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Fragmentos
Jaime Jaramillo Escobar
(En: http://www.jaimejaramilloescobar.co/Metodo-facil-y-rapido-para-ser-poeta/index.html)
Escribir y redactar
No debe confundirse redactar con escribir. Aprender a redactar es fácil. La mayoría de las personas
pueden hacerlo. Para eso existen normas, a las que algunos llaman técnica. Escribir es más difícil y sólo está
al alcance de una minoría. Porque, mientras redactar sólo requiere una gramática y el conocimiento de lo
que se desea expresar, escribir es creación y por lo tanto requiere inventiva, imaginación, fantasía,
originalidad, elocuencia y genialidad en algún grado.
Redacta el que tiene algo para dar a conocer en prosa expositiva. Requieren redactores el periodismo,
la didáctica, la crónica, las ciencias, las comunicaciones en general. Escriben el narrador, el poeta, el autor
teatral, el ensayista, el historiador. Se redacta una carta, un informe; se escribe una fábula, un relato.
Redactar es un trabajo de la inteligencia racional. Escribir es realizar una obra de arte. La obra de arte
va más allá de la lógica. Por lo general hay en ella algo inexplicable. Por eso se habla de creación.
Un párrafo redactado comunica ideas, transmite noticias. Un párrafo escrito comunica emociones,
excita la sensibilidad, convierte energía en belleza.
Se redactan un tratado o un código. Se escribe un drama, una comedia. Para redactar hay que estar
cuerdo; para escribir hay que estar loco. Si se es un escritor a medias, es porque se está medio loco. ¿Quién
era el loco: Cervantes, o Don Quijote?
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Comprensión de la lectura
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El principal secreto para escribir no es ningún secreto: consiste en tener muchos secretos y la
capacidad de revelarlos. Para ello hay que empezar por dominar el tema. Eso es todo.
Quien se sienta a escribir es porque tiene algo qué decir. Mientras no se tenga algo para decir no hay
por qué empezar. El famoso cuento de la hoja en blanco todas las mañanas a primera hora sólo ha
producido literatura babosa y polucionante. El que necesita una hoja blanca frente a los ojos para empezar
a pensar, no es pensador. Primero piense, y después de que haya pensado, vuelva a pensar sobre lo escrito.
Reflexionar. Ése es el secreto.
Hay que detenerse un momento a considerar lo que guardan las bibliotecas antes de decidir si
pondremos en ellas una hoja más. Porque cada página que se escribe es una página que se agrega a los
mejores. No es fácil. ¿Ah?
La teoría dice que escribir debe ser fácil. Escribir sí, relativamente. ¿Pero, publicar? Ahí es donde se
patentiza nuestra irresponsabilidad y, por supuesto, la de los editores.
Cuando era difícil publicar, los poetas tenían tiempo para corregir. Hoy en día, cuando a los escritores
se les arrancan de la mano las cuartillas frescas, la literatura, y la poesía especialmente, se convirtieron en un
basurero. Consulté sobre eso a varios editores. Me dijeron que no importaba, porque la literatura universal
ya se escribió, y todo lo de hoy es reciclable puesto que se trata de repetición. Vista así, la empresa literaria
resulta inobjetable. Pero no es de eso de lo que se trata cuando hablamos de poesía. La poesía es otra cosa.
Que un joven lleve tu poema junto con dos billetes arrugados, no hay mayor gloria. Si logras eso estás
salvado. Porque los jóvenes llevan a sus maestros en el bolsillo.