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Objetivos de aprendizaje
Introducción
Actividad apícola
La abeja es un individuo que presenta las funciones esenciales de cualquier otro animal,
pero no es capaz de vivir solo. Por eso lo hace en una estructura compleja conformada por
miles de individuos, lo que llamamos colonia. Cada colonia de abejas está conformada por
miles de abejas estériles llamadas obreras, una abeja sexualmente madura y productiva
llamada reina y según el momento del año, por reproductores masculinos llamados
zánganos. Dependiendo de varios factores, pero principalmente del climático y por
consiguiente de la oferta floral, cada colonia puede contener entre 8 mil y 70 mil abejas.
Como las abejas sólo pueden existir y sobrevivir como una colonia, desde el punto de vista
biológico y clínico - veterinario, la colonia en su conjunto es considerada como el animal y
el apiario (grupo de colmenas conteniendo colonias) como una única unidad
epidemiológica.
Este sistema de panales móviles permite a los apicultores y veterinarios, revisar las cámaras
de cría en busca de signos clínicos compatibles con patologías a las que son susceptibles
las abejas y sus crías, recolectar muestras de abejas para el diagnóstico de enfermedades
o para administrar los tratamientos terapéuticos apropiados.
En la naturaleza, las abejas construyen sus nidos en troncos de árboles y en otros espacios
huecos. De hecho, en algunos países, aún se produce de este modo, colocando estructuras
con espacios adecuados para que las abejas se alojen y produzcan miel que luego se
recolecta mediante métodos artesanales.
Una colmena está conformada por cajones de madera (alzas), un piso, techo y otras
estructuras complementarias como la entretapa que permite aislar el último cajón del
techo y por una rejilla excluidora (opcional) que impide el paso de la reina desde el primer
cajón hacia los subsiguientes. El cajón inferior llamado cámara de cría es el que apoya
sobre el piso. En éste, la abeja reina lleva a cabo la ovoposición y las abejas nodrizas (abejas
obreras jóvenes) alimentan y cuidan a las crías. Por encima de la cámara de cría, que a
veces puede ser doble, se encuentran las alzas melarias, cajones sucesivos iguales a los
otros, pero que en su interior se acopia básicamente miel. Luego de la última alza melaria,
se coloca la entretapa y el techo de la colmena.
Sociedad Argentina de Apicultores. Manual de Iniciación Apícola
Especies de abejas
A nivel mundial existen miles de especies de abejas entre las que se incluyen las abejas
sociales:
• Apis (abejas),
• Bombus (abejorros) y
• Meliponini (abejas sin aguijón).
En el género Apis hay cinco especies reconocidas de abejas que anidan en cavidades (A.
mellifera, A. cerana, A. nigrocincta, A. koschevnikovi y A. nuluensis), dos especies de abejas
enanas (A. florea y A. andreniformis) y al menos dos especies de abejas gigantes (A.
dorsata y A. laboriosa).
Veterinaria y apicultura
Las abejas son susceptibles a enfermedades causadas por parásitos, hongos, bacterias y
virus. Las colonias de abejas también pueden verse afectadas por diversas plagas,
depredadores y factores ambientales adversos. Debido a que muchas enfermedades de las
abejas tienen una distribución cosmopolita y otras no tienen un impacto significativo en la
salud de las abejas o en la economía, en este momento, el Código Terrestre considera sólo
6 plagas y enfermedades de las abejas: Loque americana y Loque europea, Varroosis,
Acarapisosis, Tropilaelaps spp., Aethina tumida, Nosemosis.
Loque americana y Loque europea: son patologías que afectan exclusivamente a las crías
de las abejas. Son causadas por agentes bacterianos (Paenibacilus larvae y Mellisococus
pluton, respectivamente) y se consideran de gran importancia, ya que se pueden propagar
a través de muchos productos apícolas, incluso por la miel.
Varroosis: causada por el ácaro Varroa destructor, enfermedad que se distribuye
prácticamente en todo el mundo y causa gran impacto económico por la afección fatal de
las colonias A. melliferas y la mermas productivas.
Tropilaelaps spp.: Se trata de infestaciones de las crías de abejas causadas por ácaros que
provocan graves daños económicos. Por el momento, la parasitosis está confinada en las
regiones de Asia, pero el comercio de las abejas podría favorecer su propagación a otros
continentes.
La Nosemosis (Nosema apis y Nosema ceranae), es una importante patología de las abejas
adultas que afectan su sistema digestivo provocando lesiones en los tejidos y consecuentes
trastornos de absorción de nutrientes, lo que desencadena la muerte de abejas adultas, el
desequilibrio de la colonia y grandes daños económicos. Desde el año 2004 la OIE ha
excluido a esta patología del listado de enfermedades de denuncia obligatoria debido a que
la distribución de la enfermedad es cosmopolita. No obstante, se debe considerar a la
Nosemosis entre las principales patologías apícolas en el momento de intervenir
sanitariamente un apiario.
Es importante destacar que los Servicios Veterinarios y otros actores clave del sector apícola
en cada país deben participar y apoyar la implementación de las medidas y actividades
relacionadas con la salud de las abejas melíferas, para lo cual la OIE, a través del Capítulo
4.14. del Código Terrestre, ofrece recomendaciones de suma utilidad. Esto requiere un
marco normativo apropiado, basado en principios científicos, que debe adaptarse por cada
país de acuerdo con sus características particulares para el control de las enfermedades y
el intercambio seguro de los productos apícolas.
Diagnóstico y control
No obstante, muchas de las patologías apícolas, principalmente aquellas que afectan a las
crías, pueden diagnosticarse a campo, pues presentan manifestaciones clínicas bien
evidentes. De todos modos, es aconsejable confirmar los diagnósticos clínicos mediante
pruebas de laboratorio. En este sentido, la OIE, a través del Manual de estándares
diagnósticos y vacunas para Animales Terrestres (Manual Terrestre), recomienda varias
técnicas de laboratorio para llevar a cabo el diagnóstico de las distintas enfermedades de
las abejas.
Cuando se deben obtener muestras de abejas o panales con cría para su remisión al
laboratorio, se utilizarán conservantes comunes como el alcohol puro o diluido, o bien
simplemente la refrigeración de las muestras para evitar la proliferación de bacterias y/u
hongos que puedan alterarla y entorpecer el trabajo de laboratorio.
Bioseguridad
Una gran diferencia de la apicultura con otros tipos de producciones animales es que las
abejas se mantienen normalmente en un entorno donde algunas poblaciones de abejas
silvestres también están presentes. Especialmente en regiones con grandes poblaciones
silvestres, como África, Asia, América Central y del Sur, hay un intercambio más o menos
permanente entre las poblaciones bajo producción y aquellas de vida silvestre. Esto
complica gravemente y a menudo impide la aplicación de las medidas veterinarias, como el
control de las enfermedades y los programas de vigilancia. Incluso sin las abejas salvajes,
es muy difícil evitar la propagación de enfermedades ya que las colonias de abejas tienen
un gran radio de vuelo de al menos tres kilómetros. Por otra parte, las colonias de abejas
se multiplican por un enjambre cuando una parte de la colonia deja el nido viejo para
buscar una nueva vivienda. Dependiendo de la disponibilidad de alimentos y la densidad
de la población de abejas en el lugar, recorren distancias de muchos kilómetros. Estos
enjambres también pueden instalarse en depósitos transportables como contenedores y
de esta manera, las abejas pueden llegar a otras regiones por camión o tren e incluso, llegar
en barco hasta otros continentes.
Las abejas obreras son integrantes exclusivos de una determinada colonia. Cuando salen
de la colmena para recolectar agua, polen o néctar, regresan a la misma colmena de la que
salieron. Sin embargo, a veces, se producen situaciones que por algún motivo las abejas se
introducen en otras colmenas. A este fenómeno se le llama “deriva” y es uno de los factores
de dispersión de enfermedades. Otro de estos factores es el “pillaje”, que se produce
cuando no hay fuentes de néctar disponibles y las abejas, en una especie de crisis de
abstinencia, buscan mediante cualquier medio obtener nutrientes en otro lado, aunque sea
en una colmena vecina. Es así que se producen grandes batallas de abejas queriendo robar
la miel de otras colonias. Este contacto entre las abejas de un apiario o entre apiarios
vecinos también puede contribuir con la difusión de agentes patógenos.
El veterinario actuante debe contar con el equipamiento necesario para su protección, para
realizar el trabajo de inspección clínica y para la recolección y acondicionamiento de
muestras: ropa de apicultura, guantes, ahumador, pinza o palanca para maniobrar los
cuadros, agujas o algún otro elemento que permita analizar las larvas operculadas, frascos
de boca ancha, alcohol, papel de embalaje, cintas adhesivas y marcadores. Además, deberá
procurar planillas de inspección sanitaria o alguna otra metodología para el registro de
hallazgos.