Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Gearóid Ó Loingsigh
goloing@gmail.com
23/06/2019
El asesinato de María del Pilar, es uno más en una larga lista. Dicen que suenan las
alarmas y hasta la ONU ha expresado su preocupación por el regreso de la violencia y
también de los falsos positivos. El periódico El Espectador publicó un artículo titulado
Radiografía de un país que vuelve a la violencia 1, pero ¿cuán cierto es? ¿Es cierto que el
país regresa a la violencia o es el caso de que nunca dejó de ser violento y lo que
experimentamos es un aumento de la violencia de siempre? El debate no es una cuestión
semántica. Estamos ad portas a otro episodio de la falsificación de la historia del país.
Existen muchos mitos propagados por los congresistas del Polo, y varias ONG que Uribe
inventó las Convivir, no es cierto, las Convivir surgieron de un decreto firmado por el
entonces, presidente Gaviria y su ministro de Defensa Rafael Pardo, luego Ministro para el
Posconflicto en el gobierno de Santos, y el decreto lo ejecutó Samper. Uribe simplemente
fue el más entusiasta acolito de una política sanguinaria del Partido Liberal. Otro mito es
que Uribe es el único presidente untado por el narcotráfico, olvidando que la campaña
presidencial de Samper fue financiada, en parte, por el Cartel de Cali. En su defensa
Samper dijo que todo fue a sus espaldas, algo parecido a la defensa de Uribe, que todos lo
traicionaron. También existe el mito que la guerra sucia comenzó con Uribe y no décadas
antes cuando Uribe ni había nacido.
Está claro que los asesinatos nunca pararon. De hecho, el año en que firmaron el Acuerdo
de La Habana mataron a 80 dirigentes y en el 2017, el último año completo de Santos
otros 106 y el número de otras clases de agresiones, principalmente amenazas pero
también desapariciones y detenciones, la cifra siempre ha sido alta. Sólo se puede afirmar
que la violencia regresó si uno considera que los 80 asesinatos en 2016 son poca cosa. No
son, pero la verdad incomoda frente a un discurso de que Santos = Hombre de Paz y
Bueno, Duque = Hombre de Guerra y Malo. Pero no somos niños, no nos pueden pedir
creer en explicaciones binarias tan simplistas ni que haya monstruos debajo de la cama.
Los monstruos si existen, pero caminan a plena luz del día en el Congreso, en el Estado
Mayor del Ejército, y el Polo y Colombia Humana se reúnen con ellos y trabajan
mancomunalmente con ellos en las instituciones y el partido de la FARC los alaba en sus
discursos públicos, llamándolos aliados de la paz. No existe un Estado bueno y otro malo,
ni una diferencia de fondo entre Santos y Duque, en ambos gobiernos han matado a
dirigentes sociales y Santos habría apretado a los farianos como lo hace Duque, inclusive,
Santos habría sido el hombre ideal para extraditar a Santrich por gozar de una legitimidad
entre las ONG, la mal llamada comunidad internacional y los otrora integrantes de la
izquierda.
Tampoco son nuevos los asesinatos de los excombatientes, aunque claro vienen en
aumento y por cuestiones más técnicas y cronológicas la mayoría corresponden al
gobierno de Duque, aunque no todos. Santos también tiene sus manos manchadas con su
sangre. Como reporta El Espectador: