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Revista de Estudios, Universidad Costa Rica. No. 17, pág.

257-262, 2003

COCORÍ: UNA LECTURA DESDE LA PERSPECTIVA


DE LA CONSTRUCCIÓN IDENTITARIA COSTARRICENSE

Virginia Caamaño Morúa

Las investigaciones sobre la identidad prejuiciada de su supuesta inferioridad, ha per-


costarricense en documentos y textos históricos, mitido históricamente a los sectores dominantes
filosóficos y literarios de finales del siglo XIX y construir una visión de mundo que liga "blan-
la primera mitad del siglo XX, realizadas entre quitud'' con cultura occidental y reconoce en
otros por Carmen Murillo, Ornar Hemández, Ta- ella la ruta para acceder al progreso y la civili-
tiana Lobo, Mauricio Meléndez, Giovanna Gi- zación. De ahí que desde la óptica liberal, el pro-
glioli, María Amoretti, y últimamente Lara Put- yecto de desarrollo nacional reconozca como su
nam y Alexander Jiménez, han demostrado que supuesto y su meta, sólo una cultura, una lengua;
durante ese período se construyó el mito de una desde esta óptica, no sólo es congruente, sino ne-
Costa Rica, cuya esencia étnica y cultural eran cesaria, la exclusión de "los otros". (CR Imagi-
blancas, muy blancas y sus ciudadanos, habitan- naria: 49)
tes del Valle Central, descendían directamente de
"españoles puros". Eran, además, iguales en su Dicha visión de mundo se transparenta en
pobreza o al menos en su escasez de medios, lo los textos de tres representantes de la intelectua-
que permitió a los ideólogos de la época hablar lidad nacional de la primera mitad del siglo XX.
de una "homogeneidad"de la población, envidia- Abelardo Bonilla asegura que:
da, según parece, por las demás naciones del con-
tinente. El resto de habitantes del país, los que no "(, ..) la base de la población costarricense la
vivían en la Meseta Central, eran vistos como formaron los conquistadores y colonizadores es-
"los otros", ajenos por diferentes, exóticos ... Tal pañoles, puesto que al llegar Colón a nuestras
valoración no se circunscribía a su aspecto físico costas en 1502, la población aborigen, conside-
y a sus prácticas culturales, sino que se extendía rablemente reducida por causas aún no determi-
también a su cualidades morales y a sus aptitudes nadas, apenas si pasaba de treinta mil indios,
intelectuales. Según Lara Putnam: "La identidad hecho que explica la preponderancia de la raza
blanca es tanto el producto del trabajo cultural y blanca en Costa Rica y la circunstancia de que
práctica social, como lo es cualquier otra catego- no se hayan presentado nunca entre nosotros los
ría racial. El privilegio blanco se define median- problemas sociales, económicos y culturales que
te su contraposición con otros raciales denigra- la población indígena o las mezclas, hancreado
dos" (putnam. 1999:51) en otros países indohispánicos. Heredó pues el
Con respecto a lo anterior la antropóloga costarricense la sangre y el espíritu español,
Carmen Murillo nos explica que: con sus virtudes y defectos y su formación ini-
cial fue fundamentalmente española" (Bonilla.
"Esta capacidad de reconocer como afín al eu- 1961: 278)"
ropeo y de desconocer "al otro", o bien, de co-
nocerle y valorarle anteponiendo la noción y León Pacheco agrega que:
258 REVISTA ESTUDIOS

"(, ..) el hombre costarri~ense, en su esencia, no (son) altos, pedantes, de mentalidad muy torpe,
ha cambiado (. ..) las bases de suformación están pero de muy desarrollada vanidad. Viven desde
casi intactas. Lo único que ha variado, desde fi- Limón hasta Peralta. Son muy lujosos y se distin-
nes del siglo pasado hasta nuestros días, es la guen por sus zapatos chillones, por sus vestidos
ampliación del escenario en que se desarrollan y chalecos blancos. En Puerto Limón hay escue-
sus actividades, pues nuevas zonas económicas las especiales para ellos, pero generalmente son
se han agregado a las anteriores. Sin embargo, muy tardos en aprehender. (...) Forman (...) un
los centros urbanos históricos, situados en la zo- grupo flotante sin nacionalidad espiritual. " ( ci-
na limitada de la Meseta Central, siguen siendo tado en Hernández. 1999: 222-23)
el escenario de su vida social, económica, inte-
lectual y emocional. De tal manera que el litoral De esta manera, se construye un imagina-
del Atlántico, primero y el del Pacífico, después, rio adjudicado a ciertos habitantes del territorio
han sido pedazos del territorio nacional añadi- nacional a los que no se les reconoce "nacionali-
dos a la totalidad del país desde todos los puntos dad espiritual", en contraposición con el "verda-
de vista. Se han aclimatado en ellos hasta nuevos dero costarricense" : civilizado ciudadano de una
tipos humanos, extraños a nuestra sensibilidad y sociedad homogénea inmune a la hibridez, cuyo
tradiciones: el negro jamaicano y el nicaragüen- imaginario se manifiesta en el comportamiento
se en el Atlántico. Ultima mente, en las nuevas colectivo, se reproduce por medio de la educa-
explotaciones del Pacífico, el nicaragüense y el ción y los medios de comunicación -entre otras
panameño. El tico es un ser esporádico en esos instancias- y se expresa en sus obras culturales y
litorales. Para el costarricense de la Meseta formas de convivencia, en muchos casos de mo-
Central esas zonas se hallan fuera del alcance y do poco consciente.
representan, dentro de las modalidades de su Según el filósofo mexicano Luis VilIoro:
existencia sedentaria y aperezada, la aventura y "Los poderes y las ideologías políticas, para dar
las más de las veces un mundo nebuloso" (Boni- unidad a la comunidad y marcarle un sentido a su
lla.1961:231-232) acción, suelen hacer explícita una interpretación
de la nación que se manifiesta en imágenes sim-
Es evidente en los textos anteriores que las bólicas y en narraciones sobre sus orígenes y me-
características físicas y culturales de los habitan- tas." (Villoro. 1998:71)
tes de esa Costa Rica circunscrita a la Meseta Tales ideologías se manifiestan y a menudo
Central, se asimilan con las de los europeos-es- se reproducen o se subvierten -en mayor o menor
pañoles. Los habitantes de los otros territorios se medida- en la literatura, por ser ésta una práctica
perciben como ajenos a la esencia de ese "costa- determinada social, histórica y culturalmente. Dos
rricense", singular e inmutable a lo largo del textos literarios de la época ejemplifican la cons-
tiempo. Lo cual se expone claramente en Geo- trucción del carácter de las personas negras, inscri-
grafía social y humana de Costa Rica, publicada tas dentro del enorme grupo de esos "otros" dife-
en 1943 y escrita por el historiador Carlos Mon- rentes, de exótica cultura, tan distinta de la de los
ge Alfaro, quien afirma que: blancos meseteños, descendientes de los europeos.
En un fragmento de la novela Mamita Yu-
"El negro nunca se entronca a la sensibilidad nai de Carlos Luis Fallas, publicada en 1941, se
nacional: siempre forma un islote en el concier- narra como los peones bananeros costarricenses
to de la república. Su temperamento y su orga- y de otros países latinoamericanos miraban a los
nismo, sumamente resistentes, han triunfado en trabajadores negros .. "que cantaban en inglés,
las condiciones clima té ricas de la Zona Atlánti- formados en rueda, una canción salvaje y monó-
ca. Soporta calores, enfermedades y siempre es- tona y se acompañaban dando palmadas con la
tá en magníficas condiciones para trabajar. Fue manos y pateando con ritmo el suelo." (Fa-
el alma de los bananales; sin él la Compañía no lIas.1995: 127). (Los subrayados en esta cita y la
habría podido exportar la fruta. Generalmente siguiente son míos).
Cocorí: una lectura desde la perspectiva de la construcción identitaria costarricense 259

El otro texto es de Los cuentos de mi Tía personas, al igual que los indígenas, sus descen-
Panchita de Carmen Lyra publicado por vez pri- dientes y los descendientes de otros inmigrantes
mera en 1920. El cuento "La Negra y la Rubia" no europeos han sido considerados "diferentes" y
inicia así: sus lenguas y costumbres "extrañas" por no decir
"salvajes"; por lo tanto no están integrados en el
"Había una vez un hombre rico que se ocupaba imaginario de ese "ser costarricense" construido
en eL comercio. Quedó viudo con una hija y esta por el discurso liberal en la época señalada.
hija era una niña muy linda: parecía una machi-
ta por Lo rubia y Lo blanca que la había hecho
Nuestro Señor. Además, tenía unos ojos que era PERO ¿QUÉ SUCEDE EN cocosi:
como ver dos rodajitas que se Le habían sacado
aL cielo. Y sobre todo, sangrita ligera y buena La novela Cocorí de Joaquín Gutiérrez
que daba gusto. Mangel (la citas corresponden a la edición de Le-
gado, 2003), publicada en 1947, nos da una vi-
ELhombre era ambicioso y no contento con Loque sión amigable de uno de los litorales llamados
tenía se casó de nuevo con una vieja birringa, por León Pacheco "mundo nebuloso". Los habi-
una mujer viuda también, a quien éLcreía muy ri- tantes del pueblo son: el héroe Cocorí; mamá
ca. Después de casado se convenció de que Lode Drusila, única mujer negra mencionada en la his-
Los bienes de La mujer eran más hojas que aL- toria y un grupo de hombres integrado por el
muerzo, de que tenía un genio que sóLo su madre Campesino, quien vive en un rancho; el Pescador
Lapodía aguantar y para aliviar Los males, se te- Viejo; otros pescadores; el Negro Cantor, quien
nía una hija fea como toditica La trampa, negra, sólo canta y contempla las estrellas, por lo que
ñata, trompuda, con el pelo pasuso y de ribete ma- mamá Drusila lo considera un vagabundo; el
la y malcriada como ella sola y La muy tonta se Carpintero; el Aguador y el Leñador. Las relacio-
creía una imagen." (Lyra. 1999: 95) nes entre estas personas son amistosas y como en
cualquier pueblo pequeño, todos se conocen. Y
En el imaginario racial costarricense de la luego están los animales con los que el protago-
época, si una canción era cantada por personas nista se relaciona: doña Modorra, la tortuga cen-
negras, dicha canción era "bárbara", "salvaje" - tenaria; el travieso mono Tití; don Torcuato el la-
aunque el autor del texto fuese un declarado an- garto que le dobla en edad a la tortuga, el pajari-
ti-racista. lla y Talamanca la bocaracá .
Si una niña era negra, "esa" era una niña La zona donde habita Cocorí, un niño de
fea, porque además de su color de piel -y utiliza- 7 años, inteligente, curioso y desobediente con su
mos a continuación el término con que Monge madre -como todos los niños- está comprendida
Alfaro construye su "modelo" de las personas ne- enfrente, por el mar "( ...) dueño y señor de innu-
gras- "generalmente" su nariz sería ancha y cor- merables secretos que aguijoneaban la imagina-
ta, sus labios gruesos y su pelo muy rizado. Pero ción de Cocorí" (:11) y por la selva que "( ...) a
además sería mala, malcriada y tonta. Así se asu- sus espaldas, elevaba su mole tenebrosa y casi
mía el estereotipo racial completo, al unir a la impenetrable. De ella salían, a veces, impresio-
descripción física una apreciación de las cualida- nantes mensajeros que ponían sobresaltos en el
des morales y las capacidades intelectuales, co- corazón del Negrito" (: 11)
mo se nota en el cuento de Carmen Lyra y en el También hay un tercer espacio, que para el
texto del citado historiador. niño, es tan misterioso como la selva y el mar: el
El elemento común en los fragmentos de mundo de los blancos: "los hombres rubios que vi-
los mencionados textos literarios canónicos es la vían al otro lado del mar"(:l1); de donde venía la
valoración moral, cultural y estética de una per- niña rubia, "tan linda como un lirio de agua" (: 14).
sona o un grupo de personas, a partir de rasgos El mundo de los hombres rubios llega
físicos propios de los afrodescendientes. Estas hasta Cocorí, en un barco "grande como todas
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las casas del pueblo juntas" (: 13) representado se le asigna al canon estético occidental: la niña
por dos mujeres: una niña y su madre, quienes rubia y de ojos celestes, es "linda"; Cocorí ne-
hacen una cortísima travesía material por el tex- gro, es "raro".
to. Sin embargo, la presencia de la niña permane- y nos recuerda el texto de Carmen Lyra
ce a lo largo de toda la novela en el recuerdo de citado. La descripción de los ojos de la niña es
una rosa, que ella le obsequia a Cocorí. La belle- casi exacta en ambas historias. Y también en am-
za, fragilidad y aroma de la flor se hacen una, en bas hay una contraposición entre niños de dife-
la mente de Cocorí, con el recuerdo de la niña. rente color de piel, aunque en el de Carmen Lyra
Por eso el chiquillo piensa que : "En el país de es muy claro el carácter asignado a cada una de
los hombres rubios, (...) las niñas y las flores son las niñas.
iguales." (: 16). Es la identificación entre ambas Siguiendo con nuestro análisis, notamos
la que lo impulsa a hacer un viaje a través de la que el narrador omnisciente nos habla desde la pri-
selva, en busca de respuestas para sus preguntas. mera página del "negrito" y a partir de la tercera le
Preguntas sobre la brevedad de la vida y la mejor sigue llamando así: Negrito, pero con mayúscula
manera de aprovecharla y vivirla, que han acom- (28 veces a lo largo de la novela), convirtiéndolo
pañado a la humanidad a lo largo de toda su his- en su segundo nombre. Llama la atención que pu-
toria. Cocorí demuestra su inteligencia, curiosi- dieron utilizarse las palabras niño, chiquillo, chi-
dad y valentía, pero sobre todo su profundidad. Y quito, muchachito o incluso mocoso -como lo lla-
que un niño negro aparezca en una novela de la ma en algún momento doña Modorra- las cuales
época descrito de tal manera, nos lleva a conside- serían perfectamente adecuadas. Si se trata de un
rarlo un texto subversivo, que traiciona y cuestio- niño, ¿porqué insistir tanto en su color? Este trata-
na la ideología dominante. miento tan repetitivo acentúa su exotismo, su
Sin embargo, al analizar el lenguaje em- "otredad, sobre todo en relación con la niña rubia
pleado en la novela con la carga ideológica que que aparece como "normal": ella es como" se de-
conlleva, nuestra lectura toma otros rumbos. be ser", no es "rara", Cocorí en cambio, sí lo es.
Observamos que la niña es descrita como: Algunos ejemplos del empleo de la pala-
"Suave y rosa, con ojos como rodajas de cielo y bra Negrito son los siguientes:
un puñado de bucles de sol y miel (...)" (:14). Es
blanquísima y por lo tanto bellísima desde el - "Aferrado a sus faldas se sintió tranquilo, por-
imaginario estético occidental, su aspecto es an- que las mamás pueden defender a sus negritos de
gélico y la referencia al cielo en sus ojos nos re- la montaña, del hambre, del jaguar o del relám-
mite a ese espacio. pago" (:10)
y ella, la niña, se asombra al ver a Coco- - "( ...) Mamá Drusila (estaba)(. ..) casi segura de
rí, Lo llama "raro" e intenta quitarle el color con haber perdido para siempre a su Negrito" (:56)
un dedo, creyendo que el niño está sucio. Coco- Cuando Cocorí le hace su pregunta al Carpinte-
rí, mientras tanto se siente mal, está confundido, ro, este responde:
azorado ... - "Yo no sé quién hace estos negritos tan pregun-
Sin embargo, poco después se recrimina tones." (:34)
por haberse comportado "tan tonto" y teme ha- y el Lagarto pregunta: - "¿ Este negrito temera-
berla enojado. Y aquí percibimos la posición su- rio será uno de los peregrinos? "(:47)
balterna de Cocorí, pues desde una perspectiva
no excluyente, ¿no sería Cocorí quien debiera Asimismo enfatiza en los rasgos físicos de
estar furioso o al menos molesto por la curiosi- Cocorí:
dad -por no decir insensibilidad- de la niña con
respecto a su apariencia física? ¿Porqué Cocorí - " (...) las obscuras manitas, rebosantes de refle-
no la encontró también "rara" a ella y en cambio jos ('..)" (:15)
sí la consideró muy linda, tan linda "( ...) como - "Y mientras corría por su piel de chocolate una
un lirio de agua" (: 14)? Vemos el privilegio que lágrima enorme (... )"(:29)
Cocori: una lectura desde la perspectiva de la construcción identitaria costarricense 261

Cuando se explica que "(. ..) la trompita de Co- piel" (:32), se comprende que las ideas de Co-
cori permanecía fruncida (...) (:32) se está recu- corí no eran buenas, alegres o positivas. La
rriendo directamente al estereotipo con que a unión del color negro con cualidades negativas
menudo se describen los rasgos físicos de las está en el texto.
personas negras; en este caso, su boca o sus la- Desde la perspectiva de la ideología cons-
bios se convierten en "trompa ". Aunque se pon- tructora de la identidad costarricense podríamos
ga en diminutivo su connotación es muy clara. encontrar en la novela Cocori algunos de los va-
lores propuestos por dicha ideología, los euro-
Al referirse a mamá Drusila, el narrador céntricos, donde se asume su canon estético, se
no la llama mujer, madre, mamá o simplemente privilegia la blancura de piel y con ella todas las
Drusila sino la Negra: cualidades de superioridad que se le han asigna-
do. El autor y su texto son producto y producto-
-í'La Negra lo miró de arriba abajo" (:33) res a su vez de una determinada sociedad, cuyas
- "(,..) estas y otras preguntas fúnebres se hacía contradicciones se manifiestan de una u otra for-
la Negra" (:53) ma en ellos. Por eso, en nuestro análisis aprecia-
-"(' ..y la pobre Negra soltó el llanto "(:54) mos las cualidades tan positivas que se le asignan
- "Recordaba a mamá Drusila, que no sabía de él a Cocorí; cualidades que lo convierten en un ni-
hacía tantos días, y las lágrimas le corrieron a ño especial; pero también su construcción como
raudales pensando en el tibio amor de la Negra" alguien exótico, distinto, en relación con la niña
(:67) rubia. La lectura del texto no puede ser unívoca
- "La Negra salió a la puerta limpiándose el ros- porque el texto tampoco lo es, esto le proporcio-
tro con el delantal. " (: 75) na una gran riqueza interpretativa. Los diversos
- "(...) Con los desvelos de la Negra que la había análisis que se le hagan -a veces enfrentados,
regado día y noche (' ..)" (:75) contradictorios- nos permitirán ampliar nuestra
comprensión de la obra y por medio de ella, de
y hasta ella misma se llama así: nuestra cultura.
No se solucionaría nada con juzgar a la li-
"(...) yo soy una Negra ignorante (' ..)" (:33) teratura, junto con los autores y autoras, acusán-
doles de racistas, misóginos, machistas, xenófo-
El énfasis que se da en el texto sobre el co- bos, homófobos, feministas-come-hombres o
lor de la piel tanto de Cocorí, de mamá Drusila cualquier otro epíteto ...
como del Negro Cantor, cuyo nombre es precisa- Sabemos que la literatura no es una bur-
mente ese: "Negro Cantor", pueden asumirse co- buja que flota desligada de la sociedad que la
mo señal de una ideología eurocéntrica que privi- produce, ni de las otras prácticas culturales y dis-
legia la blancura y construye a los "otros", que cursivas que se dan simultáneamente con ella,
viven en los márgenes de la "Civilización" -en- con las cuales se articula y también se enfrenta,
tre el mar y la selva- como exóticos, "raros" o de de ahí su carácter contradictorio. Los escritores
nuevo en palabras de León Pacheco : "extraños a son, de igual manera, producto de esa sociedad,
nuestra sensibilidad y tradiciones". están atravesados por los valores de ella. Así po-
Por esa misma insistencia en el color es demos encontrar al mismo tiempo en un texto
que podría interpretarse negativamente la expli- rasgos de subversión, pero también reproducción
cación que le da el Negro Cantor sobre la rica vi- de la ideología hegemónica; esto viene a depen-
da que durante un día vive la flor, en contraposi- der en gran medida de la perspectiva de lectura
ción con la larga e improductiva de otros: "¿Tú utilizada. Por eso es necesario reconocer que to-
crees que eso es vivir, Cocorí? Dormitar al sol ru- da lectura es parcial.
rniando pensamientos negros y malvados." (:74). Es claro que no se debería ignorar la pro-
Igualmente al decir: -"( ...) y la cabeza de blemática que nos envuelve con respecto al re-
Cocorí se poblaba de ideas más negras que su chazo de diferentes comunidades del imaginario
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identitario costarricense. La discusión alrededor de (1949-1998)". En: Revista de Historia /Escue-


los textos, pero especialmente sobre los valores de la la de Historia, Universidad Nacional. CIHAC,
sociedad que los produce es imprescindible y afor- U.C.R. Enero-junio 1999. W 39
tunadamente se viene realizando desde hace ya al-
Jiménez, Alexander. El imposible país de los filósofos.
gunos años. Se impone la necesidad de ser cada vez
San José, C.R.; Ediciones Perro Azul, Editorial
más conscientes y críticos de los imaginarios que
Arlekín, 2002
han circulado y se han imitado hasta nuestros días,
culpables de mantener a nuestra sociedad como un
lugar de exclusión para cantidad de grupos que no Lobo, Tatiana. Negros y blancos: todo mezclado. Ta-
calzan dentro de los modelos de "normalidad" esta- tiana Lobo, Mauricio Meléndez. San José,
blecidos. Los imaginarios que producen estos mode- C.R.: Editorial de la U.c.R., 1997.
los deben ser revisados y cambiados pues ya no nos
funcionan. Sin embargo, esto no se logra sacando "Costa Rica imaginaria". En: Costa Rica
los textos literarios de circulación, muy al contrario. imaginaria / Comp. Alexander Jiménez, Jesús
La literatura es un medio para indagar, diagnosticar Oyamburu. Heredia, C.R.:EUNA, 1998.
y encontrar respuestas a preguntas planteadas aún
Lyra, Carmen. Los cuentos de mi tía Panchita. San Jo-
desde otras áreas del saber. Leamos y hagamos
sé, C.R.: EDUCA, 1999.
circular los textos y no tengamos miedo de lo que
podríamos encontrar en ellos. Critiquemos cons- Meléndez, Mauricio. Negros y blancos: todo mezcla-
tructivamente. Sólo así podremos cambiar lo que do. Tatiana Lobo, Mauricio Meléndez. San Jo-
nos impide vivir en una sociedad respetuosa de sé, C.R.: Editorial de la U.c.R., 1997.
todos "los otros" que somos todos nosotros.

Murillo, Carmen. "La piel de la Patria: sobre las repre-


BIBLIOGRAFÍA sentaciones de la diversidad cultural en Costa
Rica". En: Costa Rica Imaginaria / Comp. Ale-
Bonilla Abelardo. "El costarricense y su actitud políti- xander Jiménez, Jesús Oyamburu. Heredia,
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gía de la Literatura costarricense. San José,
C.R.: Imprenta Trejos Hermanos, 1961. "Vaivén de arraigos y desarraigos: identidad afrocari-
beña en Costa Rica, (1870-1940)". En: Revista
Cáceres, Rina. "El trabajo esclavo en Costa Rica". En: de Historia / Escuela de Historia, Universidad
Revista de Historia / Escuela de Historia, Uni- Nacional. CIHAC, U.C.R. Enero-junio 1999.
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nio 1999. W39

Fallas, Carlos Luis. Mamita Yunai. San José: Editorial Pacheco, León. "El costarricense en la literatura nacio-
Costa Rica, 1995. nal". En: Bonilla, Abelardo. Historia y Antolo-
gía de la Literatura costarricense. San José,
Giglioli, Giovanna. "¿Mito o idiosincrasia? Un análi- C.R.: Imprenta Trejos Hermanos, 1961.
sis crítico de la literatura sobre el carácter na-
cional". En: Identidades y Producciones Cultu- Putnam, Lara. "Ideología racial, práctica social y Esta-
rales en América Latina. San José, C.R.: Edi- do liberal en Costa Rica". En: Revista de His-
torial de la U.C.R, 1996. toria / Escuela de Historia, Universidad Nacio-
nal. CIHAC, U.C.R. Enero-junio 1999. W 39
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