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autista
Posterior a estos estudios la ciencia cognitiva comienza los estudios sobre la ToM
en seres humanos. Wimmer y Perner (1983, citado en Baron-Cohen, 1990), +-----
desarrollaron una prueba experimental sobre la comprensión del estado mental de
“falsa creencia” por niños normales. La prueba se basa en una historia de
muñecas que se le muestra a los niños, Sally y Anne (Figura 1), una vez explicada
la historia se le pide al niño que señale dónde buscará Sally su pelota.
Teniendo en cuenta todos estos elementos, podemos inferir que las neuronas
espejo permiten: – Hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los
demás, ‘corporizarlas’ (sentirlas como propias) a través de la mimetización y el
contagio social. – Que nos pongamos en el lugar del otro. – Anticiparnos, inferir las
intenciones de los demás sin necesidad de presenciar la acción; sólo alcanza la
representación mental.
Ruggieri Víctor L. Empatía, cognición social y trastornos del espectro autista. Rev.
Neurol 2013; 56 (Supl 1): S13-S21
Martín García María Jesús, GómezBecerra Inmaculada y Garro Espín María José.
Teoría de la Mente en un caso de autismo: ¿cómo entrenarla? Psicothema 2012.
Vol. 24, nº 4, pp. 542-547.
El intentar definir una importante, compleja y poderosa función del ser humano,
como esla capacidad social, es aún materia de estudio.El reconocimiento de
personas con compromiso de diverso grado de esta capacidad socialpermite
definir un espectro patológico de compromiso social al que denominamos
espectroautista.
Parece que estemos tratando con un trastorno sin fronteras claras. En 1989, Wing
sugirió que más que pensar rígidamente en términos de un síndrome discreto de
autismo, deberíamos ser conscientes de que existe un continuo de trastornos
autistas. Esta autora considera que el síntoma nuclear de este trastorno es la
deficiencia social.
Los niños con esta deficiencia social se caracterizan por una tríada de déficit en
reconocimiento social, comunicación social y comprensión social. En cada uno de
estos campos, se reconoce un amplio espectro de gravedad de la deficiencia.
Evaluación cognitiva Existe evidencia experimental para sugerir que todas las
personas autistas sufren un déficit cognitivo que afecta su percepción del mundo,
una capacidad deteriorada para ver cosas desde el punto de vista de otra persona
y poca conciencia de los estados mentales de los demás. Este déficit es llamado
teoría de la mente.
La teoría de las funciones ejecutivas no tenía demasiada relevancia para el autismo hasta
que Sally Ozonoff, Bruce Pennington y Sally Rogers publicaron en 1991 dos artículos en
los que demostraban que las medidas ejecutivas eran igual e incluso más eficaces que el
rendimiento en tareas de teoría de la mente a la hora de discriminar a los sujetos autistas
de los controles.
Por otra parte, teniendo en cuenta las implicancias genéticas del autismo, existe una
proporción significativa de padres que presentan déficits en funciones ejecutivas,
especialmente en el caso del progenitor masculino. Los déficits encontrados fueron más
significativos para tareas que implican planificación y flexibilidad atencional (Hughes y
Leboyer, 1997).
En primer lugar, cabe preguntarse si el ToMM como principio explicativo único puede dar
cuenta por sí mismo de la diversidad de síntomas presentes en el autismo. La primera
dificultad que se presenta consiste en las múltiples funciones alteradas en el autismo. Se
sabe que el síndrome autista presenta déficits no sólo en las destrezas mentalistas, sino
también en muchas otras áreas: Integración de la información pregnante, comprensión de
la macroestructura semántica/semiótica, lenguaje (sobre todo pragmática comunicativa y
lenguaje figurativo) comprensión de gestos declarativos y peticiones indirectas,
comprensión de emociones simples, paradójicas y secundarias, identificación de
asociaciones intermodales entre expresiones y emisiones de sonido, predicciones en
base a estructuras narrativas, presenta también múltiples estereotipias, patologías
asociadas diversas y por supuesto, déficits ejecutivos (Ibáñez y López, 2005). Ahora bien,
¿que módulo podría estar involucrado en tal cantidad de procesamiento de la información
en forma centralizada? Incluso si existiera tal estructura, los modelos actuales de la
metarrepresentación están lejos de explicar dicha complejidad.
Las técnicas reportadas incluyen: tarea clásica de falsa creencia, tarea de cinco niveles
de creencia, prueba de smarties, tarea “in vivo”, secuenciación de historietas mecánicas,
comportamentales y mentalistas, pruebas de engaño táctico y tarea clásica de segundo
orden.
Nadie dudaría que los niños autistas presenten dificultades en actividades de ficción
creativas y flexibles, con déficits en el número, calidad y proporción de ficción realizada.
Sin embargo, un conjunto de estudios provee evidencia contraria a las predicciones del
ToMM: Hadwin et al., (1996) encontraron conductas de simulación durante sesiones de
adiestramiento en las que se estimulaba el juego de ficción. Sigmnan y Ungerer (1984)
encontraron que los niños autistas manejaban juego simbólico en 1,3 intervalos de diez
que duraba las sesiones de juego (en comparación con el 4,8 de los controles). Jarrold et
al., (1996) observaron que una muestra de niños autistas dedicaba una media del 7 % de
su tiempo de juego a las actividades de ficción (frente al 19 % del grupo control). A pesar
de que los autistas registraron en todos los casos niveles de ficción realmente bajos, se
debe tener en cuenta que la explicación metarrepresentacional predice una ausencia total
del juego simbólico. Incluso, los niños autistas manejan capacidades intactas de juego de
ficción en determinadas circunstancias. Como se vio en el apartado 2.2, los sujetos
autistas pueden comprender la simulación, aunque no la ejecuten y en contextos de
elicitación de claves y modelado, pueden simular.
eferente en diferentes juegos funcionales (Jarrold et al., 1996; Ibañez, 2001) La hipótesis
ToMM afirma que la conducta repetitiva-estereotipada es consecuencia de otros déficits
cognitivos superiores. Por Ej. Baron Cohen (1989) atribuye la rigidez de conducta a un
entorno que por las dificultades mentalistas se vuelve impredecible y temible. Incluso
Carruthers (1996) explica la inmutabilidad y el uso de reglas rígidas como una forma de
control del propio mundo por un lado, y la soledad y los intereses circunscriptos de los
autistas como una consecuencia de la inpenetrabilidad del mundo social por el otro. La
explicación es sencilla: dada la falta de destrezas mentalistas, el mundo social se vuelve
opaco e impredecible, llevando al uso de actividades repetitivas y autodefensivas. Por
ende, los sujetos autistas deberían reducir su conducta repetitiva con niveles bajos de
interacción social y exacerbarla en situaciones de interacción social intensa. Nuevamente,
los datos empíricos contradicen esta afirmación.
La CS del hombre sigue un patrón evolutivo desde el nacimiento, donde se activan: a) giro
fusiforme (área facial fusiforme) en respuesta selectiva a rostros (Kanwisher&Yovel, 2006), b)
amígdala para reconocimiento de las emociones faciales orientando la atención hacia los ojos
(Kumfor&Piguet, 2012), c) surco temporal superior para detectar la dirección de la mirada ajena
&movimiento mecánico y biológico (no lineal y auto mantenido); d) surco temporal superior
izquierdo y corteza pre-frontal derecha para atribución de intencionalidad a formas animadas o
individuos &;e) surco temporal superior izquierdo, giro frontal superior, polo temporal izquierdo y
lóbulo parietal inferior derecho para situarse en la perspectiva ajena y tomar decisiones desde ese
lugar (perspectiva de tercera persona), con respecto a lo que haría la propia persona (perspectiva
en primera persona). En la adolescencia estos sistemas da- tamentales propias de esta etapa
(Yurgelun-Todd, 2007).
La TM o “Mentalización” (Lough et al., 2006) asume que los demás tienen estados
mentales diferentes del propio y se la considera sustentada en dos concepciones
contrapuestas: a) móduloestados mentales ajenos (deseos, creencias) y los
eventos del mundo (Duval et al., 2012) con defectos en su ontogenia en autistas y
por neuronas espejo activadas en respuesta a la observación de comportamientos
ajenos (Rizzolatti, &Craighero, 2004), simulando (y comprendiendo) dicha acción
en el observador. Habría innumerables sistemas espejos en condiciones de
simular emociones y sensaciones ajenas usando (dolor, expresiones faciales;
Shackman et al., 2011), dando lugar a la simulación “incorporada o encarnada”
(Gallese, 2007) como mecanismo común para imitación de acciones y empatía. El
primer enfoque sería cognitivo, donde la mente manipula de manera explícita
símbolos según algoritmos para inferir la mente ajena, y el segundo es simulador,
resultado de la evolución y la selección de diferentes teorías sobre el mundo físico
y social para “comprender implícita y automáticamente” comportamientos de
objetos y personas…. ….
En sujetos adultos la TM se investiga con neuro-imágenes que emplean estímulos verbales y no
verbales que requieren la comprensión de los estados mentales de los demás para dar una
respuesta y se comparan los patrones de activación cerebral de tres áreas: lóbulo pre-frontal
medial, surco temporal superior y amígdala. Hay 4 modelos para indagar la TM: a) Tareas de falsa
creencia para distinguir entre la creencia ajena (verdadera) y la propia (falsa). El test de falsa
creencia de 1º
de dos personas (que piensa Juana acerca de lo que piensa Alberto). En el test de 1º orden
corresponde a una edad mental de 3/4 años, el de 2º orden a 6/7 años de desarrollo, b) Test de
fauxpaus que no debería decir, basándose en el relato en los ojos” adquiere la información de la
mirada ajena para inferir estados mentales simples y te, &Plumb, 2001); d) dilemas morales
personales (Ejemplo: un camión sin frenos va a atropellar 5 personas, usted puede desviarlo para
evitarlas, pero al hacerlo atropellará a otras dos; ¿sería justo hacerlo?) e impersonales (Ejemplo:
un camión sin frenos va a atropellar 5 personas, pero puede frenarlo si arroja una persona pesada
delante del mismo ¿sería justo hacerlo?).
Prado Guzmán Katherine, González Ortiz Jorge, Acosta Barreto María Rocio
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá – Colombia. Comparación de los
procesos de la cognición social entre adultos con trauma craneoencefálico leve,
moderado y severo. Psychologia, 11(2), 57-68. doi: 10.21500/19002386.2957. Psychol. |
Bogotá, Colombia | Vol. 11 | N.° 2 | p. 57-68 | Julio - Diciembre| 2017
Los estudios que investigan la percepción social en individuos con TEA han mejorado
enormemente nuestra comprensión del desarrollo típico de la percepción social y los
déficits sociales de los individuos con TEA. Los bebés con TEA atienden menos a las
señales sociales, como rostros y voces, en comparación con los bebés típicos
( Chawarska et al, 2010 , 2012 , 2013 ). Además, a diferencia de los niños pequeños en
desarrollo a la edad de dos años, los niños con TEA no se orientan a la importancia social
del movimiento biológico; en cambio, tienden a centrarse en las contingencias físicas no
sociales, que son ignoradas por sus pares desarrollados típicamente ( Klin et al.,
2009 ). Los déficits sociales de los individuos con TEA observados en el desarrollo
temprano persisten hasta la edad adulta. Los adultos de alto funcionamiento con TEA
muestran dificultades para inferir los estados mentales de otros a partir de vocalizaciones
( Rutherford et al., 2002 ) o expresiones faciales emocionales ( Baron-Cohen et al., 2001 )
De acuerdo con la noción de que los individuos con TEA muestran una percepción social
aberrante, hay pruebas sólidas que sugieren un procesamiento cortical y subcortical
atípico de la percepción social para señales visuales, auditivas y somatosensoriales. Con
respecto a las señales visuales, los investigadores encontraron que cuando a los niños
pequeños con TEA se les mostraban exhibiciones de movimiento biológico coherente vs.
aleatorizado de punto de luz, exhibían una actividad reducida de las regiones del cerebro
involucradas en la percepción social, incluyendo la FFG, la amígdala y el pSTS en
comparación con sus hermanos no afectados y sus compañeros de desarrollo típico
( Kaiser et al., 2010 ). El pSTS, en particular, parece ser menos selectivo para la
percepción social en TEA que en individuos con desarrollo típico ( Pelphrey et al,
2005 ). Con respecto al procesamiento visual, la actividad en el pSTS estaba menos
modulada por si las acciones de los personajes eran incongruentes o no con su
preferencia mostrada inicialmente en individuos con TEA en comparación con los
controles de desarrollo típico ( Vander Wyk et al., 2009 ). De manera similar, FFG
aberrante ( Dziobek et al., 2010 ; Kleinhans et al., 2008 ; Weisberg et al., 2014 ), AMY
( Schultz, 2005 ; Swartz et al, 2013 ; Tottenham et al., 2014 ) y OFC ( Bachevalier y
Loveland, 2006 ; Sabbagh, 2004 ; Sawa et al., 2013 ) también se han implicado en los
déficits de percepción social de las personas con TEA. Además, en el dominio auditivo,
los individuos con TEA mostraron un patrón de activación similar al de los controles para
sonidos no vocales, pero no activaron las regiones selectivas de voz del pSTS en
respuesta a los sonidos vocales ( Gervais et al, 2004 ). Finalmente, con respecto a las
señales somatosensoriales, los individuos que reportaron más rasgos autistas mostraron
una actividad reducida, la OFC y el pSTS, en respuesta al toque lento y gentil del
antebrazo ( Voos et al., 2013 ).
El marco de observación de la acción demuestra ser muy útil para explicar ciertos
fenómenos asociados con el autismo. Por ejemplo, muchos niños con autismo
muestran ecolalia a edades tempranas ( Prizant y Duchan, 1981), en los que
repiten palabras y frases sin saber su significado o sin usarlos en un contexto
apropiado. La ecolalia puede entenderse como un subproducto de una capacidad
subdesarrollada de comprensión de la acción, en la cual los niños pequeños con
autismo pueden imitar las acciones de otros, pero aún no pueden extraer los
objetivos o significados de niveles superiores de las acciones imitadas.
Los investigadores encuentran constantemente que las personas con TEA tienen
déficits en la teoría de la mente.Los niños con ASD probados con la tarea Sally-
and-Ann no reconocieron la falsa creencia de Sally, a pesar del hecho de que eran
alrededor de cinco años mayores que los niños en desarrollo típicamente
probados previamente ( Baron-Cohen et al., 1985 ). A partir de este y varios otros
estudios que compararon las habilidades de mentalización de los niños con
desarrollo típico y atípico ( Baron-Cohen, 1989 ; Perner et al., 1989 ), la falta de
reconocimiento de falsas creencias ha sido considerada como un sello distintivo
de las principales deficiencias sociales. en ASD ( Baron-Cohen et al.,
1985 , 1997 , 2001 ; Leslie y Thaiss, 1992 ). Aunque los individuos con ASD de
inteligencia promedio y superior a la media aprenden a resolver pruebas simples
de falsas creencias en un desarrollo posterior, su desempeño en pruebas más
avanzadas que utilizan emociones complejas, sociales o escenas naturalistas
demuestra que sus deficiencias en el razonamiento del estado mental persisten en
la edad adulta ( Happé , 1993 , 1994 ; Moran et al., 2011 ; Rosenblau et al.,
2014 ). Los adultos con ASD de alto funcionamiento, que son capaces de entender
creencias falsas cuando se les pide explícitamente que lo hagan, son menos
capaces de anticiparlos espontáneamente en función del comportamiento del actor
( Senju et al., 2009 ).Se ha dedicado mucha investigación a la investigación de la
teoría de la mente en individuos con TEA mediante una variedad de tareas, lo que
ha mejorado significativamente la comprensión del razonamiento del estado
mental tanto en el desarrollo típico como en el TEA.
Nuestro modelo propuesto puede integrarse aún más con otros modelos existentes de cognición social, como la
cuenta del sistema dual de cognición social implícita y explícita ( Apperly y Butterfill, 2009 ). La cuenta del sistema
dual propone que hay dos sistemas que soportan el procesamiento de información social: uno que es
cognitivamente eficiente para rastrear estados similares a creencias y el otro que es cognitivamente exigente para
razonar sobre las creencias. El primer sistema corresponde a los sistemas de percepción social y observación de la
acción. Un estudio reciente sugiere que el sistema de observación de la acción es altamente automático y
eficiente ( Spunt y Lieberman, 2013 ) y, por lo tanto, más cercano al sistema de cognición social implícita. Se
propone que el segundo sistema sea más flexible pero también más exigente desde el punto de vista cognitivo y
se corresponda con el sistema de teoría de la mente, o el sistema de cognición social explícita. Como se muestra
en la Fig. 1 , los tres sistemas pueden describirse en el procesamiento de información reflexiva frente a
esfuerzo; La percepción social y la observación de la acción pueden considerarse relativamente reflexivas y
automáticas, mientras que la teoría de la mente puede considerarse relativamente difícil, controlada y
cognitivamente exigente.
Teniendo esto en cuenta, la activación atípica en la región pSTS en ASD sugiere dificultades para predecir los
comportamientos de otros basándose en la historia pasada de sus comportamientos, lo que está en línea con una
hipótesis reciente que sugiere que el ASD se puede conceptualizar como un trastorno de la predicción temporal
( Sinha et al, 2014 ).Esta hipótesis, conocida como Discapacidad Predictiva en Autismo (PIA), postula que el ASD
puede estar asociado con imprecisiones en la estimación de las probabilidades condicionales de estado a estado a
partir de una secuencia temporal observada. Esta hipótesis de PIA es importante porque proporciona un marco
unificado para comprender muchos aspectos diferentes de ASD, incluida la insistencia en la igualdad, las
anomalías sensoriales, las dificultades para interactuar con objetos dinámicos, las dificultades con la teoría de la
mente y la competencia en áreas fuertemente basadas en reglas. como las matemáticas, la música y las
computadoras.
Yang Daniel Y.-J, Rosenblau Gabriela , Keifer Cara y Pelphrey Kevin A. Un modelo
neural integrador de percepción social, observación de la acción y teoría de la mente.
Neurosc,iBiobehavRev.2015Abr; 51:263–
275https://dx.doi.org/10.1016%2Fj.neubiorev.2015.01.020
¿IGUAL O DIFERENTE? TEORÍA DE LA MENTE ENTRE NIÑOS CON Y SIN
DISCAPACIDAD.
Teoría de la escala mental.La escala TheoryofMind fue presentada por Wellman y Liu
[ 49 ] y elaborada por Peterson y colegas [ 13 ]. La escala consta de cinco tareas que se
refieren a:
a. deseos diversos (DD),
b. creencias diversas (DB),
c. acceso al conocimiento (KA),
d. creencias falsas (FB), y
e. Emociones ocultas (HE).
El cuadro del desarrollo es complicado y menos comprendido para los niños con retrasos
en el desarrollo, como el autismo (para revisiones: Happé, 1995 ; Yirmiya, Erel, Shaked y
Solomonica-Levi, 1998 ), niños sordos de padres oyentes (aunque no, curiosamente su
sordo). compañeros cuyos padres son sordos firmantes: Peterson, 2009 ; Siegal&
Peterson, 2008 ), así como niños ciegos ( Siegal& Peterson, 2008 ) y aquellos con
problemas de desarrollo como maltrato severo ( Sharp &Fonagy, 2008 ). Una limitación de
la investigación con niños tanto en desarrollo tardío como en desarrollo típico es su
enfoque abrumador en la creencia falsa. Una comprensión genuina de las mentes de los
demás no puede equipararse con el desempeño en pruebas inferenciales estándar de
falsas creencias solo; La comprensión de ToM evidencia una progresión de ideas que se
desarrollan sobre el desarrollo (Wellman & Liu, 2004; Pons, Lawson, Harris &deRosnay,
2003 ). Las comparaciones entre grupos de niños de diferentes orígenes, en particular,
requieren datos de desarrollo más completos.
mentalización, indica que cuando las personas desarrollan una “buena” ToM,
podemos percibirnos no solo como objetos sino también como seres subjetivos
con estados mentales.
La ToM ha sido explicada por tres tipos de teorías: 1) teoría modular a cuya línea
de investigación se adhiere la presente revisión, 2) teoría de “teorías” y 3)
simulación de “teorías”
Es por ello que se suele mencionar dos mecanismos neurales distintos en la ToM, el
primero que permitiría el desarrollo metarrepresentacional (de uno mismo, de los demás y
uno interactivo), y el segundo que brindaría la posibilidad de una etiqueta emocional a
dicho estado mental, organizando así la conducta del sujeto y su disposición social; sobre
este segundo mecanismo, creemos que está más relacionado al término de Empatía,
visto desde el conductismo filosófico como un problema de definición/operacionalización
del término (34). Por ejemplo, cuando Theodore Lipps introdujo el concepto de empatía
(Einfühlung), destacó el papel crítico de la “imitación interior” de las acciones de los
demás
Según este modelo, en el ser humano el desarrollo de la capacidad de lectura de la mente
se daría a través de la instalación de cuatro etapas sucesivas: 1) el detector de
intencionalidad, 2) el detector de movimiento ocular, 3) el mecanismo de atención
compartida y 4) el mecanismo de teoría de la mente. En cada etapa se desarrollaría un
mecanismo específico para el reconocimiento y procesamiento de un determinado tipo de
información
Simulación de “Teorías” Estas teorías suponen que nosotros entendemos otras mentes a
través de una simulación mental de estos estados (8); distintos autores defienden esta
postura especialmente por la propuesta antagonista a un procesamiento cognitivo de los
estados mentales. Para Peter Hobson, el niño está dotado biológicamente para una
implicación intersubjetiva y es ésta la que permitiría la comprensión de la naturaleza
subjetiva de la mente, especialmente de carácter afectivo
Creencias de primer orden Las tareas de primer orden de ToM valoran el reconocimiento
de una creencia de un personaje sobre el mundo en una historia corta (45), o el test de
comprensión de creencias falsas (Maxi Task), la prueba más utilizada para determinar la
ToM
Creencias de segundo orden Como parte de la teoría de una ToM en desarrollo, que se
extiende más allá del entendimiento de las creencias de primer orden, Perner y Wimmer
diseñaron la “tarea del heladero”
Teoría de la mente superior Tras el estudio y análisis de las tareas de primer y segundo
orden, especialmente en niños con autismo o retraso mental (49,50) y otros trastornos del
desarrollo, se encontró que el 20% de los niños con autismo lograban pasar las tareas
ToM de primer orden, y algunos de ellos lograban pasar las tareas ToM de segundo orden
(48); esto, aunado a las teorías que atribuían una alteración primaria de la ToM en estos
sujetos, hizo creer que la ToM no se limitaba a la alteración de las creencias de primer y
segundo orden. Autores como Happé y Lopez, considerando la importante relevancia del
lenguaje en la ToM -basada en la Teoría de la Relevancia- especialmente en el campo
pragmático, desarrollaron tareas que evalúan las intenciones a través de las metáforas-
ironías, siendo la teoría de la mente, básica para comprenderlas
la teoría de la mente se ha vuelto uno de los principales constructos que explican cómo se
generaría la conciencia de alto nivel, propia a un complejo sistema de procesos
metacognitivos y que harían capaz al ser humano de tener una auto-representación, un
autoconcepto, un y un auto-monitoreo.Haciendo que el mismo tome una entidad dentro de
su sociedad, y a la vez, ser consciente de la distinción de otros seres con la misma
capacidad, y de otros seres u objetos ausentes de esta.
Si bien el interés por la manera en que entendemos a los demás como sujetos con
mentes similares a las nuestras siempre estuvo presente en la reflexión filosófica, el
trabajo que es considerado pionero en la Psicología de Sentido Común (Folk
Psychology) –o que, al menos, fue el primero que propuso una línea de investigación que
fue seguida por toda una tradición de autores- es un texto de David Premack y Guy
Woodruff sobre primatología que vio la luz en 1978.
Mientras Bennett comentó que "se necesita un esfuerzo hercúleo para transformar
las propuestas surgidas reflexionando en un sillón en un programa practicable"
(Bennett, 1978, p. 557), Dennett completó: "cuando uno trata (tal como hice yo
durante muchos días) de pensar mejores experimentos que los de Premack y
Woodruff, comienza a apreciar que es muy difícil de crear tests plausibles,
naturales y directos" (Dennett, 1978, p. 570). Harman, por su parte, imaginó este
experimento para los animales: "supongamos que un chimpancé ve a otro
chimpancé observar cómo una banana es puesta en un recipiente opaco. Luego,
el segundo chimpancé es distraído mientras la banana es sacada del recipiente
opaco y puesto en otro similar ubicado cerca. Si el primer chimpancé tiene la
expectativa de que su compañero buscará la banana en el recipiente en el que
estaba originalmente, entonces eso mostraría que tiene una concepción de lo que
es una creencia" (Harman, 1978, p. 576-577).
El primer estudio que utilizó el test de la falsa creencia fue llevado adelante por el
filósofo Heinz Wimmer y el psicólogo Josef Perner y se publicó en la
revista Cognition en el año 1983. "Beliefsaboutbeliefs:
El sujeto está al tanto de que él y otra persona observan un determinado estado de cosas
x. Luego, en ausencia de la otra persona, el sujeto observa un inesperado cambio en el
estado de cosas, de x a y. El sujeto ahora sabe que y es el caso y también sabe que la
otra persona aún cree que x es el caso (Wimmer&Perner, 1983, p. 106).
A partir de estas indicaciones, Wimmer y Perner crearon el siguiente escenario: un
personaje llamado Maxi pone un chocolate en el armario x. En su ausencia, su madre
cambia el chocolate de x al armario y. Los sujetos entonces son consultados acerca de
dónde creen que Maxi buscará el chocolate cuando regrese. Aquellos que respondan
correctamente serán los que hayan podido representar la creencia errada de Maxi ("El
chocolate está en x) como diferente de su propia creencia ("El chocolate está en y").
Este primer test de la falsa creencia se llevó adelante en un pequeño escenario montado
con figuras de cartón y cajas representando la escena de Maxi. Los sujetos puestos a
prueba fueron 36 niños austríacos, con edades que iban desde los cuatro hasta los nueve
años. Los resultados mostraron que la mayoría de los niños entre cuatro y cinco años
erraron en el test pero la mayoría de los de entre seis y nueve fueron exitosos. El test
luego se sofistica con dos agregados, uno vinculado a la competencia y otro a la
cooperación. En el primero, se suma a un hermano de Maxi que también quiere el
chocolate, así que le pregunta pero Maxi -quien, erróneamente cree que está en x- le dice
algo equivocado adrede, para evitar que le coma su chocolate. Los experimentadores
deben responder a la pregunta "¿Dónde le dirá Maxi a su hermano que está el
chocolate?". Maxi debe darle una ubicación incorrecta del chocolate a su hermano, sin
saber que en realidad se trata de la ubicación indicada. En el segundo, el abuelo de Maxi
entra en escena pidiéndole que le diga dónde está "verdaderamente" el chocolate. Aquí,
los experimentadores deberán reconocer que "verdaderamente" se refiere al punto de
vista de Maxi y no al objetivo. Los resultados mostraron que aquellos niños que superaron
el test original, más allá de su edad, también pasaron ambos test sofisticados.
Dos años más tarde, atraídos por la metodología utilizada, los psicólogos SimonBaron-
Cohen, Alan Leslie y Uta Frith tomaron el test de Wimmer y Perner y le introdujeron una
serie de modificaciones claves, que impactarían de manera significativa en los trabajos
posteriores de Psicología de Sentido Común. En "Doestheautisticchildhave a
‘theoryofmind'?", publicado en el número 21 de la revista Cognition en 1985, los autores
querían poner a prueba la hipótesis de que un componente fundamental en el autismo en
niños es la ausencia de la capacidad meta-representacional básica para adscribir
creencias a terceros y predecir su conducta
Un año más tarde, esta vez junto a Susan R. Leekam, Perner y Wimmer refinaron aún
más el test de la caja de fósforos y en "Threeyear-old'sdifficultywith false belief: The case
for a conceptual deficit", publicado en el British JournalofDevelopmentalPsychology,
presentaron el test de los Smarties (Perner, Leekman, &Wimmer, 1987). Según afirman
en el artículo, "a pesar de la importancia teórica de la comprensión de las creencias falsas
en el desarrollo, sólo fue investigado de manera sistemática por Wimmer y Perner" y es
por eso que deciden ahondar en ese camino. Este test retoma los experimentos sobre
apariencia y realidad pero utilizando una golosina inglesa muy popular. La metodología es
exponer a los sujetos a un paquete cerrado de Smarties y preguntar "¿qué es lo que
contiene el paquete?". La respuesta esperada es que allí hay golosinas. Luego, se lo abre
para demostrar que, en realidad, ese paquete contiene lápices. Entonces se les hace una
segunda pregunta, una reiteración de la anterior, "¿qué es lo que contiene el paquete?" y
los sujetos ahora deben responden que lápices. La tercera pregunta es clave, ya que se
les interroga sobre qué dirá un amigo, que no está en escena, que contiene el paquete. Si
pueden adjudicar creencias falsas, los sujetos dirán "Smarties"; de otro modo, dirán
lápices. Los resultados obtenidos por Perner y colaboradores (1987) fueron que niños
menores de cuatro años no pasan el test. Luego llega la cuarta y última pregunta, "¿Qué
creías que había en el paquete antes?". Los menores de tres años no pueden decir
"golosinas" sino "lápices", incluso cuando su primera respuesta fue momentos atrás.
Baron-Cohen, finalmente, analizó los resultados obtenidos por Baron-Cohen, Leslie y Frith
(1985), cuando comprobaron el fracaso del 80% de los sujetos autistas en el test. El 20%
exitoso, por su parte, estaba constituido por los cuatro sujetos con mayor edad de la
muestra. Frente a esto, se postuló que el autismo es el resultado de una demora en el
desarrollo de la capacidad metarrepresentacional, ya que la capacidad para
metarrepresentar –tal como la entienden estos autores, la capacidad de acceder a
símbolos en un nivel representacional que se sobrepone sobre el nivel literal y que está
presente en los juegos de ficción (pretend), como cuando un niño juega a que una banana
es un teléfono, por ejemplo- se alcanza luego de dominar la capacidad representacional.
En 1988 decidió poner a prueba esta hipótesis utilizando una versión del test de Sally y
Anne en sujetos autistas de entre 10 y 1ocho años; sujetos con Síndrome de Down entre
nueve y 1siete años y sujetos normales de siete años de edad.
En esta teoría el marco que se precisa para poder comprender que los demás sostienen
creencias falsas es el que da el conjunto de generalizaciones, datos y reglas que
constituyen una teoría de la mente.
Pero la TT no sería la única opción teórica en la búsqueda por comprender a la Psicología
de Sentido Común. Una propuesta rival se enfrentaría a ella y también echaría mano del
test de la falsa creencia.
el test de la falsa creencia basta con mencionar cuatro supuestos compartidos tanto por
defensores de la TT como por los que abogan por el modelo TS. El primero es que la
atribución de estados mentales es el medio para explicar y predecir la conducta de los
demás. Así, la explicación y la predicción de la conducta se erigen como los dos objetivos
de la Psicología de Sentido Común, alcanzables mediante estrategias de atribución
psicológica. El segundo supuesto es que estas estrategias implican aceptar que los
estados mentales son entidades inaccesibles. Para todos estos autores, es un factum no
discutible que no contamos con el acceso directo a los pensamientos, sentimientos y
estados de ánimo de los demás y por eso debemos adjudicárselos apelando a conceptos
no-observables (para una defensa de este supuesto, ver Balmaceda, 2014, pp. 176-181).
Dentro de los conceptos mentales, los dos estados predilectos son los deseos y las
creencias. El tercer punto compartido por los defensores de la TT y la TS es la
automaticidad de los procesos psicológicos puestos en juego. En otras palabras, la
capacidad para atribuir estados mentales a los demás y a nosotros mismos en el curso de
la explicación o predicción de su conducta es el reflejo de un tipo de procesamiento
psicológico cognitivo automático. Si bien una de las diferencias internas entre la postura
de los teóricos de la teoría como Wellman y Gopnik frente a modularistas como Leslie y
Baron-Cohen es que los primeros postulan mecanismos generales de teoría de la mente
mientras que los segundos defienden un mecanismo específico, sostengo que en ambos
casos de trata de un proceso automático (Balmaceda &Burdman, 2015). Finalmente, la
última coincidencia entre todos los autores –a excepción de la Teoría de la Simulación
Radical de Gordon (Gordon, 1996)- es que el desarrollo de las habilidades de Psicología
de Sentido Común se origina en la niñez y requiere que el niño esté en posesión de los
conceptos de estados mentales antes de poder aplicarlos a sí mismos o a un tercero. Bajo
esta visión, la habilidad para leer mentes constituye nuestra manera primaria y dominante
de entender a los demás. Esta destreza es esencial para la navegación social y no
podemos entender ni interactuar con los demás sin ellas.
Esto es, no parece existir forma fiable de comprobar si una persona puede identificar que
un tercero posee una creencia verdadera acerca de un estado de cosas en el mundo; por
lo tanto, resulta más conveniente tratar de comprobar si el sujeto es capaz de identificar y
actuar a partir de la comprobación de que el otro tiene estados mentales que difieren de la
realidad. Los experimentos, entonces, recreaban situaciones en las que estaba en juego
la comprensión de una creencia falsa.
El razonamiento que subyace a todas las variantes del test de la falsa creencia utilizado
en el marco de la discusión entre TT y TS puede explicitarse en estas tres premisas:
1. Para que un sujeto S logre una resolución exitosa del test de la falsa creencia es
suficiente que pueda inferir la conducta de un agente que posee una creencia falsa.
2. Si S puede inferir la conducta de una agente utilizando el concepto de falsa creencia,
entonces S está en posesión del concepto de creencia y demuestra tener maestría en su
uso.
3. Si S está en posesión del concepto de creencia y demuestra tener maestría en su uso,
entonces S posee habilidades de Psicología de Sentido Común.
Gopnik& Wellman, 1992, p. 155), además de remarcar que incluye el supuesto de que
fallar en la prueba implica no tener habilidades mentalistas En oposición a esta
interpretación -que ya se había vuelto la canónica en el debate psicológico y filosófico-
ellos proponen una serie de instancias que incluyen una teoría a los dos años de edad,
basada en deseos y percepciones; una a los tres años, en la que comienzan a manejar un
concepto básico de creencia verdadera y la teoría de los cinco años, en la que pueden
comprender las nociones de deseos, creencias verdaderas y de creencias falsas.
Paul Harris, por ejemplo, explicó que la posibilidad de que los niños de cinco años
superen el test de la falsa creencia cuando los de tres no pueden hacerlo "surgen de los
cambios en la flexibilidad de la imaginación del niño y no de una supuesta ‘teoría de la
mente'" (Harris, 1992, p.216). Estos niños aún no cuentan con la habilidad de llevar
adelante una simulación en la que un tercero está en una posición cognitiva
sustancialmente diferente de la propia (cf. Davies & Stone, 1995, p. 6)
Deception and sabotage in autistic, retarded and normal children", en el que –tomando
como punto de partida que "al predecir y explicar las acciones de terceros utilizamos una
teoría psicológica de sentido común" (Sodian& Frith, 1992, p. 591)- decidieron "investigar
cuán profundo y específico es el déficit de los niños autistas al engaño (deceive)"
(Sodian& Frith, 1992, p. 592). Para ello utilizaron dos tests, uno vinculado con el engaño y
otro con el sabotaje. Según las autoras, el primero fue inspirado por el artículo de
Premack y Woodruff de 1978, mientras que el segundo ya estaba establecido en la
bibliografía psicológica pero nunca había sido vinculada en el estudio de la Psicología de
Sentido Común. Ambos experimentos se realizaron con títeres, en el marco de un juego
de esconder y descubrir objetos. En esta situación participaban un personaje agradable,
con aspecto antropomórfico, y uno desagradable, que se parecía a un lobo. Frente al
sujeto se colocaban caramelos en una caja con tapa y llave. El niño recibe entonces la
siguiente instrucción: "Para ganarte más golosinas, tenés que ayudar al amigo y tenés
que impedir que el lobo se las coma" (cf. Sodian& Frith, 1992, p. 595). En el test de
sabotaje, cuando el lobo se acerca al niño y a la caja con el caramelo dentro, el niño
deberá cerrar la caja con llave para evitar que el ladrón encuentre el dulce. Si el que se
acerca es el amigo, el niño deberá mantener abierta la caja.
En el test de sabotaje, cuando el lobo se acerca al niño y a la caja con el caramelo dentro,
el niño deberá cerrar la caja con llave para evitar que el ladrón encuentre el dulce. Si el
que se acerca es el amigo, el niño deberá mantener abierta la caja. En el test de engaño,
en cambio, la caja se encuentra sin candado y el niño es interrogado por turnos por cada
personaje acerca de si se encuentra cerrada con llave. Para ser exitoso en el
experimento, el niño deberá mentirle al lobo para impedir que se robe la golosina y ayudar
al amigo cuando éste le pida ayuda. Bajo la óptica de Sodian y Frith, estos tests permiten
comprobar si los experimentados cuentan con la habilidad para anticipar y manipular la
conducta de terceros en tareas que no requieren la representación de creencias
En ambos trabajos los autores coinciden que la evidencia puede ser interpretada bajo dos
únicas opciones. La primera es que si se acepta que el test de la falsa creencia es la
manera en que se comprueba que un sujeto cuenta con habilidades de Psicología de
Sentido Común, entonces el dominio del lenguaje debe ocupar un espacio muy relevante
en este desarrollo mental, ya que la inteligencia de los sujetos puestos a prueba es
normal, sin mostrar tampoco déficits atencionales o de memoria. "La dificultad para hablar
sobre estados mentales y apreciarlos en el otro está presente tanto en los niños con
autismo como con aquellos con sordera"
Balmaceda, Tomás. Tres décadas del test de la falsa creencia. Revista Argentina de
Ciencias del ComportamientoRevArg Cs Comp. vol.8 no.2 Córdoba mayo 2016 versión
On-line ISSN 1852-4206
“Más allá de la falsa creencia de Anne y Sally: revisión de las tareas mentalistas en
las investigaciones sobre Teoría de la Mente”
Expresión emocional a través de la mirada. Otra tarea mentalista que se puede utilizar es
el “Test de los ojos de Baron Cohen” (2001) compuesto por 28 fotografías para niños y 38
para adultos, que representan miradas de personas expresando diferentes emociones. El
sujeto evaluado debe elegir entre 4 opciones la emoción correcta transmitida. Esta tarea
encierra un mayor nivel de dificultad puesto que requiere la comprensión de emociones
más complejas y poseer un buen grado de empatía al tener que reconocer la emoción que
genera una expresión visual determinada. Aun así presenta algunas limitaciones que
restan validez, como el hecho de que las fotografías sean imágenes fijas de los ojos y de
que los actores sean personas que no se sabe si realmente están sintiendo la emoción o
la están fingiendo (Tirapu et al., 2007).
Empatía y juicio moral. En este nivel se sitúan los conocidos dilemas morales o juicios
éticos que se han relacionado bastante con la TM. En ellos se pone en juego la empatía,
es decir, la capacidad para ponerse en el lugar de la persona sobre la que versa el dilema
moral y sus consiguientes cuestiones a responder. Por lo tanto, no sería suficiente atribuir
un estado mental, sino que habría que vivenciarlo para una comprensión plena (Pineda &
“Revisión bibliográfica de las tareas mentalistas” 17 Puentes, 2013) Un ejemplo de dilema
moral es el denominado “Dilema del tren” (Tirapu et al., 2007): Un vagón de tren se dirige
sin control hacia un grupo de cinco operarios que realizan obras de mantenimiento en la
vía. Todos ellos morirán aplastados por la máquina si no encontramos una solución.
Usted tiene la posibilidad de apretar un botón que activará un cambio de agujas y
desviará el tren hacia otra vía donde se encuentra un trabajador realizando obras de
reparación. El vagón mataría a este hombre pero los otros cinco se salvarían. ¿Pulsaría el
botón? (p.483).
Avis López Gema.“Más allá de la falsa creencia de Anne y Sally: revisión de las tareas
mentalistas en las investigaciones sobre Teoría de la Mente”. Trabajo de Fin de Grado
29/06/2016. Universidad de Salamanca, Facultad de Psicología.
Sin embargo, otros términos como “la adopción de roles” (Flavell, 1968), “el ojo interior”
(Humphrey,1986), “la mirada mental” (Rivière & Núñez,1996), “los lectores de la mente”
(mindreading) (Baron-Cohen, 1995), “la psicología del sentido común” (Moore, 2006) o “la
psicología folclórica” (folk psychology) (Astington, 1993/1998) no han tenido el mismo
impacto que el término TdM. Esto obedece principalmente a una razón teórica: la
profunda influencia de la Teoría-Teoría (TT).
Desde la postura innatista, Leslie (1987) explica cómo los niños adquieren una TdM a
través de tres procesos de maduración neurológica. El primer mecanismo, denominado
por Leslie, teoría del cuerpo, supone que durante el primer año de vida el niño reconoce
cómo el movimiento de las personas tiene una fuente interna. Los otros dos mecanismos
denominados mecanismos de la teoría de la mente (por sus siglas en inglés TOMM),
permiten que el niño realice atribuciones de intencionalidad y atribuciones basadas en las
creencias, la imaginación y el deseo entre otros estados mentales. Este mecanismo
emerge en dos fases, la primera (TOMM1) a los 9 meses y la segunda (TOMM2) a los 18
mese
Según el reciente meta-análisis de Milligan et al. (2007) existen al menos cuatro tipos de
versiones de la tarea de falsas creencias: a) las de cambio de localización (Maxi y el
chocolate; Sally y Anne), b) las de identidad inesperada (apariencia-realidad; los smarties;
cambio inesperado; contenido inesperado; figura inesperada), c) las de engaño (juegos de
esconder; juego de engaño de una caja), y d) las de creencia-emoción
En estos estudios, los autores identificaron seis variables que facilitan el éxito en el
desempeño de los niños mayores de tres años al enfrentarse a la tarea de FC: a) La
marca temporal implica que el niño reconoce el tiempo al que se está refiriendo la
pregunta (por ejemplo, ¿Dónde buscará Sally la canica ahora?). Según esta variable, al
incluir una marca temporal en las tareas los desempeños de los niños mayores mejoran
(no el de los menores). b) El motivo. Se pudo comprobar que los niños tienen más
posibilidades de éxito si a la tarea se le incluyen los motivos por los cuales el objeto se
cambió de lugar. Estos motivos pueden ser por ejemplo hacer una broma, un engaño o un
truco. c) La prominencia de la falsa creencia (necesidad de hacer explícito el estado
mental del personaje). Los niños tienen más posibilidades de éxito al hacer explicito
verbalmente el estado mental del personaje por parte del experimentador. d) La
participación activa del niño en la tarea. En la mayoría de situaciones los niños tan solo
observan los cambios que ocurren, esta variable plantea que el niño debe ser participante
activo de las transformaciones que se generan en la tarea. e) La ausencia real del objeto.
En este caso, si el objeto desaparece totalmente durante la tarea (por ejemplo, uno de los
personajes se lo come) aumenta las posibilidades de que el niño comprenda el estado
mental de otro. Por último, f) El país de origen de los niños participantes. Las
investigaciones realizadas en diferentes países muestran que los niños presentan
desempeños distintos de un país a otro; sin embargo, todos siguen la misma tendencia,
los niños menores de tres años muestran un bajo desempeño con respecto a los mayores
de tres. La única de esas seis variables identificadas que tiene una relación edad-
desempeño es la marca temporal; sin embargo, sólo se evidencia una mejoría en los
niños mayores de tres años. Con esto se desvirtúa cualquier tipo de estudio que intente
determinar la aparición de esta capacidad tempranamente, es decir, antes de los tres
años
Estos autores critican el uso frecuente de las FC por dos razones principales: a) La
escasa participación del niño en la tarea, y b) estas situaciones no se preocupan por
estudiar la posibilidad del niño de crear estados mentales en otros (Reddy & Morris,
2004). Aún con las críticas que esta tarea ha recibido, su uso no se agota. Sin embargo,
actualmente surgen alternativas que se orientan a metodologías no experimentales, como
las observaciones del niño en contextos naturales. Estas observaciones recuperan el
punto de vista del niño y se centran en el descubrimiento de las extraordinarias y
sofisticadas capacidades que éste posee (Newton et al., 2000; Reddy, 2006; 2008; Reddy
& Morris, 2004).
Las tareas de engaño se destacan por disminuir las demandas en memoria, atención y
narrativa que tienen las tareas de FC y, además, por incluir al niño como participante
activo de la situación en un escenario que tiene sentido para él (Chandler et al., 1989;
Hala et al., 1991; Lewis et al., 1989). Los resultados de las investigaciones que han
utilizado estas tareas favorecen una aparición más temprana de la comprensión de los
estados mentales de otros. Estas situaciones consisten en juegos de esconder y
encontrar un objeto.
Alrededor de los 7 ó 8 años, los niños son capaces de entender que dos
emociones pueden suceder de forma simultánea, aunque de la misma valencia
emocional (ambas positivas o bien ambas negativas). Y finalmente, entre los 10 y
los 11 años, son capaces de concebir en una misma persona, y al mismo tiempo,
dos emociones con valencias opuestas. Aunque tal comprensión parece darse en
niños mayores, estudios posteriores como el de Brown y Dunn (1996) han
encontrado que esta comprensión podría darse mucho antes, entre los 5 y los 7
años pagina 59
jesica.serrano@udg.edu
UNA BREVE INTRODUCCIÓN A LA COGNICIÓN SOCIAL: PROCESOS Y
ESTRUCTURAS RELACIONADOS.
un proceso neurobiológico (Butman, 2001), psicológico y social, por medio del cual se
perciben, reconocen y evalúan los eventos sociales, para construir una representación del
ambiente de interacción de los individuos (Adolphs, 2001), y posteriormente generar el
comportamiento social, es decir, la respuesta más adecuada según la circunstancia
particular. Se relaciona con la percepción social (estadio inicial que evalúa las intenciones
de los demás a través de su conducta –dirección de la mirada y movimiento corporal–) y
el estilo atribucional (cómo se explica la conducta de otras personas) (Pelphry, Adolphs&
Morris, 2004).
En el siglo XIX el psicólogo Franz Brentano [97] dividió el universo en dos tipos de entes: los que
poseen intencionalidad y los que no. Los primeros tienen iniciativa, poseen fines y necesidades; los
segundos sólo obedecen a las leyes físicas. Los humanos somos, para Dennett [98], sistemas
intencionales. A lo largo de nuestra historia evolutiva comenzamos preguntándonos a nosotros
mismos si el tigre deseaba comernos para seguir preguntando –desde una perspectiva animista– si
los ríos querían alcanzar los mares o qué deseaban de nosotros las nubes como agradecimiento
por la lluvia que les habíamos pedido y nos concedieron. La característica fundamental de la
actitud intencional es la de tratar a una entidad como a un agente –atribuyéndole creencias y
deseos– para tratar de predecir sus acciones. Así, los seres humanos acaban ordenando el mundo
en dos clases diferentes, lo que Dennet ha denominado ‘psicología popular’ y ‘física popular’. Un
jugador de baloncesto se mueve porque desea moverse (psicología popular), pero una pelota se
mueve sólo si la impulsas (física popular). Las personas con afectación de la ToM serían buenos
físicos populares (sistematizadores) y malos psicólogos populares (empatizadores) por un déficit
en dicha ToM.
Con catatonía (véanse los criterios de catatonía asociados a otro trastorno mental;
para la definición, véanse las págs. 65– 66). (Nota de codificación: Utilizar el
código adicional 293.89 [F06.1] catatonía asociada a trastorno del espectro del
autismo para indicar la presencia de la catatonía concurrente).
Procedimientos de registro
Para el trastorno del espectro del autismo que está asociado a una afección
médica o genética conocida, a un factor ambiental o a otro trastorno del desarrollo
neurológico, mental, o del comportamiento, se registrará el trastorno del espectro
del autismo asociado a (nombre de la afección, trastorno o factor) (p. ej., trastorno
del espectro de autismo asociado al síndrome de Rett). La gravedad se registrará
de acuerdo con el grado de ayuda necesaria para cado uno de los dominios
psicopatológicos de la Tabla 2 (p. ej., “necesita apoyo muy notable para
deficiencias en la comunicación social y apoyo notable para comportamientos
restringidos y repetitivos”). A continuación, se debe especificar “con deterioro
intelectual acompañante” o “sin deterioro intelectual acompañante”. Después se
hará constar la especificación de la deterioro del lenguaje. Si existe un deterioro
del lenguaje acompañante, se registrará el grado actual de funcionamiento verbal
(p. ej., “con deterioro del lenguaje acompañante-habla no inteligible” o “con
deterioro del lenguaje acompañante-habla con frases”). Si existe catatonía, se
registrará por separado “catatonía asociada a trastorno del espectro del autismo.”
TABLA 2 Niveles de gravedad del trastorno del espectro del autismo Nivel de
gravedad Comunicación social Comportamientos restringidos y repetitivos Grado 3
“Necesita ayuda muy notable” Las deficiencias graves de las aptitudes de
comunicación social verbal y no verbal causan alteraciones graves del funciona-
miento, inicio muy limitado de las interacciones sociales y res- puesta mínima a la
apertura social de otras personas. Por ejemplo, una persona con pocas palabras
inteligibles que rara- mente inicia interacción y que, cuando lo hace, realiza
estrate- gias inhabituales sólo para cumplir con las necesidades y únicamente
responde a aproximaciones sociales muy directas. La inflexibilidad de
comportamiento, la extrema dificultad de hacer frente a los cambios u otros
comportamientos restrin- gidos/repetitivos interfieren notable- mente con el
funcionamiento en todos los ámbitos. Ansiedad intensa/dificultad para cambiar el
foco de acción. Grado 2 “Necesita ayuda notable” Deficiencias notables de las
aptitudes de comunicación social ver- bal y no verbal; problemas sociales
aparentes incluso con ayuda in situ; inicio limitado de interacciones sociales; y
reducción de respuesta o respuestas no normales a la apertura social de otras
personas. Por ejemplo, una persona que emite frases sencillas, cuya interacción
se limita a intereses especiales muy concretos y que tiene una comunicación no
verbal muy excéntrica. La inflexibilidad de comportamiento, la dificultad de hacer
frente a los cambios u otros comportamientos restringidos/ repetitivos aparecen
con frecuencia clara- mente al observador casual e interfieren con el
funcionamiento en diversos contex- tos. Ansiedad y/o dificultad para cambiar el
foco de acción
TABLA 2 Niveles de gravedad del trastorno del espectro del autismo Nivel de gravedad
Comunicación social Comportamientos restringidos y repetitivos Grado 3 “Necesita ayuda muy
notable” Las deficiencias graves de las aptitudes de comunicación social verbal y no verbal causan
alteraciones graves del funciona- miento, inicio muy limitado de las interacciones sociales y res-
puesta mínima a la apertura social de otras personas. Por ejemplo, una persona con pocas
palabras inteligibles que rara- mente inicia interacción y que, cuando lo hace, realiza estrate- gias
inhabituales sólo para cumplir con las necesidades y únicamente responde a aproximaciones
sociales muy directas. La inflexibilidad de comportamiento, la extrema dificultad de hacer frente a
los cambios u otros comportamientos restrin- gidos/repetitivos interfieren notable- mente con el
funcionamiento en todos los ámbitos. Ansiedad intensa/dificultad para cambiar el foco de acción.
Grado 2 “Necesita ayuda notable” Deficiencias notables de las aptitudes de comunicación social
ver- bal y no verbal; problemas sociales aparentes incluso con ayuda in situ; inicio limitado de
interacciones sociales; y reducción de respuesta o respuestas no normales a la apertura social de
otras personas. Por ejemplo, una persona que emite frases sencillas, cuya interacción se limita a
intereses especiales muy concretos y que tiene una comunicación no verbal muy excéntrica. La
inflexibilidad de comportamiento, la dificultad de hacer frente a los cambios u otros
comportamientos restringidos/ repetitivos aparecen con frecuencia clara- mente al observador
casual e interfieren con el funcionamiento en diversos contex- tos. Ansiedad y/o dificultad para
cambiar el foco de acción.
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términos sin la autorización de la Asociación Americana de Psiquiatría
Falsas creencias. Hay un punto crucial: debido a que nadie creía que la poco
manejable máquinapájaro podría volar, pero lo hizo, la muchedumbre de
espectadores quedó pasmada, sorprendida. La centralidad de este deslizamiento
entre mente y mundo, y la centralidad de las creencias en particular, explican por
qué ha habido tanto interés en investigar cómo comprenden los niños las falsas
creencias. Incluso, se han realizado estudios sobre la comprensión de las falsas
creencias en la infancia que no serán considerados aquí (véase el Capítulo 8 de
Wellman, 2014) para que así la discusión pueda centrarse en los niños de edad
preescolar y escolar.
De los deseos a las creencias. Una progresión hoy en día bien establecida en la
edad preescolar es que los niños comprenden explícitamente algunos puntos
clave sobre los deseos y las acciones intencionales antes de comprender
explícitamente las creencias. ¿Cómo puede ocurrir esto? Hablaré
conceptualmente primero y empíricamente después. Conceptualmente, la Figura 3
presenta una imagen que comienza a capturar esta progresión asociada al
desarrollo. En la parte superior de la figura, imaginemos a un niño que tiene una
comprensión simple de los deseos y de ciertas emociones. Un niño como este
podría interpretar que las personas están subjetivamente relacionadas con objetos
o estados de cosas reales: «Yo quiero eso» «El odia eso». Sin embargo, una
comprensión de las creencias más parecida a la que poseemos siendo adultos
requiere entender que las personas poseen algo similar a las representaciones del
mundo que se muestran en la parte inferior de la figura. «Él cree que eso es una
manzana».
Una escala de la teoría de la mente de seis pasos. Más allá de los hitos
normativamente «preescolares» de la teoría de la mente, para pensar sobre los
niños y la escolaridad, es importante considerar posibles avances de la teoría de
la mente en niños mayores, de edad escolar. Se han desarrollado múltiples tareas
para también medir estos avances posteriores en el área de la teoría de la mente
(por ejemplo, las «historias extrañas», Happe, 1994; una «tarea con una película
muda», Devine & Hughes, 2013; tareas «de falsas creencias de segundo orden»,
Perner&Wimmer, 1985; una prueba sobre «leer la mente en los ojos», Baron-
Cohen, Wheelwright, Hill, Raste, &Plumb, 2001). En nuestro trabajo, consideramos
que el sarcasmo y otras formas de conversación no literal (por ejemplo, hacer
burlas, exagerar, realizar comentarios irónicos) requieren una comprensión
cotidiana social especialmente importante, así como una comprensión cada vez
más relevante para los niños en edad escolar. De hecho, varios estudios han
mostrado que las habilidades conversacionales con chistes, sarcasmo y otras
formas de humor oral predicen la popularidad entre los pares y la adaptación
social tanto en niños (por ejemplo, Wentzel, 2003) como en adultos (Wanzer,
Frymier, Wojtaszczyk, & Smith, 2006). Por lo tanto, para crear una escala
extendida de la teoría de la mente con seis pasos, le añadimos un ítem sobre
comprensión del sarcasmo a la Escala de la Teoría de la mente original, que tiene
cinco pasos. La investigación ha mostrado que esta Escala de la Teoría de la
Mente de seis pasos evalúa efectivamente el desarrollo de la progresión de los
avances en el campo de la teoría de la mente, extendiéndose a los niños mayores
(de 8 a 13 años) e, incluso, en algunos casos, a los adultos (O’Reilly, Peterson, &
Wellman, 2014; Peterson, Wellman, &Slaughter, 2012). La escala extendida, por lo
tanto, constituye una forma de evaluar a los niños en edad escolar. Incluso si no
se usa la escala, esta apunta a varios tipos de ítems post-falsas creencias (por
ejemplo, Emoción Oculta y Sarcasmo) que pueden usarse para evaluar la teoría
de la mente en niños de edad escolar.
Ítems de madurez social entre pares (PSMAT) Juzgado por el profesor de un niño
en una escala de respuesta de 7 ítems (1 = muy por debajo del niño promedio a
esta edad; 7= muy por sobre el niño promedio a esta edad)*
1. Habilidades para defender apropiadamente sus propias opiniones, necesidades
y derechos con sus pares.
2. Habilidades para unirse a un nuevo grupo de pares o darle la bienvenida al
grupo a un niño nuevo.
3. Habilidades de liderazgo con los pares.
4. Habilidades para lidiar con los pares que frustran o interfieren con los objetivos
y actividades del grupo.
5. Habilidades para comprender las necesidades e intereses de los pares que son
diferentes a las reglas del grupo.
6. Madurez en la forma en que se juega con los pares cada día.
7. Madurez en general sobre las destrezas sociales de un niño.
Sordera. Además, hay dos grupos informativos de niños sordos que se pueden
considerar. Los niños sordos, hijos de padres sordos, crecen con experiencias
conversacionales normales (aunque en lenguaje de signos) y, por lo tanto, crecen
con otras personas que se comunican e interactúan profusamente con ellos. Sin
embargo, la mayoría de los niños sordos (de un 90 a un 95%) son hijos de padres
con audición normal. Estos niños crecen con experiencias tempranas muy
diferentes. Por ejemplo, a pesar de sus valientes esfuerzos de aprender lenguaje
de señas, los padres con audición normal rara vez logran un verdadero dominio de
este. Especialmente cuando el niño es pequeño, los padres se comunican
principalmente con su hijo sordo usando signos o gestos simples para referirse a
objetos presentes en el aquí y el ahora (Lederberg, Schick, & Spencer 2013;
Moeller& Schick, 2006). Asimismo, usualmente solo un miembro de la familia (con
frecuencia la madre), es la persona «designada» para comunicarse e interactuar
primariamente con el niño. Un niño sordo dentro de una familia con audición
normal comienza estando expuesto a poco discurso sobre los estados internos,
pensamientos e ideas de las personas; es probable que juegue poco con otros
niños y generalmente tiene menos acceso a los intercambios de libre flujo, con
turnos de habla y con perspectivas variables que caracterizan a las interacciones
sociales.
Otros estudios han mostrado que los niños que reciben estos regímenes de
entrenamiento microgenético siguen desempeñándose mejor en pruebas de teoría
de la mente meses después del término del entrenamiento (Rhodes & Wellman,
2013; Wellman & Peterson, 2013). Asimismo, en un estudio reciente, Peterson y
Wellman (en preparación) mostraron que entrenar a niños sordos en edad escolar
mediante procedimientos de explicación microgenéticos, también aumenta sus
comprensiones asociadas a la teoría de la mente.
Los estudios sobre psicología instruccional con niños mayores y adultos muestran
que, al aprender sobre la base de textos o ejemplos, explicarse información nueva
a uno mismo facilita el aprendizaje (por ejemplo, Chi, De Leeuw, Chiu,
&Lavancher, 1994; Williams &Lombrozo, 2013). En estos estudios adicionales
sobre la autoexplicación, la tarea del sujeto que aprende suele consistir en
comprender una parte de un texto, un conjunto de ejemplos o una demostración
relacionada con una clase, y la manipulación instruccional, consiste en hacer que
los estudiantes no simplemente lean, escuchen o asistan, sino que expliquen el
razonamiento del autor o del instructor («¿Cómo crees que supe eso?»). Estas
manipulaciones que involucran explicaciones son una estrategia de aprendizaje
más efectiva que simplemente recibir retroalimentación (Aleven&Koedinger, 2002),
y más efectivas que pensar en voz alta (Pine & Siegler, 2003; Wong, Lawson,
&Keeves, 2002) o leer dos veces los materiales de estudio (Chi, De Leeuw, Chiu,
&Lavancher, 1994), manipulaciones diseñadas para equiparar la atención y el
procesamiento adicional que requiere la autoexplicación. Micheline Chi (2009)
entrega una revisión de muchos estudios de este tipo.
Desde la Psicología Evolutiva ha habido siempre un gran interés por determinar cómo se
desarrollan las habilidades mentalistas durante la etapa infantil. Numerosas investigaciones
señalan que la ToM se desarrolla siguiendo un patrón evolutivo que inicia con la atribución de la
intención comunicativa en el primer año de vida y se completa con la comprensión de creencias de
segundo orden en torno a los 7 años de edad.
Author information
Abstract
Prior research demonstrates that understanding theory of mind (ToM) is seriously and similarly delayed in late-
signing deaf children and children with autism. Are these children simply delayed in timing relative to typical children,
or do they demonstrate different patterns of development? The current research addressed this question by testing
145 children (ranging from 3 to 13 years) with deafness, autism, or typical development using a ToM scale. Results
indicate that all groups followed the same sequence of steps, up to a point, but that children with autism showed an
importantly different sequence of understandings (in the later steps of the progression) relative to all other groups.
Resumen Antecedentes: en los últimos años la adaptación de los tests de unas culturas a otras se
ha incrementado en todos los ámbitos evaluativos. Vivimos en un entorno cada vez más
multicultural y multilingüe en el que los tests se utilizan como apoyo en la toma de decisiones. El
objetivo de este trabajo es presentar la segunda edición de las directrices de la Comisión
Internacional de Tests (ITC) para la adaptación de los tests de unas culturas a otras. Método: un
grupo de seis expertos internacionales revisaron las directrices originales propuestas por la
Comisión Internacional de Tests, teniendo en cuenta los avances habidos en el campo desde su
formulación inicial. Resultados: la nueva edición está compuesta por veinte directrices agrupadas
en seis apartados: directrices previas, desarrollo del test, confi rmación, aplicación, puntuación e
interpretación y documentación. Se analizan los diferentes apartados, y se estudian las posibles
fuentes de error que pueden infl uir en el proceso de traducción y adaptación de los tests.
Conclusiones: se proponen veinte directrices para guiar la traducción y adaptación de los tests de
unas culturas a otras. Se discuten las perspectivas futuras de las directrices en relación con los
nuevos desarrollos en el ámbito de la evaluación psicológica y educativa. Palabras clave:
traducción, adaptación, test, directrices, Comisión Internacional de tests.
José Muñiz1 , Paula Elosua y Ronald K. Hambleton. Directrices para la traducción y adaptación de
los tests: Psicothema 2013, Vol. 25, No. 2, 151-157