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EPIFANIA

Primera estación “Jesús es condenado a muerte”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Un camino que empieza con la condena, al fin… a la muerte. Toda vida
camina hacia la muerte.
Llevar y traer. Ir y venir. Dejarla pasar y tejer acuerdos “entre gallos y
medianoche” para quedar todos bien parados. No falta nadie. Todos los
que pueden decidir quedan involucrados y hasta el pueblo enceguecido,
se hace cómplice de la muerte de un justo, mientras se consolida el signo
de “lavarse las manos”.
También hoy Señor, esta escena se repite aquí, mientras la economía
excluye a miles de hermanos y las ganancias de unos pocos, crece
dejando lejos del bienestar a la inmensa mayoría y así, la inequidad
genera toda forma de rencor y de violencia, mientras yo miro para otro
lado. No importa si soy pueblo, jefe o anciano. Importa Señor, si en mi
corazón ha anidado la comodidad de lavarse las manos.
Lo importante es llenar el tiempo de vida, que la muerte nos encuentre
vivos, no ya medio muertos. Jesús está en plenitud de vida. La plenitud
de vida implica saber jugársela por llevar a cabo lo que Dios quiere de
nosotros, que es dar la vida por los demás, sentirnos vivos cuando
ofrecemos vida.
¡Danos esta noche un corazón arrepentido capaz de hacerse solidario
con los hermanos!
Iluminación
Tu caes, señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis
caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a
incidir en mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame a levantarme y a seguir mi
camino hacia ti!
Oremos:
Señor, ayúdanos a vivir como jóvenes que transmiten esperanza en un
mundo que vive sin salidas y con tremendas contradicciones. Que la
cruz de Cristo sea para todos nosotros fuerza para caminar al lado de los
pobres y que encendamos luces en vez de quedarnos en la tremenda
queja de quien maldice la oscuridad, pero no hace nada por salir de ella.
Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
PROFETAS DEL MILENIO
Segunda estación “Jesús carga con la cruz”
 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Aparece entonces, el signo redentor en el camino. La cruz, y bajo su peso,
caminan con vos, los jóvenes que han perdido el horizonte y se entregan
a la cultura de lo exterior, lo rápido, lo superficial y provisorio. Las
mujeres niñas explotadas en la trata de personas, los niños abandonados
o utilizados para el trabajo infantil que les roba la infancia. Caminan los
pueblos en guerras y aquellos, que absurdamente se desangran en la
violencia entre hermanos de una misma nación, por la incapacidad de
dialogar y generar caminos de encuentro. También bajo su peso,
caminan nuestros “viejos” solos.
A tu paso, la cruz atraviesa la ciudad, convertida en lugar de huida y de
desconfianza mutua, llamándonos a abrazarla para que se transforme
en bandera de victoria, cuando elevada hacia el cielo, perdone, cure y
redima. Esta cruz es la cruz de todos y cada uno de nosotros ¿Quién no
ha sufrido alguna vez la cruz de la humillación, de la incomprensión,
del dolor físico o moral? ¿Quién no ha tenido en su corazón todas las
dificultades en el camino de la vida? Jesús carga con su cruz, también
nosotros debemos cargar con nuestra cruz pesada de cada día y luchar
con todas las fuerzas por hacer un mundo más justo, más fraternal.
¡Danos fuerzas para no huir de la cruz y de transformarla en fuente de
esperanza para todos los que sufren, para todos los que buscan, para
todos los heridos de un campo de batalla, tan particular!
Iluminación:
Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos
miembros de la iglesia, y por los propios, nos deben hacer olvidar
cuantos cristianos dan la vida por amor.
Oremos:
Señor, Jesús crucificado, te pedimos que nos ayudes. Enséñanos y danos
fuerzas para cargar con nuestra cruz, una cruz de madera, una cruz sin
brillo, una cruz que a veces se hace insoportable, pero contigo, Señor,
podemos llevar con amor. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria-Canto.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
CAMINANDO CON JESUS Y MARIA

Tercera estación “Jesús cae por primera vez”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Todo es silencio, tensión, tristeza y despedida. La caída abrió paso a la
muerte.
Jesús se abandona al Padre: ¡Que se haga tu voluntad y no la mía! Y al
caer, encuentra a los suyos abajo.
Tal vez, hoy Jesús, también nos encuentre caídos frente a la traición que
sufren en la vida tantos hermanos nuestros, a los que la sociedad
excluye, a los que la guerra, el terror o la violencia les arrebata los sueños
y las esperanzas en un instante. No dejes nunca que tus caídas se
conviertan en heridas incurables. Sólo si te levantas mirando a Cristo
que también cayó, podrás vivir con gozo y alegría. Santo no fue el que
nuca cayó, sino el que siempre se levantó. Esta primera caída de Jesús,
también nos recuerda la caída de tantos jóvenes en la droga, el alcohol,
en el vicio, en la violencia, en toda forma que impide que el joven sea
feliz.
¡Señor, mantennos de pie! Con las piernas firmes para comprometernos
ante el dolor de tantos hermanos nuestros.
Iluminación:
Tú caes, Señor, para redimirnos. Para ayudarme a levantarme en mis
caídas diarias, para después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a
reincidir en mis defectos cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia ti!
Oremos:
Despierta señor, en nosotros la valentía de levantarnos después de cada
caída tal y como lo hiciste tú en el camino del calvario. Te pido que
sepamos apreciar siempre el don inmenso y precioso de la vida y que
los fracasos y las caídas no sean nunca un motivo para despreciarla,
conscientes de que, si nos fiamos de ti, nos levantaremos de nuevo y
encontraremos la fuerza para seguir siempre adelante. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
PORTA FIDEI

Cuarta estación “Jesús se encuentra con su madre”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Ahí está ella, la Mujer, la Virgen fiel. Se encuentran en el camino y las
miradas hablan del encuentro profundo entre la madre y el hijo. María
calla, siente, sufre, contiene y guarda en su inmenso corazón el
Evangelio de la vida, que ha de pasar por la muerte. ¡Jesús sabe cuanto
esto duele!
Y en este momento cobra fuerza el peregrinaje de María junto a su hijo.
Camino iniciado con su “sí”, confirmado en el momento sublime de la
cruz, desde donde camina como verdadera madre, lucha junto a
nosotros y derrama la cercanía de Dios, porque es corredentora junto a
su Hijo.
María nos enseña a vivir el amor cristiano con autenticidad. Un amor
que se muestra más cercano cuando muchos están solos y abatidos. Un
amor que hace más llevadera las horas difíciles de frustración,
incomprensión, soledad y dolor de nuestros semejantes.
Iluminación:
Haz Señor, que me encuentre al lado de tu madre en todos los momentos
de mi vida. Con ella apoyándome en su cariño maternal, tengo la
seguridad de llegar a ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame
madre!
Oremos:
Oh Madre, sabemos que ya no estamos solos, porque en nuestro camino
has querido hacerte nuestra compañera que sostiene, nuestra amiga que
comprende, nuestra madre que comparte toda nuestra vida. Enséñanos
a no ser indiferentes ante el dolor ajeno, sino prontos para consolar,
fortalecer, animar y acompañar a cuántos sufren por causa del egoísmo,
ambición, injusticia y deshumanización. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
VIDA NUEVA
Quinta estación “Jesús es ayudado por el Cirineo”
 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
La cruz, muchas veces nos agarra desprevenidos. Vamos llevando la
nuestra a regañadientes y encima, se nos cruza en el camino otra más
pesada.
Toca a la puerta en el chiquito que pide comida, en la vecina de enfrente
que enferma de cáncer no puede acceder a los remedios necesarios, en
la familia de la otra cuadra que acaba de perder a su hijo víctima de un
asalto, en la desesperación de los que buscan a un familiar desaparecido
en camino a su trabajo, en el compañero de escuela al que todos
“gastan”, o en aquel de la oficina al que todos hacen a un lado.
Toca a la puerta en mi hermano o mi cuñada, en mi madre anciana que
reclama un poco de atención y de cariño, en el abuelo que hace rato no
visito porque no tiene lugar en mi agenda complicada. En mi “ex” con
quien no logro un acuerdo sano. En mi esposo o mi esposa, de mis hijos,
que esperan de mí un poco de comprensión y compañía diaria.
¡Jesús que me detenga sin temor en el camino, para cargarte en la cruz
de mis hermanos!

Iluminación:
Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al
mundo para algo concreto, para realizarlos de una manera particular.
¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo? Pero hay algo, Señor, que es
misión de los jóvenes y de todos: La de ser Cirineo de los demás que
caen y que muchas veces no se pueden levantar, la de ayudar a todos.
¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo?
Oremos:
Señor, mándanos Cirineos que nos ayuden, vocaciones de hombres y
mujeres para estar cerca de los demás, a veces en los peores momentos
de su vida. Gracias, Señor, por todos los Cirineos que pusiste en mi
camino que me enseñaron y ayudaron a vivir la vida desde el amor de
Dios y el servicio de los hermanos. Amén
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
MISERICORDIA DE DIOS

Sexta estación “La Verónica limpia el rostro de Jesús”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Tu rostro buscaré, Señor, no me ocultes tu rostro. Estar ante el rostro es
tener a la vista la persona. Los que vieron a Cristo flagelado no vieron
un rostro reconocible previo a la muerte.
Es el mismo rostro de tantas personas víctimas del vandalismo,
corrupción, trata de personas. Que esta desfigurado y debe ser
consolado, limpiado, por cada uno de nosotros. Es el llamado a ser esa
Verónica que se presta y está disponible para acercarse a un Jesús
flagelado.
Aquella mujer como muchos estaba allí, miro a Cristo y se le conmovió
el corazón. No se quedó en el lamento, sino que pasó a la acción, a la
vida entregada. El Señor quiso que su rostro quedara plasmado en el
lienzo, el Señor nos ha dado a nosotros, mucho más que la Verónica, nos
ha dado la eucaristía, su cuerpo y su sangre, y así quede su presencia en
nuestro corazón.
Iluminación:
Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a ti cuando todos te
abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el “qué
dirán”, del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo
ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los
que tratan de acercarse a ti y en tantas otras ocasiones.
Oremos:
Señor, te damos gracias por tantas verónicas valientes que limpian el
rostro de los “otros Cristos”, que son nuestros hermanos. Te pedimos
que surgen muchas Verónicas, que sean capaces de ayudar a nuestra
tierra, para que en el mundo se implante la civilización del amor. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
MENSAJEROS DE LA PAZ
Séptima estación “Jesús cae por segunda vez”
 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Cuando se traspasa el límite, se pierde el estribo y se desencadena la
violencia. Nos quedamos sin filtros para ver lo que en verdad hay que
ver. Todo se vuelve locura y dolor, aunque para muchos parezca un
simple espectáculo.
¡Jesús si profetizaras hoy por cada golpe y por cada espina! ¡Cuántos
nombres propios llevaría cada ultraje, cada insulto! Esos que hoy reciben
quienes lo han perdido todo, los que viven en forma infrahumana. Los
hermanos oprimidos en los talleres clandestinos, los que sobreviven a
gatas con un trabajo informal, los que encuentran en la droga un escape
al sin sentido, los que se desplazan caídos e invisibles en buscas de
nuevas esperanzas.
También hoy te caes Señor, cuando ante tanto dolor inmerecido,
ponemos rótulos, discriminamos, dejamos que la injusticia expanda su
potencia dañina y resquebraje el tejido social impidiendo construir un
presente mejor, fraterno y solidario.
¡Perdoná estos golpes, Señor, signos de nuestra propia inhumanidad
domesticada!
Iluminación:
Caes delante de todos… ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar
mal ante los demás, por un error, por una equivocación? ¿Cuándo
aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda?
Oremos:
Señor Jesús, dame fuerzas para ayudar a todas las personas a descubrir
y a vivir en la dignidad de los hijos de Dios; y a compartir, en la mesa
común de la humanidad, los bienes que nos pertenecen a todos por
igual. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
SANTISIMA TRINIDAD
Octava estación “Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén”
 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
¡Cuántas lágrimas en los ojos de las madres a lo largo de los siglos!
¡Cuánto llanto prefigurado en aquel encuentro profético, camino hacia
el calvario! ¡Cuánta ternura Jesús, para quien tiene un corazón de madre!
Y cuanta comprensión misericordiosa para quien no alcanza a madurar
este corazón.
En el momento de dolor supremo, Señor, volvés tu rostro al genio
femenino, y ves en ellas anticipadamente, a todas las mujeres
humilladas y violentadas, a las mujeres olvidadas, a aquellas que hacen
frente a las crisis y están solas ante su maternidad. A las que han perdido
a sus esposos, a las que están junto a la cama de sus hijos enfermos, a las
se levantan temprano para ganarse el pan con dignidad y aquellas otras,
que, dejadas al margen de las posibilidades, se la rebuscan a costa de su
propia dignidad.
Ves también, el coraje diario de tantas mujeres que con compasión
sincera lloran y se alegran, trabajan y se entregan, construyendo un
mundo mejor en sus hogares, en sus trabajos, en el campo cultural,
social, político y científico.
A tu corazón de hijo, Señor, te confiamos a las mujeres y a las madres
del mundo, en especial las que viven y trabajan en nuestro barrio.
Iluminación:
Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus numerables
beneficios de cada día, que se manifiestan, Señor, cuando me quieres.
Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia.
Oremos:
Señor Jesús, queremos que tú con tu amor, nos consueles en el camino
de la vida y ayudarnos a mostrarnos disponibles ante tantas personas
que han perdido el norte, el rumbo de sus vidas. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
PORTA FIDEI

Novena estación “Jesús cae por tercera vez”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Jesús agota sus facultades físicas y psíquicas en el cumplimiento de la
voluntad del padre, hasta llegar a la meta y desplomarse. Nos enseña
cómo debemos de seguirle con la cruz a cuestas por más caídas que se
nos produzcan y hasta entregarnos en las manos del padre, vacíos de
nosotros mismos y dispuestos a beber del cáliz que también nosotros
hemos de beber. Por otra parte la escena nos invita a recapacitar sobre
el peso y la gravedad de los pecados que hundieron a Cristo.
La fragilidad de los jóvenes también es fuente de humildad y esperanza.
San Pablo decía que todo lo podía en aquel que nos conforta, y decía
algo más luminoso, aunque misterioso; “porque cuando soy débil
entonces soy fuerte”. ¿Qué quería decir? Que con Cristo todo lo
podemos quiere decir que nuestra fragilidad viviendo con fe se puede
convertir en fuente de esperanza. Porque es verdad que Cristo y yo es
igual a la mayoría aplastante, solo hay que levantarse y confiar en aquel
que nunca nos abandona.
Iluminación:
El Papa Francisco nos dice: “anímense a pelear por la vida, por las
ilusiones de ustedes. No se jubilen antes de tiempo”.
Oremos:
Señor Jesús, te pedimos que nos ilumines y nos ayudes a levantarnos
cuando nos podemos más, pues tú eres el vencedor del pecado, del dolor
y de la muerte. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
PROFETAS DEL MILENIO

Decima estación “Jesús es despojado de sus vestiduras”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
¡Cuántos despojados de trabajo, de la dignidad más elemental, de ver
sus derechos pisoteados, de tanta instrumentalización ideológica! Jesús
se despoja de las vestiduras y lo presentan sin nada, sólo con su amor al
padre y a todos, y con su verdad proclamada a los cuatro vientos. Nos
ha dado todo. Se ha despojado hasta de su madre, que nos la entregará
como madre nuestra. En su corazón sólo hay un deseo de “amar hasta
el extremo”.
Vive esos momentos como el leño verde en invierno, con la esperanza
cierta de que no está lejos la primavera.
Iluminación:
Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me
desgarraron, uniendome a tu pasión y esforzándome en consolar a los
que sufren, huyendo de mi propio egoísmo.
Oremos:
Señor, despójanos de todo lo que nos aparte de ti, no dejes que caigamos
en la tentación de la desesperanza, de instalarnos en la queja.
Despojándonos del pecado que nos aparta de ti, de la tristeza inmensa
de una vida vivida sin Dios. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
MANOS DEL ALFARERO

Decimo primera estación “Jesús es clavado en la cruz”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Reflexión:
Jesús es clavado en una cruz que nos dice hasta dónde llega el amor de
Dios y hasta donde llega el pecado del hombre
El bien y el mal se encuentran en las coordenadas del Gólgota. ¡Es la
lucha eterna de los siglos mientras la historia espera su plenitud! Te
clavan en la cruz con la fuerza de la insensatez y del odio injustificado.
Vos la abrazas por amor.
Te insultan, te ofrecen vinagre y te traspasan con la espada en un
costado. Todo es dolor, miseria, incomprensión, sólo tu amor es capaz
de asumirlo todo y perdonar, ¡una vez, más perdonar!: Padre no saben
lo que hacen.
¡Perdonanos Señor, también esta noche a nosotros, perdonanos por el
mal que hacemos y por todo el bien que dejamos de realizar
Iluminación:

No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias


existenciales, también a quién parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a
todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor.

Oremos:
Señor Jesús, crucificado en todos los calvarios del mundo, al lado de
todos los que viven cocidos y crucificados en las drogas, el consumismo,
al paro, a la precariedad del futuro incierto, en todas las cruces posibles,
ayúdanos a vivir el sufrimiento como puerta de esperanza, que eres tú.
Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
TOTUS TUUS

Décimo segunda estación “Jesús muere en la cruz”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Todo es silencio, conmoción en el cielo y en la tierra. Los amigos y las
mujeres se quedan lejos. La oscuridad lo cubre todo. El velo del templo
se desagarra. La historia misma parece terminar… ¡En tus manos
encomiendo mi espíritu! La muerte parece ser el final.
¡Señor cuanta soledad nos envuelve al pensar, sólo por un instante, que
la vida alcanza su límite definitivo! ¡Cuánto dolor hay en las partidas de
la muerte! Pero la fe nos ha enseñado a acomodar el dolor en el sabio
lugar de la esperanza y hacer silencio profundo ante el misterio de Dios
que hace de la muerte un nuevo y sorprendente comienzo.
Te confiamos Jesús, ante el momento sublime de tu muerte, el valor
magnífico de la Vida y de cada vida.
Iluminación:
Cristo tiene confianza en nosotros y nos confía el futuro de su propia
misión: “vayan y hagan discípulos”; vayan más allá de las fronteras
humanamente posibles. También los cristianos tenemos confianza en
Cristo: no tenemos miedo de arriesgar con él la única vida que tenemos,
porque sabemos que no seremos defraudados.
Oremos:
Señor Jesús, moriste en una cruz amando, perdonando, orando por tus
verdugos de entonces y de ahora, derramando tu sangre preciosa hasta
la última gota, ofreciéndonos tu reino, tu padre celestial y tu propia
madre. Ayúdanos a hacer de nuestra vida una ofrenda continua de amor
y de servicio hasta la hora final, que me medirá el valor de nuestra
autenticidad y de nuestra fe y de nuestra vida. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
FE Y ESPERANZA

Décimo tercera estación “Jesús es bajado de la cruz y puesto


en los brazos de su madre”
 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Te bajan de la cruz y te ponen según la tradición, en brazos de tu madre.
No hay dolor más grande, ni imagen más dantesca. No hay lógica en la
vida que pueda explicar que los hijos partan antes que los padres. Ni
dolor más profundo que no tener siquiera, un lugar donde sepultarte.
María ya ha pasado por esto, cuando al nacer un pesebre prestado le
sirvió de lugar para cobijarte.
María calla y acepta con docilidad creyente, la buena voluntad de José
de Arimatea, que le presta el sepulcro donde depositarte. Así, en aquel
lugar, en aquel momento, cuando la piedra se corre, parecen encerrados
todos los sueños, acorralados todos los proyectos, entonces, aparece la
tentación del desánimo y la angustia gana el horizonte y deje a merced
de la desesperanza.
¡Que no pueda con nosotros Señor, el aparente fracaso ante la muerte!
¡Que podamos correr la piedra para que gane nuevamente la vida,
transfigurada por tu entrega! ¡Esperamos Señor, la tercera noche que nos
anunciará la resurrección! Y que nos dice que Resucitado, vivís para
siempre en medio de nosotros.
Por eso, en esta noche santa y de recogimiento, proclamamos como
pueblo: ¡Creemos Señor, en el Dios de la Vida!¡Creemos que la Vida ha
triunfado sobre la muerte!
Iluminación:
Déjame estar a tu lado, madre, especialmente en estos momentos de tu
dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y
siempre me tengas cerca de ti y que te compadezcas de mí. ¡Mírame con
compasión, no me dejes, madre mía!
Oremos:
Señora junto a la cruz, madre de todos los hombres, mujer creyente que
permanece es el final, que no te echas para atrás, ayúdanos a ser
cristianos que vivamos en el corazón de Cristo y en el interior de tantos
dramas como vive nuestra tierra. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.
MISERICORDIANDO

Décimo cuarta estación “Jesús es llevado al sepulcro”


 Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos.
 Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reflexión:
Jesús no ha fracasado, su vida no culmina en un sepulcro, sino a querido
solidarizarse tanto con nosotros, compartiendo todo el dolor, la soledad,
la muerte y sepultura de todo ser humano. Aceptó plenamente la
voluntad del padre, ofreciéndose a sí mismo como víctima en la cruz,
realizando lo que nos dice en su evangelio: “sólo el que pierde su vida,
la encuentra para siempre”
Lo había dicho Jesús; “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no
da fruto”. Tenemos que vivir con el convencimiento de que detrás de la
noche viene la aurora. Es preciso saber que todas nuestras cruces están
heridas de resurrección. Es necesario que los cristianos seamos
portadores de una esperanza, cierta que se fundamenta, desde luego en
el camino de la cruz, pero el destino es la vida que no se acaba, la vida
eterna.
Iluminación:
No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, cuando tantas
personas están esperando el evangelio. Empujemos a los demás para
que salgan. Pensemos con decisión en la pastoral desde la periferia. ¡Qué
bueno es que seamos callejeros de la fe, felices de llevar a Jesucristo a
cada esquina, cada plaza, cada rincón de la tierra!
Oremos:
Señor Jesús, cuando viniste al mundo quisiste compartir la morada del
seno de una madre, y después de haber cumplido tu misión salvadora y
libertadora, compartes también nuestra morada final, la tumba. Señor,
nuestra vida con un amor activo y efectivo, con una fe valiente y
consecuente, con una esperanza inquebrantable, para que cuando
seamos llevados a la tumba, les dejemos a nuestros amigos, el ejemplo
de una vida gastada y entregada en el servicio por amor. Amén.
Padre Nuestro –Ave María-Gloria.
 Pequé, Jesús, pequé.
 Ten piedad y misericordia de mí.

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