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A pesar del beneficio de la desinfección del agua mediante la cloración, el cloro se caracteriza
por ser altamente reactivo y producir subproductos indeseados al reaccionar con la materia
orgánica natural del agua. Los subproductos de la cloración tienen propiedades mutágenas y
cancerígenas, por lo que han sido extensamente estudiados desde que se detectaron por
primera vez, en 1974

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En un sistema de abastecimiento de agua, la cloración se realiza normalmente al final del
tratamiento, después de la etapa de filtración. A ello a veces se le denomina poscloración. A
veces se realiza una cloración previa a cualquier otro tratamiento, llamado en este caso,
precloración. Esta se lleva a cabo con el propósito de controlar las algas que puedan obstruir
los filtros y eliminar el gusto y el olor del agua. En este caso y cuando el agua sin tratar lleva
algunos materiales orgánicos llamados “precursores” (materia orgánica, ácidos húmicos, etc.),
se pueden generar los subproductos de la desinfección (SPD). Los constituyentes más
característicos de los SPD (Subproductos de Desinfección) de la cloración son los
trihalomentanos (THM’s)

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Los derivados de la degradación vegetal y animal son compuestos activos que, al reaccionar
con el cloro, dan como resultado compuestos orgánicos clorados, entre ellos los THM’s.
Asimismo, al ser cloradas algunas aguas con cargas orgánicas elevadas -por ejemplo, las aguas
contaminadas con efluentes municipales- forman subproductos como: cloro fenoles, ácido
cloro acético, ácido dicloro acético, dibromoacetanitrilo, tricloroacetonitrilo, cloruro de
cianógeno, cloropicrin y bromato (Sánchez Zafra, 2008).

Los THM’s más predominantes son el clorofomo y el bromodiclorometano; con frecuencia


también se encuentran el dibromoclorometano y el bromoformo. La concentración de THM’s
depende de la presencia de precursores (compuestos activos que pueden reaccionar con el
cloro), así como de la dosis de cloro, tiempo de contacto, temperatura del agua y pH. 1974,
Rook Los THM’s son triclorometano (cloroformo, CHCl3), bromodiclorometano (CHBrCl2),
dibromoclorometano (CHBr2Cl), y tribromometano (bromoformo, CHBr3) (Sánchez Zafra,
2008)

Los trihalometanos constituyen un grupo de compuestos orgánicos, que como su nombre lo


indica, se considera por su nomenclatura como derivados del metano (CH4), en cuya molécula,
tres átomos de hidrógeno han sido sustituidos por igual número de halógenos (cloro, flúor,
bromo o yodo). Debido al bajo peso molecular que poseen estos compuestos, estos se
caracterizan por ser compuestos volátiles.

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El centro de cada uno de los cuatro trihalometanos es un átomo de carbono, y este se
encuentra rodeado y unido a cuatro átomos: un hidrogeno y tres halógenos. Estos cuatro
compuestos son denominados colectivamente trihalometanos y son abreviados como THM’s o
TTHM’s (para trihalometanos totales).
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La aplicación de estas estrategias debe considerar los efectos de los factores físicos y químicos
que influyen la formación de los SPD, la modalidad de reacción de los precursores o los
subproductos con los desinfectantes bajo diferentes condiciones, la complejidad técnica del
proceso y el costo de las alternativas. Los costos y la complejidad de llevar a cabo algunas de
estas estrategias pueden colocarlos fuera del alcance de las comunidades pequeñas de
América Latina y el Caribe. Por ejemplo las tecnologías de la membrana adsorción con carbón
activado que pueden eliminar los precursores antes de la desinfección son costosas y pueden
estar más allá de la capacidad financiera y técnica de estas pequeñas comunidades .

Afortunadamente, el mejoramiento de los procesos existentes, como la coagulación, la


floculación y la sedimentación pueden hacer más eficaz la remoción de la materia orgánica
natural. Numerosos estudios han revelado la eficacia del alumbre así como de las sales férricas
para conseguir este objetivo. La operación y el control más cuidadosos de la floculación,
sedimentación y de los procesos de filtración a menudo pueden mejorar la remoción de
precursores y simultáneamente reducir el uso de las sustancias químicas para la desinfección.
Una de las soluciones más sencillas para la reducción de la formación de THMs es el mover el
primer punto de la aplicación de cloro al final en el proceso de tratamiento (eliminar la
precloración).

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• Cloroformo: Las pruebas de la genotoxicidad del cloroformo, en su conjunto, han
resultado negativas. El cloroformo ha sido clasificado como posiblemente cancerígeno para el
ser humano, basándose en la escasez de pruebas de su capacidad cancerígena en el ser
humano y en la existencia de pruebas suficientes de su capacidad cancerígena en animales de
experimentación. Las observaciones de tumores hepáticos en ratones concuerdan, en su
conjunto, con un mecanismo de inducción con umbral.

• Bromoformo: En un bioensayo del Programa Nacional de Toxicología (NTP), el


bromoformo indujo un pequeño aumento de tumores relativamente poco comunes en el
intestino grueso de ratas de ambos sexos, pero no indujo tumores en ratones. El bromoformo
ha sido clasificado en el Grupo 3 (no clasificable con respecto a su capacidad cancerígena para
los seres humanos) [ CITATION Sán08 \l 10250 ].

• Dibromoclorometano: En un bioensayo del NTP el DBCM indujo tumores hepáticos en


ratones hembra, y posiblemente en los machos, aunque no en ratas. Varios ensayos han
estudiado la genotoxicidad del DBCM, pero los datos disponibles no se consideran
concluyentes. El DBCM ha sido clasificado en el Grupo 3 (no clasificable con respecto a su
capacidad cancerígena para los seres humanos) [ CITATION Sán08 \l 10250 ].

• Bromodiclorometano: El BDCM ha sido clasificado en el Grupo 2B (posiblemente


cancerígeno para el ser humano). Diversos ensayos in vitro e in vivo de genotoxicidad del
BDCM dieron resultados tanto positivos como negativos. La exposición al BDCM también se ha
relacionado con un posible aumento de los efectos sobre la función reproductora (mayor
riesgo de aborto espontáneo o mortinatalidad) [ CITATION Sán08 \l 10250 ].
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La aplicación de estas estrategias debe considerar los efectos de los factores físicos y químicos que
influyen la formación de los SPD, la modalidad de reacción de los precursores o los subproductos con los
desinfectantes bajo diferentes condiciones, la complejidad técnica del proceso y el costo de las
alternativas. Los costos y la complejidad de llevar a cabo algunas de estas estrategias pueden colocarlos
fuera del alcance de las comunidades pequeñas de América Latina y el Caribe. Por ejemplo las
tecnologías de la membrana adsorción con carbón activado que pueden eliminar los precursores antes
de la desinfección son costosas y pueden estar más allá de la capacidad financiera y técnica de estas
pequeñas comunidades .

Afortunadamente, el mejoramiento de los procesos existentes, como la coagulación, la floculación y la


sedimentación pueden hacer más eficaz la remoción de la materia orgánica natural. Numerosos estudios
han revelado la eficacia del alumbre así como de las sales férricas para conseguir este objetivo. La
operación y el control más cuidadosos de la floculación, sedimentación y de los procesos de filtración a
menudo pueden mejorar la remoción de precursores y simultáneamente reducir el uso de las sustancias
químicas para la desinfección. Una de las soluciones más sencillas para la reducción de la formación de
THMs es el mover el primer punto de la aplicación de cloro al final en el proceso de tratamiento
(eliminar la precloración).

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Según la OMS, este tipo de riesgo se considera a largo plazo, ya que requeriría el consumo de agua
durante toda una vida, como es el caso de la mayoría de los productos cancerígenos. Según esta
organización, la exposición a estas sustancias supone un riesgo de cáncer de 10 -5, es decir, un caso de
cáncer por 100.000 personas que consumen el agua en un periodo mínimo de 70 años. En el caso de la
Unión Europea, el riesgo se considera de 10 -6 [ CITATION OMS06 \l 10250 ]

En el caso concreto de España, un reciente estudio elaborado por investigadores del Instituto Municipal
de Investigaciones Médicas IMIM, y del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales CSIC, ha
identificado trihalometanos en el agua de consumo de cuatro áreas españolas en concentraciones
superiores a la media europea.

De todas formas los beneficios reales para ambiéntela gestión ambiental y la salud pública, en
especial los de mayor impacto y largo plazo, no salen a relucir inmediatamente al construirse
por el estado los sistemas de abastecimiento de agua como plantean algunos gobiernos al
sumarse a campañas mundiales como la promovida por la OMS, estos deben acompañarse
con programas de educación sanitaria y gestión social, que promuevan los cambios de actitud
hacia los servicios suministrados por los prestadores y/o operadores de servicios públicos, y la
mejora en los hábitos de higiene, saneamiento de los almacenamientos internos en las casas y
uso inteligente del agua por parte de la comunidad en sus viviendas, ya que con la suma
conjunta y sinérgica del avance preventivo de estos tres actores (Estado + prestador +
comunidad) se contribuiría un efectivo impacto positivo en el agua final que se consume y se
logren reducir los niveles de riesgo de cáncer por ingesta.

El uso extendido del cloro o del hipoclorito sódico ha hecho posible que se haya generalizado la
disponibilidad de agua potable y que prácticamente se hayan erradicado enfermedades
infecciosas como el cólera o el tifus que, en el pasado, eran un auténtico azote para la
sociedad.

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