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Bancos de cemento que simulan ser confortables, hiedra de plástico que simula
naturaleza viva para embellecer el paisaje urbano, pinchos en los aparadores y
hasta zumbidos de alta frecuencia. Estrategias urbanísticas que intentan
desalentar las conductas no deseadas por el poder. La arquitectura hostil, o
defensiva, es una tendencia de diseño urbano donde los espacios públicos se
construyen o alteran para desalentar su utilización. La protagoniza un mobiliario
de vocación disciplinaria. Los más afectados por esta estrategia son las personas
sin hogar y los jóvenes. Esta tendencia está más típicamente asociada como
medio de repeler a las personas sin hogar, por ejemplo, en la forma de "pinchos
anti sin techo", los cuales son colocados en superficies planas para impedir su uso
como lugar de descanso.
Basureros “inteligentes” que por su diseño hermético pretenden servir “para evitar
que la gente se meta y saque basura” según lo expresó Eduardo Macchiavelli,
ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires. En mayo del
2018 y durante una reunión con un grupo de vecinos indignados por la basura que
aumenta en la ciudad, Rodríguez Larreta expresaba que "La única manera de que
no haya cartoneros es que no haya cartón". Un año después, cumple su promesa
con la justificación de que la basura es separada en origen y entregada a los
recicladores. El resto de los residuos queda prácticamente bajo llave, inaccesible a
las familias que se encuentran en situación precaria y que buscan en la basura una
manera de subsistir.
La Ciudad expulsiva
China, Londres, Canadá, Japón, Estados Unidos, España, contienen algunas de las
ciudades que aplican esta nueva tendencia que busca alejar a los sin techo hasta
de los escalones y bancos de las plazas. Asientos inclinados, piedras
estratégicamente diseminadas, pinches filosos en el piso.
Este diseño urbanístico
expulsivo ha pasado
por diversos procesos
dirigidos a crear un
entorno urbano en
función del automóvil y
de aquella parte de la
población que el
gobierno de la ciudad
llama ciudadanos que
pagan sus impuestos. El diseño urbano del espectáculo es un digno mapa de la
separación que, definitivamente, ha triunfado.
En síntesis buscan tapar lo que nadie quiere ver: pobreza y exclusión. Si bien la
solución a las personas que viven en situación de calle no debe ser colocar
banquetas más cómodos o permitir que se instalen debajo de autopistas como
solución habitacional, el dinero invertido destinado a implementar este tipo de
mobiliarios podría utilizarse en otro tipo de soluciones, que resguarden la
integridad de esa parte de la población que las políticas económicas neoliberales
dejan fuera y sin oportunidad.
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