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SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION Y TESIS -2012-

FICHA DE CÁTEDRA Nº 1 1

La Ciencia Moderna

La palabra «ciencia» reviste varios sentidos. Pero hay dos que son fundamentales. Uno
de ellos es genérico. Se refiere al conocimiento que una época considera sólido,
fundamentado y avalado por instituciones. En este sentido se puede hablar de ciencia
antigua y medieval. También con este significado se le decía «ciencia» a la filosofía,
aunque la filosofía no es una ciencia.
Otro sentido de la palabra «ciencia» refiere a un conocimiento específico y acotado
que ha surgido en Occidente a partir de la modernidad. Desde este punto de vista, la
ciencia existe desde el siglo XVI. El modelo científico por excelencia, en un primer
momento, fue el físico-matemático. Para fin del siglo XVII otras disciplinas, como la
química y la biología, lograron su propio espacio científico. Surgieron asimismo las
ciencias sociales.
Obviamente, con anterioridad a la modernidad, ha habido prácticas que luego
devinieron ciencia. Pero no eran ciencias. No es lo mismo la práctica del derecho, cuya
historia se remonta al origen de las sociedades, que las ciencias jurídicas que
tematizan el derecho. No es lo mismo la práctica de la alquimia, que se preocupa por
los elementos naturales, que la química, que estudia científicamente esos mismos
elementos. Ambos ejemplos, en tanto ciencia, se consolidan recién a fin del siglo XVII.
Esther Díaz señala que nuestra actual comprensión de lo que es la ciencia, en tanto
paradigma de verdadero conocimiento, tiene su nacimiento básicamente en la
modernidad. Ésta, con Galileo a la cabeza, desplazó el antiguo concepto de ciencia
hacia otras bases, iniciando una nueva época en la cual prevalece la idea de método.
Methodos es un concepto griego que aludía a un “camino por medio del cual
aproximarse a lo que debe conocerse”, y, en su sentido moderno (sobre todo desde
Descartes), adquiere el significado de un concepto unitario que, más allá de las
peculiaridades del ámbito estudiado, implica la exclusión del error mediante verificación
y comprobación. Así, la tendencia fundamental del pensamiento moderno es la de
identificar el saber, el conocimiento propiamente dicho, con lo comprobable y, por
tanto, la verdad con la certeza. Esto es lo que posibilita, a partir del innegable avance
de las ciencias naturales desde el siglo XVII, la reducción de la verdad al método,
entendida aquella como algo que, allí en el mundo, se presta a una mirada total y
abarcadora, y comprendiendo a éste como objetividad y experimentación. Desde los
siglos XVI y XVII, y en concordancia con una serie de profundas transformaciones
políticas y sociales, surge un concepto de conocimiento científico que, basado ahora en
el desarrollo exitoso de las ciencias naturales, se extiende hasta el siglo XX. La
conciencia del poder de la razón para controlar y transformar la naturaleza dota a la
ciencia de un nuevo objetivo central: la búsqueda de las leyes que regulan la realidad,
suponiendo –hoy podríamos decir que mágicamente– que sin lugar a dudas un tal
conocimiento traería aparejado un despliegue universal de progreso social.
Esta idea de ciencia –centrada en el método, ejemplificada en el carácter modélico de
las ciencias naturales, patrón de todo saber en sentido estricto y dedicada a la tarea
del dominio de la naturaleza– es en parte la base de lo que entendemos por
conocimiento científico desde la modernidad.

Etapas de surgimiento y consolidación de la Ciencia Moderna

Lo que hoy conocemos como ciencia moderna reconoce el siglo XVII como su origen.
El contexto europeo, signado por una serie de descubrimientos, transformaciones
económicas y sociales sumadas a la revolución científica provocaron la expansión de la
civilización occidental por sobre las demás.
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El pensamiento científico implicaba pasar de la consideración de la naturaleza como


sustancia, forma y cualidad dentro de la tradición filosófica de Aristóteles a otra
postulada por Galileo cuya aspiración principal será promover la matematización del
mundo natural a través de la explicación de las leyes universales capaces de dar
cuenta de las regularidades de los fenómenos. En palabras de Salomón (1996) se
transita desde el conocer es contemplar al conocer es actuar, manipular, transformar.
De acuerdo a Zaffaroni (2005) el proceso que lleva a la consolidación de la Ciencia
Moderna atraviesa tres etapas distintas. A saber; Institucionalización,
Profesionalización e Industrialización.
La primera etapa se inicia a partir de 1620 cuando Francis Bacon sienta las bases de la
nueva ciencia en su obra “Nuevo Organum”, distinguiendo: a) los conocimientos
científicos, b) el método para obtener estos conocimientos: inductivo y experimental,
c) los recursos humanos y materiales para generar esos conocimientos. Al mismo
tiempo, es Bacon quien pergeña la Casa de la sabiduría, la Casa de Salomón,
antecedente indudable de la institución inglesa.1
Surge con Bacon la primera sociología del conocimiento en tanto su producción trata
los modos de evitar el error a través de la teoría de los idola2. Su concepción de ciencia
era el modo de recuperar el paraíso, perdido a causa del pecado, el que se alcanzará
mediante las artes y las ciencias.
De la etapa de institucionalización quedan instituciones emblemáticas como la Royal
Society en Inglaterra (creada en 1662 durante el reinado de Carlos II), la Academie
Royal de Sciences en Francia (fundada en el reinado de Luis XIV)
La primera de estas instituciones fue fundada por Robert Boyle quien en su testamento
les desea a sus compañeros “un feliz éxito en sus laudables intentos para descubrir la
verdadera naturaleza de las obras de Dios” Esta cita ilustra el pensamiento del siglo
XVII donde los conceptos de razón, naturaleza y dios tiñen el discurso científico en el
nacimiento de la ciencia en un doble sentido: fundando la posibilidad de un orden y
abriendo la posibilidad de conocer ese orden, es decir, fundando la posibilidad de la

1 Lamo de Espinosa (1994) ET AL “La sociología del conocimiento y la ciencia” Madrid: Alianza Editorial.
2
En el parágrafo 39 de su obra Novum organum publicada en el siglo XVII, muestra que el conocimiento
no se produce en un espacio puro, sino que existen fenómenos que lo afectan. Algunos de ellos son los
dogmas filosóficos y científicos, la naturaleza humana y las tradiciones en las que el investigador se ha
formado. F. Bacon desarrolló el concepto de mitos colectivos (idola), estableciendo que se pueden
constituir en puentes u obstáculos para las relaciones entre el conocimiento ordinario –de sentido común–
y el conocimiento científico. F. Bacon clasifica los idola en cuatro:
-Idola tribu (ídolos de la tribu). Bacon señala que todo individuo, por tener la naturaleza humana, presenta
prejuicios propios de su especie, como confundir la realidad con el deseo o el engaño de los sentidos. Los
ídolos de la tribu son los errores en que la mente cae por causa de su misma naturaleza, propensa a sacar
conclusiones precipitadamente, a ubicar regularidades donde no las hay, a confundir ideas con datos, a
ser demasiado crédulo, etc. Estos ídolos conducen, finalmente, a la falsedad porque se apoyan en los
datos engañosos que proporcionan los sentidos.
-Idola specus (de la caverna). Además de padecer de los prejuicios propios del género humano, cada
persona sufre de los prejuicios inherentes a su personalidad, carácter, sentimientos o pasiones. Emergen,
por tanto, de la subjetividad y velan por la auténtica naturaleza de la verdad. Son prejuicios de carácter
individual, están frecuentemente ocultos, o están disimulados. No somos conscientes de que este prejuicio
nos nubla la visión.
-Idola fori (ídolos del mercado). Es un prejuicio que procede del uso del lenguaje y se origina por el
contacto entre los hombres. Causa un auténtico reino de la confusión, pues llega a utilizar conceptos
ilusorios para cosas inexistentes. Cuando los conceptos faltan, los suplen oportunamente las palabras
-Idola teatri (ídolos del teatro). Surgen por los dogmas filosóficos, científicos o las ideologías, y tienen que
ver con la incapacidad de poner en tela de juicio la tradición en la que el investigador fue formado. Son los
que se derivan de las falsas teorías, que han engañado a los hombres a la manera como los actores
engañan a su público en el teatro.
Los idola se constituyen en falsos dioses a los que el hombre de la ciencia les rinde tributo sin pensar por
qué.
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verdad.3 Whitehead (1972) señala que el supuesto básico de la Ciencia Moderna “es el
convencimiento generalizado e instintivo de un orden de cosas, y en particular, de un
orden de la naturaleza (…) Esta fe en la posibilidad de la ciencia, producida
anteriormente al desarrollo de la teoría moderna, es un derivado inconsciente de la
teología medieval”. A esto agrega Popper (1972) “nuestras motivaciones y nuestros
ideales puramente científicos, como el ideal de la pura búsqueda de la verdad, hunden
sus raíces más profundas en valoraciones extracientíficas, y en parte, religiosas”
Estos círculos científicos pioneros estaban asociados al poder político para buscar y
obtener su protección. Francis Bacon4 había calificado ya a la investigación científica
como un servicio público y Galileo escribía “interferir con la labor de los científicos sería
condenarlos a que vean lo que no ven, que no comprendan lo que comprenden y
cuando buscan, que encuentren lo contrario de lo que encuentran”. En este contexto
de nuevas ideas las primeras instituciones científicas tenían sus características
particulares, sus miembros pertenecían a grupos de elite, de la Iglesia, del Ejército y la
política. Pasaría mucho tiempo hasta que los llamados científicos gozaran de
reconocimiento social. La institución francesa (Academie Royal de Sciences) bajo
control real brindaba altos salarios y contaba con un buen presupuesto, mientras que
la inglesa otorgaba a sus integrantes un apoyo más formal que económico.
La denominación científico fue expresada por primera vez en 1840 por el reverendo
Whewell (casi doscientos años después de la creación de Royal Society) sustituyendo
la denominación de filósofo natural o sabio.
El reconocimiento social y legal de la actividad científica llegó poco antes de la
Segunda Guerra Mundial, marcando un hito en este proceso, la capacitación técnica
ofrecida por la Ecole Polytechnique de Francia, con laboratorio de investigación y
enseñanza; lamentablemente luego L’Ecole se dedicó únicamente a la enseñanza.
Entre 1881 y1914 se duplicó el número de científicos y las otras categorías de
miembros se redujeron considerablemente. Este aumento de científicos dinamizó la
competencia por el reconocimiento y los recursos económicos que les permitían seguir
en carrera. La comunidad científica adquiere un doble rol: comunicar y reglamentar. El
progreso del científico se desarrolla a través de la publicación de resultados y mediante
la cooperación con otros grupos de especialistas que trasciende fronteras e ideologías.
Dentro del campo científico, los vínculos entre ciencia y tecnología se estrechan de tal
modo que su desarrollo se hace cada vez más interdependiente. Rápidamente se van
desdibujando sus fronteras, los procesos de innovación dependen del avance de la
ciencia y muchas innovaciones tecnológicas se realizan en laboratorios industriales,
siendo frecuente que el sistema de administración, control y evaluación característico
de la industria se aplique a las actividades de investigación, aún en las universidades.
El aumento de inversión en el área científica crece ostensiblemente a partir de la
segunda mitad del siglo XX en países europeos como Alemania, Francia e Inglaterra y
también en Estados Unidos.
Las consecuencias iatrogénicas de la intervención de la ciencia en diferentes contextos
sociales y culturales, produciendo menos y no más calidad de vida demuestran que el
objetivo de Bacon de extender el bienestar y la felicidad ha devenido en una ciencia
funcional al crecimiento económico de los países desarrollados, generando el
agotamiento de los recursos naturales hipotecando la existencia de las generaciones
futuras.5

3 Lamo de Espinosa. Op Cit.


4 Bacon-1627- citado en Salomón (1996)
5 Ulrich Beck (1992) señala “Justamente con la capacidad creciente de opciones técnicas crece la
incalculabilidad de sus consecuencias…Dicho de otro modo, en la sociedad de riesgo las consecuencias
desconocidas y no queridas pasan a ser la fuerza dominante en la historia y en la sociedad (…) La
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Las Ciencias Sociales. Origen y disputas6.

La aparición manifiesta de las llamadas Ciencias Sociales aconteció en la Europa del


siglo XIX, en el momento histórico en que se hizo evidente que la sociedad, la vida de
los hombres en ella, las relaciones que se gestaban entre las personas no eran ni algo
claro, ni dado de una vez por todas. La Europa del siglo XIX no encuentra modos de
pensar la sociedad, se encuentra sin elementos para comprender el todo social, los
comportamientos individuales, las relaciones sociales. Fruto de una lucha con el mundo
social que se había vuelto problemático surgieron las que conocemos hoy como
ciencias: la Sociología, la Historia, la Política, la Economía, la Psicología…pero, ¿eran
verdaderamente ciencias en aquel momento? La respuesta dependerá de la definición
de ciencia que se adopte.
Desde sus orígenes las llamadas Ciencias del Espíritu, Humanas o Sociales se
enfrentaron al interrogante planteado desde la matriz positivista acerca de su status de
cientificidad. La constante era y es la polémica sobre su status de verdad.
En sus inicios, algunos señalaban su carácter de ciencias y otros no. Unos exigían que
las “nuevas” ciencias se acomodaran al paradigma o modelo de las ciencias
verdaderas, es decir, de las físico-naturales; mientras que otros defendían su carácter
autónomo. La polémica que subyace a estos planteos es la siguiente: ¿qué es la
ciencia? Lo problemático e inquietante es observar la diversidad de criterios que se
aplican al término. Para establecer el debate es indudable la necesidad de bucear en la
génesis de la misma de la mano de la Filosofía de la Ciencia.
La reflexión acerca del origen de la ciencia nos referencia a von Wright (1980) para
distinguir la presencia de dos tradiciones que están presentes en la historia de la
ciencia: la aristotélica y la galileana. Cuando von Wright habla de tradiciones está
indicando dos tipos de planteamientos absolutamente diferentes entre sí acerca de las
condiciones que ha de satisfacer un argumento que se quiera denominar científico.
Ambas tradiciones tienen su raíz en el pensamiento griego. Desde este punto de vista,
no nos deben engañar sus nombres. La tradición Aristotélica se remonta al
pensamiento de su homónimo, mientras que la Galileana recibe de Galileo Galilei su
nombre, pero recoge sus raíces de pensadores anteriores a Aristóteles como es el caso
de Pitágoras o de Platón. Que quede claro: lo que nos interesa no son las referencias
personales, sino las diferentes concepciones de ciencia que ambas vehiculizan. Estas
tradiciones, con su caudal histórico llegan a la actualidad y persisten en una
confrontación cuyo lugar más visible es la fundamentación de las disciplinas
humanas/sociales como científicas.

La tradición Aristotélica (Ciencia como explicación teleológica)


Desde esta tradición la investigación científica se origina cuando el observador se
percata de la existencia de ciertos fenómenos. El principio original de la investigación
es la observación. Pero la explicación científica sólo se obtiene cuando se logra dar
razón de los hechos o fenómenos observados.
Con Aristóteles, la explicación para ser científica recorre un camino inductivo: se inicia
en la observación de los fenómenos y deriva en la elaboración de los principios
generales o principios explicativos del mismo. Estos principios se infieren por
enumeración simple o por inducción directa. De este modo se obtienen
generalizaciones acerca de las propiedades de la especie o género. Esta etapa se
denomina inducción y consiste en obtener principios explicativos a partir de los

sociedad de riesgo es una sociedad catastrófica. En ella la condición excepcional amenaza con ser la
norma”
6 Las referencias se apoyan en el texto de JM Mardones (1989) “Filosofía de las Ciencias Humanas y
Sociales” México: Antropos.
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fenómenos que se han de explicar. Pero el aporte de Aristóteles es la necesidad de


completar este proceso con un segundo momento: el deductivo, consistente en deducir
enunciados acerca de los fenómenos a partir de las premisas que incluyan o contengan
a los principios explicativos. Según el filósofo debe existir una relación causal entre las
premisas y la conclusión del silogismo acerca del fenómeno que se intenta explicar.7
La característica fundamental de la explicación aristotélica es su causa final, conocida
como telos, de ahí que la explicación desde esta tradición recibe el apelativo de
teleológica.
La explicación teleológica o finalista tiene el propósito de señalar con qué fin ocurren
los fenómenos.8 El supuesto implícito señala que las acciones humanas contienen un
telos que las cubre de sentido, una intencionalidad, cierta finalidad desde la cual están
orientadas.

La tradición Galileana (Ciencia como explicación causal)


Las primeras críticas a la tradición Aristotélica se remontan al siglo XIII y son las que
de a poco le dan forma, contenido y perspectiva a un modo de concebir a la ciencia
opuesta al razonamiento inductivo analítico.
Hacia el siglo XVI durante el Renacimiento tardío y la época del Barroco, las
condiciones sociales y culturales maduraron al punto de hacer posible el “giro
copernicano”, es decir la emergencia de un pensamiento que deja de mirar el universo
como un conjunto de sustancias con sus propiedades y poderes, para verlo como un
flujo de acontecimientos que suceden según leyes.
En estas condiciones nace la ciencia moderna y es bajo esta lógica que se erigen las
primeras disciplinas sociales/humanas. Esta nueva concepción del mundo es visible en
las obras de Bacon, de Galileo y se aleja de la metafísica para adoptar características
de funcional y mecanicista. Los nuevos ojos de la ciencia están transidos de ansias de
poder y control de la naturaleza. El centro no es ya el mundo (y sus sustancias) sino el
hombre. Esta mirada cosifica y reduce la naturaleza a objeto para sus necesidades y
utilidades. Se trata de reducir las propiedades de un fenómeno en una formula
matemática.
Esta tradición asume un interés pragmático, mecánico-causalista cuyos interrogantes
indagan por el cómo más inmediato y próximo de los fenómenos y sus consecuencias.
De este modo se cristaliza un método que a la postre será considerado único y
representara el canon de cientificidad al que deberán ajustarse todas las disciplinas: el
método experimental. Será la comparación de las hipótesis con las consecuencias
deducidas mediante la observación de la realidad o experimentación la que otorgara
valor explicativo a los argumentos.
Los supuestos que dotan de sentido esta tradición se inscriben en el pensamiento de
los humanistas, los que dirán que la naturaleza y el cosmos se pueden expresar en
lenguaje matemático. No es necesario buscar la sustancia sino las leyes matemáticas
capaces de develar la estructura real del mundo físico. Las formulaciones teleológicas
de Aristóteles se remplazan por las formulaciones matemáticas de Arquímedes.
El pensamiento humanista comulgó con el capitalismo naciente a los fines de
consolidar esta tradición. Los cambios en los modos de producción, el surgimiento de
los centros urbanos y el esquema de oferta y demanda favorece la acumulación del
capital y el fortalecimiento de una nueva clase social urbana: la burguesía. Propio de
ésta será el gusto por una cultura más secular, una propensión a los hechos concretos
y su sentido del orden y lo positivo. Lo positivo es lo que se asocia a lo útil y

7 Nótese que para Aristóteles la causa de un fenómeno tiene cuatro aspectos: causa formal, causa
material, causa eficiente y causa final.
8 Aristóteles dirá que la explicación teleológica se aplica tanto al desarrollo y crecimiento de los
organismos vivos, como a aquellos de origen inanimado o inorgánico.
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pragmático. El interés de la nueva ciencia es acorde con el afán de dominar la


naturaleza y desde una actitud del conocimiento Bacon será el gran apóstol de esta
actitud tecnológica.
El aspecto más importante del planteo galileano es el énfasis en el valor de la
abstracción e idealización de la ciencia. El pensamiento científico no trabajará con
complicaciones empíricas sino con conceptos ideales y considera como explicación
científica a aquella que se formule en términos de leyes que relacionan fenómenos
determinados numéricamente, es decir, matemáticamente. Tales explicaciones
tomarán la forma de hipótesis causales. Pero causal aquí posee una connotación
funcional en una perspectiva mecanicista.

En términos generales puede decirse que la polémica acerca del status de cientificidad
de las Ciencias Humanas y Sociales ha girado en torno de la confrontación entre
explicación causal versus explicación teleológica. Con el correr de los siglos esta
polémica se traducirá en explicación (ERKLÄREN) frente a la comprensión
(VERSTEHEN) En tal sentido revisaremos las polémicas presentes en la Filosofía de las
Ciencias Sociales y Humanas.

Primer polémica: Positivismo decimonónico vs. Hermenéutica.


El contexto donde tiene lugar esta polémica es la Europa del siglo XIX, la que eclosiona
y atraviesa por la crisis donde se gesta la Revolución Francesa. La crisis de la sociedad
se hizo evidente lo mismo que la ignorancia teórica al respecto.
Hacia mediados del mismo siglo en pensamiento occidental se encuentra con unas
ciencias físico-naturales consolidadas y unas ciencias sociales con pretensiones y
aspiraciones de cientificidad. En tal sentido, la matriz filosófica consolidada es la del
positivismo decimonónico, expresada en Augusto Comte y John Stuart Mill. El término
positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo
XIX Auguste Comte (1798-1857), pero algunos de los conceptos positivistas se
remontan al filósofo británico David Hume (1711-1775), al filósofo francés Saint-Simon
(1760-1825), y al filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804).
El positivismo es una corriente filosófica que no admite como científicos otros
conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda
noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad
científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su
lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y
necesarios de la razón, es decir, de la metafísica.
Definido por Comte, sus principales atributos están dados por:
-El monismo metodológico: los objetos son abordados desde la unidad del método y la
homogeneidad doctrinal. Sólo se puede entender de una única forma aquello que se
considere como una auténtica explicación científica.
-El modelo o canon de las ciencias naturales exactas: la unidad del método positivo
tiene un canon o ideal metodológico frente al que se confrontaba el grado de
desarrollo y perfección de todas las demás ciencias: el baremo de las ciencias físico-
matemáticas.
-La explicación causal o erklären como característica de la explicación científica: la
ciencia avanza preguntándose por las causas fundamentales de un hecho. Tal
explicación de carácter causal viene expresada también en a búsqueda de leyes
generales hipotéticas de la naturaleza que subsuman los casos o hechos individuales.
-El interés dominador del conocimiento positivista: el control y el dominio de la
naturaleza constituye el objetivo de la ciencia. Cuando la razón se unilateraliza hacia la
cosificación y absolutiza sus posiciones estamos ante lo que Adorno y Habermas llaman
razón instrumental.
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Este positivismo pretenderá hacer ciencia social siguiendo la tipificación ideal de la


física matemática, acentuando la relevancia de las leyes generales para la explicación
científica y tratando de subsumir bajo el mismo y único método a todo saber con
pretensiones científicas. Se trataba de hacer física social según Comte.

Frente a esto se fue fraguando en Alemania una tendencia antipositivista que


madurará con el nombre de Hermenéutica9.
De acuerdo a Nava Ortiz (2009) todavía no existe un consenso para considerar a la
hermenéutica una técnica, un método, un arte o una filosofía, ya que se considera
todo a la vez, más sus interpretaciones no son ambiguas. La hermenéutica tiene como
finalidad principal interpretar y comprender textos y contextos. Dicha interpretación y
comprensión son conceptos derivados del Verstehen, que nació en oposición al
Erklären o descripción, términos acuñados por el filósofo alemán de finales del siglo
XIX y principios del XX J. G. Droysen.
Debido al predominio de los métodos positivistas que dejaban fuera toda interpretación
de lo sensible e interno de los individuos, la hermenéutica resurgió hacia el siglo XIX,
como parte de un movimiento de rechazo al predominio de los cánones y hegemonías
ideológicas y de apertura de una nueva dialogicidad. El planteamiento que hizo la
hermenéutica al positivismo, fue captar y comprender los "aspectos internos del ser
humano", que Droysen definió como manifestaciones sensibles de la "interioridad de
los sujetos", cuyas manifestaciones expresan la interioridad y las expresiones sensibles
del ser humano. No captarlas, equivaldría a no comprenderlas, de ahí la importante
tarea que cubre la hermenéutica.
En el mapa europeo, la corriente anti-positivista habrá de surgir en Alemania, Italia e
Inglaterra. Las principales confrontaciones de los hermeneutas son el rechazo al
monismo metodológico, a la física-matemática como canon ideal regulador de toda
explicación científica, al afán predictivo y causalista y la reducción de la razón a la
razón instrumental.
El primero de los hermeneutas, Droysen (1858) aportará a esta contracorriente la idea
de que “la manifestación de lo singular es comprendida (Verstanden) como una
manifestación o expresión de lo interior en cuanto se retrotrae a lo interior” Para
Droysen el humano expresa su interioridad mediante manifestaciones sensibles, y toda
expresión humana sensible refleja una interioridad. No captar en esas manifestaciones
esa dimensión interna equivale a no comprenderlo.
Este autor fue quien establece las diferencias entre explicación (Erklären) y
comprensión (Verstehen). Desde sus aportes en las Ciencias Sociales el término

9 Autores como Nava Ortiz (2009) señalan que El origen de la hermenéutica se sitúa en la mitología de la
Grecia antigua, donde Hermes fue designado por los dioses para llevar y traer mensajes, consejos o
amonestaciones a los hombres. Sin embargo, la primera función consistió sólo en transmitir mensajes, sin
mediar en su interpretación. Los procesos de la interpretación hermenéutica se denominan bajo dos
grupos: a) Método Histórico-Filológico o Retórico, caracterizado por la interpretación literaria de los textos,
sobre todo los bíblicos, bajo un enfoque dogmático o de interpretación literal, fenómeno que se observó
sobre todo, durante la era Patrística y el Método Histórico-Alegórico o Simbólico, caracterizado por adaptar
la lectura e interpretación de los textos a la mentalidad y época de los lectores o intérpretes, fenómeno
que se observó sobre todo era Escolástica, a partir de la interpretación de los simbolismos ocultos en el
Nuevo Testamento, todo ello mediante alegorías o metáforas.
Fue en a era Patrística o Hebrea (siglos I. a V d. C.) y la era Griega Clásica o Helenística (s. V a I a. C.),
cuando surgieron, se delimitaron y perfeccionaron los métodos de interpretación hermenéutica. Con el
surgimiento del Cristianismo (incluyendo el movimiento de Reforma y la difusión de la Biblia como texto de
la Iglesia Romana) a inicios de la era moderna, cuando se presentó una ruptura del Método Histórico-
Filológico, resurgiendo el Método Histórico Alegórico, como técnica, arte, método y filosofía de
interpretación y comprensión humanos. Ambos métodos se vincularon con al problema de la historicidad,
donde la interpretación gramatical apuntó a lo que en algún tiempo pretendió decirse y quiso conservarse
o sustituirse, a través de una expresión verbal devenida históricamente en un nuevo signo.
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Verstehen es sinónimo de comprensión, viene a representar una concepción


metodológica propia del campo.
Dentro de la corriente hermenéutica algunos autores complejizarán el concepto de
comprensión fortaleciendo la postura anti-positivista. Así por ejemplo, para Dilthey10 y
Simmel la comprensión tiene una resonancia psicológica, una forma de empatía
(Einfühlung) o identificación afectivo-mental que reactualiza la atmósfera espiritual,
sentidos, pensamientos de sus objetos de estudio. A ello Dilthey agrega la pertenencia
del investigador y la realidad investigada al mismo universo histórico: el mundo cultural
e histórico del hombre. Se da por tanto, una unidad sujeto-objeto que permite la
comprensión desde dentro de los fenómenos históricos, sociales, humanos.
A ellos se sumarán los aportes de Windelband (1894) quien señala que estamos ante
un modo de conocer fenómenos individuales e irrepetibles. Este autor calificó de
nomotéticas a las ciencias que persiguen leyes generales e ideográficas a aquellas
dedicadas a la comprensión de las peculiaridades individuales y únicas.
Weber dirá que la comprensión es el método de las ciencias cuyos objetos representan
una relación de valor que hace que dichos objetos se nos presenten relevantes, con
una significatividad que no poseen los objetos de las ciencias naturales. Es,
precisamente, esa significatividad la que permite identificar y seleccionar tales objetos.
El investigador llega a la comprensión de tal significado porque puede compartir,
comparte con el objeto los valores que le atribuyen significado.
Es en el último Dilthey donde se observa claramente que escapando del tejido
positivista, hay una recuperación del pensamiento aristotélico. Dilthey dirá “el espíritu
solo puede comprender lo que ha hecho”. La explicación para ser científica debe
procurar que los fenómenos sean inteligibles teleológicamente, antes que determinar
su predictibilidad a partir de causas eficientes.
Hacia fines del siglo XIX la polémica quedará manifiesta en los planteos de Durkheim,
por un lado, y de Max Weber por el otro. El primero desde Las reglas del método
sociológico dirá que los hechos sociales deben investigarse como cosas, mientras que
desde la Sociología Comprensiva de Weber se aboga por la recuperación de los
sentidos que originan la acción social.

La segunda polémica: Racionalismo Crítico vs. Teoría Crítica.


El contexto donde tiene lugar esta polémica es el periodo de entre guerras. Este
tiempo conoce el resurgimiento de la lógica, iniciado alrededor de 1850. El desarrollo
de la lógica se vinculó al positivismo y dio como resultado el denominado Positivismo
Lógico (1920) referentes de esta corriente serán B. Russel el primer Wittgenstein y los
integrantes del Círculo de Viena.
Este positivismo lógico argumentará que los únicos enunciados científicos son aquellos
sometidos a la lógica y a la verificación empírica. Científico es solo, por tanto, aquel
análisis de la realidad que trabaje con la teoría de la relación lógico-matemática y la
verificación empírica. Para Carnap, referente del Círculo de Viena, el objetivo era
reconstruir racionalmente todos los posibles enunciados de la ciencia universal,
lógicamente trabada. Carnap planteara la superación de la pseudociencia mediante el
análisis lógico del lenguaje, es decir, el ideal de un lenguaje científico universal hecho e
signos y símbolos nuevos, neutrales, unívocos, sin lastres históricos. Es el máximo ideal
de exactitud absoluta, precisión y formalización. Además de ello, el Círculo plantea la
comprobación y verificación empírica de todas las afirmaciones. Se tendrán por
verdaderos aquellos enunciados capaces de ser sometidos a observación directa y
comprobación mediante experimentos.

10 Esta idea psicologizada de la comprensión es la más vulgarizada. La de Dilthey no es una teoría


psicológica de la comprensión puesto que está lejos de tomar la parte por el sobre el todo.
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También de matriz positivista pero alejada del absolutismo del Círculo de Viena, Karl
Popper dirá desde el Racionalismo Crítico que la mayoría de los enunciados científicos
no son verificables empíricamente y que el rechazarlos conduciría a la muerte de la
ciencia. Las críticas esbozadas en Lógica de la Investigación aparecido a mediados de
siglo arremeten contra el positivismo lógico e inauguran lo que en la Filosofía de la
Ciencia se conoce como Racionalismo crítico (traducido también Criticismo racional)
Para el Racionalismo crítico la ciencia no avanza verificando empíricamente cada
enunciado. Antes bien, las hipótesis científicas pretenden posibilitar el conocimiento de
las leyes de la naturaleza y poder efectuar pronósticos con validez para el futuro pero
que no son verificables.
K. Popper dirá que los enunciados científicos hay que entenderlos como esbozos
arbitrarios, creativos, que sólo tienen lugar conjetural e hipotético y necesitan la
comprobación ulterior. Y ya que no se pueden comprobar todos los posibles casos
subsumidos por una hipótesis científica, no podremos utilizar la verificación, sino la
falsación. Lo que podemos hacer no será verificar el universo de casos, sino comprobar
si algún elemento del universo no reúne los atributos señalados en la hipótesis. Si
encontramos algún caso que contradiga nuestra hipótesis esta quedará falseada.
El fundamento lógico del falsacionismo es que de un enunciado o frase singlar se
puede seguir la negación de una frase o enunciado general, pero no una frase o teoría
general. Cuando la teoría resiste los intentos de falsación será aceptada como científica
provisionalmente mientras no se demuestre lo contrario.
La ciencia de Popper deja de ser inductiva para ser deductiva, deja de ser absoluta
para ser conjetural, provisoria. El criterio de validación es el de la falsación. Este es el
método científico al que se tienen que someter también las ciencias sociales humanas.
Cae pues en un monismo metodológico. Toda explicación científica adopta en último
término la forma de un esquema lógico donde el fenómeno que hay que explicar será
la conclusión de una inferencia lógica deductiva, cuyas premisas están constituidas por
la teoría y las condiciones iniciales. El tipo de explicación es causal en sentido amplio.

Durante el periodo entre las dos guerras mundiales se fundó en Alemania un instituto
de investigación anexo a la Universidad de Frankfurt que tras varios años daría origen
a lo que luego se conocería mundialmente como la Escuela de Frankfurt. Su fundador
es Horkheimer. A él se sumarán Adorno, Marcuse, Fromm, Loventhal, Polloch.
Herederos del marxismo su pretensión es analizar la sociedad occidental capitalista y
proporcionar una teoría de la sociedad que posibilite a la razón emancipadora las
orientaciones para caminar hacia una sociedad buena, humana y racional.
Para Adorno (1973) “La ciencia no es sino un descubrir la verdad y la falsedad de
aquello que el fenómeno observado quiere ser por si mismo…no hay conocimiento que
en virtud del discernimiento, inherente a él entre lo verdadero y lo falso, no sea, al
mismo tiempo, crítico. Solo una sociología capaz de poner en movimiento las antítesis
petrificadas de su organización accedería a si mismo”11
Marcuse (1969) aporta que el conocimiento no es un registro y sistematización de los
hechos, sino “un impulso proviene precisamente de la fuerza con que habla, en contra
de los hechos, mostrando las posibilidades de mejora frente a una mala situación
fáctica. La teoría crítica se opone a la justicia de la realidad, al positivismo satisfecho,
pero a diferencia de la filosofía, fija siempre sus objetivos a partir de las tendencias
existentes en el proceso social.
Los supuestos de la Teoría crítica se fundan en la teoría marxista acerca del carácter
práctico de la atribución de verdad a un pensamiento. Por ello Horkheimer (1976) dice

11 Citado en Vasilachis de Gialdino, I 81992: 35)


SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION Y TESIS -2012-
FICHA DE CÁTEDRA Nº 1 10

“solamente una sociedad mejor puede establecer la condición para un pensar


verdadero”
La primera generación de la Teoría Crítica de Frankfurt se enfrentará con el positivismo
al señalar en la obra de Horkheimer (1937) que el positivista no advierte que su ver, su
percibir está mediado por la sociedad (burguesa, capitalista) en la que vive. Si renuncia
a percibir esta mediación de la totalidad social del momento histórico que vive, se
condena a percibir apariencias.12 De este modo, la teoría crítica no niega la supremacía
de la observación como fuente de conocimiento. Tampoco niega los hechos, pero se
niega a consagrarlos como reales por antonomasia. “Lo que es, no es todo” dirá
Adorno. Allí donde no se advierte el carácter dinámico, procesual de la realidad,
cargado de potencialidades, se reduce la realidad a lo ya dado. Y tras las reducciones
están las justificaciones. La ciencia positivista ligada al nacimiento del capitalismo y al
desarrollo industrial privilegia una dimensión de la razón: la que atiende a la búsqueda
de los medios para conseguir unos objetivos dados. Son esos objetivos o fines los que
son puestos por decisión de quienes controlan y pagan los servicios de la ciencia. La
razón se reduce a la razón instrumental. De este modo, la ciencia positivista funciona
con el prestigio de sus éxitos tecnológicos, y su racionalización en la teoría de la
ciencia, como una ideología legitimadora de la unidimensionalización de la razón.
No se puede desvincular el contexto de justificación del contexto de descubrimiento, es
decir, no se puede atender a la lógica de la ciencia, al funcionamiento conceptual, y
prescindir del contexto sociopolítico-económico donde se asienta tal ciencia. También
en los factores existenciales y sociales que penetran en la ciencia se asientan
problemas epistemológicos pues quien olvida este entorno (que Adorno y Horkheimer
llaman totalidad social) desconocen además de las funciones sociales que ejercita su
teorización, la verdadera objetividad de los fenómenos que analiza.
Los correctivos de Adorno hacia el positivismo lógico y el Racionalismo crítico son los
siguientes:
a) al principio de la ciencia no está el problema mental, sino e problema real, es decir,
la contradicción. Al comienzo de las ciencias sociales-que quede claro-están las
contradicciones sociales;
b) se acepta que la raíz fundamental del método científico es la crítica, es decir, se
conoce a través de la crítica. De la razón crítica. Adorno renuncia a confiar en la fuerza
la razón ya que de este modo las ciencias sociales quedan privadas del momento
hermenéutico de la anticipación. Sin anticipar in modelo de sociedad, que exprese el
ansia emancipadora, racional y de búsqueda del mundo social bueno del hombre, no
hay posibilidad de escapar del anillo mágico de la repetición de lo dado, ni de dar
cuenta del todo social que enmarca y da sentido a los hechos sociales concretos.
La crítica social conlleva la observación de los datos particulares, sin verlos
estructurados en la totalidad social, es superficial. Y la crítica que no está dirigida por
el interés emancipador no penetra más allá de la apariencia. De este modo, se impone
una metodología que atiende a los datos de la realidad pero va más allá de lo aparente
para captar el fenómeno en su objetividad. Esto sólo se logra si se acepta que la razón
mantiene una autonomía relativa respecto de los hechos;
c) la objetividad se alcanza con el método crítico (Adorno, Horkheimer). La vía crítica n
sólo es formal, no sólo se limita a la reflexión sobre los enunciados, métodos y
aparatos conceptuales, sino es crítica del objeto del que dependen todos estos
momentos, es decir, del sujeto y los sujetos vinculados a la ciencia organizada. Si la
crítica no se convierte en crítica de la sociedad, sus conceptos no son verdaderos;
d) lo que separa la teoría crítica de otros pensamientos es su horizonte emancipador,
“el interés por la supresión de la injusticia social” (Horkheimer, 1937) Este interés es

12 Fragmentos extraídos de Horkheimer (1974) Teoría Crítica. Amorrortu: Bs As.


SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION Y TESIS -2012-
FICHA DE CÁTEDRA Nº 1 11

de carácter no ortodoxo, es desideologizador, nombra lo que nadie nombra, desvela la


injusticia como camino, como vía negativa para hacer florecer la verdad de la sociedad
futura que deseamos.

Los postulados de Popper y de Horkheimer han sido replicados, sostenidos por sus
discípulos e impulsados hasta la actualidad, dando lugar a la tercera fase de la
polémica desatada en el marco de las dos tradiciones en investigación.

Tercera polémica: la explicación vs la intención.


Esta polémica se aviva alrededor de 1957 producto del debate originado a raíz de la
aplicación del esquema lógico básico de Popper al análisis de los fenómenos históricos.
Surgió entonces el debate respecto de qué es la explicación y cómo debería darse en
las ciencias sociales. Es Anscombe es quien introduce la noción de intencionalidad
para dar cuenta de que la distinción entre explicación y comprensión se da a tenor de
la conducta intencional presente en la descripción de un hecho o fenómeno.
Tratando de explicar la historia, Hempel dirá que una ley es una implicación universal
(todos los A son b) o bien una correlación probabilística es decir, las leyes enuncian
concomitancia regular o uniforme de los fenómenos, entonces el déficit de las
explicaciones históricas refieren a la ausencia de referencia a leyes generales. En este
sentido, Popper dirá que las leyes históricas son algo familiar que se supone
implícitamente como dado y debido a esa naturaleza trivial de la que se originan no
merece mención explícita.
Frente a esto, los herederos de la tradición aristotélica señalan que la explicación
histórica tiene sus propias características, atendiendo al planteo de Dray (1964) acerca
de que la explicación es mostrar el proceder adecuado o racional en la ocasión
considerada.
Señalando que las explicaciones históricas no pueden fundarse en leyes generales, Von
Wright aporta el concepto del silogismo práctico, recuperando a Aristóteles. El
silogismo indica 1)el punto de partida de la premisa mayor del silogismo menciona
alguna cosa pretendida o la meta de actuación; 2) la premisa menor refiere algún acto
conducente a su logro, así como un medio dirigido a tal fin; 3) finalmente la conclusión
consiste en el empleo de este medio para alcanzar tal cuestión. El silogismo provee un
modelo explicativo legitimo por si mismo que constituye una alternativa definida al
modelo de cobertura legal teórico subsuntivo.
Más adelante, Winch (1972) dirá que el investigador social tiene que comprender el
significado de los datos del comportamiento o conducta social que observa y registra si
quiere tratarlos como hechos sociales. La comprensión ocurre cuando interpreta los
datos en términos de conceptos y reglas que determinan la realidad social de los
agentes estudiados. Sin la comprensión de las reglas de juego no hay comprensión del
comportamiento en sociedad. La conclusión metodológica que saca Winch es que la
explicación científica de la conducta social debe servirse del mismo entramado
conceptual utilizado por los propios agentes sociales.
Anteriormente, Schütz influido por la fenomenología de Husserl, reformula el carácter
definitivo de las construcciones científicas. Los científicos tratan con sucesos que
revelan estructuras intrínsecas de significatividad, tal significatividad es inherente al
mundo social. La consecuencia de este planteo es el rechazo al positivismo que no ha
captado la complejidad de la actitud natural del hombre en su vida cotidiana. Las
construcciones científicas en las ciencias sociales son construcciones segundas, puesto
que son elaboraciones sobre las construcciones ya por el actor social en su vida
cotidiana. Tales construcciones segundas trabajan con un modelo de interpretación
subjetiva de las acciones sociales que deberá ser coherente lógicamente y sobre todo,
SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION Y TESIS -2012-
FICHA DE CÁTEDRA Nº 1 12

adecuarse asimismo a la comprensión que de dicha acción tienen el actor social y sus
semejantes (expresada en sentido común)
Superadores aún más son los planteos de la Segunda Generación de Frankfurt,
especialmente en J Habermas y K Apel, que introducen unas correcciones para
explicaciones científicas autenticas de lo social.
El giro que introduce la segunda generación alude al análisis de los intereses que rigen
el conocimiento. Dirán que la razón humana esta imbricada inextricablemente con el
interés. No hay conocimiento sin interés. Habermas, siguiendo a Horkheimer, distingue
entre el interés que dirige el conocimiento de la naturaleza, orientado
fundamentalmente al control y dominio de la misma, del interés práctico de las ciencias
que tratan de que se establezca una buena comunicación entre los dialogantes
(ciencias histórico-hermenéuticas) e interés emancipativo que orienta las ciencias
sistemáticas de la acción o ciencias sociales. Lo que demuestra es que las ciencias
están referidas al interés cognoscitivo emancipatorio, que se asienta sobre la
autorreflexión y pugna por conducir al hombre a un ejercicio adulto de la razón, libre
de la dependencia de poderes hipostasiados.
Así desemboca Habermas en el planteo de que la razón es intersubjetiva. El positivista
salta por encima de la función comunicativa del lenguaje, presuponiendo un lenguaje
objetivo y universal, que sería, intersubjetivo a piori (Carnap)
Habermas y Apel llegan a la conclusión de que es posible la mediación dialéctica del
Verstehen o comprensión hermenéutica, mediante el Erklären, o la cuasi-explicación.
Es decir, es posible y se debe hacer ciencia social crítico-hermenéutica con un método
que necesariamente tiene que utilizar tanto la interpretación como la explicación por
causas, orientada por el interés emancipatorio y dirigida a hacer una sociedad buena,
humana y racional.
La ciencia para la segunda generación de Frankfurt tiene una finalidad: servir a la
construcción de una sociedad donde los individuos puedan ser realmente personas, la
ciencia para ser mejores hombres en una buena sociedad o vida buena (Aristóteles)

De los modelos lógicos-normativos a los modelos históricos y procesuales.


La efervescencia teórica que supo generarse en los sesenta y setenta hizo posible que
al interior de la Filosofía de la Ciencia hayan entrado en consideración las condiciones
históricas y sociales que antes no parecían considerarse en la producción del
conocimiento científico.
El estado de la cuestión en los ochenta hizo posible el pasaje de los modelos lógicos y
normativos a los procesuales e históricos. Este pasaje se caracteriza por:
a) El postempirismo
En esta línea se alistan los discípulos de Popper, de entre los cuales descolla Lakatos.
Su aporte señala que el edificio de la ciencia no se destruye simplemente a través de la
falsación de las teorías. Al contrario, los científicos defienden sus teorías (sus
programas de investigación) con cinturones protectores o de seguridad, creando anillos
defensivos de la hipótesis. Lakatos habla de programas de investigación que
resguardan en centro firme, al que rodea un cinturón de hipótesis auxiliares. El
programa se mantendrá vigente mientras siga prediciendo con cierto éxito y explicando
más que sus rivales. De este modo, dentro de la matriz galileana se abandona el
diseño de conjeturas y refutaciones. La misma matriz positivista se apresta a conceder
mayor atención a proceso de la ciencia. Ya no se detiene tajantemente en la división
entre contexto de descubrimiento y el de justificación (Reichenbach).

b) La estructura de las revoluciones científicas


La entrada de las consideraciones históricas y sociales se produce con la obra de
Tomas Kuhn. La confrontación de teorías, la disputa entre los diferentes paradigmas, la
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FICHA DE CÁTEDRA Nº 1 13

competencia entre escuelas y comunidades científicas penetran la ciencia misma. Solo


cuando las anomalías detectadas son reconocidas por la mayoría de los miembros de la
comunidad científica, están dadas las condiciones para el cambio de paradigmas, para
una revolución científica.
Kuhn introduce el estudio de la dinámica del proceso mediante el cual se obtiene el
conocimiento científico. Afirmara el carácter no lineal ni acumulativo del desarrollo
científico, así como la inconmensurabilidad de los paradigmas existentes en la ciencia
(ítem cuestionado desde el campo de las Ciencias Sociales y Humanas)

c) ¿Todo vale en la Ciencia?


El porte de Feyerabend llevará a cuestionar la vigencia del método de investigación al
punto de indicar la muerte del método único. Para el epistemólogo ya no hay núcleos
que defender sino dogmas que derribar y nuevas teorías que edificar. La ciencia se
asemeja al arte.
No son las pretensiones de Feyerabend decretar la muerte de la ciencia, sino visibilizar
la crítica al inductivismo, las debilidades del falsacionismo, y los matices del método
científico.
Las discusiones desatadas por Feyerabend han servido para decir que la ciencia no
está tan claramente demarcada de otras áreas intelectuales, ni que hay una unidad de
método dentro de la ciencia. El método hipotético-deductivo no es el único método
científico.

Hacia una visión equilibrada


La modestia ha penetrado en la ciencia. Ya no caben las visiones puramente lógicas o
metodológicas, la sociología, la historia tienen mucho que decir a la hora de tener una
visión adecuada del quehacer científico y su teorización. Quedan vigentes las polémicas
respecto de los supuestos que orientan el hacer ciencia, la adecuación y el rigor en el
uso de los conceptos teóricos, la necesidad de interpretación, la vinculación entre
teoría y praxis, descripción y prescripción, observador y teoría…pero va creciendo el
consenso acerca de algunas de las cuestiones sin acentuar las aristas de la diferencia y
sin el tono discriminador dominante en el debate de los setenta. Entre esos consensos
están: la vigencia de dos tradiciones en investigación social y su origen griego; el
rechazo de los exclusivismos; el postulado de la complementariedad con lo cual el
método científico se ensancha, aparece el ideal de las generalizaciones débiles y el
camino hacia la transdisciplina.

Bibliografía consultada
MARDONES, J.M. (1989) Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales. Materiales para
una fundamentación científica. México. Antropos.
MILLS, Wright. (1964) “Dos estilos de investigación en ciencias sociales” En: Poder y
Política. México, FCE.
MILLS, WRIGHT. La imaginación sociológica. Fondo de Cultura Económica. México.
NAVA, Ortiz José. La comprensión hermenéutica en la investigación Educativa Articulo
encontrado en http://investigacioneducativa.idoneos.com/ 31/03/09
VASILACHIS, Irene (1995) Métodos cualitativos I. EUDEBA. Bs As.
ZAFFARONI, Adriana (2005) Modos de producción del conocimiento. Seminario de
Doctorado. UBA.
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Mardones JM fue Doctor en


Sociología y Teología, el filósofo
vasco ha sido investigador del CSIC
desde 1986, con Reyes Mate. Es
autor de obras como 'Dialéctica y
sociedad irracional', 'La teoría Crítica
de M. Horkheimer', 'Teología e
ideología' (1979), 'Razón
Comunicativa y Teoría Crítica' (1985),
'Postmodernidad y cristianismo. El
desafío del fragmento' (1988), 'Fe y
política. El compromiso político de los
cristianos en un mundo de
desencanto' (1993), '¿A dónde va la
religión? Cristianismo y religiosidad
en nuestro tiempo' (1996), 'El
discurso religioso de la modernidad.
Habermas y la religión' (1998), 'Síntomas de un retorno. La religión en el pensamiento
actual' (1999), 'En el umbral del mañana. El cristianismo del futuro' (2000), 'El retorno
del mito. La racionalidad mito-simbólica' (2001), 'La indiferencia religiosa en España:
¿qué futuro tiene el cristianismo?' (2003).

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