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CAPITULO I

APROXIMACIÓN AL OBJETO DE ESTUDIO

Construcción del Ámbito de Estudio

Cuando uno no sabe aun lo que es la vida,


¿cómo podría conocer lo que es la muerte?
Confucio

Cuando muere una persona cercana y querida, los seres humanos atraviesan una
de las situaciones más dolorosas y estresantes que se puedan vivir. El hecho de perder a
alguien por quien tenemos un gran amor o cariño implica como si muriera una parte de
la persona afectada y es a partir de ese momento que se inicia para todos un proceso
denominado duelo.
En este contexto, el DSM IV (2002) señala que el duelo, es una reacción ante la
muerte de alguien importante en la vida de esa persona, y está acompañada por síntomas
propios de episodios de depresión mayor (insomnio, tristeza, pérdida del apetito), pero
dicho estado de ánimo depresivo es considerado como normal. Es decir, que esta
situación genera una serie de cambios emocionales que producen reacciones orgánicas
que afectan a las personas más aún cuando se trata de un niño o niña que carece de
herramientas para afrontar esta situación que está viviendo, a la cual no le consiguen
una explicación, algunas veces optan por evadir su realidad, con la esperanza que esto
no sucedió, que están de viaje, se pueden mostrar violentos con ira o rabia hacia el
fallecido.
En base a lo descrito, un actor social entrevistado indica que tuvo muchos
sentimientos encontrados al perder a su mamá, expresando “cuando mi mamá murió
todo mi mundo cambio, no quería salir, no quería a nadie en la casa, deje de estudiar,
ya nada importaba, para que continuar si ella me abandono”. Como se observa en el
testimonio, cuando fallece una persona amada como el caso de los padres, la persona
afectada siente que el mundo se detuvo, existe un choque emocional dado por la
perdida, una mezcla de sentimientos difíciles de explicar, que va desde una tristeza
profunda, dolor, llanto, culpa, incertidumbre, rabia, ira, ansiedad, hasta incredulidad,
alucinaciones, trastornos del sueño y dificultades de atención; es a medida que pasan los
días que vas entendiendo y aceptando la realidad, siendo muy frecuente los
pensamientos confusos y la impotencia.
Al respecto, Bertolli (2011) refiere que al perder el padre o la madre no solo va a
experimentar dolor o angustia sino también confusión; mientras más pequeño sea el
niño, éste no estará en capacidad de tener un significado claro sobre la muerte, haciendo
alusión al hecho de que algunos niños podrán refugiarse y apegarse a otras personas
durante el proceso, mientras que otros se aíslan de todo, multiplicándose estos síntomas
en caso de muertes repentinas. El autor anteriormente citado también añade:

El proceso de duelo puede comenzar inmediatamente, pero algunos niños lo


retrasan hasta que pasa el caos. El proceso de duelo a menudo puede evitar
que aprendan y se desarrollen socialmente como se debe en el aula, y puede
causar depresión infantil. Atrasarse en la escuela y separarse de las
actividades sociales no hará sino aumentar esta depresión y ocasionar otros
trastornos mentales (p. s/n)

En este sentido, tal como lo descrito por Bertolli cuando uno de los padres muere,
el vacío que queda es indescriptible, se puede sentir que la persona fallecida se lleva una
parte de ti que no volverá, y definitivamente produce un cambio en la vida del
sobreviviente cuyo cambio puede ser positivo o negativo dependerá de la actitud que
tengas ante el sufrimiento y a las características personales individuales. Para autores
como Ortiz (2005), el duelo es “un síndrome especifico, entendiéndolo como la
emancipación de los lazos existentes con la persona fallecida, la readaptación al medio
ambiente y la formación de nuevas relaciones”(p.28). En este orden de ideas, es de
suma relevancia destacar que el proceso del duelo cada persona lo vive de manera
diferente, en cuanto a forma, duración, lo que significa que no todos pasan por las
mismas etapas, esto dependerá del significado dado y la forma de percibirlo.
Incluso hoy en día es común que se oculte y se mantenga en silencio el
sufrimiento por la pérdida de un ser querido, siempre se busca aparentar estar bien y con
frecuencia se llega a alejar a los niños de estas vivencias impidiéndoles madurar este
aspecto como personas y aceptar la muerte como una parte inevitable en todo ser
viviente para ser más humanos (De Los Ríos, 2008). Es importante recalcar, que esta
negación a la realidad forma parte de un proceso de duelo que llega a causar en el niño
incertidumbre y confusión, que podría evitarse si las personas adultas a cargo del niño
se encargan de explicar de una manera objetiva el significado de la vida y muerte.
En base a lo planteado, si estas situaciones ocurren con un adulto ante la muerte
de un padre, que tienen un nivel de madurez para aceptarlo, imaginemos todo lo que
pasa por la cabeza de un niño, y más aun de un niño que debe seguir con su vida escolar
como si nada hubiese pasado. De tal manera, en la crianza de los niños es natural pensar
que el deber ser es que los padres estén presentes durante toda la crianza de sus hijos(as)
e incluso en la edad adulta; sin embargo, algunas veces esas funciones se ven truncadas
por un evento trascendental como es la muerte, lo que genera en ello una serie de
emociones, llanto frecuente, presentando diversa conductas como aislamiento,
agresividad, sumiso, por estar viviendo una situación, a la cual no le consigue una
explicación pero que realmente está viviendo un duelo.
Existen ciertas experiencias infantiles tendentes al duelo patológico, como lo es el
haber sido sometido a una separación temprana de los padres por causa de
fallecimiento, es decir, la pérdida por muerte del padre o madre, puede generar secuelas
emocionales y sociales devastadoras en los infantes, provocando en ellos, una
situación de duelo, que en la mayoría de los casos se resuelve satisfactoriamente en
otras ocasiones, cuando el sentimiento de dolor se prolonga, genera angustia,
sentimientos de tristeza, desesperación por la pérdida, esto en algunos casos termina
por enfermar al niño(a), por lo que requieren acompañamiento profesional.
En este contexto, los diversos eventos que diariamente ocurren en la sociedad,
pueden provocar cambio en la familia en general, cambiando la forma de ver la vida y
como cada individuo la está asumiendo, dentro de estos cambios se encuentra el
acontecimiento de la muerte del padre o madre de los niños y niñas en edad escolar,
cambio que puede ocasionar una situación de duelo que observamos comúnmente al
analizar diversos casos en el ámbito escolar de educación primaria, donde el estudiante
está en un proceso de formación y por lo general no consigue una explicación al evento,
tiene una serie de cogniciones y creencias a su manera sobre lo que está viviendo.
Así mismo, J.C. de 9 años hablando del duelo de su madre indica “me la paso
molesto desde que mi mama no está, no quiero jugar ni hacer mis deberes, tampoco
quiero compartir con mis amigos, mi mama se murió y no volverá”. Detallando el
testimonio de J.C. a su corta edad distingue los sentimientos que produce el duelo, es
un sentimiento a corto plazo que incluye tristeza y rabia, por lo que debe evitar que esto
transcurra a largo plazo para el bienestar emocional del niño.
Aunado a esta situación, para interpretar testimonios como estos hay que
adentrarse en la vida de estos niños, comprenderlos, conocer el sentir que ellos le
atribuyen al duelo, particularmente la autora de la presente investigación conoce el
sentimiento provocado por la pérdida de un padre, ya que se encuentra atravesando la
experiencia del duelo.
Desde los sentidos y significados atribuidos desde la viva voz de los niños y niñas
sobre el proceso de duelo, se busca construir la realidad de lo que ellos sienten y
perciben de la muerte de uno de sus padres. Dentro de este punto de vista, Freud (citado
por Loitegui, 2008), refiere la experiencia del duelo como “la reacción frente a la
pérdida de una persona amada” (p.98), esto significa, la sensación de soledad por la
ausencia de la figura paterna o materna, sobre todo cuando sucede a temprana edad,
casos que han aumentado en la actualidad, por diversos motivos generando una gran
numero de infantes huérfanos.
Por su parte N.F de 12 años al referirse a la pérdida de su padre indica “me
siento diferente desde que mi papa no está, lo extraño mucho, la casa se siente sola mi
mama se la pasa triste, cuando mi papa estaba me llevaba de paseo y eso ya no lo
hago”, esta niña expresa su duelo citándolo como un proceso normal de elaboración de
una perdida, tendiente a la adaptación y armonización de una situación interna y externa
frente a una nueva realidad.
Contextualizando esto, en diversas estadísticas a nivel mundial, tal como la
presentada por Lozano y Chaske (2010), se refleja que al menos un 4% de los niños
pierde uno de los padres antes de los 15 años de edad, particularmente en Estados
Unidos por ser un país de referencia se estima que el 3,5% de las personas
(aproximadamente 2,5 millones) ha experimentado la muerte de uno de los padres antes
de los 18 años.
En el caso de Venezuela, el Observatorio Venezolano de Violencia (2012), al ser
uno de los países más violentos de América Latina, el 73% de los asesinatos han sido en
jóvenes en edades comprendidas entre 15 años y 30 años y esto a su vez ha dejado en
orfandad por lo menos 170 mil niños menores de edad, ocasionando en ello una
situación de duelo que afecta el normal desarrollo de su personalidad y sobre todo
perturbación en el proceso educativo.
Es importante destacar que, la muerte de alguno de los padre es una perdida
traumática que logra poner en riesgos el sentido de seguridad del niño (a). Desde este
punto de vista, este hecho genera en ellos efectos adversos tales como quejas somáticas,
problemas en el rendimiento académico, conflictos sociales por aislamiento,
depresiones, ansiedad, agresividad. También es importante considerar que, el
entendimiento sobre la muerte y la forma en que la misma es afrontada va a variar de
acuerdo a la edad, el nivel de desarrollo del niño o niña, por lo tanto, debe quedar claro,
que su reacción emocional respecto a la muerte depende de su madurez, nivel cognitivo
y conductual, siendo necesaria la ayuda oportuna desde los diversos centros educativos.
Estas situaciones se vivencian con frecuencia en Barquisimeto estado Lara, y de
ello no están ajenos los escolares del Colegio San Vicente de Paul, considerado un
centro de enseñanza en donde se promueve el desarrollo integral del niño, que se basa
en valores humanos que busca fortalecer la familia y la sociedad y cuyo departamento
tiene como función cubrir las necesidades individuales y grupales a los sectores más
vulnerables. En este contexto, en dicha institución se ha podido constatar que al
departamento de orientación llegan varios casos remitidos de niños y niñas por duelo
debido a la muerte de algunos de sus padres; a los cuales se le realiza la entrevista
inicial y el examen mental para determinar la fase de duelo por la cual atraviesan y en
base a ello establecer la intervención terapéutica acorde a su necesidad.
De tal manera, a través de intervenciones grupales de terapia de duelo por muerte
de un ser querido a un grupo de niños que por distintas situaciones han perdido esa
persona amada, se ha evidenciado en ellos comportamiento ajenos a su personalidad,
como cambios frecuentes de humor, bajo rendimiento académico, aislamiento,
alteraciones de la alimentación y miedo. Esta situación llamo la atención de la
investigadora instando a preguntarse si estos niños comprenderán que ocurre, si saben lo
que están viviendo o sintiendo, porque si la autora de la presente investigación ha
sentido la angustia del duelo, como será para estos niños el intentar sobrellevar su
perdida.
Sobre la base de lo antes expuesto, surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuáles?
serán los sentidos y significados del duelo dado por los niños (as) del colegio San
Vicente de Paul ante la muerte de alguno de sus padres?, ¿ Es posible comprender los
sentidos y significados del duelo dado por los niños (as) del colegio San Vicente de Paul
ante la muerte de alguno de sus padres?, ¿Cómo interpretar los sentidos y significados
del duelo dado por los niños (as) del colegio San Vicente de Paul ante la muerte de
alguno de sus padres?

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