Вы находитесь на странице: 1из 22

ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL EN MÉXICO Y EN LA CIUDAD DE MÉXICO:

RETOS PARA UNA VEJEZ DIGNA


Nota conceptual

I. ¿Qué es el envejecimiento poblacional?


Se considera que, como parte del desarrollo y evolución de las sociedades, la
disminución de la mortalidad asociada a enfermedades transmisibles y el aumento
de la esperanza de vida que conlleva, aunado a la disminución de las tasas de
fecundidad, producto de políticas de control de la natalidad y del avance hacia el
ejercicio pleno e informado de los derechos sexuales y reproductivos de hombres y
mujeres, son resultados exitosos y deseables para las sociedades.

A lo anterior se le conoce como “transición demográfica”;1 sin embargo, una de sus


consecuencias es el envejecimiento poblacional, en el que menos niños se integran
a las filas de la pirámide poblacional y dan paso a que ésta se vaya invirtiendo al
ser los adultos mayores quienes representen mayor proporción. En un inicio se
consideraba que traería efectos positivos al tener, por ejemplo, menor número de
menores de edad dependientes económicamente. Sin embargo, este
envejecimiento poblacional se considera que tiene asociados problemas y
consecuencias complejos; además de que, a pesar de su aún bajo peso relativo, la
población adulta mayor está creciendo de manera acelerada.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2012) advierte


que la población mayor se ubica en el grupo de personas propensas a sufrir algún
nivel de exclusión y el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
Naciones Unidas ubica a este sector de la población como uno de los grupos más
desprotegidos del mundo (ONU, 1995).

1
La “transición demográfica” alude al cambio de la dinámica de la población que se produce cuando
la natalidad y la mortalidad, o por lo menos uno de los dos fenómenos, ha dejado sus elevados
niveles tradicionales para dirigirse hacia porcentajes más bajos, asociados a la fecundidad dirigida y
al uso de métodos de lucha contra la natalidad, pasando de una demografía antigua y tradicional a
otra moderna”. Pressat, Roland (1987). Diccionario de Demografía. Barcelona: Oikos-Tau, pág. 209
El envejecimiento es un proceso natural, gradual, continuo e irreversible de cambios
a través del tiempo, que se dan en el nivel biológico, psicológico y social, y están
determinados por la historia, la cultura y las condiciones socioeconómicas de los
grupos y las personas (INMUJERES, 2015: 1). Por ello, desde el inicio se apunta y
recalca, que no es lo mismo el proceso y las consecuencias del envejecimiento de
un hombre que de una mujer, o de una mujer no indígena de una indígena o una
afro mexicana, así como de una persona empobrecida que de otra que no lo es, o
de alguna que vivió con alguna discapacidad, entre muchas de las distintas
intersecciones que configuran discriminación.

Así, lo que se considera envejecimiento pasa por apreciaciones subjetivas y


culturales de los significados de la vejez, según su historia, su cultura y su
organización social; así como los procesos naturales del desgaste físico, que, sin
embargo, se dan a distintos ritmos según el sexo, lugar de residencia, economía,
alimentación, etc.

En términos demográficos, se utiliza la edad cronológica para determinar a la


población adulta mayor. La ONU establece la edad de 60 años para considerar que
una persona es adulta mayor, aunque en los países de ingresos altos se considera
que la vejez empieza a los 65 años. Por su parte, la Ley de los Derechos de las
Personas Adultas Mayores (LDPAM), señala en el artículo 3º que “…se entenderá
por personas adultas mayores, a las que cuenten con sesenta años o más de edad
y que se encuentren domiciliadas o en tránsito en el territorio nacional”. Por otro
lado, el programa de pensiones no contributivas del gobierno federal considera que
la edad a partir de la cual las personas pueden ser beneficiarias es de 65 años;
mientras que el Programa de Pensión Alimentaria para Adultos Mayores (PAM) de
la Ciudad de México, establecía esta edad a partir de los 68 años. En este escrito
tomamos, en general, 65 años como la edad a partir de la cual se considera a las
personas adultas mayores. Lo anterior para mantener consonancia con la mayoría
de publicaciones internacionales y porque, en general, es la edad de retiro laboral y
la establecida para tener acceso a prestaciones sociales por jubilación.
II. Panorama demográfico y social del envejecimiento poblacional en México
y en la Ciudad de México

Según las más recientes proyecciones de población realizadas por el Consejo


Nacional de Población (CONAPO), la esperanza de vida en México pasó de 59.85
años en 1970 a 75 años en 2108 y se calcula llegará a 76.7 para 2030. La Ciudad
de México, por su parte, pasó de 62.19 en 1970 a 76.41 en 2018 y se calcula llegará
a 77.84 para 2030.

Ahora bien, por sexo, en la Ciudad de México (para 2018), la esperanza de vida al
nacimiento de hombres es de 73.36 y de mujeres de 79.29 años; mientras que el
índice de envejecimiento (que expresa el número de personas envejecidas de 60
años y más por cada cien menores de 15 años) es de 54.53 adultos mayores por
cada cien niños. Comparando con el dato a nivel nacional que es de 27.34, se puede
observar que la Ciudad de México tiene casi el doble de adultos mayores por cada
niño.

Por otro lado, la tasa global de fecundidad (TGF) de la Ciudad de México es la más
baja del país con 1.49 hijos nacidos vivos por cada mujer, lo que se considera está
por debajo del reemplazo generacional (es decir, 2, lo que implicaría sustituir a los
padres). A nivel nacional la TGF es de 2.1 hijos nacidos vivos por mujer.

Según las proyecciones de población, para 2018, la proporción de población de 65


años y más de edad a nivel nacional es de 7.25 por ciento, mientras que en la
Ciudad de México es de 10.33 por ciento, siendo la entidad federativa con mayor
proporción de población adulta mayor; seguida de Veracruz, Morelos y Oaxaca, con
porcentajes del orden de 8.44, 8.29 y 8.28 por ciento, respectivamente.
Pirámides de Población de la República Mexicana, 1970, 2018 y 2030

Fuente: CONAPO, Proyecciones de la Población de México y de las entidades federativas, 2016-2050

De la proporción de población adulta mayor en la Ciudad de México, el 6.04 por


ciento son mujeres y 4.29 por ciento hombres, lo que delata una feminización del
fenómeno. A nivel nacional las proporciones son más equilibradas, al representar
3.97 y 3.24 por ciento, respectivamente.

Pirámides de Población de la Ciudad de México, 1970, 2018 y 2030

Fuente: CONAPO, Proyecciones de la Población de México y de las entidades federativas, 2016-2050


El envejecimiento de la población mexicana es un proceso inevitable e irreversible
ya que, dada la inercia demográfica, las cohortes más numerosas, nacidas entre
1960 y 1980, comenzarán a cumplir 60 años a partir del año 2020 y con ello, de
modo ineludible, crecerá el volumen de adultos mayores (Muradás, 2010).

Así, la proporción de población adulta mayor en la Ciudad de México, pasará de


10.33 por ciento en 2018 a 15.40 por ciento en 2030; 8.95 por ciento serán mujeres
y 6.45 por ciento hombres mayores de 65 años.

Ham (2003), identifica algunas de las consecuencias económicas, sociales y


culturales, del envejecimiento más importantes a tener en cuenta:

 La insuficiencia financiera y actuarialmente deficitaria de la seguridad social


y los sistemas de retiro y pensiones.
 El desplazamiento hacia edades mayores en la composición de la fuerza de
trabajo y su repercusión en los mercados laborales ante la globalización
económica, la transformación y tecnificación de los métodos de trabajo y los
cambios en los modelos de desarrollo.
 La fragilidad en las condiciones de salud de la población en edades
avanzadas, la mayor incidencia y prevalencia de enfermedades crónicas e
incapacidades, imponiendo la necesidad de modificar los sistemas de salud.
 El cambio en las relaciones familiares y las condiciones de domicilio,
producto de la transformación en las estructuras familiares y de los hogares
conformados cada vez con más miembros envejecidos y menos familiares
en edades juveniles y de la infancia.
 Las necesidades de transferencias intergeneracionales e intrafamiliares ante
las fallas o simple inexistencia de los sistemas públicos de apoyo a la
población envejecida.
 La feminización del envejecimiento, debida no solo a la mayor sobrevivencia
de las mujeres.
 La vulnerabilidad ante la vejez y sus aspectos físicos, sociales, éticos, legales
y de derechos humanos.
Según el Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la Encuesta Nacional de
Ingreso y Gasto de los Hogares (MCS-ENIGH 2016), del total de la población
mexicana adulta mayor, el 41.1 por ciento se encontraban en pobreza; 34.6 en
pobreza moderada y 6.6 en extrema (CONEVAL, 2018: 151).

Según los indicadores de carencia social mediante los que el CONEVAL mide la
pobreza multidimensional, el 57.1 por ciento de la población de 65 años o más
presenta rezago educativo, 9.5 por ciento presenta carencia por acceso a los
servicios de salud; 14.4 por ciento carencia por acceso a la seguridad social, 6.9
carencia por calidad y espacios de la vivienda; 18.4 por ciento carencia por acceso
a los servicios básicos de la vivienda y 17.4 por ciento carencia por acceso a la
alimentación (CONEVAL, 2018: 151).

Otro problema fundamental que enfrentan las personas adultas mayores es que
algunas continúan trabajando a pesar de tener la edad de retiro laboral, y quienes
lo hacen, en su mayoría enfrentan diversas desventajas. Así, según la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en 2017, de total de la población nacional
ocupada, 5.2% eran mayores de 65 años (más de 2.5 millones de personas). De
estas, solo 9.7% tenían acceso a instituciones de salud por parte de su empleador,
lo cual significa que más de 90% de las y los trabajadores adultos mayores trabajan
en condiciones contractuales desventajosas (CONEVAL, 2018: 151).

El aseguramiento social en salud es un tema fundamental puesto que conforme


avanza la edad, las condiciones de salud de las personas tienden a deteriorarse;
aunado con que cada vez las personas sobreviven más, pero no necesariamente
con buena salud. Es decir, las personas que hoy tienen 60 años cuentan con una
esperanza de vida de 22 años adicionales; sin embargo, de estos 22, solo 17.3 años
transcurren en buen estado de salud y cerca de cinco años se viven con una o varias
enfermedades o con pérdida de funcionalidad (Global Age Watch Index, 2015).

Según la OMS (2011), la carga asociada la discapacidad en adultos mayores tiene


mayor incidencia en mujeres; es decir, viven más años con discapacidad, en
contraste con los hombres. Así, las mujeres en la etapa final de su vida viven, en
promedio, 11 años en mala salud (lo que representa 14% de la esperanza de vida
al nacer). Guerrero es el estado donde las mujeres viven en promedio más años en
mala salud: 13.4 años (equivalentes a 16.8% de su esperanza de vida al nacer),
mientras que en la Ciudad de México es de 10.3 años (Gutiérrez Robledo, et al.,
2017).

Por otra parte, la esperanza de vida masculina en México es de casi 7 años menos
que las mujeres, sin embargo, los hombres viven en mala salud en promedio 8.5
años, casi 2.5 años menos que las mujeres. Los hombres capitalinos, así viven 8.6
años con mala salud al final de su vida. (Gutiérrez Robledo, et al., 2017).

La prevalencia de enfermedades en nuestro país está asociada a las enfermedades


no transmisibles; en el grupo de población de 60 años o más, la diabetes mellitus,
la enfermedad isquémica del corazón, la enfermedad renal crónica y la enfermedad
vascular cerebral son responsables de 46% de las defunciones y 37% del total de
años de vida saludables perdidos (AVISA) en este grupo (Gómez Dantés et al, 2017
en: CONEVAL, 2018: 154)

Lo anterior, además, da indicios de otro problema asociado a los costos económicos


que representan las enfermedades crónicas no transmisibles para la sociedad
(como las mencionadas anteriormente), que hacen parte de la llamada transición
epidemiológica. Estas enfermedades implican una carga económica cada vez
mayor para las personas, las familias y los sectores público y privados:

(…) las enfermedades crónicas no transmisibles se constituyen como uno de


los mayores retos que enfrenta el sistema de salud debido al gran número de
casos afectados, su creciente contribución a la mortalidad general, la aparición
en edades cada vez más tempranas, el hecho de que son la causa más
frecuente de incapacidad prematura, así como la complejidad y costo elevado
de su tratamiento (Barba, 2018: 4).

Por ejemplo, en 2011 se estimó que los costos directos generados por la Diabetes
mellitus, que ya ha mostrado un comportamiento epidémico desde la segunda mitad
del siglo pasado, ascendía a $343,226,541 M.N., mientras que los costos indirectos
se calcularon en $778,427,475 M.N. (Barba, 2018: 10).

Los últimos años de vida de las personas, también se ven marcados por
discapacidades físicas o mentales. De acuerdo a las cifras de la Encuesta Nacional
de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014, más de tres millones de personas
adultas mayores declararon tener mucha dificultad o no poder hacer alguna de las
actividades de la vida diaria. Estas son personas con discapacidad y representan
26 por ciento del total de la población de 60 y más años, mientras que los adultos
mayores con alguna limitación representan 36.1 por ciento del total de la población
de 60 y más años.

Estas enfermedades y los años de vida con discapacidad de las personas adultas
mayores requieren que, además, se les provea de cuidados de largo plazo (CLP):

(…) estos son una particularidad fuertemente asociada con la edad, que hasta
el momento no se incluye en lo componentes de la carencia por acceso a la
salud, pero que habla del grado de satisfacción de este derecho. Los CLP son
los servicios requeridos por una persona que sufre de dependencia permanente
dada la pérdida de autonomía para realizar las actividades básicas e
instrumentales de la vida diaria. En personas adultas mayores, la dependencia
permanente se da por la pérdida funcional, limitaciones sensoriales o mentales
(CONEVAL, 2018: 154).

Como ya se ha mencionado, la Ciudad de México es la entidad que mayor


proporción de personas adultas mayores tiene con 10.33 por ciento de adultos de
65 y más años respecto del total; además con una marcada feminización del
fenómeno.

La alcaldía que presenta mayor proporción de población adulta mayor, es Benito


Juárez con 13.6 por ciento de su población (15.79% son mujeres adultas mayores
y 11.14% hombres), le sigue Coyoacán con 12.46 por ciento (con 13.79% de
mujeres y 10.95% hombres) y luego Azcapotzalco con 12.05 por ciento (13.62%
mujeres y 10.28% hombres). La Alcaldía con menor proporción de población de 65
años o más es Milpa Alta con 5.81 por ciento (6.18% mujeres y 5.45% hombres).

Ciudad de México. Población de 65 años y más por alcaldía (totales y


porcentaje), 2015
TOTAL % HOMBRES % MUJERES %
Benito Juárez 56937 13.64 21509 11.14 35428 15.79
Coyoacán 75845 12.46 31081 10.95 44764 13.79
Azcapotzalco 48239 12.05 19256 10.28 28983 13.62
Miguel Hidalgo 43748 12.00 17662 10.57 26086 13.22
Venustiano
Carranza 49650 11.62 19317 9.64 30333 13.37
Gustavo A. Madero 128877 11.07 54778 9.87 74099 12.16
Cuauhtémoc 57014 10.71 21602 8.53 35412 12.68
Iztacalco 40318 10.33 16436 8.94 23882 11.57
Álvaro Obregón 70245 9.37 30168 8.48 40077 10.17
Tlalpan 59420 8.78 25787 8.03 33633 9.45
La Magdalena
Contreras 20947 8.59 9197 7.85 11750 9.27
Iztapalapa 144614 7.91 62786 7.15 81828 8.62
Xochimilco 31265 7.52 13821 6.93 17444 8.06
Tláhuac 23001 6.36 10532 6.09 12469 6.61
Cuajimalpa de
Morelos 12018 6.03 5346 5.58 6672 6.45
Milpa Alta 8018 5.81 3644 5.43 4374 6.18

Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta Intercensal, 2015

III. Marco normativo internacional, nacional y local

A nivel internacional, el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el


Envejecimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es el primer
instrumento internacional sobre el envejecimiento que guía la perspectiva y
formulación de políticas públicas para atender a la población de adultos mayores.
Lo aprobó la Asamblea General en 1982 y busca fortalecer las capacidades de los
gobiernos y la sociedad civil para atender de manera efectiva el envejecimiento de
la población y cumplir con las necesidades de desarrollo y dependencia de las
personas mayores.

Por su parte, los “Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de
edad” aprobados en diciembre de 1991 en la Asamblea General de la ONU, alientan
a los gobiernos a introducir en sus programas una serie de principios que identifican
como vitales para atender y cuidar el bienestar de las personas adultas mayores.
Entre estos principios, están: Independencia, en términos de acceso a necesidades
básicas, oportunidad para trabajar y recibir orientación educativa y tomar sus
propias decisiones así como vivir en entornos seguros y en autonomía hasta donde
sea posible; Participación, que se refiere a la integración en la sociedad para
participar en la formulación de políticas que les afecten directamente, buscar y
aprovechar oportunidades de empleo remunerado o servicio a la comunidad y la
libertad de formar grupos o asociaciones; Cuidados y protección por parte de su
familia y la comunidad, así como acceso a los servicios de atención de salud,
atención institucional y servicios sociales y jurídicos que les aseguren mayores
niveles de autonomía, protección y cuidado; Auto realización o aprovechar
oportunidades para desarrollar su máximo potencial y tener acceso a los recursos
educativos y culturales de una sociedad; y, finalmente, Dignidad, que significa vivir
libres de explotación y malos tratos físicos o mentales.

En 1992 y como conmemoración del 10 aniversario de la aprobación del Plan de


Acción Internacional de Viena, la Asamblea General adoptó la "Proclamación sobre
el Envejecimiento", en la que se instaba a apoyar las iniciativas nacionales sobre el
envejecimiento a fin de que se preste apoyo adecuado a las contribuciones,
mayormente no reconocidas, que aportan las mujeres de edad a la sociedad y se
aliente a los hombres de edad para desarrollar las capacidades sociales, educativas
y culturales que no pudieron tal vez desarrollar durante los años en que debían
ganarse la vida; se alienta a todos los miembros de las familias a que presten
cuidados, se amplíe la cooperación internacional en el contexto de las estrategias
para alcanzar los objetivos mundiales del envejecimiento para el año 2001, y se
proclama el año 1999 como Año Internacional de las Personas de Edad en
reconocimiento de la "mayoría de edad" demográfica de la humanidad.

Una década más tarde, en 2002, la ONU publicó el Plan de Acción Internacional de
Madrid sobre el Envejecimiento, el cual reúne la información y experiencia de los
documentos y planes anteriores para establecer estrategias que rigen los
programas de atención a personas de la tercera edad. El objetivo de este Plan es
garantizar que en todas partes la población pueda envejecer con seguridad y
dignidad y que las personas adultas mayores puedan continuar participando en sus
respectivas sociedades como ciudadanos con plenos derechos.

El Plan de Madrid plantea varios temas centrales que están vinculados a esa meta:

a. La plena realización de todos los derechos humanos y libertades


fundamentales;

b. El envejecimiento en condiciones de seguridad, lo que entraña reafirmar el


objetivo de la eliminación de la pobreza en la vejez sobre la base de los
Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad;

c. La habilitación de las personas de edad para que participen plena y


eficazmente en la vida económica, política y social de sus sociedades, incluso
mediante trabajo remunerado o voluntario;

d. Las oportunidades de desarrollo, realización personal y bienestar del


individuo en todo el curso de su vida, incluso a una edad avanzada, por ejemplo,
mediante la posibilidad de acceso al aprendizaje durante toda la vida y la
participación en la comunidad, al tiempo que se reconoce que las personas de
edad no constituyen un grupo homogéneo;

e. La garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de las


personas de edad, así como de sus derechos civiles y políticos, y la eliminación
de todas las formas de violencia y discriminación contra las personas de edad;

f. El compromiso de reafirmar la igualdad de los sexos en las personas de edad,


entre otras cosas mediante la eliminación de la discriminación por motivos de
sexo;

g. El reconocimiento de la importancia decisiva que tienen para el desarrollo


social las familias y la interdependencia, la solidaridad y la reciprocidad entre
las generaciones;

h. La atención de la salud, el apoyo y la protección social de las personas de


edad, incluidos los cuidados de la salud preventivos y de rehabilitación;
i. La promoción de una asociación entre el gobierno, a todos sus niveles, la
sociedad civil, el sector privado y las propias personas de edad en el proceso
de transformar el Plan de Acción en medidas prácticas;

j. La utilización de las investigaciones y los conocimientos científicos y el


aprovechamiento del potencial de la tecnología para considerar, entre otras
cosas, las consecuencias individuales, sociales y sanitarias del envejecimiento,
en particular en los países en desarrollo;

k. El reconocimiento de la situación de las personas de edad pertenecientes a


poblaciones indígenas, sus circunstancias singulares y la necesidad de
encontrar medios de que tengan una voz eficaz en las decisiones que les
afectan directamente.

Para el año 2003, en la Conferencia Regional Intergubernamental sobre


Envejecimiento se formuló la Estrategia Regional para América Latina y el Caribe
del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. En esta reunión
se planteó un marco de referencia regional para adaptar a cada una de las
realidades nacionales. En ese sentido, se propuso avanzar en la construcción de
sociedades más democráticas y solidarias desde el punto de vista de la edad, donde
las personas mayores ejerzan sus derechos y responsabilidades y se consoliden
como una fuerza más para el desarrollo.

Más adelante, durante la tercera edición de dicha Conferencia Regional


intergubernamental, llevada a cabo en San José, Costa Rica en mayo de 2012, se
adoptó la “Carta de San José sobre los derechos de las personas mayores de
América Latina y el Caribe”; en ella se acuerda mejorar los sistemas de protección
social para que respondan efectivamente a las necesidades de las personas
mayores, mediante el impulso de acciones específicas en seguridad social, salud y
servicios sociales; tales como: garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las
pensiones contributivas y no contributivas, teniendo en cuenta las posibilidades de
los diferentes países; promover la universalización del derecho a la salud de las
personas mayores; y, crear y garantizar los servicios sociales necesarios para
brindar cuidado a las personas mayores en consideración de sus necesidades y
características específicas, promoviendo su independencia, autonomía y dignidad;
entre otros acuerdos relevantes para la garantía y promoción de los derechos
fundamentales de la población adulta mayor.

Es también relevante lo convenido por los países latinoamericanos en el marco de


la Primera Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de
América Latina y el Caribe, celebrada en agosto de 2013 y en donde se aprobó el
“Consenso de Montevideo sobre población y desarrollo”. Una de las 7 medidas
prioritarias2 tiene que ver con Envejecimiento, protección social y desafíos
socioeconómicos, en ella se parte del reconocimiento que el cambio en la estructura
por edad de la población impactará los estilos de vida, las relaciones humanas, las
pautas de consumo, la inversión, el ahorro y las demandas sectoriales, en parte por
el aumento significativo de la proporción de personas mayores en las próximas
décadas. Considera también que las personas mayores, en razón de su edad y su
condición de vulnerabilidad, continúan siendo discriminadas y son víctimas de
abusos y maltratos, lo que por ende afecta el goce del ejercicio de sus derechos,
además de la preocupación por que la violencia que sufren las personas mayores,
tanto en la esfera pública como en la privada, afectan sus derechos humanos.

En el Consenso de Montevideo, se acuerda, entre otras cosas, erradicar las


múltiples formas de discriminación que afectan a las personas mayores, teniendo
en cuenta las obligaciones de los Estados con respecto a un envejecimiento con
dignidad y derechos; además de, incorporar a las personas mayores como foco
prioritario de las políticas públicas y como actores fundamentales en la formulación
e implementación de las políticas orientadas al mejoramiento de la calidad de vida
de las personas mayores; así como también busca ampliar los sistemas de
protección y seguridad social, con perspectiva de género, incorporando a las

2 El resto de las medidas prioritarias son: Integración plena de la población y su dinámica en el


desarrollo sostenible con igualdad y respeto de los derechos humanos; Derechos, necesidades,
responsabilidades y demandas de niños, niñas, adolescentes y jóvenes; Acceso universal a los
servicios de salud sexual y reproductiva; Igualdad de género; La migración internacional y la
protección de los derechos humanos de todas las personas migrantes; Desigualdad territorial,
movilidad espacial y vulnerabilidad; Pueblos indígenas: interculturalidad y derechos;
Afrodescendientes: derechos y combate al racismo y la discriminación racial; Marcos para la puesta
en marcha de la futura agenda regional en población y desarrollo.
mujeres que han dedicado sus vidas al trabajo productivo, trabajadoras domésticas,
mujeres rurales y trabajadoras informales.

Más tarde, el 15 de junio de 2015 la Organización de los Estados Americanos (OEA)


aprobó la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos
Humanos de las Personas Mayores, convirtiéndose en el primer organismo
intergubernamental que acoge un instrumento jurídicamente vinculante en esta
materia. El objetivo de la Convención es promover, proteger y asegurar el
reconocimiento y el pleno goce del ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos
los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas mayores, a
fin de contribuir a su plena inclusión, integración y participación en la sociedad”

Existen otros instrumentos que forman parte de la discusión en torno al fenómeno


del envejecimiento, como, por ejemplo, la Convención sobre la Eliminación de todas
formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por su sigla en inglés) que, si
bien se refiere de manera particular a la problemática de la violencia contra las
mujeres, el Comité CEDAW hace una recomendación específica sobre las mujeres
adultas mayores (Recomendación General No. 27) en la que se señalan las
múltiples formas de discriminación a que se enfrentan las mujeres a medida que
envejecen, se explica el contenido de las obligaciones que deben asumir los
Estados Parte con respecto al envejecimiento con dignidad y los derechos de las
mujeres de edad, y se formulan recomendaciones de política para incorporar las
respuestas a las preocupaciones de las mujeres de edad en estrategias nacionales,
iniciativas de desarrollo y medidas positivas, de manera que estas mujeres puedan
participar plenamente en la sociedad, sin discriminación y en pie de igualdad con
los hombres (INMUJERES, 2015).

IV. Acciones prioritarias a nivel nacional y CDMX

El 25 de junio de 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley de los


Derechos de las Personas Adultas Mayores,3 en ella, se mandata la creación del
Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) como un organismo

3 Últimas reformas publicadas DOF 12-07-2018


público descentralizado de la Administración Pública Federal (artículo 24), como
institución rectora de la política nacional a favor de las personas adultas mayores.
Su labor consiste en procurar el desarrollo humano integral de las personas adultas
mayores, entendiéndose por éste, el proceso tendiente a brindarles empleo u
ocupación, retribuciones justas, asistencia y las oportunidades necesarias para
alcanzar niveles de bienestar y alta calidad de vida, orientado a reducir las
desigualdades extremas y las inequidades de género (artículo 25)

Entre las acciones que realiza el INAPAM destacan: promover los derechos de las
personas adultas mayores, con el propósito de garantizar su calidad de vida en
materia de salud, alimentación, empleo, vivienda, bienestar emocional y seguridad
social; afiliar y entregar credenciales para las personas adultas mayores (Tarjeta
INAPAM, la cual se otorga a partir de los 60 años), que les permitan contar con
descuentos en servicios de salud, alimentación, transporte, vestido, hogar,
recreación y cultura; elaborar convenios de colaboración con empresas e
instituciones públicas y privadas a fin de mantener e incrementar los beneficios a
las personas afiliadas; crear modelos de atención gerontológica, así como capacitar
personal y supervisar la aplicación de los mismos en centros de atención para
personas adultas mayores como casas hogar, albergues y residencias de día; y,
fomentar investigaciones y publicaciones gerontológicas.

En 2007, se puso en marcha el programa federal 70 y más, que definía como su


población objetivo a las personas de 70 años y más, residentes de localidades
rurales. Actualmente opera el denominado Programa Pensión para Adultos
Mayores, que es un programa federal de cobertura nacional y que busca contribuir
a la protección social de las y los adultos mayores, a fin de que las personas adultas
mayores, que no perciben ingreso por concepto de pago por pensión contributiva o
ésta no sea superior a 1,092 pesos, incrementen su ingreso y aminoren el deterioro
de su salud física y mental. A partir de 2019, cambian ligeramente las reglas de
operación al aumentar la edad para ser beneficiaria/o de la pensión a 68 años
(manteniéndose en 65 años en el caso de comunidades indígenas y municipios
especiales); sin embargo, se duplica el apoyo al pasar de $1, 160 pesos bimestrales
a $2,550.4

El antecedente fundamental para este programa federal fue el implantado en la


Ciudad de México en el año 2001 cuando el actual presidente de la nación fungía
como Jefe de gobierno del entonces Distrito Federal y estableció el programa de
pensión no contributiva “Pensión para Personas Adultas Mayores”. En esos años,
la población objetivo eran los mayores de 70 años a quienes se les entregaba $600
pesos mensuales, pasando a aumentar a $1,200 pesos y disminuyendo la edad a
68 años, con un total de más de medio millón de personas adultas mayores
beneficiarias. Este programa social será transferido al Gobierno Federal a partir del
segundo trimestre de 2019.

En 2003 el Programa se consolidó con la publicación de la Ley que Establece el


Derecho a la Pensión Alimentaria para Adultos Mayores de 70 años residentes en
el Distrito Federal – cinco años más tarde se reduciría la edad a 68 años-, con lo
cual se aseguró la garantía de este derecho a través de la continuidad del
programa.5

El mismo año de lanzamiento de la Pensión para Adultos Mayores, se puso en


marcha el Programa de Apoyo Alimentario, Atención Médica y Medicamentos
Gratuitos para Adultos Mayores de 70 años Residentes en el Distrito Federal.

En 2007, se crea el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores como la


instancia encargada de brindar atención integral y contribuir a mejorar la calidad de
vida de las personas adultas mayores residentes en la Ciudad de México.6

4 ACUERDO por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de las Reglas de
Operación del Programa Pensión para Adultos Mayores. DOF: 30/01/2019. Disponible en:
https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5549246&fecha=30/01/2019 [Fecha de consulta: 14 de
marzo de 2019]
5 “La historia de la tarjeta de pensión que instauró AMLO en la CDMX”, Reporte Índigo. Disponible

en: https://www.capitalmexico.com.mx/nacional/tarjeta-pension-amlo-obrador-cdmx-elecciones-
adultos-mayores-ayuda/ [Fecha de consulta: 14 de marzo de 2019]
6 Decretos por los que se reforman diversas disposiciones del Reglamento Interior de la

Administración Pública del Distrito Federal y Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan
diversas disposiciones del Reglamento de la Ley que establece el derecho a la pensión alimentaria
para adultos mayores de setenta años residentes en el Distrito Federal. Gaceta Oficial del Distrito
V. La realización de la dignidad en la vejez
Hablar de la “dignidad” de los adultos mayores pasa por reconocer el hecho
intrínseco de valorarles como seres humanos libres, autónomos e individuales. Sin
embargo, en los hechos, y tal como se ha discutido, se considera que la “vejez” les
resta derechos.

Tal como mencionamos, en los “Principios de las Naciones Unidas en favor de las
personas de edad”, se reconoce que el último principio es la “dignidad”, en el cual
se proclama que las personas de adultas mayores deben vivir con dignidad y
seguridad y no sufrir explotaciones y malos tratos físicos y mentales, ser tratadas
con decoro, con independencia de su edad, sexo, raza, etnia, discapacidad,
situación económica o cualquier otra condición, y ser valoradas cualquiera que sea
su contribución económica.

En la resolución 67/139 “Hacia un instrumento jurídico internacional amplio e integral


para promover y proteger los derechos y la dignidad de las personas de edad”,
aprobada por la Asamblea General en diciembre de 2012, se incorpora la dignidad
como un elemento central de un instrumento internacional sobre los derechos de
las personas mayores: se indica en esta resolución que un grupo de trabajo
“examine propuestas relativas a un instrumento jurídico internacional para promover
y proteger los derechos y la dignidad de las personas de edad, sobre la base del
enfoque holístico adoptado en la labor realizada en las esferas del desarrollo social,
los derechos humanos y la no discriminación, así como la igualdad de género y el
empoderamiento de la mujer” (Guevara-Riera, 2017).

Algunos de los derechos de las personas adultas mayores, enmarcados en el


respeto de la dignidad humana y la necesidad de combatir las acciones de daño o
sufrimiento en su contra, incluyen en particular, los derechos a tener una vida libre
de violencia, a la no discriminación, a la alimentación, a la protección familiar y del

Federal, Décima Séptima época, 29 de junio de 2007, No. 115. Disponible en:
http://www.adultomayor.cdmx.gob.mx/images/pdf/Decreto_IAAMDF.pdf
Estado, a la independencia, a la libertad de expresión, a participar en la familia y en
la comunidad, a la libre asociación y a decidir sobre sus bienes (CDHDF,2015).

VI. El “Modelo de Protección Social Envejecimiento Digno” a cargo de la


Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (SIBISO) de la CDMX

El 2 de enero de 2019 fue presentado el “Modelo de Protección Social


Envejecimiento Digno” por parte de la Jefa de Gobierno de la CDMX, la Dra. Claudia
Sheinbaum Pardo, y la titular de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la
capital (SIBISO), la Dra. Almudena Ocejo Rojo. El objetivo del modelo es “recuperar,
mantener y fortalecer la autonomía, la funcionalidad y la independencia de las
personas mayores y, promover su seguridad, protección y respeto” (SIBISO, 2019).

El modelo se desarrolla en cinco ejes:

1. Seguridad económica: mediante el otorgamiento de una pensión alimentaria


no contributiva de $1,274.61 pesos mensuales (a cargo, a partir del segundo
trimestre de 2019, del gobierno federal); y mediante la promoción de la
inclusión financiera al entregar créditos con tasa preferencial.
2. Salud física y emocional: mediante el programa “salud en tu vida” (que
sustituye al programa “´Médico en tu casa” al reorientarse a adultos
mayores), que se desarrolla con visitas médicas a personas mayores
postradas, con movilidad limitada y con condiciones críticas de salud. Este
eje se desarrolla en colaboración con la Secretaría de Salud.7 El Modelo,
plantea la rehabilitación de 86 módulos en centros de salud, y la activación
del Centro de orientación para personas con Alzheimer pues, aunque el
inmueble existe, no había sido puesto en funcionamiento.

7 “Se realizarán 560 visitas diarias, cuatro días a la semana, lo que equivale a 9,000 visitas al mes.
Participarán 120 brigadas integradas por 120 médicos, 80 enfermeras y 1,200 educadoras
gerontológicas. El programa incluirá diagnóstico, pruebas rápidas, medicamentos básicos, referencia
a unidades de atención, terapia de rehabilitación física y cuidados paliativos”. En: “CDMX cambia
‘Médico en tu casa’ por ‘Protección para el envejecimiento digno’, Animal Político, 2 de enero de
2019, consultado en: https://adnpolitico.com/cdmx/2019/01/02/cdmx-cambia-medico-en-tu-casa-
por-proteccion-para-el-envejecimiento-digno [fecha de consulta: 14 de marzo de 2019].
3. Bienestar y autonomía: plantea la adaptación e institucionalización de
espacios para Círculos de aprendizaje, saberes y socialización8 (CASSA-
antes conocidas como Escuelas de Adultos Mayores). Actualmente se
cuenta con 127 escuelas y se busca que al final de año se llegue a 600 puntos
en toda la ciudad, 50 por mes a partir de febrero de 2019. Incluye un
programa de formación integral, ocupacional e inserción laboral voluntaria de
los adultos mayores (a implementarse a partir de marzo de 2019); así como
un componente de socialización y recreación mediante activación física, cine,
teatro y turismo social. Se promoverán recorridos turísticos gratuitos dentro
de las 16 alcaldías con guía turística e ingreso a recintos en la Ciudad de
México, planeándose 6 recorridos semanales para beneficiar a un total de
9,600 personas al año. Así como viajes a destinos de la República con tarifa
reducida, para 2,500 personas beneficiarias al año.
4. Cuidados de largo plazo: se plantea desplegar a 1,200 profesionales de
atención social y gerontológica que realicen visitas de seguimiento; así como
establecer un protocolo de atención para el envejecimiento saludable.
5. Protección y dignidad: se busca poner en marcha un proceso de
reglamentación, certificación y supervisión de residencias y asilos; el
establecimiento de un sistema de alerta social para casos de extravío o
maltrato; así como una Procuraduría para la protección de personas
mayores.

Según la SIBISO, con este modelo – desarrollado en coordinación con la CEPAL-


la Ciudad de México será la primera en incluir a las personas mayores en los
compromisos de la Agenda 2030 y avanzar en el cumplimiento de los postulados de
la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las
Personas Mayores (SIBISO, 2019).

8“Los CASSA son lugares de esparcimiento en donde las personas mayores se reúnen de manera
permanente para convivir, aprender y realizar diversas actividades recreativas, con la finalidad de
mantener su independencia”, SIBISO (28 de febrero de 2019), Boletín: Gobierno de la Ciudad de
México contará con 600 CASSA durante 2019, consultado en:
https://www.sibiso.cdmx.gob.mx/comunicacion/nota/gobierno-de-la-ciudad-de-mexico-contara-con-
600-cassa-durante-2019 [fecha de consulta: 14 de marzo de 2019].
Otro de los cambios relevantes dentro de este Modelo de Protección Social, es el
cambio de nombre del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores (IAAM) a
Instituto para el Envejecimiento Digno (INED), que “tiene como finalidad brindar una
protección social integral reflejada en un proceso de vida al que todos van
encaminados” (SIBISO, 2019).

Llama la atención que la respuesta del nuevo gobierno de la Ciudad de México hacia
la problemática y la complejidad del envejecimiento poblacional y de los derechos
de las personas adultas mayores se esté planteando como un “modelo de
protección social” y no solamente como uno o un conjunto de programas aislados.
Lo anterior podría estar develando incluso un cambio de paradigma de cómo se está
asumiendo el rol de las personas adultas mayores como sujetas y sujetos de
derechos amplios, complejos e interrelacionados; y, las respuestas que el Estado
da a través de una variedad de políticas, acciones y estrategias en el ámbito de la
protección social, a sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto en el
mercado laboral, la alimentación, la salud, las pensiones y el cuidado, así como la
garantía de niveles dignos de ingreso.
REFERENCIAS

Barba Evia, José Roberto (2018). “México y el reto de las enfermedades crónicas
no transmisibles. El laboratorio también juega un papel importante”, Revista
Latinoamericana de Patología Clínica Medicina de Laboratorio. Núm. 65, vol. 1, 4-
17 pp.

Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [CONEVAL]


(2018). Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2018. Disponible
en:
https://www.coneval.org.mx/Evaluacion/IEPSM/IEPSM/Documents/IEPDS_2018.p
df

Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal [CDHDF] (2015). “CDHDF por
un envejecimiento digno y libre de violencia”. Boletín de prensa 130/2015.
Disponible en: https://cdhdf.org.mx/wp-content/uploads/2015/06/Boletin-
13020152.pdf

Guevara-Riera, Fernanda (2017). “De la Dignidad Humana”. Revista Entre


Paréntesis. Disponible en: http://entreparentesis.org/la-dignidad-humana/

Gutiérrez Robledo, Luis Miguel, Carmen García Peña, Raúl Medina Campos,
Lorena Parra Rodríguez, Mariana López Ortega, José Mario González Meljem,
Héctor Gómez Dantés (2017). Estudio de carga de la enfermedad en personas
adultas mayores: un reto para México. Instituto Nacional de Geriatría y Secretaría
de Salud, México. Resumen ejecutivo. Disponible en:
http://www.cdi.salud.gob.mx/descargas/publicaciones-
inger/ResumenEjecutivo_Final_20Oct.pdf

Ham, Roberto (2003). El envejecimiento en México: el siguiente reto de la transición


demográfica, El Colegio de la Frontera Norte, México.

Instituto Nacional de las Mujeres [INMUJERES] (2015). “Situación de las personas


adultas mayores en México”. Boletín informativo. Febrero de 2015. Disponible en:
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101243_1.pdf

Muradás, María de la Cruz (2010). Las causas de muerte de los adultos mayores
en México: expresión de la desigualdad social. Tesis de Doctorado, El Colegio de
México.

OEA, Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de


las Personas Mayores, adoptada el 15 de junio de 2015 [en línea]
http://www.oas.org/es/sla/ddi/tratados_multilaterales_interamericanos_A-
70_derechos_humanos_personas_mayores.asp

Organización de las Naciones Unidas [ONU] (1995). Los derechos económicos,


sociales y culturales de las personas de edad. Observación general, núm. 6
(E/C.12/1995/16/Rev.1.) Ginebra. Comité de Derechos Económicos Sociales y
Culturales. Disponible en: http://hrlibrary.umn.edu/gencomm/epcomm6s.htm

Organización Mundial de la Salud [OMS] (2011). Informe Mundial sobre la


Discapacidad en el mundo. Ginebra, Suiza. Disponible en:
http://www1.paho.org/arg/images/Gallery/Informe_spa.pdf
Secretaría de Integración y Bienestar Social de la Ciudad de México [SIBISO]
(2019). “Protección Social para el Envejecimiento Digno”. Presentación.
Recuperada de: https://www.cdmx.gob.mx/storage/app/media/presentacion-
proteccion-social-para-el-envejecimiento-digno.pdf

Вам также может понравиться