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Introducción
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Todo ello se dio teniendo como trasfondo una dimen-
sión histórico-social (vale decir, Freud-sujeto social), la que
también necesitará de un minucioso análisis concomitante.
Sólo la presentación simultánea de, como mínimo, estos
niveles y sus complejas interacciones y complementariedades
puede posibilitar el análisis epistemológico al que preten-
demos arribar. Por medio de él estudiaremos los pasajes
entre los distintos momentos metodológicos que estamos
proponiendo para dar cuenta de la constitución del método
psicoanalítico.
Si ésos son los ambiciosos objetivos del futuro libro del
que se adelanta ahora un capítulo, es preciso aclarar que los
del presente ensayo resultan mucho menos abarcativos y se
hallan también más delimitados. Como lo hemos esbozado
en el prefacio, reseñaremos históricamente dichos periodos
apoyándonos de manera primordial en textos del propio
Freud, en los que ahondaremos y a los que nos referiremos
en forma profusa. Pero si bien el ensayo tendrá un carácter
fundamentalmente histórico-descriptivo, no se rehuirá, por
momentos, el planteamiento de algunos problemas de ca-
rácter teórico-epistemológico ni se dejará de abrir pregun-
tas en esa dirección, que se intentarán abordar en su
oportunidad.
Para el análisis de la transformación de la técnica
psicoanalítica hemos resuelto dividir esta historia en perio-
dos, cada uno de los cuales estuvo centrado en determinado
método. Como luego se podrá apreciar, nuestra lectura di-
fiere en muchos aspectos de la utilizada tradicionalmente
para dividir y analizar la prehistoria del psicoanálisis y de
lo que suele designarse en forma equívoca como la "evolu-
ción de la técnica freudiana".
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Es muy sabido que Freud habló a menudo de "método".
Lo hizo básicamente en sus obras tempranas para referirse al
procedimiento catártico y, años después, también lo empleó
para designar al procedimiento psicoanalítico. Podemos así
leer en su obra múltiples referencias al "método catártico"
y al "método psicoanalítico".
Hemos resuelto extender esta idea de "método", en el mis-
mo sentido utilizado por Freud,2 para referirnos a los demás
periodos en que dividimos dicho proceso de transformación
de la técnica freudiana en los orígenes del psicoanálisis.
Cabe aquí, en primer lugar, hacer una breve digresión
para referirnos al término "método". Son muy conocidas
las dos grandes acepciones que, desde la filosofía griega,
han caracterizado a esta noción. Esquematizando al máxi-
mo, y en aras de ser breves, serían las siguientes:
a) En un sentido muy general: "Método" remitiría, como
nos dice Lalande, a la idea de una "dirección definible y
regularmente seguida en una operación del espíritu".3 Por
su parte Abbagnano prefiere hablar de "toda investigación
u orientación de la investigación".4
b) En un sentido más específico, método se entendería
como un "Programa que regula anticipadamente un con-
junto de operaciones a efectuarse, señalando ciertos proce-
dimientos que deben evitarse, para alcanzar un resultado
determinado".5 También podría entenderse, volviendo al fi-
lósofo italiano antes mencionado, como "una particular téc-
nica de investigación [...] un procedimiento de investigación
ordenado, repetible y autocorregible, que garantiza la obten-
ción de resultados válidos".6
2 Desde luego no es éste el único sentido en que Freud empleó la
noción de "método" y de "método psicoanalítico", lo que luego
retomaremos en nuestras conclusiones.
' A. Lalande, Vocabulaire technique et critique de la Philosophie, p.
624. [traducción J. P. ]
N. Abbagnano, Diccionario de filosofía, p. 802.
A. Lalande, ibid.
e N. Abbagnano, ibid.
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Como se puede apreciar, estas dos acepciones del concepto
de método están articuladas entre sí y tienen por base su signi-
ficación etimológica: "Camino para llegar a un resultado.`
Sin meternos ahora en sutilezas y matices de interpreta-
ción (p. ej., si el método supone un a priori o es el resultado
decantado de la experiencia, problema importante que
retomaremos), podemos ver que, desde una perspectiva,
Freud piensa el "método" como un camino de investigación
o, para ser más precisos, como un verdadero procedimiento o
dispositivo que permite el acercamiento al objeto en estudio.
Es en esa acepción que utilizaremos la noción de méto-
do que -como decíamos- haremos extensiva a cada uno de
los periodos en que dividimos la historia de la técnica
freudiana en la prehistoria del psicoanálisis.
Dentro de cada periodo metodológico podremos men-
cionar el uso de diversos procedimientos técnicos que es-
tán claramente supeditados al método utilizado (p. ej., la
técnica de "concentración", o de utilización de la mano en
la frente, son variantes, como veremos, que dependen
netamente del método catártico).
La división que proponemos y que iremos explicando a
continuación es la siguiente:"
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5) Método de asociación libre o método psicoanalítico:
a partir de 1898, aproximadamente, y con una rigu-
rosidad creciente.
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que el `evolucionismo' en antropología, tan sólo por poner
un ejemplo, de los diferentes autores que lo han representado
históricamente, no pudo desprenderse de un etnocentrismo
y una lectura claramente finalista que se halla fuera de lu-
gar para la comprensión del psicoanálisis en cualquiera de
sus dimensiones de análisis (teórica, clínico-técnica,
epistemológica, etc.). Discutiremos luego, después de nues-
tro largo recorrido, si el método y la técnica del psicoanáli-
sis pueden ser entendidos en su proceso de constitución
como un simple `desenvolvimiento' lineal (etimología de la
palabra desarrollo). Vale decir, si tiene algún sentido pensar
el método psicoanalítico como ya `contenido' en las for-
mas de psicoterapia sugestiva o en el método hipnocatártico,
habiéndole bastado a Freud "descoger lo que estaba arrolla-
do...", como lo define la Real Academia. Si en cambio to-
mamos el sentido figurado de la noción de desarrollo allí
propuesto, deberemos preguntarnos si lo que estaba en jue-
go era tan sólo "acrecentar, dar incremento a una cosa del
orden físico, intelectual o moral".
El mismo problema se nos plantea con la designación de
`etapas' o de `periodos'. No hemos logrado encontrar una
acepción que permita realmente dar cuenta de nuestro punto
de vista ya que los demás términos utilizados habitualmen-
te como sinónimos (fase, estadio, etc.) también plantean
dificultades muy semejantes.
Es bien conocido el origen de la palabra etapa que en su
acepción más antigua parece estar referida a cada uno
de los lugares en que pernoctaba la tropa en marcha. De
ahí luego quedó vinculada a la ración de comida que reci-
bía la tropa en sus campañas. Con posterioridad se genera-
lizó, en forma figurada, como la época o avance en el
desarrollo de una acción o de una obra.
Pero la dimensión teleológica, en sus diversas acepcio-
nes, aparece aún muy clara: el avance está leído desde la
ejemplo, mi artículo: "Freud: un inédito metapsicológico y su contex-
to" (1987).
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meta alcanzada o a alcanzar, que se ha desarrollado pasando
por diferentes momentos, épocas o periodos.
Las acepciones restantes, y a pesar de algunos importantes
matices diferenciales, tampoco resultan demasiado satisfactorias
por sus variadas connotaciones. Hemos optado por hablar
de periodos, en una de sus definiciones más generales:
"Espacio de tiempo que incluye toda la duración de una
cosa." Sin embargo, consideramos que este término no se
adecua cabalmente a nuestros propósitos y a nuestra lectu-
ra del proceso de constitución del método psicoanalítico.
Nos deberemos conformar, por ahora, con estas míni-
mas aclaraciones que, como antes mencionábamos se dis-
cutirán en las conclusiones de nuestro ensayo.
Pasemos entonces a la reseña y a la contextualización
histórico-crítica de estos métodos y de sus complejas
articulaciones. Éstas, cada vez más precisas, se darán por
una parte con la teoría, y por la otra, con el acercamiento
creciente de Freud a su "saber inconsciente", logrado a tra-
vés de su propio psicoanálisis.
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