Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
y Memoria desde
dios culturales en sus vínculos con la historia y las ciencias sociales sobre
la interdisciplina y la dimensión política de las representaciones sobre la
(coordinadores)
la Historia y los
nación y la construcción de la memoria en diversos procesos y tempora-
lidades en Baja California. La reflexión sobre la memoria como fenóme-
no sociocultural y las representaciones sobre la nación permiten plantear
problemáticas de investigación como las exploradas en este libro. Así, se
parte de un análisis crítico de los estudios culturales desde una perspectiva Estudios Culturales
antropológica para después continuar con la exposición de estudios que
abordan la experiencia histórica de colectividades, como las relaciones de
género e intergeneracionales de la diáspora ruso molokana en el contexto Rogelio Everth Ruiz Ríos
binacional de México y Estados Unidos de América; las manifestaciones Ramiro Jaimes Martínez
racistas contra la población china en Baja California durante la época pos- (coordinadores)
revolucionaria, las transformaciones de la memoria y de las identidades
religiosas a finales del siglo XX en Tijuana y, finalmente, se da paso a un
ISBN: 978-607-607-406-0
ISBN 978-607-607-406-0
Índice
Introducción.................................................... 7
7
Rogelio Everth Ruiz Ríos • Ramiro Jaimes Martínez
8
Introducción
9
Rogelio Everth Ruiz Ríos • Ramiro Jaimes Martínez
Por tal motivo, los autores de este libro proponemos articular esta doble
preocupación sobre la interdisciplina y la política en los estudios culturales
a través de estas dos temáticas: la nación y la memoria. Por un lado,
la reflexión sobre la memoria como fenómeno sociocultural y como
categoría de análisis permite plantear problemáticas de investigación
en las que enfoques y metodologías de las ciencias sociales pueden
encontrar un espacio común con la historia.
10
Introducción
11
Rogelio Everth Ruiz Ríos • Ramiro Jaimes Martínez
12
Introducción
las ciencias sociales. Incluso hubo momentos que tales desarrollos ha-
cían presagiar la misma desaparición de la historia como disciplina
social. Sin embargo, a pesar de tales transformaciones, los historia-
dores se mantienen, no solamente trabajando dentro de los espacios
del gremio, sino incursionando en los más diversos foros académi-
cos, justificando el análisis de la dimensión temporal como una forma
de probar las herramientas teóricas y conceptuales producidas desde
otras disciplinas. Creemos que esto es así no sólo por la trayectoria de
la misma historia como generadora de conocimiento, sino porque a
final de cuentas, el objeto de estudio sigue siendo el mismo para todas
las ciencias sociales.
13
Cuando los humanistas se volvieron
cultureros: apuntes para el análisis
Introducción
1
Investigador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef). Correo electrónico: olmos@
colef.mx.
Miguel Olmos Aguilera
16
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
17
Miguel Olmos Aguilera
2
Actualmente Instituto de Investigaciones Culturales-Museo de la uabc.
18
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
19
Miguel Olmos Aguilera
20
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
21
Miguel Olmos Aguilera
22
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
23
Miguel Olmos Aguilera
La invención de la identidad
24
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
3
Está claro que todos los grupos sociales y étnicos tienen una dinámica propia y están
sometidos al cambio constante. En la frontera norte, por la mediación de la línea polí-
tica internacional, este proceso es más evidente que en otros conjuntos culturales del
centro y sur del país.
4
Sin embargo, el problema es más complejo, puesto que estos “intercambios” se ex-
plican también en función de la apropiación por conveniencia o por imposición política.
25
Miguel Olmos Aguilera
frontera (o de las fronteras). Por otra parte, también sería preciso res-
ponder si existe algo a lo que se le pueda llamar antropología del ámbito local
fronterizo y, en caso afirmativo, cómo se ha elaborado la incorporación
de los referentes paradigmáticos sobre el objeto, la teoría y el método de
análisis cultural en el campo de lo local y de lo global de la frontera nor-
te, cuyos modelos persistentes, a decir de algunos estudiosos, son una
supuesta inserción en una lógica híbrida y globalizante (García, 1999).
En diversos coloquios de antropología regional se ha discuti-
do la definición de lo cultural aplicado a los estudios sobre fron-
tera (Olmos, 2007). En dichos eventos se ha reflexionado sobre
las formas de construcción de la alteridad en el ámbito regional
y fronterizo, como una condición imprescindible para impulsar la
disciplina en esta parte del país (Olmos, 2001).
26
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
27
Miguel Olmos Aguilera
Por otro lado, tenemos que en la década de los años setenta en México
se publicó un libro titulado De eso que llaman antropología mexicana, que
en el medio disciplinar fue altamente valorado, entre otras cosas por
representar uno de los intentos más destacados de su tiempo por darle
una identidad a la antropología mediante un balance de su ethos acadé-
mico visto a través de los ojos del antropólogo. El lector acucioso se
preguntará cuál es la pretensión de nombrar un libro de antropología
en el escenario de los estudios culturales de la frontera. La evocación
es muy clara: la antropología como disciplina se ha preocupado in-
cesantemente por realizar balances sobre su quehacer. Esta práctica
no persigue otra cosa más que legitimar y analizar los avances en las
temáticas y enfoques teóricos y metodológicos que se generan en esta
disciplina de carácter nacional desde 1938. A través de congresos or-
ganizados por asociaciones que impulsaban el trabajo antropológico,
en varios países se llevaron a cabo ejercicios de esta naturaleza, prác-
ticamente desde los inicios de la disciplina, en los albores del siglo
XX. Lamentablemente el ethos académico local y de otros contextos
que alimentan el conjunto de ideas de lo que representan los estudios
culturales no constituye, salvo contadas excepciones, una práctica sis-
temática de su producción epistémica, sus métodos y su objeto, tanto
en el campo regional como en la historia de este conjunto de ideas. Por
el contrario, pareciese que existe una necesidad de inconsistencia y de
indefinición que estructura su legitimidad académica.
Obvia decir que los estudios culturales, pese a haber abierto espacios
multidisciplinarios en algunas instituciones latinoamericanas y europeas,
en términos generales han vivido un retraimiento importante en mu-
28
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
5
En El Colef, por ejemplo, se abrió primero una maestría en estudios culturales y
recientemente —en 2016— un doctorado. La primera ocasión que se evaluó la pro-
puesta de la maestría en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), no
fue aceptada, entre otras cosas por haber propuesto únicamente dos especialidades:
cine y juventud, que eran las temáticas de dos de los mayores impulsores de dicho
programa. Con el tiempo se reformuló el proyecto, y a finales de la década del año
2000, egresaron tres generaciones de maestros en estudios socioculturales, en un pro-
grama compartido entre El Colef y el cic-Museo de la uabc. Posteriormente, El Colef se
independizó, al considerar que el programa ya había conseguido el registro y que era
tiempo de iniciar un programa independiente, 25 años después de la fundación del
Departamento de Estudios Culturales, en 1982.
29
Miguel Olmos Aguilera
30
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
31
Miguel Olmos Aguilera
6
En sentido estricto, el concepto culturista evocaría las teorías culturalistas del mo-
vimiento inspirado en los discípulos de Franz Boas, como Benedict, Mead, Kroeber,
White, entre otros, investigadores muy distantes de las producciones del movimiento
de los estudios culturales. El nombre culturista (o culturero, en español mexicano), se
refiere, según Reynoso (2000), a todos aquellos que se identifican con este conjunto
de ideas.
32
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
7
Aunque los estudios culturales se han desarrollado especialmente en los países de ha-
33
Miguel Olmos Aguilera
34
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
El paradigma aislado
35
Miguel Olmos Aguilera
36
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
37
Miguel Olmos Aguilera
8
En este artículo el autor realiza una destacada crítica a la preeminencia de los estu-
dios de frontera producidos en Estados Unidos sobre los generados en el lado mexicano.
38
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
39
Miguel Olmos Aguilera
40
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
Bibliografía
41
Miguel Olmos Aguilera
42
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
43
Miguel Olmos Aguilera
44
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
45
Miguel Olmos Aguilera
46
Cuando los humanistas se volvieron cultureros
47
Miguel Olmos Aguilera
48
Cambio generacional y roles de género
entre los rusos molokanes en un
contexto binacional
Introducción
1
Investigador y director del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad
Autónoma de Baja California (iih-uabc). Correo electrónico: aukaroger@uabc.edu.mx.
2
Una exposición detallada del surgimiento de los grupos cismáticos derivados de la
Raskol se encuentra en Klibanov, 1982.
Rogelio Everth Ruiz Ríos
3
Para ampliar la información sobre el tema, véase Znamenski, 2007.
4
En Estados Unidos, durante la primera y segunda guerra mundial, los molokanes
también apoyaron materialmente los esfuerzos bélicos, aunque algunos creyentes se
declararon objetores de conciencia y por ello fueron encarcelados.
52
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
5
Por comunidad refiero a lo que la academia anglosajona designa como formas primor-
diales de organización de lo social constituidas históricamente. Lo primordial se usa en
el sentido que Clifford Geertz otorga al tipo de vínculos “dados” que se asumen de “la
existencia social: contigüidad inmediata y vinculaciones de parentesco primariamente
pero más allá de ellos, lo dado que surge del haber nacido en una comunidad religiosa
singular, hablar una lengua en particular, o inclusive un dialecto de una lengua, y de
seguir prácticas sociales singulares” (citado por Aguilar, 2007, pp. 17-18). Por su parte,
para Miguel Lisbona el término comunidad “está instalado en las ciencias sociales como
mención obligada a una forma de vivir en sociedad que los seres humanos construimos”
(Lisbona, 2005, p. 25). Tengo en cuenta la advertencia de Martin Albrow acerca de que
la realidad social nunca parece corresponderse exactamente con los significados de las
ciencias sociales y, en cambio, proveen ilimitados argumentos para la controversia. Por
ejemplo, el pueblo y los políticos hacen que se pierda y se reconstruya la comunidad
como uno de sus temas principales. Sin embargo, los sociólogos analizan e identifican
características recurrentes en este tipo de organizaciones sociales, como el sentido
de pertenencia, seguridad y familiaridad, mentalidad, símbolos compartidos y normas
de comportamiento, clasificaciones de estatus, celebraciones periódicas. La fuerza de
estas características variará de comunidad a comunidad, y tampoco son exclusivas de
ellas, pero cualquier comunidad manifestará la mayoría. Los sociólogos conceptuali-
zarán la comunidad proveyendo una clara imagen de la misma, a menudo desarrollada
por una idea sobre ésta, la cual resaltará las características que la hacen diferente de
otros tipos de organización social, como la clase o la etnia. Sin embargo, pocas veces
la realidad coincide con estas definiciones verbales, al encontrarse con disensos y di-
ferencias marcadas al interior de las comunidades (Albrow, 1999).
53
Rogelio Everth Ruiz Ríos
6
Para una síntesis histórica que cubre de los orígenes del culto Nueva Israel hasta su
emigración a Uruguay, véase Shubin, 2005 (pp. 152-160) y Petrov (s. f.). Un estudio de
larga duración sobre esta colonia se localiza en Martínez, 2013.
7
Un recuento de esta experiencia migratoria puede consultarse en Hardwick (1993b,
pp. 89-103) y Berokoff (1969).
8
De 1845 a 1925 alrededor de 50 millones de personas cruzaron el Atlántico, mientras
que en el periodo que va de 1900 a 1913 hicieron el viaje 20 millones (Martínez, 2005,
p. 21).
54
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
9
En un estudio realizado sobre los cantos religiosos de los molokanes, Margarita Mazo
sostiene que estos son el soporte identitario de la comunidad. Es a través de los can-
tos como se comunican directamente con Dios y tienen el poder de evocar al Espíritu
Santo; son tan importantes para ellos que, a decir de Mazo, la llaman “una religión
cantada” (Mazo, 2005, pp. 84-119).
55
Rogelio Everth Ruiz Ríos
56
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
detrás de los cuales se sitúan las casas de techo de dos aguas ubica-
das en un lote con un amplio patio trasero habilitado como huerto y
granja para la cría de aves (Schmieder, 1929, pp. 417-418).
En opinión de Hardwick, las prácticas agrícolas de los moloka-
nes nunca se integraron de manera exitosa en California a causa de
las diferencias climáticas, la disponibilidad de agua, el tipo de cultivos
y la persistencia de numerosos vestigios de su sistema de creencias,
lo cual es indicador de que la religión y la cultura rusas continuaron
siendo importantes para ellos. Desde un punto de vista dicotómico
entre tradición y modernidad, Hardwick sostiene que la experiencia
de los molokanes es un enlace cultural y económico que conecta los
sistemas de pasado y presente entre los inicios de la Unión Soviética
y la modernización de los Estados Unidos (Hardwick, 1993a, p. 128).
Al respecto, cabe destacar que el distrito residencial de Boyle Heights,
en Los Ángeles, California, en particular en el área de un cañón de-
nominado Fickett’s Hollow, donde a principios del siglo XX se asentó
una parte importante de la diáspora molokana, años más tarde sería
calificada por los trabajadores sociales del área como la comunidad
más recluida y endogámica, pese a su vecindad con mexicanos y otros
grupos étnicos (Wallis, 2010, p. 131).
En diversos estudios realizados sobre los molokanes establecidos en
Los Ángeles se han enfatizado sus dificultades para adaptarse al entorno
urbano. Conviene preguntarse entonces ¿cómo estaba constituido ese
entorno urbano? Desde el decenio de 1880, Los Ángeles incrementó
su población de manera considerable. Ese año se registraron 11 183 ha-
bitantes (hab.), y una década después el número había aumentado a 50
000, lo que da una proporción mayor a la de cualquier otra ciudad de los
Estados Unidos. Entre 1900 y 1920 la población angelina creció cinco
veces más; hacia 1930 su área metropolitana doblaba en habitantes al
57
Rogelio Everth Ruiz Ríos
Los datos demográficos de Los Ángeles, California, han sido retomados de Wallis
10
(2010, p. 2).
58
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
11
Sobre este tema es oportuno citar a Breyfogle (2001, pp. 732-733): “Por otra parte,
en la Transcaucasia multicultural, la afiliación de los sectarios hacia la etnicidad rusa
aumentó en la interacción cotidiana con vecinos étnica y confesionalmente distintos;
su sentido de identificación como rusos y sujetos rusos se fortaleció junto a la religio-
sidad derivada de sus autodefiniciones, y los inclinó a ayudar a los militares rusos [el
autor se refiere a los conflictos contra el Imperio otomano en la segunda mitad del siglo
XIX]. Esta ayuda en tiempos de guerra reforzó recíprocamente su sentido ruso del Ser”
(la traducción es de mi autoría).
Son diversas las experiencias de emigración de Los Ángeles a zonas rurales. Hardwick
12
(1993b, pp. 95-97), siguiendo a Berokoff (1969), menciona que anterior al grupo que
59
Rogelio Everth Ruiz Ríos
se mudó al valle de Guadalupe hubo uno que se dirigió a Hawái, aunque no da mayores
datos al respecto. En otra fuente, sustentada en la tradición oral de una vertiente de
los molokanes llamada Postoyannie, asentados en el área de San Francisco, California,
se menciona un pequeño grupo que se estableció durante la década de 1910 en la zona
de Potrero Hill cercana a esa ciudad, tras haber fracasado en su intento por cultivar
caña de azúcar en Hawái. Véase Ethel Dunn y Stephen Dunn (1983). Leonor Gómez H.
(1991, pp. 16-17, 19) registró el testimonio de María Rudametkin Novikoff, quien re-
memoraba la trayectoria de su padre, Moisés Rudametkin, en el periodo comprendido
desde su salida de la región de Kars (en la actualidad territorio turco) en alguna fecha
inmediata a 1903, hasta el establecimiento de su última morada en el puerto de En-
senada, a partir de 1914. La experiencia transmitida por Moisés Rudametkin a su hija
María —centrada en ese lapso— incluye una corta estadía en San Francisco, California,
donde alrededor de 1910 se integró a un reducido número de familias molokanas que
fueron enganchadas por un grupo de estadounidenses que los invitaron a ir a Hawái
como colonos, pero luego de un breve tiempo decidieron mudarse a Los Ángeles, Ca-
lifornia. En esta versión la aventura colonizadora en esa isla del Pacífico aparece con
fecha posterior a la emigración de Los Ángeles al valle de Guadalupe.
13
Mead propuso estas categorías a inicios del decenio de 1970, influida por las movili-
zaciones contestatarias de los jóvenes estudiantes en el mundo y por la emergencia de
identidades juveniles manifiestas en la cultura popular.
60
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
61
Rogelio Everth Ruiz Ríos
Aunque Trevignani suscribe ciertos postulados principales del giro lingüístico en tor-
14
62
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
y “memoria histórica”, que matiza como “historia viva” e “historia escrita”, corres-
pondiéndole a la primera una mayor cercanía con lo que actualmente designamos
como “memoria”, mientras que la segunda se desarrollaría hasta desembocar en la
noción académica de “historia”. Para el mencionado autor, la diferencia entre historia
y memoria es de tal magnitud que incluso halló contradictorio el término “memoria
histórica”.
Sahlins (1987), definido en un primer momento como: “La realización práctica de las
categorías culturales en un contexto histórico específico, expresada en la acción inte-
resada de los agentes históricos, incluyendo la microsociología de su interacción” (Sa-
hlins, 1987, p. XIV). Más adelante, al retomar una cita de su anterior obra, Historical
63
Rogelio Everth Ruiz Ríos
64
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
65
Rogelio Everth Ruiz Ríos
66
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
realizado en 1910, aunque publicado seis años más tarde, se dio cuen-
ta del matrimonio entre dos molokanes —él de 19 años de edad, ella,
de 15—, arreglado por las familias de los contrayentes. El periodista
narró cómo la pareja legalizó su unión a escondidas de sus parientes
luego de que estos no aceptaran su decisión. Un reverendo estadouni-
dense los apoyó para contraer nupcias por la vía civil en días previos
a la ceremonia religiosa que celebraron en su comunidad. El acto de
casarse por lo civil significó una transgresión a las costumbres de los
molokanes, ya que estos rechazan la intervención de cualquier otra
figura o autoridad que no sea la religiosa en lo que constituye uno de
los eventos más relevantes de la vida, el matrimonio (Cokey, 1916, p.
11). A decir del reportero, los consortes habían manifestado su deseo
de casarse sólo a la manera “americana”. La petición generó el rumor
entre la comunidad de que los futuros cónyuges estaban poseídos por
el diablo; por este motivo, dos días después se realizó el enlace bajo el
ritual molokano, y con ello dijeron haber expulsado al maligno.
Sin embargo, hubo algunos casos extremos de rebeldía ante las decisio-
nes de los padres en asuntos matrimoniales, de los que se ocupó la prensa
con cierto escándalo. En 1909, un diario de Los Ángeles informó de una
pareja de molokanes —él de 28 años de edad, trabajador de una granja;
ella, de 16, sin especificarse su oficio— que se hallaban gravemente heri-
dos luego de que ambos pactaran suicidarse, disgustados porque el padre
de la joven se oponía a que se casaran (Shoots girl and himself russian…,
1909). Por su parte, en 1912 un diario de San Francisco, California, publicó
el caso de una joven molokana de Los Ángeles que había huido de su casa.
La muchacha fue localizada en la casa de una mujer “americana” (es decir,
anglosajona), donde se había refugiado y de cuyo hijo ella estaba enamorada.
La joven declaró ante las autoridades que escapó de su casa porque su padre,
siguiendo las costumbres molokanas, la había vendido por $500 dólares a
67
Rogelio Everth Ruiz Ríos
17
Los contrayentes eran Earl Shubin y Jennie Potapoff, él probablemente hijo de Philip
Shubin, el líder principal de la comunidad e interlocutor entre la colonia molokana y
los agentes externos (First marriage american fashion solemnized, 1912).
68
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
18
Un comparativo histórico entre la población del estado de California y el entonces
Distrito Norte de la Baja California permite ver las abismales diferencias en número de
habitantes entre una y otra entidad, de acuerdo con los datos censales disponibles para
los siguientes años: 1900, Baja California: 7 583 hab., California: 1 485 053 hab.; 1910,
Baja California: 9 760 hab., California: 2 377 549 hab.; 1921, Baja California: 23 537
hab.; 1920, California: 3 426 861 hab.; 1930, Baja California: 48 327 hab., California: 5
677 251 hab.; 1940, Baja California: 78 907 hab., California: 6 907 387 hab.; 1950, Baja
California: 226 965 hab., California: 10 586 223 hab. (Censos generales de población
del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática [inegi] —para Baja Califor-
nia—; Forstall, 1995 —para California—).
Yaroslav J. Chyz y Joseph Slabey Roucek (1939, p. 650) mencionaron que antes de la
19
segunda guerra mundial 92% de los inmigrantes rusos en Estados Unidos era de origen
campesino, esto incluye a las comunidades sectarias como molokanes y dukobores.
69
Rogelio Everth Ruiz Ríos
caba hallar un refugio en los límites de un mundo cada día más peque-
ño del que intentaban escapar (Young, 1932, pp. 2-3). Young describió
este fenómeno como un deseo de “volver a la tierra”, algo que los
molokanes denominaban con el vocablo pakhod, curtido durante sus
constantes migraciones. Para Young, esta pretensión constituía parte
de la estructura social de los molokanes, en tanto que representaba
la posibilidad latente de construir el paraíso en este mundo (Young,
1932, pp. 252-253).
En opinión de Young, la práctica del pakhod trajo experiencias
nada gratas que generaron fenómenos inversos, puesto que más tarde
los hijos de los colonos que habían regresado a la tierra emigraron del
campo a la ciudad para vivir con sus parientes que permanecieron en
la urbe. Entre las razones por las que las nuevas generaciones dejaron
las comunidades agrícolas se cuenta el zafarse del control patriarcal
y de su bucólico estilo de vida, guiados por la necesidad de acceder
a otros medios de subsistencia en la ciudad. Young también obser-
vó que numerosas y variadas experiencias del pakhod fracasaron por
causas relacionadas con la condición inmigrante de los molokanes,
quienes fueron timados o hicieron contratos desventajosos para ellos
en bienes raíces, por su estatus migratorio en Estados Unidos, o bien
debido a otros problemas legales, pues sólo en raras ocasiones fueron
asesorados por expertos en la materia.
El éxodo molokano de Los Ángeles a zonas rurales era notorio
hacia 1912. Aunque la socióloga Lilian Sokoloff indicó que ese año al-
rededor de 2 000 miembros vivían en zonas rurales de la Unión Ame-
ricana —entre California, Nuevo México, Arizona, Utah, el estado de
Washington; además de Baja California, México— (Sokoloff, 1918,
p. 13), la cantidad parece exagerada, pues no hay mayores registros al
respecto. Es más prudente considerar que las comunidades moloka-
70
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
20
En una investigación arqueológica sobre la comunidad rusa de la colonia Guadalupe,
Therese Muranaka se basó en un conjunto de autores para plantear que la etnicidad
es un resultado inmediato de la emigración y que se fortalece en ella. Los principales
autores en los que basa su perspectiva son Shmuel Eisenstadt, Simon Charsley, Eme-
rick Francis, Milton Yinger, Frank Salamone, Raymond Firth y Frederik Barth. Mura-
naka indicó que estos tres últimos autores aportaron elementos para considerar que
la etnicidad, la aculturación y la asimilación eran un contínuum que no progresó en
una dirección, pero operó como una regla de cálculo en la que los miembros de un
grupo étnico tal vez se mueven hacia atrás o hacia adelante ostentando, negando o
cambiando a voluntad lo que ellos consideran apropiado para manifestar su etnicidad
(Muranaka, 1988, pp. 26-29).
71
Rogelio Everth Ruiz Ríos
72
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
21
La traducción es mía.
73
Rogelio Everth Ruiz Ríos
74
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
estar solos, pacíficos, que nadie los molestara, ellos trabajaban y vi-
vían así. Estar sosteniendo su cultura, su religión y todo eso, pero
con el tiempo que iba creciendo la juventud, pues empezaron a ver
cosas que era el futuro para ellos, el que llevaban, pues, no era futuro
para ellos, sino tenían que buscar otra manera de vida más diferente,
y esa fue la razón que empezaron a irse otra vez de aquí [de Guadalu-
pe] a Estados Unidos, y luego después de 1932, o el 31, empezaron a
casarse. Porque ellos [los jóvenes] no querían que se mezclara la raza,
ellos querían preservarla todavía, seguir, y como todo el tiempo esta-
ban bajo el mando del papá y de la mamá, ellos eran los jefes aunque
estuvieran casados [los jóvenes], ellos eran los jefes (G. Kachirisky,
comunicación personal, 13 de agosto de 1996).22
22
Entrevista a Gabriel Kachirisky Kotoff, Archivo de la Palabra del Instituto de Inves-
tigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California (en lo sucesivo ap
iih-uabc), PHO-E/1/1/(1).
Vale aclarar que el informante contrajo nupcias con una mexicana ajena al grupo
23
molokano.
75
Rogelio Everth Ruiz Ríos
Era una vida muy sujeta, porque yo recuerdo que mi papá decía que
ellos trabajaban para el abuelo, para el papá de ellos, y el abuelo, pues
él compraba comida, les compraba ropa y todo, estaban bajo el man-
do de él, aunque ya estaban casados, y no podían hacer nada sin él.
No había libertad, y ya después, como en mi caso, pues fue ya más
diferente, la vida más liviana para cada uno, y yo me salí de 13 años
de la casa, yo dije no, pues yo, para mí la vida es trabajar y vivir y a
ver que hay más pa’delante y ahí empecé a abrir el camino de mi vida,
76
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
77
Rogelio Everth Ruiz Ríos
78
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
24
Entrevista a Pedro Kachirisky Salticoff, ap iih-uabc PHO/E/12(1).
79
Rogelio Everth Ruiz Ríos
San Antonio de las Minas se sitúa a medio camino entre la colonia Guadalupe y En-
25
80
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
26
Entrevistas a María Agalsoff Saroken ap iih-uabc PHO-E/1/3(1) y Petra Pablov Samarin,
ap iih-uabc PHO-E/1/4(1).
27
La fuente de Pauline Young es Peter Alexander Speek (1921).
81
Rogelio Everth Ruiz Ríos
82
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
Andrés Pivovaroff hijo de Juan del mismo apellido, Ensenada, 1944, Archivo Judicial de
Ensenada (en lo sucesivo aje) en iih-uabc.
30
Véase en Gómez (1991, pp. 16-19) el testimonio de María Rudametkin Novikoff.
83
Rogelio Everth Ruiz Ríos
nas a Estados Unidos, lo que hizo difícil conseguir esposas rusas, y por
ese motivo desposaron mexicanas (P. Kachirisky, comunicación per-
sonal).31 Si querían mantener la práctica endogámica, los molokanes
en edad casadera tenían que trasladarse a Estados Unidos. Sin embar-
go, para las familias esto significaba el riesgo de perder mano de obra
en las actividades agropecuarias, ya que las jóvenes molokanas que
residían en Estados Unidos difícilmente estaban dispuestas a regresar
o mudarse a la colonia Guadalupe y otros asentamientos rurales.
En Los Ángeles, California, el matrimonio fuera del círculo mo-
lokano ocasionaba un cisma familiar, como lo plantea la siguiente his-
toria familiar recabada por Young:
31
Luego de visitar la localidad en diciembre de 1928, Schmieder percibió que la co-
lonia Guadalupe acusaba un notable descenso demográfico y dificultades económicas
(1928, p. 419).
La autora consideró que era un fenómeno vivido por los jóvenes molokanes en Los
32
84
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
rísticos de los grupos inmigrantes en transición de una cultura vieja a una más nueva.
Esto iba acorde con la apreciación de Young sobre los molokanes, a quienes veía como
una “secta primitiva” confrontada al dilema de desaparecer en el contexto de la so-
ciedad urbana moderna.
85
Rogelio Everth Ruiz Ríos
33
Juicio ordinario civil sobre divorcio promovido por Antonio Maldonado como tutor
de la menor Nadezda Popoff de Kozareff en contra de Joe Kozareff, Ensenada, 1942,
aje en iih-uabc.
86
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
Conclusión
87
Rogelio Everth Ruiz Ríos
88
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
89
Rogelio Everth Ruiz Ríos
Bibliografía
90
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
91
Rogelio Everth Ruiz Ríos
92
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
93
Rogelio Everth Ruiz Ríos
Russian wedding in Los Angeles colony. (1905, january 1th). Los Ange-
les Herald, Sunday Supplement. Recuperado de http://www.mo-
lokane.org/places/USA/.../1905_1_1_wedding.html.
Sahlins, M. (1987). Islands of history. Londres: Tavistock Publications
Ltd.
Samarin, I. G. (1928). Duk i zhizn [The spirit and the life]. Los Ángeles:
Spirit and Life Publications.
Schmieder, O. (1928). The russian colony of Guadalupe Valley. Lower
Californian Studies 14(II), 409-434.
Schmieder, O. (1929). The russian colony of Guadalupe Valley. En C.
O. Sauer (ed.), University of California Publications in Geography,
vol. 2 (pp. 409-434). Berkeley: University of California Press.
Recuperado de https://ia800505.us.archive.org/22/items/
universityofc02univ/universityofc02univ.pdf.
Scott, S. (2002, otoño-invierno). The pilgrims of russian-town seventy
years later. Old Order Notes, 26, 7-34. Recuperado de http://
www.molokane.org/Old_Order_Notes/Scott.html.
Shoots girl and himself russian sweethearts plan to die together.
(1909, april 26th). Los Angeles Herald. Recuperado de https//:es.
pinterest.com/pin/290411875947480488/.
Shubin, D. H. (2005). A history of russian christianity. Volume III: the synodal
era and the sectarians 1725 to 1894. New York: Algora Publishing.
Sokoloff, L. (1918). The russians in Los Angeles. Los Ángeles: University
of Southern California Press.
Speek, P. A. (1921). A stake in the land. Nueva York-Londres: Harper
and Brothers Publishing.
94
Cambio generacional y roles de género entre los rusos molokanes en un contexto binacional
95
Nación y racismo. Las comunidades
chinas en Baja California, 1929-1935
1
Investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma
de Baja California (iih-uabc). Correo electrónico: velazque@uabc.edu.mx. Pedro Espi-
noza Meléndez, estudiante del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México.
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
98
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
99
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
100
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
101
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
102
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
103
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
El escenario político
104
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
2
En 1932 fue nombrado gobernador por algunos meses Arturo M. Elías, aunque nunca
ejerció como tal. Los años siguientes también fueron inestables, pasando por la guber-
natura: Gildardo Magaña (1935-1936), Gabriel Gavira (1936) y Rafael Navarro Cortina
(1936-1937). La estabilidad política se logró en 1937 con Rodolfo Sánchez Taboada,
quien se mantuvo en el puesto de 1937 a 1944.
3
Bajo el lema “Por la patria y por la raza” aparecen las firmas del presidente del comité,
diputado Miguel A. Salazar, y del secretario, diputado Ing. Juan de Dios Bátiz. Los dirigen-
tes del comité fueron: presidente, Dip. Miguel A. Salazar; vicepresidente, Dip. Walterio
Pesqueira; secretario, Dip. José María Dávila, Dip. Ing. Juan de Dios Bátiz; tesorero, Dip.
Emiliano Corella M.; vocales Dip. Ing. Gregorio Díaz, Dip. Lic. Práxedis Balboa Jr., Dip.
Braulio Maldonado. Archivo General de la Nación, Fondo Gobernación, Sección Dirección
General de Investigaciones Políticas y Sociales (en adelante, agn-dgips), vol. 311, 12, 152.
4
El comunicado fue enviado el 11 de diciembre de 1931, firmado por Andrés Landa y
Piña, agn-dgips, vol. 311, 12, 152.
105
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
5
Las diferencias políticas entre los chinos nacionalistas seguidores de Sun Yan Sen en
México, organizados en el Kuo Ming Tang, quienes proponían un nacionalismo antiman-
chú más que antiimperialista, con el deseo de obtener apoyo externo e impulsar una
revolución republicana, y la logia Che Kung Tong, pro monarquista, que reunía a los
sectores más conservadores de la colonia china, algunas veces culminaron en enfren-
tamientos violentos, lo cual resultó perfecto para que el gobierno mexicano incremen-
tara el número de chinos que fueron expulsados del país, al aplicarles el artículo 33.
106
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
6
Aunque los gobiernos posrevolucionarios no contaron con un programa definido ni una
ideología unívoca, el nacionalismo ocupó un lugar central, entendido como descubri-
miento y creación de lo mexicano (Bokser, 2006, p. 379).
7
“El proyecto educativo promovió “lo mexicano” por medio de las imágenes de la
china poblana y el charro, entre otros símbolos; la xenofobia señaló al “chino” como
un ser sucio y denigrante. En los dos casos, instituciones del gobierno federal orques-
taron y apoyaron las políticas de educación y xenofobia, es decir, institucionalizaron
las acciones” (Alanís, 2010).
8
Entre 1930 y 1934, según cifras oficiales, más de 350 000 personas se desplazaron de
Estados Unidos a México (Alanís, 2010).
107
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
La circular
9
agn, Abelardo L. Rodríguez, exp. 533.21/20,1932-33, en Instituto de Investigaciones
Históricas-Universidad Autónoma de Baja California (en adelante, iih-uabc), [4.39]. Pos-
teriormente, en 1939, se apoya el traslado de algunas familias [30, 22 y 24]; a estas
últimas se les apoyó con 45 000 pesos, y se dedicarían a la agricultura en el valle de
Guadalupe. agn, Lázaro Cárdenas, exp. 503, 11/3, 1938, iih-uabc [8.33].
José Elías Castro; por la Cámara Agrícola, Manuel Roncal; por la Cámara de Comercio,
Manuel Santaella; por los campesinos, Isidro Lucero; por los obreros, Jesús A. Morales;
secretario de la junta, Raymundo Langrave. agn, Dirección General de Gobierno (en
adelante, dgg), [25.1], f. 8.
11
De acuerdo con los artículos 40 y 87 del reglamento que la presidencia de la junta
108
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
haría cumplir, en uso de las facultades que le otorgaban los artículos 89 y 112 del mis-
mo, o consignando la desobediencia a las autoridades judiciales por conducto del Mi-
nisterio Público. Circular fechada en Mexicali, 20 de julio de 1929, agn, dgg [25.1], f. 8.
109
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
quien con toda virilidad alentó a los allí reunidos para que afrontan-
do los peligros inherentes resolvieran por sí mismos sus problemas,
asegurando que él sería el primero en ofrecer su sangre gustoso, en
aras de tan sublime ideal […] los chinos son, en su mayor parte res-
petuosos de la ley pero cuando hay mexicanos que los soliviantan,
como ha sucedido aquí, pasan por sobre todo derecho. Hace algún
tiempo que, debido al apoyo que les presta la Cámara de Comercio,
se han insolentado desconociendo públicamente disposiciones de la
Junta Central y hasta mandatos constitucionales.14
13
Posteriormente, conforme se fue desarrollando el evento, resultó que el restaurante
San Diego Café era propiedad de Heraclio Ochoa, quien se entrevistó con los manifes-
tantes y les comunicó que aunque “desgraciadamente el local está rentado a chinos”,
él no tendría ningún problema en pasar su arrendamiento a los organizados. agn, dgg,
iih-uabc [25.1], f. 10.
14
agn, dgg, iih-uabc [25.1], f. 10.
15
agn, dgg, iih-uabc [25.1], f. 10. Mientras tanto, el agente número 4 fue enviado al puerto
de Manzanillo a investigar una denuncia sobre introducción furtiva y masiva de chinos al
país. El agente número 4 averiguó que la denuncia era falsa, que a los nuevos chinos hacía
tiempo no se les dejaba desembarcar por ningún dinero, y a los que regresaban encontra-
ban tantas dificultades para desembarcar, que llegaban a lo absurdo, tal era el caso que la
nueva ley les exigía exhibir mil pesos para ingresar al país. agn, dgips, vol. 58, exp. 1, f. 2.
110
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
agn, dgg, iih-uabc [26.1], f. 1. El oficio se firmó bajo el lema “Firma Sufragio Efectivo
16
No Reelección”, México, 10 de mayo 1930, firma por acuerdo del secretario. Comuni-
cado de Relaciones Exteriores al secretario de Gobernación. Posteriormente se trans-
cribió copia al gobernador del distrito, con fecha 21 de mayo de 1930. Firmó Eduardo
Vasconcelos, oficial mayor, por acuerdo del secretario.
17
agn, dgg, iih-uabc [26.1], f. 5.
111
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
18
Firmó Valentín Cuan Wah. agn, dgg, iih-uabc [26.2], f. 1.
112
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
septiembre de 1930, agn, dgg, iih-uabc [25.1], f. 13. En nota al pie, el secretario de Go-
bernación recomendó al oficial mayor que se hiciera del conocimiento del gobierno del
distrito. La nota fue fechada el 6 de septiembre de 1930. agn,dgg,iih-uabc [25.1], f. 13.
113
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
114
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
rrados sin que hubiera una orden por escrito ni causas justificadas.
Denunció que se trataba de imponer el ciento por ciento de trabaja-
dores de nacionalidad mexicana, sin tomar en cuenta que muchos de
los negocios clausurados eran sociedades legalmente constituidas en
las que sólo trabajaban los mismos socios, sin necesitar empleados de
ninguna categoría, sin dejar de considerar que su clausura en momen-
tos de crisis causaría daños irreparables.26
El presidente y secretario de la Asociación China de Mexicali, Tuey
Foo y Fernando J. Chee, respectivamente, se dirigieron al ejecutivo
federal para denunciar que se habían presentado documentos que de-
mostraban que los negocios funcionaban como sociedades coopera-
tivas que no contaban con empleados, y aun así en algunas trabajaban
personas de nacionalidad mexicana. Asimismo, consideraban la impo-
sición de las cuotas un ataque a sus garantías individuales consignadas
por la carta magna.27
Ante la queja, el 11 de marzo de 1931 —desde Mexicali—, Car-
los Trejo Lerdo de Tejada, gobernador del territorio,28 contestó que
en virtud de la aguda crisis por la que venían atravesando “los sin
trabajo”, había ordenado que en todos los negocios se diera empleo
preferentemente a los mexicanos. Sin embargo, “los asiáticos, aje-
nos a todo espíritu de cooperación”, se habían negado, por lo cual
ordenó el cierre de sus negocios. Pero con el paso de los días, todas
115
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
29
agn, dgg [26.4],f. 6.
Entre sus logros, Trejo Lerdo de Tejada manifestó que durante su año de gobierno
30
salieron más de 2 000 chinos de Mexicali. El número de asiáticos de este país registrado
en los censos de población durante este periodo manifiesta una disminución notable:
mientras en 1930 aparecen 2 982, en la siguiente década sólo se enlistan 618 en el
país (Quinto censo de población…, [s. f.], pp.11 y 31; Sexto censo de población 1940…,
[1947], pp. 15 y 23).
31
Sexto censo de población 1940… (1947), p. 12.
116
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
Por la causa del trabajador organizado, bajo el lema “Salud y revolución social”,
32
117
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
Partido Nacionalista Pro Raza. 2 de noviembre de 1932, agn, dgg [25.1], f. 34.
Firma “Por la Patria y por la Raza, Partido Nacionalista Pro Raza”, Jesús D. Astorga,
37
presidente, y Jesús Esquer, secretario, con copia para el Comité Directivo de la Campa-
ña Pro Raza, oficinas generales, pnr, México, D. F. agn, dgg [25.1], f. 38. Lo mencionado
hasta ahora resulta ser un documento escrito en tono ofensivo y denigrante contra los
chinos de Baja California. agn, dgg [25.1], fs. 36-41.
38
agn, dgg [25.1], f. 79. Carta enviada por Ramón de la Paz al ejecutivo federal,
118
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
El convenio
agn, dgg [25.1], f. 48. Oficio dirigido por la Secretaría de Relaciones Exteriores al
39
119
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
120
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
mercancía durante tres meses. 5) “También se acuerda que esas dos casas
citadas dispondrán de un plazo de 180 días, contados desde esta fecha,
para que sus apoderados, que no pasarán de tres personas por cada casa,
efectúen los cobros que tengan pendientes y ultimen sus demás asuntos
relacionados con su salida de la región”. 6) Adicional a la liquidación, de-
berán traspasar sus existencias y locales a ciudadanos mexicanos en un
plazo de un mes. 7) El comité vigilará dichas operaciones “a fin de que no
se viole el espíritu nacionalista y patriótico que anima a dicho Comité”. 8)
La organización nacionalista no actuaría contra las casas que cumplieran
los acuerdos, “y se reserva sus derechos para seguir su campaña adelante
contra aquellas casas que faltaron al cumplimiento de estos acuerdos, o
que se rehúsen a firmar los acuerdos tomados”.42
Ante los acontecimientos, el gobernador Agustín Olachea43 infor-
mó a Gobernación que “no era necesaria la intervención de las autori-
dades porque los nacionalistas habían actuado con cordura, y en unos
días estaría solucionado el incidente”.44 Sin embargo, desde Goberna-
ción se tenía otro punto de vista:
42
agn, dgg [25.1], fs. 92-93.
septiembre de 1935.
121
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
46
Firma Olachea, Mexicali, vía radio 22, 23 de febrero de 1934, agn, dgg [25.1], f. 66.
47
Olachea, 23 de febrero de 1934, agn, dgg [25.1], fs. 67-69.
48
agn, dgg [25.1], fs. 67-69.
122
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
La comisión
123
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
51
agn, dgg [25.1], f. 94.
124
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
52
agn, dgg [25.1], f. 95.
53
agn, dgg [25.1], f. 96.
125
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
Es absolutamente falso que casa Rafael Chan y Cía. y Yun Kui y Cía.
hayan sido lapidadas pues de las investigaciones que acabo de hacer
resulta que únicamente José Ma. Beltrán se dio de bofetadas con
otros individuos frente a la tienda Kui y Cía., sin lesionarse ni uno
ni otro […] a Enrique Golbaum le recogió López Uribe una película
fotográfica que había tomado de un grupo de individuos que estaba
observando la tienda ofreciendo pagársele, sufriendo un empellón
por un individuo a quien no conoce.57
126
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
cumplieran con las leyes gozarían de todas las garantías, ante lo cual
manifestaron que cumplirían con los requisitos que señalaba el Có-
digo Sanitario y el Reglamento de la Ciudad. Les aseguró también que en
cuanto cumplieran con esos requisitos podrían abrir sus estableci-
mientos, que ellos mismos habían cerrado en señal de protesta por
las hostilidades. Olachea consideraba que…
127
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
128
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
se les obliga a hacer una solicitud para una nueva apertura; que se
acompañe certificado de la delegación sanitaria sobre que el local res-
pectivo está higienizado; que se diga en aquella solicitud cuántos tra-
bajadores mexicanos van a ser ocupados; los nombres de ellos y que
el contrato de trabajo correspondiente sea previamente sancionado
por la delegación. Una vez llenado todo esto se fija como cuota por la
apertura o derecho de patente la escandalosa suma de 250 pesos sin
tener en cuenta la insignificancia del negocio que en muchos casos
no llega su capital a 200. Lo cual es poco si se tiene en cuenta la falta
de moralidad del delegado al tratar de molestar en forma más seria
a algunos de los comerciantes chinos. Es el caso que abusando de la
ignorancia y buena fe de algunos de ellos, lo ha hecho comparecer a
su presencia y después de levantar una acta en que hace constar que
fulana o sutana fueron sus trabajadores, les sugiere la conveniencia de
que la firmen o los obliga. Este proceder lleva por fin aconsejar, como
lo ha hecho con una mujer de apellido Peralta y otras personas, que
presenten ante la Junta de Conciliación su reclamación, tanto por falta
completa del salario, queriendo hacer aparecer que se les ha pagado un
peso diario, en lugar de tres, que es el mínimo en la región, como por
la indemnización consiguiente —tres meses de sueldo— en virtud de
que fueron despedidas por el patrón. Mayor descaro no puede existir.62
agn, dgg [25.1], carta enviada por José Malock, representante de la colonia china
62
129
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
secretario de Gobernación, por Ramón de la Paz, copia para el jefe del Trabajo, Ing.
Juan de Dios Bojórquez, agn, dgg [25.1], f. 121.
130
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
El informe
66
agn, dgg [25.1], f. 122.
Ángel Contreras, agente primero sustituto, México, D. F., 7 de mayo de 1934, envió
copia de la carta de Ramón de la Paz al jefe del Departamento de Salubridad Pública,
agn, dgg [25.1], fs. 122-123.
131
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
68
agn, dgg [25.1], f. 161.
Anexó copias de las comunicaciones giradas por el gobernador que les recomendaba
69
132
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
Anexó copias de las comunicaciones giradas por el gobernador, que les recomendaba
70
133
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
Indicadores económicos
73
agn, dgg [25.1], f. 138.
74
agn, dgg [25.1], fs. 138,139.
134
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
135
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
Las consecuencias
75
agn, dgg [25.1], f. 143.
76
agn, dgg [25.1], f. 144, informe fechado en México, D. F., el 30 de abril de 1934.
77
agn, dgg [25.1], f. 190.
136
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
78
México, D. F., 19 de mayo de 1934, agn, dgg [25.1], f. 128.
137
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
México, D. F., el 20 de junio de 1934, bajo el lema “Salud y revolución social”. Firma-
ron: secretario general Martín Torres, y secretario del Exterior Wenceslao Cuazitl; con
copia para la Confederación de Uniones y Sindicatos Obreros del Territorio Norte, en
Mexicali, B. C., el 29 de junio de 1934. El mensaje se transcribió al Departamento del
Trabajo, agn, dgg [25.1], f. 181.
81
agn, dgg [25.1], f. 188, México, 27 de julio de 1934, al secretario de Gobernación;
firma oficial mayor Enrique Jiménez D.
138
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
agn, dgg [25.1], f. 200; se incluyó una relación de los asistentes a la junta celebrada
82
agn, dgg [25.1], f. 199. Del Comité Antichinista en el Territorio Norte al presidente
83
139
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
18 de febrero, por acuerdo del secretario, se le suplica que trate el asunto de la Liga
Antichina de Ensenada. Firma Antonio E. Bannet, secretario general de Gobierno, agn,
dgg [25.1], f. 210.
agn, dgg [25.1], f. 214, Comité de la lnm en la municipalidad de Mexicali, Los Algo-
85
dones, colonia Wisteria, colonia Ahumadita, Pueblo Nuevo; Comité Municipal de la lnm
(Liga Nacionalista Mexicana) Tijuana; Comité Municipal de la lnm Ensenada, 11 de abril
de 1935, agn, dgg [25.1], f. 213.
86
agn, dgg [25.1], f. 213.
140
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
esta liga y sus miembros, no son ni han sido nunca enemigos del
actual gobierno, ni están inconformes con sus actuales mandatarios,
y todo lo que se haya pretendido decir a este respecto, no son más
que calumnias de gratuitos enemigos de esta agrupación […] no
estimamos que seamos enemigos del gobierno, cuando pedimos el
cumplimiento de las leyes que nos rigen, solicitando a la vez la depu-
ración de los elementos que sirven al público con algún empleo, sin
estar capacitados para su desempeño y con desprestigio del propio
gobierno. Y prueba de lo anterior es, que en días pasados el gobier-
no de este territorio hizo algunos movimientos de tropa sabiendo
nosotros que se decía que se esperaba un golpe o complot por parte
de elementos de esta liga uno de los cuales estuvo en cautiverio por
varios días, sin consignársele a autoridades competente, y a quien
se le investigó mucho sobre supuestos contrabandos de armas, mu-
niciones y complot, siendo esto obra de individuos perfectamente
descalificados y sin valor, que se encuentran cerca del gobernador.89
87
agn, dgg [25.1], f. 214.
88
agn, dgg [25.1], f. 215.
agn, dgg [25.1], Liga Nacionalista Mexicana del Territorio Norte de la Baja California,
89
Comité Directivo, Mexicali, 11 de abril de 1935, f. 216; se anexan 226 firmas, fs. 218-
225.
141
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
Reflexión final
Si bien el racismo en contra de los chinos formó parte del discurso del
Estado posrevolucionario, las condiciones de Baja California hicieron
tario general interino, P. V. Rodríguez, f. 232, acuerdo del secretario, acúsese recibo y
a su expediente, 5 de julio de 1935, dgg [25.1], 232 fs.
142
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
143
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
lencia. Esto podría explicar la acción directa contra los chinos, pues,
en gran medida, era resultado de la lentitud del gobierno federal para
dar respuesta a sus demandas.
El gobierno federal quedó atrapado entre su discurso y las con-
secuencias que tendría que enfrentar si la campaña contra los chinos
llegaba hasta sus últimas consecuencias. También se debe considerar
que el concepto nacionalista de la clase política local no coincidió con
el de los funcionarios federales, algunos de los cuales dejaban ver en su
correspondencia oficial que ni siquiera tenían claridad sobre la catego-
ría de Baja California, a la que algunos consideraban distrito y otros te-
rritorio. Desde la Ciudad de México, la Baja California era una entidad
lejana y extraña, mientras que los funcionarios locales la vivían; para
ellos era el espacio desde donde se trataba de construir la institución
nacional o institucionalmente nacionalizar la región.
De este modo, en el escenario político encontramos dos lecturas
diferentes sobre el mismo problema: lograr la consolidación del Esta-
do mexicano. Unos se proponían empezar por la expulsión de los chi-
nos para continuar con otros grupos —japoneses, negros, judíos—,
pues consideraban que de esta forma se solucionaría gran parte de los
problemas. Otros pensaban en fortalecer las instituciones, sus leyes y
reglamentos, y lograr la expulsión de los “asiáticos” por este medio.
Sin embargo, la posición de los grupos racistas, aunque en algunos
momentos contaron con el respaldo y la complicidad de autoridades
locales, sus discursos y arengas difícilmente iban más allá de la discri-
minación y la xenofobia.
La nación se construye desde diferentes espacios de poder y todos los
actores la entienden de forma diferente. En este caso, se debe considerar
que durante el periodo que se analiza en Baja California el concepto de na-
144
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
Archivos
145
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
Bibliografía
146
Nación y racismo. Las comunidades chinas en Baja California, 1929-1935
147
Catalina Velázquez Morales • Pedro Espinoza Meléndez
148
Identidades religiosas, música
evangélica y reconfiguración de la
1
Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma
de Baja California (iih-uabc). Correos electrónicos: rjaimesm@yahoo.com y rjaimes@
uabc.edu.mx. Iván Enrique Valtierra Angulo, estudiante de la Maestría en Historia en el
iih-uabc. Correos electrónicos: ivan.valtierra@uabc.edu.mx y navi_jazz@hotmail.com.
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
152
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
153
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
2
En enero de 1910, al cumplirse el centenario de la independencia, los editorialistas
de El Abogado Cristiano, el órgano oficial de difusión de la Iglesia Metodista Episco-
pal de México, se proponían dedicar semanalmente una editorial para proporcionar
apuntes históricos de la obra evangélica en un estado de la república. Pero no sólo
contemplaban a las iglesias y misiones metodistas, sino que consideraban a las otras
denominaciones como parte de esa labor de difusión y proselitismo.
154
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
3
Era usual que algún migrante o colportor (vendedor de biblias) recibiera alojamiento
y abrigo por parte de hermanos de otras denominaciones. O bien podía ocurrir que una
iglesia de alguna localidad prestara sus instalaciones o sus predicadores a otra congre-
gación de diferente denominación menos afortunada (R. de Contreras, comunicación
personal, 30 de abril de 2004).
4
Los metodistas tienen una estructura episcopal, que hace énfasis en la autoridad del
obispo y de las conferencias, mientras otros —como los congregacionales y bautistas—,
un ordenamiento congregacional, que enfatizaba la autoridad de la iglesia local. Los
presbiterianos y reformados tienen una organización presbiteriana, cuya autoridad re-
side en un órgano representativo llamado presbiterio, formado por ancianos (predica-
dores y gobernantes).
5
Las polémicas entre metodistas y bautistas eran frecuentes en los periódicos de am-
bas denominaciones (Notas y comentarios, 1910, 2 de junio, p. 338).
155
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Por lo tanto, puede decirse que durante buena parte del siglo
XX las identidades denominacionales predominaban por sobre la
supradenominacional. A pesar de eso, ambas tenían referentes com-
partidos, tales como: 1) un fuerte anticatolicismo y rechazo a las
imágenes, los santos y a la Virgen como mediadores entre Dios y los
creyentes (Notas y comentarios, 1910, 30 de junio, p. 403).6 2) Una
distinción tajante entre el “mundo” y el “pueblo de Dios” (La Iglesia
Metodista en Sonora y Sinaloa, 1910, 3 de febrero, pp. 69-70).7 3) El
énfasis en doctrinas generales clave, tales como la célebre fórmula
protestante “Sólo Cristo, sólo Biblia y sólo Gracia”, o la Trinidad.
Las identidades denominacionales enfatizaban doctrinas y rituales
particulares, como cierta modalidad de bautismo para los bautistas
o la predestinación para los presbiterianos, que dependiendo de la
situación podían ser más importantes que la identidad evangélica. 4)
Un acendrado nacionalismo de corte liberal, centrado en la figura de
Juárez y los héroes de la reforma liberal.8
El pentecostalismo de principios del siglo XX retomó las iden-
tidades particulares y generales del protestantismo, a pesar de que
las denominaciones del mainstream no lo aceptaron plenamente y lo
consideraron por mucho tiempo como una desviación peligrosa.
6
Las publicaciones periódicas denominacionales atacan constantemente al catolicis-
mo romano, comparándolo frecuentemente con la Babilonia apocalíptica y el oscuran-
tismo (Notas y comentarios, 1910, 30 de junio, p. 403).
7
Una de las principales marcas de legitimidad religiosa, al igual que de identidad,
es la distinción entre “hijos de Dios” como creyentes renacidos y por lo tanto ética y
moralmente superiores (santificados) y diferenciados del “mundo” profano y perdido,
ética y moralmente inferior y extraviado. En este sentido, se hacía mucho hincapié
en la santidad, la temperancia y el antialcoholismo (La Iglesia Metodista en Sonora y
Sinaloa, 1910, 3 de febrero, pp. 69-70).
8
A tal punto era central la figura de Benito Juárez, que se decía que era el único santo
permitido en el protestantismo.
156
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
9
Según autores como Bastian y Ramírez, el pentecostalismo mexicano se ha caracteri-
zado desde su formación —a principios del siglo XX— por estar constituido por sectores
sociales subalternos y marginales, especialmente comunidades indígenas y migrantes.
Si revisamos el perfil social de las disidencias religiosas en México, podemos observar
que los protestantes del siglo XIX hicieron sus primeros prosélitos entre ciertos ele-
mentos anticatólicos liberales y los recién formados sectores obreros de las grandes
ciudades y los nuevos centros urbanos del porfirismo (Bastian, 1983; Ruiz, 1992). En
este sentido, el pentecostalismo representó el ingreso del protestantismo a sectores
sociales anteriormente impermeables a la propaganda religiosa evangélica.
10
Finalmente, este proceso fue similar al que siguió cada una de las denominaciones
del mainstream, que finalmente fueron asumiéndose y siendo asumidas como “evangé-
licas”, en el caso latinoamericano. Pero en Estados Unidos los pentecostales no fueron
integrados, porque no había evangélicos en el sentido latinoamericano.
157
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Jean Pierre Bastian y Rubén Ruiz Guerra afirman que el interés de la ime por México
11
surgió por primera vez en 1836, pero no fue posible fundar una misión debido a cuatro
causas principales: 1) la división de la denominación entre metodistas norteños y sure-
158
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
Las Leyes de Reforma, promulgadas en 1859, en plena guerra contra los conservado-
12
res y la iglesia católica, separaba la Iglesia del Estado, secularizaba el registro civil, los
cementerios y la educación, prohibía manifestaciones públicas de prácticas religiosas,
suprimía órdenes y congregaciones religiosas, proclamaba la libertad de cultos (1860)
y declaraba rotas las relaciones con la Santa Sede (1862) (Bastian, 1994, pp. 91-99).
a los Estados Unidos. En la actualidad son las iglesias de tendencia más liberal y cuyos
159
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
160
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
hogares (García, 2013, p. 13; Téllez, 1995, pp. 17-20, 32). Lo anterior
permite afirmar que existieron con anterioridad grupos religiosos
disidentes mexicanos relativamente autónomos de las denominacio-
nes estadounidenses y, al mismo tiempo, algunos sectores del campo
religioso mexicano alejados de la órbita católica y predispuesta hacia
una oferta religiosa alternativa.16
Ante tal panorama, la ime no podía esperar una coyuntura más
favorable, y la aprovechó. El 25 de diciembre de 1872 se materializó
la llegada legal del metodismo a tierras mexicanas —sus predicado-
res ya habían incursionado en Texas desde antes de 1836 (Baquerio,
1990, p. 6)—: el obispo Gilbert Haven, enviado por la Sociedad Mi-
sionera de la ime, entró a la Ciudad de México, y en febrero del mis-
mo año se le unió como superintendente William Butler, quien había
trabajado como misionero en la India (Bastian, 1983, p. 55; Pérez,
1995, p. 73). Y desde la Ciudad de México comenzaron a extenderse
hacia Pachuca, Guanajuato, Veracruz y Puebla.17
En enero de 1873 arribó a la capital el obispo Otto Keener, envia-
do por la Iglesia Metodista Episcopal del Sur (imes), quien compró la
capilla del ex convento de San Andrés.18 Pronto comenzaron a funcio-
nar las iglesias, así como escuelas, hospitales, ligas de temperancia y los
de 1873, que acondicionaron para inaugurar en diciembre del mismo año el primer
templo metodista en México, el templo de la Santísima Trinidad, en la actual calle de
Gante (Bastian, 1983, pp. 71-72; 1989, p. 56).
Cuando Keener partió de México dejó a cargo al pastor Alejo Hernández, predicador
18
161
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Con base en los datos recabados por Bastian, de los censos de aquella época y de las
19
actas de las conferencias anuales de la iglesia metodista, en 1885 los metodistas re-
presentaban aproximadamente 3.71% de la incipiente población evangélica en México.
Para 1906, el porcentaje se había incrementado a 10.26%, y a 9.13% en 1910 (Bastian,
1983, p. 73).
162
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
20
En las escuelas metodistas los alumnos recibían educación cívica y religiosa y se
les motivaba a propagar las enseñanzas entre amigos y familiares, tanto el culto a los
héroes patrios (liberales) como al credo evangélico. El sistema de escuelas daba al me-
todismo presencia social y un medio de proselitismo. Sin embargo, a pesar de la gran
cantidad de alumnos que pasaban por sus aulas en 1918, el obispo Butler se preguntaba
por qué tan pocos se mantenían en el metodismo (Ruiz, 1992, pp. 68, 89).
21
Aunque por este acuerdo la iglesia católica aceptó la autoridad gubernamental sobre
los asuntos temporales, en la práctica se le permitió cierta libertad de acción en el
sector educativo, desde el cual comenzó a tejer una nueva relación con sectores so-
ciales empresariales y políticos. Incluso se le permitieron campañas contra las iglesias
evangélicas en defensa de la fe.
163
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Pero hay una etapa de crecimiento entre 1940 y 1968 (Baqueiro, 1990, pp. 41, 44,
22
164
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
Una de las críticas dirigidas por los bautistas a la ime era su extremado ritualismo
23
durante el ceremonial, que les hacía semejantes a los católicos (Notas y comentarios,
1910, 2 de junio, p. 338).
165
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
166
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
27
Entrevista a la señora E. Echegaray de González, realizada el 14 de julio de 2005.
Uno de estos líderes indiscutiblemente era el doctor Abel Mellado, que a pesar de
28
una intensa práctica profesional se mantenía muy activo en las labores de la iglesia.
De hecho, Mellado combinaba ambas, pues muchos de los nuevos creyentes tenían
una relación de índole profesional con él, ya fueran colegas médicos o pacientes que
podían costear la consulta y el tratamiento en la clínica Oasis. Entrevista a A. Mellado,
realizada el 16 de abril de 2005.
29
Como mencionamos, un templo es esencial para la institucionalización y el cre-
cimiento de una congregación. En el deambular de un local a otro, es posible que
algunas personas del grupo dejen de asistir, ya sea para ir a otra iglesia con un
templo funcional, o porque se mudan a un rumbo al cual les resulta más difícil
transportarse. Esto puede impedir un crecimiento sostenido (plática informal con
167
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
168
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
Uno de ellos era el pastor principal de San Pablo, Abel Mellado, que para esas fechas
31
169
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
que cumplía una década en el Seminario Fuller en California, donde enseñaba el Dr.
Peter Wagner, y que se extendía rápidamente, principalmente bajo la forma de best
seller de la literatura cristiana en expansión (A. Mellado, comunicación personal, 16
de abril de 2005).
32
Entrevista realizada por Ramiro Jaimes.
33
El pastor Rivera estaba a cargo de la iglesia La Trinidad en la ciudad de Chihuahua.
Había llegado a conocer el movimiento de renovación carismática que recorrió la igle-
sia metodista en 1973, el cual inició en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en la iglesia pas-
toreada por Pedro García Carlos. Entre 1973 y 1978 muchas de las iglesias metodistas
en las conferencias del norte habían experimentado la renovación carismática o la
“experiencia pentecostés” (R. P. Rivera, comunicación personal, 23 de mayo de 2014;
Rivera, 1993, p. 68).
170
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
171
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
34
Es interesante destacar que Daniel de la Cruz había sido añadido recientemente a
la Conferencia Anual Fronteriza, pero no era ningún novato en el metodismo ni en la
región. En primer término, había trabajado por algún tiempo para la Conferencia del
Centro, de donde era originario, y donde la renovación aparentemente no había pro-
vocado un impacto tan hondo. En cuanto a su trabajo en Baja California, Bethel era
su segunda asignación, pues por lo menos había pastoreado en El Divino Redentor de
Mexicali antes de ser transferido a Tijuana (Baqueiro, 1990, p. 58; I. Lozano Casavan-
tes, comunicación personal, 3 de abril de 2004).
Una estaba dirigida por el Dr. Peña, quien inició una iglesia en la colonia 20 de
35
Noviembre, que para el momento de la entrevista tenía cerca de 700 miembros (A.
Mellado, comunicación personal, 16 de abril de 2005).
ciación de iglesias cristianas que fue fundada en 1948 en Ámsterdam, con representan-
tes de 147 iglesias y denominaciones (Consejo Mundial de Iglesias, 2006).
172
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
Estas fueron las razones esgrimidas en la polémica que se suscitó, según la mayoría
37
de los testigos presenciales de ambos bandos que fue posible entrevistar: obispo Jaime
Vázquez, en Tijuana, B. C. (23 de febrero de 2004), Rosa María Méndez (24 de marzo
de 2004), Amelia (20 de abril de 2004); Rita de Contreras (30 de abril de 2004), Abel
Mellado (16 de abril de 2005), Daniel de la Cruz (12 de enero de 2016).
38
Entrevistas a Abel Mellado (16 de abril de 2005); Iván Lozano Vázquez, Samuel Carri-
llo (s. f.); Rosa María Méndez (24 de marzo de 2004); Rita de Contreras (30 de abril de
2004), y Ernesto Contreras (28 de abril de 2004).
173
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Ernesto Mellado había completado los estudios denominacionales como pastor du-
39
Entrevistas a Simeón Ángel de Anda García (20 de julio de 2005); Abel Mellado (16 de
40
174
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
La himnología metodista
175
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
41
Libros que compilaban los himnos.
176
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
Por eso la ortodoxia no es adoptada tal cual por el individuo, sino que es adaptada
42
177
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
178
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
El uso de estas bancas largas es muy tradicional en las iglesias cristianas (católicas,
43
tónoma de Baja California (ad iih-uabc), Fondo: Archivo General de la Nación (agn)-Direc-
ción General de Gobierno, Exp: [23.54], f. 7.
179
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Whitefield durante el primer Gran Despertar, en 1752. Aunque su intención era mo-
farse de los asistentes, las palabras del predicador causaron una honda impresión
en él (Historias de Himnos, s. f.).
46
La traducción del himno al español fue realizada por Thomas Westrup, misionero
inglés que se convirtió en bautista en México —en 1863— y fue agente de la Socie-
dad Bíblica Americana. En 1875 comenzó su labor como compositor de himnos y
180
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
181
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Sin duda uno de los primeros retos para los himnos denominaciona-
les provino de los pentecostales. Estos comenzaron a producir himnos
y cantos con ritmos vernáculos, con letras menos elaboradas. Además,
introdujeron nuevos instrumentos, como la guitarra y el pandero.47 Es-
tas sencillas piezas musicales fueron convirtiéndose en coritos, los cuales
—con una estructura similar a la de los himnos, aunque menos solem-
nes y extensos— eran bastante fáciles de recordar. Con el tiempo los
coritos fueron ganando aceptación entre las denominaciones evangélicas
e incluso entre católicos, mucho antes de que se generalizaran prácti-
cas pentecostales como la glosolalia, que inicialmente fueron rechazadas
por aquellas.48 Un excelente ejemplo de este rompimiento musical pen-
tecostal ocurrió en las denominaciones mexicana y mexicana-estadouni-
dense de la región fronteriza entre México y Estados Unidos, la Iglesia
y la Asamblea Apostólicas de la Fe en Cristo Jesús, con músicos como
Marcial de la Cruz (Ramírez, 2015, pp. 1-2, 33).
Sin embargo, la revolución de la alabanza, que en el caso del me-
todismo tijuanense llegó asociada al movimiento carismático y al con-
47
Inicialmente, la incorporación de instrumentos en el culto generó marcadas dife-
rencias, incluso entre los pentecostales estadounidenses a inicios del siglo XX. Algunos
los consideraban un lujo y otros hasta elementos mundanos. Iglesias como la St. Luke
Church of God in Christ, ubicada en Misisipi, instalaron en poco tiempo un piano para
acompañar los servicios dominicales y, posteriormente, otros instrumentos, como el
saxofón y la batería. Sin embargo, al menos en este caso particular, la introducción de
la guitarra en el culto enfrentó una fuerte oposición por parte de algunos miembros
conservadores, y fue acompañada de una experiencia cismática en la congregación del
pastor Elder Hill en los años cuarenta (Hernández, 2011, pp. 39-40).
48
Para las décadas de 1970 y 1980 las denominaciones bautistas permitieron los co-
ritos para la liturgia de grupos infantiles y juveniles, e incluso para algunos servicios
de carácter menos formal, como las reuniones entre semana o los días de campo; es
decir, actividades en las que no era posible llevar un piano o que resultaba más pro-
vechoso utilizar cantos menos solemnes. De hecho, se usaron coritarios (publicaciones
con coritos), que coexistieron mucho tiempo con los himnarios (J. Velásquez Rossiki
—congregante de la ibc—, comunicación personal, 6 de agosto de 2003).
182
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
49
Según el cronista Samuel López, aparentemente partidario de la tradición, una de
las particularidades de la iafcj en Baja California es que hasta ese tiempo la mujer
había sabido guardar su lugar en el culto apostólico, o el hombre no había cedido la
iniciativa y liderazgo como en otras partes del país (López, 1999, p. 111).
Samuel López consigna que durante la campaña electoral de 1989 las iglesias evan-
50
gélicas de Tijuana, de la que San Pablo era una de las principales promotoras, orga-
nizaron un evento musical en apoyo a la abanderada priista a la gubernatura de Baja
California, Margarita Ortega Villa, en la Casa de la Juventud, el cual contó con la parti-
cipación del Coro Juvenil de la pit. Dicha acción motivó el desacuerdo del cuerpo minis-
terial. Al igual que las denominaciones protestantes, la iafcj asumía una postura neutral
en lo político, dejando a sus miembros la libertad de participar a título individual.
183
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
(2014), los jóvenes pentecostales son considerados inexpertos en la fe. Esta percep-
ción generalmente cambia hasta el matrimonio.
Hybels comenzó lo que sería la megaiglesia Willow Creek, Chicago, en 1975, y Wim-
52
184
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
Fue tal el éxito y el alcance de este álbum que Marcos Witt fundó CanZion Pro-
53
185
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
Fue una bomba atómica, explotó de una forma tremenda y produjo el resultado que
yo estaba queriendo: traer a los jóvenes de la banca de atrás a la banca del frente
y que disfrutaran de la música. ¡Y no sólo hicieron eso! La bailaron, la brincaron,
la encarnaron, la gozaron tremendamente” (citado en Navas, 2009, 6 de agosto).
Una de las razones por las que Jason Morris ya no siguió como músico evangelista
56
En palabras de Marcos Witt, con su segundo disco consiguió que los jóvenes pasaran
57
186
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
187
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
59
Cantos de este tipo logran atravesar ocasionalmente incluso las fronteras identita-
rias entre católicos y protestantes. Un claro ejemplo de ello es el canto Te amo, in-
terpretado por Juan Carlos Alvarado. En un folleto del XIV Encuentro de la Renovación
Católica en el Espíritu Santo, realizado en Tijuana en 1993, encontramos entre la lista
de cantos precisamente la composición musical que aparece en el álbum Glorifícate de
Alvarado. Llama la atención la rapidez con la que se incorporaban los cantos del mo-
mento en la comunidad católica carismática de la Diócesis de Tijuana pues este álbum
fue lanzado precisamente en 1993. Alvarado fue líder de alabanza de una iglesia cris-
tiana fundada en Guatemala durante los años ochenta, Palabra en Acción. Comenzó a
trabajar como copastor al lado del pastor Wes Spencer a la edad de 20 años. Fue autor
innegable de numerosas alabanzas cristianas de gran éxito (Navas, 2009, 6 de octubre).
188
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
189
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
190
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
Bibliografía
191
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
192
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
193
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
194
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
195
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
196
Identidades religiosas, música evangélica y reconfiguración de la memoria en Baja California
197
Ramiro Jaimes Martínez • Iván Enrique Valtierra Angulo
198
Ríos internacionales, nación y
presentismo
Ante el reto que significa la demanda de agua para usos urbanos, agrí-
colas, recreativos, producción de energía eléctrica, así como todo lo
relacionado con el ambiente, los ríos internacionales son un tema a de-
bate que, en las últimas décadas, se ha tornado cada vez más frecuente.
Los problemas derivados de la coordinación que debe existir
para satisfacer los diferentes usos ha generado la construcción de
corpus legales que son resultado de un conjunto de enfrentamien-
tos y arreglos entre los diferentes actores involucrados. Sin embar-
go, los conceptos legales y los referentes al ambiente se modifican.
Lo que para una generación resultó lógico y congruente, para otra
son un conjunto de errores u olvidos que se deben subsanar. En
este sentido, por ejemplo, los problemas y conflictos que se enfren-
taron a principios del siglo XX tenían una dimensión, y lo que se
considera como problema a principios del XXI tiene otra forma de
observarse o simplemente es ignorado. A pesar de ello, lo común
1
Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma
de Baja California (iih-uabc). Correo electrónico: samaniego@uabc.edu.mx.
Marco Antonio Samaniego López
202
Ríos internacionales, nación y presentismo
2
Un ejemplo, entre otros, es Carmen Maganda (2012).
3
La Ley del Río es un conjunto de reglamentaciones que se ha elaborado como efecto
de los enfrentamientos legales entre Arizona y California, que se iniciaron en la déca-
da de 1930. El Departamento del Interior es el encargado de su cumplimiento. Cabe
mencionar que a pesar de que involucra a dichos estados, las decisiones que se toman
afectan al conjunto de la cuenca, incluido México.
203
Marco Antonio Samaniego López
entre México y Estados Unidos. Los tratados de 1906 y 1944, trabajo que
busca explicar la relación pasado-presente-futuro en torno a los ríos
internacionales, considerando el contexto existente a fines del siglo
XIX y principios del XXI, con la pretensión de definir acciones en el
presente para corregir el futuro de la cuenca. Sin embargo, los ríos,
a pesar de conservar su nombre y pasar por cauces semejantes, dada
su naturaleza de modificar su curso, no son los mismos, toda vez que
la intervención del hombre implica cambios en su condición y con-
cepción a futuro: los usos sociales los han transformado, así que la
discusión es cómo serán en los siguientes años; por ejemplo, el río
Bravo no era el mismo en 1896, que en 1920 o 1970, de modo que las
expectativas sobre cualquier intervención no garantizan el futuro de
quienes logran imponer su criterio.
Hacer referencia al término presentismo tiene la connotación que
François Hartog otorga al concepto regímenes de historicidad, es decir, la
expresión de un orden dominante del tiempo que se entreteje a partir
de diferentes regímenes de temporalidad. Dicho de otra forma: una
manera de traducir y organizar las experiencias del tiempo y darles
sentido. Por ello, el presentismo “canibalizador” presupone que todo
se debe regir por su experiencia, y en ese marco de referencia se ob-
serva el pasado con el ánimo de explicarlo en función del momento de
escritura (Hartog, 2007, p. 17).
Los problemas del presente provienen de todos los tiempos; de no
resolverse, la generación presente los intentará solventar con los avances
científicos actuales. Y por lo general se ignoran los retos y posibilidades
que se tuvieron en otro momento. La paradoja es que para cualquier
presente al que nos refiramos, otros especialistas, después, observarán
carencias metodológicas o de procedimientos en la forma en que se
tomaron las decisiones en ese otro presente, que para ellos es pasado.
204
Ríos internacionales, nación y presentismo
205
Marco Antonio Samaniego López
206
Ríos internacionales, nación y presentismo
207
Marco Antonio Samaniego López
208
Ríos internacionales, nación y presentismo
4
Consideramos oportuno mencionar que existen tesis sobre cada una de las corrientes
por separado, pero muy pocas visiones de conjunto.
209
Marco Antonio Samaniego López
Con su libro The dividing waters: Mexican-American controversies over the waters
of the Colorado River and the Rio Grande, 1880-1960, Norris Cecil Hundley,
Jr. (fallecido en 2013) ofrece la única obra de índole historiográfica que
se ha escrito en Estados Unidos sobre el tema, puesto que busca explicar
las negociaciones entre los dos países (acerca de los ríos, la producción
es abundante). Remarcamos esto porque los otros autores que analizan
cuestiones sobre los ríos Colorado o Bravo no abordan su relación, que
para nosotros resulta indispensable, puesto que es la única manera de
explicar el proceso de construcción de los tratados de 1906 y 1944. Y es
que si bien localizamos algunas tesis de maestría o doctorado relativas al
tema en instituciones estadounidenses, sólo estudian alguno de los dos
ríos por separado, como si la relación fuera un asunto secundario.
Es importante indicar que Norris Cecil Hundley, Jr. dedicó muchos
años de su vida a la investigación relacionada con el agua en el oeste de
Estados Unidos. Otros de sus libros son Water and the west. The Colorado
River compact and the politics of water in the American west (1975) y The great thirst.
Californians and water, 1770’s-1990’s (1992), además de numerosos artículos
en los que aborda el tema del agua y la sociedad del oeste estadounidense,
en especial el estado de California. En resumen, Hundley es, en muchos
sentidos, un autor indispensable para analizar tópicos sobre el control,
distribución y administración del recurso. Asimismo, abordó la relación
entre los problemas generados por las corrientes superficiales y los movi-
mientos conservacionistas y ambientalistas de años recientes.
A partir de la lectura hecha al trabajo de Hundley, proponemos que
su libro The dividing waters, más que ser una versión estadounidense, es
una perspectiva californiana, enmarcada en el presentismo, dados los
conflictos que se vivieron en el contexto de producción de la obra. Pu-
210
Ríos internacionales, nación y presentismo
211
Marco Antonio Samaniego López
212
Ríos internacionales, nación y presentismo
213
Marco Antonio Samaniego López
Dos son los autores que pretendo destacar en este apartado del trabajo:
Charles Timm y Ernesto Enríquez Coyro. Ambos estuvieron relaciona-
dos con las negociaciones del tratado de 1944. El primero publicó su obra
en 1941, cuando las negociaciones, amenazas y supuestos eran parte de
la incertidumbre sobre cómo se iba a solucionar el problema. El segundo
encabezó las negociaciones de México y escribió su extensa obra en varios
momentos. Al parecer, una parte fue escrita en la década de 1940, pero su
conclusión y publicación fue en la década de 1970, asociada a la discusión
sobre las aguas salobres de Wellton-Mohawk, que fue conocida interna-
cionalmente como la “salinidad del río Colorado” (Rabasa, 1969, 1975).
Si bien ninguno de ellos ejerció la historia como profesión, sus
textos son una muestra de presentismo, es decir, plantean las prue-
bas que llevan a la conclusión que se desea en ese momento, como
5
En estas minutas de la Comisión Internacional de Límites y Aguas se establecen
acuerdos temporales en relación directa con el tema del cambio climático. La minuta
318 fue firmada en 2010, y la 319 en 2012.
214
Ríos internacionales, nación y presentismo
215
Marco Antonio Samaniego López
216
Ríos internacionales, nación y presentismo
217
Marco Antonio Samaniego López
6
Planteamos tocado porque es frecuente que en los análisis entre ambientalistas, abo-
218
Ríos internacionales, nación y presentismo
1925 sobre el uso del agua en el alto Bravo. Cabe mencionar que
la acción tomada el 5 de diciembre de 1896 por el secretario del
Interior, Richard Olney, se dio en medio de intensas polémicas, y
consistió en ordenar la suspensión de solicitudes para adquirir de-
rechos de agua en el río Bravo, en el territorio de Nuevo México y
en el estado de Colorado.7
En general, se ignora esta disposición —vigente hasta 1925—
para centrarse en la opinión Harmon, a pesar de que el embar-
go fue una medida importante para todo el oeste estadounidense,
dado que motivó varias discusiones sobre la soberanía estatal y
la injerencia del gobierno federal. Una de estas discusiones es la
referente a las negociaciones entre los estados de la cuenca del río
Colorado, que desde 1911 no querían que la futura distribución de
derechos de la corriente se analizara bajo la intervención federal
(Tyler, 1996, pp. 36-53).
En cambio, prácticamente todos los autores, tanto estadou-
nidenses como mexicanos, le dan mucho peso a la opinión del
abogado general de Estados Unidos, Judson Harmon, y hablan de
la llamada “doctrina Harmon”. Incluso a nivel internacional se le
considera “doctrina”, sin siquiera analizar, aunque sea de manera
superficial, el documento ni su contexto de emisión.8
219
Marco Antonio Samaniego López
220
Ríos internacionales, nación y presentismo
9
Un autor que analiza desde la perspectiva legal la opinión Harmon es Stephen McCa-
ffrey, quien, por otra parte, no toma en cuenta el embargo. Este autor coincide en que
la opinión en cuestión no fue la política de Estados Unidos (McCaffrey, 2006).
221
Marco Antonio Samaniego López
222
Ríos internacionales, nación y presentismo
223
Marco Antonio Samaniego López
gumentos, que tienen prácticamente un siglo. Un documento oficial que señala estos
errores es El Tratado de Aguas Internacionales (Secretaría de Relaciones Exteriores,
1944, pp. 33-34).
224
Ríos internacionales, nación y presentismo
225
Marco Antonio Samaniego López
226
Ríos internacionales, nación y presentismo
11
Para detalles, puede verse Samaniego (2008, 2012).
227
Marco Antonio Samaniego López
El sitio era conocido como Boulder, pero la intervención decidida del gobernador y
12
228
Ríos internacionales, nación y presentismo
229
Marco Antonio Samaniego López
13
Entre los opositores puede verse Gleaser (1946).
230
Ríos internacionales, nación y presentismo
231
Marco Antonio Samaniego López
14
National Archives Denver (nad), Record Group (rg) 115 (2 de febrero de 1927), entry
232
Ríos internacionales, nación y presentismo
7, caja 489, exp. 477 301. Al realizarse los proyectos hubo intervención del Departa-
mento del Interior, que no consideraba oportuno la asesoría al gobierno de México.
Ver nad, rg 115, entry 7, Hubert Work, secretario del Interior a Charles H. Hughes,
secretario de Estado.
233
Marco Antonio Samaniego López
Cecil Hundley, Jr. o Richard Martin, que señalan el “error” del gobierno
de Estados Unidos de negociar las dos corrientes en conjunto y no cada
una por separado, como era la pretensión californiana (Rogers, 1964).
Se habrá notado que titulamos este apartado “Presentismo en los ríos: el
agua, los sedimentos y el ambiente”. Esta diferenciación tiene la pretensión
de indicar que un río no es sólo agua, sino también un asunto de sedimen-
tos, de distancia recorrida, de espacios que se modifican ante el uso. Y en
el discurso contemporáneo, más interesado en la relación con el ambiente,
los conceptos y las tendencias son motivo de numerosas discusiones en las
últimas décadas. En términos historiográficos, consideramos oportuna la di-
ferenciación, dado que un río es muchas cosas, entre las que destaca el agua.
Si a finales del siglo XIX el temor de lo que pasaría cuando faltara
agua motivó las acciones de numerosos actores colectivos en los dos
países, a principios del XXI la preocupación sigue siendo la misma,
aunado al discurso sobre el cambio climático y el crecimiento pobla-
cional, en una zona en constante aumento en el último siglo.
Las acciones de las primeras décadas del siglo fueron controlar los
ríos, es decir, el agua y los sedimentos, que en las corrientes interna-
cionales fueron de suma relevancia. Como apuntamos, el Colorado
acarreaba tanto material aluvial que todos los años modificaba la co-
rriente en la sección mexicana del bajo delta, y generaba inundaciones
que sólo lograron modificarse con la presa Hoover en 1935, es decir, a
500 kilómetros de distancia, en territorio estadounidense y con recur-
sos del Bureau of Reclamation.
Es sencillo culpar al imperialismo de todos los males de México, pero
en lo referente a los ríos (es decir, agua, sedimentos y ambiente), la relación
es intensa y directa. Las implicaciones tienen efectos inmediatos y la falta
de acuerdos es frecuente. Por ello, en Ríos internacionales insistimos en la
234
Ríos internacionales, nación y presentismo
235
Marco Antonio Samaniego López
236
Ríos internacionales, nación y presentismo
Para concluir
237
Marco Antonio Samaniego López
238
Ríos internacionales, nación y presentismo
Bibliografía
239
Marco Antonio Samaniego López
240
Ríos internacionales, nación y presentismo
241
Marco Antonio Samaniego López
242
Ríos internacionales, nación y presentismo
243
Marco Antonio Samaniego López
244
Ríos internacionales, nación y presentismo
245