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Hoy en día el término de competencia se viene usando de forma muy frecuente en

cualquier aspecto en el cual se quiera dar un aura de mejoría, optimización o


capacidad para realizar alguna actividad determinada. Estos a provocado la
desnaturalización, es más, hoy en día se plantea el término de competencia según
las diferentes corrientes intelectuales, como las que veremos más adelante.

ETIMOLOGÍA

Las definiciones de competencia que se encuentran en el diccionario ponen de


manifiesto la complejidad del concepto. En el núcleo de todas estas definiciones
está la idea de competencia o habilidad como capacidad de hacer algo bien. La
palabra abarca tanto la habilidad mental como la física (esto es, competencia
implica comprensión o conocimiento), pero además también connota destreza o
habilidad física.

El análisis etimológico pone de relieve una ambigüedad adicional. Competencia es


la habilidad para hacer algo, pero la palabra competencia también connota una
dimensión de habilidad creciente. De este modo, mientras que competencia es
sinónimo de destreza, también evoca imágenes de dominio, maestría, habilidad y
excelencia

DEFINICIÓN

Algunos autores la definen de la siguiente manera:1

Agúdelo: Capacidad integral que tiene una persona para desempeñarse eficazmente
en situaciones específicas de trabajo.

Bunk: Posee competencia profesional quien dispone de los conocimientos,


destrezas y aptitudes necesarios para ejercer una profesión, puede resolver los
problemas profesionales de forma autónoma y flexible, está capacitado para
colaborar en su entorno profesional y en la organización del trabajo.

1
DIAZ, G. “Conceptos básicos de competencia laboral”.
Miranda: De un modo genérico se suele entender que la competencia laboral
comprende las actitudes, los conocimientos y las destrezas que permiten desarrollar
exitosamente un conjunto integrado de funciones y tareas de acuerdo a criterios de
desempeño considerados idóneos en el medio laboral. Se identifican en situaciones
reales de trabajo y se las describe agrupando las tareas productivas en áreas de
competencia (funciones más o menos permanentes), especificando para cada una de
las tareas los criterios de realización a través de los cuales se puede evaluar su
ejecución como competente.

El término competencia ha sido estudiado por diferentes ciencias entre las cuales
está la sociología. Lo principales representantes de la sociología han determinado
que hablar de “competencia” de deber hacer según las nociones sociológicas de
quien la defina. Aquí presentamos algunas:

Está el Positivismo, quienes siguen un planteamiento en el que abordana la


competencia como un atributo de los trabajos antes que de las personas y, en
particular, a evaluar la complejidad. Es decir, primero se debe observar la dificultad
de la acticidad realizada y a partir de ello juzgar si es competente o no. Empero,
existe la concepción de competencia desde el punto de vista de la Etnometodología
que ofrece una perspectiva de la actividad humana, y por tanto de la competencia,
que no concuerda con los supuestos acerca de la complejidad, la rutina y el análisis
consciente de los positivistas; para estos, el foco de visión principal se tiene que
hacer en la persona y no en la actividad. Nos dice que existe una textura mucho más
delicada en lo que la gente hace en realidad en los lugares de trabajo de lo que
generalmente apreciamos. “La mayoría de las competencias y conocimiento se dan
por sentado, especialmente aquellas que el observador comparte con el observado.
También sugiere que ponemos un énfasis injustificado en la toma de decisión
analítica consciente, especialmente cuantitativa, cuando la investigación sugiere
que es una pequeña parte de cualquier actuación cualificada”2

2
ATTEWELL, P. “¿Qué es una competencia?”. Pág. 7
Y por último, está el punto de vista del marxismo clásico que la introducen en tres
áreas: en la teoría laboral de valor; en las discusiones respecto a la “aristocracia
laboral”; y en la teoría de la alienación y el cambio tecnológico.

Pero muchos marxistas contemporáneos abordan la competencia como una


categoría de “sentido común” que no requiere explicación, mientras que el
tratamiento de la competencia de otros neomarxistas con frecuencia se degrada
entre el pensamiento positivista

Estas escuelas teóricas separadas, cada una con una concepción diferente de
competencia y consecuentemente, con prioridades diferentes para la investigación
han mantenido el debate.

Hoy en día, se ha ampliado el término de competencia al campo económico,


educativo y en general, laboral.

COMPETENCIA INTELECTUAL

Se puede definir la competencia intelectual como la "posesión de la ciencia y la


sabiduría" que todo profesional debe tener.

En este caso, es necesario precisar que la posesión absoluta de la ciencia y la


sabiduría no es posible, pues la dinámica misma del conocimiento hace que éste se
incremente

Hay factores externos de la competencia intelectual.

 Considerada como formación, los factores externos de capital eficiencia son


los maestros, los libros y los amigos que constituyen el ambiente
universitario.
 Considerada como formación, normalmente el factor externo de mayor
importancia es el libro y la revista profesional o universitaria de seria
solvencia científica o humanística. Poco o nada creemos en los Congresos
tan generalizados en la actualidad constantemente.
Pero hay un solo protagonista de la competencia intelectual: la inteligencia. Para
lograr un protagonista brillante se necesitan tres cosas: trabajo, esfuerzo y método

1. TRABAJO. Porque naturalmente no se da ni la ciencia infunsa, ni la


experiencia espontánea. ¡Por algo dicen los ingleses que el hombre es el
único animal que tropieza dos veces con la misma piedra!
No se puede perder el contacto con la realidad social, porque el mundo
evoluciona vertiginosamente y se nos pierde de vista apenas interrumpimos
la curiosidad científica o la vigilancia humanística.
2. ESFUERZO. Porque el trabajo intelectual, para ser coherente debe ser
fundamentalmente estudio disciplinado y abnegado. Nadie aprende nada
que valga la pena por el solo talento, si no surge el esfuerzo que realiza
síntesis y crea métodos.
Y este esfuerzo tiene que ser sistemático y permanente. Para estudiar y
darles a las ideas una fisonomía precisa y definitiva no hay más remedio que
escribir, y escribir con seriedad; buscando tercamente su coincidencia con la
verdad, con la total exclusión de cualquier otro objetivo y la más
intransigente prescindencia de cualquier otra actitud.
3. METODO. Mencionamos dos puntos respecto a este tema: el orden y el
recogimiento.
a. El orden. Es la exigencia del análisis y premisa de la síntesis. Se
requiere orden en el estudio, lo mismo que en el trabajo profesional.
Orden en la distribución del tiempo para la actividad, la comida y el
descanso. Orden en las notas y fichas de estudio; con la convicción de
que lo que no se anota y ordena, se dispersa y extravía. Y tiene suma
importancia un equilibrio estable entre el orden de la inteligencia y el
orden de la conciencia.
b. El recogimiento. Vivir con intensidad no es lo mismo que vivir
vertiginosamente, con ritmo de Rock and Roll. La libertad espiritual
indispensable para pensar, crear y vivir con plenitud de conciencia
psicológica y moral sólo se logra cuando se llega a amar el recogimiento
y el silencio. Como relieve metodológico, cuatro pequeñas advertencias:

CONSECUENCIAS

 En la ley universal que nos obliga a todos indistintamente a “ganarnos el


pan con el sudor de nuestra frente”, el profesionista contrae, como
obligación esencial y primordial, la de trabajar con la inteligencia: el
estudio.
 La dignidad profesional obliga a buscar incansablemente el mejoramiento y
perfección de los sistemas aprendidos en la universidad.
 Es gravemente incompatible con la seriedad y jerarquía profesional el no
desechar sistemas insuficientes e inefectivos, y sobre todo, defenderlos por
pura pereza mental y rutina.
 La dignidad de la profesión exige que un titulado universitario no se
convierta en burócrata, trabajando rutinariamente para ganarse unos pesos;
sino “como en cosa propia”, mejorando eficiencia, servicios, productos y
ganancias. Si una empresa gana más, lógicamente debe pagar más. Y si el
bien común sale beneficiado, normalmente también saldrán beneficiados la
hacienda y la buena reputación del profesionista. Humanamente a esto se le
llama éxito profesional.

Dice Aquiles Menéndez que la competencia intelectual debe comprenderse en dos


momentos: como competencia técnica y como competencia humanística.

En el primer caso, se trata de un conocimiento teórico y sistemático de las ciencias


que se refieren a la profesión, al mismo tiempo que la capacidad de aplicar esos
conocimientos a los problemas que se le presentan en su vida profesional; se trata,
en rigor, de armonizar la ciencia y la experiencia.
En el segundo caso, se insiste en la necesidad del profesional de mantenerse con
una dimensión humana abierta a los demás y al deber, con una dimensión abierta a
la experiencia estética y a la solida-ridad con el mundo y con los demás, con el fin
de evitar que el profesional se con-vierta en una máquina eficaz, pero no humana.

COMPETENCIA MORAL

Se define como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que utiliza


una persona para evaluar una situación de vida determinada como correcta o
incorrecta moralmente.

Lind redefine la competencia moral como la habilidad para resolver conflictos


mediante el pensamiento y la discusión en lugar de la violencia, el engaño o el uso
del poder.

(Lind; 2007:62)

Es así que la competencia moral se refiere a la necesidad que el profesional tiene de


referirse a un bien, al bien; esa necesidad se refleja en la vida según la virtud, en la
vida virtuosa, la cual se manifiesta en el sentimiento de rechazo a todo lo que
aparezca como oscuro, injusto o dudoso, a la vez que en la conciencia de la
dignidad en la profesión.

Aquiles Menéndez distingue dos virtudes profesionales: la justicia y la caridad:

1. La primera se vuelve un imperativo para el profesional, en la medida en que es


depositario de un bien social (de cultura).
2. La segunda, se refiere a la necesidad de que el profesional se dedique a un
servicio desinteresado de todos los demás miembros de su sociedad, aunque, en
un sentido de justicia, no esté obligado a ello.

 Virtudes morales en la profesión.

Virtud proviene de VIR; valor, fuerte, poderoso.


Las virtudes pueden dividirse en morales e intelectuales. Las virtudes
morales que también se denominan como Cardinales son cuatro; la
Prudencia, la justicia, la Fortaleza y la Templanza.

o Prudencia: Utilizar la recta razón en el obrar; compromete al sujeto;


es la virtud más importante y puede regir a las otras
o Justicia: Comúnmente se entiende como dar a cada quien lo que le
corresponde.
o Fortaleza: Es vencer las dificultades y superar los obstáculos.
o Templanza: Es la moderación en los placeres.

Las virtudes intelectuales son múltiples y de diversa índole, pero se pueden


señalar algunas como la sabiduría, la valentía y el ahorro.

Los vicios son lo opuestos a las virtudes y por tanto comportamientos negativos que
alejan al hombre de su realización y que pueden tener serios efectos.

 Dignidad personal y Vicios.

Una exigencia fundamental de la dignidad personal es la responsabilidad.


Sin ella, no es posible tampoco tener dignidad y que se la respeten a uno los
demás. El ser humano debe ser plenamente responsable de sus obras y de
sus actos, puesto que, a mayor responsabilidad, más dignidad se posee. Otra
cosa es que todo ser humano sea digno de respeto por el hecho de ser
persona, independientemente de su grado de responsabilidad, o de la
situación de indigencia material o moral, en la que se encuentre.

Otra exigencia necesaria para adquirir y conservar la dignidad personal, es


la inclinación a buscar, amar y respetar la verdad. En efecto, una persona
mentirosa, está destinada a perder la confianza, y la estima de los que la
conocen, y a inspirar la indignidad que por su comportamiento se le
atribuye. Naturalmente, su grado de indignidad, dependerá de la frecuencia
e importancia de sus mentiras, pero deberá de cambiar de conducta, si quiere
ganarse el aprecio y la confianza de los demás, para lograr ser digna de ese
aprecio, y de esa confianza en sus relaciones.

Ahora bien, con el ejercicio de las virtudes humanas en general, el ser


humano crece en autoestima y en dignidad, y, por el contrario, cuando para
satisfacer el ego personal se prefieren los vicios a las virtudes, en la medida
que esos vicios son peligrosos, importantes y reiterados, producen la
indignidad y la pérdida de la autoestima hasta límites indefinidos. Pero no
sólo los vicios provocan indignidad, sino también las acciones injustas e
inmorales aisladas que realizamos en las relaciones con nuestros semejantes.

CONCLUSIONES

o En tanto la competencia moral tienen un valor relevante tanto como las


demás competencias intelectuales y físicas, ya que la competencia moral
abre paso a saber resolver situaciones que dependen de nuestra participación
y decisión en los sucesos que se presentan en el ámbito profesional.
o Las virtudes morales e intelectuales son elementos relativos dentro del
suceso problemático que se presente en el ámbito profesional. Para evitar
posibles vicios morales.
o La dignidad personal es de suma importancia por que resalta la forma de ser
cada persona, si somos responsables en lo que nos desempeñamos
profesionalmente como en lo que vivimos a menudo dentro de nuestros
centros laborales.
Bibliografía
ATTEWELL, P. (16 de Marzo de 2009). ¿Qués es una competencia? Sevilla, Sevilla, España.
Obtenido de http://www.redalyc.org/pdf/1350/135012677003.pdf

DÍAZ, G. (23 de Enero de 2013). REVISTA BVS. Recuperado el 13 de Noviembre de 2018, de


REVISTAS BVS: http://bvs.sld.cu/revistas/infd/n809/infd2209.htm

Lind, Georg (2007), La moral puede enseñarse, México, Trillas.

MÉNDEZ, A. (1972). Ética profesional. México: Ed. Herrero.

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