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La Razón Crítica.
Kant creía que el mayor derecho de la humanidad consistía en ser racional y en
vivir en la verdad. Y que, por tanto, defender un buen concepto de razón era
defender el derecho básico de la humanidad. El derecho no es un asunto de
capricho, ni de sentimiento, ni de interés. Yo no tengo derecho porque diga que
tengo derecho a algo. Tengo derecho a lo que es racional. Solo la razón puede
llevarnos a defender un verdadero derecho.
Kant siempre creyó que los conceptos de razón y de derecho tenían un destino
común. Si el derecho era racional, tenía que ser iguales para todos. Pero,
entonces, la noción de razón tenía que ser la misma para todos. La Crítica de la
razón pura quiere conseguir justamente esto: que la razón sea la misma para
todos los hombres. Kant no quería exigir que todos los hombres pensaran lo
mismo sobre todas las cosas, sino que, pensaron lo que pensaran pudieran
comunicarlo a los demás con la finalidad de que lo comprobasen, lo expusiesen a
critica, lo perfeccionaran. Kant quería demostrar entonces que no podemos
concluir nosotros solos que una opinión es racional.
La razón debía dedicarse a hallar lo que es común a todo hombre, lo que es igual
a todos los hombres. De esta manera lo entendió Kant: los hombres solamente
podían ser libres sin en alguna medida eran iguales.
Cuando Kant se preguntaba que puedo conocer, no quería decir que puedo
conocer yo, o tu, sino que puede conocer el hombre, cualquier hombre, de tal
forma que lo que uno conozca pueda servirle a otro.
Esta pregunta no quiere decir que sueño para mi futuro, o que deseo
profundamente que se cumpla. En realidad quiere quiere decir ¿Qué me está
permitido esperar?, pero desde luego, respecto del futuro siempre esperarnos la
felicidad. Así que la pregunta pretende saber que felicidad me está permitido
esperar.
Sabiduría.
Ya vimos que la primera pregunta esencial a la razón era ¿qué puedo conocer?.
Responder racionalmente esta pregunta no significaba analizar que puedo
conocer, yo o tú, sino que puede conocer cualquier hombre. Kant, como vemos ,
se planteo la misma pregunta que Locke y que Hume. Esta pregunta acerca de
que puede conocer el hombre en general, con anterioridad a los actos concretos
de conocimiento, es la pregunta critica.
Kant creyó oportuno hacer una crítica de la razón teórica para demostrar de una
vez por todas que no se podía conocer nada excepto la naturaleza. De aquí
esperaba extraer una consecuencia que la naturaleza podía ser conocida por
todos y que, por ello, todos podían contribuir al conocimiento humano. Pues el
conocimiento de la naturaleza se basa en capacidades que todo el mundo tiene.
En el fondo Kant compartía con los ilustrados la idea de que “no es posible una
sociedad democrática sin que todos accedan al conocimiento. Podía opinar esto
porque las bases del conocimiento eran universales. Estos elementos últimos de
los conocimientos, justo porque estaban en todos los hombres, permitían que el
conocimiento valiera para todos por igual.
Los elementos a priori del conocimiento eran entonces la base del conocimiento:
Donde ellos se daban, eran posible conocer; donde no se daban, no lo era. De
esta forma, se podía contestar a la pregunta que puedo conocer. Puedo conocer
siempre que se den los elementos a priori del conocer.
El conocimiento puro.
La cuestión era como podíamos conocer estos elementos a priori. Suponiendo que
el conocimiento llegue hasta donde ellos estén presenten, ¿Cómo sabemos donde
están presentes? Así que era preciso hallar alguna forma de conocimiento que nos
pusiera ante los elementos a priori de todo conocimiento objetivo. A ese
conocimiento de los elementos a priori Kant lo llamo Conocimiento Puro. A los
argumentos para hallarlo Kant lo llamo Conocimiento Transcendental. Este
explicaba cómo era posible el conocimiento a priori.
No analizaremos que pasa con nuestra liberta, sino que debe pasar con ella. Un
ser libre puede actuar de tal forma que sus actuaciones le lleven a depender de
otro, a esclavizarse por una pasión tal que siempre necesite pedir favores o utilizar
a otros hombres. Así que un ser libre puede actuar de tal manera que pierda su
poder de ser libre, que pierda la posibilidad de ser igual a otro, que pierda en suma
su propia libertad. El imperativo categórico se concreta en esto: actúa de tal
manera que tu y todo hombre no sea solo un mero medio, si no que sea siempre
un fin en sí mismo.
Nuestro deber es, ante todo, impedir que las tendencias a la desigualdad en el
seno de la especie humana se desplieguen libremente, hasta llegar a producir la
existencia de dos clases de hombre, de las cuales solo una disfrute de la
condición de ser libre. Nuestro deber es mantener la libertad entre los hombres.
Nuestros deberes concretos.
Kant habla del imperativo “perfecciónate”. Nos propone un fin que todos podemos
querer. Para Kant “Perfección” quiere decir sobre todo actuar de tal manera que
podamos conocer y usar nuestros talentos, nuestras disposiciones. La creencia de
Kant es que cada uno de nosotros tiene una disposición o un talento hacia algo
que resulta relevante y provechoso para los demás.
El deber de perfeccionarnos
Kant llamaba a esta relación con los objetos de nuestro deseo arbitrio. En la
medida en que el hombre aspira a definir su propia vida, su propia perfección, sus
propios fines, debe aspirar a definir su libre arbitrio. Es nuestro deber auxiliar al
hombre en la consecución de los objetos de su libre arbitrio, siempre que este
auxilio no atente contra nuestra dignidad y libertad.
El hombre quiere muchas veces los objetos de su arbitrio de tal forma que dejan a
otro sin la posibilidad de definir el suyo. Otras veces el hombre quiere simplemente
adueñarse del objeto de arbitrio definido por otro. La mas de la veces el hombre
quiere dominar al otro para que este actué sirviendo su propio arbitrio.
La vida cotidiana está llena de estas formas de conducta que generan injusticia,
rabia, resentimiento y dependencias.
Tenemos una asociación de hombres tal que quieran asegurarse de forma común
su libertad y su proyecto de felicidad cooperativa, frente a cual quiera que
pretenda hacer triunfar un proyecto que les deje a ellos sin libertad, sin educación,
sin perfección propia sin fines propios, en suma, sin dignidad ni libertad , entonces
tenemos un Estado.
El análisis de lo bello.
Kant pensaba que aquí tenemos una razón para confiar en la naturaleza, que nos
hizo seres naturales y sensibles, y también nos hizo seres sociales. Aquí no
vemos contradicción en nosotros, si no que podemos aspirar a ser felices siendo
respetuosos con nuestro deber. Allí , ante el espectáculo bello de la naturaleza,
nos sentimos libres y al mismo tiempo felices.
Kant decía que un hombre que es capaz de ser feliz ante las cosas bellas
testimonia una carácter moral. Que puede ser feliz sin dominar a otro hombre. Así
que tenemos razones para creer que la naturaleza es un ámbito idóneo para
nuestra felicidad común.
¿Qué Es El Hombre?
Ya hemos visto que el hombre, a través de todos estos análisis, se nos muestra
como un ser extremadamente complejo: cuerpo y mente, sociable e insociable,
poderoso e impotente conocedor e ignorante, confiado y egoísta, social y solitario,
ético y político, medio y fin, interesado y contemplativo, digno y feliz. De hecho, el
hombre es todos estos opuestos a la vez, por eso es esencialmente libre.
Kant piensa que jamás el hombre debe atentar contra otro hombre, contra su
libertad, su cuerpo y su mente, su independencia y su sentido de la felicidad. El
cumplimiento de su deber, que es el respeto a la dignidad del ser humano el
alejamiento de toda forma de crueldad, de toda forma de imposición, es
incondicional.