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Lichtmajer, Leandro. Derrota y reconstrucción.

El radicalismo tucumano frente al


peronismo 1943-1955. Buenos Aires, Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2016,
372 páginas.

El libro Derrota y reconstrucción. El radicalismo tucumano frente al peronismo 1943-


1955 de Leandro Lichtmajer es una versión corregida de su tesis doctoral defendida en
2012 en la Universidad Nacional de Tucumán. La misma estuvo dirigida por María Celia
Bravo y apoyada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET). Se trata de una investigación que recurre a la utilización de variadas fuentes
documentales y testimonios de los protagonistas para explicar el repliegue del radicalismo
en la provincia de Tucumán entre 1943 y 1955. La obra está organizada en cinco capítulos
que responden a un orden cronológico en función de los principales ciclos transformativos
del partido. Cada capítulo forma parte de un análisis integral de las vicisitudes que la
UCR de Tucumán tuvo que atravesar, desde su estadio como partido hegemónico a
principios de siglo XX hasta su desplazamiento a un plano periférico a fines de la década
de 1930, situación que se profundiza con la posterior emergencia del peronismo en la
década del ‘40.
El autor sostiene que esa cadena de procesos adversos demarca la senda que debió
transitar el radicalismo tucumano y visibiliza los esfuerzos por redefinir las estrategias de
legitimación, de cooptación electoral, de interpelación a otros actores y de depuración
interna (p. 15). Por un lado, el libro abona una temática desdibujada en la historiografía
nacional, ya que sigue los pasos del radicalismo desde una escala provincial. Por otro
lado, la investigación brinda información relevante para el campo de estudios sobre el
peronismo, porque si bien, no se aboca específicamente a dicho movimiento, brinda datos
sustanciales sobre sus relaciones políticas con otros partidos opositores en sus distintas
versiones regionales. Analizar la dialéctica entre estos partidos desde una mirada externa
al peronismo brinda la posibilidad de una mejor comprensión de las estrategias, las
disputas de poder y las prácticas políticas desde una escala más acotada y precisa, en este
caso, la provincia de Tucumán.
En el primer capítulo, el autor examina el historial político del partido y el origen de su
arraigo electoral provincial. Para entender las peculiaridades de esta fuerza política en
Tucumán, Lichtmajer destaca el peso del partido en el contexto nacional (ocupa el cuarto
puesto como distrito con mayor cantidad de afiliados a la UCR) y la hegemonía que el
mismo presentaba en la provincia luego de convertir a Tucumán en el primer distrito
radical que desobedecía el mandato de la abstención por orden de las autoridades
partidarias del Comité Nacional. En este mismo apartado, se articula la relación entre la
estructura socioeconómica de la provincia y el predominio del radicalismo. Para ello
explica el peso electoral en los ingenios azucareros, que iban desde el apoyo de los
propios industriales, quienes ocupaban los cargos dirigenciales del partido, hasta el de los
trabajadores temporales que se acercaban en época de la cosecha. Las relaciones
vinculares entre trabajadores y mediadores afines a los dirigentes políticos posibilitaban
la construcción de un sólido entramado partidario, con jerarquías institucionales que iban
desde la junta de gobierno, comités departamentales, sub comités regionales, hasta los
organismos de base como centros y comités zonales y barriales.
El radicalismo concurrencista, denominado así por su decisión de ir a las urnas, mostraba
una fuerte hegemonía en la provincia, lo que le daba un importante margen de autonomía
y la posibilidad de un comportamiento pendular entre el Comité Nacional del partido y el
Partido Demócrata Nacional, denominación partidaria del oficialismo. El autor sostiene
que esa misma ambigüedad original es la que provocó la emergencia de varias corrientes
internas disidentes que acusaron a los concurrencistas de traición a los ideales radicales,
rotulándolos de oligárquicos y elitistas frente a la inclinación popular que caracterizó al
radicalismo en sus raíces.
La relación híbrida entre conservadores y radicales tucumanos presentó el quiebre con el
cambio de presidencia en 1942 y la búsqueda del nuevo mandatario nacional para
consolidar el partido conservador en todos los distritos provinciales. En este punto,
Lichtmajer explica el carácter profético del derrotero del radicalismo reflejado a través
de las elecciones de 1942, cuando el descalabro interno del partido no pudo ser simulado
en las urnas y por primera vez el radicalismo conoce la derrota en Tucumán.
En el segundo capítulo se analiza la evolución de la UCR en la etapa pos-derrota. El
escenario interno obligaba a plantear autocriticas y la necesidad de reactivar el partido
mediante su reconfiguración. Estos años (1944-1946) están signados por lo que el autor
denomina “un aire de renovación en las dirigencias” con la emergencia del ala
intransigente que respondía a la “Línea de Córdoba” de Amadeo Sabattini, frente al
paulatino declive de los concurrencistas, relegados a un segundo plano por su “pasado
político impuro” y por las demandas de renovar los planteles dirigentes (p.112). El grueso
explicativo del apartado expone los esfuerzos que realizan los intransigentes para
legitimarse y adaptarse al nuevo contexto socio económico provincial tras sus intentos de
alejarse de los industriales, renovar las dirigencias y presentar proyectos de reformas
agrarias acordes a las nuevas demandas socioeconómicas de la provincia. Sin embargo,
estos primeros impulsos se vieron frenados por la inercia, el letargo y la incapacidad del
partido para reaccionar ante la emergencia del peronismo y el accionar de la Secretaria
de Trabajo y Previsión.
En el plano partidario nacional y para hacer frente al peronismo también surgieron
diferencias entre intransigentes y unionistas. Los segundos ganaron la pulseada y se
conformó la Unión Democrática junto con otros partidos minoritarios pero opositores a
la nueva fuerza laborista. Si bien el radicalismo tuvo prioridad de decisiones dentro de la
alianza, por primera vez su discurso proselitista evitó remitirse a los antiguos próceres
como Irigoyen y Alem, en su lugar, optó por la mención de temas aglutinantes como las
denuncias contra el oficialismo por su accionar autoritario y centralista, lógica ésta que
operaba dentro del binarismo “peronistas-anti peronistas” o “fascistas-anti fascistas”.
El tercer capítulo refiere a la derrota apabullante frente al peronismo en las elecciones de
1946 y el siguiente estado de paralización y desconcierto sin precedentes en la provincia,
puesto que, hasta ese momento, el radicalismo había sido el máximo catalizador de los
reclamos y demandas de los trabajadores tucumanos. A modo de paréntesis, el autor
destaca en esta instancia el fortalecimiento de los intransigentes y el desplazamiento de
los industriales y los caudillos departamentales de sus filas, acción que les brindó cierta
calma después de la tormenta electoral, aunque esto también significó la pérdida de una
de las fuentes financieras de la campaña proselitista.
El nuevo escenario político territorial obligó al partido a unir fuerzas con los sindicatos
autónomos, que no formaban parte del denominado sindicalismo “dirigido”, aunque con
resultados muy ambiguos. Además, resguardó su relación con la prensa, principalmente
La Gaceta, para difundir sus acciones partidarias y denunciar los supuestos abusos del
oficialismo. En síntesis, el autor sostiene que, tras la derrota frente al peronismo, la UCR
vivió una etapa de cambios profundos, de desconcierto, pero también de afianzamiento y
purificación interna posicionándose como una oposición “moderada” y expectante a los
avatares del oficialismo.
Tras la desarticulación sufrida en su interior, el cuarto capítulo de la obra (1949-1952)
indaga en la recuperación de la UCR de Tucumán en la antesala de las elecciones de 1952.
Los planteos del partido giraron en torno a la reforma constitucional de 1949 y las
modificaciones en las reglas de juego electoral desde el Poder Ejecutivo nacional. Estos
cambios provocaron un debate al interior del radicalismo referido a la continuidad en la
disputa electoral o la posibilidad de adherir a las conspiraciones golpistas que se gestaban
lentamente entre los oficiales antiperonistas. En este cuarto apartado, Lichtmajer remarca
la revitalización del partido en base a su entramado institucional interno, a partir de una
junta de gobierno con prerrogativas centralistas. De esta manera, los dirigentes radicales
pudieron encontrar la solución a los viejos caudillajes zonales que generaban la fuga de
lealtades y la desestructuración interna del partido. Estos cambios dieron impulso y
motivación a un radicalismo deslucido que tan solo unos pocos años atrás se había
cuestionado su continuidad como fuerza política. En este sentido, la investigación destaca
que fue clave la apertura a la participación femenina, aunque también con ciertas
resistencias desde el seno conservador del mismo.
Finalmente, el capítulo quinto aborda una etapa de consolidación para la UCR en
Tucumán y sus intentos de resistir a los últimos cimbronazos de la disputa del poder con
la oposición interna de los intransigentes-unionistas. En adelante, los esfuerzos del
partido se abocaron a mantener su hegemonía provincial y evitar la pérdida de afiliados,
así como a la cooptación de nuevos adeptos. En este sentido, no solo se desplegaron
medidas disciplinarias rigurosas para los que buscaban desestabilizar la estructura
partidaria, sino que también se propició el acercamiento con los sectores sociales
desencantados con el oficialismo, como podía leerse en algunas jerarquías católicas
alarmadas por la “corrupción moral” del peronismo (p. 225).
La discreción y el carácter expectante de la UCR de Tucumán fue la característica del
último periodo anterior al derrocamiento del gobierno de Perón. Esta vez obedeció al
llamado de las autoridades partidarias nacionales para mantenerse pacientes y con un
perfil bajo frente a los sucesos del golpe de Estado de 1955. En parte porque no se sabía
cuáles eran las intenciones del gobierno de las fuerzas armadas y porque no quería perder
los logros en materia legislativa, ya que el radicalismo se había mantenido como la fuerza
opositora más duradera en las bancas electorales, fruto de su participación moderada y
discreta ante la hegemonía del peronismo.
En conclusión, la obra presenta las vicisitudes del partido radical tucumano y sus intentos
de readaptarse al nuevo papel que el escenario político de la década del ´30 le había
asignado. Lichtmajer visibiliza la crisis intrapartidaria en la UCR de Tucumán que
precedió la emergencia del peronismo en la siguiente década y profundiza en el nuevo
contexto signado por disputas y redefiniciones internas constantes que se sumaron a los
avatares del partido a nivel nacional, principalmente posicionándose detrás de la nueva
línea intransigente formada por Frondizi y Balbín, en contraste con la tradición
sabattinista que lo había caracterizado en sus orígenes. El cambio de lealtad a las
autoridades nacionales fue posible por la hegemonía de la intransigencia en el plano
provincial, luego de relegar a los concurrencistas y renovar la cúpula con una dirigencia
rejuvenecida. Mientras que, el alejamiento de los industriales desestabilizó el entramado
estructural del partido y jaqueó las posibilidades de financiación, problema constante pero
superado de manera paulatina hasta alcanzar un contexto nacional más favorable luego
del golpe de 1955.
La obra de Leandro Lichtmajer no solo es un interesante aporte a la historia regional
porque brinda la posibilidad de comparación con otros procesos provinciales, sino que
también responde a las tendencias historiográficas de las últimas décadas que focalizan
el estudio de las denominadas “situaciones provinciales”.

Juan Gabriel Baras


Instituto de Estudios Socio-históricos. Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de La Pampa

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