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20-04-2007

Lógica y filosofía en Julián Besteiro


Albert Domingo Curto
Rebelión
A la memoria de Adolf Ortiz, compañero de claustros tumultuosos, quien conoció de cerca, al igual que Bestei

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"Que Besteiro no se percatara de la clase de enemigo que tenía delante parece indicar una
personalidad hasta cierto punto reducida a la sencillez por la credulidad respecto a su propia
condición mítica; sin embargo, el modo como se constituyó en mito y su quehacer estrictamente
intelectual nos lo devuelven a la complejidad."

Enrique Tierno Galván 1

De entre los varios intereses que sin duda sigue suscitando la figura del republicano Julián
Besteiro (1870-1940), no parece que hoy pueda destacarse de manera especial su vertiente
filosófica o, más en general, académica. Efectivamente, las monografías que abordan, entre otros,
esos aspectos concretos, publicadas casi todas ellas durante la década de los setenta, se han visto
seguidas años después, salvo muy puntuales y breves excepciones, por un dilatado silencio.
Resulta curioso que esta dejación temática que comentamos no se haya correspondido con el
creciente interés que han provocado los avatares personales y políticos de Besteiro -si es que
ambos pueden de hecho separarse-, los cuales han sido motivo de recientes y prolijas biografías.2
Podría decirse que las circunstancias históricas y la actuación política de Besteiro han teñido y
hasta cierto punto eclipsado su labor más estrictamente filosófica. Bien es verdad que, grosso
modo, sólo alrededor de una quinta parte de su producción escrita -al menos teniendo en cuenta
la que configura las Obras Completas editadas por Emilio Lamo de Espinosa en los años ochenta-
puede considerarse como tal y que, por añadidura, dicha faceta se corresponde cronológicamente
casi por completo con el Besteiro más joven, anterior al militante socialista. De hecho, ante el
apuro de establecer delimitaciones o periodos temáticos mediante los que ordenar aquellos
escritos, Emilio Lamo estableció en su momento los siguientes para las dos primeras fases: "La
"nueva filosofía" krausopositivista (1895-1910)" y "Etapa neokantiana de transición (1910- 1912)",
pasando posteriormente a títulos de corte más político o programático. A la segunda fase
pertenecerían los escritos de calado más propiamente filosófico y, como puede observarse, se
trata de un breve periodo de escasamente dos años de duración. A parte de los tres trabajos que,

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en esencia, resultan ser el fruto académico de la labor intelectual que ocupa a Besteiro durante
esos años -esto es, la presentación de su edición de los Prolegómenos de Kant, el artículo Los
juicios sintéticos a priori desde el punto de vista lógico y su tesis doctoral, que lleva por título El
voluntarismo y el individualismo en la filosofía contemporánea, es preciso recordar aquí, más en
general, su labor como traductor y como introductor de diversos autores y obras de allende los
Pirineos, que en gran parte será de temática filosófica.3

Resulta curioso, referente a la pobre consideración otorgada hoy al Besteiro filósofo, que al buscar
en uno de los repertorios informativos más conocidos y usados en el ámbito hispano, como lo es el
famoso Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora, observamos que la voz dedicada a nuestro
pensador y político se ve reconducida, sin mediar información suplementaria alguna, a la voz
"krausismo", la cual, a su vez, se extiende a lo largo de varias páginas, dedicando sólo un breve
párrafo a Besteiro, en el que éste es asimilado sin paliativos a aquella corriente filosófica de lindes
y contenidos tan confusos como diversos.4 Así, podemos leer literalmente que: "Fernando de los
Ríos y Julián Besteiro, que pueden ser considerados como "socialistas humanistas, etcétera, etc.".
5

Sin lugar a duda, quien más esfuerzo ha dedicado al estudio de la trayectoria vital e intelectual de
Besteiro entre las generaciones que no vivieron la guerra civil española, ha sido Emilio Lamo de
Espinosa. A parte de la preparación de las Obras Completas antes mencionadas, debemos a su
pluma uno de los más detallados estudios sobre la evolución filosófica de aquél. Sin embargo, al
configurar los elementos que a su juicio inciden directamente en la inflexión personal de Besteiro,
acontecida alrededor de 1912, hacia planteamientos marxistas, partiendo en inicio de un cierto
krausismo y fundamentalmente de las tesis del neo-kantismo alemán de principios de siglo, Emilio
Lamo afirma lo siguiente:

"(...) ¿se daba realmente en Besteiro un repudio de la obra kantiana en los puntos que son
tratados en estas publicaciones? [de 1912] Como veremos (...), este repudio es más que relativo.
De este modo, Besteiro no tenía que forzar demasiado su conciencia para firmar estas
publicaciones que, si por un lado decían cosas que quizá ya no pensaba, en su mayor parte, están
constituidas por afirmaciones sobre las cuales podía edificarse un cierto tipo de socialismo. (...)
Por ello, aún no pudiendo extraer ninguna cita en la que Besteiro opte por una u otra corriente o
valore alguna por encima de la otra, sin embargo, el planteamiento general, las conclusiones a las
que llega, nos permiten situarlo perfectamente. (...) Así, el mismo orden de los capítulos -uno
primero sobre el voluntarismo seguido de otro sobre el intelectualismo- expresa claramente sus
preferencias".6

Aunque sólo sea debido a cuestiones de coherencia filosófica, resulta difícil imaginar el
mantenimiento de una filiación filosófica neo-kantiana, más o menos marburguiana, en un Besteiro
que, a sus cuarenta y dos años, lejos por lo tanto de los candores de la juventud, se muestra cada
vez más comprometido política e ideológicamente con un marxismo en pleno debate abierto,
tanto en el plano estratégico como en el teórico, como es el de las primeras décadas del siglo XX.
Debate muy intenso y con final trágico entre las varias tendencias reformistas socialdemócratas
-fundamentalmente entre los partidarios de Bernstein y los de Kautsky- y, por otro lado, con un
incipiente desgaje comunista o terzo-internacionalista como telón de fondo, etc.-, que culminará
con el derrumbe de la IIª Internacional y la confusión de las izquierdas ante el estallido de la Gran
Guerra en Europa. Bien pueda o no documentarse detalladamente el momento de inflexión en

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aquel proceso de maduración personal e intelectual, resulta a todas luces evidente que en algún
momento, que no resulta descabellado suponer cercano al de los ecos lejanos de los primeros
sucesos revolucionarios rusos, Besteiro adhiere sin paliativos esa concepción filosófica y práctica
que el marxismo propone. Concepción de corte radicalmente anti-ideológico, y precisamente por
ello, aunque también por evidentes razones de carácter filosófico-ontológico y también político,
necesariamente crítica de las actualizaciones del idealismo "crítico" kantiano -o cuanto menos
incompatible con ellas-, y cuyo ideario gnoseológico fundamental se resume en la segunda de las
Tesis sobre Feuerbach, redactadas por Marx en 1845:

"El problema de si a propósito del pensamiento humano puede hablarse de verdad objetiva no es
un problema teórico, sino práctico. El hombre ha de acreditar la verdad, esto es, la potencia y
realidad, la cismundaneidad de su pensamiento en la práctica misma. La disputa acerca de la
realidad o irrealidad del pensamiento -un pensamiento aislado de la práctica- es una disputa
netamente escolástica".7

Es más que probable que, aunque no se haga patente en sus escritos de la época, el Besteiro de
1912 fuera ya plenamente consciente de los elementos de superación que el marxismo llevaba
implícitos respecto del neo-kantismo y que, como afirmará algunos años después, en su discurso
de ingreso en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, el 28 de abril de 1935, que lleva por
título Marxismo y antimarxismo, la herencia filosófica kantiana aprovechable corresponda en
mucha mayor medida al ámbito de la moralidad -al pathos moral- y no al discurso teórico. Puesto
que, según Besteiro, "(...) en el seno de la filosofía kantiana, lejos de resolverse las
contradicciones inherentes al pensamiento filosófico, han adquirido, con su nuevo y más profundo
planteamiento, un intensificado vigor. Por eso se ha dicho con razón que la filosofía de Kant no ha
suprimido, sino que ha multiplicado, y hasta, en vista de algunas de sus consecuencias últimas,
podríamos decir que han enconado, las discusiones entre los sabios".8 Y, un poco más adelante,
respecto de la función y trascendencia actual de la filosofía moral kantiana, afirmará:

"No cabe duda que la emoción moral que antes hemos señalado como característica de la filosofía
kantiana, juntamente con el carácter de universalidad que esta escuela filosófica atribuye a las
ideas morales y a la ilimitada dignidad que exalta en las condiciones comunes a la conciencia de
todo hombre, han ejercido una gran influencia sobre las ideas sociales posteriores y han
contribuido muy especialmente a introducir en el mundo de las concepciones económicas un
principio ideal de justicia que se traduce en la aspiración a realizar entre los hombres, moralmente
iguales, una igualdad en la participación de los bienes, en la distribución de la riqueza".9

Como puede observarse, la superación de aquel "pathos" moral ilustrado, al que se incorporarán
durante la revolución industrial elementos nuevos relativos al ideario emancipatorio de las nuevas
clases emergentes, obligará a un replanteamiento de las bases filosóficas que sustentaban aquel
clima moral inicial. Esa evolución será, en esencia, la sufrida por el propio Besteiro durante esos
años. Y será de hecho él mismo quien, al referirse a la enorme relevancia que para su maduración
filosófica y política personal hubieron de tener sus lecturas y vivencias en Alemania, reconocerá lo
siguiente en una entrevista que le hiciera un periodista del semanario La Esfera en invierno de
1918:

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"- Cuando yo ingresé en política comencé a actuar con la Unión Republicana, en vida de Salmerón.
Desde luego, tenía un sentido de izquierdas y una inquietud socialista. Después fui a Alemania, y
mi permanencia allí...

- ¿Durante mucho tiempo? -le interrumpí.

- Dos años y medio. Pues bien: mi estancia allí me hizo conocer a fondo los problemas socialistas,
y entonces me convencí que muchos de los problemas por los cuales no podía yo aceptar las
doctrinas socialistas eran falsos problemas".10

La nueva orientación filosófica y política de Besteiro, adquirida probablemente de manera plena y


militante a partir de la última de sus estancias alemanas -de las que por desgracia, en general,
conocemos tan poco- debe haberse producido en buena medida a costa de aquella herencia del
kantismo, herencia por la cual nuestro autor se había desplazado, precisamente, al país
centroeuropeo. Manejando diestramente las herramientas conceptuales recién afiladas en los
seminarios universitarios de Ernst Cassirer, Otto Buck, Theodor Lipps, probablemente los de
Christian Ehrenfels y otros, durante los semestres de estancia universitaria becada
(fundamentalmente entre 1909 y 1910), Besteiro reinterpretará críticamente el núcleo más íntimo
-y quizás también por ello más frágil- de la gnoseología kantiana, ultimando en 1911 la redacción,
ya en Madrid, de su escrito Los juicios sintéticos a priori desde el punto de vista lógico, que vería
la luz un año después.

En ese texto no buscará Besteiro la elaboración fácil de una crítica ideológica de la filosofía
kantiana, esto es, basada en unos presupuestos histórica y esencialmente ajenos a ella, sino que,
desde sus propios dominios teóricos y siguiendo la propia dinámica de la lógica discursiva de Kant,
intentará desvelar y denunciar sus eslabones más débiles. Se ha comentado en ocasiones que,
precisamente por tratarse de un escrito académico y estando su autor en puertas de una
oposición para el acceso a una cátedra universitaria, el estilo y el fondo de esa crítica al kantismo
no podían desenvolverse abierta y libremente, sino que debían moverse forzadamente entre los
estrechos linderos semánticos e ideológicos del academicismo en boga.11 Sea como fuere, la
verdad es que aquel escrito, melifluamente considerado por Emilio Lamo "de transición" entre dos
criterios o momentos filosóficos de su autor, y pobremente resumido por él en su monografía sobre
Besteiro en un simple y escaso párrafo, sin pararse en absoluto a analizar su contenido -y no
digamos su trascendencia más general-, no puede despacharse sin más, aunque se trate, como él
mismo Lamo afirma, de "una obra profundamente teórica, (...) de dura lectura ...".12 En lo que
sigue intentaremos argumentar las razones por las que creemos urgente y necesaria una relectura
actualizadora de aquella obrita que, lejos de prejuzgar su interpretación o su significación, la
reubique correctamente en la biografía intelectual y en el legado filosófico de Besteiro y, a su vez,
ofrezca luz sobre la propia concepción de la lógica y sobre el sentido de lo lógico en nuestro autor.

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II

Es conocido que Besteiro solía utilizar su obra Los juicios sintéticos a priori desde el punto de vista
lógico en sus clases de Lógica, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de
Madrid y que, de hecho, en las mismas aquélla era citada y comentada muy a menudo. Aunque no
es mucho lo que conocemos de esas clases, gracias a algunos testimonios directos sabemos del
prestigio universitario de Besteiro y de la gran concurrencia de alumnos a las mismas. Eso al
menos es lo que, en términos generales, recordaba el filósofo y traductor español fallecido en el
exilio mejicano José Gaos, quien en sus memorias escribió que, en comparación con las de otros
profesores, "la clase de Lógica de Besteiro, común a todas las secciones de la Facultad de Filosofía
y Letras y, encima, a la Facultad de Derecho, era multitudinaria, y no permitía la intimidad entre el
profesor y los alumnos".13

Hacia mitad de los años setenta del siglo pasado, al escribir Alfredo Deaño y Juan del Val una
breve reseña de lo que había dado de sí el desarrollo de la lógica en España a lo largo de la
historia y especialmente durante el siglo XX, justo después de comentar la labor precursora que
aquí había desarrollado en el campo de la lógica el matemático Ventura Reyes Prósper y los
trabajos lógicos del filósofo Juan David García Bacca, afirmaban lo siguiente, no sin cierta malicia,
referente a Besteiro: "Mientras tanto, el catedrático de lógica de Madrid, Julián Besteiro
(1870-1940), oscilaba entre el kantismo de Los juicios sintéticos a priori desde el punto de vista
lógico, y la Lógica, teñida de metodología de la ciencia y de teoría del conocimiento, de Abel Rey,
por él traducida, que utilizaba como texto".14

Desde el punto de vista de la lógica más estrictamente formal, tal y como se trasluce en el
anterior texto, no es ésta la única crítica vertida, y no sin cierta dureza, contra la labor
lógico-académica de Besteiro. Más recientemente, al realizar Luís Vega un balance de los estudios
lógicos en España entre 1890 y 1930, y al considerar más específicamente los trabajos de los
denominados profesores de "lógica fundamental", tal como rezaba en los títulos de los temarios
oficiales de principios de siglo, escribirá lo siguiente en relación al grupo en el que, entre otros,
formaban parte J. Daurella, Antonio Hernández, Jaume Serra Hunter y el propio J. Besteiro: "En
todo caso, no parece que nuestros "lógicos fundamentalistas" más enterados presten especial
atención o sepan gran cosa de la lógica matemática de su tiempo. Por lo demás, quienes
reconocen su existencia, tampoco piensan que afecte en absoluto al estatuto tradicional de la
lógica como "ciencia filosófica".15 Por lo que hace a Besteiro, y aunque no podamos enumerar a
ciencia cierta cuáles podían ser sus conocimientos efectivos sobre la "logística" moderna, como él

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solía denominar a la nueva lógica, si sabemos con seguridad que mantuvo durante algunos años
una personal y estrecha relación con quien probablemente más sabía de todo ello a principios de
siglo en España: Don Ventura Reyes Prósper. Efectivamente, este peculiar profesor de
matemáticas fue compañero de claustro de Julián Besteiro en el Instituto General Técnico de
Toledo y director del mismo durante bastantes años. Desde 1899 hasta 1909, fecha en la que
marcharía al extranjero, Besteiro fue destinado a aquel instituto y trabó una relación de amistad
suficientemente cordial con Ventura Prósper como para que éste accediera a redactar el siguiente
texto que figura como anexo a la instancia presentada por aquél ante la Junta de Ampliación de
Estudios, en septiembre de 1908, para poder obtener una pensión o beca que le permitiera realizar
la primera de las estancias de estudios en Alemania a las que antes nos hemos referido. La nota de
recomendación dice literalmente lo siguiente: "Al que suscribe le es muy grato manifestar que el
solicitante cumple todos sus deberes profesionales con extraordinario celo, actividad e
inteligencia. Toledo, 14 de septiembre de 1908. Firmado, el director, Ventura Reyes Prósper".16
Aunque es probable que Besteiro tuviera un conocimiento de la lógica moderna superior al que
podamos suponer a partir de sus obras, lo cierto es, como afirma Luís Vega en el texto citado más
arriba, que tampoco él, al igual que sus colegas universitarios profesores de lógica, prestó en sus
escritos o lecciones "especial atención (...) a la lógica matemática de su tiempo". Quizás porque
considerara que el estudio detallado de la misma, así como la responsabilidad de su enseñanza
más formal, debía trasladarse a la labor de matemáticos como Reyes Prósper o quizás también,
sin excluir lo anterior, porque probablemente su concepción de la lógica, esto es, el sentido de lo
que él consideraba propiamente lógico, debía entenderse implícitamente en la elaboración y
análisis del discurso más puramente filosófico, en el contenido de su propia estructura discursiva.
Sea como fuere, el peso de la tradición filosófica heredada por nuestro autor, krausismo,
neo-kantismo y marxismo incluidos, no dejará de notarse y mucho a la hora del intento de
ponderación, por parte de aquél, de las posibilidades de una visión transversalizadora del
conocimiento y de poder alcanzar, de esta manera, la superación de una percepción
compartimentadora del saber. Pero volviendo al tema que nos ocupaba algunos párrafos más
arriba, al leer hoy aquel escrito de 1912 titulado Los juicios sintéticos a priori desde el punto lógico
, no deja de sorprender la utilización que Besteiro hace, desde el propio título y a lo largo de todo
su desarrollo, de los conceptos "lógico", "demostración", "prueba lógica", etc. Así, ya desde las
primeras páginas Besteiro destacará el "valor lógico" que ha de tener la distinción entre juicios
analíticos y juicios sintéticos, "como base indispensable del estudio de los juicios sintéticos a priori
", en cuya existencia se basa "el fundamento de todo el sistema filosófico que se elabora con la
crítica y que su autor mismo designa con el nombre de idealismo trascendental".17 Y, más
adelante, enzarzado ya en la discusión en contra de aquella distinción de los juicios, argumentará
la posibilidad de una asimilación de los juicios analíticos a aquéllos que puedan deducirse de los
principios de la Lógica, argumento ante el que reaccionará con la denuncia de "encerrarnos en un
círculo vicioso, puesto que la Lógica es el sistema de los juicios analíticos, y trataríamos de
explicar los juicios analíticos por la Lógica, que, a su vez, se explica por los juicios analíticos".18
Ahora bien, desde otra perspectiva filosófica y en una reflexión meta-lógica ciertamente muy
actual en aquellos momentos -recordemos sólo a Russell o a Wittgenstein-, sobre el alcance y la
consideración de la propia Lógica, Besteiro plantea la posibilidad de una ampliación del contenido
de la misma, más allá de los juicios analíticos, al de una "ciencia de todos los objetos, reales o no,
posibles o imposibles", siguiendo la propuesta panlogicista de G. Itelson.19 En la reacción de
Besteiro a esa propuesta podemos observar sus reflexiones sobre cuales deberían ser las
motivaciones y el propio contenido de la lógica -sin perder de vista, por supuesto, que esas son
consideraciones hechas al hilo de la discusión sobre los juicios kantianos:

"Pero esta definición [se refiere a la planteada a modo de hipótesis por G. Itelson], si es que
realmente explica algo, encierra una afirmación evidentemente falsa, porque, en efecto, las leyes
de la Lógica valen igualmente para cosas reales y no reales, y aún para cosas matemática y
metafísicamente imposibles, como, por ejemplo, lo definido como contradictorio, y, aunque se
explique que, lo definido como contradictorio, no es precisamente cosa alguna, siempre

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necesitaremos un criterio para decidir si una cosa es o no es, y este criterio no puede ser otro que
el de que, una cosa, es todo aquello que satisface las reglas de la Lógica. (...) Se puede todavía
argüir que, los principios de la Lógica, constituyen las condiciones que debe cumplir todo juicio que
aspire a la verdad. Los principios de la Lógica son, en este caso, criterios negativos de la verdad
para todo juicio como tal, y su origen no se puede buscar sino en los caracteres esenciales del
juicio como tal juicio, esto es, en los caracteres que pertenecen al concepto del juicio; mas, como
lo que constituye los conceptos definidores del juicio es su mera forma, serán juicios analíticos los
que nacen de la mera forma del juicio y los juicios analíticos más generales serán los principios de
la Lógica misma".20 No hará falta indicar que este argumento, desde su misma formulación
resultará circundante en su propia base, esto es, en la propia estructura fundamental de los juicios
analíticos, pero a su vez también en el de la propia Lógica, puesto que ésta se ve reducida y
definida en función de los juicios analíticos, "cuando lo que intentamos precisamente es explicar
los juicios analíticos por la Lógica".

Desarrollando en esencia el esquema general del idealismo crítico kantiano, fundamentalmente el


que podemos leer en los Prolegomena de 1763 -aunque sin seguir de manera estricta el orden
original de los mismos- y en parte enlazando también con ciertos desarrollos de la Crítica de la
Razón Pura, Besteiro prosigue, en su escrito de 1912, su especial ajuste de cuentas con la
gnoseología kantiana, abordando el ámbito de los juicios sintéticos a priori. Estos son
considerados generalmente como una de las grandes contribuciones del filósofo alemán, puesto
que a partir de los mismos, "el centro en rededor del cual venía girando la Filosofía es
transportado desde el mundo exterior al mundo interior subjetivo".21 A pesar del importante
papel cimentador y del enorme valor que las categorías kantianas parecen tener como elementos
básicos de conocimiento de las entretelas de ese nuevo mundo, debido fundamentalmente al
"propio poder de objetivación que poseen en cuanto a manifestaciones de la unidad de la
conciencia", esto es, en cuanto a que son expresiones de "la unidad sintética de la percepción",
Besteiro no tendrá, sin embargo, más remedio que desechar su utilización como principios de
investigación de los juicios sintéticos a priori, debido a la inconsistencia final a que se ve abocado
el análisis lógico de las mismas que él realiza. En su opinión, "para sistematizar las categorías,
empieza Kant por fundarse en la sistematización de la función lógica del juicio" -al reunir
precisamente en un juicio la pluralidad de representaciones a que corresponde cada categoría o
concepto especial puro del entendimiento- "y, si pretendiéramos nosotros fundar nuestra
sistematización del estudio de los juicios sintéticos a priori en la sistematización de las categorías,
no haríamos otra cosa que encerrar nuestro pensamiento en un círculo vicioso".22

De esta forma, huérfanos de la cobertura lógica de las categorías, los principios de investigación y
de clasificación de los juicios sintéticos a priori sólo podrán fundamentarse, según Besteiro, a
partir del análisis de los tres ámbitos en los que, en opinión del propio Kant, pueden aquéllos
seguir teniendo presencia: la metafísica, las matemáticas y la ciencia natural. Sin ánimo de
pretender detallar aquí en su totalidad el contenido del ensayo que venimos comentando, nos
limitaremos a exponer brevemente el primero de los tres análisis mencionados, por ser sin duda el
de mayor relevancia filosófica en su momento. Lo inicia Besteiro a partir de la perspectiva de la
siguiente definición de origen propiamente kantiano: "Metafísica es el sistema de los juicios
sintéticos a priori de conceptos puros".23 El quid de esta definición esencial reside, según nuestro
autor, en la doble nota diferencial representada, por un lado, por la expresión "sintéticos", la cual
se referiría propiamente al horizonte de lo metafísico -aceptando dicho término sólo a título
provisional y de conveniencia discursiva- con lo que se señalaría una distinción inicial respecto de
los juicios analíticos relacionados directamente con la Lógica y, a su vez, por otro lado, por la
expresión "a priori", que establecería una segunda distinción, esta vez respecto del campo de las
ciencias empíricas. La proyección filosófica derivada del análisis de ambas notas distintivas llevará
a Besteiro a establecer sus conclusiones en dos posibilidades distintas de justificación de los juicios

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sintéticos a priori, en el campo metafísico. Por un lado, el "trascendentalismo", el cual, "en tanto
que debe contener el fundamento de los conocimientos a priori, debe ser también una ciencia a
priori y no puede ser una ciencia de experiencia interna", puesto que, según el principio de
modalidad kantiano, "el fundamento de un conocimiento debe ser de la misma naturaleza que él".
24 Por otro lado, el "psicologicismo" podría presentarse como una instancia válida de
fundamentación de aquellos juicios, si no fuera porque al ser abordado el problema desde esta
perspectiva, entonces la base de nuestra investigación se restringe a los hechos individuales de
conciencia, con lo que "la investigación del problema del conocimiento no podrá tener un carácter
racional a priori, sino empírico y a posteriori".25 La antinomia a la que nos aboca ese doble
discurso incompatible y a la vez inconsistente "es suficiente", según Besteiro, "para que nazca la
sospecha de un defecto común a ambas tesis y debe conducirnos lógicamente al planteamiento de
la cuestión acerca de la legitimidad del problema del conocimiento y de la posibilidad de
solucionarle".26 La actitud escéptica de nuestro autor, teñida de amarga decepción por la
imposibilidad del kantismo -del original, pero también del de las sucesivas recreaciones
posteriores- de ser capaz de proponer una superación convincente del denominado problema
crítico, actitud tan en sintonía con las filosofías de la sospecha contemporáneas, sitúa a Besteiro
como un precursor, avant la lettre, de algunos de los más destacados epígonos de la moderna
filosofía analítica de la ciencia. Esa impresión se verá confirmada en los dos últimos capítulos del
ensayo que venimos comentando, dedicados respectivamente a la crítica de la fundamentación
kantiana, a partir del esquema de los juicios sintéticos a priori, de los ámbitos de la matemática y
de las ciencias naturales. Es de destacar, aunque aquí no podamos por razones de espacio entrar
detalladamente en ello, el curioso estilo discursivo besteiriano al abordar esos campos no
estrictamente filosóficos. Al abundante uso de terminología originaria del campo lógico ya más
arriba mencionada, añadirá aquí el filósofo madrileño elementos de análisis lógico de ciertos
teoremas y definiciones matemáticas, la utilización del método de la reducción al absurdo aplicado
a hipótesis referidas a la gnoseología de las ciencias naturales, etc.27 La conclusión final de todo
el ensayo, verdadera y sincera declaración programática de principios dictada por la humildad
intelectual, a la que no se ha prestado oídos en nuestro país, ni entonces, en 1912, ni
prácticamente en el siglo transcurrido desde entonces, conclusión que probablemente no haya
sido muy del gusto de muchos pensadores, académicos o no, que han transitado por la caverna
platónica, es del siguiente tenor:

"Pero si, en este caso [el de la filosofía kantiana], podría decirse que la afirmación del carácter
general y necesario de nuestros conocimientos es una obra de buena voluntad, habrá que
reconocer que un grado mayor de buena voluntad se requiere para sustituir el concepto
trascendental de la experiencia por el de un mínimum metafísico de experiencia, y, apoyándose en
esta noción arbitraria, dar un salto mortal en las tinieblas de una dialéctica sutil, para ir a parar a
la afirmación de la existencia de un conocimiento directo, pero no intuitivo, como base de la
objetividad del saber humano".28

Desde nuestro punto de vista, es preciso entender el ensayo de Besteiro como un análisis "lógico",
en sentido clásico, de las bases del proceso del conocimiento, esto es, de la evolución de las
determinaciones racionales que han establecido, durante los últimos siglos, la distinción tajante
entre formalidades y ámbitos diferenciados del saber, en función de concreciones
lógico-discursivas distintas que se han ido consolidando y enquistando a lo largo de la herencia
filosófica occidental, culminando en la disposición gnoseológica que subyace a la síntesis
kantiana, entendida ésta como paradigma conceptual de arranque de la ciencia contemporánea.
Dicho en dos palabras, el enfoque ofrecido por Besteiro en su artículo de 1912, basado en un
análisis meta-lógico de las raíces epistemológicas del saber, inaugura en nuestro país y
probablemente en Europa una nueva tendencia crítica y esclarecedora que se sitúa, con intuición
precursora, en el mismo ámbito de percepción y manejándose con los mismos parámetros

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conceptuales y discursivos que el clásico y archi-comentado ensayo de W.O. Quine, publicado por
primera vez en 1951, Dos dogmas del empirismo.29 Efectivamente, no se trata sólo que el
planteamiento crítico general de ambos autores frente a la frágil distinción kantiana entre juicios
analíticos y juicios sintéticos se observa muy parecida, o que la función reductiva y simplificadora
de las categorías científicas sea denunciada por los dos a partir de una concepción de los
argumentos que evidencia a su vez una gran semejanza, sino que en lo más importante, esto es,
en el nuevo planteamiento filosófico crítico y antidogmático resultante que configura sus
respectivas conclusiones, de corte fundamentalmente pragmático, estarán ambos, Besteiro y
Quine, en gran medida acordes.30 Aquel proyecto basado en el replanteamiento crítico de los
cimientos gnoseológicos kantianos deviene en ambos autores, quizás más directa y
provocadoramente en Quine, de manera más velada y formal en Besteiro, en una revisión de raíz
de las bases filosófico-conceptuales de la propia ciencia contemporánea. En ambos casos dicha
revisión se saldará con una apuesta por la sinteticidad de los juicios, esto es, por una necesaria
contextualidad de los mismos, los cuales, según la nueva perspectiva pragmática propuesta,
configurarán en su conjunto y en cada momento la totalidad del conocimiento humano. Hay por lo
tanto, en ambos filósofos y a partir de los textos que comentamos, un desvelamiento del aura
analítica de ciertos juicios y un despertar del sueño metafísico inducido por ciertas prerrogativas
derivadas de su formalidad que, tal como culmina su artículo Besteiro, nos permiten situarnos en
la mejor disposición para "(...) la admiración de la clarividencia penetrante con que Hume señaló
como causa de la creencia en la objetividad de nuestro conocimiento el hábito inveterado que, en
otros términos, también podríamos denominar dogma".31 La conclusión a la que nos aboca el
ensayo, tal como ya insinuábamos más arriba, establece un nuevo punto de vista filosófico desde
el que su autor establece una clara ruptura respecto de sus anteriores convicciones kantianas y
una superación de aquellos viejos "hábitos inveterados" reproducidos desde esquemas
académicos. El resultado, un cierto escepticismo desencantado, se verá reforzado por una nueva
perspectiva emergente basada en un progresivo acercamiento al marxismo, surgida de sus
lecturas y vivencias en Alemania durante aquellos años tumultuosos y de su percepción personal a
la vuelta a España -vuelta que le llevará a dar con sus huesos en la cárcel Modelo, después de una
conferencia muy crítica sobre la actuación del ejército en Marruecos ofrecida en La Casa del
Pueblo en Madrid- y que culminará con el inicio de su actividad militante en el socialismo español
y su participación activa en la política de ámbito nacional.

Al establecer una valoración de la labor académica de los denominados profesores de "lógica


fundamental", Luís Vega, en el artículo antes mencionado, refiriéndose concretamente a nuestro
autor, afirmará lo siguiente respecto a su contribución en el campo lógico:

"Besteiro a su vez, en ( i ) [se refiere L. Vega al Programa de lógica fundamental que aquél
presentó en 1912 en sus oposiciones a cátedra], sigue de cerca la Logique de A. Rey, hasta el
punto de que su "Segunda Parte - Lógica especial" parece transcribir los capítulos ii-vii y ix-xi de
dicho libro de inspiración positivista; menciona "la Logística o el Álgebra de la lógica" al considerar
"la reforma de la lógica formal" (lección 5) y alude tanto a la "representación simbólica" (lecciones
15 y 26), como a "la transformación de juicios en ecuaciones; leyes y soluciones de las ecuaciones
lógicas" (lección 22). Su escrito coetáneo Los juicios sintéticos a priori desde el punto de vista
lógico (Madrid, La Lectura, 1912) no ilumina el sentido de estas alusiones, pero trasluce una
lectura de Couturat (aunque sólo esté citado a propósito de la discusión sobre los juicios analíticos
y sintéticos en matemáticas, en las pp. 223, 229 -junto con Frege-, p. 258) y una visión de la
logística como una prolongación de la lógica tradicional (p. 260)".32 A parte de las dificultades o
inconvenientes que puedan surgir en la evaluación de determinados contenidos realizada
únicamente a partir de los títulos genéricos de un programa de clases como el de 1912,
mencionado más arriba, hay que recordar, por otro lado, que este listado ordenado de temas está
articulado como la propuesta teórica y global de un programa general, que Besteiro presentó y

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defendió, junto al resto del material académico, para superar las oposiciones a la Cátedra de
Lógica de la Facultad de Filosofía. Presentación y defensa realizadas por él frente a un tribunal
ante el cual, a buen seguro, en aquella España de 1912, la sola mención de cualquier otro tipo de
lógica que no fuera la basada en el silogismo aristotélico -y a poder ser, de corte tomista-, sería
visto como claro contagio de elementos espurios a la filosofía académica al uso y, por añadidura,
importación de creencias paganas originarias de territorios transnacionales.33 Lo cierto es que,
con el paso del tiempo y de los cursos, la labor pedagógica de Besteiro hubo de asentarse en
forma más libre, más "rodada", profundizándose y ampliándose poco a poco a otros horizontes.
Aunque esa evolución no implicará un radical cambio de orientación o una clara asimilación de
nuevos campos de la lógica, hoy podemos afirmar que efectivamente fue habiendo una cierta
actualización de contenidos, al menos por lo que se puede observar en un programa posterior al
antes mencionado de 1912, que data de 1920 y que en aquel momento fue distribuido entre los
estudiantes madrileños de filosofía y de otras especialidades que debían cursar la "Lógica
fundamental" como asignatura común. Por tratarse de un temario prácticamente desconocido -no
tenemos constancia de ninguna mención o comentario en la bibliografía al uso- lo reproducimos
íntegramente en apéndice al final del presente artículo.

Una somera comparación entre los dos temarios, el de 1912 y el de 1920, deja entrever, de
entrada, un decidido esfuerzo en el último por una mayor sistematización de su contenido,
claramente dirigida a establecer una mejor ordenación del mismo. Por lo que hace a los temas, a
pesar de seguir de cerca la presentación de la Lógica de Abel Rey, al igual que ocurría en 1912,
podemos ahora observar una mayor profundización y detalle de los contenidos, por ejemplo
aquellos que se refieren a las matemáticas o a las ciencias naturales, y una apertura hacia el
estudio de los métodos y procedimientos de la psicología y en general de las ciencias sociales. Por
otro lado, puede verse que el número total de lecciones, que en el primero era de 76, se ve ahora
en el segundo reducido, debido fundamentalmente a ciertas agrupaciones pero también a algunas
supresiones (cuestiones de índole general, como por ejemplo las referidas a las leyes, principios y
desarrollo global del conocimiento) a sólo 44. De ellas, las últimas cinco, es decir, de la 40 a la 44,
configuran un apéndice añadido al temario, a modo quizás de conclusión o de culminación del
mismo, que lleva el mismo título y contenido que el ensayo de 1912 que más arriba hemos
comentado: "Los juicios sintéticos "a priori" desde el punto de vista lógico". Esto último nos
permite observar, no sólo la relevancia intemporal que Besteiro daba a aquel texto que Lamo de
Espinosa ha denominado como "de transición", sino que además será ese mismo escrito el que
aquél considerará como la clave de vuelta de todo un programa académico que engloba, como
ocurre también con el de 1912, el estudio y la reflexión sobre la lógica y la metodología de la
ciencia. Es decir, que será en ese apéndice inserto al final del temario donde Besteiro tendrá
previsto desarrollar la explicación de su percepción crítica y, a la vez, como antes hemos visto,
escéptica y antidogmática, de la epistemología y del saber modernos, basados ambos en el
esquema formal de la herencia gnoseológica del idealismo kantiano.

Es una verdadera lástima que, a pesar de la cada vez más intensa y especializada cultura
académica de nuestro país, se disponga en general de tan escaso conocimiento referente a la
dinámica cotidiana de algunas instituciones públicas, y especialmente de la Universidad española.
Ello podría resultar muy esclarecedor, aunque sólo fuera a nivel histórico, por lo que hace al tema
de la evolución concreta, incluso administrativa, de las varias especialidades existentes en cada
momento o de las distintas orientaciones intelectuales y, porque no, también ideológicas, de los
diferentes departamentos y facultades. Esa información permitiría, llegado el caso, saber algo más
sobre la labor académica de Besteiro, por ejemplo sobre la posibilidad de que hubiera impartido
durante aquellos años otras asignaturas distintas a las aquí comentadas, o sobre su participación
más de tipo general en la vida universitaria. Hoy, por desgracia, conocemos sólo ciertos detalles
dispersos sobre algunas de estas cosas. Por ejemplo, José Luís Abellán ha recogido en una de sus

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obras historiográficas los componentes del tribunal que juzgara en 1922 la tesis doctoral de Xavier
Zubiri (que llevaba por título Ensayo de una doctrina fenomenológica del juicio), dirigida por J.
Ortega y Gasset y presentada en la Universidad Central de Madrid: "El tribunal en que se leyó la
tesis estuvo presidido por Adolfo Bonilla y San Martín, formando parte del mismo -junto a Ortega-
Julián Besteiro y Manuel García Morente".34 O, también a modo de ejemplo, sabemos que tras su
nombramiento como Presidente de las Cortes, en 1931, Julián Besteiro solicitó su excedencia
como Catedrático al Ministerio de Instrucción Publica demostrando de nuevo un alto concepto de
la moralidad, ya que, por aquel entonces, no existía ninguna Ley de Incompatibilidades y podría
haber seguido ocupando en teoría ambos cargos. En su solicitud puede leerse lo siguiente: "Se le
conceda la situación de excedente en su cátedra de Lógica y que los dos tercios de su paga, que
legalmente le corresponde cobrar, fuesen destinados a atender los gastos que ocasionasen la
ausencia temporal del catedrático numerario de lógica". 35

De todas formas, y volviendo al hilo de nuestro tema, es posible que el sentido de lo lógico, que
en él coincide muy a menudo con el de la moralidad, tenga en Julián Besteiro una dimensión tal
que podamos rastrearlo, como él mismo a veces afirma pretender, a través de las propias
decisiones políticas y personales de su vida, incluso las más trascendentales, como es el caso
determinante de esa especie de trágico dilema del prisionero que aquel viejo profesor de lógica se
ve obligado a resolver al final de sus días, arriesgando en ello su propia integridad personal.
Cipriano Mera, el albañil anarcosindicalista que junto a Durruti defendió en Madrid la Ciudad
Universitaria durante la Guerra Civil y que acabó siendo uno de los mandos más importantes del
Cuerpo de Ejércitos de la IIª República, relató en un libro de memorias, entre otros sucesos
bélicos, los últimos días de la guerra en la capital, después del golpe del coronel Casado y justo
antes de la entrada del ejército franquista. En sus últimas páginas relata la siguiente conversación
mantenida con Besteiro en los sótanos del Ministerio de Hacienda, horas antes de ser éste
detenido por fuerzas falangistas:

"Le dije [a Besteiro] que debíamos seguir la misma suerte, o sea, evacuar o quedarnos juntos. El
veterano socialista respondió:

- Nuestras responsabilidades, Mera, no son comparables. Yo no he tenido función alguna en la


guerra, a no ser la de estos últimos momentos en que he tratado, junto con ustedes, de evitar a
nuestro pueblo mayores sufrimientos. Pueden hacer conmigo los vencedores lo que les plazca. Me
detendrán, pero quizá no se atrevan a matarme. En cambio, con usted, Mera, lo mismo que con el
coronel, no titubearán.

Me permití decirle que desde el 19 de julio me había estado jugando la vida y que, naturalmente,
no esperaba salvarla al caer en manos de los fascistas. Al contrario, estimaba que, fracasada
nuestra tentativa de obtener las mínimas garantías de salvación para los combatientes leales y los
militantes más comprometidos, mi deber consistía en afrontar la derrota al lado de los
compañeros. Entonces Besteiro declaró:

- Le honra su actitud, Mera; pero, créame, eso no es ahora nada razonable. Yo, como sabe, soy
profesor de lógica y veo el problema de otra manera. En los momentos graves es cuando debemos
mostrar mayor serenidad para no incurrir en errores que arrastren consecuencias irreparables. La

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causa a que hemos servido está por encima de nuestros impulsos, y así como considero que, en mi
caso, lo lógico es quedarme en Madrid, en el suyo, al igual que en el del coronel, lo que tienen que
hacer es marcharse. Primero porque, como he dicho antes, van a ser ustedes fusilados sin
permitirles siquiera defenderse, y segundo porque en la hipótesis de que no les fusilaran,
moralmente resultaría lo mismo o aún peor, ya que quienes con tanta saña nos han combatido por
haber querido obtener una salida honrosa para todos, se estimarían justificados y redoblarían su
denigrante campaña por el mundo acusándonos de traidores a la República".36

Sirva este terrible y último silogismo vital para recordar hoy a aquél lógico y marxista, aquel
filósofo y político, que, a pesar de sus limitaciones y de sus contradicciones, siguió siendo un
hombre de una pieza hasta el final.

El Bedorc, otoño de 2004.

ANEXO

PROGRAMA DE LÓGICA FUNDAMENTAL

JULIÁN BESTEIRO37

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LÓGICA FUNDAMENTAL

INTRODUCCIÓN

LECCIÓN 1ª

Distinción de la Psicología y la Lógica.- Definiciones de la Lógica.- Sus diferentes concepciones.

Relaciones de la Lógica con la Filosofía.- Razones por las cuales se ha considerado a la Lógica
tradicionalmente como una parte de la Filosofía: Aristóteles; el Renacimiento; el siglo XVII; Kant los
filósofos contemporáneos; la Logística.

LECCIÓN 2ª

La Lógica como independiente de la Filosofía; precursores de esta concepción en el siglo XIII; el


siglo XIX (Stuart Mill; Comte).- Transformación de la Lógica formal: escuela psicológica; escuela
sociológica; la Lógica como arte positivo y racional.- Estado actual de la Lógica.

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NOCIONES DE LÓGICA FORMAL

LECCIÓN 3ª

Definición de la Lógica formal.- Las nociones y los términos: nociones concretas y abstractas;
términos singulares y generales, positivos y negativos, contradictorios y contrarios; la extensión y
la comprensión de los términos.- La clasificación y la división: la esencia y los accidentes.- La
definición.

LECCIÓN 4ª

De las proposiciones: sujeto, cópula y atributo; juicios analíticos y


sintéticos.- Cualidad y cantidad de las proposiciones.- Las inferencias y
el razonamiento: las inferencias en general (inferencias inmediatas:
por oposición y por conversión; las inferencias mediatas y el
razonamiento propiamente dicho); diferentes clases de
razonamientos.

LECCIÓN 5ª

El silogismo: definición y generalidades; reglas del silogismo; los modos y las figuras del silogismo;
legitimidad de la distinción de los modos y de las figuras; los principios del silogismo; silogismos
incompletos y completos.

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LECCIÓN 6ª

La Logística.- Utilidad de la Lógica formal. La crítica del silogismo: Descartes: Stuart Mill.

CONCEPTO, DESARROLLO Y MÉTODO DE LA CIENCIA

LECCIÓN 7ª

El espíritu científico.- Su desarrollo. Período religioso y técnico: el método de autoridad.- Período


metafísico: el razonamiento y el libre examen.- La ciencia positiva: la experiencia.

LECCIÓN 8ª

La ciencia.- Análisis del conocimiento científico.- Su objeto: las leyes naturales.- El método general
de la ciencia: análisis y síntesis; la investigación de las causas; el análisis inductivo; la jerarquía de
las leyes naturales; verificación del análisis y síntesis demostrativa.

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LECCIÓN 9ª

Definición de la ciencia positiva.- Sus caracteres distintos: la experiencia; la medida; el


razonamiento; la economía del pensamiento; la objetividad de la ciencia; el libre examen y el
racionalismo.- El valor de la ciencia: valor práctico y valor teórico; valor moral y valor social;
problema filosófico del valor de la ciencia.

LECCIÓN 10ª

Clasificación de las ciencias.- Clasificaciones históricas: Aristóteles, Bacon, d´Alembert.-


Clasificación jerárquica natural: Ampère, Comte.- Objeciones a la clasificación de Spencer.- ¿Qué
otra clasificación se puede hacer?- Carácter provisional de toda clasificación.- Subdivisión de las
ciencias teóricas en tres grupos, desde el punto de vista de los métodos.

LECCIÓN 11ª

Historia del método y desarrollo de las ciencias matemáticas.- Definición de las ciencias
matemáticas.- Orígenes de la noción de espacio geométrico.- Orígenes de la noción de número: la
noción de unidad; la noción de colección; la numeración.

LECCIÓN 12ª

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Prehistoria de la Geometría.- Prehistoria de la Aritmética.- El método matemático entre los
antiguos pueblos de Oriente.- Desarrollo de las matemáticas entre los griegos; constitución de la
Geometría como ciencia racional.

LECCIÓN 13ª

Constitución científica de la Aritmética y del Álgebra.- La Aritmética y el Álgebra de los griegos es


aún precientífica.- Los indios y los árabes.- Aparición de los diferentes signos en el cálculo.-
Sistematización del Álgebra (Viète).- La Mecánica racional (Stévin). El cálculo infinitesimal.

LECCIÓN 14ª

Método de las ciencias matemáticas.- Los elementos de la deducción matemática.- Las


definiciones matemáticas: sus caracteres.- Los axiomas y los postulados; papel que desempeñan
los axiomas en la demostración.- Las proposiciones matemáticas.

LECCIÓN 15ª

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La demostración matemática: su mecanismo. Las formas de la demostración: síntesis y análisis.-
Elementos implícitos de la deducción matemática.

LECCIÓN 16ª

Origen de las nociones matemáticas.- Fundamento de la deducción.- Papel que representa la


intuición en las Matemáticas: primera forma del idealismo matemático (teoría formalista);
segunda forma del idealismo matemático (la intuición intelectual); empirismo matemático; el
empirismo rectificado (las definiciones matemáticas como sugestiones de la experiencia).- El
espíritu geométrico.

LECCIÓN 17ª

Historia del método de las ciencias naturales.- Prehistoria de la ciencia de la naturaleza.- Época
precientífica.

LECCIÓN 18ª

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Las ciencias de la naturaleza en el Renacimiento.- La Física positiva: rectificación del método
escolástico; definición del método nuevo.- Aplicación de este método a la Mecánica y la Física
modernas, las grandes hipótesis (la hipótesis cartesiana, la atómica, la de las fuerzas centrales de
Newton, la energética, hipótesis mecanistas actuales; teoría electrónica de la materia).

LECCIÓN 19ª

Desarrollo de las ciencias biológicas: animismo, vitalismo, organicismo y mecanicismo.- El


mecanismo como teoría físico-química de la vida y como teoría evolucionista de sus diferentes
formas.- Las ciencias naturales: Geología, Mineralogía, Botánica y Zoología.

LECCIÓN 20ª

La observación directa de los hechos en las ciencias de la naturaleza material.- De la inducción en


general; cómo se hace una inducción: el punto de partida (análisis); la hipótesis.

LECCIÓN 21ª

La verificación de la hipótesis: la experimentación en general; reglas de la experimentación; los

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cuatro métodos experimentales (método de concordancia, método de diferencia, método de las
variaciones concomitantes, método de los residuos); valor comparado de estos métodos; práctica
de su empleo.

LECCIÓN 22ª

El establecimiento de una ley natural.- La medida y la expresión matemática de la ley.-


Determinaciones cualitativas.- Determinaciones cuantitativas; las medidas; la expresión
matemática de la ley (representaciones gráficas, ensayo de fórmulas simples); leyes aproximadas,
leyes límites y leyes exactas, ventajas de este matematicismo.

LECCIÓN 23ª

La deducción en las ciencias experimentales. Usos particulares del método deductivo en las
ciencias experimentales: el cálculo de los efectos partiendo de las causas, y recíprocamente,
gracias a la expresión matemática de las leyes naturales.- Uso general del método deductivo en la
ciencia experimental: la sistematización matemática.

LECCIÓN 24ª

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Los principios.- Ventajas de la sistematización deductiva.- Conclusión general sobre el método
experimental.

LECCIÓN 25ª

Las teorías o las grandes hipótesis.- Resultados de las operaciones inductivas: observación y
experimentación.- Definiciones empíricas.- Clasificaciones.

LECCIÓN 26ª

Valor del método inductivo.- El fundamento de la inducción.- Posición del problema.- Soluciones
dogmáticas y metafísicas: enumeración completa de los casos particulares; la causa como una
fuerza natural; el principio de las leyes inmutables de la naturaleza; teoría idealista (Kant y los
idealistas modernos); empirismo; justificación de la inducción (el razonamiento inductivo tiende
hacia una necesidad cada vez más probada: la legitimidad de la inducción consiste en la
posibilidad de una deducción futura).- La certeza y el método experimental.

LECCIÓN 27ª

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Ejemplo general explicativo del proceso del pensamiento científico en el razonamiento
experimental.

LECCIÓN 28ª

Historia del método de las ciencias psicológicas, históricas y sociales.- Definiciones.- Desarrollo de
las ciencias psicológicas: estado general de las ciencias psicológicas y sociales hasta fines del
siglo XIX; la Psicología metafísica; la Psicología como ciencia de observación; la Psicología como
ciencia positiva y experimental.

LECCIÓN 29ª

Desarrollo de las ciencias históricas y sociales; período ideológico; comienzos del método positivo;
período positivo propiamente dicho; las concepciones actuales de las ciencias históricas y
sociales.

LECCIÓN 30ª

El método de observación indirecta en Psicología.- La observación interna o directa; instabilidad

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de los hechos de conciencia; imposibilidad del desdoblamiento necesario para la observación de sí
mismo; insuficiencias de la memoria; falta de generalidad; insuficiencias del análisis; omisión de
los procesos fisiológicos.- La observación indirecta y externa individual; los textos; los
cuestionarios.

LECCIÓN 31ª

La observación indirecta y externa general en Psicología; Sociología comparada, fisiológica y


patológica.- La experimentación en Psicología.

LECCIÓN 32ª

La observancia indirecta en Sociología.- El método histórico.- La Eurística.- La crítica histórica:


generalidades (especies de documentos); crítica externa (crítica de restitución, crítica de origen;
clasificación crítica de las fuentes).

LECCIÓN 33ª

El método histórico (continuación).- Crítica interna; crítica interna positiva de interpretación

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(sentido literal; sentido real); crítica interna negativa de sinceridad y de exactitud.- La
experimentación indirecta en Sociología; método comparativo; principales reglas del método
sociológico.- Resultados del método indirecto de observación: sus ventajas; el espíritu crítico.

LECCIÓN 34ª

El error y la verdad.- Diferentes clases de errores: errores de los sentidos, del razonamiento y del
juicio.- La naturaleza lógica del error.

LECCIÓN 35ª

Medios de evitar el error.- Naturaleza lógica de la verdad.- Los criterios (la autoridad, el sentido
común, el consentimiento universal, la imposibilidad de concebir la negativa (Spencer), la
evidencia (Descartes).- Indicaciones relativas a una solución práctica.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

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LECCIÓN 36ª

Realidad del mundo exterior y valor de la ciencia.- La Metafísica: su objeto, su método, su


división.- Definición y utilidad de una teoría de conocimiento.

La realidad del mundo exterior.- Valor del conocimiento sensible.- Dogmatismo, materialismo y
espiritualismo; escepticismo e idealismo.- Relatividad del mundo exterior tal como nos lo ofrece la
percepción.

LECCIÓN 37ª

Valor de la ciencia.- Problema de la certeza: dogmatismo; teoría escéptica; relativismo y


racionalismo fenoménicos; realismo positivo.

LECCIÓN 38ª

El apriorismo y el empirismo.- Los principios racionales (teoría de la razón).- El innatismo: su


crítica.- El empirismo.

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LECCIÓN 39ª

Clasificación de las teorías acerca del conocimiento: dogmatismo, escepticismo, relativismo y


positivismo; realismo positivo.

APÉNDICE

LECCIÓN 40ª

Los juicios sintéticos "a priori" desde el punto de vista lógico.

Dificultad de distinguir los juicios analíticos de los sintéticos.

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LECCIÓN 41ª

Imposibilidad de utilizar las categorías como principios de investigación y de clasificación de los


juicios sintéticos a priori.- Necesidad del método analítico.

LECCIÓN 42ª

Los juicios sintéticos a priori en la Metafísica.

LECCIÓN 43ª

Los juicios sintéticos a priori en las Matemáticas.

LECCIÓN 44ª

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Los juicios sintéticos a priori en la Ciencia Natural.

***

* Artículo publicado en AA.VV., Donde no habita el olvido, (Barcelona, Montesinos, 2005, pp.
135-159)

1 Del prólogo al libro de C. Diaz, Besteiro, el socialismo en libertad, Madrid, 1976, p. xi.

2 Es el caso, por ejemplo, de Julián Besteiro. Nadar contra corriente, de Patricio de Blas Zabaleta
y Eva Blas Martín-Merás (Madrid, Algaba Ediciones, 2002) o el de Besteiro, Años de juventud, de
Enrique Sánchez Lubián (Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 2003) o el capítulo
dedicado a Besteiro en Las tres Españas del 36, de Paul Preston (Barcelona, Plaza y Janés eds.,
2001, pp. 227-264).

3 Así, por ejemplo, la traducción de la Lógica de Abel Rey, de la que se publicaron hasta 1940 en
nuestro país no menos de cinco ediciones, la de Historia del alma, de J. M. Baldwin (Madrid,
Daniel Jorro ed., 1905), la de La gramática de la ciencia, de Karl Pearson (Madrid, Daniel Jorro, ed.,
1909), la de Los elementos de la ética, de J. H. Muirhead (Madrid, Lib. Gral. de V. Suárez, 1908),
etc.

4 J. Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Barcelona, Alianza Ed., 1981 3ª ed.). Ambas voces
pueden encontrarse, respectivamente, en el vol. I, pág. 334 y en el vol. III, págs. 1879-1881.

5 Cit., pág. 1880. No dejará de sorprender, a su vez, que esa filiación krausista de Besteiro, que

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según Ferrater Mora resulta su seña de identidad más notoria, no se vea refrendada ni tan
siquiera por una simple mención de su nombre en la obra de J. López-Morillas, El krausismo
español, México, FCE, 1980 (2ª ed.).

6 Emilio Lamo de Espinosa, Filosofía y política en Julián Besteiro, Madrid, Edicusa, 1973, Pág.
163. El subrayado del texto es original.

7 Karl Marx, Antología de textos al cuidado de J. Muñoz, Barcelona, Península, 2002, pp. 607-608.
Los subrayados son originales del texto de Marx.

8 De Obras Completas, cit., Vol. III, pág. 280

9 Ibid, p. 280.

10 De Obras Completas, cit., Vol. III, pág. 510. El subrayado es nuestro.

11 Esa es la opinión, entre otros, de Emilio Lamo. Véase Filosofía y política ..., cit. pág. 163.

12 Emilio Lamo de Espinosa, Filosofía y Política..., cit., pág. 168.

13 José Gaos, Confesiones profesionales, México, 1958, pág. 63. La comparación que presenta el
texto se refiere fundamentalmente a las clases de M. García Morente, que al corresponder a la
especialidad de Filosofía y no ser comunes a otras carreras, eran más minoritarias.

14 Artículo reproducido en: Alfredo Deaño, El resto no es silencio. Escritos filosóficos. Madrid,
1983, pág. 319.

15 Luís Vega Reñón, "La lógica en España (1890-1930): desencuentros", en Teorema, Vol. XX/1-2
de 2001, pág. 28.

16 Instancia con número de referencia 266-44-6-908 y sello de entrada del Ministerio de


Instrucción Pública y Bellas Artes de 15 de septiembre de 1908. El texto de Reyes Prósper está
recogido en J. Besteiro, Obras Completas, cit., vol. III, pág. 486.

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17 J. Besteiro, Obras Completas, cit., vol. I, pág. 222.

18 Ibid, pág. 230. Esta misma idea es expresada por W. O. Quine en el ensayo que se comenta
más abajo.

19 Ibid, la misma página. Cita aquí Besteiro al lógico y filósofo Gregorius Itelson, quien fue uno
de los que, junto a M. Lalande y L. Couturat coincidieron en proponer, sin acuerdo ni
comunicación previos, la aceptación del término "logistique" en el "Deuxième Congrès de
Philosophie", que tuvo lugar en Ginebra en septiembre de 1904. En dicho congreso se barajaron
conceptos como "lógica simbólica", "lógica matemática", "algorítmica", "álgebra de la lógica",
etc. Como ha recordado R. Berhelot, el término "logística" se acuñó en aquel momento para
designar la aplicación de los métodos del álgebra a las relaciones lógicas no estudiadas por la
lógica tradicional, y había de ir desarrollando poco a poco su contenido a medida que surgían los
nuevos signos operacionales y, curiosamente desde la perspectiva actual post-gödeliana, también
para intentar establecer formalmente que la lógica algorítmica, así entendida y generalizada,
podía encerrar los principios de la matemática.

20 Ibid., la misma página.

21 Ibid., pág. 231.

22 Ibid., págs. 238-239. El subrayado es nuestro.

23 Ibid., pág. 239.

24 Ibid., pág. 244. El subrayado de la frase central es nuestro.

25 Ibid., pág. 245.

26 Ibid., la misma página.

27 Sobre la consideración del análisis semántico y del fondo lógico en el ensayo al que nos
estamos refiriendo, véase lo que el propio Besteiro afirma respecto de los varios planos posibles,

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lógicos y semánticos, del propio discurso: "Este trabajo [Los juicios sintéticos "a priori" desde el
punto de vista lógico] sería de una complicación extraordinaria, sobre todo si el desarrollo de la
prueba se hubiera de hacer teniendo en cuenta no sólo las leyes de la lógica tradicional, sino
también las condiciones que exige la ampliación que la lógica tradicional ha recibido mediante el
desarrollo de la Logística. (...) Basta, sin embargo, en este caso, la aplicación de las leyes de la
primera (es decir, de las leyes de las proposiciones que se derivan de la naturaleza del
pensamiento, en conexión con las formas expresivas del lenguaje, según el sentido aristotélico),
porque a la prueba kantiana no se le puede exigir una precisión logística, ya que, cuando fue
formulada, no se había aún producido este género de investigaciones" ( Ibid, pág. 260).

28 Ibid., pág. 266.

29 Ensayo recogido en: W. O. Quine, Desde un punto de vista lógico, capítulo II, Barcelona, ed.
Ariel, 1962, trad. Manuel Sacristán.

30 A pesar de recoger parcialmente el filósofo chileno Sergio Prince, en su artículo "Reflexiones


entorno a la distinción analítico-sintético en Kant" (publicado en la revista editada por la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile Cinta de Moebio, nº 6, de septiembre de 1999) las
contribuciones de Besteiro y de Quine referentes a la discusión sobre los juicios kantianos que
aquí nos ocupa, no parece aquél reparar en las similitudes existentes entre ambos, respecto de las
trascendentes conclusiones que esa discusión conlleva en su mutua valoración de los
fundamentos gnoseológicos kantianos de la ciencia moderna. El artículo de Prince puede leerse
en:

http://rehue.csociales.uchile.cl/publicaciones/moebio/06/frames04.htm.

31 J. Besteiro, Obras Completas, cit., vol. I, pág. 267. Obsérvese el uso que Besteiro hace en este
fragmento del concepto "dogma" y el uso parecido que hará Quine, casi cuarenta años después,
en su famoso ensayo más arriba mencionado.

32 Luís Vega Reñón, "La lógica en España (1890-1930): desencuentros", cit., pág. 28. Las
referencias a páginas del fragmento citado, lo son al volumen I de la edición de Obras Completas
de Besteiro que aquí hemos ido citando.

33 Es preciso recordar aquí que bastantes años después de aquellas oposiciones, el 9 de julio
1919, Besteiro había de oír en el Congreso de los diputados el siguiente comentario pronunciado
por el parlamentario conservador Rodríguez de Viguri, en mitad de una fuerte discusión referente
a las flagrantes irregularidades denunciadas en la elección del duque de Almodóvar del Valle por
la circunscripción de Lucena (Córdoba): "¿Cree S.S. [señalando a Besteiro] que no recuerdo sus
oposiciones y que no sé cómo el Tribunal escapó por una puerta trasera de la Universidad,
avergonzado de haber dado la cátedra a S.S. contra su contrincante?". Al parecer dicho diputado,

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que al final hubo de lamentar su intervención y pedir disculpas públicamente por sus
acusaciones, se refería en sus últimas palabras al opositor J. Serra Hunter, catedrático de Lógica
en la Universidad de Santiago, que optaba al igual que Besteiro por la plaza de Madrid. Este último
tomó poco después del incidente la palabra en el hemiciclo para decir, entre otras cosas: "Por lo
que se refiere a mis oposiciones, (...) hubo allí dos candidatos a aquella cátedra: uno de mi
significación y otro reaccionario. A los reaccionarios no les gustó la votación a mi favor. Pero yo
desafío a cualquiera a que se atreva a afirmar que yo me valí de algún arma ilícita, aún en el
más leve detalle, para ganar aquellas oposiciones. Hice eso con la absoluta nobleza con que
procedo en todos mis actos, y antes de ganar esa cátedra o cualquiera otra por un medio ilícito,
hubiese preferido no ganarla". Sobre el particular, véase: Historia parlamentaria del socialismo:
Julián Besteiro, ed. de Fermín Solana, Madrid, ed. Taurus, 1975, vol. 1, págs. 351-4.

34 José Luís Abellán, Historia crítica del pensamiento español, Vol. 5/III, De la Gran guerra a la
Guerra Civil española (1914-1939), Madrid, Espasa-Calpe, 1991, pág. 284.

35 Pueden leerse fragmentos de dicha instancia en la página de Internet que la UGT mantiene
abierta con la biografía de Besteiro: www.ugt.es/ugtpordentro/jbesteiro.htm.

36 Cipriano Mera, Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista, París, ed. Ruedo Ibérico,
1976.

37 Reproducimos aquí literalmente el temario de la asignatura de "Lógica Fundamental" , en su


edición de 1920. La Portada de este programa dice textualmente: "Universidad Central.- Facultad
de Filosofía y Letras. Programa de Lógica Fundamental por Julián Besteiro. Catedrático numerario
de la asignatura. Madrid, Librería General de Victoriano Suárez. Calle de Preciados, núm. 48.
1920." Algunos cursos después de la publicación de éste, seguían vendiéndose ejemplares muy
semejantes del temario de la asignatura, por lo que puede suponerse que era éste el que
habitualmente dictaba Besteiro en sus clases universitarias.

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