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Sternberg
El amor es como
una historia
�1�
PAIDÓS
Barcelona
Buenos Aires
México
T ítulo original: Love Is a Story
Publicado en inglés, en 1998, por Oxford University Press, Nueva York
Traducción en castellano publicada con permiso de Oxford University Press, Inc.
T his translation originally published in English in 1998 is published by arrangement
with Oxford University Press, Inc.
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes,
la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprograña y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alqwler o préstamo públicos
ISBN: 84-493-0748-1
Depósito legal: B. 27.305/1999
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Primera parte
LAS HISTORIAS QUE CONTAMOS
Segunda parte
HISTORIAS DE AMOR
6. Historias asimétricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Historia profesor-estudiante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Historia de sacrificio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Historia
. . de gobierno ....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
,
H1s t oria po lº1ciaca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Historia pornográfica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Historia de terror . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
7 . Historias objeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07
La persona como objeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07
Historia de ciencia-ficción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07
Historia de la colección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 13
Historia de arte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 19
La relación como objeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
9
Historia de casa y hogar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
Historia de recuperación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Historia religiosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Historia de juego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
8. Historias de coordinación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Historia viajera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Historia de coser y tejer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
Historia del jardín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 64
Historia de negocios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 69
Historia de adicción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 4
9. Historias narrativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 83
Historia fantástica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 83
Historia histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 89
Historia científica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 97
Historia del libro de cocina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
1 0 . Historias de género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211
Historia bélica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211
Historia teatral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 17
Historia de humor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222
Historia misteriosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
Tercera parte
CONSECUENCIAS
10
Prólogo
11
A finales de los ochenta, planteé una nueva y triangular teoría
del amor de acuerdo con la cual el amor podía entenderse como un
compuesto de tres elementos: intimidad, pasión y compromiso.
Los diferentes tipos de amor constarían de las distintas combina
ciones de dichos elementos. Por ejemplo: el amor romántico se ca
racterizaría por la intimidad y la pasión, el amor necio o banal esta
ría compuesto de compromiso sustentado únicamente por pasión,
y el amor consumado o completo contaría con la combinación de
los tres elementos : intimidad, pasión y compromiso.2 A pesar de
que esta teoría sistematizaba los tipos de amor de un modo en que
no lo hacía la anterior, seguía sin explicarse por qué nos enamora
mos o podemos tener una relación amorosa con determinadas per
sonas y con otras no.
A mediados de la década de los noventa, comencé a ver las co
sas bajo otro punto de vista. Me di cuenta de que necesitaba com
prender y sistematizar las muchas historias que había escuchado so
bre las relaciones amorosas. Las historias diferían mucho unas de
otras aun cuando formaban parte de una misma relación: los miem
bros de una misma pareja podían tener concepciones muy diferen
tes de su relación en común y, cuanto más se alejaban sus historias,
más insatisfechos parecían. Así fue como empecé a ver el amor co
mo una historia. 3 Punto de vista que aquí presento. La idea princi
pal del mismo es que tendemos a enamorarnos de aquellas personas
cuyas historias o concepciones del amor son parecidas a las nuestras
pero representan un papel complementario al que desempeñamos
nosotros en las mismas. Es decir, esas personas se nos parecen en
ciertos aspectos, pero son potencialmente diferentes en otros . Si nos
enamoramos de una persona cuya concepción del amor difiere mu
cho de la nuestra, la relación y el amor que la sustenta se encontra
rán en peligro.
12
Hemos recabado información, que describirnos en este libro, pa
ra poder analizar el amor corno una historia; sin embargo, todavía no
hemos conseguido obtener conclusiones definitivas y parece ser que
tardaremos tiempo en hacerlo. Este libro, por lo tanto, constituye el
informe de un trabajo que va progresando, más que una conclusión
definitiva sobre una teoría completamente probada.
He escrito este libro para todas aquellas personas que estén in
t�resadas en el amor, es decir, prácticamente para todo el mundo.
Este no es un libro que dé pautas concretas, ni tampoco un manual
que intente recuperar un determinado tipo de mentalidad. Me he
esforzado en hacer un trabajo serio a la vez que accesible, que pueda
servir de ayuda tanto a los lectores profanos en el terna corno a los
profesionales del mismo. Espero que este nuevo enfoque del amor
consiga aclarar aquellas cuestiones a las que las antiguas teorías -
entre las que se incluyen las mías- eran incapaces de responder.
Preguntas tales corno por qué nos enamorarnos de determinadas
personas y por qué conseguirnos mantener vivo el amor con ciertos
individuos y con otros no.
Hay varias personas que han contribuido directa e indirectamen
te a la elaboración de este libro. Mis primeros colaboradores en mi in
vestigación sobre el amor, Susan Grajek y Michael Barnes, jugaron un
importante papel en el desarrollo de mi pensamiento. Más adelante,
mis colaboraciones con Anne Beall me ayudaron a ampliar mis ideas
sobre el amor, sobre todo en lo referente a su construcción social.4
Mahzad Hojjat ha sido un inestimable colaborador a la hora de
desarrollar los cuestionarios que se presentan en este libro con el fin
de evaluar las diferentes historias de amor. Hojjat también ha cola
borado en la validación de la teoría, incluyendo un estudio en el que
se analizan las relaciones amorosas narradas por un amplio grupo
de personas. También ha sido de gran valor la colaboración de Neil
Wechsler a la hora de recopilar y presentar las historias que aquí
aparecen. Él fue quien me sugirió la historia del profesor-estudiante.
Estoy muy agradecido a todos estos colaboradores que me pres
taron su ayuda durante las diferentes fases del desarrollo de mi tra-
4 . Beall, Anne E. y Sternberg, Robert]. , «The social construction of love», en]o urnal
o/ social and personal relationshzps nº 12, 1995 , págs. 4 1 7-43 8.
13
bajo sobre el amor. Gracias a Sai Durvasula por pasar tantas horas
con el procesador de textos. Por último, quiero mostrar mi gratitud
a J oan Bossert por haber adquirido los derechos del libro para Ox
ford University Press, a Sue Warga por transcribir y corregir el ma
nuscrito, a Kim Torre-Tasso por editar el libro en Oxford University
Press y a todos los miembros de mi familia, que tanto me han ense
ñado acerca del amor.
Las historias de este libro están basadas en casos reales indivi
duales o en combinaciones de casos que se han desarrollado en el
transcurso de los años. Sin embargo, todos los nombres y detalles de
los hechos aquí relatados se han cambiado con el fin de mantenerlos
en el anonimato.
R. J. S .
New Haven, Connecticut
Agosto de 1 997
14
PRIMERA PARTE
¿Qué significa que el amor es una historia? ¿Cuáles son las carac
terísticas de las historias? ¿Cómo tienen lugar las historias? Tratare
mos estas cuestiones en esta parte. Os mostraré qué son las historias de
amor, explicaré por qué son tan importantes y también demostraré que
el hecho de que las entendamos puede cambiar nuestras vidas.
1
17
por siempre jamás. Parece que sus destinos escaparon a cualquier pre
dicción razonable, fuera cual fuese el argumento de dicha predicción.
¿Hay alguna forma de comprender lo que les pasó a estas dos parejas?
HISTORIAS DE AMOR
18
podemos percibir o imaginar acerca de la misma, ya que estas apre
ciaciones sólo nos dan una idea de cómo podría ser.
Sin embargo, la separación de la ficción y la realidad, en el con
texto de las relaciones personales, es prácticamente imposible ya
que utilizamos la realidad de la relación para conformar nuestras
ficciones personales. Como decía Immanuel Kant en su Crítica de la
razón pura, si existe una realidad objetiva ésta es incognoscible. Lo
cognoscible es la realidad que nosotros mismos construimos . Dicha
realidad adquiere forma de historia.
En realidad, el amor es una historia cuyos autores somos noso
tros y no William Shakesperare, Gabriel García Márquez, Erich Se
gal o Barbara Cartland. 1 Las historias o concepciones del amor han
existido a través de los tiempos y los principales temas y argumentos
de las mismas han cambiado muy poco. Pero lo que sí ha cambiado
es el modo en que dichas historias influyen en nuestra vida cotidia
na, puesto que la importancia que les damos no es la misma. Nos
identificamos más con las historias de amor que encontramos en li
bros , obras de teatro, culebrones, etc . , que con el material de los
libros de autoayuda o de artículos de ciertas revistas en los que se
nos ofrecen listas de pasos que hay que seguir para comprender y
mejorar nuestras relaciones amorosas. El problema de estas listas no
es la falta de racionalidad, sino de efectividad, aunque se presenten
como parte de un procedimiento psicoterapeútico.
Las terapias convencionales para mejorar nuestras vidas no son
válidas si se basan únicamente en las conclusiones que sacamos de
nuestras propias historias; en otras palabras, en nuestra interpreta
ción personal de por qué no funciona la relación. Tenemos que estu
diar las historias en sí mismas.2 Podemos acudir a muchos terapeutas
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y consejeros matrimoniales y no mejorar en nada nuestra relación.
El motivo de ello es que se tratan los síntomas y no las causas, del
mismo modo en que una aspirina ayuda a calmar los síntomas de una
enfermedad pero no erradica la causa que la produce. Una aspirina
logrará bajar la fiebre provocada por un virus, pero no conseguirá
arrancarlo de raíz. Lo peor es que la fiebre asociada con un virus nun
ca es provocada por ese virus. Esa fiebre es una reacción del cuerpo
que intenta subir su temperatura con el fin de eliminar al virus. Por lo
tanto, si sólo tratamos los síntomas empeoraremos las cosas.
En el caso de las relaciones amorosas, los síntomas de fracaso -
ya sean depresión, inquietud o ansiedad- son señal de que algo va
mal. Si recurrimos a la ayuda de un psicoterapeuta o de los antide
presivos podremos aliviar los síntomas de la depresión o ansiedad,
pero eso no contribuirá en modo alguno a mejorar la relación cau
sante del problema. Corremos el riesgo de acabar tolerando una re
lación que continúa siendo errónea y que no coincide en absoluto
con nuestra concepción del amor ideal, cuando lo que realmente ne
cesitamos es cambiar la relación o la concepción del amor.
La película Cuando Harry encontró a Sally tuvo bastante éxito
porque contemplaba la idea de las concepciones o historias sobre el
amor y, especialmente, la diferencia entre las historias de amor y las
amistosas. La relación que Harry mantenía con Sally, así como la
imagen que tenía de ella, se basaba en su concepción de la amistad y
no del amor. A pesar de que mantenían una estrecha relación, Harry
pasó muchos años buscando el amor en otra persona. Finalmente
terminó cambiando su concepción del amor, influido, en parte, por
su relación con Sally. Pero hasta que no cambió dicha concepción,
no consiguió concebir una relación amorosa con Sally. Cuando
Harry cambió su historia, la relación entre ambos mejoró e incluso
le transformó.
Todos tendemos al romanticismo y por ello siempre habrá per
sonas intentando comprender, mejorar y transformar sus relaciones
amorosas. Hacen todo lo posible para conseguirlo: hablan del pro
blema entre ellos, con sus amigos, con sus familiares y con profesio
nales especializados . También compran libros, asisten a charlas y
ven videos que les puedan ayudar. Pero, ¿ cuántas personas han con
seguido realmente que sus relaciones funcionen ? El porcentaje de
divorcios que, en Estados Unidos y en otros muchos países, oscila
20
en torno al 5 0 % , nos puede dar una idea de ello, aunque no debe
mos generalizar. Todos conocemos a parejas que mantienen su rela
ción a pesar de que ésta no es satisfactoria. Es más, la mayoría de
nosotros puede contar con los dedos de una mano las relaciones en
las que las parejas son realmente felices.
Quizás las relaciones íntimas son extremadamente difíciles y, de
alguna manera, nuestros intentos por comprenderlas y mejorarlas
fallan y no podemos saber qué es lo que nos hace seguir mantenién
dolas. En este caso la concepción del amor como una historia puede
resultar de gran ayuda: cada uno de nosotros tiene su historia o con
cepción del amor ideal y a través de ella podemos aprender mucho
sobre nosotros mismos.
21
pareja interpreta de forma diferente las mismas acciones o aconteci
mientos porque cada uno lo hace en referencia a una historia o con
cepción del amor distinta.
Mi historia, tu historia
22
y sí con lo que nosotros imaginamos sobre ella. En realidad, sólo co
nocemos a esa persona a través de nuestras percepciones sobre la
misma.
Seguramente pensamos que no somos como Tyrone; pero qui
zás nos parecemos a él más de lo que creemos. En cierta ocasión, es
taba hablando con un famoso investigador en el tema del amor so
bre la relación que éste mantenía con su esposa. Dicho señor es toda
una eminencia en el campo de las relaciones humanas, un personaje
destacado entre los profesionales que tratan de dar una respuesta
psicológica a tantas parejas. Pues bien, me contaba que un día esta
ba conversando con su mujer en la sala de estar. La chimenea estaba
encendida, anochecía . . . en fin, el ambiente no podía ser más román
tico. Pero su mujer hizo un comentario desagradable y, de repente,
la perspectiva de la relación cambió completamente para él. Se dio
cuenta de que el modo en que los dos habían estado viviendo la mis
ma situación no tenía nada en común. Más de veinte años juntos y
no se había dado cuenta de ello. Posteriores conversaciones confir
maron, al menos para él, su nueva hipótesis. Finalmente, su matri
monio se rompió.
Este estudioso del amor no era Tyrone, aunque fue tan suscepti
ble a las ilusiones como cualquiera de nosotros. ¿Acaso sus percep
ciones coincidían con la realidad? La verdad es que no hay ningún
modo de averiguarlo. Al igual que Tyrone, empezó una historia pero
la reemplazó por otra. Su mujer, como Samantha, contaba con una
historia diferente. No existe una historia objetiva o «correcta» sobre
una relación o, al menos, no podemos conocerla.
Si tenemos alguna duda sobre ello, bastaría con hablar con dos
personas que estén divorciándose. Lo más seguro es que tengamos
la impresión de que están hablando de matrimonios diferentes. La
descripción de la relación hecha por uno de los miembros de)a pa
reja no tendrá casi nada que ver con la descripción del otro. Esta es
la razón principal de su divorcio: las historias o concepciones acerca
de la relación que mantenían han ido divergiendo hasta no tener
ningún punto en común.
Sin embargo, la divergencia de historias no acaba siempre en la
ruptura de la pareja. Realicé un estudio, junto a Michael Barnes, en
el que se pedía a un determinado número de parejas rellenar unos
cuestionarios en los que debían decir qué opinaban de su pareja y
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también qué creían que su pareja opinaba sobre ellos.3 En algunas
de las preguntas, cada uno de ellos debía adivinar cómo contestaría su
compañero. En una escala del O al 1 , en la que el O indicaba que la per
sona había acertado por casualidad la respuesta de su compañero y el
1 indicaba que siempre daba la respuesta correcta, la correlación entre
lo que el compañero respondía en realidad y lo que se imaginaba su
pareja que contestaría se limitaba a un simple 0,3 . En otras palabras,
apenas existía una pequeña relación entre lo que los individuos res
pondían y lo que sus parejas imaginaban que responderían. Los in
dividuos tenían una idea confusa de lo que sus parejas pensaban
realmente acerca de ellos. No olvidemos que esta prueba se realizó en
tre parejas que mantenían una relación estable. Imaginémonos cuáles
habrían sido los resultados si se hubiese llevado a cabo el experimento
con parejas de relaciones tambaleantes. Según he podido observar, en
la mitad de los casos, cuando un miembro de la pareja muestra su insa
tisfacción o incluso pide el divorcio, al otro la noticia le pilla completa
mente por sorpresa. Pero si preguntáramos a la persona que quiere el
divorcio si la decisión ha sido repentina, probablemente nos contesta
ría que se lo había insinuado a su pareja docenas, incluso cientos de ve
ces. Las historias de los mi�mbros de la pareja sobre su propia relación
son tan distintas que su comunicación se ha convertido en una com
pleta ilusión. Por otra parte, las relaciones que tienen más posibilida
des de llegar a buen puerto son aquellas cuyas historias comparten
puntos de vista, responsabilidades e interpretaciones de los aconteci
mientos; elementos básicos para establecer una buena comunicación.
El hecho de que los individuos tengan diferentes historias o
concepciones sobre el amor pone de relieve un importante punto
sobre este tema: intentar imaginarnos «qué» es el amor puede ser un
esfuerzo fútil y frustrante, puesto que ni siquiera dos personas coin
ciden en su opinión sobre el mismo. Es una historia para todo el
mundo, pero los componentes de la misma varían mucho de unos
individuos a otros. Sin embargo, dos personas que mantienen una
relación necesitan crear una especie de historia compartida que se
sume a sus historias individuales.
3 . Sternberg, Robert J. y Barnes, Michael L., «Real and ideal others in romantic rela
tionships», en Journal o/personality and social psychology 49, 1 985 , págs. 1 .586- 1 .608.
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Nuestra historia
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con otra persona y tenía casi los mismos pensamientos que su mujer.
Si hubieran hablado y compartido el sentimiento de estancamiento
que les invadía, seguramente hubieran podido salvar su relación. Sin
embargo, cada uno optó por mantener al otro en la oscuridad.
Beth y Blake parecían estar fingiendo, cuando en realidad tenían
en común más de lo que ellos creían. A veces, las historias compartidas
por las parejas están tan gastadas que ni siquiera pueden superar con
éxito el más fácil de los test. Un artículo que apareció recientemente en
un periódico norteamericano hablaba sobre una pareja que había roto
a causa de un décimo de lotería. La mujer había comprado el décimo y
le había pedido a su marido que lo guardase. El número resultó pre
miado y la mujer reclamó el décimo a su marido, ya que lo quería para
ella sola. Pero resultó que el esposo no era de la misma opinión: el dé
cimo era de los dos, y como hombre de la casa, él era quien debía ad
ministrar el dinero. Ahora el asunto está en manos de los tribunales.
Ambas personas descubrieron, aunque demasiado tarde, que las con
cepciones que tenían de su relación tenían muy poco en común.
A menudo se suele decir que con el tiempo los miembros de la
pareja tienden a parecerse más el uno al otro, a tener más cosas en
común. Parte de esta valoración se debe a que las personas no sólo
intentamos elegir compañeros cuyas historias sean iguales a las nues
tras, sino que tratamos de imitar la conducta de nuestra pareja con el
fin de acercarnos más a su historia. En otras palabras, si nuestra pa
reja no encaja lo suficiente en el papel deseado, nosotros actuaremos
-ya sea consciente o inconscientemente- adaptando nuestro com
portamiento a su papel. El resultado puede ser que nos encontremos
desempeñando un papel en la relación que nunca habíamos imagina
do, lo cual puede parecernos desagradable e incluso inaceptable. En
caso de que nos resulte inadmisible, tal vez nos demos cuenta de que
la relación está ejerciendo un poder negativo sobre nosotros.
Las relaciones amorosas son muy poderosas y absorbentes y
pueden cambiarnos de manera no deseada. No es sólo nuestra his
toria la que nos empuja a actuar de cierto modo, sino también la de
nuestra pareja. Así pues, la situación resulta bastante complicada, ya
que cada uno de nosotros tiene múltiples historias o concepciones
sobre el amor. ¿Cómo interpretamos dichas historias ? ¿Somos cons
cientes de ellas? En el próximo capítulo daremos respuesta a éstas y
a otras preguntas.
26
2
27
Tenía una buena relación con Lucy y no buscaba otra relación.
Al contrario, pensaba que tanto él como Lucy formaban parte de
una pareja estable. Ambos eran personas serias y habían logrado te
ner una vida en común libre de pro � lemas y preocupaciones pro
pias de sus anteriores matrimonios. Ese había sido su objetivo co
mún. Pero su creciente relación con Dottie no tenía nada que ver
con eso. Es más, era mucho más parecida a la relación mantenida en
su matrimonio. Debería haber huido de Dottie, escapar tan lejos co
mo sus piernas le pudieran llevar; sin embargo, ni siquiera podía
moverse.
La relación con Dottie era divertida la mayor parte del tiempo y
carecía totalmente de un carácter serio. Pero si alguna vez se peleaban
-cosa que ya habían hecho dos veces- tenían graves enfrentamien
tos, después de los cuales Aaron se quedaba completamente tenso y
se sentía incapaz de hacer las cosas bien. Entonces pensaba que esta
ba loco por haberse liado con Dottie, pero siempre volvía con ella.
En realidad, Aaron no le había hablado a Lucy de Dottie, ni vi
ceversa. A finales de la semana empezó a pensar que debería tomar
algún tipo de decisión. Debía romper con una de ellas y regular su
situación con la otra. Quizás debía hacer algo que todavía no se le
había ocurrido . . . Lo único que sabía con certeza es que no quería
mantener dos relaciones simultáneas en dos ciudades diferentes . Se
sentía como un canalla. No conseguía entender cómo podía sentirse
atraído por dos mujeres tan diferentes; pero así era.
Al final, Aaron rompió con Dottie y volvió con Lucy. Pero al po
co tiempo su relación con ésta también se vino abajo. No había fun
cionado para ninguno de los dos. En opinión de ambos, su unión
había sido un intento de distanciarse lo más posible de sus relacio
nes anteriores. Sin embargo, el hecho de pasar de un extremo a otro
es algo que no suele funcionar. Es una estrategia para evitar el pasa
do y no un modo de afrontar el futuro.
La situación de Aaron no era extraña. Todos tenemos varias his
torias que intentamos unir cuando vivimos una relación amorosa.
Normalmente no somos conscientes de cómo son dichas historias,
ni tampoco de que cada una de ellas tiene un significado especial y
nos afecta de forma diferente. En otras palabras, siempre tenemos
nuestras historias favoritas. Las diferentes parejas hacen que des
pierten en nosotros distintas historias.
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El resultado de ello es que lo que, en un momento dado, califica
mos como una satisfactoria o incluso maravillosa relación puede con
vertirse rápidamente en una relación inadecuada si aparece otra po
sible pareja que empieza a desempeñar un papel importante en una
determinada historia por la cual sentimos preferencia. Cuando cono
cemos a una pareja potencial que forma parte de una historia que
ocupa el lugar más alto en la jerarquía de nuestras historias, la pareja
con la que estamos manteniendo la relación actual quizá nos resulte,
, de inmediato, carente de atractivo. Este cambio repentino hasta nos
puede resultar muy molesto y suele tener lugar cuando desconoce
mos nuestra jerarquía de historias y su efecto sobre nosotros.
Dado que, normalmente, ignoramos el contenido de nuestras
preferencias e incluso la existencia de tal jerarquía, podemos estar
tan sorprendidos como cualquiera cuando nos encontramos anali
zando nuestra relación actual desde un punto de vista completa
mente nuevo. Esto es lo que le sucedió a Aaron. Las dos mujeres le
..atraían, puesto que cada una podía desempeñar un papel en una de
sus historias. Aaron estaba muy confuso y no sabía lo qué quería.
En realidad le gustaban las dos historias de amor, pero no quería
mantenerlas de forma simultánea. Así que, al igual que la mayoría de
nosotros, tuvo que elegir entre una de ellas o quedarse sin ninguna.
Seguramente Aaron tuvo suerte al perder las dos relaciones, ya que
ninguna correspondía a una historia que le llenara plenamente.
Lo mismo le ocurrió a Leonard, en la historia que relaté en el
capítulo anterior. En un principio, Valerie parecía reunir todas las
cualidades que Leonard buscaba. Leonard pensaba que Valerie era
todo lo que quería, hasta que conoció a otra persona que se acerca
ba más aún a su ideal. Claro que todavía podría haber encontrado
una persona más afín o también haber cambiado su historia ideal.
En algún momento, todos tenemos que decidir si la relación que
mantenemos es lo suficientemente fuerte o si corre el riesgo de rom
perse en poco tiempo.
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podemos ver la cima ni tampoco mucho más allá del suelo que esta
mos pisando. La única forma de subir la montaña es tantear con el
pie a nuestro alrededor y dar pasos que nos hagan ascender. Sin em
bargo esos pasos deben ser pequeños ya que, de lo contrario, podrí
amos caer.
Estamos escalando la montaña lentamente, sin saber a ciencia
cierta a dónde nos dirigimos. Finalmente alcanzamos un pico; cual
quier lugar donde ponemos el pie está por debajo de donde estamos
nosotros. No hay ningún sitio al que dirigirnos, sólo podemos des
cender. Así que llegamos a la conclusión de que hemos alcanzado la
cima de la montaña, ¿verdad? Pues no, dicha afirmación es errónea.
Realmente no sabemos si estamos en la cima de la montaña.
Puede que simplemente hayamos llegado al punto más alto del ca
mino escogido, pero no a la cúspide. Y puede que este punto esté
emplazado en un lugar relativamente bajo y creamos que estamos en
la cima. Todo el terreno que nos rodea es de bajada, pero por lo que
sabemos, puede que, a tan sólo cuatrocientos metros de distancia,
haya un sendero que nos guíe hacia un pico más alto.
Tenemos, por tanto, dos opciones: considerar que hemos esca
lado lo suficiente y queda_rnos donde estamos , o descender hacía al
gún otro punto de la montaña y empezar todo el proceso de nuevo,
con la esperanza de alcanzar un punto más elevado. Puede que lo
encontremos y puede que no. No tenemos ninguna forma de asegu
rarnos de ello. Por eso tenemos que decidir si queremos correr ese
riesgo. En el mejor de los casos , encontraremos ese punto más alto,
aunque no sabremos si se trata de la cima absoluta. En el peor de los
casos, nunca conseguiremos alcanzar un punto tan alto como el que
nos encontramos ahora. En otras palabras, quizá nunca podamos
llegar hasta donde hoy hemos llegado.
Lo mismo sucede con las historias de amor. En realidad, nunca
sabemos si la relación que mantenemos y la historia que ésta repre
senta son las mejores que podemos encontrar. Quizás nos esté espe
rando una historia mejor. O quizás exista una mejor representación
de la historia que estamos viviendo. Dicho de otro modo, la relación
con otra persona puede responder a otra historia que para nosotros
es muy importante, o convertirse en una versión mejorada de la mis
ma historia que estamos viviendo. En el amor nos sentimos igual
que el montañero que escala entre la oscuridad y la niebla y no sabe
30
exactamente dónde debe parar; tenemos la sensación de haber sido
abandonados en la penumbra. Pero también nuestras parejas se en
cuentran a oscuras, lo cual nos crea a ambos una sensación de inse
guridad que difícilmente nos permite alcanzar la «verdad».
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amor que tiene su pareja. No importa cuántas experiencias hayan vi
vido juntos, sus diferentes historias les mantienen separados.
Si el hecho de compartir las experiencias no nos conduce hacia
la «verdad», ¿ cómo podremos llegar a conocernos? ¿Vale la pena
preocuparnos por ello ? En realidad, existe una buena razón para
llegar a conocer a los demás , aunque no sabemos cómo hacerlo
exactamente.
Para conocer mejor a alguien, podemos intentar ver nuestras re
laciones como un reflejo de la historia que estamos compartiendo y
del papel que cada uno de nosotros juega en dicha historia. Como ya
he dicho anteriormente, Kant dijo, hace mucho tiempo, que nunca
podemos llegar a conocer las cosas en sí mismas, en su propia esen-
; cía. Sin embargo, sí podemos conocer nuestras percepciones de las
' cosas, que van aumentando y enriqueciéndose a medida que lo ha
¡ cen nuestras experiencias. Esto no quiere decir que se conviertan en
algo más válido o de mayor consistencia. Al contrario, cuanto más
conseguimos saber sobre nuestras parejas, más contradictorias nos
parecen. Aunque también puede ser que nuestras impresiones sean
más contradictorias de lo que en realidad lo son nuestras parejas.
La idea de que nunca conseguiremos conocer nada en sí mismo, ya
se trate de personas o cualquier otro objeto de la naturaleza, puede ser
bastante frustrante. Sin embargo, es un concepto importante ya que
nos ayuda a darnos cuenta de que, en cierto modo, nuestras relaciones
con los demás no son más subjetivas que otras cosas que experimenta
mos en la vida. Tomemos como ejemplo los colores. Miremos la ropa
que llevamos puesta. ¿Qué colores vemos? ¿Existen tales colores?
Los colores , por supuesto, parecen formar parte de las cosas
que vemos. Pero no es así: lo único que hace la ropa es absorber
ciertas bandas de radiación electromagnética y reflejar otras. La in
teracción entre las bandas reflejadas y nuestros ojos produce lo que
nosotros conocemos como colores.1 Algunas personas, y muchas
clases de animales, son parcial o totalmente daltónicos. Y según sa
bemos, la cuestión que se plantean los niños: «¿ El azul que tú ves es
el mismo que veo yo?», puede que tenga algo que ver con esto. No
existe ninguna forma de saber si los conos de tus ojos (las células
l. Coren, Stanley, Ward, Lawrence M. y Enns, James T., Sensatzon and perception, 4ª
edición, Ft. Worth, Texas, Harcourt Brace College Publishers, 1 994.
32
que perciben el color) funcionan exactamente del mismo modo que
los conos de los míos. No existe un modo de saber si todos vernos
del mismo modo el color azul.
Puesto que podríamos discutir si todos percibirnos los colores
del mismo modo, no es de extrañar que no veamos de igual manera
los colores del amor. É sos sí son diferentes. Las personas siempre
interpretarán los acontecimientos de forma diferente, cuando del
amor se trate. Lo que para un individuo es un criticismo constructi
vo, para otro supone un ataque; corno en el caso de Dean y Susan.
Lo que puede ayudar a un in g ividuo a salvar la relación, quizá con
tribuya a destruir la de otro. Este es el caso de Kate y Ernest.
Kate se había marchado a Francia de nuevo. Su negocio de im
portación-exportación marchaba bien, lo cual era motivo de satis
facción y alivio ya que Ernest estaba sin trabajo desde hacía seis me
ses . Víctima de una reducción de plantilla, se había quedado en el
paro y era incapaz de encontrar cualquier tipo de trabajo relaciona
do con su anterior puesto directivo en una importante empresa de
telecomunicaciones.
Ernest se sentía avergonzado de no conseguir un nuevo trabajo.
También estaba muy enfadado porque pensaba que, con treinta y
tres años de experiencia a sus espaldas, las compañías deberían de
rifárselo. Se veía a sí mismo víctima de la discriminación por la
edad, pero no podía probarlo de ningún modo. Es más, conocía
bien el mundo de los negocios; él mismo había despedido a gente en
el pasado. ¿Por qué había que pagar más a alguien cuando una per
sona con las mismas características trabajaba por mucho menos?
A pesar de que Ernest se alegraba de que a Kate le fueran bien
los negocios, estaba algo resentido de que ella siempre estuviese fue
ra. Era consciente de que, durante los primeros años de matrimo
nio, Kate nunca se quejó de que él trabajara sesenta horas a la sema
na. Pero ahora eran mayores y él necesitaba tener a Kate a su lado.
Ella argumentaba que si no viajaba mucho podían caer en la mise
ria. Para Kate sus numerosos viajes eran la única forma de mantener
a flote la relación, además de ser su medio de supervivencia.
Ernest no la creía. Se imaginaba que Kate no disfrutaba de su
compañía y que por ello nunca le había dicho nada cuando él ocu
paba tanto tiempo en su trabajo. Los acontecimientos pueden inter
pretarse de forma tan diferente . . .
33
Ernest veía como un sabotaje aquello que para Kate significaba
salvar el matrimonio y la situación económica. ¿ Quién tenía razón?
¿ Kate, Ernest, ambos, o ninguno de los dos ? Lo único que podemos
afirmar con toda seguridad es que, independientemente de quien
tuviera razón, ambos se sentían ansiosos e inseguros de su relación.
34
3
Elementos de la historia
35
sustituir aquellos aspectos que desconocernos en nuestra pareja por
lo que nosotros esperarnos que sean. Por ello, en muchas ocasiones
estarnos proyectando la persona que esperábamos conocer en la
persona que realmente hemos conocido. Parte del entusiasmo del
principio de la relación reside en esa proyección.
Aún cuando la relación no ha hecho más que empezar, la mayo
ría de nosotros le darnos un final imaginario. Los finales siempre re
sultan tentadores porque, aunque las relaciones se acaban, nosotros
no nos cerrarnos a ellas. Por lo general, seguirnos desarrollándolas y
adornándolas en retrospectiva y, a veces , cambiando sus historias. A
pesar de que el divorcio puede acabar legalmente con una relación,
la historia quizá se siga desarrollando y cambiando con el tiempo,
aunque no tengamos ningún contacto con nuestro ex compañero.
De este modo, son muchas las personas que descubrirán que la his
toria que contaban a los demás y a sí mismos sobre la relación que
terminó, es muy diferente diez años después del divorcio que el día
posterior al mismo.
Los finales no tienen lugar sólo en el momento en que darnos por
concluida la relación amorosa con otra persona. Nosotros, corno au
tores que somos, trazarnos parte de nuestras historias por adelantan
do y dejarnos que la otra parte la escriban las propias historias. Pue
de que, consciente o inconscientemente, tengamos poder para
prever el final de la relación aunque ésta no haya hecho más que em
pezar, o incluso antes de que haya comenzado «oficialmente». Es ob
vio que el curso de los acontecimientos puede cambiar nuestras pre
dicciones y, por consiguiente, el desarrollo de la historia. Sin
embargo, la previsión del final por nuestra parte puede determinar la
relación, del mismo modo que la relación tal vez determine el final
real. El final previsto puede predeterminar el tipo de tramas o argu
mentos que permitiremos que nuestra historia desarrolle.
Las historias de amor constan de argumentos, ternas y rasgos o
caracteres. Estos elementos, que combinan aspectos de la relación
con aspectos de nuestra historia personal, son, en gran medida, fru
to de nuestra creación.
El argumento de una historia de amor responde a lo que está su
cediendo en una relación. Consta de un nivel externo (lo que parece
haber sucedido) y un nivel interno (lo que nosotros creernos que
realmente ha sucedido). Podríamos pensar que el argumento es algo
36
objetivo, pero no es así. Por ejemplo : imaginémonos a una parej a
que acaba de efectuar el pago correspondiente a la entrada de una
vivienda, algo en lo que ambos estaban de acuerdo . Pero, ¿ qué han
hecho en realidad ? Para uno de ellos eso significa que se han com
prado un sueño, un refugio . El otro , sin embargo, lo ve corno una
forma de meter sus ahorros en un saco sin fondo. Podernos asegurar
que estos individuos interpretarán de forma diferente los aconteci
mientos que tengan lugar después de la compra.
Hay muchas ocasiones en que las parej as no se pueden poner de
acuerdo en los acontecimientos físicos y, por tanto , mucho menos
en las interpretaciones de los mismos. Una vez , Zach le preguntó a
Tarnrny quién era el p rotagonista de una película, que recordab a
que habían visto juntos . Tarnrny le respondió diciéndole que segura
mente había ido al cine con otra persona. El hecho en sí mismo tie
ne menos importancia que las tramas que giran a su alrededor; en
este caso , una trama en torno a una cita secreta de Zach para ir al ci
ne con otra persona (a saber si esa cita escondía algo más . . . ) a espal
das de Tarnrny.
El argumento da lugar al terna. El terna nos dice lo que significa
la historia. Los ternas son las lecciones que creernos aprender de las
relaciones. Por ejemplo , en el caso de la compra de la casa, uno de
los miembros de la parej a interpreta el hecho corno una señal de que
su compañero es un derrochador, mientras que el otro piensa que su
compañero no tiene ni idea de los que significa tener una casa, un
refugio. Pero , en realidad, construirnos estos ternas a medida que
crearnos el argumento .
Dos personas pueden partir del mismo hecho y desarrollar te
rnas completamente diferentes , pensando que han aprendido cosas
distintas de la misma relación . Así pues , dos personas pueden finali
zar su relación y, mientras que una de ellas renuncia para siempre a
cualquier tipo de compromiso serio con otra persona, la otra empie
za inmediatamente a buscar una parej a estable . Ambos pensarán
que han aprendido la lección que su relación en común les debía en
señar. Sin embargo , actuarán de forma muy diferente en un futuro .
Aun cuando pensemos que el carácter de nuestras historias es
bastante obvio , veremos que siempre existen algunas complicacio
nes. Por ejemplo : las relaciones entre dos personas siempre inclu
yen a los compañeros actuales y del pasado. La relación que rnante-
37
nemos con otra persona se ve afectada por caracteres pasados y
presentes, independientemente de que seamos o no conscientes de
ellos. Es más, al igual que en la literatura, la realidad de estos carac
teres adquiere un tono u otro dependiendo del tipo de historias
que aportamos a nuestra relación. Dos personas que mantienen re
laciones con el mismo individuo lo pueden ver de forma completa
mente distinta salvo en lo que se refiere a sus características físicas
(y aun así éstas se pueden percibir de forma diferente). Nosotros
mismos «construimos» a las personas que habitan en nuestras men
tes, del mismo modo en que construimos nuestras relaciones con
ellas. Nuestras construcciones son, en su mayor parte, intuitivas.
Al igual que el amor, las historias funcionan fundamentalmente
en el ámbito intuitivo o en base a la experiencia. Aquellos que ver
daderamente intentan mejorar sus relaciones suelen acudir a los psi
cólogos en busca de ayuda. Pero los psicólogos a menudo se olvidan
de que el amor está más relacionado con las historias que se crean
en torno a él, que con los análisis científicos.
El amor es más sintético que analítico. Sintético porque tende
mos a sintetizar la historia en el transcurso de nuestras experiencias.
Las historias se confor�an de acuerdo con las normas intuitivas y las
que obedecen a la experiencia, no a las lógicas y racionales. Por ello,
necesitamos comprenderlas como tales (como relatos) , no como sis
temas lógicos que están obligados a encajar. El psicólogo Seymour
Epstein comparó las características de lo experiencia! o narrativo
con las del pensamiento racional. 1 Veamos lo que descubrió.
El pensamiento narrativo tiende a ser holístico, intuitivo, ilógi
co, concreto, de rápida consecución, lento en lo que a cambios se
refiere y manifiestamente válido («ver para creer»). Por otra parte,
el pensamiento racional tiende a ser analítico, racional, lógico, abs
tracto, de lenta consecución, rápido a la hora de cambiar y requiere
ser justificado a través de la lógica y la evidencia. Examinemos el ca
so de Brian y Sylvia.
Cuando Brian le preguntó a Sylvia por qué le dejaba, ésta le expu
so sus motivos. Sin embargo, esos argumentos pertenecían al pasado.
Consistían en una serie de explicaciones, aparentemente racionales,
l. Epstein, Seymour y Brodsky, Archie, You're smarter than you think, Nueva York,
Simon and Schuster, 1 993 .
38
que alumbraban el motivo de que su relación no funcionase, al menos
para Sylvia. La comunicación era cada vez más pobre, las relaciones
sexuales ya no eran satisfactorias, no pasaban juntos el tiempo sufi
ciente. Sin embargo, estas razones eran meros síntomas de un proble
ma subyacente; Sylvia se basaba en el pensamiento narrativo: argu
mentaba unos hechos pero no la razón por la que se producían. ¿Por
qué había disminuido la comunicación? ¿Por qué las relaciones se
xuales no eran satisfactorias?
Lo que Sylvia pensaba en realidad era que, a medida que sus carre
ras profesionales habían ido adquiriendo importancia, su relación se
asemejaba más a un asunto de negocios que a un romance. Para Sylvia
la historia de una relación de amor no debía asemejarse a una relación
comercial. Por ello, se sentía incapaz de comunicarse con Brian y había
perdido el interés en las relaciones sexuales. La relación fracasaba por
que, desde un nivel intuitivo, narrativo, Sylvia no sentía estar viviendo
una relación amorosa. El hecho de que no quisiera vivir una relación de
amor semejante a una relación de negocios no obedecía a ninguna ra
zón particular; simplemente, no era lo correcto para ella.
A menudo, el problema de una relación amorosa no responde al
propio pensamiento de las personas, sino a las presuposiciones de
dicho pensamiento: al contenido de las historias que las personas
crean en torno a las relaciones. En el próximo capítulo estudiare
mos el contenido de dichas historias con más detenimiento.
39
4
41
Una historia de amor concreta, con sus suposiciones sobre lo
que es o debe ser una relación amorosa, puede funcionar casi del
mismo modo que los «pensamientos automáticos» ( aquellos que
surgen sin esfuerzo alguno) . 1 Tal vez no seamos conscientes de que
esas suposiciones son inherentes a nuestra historia particular sobre
el amor. No obstante, consideramos que nuestras suposiciones res
ponden a una caracterización más o menos «correcta» de lo que
debería ser el amor, y a menudo desaprobaremos a aquellas p arejas
que , de algún modo , consideremos que no están a la altura de las
circunstancias. Pero también nosotros podemos autoconsiderarnos
no aptos si no conseguimos adaptarnos a los papeles que pensamos
que debemos desempeñar en nuestras relaciones . Así, si alguien ve
el amor como un arreglo económico, pero no puede establecer este
tipo de relación a pesar de intentarlo, sentirá que no es válido para
establecer una relación amorosa, aun cuando podría establecer un
tipo de relación amorosa diferente. Por otra parte, puede suceder
que la persona posea la historia adecuada pero desempeñe un p apel
erróneo en la misma .
L a s historias d e amor tienen p apeles complementarios . Somos
más felices con alguien . que comparte nuestra historia o, al menos,
cuenta con una historia compatible que puede adaptarse más o me
nos a la nuestra. Sin embargo, esa persona no tiene por qué ser como
nosotros mismos. Al contrario, buscamos a alguien que comparta
con nosotros una historia similar, pero el papel que deba desempe
ñar en la misma será complementario .
Consideremos , por ejemplo, la llamada historia de adicción o
dependencia (que describiré más adelante) , en la que uno de los
miembros de la parej a es adicto a la relación y al amor que emana de
ella. Puede que ambos miembros sean adictos a la historia, pero pa
ra que la relación funcione necesitan asumir papeles complementa
rios. Uno de ellos sería el adicto, en el sentido más estricto de la pa
labra, y el otro el codependiente, que «ayudaría» al adicto a superar
las adversidades. La adicción puede ser a la parej a , pero también al
alcohol, las drogas o cualquier otra cosa. El elemento decisivo es la
presencia de la adicción y, prob ablemente, no sea tan importante la
naturaleza de la misma . Por otra parte, si el adicto es capaz de supe-
l. Beck, Aaron T., Lave is never enough , Nueva York, Harper and Row, 1988.
42
rar su adicción, la relación puede fracasar dado que ya no está sus
tentada por la historia que la pareja compartía.
Tal vez el ex adicto ya no necesite e incluso rechace al codepen
diente porque, en cierto modo , éste le recuerda su anterior adic
ción. El codependiente, por su parte, ya no tiene ningún papel que
desempeñar puesto que la adicción ha desaparecido. Por tanto, ve
mos que una historia que funciona en un determinado momento de
nuestra vida puede dejar de hacerlo en otro; lo mismo sucede con
las historias válidas para unas personas y no para otras.
Lo que funciona para una persona o en una determinada situa
ción quizá no funcione para otra persona o en otra situación. Por
ejemplo, una historia de amor en la que el humor es el tema princi
pal -en la cual las bromas y el hecho de ver las cosas con un gran
sentido del humor constituyen la parte más importante de la rela
ción amorosa- puede ayudar a construir una relación divertida e
interesante para una pareja, ya que ésta considera que el hecho de
bromear frecuentemente mantiene la relación viva y fresca. Al mis
mo tiempo, el hecho de bromear se puede utilizar para evitar la ver
dadera intimidad, para ocultar los problemas o para actuar agresiva
mente hacia el compañero de una forma encubierta y negativa. Por
ello, una historia que funciona para algunas parejas bajo determina
das circunstancias, tal vez no funcione bajo otras. Para comprender
si una relación funciona o no, necesitamos comprender la historia
que la sustenta.
Algunas historias parecen tener más probabilidades de éxito
que otras, pero de nuevo hay que decir que lo que convierte a la his
toria en potencialmente exitosa son las personas, su situación y la
cultura en la que se desarrolla. También cuenta la fe que las perso
nas tengan en ella.
Una historia quizá tenga éxito sólo para la persona que cree en
ella. Leonard, cuya historia hemos descrito anteriormente, vivía una
relación que muchas personas hubieran calificado de idónea. La
historia que compartía era lo que yo denomino del jardín, una histo
ria que, generalmente, funciona. El objetivo de esta historia consiste
en cuidar muy bien de la relación y de la pareja, del mismo modo en
que cuidaríamos de un jardín. El problema era que Leonard pensa
ba que quería esta historia, pero existía otro tipo de historia que lla
maba poderosamente su atención. Y así se desveló en su siguiente
43
relación: su historia ideal era más bien misteriosa. A Leonard le gus
tab an el misterio y la intriga, sin embargo Valerie era para él como
un libro abierto. El problema que tienen el misterio y la intriga es
que, normalmente, van asociados con el comienzo de las relaciones .
Las personas que necesitan misterio en sus historias amorosas aca
ban , tarde o temprano, decepcionadas. Lo que en un principio pue
de provocar felicidad, más tarde tal vez se convierta en el principal
causante de la infelicidad.
Las historias son causas y efectos ya que interactúan con nuestras
vidas . Las historias que incluimos en las relaciones pueden hacer que
nos comportemos de un modo determinado e incluso provocar que
unas conductas den lugar a otras . Al mismo tiempo, nuestro propio
desarrollo y nuestras interacciones con los demás pueden dar forma
y modificar las historias que aportamos a las relaciones , a través de
las cuales intentamos alcanzar el éxito en las mismas.
La posibilidad de éxito de cada tipo de historia depende de
que lo que entendamos por éxito . Zach y Tammy, cuya historia he
expuesto anteriormente, alcanzaron el éxito cuando todo el mundo
esperaba que fracasaran , puesto que la historia que compartían
comprendía el amor como una guerra . El hecho es que , con todos
sus insultos y peleas , Zach y Tammy eran felices y prob ablemente
no hubieran sabido qué hacer si esos enfrentamientos no hubieran
existido. Ambos procedían de hogares muy conflictivos , muy pare
cidos al que juntos habían formado. ¿Es ésta una relación «satisfac
toria» ? Sí, si calibramos la compatibilidad de sus historias de amor.
Sí, si valoramos que permanecían juntos. No, si tenemos en cuenta
que se quejaban constantemente el uno del otro o si tuviéramos que
valorarla por el grado de satisfacción expresado por la parej a, que
alcanzaría una de las cuotas inferiores en una escala numérica de sa
tisfacción . No existe un criterio unitario para expresar el éxito o la
satisfacción . Es más, los miembros de una misma parej a pueden de
finirlo de forma diferente, del mismo modo que lo harían terceras
personas que observaran la relación desde un punto de vista más le
j ano. Las diferentes definiciones del éxito pueden derivar de histo
rias diferentes.
Las relaciones funcionan mejor cuando las personas cuentan
con tipos de historias compatibles . Examinemos el ejemplo de Jane
y Don . Jane se sentía muy desgraciada por su relación con Don. Pa-
44
ra ella, la historia de su relación era policíaca. Si a Don no le gustaba
la ropa que Jane llevaba puesta pretendía que ella se la cambiara. Le
decía que la hacía gorda o que iba anticuada o desaliñada. Don con
trolaba lo que ella comía y, cuando estaban en un restaurante, inclu
so hacía que le trajesen otro plato si no le gustaba lo que Jane había
pedido . Tras muchos esfuerzos, Jane había conseguido que Don la
dej ara trabaj ar, aunque no le permitía desarrollar ningún trabajo
que le ofreciera la posibilidad de promocionarse profesionalmente .
La necesidad de control de Don estaba destruyendo la relación , ya
que Jane no quería vivir el resto de su vida como un preso en liber
tad condicional. No había versión alguna de la historia policíaca que
pudiera satisfacerla.
Su historia ideal era la del j ardín ; una historia en la que tanto
ella como Don hubieran cuidado con cariño su relación, del mismo
modo en que un probo j ardinero cuidaría su j ardín. Probablemente
Jane hubiera estado mejor con una persona que hubiese querido
cuidar el j ardín de su relación. Por ejemplo, alguien cuya historia es
la del «libro de recetas de cocina» tiende a buscar fórmulas para que
la relación funcione. Jane hubiera podido convencer a ese alguien
para que buscara una fórmula que hiciera florecer su j ardín . Jane no
tenía sitio en su corazón para un policía que le había construido una
cárcel o una vida en la que se sentía constantemente vigilada.
Las personas escriben sus propias versiones de todas las histo
rias que aquí aparecen y sus historias pueden ser totalmente diferen
tes a las que describiremos en la segunda parte del libro. Es más ,
nuestras historias cambian con el tiempo . Así pues , el tipo de histo
rias que se tratan en la segunda parte deberá servir simplemente de
orientación ; no hagamos de ellas una ley.
45
5
47
en los que no incluye a Allan, entonces él piensa que ha sido exclui
do deliberadamente. Cuando Dale rechaza el restaurante que su no
vio ha elegido, éste lo interpreta como un rechazo hacia su persona.
Como individuo inteligente que es, Allan suele reconocer que
su respuesta no es racional . Sin embargo , el hecho de reconocerlo
no le ayuda porque p ara él ese rechazo le produce el mismo dolor
que sentiría si Dale realmente no le quisiera. La historia de Allan so
bre lo que le podría suceder a su amor, distorsiona sus percepciones
sobre la realidad. No puede ver las cosas con claridad.
Todos nos decimos de vez en cuando: «Ahora veo las cosas con
claridad». Pero siempre las vemos asociadas a nuestras historias .
Siempre estamos influidos por los temas que las componen, y es me
jor que nos demos cuenta de ello y no intentemos ignorarlo o nos ne
guemos a creerlo. Los temas provienen de nuestras infancias, de las
interacciones con nuestros padres , con nuestros hermanos, con
nuestros amigos; de nuestras experiencias durante la adolescencia (a
menudo, de las más dolorosas ) . Y nunca nos abandonan . Los ternas
que más nos afectan son los que proceden de nuestras experiencias
que, en interacción con nuestras personalidades , tienen un mayor
significado para nosotros.
Si desconocernos estos ternas no podernos precisar su influencia
y tampoco veremos de qué forma alteran nuestras percepciones de
los acontecimientos . De ahí deducirnos que tenernos una importan
te labor que realizar: comprender los ternas que conforman nuestras
historias , tales corno la vulnerabilidad al dolor, el sentimiento de
que tenernos derecho a beneficios ilimitados , el miedo a la pérdida
del control, la creencia de que no podernos ser amados y muchos
otros rnás . 1 Si somos conscientes , por ejemplo , de que tendernos a
sentirnos vulnerables ante los demás , es más probable que reconoz
camos que nuestros sentimientos particulares de vulnerabilidad
provienen de la propia disposición a sentirnos vulnerables y no de
un agravio a nuestra persona.
De acuerdo con el tipo de historia determinamos el ambiente, al
menos del mismo modo en que el ambiente nos determina a noso
tros. No nos limitarnos a reaccionar ante cualquier situación que se
l. Young, Jeffrey E. y Kiosko, Janet S., Remventzng your lzfe, Nueva York, Dutton ,
1 993 .
48
nos presenta.2 Al contrario, a través de las historias que introduci
mos en el mundo del amor y también de otros elementos , creamos
un mundo determinado y sólo reaccionamos ante él . Sin embargo ,
no solemos reconocer o tener conocimiento de ese papel activo que
constituye el principal motivo de que muchas veces oigamos decir:
«Esto sólo me podía pasar a mí».
Por ejemplo , una mujer puede buscar repetidamente compañe
ros autoritarios y groseros y luego quej arse de que siempre se junta
con perdedores . Tiene razón , pero tal vez se equivoque a la hora de
darse cuenta de que ella misma ha desempeñado un papel activo pa
ra crear esa situación . Si Zach y Tammy hubieran roto , seguramente
hubieran acabado metidos en una nueva relación de características
bélicas similares a la que ellos mantenían . Más tarde se habrían que
j ado de su mala suerte . Nuestras historias no sólo determinan nues
tro modo de actuación en las relaciones , sino también el ambiente
que creamos y el modo en que éste ayuda a mantener o a extinguir la
relación.
2. McAdams, Dan P. , Stories we lzve by , Nueva York, Morrow, 1 993 ; Wolkstein, Dia
ne, The/zrst !ove storzes, Nueva York, HarperCollins, 1 99 1 .
49
tar a la última moda, que quiere arruinarle, que es una hipocondríaca
o un montón de cosas más. El modo en que el marido interprete las
acciones de su mujer dependerá, en gran manera, de su historia de
amor y del papel que su mujer desempeñe en la misma.
Así, vernos que nuestra historia controla el modo en que perci
birnos las acciones de los demás que nos ayudan a confirmarla. De
hecho, la misma acción o serie de acciones puede ratificar un deter
minado número de historias. Una vez que hemos creado la historia,
podernos interpretar ciertos acontecimientos corno elementos ratifi
cadores de la misma.
Nuestras historias no tienen por qué volverse más exactas con el
tiempo, pero sí resultan más elaboradas. Influyen en el modo en que
percibirnos todo lo que hace nuestra pareja y también en sus reac
ciones. Con frecuencia, las historias se convierten en profecías que
se cumplen: hacernos que nuestras acciones y reacciones conduzcan
a los demás a actuar tal y corno nosotros esperarnos que lo hagan,
aunque no siempre conseguirnos darnos cuenta de nuestra influen
cia a la hora de manipular su conducta.
La historias no sólo influyen en el desarrollo de las relaciones,
sino también en el tipo de relaciones que elegirnos. Algunas perso
nas piensan que cuando escogernos a un amante o esposo/a de entre
un numero potencial de candidatos, lo hacernos partiendo de una
lista de cualidades elaborada racionalmente y luego elegirnos al ga
nador/ a que reúne la mayor cantidad de atributos. Pero no es así; a
menudo elegirnos a la persona que nada tiene que ver con ese con
texto racional que hemos creado. A veces, nos enamorarnos de una
persona que hubiéramos rechazado de inmediato si hubiésemos
atendido a la razón. El motivo de ello es que, en la mayoría de oca
siones, nos influyen las historias y no la razón.
Esto no quiere decir que las consideraciones racionales no for
men parte de nuestras elecciones amorosas. Algunos de nosotros
preferirnos las historias basadas en el amor eterno, otros las que se
basan en el dinero, y los hay que prefieren aquellas en las que preva
lece la amistad, el control o el castigo. Los ternas que preferirnos
pueden ser racionales o irracionales, socialmente aceptables o no.
Pero en última instancia, nos sentirnos atraídos hacia compañeros
potenciales que nos permitan crear historias conjuntas en las que
encaje nuestra noción de lo que queremos que sea el amor, sin tener
50
muy en cuenta lo que los demás puedan decirnos sobre lo que debe
ser. Cuando alguien nos atrapa o, dicho en otras palabras, consigue
encandilarnos no lo hace a través de la pasión, el dinero o el poder,
sino invitándonos a compartir una historia pasional, de dinero, de
poder o de cualquier otro tipo. Quizás sería más correcto decir que
nos enamoramos de la historia de una persona, que de la persona en ¡
concreto.
Podemos casarnos o no con la persona de la que estamos enamo
rados. A veces, decidimos casarnos atendiendo a la elección más ra
cional, aunque la persona elegida tal vez no sea la que mejor encaje
en nuestra historia. Sin embargo, si hacemos lo que la sociedad y la
familia consideran como lo correcto o racional corremos el riesgo de
sufrir las malas consecuencias de nuestras acciones: lo normal es que
no seamos felices cuando nos demos cuenta de que no sólo no quere
mos a la persona con la que nos hemos casado, sino que nunca la po
dremos amar. Podríamos plantearnos si el matrimonio siempre tiene
que ser una respuesta al amor. Pero si así lo creemos, el amor tiene que
ser el elemento principal del mismo. Si las historias son incompati
bles, el amor será difícil aunque no imposible.
En ocasiones se nos plantea el problema contrario: conocemos a
más de una persona cuyas historias son compatibles, en cierto mo
do, con la nuestra.
El hecho de vernos involucrados emocionalmente con dos per
sonas al mismo tiempo no es algo extraño; constituye el tema princi
pal de muchas historias y canciones de amor. Una de ellas encaja
perfectamente en el papel: tiene todos los atributos que considera
mos necesarios en la esposa o marido perfecto. La otra no le llega ni
a la suela del zapato, en cuanto a la lista de atributos ideales se refie
re. Sin embargo, estamos enamorados de ésta y la queremos, aun
que no estamos enamorados, a la primera. Si consideramos que el
matrimonio debe de ser una historia de amor y nos viéramos forza
dos a hacer una elección, seguramente elegiríamos a la segunda per
sona. Veamos el caso de Maria.
Maria estaba saliendo con dos hombres al mismo tiempo.
Sam tenía todo lo que ella siempre había querido: era inteligente,
atractivo, triunfador, atento y estable. Los amigos de Maria le
veían como el candidato perfecto. Kurt, sin embargo, no encaj a
ba nada en el papel. Era más astuto que inteligente. Era atracti-
51
vo, pero no h abía triunfado demasiado en el trabaj o . El compor
t amiento de Kurt h acia Maria era irregular: a veces b ebía los
vientos por ella y otras no le h acía ni caso y s alía con otras muj e
res . Era una persona tremendamente inestable. S i n emb argo ,
Maria le quería . No s abía por qué, pero le quería . También era
cons ciente de que debía elegir a S am , pero no podía. Kurt en c a
j ab a en su con cep ción d e l amor, e n su historia. Además, Maria
había crecido vien do historias de amor que s e asemej aban más a
su relación con Kurt que a su relación con S am . Hubiera podido
cambiar su historia aunque, claro , resulta mucho más fácil decir
lo que hacerlo.
¿Por qué es tan difícil que las historias cambien ? Considere
mos lo que los psicólogos denominan tendencia a la confirmación .
Normalmente las personas tendemos a confirmar aquello en lo
que creemos . Hacemos todo lo posible para ignorar la informa
ción contradictoria. Así pues , no resulta sorprendente que intente
mos , a toda costa , evitar cambiar nuestra historia sobre una rela
ción amorosa . El hecho de cambiar una historia real resulta muy
incómodo. S upone reorganizar un importante número de infor
mación , lo cual significa que tenemos que reconocer que estáb a
m o s equivocados , q u e tenemos dudas sobre nuestra actual rela
ción y que la nueva historia también es susceptible a los cambio s.
Podemos llegar a dudar de nuestros sentimientos, de nuestras cre
en cias , incluso de la confianza en nuestra p arej a . Por todo ello,
nos inclinamos a mantener viva la viej a historia, aun cuando ésta
ya no encaje en la situación actual. Ex aminemos un ejemplo: la
aventura amorosa.
¿ Por qué siempre resulta tan difícil reconocer que nuestra pare
j a tiene un «affaire» con otra persona? Hace cinco años , Jim tuvo
una aventura amorosa. Ellen se enteró por un amigo de ambos. Al
principio Jim lo negaba pero luego lo admitió, abandonó esa rela
ción extramatrimonial y no ha tenido otra desde entonces . Sin em
bargo , para Ellen la relación había cambiado. La historia de amor
que tenía ahora con Jim era totalmente diferente a la anterior: Jim
siempre había sido su Romeo , pero ahora se había convertido en un
Don Juan. A pesar de que antes Jim estaba perdidamente enamora
do de Ellen , ahora ella le consideraba capaz de seducir a otra mujer
en cualquier momento.
52
El comportamiento de Jim era básicamente el mismo que el
que tenía antes de la aventura. Ellen , quien anteriormente pensaba
que Jim sólo se interesaba por ella, veía ahora a su esposo como a un
hombre que intentaba resultar atractivo a otras mujeres , aparte de a
ella. ¿ Cómo podía Jim demostrarle que estaba equivocada? Ellen
estab a atrap ada en la historia del Don Juan . Ya no se conseguía ver
en la historia de Romeo y Julieta; sin embargo, tampoco podía enca
minar la historia hacia un argumento que funcionase mejor. No po
día cambiar su historia y Jim apenas podía contribuir a ello.
Resulta muy difícil cambiar las historias de los demás . Si procu
ramos hacerlo, utilizarán nuestros esfuerzos para confirmar la histo
ria presente, sea cual sea el carácter de la misma (interpretarán que
intentamos manipularlos y controlarlos , y que sólo tenemos en
cuenta nuestro punto de vista) . De este modo, nuestros intentos tie
nen muchas probabilidades de fracasar; es más, es posible que con
tribuyan a consolidar la viej a historia en lugar de ayudar a crear una
nueva.
La mayoría de las tentativas para cambiar las relaciones fracasan
porque tratan de modificar los conocimientos, los sentimientos o la
conducta sin enfrentarse a la historia que es el origen de todos ellos .
Pero también resulta difícil enfrentarse a l a historia cuando n o l a co
nocemos con exactitud.
La relación b ásicamente no cambia si no cambia la historia. Los
esfuerzos por mejorar las relaciones nunca van encaminados a la
historia en su glob alidad, sino a temas o fragmentos aislados de la
misma. Aun cuando intentemos modificar esas partes de nuestra
historia de amor, todos los elementos nuevos que introduzcamos se
incorporarán a la viej a historia.
53
El primero es el denominado «efecto de información negativa».3
La información negativa tiene un poder muy superior a la positiva.
Por ejemplo, si en la carta de recomendación de un candidato a un
puesto de trabajo encontramos un rasgo aislado de información nega
tiva, seguramente la rechazaremos por este motivo, sin tener en cuen
ta todos los aspectos positivos que se resuman en ella. Un ápice de in
formación negativa puede hacer más daño que el bien que puedan
ejercer cien piezas de información positiva. La información negativa
influye en nuestras evaluaciones mucho más que la información posi
tiva. Y por supuesto, la información negativa no puede ser, en ningún
modo, calificada como tal desde un punto de vista objetivo, sino sólo
si partimos del punto inicial de la historia que nos ofrece tal informa
ción. Así pues, podemos sobrevalorar la información negativa hacien
do que una persona parezca peor de lo que es en realidad.
El segundo fenómeno se denomina «error de atribución bási
ca».4 Tendemos a ver una conducta desfavorable en los demás co
mo si fuera algo inherente a ellos (por ejemplo: un rasgo de la per
sonalidad que no nos agrada) , mientras que si observamos en
nosotros un comportamiento desfavorable lo atribuimos a una de
terminada situación. Si nuestra pareja grita es debido a que es una
persona que tiene muy mal humor, mientras que si somos nosotros
los que gritamos será porque nos han provocado o porque tene
mos un mal momento. Si nuestro compañero/a hace algo descon
siderado lo atribuiremos a que es una persona desconsiderada,
mientras que si lo hacemos nosotros lo atribuiremos a una distrac
ción momentánea. Resumiendo: los demás hacen las cosas. mal
porque son malos, mientras que si nosotros hacemos las cosas mal es
porque no nos encontramos bien o porque la situación nos ha
obligado a actuar así. Observemos el ejemplo de J ack y Sandy.
J ack y Sandy parecen compatibles, si creemos que la similitud
engendra compatibilidad. La similitud puede conducirnos, en de
terminadas ocasiones, a la mutua comprensión. Pero éste no era el
54
caso. J ack y Sandy tenían el genio vivo. J ack solía ver sus salidas de
tono como una justificación a la inaceptable conducta de Sandy.
Ella interpretaba su fuerte temperamento como un defecto básico
de su carácter. Desgraciadamente, sus modos de pensar e interpre
tar la relación eran idénticos. El resultado: constituían un modelo
de conflicto en permanente ascenso. Su relación hubiese mejorado
bastante si se hubieran aplicado a sí mismos los principios que se
aplicaban mutuamente o viceversa.
Con el tiempo, tanto el efecto de información negativa como el
error de atribución básica van haciendo que las historias de nuestras
relaciones sean cada vez más desfavorables hacia nuestra pareja. Da
do que resulta tan difícil cambiar la historia de forma consciente, es
probable que el cambio se realice de forma paulatina aunque in
consciente: ni siquiera nos damos cuenta de lo que está sucediendo.
Poco a poco la historia agradable se va convirtiendo en todo lo con
trario. Finalmente, la historia inconsciente va adquiriendo conscien
cia; en ese momento nos damos cuenta de que no somos felices. La
historia ya no es lo que queríamos que fuera; si hubiera sido así des
de el principio no habríamos entrado en esa relación. Una vez alcan
zado este punto, sea cual sea la actitud de nuestro compañero ten
deremos a interpretarla de forma negativa.
Sin embargo, si somos conscientes de los temas de nuestras his
torias y del modo en que procesamos la información, éstas pueden
cambiar de forma positiva. Si comprendemos que el efecto de infor
mación negativa y el error de atribución básica pueden hacer que
nos equivoquemos, y si nos damos cuenta de que no son sólo las re
laciones las que afectan a las historias, sino que también las historias
afectan a las relaciones, conseguiremos dar un paso adelante en la
mejora de nuestra relación reconociendo que los defectos que atri
buimos a nuestra pareja residen, en realidad, en nuestro procesa
miento de información sobre la misma y no en su persona.
55
monial, fallan tan a menudo ? Fallan porque se ignoran las historias
que cada persona utiliza p ara enfocar la relación.
La mayoría de nosotros nos hemos visto envueltos es más de
una relación que no ha funcionado . Suele ocurrir que la decisión de
acabar con la relación no es mutua, y que la persona abandonada in
tenta averiguar el por qué del fracaso teniendo en cuenta el punto
de vista de su ex p arej a y dej ando a un lado la relación . La persona
que ha dado por finalizada la relación , a veces se siente en la obliga
ción de encontrar una respuesta que justifique el fracaso de la re
lación no sólo ante su parej a, sino también ante sí misma. También
puede sentir lo mismo el que ha sido abandonado. Ambos están ha
ciendo lo correcto. Lo que ambos consideran las causas del fracaso
de su relación son, en realidad, los efectos. Creamos motivos para la
ruptura, del mismo modo que al principio buscamos razones para
estar juntos . Estos motivos son más aparentes que reales y pueden
ser múltiples: quizás el compañero era demasiado exigente, o la re
lación no iba a ninguna parte, o la comunicación no era completa.
Resumiendo : creemos que estamos pensando de forma racional
cuando, de hecho, el pensamiento nos está haciendo actuar de un
modo narrativo o intuitivo.
Esas «razones» o «motivos» rara vez constituyen la «causa» de
la ruptura . Las utilizamos p ara justificar nuestras acciones ante los
demás y ante nosotros mismos. La verdadera razón de la ruptura es
que ya no nos gusta el carácter que ha tomado nuestra historia. Es
muy difícil que las historias cambien , pero lo harnn con el paso del
tiempo. Por tanto , lo que había comenzado como una historia de
nuestro agrado se puede convertir en algo que no nos complace.
El hecho de que no toleremos una conducta que antes sí admití
amos , no se debe a que esa conducta haya cambiado , sino a que la
historia ha cambiado. Todas las cualidades de la persona amada que
nos agradaban han dej ado de hacerlo debido a que la historia desa
gradable ha entrado en acción . Para cambiar la relación , necesita
mos comprender la historia en que se basa y encaminarla correcta
mente. También necesitamos entender nuestra historia ideal y la de
nuestra parej a, ya que seguramente constituyen el motivo principal
de nuestra unión . Veamos la historia de Gary y Carla.
Al principio, cuando Gary estaba intentando recuperarse de su
problema con el alcohol, estaba encantado con los cuidados de Car-
56
la. Ella había hecho todo lo posible por él, había estado siempre a su
lado cuando la necesitaba y su deseo de que Gary se recuperara era
totalmente desinteresado. C arla no había cambiado , pero sí la acti
tud de Gary hacia ella. Gary se sentía agobiado por Carla . Necesita
ba espacio y pensab a que Carla no se lo daría. S abía que ella le que
ría bien ; sin embargo , ahora Carla formab a parte de su historia de
rehabilitación , una historia que, por supuesto , prefería olvidar. To
das las conductas que tanto había admirado en ella se habían con
vertido en una fuente de ardiente rencor. Lo que una vez fuera la
historia ideal de Gary había dej ado de existir.
5. Sternberg, Robert ]. y Barnes, Michael L., «Real and ideal others in romantic rela-
1 1onsh1ps», en ]ournal o/personality and soeza! psychology 49, 1 985 , págs. 1 .5 86 - 1 .608.
57
cuenta de que existe una similitud entre una historia real o potencial
y nuestra historia ideal nos sentimos verdaderamente emocionados.
Por tanto, podemos decir que el hecho de encontrar similitudes ge
nera emociones positivas, como la felicidad y la alegría. Las emocio
nes negativas como la tristeza, el miedo y la frustración pueden sur
gir cuando esperamos hallar esa similitud y, sin embargo, no
aparece.6 En ocasiones intentamos forzarla. Cuando conocemos a al
guien, determinamos cuán cerca o lejos se encuentra esa persona de
nuestro ideal. Si no tiene nada que ver con éste, nos podemos limitar
a descartarla. Sin embargo, si sucede lo contrario intentaremos por
todos los medios acercar cada vez más a esa persona a nuestro ideal.
En otras palabras, interpretaremos sus acciones de modo que enca
jen perfectamente con nuestros deseos más anhelados. Queremos
que nuestra historia ideal se convierta en realidad.
Muchos de nosotros hemos vivido relaciones en las que hemos
sentido que el modo en que nos implicábamos tanto nosotros como
nuestra pareja no era más que un intento de perpetuar nuestro amor
ideal y que, verdaderamente, esa forma de actuar no tenía nada que
ver con la realidad. Finalmente la ilusión -el intento de hacer reali
dad el ideal- puede venirse abajo cuando las acciones y comporta
mientos de la pareja ya no pueden sustentar nuestros esfuerzos por
alimentar la ficción. Veamos el caso de Liz y Larry.
Liz siempre se había sentido atraída por los tipos callados y de
carácter fuerte. Cuando conoció a Larry se pasaba horas intentando
averiguar sus pensamientos. Larry no era una persona de muchos
halagos, pero bastaba un solo cumplido para que Liz se sintiera en
el séptimo cielo. La relación resultaba de lo más excitante, ya que la
historia ideal de Liz se basaba en el misterio: casi todos los aconteci
mientos quedaban bajo la superficie. Ahora, hace tres años que
Larry y Liz se casaron y Liz ha descubierto algo terrible: bajo el si
lencio de su esposo se esconde el vacío. Larry no es como una alca
chofa que esconde un corazón bajo sus hojas, sino como una cebo-
58
lla: una vez que le quitas las capas de reticencia no encuentras nada.
Larry era callado porque no tenía nada que decir y Liz se dio cuenta
de que lo había idealizado en algo que no era. El problema es que
ahora ya es demasiado tarde, la única solución sería que ambos cam
biasen sus vidas de forma radical.
Algunas parejas potenciales encajan de forma inmediata en
nuestras historias ideales obedeciendo a nuestros caprichos; mien
tras que otras no lo hacen en modo alguno. Del mismo modo en que
la amistad se va convirtiendo poco a poco en amor, podemos cam
biar lentamente nuestra historia ideal para que se ajuste a la que es
tamos viviendo. La nueva historia no tiene por qué reemplazar a la
anterior, sino que puede coexistir junto a ella. En este caso, siempre
existe la posibilidad de que más tarde conozcamos a alguien que en
caje mejor con nuestra historia original. Si hemos conservado esa
historia puede que cambiemos de relación o nos veamos envueltos
en dos relaciones de forma simultánea.
Los ideales, claro está, cambiarán o no; sin embargo, las relacio
nes siempre lo hacen. A medida que van cambiando, pueden con
ducir a las parejas que las viven a experimentar mayor o menor satis
facción. A menudo las personas que comienzan sus relaciones con
historias poco realistas o que, en última instancia, son más difíciles
de mantener en las relaciones a largo plazo, como las historias fanta
siosas o misteriosas, descubren que dichas historias se empiezan a
deshacer a medida que aumentan las responsabilidades como man
tener un hogar, criar a los hijos y pagar los impuestos. Estos elemen
tos encajarían mejor en una relación de negocios, por ejemplo; sin
embargo, tendrían mucho menos que ver con la historia del cuento
de hadas: aquella en la que el príncipe busca a su princesa o vicever
sa. El resultado es que las personas cuyas historias resultan más difí
ciles de mantener se pueden desilusionar más rápidamente que
aquellas cuyas historias son más viables.
A veces esa desilusión nos lleva a cambiar de pareja. Por lo gene
ral, la historia ideal se mantiene e intentamos cambiar la historia real.
Por ejemplo, un hombre o una mujer con una historia artística -al
guien que busca una obra de arte en su compañero/a- se siente a
disgusto con la edad de su pareja. A veces los hombres de mediana
edad se fijan en mujeres más jóvenes; eso hace que al hombre le re
sulte más fácil mantener la historia artística. Del mismo modo, una
59
historia de gobierno ( en la que se impone el mando) tiende, en este
sentido , a ser más factible ya que el hombre mayor es propenso a
sentir que tiene el poder sobre la mujer joven. También hay otras his
torias que conducen a los hombres a unirse a mujeres más jóvenes o a
las mujeres con otro tipo de hombres . Por ejemplo: una mujer tiene
más posibilidades de encontrar un compañero de negocios en un
hombre de reconocido prestigio. Las historias juegan un importante
papel a la hora de cambiar de parej a , pero también es importante el
contexto cultural en que están inmersas.
7. Aron, Arthur y Westbay, Lori, «Dimens10ns of the prototype of love», Journal o/per
sonaltty and soeza! psychology 7 0 , 1 996, págs. 53 5 -55 1 ; Barnes, Michael L. y Sternberg, Ro
bert J., «A hierarchical model of love and its pred1ction of sat1sfaction in close relationsh1ps»,
en Satts/actton in clase relat10nsh1ps, Sternberg, Robert ]. y Hojjat, Mahzad (comps . ) , Nueva
York, Guilford, 1 997 , págs. 7 9- 1 0 1 ; Fehr, Beverly, «Prototype analysis of the concepts of love
and commltment», en Journal o/ personaltty and soeza! psychology 5 5 , 1 98 8 , págs. 5 5 7 - 5 7 9 ;
Fehr, Beverly y Russell, James A., «The concept of love viewed from a prototype perspecti
ve», en Tournal o/personalzty and soeza! p rychology 60, 1 99 1 , págs. 425 -43 5 .
8 . Ackerman, Diane, A natural history o/ lave, Nueva York, Random House, 1 994 ;
Dion, Kenneth L. y Dion , Karen K . , «Cultural perspectives on romantic !ove», en Personal
relat10nsh1ps 3 , 1 99 6 , págs . 5 - 1 7 ; Hunt, Morton M . , The natural history o/ lave, Nueva
York, Knopf, 1 95 9 ; Singer, Irvmg, The nature o/ lave, 3 vols. , 2' edición, Chicago, Univer
sity of Chicago Press, 1 984 .
60
sean culturalmente aceptables . Por ejemplo : en una determinada
época o lugar, alguien podría ser ejecutado por una historia de adul
terio, mientras que en otro contexto esa historia apenas provocaría
el movimiento de una de nuestras cej as .
Más aún, nuestra historia d e amor n o e s más que una d e las mu
chas historias que creamos . 9 También creamos, como es natural, his
torias sobre otros tópicos como pueden ser el trabajo o la familia.
Imaginamos cómo preferiríamos vernos en el trabajo y en relación
con otros miembros de nuestra familia. Estas historias pueden ser
complementarias , pero también competir con nuestras historias de
amor. Por ello, a veces resulta difícil que las historias de amor y las de
trabajo se complementen , lo cual nos crea un estado de constante
tensión . Algunas personas prefieren aunar los diferentes tipos de his
torias que componen su vida y tener una sola, mientras que otras
prefieren mantenerlas separadas . Por ejemplo: alguien a quien le
gusta combinarlas tal vez se decante por mantener una relación ínti
ma con alguna persona de su trabajo ; la persona que prefiere mante
nerlas separadas jamás establecería ese tipo de relación . Pero la ma
yoría de las personas se inclinan por la coherencia cognitiva:
procuran que las historias convivan cuidadosamente unas con otras .
Para comprender completamente nuestra historia de amor necesita
mos darnos cuenta del modo en que ésta se adapta al contexto global
de nuestras vidas . He aquí el caso de Ben y Lisa.
Ben amaba a Lisa, pero lo que Lisa ignorab a es que él nunca se
casaría con ella. Incluso al propi0 Ben le molestaba reconocerlo .
Ben trabaj aba como adjunto al vicepresidente en un importante
b anco. Todo el mundo sabe que para ascender en un banco, sólo es
posible casarse con un determinado tipo de personas : aquellas que
dan la talla en los acontecimientos sociales del banco. Deben ser in
dividuos de aspecto agradable, que sepan mantener una conversa
ción , relacionarse y entretener. En definitiva, alguien que encaje con
el fondo de un hermoso cuadro . Nadie habla de ello porque se su
pone que, actualmente, éstos no son los valores que más se aprecian ;
pero así sucede en el mundo bancario . Lisa era maravillosa, pero ca
sarse con ella suponía comprar un billete al olvido para la carrera de
Ben . Así que Ben dejaba pasar el tiempo, consciente de que debería
61
cambiar de pareja. Sin embargo, su corazón no se lo permitía. Lisa
no encajaba en la historia que Ben necesitaba para triunfar en el tra
bajo. Si Lisa hubiera comprendido la historia de Ben, jamás hubiese
establecido una relación con él.
La comprensión de nuestras propias historias, así como de las
de nuestra pareja, juega un papel sumamente importante tanto a la
hora de forjar la relación como a la de cambiarla. Esa comprensión
nos ayuda enormemente a encontrar el compañero idóneo desde un
principio. Limitémonos ahora a considerar cómo son las historias y
el modo en que operan en el contexto de nuestras vidas cotidianas.
62
SEGUNDA PARTE
HISTORIAS DE AMOR
64
historia del libro de cocina, el texto consiste en una receta que, si se si
gue al pie de la letra, nos conducirá hacia una relación exitosa.
En las historias de género se da importancia al modo o forma de
ser en la relación y no tanta a los objetivos y principios que subyacen en
la misma. En una historia bélica, lo que importa realmente son las ba
tallas y la guerra que las genera, no el objetivo de las mismas. En una
historia teatral, es importante que uno de los miembros de la pareja es
té siempre desempeñando su papel, sea éste cual sea (además, ese papel
puede cambiar con el tiempo). En la historia de humor, lo importante
es que la relación sea alegre y desenfadada y que nunca se convierta en
algo demasiado serio. Y en la historia misteriosa, uno de los individuos
debe ocultar constantemente información al otro, sin importar el tipo
ni la importancia de la misma.
En esta parte del libro, voy a tratar cada una de las historias de
amor de forma individual, describiéndolas brevemente, presentando
unos cuestionarios que utilizamos para evaluar las historias de amor,
dando ejemplos de cada historia de amor, describiendo los modos de
pensamiento y conducta característicos de las mismas, explicando los
papeles que desempeñan las personas en ellas y estudiando sus ventajas
e inconvenientes.
Los cuestionarios han sido elaborados con el objetivo de que cada
persona pueda identificar su historia de amor. En nuestros estudios, los
individuos fueron evaluando todas las cuestiones utilizando, en la ma
yoría de las ocasiones, una escala del 1 al 9. El 1 significa que la perso
na no se identifica en absoluto con ese punto y el 9 que la define con to
da perfección. (A veces hemos utilizado otras escalas, como la del 1 al
7.) Las puntuaciones son el resultado de la media de todos los puntos
otorgados a las diferentes cuestiones y nos dan una idea del impacto
que cada historia tiene en cada persona. Por lo general, una media de
puntos entre 7 y 9 se considera alta y demuestra una atracción hacia la
historia. Las puntuaciones del 1 al 3 se consideran bajas y son el indica
tivo de que la historia no nos interesa en absoluto. Las puntuaciones
medias, del 4 al 6, indican cierto interés, aunque no el suficiente como
para llegar a lo romántico.
Dado que la descripción de cada historia incluye los puntos del
cuestionario que utilizamos en nuestra investigación, vosotros mismos
podréis responder a ellos utilizando una escala del 1 al 9, descubriendo
así cuáles son las características de vuestras relaciones amorosas. En
tonces descubriréis cuáles son vuestras historias favoritas y podréis cal
cular hasta qué punto os sentís identificados con ellas. Os daréis cuenta
de que algunos de los puntos son muy parecidos y entre ellos sólo exis-
65
ten unas pequeñas diferencias. Esta coincidencia obedece a tres razo
nes. La primera es que los test largos tienden a dar resultados más fide
dignos. La segunda es que los más sutiles cambios a la hora de redactar
los cuestionarios pueden influir en las respuestas, incluso de forma
drástica. Por último diremos que las personas que se ven más refie1adas
en la historia tienden a dar las mismas puntuaciones (normalmente al
tas) a todas las preguntas, aunque éstas varíen en su redacción y el sig
nificado no sea el mismo; algo que no les ocurre a las que no se identifi
can con la historia.
66
6
Historias asimétricas
H ISTORIA PROFESOR-ESTUDIANT E
67
sus p apeles . 1 La asimetría forma parte de la atribución , no de nin
gún hecho real. Además , la persona calificada de profesor quizá
tenga poco o nada que enseñar, o sus enseñanzas carecer completa
mente de sentido .
Profesor
1 . Me doy cuenta de que desempeño el papel de profesor en mis relaciones íntimas.
2 . Suelo enseñar muchas cosas de la vida a mis diferentes parejas.
3. A veces siento que las personas en las que me implico en una relación íntima son
como mis estudiantes.
4. Me gusta que las personas que comparten una relación conmigo tengan mucho que
aprender de mí.
Estudiante
1 . Me doy cuenta de que desempeño el papel de estudiante en mis relaciones íntimas.
2. Procuro aprender bastante de mis parejas.
3. A veces siento que las personas con las que me implico en una relación íntima son
profesores para mí.
4. Me gusta que las personas que comparten una relación conmigo tengan mucho que
enseñarme.
David y Jessica
68
no era más que una forma hipócrita de rechazar a todo aquel que no
encajara en su molde. La empresa defendía, b aj o un velo de liber
tad e individualidad, las leyes del movimiento eugenésico. David mos
trab a su total desacuerdo ante la fiesta de aquella tarde y lo que sig
nificaba. Argumentaba que la idea de que el alto rendimiento de
ventas supusiera alcanzar el éxito , no era más que un caramelo ima
ginario que la empresa ponía ante los ojos de sus empleados para
que se convirtiera en su único objetivo y no les dej ara ver el resto del
mundo. Debían vivir para vender.
Desde que David y J essica empezaron a salir hacía seis meses,
habían pasado muchas tardes así: David filosofaba sobre la vida y
Jessica se empapaba de su filosofía. Podríamos pensar que la actitud
de Jessica h acia la casi magistral postura de David era condescen
diente, pero no era así. De hecho, ella disfrutaba escuchando la inte
ligente y nueva perspectiva que David tenía del mundo y creía que
había aprendido mucho desde que estaba con él. Es más, no sólo
pensaba que había aprendido muchas cosas de la vida en general, si
no que también creía que había aprendido a conocerse mejor a sí
mISma.
Además, los debates de David no eran simples lecturas imperso
nales que hubiera podido impartir con facilidad a los alumnos de
una clase, sino que, en su mayoría, iban dirigidos a Jessica específica
mente. Por ejemplo: antes de conocer a David, J essica siempre había
querido ser jefe de ventas. Creía que un trabajo así le proporcionaría
una vida confortable y le brindaría la oportunidad de ayudar a la
gente. En numerosas ocasiones, David le había descrito otros aspec
tos que entrañaba un cargo de tal envergadura. Le había hablado so
bre cómo h abía visto infiltrarse la hipocresía, la codicia y el egoísmo
en los puestos más altos de la empresa y sobre lo difícil que era as
cender en la compañía sin manipular a los demás. J essica se había da
do cuenta de que la mayoría de lo que decía David era cierto.
Huelga decir que David apoyaba una postura extrema y polémi
ca; sin embargo , sus palabras habían tenido un gran impacto en los
planes de J essica. Ahora ella creía que acabaría encontrando un tra
bajo por el que no necesitaría sacrificar su integridad personal .
A pesar de que la relación que mantenía con David era sólida,
Jessica creía que existían algunos p roblemas . Por lo pronto, pensa
ba que las constantes filosofadas de David, a veces les quitaban
69
tiempo para hacer importantes cosas juntos. A menudo David esta
ba tan ocupado hablándole de la vida que parecía no tener tiempo
para vivir la presente. Pero así era David.
]enny y Jonathan
70
no presentaba ninguna teoría propia; se limitaba a ser su eco, imitando
sus palabras y acciones siempre que estaban juntos. A veces, incluso se
sentía agobiada por su presencia.
Jenny le contaba a Paula que, en cierta manera, se sentía respon
sable del modo en que había evolucionado su relación con Jonat
han. Creía que si no hubiera sido tan insistente a la hora de contarle
todos y cada unos de sus puntos de vista filosóficos sobre el mundo,
él no hubiera asumido con tanta facilidad el papel de servil estu
diante. Además, creía que el entusiasmo que mostraba cuando él
coincidía con sus opiniones, no hacía más que potenciar la aquies
cencia de su pareja. De ahí que, a pesar de que había empezado a
preocuparse por la conducta de imitación de J onathan, también re
conocía que parte de la culpa la tenía ella.
71
pública, el resto de compañeros de trabajo o estudios se sienten trai
cionados, no sólo porque existe tal relación , sino porque han intenta
do ocultársela. Además, el hecho de ocultar apoya la hipótesis, que
emana del mismo, de que la pareja realmente tiene algo que esconder.
La situación se complica aún más cuando este tipo de relación se
suma a la relación principal de uno o ambos miembros de la pareja. Las
relaciones extramatrimoniales no son algo fuera de lo común, pero
cuando tienen lugar en el puesto de trabajo llevan un peso adicional, ya
que tienden a ser interpretadas como relaciones de poder y aprovecha•
miento, más que como relaciones amorosas. Las personas que cuentan
con esta historia pueden sentir que se hallan entre dos fuegos; es más,
quizá desempeñen unos papeles que les resultan muy incómodos ya
que intentan mantener una relación que es cada vez más insostenible.
En definitiva, las personas que viven estas relaciones y deciden seguir
adelante con ellas, harían muy bien si pidieran trabajar en diferentes
secciones o departamentos , ya que con ello reducirían, o incluso elimi
narían totalmente las tiranteces que surgen cuando dos personas del
trabajo mantienen también una relación personal.
Ventajas e ínconveníentes
72
Sin emb argo , estas relaciones llevan consigo un número consi
derable de inconvenientes . Si la parej a comparte el mismo trabaj o ,
e s probable que ocasione problemas a sus compañeros y puede que
también ella los tenga. Si no comparten el mismo puesto de trabajo,
la diferencia de poder será incómoda para algunas personas. Más
aún: el estudiante dej ará de sentirse identificado con su p apel, lo
cual hace que la relación caiga por su propio peso ; si no por parte
de ambos miembros , sí al menos por parte del que sufre esa crisis de
identidad.
HISTORIA DE SACRIFICIO
73
El amor hacia Dios puede contar con estas características; una
persona entenderá su relación con Dios o con otra deidad a través
del sacrificio. El individuo también se siente amado por la deidad,
aunque tenga que sacrificarse en su favor. Al mismo tiempo, la dei
dad puede haber hecho o seguir haciendo sacrificios, como en el ca
so de la historia de Jesucristo. Los padres e hijos también se suelen
ver implicados en las relaciones de sacrificio.
Wanda y Derek
74
viesen en una misma ciudad. La separación podía ser el beso de la
muerte: algo que ninguno de los dos quería experimentar.
Wanda era reacia a irse a vivir a otra ciudad, pero sentía que no
tenía elección. Realmente quería que Derek llevara a cabo su bri
llante carrera y, después de todo, él estaba en lo cierto al indicar que
las posibles ciudades de destino le brindarían importantes oportuni
dades empresariales. Ella quería triunfar y Derek también deseaba
su triunfo. Su historia era la misma que la de sus progenitores, en la
que su madre siempre se había sacrificado por su padre. En reali
dad, no tenía nada que ver. Wanda sabía que se mudaría de ciudad y
al mismo tiempo sentía que algo estaba mal. Pero no sabía qué era ...
Vince y Eva
75
fuera , pero no podía irse a vivir con Vince y con su madre, sobre to
do teniendo en cuenta las muchas horas de cuidados que éste le de
dicaba.
Vince se daba cuenta de que estaba a punto de perder a Eva, pe
ro no podía hacer nada. La idea de perderla le deprimía. Exceptuan
do las peleas por su futura vida en común, su relación había sido ma
ravillosa y Eva se había mostrado muY, cariñosa con él, incluso con su
madre. Pero no quería vivir con ella. El debía cuidar de su madre, no
había otra alternativa. Si Eva no era capaz de darse cuenta de ello,
entonces debería buscar a otra persona que le comprendiera.
76
bargo , debemos recordar que su historia se fundamenta en el hecho
de dar, aunque puedan quej arse de ello o reprochárselo a la persona
a la que están dando. Su historia de amor siempre les llevará a de
sempeñar ese papel, independientemente de las circunstancias que
la rodeen . En los casos más extremos, podemos pensar que estas
personas tienen «complejo de mártir», ya que parecen disfrutar
dando y no piden nada a cambio .
Ventajas e inconvenientes
77
laciones exitosas corno simples tira y afloja, en los que se lleva un ri
guroso recuento de lo que cada uno ha dado y recibido.4 El mayor
factor de riesgo de la historia de sacrificio es que el «dar y recibir»
suele desequilibrarse mucho, de tal manera que uno de los miem
bros de la pareja empieza a sentirse incómodo.
El hecho de que la historia de uno o ambos individuos tienda a
perpetuar este desequilibrio, aún hace más difícil la situación. Así
pues, alguien se puede mostrar resentido por tener que dar siempre
y, sin embargo, continúa dando, independientemente de que su pa
reja se lo exija o no. Da porque en eso se basa su historia de amor.
Del mismo modo, el que recibe se puede mostrar incómodo por es
tar siempre recibiendo y al mismo tiempo ser incapaz de cambiar la
conducta del sacrificado, aun cuando este último se siente cansado
de ejercer ese papel.
Cuando se alcanza un punto en el que no se está a gusto, es ne
cesario restaurar el equilibrio, pero primero los miembros de la pa
reja deben reconocer la historia que les conduce a adoptar esa con
ducta de sacrificio.
HISTORIA DE GOBIERNO
78
reja se refiere. Ejemplo de ello es lo que sucedió cuando los taliba
nes, fundamentalistas islámicos, conquistaron gran parte de Afga
nistán en 1 996: las mujeres y niñas fueron expulsadas de sus puestos
de trabajo y colegios de forma inmediata. No existía ningún atisbo
de duda sobre quién debía dirigir esa sociedad.
Una relación también se puede convertir en autocrática cuando
uno de los miembros de la pareja tiene una gran necesidad de po
der.5 Algunas personas sienten dicha necesidad y utilizan las relacio
nes íntimas como el medio para expresarla. Hay personas que tie
nen grandes deseos de poder y que se ven obligadas a reprimirlos en
el trabajo; dichas personas se vuelven especialmente tiranas en el
hogar, puesto que es el medio que utilizan para compensar la frus
tración que experimentan en el trabajo.
El consentimiento mutuo constituye una tercera vía hacia la
autocracia. La pareja se siente más cómoda si uno de sus miem
bros toma las decisiones y asume las responsabilidades. Normal
mente, el otro miembro integrante de la relación se muestra muy
sumiso y prefiere no tener responsabilidades a la hora de tomar
decisiones.
Las relaciones de gobierno también pueden ser democráticas e
igualitarias , en cuyo caso el poder se reparte de forma más o menos
equitativa entre la pareja. En una relación democrática, algunas de
las decisiones las suele tomar principal o exclusivamente cualquiera
de los miembros de la pareja. La base de las mismas es la distribu
ción igualitaria del poder, lo cual no quiere decir que todas y cada
una de las decisiones las deban tomar ambos miembros en común.
Cuando la relación de gobierno se desarrolla de este modo, su mo
do de funcionamiento se parece más a la historia de coordinación
(véase pág. 153 ) .
Una cuarta forma de reparto del poder, probablemente menos
común que la autocrática o la democrática, es la anarquía. En ella,
nadie se hace con el mando para solucionar problemas o tomar de
cisiones; cada uno de los integrantes de la pareja espera que el otro
asuma las responsabilidades. Este tipo de relaciones suelen ser de
sorganizadas y por tanto desembocan en un modo de vida caótico.
79
La pareja tiende a descender en la escala socioeconómica ya que se
ignora por completo cuáles son las necesidades que hay que cubrir y
cuáles están ya cubiertas.
Autocrática (gobernador)
1 . Para mí es muy importante ser la única persona que tiene el control a la hora de to
mar decisiones en mis relaciones de pareja.
2. Creo que las relaciones de pareja se b asan fundamentalmente en quién controla a
quién y, desde luego, no me gusta en absoluto ser la persona controlada.
3 . Creo que es muy importante dejar bien claro a mi parej a, desde el p rincipio, que yo
seré quien esté al mando de la relación.
4. Me gusta ser la única persona que toma las decisiones; de otro modo, surgiría la
anarquía.
Autocrática (gobernado)
l . Creo que las relaciones son como gobiernos: alguien debe ser el responsable de to
mar todas las decisiones . La verdad es que prefiero dejar esa responsabilidad en
manos de mi pareja.
2. No me preocupa que mi pareja tome la mayoría de las decisiones, puesto que creo
que es mejor que una sola persona esté al mando de la nave.
3 . Creo que es necesario que una persona sea la responsable de tomar las decisiones im
portantes para la pareja; normalmente prefiero que sea mi compañero/a quien lo haga.
4. Creo que, realmente, resulta más eficiente que una sola persona asuma el control a la ho
ra de tomar decisiones importantes en una relación, aunque a mí no me gusta hacerlo.
Democrática
1 . Creo que las relaciones, como gobiernos que son, se deben basar en el reparto del poder.
2 . Creo, contrariamente a mucha gente, que los temas referentes al amor y al poder se
pueden resolver, dado que la pareja desea compartirlos.
3 . Creo que, desde un principio, es muy importante para la pareja aprender a tomar
las decisiones conjuntamente.
4. Es importante que mi pareja y yo compartamos el proceso de toma de decisiones.
5. Creo que una relación sólo puede ser armoniosa si se comparte el poder.
6. Creo que el reparto de poder es la única forma de mantener la igualdad entre los
miembros de la relación .
7 . Creo que las relaciones se deben basar en aprender a compartirlo todo, incluso el poder:
8. Creo que, al igual que en un gobierno, el reparto del poder es fundamental en una
relación .
80
Jerry y Kristen
J erry y Kristen llevab an saliendo casi dos años y parecía que las
cosas les iban bien . Además, todos los que les conocían estab an con
vencidos de que algún día se casarían . Sin embargo , algunos de los
amigos de Jerry estaban preocupados porque pensaban que Kristen
le controlab a. Ya no salía con ellos como antes y, cuando lo hacía ,
parecía que Kristen estaba allí con él, dispuesta a llevárselo sin pre
vio aviso .
Una noche, Jerry y sus amigos estaban viendo un importante
partido de b aloncesto, cuya celebración habían esperado ansiosa
mente, cuando de repente, Kristen apareció por la puerta. Faltaban
sólo seis minutos para el final de la contienda y los marcadores esta
b an empatados, así que lo último que deseaban era que se les inte
rrumpiera. Kristen (ue directamente hacia Jerry y le dij o que tenía
que hablar con él. El le preguntó educadamente si podía esperar
hasta el final del partido, pero ella le contestó que era muy impor
tante . Los amigos de J erry continuaron viendo la televisión , pero al
mismo tiempo se mostraban interesados en saber qué estaba suce
diendo entre Jerry y Kristen , así que tampoco prestaban demasiada
atención al partido . Cuando Jerry se levantó y abandonó la habita
ción junto a Kristen , sus amigos empezaron a mirarse unos a otros y
a mover sus cabezas con incredulidad. J erry regresó justo cuando el
p artido acababa de finalizar, comportándose como si no hubiera pa
sado nada fuera de lo normal.
Hasta entonces , los amigos de Jerry no estaban seguros de si de
bían hablar con él sob re su relación con Kristen. Después de todo,
Jerry nunca se había quej ado de lo que ellos consideraban una rela
ción que dej aba bastante que desear. Sin embargo, la anécdota del
partido les pareció motivo suficiente para hablar del tema. Así pues,
los amigos de J erry decidieron que tenían que exponerle sus preo
cupaciones ; quizás Jerry tuviera verdaderos problemas con Kristen
y le resultara muy difícil contarlos .
J erry respondió a las inquietudes de sus amigos diciéndoles que
coincidía con ellos al reconocer que Kristen le controlaba, pero que
eso no le molestaba en absoluto. Les agradeció su preocupación y les
dijo que para él no representaba ningún problema el hecho de que
Kristen tomara la mayor parte de las decisiones concernientes a la re-
81
ladón . Él ni siquiera quería molestarse asumiendo ese tipo de deci
siones mundanas y triviales : tenía cosas más importantes que hacer.
Era consciente que muchas personas calificarían su situación de de
safortunada, pero él se sentía a gusto con ella. Sus amigos se queda
ron algo confusos, sin embargo se dieron cuenta de que Jerry era fe
liz en y de que eso era lo verdaderamente importante.
Nancy y Ted
Tanto Nancy como su marido, Ted , sentían que el poder era una
parte integrante de su relación . Sin embargo, reconocían que si no
compartieran ese poder, correrían el riesgo de vivir una relación ti
ránica. Por ello creían que Ted debía ocuparse de ciertos temas y
Nancy de otros. Nancy podía hacer sugerencias en las áreas que es
taban a cargo de Ted , pero sería éste quien tomase las decisiones fi
nales. Resultaba comprensible que surjieran ciertos problemas a la
hora de decidir sobre determinados temas. De hecho, Ted y Nancy
habían tenido recientemente una discusión acerca de su hij a Julia,
de quince años .
Ken, u n chico de dieciséis años, se presentó una noche e n su ca
sa para recoger a Julia y llevarla al cine. A Ted ese chico le pareció
un insensato que además vestía -llevaba unos vaqueros ajados y
una camiseta raída- de forma completamente inaceptable. Cuando
Julia regresó del cine, le dijo que no le permitiría volver a salir con
Ken . Julia pensó que el planteamiento de su p adre era completa
mente absurdo ; acudió a su madre y le pidió que razonara con Ted.
Nancy estaba de acuerdo con l o s argumentos de su hija e intentó
convencer a Ted de que había tomado una decisión demasiado drás
tica. Nancy decía que aunque la ropa de Ted no era apropiada para
acudir a una comida de etiqueta, sí lo era para ir al cine. A pesar de
la indumentaria de Ken , Nancy opinaba que Ted no debía j uzgarle
ya que sólo le había visto una vez . Ted escuchaba a su mujer pero no
estaba de acuerdo con sus argumentos, por lo que manifestó que su
decisión era irrevocable. N ancy únicamente pudo mostrar su decep
ción . Al fin y al cabo, Ted era el encargado de supervisar la vida so
cial de Julia. Nancy podía dar su opinión sobre el tema, pero era él
quien tenía la última palabra.
82
Dos días después, Julia se enfrentó a la decisión de su padre di
ciéndole que le parecía injusto que no le permitiera ver a Ken. En
un tono directo y tranquilo, Ted le dijo que era intolerable que al
guien como ella saliera con un chico tan desaliñado e insensato co
mo aquel. Julia le pidió a su madre que la respaldara, pero Nancy se
limitó a decirle que la decisión de Ted era definitiva. Julia corrió a su
habitación, reprochando a su madre su conducta conformista. Las
palabras de Julia tuvieron un efecto casi instantáneo sobre su ma
dre. Nancy se giró hacia Ted y, en un tono muy serio, le recordó que
si daban tanta importancia al reparto del poder en su relación era
precisamente para evitar que ésta se convirtiera en una tiranía. Al
principio, Ted se sintió amenazado por el hecho de que Nancy cues
tionara su decisión. Sin embargo, se dio cuenta de que existía la po
sibilidad de que, en alguna ocasión, él se opusiera fuertemente a las
decisiones de su esposa y pensó que, en ese caso, a él también le gus
taría ser escuchado. Como resultado, Ted decidió ceder ante Nancy
y le dijo a Julia que podía salir con Ken.
83
dad de que hubiera dich o a sus amigos algo que realmente no pen
s aba. En este último caso , quizá Jerry tuviera la necesidad de sentir
sumisión ante su novia, lo que permitiría que su relación fuese tan
duradera corno era. 6
Algunas veces , en las primeras etapas de una relación , las perso
nas toleran ciertas conductas que, más adelante, no serán capaces de
admitir. En el caso de J erry y Kristen el desequilibrio era tan grande
que nadie era capaz de imaginar cómo acabaría la relación. El hecho
de que terminase o no dependía de si Jerry se quería sentir realmen
te dominado, o de si adoptaba esta conducta porque estaba muy
enamorado de Kristen y prefería no discutir el terna.
Si no nos enfrentarnos al problema, en el caso de que éste exista,
sentarnos u n precedente: una vez que hemos cedido el poder, difícil
mente podremos recuperarlo . Por eso no tiene demasiado sentido
cederlo con la esperanza de recuperarlo. La recuperación tal vez sea
muy dura y, además, nuestra p arej a puede opinar que debíamos ha
ber manifestado nuestra insatisfacción desde el principio.
6. Ibid.
84
Ventajas e inconvenientes
HISTORIA POLICÍACA
7 . Huston, Ted L., «Power», en Close relationshzps, Kelley, Harold y otros (comps. ) ,
Nueva York, W. H . Freeman, 1 983 , págs. 1 69-2 1 9 .
85
sar se asemeja al del policía interpretado por J avert en Los misera
bles. J avert veía las cosas en blanco y negro. Existían el bien y el mal,
y J avert creía que representaba al bien. Finalmente, cuando se .dio
cuenta de que no era capaz de adecuar los acontecimientos a su vi
sión del mundo, decidió suicidarse antes que cambiar su punto de
vista.
Los protagonistas de las historias policíacas se sienten responsa
bles de reforzar las leyes de la relación, que consideran procedentes
de algún tipo de ley natural o social pero que, en la mayoría de los
casos, son fruto de su propia creación. Estas leyes se corresponden,
en mayor o menor medida, con las leyes de la sociedad (como lo son
la prohibición de la bigamia, el incesto, el adulterio, etc. ) o pueden
ser extrañas creaciones de los propios «policías» (por ejemplo:
prohibir totalmente a una mujer que se relacione con los hombres
en cualquier sentido, prohibir que un hombre trabaje con mujeres
aunque eso forme parte de sus responsabilidades profesionales).
La persona que se ve envuelta en este tipo de relación sólo se
da cuenta de dónde se ha metido cuando las cosas ya han ido bas
tante lejos. Las que, en un principio, le parecían pequeñas rarezas
de su pareja, empiezan a incrementarse y, con el paso del tiempo acaba
dándose cuenta de lo que está sucediendo realmente. Para entonces,
puede que le resulte muy difícil reducir o debilitar al policía, del mis
mo modo que le sucedió a Javert con Jean Valjean. El policía inventa
rá castigos por infringir las leyes y, en caso de percibir una infracción
extrema de las mismas, la seguridad de su pareja quizá se vea seria
mente amenazada. En las relaciones, lo mismo que en la vida real, la
línea que separa al que se encarga de hacer cumplir la ley y al que se
encuentra fuera de ella se puede volver bastante borrosa. El policía
tal vez abuse de su poder y traspase esa línea.
La persona que recibe el control excesivo que supone esta rela
ción, puede comparar la historia policíaca con la historia de terror,
tema que trataremos más adelante. La diferencia principal estriba
en que el agente de policía se cree en posesión de una total justifica
ción moral. El protagonista de la historia de terror se puede ver a sí
mismo como una persona de «gustos extraños». El policía se ve co
mo un agente de la ley encargado de hacer que ésta se cumpla, aun
que en ocasiones llegue a cometer serios errores por conseguir ese
objetivo.
86
DIAGNÓSTICO DE LA HISTORIA POLICÍACA
Agente de policía
l . Creo necesario controlar todos y cada uno de los movimientos de mi pareja con el
fin de mantener un cierto grado de orden en la relación .
2 . Creo que siempre debemos dormir con un ojo abierto para controlar a nuestra pa
reja.
3. Considero una completa locura bajar la guardia y confiar ciegamente en mi pareja.
4 . Nunca me fiaría de mi pareja si trabajase junto a una persona de su sexo opuesto.
Sospechoso
l . Mi pareja me llama varias veces al día para preguntarme qué estoy haciendo exac-
tamente.
2. Mi pareja me vigila.
3. Mi pareja necesita saber todo lo que hago.
4 . Mi pareja se enfada muchísimo si no le digo exactamente dónde he estado.
Walter y Tracy
87
más desconfiada. Sin embargo, cuando cedía lo hacía durante un corto
período de tiempo o, lo que es peor, lo hacía con el fin de poder obser
var los movimientos de Walter cuando éste no se creía vigilado.
Tras una de estas súplicas por recuperar su propio espacio,
Tracy empezó a pensar que Walter tenía un lío con alguien de su tra
baj o . Esa sospecha se vio alimentada por un programa de televisión
en el que un marido engañaba a su mujer. Durante las horas que si
guieron al programa, Tracy no hizo más que incrementar el senti
miento de verdad sobre su sospecha. Cuando Walter llegó del traba
jo, estaba tan convencida de que se estaba acostando con otra mujer
que decidió lanzarle algún objeto nada más verle cruzar el umbral
de la puerta.
Cuando Walter vio a su mujer en tal estado, no supo qué hacer.
Tracy le acusaba de engañarle con otra mujer y él lo negaba de for
ma vehemente; después de todo, nunca h abía hecho nada ni remo
tamente parecido. Sin embargo , Tracy seguía gritándole, describien
do con horripilantes detalles su interpretación de la relación. Walter
le repetía una y otra vez que podía llamar a cualquier persona de su
trabajo para verificar su inocencia, pero finalmente se dio cuenta de
que las sospechas de Tracy no obedecían a la razón . Ya había sospe
chado de él otras veces , pero nunca de ese modo.
En situaciones como ésta, Walter perdía casi por completo la
paciencia. Sin embargo , eso no sucedía frecuentemente ya que las
súplicas de libertad por parte de Walter eran muy escasas. Es más, la
exhaustiva vigilancia de su mujer le proporcionab a una extraña sa
tisfacción ya que sentía que nadie podía p reocuparse tanto por él.
En gran parte , Walter disfrutaba del control que su mujer ejercía so
bre él. Así que, a pesar de la incredulidad de sus amigos , Walter opi
naba que no había nada malo en tener a alguien que vigilase sus co
midas , su forma de vestir y su horario de llegada a casa.
Becky y Dan
Hace tres años , cuando Becky empezó a salir con Dan pensó
que había encontrado al hombre p erfecto. Era guapo, inteligente y,
lo más importante: parecía p reocuparse mucho por ella. Desde el
principio se interesó por su apariencia y _también intentaba inculcar-
88
le ciertos intereses y aficiones. En un primer momento, Becky se sin
tió halagada por el gran interés que Dan sentía por su vida, aunque
a veces se riera de su forma de vestir o se burlara de alguna de sus
aficiones. Normalmente se mostraba muy atento. Sin embargo , las
cosas comenzaron a cambiar.
Al cabo de un tiempo , las bromas ocasionales de Dan empeza
ron a ser más frecuentes y, algunas veces, se convertían en críticas
mordaces . De forma casi inmediata, Becky comenzó a ser extrema
damente cauta con sus palabras y acciones . No quería cometer ni el
más mínimo error.
A medida que fue pasando el tiempo , Dan empezó a criticar a
Becky cada vez más, sacando defectos a todos los aspectos de su vi
da. Es más , siempre parecía querer controlar todos y cada uno de
sus pasos, incluso los detalles más insignificantes . Para entonces,
Becky y Dan habían empezado a vivir juntos y, en algunos momen
tos , Becky se sentía como en una prisión en la que Dan era el carce
lero . Sin embargo , siempre que ella expresaba su inquietud al res
pecto, D a n le decía que para él e r a muy importante saber lo que ella
estaba haciendo. Además, argumentaba que lo hacía por el propio
bien de Becky y añadía que si la criticaba demasiado era porque la
quería mucho y deseaba que fuese la mejor persona del mundo.
Becky sabía que Dan era sincero al expresarle sus opiniones , no
obstante le costaba comprender que sus duras críticas fueran el re
sultado del amor que sentía por ella. Le sugería que perdiese peso y
que vistiera mejor; incluso la reprendía por ver demasiado la televi
sión diciéndole que se atontaría y que no podría ser una buena ma
dre. Así era su exacerbado criticismo. Sin embargo , Becky seguía to
lerando la conducta de Dan porque, a pesar de todo, aún le amaba.
Quería convencerse a sí misma de que las críticas de su novio eran
fruto del amor que sentía por ella.
Pero en los últimos tiempos, las severas inspecciones sobre la
apariencia y comportamiento de Becky estaban completamente fuera
de lugar. Dan mostraba un interés excesivo por la vida de Becky. Ar
güía que ésta tenía una actitud «insinuante» e incluso «promiscua» en
público . Cada vez que mostraba interés por lo que decía un chico,
Dan parecía pensar que estaba a punto de fugarse con él. Becky siem
pre tenía que estar en guardia para asegurarse de que no cometía nin
guna acción que Dan pudiera interpretar como insinuante.
89
Una noche en la que Dan y Becky se estaban acicalando para ir
a cenar con los J ohnson, Becky se ponía su vestido más recatado al
mismo tiempo que se repetía que no debía mostrar demasiada con
fianza con Doug J ohnson. Sin embargo, sentía que nunca podría
adivinar qué sería lo que sacaría de quicio a Dan en aquella ocasión.
A pesar de que Becky se preparó y esforzó por tener la más ade
cuada de las conductas durante la cena, Dan acabó regañándola por
haber tenido una actitud insinuante. Ella insistía diciendo que se ha
bía comportado correctamente, pero Dan no la escuchaba y se afe
rraba a la creencia de que Becky estaba pensando abandonarle. Dan
estaba rojo de ira y le amenazó diciéndole que futuras actuaciones
como ésa iban a tener muy malas consecuencias para ella...
90
sospechoso, o incluso de prisionero, también lo reafirma, creando
así una extraña realidad: es como si mereciera ser sospechoso de va
rios crímenes. A medida que la historia adquiere cuerpo, se va dis
tanciando de cualquier tipo de realidad, impregnándose de un halo
imaginario que sólo puede compartir la pareja que la vive y del cual
resulta muy difícil escapar. Algunas personas, como Walter, pueden
disfrutar de verdad desempeñando el papel de sospechosos, ya que
eso les produce la satisfacción de gozar de algo de lo que carecen en
otros aspectos de su vida. Otras, como Becky, se sentirán incómodas
en el papel, pero no pueden hacer nada para escapar del mismo.
91
Algunos casos destacados que han acabado en los tribunales tie
nen elementos de la historia policíaca. Un ejemplo de ello es la rela
ción entre O .J . Simpson y su mujer, Nicole Brown Simpson . Parece
ser que este caso contaba con ambos elementos : la vigilancia conti
nuada y el castigo . Sin embargo , no podemos emitir juicios de base
partiendo únicamente de la información procedente de los informes
aparecidos en los medios de comunicación.
Ventajas e inconvenientes
HISTORIA PORNOGRÁFICA
92
forma de amor, aunque a la mayorí� de nosotros nos resulte difícil aso
ciar este sentimiento con su comportamiento y actitudes.
La degradación puede surgir en el contexto de una relación úni
ca o principal, o en el contexto de una o varias relaciones de menor
importancia o secundarias. Si por alguna razón, el individuo no es
capaz o no quiere degradar a su pareja estable o, en el caso de los pa
peles complementarios, no es degradado por su pareja, buscará esa
degradación fuera de esa relación, aunque seguirá manteniéndola.
A pesar de que nuestras investigaciones demuestran que son
pocas las personas que admiten este tipo de relaciones, lo cierto es
que esta historia es más frecuente de lo que parece.9 El próspero ne
gocio de la prostitución, los numerosos libros y películas basados en
esta historia y el mercado creado sobre las formas de sexo que de
gradan a la pareja (las amenazas, los azotes, los encadenamientos,
las mutilaciones, etc. ) son una prueba de que esta historia está más
extendida de lo que nos imaginamos. Esto no quiere decir que viva
mos en un mundo decadente.
Objeto
l . En realidad, no me importa que mi pareja me trate como un juguete sexual.
2. Admito que para mí es muy importante ser capaz de satisfacer los deseos sexuales
de mi pareja, aun cuando los demás consideren que me estoy degradando.
3. Me aburro cuando estoy con alguien que no se atreve a introducir algún tipo de
historia o ritual pornográfico durante nuestras relaciones sexuales .
4 . Me gusta que mi parej a quiera probar conmigo nuevas, extrañas e incluso doloro
sas técnicas sexuales.
Sujeto
l . Me gusta practicar una amplia variedad de técnicas sexuales, especialmente aque
llas que los demás consideran extrañas o degradantes hacia mi pareja.
2. Lo que realmente me importa en mi relación es que mi pareja sea un excelente ju
guete sexual que haga todo lo que yo quiera.
3 . Nunca podría ser feliz con alguien que no sea atrevido, en el sentido pornográfico
de la palabra, en su vida sexual.
4. Me gusta que mi parej a se sienta como un objeto sexual.
93
Ray y Ti//any
94
A la mañana siguiente, Tiffany se despertó sola en la cama de
Ray. Estaba avergonzada de sí misma, pero era consciente de que no
tenía ningún tipo de control sobre su necesidad de ser tratada de ese
modo. Se sentía atraída por los hombres corno Ray, por aquellos que
no se preocupaban por su persona sino que simplemente la veían
corno un objeto sexual que debía ser capturado y degradado. Vio
que sobre la mesilla de noche, situada junto a la cama, había un tro
zo de papel; no había ningún nombre o número de teléfono, sólo
una dirección. Seguramente se trataba del lugar donde Ray quería
volver a encontrarse con ella. Tiffany se levantó, se duchó, se vistió y
se fue. Aun después de haber tornado una ducha, seguía sintiéndose
sucia.
Tiffany, que se conocía a sí misma, se daba cuenta de que proba
blemente acabaría yendo al lugar que Ray le había indicado pero, al
mismo tiempo, sabía que era mejor no hacerlo. Había vivido situa
ciones similares con anterioridad y sabía cómo se desarrollaban. Este
tipo de relaciones nunca iba más allá de los aspectos impersonales y
puramente físicos. Además, el miedo que surgía corno fruto de las
primeras experiencias sexuales desaparecía rápidamente y para man
tener un alto nivel de excitación, el sexo tenía que ser cada vez más
duro. La necesidad de degradar, por una parte, y la de ser degrada
do, por otra aumentaban hasta alcanzar niveles potencialmente peli
grosos que pronto se adueñarían de la relación y que eran lo único
que la mantenía. Tiffany era perfectamente consciente de ello.
Tiffany nunca quería que las relaciones se le escapasen de las
manos . Pero sabía que una vez inmersa en una de ellas, perdía por
completo la razón . Se sentía arrastrada por lo que parecía ser su ins
tinto básico. Tiffany miró el trozo de papel que tenía en su mano y
deseó romperlo con todas sus fuerzas; sin embargo, algo le impulsó
a guardarlo. Se encontraría con Ray en el lugar y a la hora que él le
había indicado.
Caro/ y Tim
95
ple placer de experimentar qué se sentía estando al otro lado. Así
que aquella noche iría a la ciudad y se ligaría al chico más sexy , ino
cente y vulnerable que pudiera encontrar.
Tras pensárselo bastante, decidió ir al Dean's Place, una sala de
baile famosa por su ambiente libidinoso. Nada más llegar, se fue di
rectamente a una esquina con el fin de tener una buena panorámica
de todo el lugar. Hizo caso omiso a todos lo hombres que se le acerca
ron; de hecho, era ella quien quería tomar la iniciativa en todos los
sentidos. Por fin, vio a un tipo que estaba sentado junto a la barra; era
joven y guapo y, lo más importante, tenía esa mirada vulnerable que
Carol tanto deseaba. Se dirigió hacia él y le invitó a una copa.
El joven se sentía algo desconcertado, pero decidió aceptar la
invitación y le dijo que se llamaba Tim. Carol dedujo, por su forma
de vestir, que no era una persona muy rica, lo cual le agradaba pues
to que imaginaba que una persona perteneciente a una clase social
baja se adaptaría mejor al papel de objeto. Decidió invitar a Tim a
cenar y éste, a pesar de que se sentía algo desconcertado ante la si
tuación, aceptó de buen grado.
Dos días después, Carol fue a recoger a Tim a su casa y se alegró
de que éste vistiera vaqueros y una camiseta de franela. Ella lucía un
traje muy caro y creía que ese contraste haría que Tim se sintiera
más vulnerable. Fueron a un restaurante que ella misma eligió: un
lujoso local italiano cuyo dueño era conocido suyo. Nada más en
trar, Carol vio al dueño del restaurante, se dirigió hacia él y le dio un
beso y un abrazo, al mismo tiempo que prestaba especial atención a
la incómoda actitud de su acompañante. ¡ Por fin estaba gozando
con la experiencia !
Se sentaron y Carol le dijo a Tim que ella pediría por ambos. No
quería que él dijera nada, sólo quería tenerle allí sentado: ver esa ca
ra bonita e indefensa.
A medida que la noche iba avanzando, Carol se daba cuenta de
que sus esfuerzos por aumentar la inseguridad de Tim iban dando
sus frutos. El hecho de pensar que había conseguido degradarle y
que todavía quedaba mucha noche por delante, le excitaba mucho.
Al final de la cena, Carol se brindó a pagar la cuenta y luego le pre
guntó a Tim si le gustaría ir con ella a su casa. Tim se limitó a asentir
con la cabeza. Abandonaron el restaurante y se encaminaron al
apartamento de Carol.
96
Mientras conducía, Carol deslizaba su mano por el muslo de
Tim, quien no podía más que esbozar una leve sonrisa. Después de
todo, Tim tenía serias dificultades por descubrir si estaba viviendo
una fantasía o una pesadilla camuflada. Cuando llegaron al piso de
Carol, se dirigieron directamente a su habitación. Carol le- sedujo
hasta la cama. Cogió un pañuelo de un cajón y le preguntó, mejor di
cho, le dijo a Tim que lo usara para taparse los ojos.
Cuando Tim y Carol llevaban tres semanas saliendo juntos, �ste
empezó a tener dudas respecto a su relación. A pesar de que estaba
de acuerdo con el papel que desempeñaba en la misma, no se sentía de
masiado orgulloso. Sin embargo, una parte de él siempre había
deseado ser humillada de ese modo. Carol mostraba interés por él,
pero Tim sabía que ese interés procedía únicamente del placer que
experimentaba al degradarle. Es más, sabía que si la relación conti
nuaba, Carol le querría degradar más aún y que eso no les conduci
ría a ninguna parte. Tim reconocía que debía cortar esa relación, pe
ro no estaba preparado para hacerlo y no sabía cuándo lo estaría.
97
petabilidad (algo muy importante para ellos) y que las relaciones fue
ra de éste van asociadas con la idea de suciedad (algo a lo que todavía
dan mayor importancia) . Pueden darse otros casos en los que sean
capaces de encontrar, en la misma relación, el respeto social y la de
gradación (en la privacidad de la alcoba, claro está) .
Esta historia, al igual que la policíaca y la de terror, tiende a ali
mentarse por sí misma. Lo que un día es suficiente para saciar cierto
tipo de excitación, tal vez no baste al día siguiente. Por eso, las per
sonas corno Tirn se preocupan por saber a dónde les va a conducir
todo esto. Una vez que nos hemos acostumbrado a la relación y el
aburrimiento se apodera de ella, no queda más que darla por finali
zada. La pérdida de interés y el aumento del contenido pornográfi
co son un claro síntoma de que algo va mal. Además , el contenido
pornográfico puede escapar a nuestro control. Así lo demuestran
ciertas crónicas de sucesos aparecidas en los periódicos que narran
el asesinato de uno de los miembros de la pareja debido a la pérdida
del control. Tiffany reconocía que su relación con Ray sólo podía ir
a peor pero, corno se suele decir en estos casos, una cosa es ser cons
ciente de algo y la otra actuar en consecuencia.
98
siguen siendo los mismos, por lo que siempre se muestran insatisfe
chos al no poder satisfacer completamente sus deseos.
Ventajas e inconvenientes
HISTORIA DE TERROR
99
sempeñar el papel de víctimas tienden a autoconsiderarse desafortu
nados -individuos que, de alguna manera, siempre acaban con la
persona equivocada- o personas buenas por naturaleza que consti
tuyen fáciles presas. Pero ni la imagen que tiene de sí mismo el que
aterroriza ni la que tiene de sí misma la víctima suelen tener que ver
con la realidad conductual. El hecho de que ciertas personas siempre
se vean envueltas en estas relaciones nos hace pensar que el azar no
es el único factor que interviene en las mismas.
¿Qué factores inducen a determinados individuos hacia las histo
rias de terror? La agresión y el abuso en el hogar materno se cuentan
entre ellos. También suelen ser comunes los modelos de conducta que
obedecen a altos niveles de agresión incontrolada o de vil sumisión.
Los guiones de cine y televisión pueden ayudar a reforzar estos mode
los, ya que a través de ellos se llega a una forma de aprendizaje social
mediante el cual los individuos quieren imitar o imitan los comporta
mientos observados.10 Otro factor bastante común es la necesidad de
poder por parte del que aterroriza, o la necesidad de sumisión o degra
dación por parte de la víctima. 1 1 Los factores ambientales interactúan
con los factores de personalidad dando como fruto esta historia. Lo
mismo sucede con los .demás tipos de historias.
Pero el hecho de que la historia de terror surja en una relación
no sólo depende de la interacción del medio que nos rodea con
nuestra personalidad, sino también del modo de interactuación de la
relación en particular con estos factores. Alguien a quien una histo
ria de terror le resulta muy lejana se puede ver involucrado en ella si
se une a un individuo para el que este tipo de historia es muy impor
tante. Ese individuo puede tener una conducta insultante que su pa
reja no hubiera tenido que experimentar si se hubiese enamorado
de otra persona. Cuando esta conducta sale a flote eclipsa a las de
más historias puesto que resulta muy dominante.
Las investigaciones de Stanley Milgram demostraron que las
personas normales y corrientes pueden ser manipuladas para actuar
de forma parecida a como lo hicieron los nazis en la Segunda Gue-
10. Bandura, Albert, Agression. a social learning analysis, Englewood Cliffs, Nueva
Jersey, Prentice-Hall, 1 973 ; Bandura, Albert, Social learning theory, Englewood Cliffs,
Nueva Jersey, Prentice-Hall, 1 977.
1 1 . Murray, Henry A . , Explorations in personality, Nueva York, Oxford University
Press, 1938.
1 00
rra Mundial. Condujeron a diferentes personas a un laboratorio y
allí las incitaron a acatar ciegamente las órdenes de uno de los indi
viduos que intervenían en el experimento, que no hacía más que
maltratar a otro individuo (que era desconocido para los participan
tes y formaba parte del equipo de experimentación) . 12 A pesar de
que esas personas consideraban que los actos del individuo al man
do eran dolorosos y potencialmente letales, obedecieron sus manda
tos . El trabajo de Milgram puso de manifiesto que incluso las perso
nas que piensan que nunca se implicarán en relaciones basadas en
los malos tratos o en el terror, se pueden ver envueltas en ellas. Ade
más, este tipo de relaciones quizás acabe siendo su modelo de con
ducta en la vida.
El que aterroriza
1 . Me gusta dejar claro ante mi pareja que yo soy quien está al mando de la relación ,
aunque ello suponga tenerla algo atemorizada.
2. En realidad, me resulta excitante sentir que mi pareja me tiene cierto miedo.
3 . No creo que sea nada malo que mi pareja sienta algún miedo hacia mí.
4. A veces , hago cosas que asustan a mi pareja ya que pienso que eso es realmente
bueno para la relación.
La víctima
l . Me resulta excitante sentir cierto miedo hacia mi pareja.
2 . Me gusta que mi parej a despierte el miedo en mí.
3. Siempre tengo relaciones con personas que parecen recién salidas de una historia
de terror.
4. Siempre acabo saliendo con personas que me asustan .
Sally y Mark
101
bre ese hombre, notó que había algo diferente en él, aunque no po
día adivinar exactamente de qué se trataba. Se sentía algo incómoda
al verse observada de ese modo, pero el individuo parecía inofensi
vo y, además, le resultaba muy atractivo. Cuando fue a cobrar la
cuenta, vio que en uno de los billetes había anotado un nombre y un
número de teléfono. El hombre se llamaba Mark. Antes de salir del
trabajo, Sally le llamó.
Mark le preguntó si quería ir a ver con él La matanza de Texas.
Sally hubiese preferido ir a ver otro tipo de película, pero le dijo que
le apetecía mucho y que aceptaba su invitación. Durante la película,
se dio cuenta de que cada vez que ella apartaba la vista de una escena
violenta, él sonreía. Tenía la impresión de que Mark ya había visto
esa película anteriormente, quizás en múltiples ocasiones. También
creía que su miedo le divertía; lo que no sabía es que le excitaba.
Sólo se dio cuenta de ello cuando ya llevaba tres semanas salien
do con él. Una noche, cuando los dos se dirigían a casa de Mark
después de pasar la velada en la ciudad, Sally le dijo que quería pa
sar el fin de semana con algunos de sus amigos en la playa. Después
de esto, Mark se quedó muy callado y las manos le empezaron a
temblar. Sally se asustó mucho ante tal reacción y no sabía qué ha
cer. Finalmente, Mark rompió el silencio y le preguntó por qué que
ría dejarle. Sally le respondió que únicamente iba a estar fuera du
rante el fin de semana y que a su regreso podrían hacer algo juntos.
Mark parecía todavía más disgustado ante esa respuesta y le dijo
que le prohibía irse. Sally empezó a darle una respuesta, pero antes
de que pudiera decir una sola palabra, Mark la agarró por los hom
bros y comenzó a zarandearla. Sally le rogaba que la dejara ir. Él,
con los ojos muy abiertos y brillantes de ira, le advirtió que jamás le
dijera nada que le pudiera hacer enfadar. Sally, que sentía la presión
incontrolada de las manos de Mark sobre sus hombros, balbuceó
que nunca lo volvería a hacer. El hecho de que Sally sintiera miedo
hizo que Mark se excitara y empezara a besarla en el cuello, respi
rando de forma muy agitada.
A pesar de este incidente, Sally no rompió con Mark. Quizás
fuera porque tenía miedo a sus represalias o quizás porque, de un
modo algo extraño, se sentía atraída por él: por un hombre para el
que una relación sólo puede ser interesante si su pareja siente miedo
de él. Sea cual sea el motivo, la relación entre ambos continúa.
1 02
Keith y Elise
1 03
no era la primera vez que vivía una relación en la que su pareja dis
frutaba asustándole y, por tanto, sabía a qué atenerse. Aceptó cenar
con Elise porque, por alguna extraña razón, parecía sentirse atraído
por este tipo de relaciones. Keith se descubrió a sí mismo deseando
volver a ver a Elise e imaginando qué le haría la próxima vez.
1 04
de ello: Lorena Bobbitt, después de soportar los malos tratos de su
marido durante años, acabó rebelándose contra él y le cortó el pene.
Tercera: en algunas ocasiones, las relaciones empiezan atendiendo a
determinadas historias que acaban convirtiéndose en historias de terror.
Esto se debe a un proceso degenerativo de la relación. Los miembros de la
pareja pueden descubrir que cada vez son más diferentes o, como suele
ocurrir a menudo, uno de ellos quizá se niegue a aceptar el deseo del otro
de acabar con la relación (eso es lo que sucedía en Atracción Jata/). En este
caso, el individuo introduce una historia de terror en la que su pareja pro
bablemente no desea participar. Además, en tales casos la pareja no quiere
formar parte de ninguna historia en la que intervenga su ex compañero/a.
Cuarta: las historias de terror pueden arrastrar elementos de de
gradación que aumentan progresivamente. A medida que pasa el
tiempo, las personas que aterrorizan quizá descubran que las degra
daciones que antes producían miedo a sus parejas ya no lo hacen
porque éstas se han habituado al nivel de terror que provocaban y
necesitan incrementarlo para satisfacerse a sí mismas.
1 05
determinadas situaciones pueden tener importantes efectos en la con
ducta; de este modo, personas que se consideran normales y corrien
tes o incluso más tranquilas que la mayoría, se ven envueltas en una
espiral de degeneración. 13 En dicha espiral, las acciones de uno de los
miembros de la pareja conducen a la represalia, que aumenta cada vez
más hasta que la situación queda completamente fuera de control.
Dado que las historias ejercen fuerzas tan poderosas, las personas
a las que la historia de terror no les resulta particularmente atractiva
quizá consideren que la misma cobra significado cuando uno de los
miembros actúa de forma progresiva arrastrando al otro a desempe
ñar el papel del que aterroriza o de víctima. Para parar esta progre
sión es necesario que este último se dé cuenta de lo que esta pasando,
que quiera hacer algo al respecto, que sepa qué hacer exactamente y,
por último, que lo ponga en práctica, que actúe, aun arriesgándose a
las imprevisibles consecuencias. Por ejemplo: una persona que consi
dera que la historia de terror es algo horrible puede acabar, sin darse
cuenta, manteniendo una relación con alguien que le aterroriza e
identificarse cada vez más con su papel de víctima. Poco a poco, ese
papel se irá apoderando de ella, sumiéndola en un miedo del que no
puede escapar. También hay que decir que esto no siempre sucede.
Ventajas e inconvenientes
1 06
7
Historias objeto
HISTORIA DE CIENCIA-FICCIÓN
1 07
se pueda encontrar. El individuo que hace esto puede o no aceptar
la existencia de esta tendencia, pero es consciente de que existe.
En el segundo, la persona muestra su perplejidad cuando se da
cuenta de que siempre acaba con personas extrañas. El individuo
quizá crea que sus elecciones son acertadas y que luego se transforman
en todo lo contrario. Por ello, en un principio está asombrado pero
luego se siente desilusionado, ultrajado o incluso amargado. Puede
llegar a pensar que sus parejas le decepcionan intencionadamente o
que están reprimiendo su propia naturaleza. La comunicación es su
mamente importante en las relaciones, pero resulta muy difícil co
municarse con alguien tan extraño. 1 También es posible que se consi
dere una persona con muy mala suerte, puesto que siempre acaba
con los individuos más raros que nadie pueda imaginar.
En el segundo guión, así corno en la totalidad de los guiones de
todas las historias, los individuos no sólo seleccionan a las personas
con el fin de crear su historia preferida, sino que también determi
nan de un modo activo su conducta. Así, las personas que viven una
historia de ciencia-ficción pero no son completamente conscientes
de ella, tal vez acaben orientando el comportamiento de sus parejas
hacia lo extraño y luego se desesperen por ello.
En este segundo caso, el individuo piensa que ha nacido en el
planeta equivocado. Se siente completamente alienado por la socie
dad y por las personas que la conforman. Corno consecuencia, bus
ca a otra persona que se sienta atraída por estos sentimientos tan ex
traños.
1 08
4 . Mi p areja es tan extraña e impredecible que a veces no tengo ni la menor idea de
cómo actuará; incluso dudo que sea human a , en el sentido más estricto de la pa
labra.
5. En ciertas ocasiones, las actuaciones de mi pareja escapan a los límites de mi com
prensión : parece que hubiera salido de un libro de ciencia-ficción.
6. Mi pareja me desconcierta de tal modo que a veces pienso que podría ser de otro
planeta.
7. Mi pareja es un ser extraño para mí; soy incapaz de entenderle.
Alexis y Ned
1 09
jos procesos de pensamiento de Ned. Sin embargo, después de
mantener innumerables conversaciones con él en las que había in
tentado, sin éxito alguno, comprender sus palabras, se dio cuenta de
que estaban en ondas completamente diferentes. Ahora estaba con
vencida de que nunca lograría entenderle, ni siquiera contando con
una inteligencia superior. Todo eso hacía que la comunicación entre
ambos no fuera nada fácil. Incluso a veces le resultaba difícil com
prender cómo pudo entrar este hombre en su vida. Además, el he
cho de sentirse alienada por él le impedía hacer de su relación algo
más íntimo.
Alexis deseaba poder entender mejor a Ned ya que, a pesar de
tener este problema, había muchas cosas de él que le gustaban real
mente. A veces , incluso podía ser extremadamente romántico. Una
noche, condujo más de doscientas millas para ir a recogerla por sor
presa a la salida de una conferencia de trabajo y la invitó a una ro
mántica cena junto al mar, a la luz de las velas. Además, a menudo la
sorprendía con flores o con algún regalito. Era como si contara con
un sexto sentido que le dijera cuándo debía sorprenderla para le
vantarle el ánimo. Alexis sólo deseaba que, en alguna ocasión, la pu
diera sorprender dem9strándole que intentaría cambiar.
Albert y Frieda
1 10
la muerte». Albert, a quien le divertía ligeramente esta incomprensi
ble interpretación, comentó jocosamente que él intentaría evitar el
encuentro con la muerte durante el mayor tiempo posible. Inmedia
tamente, Frieda se giró hacia él y le advirtió que si continuaba ha
ciendo esos comentarios tan necios, no volvería a dirigirle la palabra.
Albert llevaba casi dos meses y medio saliendo con Frieda pero,
al igual que el primer día en que la conoció, seguía sin entenderla.
Es más, quizás ahora estuviera todavía más asombrado ante su con
ducta ya que había tenido más tiempo para observarla. La anécdota
de Neil Young no era más que una de las múltiples ocasiones en que
las que Albert se sentía como si hablase con alguien de otro planeta.
Al principio, Albert disfrutaba de la compañía de Frieda; sus ra
rezas le intrigaban y divertían a la vez y pensaba que era una mujer
muy interesante que cualquiera desearía conocer. Después de todo,
no era muy corriente conocer a una persona tan diferente a las de
más. Más aún, nunca sabía qué esperar de ella y, durante una tem
porada, esa incertidumbre le había dado agradables sorpresas. Una
noche se dirigían a la ciudad para ir a ver una película cuando se
dieron cuenta de que empezaba media hora más tarde de lo que
pensaban. Sin mediar palabra, Frieda cogió un desvío a Bear Rock,
una altiplanicie desde la que se podía ver una completa panorámica
de la ciudad. Cuando llegaron, Frieda se inclinó hacia Albert, recli
nó su asiento y empezó a besarlo. Al principio, Albert se sentía un
poco incómodo ante tal situación pero, después de ver que estaban
solos en la zona, decidió relajarse y disfrutó de aquel maravilloso
momento.
Sin embargo, la incapacidad de comprender a Frieda hacía que
Albert se sintiera frustrado . La comunicación resultaba casi impo
sible. Era como si hablasen lenguajes diferentes, incluso peor, ya
que si así fuera, Albert al menos podría utilizar un manual de con
versación que le orientara. Aunque en un principio sentía curiosi
dad por las rarezas de Frieda, ahora estaba desconcertado; nunca
sabía cuáles serían sus reacciones. Pongamos un ejemplo: ya habían
pasado treinta minutos desde que había terminado el concierto de
Neil Young y Frieda todavía seguía enfadada por la broma que Al
bert había hecho acerca de su análisis de la canción «Heart of
Gold» . Albert no sabía si disculparse, sacar otro tema a colación o
no hacer nada. Sabía que un simple cambio en la conversación po-
111
día desatar las iras de Frieda. Ahora pensaba que jamás podría
comprenderla y, al mismo tiempo, estaba frustrado, ya que sentía
una absoluta curiosidad hacia ella y realmente no quería dejarla.
1 12
su pareja es un extraterrestre, pero el extraterrestre no se considera
a sí mismo corno tal.
Ventajas e inconvenientes
HISTORIA DE LA COLECCIÓN
1 13
DIAGNÓSTICO DE LA HISTORIA DE LA COLECCIÓN
l . Me gusta salir con diferentes personas a la vez ; cada una de ellas cubre una necesi
dad concreta.
2. Me parece muy bien tener múltiples parejas que satisfagan mis diferentes necesi
dades .
3 . A veces me gusta pensar con cuántas personas podría salir al mismo tiempo.
4 . Creo que el amor es como una colección de monedas: cuánto mayor es su variedad,
mayor interés despierta en mí.
5. No creo que una sola persona me pueda dar todo lo que yo necesito. Además, pre
fiero tener varias parejas para satisfacer mis necesidades.
6. Me gusta tener muchas parejas simultáneamente; cada una de ellas ocupa un único
lugar en mi vida.
7. Me parece muy difícil ser feliz estando con una sola persona.
8 . Tengo tendencia (y me gusta que así sea) a tener varias parejas a la vez; cada una
desempeña un papel diferente.
Jan y Jenni/er
1 14
tenía una gran personalidad, pero no era todo lo guapa que a él le
hubiera gustado. Amy y J ennifer parecían independientes y no tan
ocupadas como Sarah. Además , las dos eran guapas y extroverti
das, por lo que se sentiría a gusto estando con ellas en público. Tras
analizar la situación, Ian decidió que J ennifer era la candidata per
fecta puesto que también se encontraba en el último año de univer
sidad y así podría acompañarle a todas las actividades que se reali
zaran durante el mismo. Además, Jennifer era una de las mujeres
que habían intentado tener una relación más seria con él y eso le
hacía pensar que no tardarían mucho tiempo en consolidar su no
viazgo.
Una vez tomada la decisión, Ian llamó a Jennifer y le preguntó si
todavía seguía interesada en mantener una relación seria con él. J en
nifer se quedó algo desconcertada ante su proposición. Después de
todo, Ian nunca había demostrado verdadero interés por ella y su
actitud le parecía extraña. Sin embargo, se sentía halagada y aceptó
empezar a verle con regularidad. Después de colgar el teléfono, Ian
se sentía bastante satisfecho. Aunque demasiado exuberante, Jenni
fer no era más que el eslabón perdido que completaba la cadena de
su vida.
Las primeras semanas de relación fueron bastante tensas. No
había intimidad entre ellos y apenas encontraban temas comunes de
los que hablar. Sin embargo, a Ian le gustaba la idea de tener a Jen
nifer como novia. No sólo porque era atractiva y siempre estaba ahí
cuando la necesitaba, sino porque sus amigos siempre le comenta
ban la suerte que tenía de estar con ella. Pero cada vez que J ennifer
mencionaba la falta de intimidad, Ian intentaba convencerla de que
las cosas cambiarían y de que era normal tener este tipo de proble
ma al comienzo de una relación.
No obstante, a medida que pasaba el tiempo Ian se preguntaba
si su vida estaba completa en realidad; quizás todavía faltara algo.
No es que ya no quisiera que J ennifer fuese su novia, pero echaba en
falta ciertas cosas de las que gozaba cuando no estaba atado a nadie.
Días atrás había tonteado en una fiesta con una chica de su clase de
biología y le había resultado muy difícil rechazar la invitación de és
ta para que le acompañara a su casa. Sabía lo que significaba ese ti
po de petición y si Jennifer no hubiera estado en la fiesta, segura
mente habría accedido a ella.
1 15
Martina y Chad
1 16
Después de devolver todas las llamadas, Martina se cambió de
ropa y acudió a su cita con Chad. Cuando llegó al restaurante, Chad
ya la estaba esperando. Ella siempre lo planeaba así: le gustaba ha
cerse esperar, pero no lo contrario. Le dio un agradable aunque bas
tante modoso beso en la mejilla. Cuando miró a su novio de cerca,
se dio cuenta de que su labio inferior estaba algo hinchado. Se lo hi
zo saber y él le comentó que tenía una infección y que debían practi
carle una intervención quirúrgica de poca importancia. Martina ni
siquiera le preguntó si se encontraba bien o si la intervención sería
dolorosa; sólo quería saber cuánto tiempo estaría con el labio de ese
modo. Quedó bastante aliviada cuando Chad le dijo que en un par
de días todo habría vuelto a la normalidad. Después de todo, siem
pre quería que su novio tuviera un aspecto excelente . . .
1 17
establecerla ellos mismos; creen que pierden parte de su libertad.2
Incluso se pueden sentir atrapados. Por ello, es posible que decidan
cortar esa relación o conciban estrategias (como verse con otras per
sonas) que les permitan continuar disfrutando de sus mentalidades
de coleccionistas.
1 18
Ventajas e inconvenientes
HISTORIA D E ARTE
1 19
DIAGNÓSTICO DE LA HISTORIA DE ARTE
Stan y Ellen
120
Beth, le preguntó si se había revisado la vista en los últimos tiempos.
Beth admitió que Stan era realmente atractivo, pero también reco
noció que no le había parecido nada inteligente; pensaba que no ha
bría conseguido pasar de sexto curso. Ellen reconoció que la inteli
gencia no era un rasgo destacado en Stan. Sin embargo, lo que
realmente le interesaba era su atractivo físico y Stan era el hombre
más guapo que jamás había visto.
Llegó el sábado y Ellen acudió al partido de Stan. Disfrutaba
viéndole avanzar con el balón por toda la cancha driblando a todos
los jugadores, pero no le gustaba verle defraudado tras haber perdi
do el balón o un rebote. Después de todo, no quería que ese perfec
to especimen sufriera daño alguno. Afortunadamente, Stan terminó
de jugar el partido ileso y, después de una reconfortante ducha, se
fueron a almorzar.
Beth tenía razón en cuanto a la escasa inteligencia de Stan; pare
cía tener problemas para construir la más simple de las frases y apenas
comprendía la conversación si no trataba de baloncesto. Sin embargo,
Ellen conseguía ignorar su insignificante capacidad intelectual y se
concentraba en su cara perfectamente esculpida.
Stan y Ellen llevaban cuatro semanas saliendo juntos y Beth to
davía no se lo podía creer. Mientras ambas hacían inventario en la
tienda, Beth le repetía a Ellen una y otra vez que nunca podría tener
una conversación seria con Stan y que sólo le podría querer por su
apariencia. Ellen no le rebatió sus argumentos y le dijo que, en ese
momento de su vida, lo único que deseaba era salir con el tío más
guapo que pudiera encontrar.
Steve y Alana
12 1
Steve pensó que quizás todavía estuviera sumergido en aquellos días
de ensueño. Su aspecto increíble y su piel bronceada la hacían pare
cer una de aquellas chicas por las que había bebido los vientos du
rante el verano. Afortunadamente, fue capaz de guardar la compos
tura cuando ella se sentó a su lado. Aprovechando la oportunidad,
inició una conversación mientras esbozaba la mejor de sus sonrisas.
Se llamaba Alana y era su primer año en la universidad. La ver
dad es que, durante los primeros minutos, su conversación no fue
de lo más estimulante y Steve tuvo la impresión de que Alana era al
go arrogante. Sin embargo, seguía embelesado por su físico y estaba
convencido de que era la chica más hermosa de toda la universidad.
Así pues, finalizada la clase, la invitó al cine. Ella aceptó y quedaron
en verse durante el fin de semana.
Dos meses después, Tim, el mejor amigo de Steve, seguía sin
creer que éste siguiera saliendo con Alana. Tim pensaba que, ade
más del físico, Alana no tenía ningún otro atractivo. La encontraba
engreída, egoísta y despreciable. Steve no estaba de acuerdo con su
amigo. Aunque comprendía que Tim pensara de ese modo, argu
mentaba que, a pesar de que la primera impresión que causaba Ala
na era algo decepcionante, una vez que se la conocía mejor, se des
cubría a una gran persona. Tim opinaba que Steve realmente no
creía lo que estaba diciendo; es más, pensaba que se sentía tan atraí
do por ella que se negaba a reconocer su horrible personalidad. Ste
ve también negaba tal afirmación. Tim sacudía su cabeza y advertía
a su amigo de que, en cuanto llegara el invierno, Alana perdería su
intenso bronceado y debería ocupar todo su tiempo estudiando en
la biblioteca y no en el gimnasio, con lo cual ganaría algunos kilos.
Le decía que, cuando esto sucediera, entonces le daría la razón.
Mientras seguía en sus trece, a Steve le resultó casi desagradable
pensar en una Alana sin su piel morena y sin su fabulosa figura.
122
sus sentimientos. También puede ocurrir, como en el caso de Ellen y
Steve, que reconozcan su tendencia a enamorarse de personas atrac
tivas y que la justifiquen diciendo que obedece a su propia satisfac
ción. Sin embargo, si el atractivo físico de sus parejas se ve perjudi
cado por alguna razón, sus sentimientos perderán intensidad de
forma rápida e incluso inmediata. Si Stan hubiera tenido un acci
dente jugando al baloncesto, seguramente Ellen le hubiera dejado
sin pensárselo.
Dado que siempre se nos ha enseñado que la belleza es algo su
perficial, las personas se muestran muy reacias a admitir que el des
vanecimiento de sus sentimientos se debe a un cambio en la apa
riencia física de su pareja y, normalmente, lo atribuyen a algo más,
como puede ser el descubrimiento de que la personalidad de su pa
reja no es lo que parecía ser.
4 . Buss, David M . , The evolution o/ desire. strategzes o/ human matmg, Nueva York,
Basic Books, 1 994; Fisher, Helen E. , Anatomy o/ !ove, Nueva York, Norton, 1 992 ; Small,
Meredith F. , What's !ove got to do with it?, Nueva York, Anchor Books, 1 995 ; Wilson,
Glenn, The Coolidge effect, Nueva York, Morrow, 1 98 1 .
123
de a la hora de reconocer el atractivo físico de alguien. Dicha cons
tante no es exactamente lo que muchos se imaginan. A menudo
considerarnos que el individuo más atractivo de un grupo es aquel
que destaca por sus rasgos e incluso resulta bastante exótico. Sin
embargo, las investigaciones de Langlois demuestran lo contrario:
lo que realmente nos atrae es el conjunto de unos determinados ras
gos físicos comunes a muchas personas.5 Langlois y sus colegas re
currieron al análisis computarizado para mostrar a las personas que
participaban en el estudio una serie de rostros generados por orde
nador que contaban con determinados rasgos comunes. Langlois
descubrió que cuanto mayor era el número de rasgos físicos comu
nes que representaba la imagen, mayor era el número de personas
que la consideraba atractiva. En otras palabras, el atractivo es una
especie de punto o término medio hallado entre todas las caras que
hemos conocido. Aquel que busca la obra de arte intenta encontrar
a alguien que, en definitiva, reúne las mejores características físicas
comunes a todos sus conocidos.6
El objeto u obra de arte puede o no ser consciente de lo que re
presenta para el admirador. Algunas personas se sienten halagadas
al ver que se les aprecia por su apariencia física y otras pueden ofen
derse por ello. Alguien corno Stan podría creer que es valorado por
sus dotes deportivas y no por su aspecto físico. Lo cierto es que la
sociedad favorece a las personas que encajan en sus prototipos y que
las personas que son físicamente atractivas suelen tener más éxito en
casi todas sus ernpresas.7 Nos guste o no, el atractivo físico es un
condicionante en la vida según el cual nuestro paso por la misma
puede tener resultados muy diferentes.
Aquellos individuos que reconocen y aceptan que son obras de
arte suelen hacer todo lo posible para conservar su atractivo físico.
A pesar de que son muy pocas las personas que reconocen dar una
gran importancia a la apariencia física, la buena salud financiera de
la industria de cosméticos -y no hablemos ya del negocio de la ci-
5. Langlois, Judith H. y Roggman, L.A., «Attractive faces are only average», en Psy
chologzcal science 1 , 1 990, págs. 1 15 - 12 1 .
6 . Ibid.
7. Hatfield, Elaine y Sprecher, Susan, Mi"or, mzrror the importance o/ looks in every
day lzfe, Albany, Nueva York, State University of New York Press, 1986.
124
rugía plástica- nos demuestra que valoramos el aspecto exterior
mucho más de lo que realmente admitimos.
Lo mismo sucede en los primeros encuentros o citas con una
potencial pareja. Un estudio realizado por Mark Snyder y sus cole
gas demostró que un grupo de individuos que querían encontrar pa
reja a través de un programa de ordenador o una agencia matrimo
nial (pero que en realidad, fueron emparejados al azar) , únicamente
disfrutaron de su primera cita o quisieron tener una segunda cuan
do el atractivo físico de su pareja fue de su agrado.8
Ventajas e inconvenientes
125
to en la vida. Tal vez se dé cuenta de que la última de sus esposas, que
es mucho más joven que las anteriores, quizás está con él por su bue
n� posición social -después de todo, es asquerosamente rico- y no
porque desea estar con un hombre mayor que ella.
l . Una relación ideal es como una casa bien cuidada: bonita, inmaculada y ordenada,
de la que se puede estar orgulloso.
2. Nuestro hogar es la «hase de operaciones» de nuestra relación . Ahí es donde em
pieza y acaba todo.
126
3 . La casa donde vive una pareja es como una extensión de la misma y de su relación.
4 . Cuando hago cosas para mi casa siento que también las hago para mi relación.
5 . Lo cierto es que las personas que descuidan su casa hacen lo mismo con su re
lación.
6 . Se puede saber mucho sobre la relación de una pareja viendo la casa en que vive.
7 . Siento que el hogar que hemos creado juntos es una parte importante de nuestra
relación .
Arnold y Betsy
127
bien. Sabe que un solo día de descuido puede conducir al desastre y
eso es algo que quiere evitar a toda costa.
La relación entre Arnold y Betsy siempre se ha centrado en su
hogar. Piensan que la vida sana y productiva empieza por un hogar
confortable. La excelente salud física y el éxito de los que goza toda
la familia avalan su creencia. En cierto modo, todos los esfuerzos
consumidos por mantener la casa y el jardín en perfecto estado se
han restado a la relación de Betsy y Arnold. A veces da la sensación
de que pasan todos y cada uno de los minutos de que disponen cui
dando la casa y de que apenas tienen tiempo que dedicarse el uno al
otro. Betsy siempre había imaginado que las cosas serían diferentes
cuando sus hijas se marcharan de casa. Cuando vivían con ellos, Ar
nold y Betsy pasaban la mayor parte de su tiempo cuidándolas e in
tentando procurarles un hogar limpio y tranquilo. Cuando las chi
cas se marcharon, Betsy pensó que ya no sería necesario mantener
esos altos cánones de perfección, sin mencionar el hecho de que sin
la ayuda de sus hijas sería casi imposible seguir con esos elevados ni
veles de mantenimiento de la casa. Pensaba que reducirían los es
fuerzos dedicados a la casa y esto le parecía lo más natural; por lo
menos podrían eliminar lo innecesario, como los aspectos relativos a
la decoración. Sin embargo, Arnold estaba decidido a mantener los
mismos niveles de perfección. Betsy intenta hacerle entender que no
se debe preocupar tanto por eso, pero él se niega a escucharla. Ella
no le culpa; después de todo, sabe que es muy difícil romper con
treinta y seis años de costumbres. Además, cree que su marido tra
baja para su hogar: para la casa que han compartido durante más de
la mitad de sus vidas.
Sandi y ]ack
128
pre estaban ocupados cuidando de que todo cumpliera sus altos cá
nones de perfección. Sandi estaba en la parte trasera del jardín, cui
dando con todo mimo sus flores y árboles frutales . Mientras, J ack se
encontraba en el interior de la casa construyendo una librería para
toda la familia. Ambos hacía varias horas que trabajaban, pero nin
guno había mostrado el menor signo de cansancio o disgusto; de he
cho, parecían disfrutar de sus quehaceres.
Los hijos de Sandi y J ack habían estado jugando al baloncesto
durante una hora y su madre se había acercado hasta ellos para de
cirles que tenían que empezar a realizar sus tareas domésticas antes
de que se hiciera demasiado tarde. Primero tenían que recoger las
hojas secas de la parte delantera y trasera del jardín y luego debían
cortar todo el césped. Al principio los niños se quejaron un poco,
pero sabían lo importante que era para su madre que el césped estu
viera bien cortado, así que dejaron la pelota y se dispusieron a traba
jar. También comprendían que no debían trabajar con desgana y
acabar rápidamente; por ello, como siempre hacían, tratarían de no
dejar una sola hoja y de cortar el césped a la perfección.
Después de acabar con sus tareas en el jardín, Sandi entró en la
casa y empezó a encerar toda la madera. Jack acababa de terminar la
librería y, después de que Sandi le diera su aprobación, se sentó en
el sofá para descansar unos minutos . Movió la cabeza con asombro
cuando vio que su mujer seguía realizando las tareas del hogar. Ha
cía tiempo que J ack pensaba que su mujer dedicaba demasiadas ho
ras a los quehaceres domésticos, y que todo el esfuerzo que deposi
taba en esos menesteres lo extraía de la relación que compartían.
Además, en aquel momento ya habían hecho todo el trabajo y toda
vía les quedaba algo de tiempo para ellos. Por un momento, J ack
pensó que el mantenimiento de su hermosa casa era más importante
que su relación. En muchas ocasiones había intentado convencer a
su mujer de que no debían pasar tanto tiempo ocupándose de su ca
sa y de que debían ocuparse más de su relación.
Pero Jack cambió de opinión respecto a la persistente dedica
ción al hogar de su mujer. Ese cambio surgió después de reprochar
le una vez más que dedicaba demasiado tiempo a la casa, sacrifican
do parte del tiempo que podían disfrutar juntos. Primero Sandi le
preguntó si había algo malo en su relación; a pesar de que intentó
encontrarlo, J ack no fue capaz de decir nada realmente importante.
129
Luego Sandi le preguntó si había algo malo en querer vivir en un
ambiente confortable; J ack le respondió que no al mismo tiempo
que veía que sus argumentos iban perdiendo fuerza. Sandi conclu
yó diciendo que pasaban más tiempo en su casa que en cualquier
otro sitio y que la consideraban el centro de sus vidas y de su rela
ción. Por ello, debían hacer las cosas del mejor modo posible. Jack
quedó más o menos convencido por los argumentos de su mujer y,
desde entonces , dedica más tiempo a la casa que antes . Al mismo
tiempo se lamenta de que el cuidado de la casa se pueda convertir
en sustituto del cuidado mutuo si no se esmeran en que esto no
ocurra.
130
nen no es todo lo que podrían esperar, la casa les ayuda a com
plementarla proporcionándoles una satisfacción que sin ella no
tendrían . También se puede dar el caso de que el individuo que
vive esta historia tenga dificultades para mostrar su afecto hacia
los demás. Sin embargo , no hay que descartar la posibilidad de
que tenga verdadero interés por conseguir un lugar confortable
donde vivir y, como consecuencia, centre todas sus energías en
ello .
Ventajas e inconvenientes
13 1
vas.9 Así, si los individuos se sienten a gusto en su hogar, esos senti
mientos positivos se extenderán a la relación que mantienen.
Más aún: una vivienda confortable suele producir menos estrés
que una que no lo es. Las personas que viven estresadas pueden re
vertir su estrés en la relación, sin darse cuenta de ello. Normalmente,
los individuos que tienen una historia de casa y hogar sienten que su
casa es una fuente de confort y no de estrés, a no ser que lleguen a ob
sesionarse tanto que les resulte imposible estar en armonía con ella
porque piensen que nunca está completamente perfecta.
Es probable que ahora ya tengamos bastante claros los posibles
inconvenientes de esta historia. La atención y cuidados dedicados al
compañero y a la relación pueden desviarse hacia la casa o cualquier
otro objeto. Arnold, por ejemplo, parecía estar casi obsesionado con
su hogar y eso preocupaba a Betsy, su mujer. A pesar de que J ack
aceptó la preocupación de Sandi por su hogar, seguía preguntándose
a dónde podría conducirle aquella situación. La relación se deteriora
a medida que la casa mejora. Finalmente, la casa se convierte en algo
más importante que la propia relación. En una sociedad que fomenta
la importancia de lo material, los individuos que la integran deben es
forzarse por no perder su relación puesto que cada vez centran más
su atención en la adquisición de los bienes terrenales.
HISTORIA D E RECUPERACIÓN
9. Lott, Albert J. y Lott, Bernice E., <<A learning theory approach to interpersonal atti
tudes», en Psychological foundatzons o/ attztudes, Greenwald, Anthony G. y Ostrom, Tho
mas M. (comps. ) , Nueva York, Academic Press, 1 968, págs. 67 -88; Clore, Gerald L. y Byr
ne, Donn, «A reinforcement-affect model of attraction», en Foundatzons o/ interpersonal
attraction, Huston, T. L. (comp . ) , Nueva York, Academic Press, 1974, págs. 143 - 170.
10. Maslow, Abraham H., Motivation and personality, Nueva York, Harper and Row, 1954.
132
este caso, ya que el individuo que busca recuperarse espera, de algún
modo, que la otra persona sea capaz de proporcionarle esa recupera
ción que por sí solo no podría conseguir. Claro que resulta extrema
damente difícil, e incluso imposible, que alguien pueda darnos lo
que no podemos alcanzar por nuestros propios medios.
En esta historia, tanto la persona que intenta recuperarse como
el codependiente -así suele denominarse a su pareja-, se basan en
el pasado para sustentar su relación. La relación se afianza a medida
que deja el pasado tras de sí pero, al mismo tiempo, ese pasado es de
vital importancia para la misma. Resulta algo irónico, pero lo cierto
es que la relación puede dejar de funcionar cuando la persona consi
gue recuperarse. Tras la recuperación, la relación quizá pierda su
principal razón de ser y, como consecuencia, carezca de la motiva
ción suficiente que la lleve a seguir hacia adelante.
Codependiente
l . Siempre acabo con personas que tienen o han tenido un problema y les ayudo a su
perarlo.
2 . Me gusta mantener relaciones en la que mi pareja necesita de mi ayuda p ara supe
rar algún problema.
3. Creo que una relación realmente buena puede significar el comienzo de una nueva
vida para aquellas personas que han tenido que enfrentarse a circunstancias desa
gradables.
4. Siempre estoy junto a personas que necesitan mi ayuda para superar sus problemas
del pasado.
Persona en proceso de recuperación
1 . Necesito a alguien a mi lado que me ayude a recuperarme de mi doloroso pasado.
2. Creo que una relación puede evitar que mi vida se desmorone.
3 . Necesito superar mi pasado .
4 . La mejor de las relaciones sería aquella en la que tanto mi pareja como yo pudiéra
mos dedicar gran parte de nuestro tiempo y esfuerzo a superar mi pasado.
Jacob y Alice
J acob tenía suerte de estar vivo. Hacía seis semanas que, des
pués de beberse doce cervezas en un bar, se había estrellado con su
133
coche contra un árbol. Estuvo en coma treinta y seis horas y los mé
dicos, en un principio, pensaban que no saldría de él. Cuando J acob
recuperó la conciencia, se dio cuenta de que debía hacer algo con su
vida.
A pesar de las advertencias de sus amigos, nunca había buscado
ayuda para solucionar su problema con el alcohol. Por culpa del
mismo había perdido su trabajo y a su novia, pero siempre había
pensado que era un mal menor que tenía controlado. Sin embargo,
después del accidente reconoció que no podía postergar más el pro
blema. Apenas habían pasado unas horas después de que le dieran
el alta en el hospital, cuando acudió a su primera reunión de Alco
hólicos Anónimos.
J acob no había vuelto a beber desde el accidente y, aquella no
che, tenía su primera cita después de que su novia le hubiera dejado.
La verdad es que no le había resultado nada fácil pedirle a Alice que
saliera con él; se acordaba perfectamente de que cuando algo no fun
cionaba en su anterior relación siempre recurría al alcohol. Claro que
se trataba sólo de la primera cita, pero entre ellos había una gran
amistad y pensaba que ese encuentro se podía convertir en algo más.
Sin embargo, también era consciente de que, independiente
mente de que las cosas le fueran bien con Alice, debería enfrentarse
a los mismos problemas que, en un pasado, le habían llevado al al
coholismo. A pesar de eso, confiaba en que las cosas esta vez se de
sarrollarían de otro modo. Su anterior relación y el casi mortal acci
dente le habían hecho ver el alcohol de otro modo y había decidido
no volver a utilizarlo como solución a sus problemas. También pen
saba que los consejos que le daban en Alcohólicos Anónimos le
mantendrían apartado del deseo de consumir alcohol. Además,
también creía que Alice le ayudaría a superar sus problemas del pa
sado. Parecía una chica compasiva y considerada, el tipo de persona
que no sólo se mostraría comprensiva ante sus problemas, sino que
sería capaz de ayudarle a superar los momentos difíciles a los que
tuviera que enfrentarse.
Jacob llevó a Alice a un pequeño restaurante italiano que un
amigo le había recomendado encarecidamente. Pero ni Jacob ni su
amigo habían tenido en cuenta que lo más normal en estos restau
rantes es acompañar la cena con vino. Así, cuando Alice le preguntó
a Jack qué vino prefería tomar, éste se quedó sin saber qué respon-
134
der. Él había pensado esperar un tiempo antes de hacerla partícipe
de su historia con el alcohol, pero se dio cuenta de que debía decír
selo en ese mismo instante.
Después de escuchar la historia, Alice le dijo a Jacob que apre
ciaba su honestidad y que, a pesar de su pasado, deseaba seguir vién
dole. J acob, bastante aliviado, le hizo saber que era consciente de
que empezar una nueva relación sería algo difícil para él, pero que
haría todo lo posible por enfrentarse a todas las adversidades sin te
ner que recurrir al alcohol. Al mismo tiempo que oía sus propias pa
labras, Jacob pensaba que no era completamente sincero. La tensión
creada al hablar de las dolorosas experiencias del pasado, le hacía
desear de nuevo el alcohol. Eran demasiadas cosas para un solo día.
Leslz'e y Barry
135
de Billy, se marchó de esa ciudad en la que su vida había sido un in
fierno. Cogió un autobús que le llevó a la otra punta del país y, casi
de forma inmediata, empezó a trabajar corno camarera. Anne, una
compañera de trabajo, le dijo a Leslie que podía quedarse en su casa
hasta que encontrara un sitio donde vivir.
Mientras vivía con Anne, conoció al hermano de ésta, Barry, y
ambos se enamoraron. Leslie sabía que debía hablar a Barry sobre
su p asado y eso fue lo que hizo en cuanto surgió la oportunidad.
Sorprendentemente, él se lo tornó muy bien y le dijo que, de to
dos modos , quería seguir saliendo con ella. De hecho, estaba im
presionado por la perseverancia y el deseo de Leslie de querer
empezar una relación , a pesar de todo lo que había sufrido. Sin
embargo, comprendía que ese pasado problemático haría que le
resultara muy difícil intimar con alguien . Y más aún : sabía que
Leslie podía retornar su antigua adicción a las drogas, si atravesa
ba de nuevo una mala racha. Barry también era consciente de que
quizás él no fuese más que una figura de transición para Leslie.
Por primera vez en su vida, vivía en paz y cabía la posibilidad de
que sólo le necesitase para afianzar dicha paz. Pero a pesar de to
dos estos posibles problemas, Barry era optimista y pensaba que
todo saldría bien .
·
13 6
ro en este momento Leslie necesita a Barry y siente, por encima de
todo, que es muy afortunada por tenerlo a su lado.
137
El cuarto y quizás mayor riesgo surge cuando la relación se
construye girando en torno a una enfermedad, en lugar de hacerlo
en torno a algo saludable. Si la recuperación se convierte en el cen
tro de la relación, la anterior adicción puede representar el inicio y
base de la misma, en lugar de una desagradable etapa de la vida que
hay que dejar atrás.
Ventajas e inconvenientes
138
y cuando ésta haya tomado la firme determinación de hacerlo. Mu
chos de nosotros conocemos a individuos que se esfuerzan por reha
bilitar a sus parejas y que experimentan una total frustración cuando
comprueban que éstas no hacen nada por enmendarse. Al mismo
tiempo, el codependiente es una persona que necesita sentir que está
ayudando a alguien y una manera de conseguirlo es haciendo cambiar
a la persona con la que establece una relación.
Los principales inconvenientes de las historias de recuperación son
los factores de riesgo descritos anteriormente. Los demás pueden con
tribuir a la recuperación, pero la decisión de recuperarse y el sufrimien
to que este proceso entraña los debe asumir la persona que necesita re
habilitarse. Así pues, la historias de recuperación pueden contribuir
pero no conseguir por sí solas la recuperación del individuo.
HISTORIA RELIGIOSA
139
que cree que ésta le proporcionará lo que no le aporta la religión. El
individuo puede ver a su pareja del mismo modo en que alguien ve
ría a una figura religiosa, corno si fuera la fuente de su salvación.
La religión en la relación
l . No puedo imaginarme a mí mismo inmerso en una relación en la que mi pareja no
compartiese mis creencias espirituales.
2. Creo que las personas que integran una relación deben tener creencias religiosas si
milares si quieren alcanzar la intimidad y la unidad.
3. La devoción que siento hacia mi pareja sólo se puede entender en el contexto de
mi devoción a Dios .
4 . El amor que siento por mi pareja ocupa, al igual que mis creencias religiosas, un lu
gar sagrado en mi corazón.
5. Creo que el amor verdadero debe formar parte, y no estar separado, de mi vida re
ligiosa.
6. Creo que el amor es una especie de creencia espiritual que obedece al corazón y no
a la mente.
7. Creo que las mejoras relaciones son aquellas en las que las personas se ayudan mu
tuamente para acercarse más a Dios.
8 . Es muy importante para mí 9ue mi pareja comparta mi fe.
ferry y Ruby
140
día oír lo que estaban diciendo, pero eso no importaba. Lo que real
mente le preocupaba era que, con el paso de los años, el amor que se
tenían el uno al otro había quedado reducido a la mínima expresión.
Jerry esperaba que el amor que compartía con su novia, Ruby, nun
ca se desintegrara de ese modo y deseaba que siempre permanecie
ran tan unidos corno lo estaban en ese momento.
Jerry y Ruby llevaban seis meses de relación y durante ese tiem
po habían sido prácticamente inseparables. Para ellos, el amor era
más poderoso que cualquier otra cosa en el mundo.
Siempre que Jerry tenía un problema, acudía a Ruby para que le
ayudara a solucionarlo. Creía que su compasión y su sabiduría, así co
rno el amor que sentía por él, podrían ayudarlo a superar todos los
obstáculos que la vida le pusiera en su camino. Así que se secó las lá
grimas y se dispuso a ir a casa de Ruby. Estaba seguro de que su com
pañía le ayudaría a superar los problemas que atravesaba en su casa.
Jerry salió de casa evitando a sus padres, quienes estaban dema
siado ocupados gritándose el uno al otro corno para darse cuenta de
la marcha de su hijo. Condujo hasta casa de Ruby y entró por la
puerta de atrás, que siempre estaba abierta por si ocurría algo, corno
en este caso, a altas horas de la noche. Subió las escaleras hacia la
habitación de Ruby, intentando no hacer ruido para no despertar a
su madre. Caminó de puntillas hasta su cama y le tocó el hombro
suavemente. Cuando ella se levantó, vio las lágrimas en sus ojos y le
dio un caluroso abrazo. Se tumbaron sobre la cama y hablaron de la
situación, sin dejar de abrazarse en ningún momento. Jerry prome
tió a Ruby que ellos nunca convertirían su relación en algo parecido
a la de sus padres . Ruby le dijo que estaba segura de ello y alivió su
dolor haciéndole saber lo mucho que le quería. Añadió que nada se
interpondría entre ellos. Le explicó que lo que sentían el uno por el
otro era más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo y nada ni
nadie lo podría romper.
Mientras escuchaba las palabras de Ruby, Jerry asentía con la
cabeza y sonreía al igual que ella. Estaba tranquilo. Ya no había lá
grimas en su rostro. Una vez más, Ruby había conseguido ayudarle a
superar un difícil momento de su vida, haciéndole saber que el
amor que compartían era y sería eterno.
14 1
Brenda y Timothy
142
con la ayuda de Dios. Estuvieron hablando hasta bien entrada la no
che y seguramente lo hubieran hecho durante más tiempo, pero
Brenda le dijo a Timothy que, aun sintiéndolo mucho, debía mar
charse. Antes de hacerlo, quedaron en verse de nuevo.
Habían pasado casi seis semanas desde su primera conversación y,
durante ese tiempo, Brenda y Timothy se habían hecho prácticamente
inseparables. Brenda veía su relación con Timothy como la cosa más
importante de su vida. Junto a él su vida había cambiado y esperaba
que el amor que compartían nunca muriera, por la gracia de Dios.
1 1 . Reik, Theodore, A psychologist looks at !ove, Nueva York, Holt, Rinehart &
Winston, 1 944 .
143
po. El segundo posible grupo estaría constituido por el salvador y la
persona que busca la salvación, como era el caso de Jerry, quien bus
caba la salvación a través de Ruby. En este caso, también es posible
que ambos componentes de la pareja busquen la salvación mutua,
de tal modo que cada individuo desempeña de forma simultánea el
papel de salvador y del que busca la salvación.
Ventajas e inconvenientes
HISTORIA DE JUEGO
1 2 . Ovidio (Ovidius Naso, Publius) , The Erotic Poems, traduc. Peter Green, Nueva
York Penguin, 1 982 (trad. cast. : Poemas eróticos, Madrid, Hernando, 1 984) .
1 3 . Lee, John Alan, Colors o/ lave, Toronto, New Press, 1 973 .
144
lo que se denomina «juego de suma nula»: hay un ganador y un per
dedor y cuando un individuo tiende a ganar, el otro tiende a per
der. 14 La historia de juego implica cierto tipo de competición, aun
que uno de los miembros de la pareja tal vez no sea consciente de la
misma. Normalmente son muchos los individuos que toman parte
en el juego, pero sólo uno de ellos puede estar al tanto del mismo.
También es posible que lo estén ambos miembros de la pareja, aun
que sus contrincantes no sean los mismos. Ambos pueden estar ju
gando al mismo juego sin darse cuenta.
Una de los ejemplos más conocidos de la historia de juego es la
película ¿ Quién teme a Virginia Wool/?; en ella Richard Burton y
Elizabeth Taylor habían creado un laborioso juego en el que cada
uno de ellos intentaba debilitar al otro cada vez más. Sin embargo,
para poder desarrollar el juego y cumplir sus normas dependían el
uno del otro. El cambio de las reglas significó el desastre para la re
lación. Burton y Taylor introdujeron a otra pareja en su juego y la
destruyeron junto a ellos mismos .
Los juegos no tienen por qué ser tan destructivos como el de
Burton y Taylor, pero su naturaleza competitiva varía en función de
las relaciones. Judson Milis y Margaret Clark establecieron una dis
tinción entre las relaciones comunitarias : en las que existen conce
siones mutuas y no se tienen en cuenta los resultados o «marcas»; y
las relaciones de intercambio, aquellas en las que existe un claro
«ojo por ojo, diente por diente» y ambos miembros de la relación
llevan un riguroso control sobre quién da y quién recibe y sobre lo
dado y recibido. 15 Las historias de juego están basadas en el inter
cambio, no en las relaciones comunitarias .
14. Luce, R. Duncan y Raiffa, Howard, Games and decisions, Nueva York, Wiley, 1 957.
1 5 . Mills, Judson y Clark, Margaret S . , «Communal and exchange relationships: con
troversies and research», en Theoretical frameworks for personal relatzonshzps, Erber, R. y
Gilmour, Robin (comps. ) , Hillsdale, Nueva Jersey, Lawrence Erlbaum Associates, 1 994 ,
págs. 29-42 .
145
3 . Me gusta ver las relaciones como un juego; mi derrota puede significar la victoria
de otra persona y viceversa.
4 . Mis relaciones son como juegos. La incertidumbre de saber quién ganará o perde
rá forma parte del entusiasmo de los mismos.
5. Creo que los miembros de una pareja son como los rivales de un juego; cada uno
de ellos aspira a minimizar las derrotas y maximizar las victorias .
6. Cuando mi parej a me abandona, siento como si hubiese perdido la partida.
7. Cuando entablo una relación íntima con alguien , siempre pienso en términos de
ganador y perdedor.
8. Creo que las relaciones amorosas son lo más parecido a un juego.
]ill y Stephen
146
Stephen y Jill empezaron a compartir juntos su tiempo, pero só
lo en el gimnasio y a través del hilo telefónico. Ambos se trataban
corno participantes de una competición amistosa, más que corno
personas a punto de establecer una relación. En cierta manera, ello
se debía a que los dos querían sentirse vencedores a expensas del
otro. Por ejemplo: Jill siempre intentaba simular que Stephen la
quería más que ella a él. Dejaba que él diera el primer paso en lo que
a relaciones sexuales se refiere y, a pesar de que quería mostrarle su
reciprocidad, se echaba atrás, provocándole con una ligera sonrisa.
Stephen, el más competitivo de los dos, amaba la competición
en el sentido más literal de la palabra. Una noche, cuando ambos se
encontraban en un bar, estableció una competición en la que el ga
nador sería el que consiguiera rodearse de un mayor número de
gente. Así que ambos se separaron, situándose a una distancia lo su
ficientemente grande para que los demás no pensaran que estaban
juntos y lo suficientemente corta para poder controlarse el uno al
otro. Cuando decidieron hacer el recuento para contrastar los resul
tados, tuvieron una pequeña discrepancia en cuanto al número de
personas que Stephen decía que se le habían acercado y las que Jill
había visto acercársele.
Al final, Jill quería dejar el terna pero Stephen continuaba insis
tiendo en que él tenía la razón.
Stephen y Jill casi siempre disfrutaban con los pequeños juegos
que introducían en su relación. Sin ellos, el tiempo que pasaban jun
tos no les hubiera resultado tan agradable. Ambos consideraban
esos juegos corno algo divertido y excitante. A Stephen le gustaba
que Jill le provocara, ya que así se sentía más atraído hacia ella. Y a
Jill le gustaban todas las situaciones que Stephen creaba para los
dos. No sólo disfrutaba ganándole, sino que también gozaba viendo
cómo él se deleitaba cuando conseguía vencerla.
Sin embargo, la competitividad entre Jill y Stephen les impedía
establecer una relación más íntima. Stephen no le mostraría a Jill sus
sentimientos más íntimos porque no quería que ella pensase que él
la quería más que ella a él y, por ello, le abandonase buscando a otra
persona que le resultase más difícil de conseguir. Jill tampoco se
abriría cornplétarnente a Stephen porque era consciente del dilema
en que éste se debatía y no quería renunciar a un aspecto de la rela
ción en el que ella se sentía vencedora.
147
Wes y Gina
148
frescante cambio de ritmo, ya que antes siempre había vivido rela
ciones extremadamente serias. Sin embargo, en algunas ocasiones
Wes creía que para Gina la relación era única y exclusivamente un
juego; aún peor, a veces pensaba que los sentimientos de Gina hacia
él no diferirían de los que tenía hacia sus contrincantes en los parti
dos de frontenis. En estas ocasiones se preguntaba si lo único que le
gustaba de esa relación era el placer de vencerle en cualquier oca
sión y circunstancia.
Por fin, Gina llegó hasta el coche mientras Wes estaba pensan
do lo idóneo que era su número de matrícula: IWIN2 . * Esbozó una
sonrisa y puso una mano en su cuello. Se disculpó por su conducta y
le felicitó por su magnífico tanto. Él le preguntó por qué no había
dicho eso antes y había preferido destruir su único momento de glo
ria. Gina respondió diciéndole que él ya sabía lo competitiva que
ellá po gía llegar a ser y que había dado lo mejor de sí misma en el
juego. El asintió con la cabeza y sonrió, admitiendo que por eso se
guía saliendo con ella. Después de todo, si realmente se diera el caso
de que Gina ya no le considerara un rival en una competición, haría
mucho tiempo que él la habría dejado.
149
ejemplo de ¿ Quién mató a Virginia Wol/?, el juego es más complejo,
más intrincado y posiblemente más destructivo, ya que sólo algunos
de los jugadores son conscientes de que la partida se está llevando a
cabo.
Los juegos se convierten fácilmente en destructivos e injustos
cuando no todo el mundo tiene conciencia de los mismos o se des
conocen sus reglas. El individuo que ignora las reglas o, incluso,
cuando él mismo forma parte del juego, se encuentra en una clara
desventaja de la que su pareja se puede aprovechar fácilmente. Si el
juego se descubre, la relación se puede extinguir de inmediato.
Los juegos pueden tener diferentes intensidades: ser diversiones
sin importancia y de carácter alegre, o serios y elaborados juegos en
los que el límite entre la realidad y la fantasía es cada vez más borro
so. En estos juegos suelen ser comunes los triángulos amorosos.
Otro rasgo que suele diferenciar a los juegos es la naturaleza de
sus competidores ; es decir, si son reales o imaginarios. A veces, las
parejas inventan falsos jugadores que pueden, por ejemplo, compe
tir por el afecto de uno o ambos miembros . El otro miembro quizá
se encuentre compitiendo con alguien que no existe. Un individuo
puede inventar una persona con el fin de estimular el interés o los
celos de su pareja.
La mentalidad de juego tal vez derive en algo más constructivo
cuando la pareja comparte equipo y se enfrenta a otros jugadores.
Por ejemplo: en los dobles de tenis, una pareja juega contra otra e
intenta, mediante su unión, vencer a su rival. Sin embargo, existen
otras formas de juego en la que los rivales quizá no sean conscientes
de estar involucrados en el juego o que, aunque lo sean, no deseen
Jugar.
150
de relaciones competitivas son algo arriesgadas, ya que pueden re
sultar bastante estresantes y porque uno de los miembros quizá se
sienta como un auténtico perdedor (y el otro individuo lo considere
como tal) .
Cuando ambos miembros juegan en el mismo equipo (como en
el ejemplo de los dobles de tenis) , tal vez se vean a sí mismos como
posibles ganadores. Sin embargo, el objetivo es el mismo: convertir
a uno o varios individuos en perdedores, por lo que los problemas
asociados con la historia de juego siguen persistiendo. Lo único que
ha sucedido es que han sido desplazados fuera de la relación.
Ventajas e inconvenientes
15 1
8
Historias de coordinación
HISTORIA VIAJERA
153
que lo que realmente les gusta es viajar y no obsesionarse por el lu
gar en el que esperan terminar.
Las historias viajeras suelen tener éxito en la medida que repre
sentan un proceso que está por venir. Una vez que la pareja llega al
destino que se había propuesto, quizás empiece a aburrirse o a sen
tir la necesidad de buscar un nuevo destino o una nueva relación.
El hecho de viajar constituye la esencia de la historia y por ello la
llegada supone un problema para la pareja, en lugar de significar
que se ha alcanzado un objetivo o un estado final para la relación.
A veces , la metáfora del viaje toma una forma más o menos li
teral y la pareja decide disfrutar del placer de viajar hacia nuevos y
excitantes lugares. En estos casos el viaje no es sólo eso (un viaje) ,
sino una parte integral de la relación de la pareja y de su vida en
común.
1 . Creo que cuando una relación es buena, sus miembros cambian y maduran conjun
tamente.
2. Creo que el amor es un pro � eso de constante descubrimiento que está por llegar.
3 . Creo que empezar una relación es igual que emprender un viaje que promete exci
tación y desafíos .
' 4 . Pienso que mi pareja y y o somos como compañeros d e viaje que comparten juntos
el viaje de la vida.
, 5. En mis relaciones íntimas, tanto a mi pareja como a mí nos gusta explorar y descu
brir lo que la vida nos ofrece.
6. Creo que los cambios y los descubrimientos son la clave del éxito de la relación con
mi pareja.
7. He descubierto que mi relación es un proceso de constante exploración y descu
brimiento.
8. Me gusta viajar por la vida junto a mi pareja.
Calleen y Rasheed
154
estaba planteando si pedir una cita a Rasheed. Sabía que una rela
ción con un compañero de trabajo podía acarrear problemas (es
pecialmente si no funcionaba) pero pensaba que todavía era peor
dejar pasar esa oportunidad. Así que una noche, viendo que Ras
heed no estaba ocupado, decidió acercarse a él; pero antes de que
Colleen pudiera mediar una sola palabra, Rasheed le preguntó si
quería salir con él. Obviamente, ambos se mostraron muy excita
dos al descubrir el mutuo interés que se tenían y además pensa
ban que todo aquello podía desembocar en una hermosa relación.
A medida que transcurrían las semanas, la relación entre Calle
en y Rashed se afianzaba; era más fuerte de lo que ellos habían ima
ginado. De hecho, cuando se encontraban trabajando juntos en la
tienda, se sentían agobiados por la falsa profesionalidad que estaban
obligados a mantener; les hubiera gustado poder demostrarse algo
más de afecto en su lugar de trabajo, pero sabían que su jefe no tole
raría esa conducta.
La situación era tan insoportable que empezaron a pensar en
dejar sus trabajos e irse a vivir a otro sitio. Colleen le contó a Rashe
ed su deseo de viajar por todo el país y trabajar en un pequeño res
taurante situado en medio de ninguna parte. Rasheed compartía la
pasión de Colleen por la aventura, y juntos empezaron a imaginar su
pequeño restaurante en un pueblecito del sudoeste. Sabían que po
dían perder muchas cosas en el intento de hacer realidad su sueño,
pero ambos deseaban correr ese riesgo. Después de todo, ninguno
de los dos sentía apego por su trabajo y ambos estaban cansados de
su ciudad natal. Pero lo más importante es que habían empezado a
enamorarse el uno del otro y no querían poner en peligro su rela
ción permaneciendo en un medio tan hostil. Querían que su rela
ción creciera y pensaban que era necesario cambiar para facilitar ese
afianzamiento.
Colleen y Rasheed eran conscientes de que no podían dejarlo
todo de repente y marcharse. Primero necesitaban ahorrar algún di
nero para poder pagarse al menos el viaje al sudoeste y también para
levantar su negocio, una vez que llegasen allí. Las semanas en la li
brería transcurrían más lentamente que nunca, pero Colleen y Ras
heed eran felices porque pensaban en el futuro y planeaban su aven
tura, llevando unas vidas muy austeras para poder ahorrar el dinero
que necesitaban.
155
Ya no salían por la noche y habían cortado los gastos innecesa
rios. Ahora pasaban su tiempo libre haciendo cosas menos conven
cionales. Pensaban que lo importante no era lo que hicieran, sino
hacerlo juntos. Es más, aunque no hubieran tenido problemas eco
nómicos, también habrían sentido la necesidad de cambiar su ruti
na, ya que no querían que su relación se estancase.
Tras un par de meses de ahorro, Calleen y Rasheed habían con
seguido ahorrar el dinero suficiente para emprender el viaje. Deja
ron sus trabajos, pusieron sus pertenencias en la camioneta de Ras
heed y emprendieron viaje hacia el sudoeste. Sabían que tendrían
que superar muchos obstáculos y que su sueño de abrir un restau
rante quizás nunca se materializaría. Sin embargo, ambos creían
que si lo del restaurante no salía bien, siempre habría otra aventura
que emprender. Lo realmente importante era que estaban unidos .
Andy y Stacey
156
aunque le agradaba la idea de que pudieran ir juntos a la misma uni
versidad, ya que así las cosas serían más fáciles para ambos.
Andy deseaba estar lo más cerca posible de Stacey, pero había
soñado con esa universidad desde que era niño y trabajó mucho pa
ra acceder a ella. Después de pensarlo detenidamente, decidió que
acudiría a la universidad de sus sueños y le aseguró a Stacey que este
plan no interferiría en su relación. Además, las dos universidades no
se encontraban en los extremos opuestos del país . . .
A pesar de que Andy y Stacey siempre habían pensado que las
relaciones a distancia no duran más de un año, Andy aseguró a su
novia que a ellos no les sucedería eso. En realidad, él creía que la se
paración reforzaría su relación en lugar de deteriorarla. Argumenta
ba que si hubieran ido a la misma universidad, no hubieran podido
alimentar su relación con tantos cambios, ya que compartirían las
mismas vivencias. Al estar separados, cada uno de ellos tendría la
oportunidad de rodearse de mundos diferentes y, gracias a los cono
cimientos y experiencias que extraerían de los mismos, podrían te
ner muchas conversaciones estimulantes. Además, a medida que
evolucionaran corno personas, también lo harían corno pareja. Tam
bién decía que el esfuerzo que harían por mantener su relación les
recordaría lo importantes que eran el uno para el otro.
Andy y Stacey reconocían que se encontraban en un momento
de sus vidas en el que parecía que se les abrían nuevos caminos para
explorar. Comprendían que si su relación había de ser duradera, lle
garía un momento en que sus ansias de desarrollo y consolidación
necesitarían de la constancia. Sin embargo, también creían que si su
relación llegaba a un punto en el que no hubiera excitantes decisio
nes que tornar, corno elegir la universidad para hacer el curso de
posgrado o qué hacer con sus vidas , siempre habría lugar para otro
tipo de experiencias , algo más espirituales, que también esperaban
vivir juntos.
157
ximos . Aunque Calleen y Rasheed emprendieron un viaje juntos ,
e n el sentido más estricto d e l a frase, Andy y Stacey realizaban
planes conjuntos cuando debían estar físicamente separados. En
ambos casos, el viaje real es algo que ellos construyeron en sus
propias mentes y que pasó a formar parte de sus planes de vida.
La historia viajera es una de las más antiguas y comunes . Pode
mos encontrar referencias a ella a lo largo de toda la historia de la
literatura, no importa cuánto nos remontemos en el tiempo . 1 Tiene
grandes posibilidades de éxito, dado que la pareja puede elegir el
camino, la velocidad a la que deben circular por el mismo y, quizás ,
hasta el destino. A menudo, las decisiones tomadas sobre dónde ir
y cómo conseguirlo cambian durante el viaje pero lo realmente im
portante no es la decisión en sí misma, sino el hecho de que ambos
miembros de la pareja la apoyen y trabajen para llevarla a cabo.
Ventajas e inconvenientes
Las historias viajeras con cierta permanencia en el tiempo suelen
tener un pronóstico favorable, ya que si los viajantes consiguen llegar
a un acuerdo sobre el destino, el camino, la velocidad y el viaje, éste
les llevará hacia el éxito. Si no lo consiguen, se darán cuenta de que
piden cosas diferentes a la relación y pondrán fin a la misma.
Las relaciones viajeras suelen ser dinámicas y se centran en el
futuro. Pueden o no incluir ciertos planes. En caso de que sí lo ha
gan, la pareja necesita una estrategia coordinada para llevarlos a ca-
158
bo. En este sentido, esta historia es bastante diferente de la historia
histórica, que se basa principalmente en el pasado.
El mayor riesgo de la historia viajera es que, por el camino, uno
de los miembros de la pareja decida cambiar de destino o ruta. En
ese momento la pareja puede sentir que sus caminos divergen.
Cuando las personas hablan de distanciarse, suelen querer decir que
sus caminos por recorrer ya no son los mismos . En tales casos la re
lación se romperá o tenderá a la infelicidad.
2. Beall, Anne E. y Sternberg, Robert J., «The social construction of love», en Journal
of social and personal relationshzps 1 2 , 1 995 , págs. 4 17-43 8.
159
]esse y Nicole
1 60
parejas a esos bailes ? Pero las acciones de las demás parejas no les
interesaban.
Jesse y Nicole reconocían que el amor que se profesaban estaba
por encima de cualquier disputa ocasional que pudieran tener sobre
el modo de repartir su tiempo. Normalmente sus discusiones eran
bastante cortas y casi nunca alcanzaban un tono demasiado elevado.
La mayoría de las veces, llegaban a un acuerdo con el que ambos se
sentían satisfechos. En este caso, J esse accedió al deseo de Nicole de
asistir al baile, pero le dijo que se negaba a vestir de esmoquin y que
no pondría un solo pie en la pista de baile. Nicole empezó a reír al
oír las condiciones de su novio, quien decía que acudiría al baile
vestido con unos amplios pantalones cortos y una camiseta ajada. A
pesar de todo, le dijo que podía ponerse lo que quisiera y que ella
también se vestiría de forma nada convencional. Sin embargo, le ad
virtió que quizás le pediría un baile . . . La decisión de aceptarlo o no
estaba en su mano.
Susie y Arnold
161
Arnold y Susie se registraron en el motel Sunshine, uno de los mu
chos moteles atestados de cucarachas que había en su barrio. Cuando
entraron en su habitación, Arnold no pudo resistir tirarse en plancha
sobre la cama. Susie empezó a reír de forma histérica al ver a su novio
de veintisiete años simulando zambullirse en una piscina. A los dos les
gustaba la elección que habían hecho, aunque sabían que muchos la
considerarían una forma ridícula de malgastar el tiempo y el poco dine
ro que les había costado. No obstante, ellos pensaban que lo que con
vertía una relación en algo de lo que disfrutar no residía únicamente en
la actividad que se podía realizar, sino en el modo de llevarla a cabo.
Hubieran podido divertirse igual yendo a otro lugar; lo impor
tante es que eran conscientes de la amplia gama de actividades en
las que podían elegir y de que no debían ceñirse a las formas habi
tuales de comportamiento. Lo que realmente hacía que su fin de se
mana en el motel fuese tan divertido era que ambos reconocían que
era algo poco común y fuera de lo normal. Su relación era tan espe
cial porque siempre estaban creando nuevas situaciones para vivir,
nunca se sentían inmersos en la rutina.
A medida que iba anocheciendo en el motel Sunshine, Susie y
Arnold empezaron a pensar en una actividad nocturna. Hubieran
podido limitarse a quedarse en la habitación, pedir una pizza y ver
una película; sin embargo, la noche era espléndida y decidieron ir a
la playa y dar un paseo por la orilla del mar. Así que se metieron en
el coche de Arnold, que estaba aparcado en la calle que separaba su
apartamento del motel, y se dirigieron a la playa.
Cuando llegaron a la playa, se quitaron los zapatos y empezaron a
caminar por la orilla. Dieron un paseo por la arena cogidos de la mano
y se estremecían cada vez que las olas salpicaban sus pies y tobillos. Ar
nold sugirió que se desnudasen y se diesen un chapuzón. Susie le dijo
que estaba loco, que iban a coger una pulmonía porque el agua estaba
helada. Arnold le contestó que una vez dentro del agua se habituarían
a su temperatura, pero ella no cedía a su proposición.
Los pocos problemas que enfrentaban a Arnold y a Susie surgí
an cuando discrepaban sobre el nuevo escenario que podían crear
en sus vidas. Afortunadamente, solían solucionarlo llegando a una
especie de acuerdo. Sin embargo, en esta ocasión Susy se negaba a
hacerlo. Arnold aceptó su negativa, pero decidió cogerla en brazos y
tirarla vestida al mar.
1 62
Modos de pensamiento y conducta
Ventajas e inconvenientes
1 63
nal. En este caso, el sastre (tejedor) puede rechazar esos convenciona
lismos. El segundo se da cuando ambos miembros de la pareja son
sastres (tejedores) pero quieren crear prendas diferentes. Puede que
ambos crean que la libertad y la creatividad son importantes, pero no
sean capaces de ponerse de acuerdo en tejer juntos su relación.
l . Creo que sólo se puede lograr una buena relación si se desea gastar tiempo y ener
gía en cuidarla del mismo modo en que se cuida un jardín.
2 . Creo que las relaciones desatendidas no sobreviven.
3 . Creo que las relaciones se deben abonar constantemente p ara sobrevivir a los alti
bajos de la vida.
4. Creo que el secreto del éxito de una relación reside en los cuidados que se le brin
dan y en el amor que la sustenta.
5. Creo que ningún tipo de amor puede sobrevivir si no se cuida y alimenta.
6. Creo que una relación amorosa entre dos personas es como una delicada flor: si no
la cuidan , se muere.
7. Para mí es muy importante cuidar y atender adecuadamente mi relación.
8. Dedico gran parte de mis cuidados y esfuerzos a mi relación
1 64
]im y Elaine
1 65
quizás no habían atendido su relación como lo hacían normalmente.
Jim reconoció que Elaine tal vez tuviera razón y añadió que posible
mente los cuidados que habían brindado a su relación durante las
últimas dos semanas habían carecido de espontaneidad. Después de
todo, el hecho de hacer algo improvisado les ayudaría a reavivar la
llama de la pasión. Siendo consecuente con sus pensamientos, Jim
sugirió que podrían tomarse unas pequeñas vacaciones. Elaine estu
vo completamente de acuerdo y juntos empezaron a planear a dón
de ir.
Kelly y Martín
1 66
tentaron planificar algunas tardes de entretenimiento, siempre que
sus trabajos se lo permitieran, y también se repartieron el cuidado de
los niños. Querían convertir su matrimonio en algo más agradable.
Comprendieron que prevenir los problemas era tan importante como
subsanarlos cuando éstos ya eran patentes.
La decisión de Kelly y Martín de cuidar su relación regularmen
te había dado buenos resultados y la había convertido en algo mara
villoso. Ambos reconocían que no sólo habían salvado su matrimo
nio, sino que habían establecido una fantástica relación. Aun
después de haber superado las dificultades iniciales que tuvieron lu
gar después del nacimiento de su segundo hijo, creían que debían
seguir cuidando de su matrimonio del mismo modo. Ambos sabían
que siempre surgirían nuevos problemas y que, aunque las cosas
marcharan bien, les resultaría difícil mantener una fuerte relación si
no cuidaban de ella.
Cuando Martín y Kelly se sentaron para discutir el problema
que les preocupaba en ese momento, se callaron durante unos ins
tantes y se dedicaron una sonrisa. Era una sonrisa de reconocimien
to: del reconocimiento de lo importante que era su amor para am
bos . Por supuesto que habían tenido problemas y sabían que
todavía quedaban muchos por venir, pero también eran conscientes
de que si seguían dando la importancia merecida a su relación,
siempre serían capaces de superarlos .
1 67
amigos, estas relaciones tienden a convertirse en lo que a veces se de
nomina compañerismo.3 John Lee usaba el termino griego storge para
referirse a la forma amistosa del amor.4 A pesar de que estas relacio
nes quizá carezcan de pasión, tienden a ser más duraderas.
Ventajas e inconvenientes
1 68
relaciones corren el peligro de perder las que realmente tienen un
verdadero significado para ellas .
Otro inconveniente potencial es que la relación se convierta en
algo agobiante, debido al exceso de atención que se presta a la mis
ma. Del mismo modo en que podemos ahogar una flor regándola
demasiado, también podemos ahogar una relación. Por tanto, debe
mos ser conscientes de hasta dónde podemos llegar y dejar que la
lluvia y la naturaleza hagan el resto.
HISTORIA DE NEGOCIOS
l . Creo que las relaciones íntimas, al igual que las relaciones de negocios, son socie
dades .
2 . Creo que las relaciones íntimas no sólo se basan en el amor, sino también en la eco
nomía doméstica.
3 . Creo que uno de los temas más importantes en una relación íntima es el relaciona
do con la ganancia y el gasto del dinero.
4 . Creo que en una relación romántica, al igual que en el trabajo, la pareja debe cum
plir con sus obligaciones y responsabilidades de acuerdo con sus «características
laborales».
5. Siempre que me planteo tener una relación con alguien , tengo en cuenta el terreno
económico.
6. Cuando todo ya está dicho y hecho , creo que las consideraciones económicas son
el punto clave de una relación.
7. Creo que las relaciones son , en muchos sentidos, como los negocios que funcionan
bien .
8. Creo que una buena relación es la base de una proposición de negocios .
1 69
David y Meredith
170
lación era antinatural y cambiar los patrones de su matrimonio; pero
se habían acostumbrado demasiado a su eficiente y metódico modo
de vida. David creía que el amor de su matrimonio residía en el inte
rés que compartían él y su esposa por el bienestar familiar y no en un
interés apasionado o de cualquier otro tipo.
Warren y Kathy
17 1
para ellos era lo más importante. Esta relación de negocios, que fun
cionaba también en lo que a temas financieros se refería, no tenía
nada que ver con una relación romántica. Warren y Kathy valoraban
más otras cosas que el romanticismo, algo que quedaba totalmente
demostrado con los rituales que realizaban antes de acostarse. El te
ma del romanticismo quizás hubiera surgido una o dos veces en los
veintiún años que llevaban de matrimonio. Para ellos el bienestar
económico era más valioso que el romanticismo y la pasión y consi
deraban que así les iba bastante bien.
Las personas que viven una historia de negocios ven las relacio
nes íntimas como asociaciones financieras. Warren y Kathy, y David y
Meredith, veían sus relaciones de este modo. Para ellos, una relación
es un negocio y una historia de amor es la historia de un negocio exi
toso. La relación se suele caracterizar por contar con lo que John Lee
denominó estilo storge de interrelación: la pareja se profesa un tipo de
amor amistoso.5 Estas relaciones suelen ser más bien cálidas (y no ca
lientes) y en ellas predomina el compañerismo en lugar de la pasión.6
Todos evaluamos a nuestra posible pareja para descubrir si es lo
que estamos buscando. Pero las personas que buscan una historia de
negocios, tienden a buscar desde un principio aquellas cualidades
que podrían calificar a un compañero de negocios o socio, incluida
su situación financiera. Lo que para unos puede resultar aburrido y
sin aliciente alguno, otros lo considerarán de vital importancia, como
era el caso de Warren y Kathy.
Una historia que empieza de otro modo puede convertirse en
una historia de negocios, aunque sus miembros no sean completa-
172
mente conscientes del cambio. A medida que las exigencias de la vi
da diaria se introducen en la relación -las exigencias económicas,
la organización del hogar, el saber compaginar la casa con el traba
jo- los aspectos relativos a la economía cobrarán importancia en la
relación, hasta apoderarse completamente de ella. Algunas personas
luchan contra esta tendencia buscando formas de mantener o, si es
necesario, reavivar la llama de la pasión. Otras se sienten a gusto con
el cambio y lo consideran parte del curso natural de la relación.
Ventajas e inconvenientes
173
facturas. Esto sucede porque siempre hay alguien que está vigilan
do, asegurándose de que todo se pague y de que el dinero esté ahí
para poder hacerlo. Otra posible ventaja es que en este tipo de rela
ción los papeles suelen estar mejor definidos que en otras. Los indi
viduos se encuentran en una buena posición para «adelantarse» a
conseguir lo que quieren y también para enfrentarse a posibles ame
nazas, corno pueden ser otros «negocios» que califican de competi
tivos, independientemente de que lo sean o no. Estos otros «nego
cios» serían, por ejemplo, otras parejas que intentan conseguir
mayores logros materiales u otros individuos que intentan dar es
quinazo a uno de los miembros de la sociedad.
Un inconveniente potencial se presenta cuando sólo uno de
los componentes de la pareja ve la relación corno una historia de
negocios. El otro puede aburrirse con este tipo de relación y bus
car el interés y el entusiasmo fuera de ella. La historia también se
volverá algo amarga cuando la distribución de la autoridad o de
los papeles en general, no satisface a uno o ambos individuos. Si los
miembros de la pareja no desempeñan papeles compatibles, quizá
pasen mucho tiempo luchando por tornar la posición deseada en
el negocio. En estas relaciones es importante mantener la opción
de la flexibilidad, de manera que si uno de los miembros de la pa
rej a se cansa de la distribución de los papeles , también pueden
asumirse otros. Los problemas surgen de forma inevitable cuando
uno de ellos es feliz con el papel que desempeña y el otro quiere
cambiarlo.
HISTORIA DE ADICCIÓN
174
DIAGNÓSTICO DE LA HISTORIA DE ADICCIÓN
Amanda y Kevin
Por fin parecía que Amanda iba a dormir un poco. Había esta
do varias horas hablando por teléfono con Kevin, su novio, quien
estaba pasando dos semanas en casa de su abuela, en Louisiana.
Amanda y Kevin se encontraban en el primer año de universidad y
salían juntos desde los dieciséis años . Cuando estaban en el institu
to, o en cualquier otro lugar, eran prácticamente inseparables. De
hecho, ésta era la primera vez en casi tres años que se separaban du
rante más de una semana. La separación había sido dura para los
dos, pero lo había sido más para Kevin. Kevin siempre necesitaba
estar junto a Amanda y, cuando no era así, le atormentaba la idea de
poder perderla. Durante los últimos diez días, la había estado lla
mando constantemente. Hablaban de muchas cosas pero Kevin
siempre acaba la conversación pidiéndole a Amanda que le dijera
que nunca le dejaría.
Aunque Amanda también lo había pasado mal en ausencia de
Kevin, en varias ocasiones se había sentido bastante incómoda con
algunas de las cosas que éste le había dicho por teléfono. Por ejem
plo: se había sentido muy mal cuando él le dijo que no sobreviviría
sin ella. Cuando estaban juntos, Amanda reconocía el fuerte apego
que Kevin tenía hacia ella, pero su dependencia no era tan obvia ya
que ella estaba siempre presente cuando él la necesitaba. Por eso,
Amanda interpretaba ese apego como signo de su fuerte amor por
ella y no como una necesidad de tipo neurótico.
175
Sin embargo, a través del hilo telefónico no podía ignorar esa
dependencia y no sabía cómo manejarla exactamente. Realmente
quería estar con Kevin y esperaba que su relación fuera para siem
pre; sin embargo reconocía que existía la posibilidad de que llegara
el día en que ya no deseara permanecer a su lado. El simple hecho
de pensarlo la hacía sentirse muy culpable, y se imaginaba lo que le
pasaría a Kevin si ella decidía acabar con la relación.
Al día siguiente, Amanda se despertó pasadas las doce y descu
brió con sorpresa que Kevin todavía no la había llamado. Se pregun
tó si todo iría bien e intentó ponerse en contacto con él. No había na
die en casa y se imaginó que habían salido un ratito. Se dirigió hacia
su escritorio y miró una fotografía de Kevin que tenía expuesta sobre
el mismo; empezó a echarle mucho de menos y se dio cuenta de que
no sólo era él quien sentía esa dependencia. Siempre había pensado
que pasaba tanto tiempo con él porque le quería y que lo mismo le
sucedía a él. Sin embargo, ahora reconocía que ella dependía tanto
de él como él de ella y pensó que la reacción adversa que había teni
do hacia los comentarios telefónicos de Kevin quizás se debía al mie
do que tenía a que a él le pudiera suceder lo mismo.
Antes de que Amanda pudiera seguir autoanalizándose, sonó el
teléfono. Lo cogió rápidamente y se tranquilizó bastante al oír la voz
de Kevin al otro lado del hilo telefónico. É ste le explicó que él y su
abuela habían ido a dar un paseo en barca. Amanda y Kevin estuvie
ron hablando durante varias horas pero, en esta ocasión, Amanda
no se sintió incómoda cuando Kevin le dijo lo mucho que la necesi
taba. De hecho, ella le dijo lo mismo.
Melanie y Jasan
176
viese en Nueva York y le dijo que pensaba en lo que le ocurría a ella
si algo iba mal. Él le aseguró que todo marcharía bien, la besó y le
dijo adiós. Ella, con lágrimas en sus mejillas, vio como él subía al
tren y le siguió con la mirada hasta perderlo de vista. Esperó en el
andén hasta que el tren no fue más que un insignificante punto en la
distancia.
Melanie conducía camino a casa, preguntándose cómo conse
guiría pasar esos seis días sin él. Sólo se sentía a gusto cuando J ason
estaba a su alrededor; sin él, se sentía insegura y le parecía difícil
realizar la más simple de las tareas. Además, para empeorar las co
sas, ya se había imaginado un montón de situaciones que impedirían
el regreso de J ason: desde su asesinato a tiros en la boca del metro,
hasta su total enamoramiento de otra mujer por la que le abandona
ría. En cualquiera de los casos, se vería obligada a vivir sin él, algo
de lo que ella no se creía capaz. Dependía completamente de él: no
sólo necesitaba la seguridad que le aportaba y su compañía, sino
que también se encargaba de cubrir todas las necesidades de la fa
milia.
Cuando Jason llegó a Nueva York, estaba entusiasmado con la
idea de ver a su viejo amigo. Ambos salieron a cenar. La verdad es
que, por una parte, se sentía feliz de estar lejos de Melanie durante
unos días. La amaba pero, en algunas ocasiones, la gran dependen
cia de ella, le agobiaba. Tenía que pasar demasiado tiempo con ella y
siempre debía cuidar sus palabras para evitar decir algo que le hicie
ra pensar que quería dejarla. El simple hecho de querer ver un parti
do de béisbol con un amigo era interpretado como un signo de de
samor. En pocas palabras , estando en Nueva York, Jason sentía una
libertad que raramente experimentaba en su hogar.
Sin embargo, había una parte de J ason que no quería estar lejos
de Melanie. A pesar de que la conducta de dependencia de su espo
sa a menudo le resultaba opresiva, había algunos aspectos de la mis
ma hacia los que, con el paso de los años, sentía cierta dependencia.
Por ejemplo: la ansiosa dependencia de Melanie hacía que se sintie
ra amado y querido; cuando no la tenía alrededor ya no se sentía tan
importante. Aun cuando estaba cenando con su amigo, empezó a
sentir la necesidad de que su mujer estuviera allí para decirle lo mu
cho que le amaba o pedirle consejo a la hora de elegir el menú. Ya
no volvió a disfrutar como lo había hecho al principio de la cena y
177
sólo pensaba en llamarla. J ason hubiese preferido que él y su mujer
no dependiesen tanto el uno del otro, pero pensaba que peor sería
que no se sintiesen atados en modo alguno.
7. Peele, Stanton, «Fools for love: the romantic ideal, psychological theory, and ad
dictive love», en The psychology of love, Sternberg, Robert J. y Barnes, Michael L.
(comps. ) , New Haven, Connecticut, Yale University Press, 1 988, págs. 159- 1 88; Peele,
Stanton y Brodsky, A., Love and addiction, Nueva York, New American Library, 1 976.
8. Sternberg, Robert J., The trzangle o/ love, Nueva York, Basic Books, 1 988.
178
do con la cual todas las adicciones se pueden entender en los térmi
nos que aquí se exponen. Además, el mecanismo aquí descrito sobre
la adicción a las personas es una derivación de la teoría de Solomon.9
Las personas que tienen una adicción no quieren experimentar
el síndrome de abstinencia. Por ejemplo: las personas que beben
mucho café pueden haber empezado a hacerlo con el fin de reani
marse pero, con el tiempo, acaban descubriéndose a sí mismas be
biendo café de forma rutinaria con el fin de poder mantenerse des
piertas. Del mismo modo, el individuo que es adicto a una pareja tal
vez no sea consciente de esta adicción en la vida diaria, pero puede
empezar a sentir miedo cuando su pareja se va o con la simple idea
de poder perderla. Lo que ha empezado siendo un sentimiento po
sitivo se ha convertido en el intento de evitar uno negativo: el sín
drome de abstinencia, razón por la cual el pronóstico de la relación
de adicción no suele ser demasiado bueno.
179
El adicto proporciona al codependiente la sensación de estar ha
ciendo algo significativo en la vida, algo importante para alguien. Des
pués de todo, el codependiente es consciente de que el adicto siente
que no podría vivir sin él. Esto es lo que experimentó Jason en su viaje a
Nueva York. Sin Melanie a su lado, su vida parecía carecer de sentido.
El problema surge cuando las necesidades del codependiente
-como eran los casos de Aman da y J ason- se adaptan y sustentan
la adicción. El codependiente ayuda de forma inconsciente a mante
ner una conducta que, conscientemente, considera inadecuada para
ambos miembros de la pareja. Este apoyo o mantenimiento puede
adoptar varias formas: el codependiente alimentará la adicción, ac
tuará halagado por la misma o intentará mostrarse insatisfecho
cuando, en realidad, siente satisfacción.
Cuando ambos miembros de la pareja son felices con la relación,
no existe ningún peligro. Pero si la relación empieza a degenerar,
riesgo que corren todas las relaciones adictivas, los papeles comple
mentarios tratarán de mantenerla, cuando lo mejor sería acabar con
ella. Normalmente, este tipo de relaciones no tienen grandes posibi
lidades de éxito a largo plazo, ya que las adicciones de cualquier tipo
tienden a caer en espirales de comportamiento destructivo.
Por ejemplo: el adicto quizá necesite cada vez más al codepen
diente, haciendo que este último se sienta oprimido. El codepen
diente intenta crear cierta distancia y espacio entre él y el adicto,
con el fin de gozar de cierta libertad. Sin embargo, esto no hace más
que incrementar el ya elevado nivel de ansiedad del adicto, quien
empieza a estar preocupado por la posible pérdida del codepen
diente. Por tanto, la actuación del adicto agobia todavía más al co
dependiente, lo cual hace que la espiral degenerativa funcione a ple
no rendimiento. Si Kevin fuera cada vez más posesivo con el tiempo
de Amanda, ésta quizás no podría soportar la situación y empezaría
a perder su interés por él.
Ventajas e inconvenientes
1 80
droga y podría tener los mismos efectos psicológicos que algunas de
ellas. La relación aporta al codependiente un sentido de utilidad y
ayuda. Alguien que nunca se ha sentido imprescindible encontrará
el papel de codependiente especialmente atractivo, ya que le ofrece
la oportunidad de poder hacer algo por alguien.
181
9
Historias narrativas
HISTORIA FANTÁSTICA
1 83
tos disfraces antes de que sea demasiado tarde. Tienen que asegu
rarse de que lo que han encontrado es lo que realmente andaban
buscando.
Greg y Heather
1 84
Después de escuchar la historia de Greg, Mickey esbozó una
sonrisa incrédula y le preguntó a Greg si sabía cuántas veces le había
contado la misma historia. Greg insistía en que esta vez era diferen
te. Era consciente de que ya había sentido esto con otras mujeres y
que ninguna de sus relaciones había sido tan buena como imaginaba
al principio de las mismas . Sin embargo, afirmaba que había apren
dido de esas experiencias y creía que ahora sabía manejar mejor la
situación. Estaba cansado de sus cortas historias e innumerables fra
casos; esta vez, intentaría con todas sus fuerzas que todo funcionara
y estaba seguro de que Heather lo merecía.
Michey seguía manteniendo su postura de incredulidad y le dijo a
Greg que el único modo de conseguir una relación buena y duradera era
dejar de fantasear y poner los pies en la tierra. Intentaba hacer compren
der a su amigo que nadie se adaptaba a su historia de cuento de hadas en
la que él encontraba a su princesa. Greg no le escuchaba. Esta vez estaba
seguro de haber encontrado a la princesa que andaba buscando.
Greg siguió describiendo cuán hermosa era Heather. Habló a
Mickey de la labor que ésta desempeñaba en el centro social de su
barrio y de lo mucho que le gustaban los niños. Greg estaba conven
cida de que Heather sería la madre perfecta. Mickey iba a respon
derle pero, antes de que pudiera decir una sola palabra, Greg le dijo
que se le había hecho tarde y que debía dejarle pues no se quería re
trasar en la cita. Además, todavía tenía que ir a la floristería para
comprar las mejores rosas que pudiera encontrar; después de todo,
la mujer de sus sueños se merecía lo mejor.
Alexis y Cory
1 85
pesar de su baja clase social y aparente insignificancia en el mundo,
conseguía vivir feliz con su príncipe.
Desde pequeña, Alexis soñaba con tener un romance de cuento de
hadas como el de Cenicienta. Cada vez que iniciaba una relación, se
imaginaba que el hombre con el que estaba era un mítico príncipe. Al
gunas de sus amigas le habían dicho que no era realista al pensar que
existía una persona de esas características. Para demostrárselo, le de
cían que ninguno de sus novios o relaciones anteriores había respondi
do a los cánones del cuento de hadas. Cuando Alexis reflexionaba so
bre ello de forma racional, coincidía con las ideas de sus amigas. Sin
embargo, una parte de ella seguía convencida de que el príncipe encan
tado estaba en algún lugar y que un día vendría para probarle el zapato.
Mientras veía La Cenicienta, Alexis comenzó a fantasear con Cory,
un nuevo empleado de la oficina donde trabajaba. Alexis sólo había ha
blado con Cory en una ocasión, pero tenía una excelente impresión de
él. A medida que la película iba avanzando, los sentimientos de Alexis
hacia Cory se intensificaban. Empezó a pensar que él podría ser su ca
ballero enfundado en una brillante armadura y también imaginaba có
mo sería la relación que mantendrían. Cory, por supuesto, sería el novio
perfecto: romántico, car.iñoso y protector. Siempre estaría a su lado
cuando ella estuviese deprimida y haría que todos sus problemas desa
parecieran. La apoyaría en todo momento y la defendería cuando lo ne
cesitara. Nunca discutirían y su amor no tendría fin.
A medida que Alexis seguía soñando despierta, la imagen que ha
bía creado de Cory parecía volverse cada vez más real. Estaba casi con
vencida de que él era el príncipe encantado que había buscado desde
pequeña. Se lo imaginó entrando en la oficina el lunes y confesándole
su amor por ella. Le diría que ella era demasiado especial para trabajar
en esa oficina. Juntos, dejarían el trabajo y emprenderían una nueva vi
da. Vivirían en una idílica casita en el campo y tendrían unos hijos ma
ravillosos. Y por supuesto, serían felices por siempre jamás. Era una
fantasía, pero Alexis creía que su sueño se haría realidad.
1 86
ejemplo, el dios Eros elegía a un mortal: Psiql}e, como su amante,
pero no quería que ésta descubriera quién era. El la llevó a vivir a un
maravilloso palacio, pero insistió en el hecho de que siempre que es
tuvieran juntos estarían a oscuras y Psique nunca intentaría ver su
aspecto o tan siquiera imaginarse cómo era.
Psique era completamente feliz con Eros, pero sus hermanas la
convencieron de que realmente sucedía algo extraño que tenía que
descubrir. ¿Por qué no quería Eros que Psique la viera? ¿Acaso era
tan feo o deforme? ¿Y si se trataba del diablo? Psique cogió una ve
la y miró a Eros mientras éste dormía pero, accidentalmente, una
gota de cera caliente cayó sobre él y le despertó. Eros huyó al sentir
se traicionado. Entonces, Psique tuvo que enfrentarse al reto más
grande de su vida: dar con su amado, a pesar de los muchos obstá
culos que se encontraría en el camino. Finalmente, Eros perdonó a
Psique, se reconciliaron y ella se convirtió en diosa para vivir eterna
mente junto a él en el Olimpo. 1
El tema de la historia de Psique y Eros es la búsqueda y ésta
constituye a menudo el tema principal de las historias fantásticas .
Las historias fantásticas tienden a ser lo que Francesco Alberoni, un
sociólogo italiano, denomina estado naciente de las relaciones: las
relaciones acaban de empezar y la pareja está profundamente ena
morada (o una persona está enamorada de otra, independientemen
te de lo que esta última sienta por ella) .2 Resulta más difícil, aunque
no imposible, mantener el papel de príncipe o princesa una vez que
conocemos mejor a la pareja. A veces, incluso se conserva la imagen
inicial, independientemente de que la pareja se ajuste o no a ella.
l. Wolkstein, Diane, The /irst !ove stories, Nueva York, HarperCollins, 1 99 1 ; véase
también Sternberg, Robert J . , In search o/ the human mznd, Ft. Worth, Texas, Harcourt
Brace College Publishers, 1 995 .
2 . Alberoni, Francesco, Falling in !ove, Nueva York, Random House, 1 983 .
1 87
cuentren a una persona a la que inicialmente califiquen de idónea y
luego descubran que no es así. Aun cuando encuentren a la persona
con la que habían soñado y sean relativamente felices, pueden em
pezar a fantasear de nuevo, ya que los cuentos de hadas no se basan
en el « . . . fueron felices por siempre jamás» (recordemos que cual
quier cuento clásico sólo cuenta con una línea dedicada a esta frase) ,
sino en la búsqueda de la pareja luchando contra las adversidades.
El príncipe, la princesa o ambos pueden estar más enamorados
de la idea fantástica que de cualquier forma real que pueda adquirir
la misma. Las desilusiones, por tanto, suelen ser bastante frecuentes
ya que casi ninguna relación responde a este criterio.
El príncipe y la princesa tal vez se conviertan en rey y reina
cuando ya llevan algún tiempo juntos. El problema es que los pape
les de rey y reina nunca conllevan el mismo entusiasmo que los de
príncipe y princesa. Por eso, cuando los papeles comienzan a cam
biar, los miembros de la pareja quizá se muestren insatisfechos con
ello. Irónicamente, ese malestar no se siente hacia la pareja, sino más
bien hacia los nuevos papeles que les ha impuesto la relación a largo
plazo.
Ventajas e inconvenientes
1 88
conservar la felicidad de su compañero/a. Su forma de sentir el amor es
tan intensa que pocas parejas que cuentan con otras historias lo pueden
sentir de forma semejante. El amor, sin embargo, quizás no sea tan pro
fundo corno parece, ya que el sentimiento de profundidad, al igual que
la relación en sí misma, puede ser tan sólo una fantasía.
Las posibles desventajas de la historia fantástica son bastante
obvias. La mayor de ellas es la desilusión que surgirá cuando uno de
los miembros de la pareja descubre que nadie cumple con las expec
tativas creadas. La falta de realismo puede hacer que la pareja se
sienta insatisfecha con una relación con la que otros serían bastante
felices.
En nuestra investigación, hemos distinguido dos clases de ideales:
los ideales idealistas, que se corresponderían con los que leernos en los
cuentos o vernos en las películas de Hollywood, y los ideales realistas,
que corresponden a las expectativas más terrenales posibles en una re
lación.3 Si una pareja crea una historia fantástica basada en ideales más
realistas que idealistas, tendrá más posibilidades de éxito; si decide
crear un mito, lo más probable es que sólo consiga eso: un mito.
HISTORIA HISTÓRICA
3 . Beall, Anne E. y Sternberg, Robert ] . , «Love and science: can the two be ma
rried?», en Journal of NIH research 2 , 1 990, págs. 57-6 1 ; Sternberg, Robert ]. y Barnes, Mi
chael L., «Real and ideal others in romantic relationships», en Journal ofpersonalzty and so
cial psychology 49, 1985 , págs. 1 .586- 1 .608.
1 89
riosidad en la «consanguineidad», en los árboles genealógicos de sus
futuras parejas o en las parejas en sí mismas. Por ejemplo: estarán es
pecialmente orgullosos de que ellos o sus parejas sean descendientes
de un determinado individuo, o sentir vergüenza por uno de los ante
pasados de su familia o de la familia de su pareja.
Las sociedades en las que predomina el sistema de castas tien
den a fomentar la historia histórica y a considerar determinadas re
laciones corno simples y únicos nudos de una compleja cadena de
interrelaciones. Algunas parejas se rechazan simplemente por su li
naje histórico. Los Royalty, por ejemplo, sólo se casaban con perso
nas pertenecientes a su misma estirpe. El precio de esta endogamia
resultaba bastante caro ya que, normalmente, los descendientes su
frían retrasos mentales u otros defectos genéticos. Estos defectos ge
néticos se suelen producir cuando se unen dos personas que son
portadoras del mismo peligroso gen recesivo.4
La mayoría de las parejas que cuentan con la historia histórica no
tienen este problema. Ven su unión y su progenie corno la continua
ción (o por lo menos, el comienzo) de la «reserva» de la línea de des
cendientes cuya historia constituye una importante parte de lo que
ellos son en la actualida9-. Las organizaciones corno las Daughters of
the American Revolution (DAR) representan la idea de una larga y dis
tinguida línea familiar con unas profundas e importantes raíces históri
cas. Algunas personas que viven una historia histórica no consideran a
la persona elegida corno el factor determinante de su felicidad, sino al
linaje histórico que esa persona representa. N aturalrnente, no todas las
personas que cuentan con la historia histórica dan tanta importancia al
linaje. Puede que la historia que realmente les preocupe sea la suya
propia, en lugar de la de sus antecesores.
1 90
3 . Para mí es muy importante conservar los objetos y fotografías que me recuerdan
los momentos especiales compartidos con mi pareja.
4 . Creo que el pasado es una parte muy importante de nuestras relaciones y que nun
ca se debe olvidar.
5 . Creo que los aniversarios son especialmente importantes, ya que constituyen el re
cordatorio de la historia que compartimos.
6. Me gusta recordar algunos acontecimientos importantes de nuestra relación por
que creo que nuestro pasado es una parte importante de nosotros.
7 . No puedo separar nuestra historia del presente o del futuro ya que, al igual que el
pasado, éstos forman parte de nosotros.
8 . Creo que el pasado compartido por una pareja tiene una gran importancia en el
presente de su relación .
Allison y Eric
191
sitio tan lejano. Allison se giró hacia él y le preguntó si se acordaba
del modo en que había terminado la noche. Eric asintió sonriendo
abiertamente, pues sabía con toda seguridad que Allison se refería
al momento en que él le pilló a ella la mano con la puerta del restau
rante.
De repente cambiaron de tema y pasaron a hablar de su actual
situación. Allison le pidió a Eric que no se marchara a Milán. Com
prendía que era una gran oportunidad para él, pero las cosas le
iban bastante bien estando donde estaba. Eric le respondió que era
algo más que una gran oportunidad; estaba seguro de que si hacía
un excelente trabajo en Milán le darían un ascenso a su regreso.
Allison se alejó durante un minuto; Eric sabía que ella estaba pen
sando en la primera vez que él se marchó a realizar un proyecto.
Eric estuvo fuera durante sólo tres semanas pero, en ese corto
tiempo, tuvo un pequeño romance con otra persona. Allison tenía
miedo de que eso volviera a suceder. Eric caminó hacia ella y le sugi
rió que se sentaran. Le explicó que lo que había sucedido la primera
vez que se marchó no volvería a pasar nunca má�. Después de todo,
en aquella época llevaban poco tiempo saliendo juntos y él aún no es
taba seguro de sus sentimientos. Ahora estaba convencido de que la
quería y creía con todas sus fuerzas que acabarían casándose; le dijo
que nunca volvería a hacer lo que hizo en el pasado porque no quería
echar por tierra una relación tan maravillosa como la que mantenían.
Allison apreciaba sus palabras pero hizo hincapié en el largo tiempo
de su ausencia y en las muchas y maravillosas personas que conocería.
Reconocía que la relación se encontraba en un nivel diferente que la
última vez que él se marchó, pero también era consciente de que ha
bía sido menos tiempo. Esta vez eran cuatro meses de ausencia y ella
no estaba segura de que, él la seguiría queriendo del mismo modo du
rante todo ese tiempo. El le aseguró que sí lo haría y le dijo que creía
firmemente que, en algunas ocasiones, ella tenía que ser capaz de no
mirar al pasado y darse cuenta de que, en una relación a largo plazo,
siempre se cometían errores. Añadió que a pesar de que era impor
tante reflexionar sobre los errores y utilizarlos para comprender y en
frentarse a las situaciones actuales, no debían permitir que éstos con
trolaran sus opiniones.
Allison reflexionó durante unos instantes y luego asintió con la
cabeza. Se disculpó por no haber confiado en él y le dijo que nunca
1 92
se perdonaría a sí misma haberle prohibido ir a Milán. Después de
abrazarse durante largo tiempo, se despidieron de su lugar preferi
do sintiendo, de algún modo, que no era la última vez que estarían
en él.
Len y Cecilia
1 93
que casi acabó con su relación con Cecilia. Hace algunos años, él y Ce
cilia acompañaron a Melissa a una extravagante fiesta de celebración
del Cuatro de Julio. Tanto él corno Melissa bebieron mucho; Cecilia
no lo hizo, ya que no se encontraba de humor. Al poco tiempo, les dijo
que se iba a casa. Después de que se marchara, Len y Melissa comen
zaron a besarse. Momentos después, Cecilia, que había pensado que
quizás necesitasen su ayuda y había vuelto atrás, los descubrió. Quedó
completamente destrozada por lo que vio. Len y Melissa le explicaron
que no era nada serio; estaban borrachos y habían actuado de forma
estúpida. Cecilia sabía que lo que le estaban contando seguramente era
cierto, pero se sentía muy herida. Consideró la idea de acabar su rela
ción con Len pero, finalmente, decidió que no tenía sentido que una
locura de Len acabara con los fuertes vínculos afectivos que les unían.
Hoy, mientras Len recordaba ese episodio de sus vidas, se dio cuenta
de que él también debía ser capaz de ver más allá de la decisión de Ce
cilia de marcharse a Sudamérica. Después de todo, si ella había sido
capaz de perdonarle lo que le había hecho, él debía perdonarle algo
que era mucho más inocente.
Len cogió otra fotografía. Era una instantánea en la que él y Ce
cilia posaban en el Gr�n Cañón. Llegar hasta la cumbre les había
ocupado todo el día y estaban completamente exhaustos. Len recor
daba la maravillosa sensación que tenía en el momento en que fue
tornada la fotografía. Estaba cansado pero eufórico por haber llega
do a la cumbre y el hecho de haberlo conseguido junto a Cecilia le
hacía sentirse aún más feliz. Recordaba que había pensado que que
ría pasar el resto de su vida con ella. Al mirar esa fotografía, se dio
cuenta de que recuerdos corno ése eran los que le habían ayudado a
soportar esos seis meses de ausencia.
1 94
relación. En ambos casos, los recuerdos de algunos momentos muy
felices ayudaron a las parejas a superar difíciles situaciones del pre
sente. Dado que todas las relaciones serias atraviesan momentos di
fíciles, el hecho de recurrir a los recuerdos felices puede tener una
gran importancia. En algunas ocasiones, estos recuerdos son el úni
co motivo que lleva a la pareja a permanecer unida. En estos casos,
la pareja puede prever, o por lo menos, esperar que el futuro les
brinde momentos tan felices como los vividos en el pasado.
Los malos recuerdos suelen seguir ejerciendo un efecto tóxico so
bre la relación, aún años después de que el problema que los generó se
haya resuelto. Muchos de nosotros hemos estado con personas que no
quieren olvidar lo que ellas consideran un error o una falta por parte
de su pareja. No importa cuántas veces se haya dado una solución al
tema, éste tiende a salir a flote una y otra vez. No importa lo que uno
intente hacer, la pareja es incapaz de olvidar lo sucedido. A menudo se
utiliza la memoria para manipular a la pareja y así conseguir una con
ducta dócil: «Todavía estás en deuda conmigo por lo que me hiciste en
el pasado, así que yo puedo hacer lo que quiera en el presente». Estos
continuos recuerdos en tono de reproche no sólo son tóxicos por ser
incorrectos, sino porque no permiten que el individuo aprenda de los
errores cometidos en el pasado. Después de todo, una vez cometido el
error es como si se hubiera hecho para siempre.
Los historiadores saben que no sólo los acontecimientos pasa
dos constituyen la historia. La historia también reside en la selec
ción, la interpretación y el análisis íntegro de esos acontecimientos.
Del mismo modo, en las relaciones no importa tanto lo sucedido, si
no lo que se ha aprendido de ello, lo cual puede ayudarnos a recons
truir o romper la relación. Las parejas que aprenden de sus historias
enriquecen su relación; aquellas que no lo hacen quedan estancadas
o incluso retroceden en la misma.
1 95
A veces una persona desempeña el papel de historiador y la otra
el de personaje histórico. En este tipo de relaciones existe una asime
tría natural; además, pueden entrar en juego algunos de los elemen
tos de las historias asimétricas (véase pág. 67 ) . Normalmente se con
sidera al personaje histórico como el más importante de la relación.
Esa importancia puede derivar del significado que la pareja dé a sus
orígenes familiares, a sus habilidades o a la trayectoria de su vida.
El papel que desempeña la historia en la relación cambiará con
el tiempo. Por ejemplo: cuando los miembros de una pareja empie
zan a salir juntos pueden tener tendencias históricas, es decir, entrar
en un sinfín de detalles de las historias de sus vidas con el fin de co
nocerse mejor. O también compartir, de forma íntima, lo que han
aprendido sobre los errores cometidos en relaciones anteriores. Pe
ro una vez superadas las primeras etapas, cabe la posibilidad de que
uno o ambos miembros de la relación consideren más oportuno ha
blar sobre los errores más recientes (y menos históricos) cometidos
en la actual relación. Como resultado, las discusiones sobre lo que
se va aprendiendo de los errores desaparecerán. Quizás la pareja no
haya sabido enfrentarse a sus fallos, lo que dará lugar a tensiones y
hostilidades que quedarán sin resolver.
Otras parejas pueden volverse más históricas con el paso del
tiempo, especialmente si han tenido hijos. En algunas ocasiones, el
nacimiento de un hijo hace que la pareja se de cuenta de que algún
día contará con el recuerdo del aumento y posterior desarrollo de su
unidad familiar. Así, la pareja empieza a orientar su vida de un mo
do más histórico.
Ventajas e inconvenientes
1 96
El principal inconveniente de la historia histórica es la capaci
dad de sacar a flote repetidamente los errores del pasado. Los indi
viduos que tienen esta tendencia rara vez olvidan y siempre están
dispuestos a recurrir a los conflictos del pasado, asegurando que se
repetirán una y otra vez.
Las relaciones en las que las personas son incapaces de perdo
nar, olviden o no, suelen acompañarse de ansiedad y sentimientos
de culpabilidad. Es muy difícil ser feliz pensando que los errores del
pasado se pueden repetir en cualquier momento.
HISTORIA CIENTÍFICA
Los individuos que viven una historia científica creen que el amor
en general se puede y debe comprender, analizar y examinar minucio
samente como cualquier otro fenómeno natural. Además arrastran es
ta creencia hasta los aspectos cotidianos de su relación, realizando un
examen exhaustivo de casi todo (o de todo) lo que sucede en su rela
ción. Por ello, pasan mucho tiempo explicándose a sí mismos o a su
pareja lo que piensan que está sucediendo en lo más profundo de sus
vidas. Este comportamiento quizá sea práctico, a menos que se llegue a
un punto en el que el analista hable pero no escuche o incluso interfie
ra en la relación analizándola excesivamente.
Este último efecto refleja, en cierto modo, el principio de incerti
dumbre o indeterminación de Heisenberg aplicado a las relaciones ínti
mas, según el cual el acto de observarlas continuamente acabaría cam
biándolas. Por ejemplo: el hecho de analizar las relaciones sexuales
mientras se están manteniendo hace que éstas (las relaciones) se alteren
o se vean afectadas, aun cuando está no sea la intención del analista.
1 . Creo que entender una relación amorosa es igual que entender cualquier otro fenó
meno natural; necesitamos descubrir las reglas que lo gobiernan.
2. Creo que para comprender una relación amorosa necesitamos estudiarla desde una
perspectiva científica.
3 . Me gusta analizar los diferentes aspectos de mi relación; además considero que es
muy útil hacerlo.
1 97
4. Creo que el mejor modo de conseguir el éxito en una relación consiste en enfocar
los problemas de la misma desde un punto de vista lógico y científico .
5 . Creo que las personas tienen mayores posibilidades de éxito en sus relaciones si en
focan sus problemas desde una perspectiva lógica y no emocional.
6. Me gusta sentarme con mi pareja y discutir de forma objetiva y analítica los dife
rentes aspectos de nuestra relación .
7 . Creo que las relaciones pueden mejorar a través del análisis racional y el examen
minucioso.
8 . A mí me es posible analizar y comprender a mi pareja casi por completo .
Alisa y Gary
1 98
Es más, aun cuando Gary coincidía con el análisis de Alisa, de
seaba que ésta no fuera tan cerebral a la hora de analizarle a él y a su
relación. Gary creía que el enfoque de Alisa estaba falto de romanti
cismo, lo cual le hubiera dado un toque de sorpresa y de falta de
previsión a su relación. Claro que ambas cosas no podían formar
parte de un enfoque científico.
No obstante, a pesar de los problemas que Gary tenía con algu
nos de los aspectos del enfoque analítico que su esposa daba a su re
lación, consideraba que existían muchos rasgos positivos. Por un la
do, el hecho de que Alisa intentara imaginar el modo en que él
reaccionaría ante sus diferentes acciones, significaba que Alisa sen
tía un gran interés por él y por la relación que ambos mantenían.
Por otra parte, Gary creía que el enfoque científico de Alisa era de
gran utilidad cuando ambos querían comprender e interpretar los
problemas que surgían en su relación y les permitía encontrar la so
lución más apropiada y mejor para los dos.
Colin y Anita
1 99
go, a pesar de que su actitud era bastante científica, también contaba
con un rasgo personal: el enfoque científico no era general, sino de
su propia cosecha. Además, Colín bus5=aba comprender a su pareja
para conocerla mejor corno persona. Ese era su objetivo principal.
Quería llegar a comprender sus deseos y necesidades. Es más, su
análisis buscaba que su relación funcionara lo mejor posible.
La actual novia de Colín, Anita, no se preocupaba demasiado
por el enfoque analítico que éste daba a la relación. De hecho,
creía que este enfoque era muy ventajoso. Por una parte, quedaba
patente el interés de Colín por acercarse más a ella y a la relación
que mantenían. Además, la actitud de Colín, que ponía especial
hincapié en estudiar todas y cada una de las partes del terna, le pa
recía muy útil a la hora de solucionar los problemas a los que te
nían que enfrentarse, pues tenía la seguridad de que la escucharía
con total atención. Sin embargo, a veces Anita deseaba que su no
vio no intelectualizara tanto su relación. Comprendía que el enfo
que de Colín era un reflejo de su personalidad, pero muchas veces
se sentía corno una rata de laboratorio. Por otra parte, estaba segu
ra de que Colín se preocupaba por ella y que, a pesar de que su
modo de conducir la r�lación podía parecer impersonal, él no lo
consideraba así.
200
Algunos individuos, como Colín, trabajan en el campo de las
ciencias e intentan dar un enfoque científico a la mayoría de los as
pectos de sus vidas. Otros individuos, como Alisa, son científicos en
lo que se refiere a las relaciones amorosas, pero aplican la ciencia a
otros aspectos de su vida.
Existen varios puntos que cabe tener en cuenta en la historia
científica: primero, una persona que puede aplicar con éxito el aná
lisis científico en un campo determinado (biología o física) no tiene
por qué hacerlo de igual modo cuando lo ejerce en otro campo.5 Así
pues, vemos que el hecho de que alguien sea un gran científico en su
trabajo no significa que lo sea en sus relaciones más íntimas.
Segundo: la persona puede realizar con éxito los análisis de las
relaciones de otras personas y no el de su propia relación. En este
caso, se establece una diferenciación entre la inteligencia interper
sonal y la inteligencia intrapersonal. La primera hace referencia a
la inteligencia de una persona en relación con los demás y la se
gunda a la inteligencia de esa persona en relación consigo misma.6
Los dos tipos de inteligencia tienen muy poca relación entre sí, ya
que el hecho de que uno pueda analizar con éxito el comporta
miento de los demás no implica que haga lo mismo con el suyo
prop10 y viceversa.
Además, los psicoterapeutas tienen los mismos problemas que
los demás en sus relaciones.
Tercero: todos analizamos nuestras relaciones pasta cierto pun
to, pero son relativamente pocas las personas que viven la historia
científica. La historia científica entra en juego cuando la persona se
detiene a analizar y no se contenta dejando que las cosas pasen sin
más. Los científicos no son realmente felices en sus relaciones a me
nos que sientan que las comprenden. Por lo tanto, la comprensión
es un elemento fundamental para los científicos a la hora de alcan
zar la felicidad.
201
Papeles complementarios: el científico y el objeto de estudio
Ventajas e inconvenientes
202
HISTORIA DEL LIBRO DE COCINA
l . Creo que existe una forma correcta y una forma incorrecta de enfocar las relacio
nes. Si elegimos la correcta obtendremos el éxito en las mismas .
2 . Creo que para mantener una buena relación hay que seguir uno a uno todos los pa
sos necesarios .
3 . Creo que la receta para una buena relación es igual que la receta para cocinar un
buen plato: necesita los ingredientes idóneos y mucha atención.
4. Creo que las personas que tienen éxito en sus relaciones son aquellas que han des
cubierto cómo actuar correctamente.
5. Creo que tener éxito en una relación es igual que saber cocinar bien; si abusamos o
prescindimos de los elementos necesarios podemos fracasar.
6. Creo que una buena relación debe seguir determinados pasos para lograr el éxito .
7 . Creo que conseguir que una relación funcione es igual que seguir los pasos de una
receta para cocinar un buen plato.
8. Creo que hay una receta para conseguir el éxito en las relaciones y que algunas per
sonas la encuentran y otras no.
203
Fred y Pauline
204
Pauline sabía que habría noches en las que a Fred no le apetecería
salir a bailar. F red y Pauline coincidían al admitir que se podían dar
estas circunstancias y decidieron que buscarían nuevas actividades
para satisfacer sus respectivas necesidades. Creían que si siempre
conseguían llegar a algún tipo de acuerdo, su relación seguiría sien
do maravillosa.
Elizabeth e Isaac
205
noche de los jueves. Comprendían que era una locura pensar que
una fórmula determinada podía garantizar el éxito de su relación.
En varias ocasiones, Elizabeth había expresado su preocupación di
ciendo que temía que llegara un momento en el que la combinación
de la cena, el helado y la película ya no funcionara tan bien como lo
había hecho hasta el momento. Ambos sabían que si llegaba ese mo
mento tendrían que cambiar la noche de los jueves o quizás buscar
otras actividades que también fueran de su agrado. Lo importante
era que habían encontrado una receta que les gustaba a ambos y que
serían capaces de cambiarla cuando llegara el momento de hacerlo.
Elizabeth e Isaac creían que si seguían fieles a sus principios su rela
ción continuaría siendo feliz.
7. Sternberg, Robert J. con Whitney, Catherine, Lave the way you want tt, Nueva
York, Bantam, 1 99 1 ; véase también Sternberg, Robert ] . , Cognitzve psychology, Ft. Worth,
Texas, Harcourt Brace College Publishers, 1 996.
2 06
¿Por qué podernos pensar que un problema está bien estructu
rado cuando no es así? Existen varias razones. Por una parte, desde
nuestra más tierna infancia se nos ha enseñado que todos los proble
mas deben estar bien estructurados. Los libros de texto suelen pre
sentar los problemas de forma autoritaria, con respuestas correctas
e incorrectas. Muchos de los manuales que caen en nuestras manos
tienen preguntas con respuestas correctas e incorrectas . La religión
también nos enseña que existen respuestas correctas e incorrectas.
Los políticos también dicen estar en posesión de la verdad, de la
respuesta correcta y acusan a sus oponentes de no tenerla. Existen
muchas fuerzas en nuestro entorno que se unen para hacernos creer
que debe haber una única respuesta o solución correcta a los pro
blemas de la vida.8 Por tanto, no resulta extraño que la historia del
libro de cocina sea la más popular.
El hecho de que los individuos crean o no en la existencia de ese
tipo de respuestas correctas depende de su forma de pensar.9 Una
vez planteé una teoría sobre las formas de pensar según la cual, por
ejemplo, algunas personas prefieren llegar por sí solas a la solución
de sus problemas, mientras que otras prefieren que se les indique lo
que tienen que hacer. Muchas de las parejas que cuentan con la his
toria del libro de cocina prefieren que se les diga lo que tienen que
hacer y, una vez que se les ha señalado el camino que hay que seguir,
no quieren desviarse del mismo ni una sola vez.
Pero también existen parejas, corno Elizabeth e Isaac, que ela
boran su propia receta. Sin embargo, una vez que han conseguido
que ésta sea perfecta, pueden ser tan estrictas a la hora de seguirla
corno las otras parejas que la tornan prestada. Probablemente las pa
rejas que cuentan con esta historia y obtienen mayor éxito en sus re
laciones son aquellas que tienen capacidad para ser flexibles y cam
bian su receta con el paso del tiempo o cuando comienzan una
nueva relación.
207
Papeles complementarios: los cocineros,
los chefs y el cocinero y el chef
208
Ventajas e inconvenientes
209
de que alguno les dé una solución que funcione. Puede que sea el
tercero, el quinto o el número ciento setenta; no importan los fraca
sos, siempre queda la esperanza. Sin embargo, las personas que
cuentan con la historia del libro de cocina tienen que asumir la res
ponsabilidad de admitir que la esperanza que mantienen viva es tan
insignificante como un grano de arena en la inmensidad del desier
to. Deben darse cuenta de que ya no existe receta alguna que les
pueda ayudar.
2 10
10
Historias de género
HISTORIA BÉLICA
211
Del mismo modo en que algunos individuos eligen ser soldados
de profesión, algunas parejas se convierten en soldados en sus rela
ciones y son verdaderamente felices peleando y, sobre todo, después
de tener lo que ellos consideran una buena pelea. Al igual que los
individuos que luchan en una guerra, cuando la batalla finaliza la
pareja quizá no esté muy segura sobre lo que debe hacer consigo
misma. Cuando sólo uno de los componentes de la pareja tiene la
historia bélica, lo que uno considera bastante aceptable puede ser
considerado odioso por el otro.
Bob y Dierdre
Las cosas siempre eran así para Bob y Dierdre. Estaban senta
dos cenando, cuando Bob preguntó a su mujer, Dierdre, si había re
considerado su decisión de seguir llevando a su hijo a la escuela pú
blica. Dierdre cerró los ojos y respiró profundamente para no
perder la calma. La pareja llevaba semanas discutiendo si debía de
jar o no a su hijo John en la escuela pública y, tras varias semanas de
fuertes peleas, Dierdre había llegado a la conclusión de que ella y su
marido tenían que ponerse de acuerdo. Sin embargo, sentía que se
avecinaba una nueva pelea y era consciente de que el tema estaba to
davía sin resolver.
Bob ya había visto otras veces esa expresión en la cara de Dier
dre y sabía cómo interpretarla. Inmediatamente, la acusó de actuar
2 12
de forma condescendiente hacia él; argumentaba que sus opiniones
eran tan importantes como las de ella y que ella debía ser consciente
de eso. Ella estaba de acuerdo con él pero decía que la decisión de
mantener a John en la escuela pública no obedecía a ningún tipo de
opinión. Lo único que importaba era conseguir lo mejor para su hi
jo. Ante tal comentario, Bob dio un puñetazo sobre la mesa y le pre
guntó a su mujer si creía que lo mejor para su hijo era tener que en
frentarse a las bandas y a las drogas durante todos y cada uno de los
días de los próximos cuatro años. Bob gritaba y Dierdre se limitaba
a mover la cabeza con resignación. Su hijo se fue corriendo a su ha
bitación.
Bob y Dierdre habían mantenido este tipo de peleas durante los
últimos quince años . Dierdre había jurado que intentaría mantener
a flote su matrimonio al menos hasta que John hubiera terminado el
instituto; sin embargo, no sabía cuántas batallas más sería capaz de
aguantar. Bob siempre había pensado que uno tenía que luchar por
aquello en lo que creía y opinaba que los temas familiares no tenían
que ser una excepción. Dierdre siempre había preferido discutir las
cosas con más calma; sin embargo, con el paso de los años había
descubierto que el único modo de soportar las peleas con su marido
era adoptar la misma actitud que él; así que luchaba contra todas las
dificultades que se encontraba en el camino. Por lo demás, solía ce
der a los deseos de su marido con el fin de escapar a las iras de éste.
Desgraciadamente se había dado cuenta de que, si imitaba la con
ducta de Bob, éste todavía se enfurecía más y por ello siempre inten
taba evitar las peleas con él. Sin embargo, consideraba que el tema
de la educación de su hijo era muy importante y después de haberlo
tratado con sus amigos, parientes e incluso con profesores y directo
res tanto de la escuela pública como de la privada, había llegado a la
conclusión de que la escuela pública era la mejor opción para su hi
jo. Por ello creía que debía enfrentarse a todos y cada uno de los ata
ques de su marido.
El tema de la educación de John era algo muy importante y dis
cutir sobre él resultaba inevitable, pero las luchas que solían mante
ner Bob y Dierdre no siempre eran de tal magnitud. Hacía apenas
una semana, habían discutido sobre si debían cambiar o no el sofá
de la sala de estar. Bob pensaba que estaba viejo y mugriento y Dier
dre consideraba que tenía mucho encanto. Bob acusó a Dierdre de
2 13
ser una dejada y le recriminó ser un mal ejemplo para John. Acaba
ban de mantener una discusión sobre el colegio al que debía ir su hi
jo y ya estaban peleando por algo sin importancia. Dierdre no daba
crédito a lo que estaba sucediendo.
Sin embargo, Dierdre reconocía que su relación siempre se ha
bía caracterizado, y probablemente se caracterizaría, por las conti
nuas discusiones. No importaba cuál fuera el tema, siempre habría
una pelea esperándoles a la vuelta de la esquina.
Natasha y Marcus
2 14
mo había hecho muchas veces , que reconocía lo absurdo e irra
cional de su pasión por los Steelers; sin embargo , le dijo que eso
no era ningún delito y que ella debería ser considerada y dejarle
disfrutar de las tres horas semanales que jugaba su equipo favori
to. Natasha le contestó diciendo que su estado de ánimo no tenía
nada que ver con el tiempo que Marcus pasaba viendo a los Stee
lers , sino con la idea de que él se preocupaba más por su equipo
que por ella.
Marcus quiso darle una respuesta, pero ella no quería escucharle;
salió de la habitación, se fue directa al dormitorio y cerró la puerta
con llave. Marcus se sentó en el sofá y puso su cabeza entre los brazos.
Esa escena se había convertido en algo demasiado común en su rela
ción con Natasha; cuando no eran los Steelers, se trataba de otra cosa.
Fuera cual fuese el tema, Natasha siempre estaba dispuesta a discutir
sobre lo que ella consideraba correcto. Y seguiría haciéndolo hasta
que Marcus le diera la razón; si no lo hacía, se limitaría a marcharse y
se negaría a hablar con él.
Mientras Marcus meditaba sobre su relación, Natasha irrumpió
de nuevo en la habitación. En un tono de voz bastante cruel, le dijo
que le comunicaría a su jefe que ya no necesitaba el pase de tribuna que
le había prometido a Marcus para ver a los Steelers. El corazón de
Marcus se paró por un momento, pero se repuso rápidamente y se
limitó a sacudir la cabeza con resignación.
2 15
construcción de las relaciones . 1 Pero el hecho de plantear esta pre
gunta supone lo mismo que preguntarse por qué alguien quiere in
gresar en el ejército. Las personas guerreras, encuentran la satisfac
ción en la batalla. Y para las personas que viven una historia bélica,
las verdaderas batallas se encuentran en sus relaciones.
La historia bélica que funciona con éxito cuenta con dos per
sonas que desempeñan el papel de guerreros. Se suceden las esca
ramuzas y las batallas de mayor importancia y, en cada una de
ellas , hay un vencedor y un vencido, un conquistador y un con
quistado. Los individuos que mantienen este tipo de relación ex
perimentan la mayor satisfacción cuando desempeñan, durante el
máximo tiempo posible, el papel de conquistadores. Pero cuando
se pierde la batalla queda la esperanza de que siempre habrá una
próxima y de que en ella quizás se podrá reconquistar lo perdido
en la anterior.
Ventajas e inconvenientes
1 . Gottman, J ohn M . , What predicts dzvorce? The relationships between marital pro
cess and marital outcomes, Hillsdale, Nueva Jersey, Lawrence Erlbaum Associates, 1 994 ;
Markman, Howard J., «Prediction of marital distress: a five-year follow-up», en ]ournal o/
consulting and clínica! psychology 49, 1 98 1 , págs. 760-762 .
2 16
Las personas pueden vivir una relación bélica sin que ésta forme
parte de sus historias favoritas. En tales casos, las constantes peleas
harán que los componentes de la pareja se sientan muy mal y si no
son capaces de escapar a ellas no conseguirán ser felices.
HISTORIA TEATRAL
Actor
1 . Creo que mis relaciones son como obras de teatro: algunas son comedias y otras
dramas.
2. A menudo actúo para mi pareja.
3. A menudo me encuentro a mí mismo desempeñando un papel en mi relación, co
mo si de una obra de teatro se tratase.
4. Mis relaciones son como una obra de teatro en la que yo creo el final.
Público
1 . Suelen atraerme las parejas que son capaces de desempeñar diferentes papeles, co
mo los actores en el teatro.
2. Goffman, Erving, The presentation o/ sel/ in everyday lz/e, Garden City, Nueva
York, Doubleday, 1 959; Schank, Roger C. y Abelson, Robert P. , Scripts, plans, goals, and
understanding, Hillsdale, Nueva Jersey, Lawrence Erlbaum Associates, 1 977.
217
2 . Me gustan las personas que pueden desempeñar diferentes papeles en pocos minu
tos, cambiando con facilidad.
3. Me gustan las personas que se autoconsideran actores .
4 . Me gusta salir con individuos que sean capaces de cambiar su conducta según el
contexto, como los actores en una obra de teatro .
Robert y Cindy
218
tecimientos . Ella parecía mostrarse interesada y él utilizaba ese in
terés para llevarla a su terreno. Minutos después de que todos se
hubieran marchado, la hermana de Robert les anunció que se iba a
dormir.
Aprovechando la ocasión, Robert decidió dar un sutil giro a su
conversación y comenzó a hablar de las relaciones íntimas. Tras
unos incómodos minutos de silencio, realizó la mejor de sus imita
ciones de James Dean y con voz dulce le susurró que creía que ella
realmente le gustaba. Luego le dijo que debía marcharse, pero que
le gustaría salir a cenar con ella algún día. Cindy aceptó y, antes de
que se fuera, le besó suavemente en los labios.
Dos días después, Robert y Cindy tenían su primera cita. Al
igual que en la primera noche que se conocieron, Robert estaba fin
giendo bastante. Le contaba divertidas historias y realizaba comple
jos análisis psicológicos de las parejas que estaban sentadas a su al
rededor. Todo ello prestando especial atención a las reacciones de
Cindy para poder determinar cuál debía ser el próximo acto. Todo
parecía indicar que Robert no podía equivocarse. Cindy estaba dis
frutando del momento. Sin embargo, pensaba que Robert era dema
siado perfecto y que quizás le estaba ocultando algo.
A medida que transcurrieron las semanas, Cindy empezó a pre
guntarse si Robert había fingido en alguna de sus anteriores relacio
nes. En algunos momentos, le parecía que tenía una vibrante y tea
tral personalidad; sin embargo, en otros momentos le parecía que se
limitaba a seguir un determinado guión. Por ejemplo: un día encon
tró en su monedero una caja de caramelos Pez envuelta por una cin
ta roja. Obviamente, Robert la había puesto ahí. Su primera impre
sión fue que aquello era un bonito detalle pero, mientras estaba
hablando por teléfono con Robert sobre lo sucedido, se dio cuenta
de que la hermana de Robert movía la cabeza al tiempo que sonreía
ligeramente como si estuviera pensado: «De nuevo lo de la caja de
caramelos Pez en el monedero, ¿ eh?». La verdad es que a Cindy le
habría parecido bastante penoso que el sentido del humor y los ges
tos románticos de Robert sólo formaran parte de una comedia que
ya había representado ante innumerables mujeres. Pero, ¿era eso
cierto?
219
Kellen y Peter
220
ha viviendo una romántica escena del celuloide hollywoodiense. To
dos y cada uno de los movimientos de Kellen parecían hipnotizarle.
Peter y Kellen empezaron a verse regularmente y él seguía sin
salir de su asombro. No obstante, había empezado a preguntarse
cómo era posible que alguien estuviera siempre tan sereno y consi
guiera guardar la compostura en todas las ocasiones. También había
pensado preguntárselo a ella pero, antes de hacerlo, recibió una in
formación un tanto extraña.
Una noche, en la que describía a un amigo cómo era Kellen, al
guien oyó lo que estaba diciendo. Esa persona había tenido una cor
ta relación con Kellen y, ante el asombro de Peter y su amigo, resul
tó que las experiencias que Peter había tenido con Kellen eran casi
idénticas a las que esa persona había compartido con ella. Todo
coincidía: desde la escena inicial en el bar, hasta el modo en que se
habían dado el primer beso. Peter sonrió amargamente y se dio
cuenta de que todo había sido puro teatro.
22 1
modo no se sienten hipócritas o artificiales en absoluto. Y en algu
nas ocasiones puede que no sean conscientes de que están siguiendo
un guión.
Ventajas e inconvenientes
HISTORIA DE HUMOR
222
quedar bastante desconcertado ante el aparente ritmo inapropia
do de bromas.
El público
1 . Me gusta tener un compañero/a que sepa encontrar la cara divertida de los conflictos.
2. Me gusta que mi pareja sea capaz de ver el lado humorístico de las cosas .
3 . Creo que si una relación adquiere un aire demasiado serio se puede estropear; por
eso me gusta que mi parej a tenga sentido del humor.
4. Me gusta que mi pareja me haga reír siempre que tenernos que enfrentarnos a una
situación de tensión en nuestra relación .
El humorista
l . Reconozco que, en ocasiones, utilizo el humor para escapar a ciertos problemas de
·
mi relación .
2 . Me gusta bromear cuando mi parej a está enfadada conmigo , principalmente por
que creo que, aun cuando atravesarnos momentos difíciles, tenernos que conservar
el sentido del humor en la relación.
3 . Me gusta usar el humor cuando tengo un problema con mi pareja porque creo que
todas las situaciones conflictivas de una relación tienen su lado divertido.
4. Cuando me enfado con mi pareja, siempre intento desdrarnatizar el terna.
Dolores y Wally
223
mentarios humorísticos de sus relaciones . Dolores tuvo un ataque
de risa y ella también empezó a analizar a algunas de las parejas del
local. Pronto ambos estaban riéndose sin control alguno y sólo deja
ron de hacer payasadas cuando notaron que la gente los miraba.
La predicción de Dolores que aseguraba que Wally y ella com
partirían muchas risas parecía haberse cumplido. Su habilidad por
ver la parte humorística de todos los acontedmientos de su vida les
hacía disfrutar de momentos muy divertidos y también les permitía
superar momentos difíciles. El único problema existente era que, en
determinadas ocasiones, Dolores pensaba que Wally no se tomaba
en serio la relación. Normalmente ella se unía a su estado jocoso; sin
embargo, en ciertos momentos le gustaba estar seria, como cuando
le preguntaba hacía dónde les conduciría su relación. Wally siempre
respondía a estas preguntas con una broma. En una ocasión, ella le
preguntó si se había planteado el hecho de casarse con ella y él le
contestó que sí lo había hecho, pero que ponía como condición que
no viviesen juntos. Esa respuesta no divirtió demasiado a Dolores;
Wally dijo que sólo estaba bromeando, pero siguió esquivando el te
ma. Situaciones como ésta llevaban a pensar a Dolores que Wally te
nía miedo a la intimidad y que intentaba disimularlo con sus conti
nuas payasadas.
Sin embargo, la mayor parte del tiempo Dolores no se planteaba
el enfoque que Wally daba a la relación. Normalmente adoptaba su
misma actitud y le seguía la corriente. Pensaba que el humor era una
parte muy importante de su relación y que tanto Wally como ella se
preocupaban mucho el uno del otro. No encontraba razón alguna
para poner fin a la diversión provocada por las gracias de su novio.
Nelson y Emily
224
menos riesgo de quedarse sin poder entrar en casa después de ha
berse olvidado las llaves dentro; añadió que compartir su cama con
otra persona significaba que había dos oídos más que escucharían el
despertador por las mañanas y que así nunca llegaría tarde al traba
jo. A pesar de que Nelson no pudo evitar reírse con algunos de los
comentarios de Ernily, se daba cuenta de que éstos constituían su
modo de evadir la cuestión. Deseaba que dejara de intentar ser tan
divertida y que empezase a tornarse más en serio su relación.
Ernily siempre había enfocado el amor y las relaciones bajo un
punto de vista humorístico. Decía que las personas nunca se para
ban a pensar cuán absurda era la vida y cuán incontrolables eran las
emociones y la conducta humana. Argumentaba que si lo hicieran,
también se darían cuenta de la importancia de bromear y de reírse
de sí mismas y de las relaciones que vivían. A pesar de que Nelson
deseaba que Ernily no se tornara siempre a broma las situaciones
problemáticas o las decisiones importantes, compartía sus ideas has
ta cierto punto. Es más, creía que el hecho de enfocar las relaciones
con humor tenía muchas ventajas. Además de la diversión y las car
cajadas que le provocaban la interminable lista de divertidísirnas
bromas e ingeniosos comentarios de Ernily, sentía que también eran
muy beneficiosos para ver el lado bueno de la vida, especialmente
cuando todo parecía ponerse en contra. Por otra parte, había podi
do superar algunos momentos de tensión gracias a la habilidad de
Ernily para saber encontrar la cara divertida de toda situación. Por
ejemplo: Una noche que salieron, al poco tiempo de haber iniciado
su relación, bebieron mucho y se emborracharon. A la mañana si
guiente se despertaron en la misma cama y ninguno de los dos re
cordaba realmente lo que había sucedido. Huelga decir que fue un
momento muy incómodo en el que ambos se preguntaron si aquello
podía significar el fin precipitado de su reciente relación. Hubiera
podido serlo, pero no fue así gracias al debate que inició Ernily so
bre los encuentros sexuales en estado de embriaguez. Su análisis có
mico incluía un complejo diagrama, repleto de conejitos, de un ro
cío con alcohol que bebían esos conejitos y, por supuesto, del
adecuado dormitorio parra conejitos. Cuando acabó, Nelson se sin
tió más unido a ella de lo que nunca se había sentido hacia otra per
sona; probablemente este episodio sirvió para fortalecer su estatus
de pareja.
225
Modos de pensamiento y conducta
Ventajas e t'nconvent'entes
226
cuando ésta atraviesa por momentos de tensión o cuando la pareja
se siente algo agobiada.
Las historias de humor permiten que las relaciones sean creati
vas y dinámicas y que la pareja pueda disfrutar de las experiencias
positivas de la vida. Los individuos tal vez encuentren en el aspecto
humorístico de su relación una fuente de felicidad y un constante
recordatorio de que existen algunas cosas que no son tan serias co
mo aparentan ser en realidad.
La historia de humor también cuenta con algunos inconvenien
tes. Probablemente el mayor de ellos es aquel que surge cuando se
intentan eludir temas de vital importancia haciendo uso del humor.
Las conversaciones que deben mantenerse por el bien de la pareja,
como la que mantuvieron Nelson y Emily sobre su proyecto de vida
en común, son relegadas a un segundo plano ya que lo que impera
es el sentido del humor. Dicho humor también representa un obstá
culo a la hora de intimar de un modo más profundo.3 Finalmente, la
persona que desempeña el papel de espectador se puede cansar de
tener que reír siempre las gracias a su pareja.
Otro inconveniente es que el humor se puede utilizar para ser
cruel de un modo pasivo-agresivo. Por ejemplo: el humorista tal vez
use las bromas para reírse de su pareja, quien se enfada y le llama la
atención; entonces el humorista le explica que simplemente estaba
«bromeando» y le pregunta dónde está su sentido del humor. Tam
bién se puede dar el caso de que la pareja sea extremadamente sen
sible. No obstante, cuando el humor se utiliza para degradar a una
persona, aunque el autor de la degradación no quiera reconocerlo
(«sólo estaba bromeando») , la relación corre un serio peligro.
Por último, cabe decir que el humor se puede utilizar para unir a
las personas y crear intimidad, pero también para lo contrario: estable
cer distancia entre ellas y eludir la intimidad. Debemos darnos cuenta
de que algo que en cantidades moderadas tiene excelentes resultados
en una relación, tal vez sea destructivo cuando su uso es abusivo.
3 . Harvey, John H., Odissey o/ the hearth: the search /or closeness, intimacy, and !ove,
Nueva York, W H. Freeman, 1 995 ; Levinger, George y Raush, H. L. (comps. ) , Close rela
tionships: perspectives on the meaning o/ intimacy, Amherst, Massachusetts, University of
Massachusetts Press, 1977; Reis, Harry T. , «The role of intimacy in interpersonal rela
tions», en fournal o/ social and clínica! psychology 9, 1 990, págs. 15-30.
227
HISTORIA MISTERIOSA
El detective
1 . Me atraen los individuos que tienen un aire misterioso.
2 . Me gusta tener dificultades para averiguar cómo es mi pareja.
3. Siempre me siento atraído por individuos que ocultan algún misterio.
4. Siempre tengo parejas misteriosas cuyos secretos ocultos forman parte de su atrac
tivo.
El personaje misterioso
l . No creo que sea absolutamente necesario dejar que mi pareja sepa demasiadas co
sas sobre mí.
2. Me gusta establecer cierto aire de misterio en torno a mi persona en mis relaciones
íntimas.
3 . Tengo muchos secretos que no comparto con mi pareja y eso me gusta.
4. Creo que es bueno que mi pareja siempre trate de averiguar nuevas cosas sobre mí.
Laura y Darrel
Laura llevaba seis semanas saliendo con Darrel y las cosas pare
cían marchar bastante bien. No sólo era atractivo e inteligente, sino
que tenía una personalidad dinámica que hacía que uno se divirtiera
4. De Rougemont, Denis, Lave in the western world, Nueva York, Random House,
1 983 .
228
estando a su lado. Sólo le preocupaba una cosa: se había dado cuenta
de que las relaciones en las que ella había revelado todos sus secretos
de forma inmediata, habían acabado muy pronto. Laura creía que el
amor consistía en intentar conocer mejor a la otra persona y pensaba
que si uno mostraba demasiado de sí mismo, la relación corría el ries
go de apagarse puesto que no quedaba nada por descubrir. Laura
sentía algo muy fuerte por Darrel y no quería que eso sucediera.
Quería asegurarse de que Darrel estuviera todo el tiempo intentando
descubrir algo nuevo de ella. Por eso le ocultaba muchas cosas de sí
misma, incluidas muchas de sus emociones.
El comportamiento de Laura estaba dando los resultados que
ella quería. El hecho de esconder a Darrel muchos de sus sentimien
tos y algunos aspectos de su vida, hacía que éste nunca estuviera se
guro de lo que ella sentía o pensaba. Aunque a menudo se sentía
frustrado por el comportamiento de Laura, le atraía la aventura de
desvelar su misterio. Pasaba todo el tiempo intentando averiguar
qué le ocultaba y ella, a veces, le revelaba parte de su secreto, pero
nunca la historia completa. Por ejemplo: Darrel se había dado cuen
ta en varias ocasiones de que Laura garabateaba algo en un pedazo
de papel. Cuando le pregunta qué había escrito, ella le contestaba
que nada o que anotaba un recado que tenía que hacer.
Sin embargo, en algunas ocasiones Laura sentía que debía re
compensar a Darrel por sus esfuerzos y le decía algo sobre sí misma
que él ignoraba. Por ejemplo: que algún día le gustaría llegar a ser
una buena escritora y que cuando escribía cosas en un papel, nor
malmente eran frases o ideas interesantes que le gustaría incorporar
a su futuro libro. Al hacerle estas revelaciones, abría a Darrel una
parte de sí misma; sin embargo, se reservaba cosas tales como que
una parte de su persona pensaba que había algo malo que la impul
saba a escribir sus sentimientos más recónditos y después venderlos.
Aunque Laura no pensaba ocultarle esta información para siempre,
creía que aún debía esperar antes de hablar del tema con él.
Normalmente Darrel creía que su intrépida búsqueda de la cara
oculta de Laura le conduciría a interesantes descubrimientos. Pero
en otras ocasiones pensaba que quizás Laura no tenía nada que
ocultar y que sus esfuerzos por saber más de ella eran inútiles. Tam
bién pensaba que quizás estuviera escondiendo algo que le haría
cambiar su opinión sobre ella. Aun cuando dejaba estos problemas
229
aparte, el misterio de Laura hacía que la comunicación entre ambos
fuese muy difícil, especialmente cuando Darrel no se sentía identifi
cado con el papel de detective y lo único que deseaba era conocerla
mejor. Además, en determinados momentos sentía que lo único que
hacía que su relación funcionase eran sus esfuerzos por descubrir
los secretos de Laura.
Afortunadamente, Laura era consciente de que Darrel podía te
ner todas esas dudas y preocupaciones. Se dio cuenta de que le tenía
que revelar cada vez más cosas sobre sí misma si quería que la rela
ción tuviera posibilidades de éxito a largo plazo. Así que estaba in
tentando encontrar un punto medio para no pasar sin más de un ex
tremo a otro. Deseaba que Darrel empezase a descubrir nuevos
aspectos de su personalidad. De este modo, Laura esperaba salvar la
relación y, al mismo tiempo, convertirla en algo más sólido e íntimo.
Martín y ]en
23 0
A Spencer esta situación le parecía insólita; no podía compren
der por qué Martín no había abierto completamente sus sentimien
tos y emociones a Jen. Spencer pensaba que Martín se deleitaba
ocultando parte de sus facetas, incluso aquellas que J en hubiera
querido conocer, como sus habilidades pictóricas. Ambos se que
rían mucho, pero Martín se negaba a ser sincero con ell a, aun en las
cosas más simples, y eso influiría mucho en el futuro desarrollo de
su relación.
Esa noche habían discutido porque J en había empezado a sos
pechar que la extraña actitud de Martín se podía deber a que le esta
ba ocultando algo realmente serio, como una relación paralela. Mar
tín le podía haber dicho que no existía otra relación. Pero no lo
había hecho.
Martín explicaba su conducta partiendo de su punto de vista
sobre las relaciones íntimas. Creía que nunca hay que abrirse com
pletamente al otro y que el amor consiste en intentar descubrir có
mo es la pareja. Sentía que abrirse completamente a J en, revelándo
le todos sus sentimientos y emociones, tendría el mismo efecto que
inculcarle a la fuerza a un estudiante el significado de un libro deter
minado. El estudiante acabaría conociendo los aspectos del libro,
del mismo modo en que J en conocería los aspectos de su personali
dad, pero ninguno de los dos conseguiría comprender el significado
de esos aspectos. Martín pensaba que para comprenderlos era nece
sario que J en averiguara ciertas cosas por sí misma.
Por eso no le había hablado a Jen de su faceta artística. Hubiera
podido limitarse a decírselo y entonces J en se hubiera dado cuenta
de que podía hablar con él de su pintura. Sin embargo, Martín pre
fería que, de algún modo, ella consiguiese llegar por sí misma a esa
conclusión puesto que eso significaría que la comprensión entre am
bos era cada vez más profunda. Entonces hubieran podido hablar
de su afición por la pintura, no sólo como artistas, sino como dos
personas que se conocían muy bien.
Spencer estaba de acuerdo, hasta cierto punto, con las palabras
de Martín, pero le advirtió que cabía la posibilidad de que Jen nun
ca fuera capaz de descubrir todas sus facetas. Martín era consciente
de eso, pero seguía diciendo que si Jen hacía un esfuerzo por com
prenderle mejor, seguramente descubriría muchas cosas sobre él
hasta el momento desconocidas. Añadió que no creía que la pelea
23 1
que habían tenido significase el fin de su relación. Después de todo,
}en le había dicho en varias ocasiones que le atraía la aventura de in
tentar descubrir cómo era. Martín atribuía el enfado de su novia a lo
mucho que le estaba costando desenmascararle. Sin embargo, reco
noció que debía prometerle a J en que su secretismo no tenía nada
que ver con otra mujer.
Las personas que viven una historia misteriosa creen que el mis
terio es un componente importante del amor y que nunca hay que
dejar al descubierto demasiados aspectos de uno mismo. Las revela
ciones deben hacerse, en última instancia, de forma gradual y nunca
a la ligera. Las personas que viven una historia misteriosa piensan
que tanto ellas como los demás tienen muchos secretos y l�s gusta
que así sea.
De hecho, el aspecto detectivesco del amor puede generar mu
cha excitación. Descubrir cosas sobre la persona amada es una ex
periencia sumamente satisfactoria. Al principio de las relaciones los
individuos disfrutan desempeñando el papel de Sherlock Holmes y
prestan atención a todas y cada una de las palabras y acciones de su
pareja, con el fin de descubrir sus misterios. Normalmente el aspec
to misterioso de la relación queda relegado a un segundo plano con
el paso del tiempo. Pero los individuos que viven una historia miste
riosa nunca quieren que el misterio se desvele completamente.
232
miembros implicados en la relación. Por otra parte, a veces son bas
tante tristes cuando uno de los componentes de la pareja oculta in
formación relevante y posiblemente importante para el otro.
Ventajas e inconvenientes
233
TERCERA PARTE
CONSECUENCIAS
Hace dos años, Karen se dio cuenta de que estaba jugando con
fuego. Frecuentaba bares de alterne, estaba metida en drogas y le
gustaban los hombres destructivos. Después de recibir una brutal
paliza, vio que su vida no tenía sentido; se había metido en un calle
jón sin salida y se sentía atrapada. Karen empezó a comprender que
su historia influía en sus decisiones y que estaba reviviendo la vida
de su madre. Su madre se había casado con un hombre violento que
abusaba de ella, y Karen, en lugar de escapar de eso, estaba hacien
do lo mismo. Esperaba revivir las mismas experiencias que su ma
dre, aunque con un final diferente. Pero después de la agresión de la
que fue víctima, llegó a la conclusión de que si no cambiaba acaba
ría igual que su madre.
No le había resultado fácil dar por concluida su vieja his
toria, pero ahora se daba cuenta de que ésta estaba abocada al
desastre. Ahora, cuando le veía de nuevo los cuernos al diablo ,
escapaba de él. Todavía sentía tentaciones , pero sabía que debía
evitarlas .
La mayoría de nuestros deseos no valen demasiado. Es como si
tuvieran su base en lo que creemos que debemos querer y no en lo
que realmente queremos. Sólo podemos saber lo que realmente que
remos si comprendemos cuál es nuestra historia ideal y quizás lo
averigüemos a través de las puntuaciones obtenidas en los test que
se encuentran al final de cada una de las historias de este libro. Sin
embargo, los libros y guías sobre las relaciones amorosas no resultan
completamente útiles, pues en ellos se enumeran infinidad de carac
terísticas que responden a modelos con los que deberíamos identifi
carnos si todos fuéramos perfectos e iguales. El problema es que no
237
lo somos. Para saber lo que queremos, necesitamos tener en cuenta
todas nuestras relaciones del pasado. Debemos preguntarnos cuáles
son las características comunes en las personas que nos atraen en la
actualidad, y cuáles eran esas características en las personas que nos
atrajeron en el pasado. Estas características son diferentes según las
personas.
Si conseguimos saber cuál es nuestra historia ideal, podremos
comprender mejor qué es lo que no funciona en nuestra relación y
qué podemos hacer para mejorarla. A veces nos damos cuenta de
que nuestra pareja reúne todos los ingredientes necesarios para que
la relación funcione, lo cual nos brinda la oportunidad de comenzar
una nueva relación (en caso de que ésta estuviese deteriorada) con
la misma persona. Pero para cambiar nuestras relaciones radical
mente, tenemos que ser plenamente conscientes de nuestras histo
rias de amor y trazar de nuevo sus finales. 1 Podemos adquirir con
ciencia de nuestras historias analizando nuestras respuestas a los
test que acompañan a las historias de este libro (aunque ningún
cuestionario puede representar todos los posibles tipos de historias
que las personas podemos construir) . El hecho de preguntar a los
demás cuáles son sus historias no nos ayudará, ya que, normalmen
te, las personas no son conscientes de ellas.
Si las relaciones atraviesan malos momentos, los esfuerzos por
superarlos fracasarán si no tenemos en cuenta el modo en que se de
sarrollan nuestras historias en ellas. Si creemos que nuestras histo
rias de amor son la fuerza dominante de nuestras relaciones, pode
mos confundir la causa con el efecto de disolución de las mismas.
En otras palabras, la historia genera el comportamiento destructivo
y ese comportamiento es la causa de la disolución. Cuando las rela
ciones están a punto de romperse, la decisión de acabar definitiva
mente con ellas no suele ser mutua. Después de todo, si las cosas no
funcionan, ¿por qué la pareja tiene que seguir unida? ¿Cómo es po
sible que las cosas hayan empezado tan bien y terminado tan mal?
¿Por qué suele ser siempre así?
Una vez más, la perspectiva de la historia nos obliga a fijarnos
en las historias en las que se adopta la conducta y no en la conducta
23 8
en sí misma. Lo que importa en realidad no es la acción, sino el mo
do en que ésta se plasma en nuestras historias y en el contexto en el
que vivimos.
¿Por qué hay personas que toleran los abusos sexuales y los
malos tratos ? Creo que esto sucede porque las historias ejercen
un poder muy importante en nuestras vidas y son muy difíciles de
cambiar. Podemos continuar con una relación que no funciona en
muchos aspectos, simplemente porque para nosotros es el símbo
lo del amor. Y también pensar que la cultura apoya el tipo de
amor que vivimos. Por ejemplo: muchos de nosotros podríamos
considerar enfermizos los juegos de Richard Burton y Elizabeth
Taylor en ¿ Quién teme a Virginia Wol/?, sin embargo, a ellos les
satisfacían plenamente pues se adaptab an a la historia de juego
que ambos compartían. Sin los juegos, los personajes y aquellos que
tienen este tipo de historia en la vida real se aburrirían muchísi
mo. La cultura en la que vivían les permitía mantener ese tipo de
historia.
Una vez que comprendemos las ideas que están detrás de las
historias que aceptamos como propias, estamos en condiciones de
plantearnos ciertas cuestiones. Podemos preguntarnos qué es lo que
nos gusta y lo que no nos gusta de nuestra actual (o pasada) relación
y cómo cambiarlo. Entonces nos plantearemos de qué modo pode
mos reconstruir la historia. El hecho de reconstruir puede significar
cambiar las historias o transformarlas para que se adapten mejor a
las circunstancias. Por ejemplo: es más común fantasear con las his
torias de terror cuando se desarrolla una actividad sexual o cual
quier otro tipo de actividad, que interpretarlas físicamente. Necesi
tamos conocer los factores originarios que determinan y establecen
los temas de nuestras historias. También hemos de entender el con
texto cultural en el que vivimos . Al mismo tiempo, debemos com
prender la historia de nuestra pareja y el modo en que a ella le gusta
ría cambiarla. Los cuestionarios de este libro podrán servir de ayuda
a las parejas a la hora de determinar cuál es su historia y también pa
ra saber en qué punto se encuentran exactamente y qué dirección
deben tomar.
A veces necesitamos escapar temporalmente de nuestra historia
o de la de nuestra pareja para poder comprenderla mejor. Consegui
mos mantenernos al margen cuando somos capaces de analizarla,
23 9
como se hace en este libro. Para intentar recomponer las relaciones
hace falta algo más que listas racionales. Necesitamos narradores,
personas que cuenten su propia historia. Todos necesitamos probar
nuevas historias, descubrir cuáles van con nosotros y cuáles no. En
algunas ocasiones, tenemos que dejar que los demás nos ayuden a
reconstruir nuestras historias, en lugar de hacerlo nosotros solos.
Observemos el caso de Louise y J ohn.
Louise y J ohn llevaban mucho tiempo intentando mejorar su re
lación. Habían leído libros, asistido a consultas terapéuticas y a gru
pos de encuentro. Nada parecía funcionar. Entonces, casi por ca
sualidad, Louise le contó a John una fábula que ella misma había
inventando. Trataba de un príncipe y una princesa que, en contra de
todas las expectativas, no habían sido felices por siempre jamás. Por
supuesto, ésa era su propia historia. Unos días más tarde, John le
contestó con otra historia de su propia invención. Hablaba de un
príncipe y una princesa que habían vivido felices por siempre jamás
tras superar una etapa no tan feliz. El intercambio de historias se fue
sucediendo. Permitía que Louise y John comprendieran sus propias
historias sin enfrentamientos directos, sin amenazas, sin ansiedad.
Al poco tiempo, intenta.ron vivir la historia que ellos mismos habían
creado. Actualmente la están viviendo. Ellos son el príncipe y la
princesa que viven felices por siempre jamás.
No tenemos que ser siempre racionales. Las relaciones no lo
son: son historias. Aceptar este hecho supone ir más allá del concep
to del bien y el mal y llegar a la comprensión y el cambio de histo
rias, que no son ni buenas ni malas, sino reales, muy reales. Sólo po
dremos comprender y cambiar las relaciones si las aceptamos tal
como son, en lugar de imaginar cómo desearíamos que fuesen en un
mundo hipotético.
¿La perspectiva de la historia está basada en cuestionarios
empíricos ? Partiendo de la base de que el amor es una historia,
Laurie Lynch y yo elaboramos un cuestionario compuesto por se
tenta y cinco puntos, con el fin de valorar la importancia que ca
da una de las veinticinco historias tenía en las impresiones perso
nales de los individuos sobre el amor.2 Cada una de las historias
240
contaba con tres sentencias o afirmaciones que la definían (por
ejemplo : «Las relaciones son divertidas cuando una persona
siente verdadero miedo hacia otra» [terror] ; «Cuando todo está
dicho y hecho , los factores económicos tienen una importancia
clave en la relación» [negocios] ; y «Siempre acabo con personas
que necesitan que alguien las ayude a superar malas experiencias
o a abandonar malos hábitos» [recuperación] ) . Las sentencias
(diagnósticos) que se han presentado junto a cada una de las his
torias de este libro pertenecen a una versión actualizada de este
cuestionario.
Las personas que participaron en este estudio puntuaron cada
una de las sentencias atendiendo a una escala del 1 («completa
mente en desacuerdo») al 7 («completamente de acuerdo») , en la
que el 4 era el valor intermedio («no estoy ni de acuerdo ni en desa
cuerdo») . En un trabajo posterior situamos la escala entre el 1 y el
9. Cada sentencia recibía una doble calificación: una para la rela
ción en la que la persona se encontraba implicada y otra para la re
lación ideal que la persona esperaba tener. Los participantes tam
bién respondieron a un cuestionario demográfico y a otro de
relación-satisfacción.
Participaron en este pequeño estudio sesenta estudiantes uni
versitarios (mitad hombres y mitad mujeres) cuyas edades oscilaban
entre los diecisiete y los veintidós años (edad media: 18,8 años ) . To
dos tenían que haber vivido al menos una relación íntima (pasada o
presente) .
Cuatro de las veinticinco historias utilizadas en el estudio
mostraban una diferencia de sexo significativa: los varones prefe
rían la historia de arte, la del coleccionista y la pornográfica,
mientras que la historia viajera era deseada por un mayor núme
ro de mujeres . También había diferencias significativas en las
puntuaciones obtenidas : la historia de terror obtuvo la puntua
ción más b aj a ( 1 ,56) y la historia del jardín la más alta (5 ,68 ) . Los
hombres eligieron como historias ideales la de arte, la del colec
cionista y la pornográfica, y las mujeres la historia de negocios .
La media d e todas l a s puntuaciones también dio la m á s b aj a a l a
historia d e terror y la m á s alta a l a del jardín , l o cual significa que
la historia de terror es la menos popular y la del jardín la más po
pular.
24 1
En otro estudio que realizamos Mahzad Hojjat y yo con cuaren
ta y tres parejas, descubrimos que los hombres tenían mayor ten
dencia a contar con la historia de arte, la pornográfica y (ante nues
tra sorpresa) con la de sacrificio. Así pues, vimos que los hombres
eran más propensos a tratar a sus parejas como objetos, pero que al
gunos de ellos se mostraban dispuestos a sacrificarse por su rela
ción. Las mujeres mostraban una mayor tendencia hacia la historia
viajera. Los perfiles de las historias compartidos por las parejas eran
similares; es decir, normalmente las parejas eran compatibles en
cuanto a sus historias preferidas. Así, se demostraba lo que predecía
nuestra teoría: las personas se suelen unir a parejas cuyos perfiles de
las historias son similares. Algunas historias se asociaron a un menor
nivel de satisfacción en las relaciones: la de negocios, la del coleccio
nista, la de gobierno (autocrática) , la de terror, la misteriosa, la poli
cíaca, la de recuperación, la de ciencia-ficción y la de teatro. Ningu
na de ellas garantizaba la felicidad, aunque sí podía facilitarla. Y lo
más importante: cuánto más diferentes eran los perfiles de las histo
rias de la pareja, menos feliz se mostraba ésta dentro de su relación.
En otro estudio, en el que tomaron parte veinticinco parejas,
Hojjat y yo descubrimos que si realizáramos una distinción entre
dos tipos principales de historias, veríamos que la distribución del
poder en las mismas podría realizarse de forma equitativa o no. Los
individuos que se implican en una relación se deben preocupar des
de el principio de la distribución del poder, ya que una vez que ésta
se ha establecido resulta muy difícil de cambiar.
Nuestras investigaciones nos hicieron llegar a la conclusión
de que la perspectiva desde la que se considera que el amor es
una historia, sirve para explicar por qué los individuos se sienten
atraídos por determinadas personas y no por otras, y por qué
unas relaciones tienen éxito, mientras que otras fracasan . Tam
bién nos dimos cuenta de que incluso las relaciones que no son
vistas con buenos ojos por terceras personas pueden funcionar si
las historias de las personas que las viven son compatibles , y que
las relaciones que son bien vistas por terceras personas pueden
fracasar si las historias de las personas que las viven no son com
patibles. En general, la durabilidad de las relaciones es propor
cional a la capacidad de la pareja para asumir los papeles de sus
mutuas historias.
242
12
¿ Qué es el amor?
243
importante de las relaciones íntimas, pero no lo es todo . 1 El apoyo
externo, las amistades, el bienestar económico, el bienestar espiri
tual y los intereses y valores similares son factores muy importantes
a la hora d� encaminar la relación hacia el éxito.
l . Beck, Aaron T. , Love is never enough, Nueva York, Harper and Row, 1 988; Stem
berg, Robert J . , The trzangle o/ love, Nueva York, Basic Books, 1 988; Sternberg, Robert J . ,
«Triangulating !ove», e n The psychology o/ love, Sternberg, Robert J. y Barnes, Michael L.
(comps. ) , New Haven, Connecticut, Yale University Press, 1 988, págs. 1 1 9 - 1 3 8 ; Sternberg,
Robert J., «What's !ove got to do with it?», en Omni 1 0 , 1 988, pág. 27.
244
juntas. Para descubrir cuáles son nuestras historias, debemos con
centrarnos en el significado de estos acontecimientos (o actividades
que realizamos con la pareja) , no sólo en lo que son objetivamente,
sino en lo que nos aportan como personas.
Un tercer modo de averiguar cuáles son nuestras historias con
siste en preguntarnos qué tipo de historias nos atraen más en la lite
ratura, la televisión o en el cine. Aunque estos medios de comunica
ción no representen todas las historias descritas en este libro, seguro
que sí acogerán algunas de ellas. Dado que las personas tienden a
proyectar sus sentimientos en los personajes de las historias, el tipo
de historias por el que se sienten atraídas nos puede dar una idea del
que les gusta vivir en la realidad.
Una cuarta vía para averiguar nuestras historias se consigue pre
guntando a los demás qué opinan sobre nosotros. Con toda seguri
dad los demás podrán percibir ciertos rasgos que nosotros mismos
no percibimos o, por lo menos, no lo hacemos del mismo modo.
245
sólo pueden dar forma y guiar las relaciones de los indivi
duos; pero son ellos quienes toman las decisiones en última
instancia. Por ejemplo: un individuo tal vez se sienta atraído
por la historia de terror pero decida no vivirla.
• Comprender que las historias influyen tanto en los aconteci
mientos que tienen lugar en las relaciones, como en las inter
pretaciones de los mismos. Los individuos tendemos a ver tan
to los acontecimientos como sus interpretaciones como algo
determinado. Normalmente, asumimos que los aconteci
mientos tienen lugar más o menos por sí solos y que existe
una correcta interpretación de los mismos: su propia inter
pretación. La perspectiva de la historia sugiere que demos
forma activa a los acontecimientos de nuestras relaciones pa
ra adquirir conciencia de nuestras historias e interpretar el
significado de esos acontecimientos en función de las mismas.
No existe una interpretación «correcta» de los hechos o, al
menos, no la conocemos. Por ello, es muy importante que
comprendamos las cosas desde nuestro punto de vista y el de
nuestra pareja.
• Ser conscientes dtt que las historias se escriben y reescriben
constantemente. Nuestra historia no termina cuando cumpli
mos dieciocho, veintiún, cincuenta u ochenta años. Escribi
mos la historia de nuestra relación a medida que ésta progre
sa. Aun cuando la relación ha terminado, podemos volver a
escribirla varias veces, de tal manera que nuestra opinión so
bre la misma cinco o diez años después de que terminara,
puede ser muy diferente a la que teníamos nada más finalizar.
Por eso es importante tener en cuenta, a la hora de interpre
tar nuestras relaciones y las de los demás, que nunca hay un
final, sino un trabajo en progresión.
• Darse cuenta de que un determinado tipo de historia puede
contar con muchas variaciones. No existe una sola forma de
escribir una determinada historia; diferentes recetas funcio
nan para diferentes relaciones basadas en la historia del libro
de cocina y, en algunas ocasiones, la receta cambia con el de
sarrollo de la relación. Del mismo modo, existe un número
infinito de variaciones de la historia del viaje; los destinos que
cabe elegir son múltiples, así como las rutas para llegar a
246
ellos. Todas las historias cuentan con esa variedad. Así pues,
aunque nos mostremos claramente partidarios de un deter
minado tipo de historia, debemos saber que se pueden dar
diferentes versiones de la misma. Y como siempre estamos
escribiendo, esas versiones pueden aparecer en cualquier mo
mento.
• Comprender que es difícil pero no imposible cambiar las histo
rias. Es difícil cambiar las historias; sin embargo, lo hacemos
constantemente. Dado que todas las historias tienen sus más
y sus menos, si nos centramos en los más de aquellas que con
sideremos más ventajosas y dejamos a un lado los menos, con
seguiremos encaminarnos hacia las que funcionen mejor. Y si
nuestros esfuerzos por conseguir esto fracasan, debemos sa
ber que una buena psicoterapia siempre nos ayudará a encon
trar aquellas historias que mejor se adapten a nuestra perso
nalidad.
247
Índice analítico y de nombres
249
Divorcio, 2 0 , 2 4 , 3 6 , 144 Historia d e la colección, 64 , 1 07 ,
1 1 3 - 1 1 9 , 24 1 , 242
Efecto de información negativa, 54-55 diagnóstico de, 1 14
Efectos de amor abnegado, 73 Historia de negocios, 5 9 , 63 , 1 69-
Elusión al compromiso, 1 1 8 1 7 4 , 24 1
Emociones , 5 7 -5 8 diagnóstico de, 1 69
Epstein , Seymour, 3 8 , 3 8n . Historia de recuperación, 56-5 7 ,
Eros, 1 86- 1 87 64 , 1 2 6 , 1 32 - 1 3 9, 24 1 , 242
Error de atribución básica, 5 4 -55 diagnóstico de, 1 3 3
Estrés, 1 3 2 Historia de sacrificio , 63 , 73 -78
É xito , e n las historias, 43 -44 diagnóstico de, 73 -7 4
Historia de terror, 63 , 99- 1 06 , 23 7 ,
Finales, de las historias, 3 6 24 1 , 242
Fracaso , síntomas de, 2 0 diagnóstico de, 1 0 1
Historia del libro d e cocina, 65 ,
Historia bélica, 4 4 , 65 , 2 1 1 -2 1 7 1 83 , 203 -2 1 0, 245
diagnóstico de, 2 12 diagnóstico de, 203
Historia de adicción, 42 -43 , 64 , Historia fantástica, 5 9 , 64 , 1 83 - 1 8 9
174- 1 8 1 diagnóstico d e , 1 84
diagnóstico de, 175 Historia histórica, 65 , 1 83 , 1 89- 1 97
Historia de arte, 5 9 , 64 , 1 07 , 1 1 9- diagnóstico de, 1 90- 1 9 1
126 Historia misteriosa, 43 -44 , 5 9 , 65 ,
diagnóstico de, 1 2 0 2 1 1 , 228-23 3 , 242
Historia d e casa y hogar, 64 , diagnóstico de, 228
diagnóstico de, 126- 127 Historia policíaca, 44 -45 , 63 , 85 -92
Historia de ciencia-ficción , 64 , diagnóstico de, 87
1 07 - 1 1 3 , 242 Historia pornográfica, 63 , 92 -99
diagnóstico de, 1 08- 1 09 diagnóstico de, 93
Historia de coser y tejer, 64 , 159- 1 64 Historia profesor-estudiante, 63 ,
diagnóstico de, 1 5 9 67-73
Historia d e gobierno, 6 0 , 63 , 7 8 - diagnóstico de, 68
85 , 242 Historia religiosa, 64 , 126, 1 3 9- 144
diagnóstico de, 80 diagnóstico de, 1 4 0
Historia de humor, 43 , 65 , 2 1 1 , Historia teatral, 65 , 2 1 1 , 2 1 7 -222 ,
222-227 242
diagnóstico de, 223 diagnóstico de, 2 1 7 -2 1 8
Historia de j ardín , 43 , 45 , 64 , 1 64 - Historia viajera, 64 , 153 - 15 9
1 96 diagnóstico d e , 1 5 4
diagnóstico de, 1 64 Historias
Historia de juego, 64 , 1 2 6 , 144- 15 1 cambios, 5 2 -5 7 , 23 7 -249
diagnóstico de, 1 45 - 1 4 6 divergencia de, 23 -24
250
elementos de, 3 5 -3 9 Hombres , historias preferidas por,
jerarquía de, 29, 245 -247 24 1 -242
Historias asimétricas , 44 -45 , 5 9-60,
63 , 67 Infancia, 48
de gobierno, 60, 63 , 7 8 - 85 , 242 Inteligencia, tipos de, 2 0 1
de sacrificio , 63 , 73 -78
de terror, 63 , 99- 1 06, 23 7, 24 1 , Jerarquía d e historias, 2 9 , 245 -247
242 Juego de suma nula, 145
policíaca, 44 -45 , 63 , 85 -92 , 242 Juegos dirigidos externamente, 1 5 0
profesor-estudiante, 63 , 67 -73 Juegos dirigidos internamente,
Historias de coordinación, 64 , 153 149- 1 5 0
adicción, 42 -43 , 64 , 1 7 4 - 1 8 1
coser y tejer, 64 , 159- 1 64 Kant, Immanuel, 1 9 , 3 2
jardín, 43 , 45 , 64 , 1 64 - 1 69
negocios , 5 9 , 64 , 1 69- 1 7 4 , 24 1 Langlois , Judith, 123 - 12 4 , 124n.
viajera, 64 , 153 - 15 9 Lee, John , 73 , 73 n . , 1 44 , 1 44n . ,
Historias d e género, 65 , 2 1 1 1 68 , 1 68n . , 1 7 2 , 172n.
bélica, 44 , 65 , 2 1 1 -2 1 7 Libros de autoayuda, 1 9, 2 06
humor, 43 , 65 , 2 1 1 , 222-227 Los miserables, 86
misteriosa, 43 , 59, 65 , 2 1 1 , 228- Lave Story ( Sega!) , 1 8
233 , 242 Lynch , Laurie, 240
teatro, 65 , 2 1 1 , 2 1 7 -222 , 242
Historias ideales, véase Historias Maslow, Abraham, 132, 132n.
Historias inconscientes , 55 , 5 7 Matrimonio, 5 1 , 60, 144
Historias narrativas , 64 -65 , 1 83 Matriz cultural de las historias, 2 1 ,
científica, 64 , 1 83 , 1 97 -2 02 60-62 , 2 3 9
fantástica, 59, 64 , 1 83 - 1 89 Milgram, Stanley, 1 00- 1 0 1 , l ü l n .
histórica, 64 , 1 83 , 1 89- 1 97 Mills , Judson , 1 45
libro de cocina, 65 , 1 83 , Mujeres, historias preferidas por,
Historias objeto, 64 , 1 07 24 1 -242
arte, 5 9 , 64 , 1 07 , 1 1 9- 1 26 Múltiples, 27-34
casa y hogar, 64 , 1 2 6 - 1 3 2 compartidas , 25-26
ciencia-ficción, 64 , 1 07 - 1 1 3 , 242 comprender la propia, 5 8 - 60 ,
colección, 64 , 1 07 , 1 1 3 - 1 1 9 , 24 1 , 23 7 -249
242 origen de, 47-49, 57, 60-62
juego , 64 , 126, 1 44 - 15 1 poder de, 3 1 -3 3 , 3 5 , 49-57
recuperación, 56-5 7 , 64 , 1 2 6 , sin amor, 6 1 -62
1 3 2 - 1 3 9 , 24 1 , 242 Véase también Historias indivi
religión, 64 , 126, 1 3 9- 144 duales
Historias retrospectivas, 35 Múltiples parejas, 5 1 -52
Hojjat, Matizad, 242 , 246 en la historia de la colección, 1 13 - 1 19
25 1
Ovidio, 1 4 4 , 144n. como historias , 2 1 -26
compañerismo, 1 67 - 1 68
Papeles complementarios, en histo democráticas, 7 9 , 80, 84
rias , 42 , 63 efecto de las historias en, 49-53
Véase también Historias indivi fracaso de, 2 0-2 1
duales origen de, 1 86- 1 87
Papeles en las historias , 25 -26, 29 sobre historias retrospectivas,
complementarios , 42 , 63 3 5 -3 6
Véase también Historias indivi- y percepción d e acontecimien
duales tos, 3 1
Pelear, véase Historia bélica Relaciones autocráticas, 78-79, 80,
Pensamiento narrativo, 3 8 -3 9, 5 6 83 -84, 85
Pensamiento racional, 3 8-3 9, 5 0 , Relaciones como objeto, 126- 15 1
56 Relaciones democráticas , 79, 80, 8;t
Pensamiento, tipos d e , 3 8 -3 9 Relaciones extramatrimoniales , 5 2 -
Percepciones, 3 1 -3 3 , 5 O 53 , 7 2
Persona como objeto, en la histo Religión, 7 8 - 7 9
ria, 64 , 1 07 - 126
Poder, 242 Salvación, véase Historia religiosa
historia de gobierno, en la, 78-85 Segal, Eric, 1 8
historia de terror, en la, 99- 1 06 Sexo, véase Historia pornográfica
Problemas, estructura de, 206-207 Simpson, O. J. y Nicole Brown, 92
Profecías cumplidas, 5 0 Snyder, Mark, 1 25 , l25n.
Proyección , 22 , 3 6 Solomon , Richard, 1 7 8 - 1 7 9 , 1 7 9n .
Psique, 1 86- 1 87 Sternberg, Richard ] . :
Puntos del cuestionario, 65 -66, investigación de, 24n . , 5 7 n . , 93 n . ,
23 7 -23 8 , 240-243 1 89n . , 240-243 , 246n.
modos de pensamiento, 206n . ,
¿Quién mató a Virginia Woolf?, 207n.
1 45 , 150, 23 9, 126- 1 3 2 teorías del amor, 1 1 - 13 , l l n . ,
12n. , 1 3 n .
Rebelión, 1 12 Storge, 1 68 , 172
Rechazo, 47-48 Suposiciones sobre el amor, 42
Reconstrucción de las historias,
23 7 -240 Taylor. Elizabeth, 1 45 , 23 9
Recuerdos , véase Historia histórica Temas de las historias , 3 7 , 3 8 , 55
Reik, Theodore, 143 , 1 4 3 n . origen de los, 47-48
Relación anárquica, 7 9 - 8 0 , 85 Tendencia a la confirmación, 52
Relaciones : Terapia convencional, 1 9-20
autocráticas, 78-79, 80, 83 - 84 , 85
cambios en, 53 -57 , 5 9-60 Universidad de Yale, 57
252