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El arte de leer
Ensayos literarios

\f. H. Auden

Edición de
Andreu Jaume

Thaducción de
Juan Antonio Montiel

Lumen
ensayo
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Afljl
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t.
El arte de leer
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Segunda edición: diciembrede 201


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@ 1944, t950, 196r, 1962, t964, 1968, 1970, 1973,1989, 2000, Here_
dcros de 1ü01 H. Auden
@ 2013, deü presente edición en castellano para todo el mundo:
Penguiq Random Houe Grupo Editorial, S. A.
Tiavessera de GricÁ, 47 49. 0g02 t B"rceiora
Q 2013, Juan Anronio Montiel Rodrfgua, por la traducción

Quedm prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los


ap-ercibimientos legalmente. previstos,, la reproducció,n-ioJá
esta obra por cudqüer-medio o procedimiento,
p"r.il a.
ya se elecrónico o mecá_
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CEDRO tC.''io p"nor a. Orr..l,o, n p-gráfi"qr,
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frürn""t.
de esta oba- "tg.f"
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Printed in Spain - Impreso eo Espaia

ISBN : 97 8-84.264-21 64-7


Depósito legaJ: 8-22.397 -2013

Compuesto en Fotoomposición 2000, S. A.


lmpreso en Egedse
Sabadell (Barcelona)

H42t647
Prólogo

Personal song and language...


Thanla to which itt possible for the breathing
still to break bread wirh the dead.t

. \X/. H. AupeN

De entre todos los grandes poetas anglosajones del siglo roc, \( H.


Auden es el único que se preocupó por hacer de la poesla un gé-
nero efectivamente democrático, cepaz de asumir la totalidad del
mundo y de la vida, a pesar del canto de cisne que había entonado
Ia generación precedente, que perecíahaber abocado el género a
una natural extinción o, en el mejor de los casos, a una hermética

I .::
agonía. No era fiícil, desde luego, abrirse paso tras el cul-de+ac del
I
simbolismo ni tratar de levanrar casa en las geograffas exploradas
y saqueadas por el modernism, pero muy pronto supo cómo apro-
vecharse de esas dificultades y reformuló el estatuto público del
poeta para salir a enfrentarse a su riempo con la mayor ambición
y sin ningún complejo de inferioridad.
Ya en los años treinta, Auden vio que debía sortear la sombra
de sus inmediatos antecesores, en especial de \7. B. Yeats y T. S.

l. W: H. Auden, The Ganison ('El centinela'),1969. Los versos se pueden


traducir ula canción personal y el lenguaje... gracias a los cuales es posible
"o¡¡16
aún para los que respiran partir el pan con los muertos,r.
l0 11

Eliot, que ejercieron en su obra, por otra pa¡te, una influencia de su siglo, sin ninguna barrera estétic¿, desechando, por impracti-
muy particular pero también muy bien disimulada y que progresi-
cable, el presupuesto según el cual hay uuntos poéticos que la prosa
vamente fue depurando. Guiado por un instinto de supervivencia,
no puede abordar, además de un lenguaje encriptado y constitutivo
buscó alimentarse con la corriente de cierta poesía de tóno menor
del género por el que fue desarrollando una alergia creciente y que
no lo mismo que la poesía de segunda-, siempre exce-
es
desembocó en la áspera sensatez de sus rlltimos poemas.
-que
lente y abundante en todas las épocas de la tradición inglesa, como
Leída de principio a fin, la poesía de Auden refle1a, tal vez como
la que hablan practicado Thomas Hardy, Edward Thomas, Robert
ninguna otra, el magma ideológico, polftico, estético y espiritual
Graves o incluso el Byron del DonJuan. Ahí,pare empezar, Auden
del siglo >ol De hecho, en su üayecto intelectual, que parece seguir
encontró un modo de volver, tras la multiplicidad polifonica de la
al dictado la tríada de su querido Kierkegaard la cual pri-
vanguardia, a una modulación íntima del habla del poema, que se -según
mero se vive de acuerdo con la estétic¿, después con la ética y final-
dirige a un oyenre muy definido. Para ello, se atrevió también a religión-,
mente con la pueden apreciarse todas las convulsiones
recuperar formas métricas que habían sido descartadas y que le
que configuraron ese periodo y a cuya reflexión siguen invjtando,
permitieron ya nunca delarlade hacer- ensayar todas las
-como ahora miís que nunca, sus poemas. Del esteticismo posvanguardista
posibilidades formales y prosódicas de la lengua, desde la canción
de sus primeras obras pasó al marxismo de los años treinta, fuerte-
ligera o el limerich hasra enrevesadas estrofas como la sextina. AI
mente inducido, como para todos los de su generación, por la gue-
mismo tiempo, lejos de limitarse al ¿imbito hidico y aun cómico
rra civil española, a la que se asomó brevemente, en Barcelona y
que esa ruta podía sugerir, cual fue el caso de algunos contemporá_
Valencia, para regresar al poco bastante escandalizado, sobre todo
neos suyos como John Betjeman, quiso sacar partido del trabajo
por la quema de conventos. De ahí pasó a un escepticismo que l'e
que habían hecho Pound o Elior y abrazó su cosmopolidsmo, su
llevó a abandonar cualquier intento de militancia polltica, paralelo
altura de miras y esa concepción del canon como un organismo
a una ostensible desafección por su propio pals, que se radujo en
vivo y mutante que supone una aguda conciencia, por parte del
una necesidad de desarrúgo y que en enero de L939, pocos meses
'poeta, de la responsabilidad
contraída con los antepasados. antes de que estallara la Segunda Guerra Mundiai, le convenció de
Otro de los ¡eros que se propuso siendo muy joven fu¿ el de en- la idoneidad de instalarse en Nueva York, que desde entonces y
.'rarse a la sociedad, hablar como ciudadano y en calidad de miem-
hasta 1972 fue su principal domicilio; aunque a partir de los años
bro de unapolis atacada, sabedor de que la poesía la.literatura en cincuenta empezó a pasar los veranos en Europa, primero en la isla
general- no podía recluirse y dedicarse -y
a cultivar privadas estupe- de Ischia y al final en Kirchstetten, un pequeño pueblo de Austria.
facciones, sino que renía la obligación de salir a la calle. Aunque su
Ese exilio por la adopción, en 1946, de la ciuda-
relación con esa idea se modificó críticamente
a lo largo de las déca-
-reforzado
danía estadou¡ids¡5s- no ha dejado de interpretarse de las más
das, siempre se preocupó por armonizar en su poesía todo el ruido
variadas y aviesas maneras. Para muchos de sus compatriotas
ffiI

L3
12

constituyó una treición sin paliativos. Y lo cierto es que, en más Y lo primero que escribió en América, <En memoria de \f' B'
de una ocasión, al propio poeta le costó justificar aquel abandono, Yeatsr, confirmaba sus susPicacias:

precisamente durante los años en que Inglaterra sufrió a solas los


rigores del conflicto. En lo que a su poesla respecta, sin embargo, Pues lapoesía no hace que ocalrd nada: sobreuiae

esa metamorfosis americana supuso, en primer lugar, un enrique- en el ualle de su concepción dond¿ los ejecutiuos

cimiento desde el punto de vista estilístico y, por orro, la confir- nunct se ateaerían d rneter mano, fluye hacia el sur
mación de una evidencia que hasta éntonces se habla negado a d¿sd¿ ranchos de aislamiento y las penas anibuladas,

aceptar pero que ya le preocupaba desde el principio y que arra- ciudades crudas en lns que creemos y tnorimos; sobreuiae,
unA rndnera de a.contecer, una boca.)
viesa toda su obra: el problema de la gratuidad del arre, de su in- .
capacidad para modificar la realidad política y social.
Cuando empezaron a preguntarle, tanto en público como en El poema pertenece al libro Otro tiempo (1940), un poemario de
privado, por qué habla dejado Inglaterra, Auden, siempre a punto transición entre dos épocas, que recoge tanto su edad estética
de irritarse, contestaba que si hubiera sido piloto o bombero sin como la ética y preludia el inminente regreso a la fe anglicana,
duda habría regresado de inmediato, pero que su oficio de poeta que rendría lugar en 1941. Años más tarde, Auden eliminó de esa
no podla hacer nada contra Hitler. En nOrfeo,,, 'escrito en 1937, obra doi de sus piezas más célebres, ufupañau y ol de septiembre
ya se había interrogado al respecto: ' de 1939>, por considerarlas profundamente deshonestas. La ex-
clusión es significativa y denota la disciplina moral que' a Partir
al mouer de entonces, se aplicó sin contemplaciones. Para Auden, la poesía
¿Qué quiere la canción? ¿Y é1, I¿s manos

tdn cerca de los pájaros, Ios tímidos, los bellos? tenla que ser exacta, habla que desposeerla de toda la impunidad
de la que había gozado desde hacía demasiado tiempo y se le de-
¿Serfeliz e ignorante,
o saber de la uida más que nada? bla exigir la misma precisión que a la Prosa, Pero a esa demanda
la que muchos eplgonos se han paruTizado-, le añadió una
-en
Pero ellos se cuntentdn con el canto del aire; severa legislación métrica, fuera de la cual la poesla no era más

con el calor les basta. Si de aerdad el inuienio que (prosa recortadar. De ahí que sus poemas sean tan diflciles de
' es lo contrario, si los leues coltos, traducir y a un tiempo sobrevivan a la versión más pedestre, Pues-

¿el drseo qué hará, qué hará h danza?2 to que por un lado hacen trabajar a la lengua de un modo extre-

2. El poema se publicó\n el libro Another Time, l94O.La t¡aducción es de 3. El poema se publicó en Anotber Time, 1940. La traducción es de Edua¡do
Iriarte, en'wl H. Auden, Canción de cuna y otlos Poemat, Barcelona, Lumen, 2006.
Alvaro Garcla en \7. H, Auden, Otro üempo, \/alencia, Pre-textos, 1993.
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t4

radical, la sincronización con su época


y el tono reflexivo- ha
mo un nivel métrico, prosódico y léxico-, y por oiro incor-
-a propiciado que su influencia se haya disparado
en todas direccio-
poran un vaivén discursivo, trasunto de los movimientos de la
diversos entre sl'
mente, que resulta imposible de ocultar o destruir, Desde el pun- ,r., y ,r, huella sea visible en Poetas a veces muy
y Merrill' el in-
to de vista de la lengua, además, Auden logró fusionar el idioma como los norteamericanos Anthony Hecht James
o' I" tl nuestro.Plls'
de Inglaterra con el de Estados Unidos, elevándolos a un solo y glés Geoffrey Hill, el ruso Joseph Brodsky
de Gabriel Ferrater o Jaime Gil de
Biedma' Esa dispa-
común dialecto de la inteligencia. Por otro lado, su manera de en la poería
de registros que
construir el poema es muy genuino y casi nunc a empiezaPor un ridad síntoma de la complejidad y la variedad
es
como de cierta ilusión
estímulo sensorial, sino que se aproxima a su asunto siempre des- Auden desplegó a lo largo de su obra' asl
mimetismos desafortu-
de el ángulo del pensamiento, del prisma epistemológico, y solo a de coloquialismo que a veces ha generado
nados. A menudo se ha tomado su tono
confidencial Por uno ex-
partfu de ahí va desvelando lo que ocurre en el transcurso de los
que ver con el extremo
versos, que suele ser una experiencia del intelecto, con imágenes hibicionista y confesional que nada tiene
la vida' Para él' laalegría'
escasas y a menudo desconcertantes, incluso incómodas para el pudor de Auden en tod'os los órdenes de
que solo secun-
ojo acostumbrado a uer paisaje.s poéticos. En este sentido, Auden .ld.r.o, el amor o el dolor son un asunto privado
paralela'
es un Poeta exclusivAmente protestante. dariamente pueden generar una reflexión
de su oficio'
El poema en memoria de Yeats es, Por cierto, mucho más que Auden fue un Poeta exüemadamente consciente
-un simple homenaje y funciona como punto de inflexión, alavez Comovenlasiendohabitualensutradiciónalmenosdesdeelsi-
de una indagación teórica
preludio de su obra futura y crítica de los excesos de juventud. glo rnnrr, desarrolló su poética al calor
joven y
p*d.l" ocasiones, conYergente' Desde muy
y, en muchas
Además de su inutilidad, Auden señala que el cometido último de
hasta el final, la cútica-en fbrma de reseña de libros' de prólo-
la poesía estriba en su necesidad de alabar el mundo y de celebrar-
gos o de conferencias- fue una de sus
principales ocupaciones
se a sí misma, como forma insustituible de canto y de meditación.
qué' como hemos visto'
La muerte de Yeats es la muerte del gran Bardo, de una conceP- laborales. No es raro que así fuera' puesto
su talento siempre se había sentido
cómodo en el ámbito abstrac-
ción pública del poeta como sacerdote del lenguaje, dueño de una
de que dedicó a
to, en el mundo de la especulación' A pesar
se
magia secreta que le permite decir casi cualquier cosa sin temor a
críticos más impor-
ser acusado de imprecisión o incluso de fraude. Ahora, en cam- ello muy temPrano' el grueso de sus trabajos
Estados Unidos' cuya in-
bio, habla llegado la hora de aceptar una misión más modesta, tantes y ambiciosos los llevó a cabo en
de las razones por las
menos mesiánica, acorde con las disonancias de la época y atento dustria editorial y periodística -fue una
le ofreció muchas oportuni-
a la degradación de la inteligencia, entendida como un problema que eligió instalarse en NuevaYork-

moral. dades al resPecto.


que vÍr de
Todo esto purga de los excesos simbolistas, el formalismo Como crltico, Auden se inserta en una corrlente
-la
t7
r6

el método cri
Edgar Allan Poe a Paul Yaléry, no Por casualidad dos de los auto- gico ni tampoco esa intimidante ambición política'
de Eliot' sobre
res estudiados en este volumen. Tanto el Poe de La flosofla de h tico de Auden le debe mucho a la manera de leer
composicióncomo el YaIéry delos Cahiers le sirven como modelos todoasuhabilidadparasintetizarlahistoriadelaprosodiaingle-
Auden tiene
de conciencias que se observan a sl mismas mientras uabajan, que sa en una serie de citas comentadas' Por otra Parte'
más casual' li'
se preocupan sobre todo por cuestiones técnicas y que hacen de la un temp€ramento muy distinto, menos envarado'
bre de los melindrosos incisos y circunloquios
con los que Eliot
lectur¿ una profesión seria, exigente y seminal. En este senddo, es

inevitable referirse también a T. S. Eliot, una figura muy impor- dispuesto, como dijo V' S' Pritchett' a acomodarte
-siempre envenenadas ar-
tante para Auden y que constituyó, para toda su generación, el amablemente en el infierno- suele sazonar sus
estudio de una
ejemplo más conspicuo de crítico, de autor que revolucionó la gumentaciones. Auden azeíza Por su camPo de
el
manera más asertiva' con una poderosa tendencia a la mríxima y
poesía con una seyera relectura de la tradición europea.
Aunque siempre mantuyo una excelente relación con é1, aforismo en vano era un buen lector de Pascal y de Nietz-
-no inexora-
Auden hizo lo posible para obviar el magnetismo de Eliot, que sche-, duefio de un demoledor sentido com{tn' de una
contagiosa libertad
fue, además, el edito? que le descubrió y que le publicó todos sus ble independencia de criterio y de una fértily
de vista únicos
libros en Faber & Faber. Las trayectorias de ambos parecen cru- interpretativa que convierte sus asaltos en Puntos
zarse en el cielo del Atlántico. Si Eliot abandonó:su Estados Uni- e irrepedbles.
en las
dos natal en lgl4para domiciliarse en Londres, adquirir la ciuda- Auden fue toda su vida un lector omnívoro' interesado
más variadas disciplinas la filosofia' la teologla y el psi-
danía británica y convertirse al anglicanismo, con todo lo que eso -desd'e
historia-' aunque su Yas-'
supuso desde el punto de vista estético, Auden volvió la espalda a coan¿ílisis hasta la ciencia, la ópera o la
como demues-
Inglaterra, hizo ciudadano norteamericano y regresó a la fe de
se ta cultura se articuló siempre en torno a la poesía'
sobre
sus padres. En uno y otro, el distanciamiento del pals actúa como tran los ensayos reunidos en este volumen' preocupados
Según admitió
resorte generatiyo que ayuda a expandir y modular su obra. Eliot todo por entender cómo se hace un buen poema'
que leerlas siem-
hizo de su viaje el corazón de Europa el centro de su poética, él mismo, las opiniones críticas de un poeta hay
hacer' como
mientras que la llegada a América insufla a la poesía de Auden pre a la luz de lo que privadamente está intentado
por
una ambición sobre todo en sus tres largos poemas justificaciones de su labor. Cuando habla de D' H' Lawrence'
de su juven-
ejemplo, está tratando de racional iz{ snainfluencia
-pensemos
For the Time Being (1942), The Sea and the Mirror (1944) y The

Age ofAnxiety (1946)- que hasta entonces no se había permitido tud.AlabordarlapoesíadeMarianneMooreestudiaelfunciona-


al oído
y en la que tiene mucho que ver la huida de la asfixiante sociedad miento de unos Poemas cuya métrica silábica -sx¡¡¿fi¿
inglés- adaptó en algunos de los suyos, como uElogio de 1a pie-
inglesa, que para él era una pequeña familia, a tiny jungle.
e hipnóticos de toda
Aunque nunca.tuvo el mismo carácter programático y estraté- dra calizan (1948), uno de los más complejos
I
,:1.:

t9

su producción. su lectura de valéry es un intento de explicarse


ma de la representación teatral del mártir en el rearro conrempo-
por qué una inteligencia teórica tan vigorosa y estimulanre alcan- ráneo lo que, de paso, nos recuerda oüa de las afinidades
zó unos resultados poéticos tan pobres, un camino que le conduce -con
con su editor, el interés por la poesía dramática a la que ambos
a la elucidación de las fundamentales diferencias enue la prosodia
acabaron dedicándose, si bien Auden se especializó sob,re todo en
francesa y la inglesa.El interés por cavafis no es solo un recono- libretos de ópera- y, pof orro, la relación ent¡e el hecho de escri-
cimiento explícito de su deuda con el poeta alejandrino, sino tam-
bir y ser cristiano.
bién una convincente reputación del tópico según el cual poesía Mención aparte requiere su ensayo sobre los Softetos de Shake-
es lo que se pierde al traducir. El ejemplo de Tennyson Ie permite
speare. Auden ha sido uno de los c¡íticos más audaces del canon
demostrar que se puede apreciar cierta poesía inocente y encanta-
shakespereano. En 1946 dio en Nueva York un ciclo de conferen-
dora sin dejarse engañar por ello acerca de la evidente imbecilidad
cias sob¡e la totalidad de la obra dramática, leída de rnár€ra cro.
del poeta laureado. Las elucubraciones religiosas que expone en nológica, cuya rranscripción se publicó póstumamenre y que es
<Los mlsticos protestantes, le sirven para organizar el sistema de
una de las lecturas mrís originales que se han hecho, desconcerran-
asociaciones sagradag que estaba desarrollando en su propia poe-
te a ratos, siempre vivificante.a Su gusto y su inteligencia trabajan
sía. En nlos griegos y nosotros)) no solo exhibe su capacidad para
ahí sin tregua, sin temor a discriminar, sin dar nada por sentado,
pensarlo todo por sí mismo, sin ninguna tutela, sino que se arreve
sin aceptar ningún dogma académico o histórico, capaz de traer
a tratar de entender el universo helénico indagando en aquello toda la intensidad shakespereana a su propio tiempo. En 1944 se
que, en cuanto civilización cristiana, nos separa del paganismo. atrevió incluso a proponer una conrinuación realidad una
La cuestión religiosa es, por cierro, una de las constantes, sobre -en
rectificación en tod.a regla, pues a su juicio Shakespeare había de-
todo a partir de su vueka al redil en 1941, en su sisrema interpre- jado la obra hecha u¡ ds5as¡¡s- de La tempestad ensu largo poe-
tativo, muy insistente veces, todo hay que decirlo, hasta ex- ma El t el espejo, subdtulado (un comenrario>, en particular
-a
tremos diflcilmente sostenibles- a la hora de enconrrar manifes-
?a,
una extensa y detallada exégesis sobre el romance de Shakespeare
taciones ocultas del cristianismo en todos los autores que trata, y en general una meditación acerca del a¡te y el lenguaje. A este
aunque sin llegar al extremo de Eliot, que reordenó toda la tradi-
respecto, su análisis de los sonetos se basa tan solo en criterios
ción para justificar su propia poesla religiosa. La espiritualidad de poéticos, prescinde de toda la literatura biográfica que ranras ve-
Auden es mucho menos pública y apenas asoma en su obra ces ha distorsionado su interpretación y se concentra en d.esentra-
vo en For the Time
-sal-
Being-, y cuando lo hace es, como rodos los
demás sentimientos, de una manera oblicua. A la memoria de
Eliot, precisarnenre, están dedicados los dos últimos ensayos in- 4. \7. H. Auden, Lecture¡ on Sbahespeare,New Jerse¡ Princeton Universiry
Press, 2002. Tiaducción española: Ti"abajos de amor d.ispenos, Barcelona, Crltica,
cluidos en este volumen, dohde comenra, por un lado, el proble-
2003.
20 21

ñar el mecanismo de la secuencia, en subrayar el fraseo y el infali- Si un poeta tiene alguna obligación para con la sociedad, es la de escri-
ble oído de Shakeipeare, también sus torpezas y provisionalidades, bir bien. Al formar parte de la minorla, no tiene otra opción. Si no
así como las tensiones sentimenrales que escenifica. cumple con ese deber, se hunde en el olvido. Por otra parte, la socie-
Para Auden ,la críticano es solo un ejercicio complementario, dad no tiene obligación alguna para con el poeta. La sociedad, mayo-
sino que, desde muy temprano, fue una fuente de abastecimiento rla por.definición, considera que tiene otras opciones que la de leer
pare su poesía, cuyo paisaje mental ejemplifica El mar y poemas, por bien escritos que estén. El resultado de su fracaso al res-
-como pecto es su desplome a ese nivel de locución en que la sociedad cae
el egejo- está nutrido a menudo de una lectura previa que gravi-
presa fiícilmente de un demagogo o de un tirano.5
ta sobre el poema y r;rtya localización es a veces imprescindible
para su cabal compresión. Hasta cierto punto, puede decirse que
la poesla de Auden es una prolongación elevada de su trabajo her- La imagen del poeta romántico como el héroe revolucionario que

menéutico. huye al desierto se muda en la obra de Auden en la del reconstruc-

A medida que fue envejeciendo, la poesía de Auden se volvió tor de las murallas de la Ciudad asediada, cuyos pilares son la
más austera, más intolerante con los abusos, los ornamentos o las canción personal y el lenguaje, gracias a los cuales los que respira-

vaguedades. Aunque no perdió riqueza ni ambición mos podemos aún compartir el pan con los muertos y ofrecer un
dejó
-nunca ejemplo de dignidad intelectual y moral. En un ensayo sobre la
de experimentar con toda la métrica existente e incluso inventó
metros de cuño propio-, sus poemas parecieron adquirir cierta iconografía romántica del mar, el propio Auden se expresaba al
serenidad clásica, como si estuvleran transidos de la intricada lu- resPecto en estos términos:

cidez de Horacio. De alguna manera, era la natural consecuencia


del trabajo de depuración que se había aplicado a sl mismo y que Nuestras tentaciones no son las de los románticos. En nuestro ."ro .,
menos probable que nos veamos tentados por la soledad hacia un or-
le había distanciado de la retórica y la inmadurez intelectual de
gullo prometeico: es mucho menos factible que nos volvamos cobar-
Yeats, asl como de los excesos de la vanguardia. La función del
des ante el tirano que podría obligarnos a permanecer al servicio de la
poeta, como veíamos antes, ya no podla ser la del profeta visiona-
Falsa Ciudad. No es la locura lo que debemos evitar sino la prostitu-
rio ni la del guerrillero político, sino que ahora debía conformarse
ción. Al leer las bitácoras de sus viajes fatales pero heroicos, recorde-
con el ministe¡io del centinela, del custodio de la lengua, que per-
mos el valor que ellos desplegaron.6
mite, simplemente, crear un espacio para pensar el mundo y re-
cordarle al homb¡e su pertenencia al lenguaje, il, que el tiempo
yenera. En un memorable ensayo dedicado a Auden, Le¡s Tban Oz¿, Nueva Yo¡k, Farrar, Straus Ec Gi¡oux,
Joseph 5. Joseph Brodslcy,
Brodslry escribió: 1987. Tiaducción española: Mmos que uno, Madúd, Siruela, 2006.
6 If. H. Auden, The Enchafed Flood,Nus¡a York, R¿ndom House, 1950.
Tladucción española: Iconografia romántica d¿l rnar, México, LINAM, 1996.
22

Del mismo modo, hoy en día, cuando la críttceha sido sustituida


por la publicidad y está en peligro por ello la existencia de la lite-
ratura como forma de interpelación al poder y cifra de la condi-
ción humana, debemos recordar que la inteligencia y el conle cí- Sobre esta edición
vico de Auden, lejos de ser una mera reliquia, apelan ¿ nuestra
indigencia y son más necesarios que nunca.

, de los tres prin-


ANr¡n¡u Jaur're La selección de textos se ha llevado a cabo a parcit
cipales libros. de críticaliteraria que \l' H'
Auden publicó en vida'
(1967) y Forewords and
The Dyer's Hand' (1962), Secondary Vorld:
Afierwords (1973).En 1950 también recogió una serie de conferen-
ciassobrelaiconografíaromándcadelmartituladaTheEnchafed
en cuenta aquí'
Flood qte,Por su carácter unitario, no se ha tenido
Laedición de la prosa completa de Auden no ha concluido
volúmenes' que
todavía y hasta la fecha se han publicado cuatro
Universiry
llegan hasta el ano 7962, publicados por Princeton
ha sido posi-
Press y al cuidado de Edward Mendelson' Cuando
fria;- los textos'
ble, nos hemos remitido a esa edición pala
mientras
' Las notas del autor se han indicado con asterisco'
se ha procura-
que las del editor van numeradas' En la anotación'
aportar la in-
do referenciar todas las citas localizables, así como
texto' Cuando
formación necesaria para la cabal comprensión del
Las restan-
se ha utilizado una citayatraducida así se ha indicado.
tes son versión de Juan Antonio Montiel'
Aunque la mayoría de los versos se citan en traducción'
en

hemos preferido, cuando la argumentación de


Auden
-ocasiones
asl lo requiere, dejarios primero en inglés y
luego dar la traduc-

ción entre corchetes.


A.l.
Leer

Uí libro es corno un espejo: si un asno se mira en


é1, no puede esperar ver reflejado a un apóstol.

. G. C. LrcHrnr.Isrnc

Solo leemos verdaderamente a fondo lo que lee-


mos por motivos personales. Puede ser'que bus-
quemos conseguir algrin poder. Puede ser, simple-
mente, que odiernos al autor.

P,tul V¡,rÉnY

Los intereses de un escritor y los de sus lectores no coinciden ja-


más, )¡ si lo hacen, solo puede tratarse de un afortunado accidente.

Frente a los escritores, la mayorla de los lectores aplican un doble


rasero: ellos pueden desconfiar de é1, pero él jamás, jamás puede
permitirse desconfiar de ellos.

Leer es traducir, puesto que no existen dos p'i:rsonas con idénticas


experiencias. Un mal lector es como un mal traductor: es literal
allí donde tendrla que párafrasear y parafrasea allí donde debería
leer literalmente. Cuando se trata de la lectura, la erudición, va-
liosa como es, importa menos que el instinto: grandes estudiosos
han sido pésimos üaductores.'
f
;
!
:
26
::

::

A menudo obtenemos un gran provecho leyendo un libro de un mente sus virtudes o sus defectos y' aun en el caso de que conside-
modo distinto al que pretendía su auror, pero eso solo sucede (su- remos ambos, no entendemos cómo se relacionan entre sl'
Con el

perada la infancia) si nos damos cuenra de que eso es justamente autor consagrado, si acaso nos decidimos a leerlo de nuevo' sabe-
lo que estamos haciendo. mos que es imposible disfrutar de las virtudes que nos resultan
admirables en él sin tolerar los defectos que deploramos' Más
Como lectores, la mayoúa de nosotros somos, hasta cierto punto, aún, nuestra valoración de un autor consagrado no es nunca sim-
como esos granujas que dibujan bigotes en los rostros de las chi- plemente estética: sumado a cualquier mérito estético' el nuevo
cas en los anuncios. libro viene revestido para nosorros de un interés histórico similar
al que se dispensa a un viejo conocido' El autor no es solo un
Una señal del valor literario de un libro es que pueda leerse de poeta o un novelista' sino un personaje de nuestra propia bio-
varias maneras distintas. A la inversa, la prueba de que la porno- grafía
grafta no posee el menor valor literario es que, si intentamos des-
viar nuestra lectura del estímulo sexual por ejemplo, preten- Un poeta no puede leer otro Poeta' ni un novelista a otro nove-
a
-si,
demos leerl".oiro si fuera un informe psicológico de las fantasías lista, sin comParar sus respectivas obras' Al tiempo que lee' va
sexuales del autor-, nos aburrimos hasta las lágrimas. diciéndose: n¡Por Dios! ¡Si este es mi bisabuelo! ¡Mi tío! ¡Mi ene-
I
migo! ¡Mi hermano! ¡Mi hermano idiota!''
Aunque una obra literaria pueda leerse de varias maneras, estas
lecturas no son infinitas y pueden ordenarse de un modo jerárqui- tatándose de literatura, la vulgaridad es preferible a la nulidad
co: algunas lecturas son sin duda más uverdaderasu que otras, al- ranto como el oporto más corriente es preferible al agua destilada.
gunas resultan improbables, otras falsas, y otras, como empezar
por el final e ir avarnando hacia el principio, francamente absur- El buen gusto es un asunto de discriminación, más que de exclu-
das. Por esa razón, a una isla desierta, uno debería llevarse un sión, y cuando el buen gusto se ve obligado a excluir lo hace con
buen diccionario, antes que la mayor obra literaria imaginable; pesar, no con placer.
porque, respecto de sus lectores, el diccionario es completamente
pasivo y puede, legltimamente, leerse de infinitas maneras. El disfrute no es, en ningún caso, una orientación ctlticainfalible,
pero es la que yerra menos.
No podemos leer por primera yez a un escritor novel de la misma
manera en que leemos el último libro de un autor consagrado. Los niños leen por placer, Pero se trata de un placer indiferen-
Thatándose de un autor nuevo, tendemos a observar exclusiva- ciado, incapaz de distinguir, por ejemplo, el placer estético del
to
28

aprendizaje o la ensoñación. En la adolescencia descubrimos que te porque se trata de un placer propio, de nadie más' Todos
nues-

hay distintas clases de placeres, algunos de los cuales solo se pue- tros juicios, lo mismo estéticos que morales' sin importar cuán
den disfrutar en soledad, pero necesita-mos a oüas personas para objetivos pretendemos que sean' solo son racionales en Parte' y en
definirlos. F.n cuestiones de gustos culinarios, lo miimo que lite- parte una disciplina cofrectoÍa frente a nuestros deseos más lnti-
rarios, el adolescente suele buscar un mentor en cuya autoridad mos. Mientras alguien escriba poesía o ficción, su idea del Edén es
pueda confiar. Come o lee lo que su menror le recomienda e, ine- asunto suyo, pero en cuanto comienza a escribir crítica literaria
vitablemente, hay ocasiones en que debe engañarse a sl mismo más le vale, por honestidad, deci¡ en qué se basa, de modo que los
hasta cierto punto: tiene que fingir que las aceitunas, o Guerra I lectores estén en posición de poner sus ideas en tela de juicio' En
paz,Ie gustan más de lo que le gu3tan en realidad. Entre los veinte consecuencia, me siento obligado a inclui¡ aquí las resPuestas que
y los cuarenta añ.os nos hallamos inmersos en el proceso de descu- alguna vez di a un cuesrionario, con el fin de suministrar la clase
brir quiénes somos, que implica aprender a distinguir entre aque- de información que me gustaría tener cuando leo a otros críticos.
llas limitaciones meram.nt. que tenemos el deber de
".'.id.ntales
superar y las limitaciones que forman parte de nuestra propia na-
turaleza, que no podemos dejar atrás con impunidad. Pocos son El Edén
capaces de conseguirlo sin cometer errores, sin tratar de ser más
universales de lo que es lícito prerender. Dürante este periodo un Paisaje
escritor puede dejarse arrastrar por la deriva de otro, o por una Cimas calizas como las de los Apeninos, con una pequeña
ideología cualquiera. Cuando alguien que está enme los veinte y zona de rocas lgneas y al menos un volcán extinguido. Lfna costa
los cuarenta afirma, a propósito de una obra de arte: <Sé muy bien escarpada e irregular.
Io que prefieror, lo que dice en realidad es: <No poseo un gusro
p{opio, pero acepto el de mi ámbito culturalr; porque, enrre los Clima
veinte y los cuarenta, el signo inequívoco de que alguien posee Británico.
gusto lite¡ario es que no esté seguro de renerlo. Después de los
cuarenta, si no nos hemos perdido por completo a nosotros mis- Origen étnico de sus habitantes '

mos, el placer puede volver a ser lo que era en la infancia: la gula Muy variado, como el de Estados Unidos, Pero con una ligera
más apropiada de lo que deberlamos leer. predominancia nórdica.

Aunque el placer que nos proporcionan las obras de arte no debe Idioma
confundirse con otros placeres, está vinculado a ellos sencillamen- De origen mixto, como el inglés, PerP muy inflexivo'
' :'

d
{
30 31

Pesos y medidas Muebles y utensilios domésticos


Irregulares y complicados. Sin sistema decimal. Victorianos, con excepción de cocinas y baños, que poseen los
accesorios más modernos.
Religión
Católica, apostólica y romana, pero con el desenfadado estilo Wstimentaformal
mediterráneo. Muchos sanros locales. La moda parisina de las décadas de 1830 y 1840.

Dirnensiones de k capital Medios de información


El número ideal de Platón: 5.}}4personas, más o menos. El cotilleo. Publicaciones periódicas serias y especializadas;
hay periódicos.
Forrna de gobierno
Monarquía absoluta y vilalicia, con un monarca elegido por Monurnentos
sorteo.
Limitados a famosos chefs difuntos.

Fuentes naturales de energía


Esp ectáculos prib licos y ennetenimiento
Viento, agua, turba y carbón. No hay p,etróleo. Procesiones religiosas, bandas de metales, ópera, ballet clásico.
No hay cine, radio ni televisión.
Actiuidades económicas
Minas de plomo y de carbón, plantas químicas, fábricas de Si intentara anotar los pombres de todos aquellos Poetas y novelis-
papel, cría de ovejas, agricultura mecanizada, horticultura de in_
tas por cuyas obras me siento auténticamente agradecido porque
vernadero.
sé que, de no haberlas leído jamás, mi vida sería más pobre de lo
que es, la lista llenarla páginas enteras. Pero cuando intento Pensar
Medios de transporte
en los críticos cuya obra realmente aprecio, no consigo ir más allá
caballos y vehículos tirados por caballos, irenes de vía estre- de treinta y cuatro nombres. De estos, doce son alemanes y solo
cha, barcas, globos aerostáticos. Ni coches ni aviones.
dos franceses. ¿Implica esto cierta inclinación consciente? Sl.

Arquitectura
Una de las razones de que los buenos crlticos sean más escasos que
Pública: barroca; eclesiiística: románica o bizantina; doméstica: los buenos poetas o novelistas es la naturaleze del egoísmo huma-
del siglo xrrrrr británico o de la épocacoloniar d.e Estados uniios.
no. Poetas y novelistas estrín obligados a aprender a ser humildes
33

frente al asunto que tratan, que no es otro que la vida en


general. 6) Anojar luz sobre el arte de vivir, sobre la ciencia, la econo-
Pero el asunro del crítico, frente ar cuar ha de aprender
a ser hu- mía, la ética, la religión, etcétera.
miide, es obra de un escrito¡ es decir,
un ser humano; así que
d.e
De estos servicios, los tres primeros requieren erudición. Un
le resulta más dificil comportarse más humildemente.
Es más f,ícil
erudito no es solamente aquel que posee un enorme caudal de
decir: <La vida es más importante que cualquier
cosa que yo pu-
conocimientos; ese conocimiento ha de ser valioso para los de-
diera decir sobie ellao, que: <La obra de A e,
íás impo*ante que más. No se puede llama¡ erudito a alguien que conoce de memo-
cualquier cosa que yo pudiera deci¡ sobre ellar.
riele guíatelefónica de Manha*an, porque es imposible imaginar
una circunstaiciaen que ese saber pudiera proporcionarle un dis-
Hay personas demasiado interigentes para hacerse
escrirores, pero
cípulo. Puesto que la erudición implica una relación entre uno
no por ello se hacen críticos.
que sabe más y otro que sabe menos, se trata por fuerza de una
condición temporal: con respecto del público, cualquier reseñista
Dios sabé que los .r.ri.'or., pueden ser basrante
estúpidos, pero
es temporalmente un erudito, puesto que ha leído el libro que
no tanto como pafecen creer argunos críticos.
Me refiero a la clase
quiere reseñar, y el público no. Aunque el conocimiento que un
de crlticos qr,re, al condenar cierta obra o pasaje,
no vislumbran
jamás la posibilidad de que er autor
erudito posee debe ser potencialmente valioso, no es necesario
haya previsto exactamenre lo
que él mismo lo sepa; siempre es posible que el disclpulo a quien
que están e punto de decir.
imparte sus conocimientos reconozca más claramente el valor de
estos. En general, al leer a un crítico erudito se aprovechan más
¿Cuál es la función de un crltico? En lo que a mí respecra, puede
sus citas que sus comentarios.
prestarme uno o m;ís de los siguientes seryicios:
En cuanto a los ües últimos servicios, no requieren un cono-
1) Darme a conocer autores que hasta ese momento igno_ cimiento superior, sino una mayor lucidez. La lucidez de un críti-
raba.
co puede medirse por la noved.ad e importancia de sus preguntas,
2) Convencerme de que he menospreciado a cierto
autor o más allá de que uno pueda estar en desacuerdo con sus respuestas.
determinada obra por no haberla leldo con suficiente
cuidado.
Es probable que muy pocos lectores estén dispuestos a aceptar las
3) Mostrarmé relaciones enrre obras de distintas épocas
y cui_ conclusiones del ensayo ¿Qaé es el arte?, de Tolstói. No obstante,
turas que j"-'í. habría descubiérto por mí mismo porque no
sé lo
una vez leído el libro resulta imposible ignorar las preguntas que
suficiente y jamás lo sabré.
Tolstói plantea allí.
4) Ofrecerme una <lecturau de determinada obra
que mejore
mi comprensión de la misma.
Lo que, enfáticamente, no le pido a un crltico es que me diga lo
5) furojar luz sobre el proceso del nhacen artístico.
que tengo que aprobar o desaprobar. No tengo objeción a que me
34 35

revele qué autores le gustan o disgustan; de hecho, me resulta útil que Montgomery fue un gran poeta. Lo único sensato Por Pafte
saberlo, porque, teniéndolo en cuenra con respecro de los libros
de un crítico es permanecer en silencio frente a las obras que con-
que he leído, me prevengo de asentir o disentir de sus veredictos
sidera francamente malas, mientras defiende vigorosamente las
sobre los libros que no he leído aún. pero que no busque impo-
gue cree buenas, sobre todo si estas son ignoradas o menosprecia-
nerme su ley. La responsabilidad de lo que escojo leer es mía, y
das por el público.
nadie en el mundo puede escoger por ml.

Hay libros que son injustamente olvidados; ninguno es injusta-


Las opiniones críticas de un escritor deben romarse siempre con
mente recordado.
Ia mayor reserva. En su mayoría-,, son manifestaciones de su
deba-
te consigo mismo acerca de lo quq debe hacer y lo que deberla
Algunos críticos arguyen que es su deber moral denunciar a los
evitar. Más aún, a diferencia del científico, suele esrar menos al
malos escritores porque, de lo contrario, estos pueden echar a per-
-tanto de lo que hacen sus colegas que el resto del púbrico. pásados
der a otros. Está claro que un escritor viejo puede hacer que uno
los ffeinta, un esc¡itor puede continuar siendo un lector votaz,
joven se extravíe, pero es más probable que sean los buenos escri-
pero es poco probable que buena parte de Io que lea sea poesía
tores los que seduzcan a los escritores jóvenes, no los malos.
moderna. Cuanto más poderoso y original es un escritor, más peligroso re-
,

sulta para los talentos menores que buscan hallar su camino. Por
Muy pocos podemos jactarnos de no haber criricado un libro, o
el contrario, dgunas obras en sí mismas muy pobres han demos-
incluso a un autot meramente de oídas; en cambio, muchos po_
üado ser un estímulo panlaimaginación e, indirectamente, han
demos presumir de no haber elogiado jamás un libro sin leerlo
terminado por producir obras mucho mejores.
previamente.

No se educa el paladar de nadie diciéndole que lo que está acos-


Puede que el precepto que reza: nNo te resistas al mal, antes vén-
tumbrado a comer col blanda y demasiado hervida, por
celo con el bieno sea imposible de acatar literalmente en muchas -una
ejemplo- es decididamente asqueroso, sino persuadiéndolo de
esferas de la vida, pero es de sentido común en la esfera del
arte. que pruebe un plato de verduras bien preparadas. Es verdad que,
El arte malo es omnipresente, pero las ob¡as de peor caridad sue-
en el caso de algunas personas, parece más efectivo decirles: osolo
len ser fugaces, puesto que siempre se ven superadas por otras aún
a la gente vulgar le gusta la col demasiado hervida: la gente fina la
más malas. Por tanto, resulta innecesario atacarlas, porque perece_
prefiere al estilo chinor, pero los resultados suelen ser menos du-
rán de todos modos. Si Macaulay no hubiese escriro jamás sobre
raderos.
Robert Montgomery hoy en día no nos equivocaríamos pensando
37
fo

Si siento alivio cuando un crítico en el que conflo rechaza un li- de orro de los abultados periódicos dominicales hiciera caso a sus
bro, es solo porque se publican muchlsimos libros, de modo que inclinaciones, su columna estaría vacíaaJ, menos uno de cada tres
resulta un alivio pensar: uEn fin, uno menos del cual preocupar- domingos. Y si un crítico consciente que tiene que comentar un
seu. Sin embargo, de haberse mantenido callado aquel crítico, el nuevo libro de poesla en un espacio limitado recoÍrociera'que lo
resultado serla el mismo. ,
único apropiado serla copiar una serie de citas sin hacer comenta-
rio alguno, el editor se quejarla de que no se merece el dinero que
Atacar los libros rnalos no solo supone una pérdida de tiempo, le pagan.
sino que es malo para el caxácter.Tlatándose de un libro verdade-
rament€ malo, el ú4ico interés que puede desprenderse de lo que No obstante, se les puede reprochar con toda justicia a los crlticos

escriba sob¡e él tendrá que provenir de ml mismo: de toda la inte- el hábito de etiquetar y encasillar a los autores. En un principio,
ligencia, ingenio y maliciaque yo consiga desplegar. Es imposible los críticos solían clasificar a los escritores como antiguos
-es
reseñar un gran libro sin presunción. decir, griegos y latinos- o modernos escritor posclá-
-cualquier
sico-. Más tarde, los clasificaron Por épocas: augustos, victo-
En lo que atañe a la literatura, hay un mal que jamás debe silen- rianos, etcétera; y ahora lo hacen por décadas: escritores de los
ciarse, sino antes arac:trse públicamente. Me refiero a la corrup- treinta, de los cuarenta, etcétera. Es probable que muy Pronto se
ción de la lengua, puesto que los escritores no pueden invenra¡se clasifique a los autores como se hace en el caso de los coches: Por
una lengua propia y dependen, en cambio, de la que han hereda- años, pero que lo hagan por décadas ya es lo bastante absurdo:
do y que, si se corrompe, necesariamente se corromperán ellos parecen sugerir que los escritores, convenientemente' dejan de es-
también. Pero el crltico que busque enfrenrarse a esta lacra debe cribir alrededor de los treinta y cinco años.
atacarla en sus mismos orígenes, que no se hallan en la literatura,
sino en el uso incorrecto de las personas comunes, los periodistas, nContemporáneo> es un término del que se suele abusar. Mis
los pollticos, ercétera. Además, debe predicar con el ejemplo. contemporáneos son sencillamente aquellos que estÍín en el mun-

¿Cuántos críticos de hoy en dla, en Inglaterra o Estados Unidos, do al mismo tiempo que yo, sin importar si son bebés o ancianos
son expertos en su lengua materna del modo en que Karl Kraus lo centenarios.
fue en el alemán?
Hay gente que, sin pensarlo dos veces, Ianza a los escritores, o al
No se puede culpar únicamente a los críticos. La mayoría de ellos menos a los poetas, la pregunta: <¿Para quién escribe usted?u. La
quizá preferirla comentar solo aquellos libros que, pese a sus erro- pregunta es tonta, pero puede dársele una resPuesta igualmente
res, les perezcen dignos de leerse. Ahora bien, si un crítico asiduo tonta. De vez en cuando me toPo con un libro que se me figura
ml' Como un amante celo-
que h¿ sido escrito.especialmente Pam
so, quiero que nadie más oiga hablar de él' Tener un millón de
lectores ásl, desapercibidos unos de los otrosj ser leído con pasión,
Escribir
evitando cualquier comentario es, sin duda, el sueño de todo es-
critor.
El propósito del escritor es decir una sola vez' y

enfáticamente, nÉl diioo'

' D' TnonBeu

Ela¡tedelaliteratur^,yaseaoraloescrita,cgnsl'-s-
que este encarne
te en amoldar el lenguaje Para
aquello que indica'
A' N'V'nrruue¡P

trabajo
en la vida no depende de un
De todos aquellos cuyo éxito
como
social específica e inveriable'
que responda a una necesidad
los cirujanos' de un
.ii. a, granjeros, o bien, como en el caso de
y después perfeccionarse en la práctica'
;*tn*" !*.á" .rt,di*se
á'o'" felicidad de las ideas' suele
sino de la uinspiracióno, de l"
dtspecti"o' qug iwiven de su in-
decirse, de un modo ligeramente
gt"io ot""tivou' trítese de un artista o de un'cien-
genio>. A todo
igual que ¿ los tahúres y a los
tl6co, lo rodea un aura de sospecha'
médiums.

y offas reuniones semejantes son


Las veladas literarias, cócteles
no denen <negocio> del que
una pesadilla porque los escritores
unos a otros
habl"r. Abogados y médicos pueden -entretenerse
relacionadas con sus in-
contando casos interesantes' experiencias
40
4t

refeses profesionales, y sin embargo impersonales y poco compro-


Cuando un escritor exitoso analiza,las razones de su éxito por lo
metedoras. Los escritores, en cambio, no tienen interés profesio-
general subestima su talento nato y sobrestima la habilidad con la
nal alguno que pueda considerarse impersonal. El equivalente
que ha empleado ese talento.
literario de esas conversaciones enrre profesionales son las reunio-
nes en las que los escritores se leen sus obras unos a otros,
un
Cualquier escritor preferiría ser rico antes que pobre, pero a nin-
asunro escasamenre popular para el que solo los más jóvenes
tie_
gún escritor genuino le interesa la popularidad en sí. Necesita que
nen la paciencia necesa¡ia.
otros aprueben sus obras para asegurarse de que su perspectiva de
la vida es verdadera, y no un mero delirio; sin embargo, solamen-
Ningrín poeta ni novelista d.esearía ser el único esc¡iror
de toda la
te aquellos a quienes respeta pueden aportarle esa seguridad. Para
historia; alamayoría, en c"mb!o, le encanraría ser el único
escri-
un escritor, la popularidad universal solo serla deseable si la ima-
de su tiempo, y un buen número cree ingenu¿rmente
1or que ese
ginación y la inteligencia se repartieran equitativamente entre las
deseo le ha sido concedido.
Pefsonas.

En teoría, el autor de un buen libro debería permanecer


en el ano-
Cuando alguien que es evidentemente un bobo me dice que le ha
nimato, puesto que es su obra, y no él,la que es digna de
admira_
gustado uno de mis poemas, siento como si le hubiese robado la
ción. En la práctica, sln embargo, esro parece imposible.
De todos
cartera.
modos, el elogio y Ia atención que los escrirores reciben
del públi-
co en ocasiones no resulta tan negativo para ellos
como cabría es-
La extraña relación que los escritores; y en especial los poeás,
perar. Igual que las büenas personas orvidan sus
buenas acciones
no bien.las han realizado, el esc¡iror genuino orvida ra tienen con el público se debe a que su instrumento, el lenguaje,
obra que
acaba de concluir y se dedica a pensar en ra siguiente.
a diferencia del de los pintores y los músicos, no es exclusiva-
si acaso mente suyo, sino que pertenece ala comunidad lingüística de la
piensa en su obra anrerior, es probabre que recuerde
más sus fallos
que sus virtudes. A veces, la fama envanece a un
que estos escritotes y poetas forman parte. Much", p.rrorr"r .rt"-
escrito! pero rara
vez consigue que se sienta orgulloso.
rían dispuestas a admitir que no entienden de pintura o de mh-
sica, pero muy pocos, habiendo asistido a la escuela y aprendido

se-puede culpar a los escritores de.todas las pedanterías


a leer anuncios publicitarios, aceptarlan que no entienden su
posibles,
menos una: la de los asistentes sociales: <Hemos
propia lengua. Como decla Karl l(¡aus: olos lectores no entien-
venido al mundo
den alemán, pero soy incapaz de explicárselo en idioma "periodi-
para ayudar a oüos;
¿para qué han venido los dem¿ís? Ni idear.
qués"r.
,,9

!
45

¡Qué buena suerte la del matemático! Solo lo juzgans r_s pares, y rriday desagradable que solo una sustancial remuneración en for-
el estándar es tan alto que ningrin colega o rivar poseerá jamás
una ma de dinero o de prestigio podría motivar a alguien a hacerse
reprrf¿gii¡ que no metezca. No hay cajero que se aüeva a enviar a
po€ta. Por lo que puede verse en el manuscrito, parece ser que el
los periódicos una carra en la que deplore la ininteligibilidad
de la relato de Coleridge de la redacción de nKubla Khan, era una
matemática moderna en comparación con Ia de los viejos dem,
mendrijilla.
pos, cuando los matemáticos se limitaban a empaperar habitacio-
nes asimétri cas y a llenar bañeras sin mpar el desagüe.
Es verdad que, mientras escribe un poema, el poeta siente como
si hubiera dos personas involucradas: su yo consciente y la musa
Decir que una obra posee inspiración implica simplemente
que, a a la que debe cortejar, o bien el ángel contra el que habrá de en-
juicio de su auror o de sus lectores, es mejor de
lo que cabfa espe_ frentarse. Sin embargo, igual que en cualquier cortejo o pelea, su
rar, nada más.
papel es tan importante como el de la musa o el ángel. La musa,
como la Beatriz de Mucho ruido y pocas nueces, es una joven llena
Todas las obras de arre se hacen por encargo, en el
sentido de que de determinacién, con la que un pretendiente abyecto cuadra
no hay artista que cree a yoluntad: todos han de esperar
a que una tan poco como un bruto vulgar. Aprecia la caballerosidad y los
buena idea <les venga) ala cabeza- De todas aquqilas
obras failidas modales, pero desdeña a los que no están a su altura, y se com-
a causa de la falsedad o inadecuación de ras ideas
que las motiva- place en dictarles cosas absurdas y mentiras que los pobrecillos
ron, hay muchas más que son producto de un encargo
que el ar_ escriben obedientemente, como si se tratara de verdades ninspi-
tista se ha hecho a sí mismo que aquellas que fueron encargadas
radaso.
por mecenas.

Mientras escribía el Coro en sol rnenor, inadvertidamente mojé la plu-


El grado de emoción que el escriror siente durante el proceso
de ma en un frasco de medicina, en vez de hacerlo en la tinta, por lo que
composición de su obraes tan indicativo del valor del resulado final dejé un manchón en el papel que, cuando intenté quitarlo secándolo
como la emoción del que ora de su devoción, es decir, muy con arena (a la sazón no había inventado el papel secante), tomó la
poco. se

forma de un becuadro, lo que al instante me dio la idea del efecto que


El Oráculo dedicaba a profetizar y a dar consejos para el futuro;
se causaría una modulación de sol menor a do mayor; s5s sfs6¡e
-5i
no pretendió jamás dar ¡ecitdes de poesla. existe- se debe pues a aquella mancha.l

Si los poemas pudieran escribirse en trance y sin participación


consciente del poeta, escribir poesla serla una operación
tan abu_ Mozart a Mario,l.
I
1. Rossini a Louis Engel, en De
I

't
i
I
I

I
4>
44

Semejante distinción entre el azar y la providencia merece sin La mayoría de los artistas son sinceros y la mayor parte del afte es

(que son since-


duda llamarse inspiración. malo; sin embargo, muchas obras que no son sinceras
ramente insinceras) pueden ser francamente buenas''
Para reducir al mínimo los posibles errores, el censoi íntimo ar
que el poeta somete su trabajo deberla ser, más bien, un Censora- La sinceridad es como el sueño. Por lo común, uno debe asumir
to que incluyera, por ejemplo, a un hijo único profundamente que, desde luego, debe ser sincero, y no volver a pensar en el asun-

sensible, a un ama de casa bastante práctica, a un lógico, a un to. No obstante, muchos escritores sufren devez en cuando ata-
monje, a un bufon irreverente y quizá, incluso, a un sargento bru- ques de insinceridad, igual que otras Personas sufren episodios de

tal y malhablado que pague con odio el odio de los otros, y que insomnio. El remedio en ambos casos suele ser muy simple: si
considere que toda pbesía es basura. uno no puede dormir, debe cambiar su dieta; si no puede escribir,
debe cambiar de acomPañantes.

En el curso de muchos siglos, se han incorporado a la cocina


mental muchos dispositivos que ahorran trabajo: el alcohol, el Los profesores de literatura acusan de torpes y malsanas las afec-
café, el tabaco, la benzedrina, etcétera; pero estos son muy taciones del estilo. En vez de fruncir el ceño, deberían reír con
rudi-
mentarios y se estropean continuamente, e incluso pueden hacer- indulgencia . En Trabajos de amor lterdidos, así como en Hamlet,

le daño al cocinero. La creación literaria en el siglo ror d.C. es Shakespeare se burla de los eufuistas, pero les debía mucho y lo

bastante similar a lo que era en el siglo ror a.C.: casi todo sigue sabía. Al patecer, no ha habido jamás nada más fútil que el esfuer-
i

haciéndose a mano. zo de Spenser, Harvey y demás Por ser pequeños y buenos huma-.
nistas, y escribir poesía inglesa en metros clásicos; sin embargo, de

La mayoría de la gente disfruta al ver su propia caligrafta, igual no haber sido por esa locura, no se habrían escrito ni las canciones

que gozan del olor de sus pedos. Por más que deteste la máquina más bellas de Campion ni los coros de Sansón agrnistt.Igual que

de escribir, debo admitir que favorece la aurocr ítica. La escritura en la vida, en la literatura, la afectación, cuando se asume con
mecanográfica es tan impersonal y tan desagradable a la vista que, pasión y perseverancia, es una de las formas suPremas de autodis-
en cuanto paso a máquina un poema, de inmediato descubro fa_ ciplina, y gracias a ella los hombres pudimos elevarnos más allá de

llos que me habían pasado desapercibidos en el manuscrito. En la suela de nuestros zapatos.3

cuanto a los poemas ajenos, la prueba más implacable que conoz-


co es copiarlos a mano. El tedio que esto supone ganntizaque el 2. St¡avinski. No ha sido posible localizar la fi'rente de esta cita'
3. Po¡ eufuismo, se entiende en Inglaterra un estilo muy elaborado y artificio-
más mínimo defecto salga a laluz lamano busca constantemente so, derivado del escritor isabelino John Lyly (1554-1606), autor de les obra Ea'
un pretexto para detenerse. phuer the Anatory of Vit (1578), que continuó en Euphues and his England (L580)'
w
':f'

46
i +/
'!'
!,:

sabe, el poema es bueno, pero ese no es el asunto: él jamás debió


Un manierismo, como los de Góngora :
o HenryJames, por ejem_ :
haberlo escrito.
plo' es como un atuendo excéntrico: muy
pocos esc¡itores consi-
guen llevarlo con gracia, pero nos sentimos
fascinados ante la rara La obra de un escritor joven es el ejemplo clásico- su-
excepción de los que lo logran. -Werther
pone a veces un acto terapéutico. El joven escritor se sabe obsesio-
nado con ciertas maneras de sentir o de pensar; su instinto le dice
cuando un crítico describe un ribro como nhonesto)),
uno sabe que debe librarse de ellas si quiere descubrir sus auténticos intere-
inmediatam enrc: d) que está lejos de
ser sincero (qu. .s since¡a-
ses e inclinaciones, y la ú.nica manera en que puede lograrlo es
mente insincero), b) que está mal escrito. pero
en todo caso, la rindiéndose por completo a esas obsesiones. Hecho esto, habrá
honestidad, en sentido propio _es
d.ecir: la autenticidad_, es, o
desarrollado los anticuerpos necesarios que lo harán inmune por
debe ser' la principai preocupación
de un escriror. Ningún escri-
el resto de su vida. Por regla general, esa clase de enfermedades
tor es capaz de determin ar cuánbuena
o mala es una d.e sus obras;
son un mal generacional. Si es el caso, el escritor se encontrará,
sin embargo, siempre puede saber _qui zá no deinmediato, pero como Goethe, en una situación emba¡azosa: cuando sus contem-
sl bastante pront6* si algoque ha escrito es auténdco *en su poráneos reciben lo que él ha escrito con el solo propósito de
caligrafta-, o una falsificación
exorcizar ciertos sentimientos lo hacen con entusiasmo, porque
i
expresa con exactitud lo que sienten; al contrario que é1, están
La experiencia más dolorosa para un
poera es descubrir que uno contentos de sentirse así, y momentáneamente lo consideren su
de sus poemas, del que sabe que
es una falsificación, le ha grrrt"do
portevoz. El tiempo pasa. Habiendo limpiado su organismo de
al público y se ha abierto paso en ras
antologías. Hasta d.onde toxinas, el escritor se vuelca en sus verdaderos intereses, que no
son ni fueron jamás los de sus tempranos admiradores, que ahora

como dice Auden, el estilo deLyry ejerció lo persiguen al grito de <¡Tlaidor!>.


una profunda influencia en Ia ob¡a de
Shakespeare, sobre todo en suspiezas -á. t.*pr*"s. I Edmund
Spenser (1552-
1599) es uno de los grandes poetas
isabelinor, del poema épico, escrito a El intelecto ltumano está obligado a elegir
mayor gloria de Isabel I, La reina ¿te ",r,o,
ks hadas (1590). Thnto en la vida como en
obra de spense¡ fue determinante la la perfección de la uida o la de Ia obra.a
la influencia de Gabriel Harvey (1545-1630),
un importante y controvertido erudito
que intentó introduiir, sin demasiado
éxito,
la, medida cuantitativa, propia
de la poesía grecolatina, en la mét¡ica Esto es falso: la perfección es imposible en cualquiera de las dos.
inglesa. J
Thomas campion (1576-1620) fu.
u., po.."-y músico, que une la poesía isabelina
con la ca¡olina, recordado sob¡e
todo p* rr, ."r.iones llricas, a. ,rrr" rroa"Ut.
En el mejor de los casos puede decirse que un escritor, que tiene
ticula¡idad métrica. sansón agonistaes f".-
el poema que M'ton pubücó en 162l jr-into
al Paraíso recobrado.
4. Yeats, nla elección>.
48 49

de algo que han dicho o


las debilidades personales y limitaciones de cualquier hornbre, ble, sino sencillamente Porque se trata
el arte de
debe estar al ranto de debilidades y limitaciones y rratar en lo po- ;; justamente ellos' ¿No explica esto en gran meüda
sible de manrenerlas alejadas de su obra, Para todo escritor existen vanguardia?
determinados asunros que sus defectos y los límites de su talenro
tal Punto intolerable que el
desaconsejan que aborde jamrís. La esclavitud es una condición hasta
que obede-
.rr"". diftcilmente puede evitar engañarse Pensando
Lo que dificulta que el poeta no mienra es que, en la poesfa, cerlaordendelamoesunadecisión,ynounaobligaciónentoda
se engaian de un modo pare-
los hechos y las convicciones dejan de ser verdad.eros o falsos y regla. Muchos esclavos de la rutina
un estilo dema-
se convierren en inreresanres posibilidades. El lector no riene ig.r"l que ciertos escritores' esclavizados Por
por qué compartir lo que se dice en un poema para disfrutar-
"iio,
siado <Personaln'
lo; consciente de ello, el poeta se siente constantemente tenta-
Lsta mañan.a? Casi creo
do a utilizar una. idea o una creencia, no porque la considere Vamos a ver: ¿era yo la misma al levantarme
Pero si no soy la misma' la
crerta, sino porque percibe en ella posibilidades poéticas inte_ recordar que me 5s¡¡f¡ un poco distinta'
soy? .-' No soy Ada' estoy se-
resantes. Quizá ni siquierasea necesario que crea de verdad en pregunta es la siguientt' ¿qt'ié" diablos
lleva largos tirabuzones en el pelo'
y el mío
esa idea, pero es indispensable que involucre a fondo sus emo- gura de que no ... Porque
segura de que tamPoco soy
ciones, y eso es imposible a menos que, como ser humano que .n ."mbio no dene tirabuzones; y estoy
poqulsi-
Mabel, porque yo un montón de cosas' y ella" ' ¡ella sabe

es, la tome como algo más serio que una mera conveniencia
yo Y"' iaY' Dios mío' qué enrevesa-
poética. mas! Además, ella es ella, y yo soy
sabía antes " ' le
do todo esto! A ver si sé todas las cosas que
es -dijo
pobre Alicia, y se le volvieron a llenar tt: de lágrimas
La conciencia social es más peligrosa para la inregridad de un y
:j:t i:::*
Yoy a' tener que rr a
es-
pror.grrt"-: Al final resultará que soy Mabel
critor que la codicia. Mo¡almente, es menos desconcertante que juguetes, y ¡ay!, itenef siempre
vivir a su casucha y p^racolmo casi sin
lo engañe a uno un viajante que un obispo. que no: ¡si soy Mabel me quedaré
lecciones que aprender! No, eso sl

Algunos escritores confunden la autenticidad, a la que siempre


de nuevo y esta vez dijo:
En la e¡taca siguiente, la Reina se volvió
deben aspirar, con la originalidad, de la que nadie debería preocu_
el inglés para alguna
parse. Hay personas que se obsesionan de tal modo con que las oHabla en francés cuando no puedas recordar
quieran por lo que son que constantemente ponen a prueba la
paciencia de los orros inrentando comprobarlo: lo que hacen o
5.LewisCa¡roll,Al'iciacnelpaísd.el'a¡m¿rduillas.LatraducciónesdeLuis
dicen ha de se¡ admirado no porque sea intrínsecamenre admira- Maristan¡ Barcelona, Debolsillo' 2010'
50 51

cosa... si caminas, separa las puntas de los pies...


¡y recuerda quién una de ellas, aun cuando más tarde pueda cambiar de bando o,
eres!r6
frente a un tema especlfico, negatse a seguir sus reglas.

Casi todos los escritores, excepto los grandes maes(ros, que


üas-
cienden toda clasificación, son como Alicia o como El principio aristocrático respecto de los asuntos tratados:
M¿bel. por
ejemplo: Los poetas no aborda¡¿ín asunto alguno que sea inasimilable
panla poesía. Esto defiende la poesla del didactismo y el pe-
riodismo.
Alicia Mabel
El principio democrático respecto del asunto:
Los poetas no excluirán ningún motivo que la poesía sea capaz
Montaigne Pascal
de asimilar. Esto defiende la poesla contra las concepciones
Marvell Donne
Burns
limitantes y rancias de lo upoéticou.
Shelley
El principio aristocrático respecto del tratamiento:
Jane Austen Dickens
Turguéniev Los poemas excluirán los aspectos irrelevantes del tema que
Dostoievski
Yaléry tratan. Esto defiende la poesía de la bárbara vaguedad.
Gide
Virginia \Woolf El principio democrático respecto del tratamiento:
Joyce
E. M. Forster Los poemas no excluirán ningún aspecto relevante del asunto
Lawrence
Robert Graves que tratan. Esto defiende a la poesía de la decadente trivia-
Yeats
lidad.

nla ortodoxia una Alicia de verdad, refiriéndose a un obis,


po- -dijo Para un escritor, cualquier obra debe ser un primer paso, pero este
es reticencia.o
paso será en falso a menos que en un principio no lo
-eunque
salvo cuando se usan como meras etiquetas históricas, sepa- sea un paso más allá. Cuando un escritor muere, debería-
los térmi-
nos oclásicou y nrománticoo suelen emplearse equívocamente mos ser capaces de comprobar que sus diversas obras, reunidas,
para
distinguir dos poéticas opues,,s que han existido siempre: forman un todo perfectamente consistente.
ra aris-
tocrática y la democrática. Todo escritor pertenece
por fuerza a
Se necesita muy poco talento para descubrir lo que está delante d.e

nuestras narices, y mucho para saber en qué dirección apuntar ese


6. Lewis Car¡oll, Al otro lad.o del espejo. La traducción es órgano.
de Mauro A¡miño,
Madrid, Valdema¡, 20 1 0.
52 53

impertinentes' borrachos y
Ni el mejor escritor puede ver a través de una pared de l¿drillo; falta autoridad, se tornan descuidados'
sin embargo, al contrario del resto de nosotros, los escritores evi- deshonestos.
tan levantar paredes.
como a Robinson
Al poeta que escribe en (verso libreu le Pasa
cocinar' lavar y zurcir la
Solamente un talento menor puede ser un perfecto caballero; un Crusoe en su isla desierta: él mismo debe
independencia produ-
talento mayúsculo tiene siempre algo de sinvergüenza. De ahl la ropa. En casos excePcionales, esta corajuda
a menudo el resultado
importancia de los escritores menores... .como ejemplos de buena ce cosas originales e impresionantes' Pero
y botellas
educación. Devez en cuando, sin embargo, una obra rnenor Pue- es una mugre: sábanas sucias sobre la cama deshecha
de hacer que un auténtico maestro se avergüence de sí mismo. vacías en el suelo sin barrer'

el lenguaje nos hace


El poeta es el padre de su poema, clJye madre es el lenguaje; los Hay poetas, como Kiplin 8, ctty^relación con
enseña a las palabras alavat'
poemas se podrlan clasificar como se clasifica los caballos de carre- pens¿r en un sergento instructor que
complicadas manio-
ras: <Hijo de L. y Po. ," d.trá, de las orejas, a cuadrarse y a ejecutar
bras, pero a costa de no pensa r jamás por sí mismas' Existen otros'
El poeta no solo debe cortejar a su musa, sino también e su dama: como Swinburne, por ejemplo' que más
bien nos recuerdan a
consiguen maniobras
la filología; para el principiante, esta es incluso más importante Svengali: gracias a la sugestión hipnótica'
las realizan' sino es-
que aquella. Por regla general, el signo inequívoco de que un prin- extraordinarias, pero no son reclutas quienes
cipiante posee verdadero talento es que está más interesado en colares retardados.T
jugar con las palabras que en decir algo original; su actitud se pa-
la más provinciana
rece a-la de aquella anciana a la que citaba E. M. Forster: n¿Cómo A causa de la maldición de Babel' la poesla es
la civilización se va
puedo saber lo que pienso hasta no ver lo que digo?o. Es solamen- de las artes; hoy en día, sin embargo' cuando
uno se siente in-
te más tarde, una vez que ha cortejado y ganado el amor de le unificando monótonamente en todo el mundo'
dama Filología, cuando el poeta puede entregarse por completo a clinado otra PersPectiva' como si Babel hubiera
a ver las cosas con
la poesía' al menos' un
la devoción de su musa. sido más bien una bendición: en el caso de
nestilo internacionalu es imposible'
Las rimas, los metros, las formas estróficas, etcétera, son como
sirvientes. Si el patrón es lo bastante justo para ganar su estima y
suficientemente firme para ganarse su respeto, el resultado es un George du
7. Svengali es un personaje-un hipnotizedor-de la novela de
hogar ordenado y feliz. Si es demasiado dránico, se marchan; si le
Maurier Tritby, Publí<adz en I 894'
t4 55

<Mi lenguaje prosritura universal a la que he de convertir en


es la
la experiencia verbal son traducibles hasta cierto punto: las imáge-
una virgenu (Karl IGaus). para la poesía es a la vez vnprivilegio
nes, por ejemplo, los símiles y las metáforas, que surgen de la ex-
y una desgracia que su medio de expresión no le pertenezia en
periencia sensorial. Más aún, dado que, con independencia de su
exclusiva, que los poeras no puedan invenrar sus propias
palabras cultura, todos los hombres comparten la condición de seres úni-
y que estas no sean producto de la naturaleza, sino de una socie_ persond es única s¡ su sl¿5s-, la impar perspectiva
cos
dad üum¿na que las uúliza con muy distintos propósitos. -cada
En las del mundo que todo poeta genuino posee sobrevive a la traduc-
sociedades modernas, donde el lenguaje consrantemente
se co_ ción. Si se toma un poema de Goethe y uno de H<;lderlin y se
rÍompe y se reduce a balbuceos, el poera está siempre en peligro
hacen versiones literales en prosa, cualquier lector reconocerá que
de que su oído se pervierta, un peligro que desconocen
los pinto_ se trata de poemas de autores distintos. En segundo lugar, si-el
res y compositores, que pos€en un lenguaje privado. En cambio, lenguaje no puede üansformarse en música, tampoco puede con-
el poeta se halla mejor protegido contra otro peligro mod.erno:
el vertirsd en álgebra. Incluso en el lenguaje más <prosaicor, la prosa
de la subjetividad solipsista. No importa lo esotérico que
pueda informativa o técnica, hay un elemento personal, porque el len-
ser un poema, el hecho de que las palabras que lo
componen ren_ guaje es una creación personal. Ne pas se pencher au dehors posee
gan significados que pueden consulrarse en un diccionario
da tes_ un (tono sentimentalo distinto que Nicht hinauslehnen- lJn len-
timonio de la existencia de otras personas. Ni siquiera el lenguaje guaje puramente poético sería imposible de aprender, y no valdría
del Finnegans vahe de Joyce surgió ex-niairo: un mundo
verbal la pena aprender uno puramente prosaico.
esüicramenre privado es imposible.

Yaléry funda sus definiciones de la poesía y la prosa en las dife-


La diferencia enrre poesía y prosa es evidenre en sí misma;
sin rencias entre lo gratuito y lo útil, el juego y el trabajo, y utiliza
embargo, buscar definir esa diferencia resulta una pérdida 'como analogla la diferencia entre bailar y caminar. Pero esto
de
tiempo. La definición que Frost dio de la poesía, según la tampoco es suficiente. Puede que una persona que viaja diaria-
cual
sería el elemenro intraducible del renguaje, parece
prausible a pri- mente en tren a su rabajo tenga que ir andando todos los días a
mera vista, pero no tanto si se Ia mira más de cerca. En
primer la estación, pero eso no quiere decir que no disfrute de la cami-
lugar, incluso en el poema más complejo hay elementos
traduci_ nata en sí misma; el hecho de que esté obligado a hacer ese reco-
bles. Por supuesto, no se pueden traducir ni el sonido
de las pala_ rrido no excluye la posibilidad de que lo tome como una fo¡ma
bras, ni sus relaciones rírmicas y todos los significados
y asociacio- de juego. A la inversa, un baile no deja de ser divertido si además
nes que dependen del sonido, como las rimas y juegos
de palabras. se cree que tiene un propósito útil; como favorecer las buenas
Sin embargo, a d.iferencia de la música, la poesla no es puramente
cosechas.
sonido. En general, los elementos del poema que no se
orientan a
56 57

si los poetas f¡anceses han sido más procrives que ros ingreses
a siquiera mentalmente, y aun asl sentirse profundamente conmo-
caer en la herejía de pensar que la poesla debe parecerse
ranro vido; de hecho, con frecuencia la gente se frustra con determina-
como sea posible a la música, una de las causas puede ser
que, en das representaciones porque casi cualquiera que entienda el verso
el verso tradicional francés, los efectos sonoros desempeñaron inglés está en condiciones de recitar mejor que el actor o actriz
siempre un papel más importanre que en el verso inglés.
Los an_ medianos. Pero leer en silencio a Racine, incluso siendo francés,
glófonos siempre hemos intuido que ra diferencia entre
er habra debe ser como leer la partitura de una ópera sin apenas sabe¡ tocar
poética y el habla cotidiana debe ser ran escasa como
sea posible, un instrumento o cantar; no se puede tener una noción adecuada
y cadavez que los poetas han sentido que esra brecha
crecía han de Fedrasin haber presenciado una gran representación, igual que
producido una revolución estilística que ha devuelto ras
cosas a su es imposible apreciar Tiistán e Isolda sin haber escuchado a una
cauce. En el verso inglés, incluso en los pasajes gran Isolda, como la de Leider o Flagstad.e
más retóricos de
shakespeare, el oído percibe siempre una relación
con er habla (Monsieur Saint-John Perse me dice que, tratándose del habla
cotidiana. Aunque últimamente resulte poco común,
un buen ac_ cotidiana, el francés es más monótono que el inglés, que Posee un
tor debe hacer notar a la gente que los parlamentos de rango más amplio de inflexiones vocales.)
Shakespeare
son versos y no prosa; ahora bien, si lo intenta
haciendo que los
versos suenen como un lenguaje distinto, quedará
en ridículo. Debo confesar que la tragedia clásica francesa se me figura algo asl
Por el contrario, la poesla francesa, t"ntb .r, la forma
en que se
como una ópera para los que carecen de oído musical. Cuando
escribe como en la forma en que se recita, ha enfatizado
y consa_ . leo Hipólito puedo reconocer, a pesar de todas las diferencias, un
grado su diferencia con el habla cotidiani; en el
teatro francés, vlnculo entre el mundo de Eurlpides y el de Shakespeare, pero el
verso y prosa son, de hecho, lenguajes distintos.
valéry cita una mundo de Racine se me antoia otro planeta, igual que la ópera'
descripción contemporánea de ros poderes de Racher
como d.ecra- La Afrodita de Eurlpides se interesa por los Peces y las aves tanto
madora: al recitar, podía emplear _y de hecho empleaba_ como por los seres humanos; a la Venus de Racine no solo no le
un
rango de dos ocravas, desde el fabajo el do medio
ar fa arto. cuar- importan en absoluto los animales, sino tampoco la ochusma>' Es
quier actriz que intentara hacer con Shakespeare algo
parecido a imposible imaginar a un Personaje de Racine estornudando o con
lo que Rachel hacía con Racine sería expulsada der
escenario entre ganas de ir al baño Porque en su mundo no existen ni el clima ni
las risas del público.8 la naturaleza. En consecuencia, las pasiones que consumen a estos
Se puede leer a Shakespeare en silencio, sin oír los versos ni personajes solo pueden existir en el escenario, producto de la ex-

8' Elizabeth-Rachel Félix (rg2r-lg5s) fue una famosa actriz de teatro france- 9. Se refiere a la soprano alemana Frida Leider (1888-1975) y a la noruega
sa, especializada en Racine y Corneille. Kirsten Flagstad (l 89 5 -19 62).
59

celente dicción y los magníficos


gesros de los actores y actrices que Tieinta días tiene selttiembre,
las encarnan. Esto es así también
d.e la ópera;sin em_
en el caso como abril, junio y nouiembre
bargo, no hay voz hablada que pueda
compedr en expresividad
con una gran.roz que canta acompañada
de una orquesta. es v¿ílido porque nadie duda de que sea cierto. Si, llegado el caso,
un grupo lo negara con pasión, los versos serían insuficientes para
<Siempre que la genre me habla
del clima, me guedo pensando convencerlos, porque, desde un punto de vista formal, no habría
que su intención es decirme orra cosa, (oscar
\7irde). El único diferencia alguna en que el verso dijera:
tipo de discurso que se aproxima al idear poético
simborista es la
conversación de sobremesa, cuando el '
significado de las banarida- Tieinta días tiene selttiembre,
des que se inrercambian depende casi
completamente de las in-
flexiones delavoz.
como Agosto, 7n4!o ! diciembre.

La poesía no es magia. Si puede decirse que tenga un propósito


Debido a su supremo poder mnemotécnico,
el verso es superior a ulterior cualquier otro arte-, este no puede ser sino de-
la prosa como instrumenro didáctico.
Los que condenan el didac- -como
sencantar y desintoxicar mediante la verdad.
tismo deben , a
fortiori, desaprobar la prosa didáctica;en el verso,
en cambio atestiguan los anuncios de Alka_S.¡,r.¡_, el
-como <Los anónimos legisladores del mundo, describe a la policía secre-
mensaje didáctico es decididamente
menos impridico. Además, ta, no a los poetas.lo
el verso €s, sin duda, equivalente a
la prosa como medio para la
lúcida exposición de las ideas; en manos
experras, la forma del La catarsis no se produce, propiamente, en las obras de arte, sino
verso puede correr parcja e incluso
reforzar Ia lógicade la argu_ en los ritos religiosos. Thmbién se alcanza, aunque por lo común
mentación. De hecho, al contrario de
loque suelen pensar los que de manera impropia, en las peleas de perros, el futbol profesional,
se aferran a Ia concepción romántica
de la poesla, el peligro de la las películas malas, las bandas militares y las monstruosas concen-
argumentación en verso ejemplo, el Ensayo sobre el hombre,
-por traciones en las que un grupo de diez mil bastoneras marchan
de Pope- es que el verso puede hacer que
las ideas sean demasia_ formando la enseña nacional.
do claras y distintas, más cartesianas de
lo que son en realidad.
AI mismo tiempo, por el contrario, el verso inapropiado
es La condición humana es, y ha sido siempre, tan miserable y de-
para la controversia, para probar ve¡dad.es
y creencias que no son pravada que, si alguien pidiese al poeta: <¡Por Dios!, paruya de
unive¡salmente aceptadas, puesto que
su naturalezaformal no
puede evitar cierto escepticismo inherente
a sus concrusiones.
10, La famosa frase es de Shelle¡ en nDefensa de la poesíar.
60

canta¡ y haz a).go útil, como poner a hervir el agua o ir por las
i

vendasr, ¿qué razón tendría para negarse? pero nadie le pide tal
cosa. La autonombrada y escasamente calificada enfermera le exi-
ge, más bien: <Ven aquíy cántele ahora mismo al,paciente una
Hacer, conocer y juzgar
canción que le haga creer que yo, y solo yo, puedo curarlb. Si no
eres capaz o no esrás dispuesto tendré que confiscarte el pasaporte
y mandarte a trabajar a las minasr. Mientras ranro, el pobre pa_
El arte de la vida, de la vida del poeta, es estar
ciente, en su delirio, le ruega: npor favor, cántame una canción
siempre ocupado sin tener nada que hacer.
que cambie estas pesadillas por sueños dulces. Si lo consigues, re
H. D. Tkon¡¡u'
daré un ático en Nueva Ygrk o un rancho en Arizono.

Incluso los más grandes entre la larga lista de académicos y Poetas


que me han precedido en esta cátedra cuando recuerdo los
-y
nornbres de algunos de ellos me €stremezco de miedo- deben de
haberse preguntado alguna vez qué significa ser profesor de poe-
sía, o si la poesla puede enseñarse.2
Puedo conjeturar por supuesto una resPuesta; pero por des-
graciano es la correcta. Ahora mismo me sentiría menos incómo-
do si los deberes de un profesor de poesla consistieran en produ-
cir, segrln la ocasión, un epitalamio para las nupcias del profesor de
románicas, una elegla para el difunto canónigo de Christ Church,
una balada perala elección de su sucesor o un interludio desti-
nado a las fiestas de la primavera del Somerville College; cuan-
do menos estaría desempeñándome en un medio que conozco
bien.
Pero estos no son los deberes de un profesor: su tarea primor'

l. Diaios, entr¿da del 29 de abril de 1852.


2. Para conocer las particularidades del cargo de profesor de poesla en Oxford,
véase la explicación en el apartado final sob¡e la procedencia de los textos.
63

dial es dictar conferencias, lo que le presupone


un conocimiento en la medida de lo posible, fundamental para el verbal arte de los
del que su audiencia carece. y ustedes
han eregido como profesor
números.
a alguien que mefece lleva¡ una
toga tanto como un alzacuetos.
Hace años, la revista Punch publicó un chiste que alguna vez
Otra de sus tareas consiste en pronunciar,
cad,ados,añ.os, un ser_ atribuido A. E. Housman. Un dibujo mostrába a dos pro-
se ha a
món en latín. y usredes han escogido
a un b¡írbaro incapazde es_ por el camPo en
fesores de inglés de cierta edad dando un Paseo
cribi¡ en esa lengua y que adimás no
sabe pronunciarl". p.ro inclu-
plena primav era. La leyenda decía:
so los bárbaros denen su propio
sentido der honor eh prevención
de los extraños sonidos que emitiré
¡
en Encaenia, debo
la oponunidad para aclararpúblicamenre "prorr..h", PRoFESORI: n¡Oh cuco! ¿He de llamarte también páiarc,
que ,,,, _".rr"f,t.;;r;;
o erfante Yoz tan solo?n.5
ma familiar, ha sido
J. G. Griffith, del Jesus College.3
PROFESOR II: Escoja la opción correcta
Sea como fuere,
lo que me corresponde esta tard.e es
intenta¡ explicando por qué.
llevar a buen puerto mi tarea
primordiar. si en argún sentido me-
rezco el inconcebibre honor
de haber sido eregido para ocupar
un A primera vista, parece tratarse de una simple sátira de la tarea del
Iugar que uno de mis más nobres
y sabios predecesores describió
como The Siege perilous, tengo profesor, ¿pero es así? Si trato de contestar la pregunta que plan-
el deber de elegir un rema que no
tenga más ¡emedio tean los versos) no puedo evitar poner-. p.nr", que existe una
Que conocer simpleménrepor habe¡ .r.riro 'W'ordsworth "
unos cuantos poemas.a Además, respuesta )¡ gue, si hubiera intentado hallarla en vez
dado que se t¡ara de una confe-
rencia inaugural, el asunto escogido de formular esa cuestión a sus lectores, habría borrado la palabra
debe ser de interés general
¡ opárjxo, para evitar la redundancia: su maestro interior debía de
estar dormido en aquel momento.

3'
Aquí Auden se refie¡e a la ceremonia Aunque muchos poemas se hayan escrito en estado de trance,
de Encaenia, que iba a celeb¡arse
cabo de unos días. Ent¡e las ar
obligaciones estatuta¡ias der profesor los poetas asumen su responsabilidad cuando los firman. No pue-
Oxford está también la de pronunciar de poesla de
la nCreweian Orationr, que entonces _y den apelar a la inmunidad de los oráculos. Quienes admiran nKu-
hasta 1968-,debía hacerse en
ladn. Como Auden se sabía incapaz,
le pidió a J. G.
Griffith, rutor de clásicas en el bla Khanr, el único caso documentado que existe de un Poema
Jesus College, q,.r. l. t su rexro inglés. La
crewcian consiste en un repaso "d,rj.ra
lo, escrito en trance, no pueden desestimar simplemente lo que Co-
Oxfo¡d a lo largo del año. De ahl" ".or,."itientos que han tenido lugar en
la cita de Shahespeare,
0., soneto .)OO(W, uno de los pertenecientes'aI
<amable fantasma fami- leridge a fin de cuentas era un gran crítico- ¿fi¡¡¡¿ s¡ 5u
lil: conjunto dedicado al poeta -que
nota introductoria:
4'En la leyenda arttlrica, nThe siege perilous>
-
redonda del reyArturo, rese¡vado
es el asiento vacante en la
mesa
por Aierlln para aquer cabalrero que
trar el santo grial. logre encon- 5. La cita pertenece al poema uAl cucoo, de \Tordswo¡th, y Ia traducción es de
Leopoldo Panero, en Poemas rornánticos ingbses, Mad¡id, Instituto Bútánico, 1946.
65

El siguiente fragmento se publica a petición de un poeta de enorme y


rnerecida celebridad (lord Byron)
¡ en lo que concierne a su auror,
más como una curiosidad psicológica
que sobre la base d.e un supuesto
mérito poético.
Empecé a escribir poemas Porque una tarde de domingo, en mar-
zo áe 1922, un amigo me sugirió que lo hiciera: nunca se me ha-
oKubla Khan, posee méritos extraordinarios,
sin duda, pero Cole- bía ocurrido. Apenas me sabía algún poema Hirnnario inglés,
ridge no ob¡aba con falsa modesda. A mi modo
de ver, se dio
-el
los Salmos, Struwwellteter y las rimas mnemotécnicas del Manual
cuenta, como podría haberlo hecho un Iector
cualquiera, de que, abreriido latíry de Kennedy son los únicos libros de Poemas
d.e
tal como lo conocemos, el poema no es más que
un fragmento que recuerdo haber leído-, y no tenía mayor interés en la llama-
inconexo I gue, de haberse propuesro terminarlo,
tendrla que ha_ da oliteratura de imaginaciónr.6 Lamayoríade mis lecturas se vin-
berlo trabajado mucho más; y su conciencia crítica
le dictó que lo culaban a un mundo privado de uobjetos sagradosn. Además de
único honrado era admitirlo.
He aquí un posible asunto. Cualquiera que escriba poemas
algunos cuentos como La princesa. ! los nasgos de George MacDo-
nald y Las Indias negras de Jules Verne, cuyos temas estaban vin-
tiene algo que decir sobre ese crítico que solo
se interesa por un culados a ciertas obsesiones mías, mis libros favoritos llevaban tf-
autor y que solo se ocupa de obras que aún no exisren. para
dis_ tulos como Vida subterránea' Maquinaria para minas metalíferas,
tinguirlo de aquellos crlticos a quienes res interesan Ias
obras aje- El zinc y el plomo de Northumberland 1, Alston Moor, que había
nas y terminadas, Io llamaremos el Censor.
leídq con el propósito consciente de obtener información sobre
¿Cómo se educa a este Censor? ¿En qué sentido su ¿citud fren_
mis oobjetos sagradosr. ful que, en ese momento, la sugerencia de
te a la literatura pretérita difiere de ra del crítico
académico? ¿Son escribir poemas me pareció una revelación milagrosa que ningún
las.experiencias de esre Censor útiles para
el poeta que decide es-
hecho de mi pasado podla explicar.
cribir crltica? ¿Qué hay de verdad en la afirmación
de Dryden: No obstante, si lo pienso, me doy cuenta de que había leldo
nl-os propios poeras son los críticos
más apropiados, pero no los
la prosa técnica de mis libros favoritos de una manera peculiar.
únicosr?
Una palabra como <piritu, por ejemplo, no era, para mí, un
Para intentar responder a estas preguntas me veré, de
vez en mero lndice que apuntaba a otra cosa, sino el nombre propio de
cuando, obligado a utilizar ejemplos autobiográficos.
Es algo Ia- un ser sagrado, de modo que cuando ola a una de mis tías pro-
mentable, pero también ineludible: no tengo ningún
otro coneji_ nunciar <pirrito, me resultaba de lo más chocante: su pronuncia-
llo de indias a mano.

6. Struuuelpeter, que puede traducirse como uPed¡o Melenas, es un'popular


libro alem¿ín para niños, en verso, obra de Heinrich Hoffrnann (1809-1894).
66
5/

ción no solamente era incorrecta, sino fea. Laignorancia


era im-
piedad.
El poeta es alguien, nos dice Mallarmé, que ude plusieurs vocables
Creo que fue Edward Lear quien dijo que la mayor prueba
de refait un mot total),8 y la más poética de las disciplinas académi-
imaginación consiste en ponerle nombre a un gato.* y
en el pri_ cas es, sin, duda, la filologla: el estudio de la lengua sin atender al
mer capítulo del Génesis se nos dice que, anres de
ra expulsión del rnodo como se emplea; así, las palabras se vuelven, podríamos de-
Paraíso, Dios puso rodas las criaturas frente
a Adán para que este ci¡ pequeños textos líricos sobre sí mismas.
les diera nombre, y el nombre que Adán escogió
para cada una, Dado que los nombres propios, desde el punto de vista gra-
cualquiera que esta fuera, fue desde entonces su
nombre: su nom_ matical, se refieren a objetos únicos, no podemos valo¡ar hasta
bre propio, quiero decir. Así, el papel de Adán fue qué punto es correcto un nombre sin que personalmente conozca-
el del proro_
poeta, no el del protoprosista. Un nombre propio mos aquello que nombra. Para saber si Old Foss era el nombre
no solo debe
hacer referencia a una cosa, sino que debe se¡ idóneo más adecuado para el gato de Edward Lear tendríamos que haber-
para aqueila
cosa, y esta idoneidad dene que ser evidente para todos. Resulta los conocido a ambos.e I.Jn verso como (una gota de agua en el
curioso observar, por ejemplo, que cuando se ha turbulento remolinorr0 nombra una experiencia que todos conoce-
dado un nombre
inapropiado a un niño, ér mismo y ros suyos lo ilaman mos, de modo que podemos juzgar si es idóneo; y nombra, ade-
instintiva-
mente de otra manera. Igual que un verso, un nombre más, al contra¡io que los nombres propios, tanto relaciones y ac-
propio es
intraducible. El lenguaje es prosaico en la medida ciones como cosas. Pero Shakespeare y Edward Lear utilizan el
en qu€ <no im_
porta qué palabra se asocie con qué idea en particular,
siempre
lenguaje del mismo modo y, a mi parecer, por los mismos moti-
que esa asociación sea permanenre). El lenguaje vos; de eso, sin embargo, hablaré más adelante. Lo que intento
es poético en la
medida en que eso importe. decir ahora mismo es que, si la sugerencia de mi amigo propició
una respuesta tan inesperada, puede haberse debido a que, sin sa-
El poder del verso dice yaLéry-proviene berlo, yo yahabía estado disfrutando del uso poético del lenguaje
d.e una armonla inde-
-nos
finible entre lo que se dice y ro que durante largo tiempo.
es. La indefinibilidad es indispen-
sable para la definición. La armonía no d.ebe
poder definirse: si puede Los esfuerzos de un principiante no pueden nunca considerar-
definirse es imitativa, y no sirve. La imposibiridad se malos o imitativos. Son imaginarios. Un mal poema tiene este
de definir ra rela-
ción, junto a la imposibilidad de negarla, constituye
la esehcia de los
versos.T
8. Stéphane Mallarmé, uCrise de ve¡s)', en Oeuures Complbtes, París, Galli-
mard,1984, p.3.368.
* Estaba equivocado, fue Samuel Butler.
9. Se refiere al poema uHow pleasant to know Mr. Learo.
10. Shakespearc, La comedia de los errores, II, n. La t¡aducción es de Hugo
7. PaulYaléry, Tel euet, Oeuures, pa¡ls, pléiade, 1960, p. 637. Chaparro Valderrama, Barcelona, Norma, 2000.
68 69

o aquel fallo que puede señalarse; un poema imitativo es una imi- una audiencia juvenil, hay cienos tipos de Poemas que
no aParecen
tación reconocible de este o aquel poema, de este o aquel poera. representados en absoluro, pero dentro de sus límites la variedad
Pero en el caso de un poema imaginario nada puede decirse, pus5_
era extraordinaria. Una cosa particularmente grata era la ausencia
to que imitación de la poesía en general. El poeta no se
es una de conciencia de clase literaria que la caracterizaba, la yuxtaposi-
sentirá jamás tan inspirado, tan seguro de su genio como en esos ción, en términos de iguddad, de poesla t'no oficialo, como las
primeros días, cuando ellápizvuela sobre el papel. Sin embargo, rimas infantiles, y poesla uoficialo, como las odas de Keats' Esto
aun entonces se aprende. Mientras garabatea la pag;na, va for_ hizo que me diera cuenta desde muy Pronto de que un Poema no
m¿índose el hábito de percibir la métrica, de observar que las pala- tiene que ser grandioso, ni siquiera serio, Para ser bueno, y que no
bras bisílabas aisladas pueden sonat ti-tum, tum-tio, en ocasiones, es preciso avergonzarse cuando no se tiene humor para leer la Di-
tum-tam; pero asociadas con otras palabras pueden conyertirse en aina Comedia, y en cambio se quiere leer, por ejemplo,
un ti-ti. Cuando el principiante descubre una rima nueva para éI,
la conserva'en la memoria: un hábito del que quizá pueda pres_ Cuando otrat ddrnat al sueño se re?liegan,
cindir un poeta italiano, pero que resulta útil para uno inglés.n a la ciudad Cloris, Celia y Fhuia llegan.
Y, pese a no poder escribir sino garabatos, comienza a leer ver_ Allí estos fantasrnas de k belleza Tnoran,
daderos poernas por placer y adrede. podrá decit.e lo que se quiera en los lugaru que sus honores nxuertos lloran't1
contra las antologlas, pero, para un adolescénte que desconoce in_
cluso los nombres de la mayoría de los poetas, una buena antología La idea de Matthew Arnold según la cual existen patrones con los
puede ser une valiosa gula. Yo mismo tuve la ext¡aordinaria fonu- cuales medir todos los poemas me ha parecido siempre dudosa,'
na de que unas navidades me regalaran la antología come Hither capaz de convertir a los lectores en esnobs y de arruinaf tal€ntos
de'walter de Ia Mare, que tenía dos virtudes con reración a mis jóvenes tentándolos a imitar lo que está fuera de su alcance'
propósitos.l2 En primer lugar, su buen gusto. Cuando hoy en dla Un poeta que busca mejorar debe, por cierto, rodearse de bue-
vuelvo a ella apenbs descubro poemas que por mi parte habrla nas compañlas, pero por su bien estas compañías no deberían es-
omitido, y ninguno que me parezca de mal gusto admirar. En se- taf en un nivel muy distinto del suyo. No está claro en absoluto
gundo lugar, la variedad de su gusto. Como estaba pensada para que la poesía que infuyó más provechosamente a Shakespeare
fuera la mejor poesía que conoció. Incluso en el caso de los lecto-
res, teniendo en cuenta la atención que un buen poema exige, hay

. I l. En general, en inglés hay más dificultad para jug*, con las rimas que
en
las lenguas románicas.
12. se uata de una antología importante en la educación de la generación 13. Los versos perten€cen al poema de Alexander Pope, nwb.en tüe fair ones
de
Auden. Se publicó en 1923 y mezcla versos para niños con poesía adulta.
to the shades go downr.

f
71

algo de frívolo en la idea de leer solo grandes poemas.


Las obras mudo, no instruya ni critique, el aprendiz puede escoger a cual-
maestras deben guardarse para las festividades
más importantes quier maestro que desee, vivo o muerto: este estará disponible a
del espíritu.
cualquier hora del día o de la noche y no cobrará emolumentos'
No pretendo defender la herejía esrérica de que no hay
asunro Ala vez,la apasionada admiración del alumno Por su maestro
más importante que otro, o de que los poemas
pueden no tener será garantía de que trabajará realmente duro para complacedo'
asunto, o de que no hay diferencia entre un poema
grande y uno Complacer irnplica, en este caso, imitar, y es imposible hacer
bueno: me parece contraria al sendmiento humano
y aun al senti_ una imitación plausible sin poner atención a los detalles de dic-
do común. No obstanre, entiendo a qué se refiere.
No hay nada ción, ritmo y sensibilidad. Es imitando a un maestro como el
peor que un mal poema cuya intención es ser grandioso. aprendiz de poeta adquiere su Censor, Porque aprende que, sin
Asl, un poeta en ciernes empieia a entend.er que la poesía
es importar si proviene de la inspiratión, de la suerte o del arduo
más variada de lo que imaginaba y que distinros
poemas pueden trabajo,solo una palabra, un ritmo o una forma son los correctos.
gustarle o no por distintas razones. Su Censor,
sin embargo, aún Alora bien, que sean correctos no quiere decir que sean verdade-
no ha nacido en é1. Antes de alumbrarlo, tiene que
simular ser ros' Puesto que lo único que elaprendiz hace es actuar como un
otro; tiene que experimentar una transferencia literaria
con algún ventrílocuo; sin srn[¿rgo, a estas alturas ya ha dejado atrás la
poeta en particular.
<poesía en general, y comienza a aprender cómo está hecho un
Si hubiera una gran demanda de poeila y, en
consecuencia, poema u otro. Quizá más tarde gane conciencia de la importancia
poetas sobrecargados de trabajo, gvizáexistiría
un sisrema por el de la imitación, porque con frecuencia se encontrará imitándose a
cual un poeta consagrado po,drí^ romar un
pequeño número de sí mismo.
aprendices que empezaran por cambiarle el
papel secanre, que Mi primer maestro fue Thomas Hard¡ y creo que fue una
después pasaran a máquina sus manuscritos
y finalmente termi_ elección afortunada. Hardy era un buen poeta, quizá incluso un
naran haciendo de negros para su maestro cuando
este estuviera gran Poeta, Pero no un poeta, digamos, demasiado bueno. Por
demasiado ocupado para comenzar o terminar
un poem a. La ga_ mucho que lo admirara, incluso yo podía ver que su dicción resul-
rantla del aprendizaje de esos pupilos sería que
su maestro, cons_ taba a Yeces torpe y farragosa y que muchos de sus Poemas eran
ciente de que no solo el crédito de esos poemas
sería
rodo suyo, rematadamente rnalos. Esto me dio esperanzas, mientraq que un
sino también el posible desc¡édito, se preocuparía
de escogerros poeta intachable sin duda me habría llevado a la desesperación'
bien y t¡ansmidrles todo Io que sabe.
Era moderno, Pero no excesivamente. Sus palabras y su sensibili-
Lo que sucede en realidad es, por supuesto, que el curioso, Pero su cara
poeta en dad estaban bastante cerca de las mías
ciernes recibe toda su educación en una biblioteca -es
y eso dene sus incluso recuerda a la de mi padre-; así que al imitarlo no me
ventajas. Aunque el maestro escogido sea por
necesidad sord.o y apartaba demasiado de ml rnismo, y tamPoco estaba tan cerca
73

Pa¡a que me borrara del todo. Si intentaba ponerme sus gafas al


los excesos puede a veces conducir a la sabiduría, aunque no sea
menos tenla conciencia de cierto cansancio octrlar. Finalmente,
su frecuente.
va¡iedad métrica y su tenden cia a utilizar complicadas
formas es_ Imaginemos que un aprendiz descubre que hay una relación
uóficas supusieron para ml un valioso entrenamiento en
el arte d.e significativa entre una afirmación como oHoy cumplo diecinueve
la composición. Debo agradecer asimismo que mi primer
maesüo años> y esta otra: nHoy es 2l de febrero de 1926". Puede que el
no escribiera en verso libre; de orro modo, quizá habría estado
descubrimiento se le suba ala cabeza, pero debe tenerlo en cuenta
tentado a cree¡ que escribir en verso libre es más fácilque
hacerlo porque, hasta descubrir que todos los poemas que ha leldo, sin
acudiendo a fo¡mas más escrictas cuando, como he descubierto
con importar lo distintos que sean, tienen una cosa en común: que
los años, es infinitamenre más diflcil.
fueron escritos alguna vez, rro dejarájamás de imitar los escritos
En este momento se levanta el telón de una escena parecida al
de otros. Nunca sabrá lo que es ctpaz de escribir si no tiene una
fnale del acto rr de Die Meisursinger. Titulémosla nla reunión de preciso escribir. Y esto justo lo que
idea general de lo que es es sus
Ios aprendices>r. 165 aprendices procedentes de todas
partes se mayores, precisamente por serlo, no están en condiciones de ense-
¡eúnen y descubren que son una nueva generación;
alguien grita ñarle; solo puede aprenderlo de otros como é1, con quienes posee
la palabra nmoderno, y se desata un modn. T.os nuevos
poetas algo en común: la juventud.
y crlticos iconoclastas salen a la luz (cuando yo. era estudiante,
un Este descubrimiento no resulta del todo agradable. Cuando
crítico aun podía describir a T s. Eliot como un ullota
borrachor, uno de estos jóvenes habla del pasado como una carga de la que
pero eso fue anres de que le concedieran la Orden
del Mérito); la debe librarse, tras sus palabras hay con frecuencia un resentimiento
poesía que esras nueyas autoridades respaldan se
convierte en el y un temor: que el pasado no acceda a llevarlo sobre los hombros.
canon, y la que rcchazan sencillamente se defenesra.
se trata de Las críticas de su Censor aparecen siempre, ante los ojos del
dioses a quienes es blasfemo c¡iticar o demonios
cuyos nombres poeta, como advertencias susceptibles de polémica; no como ver-
no pueden pronunciarse sino acompañados de execraciones.
Los dades objetivas, sino como simples indicaciones y, en el caso de
aprendices han visto laluz, mientras sus ruto¡es
quedan en ra os- los jóvenes, que aún tratan de descubrir su identidad, la exaspera-
curidad, a Ia sombra de la muerte.
ción ante lalejanla del triunfo tiende e manifestarse en forma de
En realidad, no sé cómo los maesrros lo roleran, porque
no violencia y exageración.
hay duda de que la misma escena se repite año úas
año. Cuando Si un aprendiz afrrma ante su tutor una mañana cualquiera
recuerdo la amabilidad de mis tutores, la paciencia
con que me que Gertrude Stein es la mejor escritora que haya vivido itmás,
escuchlban, la cortesía con que disimulaban su
aburrimiento, o que Shakespeare no vale la pena, lo que en realidad está dicien-
me siento conmovido por su auténtica bondad.
Supongo que, do es: <Aún no sé qué tengo que escribir o cómo; ayer, sin embar-
siendo ellos mismos sabios, podlan reconocer
que el camino d.e go, leyendo a Gertrude Stein me pareció atisbar una pistar, o bien
i1

1i
1:
:1

/4 75
t:

oAy.t, mientras leía a Shakespeare, descubrí que uno de crlticodecirle al pírblico en qué consiste una
mis prin_ serlo? El deber del
es
cipales errores es mi tendencia a la retórica grandirocuenteu. lo que pudo o debió haber escrito'
obra, no en sugerirle ¿ su autor
La rnoda y el esnobismo resultan valiosos como defensa ctíticadel que un ¿utor puede
contra No obstante' ese es el único tipo de
la indigestión literaria. AI margen de su calidad, siempre podrían ayudarle están' gene-
es mejor obtener un beneficio. Aquellos que
leer unos cúantos libros con cuidado que meramente hojear que él mismo-, demasiado dispersos' demasia-
ras ralmente
páginas de muchos; así, a faJta de gusto personal _que no puede -igual en sus matrimonios' o
do ocupados, demasiado comPrometidos
fsrmarse de la noche a la mañana-, er esnobismo un índice de
es son demasiado egoístas'
mesura tan bueno como cualquier otro. es capaz de
En cambio, debemos asumir que nuestro aprcndiz
Siempre me sentiré agradecido, por ejemplo, por las modas mismo' que tarde o tempra-
convertirse enun auténtico poeta por sí
musicales de mi juventud, que me previnieron de decir con acierto' por
d.e escuchar óperas no llega el día en que su Censor es caPaz
italianas antes de cumplir los üeinta, momento en el cual y todas son tuyas)'
real_ primera vez: nTodas las palabras son correctas
mente fui capaz de apreciar aquel mundo ran hermoso y tan mucho' sin em-
d.esa_ Su emoción ante una revelación tal no dura
fiante para mi propia tradición cultural. n¿Me ocurrirá
bargo, porque enseguida surge otro pensamiento:
- Por otra parre, los aprendices cumplen entre sí una función como asalariado' ciu-
.rao orr" vez?r.Cualquiera que sea su futuro
que ningún crítico mayor o más célebre podría desempeñar: anticipar una revelación
se dadano u hombre de familia, jamás podrá
leen unos a orros. A cierta edad, el colega aprendiz posee un Poema y gracias a
dos así. Nunca podrá decirse: <Mañana escribiré
grandes virtudes como crítico. puede que, ar reer nuestro lo haré bienn'
poema, mi entrenamiento y experiencia estoy seguro de que
lo sobrestime claramente, p€ro si lo hace podemos estar seguros es un
A ojos de otros, cualquiera que haya escrito un buen Poema
de que sin duda cree en lo que dice y en ningún caso hace las
está tratand.o poeta.Ante sus propios ojos, un poeta solo es tal mientras
simplemente de alentarnos. En segundo lugar, el que es antes' no es
como no_ últimas correcciones a un nueYo Poema' Momentos
sotros suele leer con la apasionada arención que los críticos solo es al-
adul- más que un Poeta en potencia; al momento siguiente
tos reseryan para las obras maestras, y los poetas hechos siempre'
y dere_ guien que ha dejado de escribir poesla' quizá pam'
chos pare sí mismos. Si encuentra un error, su c¡ítica
tiene la
intención de ayudarnos a mejorar: desea con sincerida-d que
nues_
tro poema mejore. II
Frecisamente es eita clase de cdtica personal la que, más
tarde,
cuando el grupo de aprendices se ha dispersado, resurta tanto, que a un joven poeta tata'Yezlevaya
tan difícir No es de extrañar, Por
de encontrar para un escritor. Los veredictos de ros estemos ante
reseñistas, po¡ bien en sus exámenes. Si le va bien, probablemente
más que sean justos, apenas le resultan útiles. un alumno
¿por qué habrían de un futuro académico, o quizá se trate simplemente de
76

de To-
imagen de una especie de noche
perseverante. Quien estudia medicina sabe que si quiere llegar a berme ofrecido la misma
que los artistas muertos' vivos
y nonatos
se¡ médico tiene que estudiar anatomía, por tanto cuenta con un dos los Santos literaria en
aParecen involucrados sin excepción
motivo muy claro para estudiarla. Un futuro académico tiene de todas las épocas y lenguas
con-
también un motivo claro para estudiar lo suyo: más o menos sabe €n una tarea común, noble
y civilizatoria' Nadie mrís habrla
por la métrica' una fascinación
lo que le gustaría aprender. Pero en su ceso, el aprendiz de poeta ,"grrido inculcarme tal fascinación
jamás'
no tiene ni idea de qué es lo que debería saber. Está a merced del que no ha menguado
ser un mal alumno no es
futuro inmediato porque no posee razones concretas para no ce- Ahora bien, como se imaginarán'
tres años en la universidad viví
der ante las demandas de este y, hasta donde sabe, ceder a los de- siempre divertido' Durante mis
amigos de por vida y fui más
infeliz
seos inmediatos puede resultar más tarde lo mejor que ha podido rnomentos gretos' hice varios
perdiendo el tiempo
hacer. Este deseo inmediato puede consistir simplemente en asis- qrr. ,r,rrr.". No estaba claro si estaba -5s16
había duda de que estaba desperdi-
tir a una conferencia, por ejemplo. Recuerdo una conferencia a la el futuro lo diría-, Pero no
Nadie puede Pensar que' simple-
que asistí, dictada por el profesor Tolkien. A estas alturas, no ten- ciando el dinero de mis padres'
joven poeta desdeña las investi-
go la menor idea de lo que dijo, pero en determinado momento mente por ser mal estudiante' un
sabe que
recitó, y lo hizo magnlficamente, un .*¡s¡5s pasaje del Beowulf gaciones académicas que se desarrollan a su alrededor;
Me hipnotizó. Supe que aquella poesía ib4 a convertirse en el pan estos versos de Yeats son algo
ingenuos:

de cada dla para mf. Deseé profundamente estudiar anglosajón


porque, de otro modo, jamás podría leer esa clase de poemas. Al Testas caluas que ignoran sus
pecados'
cabo, bien que mal, aprendí a leer anglosajón, y la poesía anglo- b le s te s ta's c a' la as'
u i ej as, do ct as, re sP etd'
sajona e inglesa medieval han resultado ser las influencias más po-
que corrigen ! tnotan los uersos
derosas y duraderas que mi propia poesla ha conocido jamás. e insomnes
que jóuenes anibulados
Pe¡o ni yo ni nadie podíamos haber previsto algo así. Y de
rimaron, en elogio
nuevo, ¿qué ríngel bueno me indujo una tarde a entrar en la libre-
de la belleza sorda.
rla Blacliwell ¡ entre aquella inmensidad de volúmenes, me hizo
escoger los ensayos de'V7. P. Ker?ta Ningún otro crítico podía ha-
Arrastran los pies y escuPe?n tintrt'

y desgastan las alfombras czn sus Pd'sos'


14. IZ
Ker (1855-1923) fue un erudito escocés, determinante en la forma-
P. todos piensan lo que otros
ción de Auden, que aprendió de él sob¡e todo cuestiones prosódicas. El libro de les dan a Pensdr' ! son
ensayos aJ que se refiere muy probablemente sea Epic and Romance, Essays on Me-
la uiua intagen del uecino'
dieual Literature, publicado en 1897 .

i
78
79

fy Dios!, ¿qué dirían . No, lo que impide estudiar al joven poeta no es su presunta
de Catulo, si
fuera uno corno elloslj ingratitud, sino una ley de la madurez mental. Excepto en cues-
dones de vida o muerte, temporales o espirituales, las respuestas
Aun ignorando su condición d.e me¡a calumnia _que todos los
solo corresponden a preguntas, y en ese momento, el aprendiz no
catedráticos son calvos y respetabres-,
los senrimienbs que yeats
tiene pregunta alguna todavía. Hasta ese momento, no hace dis-
exPresa aquí son absu¡dos.
Los catedráticos ediran,
Oor'".rpu.._ tinción entre un libro, un paseo por el campo o un beso: son to-
to..., ¡afortunadamente! De no haber sido
por estudioso, q.r. .or_ das experiencias destinadas a almacenarse.por igual en la memo-
sagraron sus vidas a copiar y ordenar
manuscritos, ¿cuántos poe- ria. De poder.observar el interior de esa memoria, el historiador
mas habría, por ejemplo, de
Catulo, y cuitntos de ellos plagados de
de la literatura encontraría sin duda muchos miembros de la espe-
versos sin senrido? Ni siquiera
Ia invención de Ia imprenta hizo cie libresca, pero clasificados de un modo curiosamente distinto al
innecesarios a los editores.
¡Feriz el poeta cuyas obras reunidas no que aparecen Qn su biblioteca. Las fechas son diferent es. In memo-
est¿in llenas de e¡ratas! Incluso
los poetas jóvenes saben, o lo sabrán riam, deTennyson, precede a La dunciada, de Pope, y el siglo rn
muy Pronto, que de no sef por los estudiosos
esta¡ían a expensas al xrrr. Siempre ha pensado que Robert Burton escribió un exten-
del gusto lite¡ario de la generación inmediatamente
anterior a la so libro sobre la melancolía, pues bien: alll tiene solo diez páginas.
suya, porque una vez que un libro
t' ha dejado de reimprimirse y ha ha acostumbrado a la idea de que los libros se escriben sola-
Se
caído en el olvido solo los estud.iosos,
l

i
con sú g.rr.roo u"l.rr.í" d. mente una vez, y allí algunos de ellos se reescriben constantemen-
leer lo ilegible, son capaces d.e recuperar
los resoros ocultos. te. En su biblioteca, los libros se ordenan por género o tema; aqul,
¿euién
hab¡ía leído incluso a Donne, de
no se¡ por el profesor Grierson?
el principio más común de asociación parecen ser los grupos de
¿Qué se sabría de Clare o de Barnes, o de Christopher
Smart, de
no haber sido por los señores Blunden,
Grigson, Force Stead y
Bond? Y los estudiosos no solo han cés, responsable sobre todo de la moderna edición de los poetas met¿físicos en su
fungido .o_o .ditores, monumenal Metaphysical Qrics and Poems of tfte Seuenteenth CennrT (1921), que
¿qué
decir de esa curiosa combinación de
poeta y estudioso que son los T. S. Eliot reseñó con entusiasmo y que dio una segunda vida a poetas como John
traductores? Donne, George Herbe¡t o Andrew Marvell. f El poeta y crlirco Edmund Blunden
¿Cómo habríamos podido descubrir, sin el talento y
la dedicación de sir Arthur !,are¡ (1896-1974), que también había sido profesor de poesla en Oxford, fue el coeditor
el universo poético, compreta- de la obra de John Clare (1793-1864), t¡ poeta rural que murió demenciado. f El
mente nuevo, que supone la poesía
china?r6 poeta y crítico GeofFrey Grigson (1905-1985) editó la obra de 'l7illiam Ba¡nes
(1801-1386), un poeta pasroral del condado de Dorset. l \l'. F. Stead (1854-1967)
fue un poeta y diplomático norteamericano que se ordenó sacerdote anglicano,
15. \( B. Yeats, olos eruditosr. muy amigo de T. S. Eliot y responsable de la edici ón deI poema Rejoice in the Lamb,
l6' Aqul Auden hace va¡ias.referencias bibliográficas de Christopher Smart (1722-1791), un poeta del xv¡u, gran amigo del docto¡
que en su época eran
conocidas por el lector culto. Herbert Johnson. Stead publicó su edición en1939 y en1950, se volvió a edita¡, con el tl-
Grierson OAáe-lfleqfue un erudito
esco_ .
tulo latinizado de Jabilate Agn¿, al cuidado de \L H. Bond.
81

edad. El rercer romo de Pedro el Labrador, de \7'illiam Langland, será inequívocar'nente suyo'
portar cuán distinto sea del Presente'
se ubica a
un lado de los Diarios de Kierkegaard; el cua¡to, junto siendo la misma persona' y
Sin importar cuánto cambie, seguirá
a The Mahing of the English Landscape, de'W. G. Hoskins. y.lo ahora' al margen de
nadie más. De este modo, lo que le gusta
más sorprendente es que, en vez de asociarse solamente con impersonal' tiene mayores
cualquier aprobación o desaprobación
miembros de su grupo, en esta extraordinaria democracia todos posibilidad.es de resultarle útil más adelante' \

guiar por sus gustos


los seres se conocen, y es raro que un libro sea el mejor amigo
de Un poeta está aún más dispuesto a dejarse
otro libro. Los uiajcs de Gulliuercamina del brazo de un Iío amo- personales puesto que asume -creo
yo que r7ón'- gue' si
lon
roso, un canto del Paradiso se localiza junto a una cena opípara, sea limitado' pero segu-
ha querido ser Poeta' puede que su gusto
a la perdición' De he-
Guerra y paz no se separa de una Navidad sin un céntimo en el ro que no es tan malo como para llevarlo
de los libros que esco-
extranjero, y una décima parte de El cuento de inaierno se saluda .ho, lo más probable es que la mayor parte
en caso de Presenurse
alegremente con la primera grabación integral de La de
fauorita, ge resulten aceptables para la crltica' Pero
Donizetti. sus gustos y disfruta-
un conflicto casi seguro que se inclinará Por
poema có-
Y sin embargo, esre es el mundo del que surgen los poemas. rá azuzando al crltico con problemas como el de este
En un poema mejor y más sensible que <Los eruditosr, yeats lo micamente malo:
describe como una trapería;|7 permítanme que, por mi parte, acu-
da a la imagen menos sombría, aunque no por ello menos anár-
Wte, Mary, a k casa de camPo
quica, de un té ofrecido por el Sombrerero Loco.
y barre bien el suelo de madera'
cuando sus lecturas están destinadas a dotar la memoria d.e
y enciend'e la chitnenea 7 limPia
imágenes sobre las cuales pueda luego construir una obra propia
el barniz de las herrnosas Puertts'
no hay principio crftico que pueda ayudar al aprendiz a seleccio-
p,orque allá irdn los señores londinenses
nar sus libros. un juicio del dpo: oEste libro es bueno o malou
después de dictar su conferencia
implica que el libro es bueno o malo en todo momento; pero con
con Jonathan
relación al futuro de un lecror, el lib¡o es bueno en ra medida en
a f,rrnarse und PiPd
y a probar nuestrd cerueza casera"
que lo sean sus efectos venideros y, dado que no conocemos el
futuro, no hay juicio posible. La más segura de las gulas, por tan_
to, es el principio, ingenuo y acrítico, del gusto personal. Cual_ Vete y cortd unas dalias, que los huésped'es

quier personasabe cuando menos algo de su futuro: que, sin im_ admiren el matiz d¿ sus colores,

no tenga ni un ?étdlo marchito


¡pero cuid.a que
17. nLa deserción de los animales del la fl.or qae escojan! Y Poda
circo.,
l
I
I

: 82 83

las rosas con la nauaja de papd:


Wherewith Loae to the harts forest he feeth
que las endebles maluarrosas
I,eauing the enterprise with pain and cry,
se Asomen por la aentúnL rotd. And there him hideth and nzt a?Pearetlt.
;:

What rnay I do? When my master feareth,


Yo te alcanzará allí en una hort, But in feld with hirn to liue and
the die,
no dejes que se me oluid¿
For good is tlte lfe endingfaithfully.
lleuar laflauta y la lupa, .

las pipas y la cerueza;


lCon lo que al bosque del corazón ál huye,
la música que compuso Jonathan
dejando su empresa czn pena y llanto,
a la felicidad del niño deleitará
y allí se esconde, ! no apd.rece.
a los hués1tedes, que sabrán
¿Qué puedo hacer yo, cuando mi señor terne,
reconocer qué bella es.l8
sino en el campo con él uiuir y morir?
Pues buena es la uida que acaba felmente.fie
¿Sería mejor el poema si hubiera aparecido la semana pasad.a, fir_
mado por John Betjeman y con el título nEl seior
Ebenezer Elliott
agasaja a sus huéspedes capitalinos,,?
malo por el hecho de que
¿Es
no lo haya compuesro el señor Betjeman como un 19. De sirThomas W'yan (1503-1542), *The long love that in
este poema de
monólogo có_
my thought doth harbouro (o bien nThe longe love, that in my thought doeth
mico-dramárico, sino por el propio Ebenezer Ellior,
con la pre- harbaro) existen por lo menos dos versiones fiables publicadas, la de Collectedpoerns
tensión de se¡ serio?
¿eué diferencia hacen las comillas? of Sir Thomas Vyatt, Kenneth Muir y Patricia Thomson, eds., Liverpool University
A la hora de juzgar una obra del pasado, las preguntas de Press, 1969, y sir Thomas'W'yatt, The Complete Poems, R. A. Rebholz, ed., Londres,
los
Penguin, 1978, con la ortografla mode¡nizada, pero ninguna de las dos coincide
c¡íticos interesados en la historia de ra riteratura:
"¿eué buscaba con la ve¡sión que aporta Auden, que quizá cita de memoria. Hemos corregido el
lograr quien escribió estas líneas?>, niHasta qué Pedro Domínguez Caballero de Rodas y
punto lo consi_ fragmento, cuya traducción española es de

guió?>, importantes como son, interesan menos Beatriz HernándezPérez, profesores de la Universidad de la Laguna. El poema de
al poeta que estas 'W'yatt es una versión de un soneto de Petrarca (Canzionere, 140), muy importante
otras: n¿Qué sugiere esta obra a los escritores de
hoy en día?>, en la consolidación de l¿ moderna prosodia inglesa: nAmor che nel penser mio vive
<¿Les servirá de ayuda o dificultará, suo seggio maggior nel mio téne, / talor armato ne la fronte véne, / ivi
/ e'l
más bien, su camino?>. e regne

Hace algunos años, me topé con los siguientes versos: ivi pon sua insegna.,/ Quella cliamare e sofferi¡ ne 'nsegna / e vbl che 'l
si loca, et
gran desio, l'accesa spene, / ragion, vergogna e reverenza affrene, / di nost¡o ardir
fra sé stessa si sdegna. / Onde Amor paventoso fugge al core, / lasciando ogni sua
impresa, e piange, e trema; / ivi s'asconde, e non aPpar piü fbre. / Che poss'io far,
temendo il mio signore, / se non star seco in fin a l'ora estrema? / ché bel fin fa chi
18. uThe Summer Houser, de Ebenezer Elliott.
ben amando mo¡en.
-!

85

Este ritmo, que me pareció ext¡añamente hermoso, rondó mi ca- cesores nuestros, cualquier estudiante está hoy en condiciones de
beza du¡ante mucho tiempo y terminó por influir en algunos
de escribir los yambos regulares que a\Vyatt, que buscaba escapar de la
mis propios versos.
anarquía.métrica del siglo xv y principios del xvt, le resultaban tan
muy bien que la evidencia crlticasugiere que la intención

difíciles. En el siglo )o(, nuestro problema no es cómo escribir
de Wyatt era escribir yambos regulares. El ritmo que buscaba
le yambos, sino cómo hacer para no acudir a ellos de un modo auto-
habría dado a sus versos la siguiente prosodia:
mático cuando ese no es nuestro auténtico propósito. Asl que los
v:::

t errores de'Wyatt resultan Para nosotros una bendición. Ante la


And thére him hídeth ánd nót ápperéth. !:
+. pregunta de si hay que censurar una obra que es bella solo Por ac-
t.-
Vhat máy I dó when m! maistérferéth, cidente, quizá tendría que responder que sí, pero los poetas siem-
But ín the fetde uith him to l"jue and d!e? pre les estamos secretamente agradecidos aJ azar: sabemos el papel
For góode is thá lif éndingfaíthfuil,j. que este desempeña en la composición poética. Lo inesperado apa-
rece siempre, y eunque el resultado esté pendiente del juicio del
Dado que es imposible leer los versos de este modo sin que sue_ Censor, la memoria atesora el recuerdo de ese golpe de suerte.
nen monsrruosos, habría que decir que \flyatt no consiguió Un poeta en ciernes puede llegar a vanagloriarse de su buen
lo que
buscaba, lo que merece la censura de cualquier historiador
de la gusto, pero no se hará ilusiones con resPecto a sus auténticos co-
literatura.2o
nocimientos. Sin duda, los poetas jóvenes saben cuánta poesía
Por suerte no soy un historiador, así que puedo valorarlos existe de la que no tienen la menor noticia, y que les gustarla co-
sin
más. Entre \Vyatt y nuestra época existen cuatrocientos
años de nocer; y saben también que hay gente culta que la conoce i l" ha
prácticay desarrollo de la métrica. Gracias a la obra de estos leído. Su prollema es, pues, a cuál de estos hombres cultos acudir,
prede-
puesto que no se trata de saber qué poesía desconocen, sino qué
poemas serlan de su gusto. Por eso iuzgan los libros de los estu-
20. El ¡itmo yámbico, hoy tan natu¡al en la prosodia inglesa, era
extraño a.la
lengua en tiempos de \Vyatt, gue, junto al conde diosos no tanto por su texto como por sus citas; a mi parecer, de
de Surre¡ lo introdujo en la lite_
ratura anglosajona importando merros latinos y música italiana.
AquíAuden aplica hecho,. a partir de cierto punto un Poeta no puede evitar leer
el.ritmo exacro que le corresponderla al pentámetro yámbico
q... pr.r,ror"_^arr,. obras críticas intentando adivina¡ qué clase de gusto se esconde
buscaba el poeta, con resultados ciertamente cacofónicos.
sin embargo, en su edi-
ción d'e 1978, citada en la noe anterio¡ Rebhorz propone tras aquellos juicios. Personalmente, tengo mis <patronesD, como
una escansión alte¡nativa
alalógica, segrirí la cual wyatt tenía en ra cabezaun patrón
d..t"." ;.;.*';" dirla MatthewArnold, pero no me sirven paraiuzger los poemas,
negesariamenre yámbico. De acuerdo con esa teoría, los
versos que cita Auden se sino a los crlticos. Muchos de esos Patrones de gusto se refieren a
acentua¡ían del siguiente modo: <And thére him hídeth
and nót apearth / whát
may f do whén my máste¡ fea¡etrr / Bút in the fiéld with cosas distintas a la poesía, o incluso a la literatura; existen, sin
hrm to líve and dle? / For
góod is the lífe énding fiíithfirllp,. embargo, cuatro preguntas que siempre hago a los críticos:
87

¿Le gustan me refie¡o a que le gusren de verdad,


-y
las apruebe por principio_ cosas
no a que conozco sobre una única figura, EI caso Wagner, es un modelo
como
de lo que debería ser un ataque. Agresivo como a menudo era,
Nietzsche no permite sin embargo que los lectores olviden que
1) Las Iargas listas de nombres propios,
como las genealogías lVagner era un genio extraordinario gue, pese a todos
)¡ sus erro-
del Antiguo 'Iestamento o Ia lista
d.lo, barcos de la llíada? res, su música revestía la mayor importancia. De hecho, este fue
2)¿Lor acertijos y orras maneras de no ll.ama¡ a las cosas
por el libro que me enseñó por primera vez a escuchar a \Vagner,
su nombre?
frente a quien antes abrigaba los prejuicios más rorpes. Otro mo-
3) ¿Las fo¡mas poéticas complicadas y difíciles, como los delo son los Estudias sobre literatura clásica norteamericana de
engfuns de ]a tradición garesa, los dro*huaetts d.e
Israndia o ras D. H. Lawrence. Recuerdo mi decepción cuando, después de leer
qexdnas, aun cuando su
contenido sea t¡ivial?
el ensayo sobre Fenimore Cooper, que es tremendamente crítico,
4) ¿L"s exageraciones d¡amáticas deliberadas, como
aquella me apresuré a buscar uno de sus libros. Por desgracia, no lo en-
barroca_bienvenida de Dryden
a Ia duquesa de Ormond?
contré ni la mitad de estimulante de lo que Lawrence lo había
hecho parecer.
Si un crítico responde honestamenre
que sí a las cuarro pregunras,
La segunda ventaja que el poeta posee es que conoce de ante-
me siento autorizado a confiar implícitamenre
en ,,r.;,ri.iol ,obr. máno la satisfacción que supone para el ego haber sido capaz de
asuntos literarios. i

escribir unos cuantos poemas. De un poeta volcado en la crítica


no esperaría nunca que se volviera un pedante, un crítico para
críticos, un novelista romántico o un maniaco. Cuando hablo de
III pedanterla me refiero al crítico para el cual ningún poema es sufi-
cientemente bueno porque esa categoría corresponde en exclusiva
No solo no es raro, sino que incluso
es frecuente que un poeta a cierto poema que le gustaría escribir y que no puede. Leyendo
escriba reseñas críticas, compire
antorogías y escriba textos intro-
esa clase de crítica uno tiene la impresión de que el auror prefiere
ductorios. Se trata de una de sus
fuentes principales d.e ingresos.
que los poemas sean malos a que sean buenos. Su hermano geme-
Hasta puede que dicte alguna conferencia.
En esos lances, seguro lo, el crítico para críticos, no demuestra el menor resentimiento;
que echará de menos una formación
académica más sórida,
al menos cuenta con la suya, por
' Liero de hecho, superficialmenre parece idolatrar al poeta sobre el que
elemental que sea.
escribe, pero su an¡ílisis de la obra de su ídolo es hasta tal punto
su perezoso hábito de reer soro aqueto
que le gusta re habrá más complicado y
enseñado al menos una lección:
difícil que la obra misma que sin duda termina
que solo vale la pena atacar los
por desalentar a todo posible lector. También de esra clase de crl-
libros que vale la pena leer. El más
nomble estudio crítico que ticos es razonable suponer que poseen una herida secreta. Les pa-
88 89

rece desafortunado y lamentable que antes de toda crítica tenga peare, nuestra comPrensión de sus obras aP€nas cambiaría, si acaso
que existir un poema que criticar. Desde su perspectiva, un poe_ cambiara en algo; sin embargo, cuán menos interesantes resula-
!:.
F,r,:::

ma no es la obra de otra persona, sino un documento que ellos | .' íanla.Vidas de tos poetas sino supiésemos nada de SamuelJohnson'
mismos han descubierto. !:::'. Sabrá, para usar como ejemplo una Pregunta sin respuesta, que
Por su parte, el novelista romántico es una figura mucho si algún día se llega a frier la datación exacta de los sonetos de
más
simpática. su feliz territo¡io es el de las preguntas sin respuesta, Shakespeare, no será gracias a una lectura atenta del soneto CVII' Su
en particular cuando concie¡nen e la vida privada de los aurores. experiencia como escritor de poemas le llevará arazonaÍ de un modo
como las preguntas a las que dedica su vida menudo se rrata parecido a este: uEl sentimiento que se exPresa aqul es un sentimien-
de personas extremadamente
-a
preparadas- no pueden en ningún to común: alguien se siente conforme con lo que ama y el mundo
caso responderse, se siente lib¡e de enüegarse sin recelo gira en la dirección correcta. Un sentimiento así puede producirse
a sus fan-
taslas' ¿Y por qué no hacerlo? de muchas maneras. Puede, por ejemplo, producirse en ocasión de
¡cuánto mrís inslpida resurtaría ra
edición comentada de las obras de shakespeare de no ser por un festejo público, de un acontecimiento histórico como la derrota
él!
x.
Pero el más simpático de todos es el auténtico maniaco. de la Armada Invencible, o del exitoso tránsito de la reina por la
Enrre es-
tos, el tipo más común es aquel que cree que la poesía siempre menopausia, pero no forzosamente' Se puede tener la misma sensa-
oculta un mensaje cifrado, pero hay muchos m¿ís. Mi favoriro ción frente a un bello día. Las figuras que se emplean en los versos
es
John Bellenden Ker, que aseguraba haber descubierto que las can-
ciones de cuna inglesas habían sido originarmente escriras Mortal, la luna sulteró su ecliPse
en una
forma de neerlandés antiguo inventada por é1. y los augures rieron de sí rnismos;
A pesar de sus defectos, un poeta al menos considera¡á que un lo que era cierto ua corona en ristre
poema es miís importante que lo que pueda decirse sobre y anuncian ana Paz rica en oliuofl
é1, pre_
ferirá que sea bueno a que sea malo, no buscará que
se parezca a
sus propios poemas, y su experiencia en la escritura de poemas provienen directamente de la literatura, y no condenen ninguna
probablemente le habrá enseñado a reconocer enseguida referencia histórica específica. Puede que algún evento histó¡ico se
si una
pregunta crítica es importante, o auténtica, o si carece los haya sugerido a Shakespeare, Pero también pudo haberlos es-
de toda
autenticidad por ser incontestable o absurda. crito sin tener ninguno en cuenta. Más aún: de haber sido moti-
Sabrá, por ejemplo, que el conocirniento de la vida vados por algún acontecimiento, este no tiene por qué haber sido
de los artis_
tas, de su temperamento y opiniones no sirye para
comprender su
arte, pero que, en cambio, resulta fundamental para
entender los y
2 1. Shakespeare, soneto CVII, traducción de And¡és Ehrenhaus, en Sonetos
juicios de un crítico. si supiéramos cada detalle
de la vida de shakes- Lamento d¿ una amante, Barcelona, Galaxia Gutenberg,clrculo de Lectores, 2009.
90 9r

contemporáneo de la ocasión que el sonero celebra. Un senti_


miento presente evoca siempre otros momentos y sus circunstan_ IV
cias, así que es posible, si así
lo quiere el poeta, emplear imágenes
sugeridas por el momenro prerériro para describir el presente, de terminar su pri-
Antes dejamos a un joven poeta que acababa
siempre que el sentirniento sea el mismo. Lo que ShakesBeare si este no sería el frlti-
es_ rner Poema auténtico y que se preguntaba
cribió no conriene la menor clave históricar. ha entrado en el
mo. Debemos asumir que no lo era, y que ahora
A causa de este limitado conocimienro, el poeta debe esrar lo mundo literario, ., d..in que Ia gente ya juzga su obra sin haber-
bestante apercibido, en'lo referente a la poesía, para escoger ya sea del té del Sombrerero
la leldo. Han pasado veinte años' La mesa
asuntos generales sobre los cuales sus afirmaciones puedan ser co- unas agradables'
Loco se ha alargado; hay miles de caras nuevas'
rrectas en diversos casos, o en la mayoría de ellos, ya asuntos de tal
oüas horrorosas. En la otra están aquellos que solían ser tan
Punta
manera específicos que solo requieran el estudio intensivo de unas enretenidoq y que ahora se comPortan como gorrones aburridos
se trata de
cuantas obras. Quizá pueda decir algo significativo respecto de los y pesados, o que simplemente se han echado a dormir;
des-
bosques, o de las hojas, pero no sobre los árboles. un cambio triste, pero bastante común entre los invitados'
pués de unos cuantos años. El aburrimiento no
En mi caso, las cuestiones que más me inte{esan cuando leo un necesariamente
poema son d.os. La primera de ellas es técnica:.uHe aquí un artilu- i-pli." desaprobación: por mi parte, arln considero a Rilke un
gio verbal. ¿cómo funciona?u. La segunda es moral en el sentido gran poeta, solo que me siento incapaz de leerlo'
amplio de la palabra: n¿Qué clase de persona habita este poema? Muchos de los libros que han resultado importantes Para
ni de
¿cuál noción de la vida que vale la pena vivir, o del lugar en el
es su
nuestro poete no han sido libros de poesía' propiamente'
ver el mundo
que vale la pena vivir?
¿Y de la vida o el lugar que no valen la pena? crítica, sino tltulos que han modificado su forma de
por un
¿Qué oculta a'sus lectores? ¿Qué se oculra incluso a sl mismo?>. y a sl mismo, y muchos de ellos talvez serlan calificados
Y no hay que sorprenderse si las,respuestas no son más que experto como (Poco sólidos'. Sin duda, el experto
tendtia razón
es sentirse
lugares comunes; primero, porque nadie podrá convencer a un
al hacerlo, Pero ese no es asunto del poeta: su deber
poeta de que un poema debe explicar algo, y segundo porque, al agradecido.
en su escri-
poeta, la poesía no le parecerá tan importante. Cualquiera de Además, entre las experiencias que han influido
habrá muchas que involucren artes distintas de la
ellos, me parece, avalaríalas palabras de Marianne Moor., poesla'
,.fi- tura,
riéndose a la poesía: escuchar mú-
<.A mí rambién me disgustar.22 Yo mismo, por ejemplo' tengo que reconocer que
un
sica me ha enseñado muchas cosas sobre cómo organizar
22. El breve poema de Marianne Moore titulado npoesían, segrin la versión de mediante
olivia de Miguel, dice: nA mí también me disgusta. / Al leerla, ,in .-b".go, .on poema, sobre cómo introducir variedad y contraste
un cambio de tono, de tiempo o de ritmo' aunque no sePa
absoluto desdén, uno descub¡e en / ella, después de todo, un lugarparalo
ex-
g.ouinoo.
92 93

plicar cómo ha sido. El hombre es un animar que úaza anaro-


precisamente en este Punto los poetas empiezan a interesarse en
glas, y esa es una gran suerte. El peligro radica en
trarar esas las teorías sobre la poesía, e incluso a desarrollar una teoría propia
analogías como si fuesen identidades; en decir, por
ejemplo: sobre el asunto.
<La poesla debe ser lo más parecida posible
a la música>. Sospe_ Siempre me interesa escuchar lo que un Poeta tiene que decir
cho que las personas más propensas a decir estas cosas
son las sobre la naturaleza de la poesía, aunque no suelo tomármelo muy
que carecen absolutamente de oídir musical. Cuanto
más se en serio. ErY cuanto afirmaciones objetivas, las definiciones de los
ama otro arte, menos inclinado se siente uno
a traspasar sus po€tas nunca son suficientemente precisas, suficientemente re-
fronteras.
dondas; más bien suelen resultar bastante parciales. Ni una sola
Pasados veinte años desde que escribió su
primer poema, hay de ellas resistiría un análisis riguroso. En momentos de impacien-
algo que no ha cambiado jamás: cadavezque termina
uno nuevo, cia, uno se siente tentado a pensar que lo que los Poetes en reali-
lo asalta la misma pregunta: n¿Me ocurrirá esto otravez?>;ahora,
dad quieren decir es: <Léanme a mí, no a los otroso' No obstante,
sin embargo, escuchará.a su Censor decir: <Seguro
que no se repe_ si tales definiciones se entienden como advertencias críticas que
tirá jamásr. Después de pasar yeinte años aprendiendo
a ser él su Censor hace al propio poeta, siempre hay algo que aprender de
mismo, debe aprender no se¡lo. Al principio le parecerá que esro
a
ellas.
no significa sino que debe esta¡ arento a ros ritmos
obsesivos, a ros Baudelaire nos ha dejado una excelente descripción de su ori-
tics de expresión y las palabras recu¡rentes;ipero
no le lleva¡á mu- gen y propósito:
cho descubrir que supone algo mucho m¿ís diflcil.
Implica que
debe abstenerse de esc¡ibir un poema que
podría llegar a ,., b.r._ Compadezco a los poetas a los que guía el solo instinto; los considero
no o inclüso admirable. Implica que, si al terminar produce infalible-
un poema esre incompletos. En la vida espiritud de los primeros se
le parece bien, lo más probable es que se esté
imitando a sl mis- mente una crisis que se traduce en un deseo de razonar el propio arte,
mo. El signo más confiable de que no es así es una de descubrir las leyes oscuras en virtud de las cuales han producido y de
sensación d.e
absolura incertidumbre: uO esto esrá muy bien sacar de este estudio una serie de preceptos cuya divina finalidad es la
o está muy mal;
no tengo la menor ideao. ydesde luego o r"rr.p.obable infalibilidad en la producción poética.23
que sea
bueno como que sea malo. Descubrirse a uno mismo es un proce_
so pasivo porque lo que verdaderamente somos siempre subyace a Las pruebas llamarlas de algún modo- en que el poeta
lo que hacemos. solo requiere tiempo y atención. pero
-por
cambiar funda sus conclusiones provienen de su propia experiencia como
significa tomar otra di¡ección, asumir otros objetivos.
Estos obje_
tivos pueden ser desconocidos, si bien el movimiento
es imposibre
sin una hipótesis sobre el lugar en que se encuenüan. por 23. Baudelaire, uRichard $7'agner y Thnnhiiaseren Parls>. La traducción es de
tanto, Ca¡los
'Wert, en EI arte romántico, Madrid, Felmar, 1977
'
95

esc¡iror y de la opinión que le merece su propia obra. Si


mi¡a ztlo.Yo al menos los encuentro útiles, aunque sea como una es-
atrás, descubre muchas ocasiones en las que
equivocó la senda o pecie de ruido de fondo emotivo. En todo caso, estas son todas las
fue a parar a un callejón sin salida, errores que
hoy le parece que evidencias que puedo ofrecer.
podría haber evitado si en su momenro hubiera
sido más cons- Algunas cultu¡as distinguen socialmente lo sagrado y lo profa-
ciente de lo que hacía. Revisando los poemas
que ha esc¡ito, des_ no: se reconoce a ciertos seres humanos como numinosos, y se
cubre que, aI margen de sus méritos, hay
algunos que no le gustan establece una clara división entre los actos que se entienden como
en Io más mínimo y orros que le gustan
muchísimo. De uno cual_ parte de ritos sagrados que revisten una gran importancia para el
quiera, podría pensar: <Este está lleno de
errores, pero debería bienestar social y aquellos otros que simplemente pertenecen a la
haber escrito más poemas así>; y de ot¡o: nErr. a
,ro .rtá mal del coddianidad profana. En tales culturas, si se han desarrollado lo
todo, pero no debería volyer a inrenrar nada
parecido>. Así, los suficiente para considerar la poesía un arte, el poeta posee un pú-
principios que formüla no denen otro propósito
que prevenirro blico un estatus profesional- y su poesía puede ser
de cometer errores innecesarios y proveerlo --incluso
de un mapa .orrj.tur"l pública o esotérica,
del futuro. Desde luego, como cualquier
conjetura, estos mapas Existen otras culturas, como la nuestra, que no distinguen so-
son falibles: la *infalibilidado a la que
se refier.e Baudelaire es una cialmente lo sagrado y lo profano. Esta distinción, o bien se niega
típica exageración poética. No obstant e,
hay una crara diferencia o se asume como una cuestión de preferencias personales en las
entre un proyeco que puede fracasar y
urio que está destinado al que la sociedad no puede ni debe involucrarse. En tales culturas,
fracaso.
el poeta tiene el estatus de un amateur y su poesía no es pública ni
El poeta puede rener un modvo para formular
principios que esotérica, sino íntima. Esto quiere decir que el poeta no escribe'
Baudelaire no menciona: el deseo de justificar
,., propi, dedica_ ni como ciudadano ni como integrante de un grupo profesional,
ción a la poesía. En los últimos años, este
modvo es cada vez más sino como un individuo cuyas obras se destinan a ot¡os indivi-
evidente. El mito de Rimbaud: la historia
del gran poera que duos. La poesía íntima no es necesariamente oscura: para quienes
abandona la escritura no porque sienta
que no tiene nada más son ajenos a ella, la antigua poesía esotérica puede resultar mucho
que decir Coleridge-, sino simplemenre porque ha de_
-corlo
cidido hacerlo, puede no ser cierto, y estoy
más oscura que la del más radical de los modernos, Y apenas es
seguro de que no lo. es; necesario decir que no tiene por qué ser inferior a otra clase de
sin embargo' en cuanto mito ronda la
conciencia artística d.e este poesía.
siglo.
En lo que sigue, empleo los términos oimaginación primariao
Sabiendo todo esro, y con la seguridad
de que usredes lo saben e <imaginación secundaria, que he tomado, desde luego, del deci-
también, me gustarla exponer algunos
de mis propios principios motercer capítulo dela Biographia literaria de S. T. Coleridge. Si
generales. Espero que qo sean absurdos,
pero no puedo garanti_ los he adoptado es porque, a pesar de que mi descripción pueda
*r ,

*: rr,,
6;:
F,.
9...
'Fir-
r.- ;
f;
96
97

dife¡ir de la de coleridge, en er fondo creo que ambos


buscamos
un cigarrillo sirve para explicarlo todo; el pie que desciende del üen es
describir los mismos fenómenos.
lapiedra de toque de la exisrencia entera ... Los gráciles pasos de baile
He aqul, pues, lo que podría caractetizar
como un salmo dog_ de una joven parecen de pronto expresar lo que le era imposible a los
mático literario, una suerre de
euicumque uub pa|uso propio.2a sabios ... mientras que los pasos sordos de un viejo podrían evocar en
El interés de la imaginación primaria, su único
inrerés, lo nosotros la voz del mismísimo infierno. O viceversa.2s
constituyen los seres y acontecimientos
sagrados. Lo sagrado es
aquello a lo que está obrigada a responder;
lo profano ., La respuesta de la imaginación e tal presencia o significación es un
lo que no responde y por Io tanto desconoce. "qr.ilo "
otras facultades de apasionado sobrecogimiento. Este puede va¡iar enormemenre en
la mente responden a lo profano y porlo
, tanto lo conocen, pero lo que respecta a su intensidad y tono en un rango que va desde el
no la imaginación primaria. Un se¡ sagrado
no puede ..p.or.. jubiloso asombro hasta el rerror. lJn ser sagrado puede ser arrayen-
como quien prevé su encuentro, sino
que ha de encontrarse. IJna te o repulsivo cisne o un pulpo-, bello ¿ !¡6¡¡¿¡1de
vez que se Io encuentra, la imaginación
no tiene offa alternadva
-un -u¡
bello joven o una bruja desde¡¡¿d¿-, bueno o malo Bea-
más que responder. No todas las imaginaciones
reconocen los triz o una Belle Dame s¿¡s lv{s¡si-, un hecho histórico o una
-una
mismos seres o acontecimientos sagrados,
pefo todas responden ficción persona a quien se ha encontrado por ahí o el pro-
del mismo modo a los que son capaces -una
d.e reconocer. L" i_pr._ tagonista de un sueño o de una narración-, puede ser une perso-
sión que cualquier ser sagrado causa
en laiimaginación es d.e una na noble o alguien a quien no podría mencionarse en un salón;
importancia abrumadora, aunque indefinible;
posee una cualidad puede ser lo que quiera, con une condición, y esra es absoluta: ha
inmutable' una identidad. como afirmaba
Keats: todos ros seres de sobrecoger. El reino de la imaginación primaria carece de liber-
sagrados parecen decir solamente <yo
soy el que soyr. La impre_ tad, sentido del tiempo o humor. Lo que sea que determine esta
sión que produce un acontecimiento
sagrado es de una significan_ respuesta o esta falta de respuesra subyace a la conciencia y con-
cia abrumadora, aunque indefinible.
En su libro l,yitchcrafi,Char_ cierne a la psicología, no al arte.
les \Tilliams lo describe así:
Algunos seres sagrados parecen haberlo sido para la imagina-

lJno consciente de que un fenómeno determinado,


es
sin dejar de ser
único, está cargado de un significado
universal. La mano que sostiene 25. Se trata de un ensayo publicado en 1941, obra de Cha¡les Ililliams
(1556-1945), poeta, crltico, editor y autor de novelas muy peculiares, a veces defi-
nidas como nthrillers teológicoso. l7illiams pertenecía al círculo de escritores cris-
24' se refiere al credo o símbolo auibuido tianos de Oxford, conocido como The Inklings, junto a C. S. Lewis yJ. R R Tol-
a san Atanasio, que comienza jus-
tamente con las palabras oQuicumque kien. Auden conoció a Villiams en 1937 y salió muy impresionado de ese
vult salvus esse...),: neuien quiera salvarse
debe. , . n. encu€ntro, pues, segrín dijo, npor primera vez en mi vida me sentí en presencia de
la santidad personificado.
99

ción de todas las épocas. La luna, por ejemplo, el fuego, las se¡_ otro tipo y corresponde
T.a imaginación'secundaria es de a
pientes y esos cuarro serés fundamentales que solo pueden
ser de- otro nivel mental. Es activa, no pasiva, y sus categodas no son lo
finidos en términos de inexistencia: la oscu¡idad, er silencio,
ra sagrado y lo profano, sino lo bello y 1o feo. Nuestros sueños están
nada, la muerte. Algunos otros, como los reyes, solo son
sagrados llenos de seres y acontecimientos sagrados; incluso es posible que
en ciertas culturas; otros más lo son solamente para los
miembros no contengan nada más que eso, Pero en sueños es imposible dis-
de un determinado grupo el radn enüe los humanistas- dnguir eso me Parece a mí- entre lo bello y lo feo' La belle-
y otros tantos lo son -como -o
para la imáginación de una sola persona. de la forma, no al del ser' La
zay lafealdad Peff€necen al ámbito
Muchos tenemos paisajes que consideramos sagrados; probable-
imaginación primaria solo reconoce una especie de seres: los sa-
mente rengan mucho en común entre sí, pero sin duda
poseen grados; la imaginación secundaria, en ca-mbio, reconoce formas
detalles peculiares en cada caso. Llna imaginacidn puede
adoptar bellas y feas. Para la imaginación primaria un ser sagrado es lo que
nuevos seres sagrados y abandonar orros a lo profano;
pueden ad_ es; para la imaginación secundaria, una forma bella es como debe
quirirse por contagio social, pe¡o no conscienremente.
Nadie pue_ ser y una fea, como no debería ser. Frente a lo bello, siente satis-
de enseñarnos a reconocer un ser sagrado: es preciso
que nos con_ facción, placer, ausencia de conflicto; frente a ls feo tiene los sen-
vi¡tamos. Por regla general, según envejecemos los aconrecimientos
timientos contrarios. No desea lo bello, pero una forma fea hace
sagrados se hacen más importantes para nosotros
que los seres sa_ brotar en ella el deseo de corregir esa fealdad y convertirla en be-
grados. i

lleza. No idolatra lo bello: lo aprueba y puede explicar las razones


Un ser sagrado puede ser objeto de nuestro deseo, pero la ima_
de esa aprobación. Podría decirse que la imaginación secundaria
ginación no Io desea. Un deseo puede se¡ un ser sagrad.o,
pero la tiene una naruraleza burguesa. Aprueba la regularidad, la simetrfa
imaginación no desea nada en absoluto: en presencia
de lo sagra_ y la repetición temporal, la ley y el orden; desaprueba lo
espacial
do se olvida de sí; en su ausencia, se convierte en el arquetipo
de incompleto, lo irrelevante y lo desorganizado.
lo profano, ula menos poética de las criaturasr.26 (Jn ser
sagrado Por último, la imaginación secundaria es social y busca el
puede exigir que se lo ame u obedezca, pued.e recompensar
o cas_ acuerdo con otras mentes. Si yo pienso que una forma es bella y
tigar, pero a la imaginación no le importa: una ley puede
ser sa_ otro piensa que es fea, seguramente estaremos de acuerdo en que
grada, pero la imaginación no obedece. para la imaginación, un
|.'. uno de los dos se equivoca, mientras que si considero profano
ser sagrado es aurosuficiente
¡ como el dios de Aristóteles, no I
[: algo que otro cree sagrado ninguno de los dos soñará siquiera en
necesita amigos. l
f.
I
ponerse a discutir el asunto.
¡::
t.::''::. Ambos tipos de imaginación son esenciales Para la salud men-
t-
26. Le fr*,e proviene de una carta que Keats envió a Richard'woodhouse t tal. Sin la insplración del estremecimiento sagrado, las formas be-
el I
27 de ocrubre de 1818. .i::.,,
llas se volverían muy pronro banales y los ritmos mecánicos; sin la
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actividad de la imaginación secun darja,lapasividad de la oua los usos del lenguaje: el de nombrar, de no haber
sido por aquella
ter_
minarla por destruir la mente: tarde o temprano, los seres que falsa identificación.
son
sagrados para ella la poseerían , empezaríaa verse a sf misma como El poema Puro, en el sentido francés de la poésie pure puede
enrenderse, suPongo yo' como una celebración de lo
sagrada y a excluir el mundo exrerior creÉndolo profano: nos vor- numinoso

en sl, abstraído de cualquier circunstancia y libre de toda


veríamos locos. referen-
sAnctus.
El impulso de crear una obra de arte surge cuando, en ciertas cia prOfana, sea cual fuere: una Suerte de sd.nctus, S¿nct ts,
personas, el sobrecogimiento pasivo que provocan los
seres y Si pudiera escribirse algo así, cosa que dudo, no sería necesaria-
acontecimientos sagrados se transforma en un deseo de rnente el mejor de los Poemas.
expresar
ese sobrecogimiento mediante un rito de veneración
u homenaje; El poema es un rito: de ahl su carácter formal y ritual' El uso
y, pera r., L' verdadero homenaje, ese riro debe ser bello. por que se hace en él del lenguaje es delibe raday ostentosamente dife-
el
contrario, no dene intenciones mágicas o idólatras, puesto
que rente del habla común. Incluso cuando se emplean la entonación
quien lo reafizano espera recibir nada a cambio, y rampoco
es un y el ritmo de la conversación, se hace con una informalidad deli-
acto de devoción en el sentido cristiano. Si alaba al
creador, lo berada, presuponiendo la norma con la cual se pretende producir
hace indirectamente, a través del elogio de qus criaturas un contraste.
las cuales puede conrarse la noción humana de ra naturareza -entre Un rito ha de ser formalmente bello; mostrar, por ejemplo,
divi-
na. Hasta donde al.canzo a comprendedo, tiene poco o nada
que equilibrio, proximidad e idoneidad con respecto de aquello a lo
Yer con Dios en tanto Redento¡. que da forma. Sobre esta ultima cualidad, la idoneidad, suelen de-
En el caso de la poesla, el rito es ve¡bal: rinde homenaje
nom- sarafse las polémicas estéticas, y asl debe ser cada vez que nuestro
brando. Sospecho que la predisposición de la menre mundo sagrado y profano difieran.
hacia el me_
dio poético puede tener su origen en un error. Supongamos
que
una niñera Ie dice al niño al que tiene a su cuidado: <¡Mira, A los ojos de un avaro, una guinea es más bella que el sol, y una bolsa
la
lunalo. El niño miray para él esre es un encuentro sagrado. para raída de tanto lleva¡ dinero, m:ís bella que una viñ.a colmada de frutos.tT
é1, la palabra uluna, no da nombre a uno
de sus objetos sagrados,
sino a una de sus más importantes Como podrán notar, Blake no acusa al avaro de falta de imagina-
f, por tanto, numinosas pro-
piedades. Por supuesto, no se le ocurrirá escribir poesía ción.
hasta que
comprenda que los nombres y las cosas no son lo mismo, El valor de lo profano radica en la utilidad de lo que hace; el
y que
no puede existir un lenguaje sagrado inteligible; sin de lo sagrado, en lo qlre es; algo que es sagrado puede también
embargo, me
pregunto si, una vez descubierta la naruraleza social
del lenguaje,
aquel niño seguiría concediendo ranta importancia
a uno solo de 27 . VlliamBlake, en carta del 23 de agosto de 1799 al reverendo Tiusler.

I
102 r03
I

j rener alguna utilidad, pero no forzosamente. Así pues,


el nombre la razón y de la conciencia, y ponerlas
las exigencias del deseo, de
idóneo para un ser profano es, entre todas las paiabras,
aquella en contacto, o bien contrastarlas, con lo profano o lo cómico.
que describe más precisamente su utilidad: el
señor H.rr.to, .l Cuántos Poemas no se han escrito, por ejemplo, sobre estos tres
señor tjedor. El nombre idóneo para un
ser sagrad.o .r, .".r. ,o_ temas:
das las palabras, aquella que expresa apropiadamenre
su impor-
tancia: el Hijo del Tlueno, el Benevolente.
Esto solía ser sagrado y ahora es profano. Qué lástima {ué
Los grandes cambios en el estilo artlstico siempre -o
reflejan al_ suerte,
grin desplazamiento en la frontera entre lo sagrado
y lo profano Esto es sagrado, pero ¿debería serlo?
en la imaginación social. Tomemos un
ejempro arquitectónico. La Esto es sagrado, pero ¿importa que lo sea?
función de un monarca del siglo xvrr era la misma
que la de un
presidente en el mundo moderno: gobernar. pero,
a diferencia de Pero el impulso que lleva al poeta a escribir un Poema brota de los
lo queharía su colega moderno con la sede del
gobierno, el arqui- encuentros de su imaginación con lo sagrado. Gracias al lenguaje,
tecto barroco, al diseñar
er paracio der monarca, no se pranteaba
la no necesita nombrarlo de manera directa, a menos de que así lo
necesidad de construir una oficina en la que
el rey pudiera gober_ desee: puede describir un objeto en función de otro y traducir
nar del modo más cómodo y eficiente posible;
buscaba, .r, ."*_ aquellos que son estrictamente privados' irracionales o socialmen-
bio, consüuir una casa a la altura del representante
de Dios en la te inaceptables en otros que resulten aceptables para la razónyle
tierra: lejos de considerar cuáres serlan ras actividades
del gobier- sociedad. Algunos poemas tratan de los seres sobre los que se es-
no, pensaba en los usos ceremoniales del edificio,
no en sus usos cribieron, otros no y, en este último caso, ningún lector estará en
prácticos.
condiciones de asegurar cuál fue el encuentro original que dio
Aún ho¡ muy poca genre considera belra una esrancia
amue- paso al impulso de escribir el poema, y quizá tamPoco lo esté el
blada de un modo funcional porque, parala
mayoríade nosorros, propio poeta. Cada poema que este escribe involucra todo su pa-
una sala de estar no es meramente una habitación en la que uno se sado. De cada poema de amor, por ejemplo, cuelgan trofeos de los
limita a convivir, sino que es el templo del sillón
parerno. amores idos, y entre ellos habrá, sin duda, objetos de lo más pecu-
Gracias a la naturaleza social del lenguaje, el
poeta puede rela_ liares. La adorable amada actual podría contar entre sus predece-
ciona¡ los seres y acontecimientos sagrados
entre sí. Esta reración soras nada menos que una desgastada noria. Sea como fuere, y sin
puede ser armoniosa o bien exp¡esar un contraste
irónico o una importar si se trata de un encuentro nuevo o si ha sido traído a
contradicción trágica como la que exisre enüe
el prócer _o el cuento por la memoria, el poeta tiene que sufrir el encuentro an-
enarnorado- y la muerte. El caso es que el poeta
puede relacio_ tes de escribir un poema genuino.
nar estas cosas con el resto de las cosas que
incumben a la mente: Sin importar su contenido o posible interés, todo poema bro-
104

ta de un sobrecogimiento de la imaginación. La poesía puede


ha-
cer mil y una cosas: deleitar, entristecer, perturbar, divertir,
ins_
truir; puede expresar la menor sombra de emoción
y describir
cualquier clase de eyenro imaginable; sin embargo, riene un rinico
deber: debe alabar hasta donde le sea posible lo que ., y lo
D. H. Lawrence
qr.
acontece.2s

Si los hombres fueran hombres en la medida en


que las laganijas son lagartijas, valdría la pena ob-
servarlos.l

Para bien o para mal, el artista, el creador, es menos importante


paralahumanidad que el apóstol, aquel que tiene un mensaje que
darnos. Sin religión, sin filosofía, sin un código de conducta o
como queramos llamarle, la vida humana es imposible. Puede que
algunas creencias resulten absurdas o repugnantes, aun asl es pre-
ciso creer en algo. Por el contrario, por mucho que las ertes nos
importen, es posible imaginar nuestra vida sin ellas.
En cuanto ser humano, todo artista sostiene también una serie
de creenciasr pero estas porlo general no son de su invención; el
público lo sabe, y no las toma en cuenta a la hora de juzgar su
obra. Leemos a Dante por su poesía, no por su teología, que pue-
de encontrarse perfectamente en otros sitios.
Sin embargo, hay unos cuantos escritores, como Blake y D; H.
Lawrence, que son apóstoles además de artistas, y esto hace su
28' Esta ríltima frase parece un envro a un poema del propio Auden, obra más diflcil de juzgal Aquellos lectores que consideren que
escrito en
1939' titulado nEn memária de ,ü( B. yeats, y q,r. hay algo de valor en el mensaje que transmiten, le atribuirán una
t..mio con ros siguienres ver-
sos, traducidos por Eduardo lriarte: oen los desie¡tos
del corazón / dejJque brote ra
fuente reparadora, I
en la prisión de sus días / enseña ar hombre libre a
'!71 arabarn, en
H. Auden, Canción dz cuna y otros poemds, Barcelona, Lumen,
2006.
1. Cita del poema de D. H. Lawrence, ol-izard>.

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