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La higiene es el conjunto de conocimientos y técnicas que aplican los individuos para el control de
los factores que ejercen o pueden ejercer efectos nocivos sobre su salud. La higiene personal es el
concepto básico del aseo, de la limpieza y del cuidado del cuerpo humano. Son una serie de
hábitos relacionados con el cuidado personal que inciden positivamente en la salud y que previene
posibles enfermedades e infecciones; asimismo, es la parte de la medicina o ciencia que trata de
los medios de prolongar la vida, y conservar la salud de las personas.
La higiene y los cuidados comenzaron a ser una preocupación para el Estado a partir de la
Revolución industrial, en la que se precisó sanear las fábricas, desde el siglo XVII. En las ciudades
portuarias como Buenos Aires surgió esta necesidad colectiva a partir de las malas condiciones de
higiene del puerto, en el que abundaban ratas y todo tipo de enfermedades.
Gracias a los experimentos de Luis Pasteur que probaron la teoría germinal de las enfermedades
infecciosas, las prácticas higiénicas cobraron suma importancia en las intervenciones médicas y la
vida cotidiana de la población como sinónimo de salud.
En 1884 emigró a los EE. UU. para iniciar una nueva vida junto a sus tíos; de 1900
a 1907 trabajó como cocinera en el área de Nueva York.
En 1906, se afincó en Oyster Bay (Long Island); trabajó para la familia del rico
banquero Charles Warren, que pasaba allí sus vacaciones de verano: seis de sus
once miembros fueron hospitalizados con fiebre tifoidea. Este hecho provocó una
gran sorpresa, ya que esta enfermedad estaba vinculada a barrios pobres, en los
que el hacinamiento y la falta de buenos servicios higiénicos provocaban serios
problemas sanitarios.
El dueño de la casa contrató los servicios del ingeniero civil George Soper,
especialista en brotes de fiebre tifoidea. Su investigación para determinar la causa
del brote fue exhaustiva, pero la casa estaba en perfectas condiciones. Soper
descubrió que Mary, la cocinera, había trabajado para otras siete familias desde
1900, y que en las casas en las que había estado contratada se habían declarado
22 casos de esa enfermedad, provocando la muerte de una niña.
Pero Mary faltó a su promesa, y bajo el nombre de Mary Brown siguió trabajando
en hoteles, restaurantes e instituciones. En 1915, un brote de fiebre tifoidea se
declaró en el Manhattan’s Sloane Maternity Hospital: afectó a 25 trabajadoras y
trabajadores, falleciendo dos de ellos. Las investigaciones condujeron hasta la
cocinera –a la que apodaron Mary tifoidea–; el 27 de marzo de 1915, las
autoridades del Servicio de Salud Pública de la ciudad de Nueva York pusieron en
cuarentena total –por segunda vez en su vida– a Mary. Falleció durante ese
exilio… 23 años más tarde, el 11 de noviembre de 1938, de una neumonía.
Aunque Mary era portadora de la bacteria que provoca la fiebre tifoidea, nunca
mostró ninguno de sus síntomas –que incluyen fiebre, dolores de cabeza y
diarrea–; inmune a la enfermedad, fue la primera persona en EE. UU. identificada
como portadora asintomática del patógeno.
Mary no fue la portadora más letal del germen de la fiebre tifoidea en la historia de
Nueva York: en 1922, Tony Labella causó dos brotes de la enfermedad,
contagiando a más de cien personas y provocando cinco muertes. Aunque miles
de portadores sanos había sido identificados y vivían libremente, Mary tuvo en
contra a una opinión pública que no le perdonó el no haberse mantenido lejos de
la cocina…