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El documento discute cómo el acceso a internet ha permitido una mayor difusión de información pero también desinformación. Ahora cualquier persona puede compartir ideas e información sin importar su autoridad o conocimiento sobre un tema, lo que ha llevado a la propagación de teorías conspirativas sin evidencia sobre extraterrestres, el alunizaje y las vacunas. Debido a que ahora no hay una única autoridad en el conocimiento, es difícil saber cuáles creencias son verdaderas o falsas.
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Reflexión acerca de la verdad, internet y los extraterrestres.
El documento discute cómo el acceso a internet ha permitido una mayor difusión de información pero también desinformación. Ahora cualquier persona puede compartir ideas e información sin importar su autoridad o conocimiento sobre un tema, lo que ha llevado a la propagación de teorías conspirativas sin evidencia sobre extraterrestres, el alunizaje y las vacunas. Debido a que ahora no hay una única autoridad en el conocimiento, es difícil saber cuáles creencias son verdaderas o falsas.
El documento discute cómo el acceso a internet ha permitido una mayor difusión de información pero también desinformación. Ahora cualquier persona puede compartir ideas e información sin importar su autoridad o conocimiento sobre un tema, lo que ha llevado a la propagación de teorías conspirativas sin evidencia sobre extraterrestres, el alunizaje y las vacunas. Debido a que ahora no hay una única autoridad en el conocimiento, es difícil saber cuáles creencias son verdaderas o falsas.
El acceso a internet ha permitido hacer el mundo más pequeño. Dicen. Todo
ahora está más cerca y más rápido. Dicen también. Pero ¿qué pasa ahora con los marcianos?
Los marcianos ya no llegan bailando Chachachá, sino que son cabezones,
tienen altísima tecnología, están conspirando con el gobierno de EEUU y no vienen precisamente (o únicamente) de marte. El mundo ha cambiado, como dicen aquellos que lo dicen, el mundo es más pequeño e instantáneo, ello en tanto que la información está disponible para todo el mundo y al respecto de todo el mundo, a sólo un clic de distancia. Sin embargo, ¿qué sucede cuando toda esa información nos pierde, nos confunde? El mundo, pues, se ha hecho más grande, estamos más distantes, aun en la inmediatez. Paradójicamente sabemos menos que antes, pues en épocas anteriores a la internet, lo que sabíamos en efecto lo sabíamos. El conocimiento era algo que estaba en ciertos lugares, sólo algunos pocos tenían el don y el privilegio de crearlo y reproducirlo. Los diarios, las revistas y la cultura POP en general, a pesar de ser elementos distractores de este sagrado saber, tenían una categoría inferior al conocimiento con C mayúscula. Las ideas pesaban cuando tenían autoridad, todo lo demás eran historietas. Hoy en día en cambio, todos hablan, todos podemos hablar, y cada voz es susceptible de ser conocimiento. No importa la autoridad de quien hable, importa su popularidad. Ser influencer se convirtió en moda, incluso cuando se hablen cosas sin sentido. No afirmo aquí que debiéramos restringir la internet (jamás pensaría en algo como eso! Por dios no!), sin embargo, el internet y sus millones de saberes se han convertido en el mayor desinformador de la historia. ¿Cómo saber si la corona británica está plagada de reptilianos?¿como saber que el hombre llegó a la luna? ¿cómo saber si las vacunas no te pueden matar? Según las autoridades, científicas, económicas, políticas, religiosas y culturales, estos no debieran ser temas de discusión. Los estudios lo confirman. ¿y qué pasa con los estudios que lo niegan? Pues también los hay. Y si no, por lo menos hay un millón de gente que así lo piensa. Como el fenómeno de los terraplanistas… ¿acaso a nadie se le ha pasado por la mente que podrían estar diciendo la verdad? Es que, ¿cuántos de ustedes ha salido de la estratósfera? Todo está mediado, mediatizado, por tanto, los mensajes son infinitos, o por lo menos ilimitados. En un mundo donde la autoridad no existe, en el cual ésta está puesta en duda en sus raíces más profundas (y en muchos casos con justa razón, la historia así lo demuestra), no hay idea, por loca que sea, que no pueda ser verdad. Y, desde el escepticismo digo, “sólo se que nada se”. No me jactaré de tener la razón, sino al revés, me jacto de vivir la misma confusión que el resto de los 7 mil millones de personas, embriagado de verdades, de palabras, de creencias. Y cómo decía Russell, hay que poner a prueba nuestras creencias… ¿pero cómo poner a prueba que los extraterrestres no le entregan tecnología al complejo militar de los EEUU? No tenemos ni idea. El mundo de hoy está loco, y los más locos son los extraterrestres, quienes nos dan la gran lección saber que nada sabemos.