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Los filósofos de la naturaleza

…nada puede surgir de la nada…


Sofía recibió la carta que esperaba con ansias de su curso de
filosofía por correspondencia, esta carta contenía tres nuevas
preguntas.
¿Existe una materia primaria de la que todo lo demás está
hecho?
¿El agua puede convertirse en vino?
¿Cómo pueden la tierra y el agua convertirse en una rana?
Al comienzo, Sofía pensaba que las nuevas preguntas eran un
poco estúpidas, pero, no fue excusa para que pensara en todo
momento en ellas.
Mientras Sofía analizaba cada una de las preguntas surgían en
su mente más y más preguntas ella lo asociaba cada pregunta
con conocimientos y experiencias pasadas, con la primera
incógnita pensó en como una materia única podría en
convertirse en cualquier otra cosa como por ejemplo en una
flor o un elefante y lo mismo sucedió con la segunda y tercera
pregunta.
Pasaron los días Sofía volvía del instituto y se encontró con otro
sobre en el buzón de su casa no tardo en ponerse cómoda y
empezar a leerlo.
En este nuevo sobre su profesor de filosofía le explica todo lo
que verán durante el curso. Verán en como los seres humanos
desde la antigüedad meditaban sobre las preguntas filosóficas
y que cada filósofo tenía proyectos diferentes debido a que
vivían en otros tiempos y con costumbres muy diferentes a los
nuestros.
También comento que cada filosofo tenía su manera de pensar
y la manera más accesible de meterse en su pensamiento era
extrayendo el proyecto de cada uno y comprender que quería
solucionar el filósofo.
De esta manera le dijo que le pondría pequeños ejercicios de
alumno y culmino invitándola a seguir el curso si es que Sofía
aceptaba las condiciones.
A los primeros filósofos de Grecia se les suele llamar «filósofos
de la naturaleza» porque, ante todo, se interesaban por la
naturaleza y por sus procesos. Los filósofos veían con sus
propios ojos cómo constantemente ocurrían cambios en la
naturaleza. ¿Pero cómo podían ser posibles tales cambios?
¿Cómo podía algo pasar de ser una sustancia para convertirse
en algo completamente distinto, en vida, por ejemplo? Los
primeros filósofos tenían en común la creencia de que existía
una materia primaria, que era el origen de todos los cambios.
No resulta fácil saber cómo llegaron a esa conclusión, sólo
sabemos que iba surgiendo la idea de que tenía que haber una
sola materia primaria que, más o menos, fuese el origen de
todos los cambios sucedidos en la naturaleza. Tenía que haber
«algo» de lo que todo procedía y a lo que todo volvía. Lo más
interesante para nosotros no es saber cuáles fueron las
respuestas a las que llegaron esos primeros filósofos, sino qué
preguntas se hacían y qué tipo de respuestas buscaban.
Podemos constatar que hacían preguntas sobre cambios
visibles en la naturaleza. Intentaron buscar algunas leyes
naturales constantes. Querían entender los sucesos de la
naturaleza sin tener que recurrir a los mitos tradicionales. Ante
todo, intentaron entender los procesos de la naturaleza
estudiando la misma naturaleza. De esta manera, la filosofía se
independizó de la religión. Podemos decir que los filósofos de
la naturaleza dieron los primeros pasos hacia una manera
científica de pensar, desencadenando todas las ciencias
naturales posteriores. La mayor parte de lo que dijeron y
escribieron los filósofos de la naturaleza se perdió para la
posteridad. Lo poco que conocemos lo encontramos en los
escritos de Aristóteles. Aristóteles sólo se refiere a los
resultados a que llegaron los filósofos que le precedieron, lo
que significa que no podemos saber siempre cómo llegaron a
sus conclusiones.
Tres filósofos de Mileto
El primer filósofo del que oímos hablar es Tales, de la colonia
de Mileto, en Asia Menor. Tales opinaba que el agua es el origen
de todas las cosas. Quizás opinara que toda clase de vida tiene
su origen en el agua, y que toda clase de vida vuelve a
convertirse en agua cuando se disuelve. Al parecer, Tales
también dijo que «todo está lleno de dioses». Sobre este
particular sólo podemos hacer conjeturas en cuanto a lo que
quiso decir. De lo que sí podemos estar seguros, al menos, es de
que no estaba pensando en los dioses de Homero.
El siguiente filósofo del que se nos habla es de Anaximandro,
que también vivió en Mileto. Pensaba que nuestro mundo
simplemente es uno de los muchos mundos que nacen y
perecen en algo que él llamó ´lo Indefinido´. En ese caso, la
materia primaria no podía ser algo tan normal como el agua,
sino algo «indefinido».
Un tercer filósofo de Mileto fue Anaxímenes , que opinaba que
el origen de todo era el aire o la niebla. Según Anaxímenes,
tanto la tierra como el agua y el fuego, tenían como origen el
aire. Quizás pensaba Anaxímenes que para que surgiera vida,
tendría que haber tierra, aire, fuego y agua. Pero el punto de
partida en sí era «el aire» o «la niebla». Esto significa que
compartía con Tales la idea de que tiene que haber una materia
primaria, que constituye la base de todos los cambios que
suceden en la naturaleza.
Nada puede surgir de la nada
Tales, Anaximandro y Anaxímenes creían que existía una
materia, la materia primaria, la cual sería la que conformara
todas las demás cosas existentes.
Y gracias a esta forma de pensar, surgiría la pregunta ¿Cómo
esa materia podría convertirse en otra cosa muy distinta? A la
cual llamaron “problema del cambio”
Parménides, filósofo de Elea, pensaba que todas las cosas
existentes siempre han existido y que estas son eternas.
Además pensaba que nada surge de la nada, por lo tanto, algo
existente no puede convertirse en nada. Es por eso que él no
creía que el cambio fuera plausible y no había nada que
convirtiera algo en otra completamente diferente.
Aunque este sabía mediante los sentidos que la naturaleza se
encontraba con constantes cambios, y esta idea confrontaba a
la razón. Para Parménides, los sentidos ofrecían al hombre una
idea errónea del mundo, por lo que opto por elegir a la razón
como base de su filosofía. Y esta fe en la razón humana es la que
conocemos como “racionalismo”.
Todo fluye
Un contemporáneo de Parménides era Heráclito de Éfeso. Era
el polo opuesto a Parménides, mientras que este tenía fe en la
razón, Heráclito confiaba en sus sentidos. Estaba convencido
de los cambios de la naturaleza eran básicos.
Todo fluye, está en constante movimiento y nada es eterno; era
la forma de pensar de Heráclito.
“No podemos estar dos veces en las mismas agua de un mismo
rio”, dijo Heráclito, complementando que ni él ni el río son los
mismos. También señalaba que el mundo siempre se
encontraba en contradicciones.
Si no hubiera enfermedad, no habría bienestar; si no hubiera
hambruna, no habría la satisfacción de estar saciado; si no
hubiera guerra nunca experimentaríamos lo que es la paz. Si no
hubiera esta lucha de contrarios, el mundo no existiría.
Para Heráclito, Dios era ambas cosas, tanto bien como mal,
guerra y paz, invierno y primavera; algo divino que abarcaba
todo el mundo. Era esa naturaleza de contradicciones y
cambios.
Heráclito opinaba que debería existir una razón universal o ley
natural, algo común de lo que guiarse; y ese algo, único, que era
la base de todo, lo llamaba Dios o “logos”.
Cuatro elementos
Tanto Parménides como Heráclito tenían ideas contrarias. El
primero tenia fe en la razón, mientras que el otro confiaba en
sus sentidos; uno creía que nada podía cambiar y el otro que en
la naturaleza sucedían cambios.
Entonces ¿Quién tenía la razón? ¿De qué deberíamos fiarnos,
de la razón o los sentidos? Ambos filósofos tenían buenos
argumentos que apoyaban su forma de pensar, así que ¿a quién
creer?
Empédocles de Sicilia, opinaba que ambos filósofos estaban
correcto en algo, pero que también equivocados en otra.
Pensaba que el desacuerdo entre ellos era que solo había un
elemento; y de ser así la diferencia entre ambos era
incomparable.
Es evidente que el agua no pueda cambiar a ser otra cosa como
un animal o planta, sigue siendo agua; simpatizando con la idea
de Parménides de que nada cambia. Y a la par, dándole la razón
a Heráclito sobre que también fiarnos de los sentidos, somos
conscientes de los cambios constantes en la naturaleza.
Llegando casi en la conclusión de rechazar la idea de que solo
existe un elemento en la naturaleza. Pensaba que la naturaleza
había cuatro elementos o “raíces”, a los cuales llamo tierra,
agua, aire y fuego.
Que todos los cambios se debían a esas raíces, las cuales se
mezclan y se separan, todo estaba compuesto por estas raíces
pero en diferentes proporciones.
Por ejemplo, cuando una planta o animal muere, los elementos
que lo conformaron en vida se separan; estos elementos
quedan inalterados para luego volver a mezclarse.
Empédocles señalaba que los cambios en la naturaleza se
debían a estas raíces, pero estaba la incógnita ¿Cuál era la causa
por la cual los elementos se unían para dar nueva vida? ¿Por
qué al separarse, daba por ejemplo una flor? ¿Por qué no otra
cosa?
Pensaba también que actuaban dos fuerzas que influían en la
naturaleza, la que unía las cosa la llamo “amor”, y la que los
separaba, “odio”.
También pensaba que nuestros ojos estaban compuestos por
las raíces, y que por ello que podemos ver lo que hay en la
naturaleza; tanto que si el ojo carecía aunque sea de un
elemento, no podríamos apreciar a la naturaleza en su
totalidad.
Algo de todo en todo
Sofía en su búsqueda por entender el pensamiento filosófico
comienza a estudiar a Anaxágoras y entender su teoría que no
se contentaba con la teoría de que un solo elemento pudiera
transformarse en todo lo que vemos, muchos de sus
fundamentos se basaban en que la naturaleza está hecha de
muchas piezas que contienen algo de todo los llamaba
gérmenes o semillas . El todo está en la parte más minúscula.
Esas partículas físicas muy diminutas algo de todo en todo, o
un poco de todo y estas producen a lo que llamamos vida y
diversas cosas. De alguna manera se puede decir que es así
como está hecho nuestro cuerpo. Por otro lado para
Empédocles era “el amor” lo que unía las partes en cuerpos
enteros .
Anaxágoras también se imaginaba una especie de fuerzas que
ponían orden: Espíritu o entendimiento a la cual denominó
Nous.
En este pasaje se explican muchos de los argumentos de
Anaxágoras acerca del inicio de todas las cosas, su ideas sobre
la astronomía en la cual manifestaba que los astros están
hechos de la misma materia que la tierra , este fue el primer
filósofo de Atenas que al ser acusado de ateo tuvo que
marcharse de la ciudad.
Sofía al tener conocimiento de estos temas intento volver a
pensar con su propia inteligencia, sin utilizar lo que había
aprendido de otros .
Sofía reflexionaba mucho acerca de estas ideas y filosofaba
acerca de los argumentos de Empédocles y concluía que la
única posibilidad que tenemos para aceptar todos los cambios
que registran nuestros ojos , es introducir más de un solo
elemento .
A Sofía le parecía muy interesante seguir los argumentos con
su propia razón, sin tener que acordarse de todo lo que había
aprendido en el instituto. Llego a la conclusión de que, en
realidad, la filosofía no es algo que se pueda aprender ,sino que
quizás uno pueda a prender a pensar filosóficamente.
Es así como Sofía se sigue sumergiendo en el mundo del pensar
filosófico para conocer los diversos pensamientos que tienen
los filósofos.

CALENTAMIENTO GLOBAL
Existen causas naturales para explicar este fenómeno; es decir,
aquellas que obedecen a ciclos propios de la Tierra como parte
del sistema solar y de sus transformaciones.

Por el contrario, las causas artificiales, es decir,


aquellas derivadas de la acción del hombre, las que juegan
un papel determinante en este sentido. Veamos cuáles son:

1) Emisión de gases de efecto invernadero:

La excesiva actividad industrial que se ha registrado en el


mundo a partir de la Revolución Industrial es la principal causa
del calentamiento global. La gran mayoría de los procesos de
este tipo liberan una enorme cantidad de gases de efecto
invernadero que, una vez en la atmósfera, deterioran la capa de
ozono y, a la vez, exponen a la Tierra de manera directa a los
rayos del sol.

El dióxido de carbono o CO2 es el gas más conocido de todos


por ser el principal responsable de impedir la salida del calor
en las capas bajas de la atmósfera; como nos confirman
desde National Geographic su producción ha aumentado unos
6 billones de toneladas métricas al año desde 1990.

2) Deforestación:

Los árboles desempeñan un papel importante en el equilibrio


medioambiental, ya que convierten el dióxido de carbono en
oxígeno. Al haber menos árboles, tal como sucede en regiones
como el Amazonas, los niveles de CO2 en la atmósfera
aumentan y favorecen el deterioro de la capa de ozono.
Además, la calidad del aire que respiramos empeora, sobre
todo en grandes centros urbanos o zonas industriales,
generando enfermedades de tipo respiratorio y cardiaco.

3) Uso de fertilizantes en el campo:

La superpoblación de la Tierra, plantea nuevos retos, entre


ellos el de la producción de más alimentos. En su afán por
cubrir una demanda cada vez más amplia, la gran mayoría de
las empresas de la industria alimentaria emplean fertilizantes
para aumentar los niveles de producción de alimentos. Dichos
fertilizantes están elaborados a base de óxido de nitrógeno, que
es incluso más perjudicial que el dióxido de carbono,
y generan daños adicionales en los propios campos de
cultivo. A largo plazo, se convierten en zonas yermas y
desérticas

4)Alta producción de residuos:

La alta producción de residuos también favorece el


calentamiento global. Cuantos más residuos produzcamos a
diario, mayores serán los niveles de gas metano en el ambiente,
un elemento que se genera durante la descomposición de
materiales en los vertederos. Además, consumir de forma
masiva supone una mayor demanda, con lo cual las industrias
aumentarán sus niveles de producción y, por ende, los niveles
de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera serán
mayores.

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