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Mapping (mapeo)

Comisión 3

Jardín de tulipanes de kilómetros de extensión. Los tulipanes son de color rosa liláceo y
amarillo tenue. Los tallos miden tres metros exactos. Todos los tallos miden lo mismo y
tienen el mismo color. Cada flor de tulipán tiene la misma forma, el mismo tamaño.
Los tallos se mecen suavemente con la brisa, desde sus corolas se emite una música
suave. El movimiento es repetitivo y mecánico. Atardece. El sol rojo está clavado en el
horizonte, sin moverse.
Aparece la figura de un pequeño oriental, vestido con ropas anchas y livianda de color
verde agua, muy claro. Mide medio metro de altura. Camina descalzo hacia el
horizonte, con pasos pequeños, de la misma extensión, ocupando el mismo tiempo.
Los ojos del oriental son tan oblicuos que no se percibe si están cerrados o abiertos. La
expresión es inmutable. Cuando llega al extremo del jardín, da la vuelta y regresa.
En el cesto que lleva el pequeño oriental hay esferas forradas de felpa color manteca.
Un pájaro de un metro, absolutamente negro y muy brillante, cruza el cielo naranja, sin
nubes. Pega un graznido y queda inmovilizado en el aire. El cielo se abre por la mitad y
de él sale una luz que viaja en camino al horizote. En el sol rojo se proyecta una una
imagen de un dragón que se come el color rojo. El sol queda de color blanco y el
dragón comienza a adoptar formas de animales prehistóricos, cambiando el color.
Finalmente, se transforma en un triceratopo, de color salmón, con escamas en
movimiento.
Triceratopo: Hermanos. ¿Me escuchan? Vine a desencantar a todos los hechizados por
el Brujo Alcachuete. ¿Me escuchan?
Silencio. El pájaro grita. En seguida cae, golpea dos flores de tulipán y se estrella contra
la tierra azul.
De la abertura del cielo, salen haces de luz que proyectan lunares brillantes en los
pétalos de los tulipanes. Los lunares son de colores fríos: azules, violetas, magenta;
danzan y van cambiando de color, siempre en estas tonalidades.
El triceratopo va perdiendo su forma, se pone cada vez más pálido y se pierde en el
blanco del sol. El sol se transforma en un huevo gigante, luego se transforma su
cuerpo, le aparece un cuello largo de jirafa y cuatro patas largas y una cabezota con
cuernos.
Huevo con cuernos: Despierten, es hora de que asomen la cabeza. Nunca van a ser
libre si siguen con el cerebro metido bajo tierra.
Los lunares empiezan a danzar con mayor velocidad hasta alcanzar un ritmo frenético.
Saltan de una flor a otra, de modo caótico. Las corolas emiten una música ligera que
acompaña el ritmo de los lunares danzarines. El Huevo con cuernos mira la danza loca
sacudiendo la cabezota, de un lado a otro, diciendo no, no, no.
Huevo con cuernos: (Grita con fuerza) ¡Basta de evasión!
Los lunares proyectados detienen el movimiento. El pájaro negro, tirado sobre la tierra
azul, abre los ojos rojos y emite un aullido ensordecedor. Los lunares caen sobre la
tierra azul y arman una superficie de color lila, donde se mueven pequeñas estrías de
color violeta. El pájaro levanta vuelo y se posa en la cabeza del huevo, en el medio de
los dos cuernos.
Huevo con cuernos: Ahora es la oportunidad, saquen las cabezas. ¡Ya!
Pájaro negro: ¡Yaá! ¡Yaá! ¡Yaá!
Las estrías violetas proyectadas en el suelo, se transforman en burbujas. Ahora la
proyección muestra un líquido de color turquesa que se mueve, ondulando
suavemente, generando pequeñas olas, donde se deslizan las burbujas violetas.
Huevo con cuernos: ¡Último llamado! ¡Escuchen! Yo cumplí mi rol, el guía cumplió su
rol.
Pájaro negro: ¡Yaá! ¡Yaá! ¡Yaá!
Huevo con cuernos blancos: Despierten ustedes, ahora.
Pájaro negro: (Grita con volumen ensordecedor) ¡Yaá! ¡Yaá! ¡Yaáaaaaaa!
Huevo con cuernos: ¡Es su turno!
Pájaro negro: (Grita muy agudo) ¡¡¡Uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!
Con el grito del pájaro, todos los tallos suben a la par medio metro y emergen por
entre la proyección del líquido turqueza, cabezas cubietas de pelo muy negro y
revuelto. Cuando terminan de salir las cabezas, el pájaro hace silencio.
Huevo con cuernos: ¡Muy bien! ¡Ahora a luchar!
De la abertura del cielo surge un haz de luz amarillo, casi dorado que se proyecta sobre
el pájaro y el huevo con cuernos. Estos se inmovilizan y se tiñen de dorado.
Lentamente, se funden hasta formar la esfera de un sol muy brillante que empieza a
salir. El atardecer se transforma en amanecer.
Cabeza 1: Boooo… booo
Cabeza 2: Bejeré.. beje, beje, bejeré…
Cabeza 3: (Sacude sus pelos con decisión y descubre un rostro moreno, de rasgos de
indígenas norteños) ¡Co… cooooo! Co… vo… Vo…Vovavó…Vo… Va… Vamos, va- mos-
vamos.
Todas las cabezas empiezan a sacurdir sus cabellas y dejan al descubierto sus rontros.
Los tallos se derruban, perdiendo consistencia, las cabezas indígenas quedan cubiertas
de pétalos de tulipán.
Cabeza 3: (Se sacude y se libera de los pétalos) ¡Vamos! ¡Vamos!
Cabeza 4: Va… Va…
Cabeza 5: Vamos…
Cabeza: 1: Vamos.
Todas las cabezas se sacuden vuelan los pétalos por el aire, armando una danza aérea,
muy suave. El líquido proyectado en el suelo, se transforma en lunares de colores fríos
que viajan hasta la abertura del cielo, hasta suturarla. Cuando el cielo está sano, los
pétalos se desarman en un polvito sutil, que se disemina en el aire.
Las cabezas se sacuden con fuerza y empiezan a elevarse porque les crece un tallo de
carne oscura. El sol sube lentamente y su luz proyecta sobre estos talles cadenas de
distinto tamaño y grosor. Se proyectan candados que ajuntan las cadenas en cada
tallo.
Cuando los tallos quedan totalmente cubiertos de cadenas, las cabezas dejan de
moverse pero abren las bocas al unísono.
Bocas: ¡Libertad! ¡Unidad! ¡Libertad!
Las cadenas se rompen y empiezan a proyectar sobre los tallos brazos, torsos, piernas,
pies, sexos, espaldas. Las proyecciones toman encarnadura y los tallos se van
transformando en cuerpo de hombres y mujeres indígenas.
Los hombres y mujeres se abrazan, gritando: ¡Viva! ¡Libertad!
Los hombres y mujeres hacen una ronda que gira, mientras cantan una copla libertaria.
Liberación para los hombres,
Liberación para las mujeres;
Liberación, liberación, liberación.
Somos terracota por amor,
somos la fuerza del lugar,
sus olores, sus canciones,
¡basta de esclavitud!
¡Viva la libertad! Viva la libertad!
Cuando el sol llega a lo alto, los hombres y mujeres desarman la ronda y empiezan a
trabajar la tierra que ya no es azul, sino tierra rojiza. Mientras cultivan, moviéndose
armoniosamente, continúan cantando la canción con un susurro suave como una
caricia.

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