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¿CUÁLES SON LA PROBLEMÁTICA DE LAS CIUDADES (LO URBANO)?

1. Población en aumento y mal distribuida

"El mayor problema de la ciudad es la monocentralidad, que es la alta concentración de


personas en el área central de Buenos Aires, que es también el centro del AMBA (Área
Metropolitana de Buenos Aires). Se siguen promoviendo inversiones en esa área, lo que
impide resolver cuestiones básicas, como el tráfico. La contracara es una periferia débil",
explica el arquitecto Manuel Ludueña, planificador urbano de la UBA, en diálogo
con Infobae.

"La población del área metropolitana aumenta un millón de personas cada diez años,
pero la ciudad se mantiene estable en tres millones. Entonces, se extiende como una
mancha de aceite, lo que es disparatado porque se derrocha energía alargando los caños,
los tendidos eléctricos y las cloacas. Las normativas favorecen que algunos barrios crezcan
mucho más que otros", cuenta a Infobae Eduardo Cajide, decano de la Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA.

2. Caos de tránsito y crisis del transporte público

"No puede ser que un trabajador pase un cuarto de su vida viajando –dice Cajide–. Viajar
mal todos los días genera violencia".
"Lo insatisfactorio del transporte público masivo conlleva un uso excesivo del vehículo
particular. Hablamos y hablamos, pero terminamos invirtiendo en obras viales,
construyendo estacionamientos dentro de la ciudad y haciendo más autopistas o
agregándoles carriles. Así no solucionamos los problemas, porque por cada carril que se
agrega, ingresa el doble de autos de lo esperado", dice a Infobae el arquitecto Juan
Manuel Borthagaray, director del Instituto Superior de Urbanismo de la UBA.
"El Estado tiene que tratar de que haya un uso racional del automóvil. No puede ser que se
lo use por trayectos menores de un kilómetro. Hay que recuperar el ferrocarril urbano y
suburbano, y para eso va a tener que ser un poco más caro", explica Fabio Quetglas,
experto en desarrollo territorial y gestión de ciudades de la Universidad de Barcelona,
en diálogo con Infobae.

3. Inundaciones sin solución

"Cuando alguien promete acabar con las inundaciones, se sabe que miente –
dice Borthagaray–. Buenos Aires está surcada por distintos arroyos. El Maldonado es el
principal, pero también están el Vega y el Medrano, que son muy amenazadores. Pueden
haber sido entubados, pero como están en pendiente, el agua fluye hacia los cauces cuando
llueve más de 50 milímetros, y no hay sistema de desagüe en el mundo que pueda
evacuar eso. Mucho menos, con la basura tapando las alcantarillas. Los canales aliviadores
pueden mitigar el problema, pero no solucionarlo".

4. La basura y el riesgo ambiental

"Buenos Aires tiene un sistema inventado en la época de Osvaldo Cacciatore (intendente


de la ciudad nombrado por la última dictadura militar), por el que la basura que se produce
en las zonas ricas se traslada y se entierra en las pobres. Durante todo este tiempo no
se pensó una alternativa. La ciudad genera cada vez más residuos y los lugares de depósito
están llenos", cuenta Cajide.
"Producimos de 10 a 11 millones de kilos de basura por día. Es una bomba de tiempo
en términos ambientales. Parte de la responsabilidad es ciudadana, porque es necesario
que la gente separe los residuos en origen", explica Quetglas.
"Hay una deuda creciente en el aire, en el suelo y en el agua –dice Ludueña– que genera
efectos muy negativos y que se transfiere a las próximas generaciones. La contaminación
del Riachuelo, los rellenos sanitarios –que no son sanitarios–, la polución del suelo por
las industrias, las aguas que vienen del Río Paraná infectadas con pesticidas, y otras
cosas. Así, va a ser cada vez más costoso tener agua potable".

5. Desigualdad en el acceso a los servicios

"Hay zonas donde el derecho a la ciudad no ha llegado. Hay una ley que
ordena urbanizar las villas, que supone introducir derechos de ciudadanía, como que
puedan pasar transportes públicos por dentro. Hace falta mixtura social, que no haya
lugares de pobres y lugares de ricos. Así se vuelve una ciudad difícil de gobernar", afirma
Cajide.
"La concentración de la renta urbana favorece el crecimiento casi monopólico del
mercado inmobiliario y de la monocentralidad. Como hay pocos desarrolladores, no hay
competencia, aumentan los precios de la tierra y se privilegian las construcciones lujosas
por sobre otras destinadas a sectores de bajos recursos. En 1991 las viviendas
suntuosas en Buenos Aires representaban el 6 por ciento. Hoy subieron al 34 por
ciento", precisa Ludueña.

6. Falta de inversión y exceso de subsidios

"La ciudad está claramente desinvertida. En materia de transporte y servicios sociales,


Buenos Aires tenía una ventaja muy destacada sobre otras ciudades latinas, pero ahora
quedó rezagada. Necesita más de una década de una alta inversión sostenida, que no
puede ser toda pública porque no sería suficiente, así que el Estado debería también inducir
la privada", dice Quetglas.
"Cuando los servicios no andan, el nivel de penalización para los ciudadanos es altísimo.
Se segmenta la población y los servicios públicos pasan a ser pobres y para pobres,
porque las personas de alto nivel adquisitivo siempre pueden pagar un taxi y acudir al sector
privado. Por eso hay que trabajar desde la sostenibilidad. Si se subsidia, ese subsidio
debe ser sostenible en el tiempo. En España también está subsidiado el transporte, pero
esos aportes están en torno al 20 o al 30 por ciento de los recursos con los que se financia
el sistema, mientras que en Argentina la relación se invierte", agrega.

7. Una sola megaciudad, distintos gobiernos

"Buenos Aires es una ciudad región –dice Cajide–, una suma de ciudades que conforman
una enorme metrópolis".
"Ya no se puede planificar la ciudad sin tener en cuenta lo que pasa en el Conurbano. Los
problemas que tenemos son los mismos, por eso el abordaje tiene que ser
metropolitano", asegura Rodrigo Herrera Bravo, subsecretario coordinador de Planes
Estratégicos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (ver recuadro). "Hoy no hay
ninguna autoridad metropolitana que rija nada", agrega.
SOLUCIONES POSIBLES Y RESPUESTAS HALLADAS EN OTRAS CIUDADES

1. "Hay que desarrollar el policentrismo, incentivar que muchas de las actividades que se
realizan en zonas centrales empiecen a desarrollarse también en la periferia", afirma
Ludueña.

2. "Los estacionamientos deberían hacerse afuera de la ciudad, a la entrada de medios


fijos de transporte como trenes o subtes. En Londres se recurrió a cobrar el ingreso a
distintas áreas de la ciudad y en los horarios de mayor congestión. En Singapur, para
tener auto hay que pagar un extra al Estado, que luego lo invierte en los medios públicos. En
París la gente renunció voluntariamente a tener auto. Tienen vehículos chicos, como el
Smart, o alquilan bicicletas", explica Borthagaray.

3. "Existe un plan hídrico, hecho con un crédito de un organismo internacional, que


muestra las áreas susceptibles de inundarse. A partir de esa información habría que advertir
a la población sobre la vulnerabilidad de los subsuelos de esos lugares, que no deberían
estar habilitados, porque los comerciantes pierden la mercadería que tienen depositada",
cuenta Borthagaray.

4. "Hay ciudades que lograron atenuar el problema –dice Cajide–, pero no hay soluciones
mágicas. El tema de los residuos empieza en la casa. La comunidad europea estableció
normas muy estrictas y hay lugares donde se saca la basura una sola vez por semana, y
se la deposita en distintos tachos según los materiales. Al reciclar se crean muchas
industrias en torno a la basura; algunas se ocupan del papel y del cartón, otras del plástico
y del vidrio".
"Hay que evitar el entierro de residuos en rellenos. En Europa el 55 por ciento de la
basura es reciclable. Una ciudad sostenible necesita que se produzca menos basura y
que haya menos dispendio. Son conductas a promover a través de campañas", agrega
Ludueña.

5. "Parte de la renta urbana que se llevan los desarrolladores inmobiliarios tiene que volver
a la ciudad. En Bogotá, el 30 por ciento de la ganancia que obtienen los propietarios de
terrenos beneficiados por el Estado vuelve al erario público para hacer viviendas
sociales", explica Ludueña.

6 y 7. "El déficit de inversión sólo se puede resolver con un pacto a cuatro bandas entre
el gobierno nacional, la Capital, la Provincia y los municipios, y la creación de un fondo
común de infraestructura, donde cada uno aporte en relación a los recursos que posee –
dice Quetglas–. Así se podría acceder más fácilmente al financiamiento y no se
verían perjudicados los que paguen más porque mejoraría la calidad de vida de todos".
La gentrificación:

La mejora de los centros urbanos tiene un problema, resulta en un encarecimiento


inmediato del barrio arreglado. Eso termina implicando el desplazamiento de los
vecinos más pobres por la llegada de otros, con más medios, capaces de pagar la
subida de los alquileres y con ganas de instalarse en el nuevo barrio-viejo céntrico
pero recuperado. Esto se llama gentrificación. Se trata de la ley de la oferta y la
demanda en estado puro, cierto. Pero las consecuencias son para todos. No sólo
para los desplazados ni sólo para los que no pueden pagar el alquiler en su barrio
de toda la vida. Una zona urbana donde sólo vive un tipo de gente no es una ciudad.
Es un barrio dormitorio. La mezcla hace posible que unos vendan y otros compren,
que unos cojan el metro a primera hora y otros a última. Que unos compren por la
mañana y otros apuren en el bar hasta la madrugada. Es la mezcla de gente diversa
lo que mantiene vivas las ciudades. Con todos los ciudadanos con ingresos,
horarios y gustos parecidos el barrio desaparece. O… se convierte en un escenario
dedicado casi exclusivamente a recibir a los turistas. Es decir: la perdemos todos.

La ciudad en venta:

Comodificación es la palabra que define la arquitectura levantada no como servicio


sino como bien de inversión. El rascacielos One 57th Street de Nueva York fue
diseñado por el Pritzker francés Christian de Portzamparc. Tiene vistas sobre
Central Park (de principio a fin). El edificio en sí es más insignificante que lo que
podría esperarse. Por eso puede que hasta sea razonable que su ático se
vendiese como, en su momento, el piso más caro del mundo. Sin embargo, lo más
relevante de ese piso no son sus vistas ni su arquitecto galáctico. Lo más relevante
es que no se vendió para que nadie disfrutara de las vistas. Se vendió para
permanecer vacío. Es la arquitectura como bien de inversión. Y está consumiendo
el corazón de las ciudades más conocidas.

One Hyde Park Corner, en Londres, de Richard Rogers & Ass corrió la misma
suerte. Atención al nombre lo de ser el primero -generalmente en precio- lo anuncian
desde la propia numeración de la calles, una ubicación irrepetible, como si alguna
no lo fuera. Estos inmuebles también fueron, en su momento, la propiedad más cara
de Londres. Poco importó el pasado socialista de Richard Rogers y su defensa de
la ciudad mediterránea con espacio público. Ese espacio público termina por
vaciarse cuando nadie puede vivir en la zona, cuando nadie va a comprar a los
comercios, estos cierran. Cierran o se preparan para vender lo que quieren comprar
los turistas. La ciudad se convierte en escenografía.

El coche, un medio de transporte del pasado.

Si no bastan los argumentos de las horas empleadas en el transporte


pensémoslo de nuevo sin medios para pagar por ese transporte. Si no
tenemos bastante con que la OMS reconozca que el gasoil es una de las causas
directas del cáncer y si no nos molesta de acatar los peligros de respirar aire
contaminado puede que nos resistamos a dejar de utilizar el transporte individual.
Pero su precio y todo lo que lo rodea aumentará y puede que llegue un momento
en que no haya dinero público para mantener las carreteras o para los problemas
de salud pública que causa no caminar y respirar aire contaminado. Podemos no
querer verlo. Pero está ahí, multiplicándose exponencialmente. Es necesario buscar
alternativa al coche en la ciudad. Y al coche para llegar a la ciudad. También el
urbanismo del siglo XXI tenderá a la consolidación y densificación de los ensanches
urbanos si es que decide abandonar la mera especulación.

Pérdida de identidad o museificación

La ciudad convertida en escenografía, o preparada para recibir a los turistas -a


nosotros mismos cuando somos turistas-, tiene un gran problema además de todos
los que revela (gentrificación y comodificación) y es que no es creíble. Llega un
momento en que cansa. Visitamos Las Vegas por la locura que supone
reencontrarte con Venecia, la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad en el desierto.
Pero qué haces el segundo día: ¿apostar? ¿beber más? Lo que no es real termina
por desvanecerse. En términos urbanos son los ciudadanos los que construyen las
ciudades, tanto o más que los edificios. Por eso que en Barcelona se construyera
un Café Torino tras haber despreciado el verdadero Café Torino fue una broma con
fecha de caducidad.

Falta de convivencia y guetificación

Al final, es la falta de mezcla lo que genera que los barrios rompan, en lugar de unir,
la ciudad y a los ciudadanos. Sucede dentro de cualquier urbe. Pero se multiplica
tras los muros, en los jardines comunitarios privados que producen islas urbanas
con poca relación entre la metrópolis y los vecinos y, por tanto, más aisladas. Un
caso extremo se dio en Seseña, donde el propio barrio demostró ser poco más que
un gueto aislado de todo excepto del mayor cementerio de neumáticos que muchos
vecinos conocieron cuando ardió el verano pasado.

EVANGELIZAR EN LAS GRANDES CIUDADES.

Uno de los obstáculos de la evangelización en las grandes ciudades es sin duda el


creciente número de desarrollos inmobiliarios, que ponen a prueba a los agentes de
pastoral en su misión de llevar la Palabra de Dios a los “católicos de ocasión” o a
los alejados. Ante esta situación, las parroquias pueden tomar dos caminos: o ser
creativos o claudicar.
Para Rosa María Vargas Ibarra, quien tiene maestría en Pastoral Urbana por la
Universidad Lumen Gentium de la Arquidiócesis de México, la Iglesia, si quiere
cumplir con la misión de evangelizar, debe ver en estas nuevas estructuras
habitacionales no una dificultad, sino áreas de oportunidad, como quedó definido en
los documentos del CELAM, en Puebla y Aparecida, en el sentido de que “la Iglesia
se encuentra ante el desafío de renovar su evangelización en las sociedades
urbano-industriales”, y que “estas realidades no pueden impedirnos que busquemos
y contemplemos al Dios de la vida también en los ambientes urbanos”,
respectivamente.
Estrategias para cumplir la misión.

La especialista explica que teniendo presente que la evangelización es encarnar el


Evangelio en los ambientes, en este caso en los desarrollos inmobiliarios, es
necesario tener en cuenta tres cosas:

La primera de ellas –dijo– es la formación de agentes de pastoral urbana, que sepan


promover la dignidad humana, el diálogo y el respeto por las diversas expresiones
que privan en los diferentes tipos de desarrollos inmobiliarios. “Agentes de pastoral
que tengan bien fundamentada tanto su formación doctrinal y espiritual, como su
formación humana-comunitaria, y pastoral-misionera, que les permita llevar a cabo
un discernimiento de la realidad, iluminado por la fe, a fin de descubrir el misterio de
Dios en los desarrollos inmobiliarios”.

Como segundo punto –continuó– es importante la implementación y ejecución de


un Plan de Pastoral Urbana, articulado de forma tal, que responda a dicha realidad.
“Debemos contemplar el lenguaje, los horarios, la acogida personal, y responder a
la soledad y a las grandes heridas psicológicas, como lo plantea el documento de
Aparecida”.

Y en tercer lugar, contar con una estructura de evangelización que responda a la


realidad que estamos viviendo; “es decir, núcleos de evangelización bajo el contexto
de la pastoral urbana, insertados en los desarrollos inmobiliarios”.
–¿Por dónde debe empezar una parroquia que se está viendo invadida, en sus
inmediaciones, por este tipo de desarrollos inmobiliarios?
–Primeramente, ha de evitar sentirse intimidada o impotente ante este reto pastoral,
provocando así una “parálisis pastoral”, que consiste en generar diversas actitudes,
como de defensa y de encierro, que llevan ineludiblemente a una ‘pastoral de
conservación’. Ante este reto es necesario llevar a cabo un discernimiento de la
realidad y emprender acciones encaminadas a su abordaje.

Dios en el trajín cotidiano

Otro de los problemas que enfrenta la evangelización en las grandes ciudades es la


prisa con la que se mueve la gente en su día a día, lo cual les impide hacer una
pausa para enfocarse en las cosas de Dios. La Pastoral Urbana –explica Rosa
María Vargas, quien también cuenta con una maestría en Filosofía Social por la
Universidad La Salle– contempla el acompañamiento del ‘sujeto urbano’, a fin de
que éste pueda descubrir que los eventos del día a día siempre lo llevarán a Dios,
así como el descubrir el sentido último de su persona.

Consideró, incluso, que el transporte público es una clara opción para evangelizar
dada la concurrencia de ‘sujetos urbanos’ pertenecientes a las diversas culturas de
nuestra ciudad que lo utilizan en sus actividades diarias.
Agregó: “Hay claros espacios publicitarios y locales que se pueden emplear para el
fin de la evangelización. Incluso, en alguna ocasión, me encontré con un local dentro
de los espacios de este medio de transporte que estaba siendo utilizado por una
denominación cristiana, no católica, para dar a conocer sus creencias religiosas”.
Recordó que actualmente en la Ciudad de México existen dentro de los espacios
del transporte público, como el metro, librerías católicas que ofertan una amplia
variedad de temas religiosos al público.

Redes sin violencia

Sobre la evangelización en las redes sociales, donde actualmente hay una gran
cantidad de contenidos con violencia, explicó que este fenómeno es uno de los
resultados de la influencia negativa de la cultura posmoderna en la cual vivimos, y
en la que se enarbola la bandera de la libertad, creyendo que es lícito agredir e
insultar cuando la línea de pensamiento es opuesta a la que se detenta.
“Esto es parte de la realidad urbana, y como tal, la Pastoral Urbana también lo
aborda, suscitando el compromiso en los creyentes, ‘sujetos urbanos’, a fin de
transformar sus espacios y tiempos en espacios más humanos, más solidarios,
mediante un diálogo entre la fe y las diversas realidades socioculturales”.
Rosa María Vargas, quien colabora en el diplomado en Pastoral Urbana que
impartirá la Universidad Pontificia de México explicó la importancia de que los
católicos cuenten con una formación en esta materia, “a fin de que podamos poseer
una mirada contemplativa y al mismo tiempo misericordiosa de nuestra urbe, como
lo señala el Papa Francisco”.

“La fe nos enseña que Dios vive en la ciudad, en medio de sus alegrías, anhelos y
esperanzas, como también en sus dolores y sufrimientos”.

Predicación Urbana: Métodos o estrategias aplicables a pueblos rurales


Si, entendemos que predicar es el acto de proclamar una verdad divina, debemos
así también comprender que esta proclamación debe ser hecha bajo diferentes
metodologías, que respondan a la realidad, contexto cultural de la zona escogida.

Generalmente, los métodos deberían estar relacionados a principios o conceptos


técnicos, que obedezcan a cierta lógica, que en su implementación aporten al
desarrollo del objetivo propuesto. Pero, el desafío estará en proponer los métodos
acertados, para el lugar seleccionado.

¿De dónde nacen los métodos para una predicación urbana? Los métodos de
predicación urbana tienen sus orígenes en las necesidades del urbanismo ¿Y
Cuáles son esas necesidades? Se añade una corta lista:

 Individualismo colectivo
 Ruptura familiar
 Delincuencia
 Violencia
 Afectación a la salud
 Desconfianza
 Anhelo de superación

Si estos son los problemas básicos de una comunidad urbana, entonces, los
métodos deberían satisfacer estas problemáticas. Pero, el "genio" de los siguientes
métodos es que pueden ser aplicados en sectores o pueblos rurales, asegurándose
así un potencial desarrollo.

Predicación Urbana: Métodos


A continuación se presentarán tres métodos propuestos, por razones de espacio
señalaremos sólo estos, quizás en una segunda edición del tema se podrían
compartir otros métodos probables tales como: Ferias de Salud, EL Ministerio de
los Conquistadores "One by One" Fuerza Urbana, entre otros[19]

1.- La creación de una Academia Misionera de Inglés que matricule a niños


clasificados por edades, a cursos gratuitos o de cómodo alcance para que estos
ganen un nuevo idioma. Los profesores, deben ser nativos de Norte América, Caribe
y/o Inglaterra (en su preferencia). Además, de contribuir con la cultura, se busca
matricular a los padres y familiares de los menores a cursos bíblicos, familia, salud,
etc.[20]

2. La formación de Academia Comunitaria de Música, que fomente entre el pueblo


la música académica (sacra, clásica, etc) a menores desde los 6 años de la
población; asistiendo a sus padres en temas espirituales. La Academia, bien podría
presentar conciertos sacros ante la comunidad en fechas universales como el día
niño (1ro. De Junio), Navidad, etc. Logrando así un impacto colectivo.

3.- Radios Comunitarias: En Ecuador el gobierno central, en junio de 2013, puso en


vigencia La Ley de Comunicación. La misma que otorga a diferentes actores
sociales la capacidad de transmitir programas que contribuyan con la comunidad en
temas culturales y orden moral. El objetivo de estas nuevas radios es ampliar y
fortalecer la Red de Medios Comunitarios para que constituyan la base estructural
de un proceso de comunicación fluida entre las instituciones del gobierno con los
diversos actores sociales. Los beneficiados recibirán equipos de estudio para la
emisión de la señal de radio, antenas y transmisores para la difusión de la señal,
capacitación para asumir la conducción de la radio, acompañamiento en la solicitud
de licencias, y asesoramiento en el diseño de modelos de gestión integral de la
radio. Esta alternativa podría servir a la iglesia para dar alcance a la población local,
optimizando recursos y tiempo.

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