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Título de la Ponencia: Turismo y Desarrollo en el Delta de Tigre, diseños globales y respuestas

locales.

Autor: Matías Halpin


Eje 2: Economía, Trabajo

Mesa 32: Experiencias socio-económicas alternativas en la Argentina reciente. Trabajo asociado,


organización socio-productiva y acción colectiva ante las transformaciones del mundo del trabajo.

Institución de pertenencia: Universidad de Buenos Aires- Facultad de Filosofía y Letras.

E-mail: matiashalpin@gmail.com

Resumen: En el Delta de Tigre, tras una larga crisis de la producción frutícola, el turismo emergió
como perspectiva de revitalización económica, en línea con modelos impulsados por Organismos
Internacionales para la promoción del Desarrollo. Pese a las expectativas, el desarrollo encuentra
límites: ingresos estacionales y escasos, empleos precarios, sistema de transporte colapsado,
sumado a megaemprendimientos inmobiliarios con alto impacto ambiental. En este contexto, surgen
colectivos de productoris que hacen énfasis en la sustentabilidad ambiental y la generación de
empleo local de calidad, pero que deben hacer frente a un entramado productivo desarticulado
incluso por el propio desarrollo turístico. En función de articular sus demandas, los mismos
participan del recientemente creado Consejo Asesor Permanente Isleño (CAPI), que se propone
como lugar de consulta para el diseño e implementación de políticas específicas para la región, lo
que entendemos como un espacio de negociación y disputa en torno a la implementación de
proyectos de Desarrollo de corte liberal-empresarial que, formulados desde Organismos
Internacionales, adquieren características particulares en su implementación local por parte del
Estado. El presente trabajo se basa en el seguimiento de grupos de productoras/es de bambú y
dulces artesanales, nucleados a través de un local de ventas en el puerto de frutos e integrantes de la
Comisión de Producción del CAPI.

Palabras Claves: Turismo, Desarrollo Regional, Organizaciones de Productores


El siguiente trabajo es un avance de una investigación en curso que busca analizar los impactos del
turismo en el desarrollo económico de la Primera Sección de Islas del Delta del Paraná,
correspondiente al partido de Tigre. Mediante un abordaje etnográfico se pretende dar cuenta de las
posibilidades y restricciones que dicha actividad ofrece a les habitantes de la zona, y cómo éstes se
asocian despliegan estrategias que complejizan los planes de desarrollo impulsadas por las agencias
estatales.

Si bien el turismo fue una actividad presente en la rivera y en las islas de Tigre desde comienzos del
siglo XX, fue la producción frutícola lo que impulsó la colonización del Delta desde mediados del
siglo XIX y fue esta la actividad predominante por más de un siglo. Luego de dicho auge, la
fruticultura entró en crisis por diversas razones que luego mencionaremos, y llevó a un largo
proceso de despoblamiento de la región. Es recién en torno al año 2000 que se produce una
reactivación en la porción de islas perteneciente al partido de Tigre: el desarrollo turístico e
inmobiliario produjo un espectacular crecimiento económico, que revirtió el éxodo poblacional y
dio lugar a la instalación de nuevos habitantes, y a un elevado número de visitantes temporales. De
esta manera, donde antes existían chacras y quintas ahora predominan casas de fin de semana, casas
de alquiler, hoteles, recreos y restaurantes donde los habitantes de la ciudad disfrutan el
esparcimiento.

Sin embargo, el crecimiento económico no está exento de conflictos y las condiciones de vida para
una gran parte de los residentes permanentes continúan siendo adversas. En la isla, forma en que se
refieren al Delta sus habitantes, se observan enormes contrastes entre modernos y lujos complejos
turísticos conviviendo con precarias viviendas, quintas abandonadas y estructuras al borde del
derrumbe. Diferentes actrices y actores de la región, que manifestaron vivir el turismo al mismo
tiempo como una necesidad y como una invasión, pues si bien permite sostener la permanencia en
la isla, transforma a su vez el modo de vida tradicional. Señalan que en temporada alta, el turismo
puede hacer colapsar la infraestructura local, mientras que fuera de temporada se genera una
paralización de la actividad y las posibilidades laborales disminuyen drásticamente.

La observación de estos contrastes me llevó a problematizar las potencialidades de un modelo de


desarrollo centrado predominante en el turismo y descubrir una vasta literatura académica sobre
como la turistificación genera diferentes transformaciones e impactos negativos en las regiones en
las que se lo promueve de manera acrítica y no regulada y vincularme con activistas que cuestionan
las consecuencias de estas prácticas y se organizan para subsistir de manera digna en el territorio, y
promover alternativas que mejoren la estabilidad económica y calidad de vida de la población local,
para evitar un nuevo proceso de desplazamiento poblacional.
Estado de la cuestión

Mi problema de investigación se ha definido a partir de la revisión de dos grandes campos de


trabajos académicos. Por un lado, los estudios antropológicos de Turismo en ámbitos rurales, y por
el otro, los estudios regionales del Bajo Delta del Paraná. Mientras que los primeros me han
permitido detectar los principales núcleos problemáticos que atraviesan diferentes espacios rurales
que se han convertido en destino al compás de la globalización y el neoliberalismo. Por otro lado, el
segundo campo me permitió interiorizarme en la historia, la economía y la geografía de la región y
en sus rasgos identitarios. Si bien, dentro de estos últimos regionales hay algunos que mencionan
algunos aspectos del desarrollo turístico en la región, el abordaje de este tema como problema
académico es aún es parcial e incipiente.

Una de las referencias ineludibles en los estudios etnográficos del turismo la constituye el
antropólogo Jordi Gascón, quien en sus trabajos entrecruza esta temática con la de estudios rurales y
las políticas globales de desarrollo. En su artículo “La metodología “Pro-Poor Tourism”: un análisis
crítico”1 señala el turismo se encuentra presente en la agenda de los Organismos de Cooperación
Internacional para el Desarrollo como una herramienta para reducir la pobreza en los países del
Tercer Mundo, especialmente en los sectores rurales. Sin embargo, estudios etnográficos en
diversas partes del mundo tienden a demostrar que los beneficios recibidos por las comunidades
rurales gracias al desarrollo turístico son escasos, pues los mayores beneficios suelen ser acaparados
por grandes inversoris y actrices y actores intermediarios, mientras que a les pobladoris le quedan
ingresos y empleos precarios e inestables, y son, además, quienes pagan los costos del impacto
ambiental de los grandes proyectos. Esta visión crítica con respecto a los discursos hegemónicos
sobre el turismo, es la que marca la tendencia de los estudios etnográficos que se han hecho en los
últimos años.

En su compilación de 2016, Turismo residencial y gentrificación rural2 Gascón y Cañada reúnen


una serie de artículos que analizan las mecánicas de exclusión generadas en diversas localidades
que se convirtieron en destino de segundas residencias para les miembres de las clases altas. La
línea que une los artículos es que con la conversión en destino turístico, los territorios dejan de ser
sustento para las actividades tradicionales de los pobladoris natives (agricultura, caza, pesca,
marisqueo, etc.), para convertirse en suelo vendible y sujeto a la especulación inmobilaria. La suba
de precios ejerce una presión que impulsa a campesines y otros sectores empobrecides a
desprenderse de sus tierras a un precio que para elles es alto, pero que luego multiplica su valor de

1 GASCÓN, J. (2011); “La metodología “Pro-Poor Tourism”: un análisis crítico”; Opiniones en Desarrollo. Programa Turismo
responsable; Nº 9, Enero 2011, Alba Sud Investigación y comunicación para el desarrollo.
2 GASCÓN, Jordi y CAÑADA, Ernest (Coords.) (2016). Turismo residencial y gentrificación rural. Revista Pasos, Nº 16. El Sauzal
reventa, ya sea por las inversiones realizadas, o por la simple especulación. Cuando la presión del
mercado no funciona, no es inusual que surjan métodos de coacción jurídica-legal (con Estados que
mediante reformas avalan dichos mecanismos) o violencia física directa (también tolerada por los
Estados). Se trata de capitales turístico-residenciales que provocan metamorfosis en la articulación
territorial en función de sus necesidades de reproducción, que convierten a la naturaleza turistizada
en una mercancía para la maximización de ganancias Según les autoris, que esto suceda de la mano
del turismo no es un hecho aislado, sino que forma parte de una dinámica global de
refuncionalización espacial en base a las lógicas de acumulación capitalista. Estos procesos globales
no suceden sin resistencias locales, que produzcan adaptaciones o negociaciones, que es parte de lo
que los autores buscan registrar mediante el método etnográfico.

En su compilación de 20173 sobre el impacto del turismo en comunidades rurales e indígenas,


Gascón y Milano señalan que la literatura académica estuvo marcada por una marcada dualidad que
recién en los últimos años empieza a abandonar. Señala la existencia de una corriente de
investigadoris que concibe al turismo como un motor de desarrollo mientras que otros lo consideran
como un mecanismo que aumenta la vulnerabilidad y la dependencia del mercado capitalista. Esta
actividad puede ser vista como una ocupación que empodera a les pobladoris locales brindándole
mayores ingresos monetarios o como una actividad que compite con las actividades tradicionales y
pone en jaque aspectos cruciales como la soberanía alimentaria. Los trabajos presentados, entonces,
buscan romper con esta polarización y presentar una visión complejizada del impacto del turismo,
sin perder el enfoque primordialmente crítico. Una inquietud similar comparte Duffy4, quién señala,
que más constructivo que definir si el turismo es positivo o negativo, es preguntarse cómo se
distribuyen los beneficios de éste y por qué la distribución toma tal forma.

Merece destacarse que incluso cuando la literatura sobre turistización en áreas rurales presenta una
mirada enfocada los resultados positivos para las comunidades, éstos se encuentran allí donde los
emprendimientos no están gestionados por el gran capital y la toma de decisiones se ha mantenido
en manos de la población local.

Por otro lado, tenemos los estudios que se han llevado a cabo en los últimos años en el Bajo Delta
del Paraná. Dentro de este campo, analizaremos en primer lugar una serie de trabajos enfocados en
la producción agraria y forestal. Dichos trabajos aportan no sólo una contextualización histórica y
un análisis del impacto de las dinámicas globales en el Delta Inferior, sino que, al explicar las

3 GASCÓN, J., & MILANO, C. (Eds.) (2017). El turismo en el mundo rural. ¿Ruina o consolidación de las sociedades campesinas
indígenas?, Pasos Edita, Tenerife y Barcelona.
4 DUFFY, Rosaleen (2016). “Foreword”. En: Mostafanezhad, M. (Ed.), Norum, R. (Ed.), Shelton, E. (Ed.), Thompson-Carr, A. (Ed.).

Political Ecology of Tourism. London: Routledge.


transformaciones experimentadas en las zonas adyacentes al Tigre, reflejan las razones por las que
ésta sección siguió un camino diferente al resto del Delta.

Una referencia ineludible la constituye “La pampeanización del Delta” de Galafassi5. (2005), obra
de historia económica realizado en base a un amplio trabajo de campo etnográfico. El autor
construye una periodización del Delta en base a las actividades económicas que predominaron en
diferentes etapas, que se ha convertido en periodización de base para todos los trabajos sobre la
región. Galafassi observa que la colonización sistemática del delta comienza a mediados del siglo
XIX, con la promoción de Sarmiento y otros intelectuales y políticos de la época, que impulsan el
desarrollo frutícola de la región en base a la asignación de parcelas de tierra a pequeñes productoris.
Un siglo después, esta actividad ha alcanzado su pico máximo, y comienza a ser reemplazada por el
desarrollo forestal y ganadero, que implica una concentración de la tierra en grandes propietaries y
una expulsión de mano de obra y población isleña. Pese a las numerosas voces que señalan que la
razón de la crisis frutícola son las dificultades ambientales, el autor sostiene que son criterios de
índole socio-económica los que inducen el cambio: una racionalidad empresarial que busca dominar
la naturaleza para asegurar la previsibilidad de su ganancia. Galafassi realiza su trabajo de campo en
el momento en que el proceso de despoblamiento del Delta estaba en su punto culminante, por lo
que es entendible que escapen a su atención las transformaciones que estaban comenzando a
suceder en la primera sección del delta en cuanto a desarrollo inmobiliario.

Camarero6 analiza los diferentes concepciones y usos que el concepto de “desarrollo sustentable”
tiene para les diferentes actrices y actores que intervienen en el Delta de San Fernando (2da y 3era
sección) (pobladoris, grandes productoris, científiques, funcionaries, organismos internacionales,
entre otros). Con una perspectiva etnográfica, demuestra cómo se entrecruzan los diseños globales
de actores como la UNESCO, con las prácticas ejercidas en el territorio y con la mediación del
Estado en sus diferentes niveles, para generar una glocalidad (cruce entre lo global y lo local). La
autora da cuenta que a pesar de lo que se sostiene desde el discurso oficial, donde se habla mucho
sobre la participación local como base del diseño de las políticas, la definición de éstas es en
realidad bastante verticalista, hecho que genera tensiones con les pobladoris locales. Otra
contradicción señalada, es que las políticas implementadas han sido poco eficientes en la
disminución de la pobreza de los actores más marginados del delta. El trabajo señala también que
diverses actrices y actores sanfernadines comparten un imaginario polarizado entre dicha región
insular y la de Tigre, donde la primera se centra en las actividades rurales tradicionales, mientras

5 GALAFASSI, Guido P. (2005). La pampeanización del Delta. Sociología e Historia del proceso de transformación productiva,
social y ambiental del Bajo Delta del Paraná. Ediciones Extramuros, Buenos Aires.
6CAMARERO, Gimena (2011). Imaginando el delta sanfernandino. Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas, Facultad de

Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.


que el Tigre es concebido como un espacio demasiado urbanizado y volcado al turismo con un
discurso “comercial” sobre la naturaleza. Sin embargo, conflictos como el de Colony Park y el
Código de Construcción isleña, cuyo abordaje analizaremos más adelante, muestran que tensiones
similares a las que atravesó San Fernando en el período estudiado por Camarero, se expandieron
también a la sección tigrense.

Olemberg 7 analiza las normas de organización social de la producción forestal en el Delta y señala
al modelo de producción “clásico” del delta, la producción familiar, como una excepción a la
normalidad capitalista. Su trabajo muestra la tendencia hacia la desaparición de esta modalidad de
explotación, remplazada por la modalidad empresarial ideal del capitalismo. Utiliza también el
concepto de “nueva ruralidad” para ilustrar esta situación de transición, en la que las familias que
aún permanecen como productoras forestales, deben recurrir a la pluriactividad para garantizar su
subsistencia. Un profundo trabajo etnográfico le permite a Olemberg señalar que, por un lado, la
producción de base familiar, evita siempre que sea posible la contratación de mano de obra
asalariada. Mientras que la producción forestal empresarial, si bien se basa en relaciones
asalariadas, por su estacionalidad y su nivel de tecnificación, tampoco requiere mano de obra en
cantidad. Al igual que Camarero, identifica a la Primera Sección, Tigre, como un espacio
diferenciado con respecto al resto del Delta, por su mayor grado de urbanización y especialización
económica en el turismo, en lugar de actividades primarias. El autor resalta que en Tigre, su
situación de cercanía con la ciudad hace que los sectores vinculados al turismo se provean de
víveres e insumos en el continente, por lo que no se genera un incentivo a la producción local ni
gran demanda de mano de obra agrícola.

Como síntesis de este eje de estudios, podemos señalar una coincidencia en comprender que el
Delta, incluso en donde permanece como predominantemente rural, no es ajeno a la influencia de la
globalización ya sea en sus manifestación económicas o de nueva gobernabilidad. Su enfoque en las
áreas y actividades predominantemente agrícolas o forestales, deja fuera de foco a la sección de
Tigre, convirtiéndola en un área de vacancia.

En otro eje, podríamos ubicar los trabajos que se centran en la tensión entre el modo de vida isleño
tradicional y el proceso de urbanización creciente. Astelarra8 9 y Astelarra y Domínguez10 toman el

7 OLEMBERG, J. 2015. Formas actuales de la organización social de la producción forestal en el Bajo Delta del Río Paraná. Tesis
de doctorado en Estudios Sociales Agrarios. Centro de Estudios Avanzados, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad
Nacional de Córdoba.
8 ASTELARRA, Sofía (2013). "No ColonYzarán”. Conflictos por la apropiación social de la naturaleza en el Bajo Delta del

Paraná. X Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
9 ASTELARRA, Sofía (2014) “¿Ecodesarrollo? El bajo delta del Paraná otra territorialidad en conflicto”, en: ALTER-NATIVA.

Revista de estudios rurales: “Debates actuales sobre territorio y desarrollo rural en América Latina”, Centro de Estudios Avanzados
de la Universidad Nacional de Córdoba, AÑO 1, Número 1, Argentina http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/alter-nativa/index
conflicto desatado por el intento de construir un barrio cerrado, Colony Park, en plena isla como
punto de partida para analizar las diferentes formas de concebir la naturaleza que conviven en el en
el Delta. Para elles, Colony Park representa una visión en la que la naturaleza es sólo concebida
como una mercancía ornamental que debe ser domesticada. En el extremo opuesto, consideran a les
junqueres desalojades por la empresa constructora como representantes ideales del modo de vida
isleño, en el que el ritmo de la naturaleza en general y del río en particular, organizan la vida social.
El rico trabajo etnográfico que sustenta sus análisis, convierte a estas obras en un componente clave
de la literatura sobre la región. Sin embargo, el basarse en un conflicto tan agudo, que enfrenta a la
corporización de la penetración urbana capitalista con un actor social como les junqueres,
marginades incluso dentro de la vida social isleña, imposibilita ver la trama de hibridaciones y
tensiones en torno al turismo que se expresan en la cotidianidad de la convivencia con formas
menos “extremas” (es decir que no acuden a la violencia física directa) de urbanización turística.

El trabajo de De Jager11, también se enfoca en el estudio del modo de vida isleña, a través de las
formas complejas y dinámicas de construir la identidad isleña. Su trabajo tiene como punto de
partida el intento, inconsulto, del Municipio de Tigre de dictaminar un nuevo código de
construcción para el área insular. Este intento, generó asambleas y debates sobre quiénes eran los
autorizados para opinar sobre los asuntos que conciernen a la región quiénes eran les verdaderes
isleñes. Según su análisis, identidad isleña se construye en pase una serie de oposiciones
(isla/continente, salvaje/civilizado, productor chico/ grande, público/privado, naturaleza/cultura,
tradicional/moderno), que utilizan de manera performática y contextual, dependiendo del actor o
actriz que se tenga enfrente y de acuerdo a necesidades, intereses y/o conflictos en cuestión. De esta
manera logra captar las sutilezas de la interacción cotidiana entre múltiples actrices y actores de la
Primera y Segunda secciones del Delta. En esta matriz de interacciones, el turismo ocupa un lugar
dual, en la que a veces es valorado como parte de la vida isleña, mientras que en otras es catalogado
como exógeno y perturbador.

Por otro lado, Desde la disciplina geográfica, Bertoncello e Iuso12, han analizado una serie de
políticas estales desarrolladas por la Municipalidad de Tigre desde mediados de la década de 1990
para construir al Tigre como destino turístico, resaltando que ningún territorio posee elementos que
per se lo definan para una actividad, sino que se trata de una valorización social. Les autoris señalan
que esta construcción se da en el momento en que el país atravesaba una crisis económica producto
10 ASTELARRA, Sofía y DOMÍNGUEZ, Diego. (2015). “Los junqueros de las islas del delta del Paraná: sujetos emergentes en un
territorio amenazado”. Estudios socioterritoriales. En: Revista de Geografía. N° 17. pp. 129-162.
11 DE JAGER, J.E., (2016) “Territorio, identidad y ambiente en el Bajo Delta Insular del Río Paraná”. Tesis de Licenciatura en

Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. En prensa.


12 BERTONCELLO, Rodolfo y IUSO, Romina (2016). “Turismo urbano en contexto metropolitano: Tigre como destino turístico en

el Área Metropolitana de Buenos Aires (Argentina).” Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 26 (2): 107-125.
doi: 10.15446/rcdg.v25n2.56905.
de políticas neoliberales, que ponían en jaque las actividades que tradicionalmente habían
impulsado el crecimiento de Tigre. Según elles, este marco temporal no es casual sino que está en
consonancia con tendencias globales de reconfiguración espacial asociadas a las llamadas
sociedades pos-industriales. En ellas se da prioridad a los servicios en general y el turismo en
particular, y se los postula como el nuevo motor del desarrollo. El artículo en cuestión pone el
acento en las transformaciones en la zona continental de Tigre y constituye un excelente marco de
referencia que nos permite visualizar un vínculo las transformaciones acaecidas en el Delta con los
fenómenos globales de Turismo y Desarrollo reseñados al comienzo de la presente revisión
bibliográfica. Al mismo tiempo, por centrarse en el área continental deja vacante el abordaje del
impacto de las mencionadas políticas de turistificación en la vida de les habitantes de las islas de
Tigre.

Referentes conceptuales e hipótesis de trabajo en que se apoya su investigación

Esta investigación se propone retomar la línea de estudios de la Economía Política en Antropología,


con el objetivo de analizar el modo en que diferentes poblaciones se integran en el proceso de
expansión y transformación capitalista, donde la perspectiva etnográfica permite recuperar las
particularidades locales dentro de las tendencias globales. En este sentido, recupero el concepto de
conexiones de Wolf 13 para prestar atención a como las transformaciones en el Delta son moldeadas
por fuerzas que, a pesar de originarse fuera de la localidad, dan direccionalidad a los procesos y las
acciones locales. A su vez, recupero la lectura que Sorroche realiza del concepto de fricción de
Tsing, para analizar como las tendencias globales son resistidas, reformuladas y puestas en marcha
de una manera vernaculizada14.

Se parte del supuesto que la historia de la región generó las condiciones para la rápida introducción
del turismo como modelo de desarrollo. La prolongada crisis económica que sufrió la región en la
segunda mitad del siglo XX, puede ser entendida siguiendo el enfoque de Smith15, quien señala que
en las ciudades (o regiones, agregamos) en decadencia se ha priorizado a los servicios en general
como estrategia de resurgimiento. En los espacios rurales, esto se expresa en un proceso de
desagrarización16, entendido como la disminución de la agricultura y las actividades productivas
primarias en la generación de ingresos para los residentes rurales, dando lugar a una nueva

13 WOLF, Eric (2005) Europa y la gente sin historia. México: Fondo de Cultura Económica.
14 SORROCHE, S. (2015). Gubernamentalidad global y vernaculización en la gestión de residuos. Análisis etnográfico desde la
experiencia de cooperativas de cartoneros en el Gran Buenos Aires. Tesis de Doctorado.
15 SMITH, N.. (1996). “Gentrification, the Frontier and the Restructuring of Urban Space”. En Readings in Urban Theory, editado

por Susan Fainstein y Scott Campbell, 338–358. Oxford: Blackwell Publishers.


16 CARTON DE GRAMMONT, Hubert, (2009) “La desagrarización del campo mexicano”. Convergencia. Revista de Ciencias

Sociales [en linea] 2009, 16 (Mayo-Agosto). [Fecha de consulta: 25 de junio de 2018]. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10511169002 ISSN 1405-1435
ruralidad17 18
, caracterizada por la pluriactividad de las unidades económicas19, e incluso un
desprestigio de las actividades agrícolas en amplios sectores de la población20.

Es en este marco de crisis y estancamiento que se puede entender la centralidad que toma el turismo
como impulsor del desarrollo en los programas estatales y la necesidad de problematizar este
concepto con los aporte de la Antropología del Desarrollo. Siguiendo a Spadafora21, sostenemos
que el concepto de desarrollo no es neutro, sino una construcción ideológica, intrínsecamente
eurocéntrico y sesgadamente liberal en términos económicos, que justifica la injerencia de las
potencias occidentales, constituyendo la cara moderna del colonialismo a partir de la segunda mitad
del siglo XX. Según define Escobar “los antropólogos del desarrollo centran sus análisis en el
aparato institucional, en los vínculos con el poder que establece el conocimiento especializado, en el
análisis etnográfico y la crítica de los modelos modernistas, así como en la posibilidad de contribuir
a los proyectos políticos de los desfavorecidos” 22. De esta manera se busca desnudar la violencia
silenciosa contenida en el discurso del desarrollo y sus intentos de replicar las transformaciones de
la modernidad capitalista en las áreas lejanas a su núcleo. La antropología del desarrollo señala que
pese al énfasis puesto por los programas para el desarrollo en combatir la pobreza, éstos fracasan
reiteradamente, debido su compromisos con el neoliberalismo, principal promotor de la
pauperización que buscan competir.23

Por su parte, Britton24 plantea la necesidad de estudiar por qué el turismo, a pesar generar
indudables beneficios (macro económicos) para los países del Tercer Mundo, suele también
perpetuar las desigualdades, los problemas económicos y las tensiones sociales regionales y de
clase, constituyendo una estrategia ambigua de desarrollo. En esta misma línea, Gascón25, señala
que el turismo se ha ido consolidando en la agenda de los Organismos de Cooperación Internacional
para el Desarrollo como una herramienta ampliamente sugerida para reducir la pobreza en los países
del Tercer Mundo, especialmente en los sectores rurales. Sin embargo, el autor ha dado cuenta que
los resultados de estas propuestas son problemáticos, pues los mayores beneficios suelen ser
acaparados por grandes inversores y actores intermediarios, mientras que a los pobladores le quedan
17 Monterroso, N. (2010); “La nueva ruralidad: un paradigma para la domesticación del turismo rural en América Latina”; en N.
Monterroso, & L. Zizumbo, Contra la domesticación del turismo (págs. 75-105). Toluca, México: Miguel Ángel Porrua.
18 Olemberg; Óp. Cit.
19 CARTON DE GRAMMONT, Hubert (2016), “Hacia una ruralidad fragmentada. La desagrarización del campo mexicano”, Nueva

Sociedad, núm. 262, pp. 51-63. Disponible en: http://nuso.org/media/articles/downloads/2.TC_de_Grammont_262.pdf.


20 Pérez, Edelmira (2001), “Hacia una nueva visión de lo rural”, En: Giarracca, Norma (comp.) ¿Una Nueva Ruralidad en América

Latina?, CLACSO, Buenos Aires. También en: http://www.clacso.org/ wwwclacso/espanol/html/libros/rural/rural.html


21 SPADAFORA, A. M. (2010). Antropología, desarrollo y poblaciones indígenas. En GJ Hernández (Comp.), Antropología y

desarrollo. Encuentros y desencuentros,


22 ESCOBAR, A. (2010). Antropología y desarrollo.p.42. GJ Hernández (Comp.), Antropología y desarrollo. Encuentros y

desencuentros, 29-57.
23 SPADAFORA, Óp. Cit., GASCÓN, Óp. Cit.
24 BRITTON, S. 1991. ―Tourism, Capital, and Place: Towards a Critical Geography of Tourism.‖ Environment and Planning, D

Society and Space 9:451–478


25 GASCÓN, Óp. Cit.
ingresos y empleos precarios e inestables; y son, además, quienes pagan los costos del impacto
ambiental de los grandes proyectos26 27
. Por otro lado, diferentes autores nos recuerdan que las
transformaciones globales no ocurren por sí solas sino que para que la penetración del capital
turístico-inmobiliario (tanto nacional como extranjero) se produzca deben darse una serie de
políticas que le den cobertura, facilidades y apoyo, a través de programas y planificaciones
impulsados desde diferentes niveles del Estado en cooperación con los organismos internacionales
28 29
Cuando el Estado ejecuta políticas desarrollistas, actúa también con la lógica de negación de la
diferencia señalada por Escobar30, por lo que su discurso y propuestas parecieran instalare como
modelo único racional y válido. La antropología ha desarrollado una larga trayectoria en el análisis
de las políticas públicas. En este caso, nos interesa retomar el trabajo de Shore y Wright31, donde
plantean “que las políticas son herramientas de intervención social para administrar y regular la
sociedad, que reflejan ciertas “racionalidades de gobierno” o “gubernamentalidades” (maneras de
pensar sobre el mundo y cómo actuar en él). Sin embargo, Shore32 también remarca las maneras
ambiguas y disputadas en que las políticas son promulgadas y cómo éstas son recibidas y
experimentadas por la población local.

Aledo nos invita a incluir el concepto de vulnerabilidad social en los estudios turísticos. Define a
ésta como el “riesgo o probabilidad del individuo, hogar o comunidad de sufrir sucesos que atenten
contra su subsistencia y capacidad de acceso a mayores niveles de bienestar” 33 Su concepción no es
planteada de una manera determinista, sino que utiliza el concepto de vulnerabilidad para introducir
“la tensión entre las estructuras y la agencia humana al tener en cuenta las estrategias de individuos
y familias de aprovecharse o verse afectados por las fuerzas estructurales [...] y, por tanto, se
reconoce el papel activo de las poblaciones locales en su proceso de adaptación al fenómeno
turístico, así como su capacidad de influir en él”34. En un sentido similar, Olemberg35 plantea que
las repercusiones de los cambios producidos por la globalización son múltiples, y así como pueden
poner en jaque a la producción familiar campesina, también pueden derivar en diversas
“estrategia[s] de mitigación de riesgos o compensación de ingresos que permita a los pequeños

26 GASCÓN y CAÑADA,: Óp. Cit.


27 GASCÓN y MILANO, Óp. Cit.
28 GASCÓN y CAÑADA, Óp. Cit.
29 MILANO, Óp. Cit.
30 ESCOBAR, Óp. Cit.
31 SHORE, C. y S. WRIGHT (1997) “Policy. A new field of anthropology”. En: Shore, C. y S. Wright (eds). Anthropology of policy.

Critical perspectives on governance and power, Routledge, London & New York.
32 SHORE, C. (2010) “La antropología y el estudio de la política pública: reflexiones sobre la ‘formulación’ de las políticas”.

Antípoda 10: 21-49.


33
ALEDO, Óp. Cit. , p. 39
34
Íbíd
35
Olemberg, Óp. Cit.
productores seguir integrados económicamente sin perder su actividad tradicional o su predio
rural”36.

A partir del problema de investigación formulada y los referentes conceptuales planteados, la


hipótesis de trabajo que guía este proyecto de investigación sostiene que desde los organismos
internacionales y agencias estatales el Turismo Rural se presenta como un modelo de desarrollo que
contribuye a la reducción de la pobreza, sin embargo, éste no ofrece suficientes oportunidades
económicas para sus “beneficiaries”, lo que lleva a les pobladoris locales a buscar estrategias de
subsistencia que entran en tensión con los modelos propuestos, configurando un campo de
negociación y disputa en torno a las posibles formas de lograr el denominado “desarrollo rural”.

Problema de investigación

En base a lo expuesto, se parte del planteo de que el Delta en general y la sección de islas
correspondientes al municipio de Tigre no son ajenos a las transformaciones encausadas por el
neoliberalismo y la globalización. La prolongada crisis en la actividad económica que caracterizaba
37
a la región, la fruticultura , abrió las puertas a un proceso de reconfiguración socio-económica.
Mientras que las regiones más alejadas del área metropolitana de Buenos Aires se re orientaron
hacia actividades de forestación y ganadería 38, la zona isleña de Tigre se orientó más hacia el sector
turístico, insertándose en un proceso de incipiente urbanización39 y turistificación o turistización40.
41
Bertoncello y Iuso señalan que la turistización no es un proceso aislado sino que es parte de un
proceso más general de reconfiguración espacial, característica del neoliberalismo y las sociedades
post industriales o capitalistas tardías. Como señala Smith42 , en las regiones en decadencia
productiva se ha va reordenando el territorio hacia una economía de servicios como estrategia de
resurgimiento. En los espacios rurales, esto se expresa en un proceso de desagrarización43: la
disminución de la agricultura y las actividades productivas primarias como forma de generación de
ingresos por parte de la población rural, dando lugar a una nueva ruralidad44, caracterizada por la

36
OLEMBERG, Óp. Cit., P. 91
37
GALAFASSI, Óp. Cit.
38
GALAFASI, Óp. Cit. OLEMBERG, Óp. Cit. CAMARERO, Óp. Cit.
39
OLBEMBERG, Óp. Cit. CAMARERO, Óp. Cit. Astelarra, 2014.
40
GASCÓN Y CAÑADA, Óp. Cit. CAMARERO, Óp. Cit.
41
BERTONCELLO y IUSO Óp. Cit.
42
SMITH, Óp. Cit.
43
CARTÓN DE GRAMMONT, 2009
44
MONTERROSO, Óp. Cit. OLEMBERG, Óp. Cit.
pluriactividad de las unidades económicas45, e incluso un desprestigio de las actividades agrícolas
en amplios sectores de la población46 (Pérez, 2001).

Las islas de Tigre, que venían de un pronunciado proceso de despoblamiento desde hacía décadas,
experimentan entonces un nuevo ciclo expansivo, pero de resultados no homogéneos. Un recorrido
por la zona muestra nuevas y lujosas construcciones conviviendo con precarias viviendas, quintas
abandonadas y estructuras al borde del derrumbe. En este sentido, Astelarra47 permite ver la
existencia de fuertes contrastes en la región, pues señala que el proceso de repoblamiento ha tenido
dos componentes bien diferenciados. Por un lado, hay una corriente migratoria de personas de
ingresos medios y bajos, sectores populares que adoptan el modo isleño tradicional, un estilo de
vida rural marcada por los ritmos que definen el río y la naturaleza. Por el otro, un sector de altos
ingresos que llega de la mano de la instalación de ostentosos mega-emprendimientos inmobiliarios
y turísticos, que además generan gran impacto ambiental, y son resistidos por diverses actrices y
actores sociales. Astelarra conceptualiza al vínculo de los sectores altos con la naturaleza como un
consumo ornamental y domesticado, una prolongación del modo de vida urbano, pero con un telón
de fondo verde.

Con respecto al turismo, De Jager48 plantea que quienes visitan el Delta, mayoritariamente lo hacen
como parte de paquetes turísticos, que ofrecen excursiones en las que les pasajeres no bajan de las
embarcaciones, o sólo lo hacen en grandes recreos privados, por lo que no tienen casi interacción
con la población local. Adicionalmente, Olemberg49 plantea que, dada la cercanía de la primera
sección del Delta con los núcleos urbanos continentales, quienes se instalan en los lujosos
complejos residenciales o los visitantes de cortas estadías se abastecen mayormente de víveres en la
ciudad, dado que es más barato, por lo que no generan una demanda considerable que pueda ser
suplida por una producción isleña.

Esto no quiere decir que el turismo no genere puestos de trabajo en el Tigre, sino que para les
isleñes de clase media o baja, las posibilidades de inserción laboral que ofrece son empleos en el
sector de servicios (turístico o gastronómico), en posiciones subordinadas y generalmente
precarizadas y sujetas a una gran variabilidad estacional. Sectores de clase media, pueden llegar a
obtener ingresos del turismo alquilando segundas viviendas (heredadas o construidas a tal fin). Esto
puede producir ingresos extra a la economía familiar. Sin embargo, el nivel de impacto de dichos
ingresos (estacionales también) debería ser analizado y quizás relativizado, en un ambiente en el

45
CARTÓN DE GRAMMONT, 2016
46
PÉREZ, Óp. Cit.
47
ASTELARRA, 2014.
48
DE JAGER, Óp. Cit. , p 37
49
OLEMBERG, Óp. Cit.
que, debido a las particularidades geográficas, el costo de vida es más elevado. Como dijo un
entrevistado:

Pasa mucho eso acá... y bueno, el turismo se convirtió en una opción de trabajo, para mucha
gente, ahora en este momento la tendencia es... comprar un lote, construir tu casita, construir una
cabaña para alquilar, construir otra porque con una no te alcanza, y otra más porque con dos
tampoco te alcanza. [...] Y es un modelo que me parece que hay que encontrarle un límite y un
equilibrio, porque hasta dónde vas a construir. [...] Como dice un amigo poeta: “el isleño antes
sembraba frutales, ahora siembra cabañas”50

La construcción se presenta como una alternativa laboral, pero como se ha comprobado en otros
destinos turísticos, ésta tiene un auge durante una etapa inicial de expansión, pero luego tiende a
decaer, siguiendo los patrones del ciclo de vida del turismo51. Otres isleñes optan por la elaboración
de productos artesanales pero, debido a las particularidades antes mencionadas de visitantes
cautives de los paquetes pre-armados, esta producción es difícil de colocar en la isla.

De hecho, inicialmente mi investigación no iba a ser específicamente sobre el turismo, sino que,
dada mi experiencia académica previa, apuntaba a trabajar con cooperativas isleñas de diversa
índole. En base a este criterio, localicé a una investigadora que había trabajado con una cooperativa
de junqueres, y ella a su vez me contactó con una persona que se convirtió en mi informante clave,
El Ruso, quien era parte de una cooperativa de productores de caña de bambú.

El Ruso no sólo es productor de bambú, sino que es un activista político con amplio despliegue
territorial en el Delta, por lo que ya en la primera charla con él hablamos de una gran cantidad de
temas, la mayoría de ellos relacionados, de todas maneras, al ámbito económico. Mi entrevistado
señaló reiteradamente que el panorama económico general en la isla era muy complicado, que ni
siquiera a los emprendimientos más vistosos y llamativos podían vivir con demasiada holgura.

“Entonces yo peleé muchos años para vivir en el delta, del delta, y ahora para poder vivir… tengo
que volver al continente, porque sin el continente no hay mercado, ¿me entendés…? El único
negocio rentable que hay en el delta es el paseo de personas con fin turístico, ya ni siquiera es
rentable la lancha colectiva [la que toman les isleñes para desplazarse desde hacia el continente],
o sea, es rentable el tour de la Cacciola [catamaranes]. O sea, yo no creo que ni siquiera sea
rentable, debe ganar plata pero no debe tener curva de rentabilidad. Ni “El gato blanco”, que es
el restaurant más importante... son emprendimientos familiares que te sirven para sostenerte, pero
si vos lo querés hacer como un emprendimiento comercial tipo franquicia no te va a dar la curva
de rentabilidad a lo deseado jamás, jamás.”52.

El Ruso se refiere a que hace un par de años habían montado una pequeña casita construida
íntegramente en bambú, muy llamativa, a orillas del Río San Antonio. Allí intentaban pensaba

50
Entrevista a ex operador turístico, hoy productor de bambú, enero de 2019.
51
BUTLER, 1980, citado en GASCÓN y MILANO, Óp. Cit.
52
Entrevista al Ruso, productor de bambú, mayo de 2018
vender diferentes artesanías fabricadas en dicho material, además de brotes comestibles. Sin
embargo, a pesar de ser el Río San Antonio uno de los más transitados por embarcaciones turísticas,
un número muy pequeño de gente se detenía y descendía de sus embarcaciones para comprar. Esta
situación llevó al Ruso y sus compañeros a trasladar el local al Puerto de Frutos, centro comercial
en el continente, con la esperanza de obtener más visitantes. Adicionalmente, el Ruso señaló que
éste no era únicamente un problema suyo, sino que afectaba incluso a los emprendimientos que a
uno desde afuera le podían parecer parecían más exitosos, y con un argumento similar al que yo
había leído en el trabajo de De Jager (2016), les turistas no descienden de las embarcaciones más
que en punto específicos y no generan una gran demanda de productos isleños.

El Puerto de Frutos fue un espacio creado a principios del siglo XX, cuando la fruticultura era la
principal actividad de la región, para que les isleñes pudieran vender su producción directamente a
quienes la distribuirían en la ciudad. Debido a la merma de la producción, este espacio quedó
obsoleto y fue refuncionalizado como parte de la apuesta al turismo en 1997 para convertirlo “un
shopping al aire libre y con vista al río”53 A su vez, si bien en el Puerto de Frutos reciben más
visitantes, se enfrentan con un nuevo problema: una intensa competencia con cientos de locales que
ofrecen mercancías de producción serializada y grandes cadenas gastronómicas, destinadas también
a captar la atención de les turistas. Cuando aún el puesto se encontraba en la isla, frente a las
dificultades de ventas, el Ruso y sus allegados se habían asociado a otres productoris, porque sólo
con los productos de bambú no alcanzaba. De todas maneras, el espacio de venta terminó
haciendose conocido como “La Bambusita” Esta estrategia se amplió aún más al instalarse en el
continente. Y aún así, el espacio continua siendo difícil de sostener y sus miembres se encuentran
en un proceso de exploración para consolidar un espacio que posibilite laexpasión y colocación de
productos de origen isleño. Dentro de los productos ofrecidos en el local es posible destacar, por un
lado, las mermeladas, conservas y otros productos alimenticios; y por otro, las artesanías producidas
en base a caña de bambú. Retomando uno de los ejes de análisis en los estudios antropológicos del
turismo en ámbitos rurales, las frecuentemente tensas relaciones entre el turismo y agricultura54,
propongo poner el foco en estas producciones prestando atención a los modos en que les
productoris obtienen sus materias primas en una región con una producción primaria en declive,
donde el uso recreativo y residencial del suelo ha fragmentado el tamaño de las parcelas y
encarecido su precio55, dificultando el acceso a tierras aptas para el cultivo. Por otro lado, algunes
de les productoris plantean la posibilidad de desarrollar un proyecto con posibilidades de desarrollo
en torno a la elaboración de brotes de bambú, un producto gastronómico de alta gama, con una

53 BERTONCELLLO e IUSO, op cit., p11, entrecomillado en el original.


54
GASCÓN, Óp. Cit.
55
OLEMBERG, Óp. Cit.
demanda creciente, pero señalan encontrarse frente a un cuello de botella en las posibilidades de
producción, por la falta de apoyo estatal al cultivo de caña, las dificultades para capitalizarse en el
área de logística (problema típico de la región) y el procesamiento, y la dificultad para encontrar
mano de obra, por la desvalorización social asociada al trabajo en el cañaveral, frente al prestigio
ligado a las actividades turísticas, incluso aunque el jornal del cañero pueda ser ligeramente más
alto.

Un fenómeno que parece tener potencial para el desarrollo de estas diferentes estrategias es el
CAPI, el Consejo Asesor Permanente Isleño. Esta institución fue pensada como un organismo
consultivo tiene su origen en el conflicto en torno a la instalación de Colony Park en 2009.,
emprendimiento mega-inmobiliario que, como reseñé más arriba, causó gran rechazo entre les
isleñes. Producto de las movilizaciones para frenar dicho proyecto, surgió un compromiso con el
municipio para generar un Plan de Manejo Integral del Delta para, entre otras funciones, evitar estas
obras de gran impacto ambiental. Se suponía que el CAPI era el organismo que iba a acompañar la
ejecución del Plan de Manejo para evitar el diseño de políticas de manera inconsulta por parte de las
entidades estatales. Sin embargo, nunca había sido formalizado por el municipio. Recién en
diciembre de 2018, el intendente Zamora firmó el decreto que instituía su creación, con autoridades
concretas y un espacio (modesto) de funcionamiento. Esta formalización, aunque reciente, parece
marcar un cambio en el proceso organizativo isleño. Diferentes colectivos, asambleas y frentes que
se organizaban para atender a distintas problemáticas del Delta (cortes de luz, situación del
transporte público de pasajeros, dragados y endicamientos, etc.), se constituyeron o están en vías de
constituirse como comisiones del CAPI, que parece contar, por el momento con una elevada
legitimidad.

Una de estas comisiones recientemente creadas es la Comisión de Producción, que se propuso la


realización de un censo de productoris de diversa índole radicados en el Delta, para promover
reclamos frente a sus necesidades y organizar proyectos. Cabe aclarar, que por definición de los
integrantes de la comisión, se habla de productores de tipo familiar o de pequeña escala y que
tengan como criterio la sustentabilidad ambiental de la región y la promoción de trabajo y empleo
isleño, excluyendo así a las grandes compañías forestales ubicadas en la Segunda y Tercera Sección
de Islas. Este criterio es reflejo de discusiones explícitamente políticas entre les promotoris de la
comisión, provenientes de diferentes organizaciones políticas y sociales prexistentes.

Si bien el censo no está completo aún, ya ha surgido una primera iniciativa con fines de mejorar las
condiciones de comercialización. A raíz de las limitaciones por la competencia sufrida por “La
Bambusita” en el Puerto de Frutos, se la ha solicitado al municipio el otorgamiento de un local en la
Estación Fluvial, centro obligado de paso tanto como para isleñes y turistas que se embarcan rumbo
al Delta en transporte público. Para tal fin, se ha conformado una Asociación Civil llamada “Origen
Delta”, que en el mismísimo día en que escribo estas líneas está siendo formalmente suscripta por
52 productoris o emprendimientos, y con la posibilidad de expansión a medida que el censo y el
proyecto se desarrollen. Entre los objetivos de la Asociación se encuentran no sólo la implantación
del local en donde les productoris puedan vender mancomunadamente su producción, sino la
creación, en asociación con el municipio de una cocina y una carpintería de uso comunitario, entre
otros proyectos. Se trata de un proceso incipiente que surgió en los últimos meses y que considero
de sumo interés, por lo que ha re-orientado mi trabajo de campo.

Reflexiones finales-provisorias

A modo de cierre de esta exposición, considero que el marco teórico que había elaborado para
trabajar con les productoris “La Bambusita” como referente empírico, no se afectado por la
ampliación al nuevo proyecto, sino por el contario, el surgimiento del mismo y la adhesión de tantes
nueves miembres es el reflejo de las duras condiciones que les isleñes encuentran para subsistir , y
de cómo se organizan para exigir la asistencia del Estado para llevar adelante proyectos productivos
que complementen y redefinan el modelo de desarrollo regional, descentrándolo de la mera
provisión de servicios turísticos.

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