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El mundo moderno y globalizado se encuentra en “desorden” dice Bauman, y lo que sucede es que
nos encontramos ante la añoranza de la posesión del control. Estamos ante una virtual “extinción”
de los estados nacionales. Según su exposición, este mundo desordenado está padeciendo la caída
de la política de bloques que antes daba cierto marco de referencia. El mundo dividido de la Guerra
Fría daba la sensación de totalidad, ordenaba el pensamiento y hacía que las naciones supieran hacia
que lugar orientarse. Una vez superado el Cisma, el mundo se ha vuelto un lugar disperso. Lo que
sucede ahora es que nadie controla ese mundo, dice el autor, y tampoco no hay nadie que se atreva a
tomar el estandarte para dirigir al resto.
La economía, dice Bauman, se define como el “área de lo no político”. El resto de las actividades se
presentan abiertas a la intervención del Estado, pero la economía parece tener una lógica propia que
ejerce un poder coercitivo sobre aquel ya que difícilmente pueda resistir más que unos días las
presiones especulativas de los mercados en la medida que sus reservas bancarias son exiguas.
“Nuestra hipótesis básica es que la soberanía ha tomado una nueva forma, compuesta por una serie
de organismos nacionales y supranacionales unidos bajo una única lógica de mando. Esta nueva
forma global de soberanía es lo que llamamos Imperio”. (Hardt, Negri, 2000, p.2)
La idea de “imperio” que nos traen los autores, no implica necesariamente “imperialismo”. Esto se
debe a que el imperialismo en su forma clásica se creó a partir de la afirmación de la soberanía de
los estados europeos que se lanzaron a la conquista del mundo, y por lo tanto sus imperios fueron
extensiones de sus propias metrópolis. En cambio, el imperio del que aquí se habla es más
abstracto, y se basa en el principio contrario, que es el resquebrajamiento de la soberanía de los
estados-nación. Su aparato está descentralizado y deterritorializado. Tiene fronteras abiertas y
expansivas. Sus identidades son híbridas y sus jerarquías flexibles. Existen quienes alegan que los
EE.UU son quienes han tomado las riendas del imperialismo perdido por las potencias europeas
decimonónicas. Se plantea que si el siglo XIX fue europeo, el XX fue americano. Sin embargo, el
nuevo proceso imperial no tiene que ver con la proyección de la soberanía de un estado-nación
dicen los autores.
Capítulo 1
El Imperio existe por el simple hecho de que hay un orden mundial, el cual se expresa mediante una
formación jurídica. Pero hay que hacer dos puntualizaciones: primero, este orden no surge
espontáneamente, no es neutral ni natural. Segundo, no es producto de una teoría de la conspiración
de la globalzación impulsado por un solo poder. Tiene varios centros neurálgicos.