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Anteproyecto de
Investigación
Alumno:
Carlos Vera Valdés
Profesor:
José Ventura Rojas
Fecha: 22/06/2019
Planteamiento del problema
Esta empresa a diferencia a otras creadas por el Estado instaló sus plantas en
provincias del país con una población rural importante, lo que conlleva una serie de
problemas debido a que los habitantes de estas ciudades y los nuevos migrantes
de zonas rurales no tenían experiencia desempeñando funciones como obreros, por
tal motivo los empresarios debían transformar a sus empleados de campesinos a
obreros.
Para determinar cómo la empresa se relaciona con sus nuevos obreros se estudiará
de forma particular el caso de la planta de Linares desde su creación en 1959 hasta
el año de la privatización de la empresa en 1988.
Se identificarán todos los beneficios entregados por la empresa durante esos años
a sus obreros, la publicidad en los diarios locales, la creación de clubes deportivos,
para evaluar si intencionalmente buscaron generar pertenencia a la empresa.
Justificación
Para realizar el estudio se trabajarán fuentes que den cuenta del período
fundacional de la empresa en Linares, como la revista Linares o el período local el
Heraldo de Linares, los datos encontrados en las fuentes anteriormente
mencionadas se triangularán con diferentes entrevistas semiestructuradas que se
aplicaran a obreros que desempeñaron funciones entre 1959-1988 y con datos
censales de la provincia y la ciudad en el periodo histórico anterior.
C) Periodización
Objetivo general:
Analizar la relación que estableció la empresa Iansa de Linares con sus obreros.
Objetivos específicos:
Identificar los beneficios que entregó la empresa Iansa a sus obreros en el período
indicado.
La planta IANSA de Linares desde 1959 a 1988 establecería relaciones con sus
trabajadores basadas en la entrega de beneficios y la construcción de una moral,
lo que podría ser considerado paternalismo industrial.
Metodología
Se utilizará análisis de discurso para trabajar tres fuentes escritas del período, el
periódico el Heraldo de Linares, el periódico la Mañana de Talca y la revista Linares
de Sociedad Linarense de Historia y Geografía, se podrá especial atención en los
artículos que relaten sobre la creación de la planta de Linares, la entrega de
beneficios sociales a los obreros y las posibles huelgas.
El paternalismo industrial en nuestro país estuvo presente desde los primeros años
del siglo XIX, con la Refinería de Azúcar de Viña del Mar, que centro sus esfuerzos
en la creación de barrios para sus obreros, para afianzar la relación con la empresa
y evitar futuros enfrentamientos, “El modelo entregó a los administradores una
herramienta eficaz de control sobre los trabajadores. Por ejemplo, contar con una
población al interior de la fábrica permitió conocer y sancionar en forma rápida
cualquier indisciplina. Por otro lado, la sola posibilidad de perder algunos de los
beneficios ofrecidos por la compañía actuó como un disuasivo para quien estuviera
dispuesto a desafiar el orden impuesto por la empresa. Esto permitió a la Crav
contar con trabajadores "confiables", cuya lealtad fue puesta a prueba en 1890,
cuando seiscientos huelguistas, portando banderas rojas, se dirigieron hacia la
refinería con el objeto de paralizarla. En aquella ocasión, guardias blancas
(engrosadas con trabajadores de la propia fábrica) detuvieron la columna” (Lira, s.f),
es evidente los buenos resultados del control de la empresa, pues los obreros
evitaron la huelga demostrando su lealtad.
Al igual que otros autores, se considera que el paternalismo busca disminuir y anular
las huelgas contra la empresa, “intentaron crear comunidades de trabajo cruzadas
por la activa vigilancia empresarial sobre los trabajadores, extendiendo sus
estrategias de disciplina miento de los talleres y bodegas a los ámbitos de la vida
cotidiana y familiar”. (Venegas & Morales, 2017), sin los mecanismos aplicados
daban resultados, al disminuir el número de enfrentamientos, aunque “después de
veinte años de relaciones obrero-patronales “armónicas”, las huelgas comenzaron
avizorarse en el horizonte próximo de la ciudad y sus trabajadores.” (Venegas &
Morales, 2017)
En el caso de CAP se utilizó la entrega de barrios como medida de control, pues los
barrios reflejaban el estilo de vida esperado y además reflejaban las jerarquías, “Las
casas del “campamento americano”, de construcción sólida, y ubicadas en la cima
del poblado estableciendo su jerarquía espacial contaban con dos baños, agua
caliente, pieza de servicios, bodega, jardín y estacionamiento. En esa cima,
además, se encontraba una casa de huéspedes para los norteamericanos solteros
o para visitas de la gerencia. El poblado, que tenía ley seca gran parte del año,
contaba con una tenencia de Carabineros. Un dato más de esta segregación era
que para los hijos de los obreros existían una sencilla escuela primaria para
hombres y mujeres, que consideraba una educación obligatoria, mientras que los
niños norteamericanos recibían una educación encargada a institutrices particulares
o por un sistema de educación a distancia. (Fuentes & Pérez, 2018, pág. 91)
El caso chileno también tiene singularidades aunque tiene un símil con el caso
mexicano, para la CORFO, institución encargada de plasmar el modelo ISI, entrega
un rol secundario a la agricultura, que debe sostener el proceso de industrialización
,“La falta de aprovechamiento de los recursos naturales y los bajos rendimientos
obtenidos en las explotaciones, hacen que no se abastezcan las necesidades de
alimentación y de materias agrícolas para la industria, y, por otra parte, que cuando
esa producción es suficiente, sus costos alcanzan, en muchos casos, valores
relativamente altos.” (CORPORACIÓN DE FOMENTO DE LA PRODUCCIÓN,
1940)
Un autor que comparte la idea de la CORFO de que el sector Agrícola debe ser
fundamental en el proceso de industrialización es Cristóbal Kay, quien sostiene que
el sector rural se dedicaba principalmente a “Sostener el proceso de
industrialización mediante las divisas obtenidas por las exportaciones” (KAY, 2004),
es decir, deben cumplir un rol secundario para asegurar el proceso de
industrialización, generando los productos agrícolas y ganaderos tanto para
exportar como para cumplir la demanda interna que generaron las nuevas zonas
urbanas que viven un crecimiento explosivo. Además, deben “suministrar a la
industria las materias primas que requería” (KAY, 2004), los sectores rurales
debieron cumplir funciones extractivas de las materias primas para sostener el
sector industrial.
Marco Teórico
Marco Referencial
Microhistoria
La microhistoria puede entregar ese punto de vista micro que nos ayuda a entender
el proceso macro, en el caso de la investigación, comprender como la industria
azucarera afecta a la sociedad de Linares permite crear una esbozo de cómo el
modelo ISI repercute en los pueblos agrarios de todo el país, pues “se recalca la
labor de la microhistoria como un estudio a pequeña escala que busca establecer
un análisis macro a partir de un caso particular, Los estudios sobre las historias
locales, regionales o microestructuras, permiten una “micro-observación”, con
profundidad sobre un aspecto de la estructura general” Fuente especificada no
válida.
2. Marco Conceptual
Una última aproximación al concepto considera que es sólo una estrategia para
generar un vínculo entre la fábrica y el obrero “Los ingentes recursos humanos que
requería la industria metalúrgica, textil o las actividades mineras exigió de los
capitalistas una estrategia eficaz orientada a enraizar al obrero en la fábrica:
fundamentalmente, a través de garantizarle el alojamiento y desarrollar instituciones
de previsión como cajas de socorro y retiro (estas últimas condicionadas, claro está,
a la permanencia del trabajador en la empresa). (Alemany García, 2005, pág. 15)
El mismo autor considera que este paternalismo industrial vino a suplir algunas
tareas del Estado al resolver aquellas necesidades de los obreros, quitándole uno
de sus roles más importante al Estado “paternalismo y no intervencionismo estatal
se favorecieron mutuamente al atenuar el primero las peores consecuencias de la
industrialización; parece ser, además, que todo intento de intervención estatal era
adelantado por los patronos, y frustrado de esta manera, pues preferían ser ellos
mismos quienes pusieran en marcha ciertas reformas sociales con tal de mantener
alejado al Estado de sus fábricas (salvo cuando se trataba de disponer de la
guarnición local para sofocar las revueltas)”. (Alemany García, 2005, pág. 15)
Esta ruptura en cuanto a las relaciones laborales fue necesaria para obtener la
mano de obra que se necesitaban las industrias en nuestro país, pues los futuros
obreros migraron desde el campo a las ciudades, pero no comprendían los
mecanismos de las nuevas relaciones contractuales, principalmente el pago
salarial, por ello los empresarios trataron de replicar el sistema económico de la
hacienda que se basa en la relación de dependencia del patrón con las relaciones
que permitía establecer el paternalismo industrial.
Otro autor coincide con el anterior que concibe la proletarización como una ruptura
de relaciones laborales al entender la proletarización como “a un cambio de la
cultura tradicional del trabajo. Cambiar el proceso productivo no fue sólo cambiar
como se trabajaba, sino también un cambio dentro de las jerarquías y los valores
inmateriales del propio trabajo. Era la substitución de la organización del trabajo
tradicional, de la pequeña producción y de las habilidades y cualificaciones obreras”.
(Ferrer & Sans, 2017, pág. 365). Aunque es similar al anterior el autor incorpora que
el cambio no se limita solamente al funcionamiento del trabajo, sino que tiene
grandes repercusiones culturales.
Un último autor pone atención en los efectos negativos de la proletarización, pues
este cambio es tan importante que muchos obreros no se adaptan de inmediato,
pues “en ocasiones, provocaba que, en el mejor de los casos, los ingresos
generados por el trabajo fueran insuficientes para subsistir y, en el peor, se viera
expulsada de sus anteriores ocupaciones sin que otras pudieran permitirles esa
subsistencia”. (Sanz, 2003, pág. 131)
La crítica situación que vivía América Latina a mediados del siglo XX, la obligo a
buscar un nuevo modelo económico que exigía grandes cambios estructurales, “La
instauración del modelo económico desarrollista permitió enfrentar los problemas
sociales que ocurrían en dicha época. Sobre la base de esta estrategia, el producto
per cápita de América Latina creció en promedio a 2.7% anual entre 1950 y 1980”
(Calvento, 2005). Los números fueron claros, estas reformas impulsaron un enorme
crecimiento económico en los países latinoamericanos, pero no fue suficiente para
lograr que los países superaran el subdesarrollo, pues prontamente las grandes
potencias abatidas por la guerra se recuperaron generando una enorme
competencia a los productos latinoamericanos.
Una primera aproximación al concepto la hace Bilschowsky, quien se enfoca en
proceso para superar el subdesarrollo, “El desarrollismo —es decir, la ideología de
la superación del subdesarrollo sobre la base de una estrategia de acumulación de
capital en la industria” (Bilschowsky, 1991, pág. 170), el autor entiende al
desarrollismo como una ideología económica que tiene el objetivo de superar el
subdesarrollo y para esto fomentará el sector industrial de un país.
Otro autor que comparte la visión de entender el desarrollismo como una ideología
es Wallerstein, pero para el autor esta matizada por el contexto en el que surja, en
sus palabras “En algún momento del período posterior a 1945, autores
latinoamericanos empezaron a llamar “desarrollismo” a esta nueva ideología. La
ideología adopto una cantidad de formas diferentes. La Unión Soviética la hizo
equivalente a instituir el “socialismo”, definido como la última etapa anterior al
“comunismo”. Los Estados Unidos la llamaron “desarrollo económico”. (Wallerstein,
2004) como propone el autor, los diferentes países del período entendieron la
definición de desarrollismo de diferente forma al adecuarlo a su realidad política y
económica.
Otro autor que coincide con el rol clave del Estado en el proceso de desarrollo es
Kay, que considera que “el desarrollismo conlleva un aumento de gastos
gubernamentales dedicado a cuestiones de desarrollo, pero fue incluso más lejos,
ya que contemplaba el estado como el agente crucial en el cambio económico,
social y político” (Kay, 2004, pág. 349), como el autor planteó, el Estado no se
encarga únicamente del desarrollo como un elemento económico, sino que también
considera aspectos sociales y políticos de lo que se tiene que preocupar. Por otro
lado, el autor plantea que solo hay un sector clave en el proceso de desarrollo, este
es el industrial, “El estado como agente modernizador de los países en desarrollo,
con la industrialización como punta de lanza” (Kay, 2004), esto no lleva a concluir
que el sector agropecuario tenía solamente un rol complementario al industrial.
Aunque era necesario el apoyo externo para articular el modelo desarrollista, este
se implementó esencialmente en el mercado interno, es decir hacia adentro, “La
estrategia latinoamericana del desarrollismo o "desenvolvimentismo" (en el caso de
Brasil) implicó orientarse, económicamente, al desarrollo hacia adentro, buscando
reducir la vulnerabilidad frente a los acontecimientos económicos internacionales.
Significó una política de industrialización que tomó como núcleo y foco dinamizador
al mercado interno” (Calvento, 2005)
Cruz Roa, J., & Herrera, P. (2011). El empleo en México. Del modelo de
sustitución de importaciones (ISI) al modelo de libre mercado. Economía y
Sociedad, vol. XVII, núm. 27, 49-63.
Díaz, A., Salazar, P., & Soto, D. (2016). LOS OBREROS DEL VOLCÁN.
INDÍGENAS Y PROCESOS DE TRANSICIÓN LABORAL EN LAS
AZUFRERAS DE TACORA Y TAAPACA. Estud. atacam. no.52.
Kay, C. (2004). Los paradigmas del desarrollo rural en américa latina. Institut of
social studies.
KAY, C. (2004). Los paradigmas del desarrollo rural en américa latina. La Haya:
Institut of social studies.