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Para poder alcanzar estos objetivos y mejorar la calidad del sistema educativo
andaluz, se debe partir del compromiso de los equipos docentes en la mejora
del rendimiento escolar. Es necesario destacar que en educación, además de
los resultados, los procesos son también importantes. Tratando de atender a
esta complejidad inherente al hecho educativo, se han incluido en este
programa de calidad y mejora de los rendimientos escolares en los centros
docentes públicos diversos indicadores que pretender valorar las actuaciones
del centro, el clima de convivencia y la implicación de las familias.
De aquí podemos extraer la importancia que la figura del maestro tiene en la respuesta de
esa complejidad y de las nuevas demandas de la sociedad.
Como ya hemos visto en páginas anteriores, la importancia de la búsqueda de un maestro
creativo es esencial. Torre (2006d) describe al profesor que necesita la escuela del siglo
XXI como un profesional innovador y creativo, pero no sólo requiere de él la creatividad
únicamente, sino que además sea un profesional: capaz, competente, colaborador,
creativo y con calidad (las cinco c) y que promueva el desarrollo de todas las
potencialidades humanas.
Gervilla (2003 y 2006) habla del educador pensante-creativo que sería aquel que no
sólo piensa sino que hace, ayuda, a pensar bien a otros; lo cual es complementado con la
definición de Torre (2000c y 2006c) en la que ve la necesidad de preparar al docente que
no sólo piense y haga pensar sino que sienta y que a su vez haga sentir y pensar a los
alumnos (sentipensar). Pero también es necesario que actúe creativamente y que se
convierta en un creador de ambientes, climas, situaciones, contextos, entornos
estimulantes; transformándose en un facilitador del aprendizaje y la creatividad.
Logan y Logan (1980, p. 23) lo identifican como una persona capaz de realizar un
trabajo continuo e intensivo; es muy abierto y flexible. Es una persona impredecible, pero
con gran valor y fe en sí misma y en la importancia de la profesión que ha elegido. Es
capaz de organizar, sintetizar, modificar y actuar. Es sin duda un profesional abierto a la
experiencia y que disfruta y hace disfrutar con su trabajo. Caracterizándose por ser
sensible, enérgico, flexible, imaginativo y con un deseo continúo de salirse de los caminos
trillados. A su vez se caracteriza por su buen humor. Su capacidad de buscar las partes
positivas, agradables y bellas que la vida nos ofrece, el saber reírse de uno mismo y de las
situaciones, lo que hace acercarse a la realidad desde otras perspectivas. Como decía
Malaguzzi (2001): nada sin alegría. Este maestro hace del aprendizaje una actividad
placentera y llena de gozo y emociones. Como defiende Maturana (López Melero y
otros, 2003), el niño aprende de los maestros y no de los temas de los que habla el
maestro, por lo que si el docente disfruta con lo que hace y convierta en interesante lo
que lleva al aula el alumnado lo verá interesante.
El maestro creativo podría verse como aquel profesional que facilita el fluir de la
creatividad en el aula y, utilizando el término utilizado por Csikszentmihalyi, Torre y
Gardner, deja huella en sus alumnos y, por que no, en los padres de estos e incluso en
sus propios compañeros. Pero ser creativo en esta profesión, como en muchas otras,
también puede acarrear “problemas”, al ser percibidos, sobre todo por compañeros,
como presumidos y/o arrogantes, debido a su carácter transgresor e inconformista.
La tarea del profesor creativo consistirá en ser capaz de combinar todos los principios
que considere válidos en una nueva combinación que se acomode a las circunstancias del
grupo, así como a sus necesidades y aptitudes, con el fin de facilitar y procurar que la
capacidad creativa del niño se vea estimulada (Lowenfeld y Brittain, 1980 y Calzabilla,
2009), al mismo tiempo que reconocida. Si el profesor no valida esa innovación poco
ayuda prestará al fomento de la creatividad.
Para ello es necesario (López Melero y otros, 2003, p. 67) abrir la mirada para saber
que se tiene. Como nos dice Maturana, el saber es enemigo de la reflexión, aunque
ciertamente el que no sabe no reflexiona, pero a veces este saber se convierte en su
enemigo al dar por sentado que lo sabemos todo, ya que si sé como es para que voy a
pensar cómo es. Por ello la reflexión se nos hace esencial en el docente. El querer
conocer las recetas o manuales de cómo se enseña hace que éste no reflexione y se
convierta en el esclavo de métodos y libros de texto, siendo estos los que usan al docente
y no al contrario; e igual ocurre cuando decimos basarnos en un paradigma o una teoría
de la enseñanza, si no reflexionamos sobre sus principios y sobre su propia filosofía esa
teoría nos usará a nosotros o simplemente haremos cualquier cosa menos lo que decimos
que hacemos
El actuar en el aula requiere por parte del profesor una actitud heurística que busque
las claves que caracterizan al aula. De esta manera el maestro debe actuar como…
Esto le obligará a interpretar la riqueza educativa de la vida del aula que se produce
por las propuestas del propio docente como las del grupo clase, observando cuales son
las reacciones, sentimientos y creaciones que se ponen en juego. “La enseñanza debe ir
ligada a un profesorado comprometido con su profesión, que investiga y reflexiona sobre
su práctica, que la teoriza y actúa de manera activa y creativa en determinado contexto de
gran complejidad.
Para poder comprender y entender la conducta y las relaciones que se dan entre el
alumno y el profesor dentro del aula es necesario conocer y reconocer las características
del ambiente en el que se relacionan y con el que interaccionan. Esta premisa se hace aún
más notable cuando hablamos de conocer el ambiente creativo y su influencia en los
individuos que en él se mueven. Lo que no podemos hacer es desligar e ignorar el
contexto o contextos en los que nace y crece el niño, ya que esa cultura, esa comunidad,
forma parte del niño. Es prioritario que la escuela sea permeable al sistema social que la
enmarca, integrando el entorno escolar, el familiar y el social, yendo más allá de la simple
relación dentro del aula.
La escuela y el aula se tienen que convertir en algo más que en un mero lugar donde
se acumulen libros, mesas, sillas y materiales didácticos, ya que influye tanto en la
conducta del niño como en la propia metodología de aula (Loughlin y Suina, 1987, p.
16). Podemos decir que el refrán dime con quién andas y te diré quién eres puede
extrapolarse al aula pudiéndose decir: dime cómo estructuras el espacio del aula y te diré
que metodología utilizas.