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Originalmente, los individuos tenían derechos sólo por pertenecer a un grupo, como
una familia o clase social. Entonces, en el año 539 a.C., Ciro el Grande, tras
conquistar la ciudad de Babilonia, hizo algo totalmente inesperado: liberó a todos
los esclavos y les permitió volver a casa. Aún más, declaró que la gente tenía
derecho a escoger su propia religión. El cilindro de Ciro, una tablilla de arcilla con
estas proclamaciones inscritas, se considera la primera declaración de
derechos humanos en toda la historia.
1215: La Carta Magna, que dio a la gente nuevos derechos e hizo que el rey
estuviera sujeto a la ley.
Los derechos humanos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos
los seres humanos. Los derechos humanos rigen la forma en que los individuos
viven en sociedad, así como su relación con los gobiernos y las obligaciones que
los gobiernos tienen para con ellos.
La ley de derechos humanos obliga a los gobiernos a tomar una serie de medidas,
y les impide tomar otras. Los individuos tienen también responsabilidades: al hacer
uso de sus derechos humanos, deben respetar los derechos de los demás. Ningún
gobierno, grupo o persona individual tiene derecho a llevar a cabo ningún acto que
vulnere los derechos de los demás.
Los derechos humanos son inherentes; nosotros simplemente nacemos con ellos y
nos pertenecen como resultado de nuestra humanidad común. Ningún grupo
selecto de gente es propietario de los derechos humanos, ni se conceden como una
dádiva. Son inalienables; los individuos no pueden renunciar a ellos y nadie puede
privarles de ellos, incluso en los casos en que los gobiernos no los reconocen ni los
protegen. Son universales; todo el mundo tiene derechos en todas partes,
independientemente de la edad, el sexo, la raza, la religión, la nacionalidad, el nivel
de ingresos u otra situación o condición en la vida. Los derechos humanos
pertenecen igualitariamente a todos y cada uno de nosotros.
Todos los derechos son iguales y ninguno es superior a otro; no hay derechos
"menores". Los derechos humanos son indivisibles y están mutuamente
relacionados, con un enfoque en el individuo y la comunidad como un todo. Aunque
los derechos humanos se dividen a menudo en dos categorías —derechos civiles y
políticos y derechos económicos, sociales y culturales— no es posible tratar los
derechos separadamente o colocarlos en distintas categorías porque el disfrute de
un derecho depende por lo general del cumplimiento de otros derechos. Quienes
carecen de derechos civiles y políticos, como la participación política, no tienen
ningún instrumento para proteger sus derechos económicos, sociales y culturales,
que abarcan necesidades como la educación y la atención de la salud. Igualmente,
en aquellos lugares donde no se satisfacen las necesidades básicas de
supervivencia, los derechos civiles y políticos pueden llegar a no tener ningún
sentido debido a que la gente está sobre todo preocupada por la obtención de
alimentos y vivienda adecuados. Por tanto, no es posible considerar los distintos
derechos aisladamente.
24. Toda persona tiene derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre.
30. Nada de esta carta podrá usarse para suprimir cualquiera de los derechos.