González y Abelardo Juan González Villasana, antes identificados, el
Tribunal, quien actuó en ese acto, cumplió fiel y cabalmente con la obligación de imponer de manera
detallada y prolija a los antes identificados ciudadanos, tanto del motivo de la actuación que se estaba
realizando, así como el haberle impuesto de la causa que pesaba sobre ellos, tomando en consideración
que estos ciudadanos, se encontraban presentes al momento de llevarse a cabo esta actuación judicial, por
lo que este Tribunal, estaba en la obligación de indicarles como así lo hizo, de manera precisa, además, la
identificación de las personas quienes aparecían como demandantes, y al mismo tiempo, la indicación del
expediente correspondiente a la causa, todo esto en la preservación y garantía de el Derecho a la Defensa
y el Debido Proceso consagrados en el articulo 49 de nuestra Carta Magna. Por lo expuesto
anteriormente, este Tribunal no comparte lo dicho por la representación Judicial de la parte demandada,
en cuanto a que se hayan vulnerado tanto el derecho a la defensa como al debido proceso, ni violentado
las formalidades establecidas en los artículos 200 al 204 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, siendo
que por el contrario, este Tribunal fue garantista del derecho a la defensa de las partes, tomando en cuenta
que el acto que hubo llevado a cabo fue debidamente conocido por quienes estuvieron presentes al
momento de realizarse el mismo, a lo que se agrega que los codemandados se les informó de manera
detallada tanto la naturaleza del acto realizado, como de las razones que le dieron motivo.

Llama la atención a este Juzgador, la incógnita que plantea la representación judicial de la parte
demandante, en cuanto a la pregunta que se formula referente al momento a partir del cual se computaría
el lapso de emplazamiento para que el Defensor Publico, proveído a los demandados conteste la demanda
y a que si es necesario su emplazamiento pues a su decir, si nos atuviéramos al debido proceso, no podría
correr el lapso de emplazamiento sino después de que el Defensor Publico, ha sido proveído e impuesto
de las actas, lo contrario seria un atentado al derecho a la defensa en juicio.

De acuerdo a esta interrogante, luce confuso el escenario de perspectiva perceptiva que


demuestra el apoderado de la parte demandada, lo que además evidencia un ayuno en el conocimiento de
las actuaciones contenidas en las actas procesales, tomando en cuenta, que de haber hecho el profesional
del derecho arriba identificado, una pequeña pausa en la revisión palmaria de las actas y actuaciones que
conforman el presente expediente, esta deleznable duda, quedaría abatida por las situaciones concretas de
la relevancia misma que comportan tales actuaciones judiciales. Bastaría hacer aprehensión visual del
contenido del escrito presentado por ante esta Instancia Jurisdiccional, en fecha diecisiete (17) de junio de
2019, que cursa inserto al folio ochenta y nueve (89) del cuaderno principal que contiene la presente
causa, por la Abogada Grecia María Velásquez Vásquez, Defensora Publica Agraria DP2, actuando en
nombre y representación de los antes identificados codemandados, en la cual esta funcionaria publica se
da expresamente por notificada, del oficio de requerimiento hecho por este Tribunal de designación de
Defensor Publico en materia Agraria, en virtud de la solicitud que hicieran los codemandados ciudadanos
David Antonio González titular de la cedula de identidad Nº V-8.485.812, y Abelardo Juan González
Villasana, titular de la cedula de identidad Nº V-22.856.628, (cuya circunstancia trataremos con mayor
abundancia mas adelante), expresando esta funcionaria, el haber sido debidamente designada por la
Institución de la Defensa Publica, para el conocimiento de esta causa, según memorándum de esa
Instancia Defensoril, y al mismo tiempo, esta Defensora Publica, de manera explicita, utilizando el
perfecto castellano, manifiesta: “Acudo ante su competente autoridad a darme por notificada e
imponerme de los alegatos del demandante(…)” (negrilla y subrayado de este Tribunal).

De lo anterior, tenemos entonces, que aparece incorporada a la relación jurídica procesal, dentro
de la presente causa, la debida defensa y representación judicial de los antes identificados codemandados,
y siendo consecuente este Tribunal, con el mantenimiento, preservación y observancia de las formas
procesales, así como de la debida estructura y desarrollo del juicio, emitió auto expreso, que riela al folio
noventa (90) del cuaderno principal que contiene la presente causa, en el cual se establece de manera
textual lo que a continuación se trascribe. “Vista la diligencia presentada en esta misma fecha por la
Abogada Grecia María Velásquez Vásquez, en su carácter de Defensora Publica Segunda con
competencia en materia Agraria, actuando en nombre y representación de los ciudadanos David
González y Abelardo Juan González Villasana, (…) mediante la cual se da por notificada y se impone de
los alegatos de la parte demandante, este Tribunal deja constancia que a partir de la presente fecha,
comienza a transcurrir el lapso de cinco (05) días previsto en el articulo 200 de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, para que se de contestación a la demanda (…)” (negrilla y subrayado de este
Tribunal).

Estas actuaciones que acabamos de referir, nos indican dos condiciones que merecen la pena
resaltar, la primera de ellas, que refiere a que la parte demandada se encuentra provista de la debida
representación judicial para el ejercicio de la correspondiente y necesaria defensa en el presente juicio,
teniendo como agregado el hecho de haber quedado debidamente impuesta esta representación judicial,
de las actas y actos procesales realizados en el presente asunto, y la otra de ellas, que indica que la parte
demandada le fue preservado el lapso procesal establecido en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, para
que dieran contestación a la demanda, incluso haciendo hincapié del expreso señalamiento del momento
procesal en que comenzaba a transcurrir este lapso procesal para que tuviera lugar el acto de la respectiva
contestación de la demanda. Por lo que queda derrumbado entonces, el errático alegato que hiciera la
representación Judicial de la parte demandada, antes identificado, en cuanto a que el “tribunal “subierte
el orden procesal” previamente establecido, vulnerando con ello el debido proceso y por ende el orden
publico constitucional, al no dar estricto cumplimiento a las formas legales necesarias y esenciales para
que el demandado hubiere sido puesto a derecho debidamente”

Ahora bien, en cuanto al pedimento realizado por la representación judicial de la parte


demandada en cuanto a se declare que el procedimiento se encuentra viciado de nulidad y se reponga la
causa al estado de emplazamiento para la contestación, este Tribunal observa:
El artículo 49 de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, establece:
“El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas; en
consecuencia:
1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado de la
investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le
investiga; de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su
defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda persona
declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en esta Constitución
y en la ley.”

En cuanto al derecho a la defensa, la jurisprudencia ha establecido que el mismo debe entenderse


como la oportunidad para el encausado o presunto agraviado de que se oigan y analicen oportunamente
sus alegatos y pruebas. En consecuencia existe violación del derecho a la defensa cuando el interesado no
conoce el procedimiento que pueda afectarlo, se le impide su participación o el ejercicio de sus derechos,
o se le prohíbe realizar actividades probatorias (sala constitucional sentencia Nº 5 24/01/01)

Es decir, el derecho a la defensa sostiene la posibilidad de contradecir, en igualdad de


condiciones las pretensiones expresadas por la parte actora, bien sea en el acto de contestación de la
demanda o en el lapso de pruebas, permitiendo la igualdad entre las partes y el buen progreso del proceso,
el demandado tiene todo el derecho de conocer la causa de la demanda, así como también los
fundamentos probatorios que la sostienen , para que así tenga la oportunidad de contradecir dicha
demanda y presentar sus elementos probatorios para liberarse de ella. Este derecho debe persistir durante
todo el proceso, ya que de no ser así, se estaría violentando el debido proceso, comenzando este derecho,
desde el momento que se incoa la demanda en el órgano jurisdiccional, por lo cual debe el demandado ser
citado para que se presente a dar contestación a la pretensión del actor, impulsando así el proceso y
asegurando que ambas partes gocen de igualdad procesal.

En el presente caso, como ya se dejo establecido, la parte demandada se encuentra debidamente


representada y le fueron preservados, los derechos que le corresponden en el ejercicio de la defensa y el
debido proceso, habiendo contado con las oportunidades procesales que la Ley establece para el
desarrollo de todos y cada uno de los actos y actuaciones procesales, sin existir bajo ninguna
circunstancia, situaciones o hechos que hicieran nugatorios estos derechos.

Considera este Juzgador oportuno indicar que como ha quedado sentado en reiteradas ocasiones
por nuestro Máximo Tribunal, será inútil o injustificada la reposición, cuando el acto, supuestamente
írrito, alcance su fin; caso en el cual, la actuación del juez además de generar un desequilibrio en el
proceso, ocasiona a un retardo procesal que contraría los principios de economía y celeridad
procesal, perjuicios estos que en definitiva atentan contra el debido proceso.

Queda claro, en lo anteriormente trascrito, que siendo el juez el director del proceso, es su deber
mantener y proteger los derechos constitucionalmente establecidos en el artículo 49 de la Carta Política,
evitando extralimitaciones, desigualdades o el incumplimiento de formalidades esenciales que puedan
generar un estado de indefensión a las partes involucradas en el juicio, y tomando siempre en
consideración los principios que rigen en materia de reposición y nulidad, acorde con la economía y
celeridad procesal que debe reinar en los trámites procesales, en armonía con los cuales es
consagrado el requisito de la utilidad de la reposición.

Así, es imprescindible para que proceda la reposición, que además haya quedado
comprobado en el juicio que la infracción de la actividad procesal haya causado indefensión a las
partes o a una de ellas y que el acto no haya cumplido su finalidad.

Sobre esta materia, la Sala Constitucional mediante sentencia N.. 889, Exp. 07-1406 de fecha
30 de mayo de 2008, estableció expresamente lo siguiente:

...estima esta Sala Constitucional pertinente el recordatorio de que la supremacía y eficacia de las normas y
principios constitucionales de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como el deber de todos
los jueces o juezas de la República de ‘asegurar la integridad de la Constitución’ (ex artículos 334 y 335
constitucionales), obligan al juez, siempre, a la interpretación de las instituciones procesales al servicio de un proceso
cuya meta es la resolución del conflicto de fondo, de manera imparcial, idónea, transparente, independiente, expedita
y sin formalismos o reposiciones inútiles (ex artículo 26), para el logro de que la justicia no sea sacrificada por la
omisión de formalidades no esenciales, como lo ordena el artículo 257 del Texto Fundamental.
Por otra parte, en lo que respecta, específicamente a la nulidad y reposición de actos procesales, el artículo
206 del Código de Procedimiento Civil preceptúa:
‘Los jueces procurarán la estabilidad de los juicios, evitando o corrigiendo las faltas que puedan anular
cualquier acto procesal. Esta nulidad no se declarará sino en los casos determinados por la ley, o cuando haya dejado
de cumplirse en el acto alguna formalidad esencial a su validez.
En ningún caso se declarará la nulidad si el acto ha alcanzado el fin al cual estaba destinado.’
De allí que, en materia de reposición y nulidad de los actos procesales, el vigente Código de Procedimiento
Civil, acorde con los principios de economía y celeridad que deben caracterizar todo proceso, incorporó el requisito
de la utilidad de la reposición en el sistema de nulidades procesales; precepto que, aunque preconstitucional, se
adapta en un todo a los principios que recogieron los artículos 26 y 257 de la Constitución de 1999. (...Omissis...)
‘En un Estado social de derecho y de justicia (artículo 2 de la vigente Constitución), donde se garantiza una
justicia expedita, sin dilaciones indebidas y sin formalismos o reposiciones inútiles (artículo 26 Ejusdem), la
interpretación de las instituciones procesales debe ser amplia, tratando que si bien el proceso sea una garantía para
que las partes puedan ejercer su derecho de defensa, no por ello se convierta en una traba que impida lograr las
garantías que el artículo 26 constitucional instaura...” (Negrillas del Tribunal)
En virtud de los razonamientos antes expuestos, se concluye que es deber primordial del Juez al
momento de aplicar el derecho a un caso concreto, tomar en consideración las normas y los principios
constitucionales antes señalados, que son los mecanismos de los que éste puede valerse para defender la
integridad y validez de cada uno de los actos del proceso, además de poder anularlos en los casos
determinados por la ley, o cuando haya dejado de cumplirse en el acto alguna formalidad esencial a su
validez, siempre que el acto realizado haya generado indefensión o se haya verificado la transgresión de
los derechos y garantías de una o ambas partes en un juicio. En el caso que nos ocupa, se puede apreciar y
constatar tanto del desarrollo de las actuaciones procesales llevadas a cabo por este Tribunal, así como de
aquellos actos y actuaciones cumplidas y desarrolladas por cada una de las partes que conforman la
relación jurídica procesal y sustancial de la presente causa, que no existe bajo ninguna forma ni
condición, evidencia de que se haya ocasionado en la presente causa a la parte demandada, estado alguno
de INDEFENSION, ya que se cumplió con la debida provisión de la defensa, y quien se impuso de las
actuaciones procesales que contienen la presente causa y en el tiempo procesal establecido, procedió a dar
contestación a la demanda, actos estos cumplidos que determinan un ajustado, adecuado y debido iter
procesal, en la preservación de su forma y estructura, siendo así, la pretendida reposición de la causa al
estado de citación de la parte demandada, se hace infecunda e innecesaria, ya que esto presupondría, el
resquebrajamiento de las formas y orden procesal, y la instauración de una perniciosa practica forense
procesal.

Por todo lo antes trascrito es por lo que este Tribunal NIEGA la solicitud de Reposición de la
Causa al estado de emplazamiento para la contestación, presentada por ante este Tribunal en fecha
veintiséis (26) de junio del año 2019, por el Abogado Luis Enrique Solórzano, inscrito en el
Inpreabogado bajo el Nº 36.466, y quien actúa con el carácter de apoderado judicial de los ciudadanos
Abelardo Juan González y David Antonio González, titulares de las cedulas de identidad Nos. V-
22.856.628 y V-8.485.812, respectivamente, parte demandada en el presente asunto.

EL JUEZ PROVISORIO

Abg. JESUS LEONARDO QUINTERO

LA SECRETARIA Acc.,

Abg. GEYSHA GONZALEZ SAEZ.

JLQ/ggs

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