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1.

Tema: Las evidencias del calentamiento global

2. Tesis: El calentamiento global se puede evidenciar en la naturaleza a través de la

presentación de alteraciones meteorológicas que conllevan a la presentación de fenómenos

adversos como sequias, lluvias extremas, veranos intensos, modificación de los ecosistemas,

entre otros, los cuales día a día se hacen más frecuentes e intensos.

3. Desarrollo:

a. Las evidencias del calentamiento global en las variables ambientales

b. Fenómenos naturales extremos a causa del cambio climático.

c. Las alteraciones de los ecosistemas naturales a causa del cambio climático.


Las evidencias del calentamiento global

El calentamiento global se define como el aumento gradual en el tiempo de la

temperatura media de la atmosfera terrestre y de los océanos, que conlleva a diversos

trastornos meteorológicos los cuales afectan negativamente el normal desarrollo de la vida en

la tierra. Muchos científicos afirman que el calentamiento global es un proceso que se da de

manera natural y que muy poco o nada tiene que ver la influencia del ser humano. Sin

embargo muchos son los indicios y pruebas que pueden demostrar científicamente que las

actividades antrópicas han contribuido en gran manera al desarrollo y ocurrencia del cambio

climático; principalmente, el masivo consumo de combustibles fósiles, y la alta emisión de

gases como el CO 2 o el metano los cuales es demostrable que alteran directamente la

atmosfera de nuestro planeta.

Con el inicio de la Revolución Industrial la humanidad se convirtió en una

fuerza geológica capaz de modificar en gran medida el medio que lo rodea afectándolo

positiva y negativamente, pero fue a partir de mediados del siglo XX cuando el impacto

planetario de la Gran Aceleración se convirtió en un fenómeno global y prácticamente

sincrónico. La Gran Aceleración se refiere a la manera en cómo se dio impulso a las

industrias y al consumo de productos que requieren procesos tecnificados, lo que llevó a

aumentar las emisiones de gases efecto invernadero a la atmósfera. Esto ha traído cambios

fundamentales en el estado y el funcionamiento del planeta que no pueden ser atribuibles a la

variabilidad natural. Los cambios posteriores en el sistema de la Tierra se han manifestado

además en la acidificación de los océanos, la deforestación y el deterioro de la biodiversidad .

El calentamiento global se puede evidenciar en la naturaleza a través de la

presentación de alteraciones meteorológicas que conllevan a la presentación de fenómenos

adversos como sequias, lluvias extremas, veranos intensos, modificación de los ecosistemas,

entre otros, los cuales día a día se hacen más frecuentes e intensos.
Es comprobable que la temperatura media de nuestro planeta se ha ido

acrecentando de manera muy acelerada en las últimas décadas a consecuencia de las

actividades desarrolladas por el ser humano siendo esta la principal evidencia del cambio

climático. Según lo expuesto por los científicos que integran el Panel Intergubernamental del

Cambio Climático la tendencia del calentamiento terrestre ha sido el doble en los últimos 50

años que en los 100 anteriores, el promedio mundial de la temperatura terrestre entre los años

1850 y 2015 se ha aumentado en aproximadamente 1,288ºC. y de seguir así se proyecta que

se produzca un aumento adicional de 1,45°C a 5,82°C para el año 2050 (IPCC, 2014).

El contenido calórico de los océanos es un indicador del calentamiento global

todavía más fiable, ya que los océanos reciben más del 90% del desequilibro calórico actual

de la Tierra y lo que se puede evidenciar según los estudios hechos por los científicos del

sector es que la temperatura mundial media en superficie y el contenido calórico de los

océanos están aumentando con mucha rapidez y se puede señalar, por ejemplo, que en 2018

el calor oceánico batió récords históricos.

También en la actualidad son irrefutables las pruebas que demuestran

alteraciones en la composición de la atmósfera pues se puede evidenciar que esta cada día

acumula mayor cantidad de CO2 considerado como uno de los principales gases de efecto

invernadero causantes del calentamiento global. Si bien la atmósfera tiene una cantidad

natural de CO2 (dióxido de carbono) y otros gases, es una realidad que la actividad humana

con prácticas tales como la quema de combustibles fósiles, está alterando esos niveles y de

acuerdo a reportes entregados por centros de monitoreo y medición de CO2 el crecimiento

interanual en la acumulación de esta sustancia se ha acelerado un 30 por ciento en los últimos

35 años, ya que en 1984, cuando se empezaron a medir sus concentraciones el incremento

interanual era de 1,8 ppm y en la actualidad, el aumento es de 2,3 ppm (Tapiador, 2017).
Además constantemente se evidencia la presentación de eventos climáticos

extremos que se salen del contexto normal, tales como veranos, sequias y lluvias intensas y

prolongadas, un ejemplo de esta problemática es lo que se puede ver reflejado en la aparición

constante del denominado fenómeno del niño el cual se caracteriza por ser un periodo de

verano anormal en épocas de lluvia, que si bien es cierto se puede catalogar como un evento

que se presenta de manera natural en el ecosistema cíclicamente a través del tiempo a

consecuencia de interacciones entre las masas de agua de los océanos y las plataformas

continentales influenciadas por estas, tampoco se puede negar que en los últimos años se ha

podido notar que este se está presentando de manera muy reiterada, con periodos prolongados

y con una intensidad que se sale de los parámetros normales afectando en gran medida a los

lugares que lo padecen.

En contraste con lo anterior, los periodos de lluvias también han sufrido

alteraciones con relación a su normal desarrollo, es así como se puede notar que en muchas

regiones del planeta estos han disminuido considerablemente su tiempo de duración

llegándose a reducir hasta en un 50% en comparación con un evento normal; pero a la vez

han aumentado en gran medida su intensidad produciéndose por ende grandes inundaciones,

avalanchas, desbordamientos de los ríos y quebradas, entre otros factores, los cuales están

afectando negativamente el medio ambiente.

Por otra parte también se puede decir que los huracanes y tifones se están

volviendo cada vez más frecuentes e intensos a consecuencia del rápido calentamiento de los

océanos producto de la mayor temperatura de la atmósfera, que retiene más humedad; de la

subida del nivel del mar, que promueve la formación de marejadas ciclónicas, y de

movimientos de mayor lentitud ocasionados por cambios de origen climático en la corriente,

tornándose ahora estos con mayor fuerza y rapidez (Duque, 2019).


Entretanto, el promedio mundial del nivel del mar ha aumentado de 12 a 22 cm

durante el último siglo y con registros de entre 6 y 7 cm solo en la década pasada. En torno a

2/3 de la subida se debe al derretimiento de los hielos continentales y los glaciares, y

alrededor de 1/3 a la dilatación térmica que produce el calentamiento de los océanos. En 2017

el nivel medio del mar en el mundo superaba en 77 cm el de 1993. Ahora se acelera a un

ritmo de 0,084 mm anual. La subida del nivel del mar varía según la zona geográfica, con

anomalías de hasta 15 cm por encima o por debajo del incremento medio. Durante la última

década ha influido enormemente en la aparición de marejadas ciclónicas tropicales en los

países de escasa altitud y en las inundaciones que ocasionan las mareas en las ciudades

costeras, y su coste económico se ha disparado (IPCC, 2014).

Otra de las principales consecuencias del cambio climático, es el cambio que

se produce en los ecosistemas, se evidencia aumento de la desertificación, extensión de la

región tropical hacia latitudes más altas o desplazamiento de las regiones boscosas hacia

regiones que hoy forman parte de la tundra y la taiga. Por no mencionar los profundos

cambios que sufren los ecosistemas costeros, probablemente los más afectados debido al

aumento del nivel del mar, provocados por la inundación de sus costas.

Estos cambios desastrosos e irreversibles en los ecosistemas comprometen la

integridad de numerosas especies vegetales y animales y constituyen una seria amenaza para

su conservación. La desertificación, el aumento de las temperaturas de los océanos así como

la deforestación está contribuyendo a los cambios desastrosos e irreversibles que se están

produciendo en el hábitat y amenaza con poner en peligro a varias especies, que pronto

podrían extinguirse. El oso polar puede ser el primer afectado, ya que actualmente se puede

observar cómo su población disminuye a medida que aumenta su dificultad para aclimatarse a

la pérdida de su hábitat en las regiones del Ártico. Otro de los ejemplos puede ser la

población de corales, gravemente afectada por el incremento de la temperatura del mar.


Según los expertos entre un 20 y un 30% de las especies animales y vegetales podrían verse

en peligro de extinción por un incremento de entre 1,5 y 2,5 °C en la temperatura media

global de la tierra (IPCC, 2014).


Bibliografía

Duque, G (2019). El Calentamiento Global. Manizales, Colombia: Universal.

IPCC (2014). Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre

el Cambio Climático. Ginebra, Suiza: IPCC.

Tapiador, F (2017). El cambio climático es una realidad. Bogotá, Colombia: Universidad

Nacional.

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