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laboral
EL TRABAJO
EN LA ERA DE
retos para el mercado de trabajo. En este libro se analiza el nuevo capita-
lismo y sus características para luego estudiar si las nuevas formas de
trabajar descentralizadas encajan o no en el concepto de contrato de
trabajo. Con ello, en este libro se presentan nuevos indicios de laborali-
dad inexistentes hasta ahora derivados de la utilización de la tecnología LA ECONOMÍA
en la prestación del trabajo.
La economía colaborativa también permite poner en el mercado bienes COLABORATIVA laboral
propios infrautilizados convirtiendo a los particulares en pequeños
empresarios. Desde esta perspectiva, se detalla en qué punto estos
laboral
239
Colección Laboral
(Fundada por IGNACIO ALBIOL MONTESINOS)
Consejo científico:
JOSÉ MARÍA GOERLICH (Director)
ÁNGEL BLASCO PELLICER
JESÚS R. MERCADER UGUINA
FRANCISCO PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL
REMEDIOS ROQUETA BUJ
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EL TRABAJO EN LA
ERA DE LA ECONOMÍA
COLABORATIVA
La clasificación jurídica de trabajadores y
autónomos y los efectos de la reputación online
en la economía de las plataformas virtuales
Valencia, 2017
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EDITA: TIRANT LO BLANCH
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ISBN: 978-84-9143-147-3
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1. Objetivo y estructura
El objetivo de este trabajo será conocer las consecuencias jurídico-
laborales de la economía colaborativa en el mercado de trabajo. No obs-
3 SUNDARARAJAN A., The Sharing economy. The end of employment and the rise of
crowd-base capitalism, Cambridge, MIT press, 2016, p. 17 (ejemplar en PDF).
4 STEINMERTZ K., Exclusive: See how big the Gig economy really is, Time, 6 Enero
2016.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
tante, antes de realizar ese análisis, se debe advertir que dentro del término
“Economía colaborativa” existen muchas diferencias entre modelos y pla-
taformas. A los efectos que aquí interesan es necesario dividirlos en dos;
por una parte las plataformas dedicadas a la venta o alquiler de bienes; ii)
por otra las plataformas dedicadas a la provisión de servicios.
7 Por ejemplo, en el caso de Bla Bla Car, el propietario del vehículo va a realizar el viaje
igualmente, con o sin alquiler de asientos. Por esta razón, no nos encontramos ante
un servicio de transporte, donde el cliente decide el destino y el conductor presta el
servicio, sino ante la infrautilización del vehículo —por quedar asientos libres— para
un viaje que se iba a realizar igualmente.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 11, 1998; THIBAULT ARANDA J., “Teletra-
bajo forzado a domicilio”, AL, 4, 2006.
11 COASE R. H., “The Nature of the Firm”. Economica, New Series. 16 (4), 1937, pp.
386-405. Recientemente también han sido llamados costes externos o costes de coor-
dinación, SUNDARARAJAN A., The Sharing economy, op. cit., p. 85 (ejemplar en
PDF).
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
12 Como señala el Prof. Valdés Dal-Ré, no todas las empresas están en crisis. La gran em-
presa como organización de integración vertical y jerárquica se está desmantelando,
sin embargo la gran empresa como centro de concentración de capital saldrá robus-
tecida, en VALDÉS DAL-RÉ, F., “Descentralización productiva y desorganización del
derecho del trabajo”. Sistema: Revista de Ciencias Sociales., 2002 p. 61. Esta empresa
robustecida será aquella que controle las tecnologías —portales virtuales— y el know-
how del negocio.
13 En cualquier caso, aunque en este trabajo no se estudie la “sustitución de trabajadores
por maquinas”, ello no significa que no sea un tema también preocupante, al respecto
ver MARTÍN G Y PLASENCIA A., “Digitalización y desaparición de empleos”, Cla-
ves, Noviembre, 2013, pp. 90 y ss.
14 HINES A., “The end of work as we know it”. Career Planning and Adult Develop-
ment Journal, 10, 2015; CEFKIN, M. et al., “A perfect Storm? Reimagining work in
the Era of the End of the Job”, Ethnographic Praxis in Industry Conference Procee-
dings, 2014, p. 3-19.
15 HOWE, J., “The rise of Crowdsourcing”, Wired, June 2006.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
16 DARYL L., iStock: We’ll Clear $200M This Year (en línea), 2009, www.pdnoline.com.
[consulta 22 de Septiembre de 2015].
17 HARRIS S., KRUEGER A., “A proposal for modernizing labor laws for twenty-first-
century work: The “Independent Worker”, The Hamilton Project, diciembre, 2015, p.
5.
18 Las bajas barreras de entrada y los bajos costes de entrada de los nuevos negocios
aseguran su rápida expansión FRANZETTI, A., “Risks of the Sharing Economy”,
Risk Management. April 2015, p. 10.
19 ALOISI, A., “Commoditized Workers. The Rising of On-Demand Work, a Case Study
Research on a Set of Online Platforms and Apps”, SSRN, July 2015: 1-38, 2015, p. 3.
20 Término que empezó a acogerse a raíz del artículo Workers on tap, The Economist, 3
de enero de 2015; posteriormente ha sido popularizado por otros autores FRANZET-
TI, A., “Risks of the Sharing Economy”, op. cit., p10 y DAGNINO, E., “Uber law:
perspectiva jurídico-laboral…”, op. cit, p. 3.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
21 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law in the Crowd-
sourcing Industry”. Berkeley Journal of Employment and Labor Law. 32 (1), 2011,
143-204.
22 El trabajo que no se vende hoy no puede venderse mañana, mientras que el dinero
tiene un carácter duradero incluso llegando a aumentar con el paso del tiempo. Ello
provoca una debilidad inherente a toda prestación de servicios, pero luego existen
otras características, específicas de la clase trabajadora, como son la debilidad econó-
mica que suele tener el que vende su trabajo en comparación al que lo compra.
23 ALOISI, A., “Commoditized Workers…”, op. cit., p. 9. No es de extrañar que los CEO
—directores ejecutivos— de las empresas sean los que más estén apostando por llamar
a su modelo de negocio economía de igual a igual, También resulta interesante la en-
trevista a la CEO the Zipcar, RAFTER, M., “Share and share she likes”, Workforce,
June 2015.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
2.2. Crowdsourcing24
El llamado Crowdsourcing (o también llamado Crowdwork) consiste
en tomar una prestación de un servicio, tradicionalmente realizada por un
trabajador, y descentralizarla hacia un indefinido y, normalmente, gran
número de personas en forma de llamamiento o convocatoria25. El mode-
lo cuenta con tres elementos; i) por una parte, los “solicitantes”, que son
empresas o particulares que requieren que se realice en su beneficio una
prestación de un servicio; ii) los trabajadores que prestan los servicios; iii)
y, en tercer lugar, las plataformas virtuales que se encargan de utilizar las
tecnologías de la información para unir oferta y demanda y que perciben
un porcentaje por cada prestación de servicios realizada. Este modelo de
negocio puede utilizarse para prácticamente cualquier tipo de servicio,
especializado o no especializado. Algunos ejemplos de servicios que se
pueden prestar con esta modalidad pueden ser; los servicios de transporte
(“taxi”); reparto a domicilio; lavandería; entrenadores personales; mon-
taje de muebles; diseño gráfico: fotografía; formación; guías turísticos;
traducción; cocina, etc. Como se ve, prácticamente cualquier empleo ac-
tual puede verse transformado.
Ahora bien, es importante ver que no todos los servicios enumera-
dos responden a las mismas características ni se enfrentan a los mismos
riesgos. En este sentido, cabe diferenciar dos grandes grupos. De un lado,
aquellas actividades que pueden realizarse de forma completamente vir-
tual y, de otro lado, aquellas que requieren un trabajo físico. Esta diferen-
ciación es significativa desde el momento en el que las actividades que son
virtuales cuentan, normalmente, con un menor riesgo y con unos menores
costes para el que realiza la actividad. Por ejemplo, el diseño gráfico de
26 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law…”, op. cit., p.
145.
27 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law…”, op. cit., p.
146.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
28 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law…”, op. cit., p.
146.
29 El Crowdsorcing voluntario se ha mostrado muy capaz de atraer poderosas redes
de participantes comprometidos en cuestiones de interés general llevadas a cabo por
el Gobierno, grupos de interés público o organizaciones caritativas. Por ejemplo, la
NASA emprendió un proyecto basado en voluntarios online con el objetivo de iden-
tificar estructuras topográficas en Marte a través de fotos. La tarea se pudo terminar
en un tiempo récord por la cantidad de participantes que donaron voluntariamente su
tiempo, en MICHAEL, S., “ Clickworkers on Mars”, American Scientist, May-june,
2002. También, para la búsqueda de un aviador perdido en el desierto de nevada,
muchos trabajadores online donaron su tiempo para comprobar las imágenes toma-
das por los aviones de rescate, en FOSSET, S.,”The Search for Steve Fossett: Turk and
Rescue”, The Economist, 22 de septiembre 2007. Como siempre las cuestiones éticas
pertenecen al uso y no a la existencia de la tecnología. Blue Servo creado en 2008 por
el sheriff de la frontera de Texas estableció una red de cámaras en la frontera con Mé-
xico solicitando la ayuda de voluntarios online para que vigilaran cualquier entrada
“sospechosa” a través de la visualización de las cámaras; se puede ver en BlueServo.
net.
30 También llamado Crowdsorcing competitivo, ver, por ejemplo, Innocentive.com
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
31 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law…”, op. cit., p.
146.
32 VALDÉS DAL-RÉ, F., “Descentralización productiva y desorganización del derecho
del trabajo”, op. cit., 2002.
33 Por esta razón, desde la doctrina se ha considerado que nos encontramos ante un
nuevo taylorismo, MARVIT, M., “How Crowdworkers became the ghosts in the digi-
tal machine” (en línea), 2014, https://www.thenation.com/article/how-crowdworkers-
became-ghosts-digital-machine/ [consulta 25 de septiembre de 2015].
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
34 Con ello, además, se puede estar poniendo fin a la prometida “economía del conoci-
miento”. Algunos autores argumentaban que en la actualidad las cadenas de mon-
taje se habían terminado, y que en la nueva economía se valoraba los trabajadores
competentes, bien formados inteligentes y creativos, en STONE, K., From widgets to
digits Employment. Regulation for the Changing Workplace, Cambridge, Cambrid-
ge University Press, 2004, p. 5. Sin embargo, la atomización de la economía puede
revertir completamente esta tendencia volviendo a requerir únicamente trabajadores
sin formación quedando los trabajadores formados como simples supervisores esca-
samente necesitados CHERRY, M., “Working for (virtually) minimum wage…”, op.
cit., p. 1095.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
35 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law…”, op. cit., p.
152.
36 Precisamente esta es la idea que se encuentra detrás del nombre de la plataforma.
Mechanical Turk es el nombre de un aparato de madera del siglo XVIII con forma
de humanoide, adornado con un turbante, que competía con humanos al ajedrez.
Se dijo que era el primer “robot” de la historia, sin embargo, resultó que dentro del
humanoide de madera se encontraba una persona que sufría enanismo, que era quién
realmente manejaba el “robot”. Esta analogía, que puede parecer una simple curio-
sidad, responde a una filosofía mucho más preocupante. Los trabajadores que desa-
rrollan las funciones se encuentran totalmente deshumanizados a la otra parte del
cableado del ordenador, donde realizan tareas completamente repetitivas, monótonas
y troceadas, alejadas del producto final, sin que exista, en muchos casos, ningún cono-
cimiento en lo que se está trabajando, en MARVIT, M., “How Crowdworkers became
the ghosts in the digital machine”. En concreto, esta cuestión ha levantado algunas
críticas respecto a las implicaciones éticas. Los trabajadores, sin tener conocimiento,
podrían estar trabajando para el beneficio de dictadores que utilizan este tipo de tra-
bajo para oprimir a su pueblo. Por ejemplo, podría utilizarse MTurk para identificar
manifestantes en fotografías tomadas durante unas protestas, sin conocimiento del
trabajador que realiza la comparativa entre fotos, en ZITTRAIN, J. “Work the New
Digital Sweatshops”, Newsweek, 9 de diciembre de 2009 p. 41.
37 Aunque existen muchas otras plataformas del mismo estilo como CrowdFlower, Clic-
kworker, CloudCrowd, por lo que el número de trabajadores en la industria perma-
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
nece desconocido, en MARVIT, M., “How Crowdworkers became the ghosts in the
digital machine”, op. cit.
38 KITTUR, A et al., “The Future of Crowd Work”. 16th ACM Conference on Computer
Supported Coooperative Work, 2012, p. 1303.
39 ALOISI, A., “Commoditized Workers…”, op. cit., p. 11.
40 Esto ha sido criticado por la doctrina al entender que el objetivo claramente es atraer
mando de obra infantil MARVIT, M., “How Crowdworkers became the ghosts in the
digital machine”, op. cit.
41 Para más información se puede visitar Amazon.com Requester Website FAQs; y Ama-
zon.com, Worker website FAQs.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
42 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law…”, op. cit., p.
145.
43 FELSTINER, A., “Working the Crowd: Employment and Labor Law…”, op. cit., p.
167.
44 Hay que pensar que la mayoría de problemas actualmente vienen porque tenemos una
normativa basada en territorios “nacionales” que regula mercados mundiales.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
48 Recuérdese que tal y como se ha visto hasta ahora, este nuevo modelo productivo
pivota precisamente en no tener trabajadores protegidos por la normativa sino micro-
emprendedores. De hecho se puede afirmar que la diferente regulación se utiliza co-
mo ventaja comparativa respecto a los negocios clásicos. No contratar trabajadores
protegidos permite ofrecer los servicios a menores precios dada la reducción de costes
resultado de la no aplicación de las protecciones laborales. Por ello, este modelo de
negocio no parece estar triunfando por crear redes más eficientes y productivas de
trabajo sino, simplemente, por evitar la aplicación de normas protectoras.
49 VALDÉS DAL-RÉ, F., “Descentralización productiva y desorganización del derecho
del trabajo”, op. cit., p. 45.
50 BAYÓN CHACÓN, G Y PÉREZ BOTIJA, E., Manual de Derecho del Trabajo, Ma-
drid, Marcial Pons, 1976, p. 16.
51 ALONSO OLEA, M., Introducción al Derecho del Trabajo, Madrid, Revista de Dere-
cho Privado, 1968, pp. 18-19.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
56 CHERRY, M., “Working for (virtually) minimum wage: Applying the fair labors sa-
tandards act in cyberspace”. Alabama Law Review, 60 (5) 2009, p. 1083.
57 DE STEFANO V., “The rise of the “just-in-time workforce”, on-demand work,
crowdwork and labour protection in the “gig-economy”, Conditions of work and
employment series, 71, 2016, p. 6 y en EUROFOUND “Self-employed or not self-
employed? Working conditions of “economically dependent workers”, Background
paper, Dublin, 2013.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
de trabajo, sino que los bajos salarios “fuerzan” a aceptar este tipo de
situaciones.
Por otra parte, la existencia de jornada máxima no solamente benefi-
cia a los trabajadores, sino que beneficia a la sociedad en general. En pri-
mer lugar, las extensas jornadas laborales provocan mayores problemas
de salud que acaba pagando, en muchos casos, la sociedad en general.
Pero, además, las jornadas máximas también responden a una cuestión de
reparto del trabajo con objetivo de reducir el desempleo. Existen intereses
sociales, detrás de estas legislaciones, que siguen siendo aplicables con
independencia de la forma en la que se organice el trabajo —subordinada
o independiente—.
65 STIGLITZ, J. E., “The design of labor contracts: The economics of incentives and
risk sharing” en VVAA. (ed. Nalbantian Haig R.) Incentives, cooperation, and risk
sharing: Economic and psychological perspectives on employment contracts, Totowa,
New Jersey: Roman & Littlefield, 1987, p. 48.
66 RÍOS SALMERÓN, B., “Inembargabilidad del salario”, en Montoya Melgar, A. (dir.,
Enciclopedia Jurídica Básica, vol. III, Madrid: Civitas, 1995, p. 3549
67 STIGLITZ, J. E., “The design of labor contracts…”, op. cit., p. 48.
68 STIGLITZ, J. E., “The design of labor contracts…”, op. cit., p. 10.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
entre una empresa y un trabajador autónomo será la misma que entre una
empresa y otra empresa. Ante ello, estos autores proponen que el derecho
del trabajo debería ampliar su ámbito a todas las prestaciones de trabajo
realizadas personalmente. Con ello, se pretende que el derecho del trabajo
deje de centrarse en el contrato de trabajo para pasar a centrarse en “la
persona que trabaja”78.
Por su parte, esta propuesta doctrinal no propugna una equiparación
en los derechos y deberes de todos “las personas que trabajan” con los
derechos y deberes del contrato de trabajo, sino que habría que realizar
diferenciaciones respecto al contenido obligacional según las necesidades
de cada relación jurídica. En definitiva, estos autores proponen una am-
pliación del ámbito subjetivo del Derecho del trabajo a través del esta-
blecimiento, de lo que podría llamarse, una lista de relaciones laborales
especiales que no se limitarían a las relaciones laborales dependientes sino
que se incluirían las no realizadas bajo dependencia79. Con ello, a modo
orientativo, los autores establecen una lista de prestaciones personales de
trabajo que deberían estar insertas dentro del derecho del trabajo como
por ejemplo; las profesiones liberales, los autónomos, los consultores ex-
ternos, los agentes comerciales, etc80.
A pesar del interés de esta propuesta doctrinal, que de hecho será uti-
lizada en el próximo capítulo para respaldar una propuesta normativa,
sigue teniendo sus inconvenientes.
i) El primero, el clasificatorio. En efecto, si existen diferentes mode-
los regulatorios y de protección dependiendo de la profesión —tipo de
prestación personal realizada—, siempre habrá problemas para clasificar
“correctamente” el trabajo realizado con el tipo de relación elegida por
las partes.
ii) En segundo lugar, y más relevante a mi juicio, es que la existencia de
un catálogo de negocios jurídicos predeterminado, por muy extenso que
sea, siempre podrá ser sobrepasado por la realidad. Que exista un listado
de profesiones, aunque se incluyan prestaciones personales no sujetas a
subordinación, no impedirá que aparezcan nuevos modelos productivos
o distintas maneras de hacer las cosas que permitan que la prestación
78 Ibíd., p. 316.
79 Los autores ponen como ejemplo que ciertos negocios jurídicos, donde existe pres-
tación personal de trabajo, que son de corta duración, no deberían tener derecho a
indemnización por despido improcedente dado que esta solo tiene sentido cuando
existen una continuidad en la prestación, Ibíd., p. 317.
80 Ibíd., p. 285.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
personal de servicios caiga fuera de una de las zonas delimitadas por las
diferentes regulaciones.
iii) En tercer lugar, al ampliar de esta forma el ámbito subjetivo del
Derecho del trabajo daría como resultado que entraría dentro muchos
sujetos que no requieren realmente protección. El principal inconveniente
que tendría esta extralimitación en los sujetos cubiertos por el Derecho
del trabajo sería que, irremediablemente, la protección concedida se vería
rebajada. Con ello, se correría el riesgo de que el Derecho del trabajo per-
diera de vista su intención protectora.
4. Conclusión
La tecnología, en los próximos años, va a modificar completamente
la forma en que muchos tipos de empresas interactúan en el mercado
haciendo al trabajador subordinado innecesario. En ciertos sectores —
principalmente de servicios— las empresas no van a necesitar dirigir y su-
pervisar el trabajo realizado. Por el contrario, las empresas, a través de la
tecnología, van a confiar en las evaluaciones realizadas por sus clientes de
los resultados del trabajo. Con esas mismas evaluaciones se seleccionarán
a los futuros trabajadores (control ex ante y control ex post). Ni siquiera
las empresas tendrán razones para formar a sus trabajadores pues estos,
si desean trabajar, tendrán que estar formados y listos para el trabajo. El
trabajo moderno, a través de redes virtuales, se configura con una menor
subordinación y una mayor libertad para el trabajador a la hora de rea-
lizar su trabajo. Lo que puede conllevar que no encaje con la definición
de contrato de trabajo existente. El fin del trabajador subordinado está
a la vuelta de la esquina. No obstante, ello no debería implicará que este
nuevo tipo de trabajadores no necesiten protección.
materiales y formales de aplicación del Derecho del Trabajo, nº 71, RPS, 1966, pp.
37 y ss; En términos similares, LUJÁN ALCARAZ, J., “Reflexiones sobre el papel del
Derecho del Trabajo en la actual revitalización del trabajo autónomo” AS, 15, 2001,
p. 1; APILLUELO MARTÍN, M., Los derechos sociales del trabajador autónomo:
especialmente del pequeño y del dependiente, Tirant lo Blanch, Valencia, 2006, p. 14.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
87 HOWE J., “The rise of Crowdsourcing”, Wired, June 2006, p. 176-179. Estas nuevas
empresas de base tecnológica, en principio, se limitan a poner en contacto al cliente
—solicitante de una prestación de servicios— con la persona que realiza finalmente la
prestación —el trabajador o autónomo—. Tal nivel de descentralización productiva
no había sido posible hasta el desarrollo de la tecnología actual. Las empresas dedican
su negocio a la creación de una plataforma virtual (página web, apps, etc.,) donde los
clientes pueden localizar directamente a una persona individual que realice la presta-
ción de servicios demandada.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
93 HUET, E., “Uber Deactivated A Driver For Tweeting A Negative Story About Uber”.
Forbes http://www.forbes.com/sites/ellenhuet/2014/10/16/uber-driver-deactivated-
over-tweet/
94 ROSENBLAT A., y STARK L., “Uber’s drivers: information asymmetries and control
in dynamic work”, op. cit., p. 6.
95 Uber Terms and Conditions www.uber.com/legal/usa/terms
96 ROGERS, B., “Employment as a Legal Concept” Legal Studies Reasearch Papers Se-
ries, Temple University, 2015, p. 11.
97 Recogido en los hechos probados del auto por el que se admite a juicio una demanda
de los trabajadores contra Uber por calificación errónea como autónomos —indepen-
dent contractors—, ver O’connor v. Uber Technologies, Inc., No C-13-3826 EMC,
2015.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
los clientes en todas partes del mundo, haciendo más sencillo alcanzar la
masa crítica necesaria.
4) Algo más que una base de datos: Una de las cuestiones clave, to-
davía abiertas a debate, es la propia naturaleza de las nuevas empresas.
En este sentido, se discute si son empresas de índole tecnológica, esto es,
una mera base de datos o, por el contrario, son empresas dedicadas a la
prestación de servicios en el sector en el que actúan99. En el primer caso,
si se considera que la empresa propietaria de la plataforma virtual se li-
mita a la confección de una base de datos donde los actores —clientes
y prestadores de servicios— pueden encontrarse, la propia empresa no
podría ser declarada responsable por la mala calidad de la ejecución del
servicio, ni por daños causados durante la prestación del servicio. De la
misma forma, no tendría obligación de cumplir con la normativa vigente
aplicable a las empresas del sector100. Además, a efectos laborales, sería
difícil considerar que aquellas personas que prestan servicios a través de
sus plataformas virtuales sean trabajadores de estas empresas. Sobre esta
cuestión ha tenido oportunidad de pronunciarse un Tribunal en EEUU
declarando que Uber no puede ser considerada una “empresa tecnológi-
ca” dado que una empresa de este tipo se abstendría de intervenir en la
prestación del servicio101.
En efecto, como se ha visto, este nuevo tipo de empresas no se dedican
exclusivamente a conectar oferentes con demandantes sino que exige una
serie de requisitos a los conductores con objeto de conseguir una buena
prestación del servicio para el cliente. Además de este control sobre la
prestación de servicios, se debe advertir que los ingresos de Uber, no pro-
vienen del “acceso” a la base de datos, sino que Uber percibe sus ingresos
por cada trayecto realizado102. En fin, en mi opinión, los consumidores no
acuden a Uber porque tenga un listado de personas que pueden proveer
2.1. Encaje del “nuevo” tipo de trabajador dentro del Derecho del
Trabajo
La delimitación del campo de aplicación subjetiva del ordenamiento
laboral ha resultado, desde sus albores, un problema permanentemente
debatido por todas las instancias implicadas en esta disciplina. No se
pretende en este trabajo rehacer el intenso debate en el que se sumió la
doctrina laboralista en los años 60103, sino aplicar las teorías clásicas de
Work, a Case Study Research on a Set of Online Platforms and Apps”. SSRN. 2015,
p. 17.
103 El debate histórico se ha fundamentado en buscar qué elementos califican de forma
genérica al contrato de trabajo. En este sentido, RODRÍGUEZ PIÑERO, M., “La
dependencia y la extensión del ámbito del Derecho del Trabajo”, RPS, nº 71, 1966,
p. 159, defiende la “dependencia” como elemento calificativo central, siendo que el
trabajador está enmarcado en una estructura organizativa y productiva decidida por
el empresario el elemento calificativo central. Por su parte, la “ajenidad en los riesgos”
como elemento calificativo se puede encontrar en BAYÓN CHACÓN y PÉREZ BO-
TIJA, Manual de Derecho del Trabajo, Marcial Pons, Madrid, 1976 p. 16; y en DE
LA VILLA GIL, L.E., El trabajo a domicilio, Aranzadi, Madrid, 1966, p. 135. Por otra
parte, ALONSO OLEA., Introducción al Derecho del Trabajo, ed. Revista de Derecho
Privado, Madrid, 1968, pp. 18 y 19, se decanta por defender la “ajenidad en los fru-
tos” como elemento que distingue a la relación laboral de otros contratos civiles. En
un sentido parecido, pero con la ventaja de poder ser aplicado también a prestaciones
de servicio —y no solamente a trabajo industrial—, MONTOYA MELGAR “El poder
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
de dirección del empresario”, IEP, Madrid 1965, p. 72, se decanta por la “ajenidad en
la utilidad patrimonial” No obstante este autor reconoce, matizadamente, también la
“dependencia” como característica clasificatoria del contrato de trabajo. Finalmente,
ALBIOL MONTESINOS I., “Entorno a la polémica ajenidad-dependencia”, CCDT,
nº1, 1971, p. 41, describe la “ajenidad en los medios de producción” y ya, posterior-
mente, ALARCÓN CARACUEL MR., “La ajenidad en el mercado: Un criterio defi-
nitorio del contrato de trabajo” Civitas, nº 28, 1986. introduce en derecho español la
noción de “ajenidad en el mercado” como calificativo del contrato de trabajo.
104 SALA FRANCO T., LÓPEZ MORA F., “Contrato de trabajo”, Comentarios a las
leyes laborales. El Estatuto de los Trabajadores, Tomo I, 1990, p. 29.
105 MARTÍNEZ BARROSO, M.R., “Trabajo autónomo y trabajo subordinado. Delimi-
tación, Análisis y Propuestas de Reforma”, Estudios Financieros, n.º 273, p. 122.
106 MARTÍNEZ BARROSO, M.R., “Trabajo autónomo y trabajo subordinado…” op.
cit., p. 106
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
nomo107. Por ello, la cuestión central será conocer si los trabajadores que
prestan servicios en estas nuevas plataformas virtuales (uber economy)
siguen, de alguna forma, dentro del ámbito de dirección y control o, por el
contrario, la libertad concedida para la prestación del servicio es suficiente
para convertirles en trabajadores independientes y, por tanto, autónomos.
En EEUU, donde se están planteando los primeros conflictos, la doc-
trina mayoritaria se inclina por defender que este nuevo tipo de empresas
están calificando erróneamente a sus “colaboradores” y, por tanto, se con-
sidera que son trabajadores por cuenta ajena108. Aquí algunos argumen-
tos que apoyan esta tesis:
110 BENJAMINE SACHS, Uber and Lyft: Customer Reviews and the Right-to-Control,
On Labor, http://goo.gl/RvT6iv
111 ALOISI, A. “Commoditized Workers…” op. cit. p. 18.
112 SPRAGE, R., “Worker (Mis)Classification in the Sharing Economy: Square Pegs
Trying to fit in Round Holes”, A.B.A. Journal of Labor & Employment Law, 31,
2015, p. 18.
113 La doctrina española también ha observado, con anterioridad, esta transformación de
las formas de control. En concreto, los nuevos métodos de dirección participativa el
poder empresarial se ejerce diferente: mediante una evaluación de los productos del
trabajo y no mediante una prescripción de su contenido, ver RODRÍGUEZ-PIÑERO,
M., “Contrato de trabajo y autonomía del trabajador…” op. cit., p. 37.
114 En este sentido, se dice que las plataformas han descentralizado sus funciones de
vigilancia y control a sus usuarios CHERRY M., “Beyond misclassification: the digital
trasformation of work”, Comparative labor law & Policy Journal, 2, 2016, p. 6.
115 SPRAGE, R., “Worker (Mis)Classification in the Sharing Economy:…” op. cit. p. 15.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
De esta forma, que las plataformas virtuales decidan permitir que los
trabajadores elijan su jornada de trabajo y su horario —dado que las
nuevas tecnologías hacen innecesario dictar instrucciones en este respec-
to— no implicará que el trabajador pase a ser independiente. La empresa
podría en cualquier momento dictar nuevas instrucciones y los trabajado-
res deberían obedecer, por ello, que la empresa decida no ejercer ese poder
de dirección no va a querer decir que no lo posea.
En definitiva, que la empresa dicte solamente las “instrucciones nece-
sarias” no querrá decir que el trabajador deje de estar subordinado a la
empresa116. Lo relevante será saber si el empresario ha dictado las instruc-
ciones suficientes para —y con el objetivo de— mantener el control sobre
el proceso productivo. El problema que plantea la presente concepción de
subordinación es que no queda claro cuándo la empresa estará dictando
las instrucciones necesarias para controlar el proceso y cuándo no. Sin
embargo, la idea está muy enlazada con la desigualdad en el poder de
negociación, dado que un alto desequilibrio conllevará a que la empresa
pueda elegir qué instrucciones dar y cuáles no.
136 RUBIN J., “The theory of the firm and the structure of the franchise contract”, op. cit.,
p. 225.
137 COASE R., “The nature of the firm”, Economica, New Series. 16, 4, 1937, pp. 386-
405
138 Recuérdese la cláusula de retorno que obliga a los franquiciados a trasmitir las mejo-
ras productivas a sus franquiciadores.
139 ALARCÓN CARACUEL MR., “La ajenidad en el mercado: Un criterio definitorio del
contrato de trabajo” op. cit.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
140 En el mismo sentido, ver, ROGERS, B., “Employment as a Legal Concept”, Legal
Studies Research Papers Series, Temple University, 2015.
141 En este sentido, es oportuno recordar la necesidad de interpretar el concepto de con-
trato de trabajo en adecuación a la realidad social del momento en el que se está,
PÉREZ DE LOS COBOS, F., “El trabajo subordinado como tipo contractual”, Docu-
mentación Laboral, Nº39, 1993, p. 39.
142 TODOLÍ SIGNES, A., “El impacto de la “uber economy” en las relaciones laborales:
los efectos de las plataformas virtuales en el contrato de trabajo”, IUSLabor, nº 3,
2015, pp. 1-25.
143 Para ver la aplicación de este indicio a otro contrato donde se actúa bajo marca ajena
se puede ver, TODOLÍ SIGNES, A., “ Los falsos autónomos en el contrato de franqui-
cia:
La importancia de la prestación de servicios bajo una marca ajena como indicio de
laboralidad en el contrato de trabajo.”, RDS, 75, 2016.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
144 La esencia del taylorismo siempre ha sido utilizar la vigilancia y el control del trabaja-
dor para crear nuevas eficiencias y mejores flujos de trabajo, el respecto ver, ZUREIK,
E., “Theorizing survillance: the case of workplace, Lyon Survilance as Social Sorting”,
Privacy, Risk and Digital Discrimination London Routledge, 2003 pp. 31-56.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
149 FISHER, D., “Uber Says Drivers Oppose Lawsuit That Would Make Them Emplo-
yees”. Forbes. 2015 http://www.forbes.com/sites/danielfisher/2015/07/09/uber-says-
its-drivers-want-no-part-of-lawsuit-to-make-them-employees/; WEBER, P. M y TUR-
CIOS, E. N., “Uber Hits a Speed Bump in California: Labor Commissioner Rules
Driver is an Employee” Employee Benefit Plan Review, September 2015. p. 12.
150 FELSTINER, A. “Working the Crowd: Employment and Labor Law in the Crowdsou-
rcing Industry”. Berkeley Journal of Employment and Labor Law. Nº 32, Vo. 1, 2011,
pp. 183-185
151 BEYER J.L., “Expect Us: online Communities and Political Mobilization”, Oxford
University Press, 2014; SALEHI, N. et al. “We Are Dynamo: Overcoming Stalling and
Friction in Collective Action for Crowd Workers”. CHI’15, 2015 p. 1621
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
152 TROTTER HARDY, “The Proper Legal Regime for “Cyberspace”, University of
Pittsburgh Law Review, V. 55, 1994 p. 993 y ss http://scholarship.law.wm.edu/fac-
pubs/656. En un sentido similar, BRESCIA R., “Regulating the sharing economy: New
and old insights into an oversight regime for the peer-to-peer economy”, Nebraska
law review, 95, 2016.
153 También se ha propuesto que se constituyan agencias públicas de regulación de la
economía colaborativa como existen en otros sectores como el sector eléctrico, ban-
cario, o incluso como los colegios profesionales. SUNDARARAJAN, A., “Trusting the
‘Sharing Economy’ to Regulate Itself”, The New York Times, 2014, http://economix.
blogs.nytimes.com/2014/03/03/trusting-the-sharing-economy-to-regulate-itself/
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
TRADE no encaja, ni protege, este nuevo colectivo, dado que precisamente se basa en
tener una variedad de clientes y también en pertenecer a varias plataformas virtuales
para tener en todo momento ocupación. Por el contrario, la legislación de los TRADE
solamente protege a los autónomos cuya facturación proviene mayoritariamente de
un solo cliente.
160 Téngase en cuenta que admitir esta posibilidad seguiría implicando que se está ante
una empresa que presta todos sus servicios a través de trabajadores externos, porque
recordemos que el TRADE sigue siendo un trabajador autónomo.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
161 CABRERA BAZÁN, J., “Limites materiales y formales de aplicación del Derecho del
Trabajo, nº 71, RPS, 1966, pp. 37 y ss; En términos similares, LUJÁN ALCARAZ, J.,
“Reflexiones sobre el papel del Derecho del Trabajo en la actual revitalización del tra-
bajo autónomo” AS, 15, 2001, p. 1; APILLUELO MARTÍN, M., Los derechos socia-
les del trabajador autónomo: especialmente del pequeño y del dependiente, Tirant lo
Blanch, Valencia, 2006, p. 14; GUERRERO VIZUETE E., “La (¿acertada?) regulación
del…”, op. cit., p. 5.
162 El juez estadunidense que vió el caso Cotter et al v. Lift ya apuntaba hacia esta direc-
ción cuando sugirió que “quizá los conductores de Lyft deberían ser considerados una
nueva categoría de trabajadores requiriendo un conjunto diferente de protecciones”
(traducción propia). Parte de la doctrina, (ver HARRIS S., KRUEGER A., “A proposal
for modernizing labor laws for twenty-first-century work: The “Independent Wor-
ker”, The Hamilton Project, diciembre, 2015) apoya crear una categoría intermedia
entre laborales y autónomos aproximando la regulación a la de los autónomos. Otra
parte de la doctrina (ver DE STEFANO V., “The rise of the “just-in-time workforce”,
op. cit., p. 19) defiende que una categoría intermedia entre trabajadores y autónomos
no solucionaría el problema, algo que comparto, sin embargo, se debe tener en cuenta
que con la propuesta aquí realizada de establecer una relación laboral especial, no se
aboga por una categoría intermedia sino por una relación laboral pero con una regu-
lación adaptada a las nuevas formas de subordinación.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
163 Sobre la posibilidad de que exista una relación laboral sin existencia de dependencia
jurídica parte de la doctrina se ha mostrado reacia. Se aboga más bien por una solu-
ción intermedia en la que sin considerarse trabajador se apliquen ciertas normativas
protectoras. CRUZ VILLALÓN, J., “El proceso evolutivo de delimitación del trabajo
subordinado” en VVAA., Trabajo subordinado y trabajo autónomo en la delimitación
de fronteras de derecho del trabajo: estudios en homenaje al profesor José Cabrera
Bazán, Tecnos, 1999, p. 185
164 Esta independencia será respecto a las instrucciones relativas a cómo realizar el traba-
jo, el resto de elementos de la dependencia como son la integración en organización
ajena, la utilización de la marca del principal, el control del trabajo, el poder discipli-
nario, etc., seguirían siendo parte de esta relación laboral especial.
165 DE LA VILLA GIL, L.E. y GARCÍA NINET, J.I., “Contrato de trabajo a domicilio” en
Borrajo Da Cruz, Efrén (dic.), El Estatuto de los Trabajadores, Tomo III, Arts. 8 a 13,
Edersa, Madrid, 1990.
166 GUERRERO VIZUETE E., “La (¿acertada?) regulación del trabajador autónomo eco-
nómicamente dependiente: Análisis del artículo 11 del Estatuto del Trabajo Autóno-
mo”, AS, 20, 2010 (BIB 2009/2329), p. 4.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
5. Conclusiones
En el presente capítulo, se analiza un nuevo modelo de negocio. Un
nuevo tipo de empresas que reclaman ser simples bases de datos donde
conectar un prestador individual de servicios directamente con el cliente.
Estas empresas argumentan que no existe control alguno sobre los pres-
tadores de servicios y, por ello, no los califican de trabajadores sino de
autónomos. Sin embargo, aunque indudablemente sea cierto que existe
una mayor flexibilidad en la forma de ejecución del trabajo y un incre-
mento de la libertad en la elección del horario y la jornada de trabajo,
la doctrina mayoritaria sigue considerando que la posición del prestador
de servicios en estas nuevas empresas es de trabajador subordinado. Lo
contrario vendría a significar que el Derecho del Trabajo dejaría de pro-
teger al sujeto que pretendió proteger desde su nacimiento. La necesidad
de interpretar el Derecho conforme a la realidad del momento en el que
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
167 PÉREZ DE LOS COBOS, F., “El trabajo subordinado como tipo contractual…”, op.
cit., p. 48
168 RODRÍGUEZ-PIÑERO, M., “Contrato de trabajo y autonomía del trabajador…” op.
cit., p. 27.
Capítulo III
LA ECONOMÍA DE LAS PLATAFORMAS
VIRTUALES Y LA COTIZACIÓN EN EL
RÉGIMEN DE AUTÓNOMOS. CUESTIONES
CONTROVERTIDAS EN EL ÁMBITO
SUBJETIVO DEL RETA
1. Los particulares entran en el mundo de los negocios
Las características de la economía colaborativa permiten que cual-
quiera pueda convertirse en un pequeño emprendedor para obtener cierto
rendimiento a sus bienes infrautilizados o a su tiempo libre. Esta nueva
forma de producción se basa en una relación triangular entre el consu-
midor del bien o servicio, el oferente del bien o servicio y la plataforma
virtual que intermedia con el objetivo de poner en contacto oferta y de-
manda.
Las personas pueden dedicarse a vender sus objetos de segunda
mano en internet (wallapop o ebay), a alquilar habitaciones que no uti-
liza de su casa (Airbnb o Bemate), su segundo coche los fines de semana
(Social car o drivy), la plaza de aparcamiento cuando no lo necesita
(parquo) o a realizar pequeñas tareas contratadas través de internet en
su tiempo libre con objeto de complementar sus ingresos (etece). En
este sentido, este nuevo modelo de negocio se concibe precisamente en
contraposición con la economía tradicional donde los bienes y servi-
cios existentes en el mercado eran provistos por empresas. Actualmente,
cualquier ciudadano puede ofrecer sus bienes o servicios directamente
al mercado a través de la plataforma virtual sin estar inserto en una
organización empresarial. De hecho, algunos autores han preferido bau-
tizar este nuevo modelo de negocio como “peer to peer economy” o
“economía de particular a particular” haciendo hincapié en la desapari-
ción de le empresa como tal, entendiendo que la característica principal
de este modelo de negocio es que el consumidor acude directamente al
prestador del servicio o vendedor sin intervención de los profesionales
del sector. Incluso, otros autores hablan de que este nuevo modelo de
negocio cambia un paradigma en nuestro sistema económico pasando
de un capitalismo empresarial —donde la empresa es el centro de la eco-
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
169 SUNDARARAJAN A., The Sharing economy. The end of employment and the rise of
crowd-base capitalism, Cambridge, MIT press, 2016, p. 17 (ejemplar en PDF).
170 EUROPEAN COMISION, A European agenda for the collaborative economy, 2016,
p. 13.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
1.1.1. Marketplace
El Marketplace consiste en la venta de productos a través de internet.
Existen varias modalidades. La primera opción es la venta de productos a
través de una web propia, en la cual el titular del negocio coloca a la ven-
ta productos de su propiedad. La segunda modalidad consiste en poner
productos propios a la venta a través de webs de terceros que permiten
ofrecer sus productos. La ventaja de esta segunda modalidad es que el
vendedor se beneficia de los clientes de la web principal, de su marca y de
su infraestructura de venta, la cual es cedida al vendedor a cambio de una
comisión por cada venta realizada. En este trabajo, se analizará el segundo
modelo dado que el primero ofrece menos dudas respecto a la existencia
de un verdadero trabajo profesional de venta al ser el vendedor titular de
171 Para ver más sobre esta metodología ver, TODOLÍ SIGNES, A., Salario y productivi-
dad. Tesis doctoral, Valencia, 2015, p. 381.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
1.1.3. Crowdwork
El llamado Crowsorcing o Crowdwork consiste en tomar una pres-
tación de un servicio, tradicionalmente realizada por un trabajador, y
descentralizarla hacia un indefinido y, normalmente, gran número de per-
sonas en forma de llamamiento o convocatoria174. El modelo cuenta con
tres elementos; i) por una parte, los “solicitantes”, que son empresas o
particulares que requieren que se realice en su beneficio una prestación de
un servicio; ii) los trabajadores que prestan los servicios; iii) y, en tercer lu-
gar, las plataformas virtuales que se encargan de utilizar las tecnologías de
la información para unir oferta y demanda y que perciben un porcentaje
por cada prestación de servicios realizada. Este modelo de negocio puede
utilizarse para prácticamente cualquier tipo de servicio, especializado o
no especializado. Algunos ejemplos de servicios que se pueden prestar con
esta modalidad pueden ser; los servicios de transporte (“taxi”); reparto a
domicilio; lavandería; entrenadores personales; montaje de muebles; dise-
ño gráfico: fotografía; formación; guías turísticos; traducción; cocina, etc.
Como se ve, prácticamente cualquier empleo actual del sector servicios
puede verse transformado.
La diferencia entre el crowdwork y la economía colaborativa (y el
marketplace) es que en el primero la prestación de servicios es el elemento
central del negocio jurídico mientras que en el segundo es el bien. Como
ya se ha comentado en los capítulos precedentes, cuando el negocio jurí-
dico es una prestación de servicios retribuida el principal problema clasifi-
catorio será entre si el trabajador es un trabajador laboral o un autónomo.
Sin embargo, también es posible imaginar un trabajador independiente y
por cuenta propia que realice ocasionalmente trabajos a cambio de re-
muneración. En este caso, el conflicto provendría de su clasificación entre
“particular” o “autónomo”.
175 Como señala la doctrina lo sustancial del concepto legal de trabajador por cuenta
propia o autónomo será como se desarrolla la actividad económica, es decir, a título
lucrativo, de forma habitual, personal y directa y sin sucesión a un contrato de trabajo
BLASCO LAHOZ J.F., Sujetos incluidos en el régimen especial de trabajadores autó-
nomos, Tirant lo Blanch, 1996, p. 35, siendo las características subjetivas
176 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los traba-
jadores autónomos: Nuevo régimen jurídico, Civitas, 2005, p. 19.
177 BALLESTER PASTOR I., “¿Existe una medida de “habitualidad” objetiva que obligue
al encuadramiento de los trabajadores autónomos en el RETA?”, AS, 2002, p. 1 en su
versión digital (BIB 2003/115).
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
178 Una lista exhaustiva de los países se puede consultar en BLASCO LAHOZ J.F., Sujetos
incluidos en el régimen especial de trabajadores autónomos, op. cit., p. 18.
179 Ello no quita que para otro tipo de impuestos que tengan objetivos diferentes quizá el
activador del tipo impositivo no debiera la residencia del profesional o prestador de
servicios sino el lugar de residencia del consumidor o usuario.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
180 DESDENTADO BONETE A., y TEJERINA ALONSO J.I., La Seguridad Social de los
trabajadores autónomos, Lex nova, 2004, p. 56.
181 CAVAS MARTÍNEZ F., “Articulo 23 El derecho a la seguridad Social”, AAVV Co-
mentarios al Estatuto del Trabajo Autónomo, Aranzadi, 2010, p. 413.
182 ALARCÓN CARACUEL y GONZÁLEZ ORTEGA, Compendio de Seguridad Social
(4 ed.), Tecnos, 1991, p. 328.
183 DESDENTADO BONETE A., y TEJERINA ALONSO J.I., La Seguridad Social de los
trabajadores autónomos, op. cit., p. 56.
184 LÓPEZ ANIORTE, M., “El ámbito subjetivo del régimen de autónomos: Problemas
actuales, con especial referencia a la “redefinición” jurisprudencial de la nota de habi-
tualidad”, DL, 69, 3, 2003, p. 34.
185 La STSJ de Valladolid, Castilla y León de 22 de enero de 2001 (rec. 2670/2000) esta-
blece que la mera percepción de rentas de alquiler no constituye sin más una actividad
susceptible de encuadramiento en el RETA.
186 El extinto Tribunal Central de Trabajo venía manteniendo que la simple conservación
de una cartera de clientes era tan solo un derecho patrimonial y no una actividad
económica, ver por toras STCT 27 de enero de 1977.
187 BARRIOS BAUDOR G., y APILLUELO MARTÍN M., Introducción al Estatuto del
Trabajo Autónomo, Valencia, Tirant lo Blanch, 2007, p. 37.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
188 Cuestión diferente será si esta actividad se realiza con habitualidad o no.
189 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los traba-
jadores autónomos: Nuevo régimen jurídico, op. cit., p. 23.
190 SAGARDOY BENGOECHEA J.A., y GIL y GIL J.L., “Artículo 1”, en AAVV, Comen-
tarios al Estatuto del Trabajo Autónomo, Aranzadi, 2010, p. 36. Se debe apreciar que
por remuneración no se debe entender solamente percepciones monetarias sino tam-
bién en especie; de esta forma la STS de 7 de mayo de 2004 (rec. Ud 1683/2003) en-
tiende que existe ánimo de lucro cuando se busca el aumento del patrimonio propio.
En este caso, era un administrador de una sociedad que no percibía remuneración, no
obstante, era propietario de más de la mitad de las participaciones de la sociedad, por
lo que su gestión iba encaminada a aumentar el valor de su propio patrimonio.
191 BALLESTER PASTOR I., “El trabajador autónomo de la industria…”, op. cit., p. 84.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
ser obtener beneficios192, esto es, unos rendimientos que superen los costes
de producción193. Con ello, se podría sostener que cuando la intención de
un prestador de servicios a través de las plataformas virtuales sea simple-
mente cubrir gastos (o compartir gastos) quedarán excluidos del concepto
de trabajador autónomo194.
En efecto, hasta ahora se ha venido manteniendo que las actividades
dedicadas al autoconsumo propio (incluso familiar195) quedan excluidos
del concepto de trabajador autónomo196, dando a entender que el em-
presario es aquél que busca obtener un rendimiento de su actividad por
encima de la cobertura de las necesidades propias y familiares197, esto es,
aquél que tiene intención de obtener unos medios económicos más allá de
la subsistencia198.
La complejidad vendrá por conocer qué costes son admisibles y en qué
punto abandonamos la intención de cubrir unos gastos y pasamos a que-
rer obtener unos rendimientos por nuestro trabajo. Por ejemplo, ¿cabría
incluir como gasto la amortización del bien que estamos arrendando? ¿O
los gastos de un seguro de responsabilidad civil?
En este sentido, se debe partir de que la normativa de la contabilidad
empresarial no pueden considerarse válidas para determinar si estamos
ante un trabajador autónomo. Estas reglas son aplicables a los empresa-
192 GARCÍA NINET J.I. (Dir.), Comentarios a la Ley del Estatuto del trabajo autónomo,
CISS, 2007, p. 58.
193 BLASCO LAHOZ J.F., Sujetos incluidos en el régimen especial de trabajadores autó-
nomos, op. cit., p. 26; LÓPEZ ANIORTE, M., “El ámbito subjetivo del régimen de
autónomos: Problemas actuales…”, op. cit., p. 34; CAVAS MARTÍNEZ F., “Articulo
23 El derecho a la seguridad Social”, p. 413.
194 En este sentido la STCT 1 de marzo de 1982 (RTCT 1982 1280) descartó que una
actividad se considerara a título lucrativo puesto que el esfuerzo no iba dirigido a
obtener un lucro, en el sentido económico de lograr una ganancia entre el costo de
producción y de venta en el mercado”.
195 DESDENTADO BONETE A., y TEJERINA ALONSO J.I., La Seguridad Social de los
trabajadores autónomos, op. cit., p. 57.
196 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los traba-
jadores autónomos: Nuevo régimen jurídico, op. cit., p. 25; BALLESTER PASTOR I.,
“¿Existe una medida de “habitualidad” objetiva que obligue al encuadramiento de los
trabajadores autónomos en el RETA?”, op. cit., p. 1; DESDENTADO BONETE A.,
y TEJERINA ALONSO J.I., La Seguridad Social de los trabajadores autónomos, op.
cit., p. 57; GARCÍA NINET J.I. (Dir.), Comentarios a la Ley del Estatuto del trabajo
autónomo, op. cit., p. 58.
197 DESDENTADO BONETE A., y TEJERINA ALONSO J.I., La Seguridad Social de los
trabajadores autónomos, op. cit., p. 56.
198 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los traba-
jadores autónomos: Nuevo régimen jurídico, op. cit., p. 23
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
199 El uso intensivo denotaría per se una intención de obtener lucro con su explotación.
200 Ello viene justificado porque la infrautilización de un bien es un coste para el propie-
tario reflejado en el precio de compra.
201 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los tra-
bajadores autónomos: Nuevo régimen jurídico, op. cit., p. 23; SAGARDOY BEN-
GOECHEA J.A., y GIL y GIL J.L., “Artículo 1”, op. cit., p. 56.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
202 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los traba-
jadores autónomos: Nuevo régimen jurídico, op. cit., p. 25.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
203 DESDENTADO BONETE A., y TEJERINA ALONSO J.I., La Seguridad Social de los
trabajadores autónomos, op. cit., p. 57.
204 SAGARDOY BENGOECHEA J.A., y GIL y GIL J.L., “Artículo 1”, op. cit., p. 27.
205 LÓPEZ ANIORTE, M.C., “Acerca del encuadramiento en el Régimen Especial de
Autónomos del inválido absoluto”, Aranzadi Social, 3, 1996, pp. 2641 y ss.
206 STCT 6 de marzo de 1982 (RTCT 1982 1407).
207 STSJ de Cataluña de 26 de septiembre de 2000 (rec. 1340/2000).
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
al art. 1.1 del ET, indicando que no podrán ser trabajadores autónomos
aquellos que deban ser clasificados conforme a la normativa laboral como
trabajadores subordinados. Por esta razón, lo primero que se debe hacer
en el análisis identificativo de un trabajador autónomo es comprobar si
cumple las características de un trabajador laboral (art. 1.1 ET) puesto que
de ser así, esto impedirá su clasificación como trabajador autónomo208.
No es este el momento de analizar las características definitorias del
trabajo por cuenta ajena —ni cómo distinguir a un prestador de servicios
autónomo de un trabajador laboral—, puesto que ello ya se realizó en el
capítulo anterior—. No obstante, es interesante señalar la manifestación
de un claro interés contrapuesto, en este punto, entre la empresa propieta-
ria de la plataforma virtual y aquellos que realizan actividades económi-
cas en ellas. En efecto, un profesional que realiza habitualmente activida-
des a través de una plataforma virtual tendrá incentivos para considerarse
trabajador laboral con objeto de no ser clasificado como autónomo (en
caso de que no desee pagar la cuota de autónomo o enfrentarse a posibles
sanciones por no haberlo hecho).
De esta manera, en los supuestos de plataformas de Crowdsorcing que
se dedican a un sector específico, como son Uber o Getyourhero, es po-
sible que no nos encontremos ante verdaderos autónomos, no porque no
realicen una actividad económica con ánimo de lucro, sino porque pueden
encajar dentro del concepto de trabajador laboral. Hecho que excluye,
por mor de la ley, ser autónomo.
2.2.5. Habitualidad
La actividad económica lucrativa encuadrable en el RETA será aquella
realizada con habitualidad. El propio lenguaje común evoca a la habitua-
lidad en la realización de la actividad para distinguir a un profesional del
sector de un mero particular. Por esta razón, en la gran mayoría de activi-
dades será la presencia de la habitualidad en la realización del negocio la
que conllevará la adscripción del sujeto en el régimen de autónomos. De
esta forma, el trabajador autónomo deberá realizar la actividad con perio-
dicidad y cierta dedicación209. Desarrollar la actividad de forma aislada
u ocasional excluirá de la consideración de autónomo210. Efectivamente,
208 BALLESTER PASTOR I., “El trabajador autónomo de la industria…”, op. cit., p. 91.
209 BALLESTER PASTOR I., “El trabajador autónomo de la industria…”, op. cit., p. 85.
210 STSJ Castilla-la Mancha de 19 de junio de 2000 la Rioja de 11 de diciembre de 1997.
EN la doctrina, SALA FRANCO T., y BLASCO PELLICER, A., “La nueva regulación
del RETA”, Actualidad Laboral, 8, 2004, p. 917.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
211 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los traba-
jadores autónomos: Nuevo régimen jurídico, op. cit., p. 28.
212 Aunque existen algunos ejemplos de uso de los ingresos como determinante de la
habitualidad.
213 Téngase en cuenta que se ha considerado “habitual” una publicación semanal en el
mismo periódico STJS de Asturias de 11 de marzo de 1999 (rec. 1106/1996).
214 CERVILLA GARZÓN M. J., “Revisión de la “habitualidad” exigida a los trabajado-
res autónomos a la luz de su estatuto y de las resoluciones jurisprudenciales”, AL, 16,
2011, p. 1881.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
215 LÓPEZ ANIORTE, M., “El ámbito subjetivo del régimen de autónomos: Problemas
actuales…”, op. cit., p. 38.
216 ORDEIG FOS, J.M., “Socios administradores de las empresas. Problemática de su
afiliación al Régimen General o al de Autónomos”, TS, 39, 1994, p. 12 y BLASCO
LAHOZ J.F., Sujetos incluidos en el régimen especial de trabajadores autónomos, op.
cit., p. 27.
217 SSTS —Sala 3ª— 21 de diciembre de 1987; 2 de diciembre de 1988; (RJ 1988/9310)
22 de diciembre de 1992 (rec. 6275/1990).
218 BALLESTER PASTOR I., “¿Existe una medida de “habitualidad” objetiva que obligue
al encuadramiento de los trabajadores autónomos en el RETA?”, op. cit., p. 6.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
219 LÓPEZ ANIORTE, M., “El ámbito subjetivo del régimen de autónomos: Problemas
actuales…”, op. cit., p. 38.
220 LÓPEZ ANIORTE M y FERRANDO GARCÍA F., La Seguridad Social de los trabaja-
dores autónomos: Nuevo régimen jurídico, op. cit., p. 30; LÓPEZ ANIORTE, M., “El
ámbito subjetivo del régimen de autónomos: Problemas actuales…”, op. cit., p. 38.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
243 En este sentido, STSJ Comunidad Valenciana 21 de junio de 2000 (rec. 2711/2000) es-
tablece que deben tenerse en cuenta los ingresos y también los gastos. Dice el Tribunal
“ si puede ser un indicio el cúmulo de ingresos también puede serlo el montante de los
gastos (…)dado que la generación de los ingresos puede estar exigiendo de facto unos
gastos de gran consideración que hacen utópicas las cifras de ingresos. En este sentido,
se impone valorar los ingresos reales”.
244 En este sentido, GARCÍA NINET J.I. (Dir.), Comentarios a la Ley del Estatuto del
trabajo autónomo, op. cit., p. 56; BALLESTER PASTOR I., “¿Existe una medida de
“habitualidad” objetiva que obligue al encuadramiento de los trabajadores autóno-
mos en el RETA?”, op. cit., p. 13.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
246 La normativa mercantil que también establece una presunción de ejercicio habitual
del comercio en el art. 3 del CC., también hace referencia a estos dos conceptos en los
siguientes términos “Existirá la presunción legal del ejercicio habitual del comercio,
desde que la persona que se proponga ejercerlo anunciare por circulares, periódicos,
carteles, rótulos expuestos al público, o de otro modo cualquiera, un establecimiento
que tenga por objeto alguna operación mercantil”.
247 Procedimiento mediante el cual una web deja de ser accesible para los buscadores
como Google, por tanto no será posible acceder a ella salvo que se conozca expresa-
mente su dominio.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
249 Es cierto que la STS de 30 de abril de 2001 (rec. Ud 1789/2000) admite la incompati-
bilidad entre la prestación por desempleo y la actividad económica aunque esta no se
demuestre lucrativa. No obstante el negocio era un bar dado de alta en el IAE por lo
que el negocio se entiende con intención lucrativa con independencia de las verdade-
ras ganancias.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
252 En este caso, la literalidad de la norma no parece dejar dudas respecto a que el cóm-
puto será de los ingresos y no de los beneficios. Esto podría ser criticado dado que
dependiendo de la actividad realizada es posible que con muy poca dedicación se
alcance rápidamente dichos ingresos (ej. Compraventa o alquiler). No obstante, se
debe tener en cuenta que la dedicación horaria puede no ser tan importante cuando
hablamos de compatibilizar la pensión de jubilación como lo pueda ser los ingresos
percibidos. En un Sistema de Seguridad Social basado en la solidaridad, el legislador,
se esté de acuerdo o no, opta por que aquellos que realicen una actividad de la que
perciban ingresos importantes sufran algún tipo de incompatibilidad con la pensión.
En cualquier caso, el legislador no va a imponer una incompatibilidad absoluta sino
parcial.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
5. Conclusiones
De lo observado en este análisis, se puede concluir que la realización
de actividades en este nuevo modelo de negocio llamado economía co-
laborativa o economía de las plataformas virtuales no parece en absolu-
to excluido del Régimen de trabajo autónomo ni de las obligaciones de
cotización. Efectivamente, en los últimos años, vía jurisprudencial, se ha
ampliado el ámbito subjetivo del trabajador autónomo para incluir en él
una gran variedad de actividades dejando poco margen en la exclusión.
Los Tribunales entienden que la simple gestión —contabilidad y ad-
ministración— de una actividad económica es suficiente considerar que
se realiza un trabajo personal y directo incluyendo aquí las actividades
de gestión de bienes en alquiler. De la misma forma, la habitualidad nece-
saria para estar incluido en el RETA es cada vez menor. Se ha pasado de
requerir que la actividad por cuenta propia fuera la principal actividad o
medio de vida del trabajador para exigir la cotización, a entender que hay
obligación de encuadramiento, con mayor facilidad, cuando existen otras
actividades realizadas por el trabajador a tiempo completo. De esta mane-
ra, la habitualidad podría vislumbrarse incluso en actividades realizadas
pocas horas a la semana y no todas las semanas al mes.
Ello vendrá a significar que aunque los economistas hablen de una
nueva industria que fomenta las relaciones entre particulares, jurídica-
mente estos particulares, desde el momento que realicen actividades eco-
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
253 Como tercera opción se podría recurrir al art. 7.5 de la LGSS, donde se establece que
“el Gobierno, a propuesta del Ministerio de Empleo y Seguridad Social y oídos las
organizaciones sindicales más representativas o el colegio oficial competente, podrá, a
instancia de los interesados, excluir del campo de aplicación del régimen de la Seguri-
dad Social correspondiente, a las personas cuyo trabajo por cuenta ajena, en atención
a su jornada o a su retribución, pueda considerarse marginal y no constitutivo de
medio fundamental de vida”.
254 GARCÍA NINET J.I. (Dir.), Comentarios a la Ley del Estatuto del trabajo autónomo,
op. cit., p. 56; BALLESTER PASTOR I., “¿Existe una medida de “habitualidad” obje-
tiva que obligue al encuadramiento de los trabajadores autónomos en el RETA?”, op.
cit., p. 13.
255 CUBAS MORALES, A., “Por un nuevo Régimen de Seguridad Social para los traba-
jadores autónomos: cuatro bases y una cuestión de principios”, Revista de Trabajo
y Seguridad Social, 20, 1995, p. 162. Este autor además vincula la necesidad de la
progresividad con el principio de capacidad económica en el pago de los impuestos
establecida en la propia Constitución Española. Efectivamente, siendo la cuota de au-
tónomo un impuesto tiene sentido que sobre ella recaigan el principio constitucional
de progresividad.
256 De hecho, la DF 10º de la Ley 27/2011 modificaban la LETA con el objetivo de per-
mitir el trabajo por cuenta propia a tiempo parcial, sin embargo, la entrada en vigor
de esta normativa ha sido aplazada.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
260 THIERER A., KOOPMAN C., HOBSON, A., KUIPER C., “How the internet, the sha-
ring economy, and reputational feedback mechanisms solve the “Lemons Problem”,
Working paper, 2015, p. 7.
261 BOLTON G., GREINER B., OCKENFELS A., “Engineering Trust. Reciprocity in the
production of reputation information, Management science: journal of the Institute
for operations research and the management sciences, 59, 2, 2013, p. 265.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
262 AKERLIF G.A., “The Market for “Lemons”: Quality uncertainty and the market Me-
chanism”, Quarterly Journal of Economics, 84, 3, 1970, pp. 488-500.
263 SLEE T., “Some obvious things about internet reputation systems”, http://tomslee.net/
wordpress/wp-content/uploads/2013/09/2013-09-23_reputation_systems.pdf accedi-
do el 29 de mayo de 2016, p. 2.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
264 THIERER A., KOOPMAN C., HOBSON, A., KUIPER C., “How the internet…”, op.
cit., p. 9.
265 SLEE T., “Some obvious things about internet reputation systems”, op. cit., p. 2.
266 THIERER A., KOOPMAN C., HOBSON, A., KUIPER C., “How the internet…”, op.
cit., p. 4.
267 THIERER A., KOOPMAN C., HOBSON, A., KUIPER C., “How the internet…”, op.
cit., p. 16.
268 Por ejemplo, la empresa de trasporte Lyft establece reglas por las que si un conductor
tiene una media por debajo del 4.6 (de 5) puede ser desactivado. También se toman
otras decisiones como, por ejemplo, si un usuario puntúa con menos de un 3 a un
conductor, la plataforma impedirá que ese conductor vuelva a ser contratado por ese
cliente. Ver al respecto, “We go extra mile for safety”, www.lyft.com/safety accedido
en 29 de mayo de 2016.
269 HOFFMAN K., ZAGE D., NITA-ROTARU C., “A survey of Attack and defense Tech-
niques for reputation systems, ACM computing survey, 42, 1, 2009, p. 2.
270 SLEE T., “Some obvious things about internet reputation systems”, op. cit., p. 2.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
271 Y también como forma de control indirecto de los trabajadores o forma de establecer
instrucciones indirectas (ver infra).
272 THIERER A., KOOPMAN C., HOBSON, A., KUIPER C., “How the internet…”, op.
cit., p. 41.
273 Un estudio demuestra que en los arrendadores, las personas blancas reciben un 12%
más de ingresos que los arrendadores de color por el alquiler de habitaciones de
similares características, ver EDELMAN B., LUCA M., SVIRSKY D., “Racial Dis-
crimination in the Sharing Economy: Evidence from a Field Experiment”, Working
paper, 2016, p. 1 y ss http://www.benedelman.org/publications/airbnb-guest-discrimi-
nation-2016-01-06.pdf consultado el 28 de mayo de 2016.
274 KRAMER M., “Self-selection bias in reputation Systems”, IFIP, 238, pp. 255 y ss.
275 SLEE T., “Some obvious things about internet reputation systems”, op. cit., pp. 6-7.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
278 ÁLVAREZ HERNANDO J., y CAZURRO BARAHONDA, V., “El ejercicio de de-
rechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición (arco) derecho al olvido en
internet”, Practicum Protección de Datos, 2015 (BIB 2014/3509), p. 1.
279 Cuestión ya alertada por la doctrina con anterioridad, ver ARIAS MAÍZ V., “Una
excepción al principio de consentimiento informado no contemplada en el artículo
6 LOPD: el uso de datos personales por medios de comunicación”, en Troncoso Re-
igada (Dir.), Comentarios a la LOPD, Civitas, pp. 560-575; también BOIX PALOP
A., “El equilibrio entre los derechos del artículo 18 de la constitución, el “derecho al
olvido” y las libertades informativas tras la sentencia Google”, Revista General de
Derecho Administrativo, 38, 2015, p. 19.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
280 PALACIOS GONZÁLEZ M.D., “El poder de autodeterminación de los datos perso-
nales en internet”, IDP, 14, 2012, p. 64.
281 Así lo entiende la Agencia Española de Protección de Datos en la resolución
282 En el mismo sentido, COTINO HUESO L., “Nuestros jueces y tribunales ante inter-
net y la libertad de expresión: el estado de la cuestión”, en (Cotino Hueso Coord.)
La libertad en internet. La red y las libertades de expresión e información, Tirant lo
Blanch, 2007, p. 146.
283 AEPD R/00598/2001 respecto T-Online Telecomunications Spain, SAU.
284 La doctrina ya ha señalado en alguna ocasión que el Derecho europeo y el Derecho
español manejan una noción excesivamente amplia de dato personal al hacerla equi-
valer a “cualquier información”, ver BUISÁN GARCÍA, N., “El derecho al olvido”, El
Cronista del Estado Social y Democrático de Derecho, nº 46, 2014, pp. 22-35.
285 En este sentido, AEPD R/00598/2007 y AEPD R/01871/2008.
286 Expresamente, también el RDLOPD en su artículo 2.2 excluye a las personas jurídicas
del ámbito de aplicación de la protección de datos.
287 Informe jurídico AEPD 2008/0371.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
288 SAN de 29 de marzo de 2006 (rec. 348/2004) establece que “no debe concluirse (…)
que los empresarios individuales y profesionales estén en su conjunto excluidos del
ámbito de la LOPD, sino que se hace necesario diferenciar (y la línea divisoria es con-
fusa y difusa) cuando un dato del empresario o profesional se refiere a la vida privada
de la persona y cuando a la empresa o profesión, pues solo en el primer caso cabe
aplicar la LO 15/1999”. No obstante, también es cierto que esta Sentencia es anterior
al RDLOPD donde ante las dudas que se habían planteado en orden a la aplicación
o no de la legislación de protección de datos a los datos profesionales, el Reglamento
opta por considerarlos datos personales y en consecuencia no excluidos de su ámbito
de aplicación. En este sentido, PIÑAR MAÑAS J.L., “Concepto de dato de carácter
personal”, en Troncoso Reigada (Dir.) Comentarios a la ley orgánica de protección de
datos de carácter personal, Civitas, 2010, p. 198.
289 AEPD R/00598/2007.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
290 PIÑAR MAÑAS J.L., “Concepto de dato de carácter personal”, op. cit., p. 198. En
este sentido, el Tribunal Supremo ya se ha manifestado en múltiples ocasiones estable-
ciendo que la protección del honor incluye el prestigio profesional SSTS 15 de diciem-
bre de 1997 (rec 1/1994); 27 de enero de 1998 (rec 471/1997); 22 de enero de 1999
(rec. 1353/1994); 15 de febrero de 2000 (rec. 1514/1995); 26 de junio de 2000 (rec
2072/1095); 13 de junio de 2003 (rec 3361/1997); 8 de julio de 2004, rec 5273/1999);
19 de julio de 2004 (rec 3265/2000); 19 de mayo de 2005 (rec 1962/2001); 18 de julio
de 2007 (rec 5623/2000); 11 de febrero de 2009 (rec. 574/2003); 3 de marzo de 2010
(rec. 2766/2001) y 29 de noviembre de 2010 (rec 945/2008).
291 Informe jurídico AEPD 2008/0371.
292 STC 292/2000, de 30 de noviembre.
293 GUERRERO PICÓ M. C., El impacto de internet en el Derecho fundamental a la
protección de datos de carácter personal, Civitas, 2006, p. 237.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
297 Informe AEPD 49/2007 sobre tratamiento de datos a través de páginas web. Consul-
tar en https://www.agpd.es/portalwebAGPD/canaldocumentacion/informes_juridicos/
consentimiento/common/pdfs/2007-0049_Tratamiento-de-datos-a-traves-de-p-aa-
ginas-web.pdf Consultado el 29 de mayo de 2016,
298 PUENTE ESCOBAR A., “Consentimiento del afectado y deber de información”, op.
cit., p. 38.
299 Como indica la doctrina no habrá consentimiento si no es informado, en este sentido
se ha dicho que en caso de incumplimiento de la obligación de información o de
mal cumplimiento se aplicará la teoría general sobre los vicios de la voluntad, ORTI
VALLEJO, Derecho a la intimidad e informática (Tutela de la persona por el uso de
ficheros y tratamientos informáticos de datos personales. Particular atención a los
ficheros de titularidad privada), Comares, Granada, pp. 136-138.
300 GUERRERO PICÓ M. C., El impacto de internet en el Derecho fundamental…, op.
cit., p. 252.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
301 En este sentido, es interesante poner de manifiesto que en caso de que la empresa
estableciera como consecuencia de la no prestación del consentimiento en el trata-
miento de los datos, la no contratación del trabajador —o su despido en caso de que
la solicitud del consentimiento se realizará en una relación ya vigentes— se podría
argumentar que se está ante un no contratación o un despido por ejercer un derecho
fundamental con las consecuencias jurídicas que deriva de ello (art. 55.5 ET).
302 Aquí, la pregunta clave será conocer si las evaluaciones publicadas en la web guardan
o no “relación directa con el mantenimiento, desarrollo o control de la relación” labo-
ral (ver infra).
303 BETES DE TORO, A., “El derecho de información y los principios legitimadores del
tratamiento automatizado de los datos de carácter personal en la Directiva 95/96” Ac-
tualidad informática Aranzadi, nº25, 1997, p. 7; APARICIO SALOM, Estudio sobre
la Protección de Datos, Aranzadi, 4 ed, 2013 p. 62.
304 GUERRERO PICÓ M. C., El impacto de internet en el Derecho fundamental…, op.
cit., p. 263.
305 La STC 202/1999, de 8 de noviembre, establece que para la aplicación de la excepción
al consentimiento debe alegar y probar un “interés contractual suficiente” siendo ilíci-
to en caso contrario.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
314 La normativa exige que el consentimiento para la cesión de los datos sea sobre ce-
sionarios determinados. No obstante, se admite que aunque los cesionarios no sean
determinados puedan claramente ser determinables, indicando qué características
tendrán que tener los que tengan acceso a la información. Ej. Aquellos que estén de
alta en la plataforma o si es en abierto todo aquél que tenga acceso a internet. En
este sentido, FERNÁNDEZ VILLAZÓN L.A., “Tratamiento automatizado de datos
personales en los procesos de selección de trabajadores”, RL, 1, 1994, p. 531.
315 VILLAVERDE MENÉNDEZ, “Principios de la protección de datos”, op. cit., p. 511.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
319 GOÑI SEIN, J.L., El respeto a la esfera privada del trabajador…, op. cit., p. 49.
320 GOÑI SEIN, J.L., El respeto a la esfera privada del trabajador…, op. cit., p. 48.
321 CARDONA RUBERT, Mª. B., Informática y contrato de trabajo…, op. cit., p. 248.
322 En este sentido, pero desde la perspectiva de la selección de personal, FERNÁNDEZ
VILLAZÓN L.A., “Tratamiento automatizado…”, op. cit., p. 513, indica que de la
legislación se extrae el principio de prohibición de toda indagación del empresario
sobre aspectos personales del solicitante de empleo que no influyan en la valoración
de su capacidad profesional para el puesto que aspira a ocupar. En el mismo sentido,
GOÑI SEIN, J.L., El respeto a la esfera privada del trabajador…, p. 47.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
323 En este sentido, SAP Asturias de 3 de junio de 2002; Juzgado de Primera Instancia
nº37 de Madrid de 22 de enero de 2004. En contra, SAP León de 19 de diciembre
2005.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
333 Así lo entiende por otra parte la normativa francesa e italiana, ver CARRILLO M.,
“La libertad de expresión y derecho de rectificación en la CE de 1978”, op. cit., pp. 56
y ss
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
sino que abarcará a todo ciudadano siempre que cumpla las funciones pe-
riodísticas con independencia del medio que se emplee339. En este sentido,
el TJUE entiende que es necesario interpretar ampliamente la noción de
“periodismo” dada la importancia de la libertad de expresión340.
De esta forma, partiendo de la base de que cualquier ciudadano —a
través de un blog, web o foro— puede convertirse en un “periodista”341, el
balance entre derecho a la intimidad —protección de datos— y el derecho
a la libertad de expresión —e información— se deberá realizar, bajo el
principio de proporcionalidad, en base al interés general de la informa-
ción342.
Respecto a la relevancia pública o el interés general de la información
se está ante un concepto indeterminado que deberá analizarse caso por
caso. No obstante, se puede avanzar que, habitualmente, no se observa
relevancia pública en las evaluaciones de los trabajadores o profesiones.
Solamente se observará interés general cuando la información divulgada
favorezca la opinión pública de la ciudadanía. Concretamente, se mantie-
ne que habrá interés general cuando las informaciones estén relacionadas
con personas que ejerzan cargos públicos o una profesión de notoriedad
o proyección pública.
En este sentido, se puede encontrar la SAN de 25 de mayo de 2012
(rec. 639/2010) que deniega el ejercicio del derecho de cancelación a un
interesado que pretendía suprimir todos los datos referidos a su persona
publicados en un periódico digital en las que se criticaba diferentes aspec-
tos de su conducta, en su condición de funcionario de un Ayuntamiento.
La Sentencia alude a la proporcionalidad de la utilización de sus datos
con la finalidad que se pretende, puesto que su utilización constituye un
instrumento imprescindible sin el cual la crítica o la información carecería
de sentido y se vaciaría de contenido343. Las informaciones vertidas sobre
339 TRONCOSO REIGADA A., “El derecho al olvido en internet…”, op. cit., p. 22.
340 STJUE de 16 de diciembre de 2008 C-73/07.
341 COTINO HUESO L., “La colisión de derecho a la protección…”, op. cit., p. 389.
342 STJUE 13 de mayo de 2014 C-131/12, criterios utilizados por la famosa sentencia
sobre el “derecho al olvido”.
343 Así, en la SAN de 25 de mayo de 2012, se dirá, “Es por ello que la utilización de los
datos del denunciante estaba amparada por el ejercicio de la libertad de expresión e
información sin que pueda utilizarse el derecho de cancelación para evitar la publica-
ción de noticias o informaciones relacionadas con una o varias personas concretas”.
También se puede ver la STS de 16 de febrero de 2016 (rec. 334/2015) donde se
entiende que hay interés general al denunciar a un arquitecto funcionario contra el
que se alega que “adjudicaba los contratos a dedo, incumpliendo la legislación aplica-
ble…”.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
350 No obstante, se debe tener en cuenta que en este caso el abogado pudo ejercer el
derecho de cancelación puesto que el foro estaba tratando sus datos personales sin
su autorización y sin una habilitación legal. En el caso de la economía colaborativa,
bajo el paraguas de una relación jurídica triangular, el consentimiento podría haberse
recabado en el contrato, o no ser necesario, si se entiende presuntamente concedido
al contratar a través de la plataforma virtual de la que es propietaria la empresa de
economía colaborativa.
351 AEPD R/00767/2008.
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
352 AEPD R/01871/2008 y R/00386/2008. En este sentido, COTINO HUESO, L., “Dis-
posiciones generales”, en TRONCOSO REIGADA (Dir.) Comentarios a la ley orgáni-
ca de protección de datos de carácter personal, Civitas, 2010, p. 319.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
354 CNMC, Conclusiones preliminares sobre los nuevos modelos de prestación de servi-
cios y la economía colaborativa, p. 46 y ss.
355 COMMUNICATION FROM THE COMMISSION, Online Platforms and the Digi-
tal Single Market Opportunities and Challenges for Europe, p. 14 https://ec.europa.
eu/digital-single-market/en/news/communication-online-platforms-and-digital-single-
market-opportunities-and-challenges-europe accedido el 29 de mayo de 2016.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
4. Conclusiones
Los sistemas reputancionales han sido considerados un bien público
que ayuda a reducir el riesgo en las contrataciones mejorando la confianza
entre las partes e incrementando la eficiencia del mercado356. Histórica-
mente, los problemas de asimetría informativa han causado situaciones
ineficientes. De un lado, existen transacciones que se hubieran realizado
de existir mejor información. De otro lado, pueden realizarse transaccio-
nes que de tener mayor información no se hubiesen efectuado. De esta for-
ma, los sistemas reputacionales se han constituido como elemento esencial
de la economía colaborativa dada su capacidad de general mayor confian-
za entre las partes involucradas. Confianza que surge, habitualmente, sin
una que exista relación anterior. De manera, casi siempre de forma gratui-
ta estos sistemas reputacionales facilitan información a los usuarios sobre
las características de un servicio o producto reduciendo los problemas de
asimetría en la información.
De hecho, incluso se argumenta que los sistemas reputacionales son
capaces de hacer innecesaria la intervención legislativa de protección al
consumidor357. Desde esta perspectiva se ha argumentado que el legisla-
dor no necesita establecer requisitos de calidad en un servicio o producto
dado que el incremento de trasparencia conseguido por los sistemas re-
putacionales permite que el mercado, por si solo, cribe a los “buenos” de
los “malos”. Se entiende, en este sentido, por ejemplo, que no es necesario
que el legislador establezca regulación alguna para la calidad de la comida
en los restaurantes puesto que aquellos que no cumplan con los mínimos
exigidos por el mercado se quedarán sin clientes al estar la información
visible para todos.
Sin embargo, antes de desmantelar el sector público, se debe ser cons-
ciente de que los sistemas reputacionales presentan por sí mismos algunos
problemas. De un lado, en los sistemas que se permite la reciprocidad en
la evaluación, esto es, ambos usuarios pueden evaluarse mutuamente, los
estudios encuentran una alta correlación entre ambas puntuaciones. Esta
356 BOLTON G., GREINER B., OCKENFELS A., “Engineering Trust…”, op. cit., p. 260.
357 BOLTON G., GREINER B., OCKENFELS A., “Engineering Trust…”, op. cit., p. 260
y THIERER A., KOOPMAN C., HOBSON, A., KUIPER C., “How the internet…”,
op. cit., p. 5.
EL TRABAJO EN LA ERA DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA
358 BOLTON G., GREINER B., OCKENFELS A., “Engineering Trust…”, op. cit., p. 256
y ss.
359 SLEE T., “Some obvious things about internet reputation systems”, op. cit., pp. 6 y 7.
360 KRAMER M., “Self-selection bias in reputation Systems”, op. cit., pp. 256 y ss.
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181. Las zonas de frontera del campo de aplica- del empleo
ción de la seguridad social Daniel Pérez del Prado
Iván Antonio Rodríguez Cardo 198. La participación financiera de los trabaja-
182. Nueva pensión de viudedad y orfandad en dores en la empresa
el RGSS Patricia Nieto Rojas
María Antonia Pérez Alonso 199. Pensiones de viudedad y orfandad
183. Nuevas prestaciones de incapacidad tempo- Juan José Fernández Domínguez
ral, incapacidad permanente y jubilación en María de los Reyes Martínez Barroso
el RGSS 200. El “empleo sumergido”
María Antonia Pérez Alonso Antonio V. Sempere Navarro
Guillermo Emilio Rodríguez Pastor Rodrigo Martín Jiménez
184. El acoso moral en el trabajo 201. Los desplazamientos transnacionales de
Vicente-Antonio Martínez Abascal trabajadores en el derecho español
185. Huelga en servicios esenciales Javier Gárate Castro
Erik Monreal Bringsvaerd 202. El trabajo autónomo económicamente
186. Reestructuraciones socialmente responsa- dependiente
bles Eduardo Martín Puebla
Àngels López Caballero 203. La reforma de la jubilación
187. La protección de la lactancia en el ordena- Juan López Gandía
miento laboral español Daniel Toscani Giménez
Elena García Testal 204. El despido colectivo y sus elementos con-
188. Protección por desempleo figuradores tras las recientes reformas
Raquel Poquet Catalá José Luis Monereo Pérez
189. Las medidas de acción positiva 205. Legitimación negocial en el banco empre-
Gemma Fabregat Monfort sarial del convenio colectivo sectorial
190. La víctima de violencia de género y su David Lantarón Barquin
modelo de protección social 206. La acumulación en la jurisdicción social
José Luis Monereo Pérez Irene Bajo García
Luis Ángel Triguero Martínez 207. La reforma laboral en el Real Decreto-Ley
191. La reforma laboral en el Real Decreto-Ley 3/2012
10/2010 Ángel Blasco Pellicer
Carlos L. Alfonso Mellado Luis M. Camps Ruiz
Ángel Blasco Pellicer José María Goerlich Peset
Luis M. Camps Ruiz Remedios Roqueta Buj
José Mª. Goerlich Peset Tomás Sala Franco
192. Flexibilidad de la jornada laboral 208. La reestructuración de las plantillas labo-
Beatriz Rodríguez Sanz de Galdeano rales en las administraciones públicas (2ª
193. La limitación de los salarios de tramitación edición)
ex art. 56.2 del Estatuto de los Trabajadores Remedios Roqueta Buj
Amparo Esteve Segarra 209. Tiempo de trabajo y permisos del trabajador
194. Igualdad y no discriminación de las personas por motivos personales y sindicales
con discapacidad en el mercado de trabajo Carolina Blasco
Vanessa Cordero Gordillo
210. La protección por cese de actividad en el ré- 224. Trabajo a tiempo parcial y seguridad social
gimen especial de trabajadores autónomos Susana Barcelón Cobedo
José Francisco Blasco Lahoz 225. La relación laboral especial del servicio del
211. La aplicación de las previsiones sobre hogar familiar
transmisión de empresas en el ámbito de Vanessa Cordero Gordillo
las contratas 226. El periodo de prueba en el contrato de
Luis Enrique Nores Torres trabajo
212. La compatibilidad del trabajo con la protec- Óscar Fernández Márquez
ción por desempleo 227. Las últimas reformas en materia de pres-
DanielPérez del Prado taciones contributivas del sistema de
213. Las modalidades de contratación en la seguridad social
reforma laboral de 2012 José Ignacio Tejerina Alonso
Eva López Terrada 228. La relación laboral especial de los estiba-
214. La flexibilidad interna tras la reforma laboral dores portuarios
Remedios Roqueta Buj Inmaculada Ballester Pastor
215. Las diligencias finales en el proceso laboral 229. Derechos de las trabajadoras víctimas de la
Francisco Andrés Valle Muñoz violencia de género
216. La competencia del juez del concurso en Elena García Testal
material laboral: una revisión crítica a la 230. El arbitraje obligatorio en materia de
luz de las últimas reformas laborales y inaplicación de convenios colectivos
concursales Juan Bautista Vivero Serrano
Juan Antonio Altés Tárrega 231. La compatibilidad del trabajo con protección
217. Alternativas a la subasta judicial en el proce- por desempleo
so de ejecución dineraria en la jurisdicción Daniel Pérez del Prado
social 232. El nuevo régimen jurídico de la prestación
Antonio Valenciano Sal por cese de actividad
218. Régimen de la negociación colectiva e Eduardo E. Taléns Visconti
inaplicación del convenio colectivo en la 233. Conciliación y seguridad social
reforma de 2012 Carmen Grau Pineda
José María Goerlich Peset Sarai Rodríguez González
219. La extinción del contrato de trabajo en la 234. Los derechos de participación de los traba-
reforma laboral de 2012 jadores en el nuevo escenario del derecho
Ángel Blasco Pellicer del trabajo en españa
220. La coordinación de las actividades preven- Federico Navarro Nieto
tivas en el sector de la construcción 235. Acuerdos marco internacionales
Mª Carmen Salcedo Beltrán Manuel Correa Carrasco
221. Los procedimientos de despido colectivo, 236. Cuestiones actuales de la negociación
suspensión de contratos y reducción de colectiva en España
jornada Jordi García Viña
Jesús R. Mercader Uguina 237. La conciliación de la vida laboral y familiar
Ana de la Puebla Pinilla en las administraciones públicas
222. Detectives y vigilantes privados en el Remedios Roqueta Buj
ámbito laboral 238. Cláusulas de cesión de derechos de propie-
Juan Miguel Díaz Rodríguez dad intelectual en los convenios colectivos
223. La impugnación del despido colectivo laborales
Fernando Ballester Laguna Sergio Yagüe Blanco