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RESUMEN FALLO VERROCCHI

Verrocchi E. D. c/ Poder Ejecutivo Nacional - Administración Nacional de Aduanas s/ acción de


amparo

El Poder Ejecutivo dictó los decretos de necesidad y urgencia Nº. 770/96 y 771/96 mediante los cuáles
suprimió las asignaciones familiares a los trabajadores cuyas remuneraciones superaran los $1.000.
Afectado por la medida Verrochi presentó una acción de amparo aduciendo de inconstitucionalidad los
mencionados decretos por resultar violatorios de la garantía de protección integral de la familia,
reconocida en el Art. 14 bis de la Constitución Nacional.
El actor alegó además que el decreto no estaba fundado en una situación de necesidad y urgencia. El
amparo resultó procedente tanto en primera como en segunda instancia, por lo que el fisco interpuso
recurso extraordinario federal.

La Corte Suprema confirmó la inconstitucionalidad de los decretos impugnados, disponiendo que el


Poder Ejecutivo no estaba facultado para dictar disposiciones de carácter legislativo. Agregó que para
que fuera procedente la emisión de los decretos de necesidad y urgencia debían concurrir algunas de
las circunstancias excepcionales a saber: que el Congreso no puediera reunirse por razones de fuerza
mayor o que la situación que requiriera solución legislativa fuera de tal urgencia que no permitiera
aguardar el dictado de una ley por el Congreso, causales que no se encontraban en el presente caso.
Además alegó que el Poder Judicial estaba facultado para controlar que en el casoconcreto existieran
las circunstancias excepcionales alegadas por el Poder Ejecutivo.

Concurrencia de Petracchi
Declara la inconstitucionalidad de los decretos en cuestión en base a que el art. 99 inc. 3 de
la Constitución Nacional exige como requisito de validez de los decretos de necesidad y urgencia la
intervención de una comisión bicameral permanente como fase de control, que debía ser creada
mediante una ley especial, aún no dictada. Por ello los decretos enexamen no podían ser emitidos
porque de lo contrario dejarían de ser actos concurrentes de dos poderes para ser actos unilaterales y
discrecionales del Poder Ejecutivo.

Concurrencia de Boggiano
Señala que el Poder Legislativo dictó la ley 24.714 que derogó los decretos en cuestión como
manifestación de su disconformidad con las normas en examen.

Disidencia de Nazareno, Moline O`connor y López


Admiten la validez de los decretos de necesidad y urgencia ya que su emisión es una atribución
constitucional del Poder Ejecutivo que no puede quedar subordinada al dictadode una ley
reglamentaria. De no ser así la omisión legislativa privaría al Presidente de una facultad que le es
expresamente reconocida por la ley suprema. Asimismo no resulta imprescindible la creación de una
comisión bicameral para que el Congreso pueda controlar los decretos emitidos. Finalmente alegaron
que si bien la ley 24.714 derogó los decretos en cuestión no los anuló retroactivamente. Por ende el
Congreso convalidó tácitamente los efectos generados por los decretos durante su vigencia.

 Este fallo sienta el carácter excepcional de los decretos de necesidad y urgencia, y la función de
contralor constitucional por parte de la Corte Suprema de Justicia de los actos de gobierno.
Colegio público de abogados

Hechos: Abogados del Estado estaban eximidos de pagar la matrícula del Colegio Público de Abogados. Se
siente agraviados al contar con menos recursos. Sí hubo delegación legislativa

Resolución: La delegación legislativa fue inválida. Se declaró la inconstitucionalidad de dos artículos del
Decreto 1204/01 que eximían a los abogados del Estado de matricularse en colegios públicos y pagar tasas por
dicha matriculación.

Holding: La Corte recordó que el artículo 76 de la Constitución Nacional prohíbe que el Congreso delegue
facultades en el Poder Ejecutivo, pero también estableció excepciones específicas. La delegación sin bases está
prohibida, es incostitucional. La idea fundamental de esta prohibición radica en que el Congreso no puede
delegar el poder de hacer las leyes.

A mayor imprecisión menor alcance tendrá la delegación. Se marcan los límites al Ejecutivo.

Voto de la disidencia: Highton de Nolasco. Para ella el Presidente ejerció una competencia que se encuentra
dentro de la zona de reserva de la Administración.

“Colegio Público de Abogados de Capital Federal” define los condicionamientos a la delegación legislativa al Poder
Ejecutivo Nacional e invalida un decreto que eximía de aranceles y matriculación a los abogados que ejercían la
repreentación del Estado. 4/11/2008,
FALLO COLEGIO PUBLICO DE ABOGADOS
La Corte Suprema señaló, en una sentencia, que la atribución del Presidente de dictar decretos con contenido
de leyes (decretos delegados) está sujeta a límites constitucionales y los jueces pueden controlar que esas
normas no violen la ley que los autoriza.
Si bien en la Corte niegan que hayan tenido la intención de enviar un mensaje al Poder Ejecutivo, la sentencia
de la Corte es muy importante porque sí establece un límite a la atribución de los gobiernos de turno de dictar
decretos que exceden los marcos establecidos por el Congreso.
La alto tribunal dictó el fallo en la causa Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (Cpacf), y lleva la
firma del presidente del cuerpo, Ricardo Lorenzetti, y de los ministros Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda, Raúl
Zaffaroni, Carmen Argibay y Enrique Petracchi. En cambio, la doctora Elena Highton votó en disidencia.

Colegio Público
La sentencia recayó en la causa Cpacf, en la que la Corte declaró inconstitucional los artículos 3 y 4 del
decreto 1204/01, dictado por el ex presidente Fernando de la Rúa.
En 2001, a instancias del entonces mandatario y del ministro de Economía Domingo Cavallo, el Congreso
sancionó la ley de emergencia económica, que consistió en una delegación legislativa de atribuciones en el
Presidente, para que intentara superar la crisis.
El Poder Ejecutivo, invocando esa ley, dictó el decreto 214/01, en cuyos 3 y 5 eximió a los abogados del
Estado de matricularse ante el Cpacf y pagar el bono.

El Cpacf matricula a todos los abogados que actúan ante los tribunales federales y les cobra un derecho fijo.
El decreto 214, en dos artículos que ahora fueron declarados inválidos, eximió a los letrados del Estado de
cumplir con esos dos deberes, por lo cual el Cpacf presentó una demanda.
En septiembre último, la Corte realizó una audiencia pública, donde el presidente del Cpacf, Jorge Rizzo,
sostuvo que ese decreto era inconstitucional y reivindicó la atribución del colegio de matricular a los abogados
estatales y cobrarles un bono.
En la audiencia, la actuación de la Procuración del Tesoro fue bastante débil y contrastó con la insistencia de
Rizzo en atacar la delegación legislativa y los excesos en los que suele incurrir el Poder Ejecutivo a la hora de
reglamentar las emergencias.

El fallo
La Corte, en el fallo, no se limitó a resolver el problema de la matriculación o del pago del bono, sino que fue
mucho más allá y desarrolló argumentos que ponen límites a la atribución del Poder Ejecutivo de dictar
decretos delegados:
El Poder Ejecutivo, cuando dictó el decreto 214/01, no usó una competencia exclusiva o propia, sino que
pretendió ejercer una atribución delegada por la ley 25.414.
Con un lenguaje firme y explícito, la Constitución -en el artículo 99, inciso 3- prohíbe al Presidente emitir
disposiciones de carácter legislativo.
El artículo 76 de la Constitución, sin embargo, autoriza al Presidente a dictar decretos delegados, si cumple
con cuatro requisitos: que sean dictados en materias de administración o de emergencia pública; el Congreso,
en la ley respectiva, fije las bases y límites de esa delegación y que se dicten por un plazo que no exceda el
establecido por la ley.
La Corte, en su fallo, cita al constitucionalista Alberto García Lema, que fue uno de los principales
convencionales en la reforma de 1994 realizada en Santa Fe.
García Lema fue, entre otros convencionales constituyentes, quien introdujo en la reforma el estándar
constitucional norteamericano para juzgar si la delegación legislativa es válida o no: el factor central, decisivo,
será analizar si el Congreso, al delegar una atribución en el Poder Ejecutivo, fijó un principio inteligible y ver si
el decreto se mantuvo dentro de esos límites o los excedió.
Será a cargo de quien defienda la validez del decreto delegado demostrar que esta norma no se excedió del
marco que fija el Congreso en cada ley de delegación.
FALLO COLEGIO PUBLICO DE ABOGADOS
Abogados del Estado deben matricularse
Así lo confirmó un fallo de la Corte Suprema al declarar inconstitucionales dos artículos de un decreto que eximían a los
abogados de organismos estatales a matricularse en colegios públicos y pagar aranceles establecidos por ley. Fallo
completo

Al confirmar la inconstitucionalidad de dos artículos del Decreto 1204/01 que eximían a los abogados del Estado de
matricularse en colegios públicos y pagar tasas por dicha matriculación, la Corte estableció, luego de realizar una
Audiencia Pública, expresas limitaciones al Poder Ejecutivo para el ejercicio de funciones legislativas delegadas por el
Congreso en el marco de la Ley 25.414.

Con el voto de los ministros Lorenzetti, Fayt, Petracchi, Maqueda, Zaffaroni y Argibay, la Corte Suprema de Justicia de la
Nación confirmó la sentencia de la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo
Federal que había declarado la inconstitucionalidad de los artículos 3º y 5º del decreto 1204/01, según los cuales los
abogados del Estado Nacional estaban eximidos del pago de cualquier tasa o gravamen establecido por leyes
nacionales, provinciales o de la Ciudad de Buenos Aires, y que sólo necesitaban estar inscriptos en el Registro de
Abogados del Estado, sin que, por lo tanto, se requiriera otra matriculación profesional. El Tribunal tomó tal decisión
luego de evaluar los antecedentes y escuchar a las partes en la audiencia pública realizada el 24 de septiembre pasado.

La causa fue iniciada como consecuencia de la demanda interpuesta por el Colegio Público de Abogados de la Capital
Federal, que veía afectada la percepción del “derecho fijo” y la potestad de controlar la matrícula de los abogados que
litigan en esta Ciudad, tal como había sido establecido en el año 1985 por la ley 23.187. En la referida Audiencia Publica,
el Colegio Publico de Abogados insistió en que la emergencia económica ha terminado y que la delegación legislativa
tiene limitaciones.

La Corte señaló que las normas citadas fueron dictadas por el Presidente de la Nación en el marco de la delegación
legislativa contemplada en el art. 1º, inciso “f”, de la ley 25.414.
No obstante -remarcó el Tribunal- el Congreso no delegó en el Poder Ejecutivo una potestad genérica de derogar
cualquier ley con el fin de lograr una reducción del gasto público -como alegó el Estado Nacional, demandado en este
pleito- puesto que ello no sólo no surgía del texto de la ley sino que, además, tal criterio sería tan indeterminado que
violaría el art. 76 de la Constitución Nacional.

El citado art. 1º, inc. “f”, permite al Ejecutivo derogar total o parcialmente leyes que “afecten o regulen el funcionamiento
operativo de organismos o entes de la administración”, lo que debe entenderse en referencia a leyes cuya derogación,
por su especificidad, no altera o modifica de manera grave otros fines o políticas legislativas que las dirigidas
explícitamente al funcionamiento de la administración pública.

El decreto 1204/2001, destacó la Corte, excede los términos de esta delegación, porque no afecta ni regula de manera
específica a la administración o sus entes descentralizados, sino que lo hace respecto de quienes ejercen la abogacía.
En este sentido, dijo que no es relevante que la administración pueda verse “indirectamente” beneficiada al no tener que
afrontar los gravámenes que deben pagar sus abogados y no se advierte, ni se ha alegado, qué beneficio sobre algún
organismo público se derivaría de la exención de la matriculación en el Colegio Público de Abogados.

Se desechó también el argumento del Estado Nacional, según el cual mediante el decreto aludido se ejercían
atribuciones que eran de competencia exclusiva del Presidente de la Nación. Se dijo en la sentencia que desde la
presidencia de Urquiza hasta la ley 23.187, existieron al menos siete leyes que regularon esta materia.

La Corte recordó que el artículo 76 de la Constitución Nacional prohíbe que el Congreso delegue facultades en el Poder
Ejecutivo, pero también estableció excepciones específicas que se inspiran en criterios jurisprudenciales imperantes en
los Estados Unidos de Norteamérica. La idea fundamental de esta prohibición radica en que el Congreso no puede
delegar el poder de hacer las leyes.

Por ello, la delegación que de modo excepcional se admite debe reunir ciertos recaudos, entre los que cabe subrayar: 1º)
que la delegación sin bases o criterios inteligibles para su ejercicio está prohibida; 2º) cuando las bases estén formuladas
en un lenguaje demasiado genérico e indeterminado, la actividad delegada será convalidada por los tribunales si el
interesado supera la carga de demostrar que la disposición dictada por el Presidente es una concreción de la específica
política legislativa que tuvo en miras el Congreso.

De tales premisas, la Corte deduce que cuanto más amplia e imprecisa sea la delegación, menor será el alcance de las
atribuciones que podrá ejercer el Poder Ejecutivo. Y a la inversa, cuanto más claras sean las directivas de la ley
delegatoria, mayores probabilidades de éxito tendrá quien defienda la validez de las normas dictadas en su cumplimiento
porque con mayor facilidad podrá demostrar su adecuación a la ley.
En el presente caso, el Tribunal objetó los argumentos del Estado Nacional, quien se apoyó en una lectura sumamente
amplia e indeterminada de la ley 25.414 y no demostró que, pese a ello, el decreto formaba parte de una política que
efectivamente adoptó el Congreso. Por el contrario, se limitó a solicitar una aplicación mecánica del texto legal, en la
versión vaga e inexpresiva por él mismo propuesta.

La doctora Highton de Nolasco votó en disidencia. Para ella, en el decreto 1204/2001, el Presidente ejerció una
competencia que se encuentra dentro de la zona de reserva de la Administración, esto es, una competencia que la propia
Constitución Nacional en su artículo 99, inciso 1º, le atribuyó al Presidente de la Nación como responsable político de la
administración general del país. Señaló que el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal es una “persona
pública no estatal”, a la que la ley 23.187 le encomendó una actividad cuya titularidad corresponde al Estado Nacional,
como es la de controlar la legalidad del ejercicio profesional de los abogados en dicha ciudad. Y que si bien es cierto que
mientras no se organizó un registro de abogados del Estado, éstos cumplieron con las exigencias de la ley 23.187, no
existe óbice para que esa circunstancia cambie, tal como ocurrió con la ley 12.954 o, en la actualidad, con el decreto
1204/2001, máxime cuando la ley 23.187 no contemplaba expresamente la situación de los abogados del Estado.

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