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LA HISTORIA DE NICARAGUA

La Historia de Nicaragua recorre el período temporal desde la llegada de los europeos a


tierras americanas a la actualidad.
Los primeros colonos españoles conducidos por Gil González Dávila penetraron en
Nicaragua hacia el año 1520 y el país fue agregado a la Capitanía General de Guatemala. La
dominación española permaneció limitada a la costa del océano Pacífico y las áreas
inmediatas.
Origen del nombre "Nicaragua"[editar]
El origen del nombre Nicaragua no está del todo claro, y aún hoy divide a los historiadores
y estudiosos del lenguaje. Según una versión, proviene del náhuatl nic-anahuac (hasta aquí
los de anahuac), otra versión, considera que proviene de una voz maya. Existe, entre otras,
la más difundida versión aunque también la menos respaldada por los expertos, según la
cual el nombre "Nicaragua" se deriva del nombre de Nicarao, quien supuestamente fue un
jefe amerindio asentado en el territorio del actual departamento de Rivas que recibió a los
primeros conquistadores españoles a orillas del actual Lago Cocibolca, de Granada o Gran
Lago de Nicaragua, al que Gil González Dávila llamó "la Mar dulce".y sobre todo bello
nombre
Época Colonial[editar]

Mapa de las diferentes entidades territoriales que existían en Nicaragua y el resto de


Centroamérica en el siglo XVI antes de la llegada de los españoles.
Descubrimiento de Nicaragua[editar]
Cristóbal Colón, descubrió la costa Caribe de Nicaragua, el 12 de septiembre de 1502,
cuando se refugió de una tormenta al doblar la desembocadura del río Coco en el cabo
Gracias a Dios en su cuarto y último viaje. Posteriormente, desembarco en
la desembocadura del río Grande de Matagalpa al que llamó "río del Desastre" porque en
sus fuertes corrientes perdió una de sus naves.
Exploración de Gil González[editar]
Gil González Dávila fue el primer explorador de conquista que visitó parte de las regiones
costeras del Pacífico nicaragüense en 1522-1523, durante su recorrido tuvo contacto con
un poderoso caciqueindígena llamado Nicaragua, Niqueragua o Nicarao, en cuyos dominios
se bautizaron 9.017 personas y se recogieron 18.506 pesos de oro bajo. Después González
Dávila se trasladó a un territorio llamado Nochari, situado unas seis leguas al norte de la
corte del rey Nicarao, donde habitaban cinco reyes llamados Ochomogo,
Nandapia, Mombacho, Morati y Gotega (Coatega). Allí se bautizaron 12,607 personas más,
y un poderoso jefe llamado Diriangén vino con un suntuoso cortejo a entrevistarse con ´los
españoles, pero a los pocos días, el 17 de abril de 1523, regresó para enfrentarlos
en combate. La expedición logró vencer a los guerreros de Diriangén, pero tuvo que
retirarse a los dominios de Nicarao, donde hubo otro enfrentamiento con los indígenas.
Finalmente, González Dávila optó por marchar hacia el sur, y en el golfo de Nicoya se
reembarcó con destino a Panamá, sin haber dejado fundación alguna.
Fundación de pueblos[editar]
En 1524, Francisco Hernández de Córdoba, enviado por el gobernador de Castilla del
Oro Pedrarias Dávila, fundó las dos primeras ciudades en lo que seria más
tarde Nicaragua: Granada, a orillas del Lago Cocibolca, y Santiago de los Caballeros de León,
a orillas del Lago Xolotlán.
Pedrarias Dávila[editar]
Bajo la gobernación de Pedrarias Dávila (1528-1531), la tierra que luego sería
llamada Nicaragua sufrió una alarmante despoblación por los abusos de Pedrarias, quien
hizo gala de un extremado salvajismo en su búsqueda de recursos y esclavos para las minas
de en el cerro Potosí, y para servir de "cargueros". A lo anterior se unieron las epidemias de
enfermedades desconocidas, algunas de origen europeo que aniquilaban a los indígenas, y
las propias de la tierra, que hacían mella en los conquistadores. Los abusos que este
gobernador cometía en su continua búsqueda de riqueza forzó a huir a la población. Indios
y españoles (mando a decapitar al Capitán Hernández de Córdoba, acusándolo falsamente
de traición), fueron víctimas por igual de los métodos de exacción que Pedrarias puso en
práctica. Pedrarias murió con 96 años el 6 de marzo de 1531 y le sucedió Rodrigo de
Contreras que gobernó el territorio desde 1534hasta 1542 siguiendo la senda de abusos
que Dávila había iniciado.1
Provincia de Nicaragua[editar]
Durante el periodo colonial, Nicaragua formó parte de la Capitanía General de Guatemala.
Durante ese periodo Nicaragua fue la principal vía de comunicación entre el Pacífico y el
Atlántico ya que tenía un sistema de transporte lacustre que facilitaba el movimiento de
materias y personas a regiones aledañas. El Realejo fue en particular uno de los puertos
principales en el Pacífico donde se construyeron gran parte de los galeones entre Manila y
Acapulco. El Realejo, entre los siglos XVI y principios del XIX, sirvió como uno de los puertos
principales en el comercio de esclavos para las colonias en el Pacífico
como Perú, Ecuador, Colombia, Acapulco, y como punto de concentración de las riquezas
que se obtuvieron por medio del comercio bimetálico (Plata para China por medio de
Manila, y oro para España). Gran parte de esos movimientos, pasaron por Nicaragua ya que
era la más fácil y mejor protegida, aun así Nicaragua fue atacada por diferentes
naciones, Inglaterra en particular.
Protectorado inglés[editar]
En el siglo XVII, los ingleses se establecieron un protectorado en la Costa de los Mosquitos,
así llamada por el nombre de los habitantes indígenas misquitos, con los que los ingleses se
mantuvieron en buenas relaciones. Fundaron allí la ciudad de Bluefields y posteriormente
ayudaron al establecimiento del llamado Reino de la Mosquitia.
Gubernatura e Intendencia[editar]
Hasta fines del siglo XVIII, el actual territorio nicaragüense estaba dividido en
una gobernación de Nicaragua, con capital en León, y con corregimientos en Chontales, El
Realejo, Matagalpa, Monimbó y Quezalguaque. En 1787, estos corregimientos fueron
suprimidos y, junto con el corregimiento de Nicoya, anexados a Nicaragua, que se convirtió
en una Intendencia, con sede León, del reino de Guatemala.
Provincia de Nicaragua y Costa Rica[editar]
En las Cortes de Cádiz, la Intendencia de Nicaragua estuvo representada por el
licenciado José Antonio López de la Plata, quien junto con su colega de Costa Rica Florencio
del Castillo logró en 1812 que se creara la Provincia de Nicaragua y Costa Rica, como unidad
política y administrativa distinta de Guatemala. Esta provincia desapareció debido a la
restauración absolutista de 1814 y fue restablecida en 1820, al ponerse nuevamente en
vigencia la Constitución de Cádiz. El Intendente de Nicaragua, Miguel González Saravia y
Colarte, se convirtió en Jefe Político Superior de la Provincia de Nicaragua y Costa Rica. La
provincia se dividía en siete partidos: Costa Rica, El Realejo, Granada, León, (Rivas), Nicoya
y Nueva Segovia.1
Independencia de Centroamérica[editar]
Los acontecimientos independentistas de México, en concreto la puesta en marcha del Plan
de Iguala, provocaban mucha agitación en las provincias que habían pertenecido al reino de
Guatemala y que en el marco de la Constitución de Cádiz ya había dejado de ser una sola
unidad política: Chiapas, Guatemala (con El Salvador), Comayagua (Honduras), y
la Provincia de Nicaragua y Costa Rica.
Con la total indiferencia de las clases populares, los grandes terratenientes y la jerarquía
católica se habían ido definiendo en dos grande grupos y cada uno de ellos editaba un
periódico. El grupo proindependentista, que editaba el diario El editor constitucional,
estaba encabezado por Pedro Molina, José María Castilla, Manuel Monfúfar y José Francisco
Barrundia. El otro grupo era partidario de estar a la expectativa y ver que pasaba. Este
editaba el diario El amigo de la patria y lo encabezaban José Cecilio del Valle.
El territorio de Chiapas, que hasta 1820 había pertenecido al reino de Guatemala, se adhirió
al plan de Iguala anexionándose a México. Cinco días después, el 15 de septiembre de 1821,
se realizó una reunión de personas nobles de la Ciudad de Guatemala convocada por el Jefe
Político Superior de Guatemala Gabino Gaínza en donde se llegó al acuerdo de declarar la
independencia pero hacerla efectiva tras la aprobación en un Congreso de las provincias.
Se constituyó una Junta Provisional Consultiva presidida por Gaínza, de la que formó parte
como Ministro de Hacienda el jurisconsulto Miguel Larreynaga, nacido en Telica.
En un pequeño intervalo de tiempo, menos de 6 años, España perdía la mayoría de sus
posesiones en América, para el 2 de diciembrede 1821 solo mantenía Cuba, Puerto Rico y
unos pocos puntos aislados en la costa de Colombia. En la península el desorden imperaba
por todos los lados, guerrillas operando en Galicia, Cataluña y Castilla, sublevación incluso
de la guardia real y el país al borde de la guerra civil llegando a la intervención extranjera
en 1823 de los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, lo que en 1763 era un fuerte imperio
mundial se veía convertido en una mera sombra.
Anexión al imperio de Iturbide[editar]
Los puntos básicos del plan de Iguala, que estaba ejecutando Iturbide en México, eran:
independencia del país, unidad de criollos y españoles, religión oficial la Católica y
organización política como monarquía constitucional bajo Fernando VII, eran apoyados, y
hechos suyos, por la oligarquía de Guatemala. Esto producía la independencia del país pero
sin ningún cambio social.
La similitud de intereses y el hecho de la anexión de Chiapas a México, llevó a Gabino
Gaínza, jefe político superior, a convocar una reunión el 5 de enero de 1822 para proponer
la incorporación de Guatemala a México. La propuesta fue aceptada, y Guatemala pasó a
integrarse en el Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide.
El 11 de octubre de 1822 la Diputación Provincial de Nicaragua y Costa Rica, reunida en
León, proclamó la independencia absoluta de España y la anexión a México. Aunque todos
los pueblos apoyaron la independencia, los partidos de Granada y Costa Rica se separaron
de la provincia, y constituyeron Juntas Gubernativas separadas de las autoridades de León.
Pronto se exacerbaron los ánimos y a principios de 1823, estalló una guerra civil cuando
León atacó Granada, sin éxito.
Provincias Unidas de Centroamérica[editar]
Artículo principal: Provincias Unidas de Centroamérica
El 19 de marzo de 1823 el general mexicano Antonio López de Santa Anna emprendió una
campaña militar contra Iturbide y logró derrotarlo. Los partidarios de la independencia total
llamaron a la organización de un Congreso de las cinco provincias del reino de Guatemala.
El general Filísola convocó el congreso, al que no asistió Chiapas, confirmando así su
definitiva separación de Guatemala. El congreso se reunió en la Ciudad de Guatemala el 24
de junio de 1823 y el 1 de julio se proclamaba que
las provincias representadas en esta Asamblea son libres e independientes de la antigua
España, de México y de cualquiera otra potencia; y que no son ni deben ser patrimonio de
persona ni familia alguna.
Nacían de esta forma las Provincias Unidas de Centroamérica, un nuevo estado compuesto
por la unión de las cinco provincias Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa
Rica.
El congreso del nuevo estado redactó la Constitución que se proclamó el 22 de
noviembre de 1824 y rebautizó al país con el nombre de República Federal
Centroamericana y las provincias pasaron a ser Estados. La constitución fue jurada el 15 de
abril en los cinco estados. En Nicaragua la juró Manuel Antonio de la Cerda. En Nicaragua
tardaron en consolidarse las instituciones, debido a la guerra civil causada por la rivalidad
entre las ciudades de Granada y León.1
Período de Jefatura Suprema[editar]
Granada era el principal centro conservador del país, ya que en ella residían los más
importantes terratenientes, productores principalmente de café y de azúcar. En León, en
cambio, predominaban las clases medias artesanales y mercantiles. En tanto que Granada
era el bastión del conservatismo político, León era el principal centro del liberalismo de
Nicaragua. La rivalidad ideológica entre estas dos ciudades marcará la historia del siglo
XIX en Nicaragua.
El primer Jefe Supremo del Estado de Nicaragua fue el granadino Manuel Antonio de la
Cerda, antiguo dirigente independentista, que asumió el poder el 10 de abril de 1825. Su
vicejefe, Juan Argüello, conspiró contra él y lo derrocó al año siguiente. Tuvo lugar una
nueva guerra civil entre los partidarios de Cerda y los de Argüello. Argüello estableció la
capital en León, pero Granada se negó a reconocer su autoridad. El 27 de
noviembre de 1829, De la Cerda fue fusilado por orden de Argüello. Finalmente, los
enviados del gobierno federal de las Provincias Unidas lograron la pacificación de Nicaragua,
tras el nombramiento como Jefe Supremo de Dionisio Herrera, que se mantendría en el
poder entre 1830 y 1833. Pocos años después, siendo Jefe Supremo José Núñez (1838-
1841), Nicaragua optó por separarse de la Federación centroamericana.
La constitución de la República Federal de Centroamérica fue hecha a la medida de los
intereses de la oligarquía local de cada una de las antiguas provincias que buscaban
mantener su libertad de acción en sus territorios. Los ejemplos de la revolución de Haití,
con el levantamiento de los negros y mulatos, o la de Venezuela con la rebelión de las clases
populares aterraban a estos terratenientes y les obligó a encerrarse en su provincia, ahora
convertida en República. Esto hizo que se desbaratara la frágil unidad que había dejado la
Constitución de tal forma que el 30 de abril de 1838 Nicaragua nacía como estado
independiente.
El 12 de noviembre de ese mismo año se establecía la primera Constitución de Nicaragua,
que declaraba la soberanía de la nueva nación, y establecía un régimen parlamentario.
Según la constitución, el poder ejecutivo correspondía a un "Supremo Director", cuyo
mandato duraría dos años.
Período del Directorio[editar]
Los quince años siguientes (1838-1853) se denominan en la historia de Nicaragua, por este
motivo, el período del Directorio que estuvo marcado por el caos político y social que
imponía la rivalidad de leoneses y granadinos que propició la invasión del país por tropas
procedentes de El Salvador y Honduras (1844-1845), bajo el mando del general
salvadoreño Francisco Malespín, que saqueó la ciudad de León.
En 1852, siendo Senador Director del Estado Fulgencio Vega (apoyado por el General Fruto
Chamorro, la capital se fijó de manera definitiva en Managua, con el propósito de poner fin
a la sempiterna rivalidad entre León y Granada, aunque esta decisión no se haría efectiva
hasta 1858.
El 26 de febrero de 1853 fue elegido Supremo Director del Estado de Nicaragua el
conservador Fruto Chamorro. Bajo su mandato, una nueva Asamblea Constituyente elaboró
una nueva Constitución, que puso fin al período del Directorio y dio inicio al periodo
Presidencial.
Durante este período, Nicaragua se había convertido en objeto de deseo para dos grandes
potencias, Gran Bretaña y Estados Unidos, dadas las condiciones que su territorio ofrecía
para la construcción de un canal entre los océanos Atlántico y Pacífico.1
Protectorado británico en la Mosquitia[editar]
El 12 de agosto de 1841 el superintendente de Belice acompañado por el supuesto
monarca mosquito desembarcan en San Juan del Norte y comunican a las autoridades
nicaragüenses que esa ciudad y el resto de la Costa Atlántica pertenece al reino
de Mosquitia. El 10 de septiembre el embajador inglés hace saber al gobierno nicaragüense
que el reino de Mosquitia es un protectorado británico cuyos límites se extienden desde
el cabo Honduras hasta la desembocadura del río San Juan.
Detrás de esta decisión y de la creación de este reino en la llamada Costa de los
Mosquitos estaba la posibilidad de la construcción de un canal interoceánico (Nicaragua y
Panamá son los lugares idóneos para la construcción de un canal que una los dos océanos,
para 1835 los estadounidenses ya habían comenzado sus movimientos para la construcción
de un canal por Panamá por lo que Inglaterra solo tenía la posibilidad de hacerlo en
Nicaragua) para ello se aprovecharía el tramo navegable del río San Juan que desde su
desembocadura llegaba hasta el Lago de Nicaragua. San Juan del Norte quedó incorporado
al reino de Mosquitia y paso a denominarse Greytown.
El reino de Mosquitia no continúo al sur, en Costa Rica, dado que el gobierno de ese país se
opuso por las armas, bajo el mando del presidente Braulio Carrillo.
Nicaragua mandó al General Trinidad Muñoz a tomar la plaza pero el 1 de enero de 1848 los
ingleses la recuperaron de nuevo para la Mosquitia. Después hubo otra escaramuza con
Muñoz y de nuevo los ingleses, el 8 de febrero entraron en San Juan y subieron por el río
hasta San Carlos.
Nicaragua optó por la vía diplomática y establece conversaciones con Inglaterra implicando
a los Estados Unidos. De esas conversaciones surgió el tratado Clayton-Bulwer, firmado
el 19 de abril de 1850 por británicos y estadounidenses, en el que Gran Bretaña renunció a
sus pretensiones sobre un futuro canal interoceánico en Nicaragua y que San Juan del Norte
fuera declarado puerto libre y territorio neutral bajo el reino de Mosquitia.
La República[editar]
En 1854 Nicaragua se constituyó en República y se instituyó la Presidencia por un período
de cuatro años. El primer Presidente de Nicaragua fue el propio Fruto Chamorro, que
asumió el nuevo cargo ese mismo año. Sin embargo, estalló una nueva guerra
civil entre legitimistas (conservadores) y democráticos (liberales), por lo cual la nueva
Constitución no llegó a entrar en vigor.
Guerra Nacional de Nicaragua[editar]
Artículo principal: Guerra Nacional de Nicaragua
El 17 de octubre llegaron las tropas contratadas por Byron Cole al puerto de San Juan del
Sur y se dirigieron a la conquista del fuerte de San Carlos como pasajeros en uno de los
vapores de la compañía. Fueron repelidos y se vieron obligados a volver a su punto de
partida. Poco después, el capitán del fuerte dio el alto a un vapor de la compañía. El capitán
del barco no obedeció la orden y desde el fuerte se ordenó abrir fuego. El resultado fue la
muerte de una mujer y un niño. Walker, que permanecía en Granada, reaccionó mandando
fusilar a Mateo Mayorga, Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Estrada.
Granada recibió la visita del embajador estadounidense, demostrándose con este hecho el
apoyo de su gobierno al filibustero. Poco después, Castellón ascendió a Walker a general de
brigada. Al poco tiempo, el 30 de octubre, Walker nombró presidente del gobierno
provisional a Patricio Rivas desconociendo la autoridad de Castellón.
Estos sucesos se basaron en el acuerdo que Walker había firmado con el general Ponciano
Del Corral, que estaba al mando de las fuerzas de Rivas, por el cual Corral sería nombrado
Ministro de la Guerra y Walker Jefe militar. Cinco días después, el general Corral fue
detenido y juzgado por alta traición. Condenado a muerte, murió fusilado el 8 de
noviembre de 1855.
El 23 de noviembre se publicó un decreto del presidente Rivas por el cual cada adulto que
llegara a Nicaragua recibiría 250 acres de tierra, cien más si era casado. Alentados por estas
promesas, llegaron al país 1.200 estadounidenses más como colonos, que supusieron un
importante refuerzo para Walker.
La Compañía de Tránsito pasó a ser codiciada por William Walker y para ello hizo que el
presidente Rivas nombrara Ministro de Hacienda a Parker R. French, hombre de confianza
del filibustero. Los dueños de la Compañía reaccionaron y lograron que el presidente de los
Estados Unidos, Franklyn Pierce, prohibiera que los estadounidenses se pudieran sumar a
las tropas de Walker bajo la amenaza de que iban a dejar de estar bajo el protectorado de
los Estados Unidos.
Después de intentar la vía diplomática para lograr el favor del presidente de EE.UU. sin
conseguirlo, el 18 de febrero de 1856 el gobierno nicaragüense publicó un decreto por el
que suspendía las actividades de la Compañía y embargaba sus propiedades. Al día siguiente
la concesión fue otorgada a dos hombres de confianza de Walker, quien se alió con los otros
socios de Vanderbilt, a espaldas de éste. Un mes después, Valderbilt suspendió el servicio
de barcos de Estados Unidos a Nicaragua.
El interés británico por San Juan del Norte, que querían integrar dentro del Reino de la
Mosquitia, la amenaza que percibía Costa Rica sobre su territorio y negocios al verse
amenazado el puerto de San Juan del Norte que también era usado por los costarricenses,
hicieron que se fraguara una alianza de los países vecinos, con apoyo inglés, para combatir
al filibustero. A principios de 1856 ya existían condiciones para que pudieran enfrentarse
con posibilidades de éxito, contra las tropas de Walker.
Después de una campaña de descrédito contra Costa Rica orquestada por Walker desde
Granada, el filibustero intentó infructuosamente que un hombre de su confianza, el coronel
Luis Schlessinguer, se entrevistara con el presidente costarricense Juan Rafael Mora Porras.
El presidente de Costa Rica Juan Rafael Mora Porras, contaba con un cuerpo de oficiales e
infantería entrenados por instructores franceses por los últimos tres años, lo que le permitió
tomar la decisión de encabezar una columna militar hacia Nicaragua. El entrenamiento y
organización de los militares costarricenses era completamente desconocido por Walker.
Las tropas de Walker y las costarricenses se enfrentaron el 20 de marzo cerca de la frontera
con Nicaragua, en la Hacienda Santa Rosa en Costa Rica. Las tropas de Walker fueron
derrotadas en 15 minutos. Los sobrevivientes huyeron hacia Nicaragua, informando a sus
superiores que fueron atacados por columnas regulares del ejército francés, dado que ellos
pensaban firmemente que los pobladores centroamericanos, no poseían ninguna capacidad
militar.
Una vez asegurada la Hacienda Santa Rosa los costarricenses tomaron San Juan del Sur, La
Virgen y Rivas. El contraataque de Walker contra la ciudad de Rivas fue rechazado el día 11
de abril, pero una semana después el cólera arrasó la ciudad, obligando a los costarricenses
a regresar a su país.
El control de la ruta de tránsito era codiciado tanto por los británicos, como por los
estadounidenses, que lo hacían a través de Walker y el gobierno de Patricio Rivas.
Walker depuso al presidente Patricio Rivas el 20 de junio de 1856 y nombró presidente de
Nicaragua a Fermín Ferrer. Walker, acusado de traición por Patricio Rivas, convocó
elecciones presidenciales en Granada y Rivas cuyo resultado dieron la presidencia del al
filibustero. Walker fue investido presidente en un solemne acto en el cual el presidente
saliente fue Fermín Ferrer. El gobierno de Walker fue reconocido inmediatamente por los
Estados Unidos.
En León, Máximo Jerez contaba con una fuerza de unos 500 hombres que iba creciendo con
los que llegaban de El Salvador y Guatemala. En septiembre había en León más de 3.000
soldados.
El 22 de septiembre, Walker decretó el establecimiento de la esclavitud en Nicaragua (que
había sido abolida en 1824), con lo que se ganó el apoyo de los estados del sur de Estados
Unidos. El 24 de septiembre, las fuerzas de León ocuparon Managua, el 2 de
octubreentraron en Masaya y el 31 en Rivas. El 8 de diciembre, Walker atacó el puerto de
San Jorge e incendió la ciudad de Granada. Tomó San Jorge, que abandonó para tomar
Rivas. San Jorge quedó en manos de los aliados y Walker y los suyos quedaron aislados en
Rivas y San Juan del Norte. El cerco se mantuvo la primera mitad del año 1857, en que se
comenzó a recibir asistencia desde EEUU.
Desde San Juan del Norte, Walker lanzó una ofensiva sobre los puestos de La Trinidad y el
Castillo Viejo en el río San Juan, donde fue derrotado por los costarricenses, quienes
efectuaron una operación anfibia, capturando todos los vapores de la Ruta del Tránsito y
tomando prisioneros al personal de Walker sin disparar un tiro. El 22 de marzo comenzó el
asalto a Rivas por parte de los aliados. Los soldados de Costa Rica tomaron el centro de la
ciudad, pero se continuaba luchando en los barrios. El día 26 llegó el resto de las tropas,
que fue conquistando la ciudad barrio a barrio. El 11 de abril todavía había resistencia en la
ciudad. Mientras tanto, frente a San Juan del Sur se hallaba la corbeta de guerra Saint Mary
de la armada de EE.UU.
Por el otro lado, por el puerto de San Juan del Norte en la desembocadura del río San Juan,
llegaban tropas filibusteras y las tropas costarricenses que habían tomado previamente la
Ruta del Tránsito y que se encontraban fuertemente armadas, se dispusieron a tomar la
plaza. Un destacamento naval inglés se encuentra frente a la misma y su capitán, Comodoro
John Erskine, se presta a servir de intermediario. El 13 de abril de 1857 abandonan la plaza
de San Juan del Norte las tropas filibusteras.
En Rivas, Walker resiste en el centro de la ciudad. El 27 de abril los aliados cargan contra las
posiciones de Walker y el capitán de la corbeta de guerra de EE.UU. Saint Mary, Charles
Davis, interviene logrando sacar a Walker en su barco que deja aguas nicas a comienzos de
mayo.1
A finales de noviembre de 1857 William Walker ataca la ciudad de San Juan del Norte. Había
obtenido recursos de los estados del sur de EE.UU. que se había ganado con el
establecimiento de la esclavitud en Nicaragua. El objetivo era que Nicaragua pasara a ser
un estado esclavista más de la Unión. Tras San Juan del Norte cayó Castillo Viejo y cuando
ya se estaba preparando de nuevo la campaña para volver a expulsar al filibustero, éste se
rinde ante el Capitán estadounidense de una flota de guerra compuesta por naves
estadounidenses e inglesas, así lograr salvar su vida y regresa a los Estados Unidos.
Walker volvería a Centroamérica en 1860, esta vez a Honduras donde sería apresado y
fusilado en Trujillo el 12 de septiembre de 1860.
Al concluir la Guerra Nacional de Nicaragua con la victoria deL Ejército Aliado
Centroamericano, producto del Pacto Providencial entre legitimistas y democráticos, se
constituye el Gobierno Binario (Chachagua), con dos Presidentes, los Generales Tomás
Martínez y Máximo Jerez Tellería.
El 15 de abril de 1858 se firmó con Costa Rica el llamado tratado Cañas-Jerez como una
solución a la creciente tensión limítrofe que existía entre los dos países.
Ese mismo año se promulgó una tercera constitución, que fue la vigente durante las tres
décadas siguientes, período de la historia política conocido como "Primera República
Conservadora" o "Treinta años conservadores". Con 35 años de vigencia, es hasta hoy el
período de vida democrática más duradera de la historia de Nicaragua.
Primera República Conservadora[editar]
Tras el período transitorio de un año en que la jefatura del estado fue ocupada por dos
presidentes ("gobierno binario"), el conservador Tomás Martínez fue elegido presidente de
Nicaragua para el período 1859-1863. Aunque según la Constitución de 1858 no era posible
presentarse a un segundo mandato presidencial, Martínez se hizo reelegir en 1863, lo cual
motivó la insurrección del liberal Máximo Jerez y del conservador Fernando Chamorro.
Ambas insurrecciones fueron vencidas, y Tomás Martínez gobernó hasta 1867.
Le sucedió Fernando Guzmán (1867-1871), durante cuyo mandato continuó la inestabilidad
política. Una nueva guerra civil, que estalló el 25 de junio de 1869, se resolvió gracias a la
mediación estadounidense. Le sucedieron Vicente Quadra (1871-1875), Pedro Joaquín
Chamorro (1875-1879), Joaquín Zavala (1879-1883), Adán Cárdenas (1883-1887), Evaristo
Carazo (1887-1889) y Roberto Sacasa (1889-1893). Durante todo este período estuvo en
vigencia el sufragio censitario, según el cual solo los grandes propietarios tenían derecho a
emitir su voto. La normalidad fue interrumpida por el levantamiento del militar liberal José
Santos Zelaya, que puso fin en 1893 a las tres décadas de dominio conservador.
Durante la última parte de los "treinta años conservadores", el café se convirtió en el centro
de la economía del país. Para dar salida a las exportaciones de este producto se mejoraron
notablemente los transportes, con la introducción del ferrocarril. Se promulgaron leyes
agrarias que favorecían a los grandes terratenientes cultivadores de café.
La Costa de los Mosquitos, protectorado británico, pasó a Honduras en 1859 y, finalmente,
a Nicaragua, en 1860. Sin embargo, mantendría su autonomía hasta 1894, cuando el
general José Santos Zelaya, que el año anterior había llegado al poder gracias a una
revolución liberal, la reintegró a Nicaragua.
Revolución liberal de 1893[editar]
El Doctor y General José Santos Zelaya (1853-1919) gobernó Nicaragua durante dieciséis
años, entre 1893 y 1909, ejerciendo un gobierno ilustrado, aunque dictatorial.
Su gestión gubernamental provocó gran desarrollo en el país de Nicaragua. Reformó al
Estado promulgando leyes, códigos y reglamentos modernos, creó nuevas instituciones e
introdujo el Habeas Corpus. Zelaya convirtió a Nicaragua en la nación más próspera y rica
de Centroamérica. Instauró la educación primaria gratuita y obligatoria, construyó
escuelas, se aumentó la cobertura del telégrafo y el servicio de correo postal. Bajo su
gobierno, se dio impulso a la construcción de líneas ferroviarias, y al transporte marítimo,
con la introducción de la navegación a vapor en el lago Managua y la realización de
importantes obras en los puertos de San Juan del Sur y San Juan del Norte.
Bajo el signo del progreso, Zelaya inició además una serie de reformas en el país, como la
institución de la enseñanza laica y del matrimonio civil, y decretó la confiscación de los
bienes de la Iglesia, incluyeno la secularización de los cementerios que pasaron a ser
administrados por el Estado.
Era partidario de la creación de unos Estados Unidos de América Central, lo que le llevó a
apoyar a otros partidos liberales de distintos países centroamericanos que pudieran
defender el mismo proyecto, y a promover diversas conferencias unionistas
centroamericanos, especialmente las cumbres presidenciales celebradas en Corinto y
el Pacto de Corinto. Esto se evidenció en el establecimiento de una efímera federación de
naciones centroamericanas, la República Mayor de Centroamérica, que duró tres años
(1895-1898) y de la que solamente formaron parte, además de Nicaragua, El
Salvador y Honduras.
Su mayor logro fue en 1894 con la reintegración a Nicaragua del territorio de la Costa de los
Mosquitos, o reino de Mosquitia, que estaba bajo protectorado británico.
Incorporación de la Mosquitia[editar]
En 1860, Inglaterra reconocía los derechos de Nicaragua sobre la Mosquitia pero aun así se
reservaba ciertos privilegios que había cuidado de introducir en el tratado firmado ese año
entre ambos países. Desde esa fecha la Mosquitia dejó de ser un reino y pasó a ser
una reserva cuya autoridad máxima era un Jefe de la etnia misquito con la característica
que el cargo de jefatura era hereditario.
Inglaterra, apoyada por Austria, que actuaba como árbitro, declaró en 1888 que Nicaragua
no podía mantener fuerzas policiales ni militares en el territorio de la Mosquitia.
En 1894 Nicaragua entra en una corta guerra contra Honduras y en el marco de este
conflicto desplaza tropas a Bluefields. La presencia de los soldados nicaragüenses hace que
haya cierto revuelo entre los pobladores, y el General Rigoberto Cabezas Figueroa, que
comandaba las tropas, decide tomar la plaza, desconocer la autoridad del Jefe Mosco y
declarar la ley marcial el 12 de febrero de 1894. Los ingleses respondieron desembarcando
tropas desde el navío Cleopatra, lanzando un ultimátum que el general Cabezas desconoce,
se llegó a un acuerdo y se constituyó una autoridad provisional con representación
mosquita e inglesa.
En junio se produjeron levantamientos en Corn Island, el día 3, y en Bluefields dos días
después. Los levantamientos estaban encabezados por el jefe de la reserva, Robert Henry
Clarence, pero auspiciados por el vicecónsul británico E. D. Hatch (en realidad su título era
de procónsul y no tenía "exaquátur" del gobierno de Nicaragua). En el levantamiento
participaron, además de los comerciantes de Bluefields, ciudadanos estadounidenses,
ingleses, jamaicanos y alemanes. Los ingleses participaron con las tropas de los
navíos Cleopatra, Mahauk y Magicienme, y el capitán del crucero
estadounidense Marblehead actuó como mediador en ciertas ocasiones.
La lucha se entabló en la ciudad de Bluefields y en El Bluff, que cayeron en manos
nicaragüenses el 3 de agosto y el 31 de julio respectivamente, tomadas por las tropas al
mando del General Cabezas.
Presidente Zelaya[editar]
La administración de Zelaya mantuvo tensas relaciones y desacuerdos con Estados Unidos,
lo que llevó a éste a dar ayuda a los opositores conservadores de Zelaya en Nicaragua.
En 1907, luego de la victoria nicaragüense en una breve guerra contra Honduras y El
Salvador, resuelta en lo político con la mediación de Estados Unidos, en un tratado firmado
en Chicago el 23 de abril de 1907, según el cual cada nación debería abstenerse de
inmiscuirse en los asuntos de las demás, y, en caso de conflicto, las cuatro se comprometían
a aceptar la decisión de un Tribunal de Justicia Centroamericano, cuya sede se instituyó
en Cartago (Costa Rica). A pesar del tratado, buques de guerra estadounidenses ocuparon
diversos puertos de Nicaragua. La situación llegó al punto de existir un conflicto interno
entre los liberales nicaragüenses por un lado, y los conservadores y Estados Unidos por otro
(que los financiaba).
Rebelión de Juan José Estrada Morales[editar]
Para 1909 el presidente Zelaya se negaba a contratar empréstitos financieros en Nueva York
y no quería negociar la posible vía interoceánica en las condiciones que los Estados Unidos
querían imponer, Zelaya buscaba el apoyo de otras potencias, ese mismo año contrató
con Inglaterra un empréstito por 1.250.000 libras esterlinas para impulsar el ferrocarril al
Atlántico y mejorar las finanzas del país. Al mismo tiempo, se habló de una oferta de
concesión de un canal interoceánico por Nicaragua, al Japón o Alemania.
El 10 de octubre de 1909 estalló la costa oriental (caribeña o atlántica)una rebelión contra
el gobierno de Zelaya. El movimiento revolucionario era dirigido por el general Juan José
Estrada Morales, gobernador liberal de la Costa Atlántica; por el tenedor de los libros
(contador) de las minas "La Luz y Los Ángeles", Adolfo Díaz Recinos; por un militar
representante de los terratenientes conservadores, Emiliano Chamorro Vargas y por el
general, conservador, Luis Mena Vado.
El cónsul estadounidense Thomas Moffat aparecía como el Deus ex machina del
movimiento contrarrevolucionario. El mismo Juan Estrada, ya no siendo más presidente de
Nicaragua, confesaba así los hechos, en una entrevista al New York Times:
"El General Estrada, con grosera sinceridad, admite que la revolución que él encabezaba
contra Zelaya había recibido la ayuda financiera de ciertas compañías estadounidenses,
establecidas en la Costa Atlántica de Nicaragua. Dijo que tales compañías contribuyeron a
la (contra) revolución de Bluefields con un millón de dólares, la casa de Joseph W. Beers con
unos doscientos mil y la de Samuel Weil con cerca de ciento cincuenta mil dólares."
También colaboraron los dueños de las minas "La Luz and Los Angeles Mining Company",
quienes se vieron obligados a entregarlas al gobierno de Nicaragua, por incumplimiento de
las cláusulas del contrato de concesión. Por mera casualidad el secretario de Estado, Knox,
tenía a su cargo la asesoría legal de la familia Fletcher, ex concesionaria de las minas
mencionadas.
Al enfrentar la rebelión. la superioridad del ejército leal al gobierno se sintió desde el
comienzo del conflicto.
Entonces el ministro estadounidense en Costa Rica, Willian L. Merry; se dirigió, en
noviembre de 1909 al presidente de ese país, Cleto González, insinuándole que se uniera a
Guatemala y El Salvador en una guerra contra Nicaragua. Estados Unidos se comprometían
a proporcionar todo lo que necesitaran. Pero el plan estadounidense fracasó, dado que el
interés de Costa Rica era el desarrollo económico y social de la región y una guerra
solamente aumentaría los problemas sociales.
Para sofocar la rebelión, Zelaya se vio obligado a perseguir a los rebeldes en territorio
costarricense. Nuevamente, el ministro estadounidense pidió que Costa Rica rompiese con
Zelaya. Otra vez el gobierno costarricense se negó a luchar contra Nicaragua, dado que era
claro el trasfondo político del accionar estadounidense.
Ante la negativa del gobierno de Costa Rica, Estados Unidos tomaron la opción de fortalecer
el movimiento contrarrevolucionario. No había más remedio que enfrentarse
abiertamente, al gobierno de Nicaragua, y no faltaron razones ni coyuntura inmediata para
ello.
El gobierno del presidente William Howard Taft, que había sido elegido en las elecciones
presidenciales de 1909 nombró secretario de Estado a Philander C. Knox un abogado que
tenía como clientes a los dueños de las minas de oro nicaragüenses "La Luz" y "Los Ángeles
Mining Company".
La recién incorporada Mosquitia estaba bajo la autoridad del general Juan José Estrada
Morales que era liberal y apoyaba a Zelaya. Estrada comenzó a mantener relaciones con el
cónsul estadounidense Thomas Noffat que, a su vez, mantenía excelentes relaciones con el
general Emiliano Chamorro, éste conservador. Estrada se aseguró del apoyo de los Estados
Unidos para un hipotético levantamiento contra Zelaya. Este apoyo se confirmó a principios
de septiembre de 1909. Al día siguiente el cónsul Thomas informaba del levantamiento
contra el gobierno de Zelaya por parte de los generales Juan José Estrada y Emiliano
Chamorro que, según él, se produciría el día 8 de septiembre pidiendo a su gobierno apoyo
y reconocimiento para el futuro gobierno. En la información que Thomas mandaba a
Washington se decía que el nuevo gobierno respetaría los intereses extranjeros y que
seguramente el presidente Zelaya no iba a oponer resistencia armada.
El levantamiento se produjo el día 10 de septiembre de 1909 y el secretario de Estado Knox
ordenó a los barcos de guerra estadounidenses estacionados frente a Bluefields,
el Paducah y el Dubuque, que intervinieran en apoyo de los insurrectos. Este episodio fue
la primera intervención directa de los Estados Unidos en Nicaragua, intervención que duró
hasta 1925.
El 14 de noviembre fueron sorprendidos mercenarios con bombas en su poder destinadas
a volar los barcos del gobierno de Nicaragua que navegaban en el río San Juan, Dos
estadounidenses y un francés que es sometido a prisión por un año, no corrió la misma
suerte para los estadounidenses ejecutados dos días después
La nota Knox[editar]
En 1909 algunos mercenarios extranjeros fueron capturados y ejecutados por el gobierno
de Zelaya, lo que sirvió para que Estados Unidos considerase la acción como una
provocación para la guerra, y el derrocamiento de Zelaya por medio de la Nota Knox,
enviada por Philander Chase Knox, Secretario de Estado de Estados Unidos.
Los estadounidenses Lee Roy Cannon y Leonardo Groce y el francés Edmundo Couture,
fueron sometidos a un cuidadoso proceso. Llenadas todas las formalidades y plenamente
confirmada su culpabilidad, incluso se les dejó un día antes despedirse de sus familiares, así
dictan como prueba sus últimas se les pasó por las armas.
Estos dos mercenarios estadounidenses militaban en el ejército rebelde (financiado por
EEUU). El 2 de diciembre el encargado de negocios nicaragüense en Washington recibía una
nota del gobierno estadounidense, la conocida como "Nota Knox", en la cual le decían:
Los estadounidenses fusilados eran oficiales al servicio de las fuerzas revolucionarias, y, por
lo consiguiente, tenían derecho a ser tratados conforme a las prácticas modernas de las
naciones civilizadas .../... el gobierno de los Estados Unidos está convencido que las
revolución actual representa los ideales y a voluntad de la mayoría de los nicaragüenses
mejor que el Gobierno del presiente Zelaya .../... el Gobierno de los Estados Unidos no
puede sentir por el Gobierno del Presidente Zelaya aquel respeto y confianza que debía
mantener en sus relaciones diplomáticas
y le adjuntaba el pasaporte para que abandonara el país. Zelaya dimite el 18 de
diciembre como presidente justificando su decisión con estas palabras:
...la hostilidad manifestada por el Gobierno de los Estados Unidos, al cual no quiero dar
pretexto para que pueda continuar interviniendo en ningún sentido en los destinos de este
país.
Causas de la intervención estadounidense[editar]
1. La coyuntura inmediata fue que dos estadounidenses, Cannon y Groce, habían sido
sorprendidos con bombas en su poder destinadas a volar los barcos del gobierno de
Nicaragua que navegaban en el río San Juan. Tropas de Zelaya los tomaron in fraganti.
Fueron sometidos a un cuidadoso proceso. Llenadas todas las formalidades y plenamente
confirmada su culpabilidad, se les pasó por las armas.
La culpabilidad de los dos estadounidenses era indudable y su muerte fue el pretexto final
para la intervención abierta de Estados Unidos en Nicaragua.
2. Pero no era solo eso: Zelaya se había negado a aceptar un empréstito que le ofrecieron
los banqueros estadounidenses con el aval del gobierno de Estados Unidos.
3. Al mismo tiempo, Zelaya contrató un empréstito con los banqueros ingleses de la Casa
Ethelburg que tenía como objetivo la construcción de un ferrocarril que uniera el Atlántico
al Pacífico del país, y para, como dice el mismo Zelaya, "Liberar al comercio nacional de ser
tributario del ferrocarril de Panamá... y realizar, además, la consolidación de nuestra deuda
externa".
Pero había algo más: Estados Unidos tenía el propósito de conseguir la concesión canalera
por Nicaragua y no encontraban las facilidades con Zelaya, ya que éste exigía que se
garantizara la soberanía de Nicaragua y una cantidad de dinero correspondiente a la
importancia de la obra.
La actitud del gobierno de Nicaragua no encuadraba dentro de los planes políticos y
financieros de la burguesía estadounidense. Zelaya era un estorbo para la diplomacia del
dólar y era preciso eliminarlo.
La diplomacia del dólar consistía en el otorgamiento de empréstitos a ciertos países bajo
condiciones más o menos onerosas, con garantías oficiales del gobierno de Estados Unidos,
que aseguraban a los banqueros una razonable garantía, como garantía de la inversión los
banqueros tomaban bajo su control: los ferrocarriles, los telégrafos y las aduanas de los
países favorecidos por el empréstito; si el Estado se resistía a renegar de tal manera su
soberanía (como Zelaya), el gobierno de Washington recurría a la persuasión de sus marines
A los países reacios a la aceptación de empréstitos de los banqueros estadounidenses, se
les inducía a aceptarlos coaccionando su voluntad por medios muy variados y que
resultaban tanto más eficaces cuanto más pobre y débil era el país al que oficialmente
quería proteger los Estados Unidos con su apoyo pecuniario.
En el caso de Nicaragua, además de las razones económicas y financieras, la diplomacia del
dólar respondía también, a razones geopolíticas ligadas a la posibilidad de la construcción
de un canal Interoceánico.
Zelaya luchó contra el tremendo empuje de los estadounidenses que apoyaban y protegían
a los partidarios de la contrarrevolución y de la intervención estadounidense.
Segunda República Conservadora[editar]
La Asamblea Nacional (el Congreso) designó Presidente al también liberal José Madriz
Rodríguez que no fue del agrado de Estados Unidos (ya lo había expresado en la Nota Knox
cuando hacía referencia a "un candidato a la presidencia íntimamente ligado con el viejo
régimen").
Madriz mandó tropas a Bluefields contra los insurrectos y toma el fuerte de El Bluff que
cierra el puerto de la ciudad quedando está bajo su control. La infantería de Marina de
Estados Unidos fue desembarcada en la ciudad en mayo de 1910 por lo que esta se mantuvo
del lado rebelde al no poderla tomar las tropas gubernamentales. Las aduanas de Bluefields
quedaban bajo control de Madriz pero la Armada de Estados Unidos estableció otra aduana
bajo autoridad de Estrada, y el gobierno de EE.UU. manifestó, ante la protesta del gobierno
de Nicaragua, que cada fracción cobre derechos sólo en el territorio que se halle bajo su
dominio.1

Presidente Adolfo Díaz.


José Madriz renuncia a la presidencia el 19 de agosto y poco después entran en Managua
los generales Estrada Morales y Chamorro Vargas. La nueva Asamblea Nacional nombra
Presidente a José Dolores Estrada Morales, quien cedió el poder a su hermano, el general
sublevado Juan José, siendo nombrado vicepresidente Adolfo Díaz, que había sido
empleado de las minas La Luz y Los Ángeles y era conocido por el secretario de Estado Knox.
El día 1 de enero de 1911 los Estados Unidos reconocen al nuevo gobierno de Nicaragua.
Estrada Morales firmó con Estados Unidos los Pactos Dawson (por Thomas C. Dawson,
enviado del gobierno estadounidense), y convocó elecciones para formar una nueva
Asamblea Constituyente, que elaboró una nueva Constitución. Entre otros cambios,
el catolicismo se convertía en la religión oficial del estado, a instancias del conservador
Emiliano Chamorro. Poco después Estrada Morales se ve obligado a renunciar y Díaz es
nombrado Presidente de Nicaragua.1
La influencia de Estados Unidos se incrementó durante el gobierno del presidente Adolfo
Díaz, que puso en manos estadounidenses el control de las principales empresas estatales.
Revolución libero-conservadora de 1912[editar]
El 29 de julio de 1912 estalló una nueva sublevación, a instancias del General Luis Mena
Vado, conservador, y apoyada luego por el Doctor y General Benjamín Zeledón, liberal. Esta
rebelión se conoce como la Revolución libero-conservadora de 1912 que es mal
llamada Guerra de Mena.
Los rebeldes toman varias ciudades entre las que están Granada, bastión
conservador, León y Masaya, bastiones liberales.
El gobierno de Díaz pide la ayuda militar de los Estados Unidos y el gobierno estadounidense
responde con el desembarco en puerto Corinto de Marines que sitian y atacan Granada
tomada por las fuerzas del general Mena, quien la entrega sin oponer resistencia, hecho
prisionero Mena es exiliado hacia Panamá.
El mando supremo recae en el general Zeledón, quien se hace fuerte en los cerros
"Coyotepe" y "La Barranca", cercanos a la asediada Masaya, los cuales mantiene hasta
la batalla decisiva del 4 de octubre, cuando es abatido por soldados conservadores de La
Constabularia, leales a Díaz y conocidos como caitudos.
Para poner fin a esta corta pero sangrienta guerra civil nicaragüense, los Estados Unidos
movilizaron hacia Nicaragua a 2.500 hombres y 8 buques de guerra. Después de la batalla
de Coyotepe, solamente dejó a 400 soldados como parte de la llamada Legación
Americana.1
Como consecuencia de esta última intervención, el país permanecería ocupado por Estados
Unidos hasta 1933 (desde 1912 hasta el 3 de agosto de 1925, y luego desde 1926 hasta
1933, con un breve intervalo de nueve meses en medio).
En 1914 se firmó el Tratado Bryan-Chamorro, mediante el cual se cedían a Estados Unidos
todos los derechos para la construcción de un futuro canal interoceánico, a cambio de tres
millones de dólares. A pesar de que el Canal de Panamá había sido construido ya en 1903,
la zona continuaba siendo de interés estratégico. También por este tratado, se daba a
Estados Unidos el derecho de establecer una base militar en el golfo de Fonseca durante un
período de 99 años, y se le cedían en arriendo las Islas del Maíz (Corn Island), por idéntico
lapso de tiempo.
Guerra constitucionalista[editar]
Entre 1917 y 1926 Nicaragua estuvo dominada por el partido conservador. Los marines
estadounidenses, presentes en el país desde 1912, se retiraron en agosto de 1925. Al año
siguiente, sin embargo, se produjo un nuevo levantamiento liberal, que produjo una nueva
guerra civil, la denominada Guerra Constitucionalista.
Las negociaciones en el llamado Pacto del Espino Negro en Tipitapa entre el gobierno y los
rebeldes, impulsadas por Estados Unidos, dieron lugar a un gobierno de coalición. Sin
embargo, dado que el gobierno era incapaz de controlar los nuevos focos de insurrección,
los marines desembarcaron de nuevo en diciembre de 1926.
En las elecciones de 1920 salió elegido Presidente Diego Manuel Chamorro que tomó
posesión de su cargo ya en el año siguiente. Chamorro murió en 1923 y lo sucedió el que
era su vicepresidente, Bartolomé Martínez que se marcó como objetivo el liquidar la deuda
que el país tenía con unos banqueros estadounidenses. El objetivo fue cumplido el año
siguiente de haber subido a la presidencia y ya libre de la carga económica, se convocaron
elecciones para el mes de octubre de ese mismo año para las cuales se realizó una
candidatura única entre conservadores y liberales. Como presidente iba Carlos Solórzano,
conservador y para vicepresidente el liberal Juan Bautista Sacasa.
Solórzano fue investido presidente en enero de 1925 y para agosto de aquel año ya habían
salido todos los soldados estadounidenses del territorio nicaragüense. En octubre Emiliano
Chamorro se alza en armas contra el gobierno y toma la Loma de Tiscapa. Para aplacar la
rebelión y por consejo del gobierno de EE.UU. Solórzano nombra a Chamorro jefe de la
fuerza pública.
Las tensiones entre ambos acaban con la dimisión del presidente que pasa los poderes
presidenciales al senador Sebastián Uriza y este se los pasa a Chamorro y finalmente acaban
en manos de Adolfo Díaz quedando Sacasa fuera.
En mayo de 1926 el partidario de Sacasa, el general José María Moncada se alza en armas
pidiendo el poder para Sacasa. La insurrección de los liberales estaba apoyada por el
gobierno mexicano de Elías Calles.
La respuesta de los Estados Unidos que apoyaban a los conservadores fue la de mandar de
nuevo a la infantería de marina. El día de Nochebuena de 1926 desembarcaban las tropas
estadounidenses en Puerto Cabezas. Para el día de Reyes de 1927 había en suelo
nicaragüense más de 5.000 soldados y marinos estadounidenses apoyados por 16 buques
de guerra. Adolfo Díaz justificó la intervención con estas palabras
"Nicaragua es un país débil y pobre que no puede resistir a los invasores y agentes del
bolcheviquismo mexicano".
En febrero de 1927 ocurren los combates fratricidas más destructivos cuando los 500
hombres del llamado Ejército Liberal Constitucionalista de Occidente se enfrentan contra
las tropas conservadoras leales a Díaz apoyadas por los marines en la batalla de Chinandega.
Sandino[editar]
Artículo principal: Augusto Nicolás Calderón Sandino
Augusto C. Sandino, que entonces contaba con 31 años de edad, acababa de volver después
de pasar 5 años trabajando de mecánico en México, Honduras y Guatemala. Cuando se
enteró de la insurrección liberal de Sacasa formó una fuerza armada que se sumó a las
fuerzas liberales. Tras algunas derrotas se internó en las montañas de Nueva Segovia.
Cuando se enteró que los mexicanos habían mandado armas se dirigió, bajando por el río
Coco, a Puerto Cabezas para pedirle a Sacasa que le armara.1

Augusto C. Sandino.
En Puerto Cabezas, la intervención de las tropas estadounidenses había logrado desarmar
a los liberales. Los estadounidenses arrojaron las armas enviadas por lo mexicanos al mar.
Cuando llegó Sandino se encontró que no había armas y que estas estaban en el fondo de
la bahía. Con la ayuda de unos cuantos adeptos, entre los que se encontraban un número
relevante de mujeres de la ciudad, logró recuperar 30 fusiles y 6.000 cartuchos. Después de
hablar con Moncada en la ciudad de Prinzapolka se dirigió de nuevo a su base en Las
Segovias.
Las fuerzas de Sandino fueron creciendo. Durante la primera mitad del año 1927 combatió
a los conservadores a los que fue venciendo y tomando varias posiciones, según las
indicaciones de Moncada. La última plaza tomada fue el cerro de "El Común"
en Boaquillodonde permaneció hasta el Pacto del Espino Negro en Tipitapa el 4 de mayo,
que según palabras de Sandino fue donde
Moncada ahorcó al Partido Liberal Nicaragüense.
Por este pacto, en el que participaron el coronel estadounidense Henry L. Stimson (enviado
especial del presidente Calvin Coolidge y delegado omnipotenciario del presidente de
Nicaragua Adolfo Díaz), Eberhard (ministro de EE.UU. en Nicaragua), el contralmirante
Julian Latimer, tres delegados de Sacasa y el general Moncada. Acordaron que Díaz seguiría
de presidente hasta las elecciones de 1928 y que EE.UU. requisaría todas las armas de
ambos bandos a la vez que supervisaba el proceso electoral.
Sandino se negó a aceptar el acuerdo. En contra de las indicaciones de Moncada, Sandino
difundió un comunicado en el cual pedía al pueblo de Nicaragua que se sublevara contra los
extranjeros. En los intentos de convencer a Sandino para que aceptara el pacto, Moncada
llegó a mandar a su padre, amigo personal de él, para que le hablara y el comandante de
las fuerzas de EE.UU. en Ocotal(Nueva Segovia) le hizo llegar una carta pidiéndole que
depusiera las armas y las entregara bajo la amenaza de proscribirle y perseguirle. Sandino
le respondió:
Recibí su comunicación ayer y estoy entendiendo de ella. No me rendiré y aquí los espero.
Yo quiero patria libre o morir. No les tengo miedo; cuento con el ardor del patriotismo de
los que me acompañan. A.C. Sandino.
No paso un día cuando el 15 de julio de 1927 las tropas de Sandino se toman la ciudad
de Ocotal dando lugar Batalla de Ocotal. La ciudad fue defendida por los Marines
estadounidenses y los Guardias Nacionales nicaragüenses quienes se atrincheraron en los
cuarteles. Sandino se negó a incendiar la ciudad, tal como le pedían algunos de sus hombres
para obligar a los marines y guardias nacionales a rendirse o aniquilarlos. Después de
los insurrectos abandonaran Ocotal, cuando la aviación estadounidense bombardeaba y
diezma la ciudad.
La persecución de Sandino se realizó con la destrucción aldeas campesinas y las matanzas
de muchos campesinos por la sospecha del apoyo que podrían estar prestándole. Las tropas
sandinistas sufrieron varias derrotas como la de San Fernando, en julio, o la de Las Flores
poco después.
Con la llegada del otoño comenzó una campaña victoriosa tomando Telpaneca y saliendo
victorioso en Las Cruces, Trincheras, Varillal y Plan Grande. Estableció su cuartel general
en El Chipote, una de las alturas de Las Segovias.
Realizó diversas incursiones como el atacar y destruir la mina de La Luz, propiedad del ex
secretario de Estado estadounidense Knox o la batalla de Bramadero. Las acciones de
Sandino le fueron dando fama por todo el país y por los otros países de Hispanoamérica.
Esa fama producía que muchos hombres llegaran dispuestos a integrarse en sus filas. A
mediados de 1928 Henri Barbusse le llamaba General de Hombres Libres.
A finales del mes de noviembre de 1928 el contralmirante D.F. Sallers le invitaba a
abandonar la lucha y obtener así los consiguientes beneficios la respuesta de Sandino fue;
La soberanía de un pueblo no se discute, sino que se defiende con las armas en la mano...
la resistencia armada traerá los beneficios a que usted alude, exactamente como toda
intromisión extranjera en nuestros asuntos trae la pérdida de la paz y provoca la ira del
pueblo.
Las elecciones presidenciales de noviembre de 1928 fueron ganadas por el liberal Moncada.
Moncada tomó posesión el 1 de enero de 1929. Moncada prosiguió colaborando con los
estadounidenses en la persecución de Sandino. Para el mes de marzo de ese año ya se
habían arrasado 70 pueblos, los bombardeos eran continuos e incluso llegaron a afectar a
la vecina ciudad hondureña de Las Limas.2
Sandino realizó un viaje a México para intentar conseguir apoyo. A su vuelta, el 7 de
mayo de 1930 se encontró que los estadounidenses habían formado una guardia
nacional para combatir a la guerrilla. Esa guardia se debía de pagar con fondos
nicaragüenses. Debido a la endeble economía del país se cerraron las escuelas públicas para
hacer frente a esos gastos.
Para julio de 1931 los sandinistas contaban con 8 columnas de guerrilleros repartidas por
todo el territorio nicaragüense. Al año era el propio Sandino el que hacía públicos los
informes de las actividades de sus fuerzas. Ante las elecciones de 1932 Sandino hizo una
campaña de abstención. Para esas elecciones el candidato del partido liberal era Sacasa
(aunque la preferencia de la embajada estadounidense habría sido Anastasio Somoza pero
este era demasiado joven e inexperto).
Sacasa ganó la presidencia y Sandino respondió nombrado al general Juan Gregorio
Colindres presidente provisional del Territorio Libre de Las Segovias y tomó la población
de San Francisco Carnicero, cerca de Managua, para apoderarse de los sellos oficiales.
Las victorias de Sandino estaban desprestigiando a los Estados Unidos y el coste de la guerra
se hacía inaguantable en una economía que estaba en plena crisis, de tal forma que la
población empezó a presionar a su gobierno para que abandonara Nicaragua. Una vez que
Sacasa fue elegido las tropas estadounidenses empezaron a abandonar Nicaragua y cuando
fue envestido presidente, el 1 de enerode 1933 ya no quedaban soldados estadounidenses
en suelo nicaragüense.
Al no haber soldados extranjeros en Nicaragua y por otras presiones, Sandino llegó a un
acuerdo de paz con Sacasa. La Guardia Nacional al mando de Anastasio Somoza (creada por
los Estados Unidos y comandada por un hombre de su confianza) seguía con la represión en
contra de los hombres de Sandino aun cuando este pedía al presidente que parara las
acciones de la Guardia.
El asesinato de Sandino[editar]
El 21 de febrero de 1934 Sandino en compañía de su padre, Gregorio Sandino, el escritor
Sofonías Salvatierra y los generales Estrada y Umanzor acudían a una cena en la casa
presidencial invitados por Sacasa. A la salida de dicho evento el coche en el que viajaban
fue detenido justo a la salida de los jardines de la casa presidencial. El cabo de guardia que
les detuvo era en realidad un mayor disfrazado, un tal Delgadillo, que les condujo a la cárcel
del Hormiguero. Los detenidos pidieron que llamaran a Somoza, pero les respondieron que
no podían localizarlo, por otro lado la hija de Sacasa le comunicó a su padre la detención,
ya que la había visto, y Sacasa se puso en contacto con la embajada de Estados Unidos para
intentar detener el asesinato.
Sandino, Estrada y Umanzor fueron llevados al monte llamado La Calavera en el campo de
Larreynaga y allí, a la señal de Delgadillo, el batallón que custodiaba a los prisioneros abrió
fuego matando a los tres generales. Eso ocurría a las 11 de la noche. Al oír los disparos,
según testimonio de Salvatierra, Gregorio Sandino dijo,
ya los están matando; siempre será verdad que el que se mete a redentor muere
crucificado.
Un año después, Anastasio Somoza, que llegó a decir que recibió las órdenes del asesinato
de Sandino del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane, se haría con el poder del país.1
Los Somoza (1936 - 1979)[editar]
Gobierno de Anastasio Somoza García[editar]
Antes de salir de Nicaragua, los marines traspasaron el mando de los 4,000 soldados
alistados en Guardia Nacional a Anastasio Somoza García, un sobrino político del presidente
Sacasa que se había ganado la confianza del embajador y de los altos oficiales
estadounidenses. Pronto convertiría esta fuerza militar en un formidable instrumento de
poder personal. El 21 de febrero de 1934 el nuevo jefe director de la Guardia Nacional inició
su ofensiva, haciendo asesinar a Sandino cuando éste salía de una cena en la casa de
gobierno, a la que había sido invitado por el propio mandatario. El día siguiente desató una
matanza de más de trescientos campesinos sandinistas, incluyendo mujeres y niños, que se
encontraban en una cooperativa agrícola en Wiwilí, al este de Las Segovias. Luego,
reorganizó las fuerzas armadas, purgando a sus adversarios y colocando a sus allegados en
posiciones clave en todo el país. Finalmente, se concentró en fortalecer su influencia en el
Congreso y el Partido Liberal, utilizando para ello el presupuesto del ejército, que
representaba más de la mitad de los ingresos fiscales del Estado. Logrado esto, pasó a
desplegar una abierta campaña para llegar a la presidencia, pese a que la Constitución
vigente le inhibía de ocupar ese cargo, dado su parentesco con Sacasa y su condición de
militar activo. Con apoyo estadounidense, Anastasio Somoza García se deshizo de sus
rivales políticos, incluido Sandino, que fue asesinado por oficiales de la Guardia Nacional en
febrero de 1934. En 1936, Somoza se convirtió en presidente de Nicaragua. Su familia se
mantendría en el poder hasta 1979. Anastasio Somoza fue presidente de 1937 a 1947, y de
1950 a 1956 (en el intervalo, no abandonó el poder, sino que siguió detentándolo mediante
hombres de paja). La primera oposición al régimen de Somoza procedió de la clase media y
de la clase alta, normalmente conservadora, que vieron con disgusto como el nuevo
gobernante ponía el país en manos de su familia y amigos. A causa de las limitaciones de la
libertad de expresión, los esfuerzos para resistir a Somoza no tuvieron ningún resultado.
Muchos opositores abandonaron el país, exiliándose en Estados Unidos. Una excepción
notable fue Pedro Chamorro, editor del diario La Prensa, el más popular del país, cuya
reputación internacional y continuo rechazo de la violencia le hicieron intocable para el
régimen.
La oposición liberal fue pronto eclipsada por la marxista, de carácter más radical. El 21 de
septiembre de 1956, un joven poeta liberal, Rigoberto López Pérez, logró infiltrarse en una
fiesta en la que se encontraba Somoza García, disparándole en el pecho y terminando con
su vida (Somoza moriría a causa de la herida poco tiempo después).
El Frente Sandinista de Liberación Nacional[editar]

Carlos Fonseca, fundador del FSLN.


Artículo principal: Frente Sandinista de Liberación Nacional
En 1961 los jóvenes políticos Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge Martínez y Silvio
Mayorgainspirados en las ideas de Augusto Sandino fundan el Frente Sandinista de
Liberación Nacional y emprenden la lucha insurreccional contra la dictadura de la familia
Somoza.
Los diferentes gobiernos de los Somoza contaban con el respaldo del gobierno de los
Estados Unidos, el FSLN emprende una lucha de guerrillas tanto urbanas como rurales con
la intención de derrocar al gobierno nicaragüense estas son conocidas como las Jornadas
de Pancasán y las guerrillas de Raití y Bocay en las cuales cayeron algunos miembros de la
Organización tales como Filemón Rivera, Oscar Danilo Rosales, Rigoberto Cruz mejor
conocido como Pablo Úbeda y muchos más, el fracaso de estos primeros intentos
guerrilleros se debió a la falta de conocimiento de la zona de operaciones y al desinterés de
las poblaciones en donde operaban pues eran lugares muy despoblados. Pasada la
experiencia de Pancasán se pasa a un período conocido como la de Acumulación de Fuerzas
en Silencio aunque inclusive en estos años se dieron choques con la Guardia Nacional. Dada
la circunstancias el FSLN se divide en tres tendencias, cada una de ellas con una visión
diferente de llevar a cabo el derrocamiento de la dictadura somocista. La Tendencia Guerra
Popular Prolongada, propugnaba por la lucha en la montaña sobre la base de la experiencia
de la revolución cubana y sobre todo de Ernesto Che Guevara, la Tendencia Proletaria,
afirmaba que el derrocamiento se daría cuando el proletariado es decir los obreros y
campesinos se uniera para derribar la tiranía y por último la Tendencia Insurreccional o
Tercerista que llamaba a armar al pueblo y resultó a la postre la forma a través de la cual
caería Anastasio Somaza Debayle. Precisamente buscando la unidad de las tres tendencias
pierde la vida Carlos Fonseca el 8 de noviembre de 1976 en Boca de Piedra, Zinica. Aunque
para disminuir la represión desatada a raíz de algunos incidentes en las montañas se da el
operativo conocido como Diciembre Victorioso cuando un grupo de guerrilleros bajo el
mando de Eduardo Contreras se toma la casa de un ministro somocista el 27 de diciembre
de 1974 fecha a partir de la cual el mundo conoció la existencia del FSLN.
En 1978, consigue un golpe magistral contra la dictadura, al llevarse a cabo un operativo,
denominado "Operación Chanchera", efectuado por un comando guerrillero, que conllevó
a la toma del edificio Palacio Nacional sede del Congreso de la República, y un número
considerable de sus miembros, poniendo en evidencia las debilidades de logísticas de la
Guardia Nacional.
La ofensiva guerrillera lanzada desde el norte, con el apoyo de los campesinos, de las clases
obreras e industriales cansadas de la política somocista y apoyada por la acción política y la
presión internacional logra que el 19 de julio de 1979 entrar triunfante en la capital,
Managua, mientras que el dictador Anastasio Somoza Debayle y su familia abandona el
país. Llegando victoriosos a la plaza de la revolución un 19 de julio de 1979. Roberto Carlos
Alfaro anuncia la llegada de los sandinistas y grita el famoso dicho hasta la victoria siempre.
La revolución sandinista de 1979[editar]

Recibimiento de soldatos del Ejército Sandinista en León, primavera de 1988.


Artículo principal: Revolución sandinista
La entrada en Managua de las tropas del FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional)
pone fin al poder dictatorial de los Somoza que durante 43 años se habían mantenido en el
poder. El 19 de julio de 1979 da comienzo un cambio radical en Nicaragua, cambio que
tendría consecuencias continentales y llevaría a la intervención, nuevamente, de Estados
Unidos. Tras la intervención de EEUU comenzará un proceso de inestabilidad política y social
que llevará a una Guerra Civil promovida por EEUU al final de la presidencia de Ronald
Reagan y continuada por Bush padre. Los acuerdos de paz no se firmarán hasta la década
de los noventa. Paralelamente comienza la llamada Revolución sandinista que se
desarrollaría hasta 1990.
Acorde a una concepción ideológica socialista e incluso comunista, con fuerte
presencia marxista, y con una influencia muy grande de la teología de la liberación, trataron
de introducir reformas en los aspectos socioeconómicos y políticos del estado
nicaragüense, tratando además los problemas relativos a la sanidad y a la educación que el
país sufría. La reforma agraria fue una de las principales medidas que el nuevo gobierno
puso en marcha. Sobre la base de las tierras confiscadas a la familia Somoza y los otro
miembros principales de la oligarquía nicaragüense. La universalización de la sanidad con el
desarrollo de un sistema de salud universal y la cruzada ce alfabetización que redujo el
analfabetismo endémico de la población nicaragüense del 50% a algo menos del 13% en un
corto período; fueron las acciones inmediatas en las que se empeñaron los nuevos
gobernantes. El gobierno revolucionario encontró apoyo en Cuba, la URSS y otros países,
en su mayoría europeos.
El cambio de gobierno en los Estados Unidos, con la pérdida de las elecciones de
los demócratas y la entrada de Ronald Reagan, del partido republicano, hacen que las voces
de los disidentes y contrarios a los sandinistas, sean estimadas en la Casa Blanca; que
comienza a organizar, con restos de la Guardia Nacional una serie de grupos armados,
denominados contras (de contrarrevolucionarios y en contraposición de la palabra
"compa", de compañero, que era como se denominaban los sandinistas) que comienzan
una lucha armada contra el nuevo gobierno de izquierdas. EEUU actuaría direcctamente en
acciones de guerra y sería llevado ante el Tribunal Internacional de la Haya por el gobierno
nicaragüense siendo condenado por el mismo (ver Nicaragua contra Estados Unidos)
llegando, el gobierno estadounidense, a desobedecer el mandato de su Congreso que
impedía la ayuda directa a las tropas irregulares de la Contra, produciéndose el escándalo
conocido como Irangate.
Tras varios años de guerra civil y agresión que impidió el desarrollo de Nicaragua al tener
que dedicar una importante parte del presupuesto del país en la defensa y tras varias
negociaciones de ámbito internacional, en las elecciones de febrero de 1990 Daniel Ortega,
líder y presidenciable del FSLN pierde las elecciones a la presidencia de la República.
El modelo estatal sandinista[editar]
La revolución sandinista intentó transformar el modelo histórico de relaciones entre el
Estado y la sociedad nicaragüense mediante el desarrollo acelerado de la capacidad
regulatoria e interventora del Estado. Esta estrategia no fue acompañada de un esfuerzo
efectivo por desarrollar una capacidad social para controlar y democratizar la acción estatal.
La ausencia de mecanismos de participación efectiva terminó afectando la legitimidad del
régimen. De la creciente ilegitimidad del régimen sandinista se alimentó el movimiento
contrarrevolucionario que se constituyó en instrumento de la política exterior de Estados
Unidos de América. A partir de la instalación del gobierno del presidente Ronald Reagan en
Washington, esta política se orientó hacia el desmantelamiento del proyecto revolucionario
sandinista.
Las contradicciones generadas por el modelo políticoinstitucional estatista del FSLN, la
guerra contrarrevolucionaria y las presiones económicas impuestas por Estados Unidos al
gobierno sandinista coincidieron con el momento en el que la Unión Soviética iniciaba un
proceso de transformaciones internas que eventualmente terminarían en su desolución.
En 1986 el presidente soviético Mijail Gorbachvo introdujo su programa de reestructuración
económica conocido como perestroika. Este programa tenía como objetivo la liberalización
de la economía soviética para lograr su desarrollo e integración efectiva dentro de la
economía mundial. La perestroika fue acompañada de un proceso de democratización del
sistema político soviético (glassnost), y de importantes esfuerzos por mejorar las relaciones
entre Washington y Moscú.
Las políticas reformistas introducidas por Gorbachov y la disensión entre la Unión Soviética
y Estados Unidos debilitaron la posición del FSLN, que en poco tiempo vio reducido el apoyo
político, económico y militar que el proyecto revolucionario recibía de los países del bloque
soviético. Más aún, las reformas emprendidas por Gorbachov iniciaron el desmoronamiento
del modelo normativo económico y político de organización del mundo socialista que el
FSLN utilizaba como eje de referencia para su proyecto revolucionario.
En tan desfavorable contexto internacional, la revolución sandinista tuvo que enfrentar el
virtual colapso de la economía nacional -producto del desgaste ocasionado por la guerra, la
complejidad del experimento revolucionario, los errores cometidos por los responsables de
la política económica del gobierno, y las presiones de Estados Unidos-, así como el
agotamiento de la población nicaragüense. Para enfrentar la crisis económica, el gobierno
emprendió en 1988 un programa de estabilización y ajuste macroeconómico que tuvo un
impacto directo y negativo en las condiciones de vida de los sectores populares.
Las reformas de 1988 restablecieron el centralismo del mercado como eje ordenador de la
economía nicaragüense. Con estas reformas, además, del Estado nicaragüense se
acompasaba a las presiones e influencias de los organismos financieros internacionales,
distanciándose de la sociedad y sus demandas. El proceso de adecuación del Estado
nicaragüense a las fuerzas que operaban en su contexto global, y la ampliación de la brecha
entre el Estado y la sociedad nicaragüense generada por este proceso iban a mantenerse y
agudizarse durante la década de 1990.
En Costa del Sol, en El Salvador, el 14 de febrero de 1989 -víspera de la retirada de las tropas
soviéticas de Afganistán-, los presidentes centroamericanos firmaron el Acuerdo de Tesoro,
que establecía compromisos concretos para la pacificación de la región, y que incluía la
celebración de elecciones en Nicaragua en febrero de 1990.
Los acuerdos de Costa del Sol fueron ratificados en la Cumbre de Tela en agosto de 1989. A
partir de ese momento los sandinistas empezaron a organizarse para la contienda electoral,
en tanto que Estados Unidos iniciaba una serie de esfuerzos para asegurar la victoria de la
Unión Nacional Opositora (UNO), una coalición de partidos organizados en torno al objetivo
común de derrotar al sandinismo.
En febrero de 1990 se celebraron las elecciones presidenciales que otorgaron la victoria a
Violeta Barrios de Chamorro, candidata de la UNO. El triunfo de la UNO se sustentó en un
consenso social real, pero precario. La desesperación causada por la guerra, el fracaso del
modelo sandinista en lo político y en lo económico, y la intervención de Estados Unidos, se
combinaron para crear un acuerdo nacional mayoritario cuyo eje no era la índole del
régimen que se quería institucionalizar, sino la oposición al régimen que se quería eliminar.
Paz y transición hacia el neoliberalismo (periodo de 1990 hasta 1996)[editar]
El lapso de dos meses entre la derrota del FSLN en las urnas y el traspaso del gobierno a la
presidenta electa Violeta Barrios de Chamorro se caracterizó por un clima de tensa
incertidumbre. Los sectores de "línea dura" de la Unión Nacional Opositora (UNO),
aglutinados en torno al vicepresidente Virgilio Godoy, Arnoldo Alemán -alcalde de
Managua- y los 20.000 combatientes de la Resistencia Nicaragüense (Contra), exigían el
desmantelamiento de las fuerzas armadas sandinistas, la inmediata devolución de todas la
propiedades confiscadas y la privatización de las empresas estatales. Mientras tanto, el
FSLN proclamaba su intención de "gobernar desde abajo" con el respaldo de las
organizaciones de masa, y demandaba el respeto a la integridad del Ejército Popular
Sandinista, que a la fecha contaba con 96.660 soldados.
En busca de la paz[editar]
El convulso ambiente socio-político demandaba un acuerdo institucional a fin de desactivar
la amenaza de una nueva guerra civil, o una intervención militar estadounidense. El 27 de
febrero de 1990 se conformaron dos equipos negociadores presididos por el
general Humberto Ortega y el ingeniero Antonio Lacayo, yerno de Violeta Barrios de
Chamorro. La participación de Joao Soares, Secretario General de la OEA; Elliot Richardson,
representante del Secretario General de las Naciones Unidas, y Jimmy Carter, expresidente
de los Estados Unidos, en calidad de observadores internacionales, facilitó las
conversaciones. Estas culminaron el 27 de marzo con la firma del Protocolo para la
Transferencia del Mando Presidencial, conocido como "Protocolo de Transición", cuyos
acuerdos más importantes contemplaban: el reconocimiento de las elecciones como base
para la construcción de la democracia y la paz; seguridad jurídica a los beneficiarios de
donaciones estatales de propiedades urbanas y rurales, asignadas antes del 25 de
febrero de 1990; respeto a los rangos, escalafones y mandos del ejército, incluyendo la
permanencia de Humberto Ortega como general en jefe del EPS (Ejército Popular
Sandinista); subordinación de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad al poder
ejecutivo; reducción significativa del ejército, y desmovilización de la Resistencia
Nicaragüense antes del 25 de abril, para garantizar el traspaso de gobierno en un clima de
paz.
Archivo:Foto desarme de la Contra
Foto desarme de la Contra
El Protocolo de Transición reflejaba una posición pragmática que reconocía la fuerza
organizativa del FSLN, y daba prioridad a la estabilidad política. No obstante, fue rechazado
por la "línea dura" de la UNO, que demandaba la destitución inmediata del Comandante
Ortega. Así también, exigía la penalización de la "piñata" -nombre que se dio a la
distribución de millones de dólares en propiedades estatales entre dirigentes y cuadros del
FSLN, a raíz de su derrota electoral-. Como resultado, ocho de los catorce partidos de la
UNO se negaron a asistir al acto de toma de posesión de la presidenta Chamorro y, en
adelante, obstaculizarían su administración desde los gobiernos municipales bajo su
control.
Por su parte, la Resistencia Nicaragüense condicionó su desmovilización a la firma de
nuevos acuerdos, según los cuales el gobierno procedió a delimitar veintidós "polos de
desarrollo" -que abarcaban, en su conjunto, un área de 20.000 km cuadrados- donde los ex
combatientes de la Contra recibieron tierras y recursos productivos para asentarse con sus
familias, bajo la protección de fuerzas especiales de Naciones Unidas. Después de la
desmovilización, concluida el 27 de junio de 1990, ex miembros de la Resistencia
Nicaragüense fueron incorporados a la Policía Nacional, y encargados de garantizar el orden
dentro de estas zonas de seguridad. Además, se reconoció a la Contra como una
organización política legal, y algunos de sus principales dirigentes recibieron cargos en la
burocracia estatal. Por otra parte, el gobierno llegó a un acuerdo con el ejército para dar
inicio a un rápido proceso de reducción de efectivos, ofreciendo a los ex militares diversos
beneficios, como indemnizaciones por años de servicio y asignación de viviendas o tierras.
Mediante este proceso de licenciamiento gradual, se desmovilizó a 72.000 soldados en el
lapso de tres años.
El desarme de la "Contra" y la drástica reducción del ejército significó tan solo el inicio del
proceso de pacificación de Nicaragua. Esta meta exigía la reinserción estable de los ex
combatientes a la vida civil, pero su consecución enfrentó graves problemas. La entrega de
la ayuda material prometida dependía de la cooperación externa, y los trámites
burocráticos frenaron el ritmo de su flujo hacia los "polos de desarrollo". Impacientes,
muchos ex combatientes de la RN (Resistencia Nicaragüense) decidieron retornar a sus
lugares de origen, o se dispersaron por el área rural, invadiendo empresas estatales, fincas
privadas y cooperativas sandinistas. Hacia fines de 1990, alrededor de 4,000 hombres,
comandados por un "Estado Mayor" integrado por cuadros intermedios de la RN, se
levantaron en armas en el norte y centro del país, exigiendo la entrega inmediata de títulos
agrarios y recursos productivos. Ante el surgimiento de los "recontras", unos 3,000
campesinos sandinistas y ex miembros del EPS (Ejército Popular Sandinista) se rearmaron;
organizados en el Movimiento de Auto-defensa Nacional, los llamados "recompas"
presentaron sus propias reivindicaciones al gobierno. A estos dos grupos se sumó un
tercero: El Frente Norte "Prudencio Serrano", conocido tanto por excombatientes de la RN
como del EPS.
Según datos oficiales del ejército, a mediados de 1992 el número de rearmados ascendía a
21,905 hombres, que disponían de fusiles automáticos, ametralladoras, morteros, minas e
incluso misiles antiaéreos y antiblindados. A esa fecha, habían realizado alrededor de 1,600
acciones militares, que incluían asaltos a bancos y vehículos de transporte público,
secuestros de funcionarios gubernamentales o productores privados, tomas de tierras y
poblados, en unos veintiséis municipios rurales del interior del país. Entre 1990 y 1994, la
administración de Barrios de Chamorro suscribió 48 acuerdos para lograr la desmovilización
de casi un centenar de bandas armadas, a cambio de entrega de 97,863,878 dólares en
ayuda material para facilitar la reinserción de los ex combatientes en la vida productiva.
Además, redistribuyó un total de 701,500 manzanas de tierra a unos 24,542 beneficiarios,
dando prioridad a los desmovilizados y campesinos repatriados. En adelante, el gobierno
suspendió toda negociación, y los nuevos rearmados pasaron a ser perseguidos por el
ejército como "bandas delictivas", al margen de su filiación política.
Transición política: el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro[editar]
La transición política nicaragüense coincidió con el colapso de la Unión Soviética y de los
modelos políticoeconómicos socialistas del Europa Oriental, es decir, coincidió con el final
de la Guerra Fría. Estos dramáticos eventos crearon condiciones apropiadas para el
surgimiento de la democracia liberal como contraparte política del desarrollo de economías
de mercado en todo el mundo.
Este contexto de fuerzas y tendencias mundiales, más que el desarrollo endógeno de la
sociedad nicaragüense, explica la transición política de 1990. Así pues, en lo fundamental,
el experimento democrático nicaragüense fue producto de condicionamientos externos, y
no de transformaciones reales en la naturaleza de las relaciones entre el Estado y la
sociedad nicaragüense. Sobre un Estado históricamente dependiente del exterior y
distanciado de la sociedad civil se impuso en 1990 un sistema político de democracia
electoral que ampliaría los derechos políticos de la ciudadanía dentro de un rango
sumamente restringido de opciones sociales y económicas.
En lo nacional, la transición de 1990 estuvo marcada por la fragmentación política, por la
virtual paralización de la economía nacional y por el debilitamiento de los niveles de
solidaridad social entre los nicaragüenses. La fragmentación política tuvo su expresión en
las tensiones existentes entre la Unión Nacional Opositora (UNO) y el derrotado FSLN, así
como en la desarticulación de la red de organizaciones populares que habían surgido
durante la década de la revolución.
En lo económico, la transición de 1990 tuvo lugar en un momento en que la estructura
productiva del país se encontraba prácticamente en ruinas. Un informe del gobierno de
Violeta Barrios de Chamorro señalaba que, para 1989, el Producto Interno Bruto del país
había caído al 42% de su nivel en 1977; el valor de las exportaciones se había reducido en
un 53%, y los salarios reales a un 24%. Más aún, en 1989 la deuda externa per cápita era la
más alta de América Latina: 3,000 dólares estadounidenses (treinta y tres veces el valor de
las exportaciones del país). Además de la polarización política y del colapso económico del
país, Nicaragua sufría en 1990 el desgarramiento social producido por la guerra civil.
El gobierno Barrios de Chamorro señalaba que la guerra y la militarización había sustraído
a la juventud de las actividades del país, interrumpiendo así el proceso intergeneracional
de transferencia de actitudes y habilidades, lo que dejó a los jóvenes sin motivación y sin el
entrenamiento necesarios para trabajar.
Con una sociedad débil y fragmentada, y un Estado subordinado, en lo político y en lo
económico, a la política exterior estadounidense, a la cooperación externa y a las pautas de
los organismos financieros internacionales, se organizó un sistema político de democracia
electoral que creó condiciones para la participación del pueblo nicaragüense en la elección
de sus gobernantes, pero no necesariamente para el desarrollo de una capacidad social que
pudiese condicionar la acción del Estado. En este sentido, la transición política en Nicaragua
produjo una democracia externamente restringida, por cuanto los procesos electorales que
constituían su característica principal operarían dentro de un marco normativo que limitaba
el rango de opciones sociales y económicas que el nuevo sistema político ofrecía a la
población.
Dentro de los espacios de participación creados por la transición de 1990, surgieron en
Nicaragua un conjunto de organizaciones cívicas no gubernamentales de diversas
orientaciones políticas, y de diferentes especialidades profesionales y temáticas. Estas
organizaciones recibieron un apoyo importante de parte de la cooperación internacional
interesada en promover la conformación de una "sociedad civil" en Nicaragua.
La sociedad civil nicaragüense, sin embargo, no logró constituirse en un mecanismo efectivo
para la agregación de demandas sociales, debido a su fragmentación, a su bajo nivel de
representatividad popular efectiva, y a su dependencia respecto de la cooperación
internacional. Quizá el sector más exitoso dentro del proceso de formación de la sociedad
civil nicaragüense durante el periodo 1990-1996 haya sido el de las organizaciones
feministas, que en 1995 lograron trascender las divisiones políticoideológicas que
fragmentaban a la sociedad nicaragüense y consolidaron la Coalición Nacional de Mujeres.
La debilidad de los partidos políticos y de las organizaciones de la sociedad civil crearon las
condiciones para que la Iglesia católica nicaragüense recuperara el terreno político que
había perdido durante la década de 1980. El nuevo poder de la iglesia católica se manifestó
en la consolidación de su líder, el cardenal Miguel Obando y Bravo, como la personalidad
pública que gozó de mayor legitimidad entre el pueblo nicaragüense durante el periodo
1990-1996.
El poder de la Iglesia Católica se manifestó también en su capacidad para condicionar las
políticas del Estado, especialmente en el área de la educación. La agenda del Ministerio de
Educación durante el gobierno de Barrios de Chamorro estuvo articulada en torno a dos
ejes: a) un rechazo total al sandinismo como movimiento político y como experiencia
histórica; b) la voluntad de introducir en los programas de educación un fuerte componente
religioso, fundamentalmente determinado por los intereses de la Iglesia católica
nicaragüense.
Al finalizar el régimen de Barrios de Chamorro la dependencia externa del Estado
nicaragüense se expresaba en su total acatamiento del marco normativo neoliberal para
pautar su política económica, así como en los altos niveles de participación de la
cooperación externa en el financiamiento de los gastos estatales. Durante el periodo 1990-
1996 el monto promedio anual otorgado por la cooperación externa al gobierno de
Nicaragua fue de 538.4 millones de dólares estadounidenses. Este monto equivalía al 30.2%
del Producto Interno Bruto promedio anual del país durante este mismo período. Mientras
tanto, la pobreza afectaba a un 56.4% de la población del país, según un estudio elaborado
por la Fundación Internacional para el Desarrollo Económico Global.
Por otra parte, la sociedad civil había ganado visibilidad durante el régimen de Barrios de
Chamorro, aunque era mínima su capacidad para incidir en la acción del Estado al concluir
este período. Así pues, la democracia nicaragüense era en 1996 una democracia política
diseñada para institucionalizar la práctica del voto popular y las libertades propias del
sistema democrático electoral, dentro de los límites normativos que imponía el sistema
económico internacional y sus instituciones.
En resumen, eran enormes los retos que enfrentaba el país en 1996 para ampliar y
profundizar el modelo de gobernabilidad democrática adoptado en 1990: un explosivo nivel
de pobreza, una economía desarticulada y sin un claro sentido de orientación estratégica,
una débil estructura de derechos ciudadanos, un Estado dependiente de la cooperación
externa y de los organismos financieros internacionales, y las presiones de la globalización.
Al mismo tiempo, el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro terminaba su mandato
habiendo logrado un alto nivel de pacificación en la zonas del país afectadas por los
conflictos armados que surgieron después de concluida la guerra civil. El gobierno Barrios
de Chamorro, además, dejaba como legado político una relación cívico militar estable, y un
respeto a la libertad de prensa sin precedentes en la historia del país.
Hacia una economía de libre mercado[editar]
El gobierno de la presidenta Barrios de Chamorro se propuso impulsar un cambio
estructural en el ámbito económico, a fin de sustituir la economía mixta y planificada del
régimen sandinista por una economía de libre mercado. La tarea no era fácil, pues la
capacidad productiva del país se encontraba gravemente deteriorada. En 1990 el Producto
Interno Bruto per cápita era de US$ 400.00 (cuatrocientos dólares estadounidenses),
aproximadamente la mitad del existente en 1980. Las exportaciones cayeron de US$ 680
millones en 1978 a un promedio de US$ 284 millones durante el quiquenio 1985-1990.
Mientras tanto, la deuda externa pasó de US$ 1,500 millones en 1980 a US$ 10,000 millones
en 1990 -cifra cinco veces mayor que el valor del Producto Interno Bruto del país-. La
hiperinflación era del orden del 13,500 por ciento. La crisis económica colocaba al nuevo
gobierno en una situación de alta dependencia con respecto a los organismos financieros
internacionales. Estos condicionaron el flujo de recursos externos para reactivar la
economía a la adopción de un severo programa de estabilización y ajuste estructural, que
debía aplicarse bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En abril de 1990 el gobierno anunció un plan que prometía reducir la inflación a cero en
cien días. Éste contemplaba la acuñación de una nueva moneda -el córdoba oro- cuyo valor
se fijó a la par del dólar estadounidense, así como un conjunto de medidas neoliberales:
reducción masiva del sector público y de los gastos sociales, eliminación del subsidio al
precio de productos de consumo básico, restricción del crédito, y aumento en las tarifas de
los servicios públicos e impuestos directos. Además, se anunció el inicio de la privatización
de las empresas estatales, con el doble objetivo de devolver aquellas propiedades
injustamente confiscadas, y vender las restantes para sanear las finanzas públicas. La
respuesta del FSLN fue una violenta huelga general que paralizó Managua, obligando al
gobierno a buscar un pacto económico y social, que se concretó con la firma de los llamados
acuerdos de Concertación I y II, entre octubre de 1990 y agosto de 1991. El logro más
importante del FSLN fue el compromiso del gobierno de transferir el 25 por ciento de las
empresas estatales a los trabajadores, representados por sus sindicatos.
La relativa "paz social" obtenida mediante estos pactos socioeconómicos permitió a la
administración Barrios de Chamorro acceder a un considerable flujo de recursos externos.
Entre 1990 y 1996 la cooperación internacional representó un promedio del 30 por ciento
del PIB anual; aunque la amortización de la deuda externa consumía el 60% de la ayuda
económica neta recibida cada año por el país. No obstante, cabe anotar que al satisfacer a
sus acreedores, el gobierno pudo negociar la condonación de 6,092 millones de dólares de
la deuda contraída durante la década de 1980. Hacia 1993 la administración Barrios de
Chamorro había logrado la estabilidad macroeconómica del país. Después de una década
de estancamiento y recesión, la economía mostró un crecimiento del 3.2 por ciento en 1994
y del 4 por ciento en 1995.
Estas metas se alcanzaron a un grave costo social para las mayorías empobrecidas. Las
políticas de ajuste estructural conllevaron una reducción del gasto público del 14% en 1996,
con relación a 1990. Tal recorte mermó la capacidad del gobierno de enfrentar la pobreza
extrema, un fenómeno estructural que se había venido extendiendo de manera creciente
desde la década de 1970. En efecto, los altos niveles de pobreza legados por el régimen
somocista se agravaron como resultado de la guerra las políticas de estabilización iniciadas
por el FSLN en 1988. La aplicación aún más estricta de tales políticas bajo la administración
Barrios de Chamorro, amplió la brecha de la pobreza y agudizó la polarización social. Entre
1991 y 1996 el desempleo abierto creció a un promedio anual del 6.4%. El presupuesto para
educación y salud fue recortado, en tanto que los programas integrales de bienestar social
fueron sustituidos por proyectos coyunturales, con escaso financiamiento. De acuerdo con
un estudio realizado por Naciones Unidas en 1994, el 75% de las familias nicaragüenses vivía
por debajo del nivel de pobreza, y el 44% se encontraba en una situación de extrema
pobreza.
Privatizaciones[editar]
Uno de los aspectos más controversiales de la transición a una economía de mercado
impulsada por la administración Barrios de Chamorro, se refiere al destino de las empresas
industriales y agropecuarias que aún quedaron en manos del Estado después de la "piñata"
sandinista. El nuevo gobierno creó la Corporación Nacional del Sector Público (Cornap) para
llevar a cabo su privatización. Este proceso se desarrolló mediante decretos ejecutivos, sin
una adecuada supervisión por parte de la Contraloría General de la República.
En el año 1996 la Cornap informó haber vendido 495 empresas por un valor de 26 millones
de dólares, e incurrido en pérdidas por el orden de los 59.8 millones de dólares, debido a
los altos costos de operación estas transacciones. A pesar de ello, un estudio del economista
Mario De Franco divulgado a través de la CEPAL demostró que las transferencias realmente
efectuadas por la Cornap a empresarios privados fluctuaron entre los 155 y los 833 millones
de dólares; es decir entre 6 y 32 veces el valor de las ventas brutas reportado. El informe
final de la Cornap no incluyó información sobre la identidad de los adquirientes de las
propiedades estatales, lo que alimentó las dudas en cuanto a la transparencia de los
procedimientos utilizados.
El proceso de privatización conllevó otros problemas jurídicos, relacionados con la
inscripción de las propiedades en los registros públicos, sobre todo en el sector rural. En
vista de la presión por la tierra, las UPE, o empresas agropecuarias estatales, fueron
redistribuidas. Hacia finales de 1993 el 80 por ciento de éstas habían sido privatizadas: un
35% devueltas a sus antiguos dueños; un 31% divididas entre ex trabajadores de las UPE, y
el 34% restante asignadas a desmovilizados de la Resistencia y el Ejército. Este proceso
generó muchos conflictos en torno a los derechos de propiedad. El problema era de gran
magnitud, pues el 40% de las tierras se hallaba en litigio, enfrentandoa 122,000 familias de
todos los estratos sociales y políticos: campesinos contra campesinos, campesinos contra
hacendados, élite tradicional versus la nueva élite sandinista, e incluso dirigentes del FSLN
entre sí. Las disputas legales con frecuencia devinieron en confrontaciones violentas, sobre
todo a raíz del retorno al país de miles de exiliados, que reivindicaban sus derechos de
posesión sobre tierras confiscadas en la década anterior.
Por otro lado, la desaparición de las UPE (empresas agropecuarias estatales) implicó la
reducción de los empleos permanentes en el campo en un 72%. Este proceso fue
acompañado por una drástica caída del financiamiento (crédito) para los pequeños y
medianos productores agropecuarios. Las tasas de interés cobradas por el Banco Nacional
de Desarrollo (Banades) pasaron a ser las más altas en Centroamérica. Entre 1990 y 1992 el
número de clientes rurales que recibieron préstamos disminuyó en un 80%, y la porción del
crédito concentrado en los grandes productores aumentó en un 40%. Las políticas de apoyo
a la producción en gran escala estimularon el aumento d las exportaciones, cuyo valor pasó
de 284 millones de dólares en 1990 a 350 millones en 1994, y a 490 millones en 1995. No
obstante, en ese último año el Banades entró en crisis, debido a la incapacidad de recobrar
la cartera de préstamos en mora, otorgados sin garantías adecuadas a personas allegadas a
los círculos de poder. La mitad de la suma adeudada al Banades había ido a parar a manos
de 22 grandes deudores, entre los que figuraban altos funcionarios de esa institución
estatal.
Mientras tanto, estrangulados por la falta de recursos productivos, decenas de miles de
beneficiarios de la reforma agraria se vieron obligados a vender sus tierras y emigrar a los
países vecinos en busca de empleos. El descontento provocado por las políticas económicas
y sociales de la administración de la presidente Barrios de Chamorro se reflejó en los
resultados de las elecciones presidenciales, celebradas en octubre del año 1996. El partido
Proyecto Nacional (Pronal), fundado por Antonio Lacayo, ministro de la Presidencia y yerno
de la presidenta saliente, recibió apenas el 9,323 votos. En contraste, el candidato de la
Alianza Liberal, Arnoldo Alemán, obtuvo 904,908 votos gracias a promesas de una pronta
mejoría económica, pero sobre todo a su habilidad para capitalizar el miedo de un 51% de
los ciudadanos nicaragüenses a un retorno del comandante Daniel Ortega al poder.
El gobierno de Arnoldo Alemán (periodo de 1997 hasta 2001)[editar]
Veintitrés partidos y alianzas políticas participaron en las elecciones del 20 de octubre de
1996. De estas 23 organizaciones, la Alianza Liberal -liderada por su candidato Arnoldo
Alemán- y el FSLN -liderado por su candidato Daniel Ortega- constituían las principales
fuerzas políticas del país.
Durante la campaña electoral, la Alianza Liberal logró capitalizar a su favor el recuerdo de
la guerra y de la crisis económica sufridas en el país durante la década de la revolución, para
crear un ambiente electoral que indujera a la población a escoger entre el "pasado
sandinista" o la continuación de la apertura democrática. El FSLN, por su parte, intentó
presentar una imagen democrática y renovada. Por otra parte, los múltiples esfuerzos que
emprendieras diversas agrupaciones políticas por organizar un movimiento de "centro" se
articuló simplemente como un proyecto político que se ubicada ideológicamente entre el
FSLN y la Alianza Liberal.
La estrategia política de la Alianza Liberal recibió un impulso decisivo durante la última fase
de la campaña electoral, cuando la Iglesia católica nicaragüense hizo explícito su apoyo a la
candidatura de Arnoldo Alemán. El 17 de octubre de 1996, durante el periodo de "silencio
electoral" establecido por la ley antes de las elecciones, el cardenal Miguel Obando y Bravo
ofició una misa en la catedral metropolitana de Managua ante la presencia del candidato
presidencial liberal y del candidato liberal a la alcaldía de Managua. En su homilía, el
cardenal Obando y Bravo recurrió a una parábola para prevenir al pueblo contra los engaños
de las "víboras". Era una clara alusión al candidato sandinista Daniel Ortega, a quien Arnoldo
Alemán había llamado "culebra" durante la campaña. Para reforzar el impacto y la
efectividad del mensaje político del cardenal Obando y Bravo, los diarios La Prensa y La
Tribuna publicaron el día de las votaciones una fotografía a color en la que aparecía el
cardenal Obando y Bravo bendiciendo a Arnoldo Alemán y a su compañero de fórmula (el
ingeniero Enrique Bolaños Geyer).
Los resultados electorales pusieron en evidencia el virtual monopolio que habían logrado
imponer el FSLN y la Alianza Liberal sobre el electorado nicaragüense. La Alianza Liberal
recibió el 51.3% de los votos, en tanto que el FSLN obtuvo el 37.75% por ciento. Tal y como
lo señalara la revisto Envío, "los otros partidos que participaron en las elecciones a la
Presidencia acumularon entre todos el 11.22% de los votos válidos. De estos partidos, 19
no lograron alcanzar ni siquiera el 0.60% del total de los votos válidos del electorado
nacional".
Durante el gobierno liberal de Arnoldo Alemán, el Estado continuó dependiendo de la
cooperación externa y adecuándose a los requerimientos de los organismos
internacionales. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), en 1999 el monto de la cooperación externa recibida por este gobierno equivalía a
un 22% del Producto Interno Bruto del país. Mientras tanto, continuaron debilitándose las
organizaciones populares surgidas durante la revolución sandinista. Las organizaciones de
la sociedad civil que habían surgido a partir de 1990, por su parte, impulsaron múltiples e
infructuosos esfuerzos por desarrollar una capacidad social para democratizar la acción del
Estado.
Impacto social del Huracán Mitch en el debilitamiento de la sociedad civil (1998)[editar]
Ni siquiera la crisis social generada por el huracán Mitch en octubre de 1998 demostró tener
la fuerza suficiente para contrarrestar la brecha que separaba al Estado de la sociedad
nicaragüense. Los daños humanos, ecológicos y materiales ocasionados por el
huracán Mitch fueron calificados por varios observadores como "de proporciones bíblicas".
La propuesta de desarrollo formulada por la sociedad civil nicaragüense para la
reconstrucción del país tras el huracán Mitch estaba basada en una premisa básica: la
solución de la vulnerabilidad social y ecológica en Centroamérica requería la transformación
de las estructuras sociales que definían la distribución del poder la riqueza social en la
región. A su vez, la transformación de tales estructuras requería la revisión de los modelos
de desarrollo que habían guiado la evolución histórica de la región y, especialmente, la
evolución de las relaciones entre Estado y sociedad en Nicaragua. La Coordinadora Civil para
la Emergencia y Reconstrucción de Nicaragua señalaba: "Queremos una reconstrucción que
no nos regrese a la 'normalidad' en la que estábamos antes del huracán, sino que nos
permita superar la exclusión y la marginalidad en la que han vivido amplios sectores de la
población, y una utilización más adecuada de nuestros recursos naturales".
El impacto del huracán Mitch, lejos de debilitar el modelo de relaciones entre el Estado y la
sociedad nicaragüense, fue transformado en un evento facilitador del desarrollo y
consolidación de este modelo. El alivio de la deuda externa, la obtención de nuevos recursos
externos, y la solicitud del ingreso de Nicaragua a la iniciativa de alivio de deuda del Banco
Mundial fueron medidas que se tradujeron en un mayor nivel de autonomía estatal
respecto de la sociedad civil, la que, pese a sus esfuerzos, demostró carecer de los derechos
ciudadanos y de la fuerza política necesaria para condicionar las prioridades y la acción del
Estado.
La dependencia externa del Estado y la debilidad de la sociedad civil nicaragüense facilitaron
la externalización del conflicto social; es decir, su desplazamiento fuera del espacio político
y legal nicaragüense. Así, el debate generado por el impacto social del huracán Mitch no se
organizó dentro del marco políticoinstitucional nicaragüense, sino más bien en torno a la
comunidad donante, que se constituyó en fuente de recursos financieros y también de
legitimidad. En estas circunstancia, los afectados por el huracán se vieron convertidos en
elementos pasivos que dependían de la interacción entre las organizaciones de la sociedad
civil, el Estado, los países donantes y los organismos internacionales.
Corrupción administrativa[editar]
La ausencia de mecanismos de participación políticas capaces de regular la acción del
Estado creó las condiciones para la proliferación de la corrupción administrativa y para la
impunidad. Durante el período 1990-1996 varios funcionarios del régimen Barrios de
Chamorro se vieron envueltos en casos de corrupción. Además, el proceso de privatización
impulsado por este gobierno se efectuó con muy poca transparencia.
Fue durante el régimen de Arnoldo Alemán, sin embargo, cuando la corrupción se convirtió
en un problema sistémico que llegó a alcanzar niveles comparables a los del somocismo. En
la lucha contra la corrupción, los medios de comunicación desempeñaron un papel
protagónico al desenmascarar a los culpables y presentar evidencias de su responsabilidad.
Un estudio realizado entre la población urbana de Managua por el Instituto de Encuestas y
Sondeos de la revista Envío, en abril de 1999, mostraba que el 45.2% de los entrevistados
pensaba que el gobierno de Arnoldo Alemán había sido el más corrupto de la historia de
Nicaragua. Un 26.5% opinaba que todos los gobiernos de Nicaragua habían sido igualmente
corruptos. Un 16.8% señalaba al gobierno del FSLN como el más corrupto de la historia del
país, en tanto que apenas un 1.8% señalaba al gobierno de Violeta Barrios de Chamorro
como el más corrupto de los gobiernos nicaragüenses. El resto de los entrevistados opinó
que la corrupción le era indiferente, o no supo responder.
Para febrero del año 2000 una encuesta de opinión realizada por el Instituto de Estudios
Nicaragüense (IEN) mostraba que el 89% de la opinión pública pensaba que la corrupción
afectaba al funcionamiento del gobierno y la administración pública del país. Las principales
expresiones de este fenómeno, según los entrevistados, eran la vida ostentosa de los
funcionarios públicos, el rápido e inexplicable aumento de sus patrimonios personales, el
aprovechamiento de sus cargos públicos para la promoción de sus negocios particulares,
sus sueldos exorbitantes y el tráfico de influencias.
Durante el régimen de Arnoldo Alemán la corrupción administrativa, la impunidad de los
culpables y la incapacidad del sistema judicial para aplicar las leyes del país mostraron con
dramática claridad las debilidades del modelo de gobernabilidad democrática adoptado en
1990, y, más específicamente, la ausencia de una sociedad civil con la capacidad para
condicionar la acción del Estado. Esta debilidad es particularmente notable si se toma en
cuenta que el gobierno de Alemán -a diferencia de los gobiernos somocistas- no contaba
con el apoyo de un aparato represivo para sofocar las presiones sociales. Así pues, diez años
después de la transición hacia un modelo de gobernabilidad democrática, el Estado
nicaragüense continuaba gravitando sobre una sociedad que no contaba con la capacidad
para controlar la conducta de sus gobernantes.
El pacto entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega (1999)[editar]
Al concluir el siglo XX, el Estado y el sistema político del país habían caído bajo el control del
partido gobernante y del FSLN, los que poco después de las elecciones de 1996 habían
iniciado un proceso de acercamiento y colaboración. Este proceso alcanzó su expresión más
concreta en enero de 1999, cuando el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) del presidente
Arnoldo Alemán y el FSLN (liderado por Daniel Ortega) consumaron un pacto que tendría
graves consecuencias para el desarrollo político nicaragüense. El pacto entre el PLC y el FSLN
se vio respaldada por la influencia ideológica que la Iglesia católica nicaragüense mantenía
sobre un importante sector de la población y, en particular, por la ambigua posición que
adoptara esta institución religiosa ante el fenómeno de la corrupción y la impunidad.
Sobre la base del pacto PLC-FSLN, estas dos organizaciones políticas se repartieron el poder
de la Corte Suprema de Justicia, en el Consejo Supremo Electoral, en el Consejo Superior de
la Contraloría, en la Procuraduría de Derechos Humanos y en la Superintendencia de
Bancos. El pacto, además, hizo posible la aprobación de una ley que resolvió el problema
de "la piñata": la adquisición fraudulenta, por parte de miembros del FSLN, de propiedades
del Estado y de particulares durante los meses posteriores a su derrota electoral en el año
1990. El pacto, por otra parte, dejó abiertas las puertas para la introducción de una reforma
constitucional que perpetuaría el poder de los dos partidos pactantes.
Así pues, el precario orden social nicaragüense aparecía organizado dentro de una
estructura informal de colaboración entre tres instituciones: el gobernante PLC, el FSLN y la
Iglesia católica nicaragüense. Cada uno de estos tres actores apostaba por mantener y
desarrollar su poder dentro de esa relación de mutua conveniencia. El pacto político les
aseguraba al Frente Sandinista de Liberación Nacional y al Partido Liberal Constitucionalista
la posición de gobierno o de partido principal de oposición dentro del sistema político
nicaragüense. El colaboracionismo entre la Iglesia y el PLC, por otra parte, le otorgaba a la
jerarquía católica un importante grado de influencia dentro del sistema político
nicaragüense, así como el apoyo del Estado en su lucha contra la creciente popularidad de
las religiones protestantes. Por su parte, el FSLN intentaba acercarse a la Iglesia católica,
cuyo apoyo parecía indispensable para mantener el orden social en un país sometido a los
explosivos niveles de probreza que sufría Nicaragua: para 1998 este nivel alcanzaba al 72.6%
de la población, de acuerdo con los cálculos del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo.
Gobernabilidad y orden social a finales de la década de 1990 e inicios de la década de
2000[editar]
A comienzos del siglo XXI Nicaragua vivía una crisis de gobernabilidad que se hacía evidente
en la corrupción que afectaba el funcionamiento de la administración pública del país, en el
fenómeno de la impunidad -denunciado repetidamente por los medios de comunicación- y
en la pérdida de legitimidad del Estado y del sistema político nicaragüense -registrada en
numerosas encuestas de opinión pública realizadas durante ese periodo-. Esta crisis de
gobernabilidad generaba a su vez una crisis de seguridad ciudadana que se manifestaba en
la desesperanza expresada por el pueblo nicaragüense en diversos reportajes periódicos e
investigaciones académicas; y en el sentimiento de amenaza contra la seguridad personal
revelado por múltiples encuestas.
Se entiende la gobernabilidad como la capacidad que posee el Estado y el sistema político
de un país para resolver sus conflictos sociales. De tal manera que una crisis de
gobernabilidad es la existencia de una condición real o potencial de desorden social que se
deriva de la incapacidad de un sistema político y de sus respectivas instituciones públicas
de regular las tensiones y contradicciones propias de la vida en sociedad.
La seguridad ciudadana, por su parte, es una condición psicosocial que consiste en la
confianza que poseen los miembros de una sociedad para organizar, controlar y planificar
su existencia. Así, la inseguridad es la ausencia de tal confianza. El desarrollo de una
situación de seguridad ciudadana requiere la existencia de condiciones sociales
humanamente adecuadas, estables, y predecibles; en tanto que el concepto de
gobernabilidad se refiere a la existencia de una capacidad políticoinstitucional para crear y
reproducir estas condiciones.
El orden social y la seguridad ciudadana que generan los sistemas consolidados de
gobernabilidad democrática dependen fundamentalmente, en primer lugar, de la existencia
de Estados que cuenten con la capacidad para filtrar influencias externas así como para
organizar y regular las relaciones sociales que operan dentro de su base territorial; y, en
segundo lugar, de la existencia de sociedades civiles organizadas que cuenten con la
capacidad de condicionar el poder del Estado. La capacidad soberana y de regulación del
Estado facilita la construcción política del orden social en lo nacional, mientras que el
control democrático de esta capacidad asegura que el orden generado por la acción estatal
responda a las necesidades y demandas de la sociedad.
En la gran mayoría de los países de América Latina, el desarrollo histórico de las relaciones
entre Estado y sociedad no han logrado generar las condiciones necesarias para la
consolidación de sistemas de gobernabilidad democrática. La dependencia externa del
Estado, aunada a la exclusión abierta y sistemática de amplios sectores sociales, ha
facilitado el desarrollo de estructuras de poder estatal que hasta el día de hoy gozan de
altos niveles de autonomía respecto de la sociedad. A su vez, ello ha hecho posible el
surgimiento de gobiernos que disponen de la facultad de ignorar las demandas y
necesidades de la población.
La doble condición de dependencia externa y de autonomía doméstica que caracteriza al
Estado latinoamericano adquiere ribetes especiales en el caso nicaragüense, por el
fenómeno de la intervención extranjera que desde el periodo inmediatamente posterior a
la independencia dificultó no sólo la democratización del Estado, sino su misma
nacionalización.
Desde esta perspectiva, lo que caracteriza el desarrollo histórico de las relaciones entre
Estado y sociedad en Nicaragua no es simplemente la ausencia de una estructura de
derechos ciudadanos capaz de democratizar el funcionamiento del Estado, sino la ausencia
de élites y movimientos sociales capaz de nacionalizarlo. La nacionalización del Estado
consiste en generar niveles de soberanía que faciliten un control nacional mínimo sobre los
factores que determinan el desarrollo histórico de una sociedad.
Así pues, las luchas por la independencia, los vaivenes de las Provincias Unidas del Centro
de América antes de su fragmentación, la presidencia de William Walker y la Guerra
Nacional, la precaria estabilidad social de los Treinta Años Conservadores, la caída de
Zelaya, el proyecto de ingeniería social que se inicia a partir de 1909, el somocismo, y la
derrota del sandinismo han sido eventos y procesos históricos fuertemente condicionados
-y en algunos casos simplemente determinados- por fuerzas e influencias externas.
Los condicionamientos externos que históricamente han contribuido a separar el Estado de
la sociedad nicaragüense adquirieron una relevancia especial durante el periodo de la
revolución sandinista. Inicialmente la revolución fue un proyecto fundamentado en valores
que desafiaban la dinámica histórica nicaragüense. Frente a la dependencia externa de un
país condicionado por la constante repetición del fenómeno de la intervención extranjera,
la revolución sandinista aspiraba a la construcción a la construcción de una patria soberana;
y frente a la realidad de la pobreza y desigualdad social en Nicaragua, la revolución liderada
por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) proponía la edificación de una
sociedad organizada según la "lógica de las grandes mayorías".
Señalar que la soberanía y la justicia social fueron dos de los valores centrales que guiaron
el desarrollo inicial del proyecto revolucionario sandinista no es glorificar o idealizar la
conducta y el pensamiento político del FSLN, sino simplemente señalar una realidad que se
expresó claramente en el discurso y en la práctica revolucionaria de esta organización
política antes y después del triunfo de julio de 1979. Los abusos de poder, la corrupción y la
violación de los derechos humanos que ocurrieron durante la década de 1980 son
realidades que coexistieron con el proyecto de creación de una Nicaragua justa y soberana.
Sin embargo, a finales de la década de 1990 el sistema político nicaragüense estaba
ampliamiente dominado bajo el espectro del pacto suscrito entre Arnoldo Alemán del PLC
(partido gobernante), y Daniel Ortega del FSLN (partido de oposición), en el que aseguraban
la repartición de poder en las principales entidades del Estado y sus poderes.
Elecciones del año 2001[editar]
Nicaragua entró al período preelectoral, que culminaría el 04 de noviembre de 2001, en un
ambiente marcado por el pacto entre el PLC y el FSLN. el 28 de enero de 2001 se llevaba a
cabo la convención del PLC, de la que emergió como candidato a la presidencia Enrique
Bolaños Geyer, vicepresidente del país con Alemán. Bolaños, nacido el 13 de mayo de 1928
en Masaya y graduado en Ingeniería en la universidad estadounidense de Saint Louis, tenía
en su haber una dilatada y exitosa carrera empresarial desarrollada en los ámbitos del agro
y la industria. Asimismo, fue un caracterizado dirigente de organizaciones patronales a
partir de 1979, cuando fue elegido presidente de la Asociación de Algodoneros de Oriente
(ADADO), director de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (UPANIC) y
director de la Cámara de Industrias de Nicaragua (CADIN). También fue dirigente del
Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP). Decidido opositor del régimen sandinista,
fue detenido por breve tiempo en tres ocasiones, acusado de violar las leyes de excepción
implantadas por el gobierno para hacer frente a las guerrillas de la "Contra", mientras parte
de sus fincas eran expropiadas en el curso de la reforma agraria y algunas de sus plantas
fabriles eran confiscadas. Con tal motivo, fue indemnizado por el Estado en la década de
1990.
Por otro lado, el 25 de febrero de 2001 el congreso del FSLN confirmó la candidatura de
Daniel Ortega Saavedra para las elecciones presidenciales de noviembre de ese mismo año,
a las que concurriría, en coalición con varios partidos políticos pequeños de variadas
tendencias; esta agrupación sería denominada Convergencia Nacional. Se trató de la cuarta
vez que el líder sandinista, de 55 años de edad para entonces, disputó la jefatura del Estado;
en 1984 había obtenido la victoria, mientras que fue derrotado en 1990 por Violeta Barrios
de Chamorro y en 1996 por Arnoldo Alemán. Pero tanto la imagen como el discurso de
Ortega en la campaña electoral de 2001 poco tenían que ver con su pasado revolucionario.
Vuelta al poder del FSLN[editar]
Tras 16 años de gobiernos neoliberales y conservadores en las lecciones celebradas el 5 de
noviembre de 2006 el candidato sandinista, Daniel Ortega vence con un 38% de los votos.
Las políticas liberales y conservadoras de los gobiernos de Chamorro, Alemán y Bolaños
llevaron al país a una situación en la que el 80% de sus casi seis millones de habitantes en
el umbral de la pobreza (ingresos de menos de dos dólares diarios), la mitad en paro o en
subempleo, salarios de 100 dólares al mes y una deuda externa de 6.500 millones de dólares
tras la condonación de cuatro de cada cinco dólares que debía.3 Aunque en ese periodo la
economía de Nicaragua fuera una de las de mayor crecimiento en América Central y el FSLN
mantuviera una amplia presencia en los diferentes ámbitos de poder.
El FSLN, con varias escisiones como la del Movimiento Renovador Sandinista (que obtenía
un 6,89% de los votos) realizó una campaña basada en la reconciliación y como segundo
hombre, detrás de Ortega, puso Jaime Morales Carazo, un antiguo "contra", supuesto
agente de la CIA. La coyuntura latinoamericana, con Venezuela Bolivariana, con Bolivia,
Ecuador, Brasil y otros países con gobiernos progresistas favorecieron el sandinista.
Las primeras acciones de gobierno del FSLN fueron el restablecer la gratuidad de los
servicios de Educación y Salud. En educación se prohíbe el cobro en las escuelas públicas,
de matrículas, mensualidades, material escolar y otros insumos. En Salud se eliminan las
consultas privadas en los centros públicos y se restablece la gratuidad de los medicamentos,
las operaciones quirúrgicas y las pruebas clínicas que se realicen en los centros sanitarios
dependientes del Estado.4
En las elecciones municipales nicaragüenses del pasado 9 de noviembre del 2008, el FSLN
obtuvo el 48.79% de los votos frente a su rival más inmediato el Partido Liberal
Constitucionalista que obtuvo el 45.88%, mientras que el ALN obtuvo el 3.80% de los votos,
PRN O.86% y AC 0.67%. El FSLN ganó 10 departamentos (Nueva
Segovia, Estelí, Madriz, Chinandega, León, Managua, Masaya, Carazo, Rivas y Matagalpa) y
el PLC: 7 (Granada, Chontales, Boaco, Jinotega, RACCN, RACCS y Río San Juan). Para un total
de 105 alcaldías (13 cabeceras departamentales) incluyendo la capital Managua, en
contraposición a 37 del PLC (5 cabeceras departamentales) y el ALN ganó 4 Alcaldías
(ninguna cabecera departamental).Sin embargo, ciertas anomalías y la falta de
observadores internacionales en las elecciones, originó un descontento social y el rechazo
de los resultados por parte de la oposición.5

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