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.:.
El arte de leer
Ensayos literarios
\f. H. Auden
Edición de
Andreu Jaume
Thaducción de
Juan Antonio Montiel
Lumen
ensayo
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El arte de leer
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@ 1944, t950, 196r, 1962, t964, 1968, 1970, 1973,1989, 2000, Here_
dcros de 1ü01 H. Auden
@ 2013, deü presente edición en castellano para todo el mundo:
Penguiq Random Houe Grupo Editorial, S. A.
Tiavessera de GricÁ, 47 49. 0g02 t B"rceiora
Q 2013, Juan Anronio Montiel Rodrfgua, por la traducción
H42t647
Prólogo
. \X/. H. AupeN
I .::
agonía. No era fiícil, desde luego, abrirse paso tras el cul-de+ac del
I
simbolismo ni tratar de levanrar casa en las geograffas exploradas
y saqueadas por el modernism, pero muy pronto supo cómo apro-
vecharse de esas dificultades y reformuló el estatuto público del
poeta para salir a enfrentarse a su riempo con la mayor ambición
y sin ningún complejo de inferioridad.
Ya en los años treinta, Auden vio que debía sortear la sombra
de sus inmediatos antecesores, en especial de \7. B. Yeats y T. S.
Eliot, que ejercieron en su obra, por otra pa¡te, una influencia de su siglo, sin ninguna barrera estétic¿, desechando, por impracti-
muy particular pero también muy bien disimulada y que progresi-
cable, el presupuesto según el cual hay uuntos poéticos que la prosa
vamente fue depurando. Guiado por un instinto de supervivencia,
no puede abordar, además de un lenguaje encriptado y constitutivo
buscó alimentarse con la corriente de cierta poesía de tóno menor
del género por el que fue desarrollando una alergia creciente y que
no lo mismo que la poesía de segunda-, siempre exce-
es
desembocó en la áspera sensatez de sus rlltimos poemas.
-que
lente y abundante en todas las épocas de la tradición inglesa, como
Leída de principio a fin, la poesía de Auden refle1a, tal vez como
la que hablan practicado Thomas Hardy, Edward Thomas, Robert
ninguna otra, el magma ideológico, polftico, estético y espiritual
Graves o incluso el Byron del DonJuan. Ahí,pare empezar, Auden
del siglo >ol De hecho, en su üayecto intelectual, que parece seguir
encontró un modo de volver, tras la multiplicidad polifonica de la
al dictado la tríada de su querido Kierkegaard la cual pri-
vanguardia, a una modulación íntima del habla del poema, que se -según
mero se vive de acuerdo con la estétic¿, después con la ética y final-
dirige a un oyenre muy definido. Para ello, se atrevió también a religión-,
mente con la pueden apreciarse todas las convulsiones
recuperar formas métricas que habían sido descartadas y que le
que configuraron ese periodo y a cuya reflexión siguen invjtando,
permitieron ya nunca delarlade hacer- ensayar todas las
-como ahora miís que nunca, sus poemas. Del esteticismo posvanguardista
posibilidades formales y prosódicas de la lengua, desde la canción
de sus primeras obras pasó al marxismo de los años treinta, fuerte-
ligera o el limerich hasra enrevesadas estrofas como la sextina. AI
mente inducido, como para todos los de su generación, por la gue-
mismo tiempo, lejos de limitarse al ¿imbito hidico y aun cómico
rra civil española, a la que se asomó brevemente, en Barcelona y
que esa ruta podía sugerir, cual fue el caso de algunos contemporá_
Valencia, para regresar al poco bastante escandalizado, sobre todo
neos suyos como John Betjeman, quiso sacar partido del trabajo
por la quema de conventos. De ahí pasó a un escepticismo que l'e
que habían hecho Pound o Elior y abrazó su cosmopolidsmo, su
llevó a abandonar cualquier intento de militancia polltica, paralelo
altura de miras y esa concepción del canon como un organismo
a una ostensible desafección por su propio pals, que se radujo en
vivo y mutante que supone una aguda conciencia, por parte del
una necesidad de desarrúgo y que en enero de L939, pocos meses
'poeta, de la responsabilidad
contraída con los antepasados. antes de que estallara la Segunda Guerra Mundiai, le convenció de
Otro de los ¡eros que se propuso siendo muy joven fu¿ el de en- la idoneidad de instalarse en Nueva York, que desde entonces y
.'rarse a la sociedad, hablar como ciudadano y en calidad de miem-
hasta 1972 fue su principal domicilio; aunque a partir de los años
bro de unapolis atacada, sabedor de que la poesía la.literatura en cincuenta empezó a pasar los veranos en Europa, primero en la isla
general- no podía recluirse y dedicarse -y
a cultivar privadas estupe- de Ischia y al final en Kirchstetten, un pequeño pueblo de Austria.
facciones, sino que renía la obligación de salir a la calle. Aunque su
Ese exilio por la adopción, en 1946, de la ciuda-
relación con esa idea se modificó críticamente
a lo largo de las déca-
-reforzado
danía estadou¡ids¡5s- no ha dejado de interpretarse de las más
das, siempre se preocupó por armonizar en su poesía todo el ruido
variadas y aviesas maneras. Para muchos de sus compatriotas
ffiI
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constituyó una treición sin paliativos. Y lo cierto es que, en más Y lo primero que escribió en América, <En memoria de \f' B'
de una ocasión, al propio poeta le costó justificar aquel abandono, Yeatsr, confirmaba sus susPicacias:
esa metamorfosis americana supuso, en primer lugar, un enrique- en el ualle de su concepción dond¿ los ejecutiuos
cimiento desde el punto de vista estilístico y, por orro, la confir- nunct se ateaerían d rneter mano, fluye hacia el sur
mación de una evidencia que hasta éntonces se habla negado a d¿sd¿ ranchos de aislamiento y las penas anibuladas,
aceptar pero que ya le preocupaba desde el principio y que arra- ciudades crudas en lns que creemos y tnorimos; sobreuiae,
unA rndnera de a.contecer, una boca.)
viesa toda su obra: el problema de la gratuidad del arre, de su in- .
capacidad para modificar la realidad política y social.
Cuando empezaron a preguntarle, tanto en público como en El poema pertenece al libro Otro tiempo (1940), un poemario de
privado, por qué habla dejado Inglaterra, Auden, siempre a punto transición entre dos épocas, que recoge tanto su edad estética
de irritarse, contestaba que si hubiera sido piloto o bombero sin como la ética y preludia el inminente regreso a la fe anglicana,
duda habría regresado de inmediato, pero que su oficio de poeta que rendría lugar en 1941. Años más tarde, Auden eliminó de esa
no podla hacer nada contra Hitler. En nOrfeo,,, 'escrito en 1937, obra doi de sus piezas más célebres, ufupañau y ol de septiembre
ya se había interrogado al respecto: ' de 1939>, por considerarlas profundamente deshonestas. La ex-
clusión es significativa y denota la disciplina moral que' a Partir
al mouer de entonces, se aplicó sin contemplaciones. Para Auden, la poesía
¿Qué quiere la canción? ¿Y é1, I¿s manos
tdn cerca de los pájaros, Ios tímidos, los bellos? tenla que ser exacta, habla que desposeerla de toda la impunidad
de la que había gozado desde hacía demasiado tiempo y se le de-
¿Serfeliz e ignorante,
o saber de la uida más que nada? bla exigir la misma precisión que a la Prosa, Pero a esa demanda
la que muchos eplgonos se han paruTizado-, le añadió una
-en
Pero ellos se cuntentdn con el canto del aire; severa legislación métrica, fuera de la cual la poesla no era más
con el calor les basta. Si de aerdad el inuienio que (prosa recortadar. De ahí que sus poemas sean tan diflciles de
' es lo contrario, si los leues coltos, traducir y a un tiempo sobrevivan a la versión más pedestre, Pues-
¿el drseo qué hará, qué hará h danza?2 to que por un lado hacen trabajar a la lengua de un modo extre-
2. El poema se publicó\n el libro Another Time, l94O.La t¡aducción es de 3. El poema se publicó en Anotber Time, 1940. La traducción es de Edua¡do
Iriarte, en'wl H. Auden, Canción de cuna y otlos Poemat, Barcelona, Lumen, 2006.
Alvaro Garcla en \7. H, Auden, Otro üempo, \/alencia, Pre-textos, 1993.
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t4
el método cri
Edgar Allan Poe a Paul Yaléry, no Por casualidad dos de los auto- gico ni tampoco esa intimidante ambición política'
de Eliot' sobre
res estudiados en este volumen. Tanto el Poe de La flosofla de h tico de Auden le debe mucho a la manera de leer
composicióncomo el YaIéry delos Cahiers le sirven como modelos todoasuhabilidadparasintetizarlahistoriadelaprosodiaingle-
Auden tiene
de conciencias que se observan a sl mismas mientras uabajan, que sa en una serie de citas comentadas' Por otra Parte'
más casual' li'
se preocupan sobre todo por cuestiones técnicas y que hacen de la un temp€ramento muy distinto, menos envarado'
bre de los melindrosos incisos y circunloquios
con los que Eliot
lectur¿ una profesión seria, exigente y seminal. En este senddo, es
inevitable referirse también a T. S. Eliot, una figura muy impor- dispuesto, como dijo V' S' Pritchett' a acomodarte
-siempre envenenadas ar-
tante para Auden y que constituyó, para toda su generación, el amablemente en el infierno- suele sazonar sus
estudio de una
ejemplo más conspicuo de crítico, de autor que revolucionó la gumentaciones. Auden azeíza Por su camPo de
el
manera más asertiva' con una poderosa tendencia a la mríxima y
poesía con una seyera relectura de la tradición europea.
Aunque siempre mantuyo una excelente relación con é1, aforismo en vano era un buen lector de Pascal y de Nietz-
-no inexora-
Auden hizo lo posible para obviar el magnetismo de Eliot, que sche-, duefio de un demoledor sentido com{tn' de una
contagiosa libertad
fue, además, el edito? que le descubrió y que le publicó todos sus ble independencia de criterio y de una fértily
de vista únicos
libros en Faber & Faber. Las trayectorias de ambos parecen cru- interpretativa que convierte sus asaltos en Puntos
zarse en el cielo del Atlántico. Si Eliot abandonó:su Estados Uni- e irrepedbles.
en las
dos natal en lgl4para domiciliarse en Londres, adquirir la ciuda- Auden fue toda su vida un lector omnívoro' interesado
más variadas disciplinas la filosofia' la teologla y el psi-
danía británica y convertirse al anglicanismo, con todo lo que eso -desd'e
historia-' aunque su Yas-'
supuso desde el punto de vista estético, Auden volvió la espalda a coan¿ílisis hasta la ciencia, la ópera o la
como demues-
Inglaterra, hizo ciudadano norteamericano y regresó a la fe de
se ta cultura se articuló siempre en torno a la poesía'
sobre
sus padres. En uno y otro, el distanciamiento del pals actúa como tran los ensayos reunidos en este volumen' preocupados
Según admitió
resorte generatiyo que ayuda a expandir y modular su obra. Eliot todo por entender cómo se hace un buen poema'
que leerlas siem-
hizo de su viaje el corazón de Europa el centro de su poética, él mismo, las opiniones críticas de un poeta hay
hacer' como
mientras que la llegada a América insufla a la poesía de Auden pre a la luz de lo que privadamente está intentado
por
una ambición sobre todo en sus tres largos poemas justificaciones de su labor. Cuando habla de D' H' Lawrence'
de su juven-
ejemplo, está tratando de racional iz{ snainfluencia
-pensemos
For the Time Being (1942), The Sea and the Mirror (1944) y The
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ñar el mecanismo de la secuencia, en subrayar el fraseo y el infali- Si un poeta tiene alguna obligación para con la sociedad, es la de escri-
ble oído de Shakeipeare, también sus torpezas y provisionalidades, bir bien. Al formar parte de la minorla, no tiene otra opción. Si no
así como las tensiones sentimenrales que escenifica. cumple con ese deber, se hunde en el olvido. Por otra parte, la socie-
Para Auden ,la críticano es solo un ejercicio complementario, dad no tiene obligación alguna para con el poeta. La sociedad, mayo-
sino que, desde muy temprano, fue una fuente de abastecimiento rla por.definición, considera que tiene otras opciones que la de leer
pare su poesía, cuyo paisaje mental ejemplifica El mar y poemas, por bien escritos que estén. El resultado de su fracaso al res-
-como pecto es su desplome a ese nivel de locución en que la sociedad cae
el egejo- está nutrido a menudo de una lectura previa que gravi-
presa fiícilmente de un demagogo o de un tirano.5
ta sobre el poema y r;rtya localización es a veces imprescindible
para su cabal compresión. Hasta cierto punto, puede decirse que
la poesla de Auden es una prolongación elevada de su trabajo her- La imagen del poeta romántico como el héroe revolucionario que
A medida que fue envejeciendo, la poesía de Auden se volvió tor de las murallas de la Ciudad asediada, cuyos pilares son la
más austera, más intolerante con los abusos, los ornamentos o las canción personal y el lenguaje, gracias a los cuales los que respira-
vaguedades. Aunque no perdió riqueza ni ambición mos podemos aún compartir el pan con los muertos y ofrecer un
dejó
-nunca ejemplo de dignidad intelectual y moral. En un ensayo sobre la
de experimentar con toda la métrica existente e incluso inventó
metros de cuño propio-, sus poemas parecieron adquirir cierta iconografía romántica del mar, el propio Auden se expresaba al
serenidad clásica, como si estuvleran transidos de la intricada lu- resPecto en estos términos:
. G. C. LrcHrnr.Isrnc
P,tul V¡,rÉnY
::
A menudo obtenemos un gran provecho leyendo un libro de un mente sus virtudes o sus defectos y' aun en el caso de que conside-
modo distinto al que pretendía su auror, pero eso solo sucede (su- remos ambos, no entendemos cómo se relacionan entre sl'
Con el
perada la infancia) si nos damos cuenra de que eso es justamente autor consagrado, si acaso nos decidimos a leerlo de nuevo' sabe-
lo que estamos haciendo. mos que es imposible disfrutar de las virtudes que nos resultan
admirables en él sin tolerar los defectos que deploramos' Más
Como lectores, la mayoúa de nosotros somos, hasta cierto punto, aún, nuestra valoración de un autor consagrado no es nunca sim-
como esos granujas que dibujan bigotes en los rostros de las chi- plemente estética: sumado a cualquier mérito estético' el nuevo
cas en los anuncios. libro viene revestido para nosorros de un interés histórico similar
al que se dispensa a un viejo conocido' El autor no es solo un
Una señal del valor literario de un libro es que pueda leerse de poeta o un novelista' sino un personaje de nuestra propia bio-
varias maneras distintas. A la inversa, la prueba de que la porno- grafía
grafta no posee el menor valor literario es que, si intentamos des-
viar nuestra lectura del estímulo sexual por ejemplo, preten- Un poeta no puede leer otro Poeta' ni un novelista a otro nove-
a
-si,
demos leerl".oiro si fuera un informe psicológico de las fantasías lista, sin comParar sus respectivas obras' Al tiempo que lee' va
sexuales del autor-, nos aburrimos hasta las lágrimas. diciéndose: n¡Por Dios! ¡Si este es mi bisabuelo! ¡Mi tío! ¡Mi ene-
I
migo! ¡Mi hermano! ¡Mi hermano idiota!''
Aunque una obra literaria pueda leerse de varias maneras, estas
lecturas no son infinitas y pueden ordenarse de un modo jerárqui- tatándose de literatura, la vulgaridad es preferible a la nulidad
co: algunas lecturas son sin duda más uverdaderasu que otras, al- ranto como el oporto más corriente es preferible al agua destilada.
gunas resultan improbables, otras falsas, y otras, como empezar
por el final e ir avarnando hacia el principio, francamente absur- El buen gusto es un asunto de discriminación, más que de exclu-
das. Por esa razón, a una isla desierta, uno debería llevarse un sión, y cuando el buen gusto se ve obligado a excluir lo hace con
buen diccionario, antes que la mayor obra literaria imaginable; pesar, no con placer.
porque, respecto de sus lectores, el diccionario es completamente
pasivo y puede, legltimamente, leerse de infinitas maneras. El disfrute no es, en ningún caso, una orientación ctlticainfalible,
pero es la que yerra menos.
No podemos leer por primera yez a un escritor novel de la misma
manera en que leemos el último libro de un autor consagrado. Los niños leen por placer, Pero se trata de un placer indiferen-
Thatándose de un autor nuevo, tendemos a observar exclusiva- ciado, incapaz de distinguir, por ejemplo, el placer estético del
to
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aprendizaje o la ensoñación. En la adolescencia descubrimos que te porque se trata de un placer propio, de nadie más' Todos
nues-
hay distintas clases de placeres, algunos de los cuales solo se pue- tros juicios, lo mismo estéticos que morales' sin importar cuán
den disfrutar en soledad, pero necesita-mos a oüas personas para objetivos pretendemos que sean' solo son racionales en Parte' y en
definirlos. F.n cuestiones de gustos culinarios, lo miimo que lite- parte una disciplina cofrectoÍa frente a nuestros deseos más lnti-
rarios, el adolescente suele buscar un mentor en cuya autoridad mos. Mientras alguien escriba poesía o ficción, su idea del Edén es
pueda confiar. Come o lee lo que su menror le recomienda e, ine- asunto suyo, pero en cuanto comienza a escribir crítica literaria
vitablemente, hay ocasiones en que debe engañarse a sl mismo más le vale, por honestidad, deci¡ en qué se basa, de modo que los
hasta cierto punto: tiene que fingir que las aceitunas, o Guerra I lectores estén en posición de poner sus ideas en tela de juicio' En
paz,Ie gustan más de lo que le gu3tan en realidad. Entre los veinte consecuencia, me siento obligado a inclui¡ aquí las resPuestas que
y los cuarenta añ.os nos hallamos inmersos en el proceso de descu- alguna vez di a un cuesrionario, con el fin de suministrar la clase
brir quiénes somos, que implica aprender a distinguir entre aque- de información que me gustaría tener cuando leo a otros críticos.
llas limitaciones meram.nt. que tenemos el deber de
".'.id.ntales
superar y las limitaciones que forman parte de nuestra propia na-
turaleza, que no podemos dejar atrás con impunidad. Pocos son El Edén
capaces de conseguirlo sin cometer errores, sin tratar de ser más
universales de lo que es lícito prerender. Dürante este periodo un Paisaje
escritor puede dejarse arrastrar por la deriva de otro, o por una Cimas calizas como las de los Apeninos, con una pequeña
ideología cualquiera. Cuando alguien que está enme los veinte y zona de rocas lgneas y al menos un volcán extinguido. Lfna costa
los cuarenta afirma, a propósito de una obra de arte: <Sé muy bien escarpada e irregular.
Io que prefieror, lo que dice en realidad es: <No poseo un gusro
p{opio, pero acepto el de mi ámbito culturalr; porque, enrre los Clima
veinte y los cuarenta, el signo inequívoco de que alguien posee Británico.
gusto lite¡ario es que no esté seguro de renerlo. Después de los
cuarenta, si no nos hemos perdido por completo a nosotros mis- Origen étnico de sus habitantes '
mos, el placer puede volver a ser lo que era en la infancia: la gula Muy variado, como el de Estados Unidos, Pero con una ligera
más apropiada de lo que deberlamos leer. predominancia nórdica.
Aunque el placer que nos proporcionan las obras de arte no debe Idioma
confundirse con otros placeres, está vinculado a ellos sencillamen- De origen mixto, como el inglés, PerP muy inflexivo'
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30 31
Arquitectura
Una de las razones de que los buenos crlticos sean más escasos que
Pública: barroca; eclesiiística: románica o bizantina; doméstica: los buenos poetas o novelistas es la naturaleze del egoísmo huma-
del siglo xrrrrr británico o de la épocacoloniar d.e Estados uniios.
no. Poetas y novelistas estrín obligados a aprender a ser humildes
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revele qué autores le gustan o disgustan; de hecho, me resulta útil que Montgomery fue un gran poeta. Lo único sensato Por Pafte
saberlo, porque, teniéndolo en cuenra con respecro de los libros
de un crítico es permanecer en silencio frente a las obras que con-
que he leído, me prevengo de asentir o disentir de sus veredictos
sidera francamente malas, mientras defiende vigorosamente las
sobre los libros que no he leído aún. pero que no busque impo-
gue cree buenas, sobre todo si estas son ignoradas o menosprecia-
nerme su ley. La responsabilidad de lo que escojo leer es mía, y
das por el público.
nadie en el mundo puede escoger por ml.
sulta para los talentos menores que buscan hallar su camino. Por
Muy pocos podemos jactarnos de no haber criricado un libro, o
el contrario, dgunas obras en sí mismas muy pobres han demos-
incluso a un autot meramente de oídas; en cambio, muchos po_
üado ser un estímulo panlaimaginación e, indirectamente, han
demos presumir de no haber elogiado jamás un libro sin leerlo
terminado por producir obras mucho mejores.
previamente.
Si siento alivio cuando un crítico en el que conflo rechaza un li- de orro de los abultados periódicos dominicales hiciera caso a sus
bro, es solo porque se publican muchlsimos libros, de modo que inclinaciones, su columna estaría vacíaaJ, menos uno de cada tres
resulta un alivio pensar: uEn fin, uno menos del cual preocupar- domingos. Y si un crítico consciente que tiene que comentar un
seu. Sin embargo, de haberse mantenido callado aquel crítico, el nuevo libro de poesla en un espacio limitado recoÍrociera'que lo
resultado serla el mismo. ,
único apropiado serla copiar una serie de citas sin hacer comenta-
rio alguno, el editor se quejarla de que no se merece el dinero que
Atacar los libros rnalos no solo supone una pérdida de tiempo, le pagan.
sino que es malo para el caxácter.Tlatándose de un libro verdade-
rament€ malo, el ú4ico interés que puede desprenderse de lo que No obstante, se les puede reprochar con toda justicia a los crlticos
escriba sob¡e él tendrá que provenir de ml mismo: de toda la inte- el hábito de etiquetar y encasillar a los autores. En un principio,
ligencia, ingenio y maliciaque yo consiga desplegar. Es imposible los críticos solían clasificar a los escritores como antiguos
-es
reseñar un gran libro sin presunción. decir, griegos y latinos- o modernos escritor posclá-
-cualquier
sico-. Más tarde, los clasificaron Por épocas: augustos, victo-
En lo que atañe a la literatura, hay un mal que jamás debe silen- rianos, etcétera; y ahora lo hacen por décadas: escritores de los
ciarse, sino antes arac:trse públicamente. Me refiero a la corrup- treinta, de los cuarenta, etcétera. Es probable que muy Pronto se
ción de la lengua, puesto que los escritores no pueden invenra¡se clasifique a los autores como se hace en el caso de los coches: Por
una lengua propia y dependen, en cambio, de la que han hereda- años, pero que lo hagan por décadas ya es lo bastante absurdo:
do y que, si se corrompe, necesariamente se corromperán ellos parecen sugerir que los escritores, convenientemente' dejan de es-
también. Pero el crltico que busque enfrenrarse a esta lacra debe cribir alrededor de los treinta y cinco años.
atacarla en sus mismos orígenes, que no se hallan en la literatura,
sino en el uso incorrecto de las personas comunes, los periodistas, nContemporáneo> es un término del que se suele abusar. Mis
los pollticos, ercétera. Además, debe predicar con el ejemplo. contemporáneos son sencillamente aquellos que estÍín en el mun-
¿Cuántos críticos de hoy en dla, en Inglaterra o Estados Unidos, do al mismo tiempo que yo, sin importar si son bebés o ancianos
son expertos en su lengua materna del modo en que Karl Kraus lo centenarios.
fue en el alemán?
Hay gente que, sin pensarlo dos veces, Ianza a los escritores, o al
No se puede culpar únicamente a los críticos. La mayoría de ellos menos a los poetas, la pregunta: <¿Para quién escribe usted?u. La
quizá preferirla comentar solo aquellos libros que, pese a sus erro- pregunta es tonta, pero puede dársele una resPuesta igualmente
res, les perezcen dignos de leerse. Ahora bien, si un crítico asiduo tonta. De vez en cuando me toPo con un libro que se me figura
ml' Como un amante celo-
que h¿ sido escrito.especialmente Pam
so, quiero que nadie más oiga hablar de él' Tener un millón de
lectores ásl, desapercibidos unos de los otrosj ser leído con pasión,
Escribir
evitando cualquier comentario es, sin duda, el sueño de todo es-
critor.
El propósito del escritor es decir una sola vez' y
Ela¡tedelaliteratur^,yaseaoraloescrita,cgnsl'-s-
que este encarne
te en amoldar el lenguaje Para
aquello que indica'
A' N'V'nrruue¡P
trabajo
en la vida no depende de un
De todos aquellos cuyo éxito
como
social específica e inveriable'
que responda a una necesidad
los cirujanos' de un
.ii. a, granjeros, o bien, como en el caso de
y después perfeccionarse en la práctica'
;*tn*" !*.á" .rt,di*se
á'o'" felicidad de las ideas' suele
sino de la uinspiracióno, de l"
dtspecti"o' qug iwiven de su in-
decirse, de un modo ligeramente
gt"io ot""tivou' trítese de un artista o de un'cien-
genio>. A todo
igual que ¿ los tahúres y a los
tl6co, lo rodea un aura de sospecha'
médiums.
!
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¡Qué buena suerte la del matemático! Solo lo juzgans r_s pares, y rriday desagradable que solo una sustancial remuneración en for-
el estándar es tan alto que ningrin colega o rivar poseerá jamás
una ma de dinero o de prestigio podría motivar a alguien a hacerse
reprrf¿gii¡ que no metezca. No hay cajero que se aüeva a enviar a
po€ta. Por lo que puede verse en el manuscrito, parece ser que el
los periódicos una carra en la que deplore la ininteligibilidad
de la relato de Coleridge de la redacción de nKubla Khan, era una
matemática moderna en comparación con Ia de los viejos dem,
mendrijilla.
pos, cuando los matemáticos se limitaban a empaperar habitacio-
nes asimétri cas y a llenar bañeras sin mpar el desagüe.
Es verdad que, mientras escribe un poema, el poeta siente como
si hubiera dos personas involucradas: su yo consciente y la musa
Decir que una obra posee inspiración implica simplemente
que, a a la que debe cortejar, o bien el ángel contra el que habrá de en-
juicio de su auror o de sus lectores, es mejor de
lo que cabfa espe_ frentarse. Sin embargo, igual que en cualquier cortejo o pelea, su
rar, nada más.
papel es tan importante como el de la musa o el ángel. La musa,
como la Beatriz de Mucho ruido y pocas nueces, es una joven llena
Todas las obras de arre se hacen por encargo, en el
sentido de que de determinacién, con la que un pretendiente abyecto cuadra
no hay artista que cree a yoluntad: todos han de esperar
a que una tan poco como un bruto vulgar. Aprecia la caballerosidad y los
buena idea <les venga) ala cabeza- De todas aquqilas
obras failidas modales, pero desdeña a los que no están a su altura, y se com-
a causa de la falsedad o inadecuación de ras ideas
que las motiva- place en dictarles cosas absurdas y mentiras que los pobrecillos
ron, hay muchas más que son producto de un encargo
que el ar_ escriben obedientemente, como si se tratara de verdades ninspi-
tista se ha hecho a sí mismo que aquellas que fueron encargadas
radaso.
por mecenas.
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44
Semejante distinción entre el azar y la providencia merece sin La mayoría de los artistas son sinceros y la mayor parte del afte es
sensible, a un ama de casa bastante práctica, a un lógico, a un to. No obstante, muchos escritores sufren devez en cuando ata-
monje, a un bufon irreverente y quizá, incluso, a un sargento bru- ques de insinceridad, igual que otras Personas sufren episodios de
tal y malhablado que pague con odio el odio de los otros, y que insomnio. El remedio en ambos casos suele ser muy simple: si
considere que toda pbesía es basura. uno no puede dormir, debe cambiar su dieta; si no puede escribir,
debe cambiar de acomPañantes.
le daño al cocinero. La creación literaria en el siglo ror d.C. es Shakespeare se burla de los eufuistas, pero les debía mucho y lo
bastante similar a lo que era en el siglo ror a.C.: casi todo sigue sabía. Al patecer, no ha habido jamás nada más fútil que el esfuer-
i
haciéndose a mano. zo de Spenser, Harvey y demás Por ser pequeños y buenos huma-.
nistas, y escribir poesía inglesa en metros clásicos; sin embargo, de
La mayoría de la gente disfruta al ver su propia caligrafta, igual no haber sido por esa locura, no se habrían escrito ni las canciones
que gozan del olor de sus pedos. Por más que deteste la máquina más bellas de Campion ni los coros de Sansón agrnistt.Igual que
de escribir, debo admitir que favorece la aurocr ítica. La escritura en la vida, en la literatura, la afectación, cuando se asume con
mecanográfica es tan impersonal y tan desagradable a la vista que, pasión y perseverancia, es una de las formas suPremas de autodis-
en cuanto paso a máquina un poema, de inmediato descubro fa_ ciplina, y gracias a ella los hombres pudimos elevarnos más allá de
46
i +/
'!'
!,:
impertinentes' borrachos y
Ni el mejor escritor puede ver a través de una pared de l¿drillo; falta autoridad, se tornan descuidados'
sin embargo, al contrario del resto de nosotros, los escritores evi- deshonestos.
tan levantar paredes.
como a Robinson
Al poeta que escribe en (verso libreu le Pasa
cocinar' lavar y zurcir la
Solamente un talento menor puede ser un perfecto caballero; un Crusoe en su isla desierta: él mismo debe
independencia produ-
talento mayúsculo tiene siempre algo de sinvergüenza. De ahl la ropa. En casos excePcionales, esta corajuda
a menudo el resultado
importancia de los escritores menores... .como ejemplos de buena ce cosas originales e impresionantes' Pero
y botellas
educación. Devez en cuando, sin embargo, una obra rnenor Pue- es una mugre: sábanas sucias sobre la cama deshecha
de hacer que un auténtico maestro se avergüence de sí mismo. vacías en el suelo sin barrer'
si los poetas f¡anceses han sido más procrives que ros ingreses
a siquiera mentalmente, y aun asl sentirse profundamente conmo-
caer en la herejía de pensar que la poesla debe parecerse
ranro vido; de hecho, con frecuencia la gente se frustra con determina-
como sea posible a la música, una de las causas puede ser
que, en das representaciones porque casi cualquiera que entienda el verso
el verso tradicional francés, los efectos sonoros desempeñaron inglés está en condiciones de recitar mejor que el actor o actriz
siempre un papel más importanre que en el verso inglés.
Los an_ medianos. Pero leer en silencio a Racine, incluso siendo francés,
glófonos siempre hemos intuido que ra diferencia entre
er habra debe ser como leer la partitura de una ópera sin apenas sabe¡ tocar
poética y el habla cotidiana debe ser ran escasa como
sea posible, un instrumento o cantar; no se puede tener una noción adecuada
y cadavez que los poetas han sentido que esra brecha
crecía han de Fedrasin haber presenciado una gran representación, igual que
producido una revolución estilística que ha devuelto ras
cosas a su es imposible apreciar Tiistán e Isolda sin haber escuchado a una
cauce. En el verso inglés, incluso en los pasajes gran Isolda, como la de Leider o Flagstad.e
más retóricos de
shakespeare, el oído percibe siempre una relación
con er habla (Monsieur Saint-John Perse me dice que, tratándose del habla
cotidiana. Aunque últimamente resulte poco común,
un buen ac_ cotidiana, el francés es más monótono que el inglés, que Posee un
tor debe hacer notar a la gente que los parlamentos de rango más amplio de inflexiones vocales.)
Shakespeare
son versos y no prosa; ahora bien, si lo intenta
haciendo que los
versos suenen como un lenguaje distinto, quedará
en ridículo. Debo confesar que la tragedia clásica francesa se me figura algo asl
Por el contrario, la poesla francesa, t"ntb .r, la forma
en que se
como una ópera para los que carecen de oído musical. Cuando
escribe como en la forma en que se recita, ha enfatizado
y consa_ . leo Hipólito puedo reconocer, a pesar de todas las diferencias, un
grado su diferencia con el habla cotidiani; en el
teatro francés, vlnculo entre el mundo de Eurlpides y el de Shakespeare, pero el
verso y prosa son, de hecho, lenguajes distintos.
valéry cita una mundo de Racine se me antoia otro planeta, igual que la ópera'
descripción contemporánea de ros poderes de Racher
como d.ecra- La Afrodita de Eurlpides se interesa por los Peces y las aves tanto
madora: al recitar, podía emplear _y de hecho empleaba_ como por los seres humanos; a la Venus de Racine no solo no le
un
rango de dos ocravas, desde el fabajo el do medio
ar fa arto. cuar- importan en absoluto los animales, sino tampoco la ochusma>' Es
quier actriz que intentara hacer con Shakespeare algo
parecido a imposible imaginar a un Personaje de Racine estornudando o con
lo que Rachel hacía con Racine sería expulsada der
escenario entre ganas de ir al baño Porque en su mundo no existen ni el clima ni
las risas del público.8 la naturaleza. En consecuencia, las pasiones que consumen a estos
Se puede leer a Shakespeare en silencio, sin oír los versos ni personajes solo pueden existir en el escenario, producto de la ex-
8' Elizabeth-Rachel Félix (rg2r-lg5s) fue una famosa actriz de teatro france- 9. Se refiere a la soprano alemana Frida Leider (1888-1975) y a la noruega
sa, especializada en Racine y Corneille. Kirsten Flagstad (l 89 5 -19 62).
59
canta¡ y haz a).go útil, como poner a hervir el agua o ir por las
i
vendasr, ¿qué razón tendría para negarse? pero nadie le pide tal
cosa. La autonombrada y escasamente calificada enfermera le exi-
ge, más bien: <Ven aquíy cántele ahora mismo al,paciente una
Hacer, conocer y juzgar
canción que le haga creer que yo, y solo yo, puedo curarlb. Si no
eres capaz o no esrás dispuesto tendré que confiscarte el pasaporte
y mandarte a trabajar a las minasr. Mientras ranro, el pobre pa_
El arte de la vida, de la vida del poeta, es estar
ciente, en su delirio, le ruega: npor favor, cántame una canción
siempre ocupado sin tener nada que hacer.
que cambie estas pesadillas por sueños dulces. Si lo consigues, re
H. D. Tkon¡¡u'
daré un ático en Nueva Ygrk o un rancho en Arizono.
3'
Aquí Auden se refie¡e a la ceremonia Aunque muchos poemas se hayan escrito en estado de trance,
de Encaenia, que iba a celeb¡arse
cabo de unos días. Ent¡e las ar
obligaciones estatuta¡ias der profesor los poetas asumen su responsabilidad cuando los firman. No pue-
Oxford está también la de pronunciar de poesla de
la nCreweian Orationr, que entonces _y den apelar a la inmunidad de los oráculos. Quienes admiran nKu-
hasta 1968-,debía hacerse en
ladn. Como Auden se sabía incapaz,
le pidió a J. G.
Griffith, rutor de clásicas en el bla Khanr, el único caso documentado que existe de un Poema
Jesus College, q,.r. l. t su rexro inglés. La
crewcian consiste en un repaso "d,rj.ra
lo, escrito en trance, no pueden desestimar simplemente lo que Co-
Oxfo¡d a lo largo del año. De ahl" ".or,."itientos que han tenido lugar en
la cita de Shahespeare,
0., soneto .)OO(W, uno de los pertenecientes'aI
<amable fantasma fami- leridge a fin de cuentas era un gran crítico- ¿fi¡¡¡¿ s¡ 5u
lil: conjunto dedicado al poeta -que
nota introductoria:
4'En la leyenda arttlrica, nThe siege perilous>
-
redonda del reyArturo, rese¡vado
es el asiento vacante en la
mesa
por Aierlln para aquer cabalrero que
trar el santo grial. logre encon- 5. La cita pertenece al poema uAl cucoo, de \Tordswo¡th, y Ia traducción es de
Leopoldo Panero, en Poemas rornánticos ingbses, Mad¡id, Instituto Bútánico, 1946.
65
o aquel fallo que puede señalarse; un poema imitativo es una imi- una audiencia juvenil, hay cienos tipos de Poemas que
no aParecen
tación reconocible de este o aquel poema, de este o aquel poera. representados en absoluro, pero dentro de sus límites la variedad
Pero en el caso de un poema imaginario nada puede decirse, pus5_
era extraordinaria. Una cosa particularmente grata era la ausencia
to que imitación de la poesía en general. El poeta no se
es una de conciencia de clase literaria que la caracterizaba, la yuxtaposi-
sentirá jamás tan inspirado, tan seguro de su genio como en esos ción, en términos de iguddad, de poesla t'no oficialo, como las
primeros días, cuando ellápizvuela sobre el papel. Sin embargo, rimas infantiles, y poesla uoficialo, como las odas de Keats' Esto
aun entonces se aprende. Mientras garabatea la pag;na, va for_ hizo que me diera cuenta desde muy Pronto de que un Poema no
m¿índose el hábito de percibir la métrica, de observar que las pala- tiene que ser grandioso, ni siquiera serio, Para ser bueno, y que no
bras bisílabas aisladas pueden sonat ti-tum, tum-tio, en ocasiones, es preciso avergonzarse cuando no se tiene humor para leer la Di-
tum-tam; pero asociadas con otras palabras pueden conyertirse en aina Comedia, y en cambio se quiere leer, por ejemplo,
un ti-ti. Cuando el principiante descubre una rima nueva para éI,
la conserva'en la memoria: un hábito del que quizá pueda pres_ Cuando otrat ddrnat al sueño se re?liegan,
cindir un poeta italiano, pero que resulta útil para uno inglés.n a la ciudad Cloris, Celia y Fhuia llegan.
Y, pese a no poder escribir sino garabatos, comienza a leer ver_ Allí estos fantasrnas de k belleza Tnoran,
daderos poernas por placer y adrede. podrá decit.e lo que se quiera en los lugaru que sus honores nxuertos lloran't1
contra las antologlas, pero, para un adolescénte que desconoce in_
cluso los nombres de la mayoría de los poetas, una buena antología La idea de Matthew Arnold según la cual existen patrones con los
puede ser une valiosa gula. Yo mismo tuve la ext¡aordinaria fonu- cuales medir todos los poemas me ha parecido siempre dudosa,'
na de que unas navidades me regalaran la antología come Hither capaz de convertir a los lectores en esnobs y de arruinaf tal€ntos
de'walter de Ia Mare, que tenía dos virtudes con reración a mis jóvenes tentándolos a imitar lo que está fuera de su alcance'
propósitos.l2 En primer lugar, su buen gusto. Cuando hoy en dla Un poeta que busca mejorar debe, por cierto, rodearse de bue-
vuelvo a ella apenbs descubro poemas que por mi parte habrla nas compañlas, pero por su bien estas compañías no deberían es-
omitido, y ninguno que me parezca de mal gusto admirar. En se- taf en un nivel muy distinto del suyo. No está claro en absoluto
gundo lugar, la variedad de su gusto. Como estaba pensada para que la poesía que infuyó más provechosamente a Shakespeare
fuera la mejor poesía que conoció. Incluso en el caso de los lecto-
res, teniendo en cuenta la atención que un buen poema exige, hay
. I l. En general, en inglés hay más dificultad para jug*, con las rimas que
en
las lenguas románicas.
12. se uata de una antología importante en la educación de la generación 13. Los versos perten€cen al poema de Alexander Pope, nwb.en tüe fair ones
de
Auden. Se publicó en 1923 y mezcla versos para niños con poesía adulta.
to the shades go downr.
f
71
1i
1:
:1
/4 75
t:
oAy.t, mientras leía a Shakespeare, descubrí que uno de crlticodecirle al pírblico en qué consiste una
mis prin_ serlo? El deber del
es
cipales errores es mi tendencia a la retórica grandirocuenteu. lo que pudo o debió haber escrito'
obra, no en sugerirle ¿ su autor
La rnoda y el esnobismo resultan valiosos como defensa ctíticadel que un ¿utor puede
contra No obstante' ese es el único tipo de
la indigestión literaria. AI margen de su calidad, siempre podrían ayudarle están' gene-
es mejor obtener un beneficio. Aquellos que
leer unos cúantos libros con cuidado que meramente hojear que él mismo-, demasiado dispersos' demasia-
ras ralmente
páginas de muchos; así, a faJta de gusto personal _que no puede -igual en sus matrimonios' o
do ocupados, demasiado comPrometidos
fsrmarse de la noche a la mañana-, er esnobismo un índice de
es son demasiado egoístas'
mesura tan bueno como cualquier otro. es capaz de
En cambio, debemos asumir que nuestro aprcndiz
Siempre me sentiré agradecido, por ejemplo, por las modas mismo' que tarde o tempra-
convertirse enun auténtico poeta por sí
musicales de mi juventud, que me previnieron de decir con acierto' por
d.e escuchar óperas no llega el día en que su Censor es caPaz
italianas antes de cumplir los üeinta, momento en el cual y todas son tuyas)'
real_ primera vez: nTodas las palabras son correctas
mente fui capaz de apreciar aquel mundo ran hermoso y tan mucho' sin em-
d.esa_ Su emoción ante una revelación tal no dura
fiante para mi propia tradición cultural. n¿Me ocurrirá
bargo, porque enseguida surge otro pensamiento:
- Por otra parre, los aprendices cumplen entre sí una función como asalariado' ciu-
.rao orr" vez?r.Cualquiera que sea su futuro
que ningún crítico mayor o más célebre podría desempeñar: anticipar una revelación
se dadano u hombre de familia, jamás podrá
leen unos a orros. A cierta edad, el colega aprendiz posee un Poema y gracias a
dos así. Nunca podrá decirse: <Mañana escribiré
grandes virtudes como crítico. puede que, ar reer nuestro lo haré bienn'
poema, mi entrenamiento y experiencia estoy seguro de que
lo sobrestime claramente, p€ro si lo hace podemos estar seguros es un
A ojos de otros, cualquiera que haya escrito un buen Poema
de que sin duda cree en lo que dice y en ningún caso hace las
está tratand.o poeta.Ante sus propios ojos, un poeta solo es tal mientras
simplemente de alentarnos. En segundo lugar, el que es antes' no es
como no_ últimas correcciones a un nueYo Poema' Momentos
sotros suele leer con la apasionada arención que los críticos solo es al-
adul- más que un Poeta en potencia; al momento siguiente
tos reseryan para las obras maestras, y los poetas hechos siempre'
y dere_ guien que ha dejado de escribir poesla' quizá pam'
chos pare sí mismos. Si encuentra un error, su c¡ítica
tiene la
intención de ayudarnos a mejorar: desea con sincerida-d que
nues_
tro poema mejore. II
Frecisamente es eita clase de cdtica personal la que, más
tarde,
cuando el grupo de aprendices se ha dispersado, resurta tanto, que a un joven poeta tata'Yezlevaya
tan difícir No es de extrañar, Por
de encontrar para un escritor. Los veredictos de ros estemos ante
reseñistas, po¡ bien en sus exámenes. Si le va bien, probablemente
más que sean justos, apenas le resultan útiles. un alumno
¿por qué habrían de un futuro académico, o quizá se trate simplemente de
76
de To-
imagen de una especie de noche
perseverante. Quien estudia medicina sabe que si quiere llegar a berme ofrecido la misma
que los artistas muertos' vivos
y nonatos
se¡ médico tiene que estudiar anatomía, por tanto cuenta con un dos los Santos literaria en
aParecen involucrados sin excepción
motivo muy claro para estudiarla. Un futuro académico tiene de todas las épocas y lenguas
con-
también un motivo claro para estudiar lo suyo: más o menos sabe €n una tarea común, noble
y civilizatoria' Nadie mrís habrla
por la métrica' una fascinación
lo que le gustaría aprender. Pero en su ceso, el aprendiz de poeta ,"grrido inculcarme tal fascinación
jamás'
no tiene ni idea de qué es lo que debería saber. Está a merced del que no ha menguado
ser un mal alumno no es
futuro inmediato porque no posee razones concretas para no ce- Ahora bien, como se imaginarán'
tres años en la universidad viví
der ante las demandas de este y, hasta donde sabe, ceder a los de- siempre divertido' Durante mis
amigos de por vida y fui más
infeliz
seos inmediatos puede resultar más tarde lo mejor que ha podido rnomentos gretos' hice varios
perdiendo el tiempo
hacer. Este deseo inmediato puede consistir simplemente en asis- qrr. ,r,rrr.". No estaba claro si estaba -5s16
había duda de que estaba desperdi-
tir a una conferencia, por ejemplo. Recuerdo una conferencia a la el futuro lo diría-, Pero no
Nadie puede Pensar que' simple-
que asistí, dictada por el profesor Tolkien. A estas alturas, no ten- ciando el dinero de mis padres'
joven poeta desdeña las investi-
go la menor idea de lo que dijo, pero en determinado momento mente por ser mal estudiante' un
sabe que
recitó, y lo hizo magnlficamente, un .*¡s¡5s pasaje del Beowulf gaciones académicas que se desarrollan a su alrededor;
Me hipnotizó. Supe que aquella poesía ib4 a convertirse en el pan estos versos de Yeats son algo
ingenuos:
i
78
79
fy Dios!, ¿qué dirían . No, lo que impide estudiar al joven poeta no es su presunta
de Catulo, si
fuera uno corno elloslj ingratitud, sino una ley de la madurez mental. Excepto en cues-
dones de vida o muerte, temporales o espirituales, las respuestas
Aun ignorando su condición d.e me¡a calumnia _que todos los
solo corresponden a preguntas, y en ese momento, el aprendiz no
catedráticos son calvos y respetabres-,
los senrimienbs que yeats
tiene pregunta alguna todavía. Hasta ese momento, no hace dis-
exPresa aquí son absu¡dos.
Los catedráticos ediran,
Oor'".rpu.._ tinción entre un libro, un paseo por el campo o un beso: son to-
to..., ¡afortunadamente! De no haber sido
por estudioso, q.r. .or_ das experiencias destinadas a almacenarse.por igual en la memo-
sagraron sus vidas a copiar y ordenar
manuscritos, ¿cuántos poe- ria. De poder.observar el interior de esa memoria, el historiador
mas habría, por ejemplo, de
Catulo, y cuitntos de ellos plagados de
de la literatura encontraría sin duda muchos miembros de la espe-
versos sin senrido? Ni siquiera
Ia invención de Ia imprenta hizo cie libresca, pero clasificados de un modo curiosamente distinto al
innecesarios a los editores.
¡Feriz el poeta cuyas obras reunidas no que aparecen Qn su biblioteca. Las fechas son diferent es. In memo-
est¿in llenas de e¡ratas! Incluso
los poetas jóvenes saben, o lo sabrán riam, deTennyson, precede a La dunciada, de Pope, y el siglo rn
muy Pronto, que de no sef por los estudiosos
esta¡ían a expensas al xrrr. Siempre ha pensado que Robert Burton escribió un exten-
del gusto lite¡ario de la generación inmediatamente
anterior a la so libro sobre la melancolía, pues bien: alll tiene solo diez páginas.
suya, porque una vez que un libro
t' ha dejado de reimprimirse y ha ha acostumbrado a la idea de que los libros se escriben sola-
Se
caído en el olvido solo los estud.iosos,
l
i
con sú g.rr.roo u"l.rr.í" d. mente una vez, y allí algunos de ellos se reescriben constantemen-
leer lo ilegible, son capaces d.e recuperar
los resoros ocultos. te. En su biblioteca, los libros se ordenan por género o tema; aqul,
¿euién
hab¡ía leído incluso a Donne, de
no se¡ por el profesor Grierson?
el principio más común de asociación parecen ser los grupos de
¿Qué se sabría de Clare o de Barnes, o de Christopher
Smart, de
no haber sido por los señores Blunden,
Grigson, Force Stead y
Bond? Y los estudiosos no solo han cés, responsable sobre todo de la moderna edición de los poetas met¿físicos en su
fungido .o_o .ditores, monumenal Metaphysical Qrics and Poems of tfte Seuenteenth CennrT (1921), que
¿qué
decir de esa curiosa combinación de
poeta y estudioso que son los T. S. Eliot reseñó con entusiasmo y que dio una segunda vida a poetas como John
traductores? Donne, George Herbe¡t o Andrew Marvell. f El poeta y crlirco Edmund Blunden
¿Cómo habríamos podido descubrir, sin el talento y
la dedicación de sir Arthur !,are¡ (1896-1974), que también había sido profesor de poesla en Oxford, fue el coeditor
el universo poético, compreta- de la obra de John Clare (1793-1864), t¡ poeta rural que murió demenciado. f El
mente nuevo, que supone la poesía
china?r6 poeta y crítico GeofFrey Grigson (1905-1985) editó la obra de 'l7illiam Ba¡nes
(1801-1386), un poeta pasroral del condado de Dorset. l \l'. F. Stead (1854-1967)
fue un poeta y diplomático norteamericano que se ordenó sacerdote anglicano,
15. \( B. Yeats, olos eruditosr. muy amigo de T. S. Eliot y responsable de la edici ón deI poema Rejoice in the Lamb,
l6' Aqul Auden hace va¡ias.referencias bibliográficas de Christopher Smart (1722-1791), un poeta del xv¡u, gran amigo del docto¡
que en su época eran
conocidas por el lector culto. Herbert Johnson. Stead publicó su edición en1939 y en1950, se volvió a edita¡, con el tl-
Grierson OAáe-lfleqfue un erudito
esco_ .
tulo latinizado de Jabilate Agn¿, al cuidado de \L H. Bond.
81
edad. El rercer romo de Pedro el Labrador, de \7'illiam Langland, será inequívocar'nente suyo'
portar cuán distinto sea del Presente'
se ubica a
un lado de los Diarios de Kierkegaard; el cua¡to, junto siendo la misma persona' y
Sin importar cuánto cambie, seguirá
a The Mahing of the English Landscape, de'W. G. Hoskins. y.lo ahora' al margen de
nadie más. De este modo, lo que le gusta
más sorprendente es que, en vez de asociarse solamente con impersonal' tiene mayores
cualquier aprobación o desaprobación
miembros de su grupo, en esta extraordinaria democracia todos posibilidad.es de resultarle útil más adelante' \
quier personasabe cuando menos algo de su futuro: que, sin im_ admiren el matiz d¿ sus colores,
: 82 83
guió?>, importantes como son, interesan menos Beatriz HernándezPérez, profesores de la Universidad de la Laguna. El poema de
al poeta que estas 'W'yatt es una versión de un soneto de Petrarca (Canzionere, 140), muy importante
otras: n¿Qué sugiere esta obra a los escritores de
hoy en día?>, en la consolidación de l¿ moderna prosodia inglesa: nAmor che nel penser mio vive
<¿Les servirá de ayuda o dificultará, suo seggio maggior nel mio téne, / talor armato ne la fronte véne, / ivi
/ e'l
más bien, su camino?>. e regne
Hace algunos años, me topé con los siguientes versos: ivi pon sua insegna.,/ Quella cliamare e sofferi¡ ne 'nsegna / e vbl che 'l
si loca, et
gran desio, l'accesa spene, / ragion, vergogna e reverenza affrene, / di nost¡o ardir
fra sé stessa si sdegna. / Onde Amor paventoso fugge al core, / lasciando ogni sua
impresa, e piange, e trema; / ivi s'asconde, e non aPpar piü fbre. / Che poss'io far,
temendo il mio signore, / se non star seco in fin a l'ora estrema? / ché bel fin fa chi
18. uThe Summer Houser, de Ebenezer Elliott.
ben amando mo¡en.
-!
85
Este ritmo, que me pareció ext¡añamente hermoso, rondó mi ca- cesores nuestros, cualquier estudiante está hoy en condiciones de
beza du¡ante mucho tiempo y terminó por influir en algunos
de escribir los yambos regulares que a\Vyatt, que buscaba escapar de la
mis propios versos.
anarquía.métrica del siglo xv y principios del xvt, le resultaban tan
muy bien que la evidencia crlticasugiere que la intención
Sé
difíciles. En el siglo )o(, nuestro problema no es cómo escribir
de Wyatt era escribir yambos regulares. El ritmo que buscaba
le yambos, sino cómo hacer para no acudir a ellos de un modo auto-
habría dado a sus versos la siguiente prosodia:
mático cuando ese no es nuestro auténtico propósito. Asl que los
v:::
rece desafortunado y lamentable que antes de toda crítica tenga peare, nuestra comPrensión de sus obras aP€nas cambiaría, si acaso
que existir un poema que criticar. Desde su perspectiva, un poe_ cambiara en algo; sin embargo, cuán menos interesantes resula-
!:.
F,r,:::
ma no es la obra de otra persona, sino un documento que ellos | .' íanla.Vidas de tos poetas sino supiésemos nada de SamuelJohnson'
mismos han descubierto. !:::'. Sabrá, para usar como ejemplo una Pregunta sin respuesta, que
Por su parte, el novelista romántico es una figura mucho si algún día se llega a frier la datación exacta de los sonetos de
más
simpática. su feliz territo¡io es el de las preguntas sin respuesta, Shakespeare, no será gracias a una lectura atenta del soneto CVII' Su
en particular cuando concie¡nen e la vida privada de los aurores. experiencia como escritor de poemas le llevará arazonaÍ de un modo
como las preguntas a las que dedica su vida menudo se rrata parecido a este: uEl sentimiento que se exPresa aqul es un sentimien-
de personas extremadamente
-a
preparadas- no pueden en ningún to común: alguien se siente conforme con lo que ama y el mundo
caso responderse, se siente lib¡e de enüegarse sin recelo gira en la dirección correcta. Un sentimiento así puede producirse
a sus fan-
taslas' ¿Y por qué no hacerlo? de muchas maneras. Puede, por ejemplo, producirse en ocasión de
¡cuánto mrís inslpida resurtaría ra
edición comentada de las obras de shakespeare de no ser por un festejo público, de un acontecimiento histórico como la derrota
él!
x.
Pero el más simpático de todos es el auténtico maniaco. de la Armada Invencible, o del exitoso tránsito de la reina por la
Enrre es-
tos, el tipo más común es aquel que cree que la poesía siempre menopausia, pero no forzosamente' Se puede tener la misma sensa-
oculta un mensaje cifrado, pero hay muchos m¿ís. Mi favoriro ción frente a un bello día. Las figuras que se emplean en los versos
es
John Bellenden Ker, que aseguraba haber descubierto que las can-
ciones de cuna inglesas habían sido originarmente escriras Mortal, la luna sulteró su ecliPse
en una
forma de neerlandés antiguo inventada por é1. y los augures rieron de sí rnismos;
A pesar de sus defectos, un poeta al menos considera¡á que un lo que era cierto ua corona en ristre
poema es miís importante que lo que pueda decirse sobre y anuncian ana Paz rica en oliuofl
é1, pre_
ferirá que sea bueno a que sea malo, no buscará que
se parezca a
sus propios poemas, y su experiencia en la escritura de poemas provienen directamente de la literatura, y no condenen ninguna
probablemente le habrá enseñado a reconocer enseguida referencia histórica específica. Puede que algún evento histó¡ico se
si una
pregunta crítica es importante, o auténtica, o si carece los haya sugerido a Shakespeare, Pero también pudo haberlos es-
de toda
autenticidad por ser incontestable o absurda. crito sin tener ninguno en cuenta. Más aún: de haber sido moti-
Sabrá, por ejemplo, que el conocirniento de la vida vados por algún acontecimiento, este no tiene por qué haber sido
de los artis_
tas, de su temperamento y opiniones no sirye para
comprender su
arte, pero que, en cambio, resulta fundamental para
entender los y
2 1. Shakespeare, soneto CVII, traducción de And¡és Ehrenhaus, en Sonetos
juicios de un crítico. si supiéramos cada detalle
de la vida de shakes- Lamento d¿ una amante, Barcelona, Galaxia Gutenberg,clrculo de Lectores, 2009.
90 9r
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'Fir-
r.- ;
f;
96
97
ción de todas las épocas. La luna, por ejemplo, el fuego, las se¡_ otro tipo y corresponde
T.a imaginación'secundaria es de a
pientes y esos cuarro serés fundamentales que solo pueden
ser de- otro nivel mental. Es activa, no pasiva, y sus categodas no son lo
finidos en términos de inexistencia: la oscu¡idad, er silencio,
ra sagrado y lo profano, sino lo bello y 1o feo. Nuestros sueños están
nada, la muerte. Algunos otros, como los reyes, solo son
sagrados llenos de seres y acontecimientos sagrados; incluso es posible que
en ciertas culturas; otros más lo son solamente para los
miembros no contengan nada más que eso, Pero en sueños es imposible dis-
de un determinado grupo el radn enüe los humanistas- dnguir eso me Parece a mí- entre lo bello y lo feo' La belle-
y otros tantos lo son -como -o
para la imáginación de una sola persona. de la forma, no al del ser' La
zay lafealdad Peff€necen al ámbito
Muchos tenemos paisajes que consideramos sagrados; probable-
imaginación primaria solo reconoce una especie de seres: los sa-
mente rengan mucho en común entre sí, pero sin duda
poseen grados; la imaginación secundaria, en ca-mbio, reconoce formas
detalles peculiares en cada caso. Llna imaginacidn puede
adoptar bellas y feas. Para la imaginación primaria un ser sagrado es lo que
nuevos seres sagrados y abandonar orros a lo profano;
pueden ad_ es; para la imaginación secundaria, una forma bella es como debe
quirirse por contagio social, pe¡o no conscienremente.
Nadie pue_ ser y una fea, como no debería ser. Frente a lo bello, siente satis-
de enseñarnos a reconocer un ser sagrado: es preciso
que nos con_ facción, placer, ausencia de conflicto; frente a ls feo tiene los sen-
vi¡tamos. Por regla general, según envejecemos los aconrecimientos
timientos contrarios. No desea lo bello, pero una forma fea hace
sagrados se hacen más importantes para nosotros
que los seres sa_ brotar en ella el deseo de corregir esa fealdad y convertirla en be-
grados. i
il
l t00 l0r
actividad de la imaginación secun darja,lapasividad de la oua los usos del lenguaje: el de nombrar, de no haber
sido por aquella
ter_
minarla por destruir la mente: tarde o temprano, los seres que falsa identificación.
son
sagrados para ella la poseerían , empezaríaa verse a sf misma como El poema Puro, en el sentido francés de la poésie pure puede
enrenderse, suPongo yo' como una celebración de lo
sagrada y a excluir el mundo exrerior creÉndolo profano: nos vor- numinoso
I
102 r03
I