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MÉTODO FÁCIL Y RÁPIDO PARA SER POETA

Fragmentos
Jaime Jaramillo Escobar
(En: http://www.jaimejaramilloescobar.co/Metodo-facil-y-rapido-para-ser-poeta/index.html)

Escribir y redactar

No debe confundirse redactar con escribir. Aprender a redactar es fácil. La mayoría de las personas
pueden hacerlo. Para eso existen normas, a las que algunos llaman técnica. Escribir es más difícil y sólo está
al alcance de una minoría. Porque, mientras redactar sólo requiere una gramática y el conocimiento de lo
que se desea expresar, escribir es creación y por lo tanto requiere inventiva, imaginación, fantasía,
originalidad, elocuencia y genialidad en algún grado.
Redacta el que tiene algo para dar a conocer en prosa expositiva. Requieren redactores el periodismo,
la didáctica, la crónica, las ciencias, las comunicaciones en general. Escriben el narrador, el poeta, el autor
teatral, el ensayista, el historiador. Se redacta una carta, un informe; se escribe una fábula, un relato.
Redactar es un trabajo de la inteligencia racional. Escribir es realizar una obra de arte. La obra de arte
va más allá de la lógica. Por lo general hay en ella algo inexplicable. Por eso se habla de creación.
Un párrafo redactado comunica ideas, transmite noticias. Un párrafo escrito comunica emociones,
excita la sensibilidad, convierte energía en belleza.
Se redactan un tratado o un código. Se escribe un drama, una comedia. Para redactar hay que estar
cuerdo; para escribir hay que estar loco. Si se es un escritor a medias, es porque se está medio loco. ¿Quién
era el loco: Cervantes, o Don Quijote?

***

Comprensión de la lectura

Existen cuatro posturas:


La primera sostiene que sólo se debe leer literalmente, sin agregar interpretaciones de ninguna especie,
las cuales se consideran pretenciosas, abusivas y fuera de lugar.
La segunda sostiene que todo texto es de libre interpretación y que el autor no ha querido decir nada
en particular al escribirlo, sino que acepta de antemano todas las interpretaciones posibles.
La tercera asegura que el buen lector debe procurar encontrar el significado que el autor se propuso
dar a su texto y que en eso precisamente consiste el arte de leer.
La cuarta dice simplemente que hay distintas clases de textos y que a cada uno debe darse la lectura
que le corresponde.
Cuando García Márquez, en una página muy conocida, afirma que el texto literario se debe tomar al
pie de la letra, sólo está proponiendo un acto de fe en la poesía. No entienden nada quienes esgrimen esa
página en contra de las demás formas de lectura. Si la interpretación ha de ser ligera y arbitraria, en ese caso
es preferible que el lector se abstenga de interpretar, es decir, de entender. La manía de dar a todo
interpretaciones políticas desconoce deliberadamente las restantes realidades de la vida.
Hecha esta aclaración, cada quién pensará lo que quiera y leerá como quiera. Pero el mejor lector tiene
más posibilidades de llegar a ser mejor escritor.
El aspirante a escritor empieza leyendo para despertar su curiosidad intelectual y afinar su sentido de
observación, ya que los autores comienzan a mostrarle el mundo como nunca antes él lo había visto. Al
principio hay que leer de todo a fin de determinar preferencias y buscar orientaciones. También es
necesario discutir con el autor lo que se lee y reflexionar acerca de cada párrafo. En la primera etapa de
lecturas se aprende a conocer los libros, a aficionarse por ellos, a leer en profundidad, y se empieza a
formar una biblioteca. Todos los animales tenemos una sustancia que sirve para la orientación, para
encontrar agua y para descubrir minerales. Me gusta considerar al libro como una mina de ideas y decir que
hay un sentido que nos conduce a él con certeza, a su debido tiempo. Ese mismo instinto nos hace
rechazar los libros inútiles, aquellos sobre los cuales nos previene nuestra intuición. Pero cuando
encontramos un libro verdaderamente revelador es como si nos hubiésemos encontrado con un ángel de
Dios.

***

Secretos para esrcibir

El principal secreto para escribir no es ningún secreto: consiste en tener muchos secretos y la
capacidad de revelarlos. Para ello hay que empezar por dominar el tema. Eso es todo.
Quien se sienta a escribir es porque tiene algo qué decir. Mientras no se tenga algo para decir no hay
por qué empezar. El famoso cuento de la hoja en blanco todas las mañanas a primera hora sólo ha
producido literatura babosa y polucionante. El que necesita una hoja blanca frente a los ojos para empezar
a pensar, no es pensador. Primero piense, y después de que haya pensado, vuelva a pensar sobre lo escrito.
Reflexionar. Ése es el secreto.
Hay que detenerse un momento a considerar lo que guardan las bibliotecas antes de decidir si
pondremos en ellas una hoja más. Porque cada página que se escribe es una página que se agrega a los
mejores. No es fácil. ¿Ah?
La teoría dice que escribir debe ser fácil. Escribir sí, relativamente. ¿Pero, publicar? Ahí es donde se
patentiza nuestra irresponsabilidad y, por supuesto, la de los editores.
Cuando era difícil publicar, los poetas tenían tiempo para corregir. Hoy en día, cuando a los escritores
se les arrancan de la mano las cuartillas frescas, la literatura, y la poesía especialmente, se convirtieron en un
basurero. Consulté sobre eso a varios editores. Me dijeron que no importaba, porque la literatura universal
ya se escribió, y todo lo de hoy es reciclable puesto que se trata de repetición. Vista así, la empresa literaria
resulta inobjetable. Pero no es de eso de lo que se trata cuando hablamos de poesía. La poesía es otra cosa.
Que un joven lleve tu poema junto con dos billetes arrugados, no hay mayor gloria. Si logras eso estás
salvado. Porque los jóvenes llevan a sus maestros en el bolsillo.

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