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KAREN J. WARREN (ED.)


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FILOSOFÍAS ECOFEMINISTAS
TRADUCIDO POR SOLEDAD l RIARTE

-~

. AAKCl~llJ.lSlO.
I cana~ EcoLoGIA nuMANA
X. LA NATURALEZA, EL SER
Y EL GÉNERO: FEMINISMO, FILOSOFÍA
MEDIOAMBIENTAL, Y CRíTICA
AL RACIONALISMO*

Vál Plu.mwood

AJgunas filósofas feministas han criticad~ la filosofla medioambiental


por una serie de motivos. Quiero desarrollar aún más esta crítica y su-
gerir que gran p arte del problema de la filosofía medioambiental es
que no ha sido capaz de ocuparse correctamente de la rradióón racio-
nalista, rrarución que ha sido hostil a la mujer y a la na~n
~do nocivas suposiciones, que pertenecen a esta tradición para
form ular una nueva filosofía meruoambien ral que, a menudo, se cons-
tituye dentro de los marcos filosóficos racionalistas, o los utiliza;· estos
marcos no sólo sos~~nen un~a~~~~:.:~...so~~~~~~!:~?.·
sino que además han 'id}udlcaao a la naturaleza un rof'ñegativo.
En las primer:iS"cttal:i·o secCiones argumento que laSprin cipales
escuelas vigentes de la filosofía medioambiental, tanto las que se ba-
san en la ética como las que se basan en_la..e.el?)ogía:-¡:n:q__funda, pade-
cen este problem a. Ninguna tiene un~álisis histó~oladecuado, y
continúan dependiendo implfcitamente ae.
és'tuarós de orientación
racionalista sobre el ser, que son gran parte del problema. En las dos
'·· últimas secciones explico cómo la crítica al racionalismo ayuda a en-
tender mejor una serie de temas claves que la filosofía m edioam-
biental se inclina a ignorar o a tratar mínimamence. Entre estos te-
mas se encuentran aquellos relacionados con el concepto de ser
humano y el instru mentalismo.

• Se leyó una versión anterior de esre ensayo en la conferencia Mujeres en la


1 .
Filosofra, en Canb~rra, julio de 1989. Agradecimientos a Jim Cheney y a Karen J.
Warren por comentar un borrador de este ensayo.
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El racionalismo y la postura ética . cialmeme cognitivos, <Nalorativos», son fundamentales y básicos pa-
ra los demás aspectos: (<los agentes morales están dispuestos a perse-
La postúra ética trata de desarro!laJ una nueva fo t:ma de. ver la !latu- guir los fines y propósitos antes mencionados porque reconocen a
raleu dentro de la ética, especialmente de la ét1ca umversahsta o los animales desde esta perspectiva» (82) y es también este el motivo
denuo de algunas extensiones de la ética humana. Una serie de nue- por el que tienen actitudes afectivas y sienten cierras emociones. Es-
vos autores ha criticado esta postura desde una perspectiva feminista tas actitudes deben mantenerse a una distancia prudente y no per-
(especialmente CHENEY, 1987, 1989). Estoy de acuerdo con algu- mitir que pasen a p rimer plano. Taylor afirma que ).~~-~.SL~.!lo
nas partes de esta crítica, pero no con toJas; o s~a, ere~ 9.~S. ~un 1!¡ ~~~~ rese_em moral, a menos que se las lleve a cabo como activi-
error pensar CI;le l~ mayor.;.g.~.~_:!_pro~:~~:,?!~:~~~.:~~~!· -~.!~o ·.. d~4e.~-~~:'P~i~ic!ELo~~~ ~~~~~.~~~.·c:c;·ffic;·'Obii~~i_o_~~ru~-~s
tod:o, es una cuesnón deeuca, y que aunque la eoca (espectalmente J?:r?~s.u.~~a_s desim~resadamente y ~o sól'?, o no prin.ctpa.Imen~e!.,por
G"éii~; ·del ·~~ra·r·"ilo"íñsrru·¡;:¡en ral) tiene importancia, las posturas scnti.r ÍJKiinacÍÓn hacia etlo:
04~ .~ .... ... .
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éticas concretas que se han elaborado son problemáticas e inconve-


nientes. Ilustraré esta afirmación con un breve análisis de dos libros: Si uno trata de alcanzar este fin sólo o principalmente sólo a tra-
&spect for Nature de Paul Taylor (Respeto por la natural~a) ( 1986) vés d e la inclinació n propia, la actitud que se expresa no es el
y The Case for Animal Rights (Caso por los d:recl~os an1 :0a~es) ~e respeto moral, sino el afecto o amor personal ... N o es que el
T OM REGAN (1986). Ambos libros son contnbucwnes stgmfican- respeto por la naturaleza excluya los sentimientos y la preocupa-
vas, y nada d esdeñables. ción por los seres vivos. Uno puede no querer dañarlos como un
El libro de Paul Taylor elabora minuciosamente w1a postura éti- simple acto de bondad. Pero el hecho de que uno tenga esta in-
ca que rechaza el modo en el que se trata a la .n aturaleza en Occ~- tención no indica que haya una actitud moral de respeto. Tener
dente, o sea como instrumento para el benefic10 humano, y consl- el deseo de preservar o proteger la vida de los animales y de las
de;·a que todos los seres vivos son núcleos teleológicos de la ~ida.q~e plantas, por el bien de éstos, ni contradice, ni afirma el respeto
merecen res w...x.. dere~.hos~r?pios. Taylor tiene como fin mst¡twr por la naturale . .UB tiene genuino respeto por la natmaleza
una teoría ética biocentris~y(centrada en la vida en sí), donde la sólo cuando comprend que las acciones que hagan realidad es-
concepción e ser hurñáfíó'incluya la naturaleza biológica de la per- te deseo deben se o igatorias, incluso en la ausencia de tal de-
sona (TAYLOR, 1986, p. 44), pero ~-n~~r~9~~a!.I~ .~~n_cr~ _de seo.
un marco ético Kantiano que cmpl~a de_mane~·a tnstst~nt<:_la dlcO-
tomla'i:aiori7iiñ~·d6n~ ~-fos .asegura qué la actitud de respeto es m~~ ~ . , ·:. Existen buenos motivos para argüir que las posturas «bondado-
·.ral pÓrqué ¡; uttÍve;~al y desinteiesada, «es decir, cada agente mor:u sas•> que permu tan el respeto y la moralidad J e la protección de los
que realmente crea en esta actitud, exhortará al resto de los agentes animales para la propia .satisfacción del interesado, son indulgentes.
para que la adopten, sin tener en cuenta la disposición de éstos, y a Respetar significa tratar a Jos demás como seres dignos de conside-
pesar de la apetencia o la falta de apetencia de cad a individuo» ración, por el bi_en pr?pio de éstos y .no como instrlll!leJ:!.tO~_E_~!a
(p. 41). Las características principales de la moralidad han sido esta- ~mplace.:_!~~~f~~!?.~ .?.e aquel que. resp~ta. En este sentido tal
blecidas omitiendo la emoción y la «apetencia personal», d e modo «bonaach no es tú preocupación genuina, ni respeto por los demás.
que la moralidad pasa a formar parte del dominio de la razón Ysu Pero Taylor no se está refiriendo sólo a esto, está planteando que el
criterio pasa a ser la creencia. Una vez que la actitud de respeto ha interés, descrito como «inclinación» o (<deseo>> es in·elevante para la
sido detalladamente descrita como una <<dimensión valorativa, con- moralidad. En esta ex,e!!cación, el respeto p9r la naturaleza se con-
notativa, práctica y afectiva», Taylor indica que los aspectos esen-
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vierte en u~~ c'~~íiítñe-;tre.-rognt'tt.vi<o-i~a· cuando ü.~a
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{!;!:3-~c~~-_<J~.ttlgo__r_i_~-~-:<~~l.o!..!tll_l~~c-~,te» r_~c~~a b~~~dS!.sc en r ,,, ,~ ~n~t(U.!ll~~al. Tomás de Aquino expresa esra problemática de ma-
el e![enéTim Jenic;_~~~~ éncos ~on~!~.<:~-~-~~~~~a~es). nera concisa: <<La naturaleza intelectual es por sí sola el único requi-
~ sra explicactón descansa en tapó'pular idea de que la razón y la si to, y rodas las demás cosas dependen de esta» (TOMÁS DE AQUI-
emoción son roralmente independientes, y de condición anragóni- NO, 1976, p. 56). Precisam em e esta inrerpreración de la ra2ón es la
ca, que el «deseo», el interés, la preocupación, y el amor perten ecen que se emplea para caracterizar a los humanos y para crear la supues-
al ámbiro de lo «personal» y lo ••panicular», y son antagónicos a la
universalidad y a la i mparcialidad del emendimi enro. Por lo can to,
Las emocio nes «femeninas» son esencialmenre poco fided ignas, in-
a.aéCUaCfa~ot:_ n;en~~C:.~l_f-l?err~r~~j~~-
t/ ¡
ta separación, o discontinuidad entre los humanos y el mundo no hu-
mano, asf como la d ivisión interna del ser humano. El establecimien-
~e ~t~ s~remacía, y la interpretación antagónicade1 a-ra"ión ~on
la cl~edeíanéropoceñrii~o- áe1as oc~ide~-rále~-:--b~.!
.traéflcionés
do q~e·-~¡ mod~o racion;·risra Ka;;i::ia~·Ó ~~ '(f~berfa- ~mpl~á ¡·,
~ mo-
.fe!!.~.~ él~~~2EE~~_;~;i~: !~,.':~~ ~~~i~!_te~~~~ Cr. .~o~~~-
puesro masculina). Est:e ripo de exph cac10nes ractonaltsras de las '
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~~~~req§:!iaja -~~e!.~iP.!_ra el_~- /v'
erriociOñeslí:iSiao recientemente objeto de críticas bien merecidas, bo~~.~-~u~!~~~I:~5~r~un~nre _2.?.-E~!!~!! cu~néfo l o único que hace '\\
tanro por su imparcialidad genérica, como por ser filosóficamenre ! es erperua~a supremactá d?lá razón y su -caracter anragónieo 'en ro-
inadecuado, especialmente por contener dualismos, y esrablecer la r. · as as otras áreas. --..- - . ·· ................_.--..__..__- -------·
razón como un elemenro público e indep endienre que puede con- '~'Láliñlvéi'.SaTliación y abso~a · 'o.de.la~ca son sínLomas d e expli-
t rolar a la emoción p rivada (ver por ejemplo BENHABfl3, 1987; cacroncs del ser.basadas en el goísmo radon~ La universalización, en
BLUM, 1980; GILLIGAN, 1982, 1987; LLOYD, 1983a y 1983b). el modelo Kannano y en el de w s;üéñela función explícita de con-
Un probl.er.na...ttún ..r. a or del uso del racíonaljsmo en esre con- Vt!rtir el interés propio en una condición natural: es el complememo
:.
texto, es la m consisrencia al em lear, ara la ~o nstrucci ón de u na moral de la explicación que conceptúa al ser como entidad <<incorpórea
reor~~ suE ~e;_- io~~i~~-un -~?---~-~C:..!~~;!.~.~~pe­ y desvinCLtladal>, como ser autónomo en la reorfa Hberal, como ser ra-
~l!.P~l pri~ip_~!._e_~~-~~a~~~}e~-~n_a expl~-~~~i~!: ~~~l_isra /1¡ cional y egoísta en la teoría de mercados, como ser f.Usamenre inde-
que conceprú~ser humano~~~~~~cra_~e~te ra:_r~!~_!!.!__de- pendizado en la reoría de relaciones objero (BENHA.BJR, 1987; Poo-
P~ renre !_~S~ em,e._'l_ro;__~~r-~~~~e e~oci_O.~~· _c~rp~~~~~~ y LE, 1984, 1985). Por la misma vfa, filósofos medioambientales
aniiñaleS-:-5e con su:Íera que las emocrones yla esfera pnvada a las ( \ i ~fluyenres (LEOPOLD, 1949, pp. 201-202) han propuesto la exten-
'qúe se-circunscriben son radicalmente distintas a la razón, y están stón del alcance de la consideración moral y la adjudicación de dere-
asociadas a una categoría inferior, la cual companen con La esfera de chos al mundo natural. Lo hacen argumentando que es la t'tltima paree
la naturaleza.
J ·. .¡ en el proceso. de incrementar la absrracción moral 1~~~· y
No es sólo a las mujeres a quienes se les ha denegado la posesión ~ue a su vez mcluye a ren encta a desvincularse de lo meramente par-
de la raz.ón, sino también a todas las enddades de la cierra, y es por acular -mi ser, mi fum ilia, mi tribu- uri descarre de lo meramente
tanto que rodas ellas se in terpretan con parámetros masculinos an- personal y, por consiguiente, de lo n:eramence egoísta. ~ cree ~e es-
tagónicos, contrarios no sólo a las emodones «femeninas»~ sino tam- te proceso es u~ogt:eso mora!_h...~~~?.~~d~ ...~~-Y~.~~--<¿~_iJ~- !!(
bién a lo fisico y lo animal. Gran parre del problema (para la mujer ~o, que se d lscanCiaélefegofsmo pnmltlvo. La naturaleza esla últi-
y la nawraleza) radica en conceptos racionalistas, o de origen racio- maeñrícfád·e-ti''S~tiñdi:i1Cli'eñe.sté"p.rog~~so que, a cada paso, se va
nalista, de ser y de lo que es esencial y valioso en el humano. Es en d istanciando del egoísmo natural desenfrenado de lo particu lar y de
nombre de la razón que a estas cosas - lo femenino, lo emoc'TOñaf. sus aliadas, las emociones. E l progreso moral está caracterizado por su
lomerañiemecóréo'rar o··a-;¡~aC'r'éf~iiñcto-ña~lesti-a-'de:: crecienre adJ1erencia a las normas morales y al desprend imiento de lo
rlefado's~~()p'ía -virrud y se les ha aéljudlcad~ u~a p~~i~ión-mterlor supuesramence natural (de la naturaleza humana). Paradójicamente,
~- - . ... .. . --.~- - -" ~··· . '• .... - '¡
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este imperio se completa al extender sus dominios y abarcar la adhe-


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..,, ponsabilidad hacia los dem ás es una indicación de nuestra condi-
sión de normas morales al mundo narural. CJ<}.n...m.oral. Mantener relac10nes especia es, pre~oseruir
En esra perspectiva, Jo particular y lo emocional son enemigos C§~e~~~~~~¿(re.,a-natürarc-za:a mod~-de~ive~- p1
deJa razón, son corruptores, caprichosos, e interesados. De modo _ctascn vez_de a travls de Jci" af>srracciÓtt de la n:lñi:r~roporcio-
que, al p rescindir de las «emociones morales», considerándolas irre- !1~~-i~~~~e~~~ee~~fG~~~~~!~~f de
levantes o sospechosas, meramente subjetivas o personales, la mora- otro modo. El inrercs y la responsabilidad por fos animálc5, arbofci,
lidad sólo puede basarse en normas abstractas dictadas por la razón; -y·~ioipartfculares con los que w1o se vincula porque los conoce y
en la justicia yderechos de la esfera pública impersonal. los ama, son una base importante para genera.r un interés más am-
Esta idea de moralidad basada en el concepto de razón, antag6- plio y más generalizado. (Como ya explico más adelante, la ecología
nica de lo personal, lo particular y lo emocional; ha sido incorpora- tampoco ha sabid9 tratar adecuadamente este pro blema sobre la
da en la estructura de muchas éticas medioambientales nuevas. Pero particularidad).
esta creciente abstracción, como ya han señalad o algunas pensad o- Ento nces, la preocupación por la natu raleza no debe interpre-
ras feministas que critican este modelo masculino de estructurar la tarse como la finalización de un proceso (masculino) de universali-
vida moral y la abstracción, no conduce necesariamente a una mejo- -:-. zación; abstracción moral y desconexión o rechazo del ser, las emo-
!:-a op2si.ci6ll_~~~reJ:_J~r~~5~.E:i~~..e.?~.o~.~ s_~~p.:.r~:_~l~_r.. la ciones y los lazos especiales (todos, obviamente, asociados con la
ra.
,P~eocup_!~ó~....moraJ generari~d~ ~ta asocia~.- co11:)a.. c!!-:~i~n.. 5~jan-
te aefas esteras' de lo ¡:i'rivado (femenino) y lo público (mascuJmo). 1
t" • esfera de lo privado y lo femenino). No obstante, en la mayoría de
los casos, la ética medioambiental se ha servido ciegamente de este
PO"rlOtañOO.~a···pérspécéfva{X:rc~i~e~e ;u -mfs;il·ó -;:égut;'Cñ' aeéompa- modelo que además, paradójicamente se presta muy difícilmente a
racion~~fstas eñ"erqlíesééi~a:;~ólfa el -nial' rrato' quéllÚlatu'rafeia .. ser utilizado con relación a la naturaleza. Quizás lo más educado
eafeceetíDcci(lenrC:. Ademásl1 oposiéíón éntre h1 preocupaCión por <Lue pueda decirse.sobre el modelo de uni versalización ética es que
otros en particular y la preocupación moral eil general no es real. es considerablemente incompleto, y q ue no es capaz de captar los
Podrfa haber oposición entre la particularidad y la generalidad de la elementos más importantes del respeto; elementos codos que no
preocupación, por ejemplo, cuando la preocupación por otros en pueden redu<;:irse, o basarse en obligaciones o deberes; como tatnpo-
particular va acampanada de la exclusión de otros, o cuando se em- co se pueden reducir Jos aspectos más importantes de la amistad, ya
plean actitudes chovinisras (BLUM, 1980, p. 80). Pero esto no tiene (,,l que estas acri tudes son expresiones de un cieno cipo de ser y de un
por qué ocurrir automáticamente, y o bstinarse con las ocasiones en cierro tipo de relación entre el ser propio y el ser ajeno, el otro.
que esra oposición' ocurre no permite mostrar las frecuentes ocasio-
nes en que ambas preocupaciones trabajan juntas -cuando la preo- r;
cupación por o tros en panicular es un aliciente esencial para la mo- Racionalismo, derechos, y ética
ralidad generalizada-. Las posturas universalistas consideran que
estas relaciones especiales son, en el mejor de los casos, moralmente Tom Rcgan, en The Case for Animal Rights (1986), también extien-
irrelevantes, y en el peor de ellos, un impedimento positivo de la vida de a la naturaleza los conceptos básicos de la moralidad. Se trata de
moral. Sin embargo, como explica BLUM (1980, pp. 78-83) las rela- uno de los libros más imponentes y meticulosos, con un argumento
ciones especiales son La base de gran parte de nuestra preocupación y sólido sobre Ja ética animal, además de algunos capítulos excelentes
vida moral, y casi no podría ser de otra manera. Nuestra capacid~d de sobJ'e temas como la intencionalidad animal (ver también BENTON,
p~ocupaci~n~ d_e sentir__~imp::~.!.~cns~~}~~ CO!l 1993). Pero el concepto clave en que se basa esta explicación de la
fásituación y éT deStfño ({C()tros en parttclilar, asf como a e sen m res- preocupación moral por los animales es el derecho, haciendo nece-
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258 f ) 259
saria la abrupta separación de aquel que es sujeto de derecho, y se a una comunidad social reciproca, y en casos conflictivos, que acep-
asiema en run marco de comunidad humana y legal idad. Extenderlo tan un~os principios previamente estable-
al mundo natural origina una gran cantidad de problemas (MID- cidos y acordados. Se deduce por lo ramo, que el concepto de dere-
GLEY, 1983, pp. 61-64). lnduso en los casos en los que, como Regan cho no es el idóneo para tratar situaciones con animales que viven
hace, este concepto de derecho se extiende a animales superiores indi- en un medio ambiente natural (o sea, animales que no son domésti-
viduales, esta postura sigue siendo problem ática. Su concepto de de- cos y que por lo tanro no viven en un medio ambiente humaniza-
rechos se basa en una noción desarrollada por M ili, que sostiene que do). 1 Para estos contextos naturales hay que desarrollar corrientes /J¡
si un ser tiene el derecho a algo no sólo debe él o ella tener este algo, éticas aire?ñari~is:7;oola t;odadelaVfrru<rTPlliMiióOo-:T993).- ..•
sino que los demás deben intervenir para asegurar que así ocurra. La --·E~. ~ag;;;¿;i;_¡;;por~~TaqU:ep~~ell:abérsele otorgado a los
apJicación d~_;s~~~~nc~pt~ ~~-?~~<.:~?.~~.!~~ ~i~~e~~~\f?-l~ ~d~vi­ d erechos; a su constitución de postura ética ónica; al p restigio que
lfuales parece conceder a los humanos obligaciones ilimitadas para in- 1
comparte con la esfera pública y la mas<;ulina; a la s~y-a¡J.-
t~ñl~idos ;itliáiles~'CO~tódóiif>o~ae ·.nero- ' · o·n /11 ' ·r,
to nomía; a la ~6n;.JJ~li~!§ó~Q~~~l~~:.~~~~~i?~·te-
~os "cc>~WfavÜ~yae~:gr-an .~ai~·~~~~ f.iar§~~t~!i.~c~~s _al_C~a ~6n de una erica aplicaofe a la naturaleza; y una t.
variedad enorme de seres. En el caso del lobo y Ta oveja, discutido por ... ~~esáCtúal~-éféT'teffiúUs~ó;aes- ~/
Regañ;· no-cjúeda claro si los humanos deben intervenir para proteger l;;;;c-a~e~~I6ñffiQ¡:i(y-cG;ra-m-;- f
los derechos de la oveja o no deben hacer nada, para as( no violar los ~~~~-~Úal¡~;Tes \
derechos del lobo a su alimentación naturaL como el respeta, la com pasión, el interés, ~ídá-
La propuesta de Regan a este problema argumenta que como el iid~d~.J!.:~~fic;~~~~§i~U~!"fCoóK.:1917,
lobo no es un suj eto moral (aunque s( un paciente moral), éste no pp. 11 8-119). Estos conceptos, relacionaoos con la virtud, se h an
esr.á violando eJ derecho de la oveja a no sufrir cuando la m ata vio-
lenta y dolorosam ente (REGAN, 1986, p. 285) . Pero esra defensa es
inconsistente, porque incluso si aceptamos que eJ lobo no es un su-
jeto moral, desde la perspecdva de derechos que él plantea, nosotros l. Regan obviamente, como miembro del movimien to de derecho$ :mimales,
se preocupa principalmente, no por los animales salvajes, sino por los domésticos,
estamos obligados a imervenir. Si el lobo no es un sujeto moral, lo
ya que éstos se encuentran demto del contexto y ma rco de la sociedad y la culrura
ú nico que puede deducirse es que ésre no es r~sponsable'de violar los ~· .'¡
humana. 111 no marca requisito alguno para el trato moral, sin embargo, existe aquf
derechos de la oveja; no que los derechos de la oveja no hayan sido 1
un límite moral, porque los ecosistemas naturales no pueden organizarse de acuer-
violados, ni que los demás, segt.'m la posrura de derechos, no tenga- do a la justicia, los derechos y la imparcialidad, y seria absurdo intentar imponer tal
mas la obligación de intervenir. Si el lobo trata de comerse un bebé ·.t·. orden social en esros ecosisremas. Eso no significa, por supuesto, que los humanos
humano, no sería defendible decir que, como el lobo no es un suje- no puedan actuar en esos conrexros, sino que ciertos tipos de intervención no son
validos. Aunque <!Ste ripo de incervención puede que sí sea valido en el caso de sis·
to moral, uno n o tiene que intervenir obligatoriamente. Y si el bebé
remas sociales humanos, y e n el caso de animales que por intervención humana
y la oveja tien en derechos parecidos, y por lo tanto, según la pers- pertenezcan ya a estos sistemas sociales. En estos casos, el concepto de derechos y
pectiva de derechos, tenemos el deber de intervenir para proteger- de responsabilidad puede que si que tenga aquJ mejores posibilidades de uso. Esto
q
los, enton.ces ¿qué ocurre con el lobo y sus derechos? significaría que la <lisrinción salvaje/doméstico marcarí~~~~ ~~e~~an- /f¡ r
El concepto de derechos parece producir consecuencias absur- re e~ t~rminos ~~n.~ S,eg~n 0,986), ni Tay!or •· .
das y es imposible de usarlo en contextos, por ejemplo, depredado- O 986), hayan asumido esta cuesuón. En d caso de Taylor, parece que los dereChos,
para las «entidades vivas Sálv~n m enos importantes que el respeto por la in-
res que viven en ecosistemas naturales. Los derechos tienen uso en dependencia y la autonomía, y puede que la obligación, a primera visra, sea la de
el contexto particular humano social, cuando los sujeros pertenecen no intervenir.

260 f ,1 261
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considerado periféricos, y se les ha dado .menor relevancia de la que ser en las relaciones (GilLIGAN, 1987, p. 24), y no como l~ postu-
tienen porque, entre otros motivos, han sido conceptuados dentro "' -., ~describcn y generalizan al ser como una entidad
de estructuras dualistas, asociados con lo femenino, y designados a egofsta y autónoma, como por ejemplo, la ética convencional de
la esfera de lo privado por ser subjetivos y emocionales. Primero, el universalización. 2 Como explico más adelante, bay conexiones im-
racionalismo y el prestigio de la razqn y de la esfera pública, han de- portantes en~re este s_onceeto <!,e ser l!lacional, y el rechazo al ins-
terminado el significado del concepto de moralidad, (por ejemplo, rrumen ralismo.
pa~a Taylor, la moralidad es esencialmente un acto racional y cogni- No es que haya que abandonar la érica o prescindir de La ética
tivo con el que· se comprende que ciertas acciones son éticamente uoiversalista por completo, aunque sf necesitamos reevaluar el lugar
obligatorias). También han determinado qué conceptos son morale1> central que se le concede a la ética en la filosofía medioa.mbientat.3
y qué le preocupa a la moralidad. Segundo, f_onceEtOS com_o el res- Lo que se necesita no es tanto abandonar la ética, sino desarroUar
peco, el i!~ter~~la.~-o~PE.~2.t~J..QSf!.l~~ se~~~~~~~ a-~~! ~!!.:a!!~~~:~Ae w1 entendimiento diferente y más abundante de la ética (y también,
awerdOa 1~-dicocom ía dualista de razón/emoción, y conccpruarlos como explico después, un entendi miento de la filosofía medioam-
'as1haúcasio-;aaOCü~-fú;Tó·~;y.-lí~ror~ió~ ·(sl.üM, (98o) . són ·;;sen~r- biental más considerable del que ofrece la ética). Tiene que ser un
~'i~~l?l~i-~~;~z~:.~!_.:~-~co~pir?én- .íV~·~; :· entendi~iento que dé importancia a aquellos conc~m-qÜe ·
to 2: de ~~~e Los-_-e&A e tos ett~~E!-~..~9~.!;1- rJEona- J: ieco?ióZé:nTó'-éffiüaü~l@§'il;;~~t:§i, ~~~-~;:_~~!i;'~- J,'
~() etnocéntrico ~a .9.!:!~g~~~-~~-~~~~~te,. ~fo untve~~g~~t?.!.la.9~~"~s.t?,s_~~J>a~~!l .,
,La¿~~~.S.!~.E.~c~.l-~_ip~~~~a_:}E~~!.-~.~~P.:.~c~r su yi- en el concepto de ser como entidad autónoma, y en los dualismos
~~Yi~d·¡~:~~~éi~~!~~~qu;·~<~~pl~n ·~ ~~}~ .~x,plica-
sión con estos conceptos racionalistas. ti~n~e-~ ':.0.!.~~~-~~.d.~SF~;e.ncia
€g.§_~~i-~.0§.~~s c~f~:~ñ~ ~~--l0.~~~o}.~ic~ ~~al Q'JE~~~?.P., ctones rac10natlstas e a énca.
<-· ............. ~·· · ·'' • "-... ....
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~..~:~~~~~~~~~~~-s~.;!!~S_!l?_~Of~~9.?3 p~Ea
~~~~.!.!!.4!_g~1~, _<7_l!X.~-~-~~~-~-e.E~~P.~~~-~...Í.~-~~-ré¿_y .
r~¡::~n;~~~~~~~~..P~!'-J~. -~~~rra~ a ~-C:~.~~~?:. s~ ~nd~ ~.~~ ~~~~-~ton_es~e~­ 2. Si la perspectiva unive.rsalista Kantiana se basa en la autocomención, su ma-
~.P-~~~~-~!.-~-~~-~:~s--~~ ~~s -~~ p~rel?:t.~-~co (Nmo- yor alternativa contemporánea, la de John Rawls, se basa en una •idcnridaq defini-
JEl, 1985, 1989). Finalmente, estos conceptos, .que permiten la par- toria» en la que, al «ot~()» ~e k pu~de tener en consideración porque no se lo reconoce
ticularidad y que, en general, no requieren la reciprocidad, son f l como realmente tliferente, como genuinamente otro (Benhabib, 1987, p. 165).
precisamente el tipo de conceptos que las pensadoras feministas 3. Cheney parece ser partida rio de abandonar todos los conceptos éticos gene-
plantean que deben ocupar un lugar más importante dentro de la <.; ,., cales y adoptar una ética «Contextua!» basada únicamente en lo particular y lo emo-
ética, a expensas de conceptos abstractos mal encaminados de la es- cional. Sin embargo, necesitamos ambos tipos de éticas para reintegrar lo personal
y particular, y pata reevaluar su función positivamente, porque superar los.dualismos
fera pública, tales como el derecho y Ja justicia (GILLIGAN 1982,
morales no significa simplemente afirmar lo personal en el marco moraL lncluic úni-
1987; BENHABlB, 1987). La ética del respeto junto a la responsabi- camente lo particular y lo emocional implica aceptar la construcción dualista de csros
lidad que han articulado, parece ser mucho menos problemática pa- conceptos como antagónicos ata ética racionalista, querer simplemcme invertir sus
ra el mundo no humano, de lo que lo son los conceptos impersona- valores. En general, esta acción reaccionaria es una manera equivocada de enc:~rar los
les que hoy ocupan el lugar principal. Además, parece estar mejor dualismos. Las reglameJ1taciones en sí, señala Grimshaw (1986, p. 209), no son in-
compatibles con la aceptación de las relaciones especiales y con la responsabilidad por .
capacitada para proporcionar una excelente base desde donde apren-
los demás. Las reglamentaciones en sí no son el problema, y por lo tanto, no es nece-
der a tratar a la naturaleza de manera no instrumental, trato que nos sari<' crear una ética sin reglas, sino que el problema son la.s reglas que requieren el re-
proponen ya muchos filósofos medioambientales. Esta postura en: d1azo de lo personal, lo emocional y lo particuJar, y que se orientan hacia la auro·
tiende
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las relaciones éticas como una expresión de 1~1
........,_ __....,... .. .. ............,_.- .... ...
--._~ -~ ~- ;. .,_ ....-, , !{!
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contención.

262 263
El problema de la discontinuidad . de dualismos interrelacionados, mente/cuerpo, razón/emoción, mas-
c~OHem~~;-lo~que rñ~cie'ne..c~ñexio¡.;es fniporranr~.'5 '.fui:e
El problema no es sólo, el de restricciones denuo de la érica, sino '(¡~.J-isiño lia tenido e.S'p ecial ..iinportánci~ en.Ja' tnidiciÓn racionalista.
también de restricción a la ética. La mayoría de los filósofos me- En este dualismo lo que es característico y auténtico de los humanos
dioambientales más conocidos continúan emendiendo la tllosofía esta definido en contraposición a Jo que se supone que es natural, o
medioambiental como una cuestión principalmente ética. Por ejem- perteneciente al reino físico o biológico. Esta definición se expresa de
plo, normalmente ~~ insrrumentalismo se considera que es un pro- fo rmas diferentes. Por ejemplo, la caracterización de lo qtie es genui-
blema dentro de la ética, cuya solución se entiende es la formación no, correcto, característico, o auténtico en los humanos, emplea tér-
de un cipo de teoría sobre el valor intrínseco. Esto niega un aspecro minos polares para exduiJ· lo que se supone caracteriza a la naturaleza.
clave del prob~fi~i6ri-ctdser humano como enti- jOHN RODMAN (1980) llamó a est:_,~~- ((~1 imeerativ;Tcdiferen-
dad separada de la naturaleza está vinculada a la perspectiva instru- ~ ,:~.4~;~~~~él}t~~~?3._pr~:i~~~~ _o. g.~:}_e
mental de la naturaleza, y por consiguiente también se n~ga~~- ~~!?.-T~~~~~Sl!!~~~~-~~'?!.?.~~~XP?.Ja-
pectos políticos más ~P-~-~-~..!~,S~!~.i.~~-e.U~~!~~~*~-~9:. ~i~a~~o.·~~..~'!Jant~.s !131y <ll1e..:.e~~~~~.Y-~e_s.::r_},? _g_l!.e ~e ~- los ~un:ta~os .f:> x;,
lJn aspecto davede la perspectiva occidental de la naturaleza, que con losan~~~. Lo qut.;se supone gue_es ~fc1CteiíStico y_a~~~nti~o. de y
las corrientes éticas han ignorado compleramenre, es la idea de que la ~~-~-u~an~s;]_o g~e .'?..s.~efl~e•. ~í ~~ino ~~ i~e~ _que ~?s ~-um~r\os .~~~ ,.
naturaleza es discontinua o está onrológicamente separada de la esfera bc:n. alcanzar, no está vmculaJo con aquello que compárumos con los
humana. Por consiguiente, se interpreta que los humanos existen a~~~ésjn:;_iaúmileza (o sea, el cuerpo; la.' sexualidad, la reproduc-
aparee o «fuera» de la naruraleza, generalmente como dueños o con- Cíón-;lasemocior~~)os se;mcfó~.---JpOdér:ágente) sino con lo que cree-
troladores externos de ésta. Los intentos de rechazar esta idea, a me- m~;ños'sepa;;_-y .;e;;;·distinile de ellos -~s~ciaÍró.ente la razón y sus
nudo, definen a los hu-manos como (<parte de la naturaleza», pero casi corriénres~: De modo que la humanidad hás'Ia0aé1iñ1áa·no ·como
nunca afirman que el destino humano esté interrelacionado con el de pártedéTañaturaleza (a los , mo una parte especial), sino como
la bioesfera, que los humanos estemos sujetos a las leyes de naturaleza. una forma separada y antagónica ésta. Así que, la relación entre los
En las teorías que definen al ser como entidad dividida, es la parte humanos y la naturaleza es como un dualismo antagónico y de valores t f ' wM

~oceso es paralelo a la formación de otros dualismo::·


esencialmente o realmente humana del $er, y por tanto, el lugar co-
rrecto del humano, la que existe fuera de la naturaleza, pero no asf el (· k
. humano como fenómeno físico. La idea de que los humanos están como .masctrlinolfemenino, razón/emoción y espfrim/cuerpo, que
fuera y alienados de la naturaleza es especialmente firme en Occiden- el pensamiento feminista ha criticado (ver por ejemplo RUETHER,
te, aunque también ocurre fuera de éste. Sin embargo, hay arras mu- 1975, GRIFFIN, 1978, GRISCOM, 1981, KlNG, 1981, LLOUD,
chas culturas que no creen en esta idea; para ellos, aquello que nos re- 1983, ]AGGAR, 1983) pero esta lógica paralela no es la única cone-
laciona con la naturaleza es una virtud hwnana genuina, y le otorgan xión entre el dualismo humano/naturaleza y el dualismo masculi-
importancia a la continuidad y no a la disimilitud. 4 no/femenino. La exclusión de los aspectos naturales del concepro de
~Le_c:o~C:..U:~~-sn:? .e_~P!~sa _q~~. el pensamien~<?. occidei_ttai. contiene lo propiamente h umano, no concierne a un solo dualismo. En la
un firme Juahsmo, hwnano/naturaleza, que es par~e qe un conjunto construcción de la concepción dualista de lo humano se rechazan
~------ - - ... rodas esas partes del carácter humano que han sido identificadas con
4. Por ejemplo, las palabras de Bill Neidjie «esre suelo y esta tierra 1 como her-
mano y como madre• (1985, p. 46) pueden inrerprerarse como una afirmación tle ral 5. La lógica de los dualismos y la masculinidad del concepto humanidad han
relación o continuidad (ver también Neidjei 1985, pp. 53, 61 , 62, 77, 81 , 82, 88). sido discutidas por Plumwood (1986, 1988) y por Warren (1987, 1989).
f ~

264 t: ). 265
.. 1.. ir
lo femenino -y por consiguiente, se considera que son también , Además, la ecología profunda parece, en principio, ser más campa~
menos que enteramente humanas- dándole a la concepción de lo r.·. :r. tibie con el modelo filosófico feminista, ya q!Je enfatiza las conexio~
humano carácter masculino. La masculinidad está relacionada con nes del ser, la vinculación y la fusión. Sin embargo, existen conflicc
~~~~r:._c_sec:~~ de lo huma'!?.E~!uxti~e-.~~~:~i~~~. Ci~}.~·:r~~c- tos entre la ecología profunda y la perspectiva feminista. La ecología
nino y de lo no ~s caract~~....~~~.~~_<~;:_~~fi- F profunda no ha identificado correctamente los elementos claves de
1: d '1 .!. 1,
la corriente tradicional, ni tampoco ha observado sus conexiones
.~_:n~~~.__! _~ vJrru es e~pecta~~-<.LU.:.~~!~I?.~~~-e?~c, ;s.
s"oñ entre otras: 1a ractonatícfad,1;nl)eitad, y la transcendencia de la 1 con el racionalismo. Por lo tanto, no plantea un rechazo adecuado a
ilwuá~ádJ:<:iOn-aJffiCíueACfe-c~crrc:óñ ñlas~uifñafl:~ í~u:: ~ los supuestos racionalistas, y de hecho, a menudo proporciona sus
ñiañía·¡a·se·aer.ñe·a~ragói~i~:;re-·ai?ñarurarCza}r~Tü-re·,ñ~~ii;·o. propias versiones de la universalización, de la supresión de las cone-
~~l cad--;-6~~-ú·~·¡·~y-a.:;argüra-~«<}L;~ xiones particulares, y de las. descripciones racionalistas del ser.
el ser humano genuino o ideal no tiene caracterísricas compartidas Para la ecología profunda eJ problema principal de la relación
con la natw<tlez.a, y se define en contraposición al mundo no humano, 1, :f. entre los humanos y la naturaleza reside en la separación de los hu-
de modo que la esfera humana y la natural nunca coinciden. La natu- manos, y la solución que aporta es la «identificación>> del ser con la
raleza está profundamente separada de lo humano, está alienada, es L .·,, naturaleza. Normalmente, no expHcan la idea de «identificación», y
hostil e inferior a ésta. Además este tip~ c!_:_~r ~.~~~.? .~~~ .e~~~~~ .~c- las explicaciones correspon<.Üentes que hacen del ser son varias, mu-
':e_r~~~~0ct:"~:f._:>..S~l}.~~l:,t~<?~~~--~~~t.~~~:- tables y no siempre compatibles.? Tienen al menos tres explicacio-
leza. Es a esto que denomino pro6Tema o tesis de discontinuidad. Más nes diferentes del ser -la ir¡distinción, la expansió n del ser, ·y la
aderáñte-;ü'gumént;;¿~~'tadlsé(;~~~cr~e-~;fu-~papel transcendencia del ser- y los ecologistas profundos parecen usarlas
clave respecto a otros elementos del problema general. sin arbitrariedad alguna. Como a continuación muestro, tanto des-
de el punto de vista feminista, como desde la perspectiva de crear
una buena filosofía medioambiental, estas explicaciones son defi-
Racionalismo y ecología profunda cientes, y el atractivo de la ecología profunda en gran medida deriva
justamente de esta falta de precisión.
Aunque generalmente las posturas éticas niegan el problema de dis-
continuidad, una excepción significativa dentro de la fllosofla me-
dioambiental, parece que pudiera ser la ecologia profunda, que tam- lLa indistinción
bién ha criticado la negación de este problema denrro de la ética.6
La indistinción es una propuesta que rechaza Jos limites entre el ser
y la naturaleza. Se dice que los humanos son sólo un hilo de la tela
6. Sin embargo, el planteamiento .de la ecología profunda con respecto a la éti- biótica, no la fuente o el fundam ento de los valo~es, y pareciera que
ca, como muchos otros, es un poco inconsistente y variable. As! que aunque Arne asf negasen la tesis de la discontinuidad. Warwick Fox describe la
Naess (1974, 1984, 1981$) aboga por el reconocimiemo del valor intrínseco de la intuición principal de la ecología pr~funda asf: <ellO podemos hacer
naturale:r.a, también riende a encender que «el principio de aurorealización• sustitu-
ye y obvia la inclusión del respeto. y el inrc:rés por la naturaleza .en la ética, poniendo
codo el énfasis en la fenomenología (Naess, 1988, pp. 20, 86). En crahajos más re- 7. Orros críticos de la ecologfa profunda, como Sylvan (1985) y Cheney
cientes, sin embargo, cl énfasis ha retrocedido de la inruición holfsuca a un «iguali- ( 1987), ram bién seiíalan que las versiones que esta escuela propone varían, y a ve-
carismo biocéntrico~ amplio y extremadamente impreciso que se centra orra vez en ce.~, son incompatihles. Algunos de los críticos ecofemínistas de hi ecología profun-
la ética y defiende una érica de expansión máxima del Ser (Fox, 1990). da sou Sallelt (l984), Kheel (1985), BiehJ (1987), y Warren (1990).
(' : f)

266 267
una división ontológica en el terreno de lo existencial ... no hay des- 1 real de la discontinuidad descansa en la concepción de un ser huma-
( o :·,
víos entre el mundo humano y el no-humano ... y mientras sigamos no auténtico, en aquello que se valora del carácter humano, de la
percibiendo límites, careceremos de conciencia ecológica profunda)) sociedad, y de la culmra, y que es justo aquello que se supone nos
(Fox, 1984, p. 7). Pero aquí se implican más aspeccos, aparre del re- djscjngue de lo conceptualmente designado natural. La ecología
chazo a la discontinuidad, porque los ecologistas profundos quieren profunda no aborda la raíz de este problema y por tan ro· tampoco
reemplazar la imagen del humano-dentro-de-la-naturaleza, por una las soluciones. Han confundido dualismo por atomismo, y por con-
perspectiva holfstíca. o gestáltica que <<disuelva no sólo el concepto siguieme han confundido la indistinción con el rechazo del atomis-
de humano-dentro-de-la-naturaleza, sino todos los conceptos que mo. Esta confusión es clara en los argumentos de Fox. En ellos, in-
compactan algo-dentro de su entorno» -excepto cuando se habla mediatamente después de expresar la ambigua iqea de que no hay
en conversaciones superficiales (FOX, 1984, p. 1). La ecología pro- <<desvíos entre eJ mundo huma110 y el no humano» (que puede en-
funda adopta una cosmología que define como <<una totalidad inin- tenderse como un rechazo de la discominuidad humana con la na-
terrumpida que niega la idea clásica de que el mundo puede anali- turaleza) concluye que, es necesario in~luir una jndisri"nción meta·
zarse separando e independizando partes».8 Está fuertemente física- de la encera totalidad en la totalidad de la realidad .. Sin
indluenciada por una variedad de tradiciones místicas y por la «filo- embargo, el problema debe analizarse observando este dualismo en
sofía perenne)>, donde el ser se fusiona con el otro -«el otro no es panicular y sus conexiones, sin la obliteración que la ecología pro-
otro más que uno mismo». John Seed lo expresa así: <<estoy protegien- funda propone.
do la selva>> se convierte en <<soy parte de la selva protegiéndome a mí Eliminar esta discontinuidad obliterando todas las divisiones es
mismo. Soy la parte de la selva que emerge en pensamiento)>(SEED et una solución demasiado poderosa. Esca_sobregeneralización no pro·
al., 1988, p. 36). porciona una base adecuada para la ética medioambiental, porque per-
Existen ciertos problemas en estas afirmaciones, que se originan cibir al humano como metafísicamente unido a todo el cosmos es en
no tantO a causa de la orientación del concepto de ser (que en mi todos los casos cierro -independientemente de la relación que los hu-
opinión es importante y correcta) o del carácter místico de estas vi- manos entablen con la naturaleza- i explotar la naturaleza es tm ejem-
siones, como de la indistinción metafísica propuesta como base. No plo de nuestra unión, como también lo es conservarla, y el ser humano
es sólo que el proceso de identificación, que los ecologistas proflm- es tan indistinguible de una excavadora y de una botella de Coca-Cola,
( ¡..,
dos proponen, necesita ser aclarado, sino que es equívoco. El pro- con:o de una roca o una selva. Lo que John Seed parece haber querido
blema que se debe abordar es la discontinuidad creada entre los hu- deCJr es que una vez que uno reconoce que es indistinguible de la sel-
manos y la naturaleza a raíz d el uso del conjunto general de va, las necesidades de ésta se convierten también en las de uno. Pero
·~ . ~~
dualismos en el pensamienco occidental. La ecología profunda plan- no hay nada que garantice esta comprensión; uno podría igualmente
tea soludonar esta división a través de un <<proceso de unificación», pensar que las necesidades de uno soi1 también las de lá selva.
una metafísica que insiste en que codas las cosas son en realidad par- Esto señala otro problema más en la tesis de la indistinción; no
re de un todo sin distinciones. Para esto no sólo se emplean herra- sólo necesitamos reconocer nuestra continuidad humana con la na-
mientas demasiado poderosas, sino que se uülizan de modo equivo- turaleza, sino además que ésta es diferente e independiente a nos-
cado, porque continúa sin analizarse o abordarse el origen del otros, y que sus necesidades son también a veces diferentes. Aunque
problema antagónico del dualismo humano/naturaleza. El soporte esto es un aspecto muy impQrranre para el respeto y la conservación
de la naturaleza, la reoría de la indisdndón no lo tiene en cuenrá.
Los peligros de las perspectivas del ser fusionado también apare-
8. Cita de Arne Naess extrnída de Fox (1982, pp. 3, 1O). cen en el contexto feminista, donde a veces, se h an propuesto estas

268 t.
269
·.;:
~· . ,.
(1 . '

perspectivas como alternativas a la autonomía masculina definida


como la separación de los demás. Jean Grimsh aw critica esta tesis de
.. La expansión del ser

la indistinción de personas (la aceptación de la perdida de los lími- La ecología profunda. tiende a vacilcu· entre la indistinción m fsrica y
tes del ser como ideal femenino}: «Es im portante, no sólo porque las otras explicaciones del ser, entre el ser holístico y el ser expantli-
cierros tipos de simbiosis o 'conexiones' con orcos pueden obstaculi- do. Esra vacilación ocurre a m enudo debido a deslices en el signifi-
zar el desarrollo personal, sino porque preocuparse por otros, enten- cado de la identificación del ser con otros, una noción clave en la
derlos, es posibl~ sólo cuando uno puede correctamemc disri nguir~e ecología profunda. Estos deslices reRejan la confusión entre dualis-
de los demás. Si me considero ' indistinta' de ti, o considero que rú mo y atom ismo previamente mencionada, pero también represen-
no cienes un ser propio y estás fusionada a mí, entonces no puedo tan el deseo de mantener la indistinción mfstica, sin tener que abor-
sostener una comprensión real de tu ~ien estar en comparación al dar las d ificultades que ésta presenta. En los casos en Jos que
mío. El respeto y el en tendimiento requieren el cipo de distancia- <<id e::ntilicacióm no se refiere a «identidad)>, sino a algo más parecido
miento que permite no ver al otro como una·proyccción del propio 1':( \ a la <<empatfa», la identincación con otros se orienta hacia la expan-
ser, o al propio ser como la continuación del otro» (GRJMSHAW, sión del ser. De acuerdo a Ante Naess, «el ser es ran amplio como la
1986, pp. 182- 183). ~·. 1 totalidad eJe nuestras identificaciones ... Nuestro Ser es aquel con el
Estas ideas sirven no sólo para respetar y entender a los seres de que nos iJentificamos». 10 Este ser más amplio (o Ser, para los ecolo-
nuestra ·propi a especie, sino también a los de O [fas especies y al gistas profundos) es un ideal que debemos alcanzar <<siempre que
mundo natural. Igual que se confunden los dualismos por el ato- nuestro poder nos lo permita» (Fox, 1986, pp. 13-19), y según Fox,
mismo, se cree que el ser fusionado holísrico es la única alternativa a también debemos na~ar d e ampliarlo tanto como nos sea posible.
las descripciones egocéntricas que conceptúan al ser como entidad Pero esta expansión del ser no es el resul tado de la crítica al egoís-
esencialmente desvin culada de los demás y de la naturaleza. Afortu- mo, sino la ampliación de una exren.sión del egofsmo. 11 No cuestio-
nadamente, ésta no es la única opción;9 como argumento, más car- na la esrrunura del interés propio ni del egoísmo posesivo, sino que,
de, dentro de filosofías sociales y feminis tas se han desarrollado ex- a través de la expansión del ser, se p ermite mayor cantidad de inte-
plicaciones del ser que no son holísticas pero que hacen hincapié en reses propios. Lo que motiva la expansión dd ser es permitir que el
sus relaciones. Estas explicacio nes rech a:z.an los dualism os, incluido sc::r se in terese por mayor cantidad de aspect o~, pero esco permite
( •¡
el de humano/naturaleza, sin n egar la independencia y d istinción también que el ser actúe por intereses prop ios (o intereses del Ser).
del otro. Mienrras la ecologfa profunda se identifique con la tesis de Esto resulta aparente en la afirmación «de este modo ... la re.~iscencia
la indistinción, no proporcionará una base adecuada. para el desarro- ecologista es simplemente otra manera d e denominar la defen sa per-
r
llo de una fUosofía medioambiental. sonal>~ (FOX, 1986, p. 60). Fox cita con admiración la proclama de
] ohn Livingsrone: «cuando digo que el destino de la tortuga de mar,
o del tigre, o del gibón está en mis manos, lo digo en serio. Todo lo
que está en mi universo no es solamente mío; soy yo. Y yo voy a de-
fenderme. Me defenderé no sólo contra la agresión abierta, sino
también contra los insultos gratuitos» (FOX, 1986, p. 60).
9. Plumwood (1980) desarrolla una descripción del ser como entidad relacio-
nada dentro del collltl(tO de la teoría anarquistá y lo aplica a la relación con la na-
rurale7.a. Parte del problema.está en la terminología del •holismo• mismo, el cual se
usa de modos muy diverso~ y ambiguos, a veces comproroedéndose con la indistin- 10. Cica de Arne Naess exualda de Fox (1982, pp. 3, JO).
ción, y olras veces cmplc:aJo como alternativa al acomismo. 11. Asllo apunta Cheney (1986, pp. 293-325).
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270 271
¡.:
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La ecología p rofunda no cuestiona las estructuras del egofsmo La transcendencia del ser o el ser transpersonal
racional y continúa subscribiéndose a dos de los principios centrales
dd marco egoísta -que la naturaleza humana es egoísta y que la al~ Debido a que la expansión del Ser requiere que nos distanciemos de
· ternariva al egofsmo es el sacrificio personal. 12 C uando se aceptan las preocupaciones particulares del ser (un d esapego que a pesar de
este tip o d e suposiciones sobre el egoísmo humano, la solución ob- ser difícil de conseguir, debemos de esforzarnos en alcanzar}, la ex~
via para promover el in terés por la defensa del medio ambiente es la pansi6n del ser hacia el Ser tiende a cond ucirnos a la tercera postu·
expansión del Ser, y que ésre opere en el imerés de la naruraleza pe- ra, la transcendencia o superación del ser. Fox nos urge a que adqui-
ro en la m isma línea del interés propio. 13 La estrategia de expandir ramos una identificación imparcial con todos los paniculares del
el set: puede inicialmente parecer ser sólo orra manera, pretenciosa y cosmos, excepto con nuestras propias p reocupaciones, em ociones
exrraña, de promover la simpada humana por la naturaleza. Pero es- personales, y apegos (FOX, 1990, p. 12}. Fox presenta así la versión
ta estrategia que transfiere las estruccuras del egoísmo resulta muy ecológica profunda de la unive rsal izac~ón, incluyendo s u conocida
problemática, porque la ampliación de intereses se obtiene ignoran- aversión por lo particular y lo personal, a los que considera de co n~
do la independencia y las diferencias del orro. 14 Los otros so n mo- dición corrupta y egorsta ->1la causa de la posesividad, la guerra y la
ralmente reconocidos sólo cuando están incorporados en unó, y destrucción ecológica)) (1990, p. J2).
cuando sus diferencias han sido eliminadas (W ARREN, 1990). La Esta evaluación de lo particular - la devaluación de una identi-
ausencia de una crítica al egoísmo y al ser que no necesita ni relacio~ d ad unida a partes particulares del mundo natural, en vez d e a un
nase n i comextualizarse, dificulta el establecimientO de conexiones todo absrracramenre concebido, el cosmos- refl eja el interés racio-
con otras corrientes crítica$ contemporáneas. nalista por lo universal y su explicación d e la vida ética como anta-
gón ica a lo panicular. La analogía en rérminos humanos del amor
impersonal por el cosmos es la idea de una moralidad que se basa en
principios un iversales, o en el «amor de hombre» impersonal y abs-
12. Por eso John Seed escribe: •Naess dice que cuando la mayoría de la gence t racto. Fox (1990, p. 12) reitera (como si no se rratase de una cues-
piensa en la conservación, piensan en el sacrificio. Ésra es una base: traicionera para tión problem:íti~'t) que Jos ap egos particulares son écicamenre sos-
la con~ervación, porque la mayorla de la gente no esrá dispuesta a esforzarse por
pechosos y antagón icos a la «identificación)) imparcial y genujna, la
nada excepto por su propio inter&. Naess explica que necesitamos encontrar mane-
ras de exrender nuestra identidad a la na m raleza. Una vez que esto ocurra, protesrar
frente a las cxavadoras, o cualquier otra cosa, ser:\ un sacrificio parecido al de mo-
( " que necesariamente carece de p articularidades.
Los intensos a pegos particulares que h an motivado tanto la
ver un pie cuaJldo bay alguien que está a punro de corrárrelo con un hacha• (Seed, p asión de muchos conservacionistas modernos, como el amor de
1989).
muchos pueblos indígenas por sus tierras (qu ienes los ecologistas
13. J. Baird Callicotr rambién roma esra vía de negación del otro. Afirma q~e
«el princip io de complemenrariedad axiológico posrula una unidad esencial entre el profundos inconsistenremente intentan usar como modelo) n o
ser y el mundo, y establece un valor inrrfnseco de la narurale-ta que resulta proble- tienen cabida en una id entificación que transcienda lo p ersonal,
mático con relación al valor axiológicamc:nre privilegiado d el seno (1 985, p. 275). porqu e es ran indiscriminada que intenta negar el valor de los in-
Debido al empobrc:cimienro de la teoría de Hume en el ámbito de las relaciones (y tereses particulares. La p asión y el amor por la tierra no se basan
po1· ranro, incapaz de concebir un ser relacional cuyas conexiones a los demás sea en aspeccos cosmológicos abstraeros, incier ros y sin vida, sino en
esencial y no meramente contingente), :1 Callicotr no le quedan alternativas para el
la fo rmació n de identidades, person ales y sociales, que aprecian
desarroUo en esra d irección.
14. Grimshaw (1986, p. 182). Ver también la cxcelence explicación de Wam~n luga res particulares de la tierra. Con estas lugares se sostienen vín-
( 1990, 136- 138) sobre la importancia de reconocer y respecar las diferencias ajenas; culos a m enudo can especiales e importantes como los de paren-
Blum (J 980, p. 75): y Benhabib ( 1987, p. 166). tesco, expresa dos como compromisos de cuidados especfficos y

272 { 1
273
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locales. 15 Esto se aprecia con claridad en los comunicados de los y parentesco, y no como el resultado de una abstracción creciente y
(.
pueblos indígenas, y en las emotivas palabras de Cecilia Blackto·· ' del desapego. IG
oth con que explica por qué su pueblo ni se rindió ni entregó sus
tierras:
El ¡problema en términos de la crítica al racionalismo
Nos preguntáis cuál es el lugar qué más nos gusta aparte del lu-
gar donde sieinpre hemos vivido. ¿Ves aquel cementerio? Allí es- En esta sección explico c6mo se entiende, desde una perspectiva crí-
tán nuestros padres y abuelos. ¿Ves aquella montaña Nido de tica del racionalismo, el problema de la subordinación de la natura-
Aguila, y aquella montaña Madriguera de Conejo? Cuando leza, y cómo este entendimiento pasa a formar parte de la propuesta
Dios las hizo, nos las concedió. Siempre hemos estado aquí. No general de reevaluación y reintegración de todo aquello que la cul-
nos interesa ningún o tro lugar .. . Siempre hemos estado aquí. tura racionalista ha dividido, denegad.o, y devaluado. D esde esta
Nosotros preferimos morir aquí. Nuestros padres m urieron perspectiva no se presta atención a las mismas préocupaciones de las
aquí. No podemos abandonarles. N uestros hijos nacieron aquí corrientes érícas convencionales y de la ecología profunda, y aunque
- ¿cómo podríamos irnos?-. S.i nos dierais el mejor lugar del se sigue considerando que el concepto de ser es clave, se le da un en-
mundo, no sería tan bueno como éste ... Éste es nuestro hogar foque difereme al de la ecología profunda. En la sección VJI, conclu-
.. : No podemos vivir en ningún ocro lugar. Hemos nacido aquí yo que uno de los efecros de este cambio de enfoque es la posibili-
y nuestros padres están enterrados aquí ... Q ueremos este lugar dad de conectar con otras críticas, especialmente la feminista, que
y ningún otro ... (MCLUHAN, 1979, p. 28) son vitales y no periféricas o accidentales, tal y como actualmente
insinúan los ecologistas profundos entre otros.
Cuando la ecología profunda subordina los apegos paniculares, Primero, la t'ilosofía ética y la ecología profunda carecen de una
emocionales;•y de parentesco, crea otra variante de la superioridad comprensión del problema de discontinuidad dando lugar a un
de la razón, y una vez más malinterpreta el papel de la razón, y criti- dualismo, vinculado a su vez a una red de dualismos. Creo que a es-
ca de modo incompleto la influencia racionalista. Para tomar una te respecto se puede aprender mucho de la crítica de dualismos que
postura más correcta que la que ofrecen las éticas convencionales y 1 la filosofía feminista ha elaborado, así como del entendimiento des-
( ·~
la ecología prpfunda, hay que emplear el tipo de éticas que la teoría arrollado por las ecofeministas sobre los mecanismos que gobiernan
feminista sugiere. Éstas dan cabida tanto a la continuidad como a á los dualismos. Una dicotomía construida de modo dualista nor-
las diferencias, así como a los vínculos con la natlll'aleza, entendidos malmente polariza las diferencias y minimiza las similitudes; cons-
como expresiones de abundantes relaciones respetuosas de amistad truye la diferencia en términos de superioridad/inferioridad, y con-
sidera a la parte inferior un medio para los fi nes de la parte superior
(la tesis instrumental). Debido a que su naturaleza se define amag6~
15. Este modelo tradicional de relación con la rierra esta eSLrechaJVcntc vincu- nica.mente, la tarea de la parte superior, aquella con la que se realiza
lado al modelo deJ regionalismo, cuya esuategia es aponar conocimientos amplios y es expresión de su naturaleza, es separarse del lado inferior para
y generales a la gemc para que éstos se preocupen por las zonas localt:S que son im-
pottanres para ellos y donde ellos mejor pueden desarroUar un estilo de vida com-
prometido y respetuoso. El destino de la «idencificación imparcial con los demás»
es, apane de una büsqueda personal de iluminación, una estrategia vada, porque 16. Algunas c:cofcmiuistas, tales como Cheney (1987, 1989) y Warren {1.990),
«imparcialmente» se preoc upa por rodo, pero en la práctic:.a, no puede preocupase hau desarrollado estructuras alternativas para la ética y la elaboración de reorfa éti-
por nada. ca; también han de.sarrollado éricas espedficamenre ecoferuinisras.

f J
274 275
·1 :.¡-
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dominarlo y conrrolarlo. Esto ha ocurrido tanro en la división hu- gente de color- y considerarlas igual y completamente humanas.
mano/naturaleza como en los orros dualismos con los que se vincu- Esta podría ser la base para el reconocimiento de las continuidades
la, entre ·otros masculino/femenino y razón/emoción. Transcender con el mundo natural. Así, la reproducción, la sensualidad, las emo-
estos dualismos supone no sólo reevaluar la relación de superiori- ciones se entenderían como cualidades tan completa y au téntica-
dad/inferioridad y conceder mejor condición a la parte devaluada mente humanas como la capacidad de cálculo y planificación abs-
(en este caso la naturaleza), sino rambién reexaminar y reconcepruar tracta. Esta base surge de la idea de que la discontinu idad y la
las categorías duales mismas. O sea, en el caso del dualismo de hu- alienación de la naturaleza son también la alienación de aquellas
mano/naturaleza, no es sólo una cuestión de mejorar la condición cualidades que nos proporcionan continuidad con la naturaleza.
moral, o de otro tipo, otorgada a la naturaleza, mientras que el resto Esta conexión entre la percepción racionalista de la naturaleza
permanece igual, sino que hay que reexaminar y reconcepcuar el co~­ interior y de la naturaleza exterior tiene repercusiones importantes.
cepro de hu mano, y el concepro del lado opuesto, la naruraleza. El D e modo que, parte de lo que se requ iere es transcender el centralis-
concepto de humano, lo que se considera entera y aurémicameme hu- mo y el dominio .de lo racional en las explicaciones del ser humano.
mano, y lo que se cree que es genuinamente humano denrro del con- Esta traDScendencia tendt·á implicaciones de gran amplitud en la va-
junto de características que los humanos poseen, como n?rma, se ha loración de lo que es importante en la sociedad y en la cultura, y se
definido antagónica mente, o sea, excluyendo lo que se asocta con la es- relaciona con crít icas del legado cultural del racionalismo que otras
fera inferior. Como LLOYD ( 1983) explicó, ocurre algo parecido con corrientes, el feminismo entre otras, han planteado, tocando espe-
las categorías de masculino y femenino, y de razón y emoción. Los cial mente los remas de la tecnocracia, la burocracia, y el instrumen-
humanos üenen características biológicas y mentales, pero son las ralismo.
mentales y no las biológicas las que se consideran como características Lo que aquf se requ iere es re-conceptuar el concepto de huma-
del humano, y lo que «autentifica y completa>) al humano. El término no que el dualismo humano/naturaleza crea, liberándolo así del le-
«humano>>es, por supuesto, no sólo descriptivo si no más bien un gado del racionalismo. También hay que re-conceptuar el lado deva-
término determinativo que establece un ideal: lo que es esencial o luado del dualismo, o sea el concepro de naturaleza, el cual se ha
valioso en el humano excluye lo natural. No se niega necesariamen- construido con términos polares, como entidad pasiva, sin poder
te que los humanos posean algún componente material o animal, si- agen te; sin teología, como pu ra materia, cuerpo y mecánica, despro-
(
no que, en este modelo, ese componente no es importante, ni p ro- visto d e las cuaüdades que el concepto de humano se ha apropiado.
pio, ni parte de su verdad era naturaleza. La esencia humana, a Deben desarrollarse conceptos alternativos de las virtudes humanas,
menudo, se compone de aquellas características que maxim izan el y alternativas a la percepción mecánica del mu ndo que el racionalis-
control de la esfera natural (tanto la interior como la externa), cuaU- mo nos ha legado.
dades tales como la racionalidad, la libertad, y la transcendencia de
lo material.. Estas cualidades se identifican también con lo masculi-
no, y por lo tanto el modelo de lo humano coincide y converge en lnstru.mentalismo y el ser
el modelo masculino, al que se le atribuyen las características del
ideal masculino. La reestructuración del ser humano en relación con la naturaleza
De esta man era, parte de la estrategia para superar el dualismo tiene dos panes -reconceptuar el humano y reconcepruar el ser,
humano/naturaleza requeriría el reconocimiento de las cualidades pero especialmente reconcepmar con la intención de desvelar otras
excluidas - divididas, denegadas, alienadas, o designadas a la esfera formas de relación con la naruraJeza que no sean instrumentales. La
de humanos supuestamente inferiores, tales como las mujeres y la crftica del ser egoísta o liberal que las femi nistas y los filósofos socia-

276 277
les han elaborado, as( como la crítica a la raz6n instrum ental, pro- El ser que complemen ta la Íl1Strumencalización del proJun o,
porcion an un amplio conjunto de conexiones e j¡1trospecrivas con acentúa los límites del ego marcan do firmemente la auton omía, y el
las que empe7.ar a trabajar. Para elaborar estas reconcepciones es im- distanciam iento de los demás -se d efine antagóuicamente a los de-
portante rechazar los modelos básicamen te masculinos, o sea, los más, y carece de conexiones vitales con el resto-. Esto corresponde al
conceptos vigentes de humanidad y d e ser. análisis de relaciones objeto del ser masculino que NANCY CHORO-
-Para las posturas éticas de la filosofía medioambiental, e1 insrru- DOW ( 1979, 1985) analiza, y con el ser egoísta que la teoría de merca-
mentalismo es uno de los mayores problemas, pero éste no se ha dos pre.Supone (PooL, 1985, 1990).18 Este ser usa tanto a otros hu-
analizado d e manera eficaz, sino que simplemente se le acusa de es- manos, como al mw1do en general, como medios para su satisfacción
tablecer valor instrumental a la naturaleza. t? Tampoco ha sido vin- egoísta, entendida como la satisfacción d e intereses donde los demás
culado con otros análisis m ás generales, basados en críticas d e la ra- carecen de importancia. Estos intereses no bacen referencia al bienes-
zón instrumental. Estos análisis más generales reyelan la conexió n tar de los demás, excepm en el sentido en. que éstos son útiles para ob-
del insrrumentalismo con el problema de la disco ntinuidad y de las tener fi nes predeterminados. Qué o quién sea el m edio puede variar
concepciones del ser. Un examen detenido de estos análisis muestra siempre que ofrezca satisfacciones equivalentes ~ualquier cosa qu e
f, · . ·;
el método a seguir para desarrollar una postura que haga hincapié conduzca al fin predeterminado es de igual valor que cualquier orra
en la continuidad pero sin que nos ahoguemos en el mar de la indis- cosa que conduzca también a ese fin-. Los intereses de este cipo de
tinción. ser, del de la teoría de mercados y del ser masculino que Chorodow
Saltan a la vista las importantes conexiones que hay entre la dis- analiza, son esencialmente independientes, desvinculados del resto, y
continuidad (la polarización en los dualismos) y el instrumencalis- su o·ansacción con el mundo generalmente consiste en intentar satis-
mo: primero, la esfera del dualismo devaluado es un medio para los facer intereses personales predeterm inados. Los dem ás son un <<recur-
fines de la esfera superior, y su valor depende de Ja utilidad instru- so», y sus inrercscs se vinculan a los de estos seres autónomos, acci-
mental q ue tenga para la esfera privilegiada, y no del valor o sentido dental o contingentemente. Los demás no tienen valor por sí mismos,
propio. Segundo, es importante delimitar con firmeza las distincio- excepto para producir gratificaciones. Este tipo de instrumentalismo
nes y alargar al máximo la distancia entre la esfera de los medios y la nos parece, dentro del ámbito de las relaciones humanas, obviamente
de los fines 1 evitando que se desestabilice la jerarquía que mantiene injusto, sin embargo es e1 modelo normal para las relaciones que enta-
los límites mru·cados por estas diferen cias. Tercero, es beneficioso r). blamos con Ja naturaleza en O ccidente.
que la esfera .inst111men tada se conceptúe carente de fines p ropios Esta concepción instrumenral de las relaciones del ser con los
(cóm o las perspectivas que consideran que la mujer y la naturaleza d emás ha sido fuertemente criticada dentro de la teoría poHtiCa. des-
son entidades pasivas), así se pueden imponer sin problem a otros 6.- de d iversas perspectivas, incluyendo la de las femin istas, la de los
nes ajenos. Este análisis se relaciona con las conexiones importantes ecologistas y la d e los críticos d el liberalismo ( BENHABIB, 1987;
que hay enue el concepto de ser y d instrumentalismo. BENHABIB y CORNELL, 1987; BENJAMlN, 1985; CHORODOW,
1985; G ILUGAN, 1982, 1987; GRlMSHAW, 1986; ) AGGAR, 1983;
M ILLER, 1978; PLUMWOOD, 1980; POOLF., 1984, 1985 1990·
; ) '
17. Con anterioridad en este ámbito se intentaba normalmente demostrar, a
la ampli tud de posturas que se resisten a ello, que un entendimiento resp etuoso y
no instrumental es la solución más lógica. Sin embargo, actualrnenrc debemos lle-
. 18. Pool (1984) también ha mostrado cómo la moral Kamiana presupone este
gar aún más lejos, la conrroversia continúa pero el apoyo para la creación de postu-
upo de ser, en el que el deseo y el interés se orientan sólo hacia el beneficio de uno
ra.~ que respeten y no 'Ínsrrwnen ten 1~ naturaleza ha aumentado.
mismo, y donde sólo la razón puede contener es ta tendencia.

278
279
í l•

WARREN, 1'9 90). Se ha objetado que esta concepción no ofrece una pide canco la «separación» masculina como las posturas de tradi-
( (:
ilustración real del ser humano - los humanos somos sociales y te- ción femenina que fusionan el ser. Sirve también de soporte en la
nemos cónexiones que esra concepción no reconoce--. La gem e rie- creación de una érica de conexión y de respeto por los demás, del
ne intereses que hacen referencia a otros de modo esencial y no acci- tipo de la que GlLLIGAN (1982, 1987) y M ILLER (1 978) han des-
dental o contingente, por ejemplo, cuando una madre desea la salud arrollado.
d e su hijo o hija, el florecimiento de su hjjo o hija, es paree esencial De modo que no es necesario adoptar ninguna de las estratage-
del florecimiento de dla, así com o también lo es el florecimiento de mas de la ecología profunda -la indistinción, la expansión del ser,
allegados y de otros en general (>)los ocros de la sociedad»). La obje- la transcendencia del ser- para ofrecer una alternativa al antropo-
ción señala lo erróneo d e esta representación del mundo, porque centrismo o egoísmo humano. Si no que puede mejorarse obtenién-
omite o empobrece toda una dimensión significativa de la vivencia dola con la ayuda de la perspectiva de las relaciones del ser, en la que
humana, una dimensió n que proporciona una importante i nrros- claramente se reconoce la distinción de .l a naturaleza pero también
pecriva de la diferenciación de los géneros, sin la que no podremos ( ¡[l nuestra relación y continuidad con ella. En esra perspecriva, el res-
representar jusramenre lo que significa ser humano. E! ser humano pero por los orros no se origina ni en la concención del ser, ni en la
.;. ·
y sus intereses deben concepruarse como esencialmente relacionados uanscendencia del ser, sino que es una expresión del ser en sus rela-
e imerdependienres. Karen J. \Xlarren apunta: «Las relaciones no son ciones, no un ser egoísta que se fusiona con el otro, sino un ser que
algo extrínseco a lo que somos, ni una ca racterfsrica 'añadida' a la pertenece a una red de relaciones esenciales con otros que son dis-
naturaleza humana; sino que desempeñan un papel esencial en la cintos.
formación de lo que significa ser humano)) (WARREN, 1990, p. 143). La perspectiva relaciona! del ser es útil para el caso de la relación
Tener intereses racionales no implica tener intereses holísticos -fu- del humano con la naturaleza y con lugares. La visión común en
sionados o indistinguibles a los intereses del orro- . Aunque algu- O ccidente de la relación del ser con lo no humano es que <"..S ta rela-
nos de los inrereses de una madre implican la satisfacción de los in- ción es siempre accidental, y por lo tanto lo no humano puede ser
tereses del hijo o hija, éstos no son idénticos., ni siquiera un medio para los fines de ser. Los rerrenos son propiedades que
necesariamente parecidos. Hay coincidencias, pero éstas son de in- pueden transferirse por otros medios que rambién satisfagan los fi-
.clusión intencional (los intereses de la madre son que el hijo o hija nes de los humanos; un lugar no es más que «una etapa en la vida,
( .)
salga adelante, que algunos de los intereses principales del hijo o hi- una pista de despegue para vuelos superiores con órbitas más am-
ja puedan satisfacerse), y no coincidencias accidentales. plias» (BERMAN, 1982, 327). Pero, por supuesto, no todos pensa-
Esta perspectiva del ser, confLgu rada d enrro de sus relaciones, mos as{, y si n duda, ejemplos de comportam iento contrario serían
creo que es una buena candidata para aclarar la explicación del ser más comunes si las posibilidades de que sucedieran no fuesen rene-
que la ecología profunda ha elaborado confundiéndola con expli- gadas y distorsionadas por las concepciones sociales y teóricas. En
caciones holísricas. Es una perspectiva que evita el atomismo pero otras culmras, esta conexión esencial del ser con su medio está más
que favorece el reconocimiento de la interdependencia y de las re- que aceptada, y rnuchos indígenas, del pasado y del presente, descri-
laciones sin caer en los problemas de la indisrinción, acepta la con- ben el dolor y la pena aJ perder sus tierras, con las que están esen-
tinuidad y [a diferencia, y acaba con la dicotomía fal sa, cultural- cialmente conectados, como con cualquie1· otro humano. Creo qu·e
mente compuesta, del egoísmo y el altruismo de intereses; 19 e im- los aborígenes, por ejemplo, se refLeren a este vínculo cuando dicen
que la tierra es parte de ellos <<como un hermano o una madre>>
19. Cuando el alnuismo niega los intereses de uno p:ua favorecer los de otros, (NETDJEI, 1981, p. 51; 1989, pp. 4, 146). El instrurnentalismo em-
los intereses esencialménte relacionales no son ni alrruisras ni eg(listas. pobrece y rustorsiooa la percepción de nuestras relaciones con otros

280 (' {l
281
seres humanos, y no sirve como prin cipi<> orientativo de nuestra re- pecialmeme las que conciernen a lo femenino, lo natural y lo animal)
(; ·;,
lación con la naturaleza y los lugarcs. 20 consideradas menos humanas. Este análisis del problema del antropo-
Pero decir que el ser puede estar esencialmente relacionado con la centrismo es más riguroso que el de los ecologistas profundos (FOX,
naturaleza no significa que normalmente lo esré, especialmente en la l 990, p. 5), quienes responden a éste en términos de. una idea de iguai-
cultura moderna occidental. No es fácil establecer u na conexión con Jad, demasiado ceflida y difícil de articular con precisión o convenci-
lo que culruralmeme se considera ajeno, inferior, y no digno de respe- mienro ya que en un mismo contexto las necesidades pueden ser muy
to o de tratarse· respetuosamen te. Las tres partes del problema -la diferentes. La idea de que la conexión es accidenta! es una caracrerísci-
con cepción de lo humano, el concepto de ser, y la concepción de la ca reciente que surge ·de las críticas que el ecofeminism.o ha planteado, .
naturaleza- se unen aquí otra vez. Normalmente para que esta rela- y aparece, por ejemplo, en las discusiones sobre.la relación entre el fe-
ción surja se requiere la particularidad, conectarse o amistarse con lu- minismo y la .filosoffa m edioambiental en FOX (1990) y ECK.ERSLEY
gares, bosques, o animales particulares, con los que uno se relaciona (1989). Fox parece no enrcnder del todo la orientación de las versiones
especialmente o se apega con fuerza, y por quienes uno siente respon- ecofem inistas de la filosofía medioambiental, y de la crítica a la ecolo~
sabilidades específicas y significativas, no merameme abstractas. gía profunda, de modo que, como ya se incu{a en la literatura ecofemi-
Uno de los efectos de reconocer que el problema se origina es- nista, no observa ninguna relación entre el antropocentrismo y el an-
pecialmente dentro del contexco del racionalismo es que se crea un drocentrismo.21 Una consecuencia de los argumentos que aquí se
conjunto amplio de conexiones con otras críticas; la crítica del antro- exponen es que la perspectiva de la ecología profunda necesita ampliar-
pocentrismo se conecta con otras diversas posturas que también criti- se, porque no se han observado (y a menudo h asta se han negado) las
can el racionalismo, como el feminismo y la teoría crítica, y además, conexiones que hay entre diferentes críticas, no sólo con el feminismo,
mucho más importante - de hecho, esencial- contribuye al enren- sino también con el soc;iaLsmo, especialmente la manera en la que la
dimienro de cada postura. El problema de la percepción occidental de crícica se orienta al racionalismo y a la modernidad. Si no se han obser-
la relación h u mano/naturaleza se entiende analógicamente en otros vado estas conexiones, es porque no se ha elaborado un análisis históri-
contextos, en relación con otros dualismos; vinculados al haber sido co correcto y porque siguen apoyándose en el racionalismo, en la sub-
definidos y d evaluados en oposición a la razón. D ebido a que gran ordinación del cuerpo, en conceptos jerárquicos de trabajo, y en
parte d e la fuerza y la persistencia de estos dualismos deriva de esta concepciones individualistas de un ser desvinculado.
red de conexión que los sostiene, y de su capacidad para reflejarse, En vez de abordar lo que el ecofeminismo plantea sobre la cone-
confirmarse, y apoyarse los unos en los otros, las crfticas de antropo- xi6n, Fox interp reta que lo que el ecofeminismo pretende es ínter- .
centrismo que no toman en cuenta estas conexiones no contienen un
;;.
principio esencial, que no es meramente adicional.
21 . Cuando fox (1990, p. 12) afirma que las idemificaciones cosmológicas son de
El anrropocentrismo y el androccntrismo están particularmente
gé11ero neutro, y que las ruesrioncs sobre el género son irrelevantes en este respecto, ig-
interrelacionados a causa de la concepción racionalista del ser como nora la vinculación hjsrórica qu'e intelectualmente se ha creado enrre la concepción de
entidad masculina; de la concepción de las características que autenti- géne1'0 y la concepción de moralidad, a uavés de la división de las esferas privada y pú- ·
fican al humano como característica~ cen.cradas alrededor de la racio- blica (como explica Lloyd [1984J y Nicholson [1983j). De modo que la tesis ecofemi-
nalidad; y a causa de la exclusión de las características antagónicas (es- nista no es csencialisra cuando vin<:Wa el sexo con las emociones, lo particular, y la natu-
raleza, sir1o que es una tesis que vincula concepciones históricas y sociales del génn'O
con concepciones de la moralidad y la racionalidad, y esto no puede refutarse con ejem-
plos de mujeres que se venden a la percepción wlÍversalista, o que conducen excavado-
20. Ver Edwacd R.elph (1976, 1981) para mayor detalle sobre la relación entre ms, o por la señora Tharcher. FJ argumentO de Fox ha confundido sexo por género. Pa-
racionalismo y lugares. ra m~s información sobre la confusión sexo/género ver Plumwood (1989, pp. 2- 11).
f: :.;

282 (( ' 283


¡· : -~
( ,
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•'
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ecofeminisras defienden esta posrura; 23 la inrención del ecofeminismo ecology. Kick !t Overspecial supplemem (Wincer}.
no es ni integrar ni sacrificar la crítica al antropocemrjsmo, sino que BLUM, Lawrence A. 1980. Friendship, altruúm and morality. Boston and
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raf7. retl' de la dcsrntcción ecológica» ( 1990. p. 14), y por tanto que •no es necesario Murray Bookchin. Environmental EthicJ 11 : 99-1 16.
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Environmem , Echics and Ecology Confercnce, Canbcrra. AJso publis-
que define •feminista• como un afiad ido redundan re para la étiC:l de la ecología pro-
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funda.
23. Esta postu ra reduccionista tiene muy pocas represemames en la literatura EcologiJt 14 (1984}: 194-200.
(quizás Andrée Collard (1988] y SaJiy Miller Cearhart [ 1982]), pero no pued~ con- - 1986. Approaching deep ecology: A response ro Richard Sylvan's criti~
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sisti rse a la reducción, y en insisrir en que no hay que eliminar ninguna forma de barr: Universiry ofTasmania Centre for Environmenral Scudies.
opresión vinculada al antropocenni smo, pero esto no significa que las diferenres - 1989. The deep ecology-ecofeminism debate and its para1lels. Euviron-
críticas del antropocentrismo sean independientes. Las críticas y las diferentes for- menrnlEthics 11 : 5 ... 25.
mas de opresión con las que se corresponden pueden distinguirse pero, como los
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