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Guía evaluada.

Profesor Julio Carvajal Rodríguez

Pueblo indígena: la palabra “indígena”, en general, hace alusión a las personas o grupos que son originarios de un país o región. Sin
embargo, en el caso de América Latina el concepto tiene un claro origen colonial, dado que se considera como indígenas a los
descendientes de los pueblos que ocupaban los territorios americanos cuando estos fueron invadidos, conquistados y colonizados por
españoles y portugueses. De acuerdo con Naciones Unidas, indígenas son “aquellas comunidades que teniendo una continuidad
histórica con las sociedades preinvasiones y pre-coloniales que se desarrollaron en sus territorios, se consideran a sí mismos distintos
de otros sectores de la sociedad que ahora prevalece en esos territorios o en parte de ellos” y este mismo organismo propone 4
criterios definitorios de un pueblo indígena: la prioridad en la ocupación del espacio territorial, la continuidad de una distinción cultural,
la conciencia de la propia identidad y su reconocimiento por otros y, por último, la experiencia de sometimiento, marginación, exclusión
y discriminación, en el pasado o en la actualidad.

• Pueblo originario: como contrapunto del concepto de “pueblo indígena”, en las últimas décadas se ha instalado la idea de “pueblo
originario”, que es más amplia ya que considera a estas comunidades como una totalidad por encima de sus diferencias particulares y
resalta su papel como primeros habitantes del territorio americano. Además, esta idea se aleja de perspectivas eurocéntricas sobre
estos pueblos (como los antiguos conceptos de “indio”, “amerindio” o “aborigen”) y tiene un carácter reivindicativo de su cultura y sus
derechos en el contexto actual latinoamericano.

• Cultura: si bien existen muchas acepciones a la idea de “cultura”, una de las más amplias es la que la propia comunidad
internacional nos entrega a través de Naciones Unidas: “La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos
distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además
de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las
creencias” (UNESCO, 1982). La cultura es el elemento distintivo de la condición humana y tiene una relación directa con la capacidad
creativa de los seres humanos; de ahí la importancia que tiene el respeto y la protección de la diversidad cultural, tanto para el
desarrollo como para la cohesión social y la paz.

Nivel de desarrollo cultural: la historia de la América precolombina se organiza en diferentes etapas que corresponden a los niveles
o estadios culturales alcanzados por cada uno de los pueblos que habitaron el continente antes de la llegada de los europeos. A través
de los vestigios arqueológicos y la historia oral, arqueólogos, antropólogos e historiadores han logrado establecer una categorización
que comprende los periodos Paleoindio, Arcaico, Formativo, Clásico y Pos-clásico, estando cada uno de ellos vinculado a diferentes
características culturales y formas de organización política, económica y social desarrolladas por los pueblos americanos. En Chile, la
totalidad de los pueblos indígenas que habitaron nuestro territorio, de acuerdo con esta periodización, se sitúan entre el periodo
Arcaico y el Formativo.

• Nivel arcaico: corresponde a aquel nivel cultural en el que la población originaria de América se dedica principalmente a actividades
económicas como la caza, la recolección y la pesca, mientras desarrolla la domesticación de animales y plantas y una agricultura
incipiente. Desde el punto de vista social, se organizan en bandas familiares extensas que practican el nomadismo en busca de
recursos, mientras que en el ámbito cultural algunos de estos pueblos elaboran piezas de alfarería, confeccionan telas y practican ritos
mágico-religiosos. En Chile, los pueblos de nivel arcaico fueron numerosos y se clasifican de acuerdo a su ubicación
geográfica y su actividad económica en: pueblos canoeros, situados en torno a cuencas de agua dulce o junto a la costa, como los
changos, los alacalufes y los yaganes; y en pueblos pedestres, que se localizaron en la depresión intermedia y en la Cordillera de
los Andes, como los chiquillanes, los pehuenches, los tehuelches y los onas.

• Nivel formativo: en este periodo se observa un progreso técnico en el dominio de la agricultura, por parte de los pueblos
americanos, lo que los obliga a transformarse en sedentarios asentándose en aldeas y abandonando gradualmente el nomadismo.
Conjuntamente con estos cambios, las sociedades indígenas se van complejizando y aparecen formas de organización social y de
gobierno jerarquizadas; en el aspecto cultural, los pueblos del periodo formativo producen una alfarería más elaborada y algunos
construyen centros ceremoniales en torno a los que se desarrolla su cultura. En el territorio nacional, los pueblos de nivel formativo se
caracterizaron fundamentalmente por el dominio, en distintos grados de la agricultura y la ganadería, pudiendo distinguirse entre
agricultores incipientes y agricultores avanzados; en el caso de aquellos ubicados en la zona norte de Chile, el tránsito hacia este
nivel se debió principalmente a la influencia cultural de la civilización inca. Ejemplos de pueblos de nivel formativo en nuestro territorio
son los aimaras, diaguitas, picunches y mapuches, quienes a la llegada de los españoles tenían una estructura social y política
consolidada, dedicándose mayormente a la agricultura.

• Bandas nómades: se refiere a la condición de algunos pueblos originarios cuya organización social consistía en una asociación de
familias extensas que se trasladaba de un lugar a otro en busca de subsistencia. Estos grupos se especializaron en la caza y la
recolección como actividades fundamentales.

• Sedentarismo: corresponde a todas las formas de vida de aquellos pueblos originarios que se establecieron en un lugar
determinado, debido a la experimentación y desarrollo de la agricultura en cualquiera de sus niveles: incipiente o avanzado. Las
sociedades indígenas sedentarias habitaron en torno a aldeas –y en el caso de las civilizaciones de los periodos Clásico y Pos-clásico,
en ciudades– y desarrollaron formas de organización política estables (como los señoríos aimaras) o provisionales (como los
ayllarehues mapuches).

Pervivencia de pueblos indígenas: idea que se refiere a la capacidad de los pueblos originarios de Chile y América para preservar
su cultura (idioma, costumbres, creencias religiosas, estructuras económicas y sociales). Esta pervivencia cultural se da en dos
contextos históricos distintos: primero, en el de la dominación hispánica colonial entre los siglos XVI-XIX y luego, desde el siglo XIX
hasta la actualidad, en medio de los modernos Estados latinoamericanos. En este proceso, algunos pueblos han desaparecido por
completo, mientras que parte importante de ellos se ha adaptado a los cambios históricos y al avance de la cultura occidental a través
de diferentes estrategias.

• Indigenismo: se trata de una corriente de pensamiento político y cultural que promueve el estudio y valoración de los pueblos
originarios en el contexto latinoamericano actual, rechazando cualquier forma de discriminación hacia ellos y visiones eurocéntricas
sobre su cultura y formas de vida.

• Convenio 169 de la OIT: el 27 de junio de 1989, la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo adoptó el
Convenio Nº 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes que se aplica a los pueblos indígenas cuyas
características culturales los distingan de la colectividad nacional del país que habitan. Su importancia radica en que los Estados que
adscriben este convenio se obligan a dar protección a los derechos de los pueblos originarios y asegurar su integración y participación
en sus distintas sociedades, respetando su identidad cultural, sus costumbres y sus tradiciones, entre otras obligaciones. Este
convenio fue ratificado por Chile en 2008 y desde 2009 forma parte de nuestra legislación.

• CONADI: a partir de la promulgación de la llamada Ley Indígena, en 1993 se crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena
que busca “promover, coordinar y ejecutar la acción del Estado en favor del desarrollo integral de las personas y comunidades
indígenas, especialmente en lo económico y sociocultural e impulsando su participación en la vida nacional”, constituyendo uno de los
esfuerzos más importantes del Estado por dar protección e integrar a los pueblos originarios de Chile al desarrollo nacional.

2. Relaciones hispano-indígenas: se refiere al conjunto de relaciones establecidas entre los españoles y los pueblos originarios de
América y Chile durante el proceso de conquista. La llegada de españoles no solo representó una dominación territorial y política, sino
que también se tradujo en una dominación económica y cultural de los indígenas, que tuvo consecuencias de largo plazo. De esta
manera es posible establecer diferentes tipos de relaciones, destacando aquellas de subordinación las que se adscriben
principalmente a lo económico y a la transformación de la población indígena en mano de obra, es decir, se trata del sometimiento
forzoso de estos grupos a las instituciones españolas. Entre estas, se encuentran formas de trabajo como el repartimiento, la mita, y
sobre todo, la encomienda, la más extendida de ellas.

Otro conjunto de relaciones puede calificarse de resistencia pasiva o encubierta dado que la población indígena empleó diversas
estrategias, desde la mantención de sus ritos hasta la rebelión, con el fin de sobrevivir y mantener el control de su identidad. Es decir,
la resistencia es una forma de tensión permanente que depende en gran medida de las formas de dominación a las que se somete la
población. Dentro de este conjunto cabe destacar el mestizaje; relación que tiene un componente biológico, genético o “racial” que
permitió la constitución de la población chilena y latinoamericana hasta la actualidad. A diferencia del componente genético, el
sincretismo es un vínculo de índole cultural, que se observa en ámbitos como el lenguaje, la alimentación, la religión, las costumbres,
entre otras manifestaciones; destacan también los parlamentos, instancias de cooperación entre los españoles y mapuches en el
contexto de la guerra de Arauco. Este último proceso histórico puede categorizarse como una relación de conflicto o resistencia
activa, debido a que nace de la resistencia organizada de la población indígena a la ocupación española; lo fundamental en este tipo
de relaciones es la violencia ejercida por ambas partes y el desarrollo de situaciones de confrontación, como malones, malocas y
levantamiento generales de indígenas.

Empresa de conquista: el concepto de “empresa” en el contexto de la ocupación española de América durante los siglos XV y XVI,
se refiere a dos aspectos diferenciados: en primer lugar, apunta a que el principal objetivo de las expediciones de descubrimiento y
conquista de América era la obtención de ganancias (lucro) a través de la explotación minera y agrícola por parte de los
conquistadores, por sobre otros objetivos, como la evangelización de la población originaria; en segundo lugar, se refiere a su
organización, puesto que tuvieron un carácter privado, dado que la Corona española no organizó directamente las campañas de
descubrimiento y conquista, sino que fueron iniciativa de hombres ambiciosos que se embarcaron hacia tierras americanas. El hecho
de que las empresas de conquista fueran privadas también tiene un significado económico, ya que su financiamiento era compartido
por los integrantes de la hueste. Esta última corresponde al conjunto de personas que llevaron a cabo las empresas de
descubrimiento y conquista en América. Los componentes principales de la hueste eran el capitán de conquista quien lideraba y
poseía la capitulación que lo legitimaba como tal; también la integraban un grupo de soldados armados que tenían la esperanza de
obtener alguna retribución o beneficio tras la expedición. Otros miembros de esta hueste fueron en su mayoría hombres con toda
clase de oficios y labores, como cocineros, herreros, médicos, misioneros y mientras avanzaba la empresa se sumaban indios
auxiliares que actuaban como guías o intérpretes para los conquistadores españoles.

• Capitulación: se trata de un instrumento legal, un tipo de contrato establecido entre el capitán de conquista y la Corona española
para fijar derechos y obligaciones recíprocas. Entre las obligaciones del conquistador se encontraban la protección de la soberanía de
los reyes sobre el territorio descubierto, la protección y evangelización de los indígenas, obteniendo por derecho, la dirección de las
tierras conquistadas, distribuir encomiendas y mercedes de tierra
entre los españoles que lo acompañasen.

• Mercedes de tierra: corresponde a la adjudicación de tierra entre los conquistadores; consistía en la entrega de una propiedad por
parte del rey, el gobernador o el cabildo a un español que con el derecho de usufructo sobre el territorio pasaba jurídicamente a
convertirse en vecino. Las mercedes consistían suelos sobre una planta urbana (solares) y una rural (chacra) que en su mayoría se
destinaron para el desarrollo de actividades económicas tales como la agricultura y la ganadería, así se conformaron las estancias o
haciendas que en su mayoría contaban con un extenso territorio. Desde un punto de vista, constituyó el origen de la propiedad rural
en Chile.

• Fundación de ciudades: corresponde a la estrategia de ocupación del territorio americano más utilizada por los conquistadores
españoles, dado que permitía organizar y administrar políticamente de manera más eficiente las nuevas tierras. Los patrones comunes
que tienen en América las ciudades fundadas por los españoles son el plano ortogonal o damero, contando con una plaza principal,
defensas, una iglesia y un edificio para el cabildo. En la práctica las ciudades actuaban como verdaderos “focos civilizadores”, es
decir, facilitaban la asimilación de las instituciones y la cultura española por los indígenas, sobre todo porque estos eran organizados
en “pueblos de indios”, cercanos a las ciudades, lo que permitió a los españoles ejercer un efectivo control sobre ellos.

Descenso demográfico indígena: se trata de una de las consecuencias inmediatas de la conquista española en América y tiene
que ver con la rápida disminución de la población originaria del continente. Esta pérdida ocurre por una multiplicidad de razones, entre
las que cabe destacar: la muerte como consecuencia de las guerras de conquista, la imposición de un nuevo patrón de trabajo, la
transmisión de enfermedades, la hambruna y los desplazamientos forzados de población.
• Formas de trabajo y tributación: dentro de las consecuencias de la conquista también caben destacar los cambios producidos en
la organización social de las comunidades indígenas, que por medio de la legislación española validaron formas de trabajo
(encomienda y mita) y tributación. En el caso de la encomienda esta constituyó el principal beneficio o recompensa (además de las
mercedes) que los españoles recibían por los servicios militares prestados a la Corona durante la conquista. Consistían en el reparto
de indígenas a un encomendero (español) que estaba autorizado para percibir, a beneficio propio, los tributos indígenas. A cambio,
los encomenderos estaban obligados a otorgarles protección y a evangelizarlos en la religión
católica. En la práctica se convirtió en un sistema de trabajo obligatorio para la población indígena que iba en directo favor de los
encomenderos, ya que se enriquecieron a partir del pago del tributo y les permitió además contar con una mano de obra segura para
la explotación de los recursos naturales (minería y agricultura). Esta institución entró en decadencia toda vez que la población
indígena comenzó a descender bruscamente. El repartimiento constituyó forzosamente otra forma de trabajo indígena, en las que
estas comunidades debían proveer periódicamente un grupo de trabajadores. Estos servicios comprendían el trabajo en las tierras
agrícolas y en centros mineros; a diferencia de otros sistemas de trabajo este era realizado por un tiempo determinado y los indígenas
recibían a cambio una ínfima remuneración. La mita fue otra forma de organización del trabajo indígena, que a diferencia de los
anteriores existía previamente a la invasión hispana, consistían en la organización de turnos de trabajo para la extracción,
principalmente, de oro y plata en las faenas mineras. También hallamos normativas que por parte de la Corona buscaban regular el
trabajo indígena, aquellas se denominaron tasas. El motivo detrás de la promulgación de esta legislación se encuentra la denuncia
realizada por intelectuales y eclesiásticos frente a la explotación indiscriminada de la población indígena. La solución consistía en el
establecimiento de derechos y obligaciones que nunca fueron respetadas totalmente.

• Sincretismo: corresponde a la mezcla de elementos provenientes de dos o más culturas originales, que implica la producción de
elementos culturales nuevos. En este sentido, cabe destacar que a pesar de la pervivencia de formas culturales indígenas “puras”, lo
que ocurrió en forma mayoritaria fue este proceso de síntesis de aportes culturales europeos o hispánicos con aportes indígenas. El
sincretismo ocurre en aspectos como la lengua, con la utilización de una multiplicidad de palabras de origen nativo o en la toponimia
(nombres de ciudades y lugares), sin embargo, donde se observa de manera más intensa este proceso es en el ámbito de la religión
que en América y Chile adquiere un carácter particular: se combinan aspectos propios de la doctrina y el culto católico con prácticas
religiosas y ritos indígenas. Esto se observa, en el caso chileno, en fiestas como La Tirana, el culto de vírgenes como la de Andacollo,
también en el ámbito gastronómico como la cazuela, el charquicán, la chicha, el curanto, entre muchos otros que constituyen hoy
nuestro patrimonio cultural.

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