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CERCO DE JERICÓ

Invocamos a la Santísima Trinidad: Del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

1) Invocamos al Espíritu Santo y pedimos perdón


¡Ven Espíritu Santo! y llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía Señor tu espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra.
Oh Dios que aleccionaste los corazones de tus fieles, con la ciencia del Espíritu Santo.
Haz que guiados por este mismo espíritu, saboreemos la dulzura del bien y gocemos siempre
de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Pidiendo Perdón: Yo pecador.


Yo pecador reconozco delante de Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado
mucho de pensamientos, palabras, obras y omisiones. Por mi culpa, por mi culpa, por mi
grandísima culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén. (Breve silencio).

2) Profesión de Fe: Se reza el Credo.


Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su Único
Hijo nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María
Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió
a los infiernos. Al tercer día, resucitó de entre los muertos.
Subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de
venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de
los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

3) Peticiones:
Sea quebrado, destruido todo poder de Satanás y sus ángeles apóstatas rebeldes sobre estas
personas, familias, comunidades y pedidos o necesidades - con Fe nombramos a Personas,
Familias, Comunidades, motivos, encomendándolas a Nuestro Señor Jesucristo – Breve silencio
(1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria).

4) Oración a la Sangre de Cristo y Renuncia


Señor, no quiero hacer parte de nada que pueda ofenderte. Quiero ser tuyo/a, me entrego a Ti
y confieso que Tú Jesús eres mi Señor. Revísteme con tu Sangre, Señor. Que tu Sangre sea
barrera insuperable entre mí y el enemigo. Señor Jesús, que el enemigo sea sometido y se
postre a los pies de tu Cruz. Amén.
Señor Jesucristo, por tu Santa Cruz, por tus llagas, por tu preciosísima sangre, por tu santo y
gran nombre renuncio de todo corazón:
- A satanás, a todas sus seducciones y obras, a sus mentiras.
- A todo vicio del pecado, a toda esclavitud de los sentidos, al mal contra mí y contra mi prójimo.
- A todo espíritu de confusión, a los disturbios en mis sentimientos, a la agresividad, al odio y
rencor, a la venganza y a la ira, a no creer en Dios y en su amor, a la decepción y a la
desesperación.
- A todo espíritu de muerte y deseo de muerte de los demás, deseo de autoflagelación y suicidio,
renuncio a la angustia.
- Renuncio a todo espíritu de maldición, blasfemia, chismes y mentiras.
- A todo espíritu de promiscuidad, de prostitución y adulterio, a toda práctica homosexual, al
vicio de la masturbación y a la excitación por pornografía.
- A la brujería, espiritismo, adivinación, evocación de los muertos.
- A todos los espíritus que fueron evocados sobre mí o sobre mi familia.
Señor Jesús pido que rompas todo yugo hereditario que pesa sobre mí, todas las maldiciones,
tendencias al mal. Que todo lo que recibí de mis antepasados sea tocado por tu sangre
redentora.
Destruye, Señor, todas las consagraciones, pactos, bautismos y otras señales de consagración
al espiritismo, a la magia o a cualquier secta. Renuncio a todos los beneficios o falsos beneficios
obtenidos por esos medios. (Gloria).

5) Lectura Orada: Josué 6, 1-20 (el último día será orado 7 veces)
Jericó estaba bien cerrada y puestos sus cerrojos por miedo a los israelitas: nadie salía ni
entraba.
Yahveh dijo a Josué: «Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a su rey. Vosotros, valientes
guerreros, todos los hombres de guerra, rodearéis la ciudad, (dando una vuelta alrededor. Así
harás durante seis días.
Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. El séptimo
día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas).
Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la trompeta), todo el pueblo
prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará
al asalto cada uno por frente a sí.» Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: «Tomad
el arca de la alianza y que siete sacerdotes lleven las trompetas de cuerno de carnero delante
del arca de Yahveh.»
Al pueblo le dijo: «Pasad y dad la vuelta a la ciudad y que la vanguardia pase delante del arca
de Yahveh.»
(Se hizo según la orden dada por Josué al pueblo). Siete sacerdotes llevando las siete trompetas
de cuerno de carnero delante de Yahveh pasaron y tocaron las trompetas; el arca de la alianza
de Yahveh iba tras ellos;
la vanguardia iba delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas y la retaguardia
marchaba detrás del arca. Según iban caminando, tocaban las trompetas.
Josué había dado esta orden al pueblo: «No gritéis, ni dejéis oír vuestras voces (que no salga ni
una palabra de vuestra boca) hasta el día en que yo os diga: "Gritad." Entonces gritaréis.»
Hizo que el arca de Yahveh diera la vuelta a la ciudad (rodeándola una vez); luego volvieron al
campamento, donde pasaron la noche. Josué se levantó de mañana y los sacerdotes tomaron
el arca de Yahveh.
Siete sacerdotes, llevando las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca de Yahveh,
iban caminando y tocando las trompetas según caminaban. La vanguardia iba delante de ellos
y la retaguardia detrás del arca de Yahveh, desfilando al son de las trompetas.
Dieron (el segundo día) una vuelta a la ciudad y volvieron al campamento. Se hizo lo mismo los
seis días.
El séptimo día, se levantaron con el alba y dieron la vuelta a la ciudad (según el mismo rito) siete
veces. (Sólo aquel día dieron la vuelta a la ciudad siete veces.)
La séptima vez, los sacerdotes tocaron la trompeta y Josué dijo al pueblo: «¡Lanzad el grito de
guerra, porque Yahveh os ha entregado la ciudad!»
«La ciudad será consagrada como anatema a Yahveh con todo lo que haya en ella; únicamente,
Rajab, la prostituta, quedará con vida, así como todos los que están con ella en su casa, por
haber ocultado a los emisarios que enviamos.
Pero vosotros guardaos del anatema, no vayáis a quedaros, llevados de la codicia, con algo de
lo que es anatema, porque convertiráis en anatema todo el campamento de Israel y le
acarrearíais la desgracia.
Toda la plata y todo el oro, todos los objetos de bronce y de hierro, están consagrados a Yahveh:
ingresarán en su tesoro.» El pueblo clamó y se tocaron las trompetas. Al escuchar el pueblo la
voz de la trompeta prorrumpió en gran clamor, y el muro se vino abajo. La gente escaló la
ciudad, cada uno frente a sí, y se apoderaron de ella. (Gloria).

6) Lectura Orada: Efesios 6, 10-20


Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura
de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra
enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de
este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse
firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el
cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para
propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que
podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la
espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de oraciones
y súplicas, animados por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por
todos los hermanos, y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar
resueltamente el misterio del Evangelio, del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas.
¡Así podré hablar libremente de él, como debo hacerlo! (1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria).

7) Lectura Orada: Salmo 90


Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: “Mi
refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío”. Él te librará de la red del cazador y de la peste
perniciosa; te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas. No temerás los terrores
de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que
devasta a pleno sol. Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, tú no serás
alcanzado: su brazo es escudo y coraza. Con sólo dirigir una mirada, verás el castigo de los
malos, porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al Altísimo. No te alcanzará
ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque él te encomendó a sus ángeles para
que te cuiden en todos tus caminos. Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra
ninguna piedra; caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes.
“Él se entregó a mí, por eso, yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre; me invocará,
y yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré; le haré gozar de una
larga vida y le haré ver mi salvación” (Gloria).

8) Oramos: El Magníficat (Lc. 1, 46-55)


María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo
en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la humildad de su servidora. En adelante todas
las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Todopoderoso ha hecho en mí
grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de
su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a
nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». (Gloria).

9) Plegaria:
OH Padre celestial en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, te pido que el poder que diste a Josué y
sus compañeros para que sean derribadas las murallas de Jericó, sea dado a mí y a los que
hicieran esta oración. ¡Te lo pido Señor!
Jesús rompe las murallas de las plagas, por la boca o contaminación, en relación a nuestros
antepasados y en los días de hoy. Jesús rompe todas las murallas de maldiciones venidas de
nuestros antepasados y en los días de hoy. Jesús rompe todas las murallas del egoísmo, celos,
vicios, de los orígenes que fueran. Jesús rompe todas las murallas de las intrigas, peleas,
disoluciones de matrimonios, grupos de oración, ministerios, comunidades religiosas, y todo
tipo de separaciones. Jesús rompe las murallas de las dificultades financieras, falta de empleo,
falta de dinero, dificultades en los negocios, en el trabajo, y otras dificultades sean cuales
fueran.

Jesús rompe las murallas de las enfermedades sean ellas cuales fueran, principalmente el
cáncer, la leucemia y toda enfermedad de la sangre, de los huesos, de la piel, la depresión, VIH,
alcoholismo, drogas, prostitución, y homosexualismo.

Jesús rompe las murallas de los malos pensamientos, iluminaciones y astucias de Satanás de
todos los orígenes de nuestra mente. Jesús rompe toda acción de Satanás en nuestra vida
espiritual, y haz que seamos totalmente renovados por TU SANGRE DERRAMADA EN LA CRUZ:
Jesús rompe todo ocultismo en nuestro pasado y ahora, sea magia, sortilegio, control mental,
hechicería, dependencia, pacto, curanderismo, adivinación, trabajos hechos con el llamado san
la muerte, entrega o transferencia a alguna entidad sea del origen que fueran.

En tu Nombre, Señor Jesús, reclamo ahora toda propiedad física o psíquica que haya sido puesta
bajo el poder del enemigo y exijo que sea restituida totalmente bajo tu Señorío, Jesucristo.
Jesús rompe las murallas que impiden la obra de Dios en nuestras vidas. Señor te entregamos
nuestras vidas a Ti para que haya un nuevo Pentecostés en nosotros y acreditemos tu victoria
que también es nuestra. (1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria).

10) Lectura Orada: Salmo 67


¡Se alza el Señor! Sus enemigos se dispersan y sus adversarios huyen delante de Él.
Tú los disipas como se disipa el humo; como se derrite la cera ante el fuego, así desaparecen
los impíos delante del Señor.
Pero los justos se regocijan, gritan de gozo delante del Señor y se llenan de alegría.
¡Canten al Señor, entonen un himno a su Nombre! ¡Ábranle paso al que cabalga sobre las nubes!
Su Nombre es “el Señor”: ¡griten de alegría en su presencia!
El Señor en su santa Morada es padre de los huérfanos y defensor de las viudas: Él instala en un
hogar a los solitarios y hace salir con felicidad a los cautivos, mientras los rebeldes habitan en
un lugar desolado.
Señor, cuando saliste al frente de tu pueblo, cuando avanzabas por el desierto, tembló la tierra
y el cielo dejó caer su lluvia, delante del Señor –el del Sinaí– delante del Señor, el Dios de Israel.
Tú derramaste una lluvia generosa, Señor: tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;
allí se estableció tu familia, y tú, Señor, la afianzarás por tu bondad para con el pobre. ¡Bendito
sea el Señor, el Dios de nuestra Salvación! Él carga con nosotros día tras día; él es el Dios que
nos salva y nos hace escapar de la muerte.
Sí, Dios aplastará la cabeza de sus enemigos, el cráneo de los que se obstinan en sus delitos.
Dice el Señor: “Los traeré de Basan, los traeré desde los abismos del mar, para que hundas tus
pies en la sangre del enemigo y la lengua de tus perros también tenga su parte".
¡Canten al Señor, reinos de la tierra, entonen un himno al Señor, al que cabalga por el cielo, por
el cielo antiquísimo! Él hace oír su voz poderosa, ¡reconozcan el poder del Señor! Su majestad
brilla sobre Israel y su poder, sobre las nubes.
Tú eres temible, Señor, desde tus santuarios. El Dios de Israel concede a su pueblo el poder y la
fuerza. ¡Bendito sea Dios! (Gloria).

11) Oración de liberación:


Sea destruido, exterminado, neutralizado, el poder del príncipe de las tinieblas que viene
persiguiendo, perjudicando, esclavizando, dominando esas personas, deseando su ruina
espiritual, material, sembrando odio, orgullo, discordia, envidia, celos, y heridas. Sea destruido
y exterminado, neutralizado todo espíritu de desunión en los hogares de estas personas que
viene provocando discordias, odio, heridas, desentendimiento, orgullo, chisme, difamación,
maldición, juicios. Sea también quemado, destruido, deshecho todo y cualquier trabajo escrito,
hecho contra estas personas. Sea también quemado y destruido todo su conocimiento anterior
y actual con espiritismo, ocultismo, quimbandas, umbandas, control mental, rosacruces,
masonería, mensana, ocultismo, y todo tipo de supersticiones. Sea también quemado y
destruido, exterminado y eliminado todo tipo de molestias corporales y mentales, físicas y
espirituales, opresión, persecución diabólica sobre nosotros y nuestras familias. Sea destruido,
aniquilado, quemado, neutralizando todo el poder del príncipe del mundo sobre nosotros que
viene provocando discordia, opresión, tristeza, depresión, angustia, soledad, aislamiento,
pánico, desánimo, envidia, odio, rebeldía, egoísmo, desentendimiento, ahora y para siempre.
(Gloria).

12) Oración a Nuestra Señora Desata nudos:


Santa María desatadora de nudos.
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida aceptaste con toda
humildad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez y paciencia, nos
diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces más claros los lazos
que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, Tú que con corazón materno desatas los nudos
que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas en tus manos y que nos libres de las
ataduras y confusiones con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal, Señora Nuestra y desata
los nudos, que impiden nos unamos a Dios, para que libres de toda confusión y error, los
hallemos en todas las cosas, tengamos en El, puestos nuestros corazones y podamos servirle
siempre en nuestros hermanos. Amén. (1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria).

13) Lectura Orada: Hechos 4, 23-31


Puestos ya en libertad, volvieron a los suyos y les contaron cuantas cosas les habían dicho los
príncipes de los sacerdotes y los ancianos. Ellos, al oírlo, levantaron la voz a Dios y dijeron:
Señor, tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto en ellos se contiene, tú que
hablando el Espíritu Santo por boca de David nuestro padre y siervo tuyo, dijiste: ¿Por qué se
han alborotado las naciones y los pueblos han forjado empresas vanas? Se armaron los reyes
de la tierra y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido. Porque verdaderamente
se mancomunaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio
Pilato con los gentiles y las tribus de Israel, para ejecutar lo que tu poder y providencia
determinaron que se hiciese. Ahora, pues, Señor, mira sus amenazas y da a tus siervos el
predicar con toda confianza tu palabra, extendiendo tu mano para hacer curaciones, prodigios
y portentos en el nombre de Jesús, tu santo Hijo. Acabada esta oración, tembló el lugar en que
estaban congregados, y todos se sintieron llenos del Espíritu Santo y anunciaban con firmeza la
palabra de Dios.

14) Alma de Cristo:


Alma de Cristo santifícame, cuerpo de Cristo sálvame, sangre de Cristo embriágame, agua del
costado de Cristo lávame, pasión de Cristo confórtame.
Oh mi buen Jesús óyeme, dentro de tus llagas escóndeme, no permitas que me aparte de ti, del
maligno enemigo defiéndeme y en la hora de la muerte llámame y mándame ir a ti, para que
con tus ángeles y santos te alabe por los siglos de los siglos, Amén.

15) Oración a San Benito (abad):


La Cruz Sagrada sea mi luz, no sea el demonio mi guía, retírate satanás, no me ofrezcas cosas
vanas, lo que me ofreces es malo, bebe tú esos venenos. (1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria).

16) Oración a San Miguel Arcángel:


San Miguel Arcángel defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y
asechanzas del demonio, que Dios humille su soberbia.
Y tú príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno a satanás y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

17) Levántate:
Levántate oh Dios! por medio de la poderosa intercesión de la Santísima Virgen María, de San
Miguel, San Rafael y San Gabriel arcángeles y de todos los santos de la milicia celestial a destruir
a todos los enemigos malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas,
humildemente te lo pedimos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

18) Oración para sellar la Liberación y la Sanación recibida:


(Con el dedo pulgar de la mano derecha hacemos la señal de la cruz en la frente)
Con la Sangre preciosa de Jesús sellamos esta liberación y sanación que tú Dios Padre, Dios Hijo
y Dios Espíritu, acabas de hacer en mi vida, en mi familia, en mi comunidad y en donde tu
misericordia actuó, para que no vuelvan más estos males ni espíritus, ni de la misma clase, ni
de naturaleza parecida.
Te rogamos, Padre Dios, que el Espíritu Santo ocupe todo nuestro ser y restaure las virtudes
que estos males han destruido en nosotros.
Desata en nosotros todos los dones y frutos de tu Santo Espíritu.
Envíanos tus ángeles portadores de paz, unidad, salud, protección y prosperidad.
Espíritu Santo de Dios recibe la consagración perfecta y absoluta de todo nuestro ser, de
nuestras familias y comunidades.
Dígnate ser en adelante nuestro director, nuestra Luz, nuestro Guía, nuestra Fuerza y todo el
Amor de nuestros corazones. (1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria).

19) Coraza de San Patricio


Me levanto hoy…
Por medio de poderosa fuerza,
la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación.
Me levanto hoy…
Por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo,
Por medio de la fuerza de Su crucifixión y su sepulcro,
Por medio de la fuerza de Su resurrección y ascensión,
Por medio de la fuerza de Su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy…
Por medio de la fuerza del amor de Querubines,
En obediencia de Ángeles, En servicio de Arcángeles,
En la esperanza que la resurrección encuentra recompensa,
En oraciones de Patriarcas, En palabras de Profetas,
En prédicas de Apóstoles, En inocencia de Santas Vírgenes,
En obras de hombres de bien.
Me levanto hoy…
Por medio del poder del cielo:
Luz del sol,
Esplendor del fuego,
Rapidez del rayo,
Ligereza del viento,
Profundidad de los mares,
Estabilidad de la tierra,
Firmeza de la roca.
Me levanto hoy…
Por medio de la fuerza de Dios que me conduce:
Poder de Dios que me sostiene,
Sabiduría de Dios que me guía,
Mirada de Dios que me vigila,
Oído de Dios que me escucha,
Palabra de Dios que habla por mí,
Mano de Dios que me guarda,
Sendero de Dios tendido frente a mí,
Escudo de Dios que me protege,
Legiones de Dios para salvarme
De trampas del demonio,
De tentaciones de vicios,
De cualquiera que me desee mal,
Lejanos y cercanos,
Solos o en multitud.
Yo invoco este día todos estos poderes entre mí y el malvado,
Contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma,
Contra conjuros de falsos profetas,
Contra las negras leyes de los paganos,
Contra las falsas leyes de los herejes,
Contra obras y fetiches de idolatría,
Contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros,
Contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.
Cristo escúdame hoy…
Contra filtros y venenos, Contra quemaduras,
Contra sofocación, Contra heridas,
De tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo…
Cristo frente a mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí, Cristo a mi diestra,
Cristo a mi siniestra,
Cristo al descansar,
Cristo al levantar,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.
Me levanto hoy…
Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación. (Gloria).

20) Consagración a María Santísima y a Nuestro Señor Jesucristo:


Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A ti celestial princesa, virgen sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón,
mírame con compasión, no me dejes madre mía vivir ni morir sin tu santa bendición. Amén.

Bendito: Bendito y alabado sea el Santísimo sacramento del altar, la Virgen María nuestra
Señora concebida sin mancha de pecado original, desde el primer instante de su ser natural,
amén, Jesús, María y José. (1 Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria).

21) Bendición de San Francisco:


El Señor te bendiga y te guarde, el Señor te muestre su paz y tenga misericordia de ti. El Señor
haga resplandecer su rostro sobre ti y te mire con buenos ojos. El Señor vuelva hacia ti su rostro
y te dé paz. El Señor te bendiga. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Santos/as, Beatos/as de Dios… rueguen por nosotros!


¡Ave María Oh Purísima… sin pecado concebida! (3 veces).
Jesús… en Vos confío y espero! (3 veces).

¡¡¡Que Dios y La Virgen María Bendigan a Ti y a tu Familia!!!

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