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Orientación del proceso a la composición rápida y segura
de los litigios, aunque sin lesionar los Derechos y Garantías
Constitucionales de los cuales son titulares los Justiciables.
Orientación del proceso a la composición rápida y segura
de los litigios, aunque sin lesionar los Derechos y Garantías
Constitucionales de los cuales son titulares los Justiciables.
Orientación del proceso a la composición rápida y segura
de los litigios, aunque sin lesionar los Derechos y Garantías
Constitucionales de los cuales son titulares los Justiciables.
Nuestro Código de Procedimiento Civil Venezolano vigente,
consagra una norma que se encuentra establecida en el primer aparte del artículo 206, inspirada en el Principio << in dubio pro actione >> que no es otra cosa que la orientación del proceso a la composición rápida y segura de los litigios, aunque sin lesionar los Derechos y Garantías Constitucionales de los cuales son titulares los Justiciables.
Las Normas de Procedimiento previstas en nuestro Código Adjetivo
Civil tienen un carácter instrumental; son un medio para la realización del Derecho Material, por lo cual no podría aceptarse la nulidad de un acto por la nulidad misma, sin atender a la finalidad que persigue con el establecimiento de la formalidad.
El artículo 206 del Texto Civil Adjetivo, establece un principio de
economía procesal, pues la Justicia debe y tiene que ser administrada lo más brevemente posible. Resultaría ocioso e inútil ordenar la reposición de un acto que, a pesar de estar afectado por un vicio al no cumplir con los requisitos esenciales de validez, ha logrado efectivamente su fin u objetivo.
La precitada norma ha mantenido su vigencia en el tiempo desde la
época del derogado Código de Procedimiento Civil de mil novecientos dieciséis (1.916) <<Art. 229>> incluyéndose de igual manera en la Norma Adjetiva Civil vigente <<Art. 206>>, la cual data de mil novecientos ochenta y seis (1.986), lo cual refleja la importancia de la misma, a tal grado que su fundamento legal se encuentra inserto en nuestra Carta Magna, materializado en el primer aparte del artículo 26 << El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, SIN FORMALISMOS O REPOSICIONES INÚTILES >> y en el artículo 257 << (…omissis) No se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales. >>
El Juez debe garantizar los Principios de Igualdad establecidos en el
artículo 15 del Código de Procedimiento Civil, por lo que en aras de la aplicación del Principio Finalista el Juzgador debe, en primer término, valorar la formalidad esencial que se denuncia haber omitido y, en segundo lugar, determinar si el acto aunque privado de formalidad ha alcanzado su finalidad práctica. En cuanto al primer punto, se debe analizar el hecho si el Juez al omitir algún requisito esencial de validez del acto ha vulnerado algún Derecho Constitucional. En referencia al segundo punto, el Juez para lograr determinar si el acto ha cumplido su objetivo principal, debe tomar en consideración tres elementos de suma importancia: 1°- Si existe perjuicio a causa de las inobservancias legales; 2° En caso que exista tal perjuicio, determinar si la parte contra quien obra convalida el acto; 3° Si el vicio tiene origen en la actividad adjetiva del propio litigante infractor.
El Principio Finalista, resumido en la máxima establecida en el único
aparte del artículo 206 de la Norma Adjetiva Civil, que señala: EN NINGÚN CASO SE DECLARARÁ LA NULIDAD SI EL ACTO HA ALCANZADO EL FIN AL CUAL ESTABA DESTINADO, ha ocasionado un gran aporte Jurisprudencial, cuya evolución estudiaremos: 1. Sentencia dictada por la Sala de Casación Social en fecha quince (15) de diciembre de 2.000. (Máxima)
"(...)estima esta Sala de Casación Social, acatando las
disposiciones constitucionales y legales antes referidas, que no podrán decretarse reposiciones inútiles, atendiéndose, siempre, al principio finalista de esta institución, que es el que inspira a la vigente Constitución de la República y que está igualmente recogido en nuestra normativa procesal en el citado artículo 206 del Código de Procedimiento Civil. De manera que, aun cuando el artículo 244 del mismo Código Adjetivo sancione con la nulidad el incumplimiento en la sentencia de los requisitos establecidos en el artículo 243 ejusdem, esta consecuencia sólo deberá materializarse en caso de que la sentencia cuestionada contenga alguna deficiencia que sea determinante para la resolución de la controversia, que produzca o implique alguna violación del derecho a la defensa y el debido proceso de alguna de las partes, o que tal deficiencia se traduzca en una omisión de pronunciamiento o en falta de fundamentos de tal entidad que impida el control de la legalidad de la sentencia impugnada o la haga inejecutable."
2. Sentencia dictada por la Sala de Casación Social en fecha
cuatro (4) de octubre de 2.001. (Máxima) "(...)esta Sala de Casación Social, acatando las disposiciones constitucionales y legales antes referidas, que no podrán decretarse reposiciones inútiles, atendiéndose, siempre, al principio finalista de esta institución, que es el que inspira a la vigente Constitución de la República y que está igualmente recogido en nuestra normativa procesal en el citado artículo 206 del Código de Procedimiento Civil."
3. Sentencia de fecha veinticuatro (24) de enero de 2.002.
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche (Máxima)
“El artículo 206 del mismo código consagró, de manera
expresa, un criterio reiterado por la sala, en el sentido que no se declarará la reposición de la causa si la misma no persigue un fin útil y el acto alcanzó el fin al cual estaba destinado, criterio que ya venía aplicándose desde el año 1.943. También el artículo 213 ejusdem dispone que si la misma parte afectada por nulidad no atacó la misma en las primeras oportunidades que actuó, convalidó los vicios existentes, lo cual puso fin a una serie de largas demoras en el proceso”.
4. Sentencia de fecha dos (2) de mayo de 2.003. Ponencia
del Magistrado José Manuel Delgado. (Máxima)
“El artículo 257 de la vigente Constitución, establece el
Principio de la Prohibición de Sacrificar la Justicia por formalismos o reposiciones inútiles, que desde la entrada en vigencia del Código de Procedimiento Civil ya se hallaba enunciado de alguna manera en su artículo 206”.
Se infiere de las precitadas máximas, que no pueden los jueces ni los
órganos administrativos competentes sustanciar un procedimiento, aplicar dispositivos legales o sublegales que lejos de garantizar un proceso debido, obstaculicen la resolución célebre y conforme a derecho de las pretensiones que le han sido presentadas, tampoco pueden acordar nulidades ni reposiciones por la falta de realización de actos procesales que no resulten esenciales para el respeto y garantía de derechos fundamentales o cuya observancia no comporte el cumplir con el fin útil dentro del procedimiento tramitado, sino un simple ritualismo baldío, que mas bien aleja a las partes de obtener una solución definitiva de sus planteamientos.
APLICACIÓN DEL PRINCIPIO FINALISTA
EN CASOS FORENSES. JURISPRUDENCIALES.
CASO N° 1
Entre los casos que someteremos a estudio en relación a la
Aplicación del Principio Finalista, tenemos la Sentencia de la Sala de Casación Civil de nuestro máximo Tribunal, de fecha quince (15) de septiembre de dos mil cuatro (2.004). Exp. AA20-C-2004-000264, cuya máxima señala:
“El proceso de intimación se sustanció por el juicio
ordinario, debido a la oposición de la demandada, por lo que era inútil la reposición del juicio al inicio del juicio ordinario”
En la referida sentencia, los recurrentes alegan el quebrantamiento
de formas esenciales del procedimiento que le causaron indefensión; señalan que iniciada la causa por el procedimiento por intimación o monitorio y la parte demandada haber hecho oportuna oposición al decreto intimatorio, lo cual generó consecuentemente la apertura del procedimiento ordinario, el tribunal del alzada anuló todo el procedimiento, inclusive el auto de admisión de la demanda, dejando a salvo el derecho del actor de proponer nueva demanda a través del procedimiento ordinario. Los recurrentes arguyen que la recurrida contrarió los postulados constitucionales establecidos en el 1° aparte del artículo 26; indican que los efectos que ocasiona la oposición de la parte demandada al decreto intimatorio están claramente establecidos en el artículo 652 de la Norma Adjetiva Civil, cuando señala: “Formulada la oposición en tiempo oportuno por el intimado o por el Defensor, en su caso, el decreto de intimación quedará sin efecto, no podrá procederse a la ejecución forzosa y se entenderán citadas las partes para la contestación de la demanda, (…omissis…), continuando el proceso por los trámites del procedimiento ordinario o del breve, según corresponda por la cuantía de la demanda”. Del precitado artículo se infiere que la oposición de la parte demandada al decreto intimatorio genera forzosamente tres consecuencias: • Queda sin efecto el decreto intimatorio. • Se entenderán citadas las partes para la contestación de la demanda. • Se apertura el procedimiento ordinario o breve, según sea la cuantía de la demanda. En el caso de marras, se constata que la parte demandada hizo oposición oportuna oposición y el proceso se devino por los trámites del procedimiento ordinario dada la cuantía, todo esto, como ya se dijo, según lo previsto en el artículo 652 del Código de Procedimiento Civil. La parte demandada ejerció recurso procesal de apelación contra la sentencia dictada en primera instancia que declaró con lugar la demanda incoada, fundamentando esencialmente su defensa en el proceso, que la acción incoada por el procedimiento por intimación resultaba inadmisible, porque la parte demandante no acompañó la prueba escrito del derecho. El Tribunal de alzada con plena jurisdicción del asunto, declaró inadmisible la demanda, anuló el auto de admisión y todas las actuaciones posteriores al mismo, ciertamente dejando a salvo la posibilidad de intentar la demanda por la vía ordinaria. Ahora bien, esta apreciación no es impedimento para dictar la correspondiente decisión de fondo, pues por el contrario incurrió la recurrida en franca contravención con el mandato procesal establecido en el artículo 652 del Código Adjetivo Civil, al obviar un trámite del proceso como lo fue la apertura del procedimiento ordinario, teniendo en cualquier caso, el deber de decidir la controversia en los términos expuestos para agotarse allí la función jurisdiccional, sin desgastes innecesarios para ésta. Efectivamente, el caso de marras se sustanció por los trámites del procedimiento ordinario, donde hubo contestación a la demanda, oportunidad probatoria y de informes e incluso sentencia definitiva en primera instancia; por lo que el ad-quem, si bien pudo evidenciar una causa de inadmisión del Juicio Especial Intimatorio, desconoció la utilidad de la institución repositoria, pues si la corrección de aquel acto era el juicio ordinario, tal y como lo señala en su decisión, el mismo se efectuó en primera instancia con todas las garantías constitucionales previstas para proteger el derecho de defensa de los justiciables y el debido proceso. La sentencia concluye, que por cuanto la recurrida incurrió en el menoscabo de formas esenciales del procedimiento que causaron indefensión a la accionante, aunado al hecho de ordenar un reposición inútil, infringiendo de esta manera los dispositivos señalados en los artículos 15 y 206 del Código de Procedimiento Civil, se declara la NULIDAD de la sentencia recurrida y se ORDENA al juez superior que resulte competente, dicte nueva sentencia.
CASO N° 2
De suma importancia es la incidencia del Principio Finalista en la
Institución del Avocamiento y su notificación, la cual desglosaremos de la Sentencia de la Sala Constitucional de nuestro máximo Tribunal, de fecha treinta (30) de junio de dos mil cinco (2.005). Exp.04-2985, cuya máxima señala: “Aunque se omitió la notificación a las partes del avocamiento del nuevo Juez al conocimiento de la causa, no se ha configurado la violación del derecho a la defensa, porque no se ha demostrado la existencia de supuesto alguno de recusación en que la mencionada Juez se encontrare presumiblemente incursa”.
Se debe entender que si la causa ha entrado en etapa de sentencia, las
partes ya han finalizado momentáneamente sus actuaciones, es decir, la TRABA DE LA LITIS se agotó momentáneamente. En este supuesto, los intervinientes no tienen la carga de impulsar el proceso, puesto que lo que se espera es un dictamen final del Juzgador y el hecho que tal pronunciamiento no se haya realizado en el tiempo previsto, libera a las partes de toda obligación procesal, es decir, LOS ACTUANTES NO SE ENCUENTRAN A DERECHO. Por ende, en este supuesto el Juez debe notificar a los intervinientes del Avocamiento y el lapso para recusar (tres días) comenzará a correr al día siguiente en que conste en autos la última de las notificaciones de tal avocamiento, pasados que sean diez (10) días de conformidad con el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil. En todo caso, si el nuevo Juez se incorpora con posterioridad al término de presentación de informes y el lapso para dictar sentencia feneció al igual que su prórroga, se debe notificar a los intervinientes a objeto de imponerlos del derecho del cual son titulares, establecido en el artículo 90 ejusdem, lo que genera consecuentemente la reapertura del lapso para dictar sentencia. Sin embargo, en el caso de marras se observa que los apoderados judiciales de la parte accionada consignaron escrito donde no alegaron ninguna causal de recusación y sólo hicieron señalamientos en relación con el avocamiento que de oficio efectuó la Juzgadora, así como sobre el vencimiento del lapso para sentenciar, sin que hubiesen alegado la existencia de alguna causal de recusación contra aquella, lo que tampoco hicieron en su escrito de Amparo, escrito éste donde sólo se limitaron a efectuar señalamientos contra la imparcialidad de la Juzgadora, sin ninguna fundamentación legal. Ahora bien, el Avocamiento de un nuevo Juez a una causa ya iniciada, debe ser notificado a las partes, con el objeto de permitirles ejercer la recusación oportuna del Juzgador, derecho éste comprendido en el concepto más amplio de derecho a la defensa, a la tutela judicial efectiva y al debido proceso. Consecuentemente, la falta de dicha notificación podría constituir una violación de la garantía constitucional del derecho a la defensa. No obstante, el criterio que ha adoptado la Sala Constitucional en aras del Principio Finalista es el hecho que para que se configure tal violación, es necesario que el nuevo Juez se encuentre incurso en algunas de las causales de recusación taxativamente establecidas, porque de lo contrario, el recurso ejercido resultaría inútil y la situación procesal permanecería siendo la misma. En conclusión, aún cuando la Jueza no cumplió con su deber de notificación a las partes de su avocamiento, no incurrió en agravio constitucional alguno, en virtud de la inexistencia de alguna causal de recusación en su contra, por cuanto la representación judicial de la quejosa en la oportunidad en que incurrió en notificación tácita de tal avocamiento, no efectuó ningún alegato en ese sentido, causal que tampoco invocaron en el escrito continente de su pretensión de tutela constitucional, razones por la cual se desestima la denuncia, pues, de lo contrario, podría incurrirse en una reposición inútil, transgrediendo lo preceptuado en el artículo 206 del Código de Procedimiento Civil, con una clara dilación indebida del proceso.
El proceso ejecutivo en la jurisdicción de lo contencioso administrativo: Reflexiones en torno a los antecedentes y aspectos procesales resueltos por la jurisdicción de lo contencioso administrativo en procesos ejecutivos