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Curso Iglesia y Sociedad

UNIDAD V. CONCLUSIONES: ¿QUÉ HACER?

HACIA UNA DIACONIA PRACTICA, PROFETICA Y SOCIAL.


Reconocemos que las iglesias indígenas, han ido avanzando en participar del servicio y de la vida de las
comunidades y en la presencia social. Por mucho tiempo muchas iglesias cerraron sus puertas y se
encerró en el trabajo intramuros, se condenó toda participación pública y política y se fue heredero de
una teología dualista que separaba lo espiritual de lo material, lo social del evangelismo, la iglesia del
mundo, etc.

Al hablar de una diaconía renovada partimos de un concepto integral de la misión, apuntamos a una
iglesia que:
1) Sea un espacio abierto a toda la comunidad, una iglesia de “puertas abiertas”.
2) Vea la diaconía como parte integral de la evangelización, es más que la evangelización asuma
un rostro de diaconía.
3) Capacite a sus miembros para una diaconía eficiente: Conocimientos sobre proyectos, trabajo
social, desarrollo humano, proyectos económicos, asistencia social, etc.

En esta clase queremos proponer de manera práctica cómo acercarnos a tres tipos de diaconía
fundamental: Diaconía personal de desarrollo integral humano, diaconía social comunitaria y diaconía
de incidencia pública y política.

Primero: Diaconía personal de desarrollo integral.


Uno: Esta diaconía personal tiene cuatro niveles.
a) Es el servicio que realizamos como personas individuales y que significa recuperar
el verdadero sentido de la conversión. Cuando nos encontramos con el Señor no
podemos dejar de proclamar la Buenas Nuevas de Salvación ni de servir al
prójimo. Ambos aspectos van indisolublemente unidos. Proclamamos porque
creemos en un Dios que quiere la salvación de mi prójimo, servimos porque
creemos en un Dios que nos invita a participar con él en su creación. Esta diaconía
personal y de desarrollo humano afirma: Si creemos en Cristo no podemos dejar
de servir al prójimo; la fe cristiana no es contemplativa, sino de servicio; y, en el
servicio nos encontramos y proclamamos al Dios en quien creemos. Este servicio
personal o testimonio personal integral, palabra y acción, tiene estos
fundamentos:
b) “Por sus frutos los conoceréis”.- El compartir las Buenas Nuevas de Salvación no
es solamente por medio de la palabra, sino de la acción. Dios nos demanda que
mostremos nuestra fe por medio de acciones, frutos y acciones concretas. La fe
cristiana es una invitación para actuar.
c) “El que ama a Dios, que ame primero a su hermano”.- El amor a Dios no es algo
abstracto, ni una “espiritualización”, quien quiere amar a Dios tiene que servir al
prójimo. Esta es la condición indispensable para amar a Dios.
d) “Sed santos como Dios es santo”.- El indicador de nuestra fe es la santidad, la
calidad de nuestra vida. Esta santidad no es “santurronería”, ni la sola
observación de ritos o costumbres religiosas, sino que somos llamados a ser
santos en el mundo, mostrar que hay maneras diferentes de vivir y que son
posible nuevos estilos de vida. El servicio personal nos convoca e invita a otros a
no adaptarse ni conformarse a este mundo.

Dos: La trasformación del evangelizado o a quien servimos. El servicio cristiano tiene como objetivo
central, no solamente la caridad personal, sino la transformación de la vida del otro/a. Por nuestro
servicio que es un testimonio de nuestra fe se intenta recuperar la biografía, la vida de las personas. El
servicio personal cuando produce frutos, trae una nueva vida transformada a los pies del Señor. Se
transforma una persona, cambia su manera de vivir: El viejo hombre/mujer queda atrás y nace el
“nuevo hombre/mujer”. Transformación quiere decir que no nos adaptamos ni nos conformamos a este
mundo. Por una parte, es una búsqueda personal de la injusticia y el rebelarnos contra las injusticias.
Por otra parte, es el buscar nuevos estilos de vidas y comportamientos humanos. El servicio
transformador devuelve a la sociedad personas salvadas y sanadas con nuevos valores de vida.

Tres: La defensa de la dignidad humana.- Un servicio importante que presta la iglesia es la


recuperación de la auto-estima y de la divinidad de la persona como creación de Dios. Uno de los frutos
más importantes de la acción social, principalmente entre los pobres, es el que afirma el valor de la vida
humana y la empodera para el servicio a otros.

Cuatro, servicio de desarrollo humano.- El servicio personal es una invitación a no conformarnos con lo
que somos, es una invitación a superarnos y alcanzar un desarrollo humano integral. El servicio incluye
la formación y capacitación personal que nos lleva siempre a estadios superiores de lo que somos como
personas en la iglesia y la comunidad.

Segundo: Diaconía social comunitaria.


En muchas congregaciones encontramos un activo trabajo social. Es importante que actualmente no
exista el problema por realizar este tipo de trabajo y que la iglesia se proyecte con servicios hacia a la
sociedad. Animamos a no decaer, sino a fortalecer este trabajo.
Lo que hemos llamado la diaconía tradicional de la iglesia y que ha estado realizando, en general, las
iglesias indígenas podemos clasificarla de la siguiente manera:
Redes de personas, grupos e iglesias.- Las iglesias son espacios de relaciones, intercambios de
experiencias y conocimientos, aprendizaje y comunicación. Es un proceso constante de aprendizaje.
Ejemplo: el desarrollo humano de los miembros de nuestras congregaciones.
Servicios a grupos vulnerables.- Niños, adolescentes, juventud, mujeres, discapacitados, sectores
étnicos, etc. Ejemplos: experiencias educacionales con niños, comedores populares, trabajo con la
juventud, cuidado de ancianos, etc.
Combate a la pobreza.- Iniciativas económicas y de desarrollo. Ejemplos: iniciativas económicas,
cooperativas de producción, cooperativas de ahorro, proyectos de desarrollo, talleres de capacitación,
etc.
Tareas de emergencia.- Acompañamiento e intervención en situaciones de desastres naturales o
sociales. Ejemplos: labores de emergencia, capacitación, albergues, recuperación emocional, etc.
Mayordomos de la creación.- Ayudando a preservar la naturaleza y el medio ambiente. Ejemplos:
campañas sobre el cuidado ambiental, plantación de árboles, talleres sobre temas ecológicos, formación
de conciencia, etc.

El propósito de este curso es imprimirle a la labor social de la iglesia mayor dinamismo y eficiencia a
través de estos criterios: Identificación de necesidades sentidas, crear impacto en la comunidad,
cooperar con la agenda de otros, trabajar en redes y capacitación para una eficiencia de gestión.
Brevemente caracterizamos estos aspectos:
e) Identificación de necesidades sentidas: A veces se realiza la labor social sin análisis
de las necesidades de la comunidad. Muchas son las necesidades de la
comunidad pero es importante establecer criterios basados en estos aspectos:
Identificar las prioridades en cuanto a necesidades, estar conscientes de las
capacidades de la congregación para el trabajo y definir las prioridad de acuerdo a
las potencialidades de la misma.
f) Crear impacto en la comunidad: Toda obra social de la iglesia debe estar animada
con el propósito de crear un impacto en el lugar, o sea, que tenga capacidad
transformadora de la necesidad.
g) Cooperar con la agenda de otros: Un trabajo social puede surgir desde la
congregación y al identificar las necesidades. Otra aproximación es trabajar con la
agenda de otros, es decir, saber identificar que otros acores o grupos en la
comunidad realizan y aunar esfuerzos con ellos. A veces la congregación puede ser
la líder de la propuesta en otras ocasiones debe aprender a ser una parte entre
otros actores. Hay otro valor añadido a este estilo de trabajo: El financiamiento o
los recursos no tiene que provenir de la iglesia, aprenderíamos a trabajar con los
recursos que otras instancias proveen para el proyecto.
h) Trabajar en redes: Es el unir esfuerzos ante trabajos comunes con otras
organizaciones o dependencias sociales y políticas, a fin de crear un impacto y
potenciar los recursos y los resultados.
i) Capacitación del recurso humano: Es urgente una mayor capacitación de los
miembros de la congregación involucrados en trabajo social: proyectos
económicos, iniciativas de desarrollo, planificación, asistencia social, etc.
j) Involucrarnos en afirmar la identidad cultural de los pueblos indígenas y ver la
cultura como parte integral de nuestra encarnación en la misión

Tercero: Más allá de la diaconía tradicional:


La diaconía de la iglesia se ve desafiada con nuevos temas y nuevas metodologías de trabajo.
Mencionamos algunas ideas que pueden ayudar a la creatividad y a la búsqueda de nuevos caminos de
servicio social para las iglesias:
Temas nuevos: Violencia y seguridad ciudadana, propuestas de de la sociedad (salud, viales,
irrigación, educación), violencia doméstica, alcoholismo y drogadicción, cooperativas de ahorro,
comunicación y mensajes formativos, turismo local, iniciativas de empleo, formación económica para
proyectos, etc.
Nuevas metodologías: Facilidades de los templos para encuentros y talleres, veedurías ciudadanas,
campañas locales de salud, medios de comunicación, mingas, apertura en las radios comunitarias de la
iglesia y frecuencias de radio con la comunidad, festivales de música, propuesta de turismo rural, acceso
a préstamos que apoyen a personas de la congregación, etc.
Dos ideas a compartir: 1) Propuesta de turismo y eclesial con las iglesias de otros países y con las
iglesias nacionales apoyados en las comunidades indígenas o congregaciones rurales.. Articular un
proyecto con el Ministerio de Turismo sobre turismo sustentable. 2) Proyectar con miembros de la
congregación proyectos económicos que busquen crédito y sustentabilidad.

En resumen, esta diaconía social se sustenta en los siguientes desafíos:


1) Definir las necesidades prioritarias de la comunidad en diálogo con la misma.
2) Capacidad de planificar e implementar proyectos a nivel de la congregación local.
3) Establecer relaciones de apoyo y coordinaciones de trabajo con otros actores sociales, públicos,
privado e instancias gubernamentales.
4) Alcanzar un impacto social que produzca cambios y resultados.
5) Capacitar a los miembros de la cooperación en iniciativas económicas.

Diaconía de incidencia pública y social.


Uno de los temas importante para las iglesias evangélicas en el Siglo XXI, en general, es su presencia,
participación, visibilidad e incidencia pública y política. El crecimiento vertiginoso de la iglesia evangélica
en el Siglo XX parece que se detiene al iniciar este nuevo Siglo. Uno de los temas que levanta
preocupación es la poca visibilidad pública de las iglesia evangélicas y aún peor, algunas imágenes
complicadas y confusas que estamos transmitiendo como iglesia a la sociedad, tales como: clientelismo,
lucha por el poder político, corrupción, incapacidad para actuar en el escenario público y falta de
propuestas de sociedad.

Cuando estamos hablando de incidencia pública y política queremos referirnos principalmente a lo que
llamamos la presencia de as iglesias en el en cuanto a incidencia en la sociedad civil desde lo político y
en lo público o gubernamental en el sentido de ejercer influencia en la promoción de políticas públicas
responsables y justas. No nos vamos a referir al tema de partidos políticos evangélicos o evangélicos
optando por posiciones políticas. De poder. Creemos que el marco de acción principal de las iglesias lo
constituye su participación en la sociedad y desde allí influir en las políticas públicas. Concentrémonos
ahora en algunas “pistas” de lo que llamamos diaconía pública y política:
1. Capacitación para la incidencia pública.- Es urgente en las iglesias evangélicas avanzar en una
nueva comprensión de “hacer política” y presencia pública entre los líderes. Capacitarlos para
ejercer una visibilidad e incidencia pública y social responsable y con sentido de futuro. Esta
capacitación debe realizarse a dos niveles: La presencia de la iglesia y sus líderes en la sociedad,
o sea, aprender a insertarse en la agenda social de la sociedad. La otra capacitación tiene que
ver con la formación para la incidencia pública, o sea, intervenir en la formulación de políticas
que afectan a la sociedad.
2. Identificación de las prioridades para una agenda de país.- En el momento actual hay una
propuesta de cambios que implican nuevas visiones, leyes y reglamentaciones. No queremos
decir que todo lo que se promueve sea correcto y hay que usar el discernimiento y el sentido
de justicia. Se reconoce que hay que discutir y promover leyes justas que promueven cambios
sociales y políticos, pero otra cosa es pretender paralizar al país al no querer aprobar leyes que
se necesitan. Da la impresión que la “oposición” pretende paralizar porque no quiere los
cambios. No se puede “botar al niños con el agua sucia de la bañera”. Con imparcialidad, las
iglesias deben contribuir a profundizar el debate, definir lo que es justo y afirmar una agenda
de país que se necesita.
3. Veedurías y participación ciudadana.- El tema de la participación ciudadana como quinto
poder, va más allá de estructuras que se crean al respecto, tienen que ver con la participación
responsable de los ciudadanos pidiendo rendición de cuenta y transparencia a todos los
niveles. En las iglesias debemos formar a nuestros miembros y líderes para este nuevo sentido
de participación ciudadana.
4. Formación ciudadana desde la identidad étnica y cultural. La modernidad aportó con el
concepto de nación y la democracia con el de ciudadanía. El problema ha sido que con el
concepto de Estado y de democracia han sido ejercidos e impuestos desde los centros y grupos
de poder, se han dado exclusiones y marginaciones de sectores de la sociedad. Se ha practicado
hasta el momento ciudadanías de primera, segunda y hasta tercera clase. En este proceso no se
ha entendido lo que significa construir ciudadanía desde la identidad cultural. Debemos
avanzar como iglesias indígenas en la construcción de ciudadanías plenas que incluyan lo
cultural y lo étnico. Es importante conocer la legislación internacional que garantiza derechos
de minorías y darla a conocer a las personas involucradas. Las iglesia como centros de
información y comunicación de drechos.
5. Sociedades modernas desde lo pluricultural.- La comprensión de la modernización desde el
proyecto neoliberal ha significado concentración del poder en pocas manos, exclusiones de
mayorías de la población, imposición de una cultura hegemónica de masas y un concepto de
cultura bajo el dilema de “civilización o barbarie”. Avanzar hoy en la construcción de nuevas
sociedades desde lo cultural significa no solamente el reconocimiento de lo pluricultural, si no
el desarrollar sociedades con lógicas y estilos de vida diferentes. Las iglesias como espacios de
diálogo y de entendimiento.
6. Ministerio de la reconciliación y el equilibrio integral.- La teología cristiana nos habla del
ministerio de la reconciliación como un pilar fundamental en la misión de la iglesia. Las culturas
indígenas nos hablan del equilibrio que es necesario en la vida total y en la naturaleza. El
equilibrio entre las relaciones humanas, las relaciones con la naturaleza y en el propio carácter.
Vivimos en un mundo que no hay soluciones únicas a los problemas y donde la violencia y la
resolución de dificultades por el uso de la misma, son prácticas cotidianas. Con ese sentido de
ministerio de reconciliación y de equilibrio cultural, las iglesias debemos ser espacios para: 1) El
encuentro y el diálogo de las diferencias sociales y políticas en la búsqueda de soluciones y
respuestas, b) La solución de conflictos por vías no violentas en lo doméstico y lo social.

Las iglesias congregan a mucha diversidad política, social y cultural. Cuando nos hacemos partidos
políticos reducimos nuestras capacidades de ser espacios de diálogo y encuentro. Con esta diaconía de
incidencia social y pública estamos promoviendo la capacidad de las iglesias para una mayor visibilidad y
trabajo profético en la sociedad, sin perder su identidad diluyéndola en esquema políticos partidistas
cerrados. Si las iglesias indígenas han avanzado en cuanto a testimonio social, el desafío es construir
una nueva visión de esa participación en términos de participación, incidencia e influencia.

El profeta en el Antiguo Testamento tenía un mensaje que asumía dos características: juicio y salvación.
Junto a la palabra dura del juicio se hacía acompañar su mensaje una palabra de esperanza y salvación.
Eses es el sentido de construir una diaconía profética en el campo de lo social y político: Capaz de
resistir las injusticias pero que sea propositiva y busque alternativas a los males sociales y políticos
actuales. Es la capacidad de rebelarse contra la injusticia, pero soñando que un mundo diferente es
posible. Este es un desafío que incluye a la congregación local, las iglesias indígenas y sus
organizaciones.
Israel Batista.
Mayo 2014.

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