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Instituto de Geografía UC
GEO104 Geografía Física General, 1-2019
Climatología
La homósfera
Con respecto a las características de la atmósfera en función de las variaciones de la mezcla
gaseosa, existe una capa bastante homogénea, por ello denominada homósfera, que se
extiende hasta los 80 kilómetros, donde la composición es muy uniforme. No obstante, se
presentan modificaciones que afectan la presencia de otros gases componentes, como el
vapor de agua y el dióxido de carbono, que están fuera de los que constituyen el aire puro y
seco.
La heterósfera
Comienza a los 80 kilómetros de altitud y se extiende hasta los 10.000 kilómetros,
establecidos convencionalmente como el límite exterior de la atmósfera. Es una capa que, a
diferencia de la homósfera, se caracteriza porque sus componentes se presentan dispuestos
en capas concéntricas ordenadas de acuerdo al peso del gas respectivo. Entre los 80 y los
200 kilómetros se encuentra el nitrógeno molecular, entre los 200 y los 1.100 kilómetros el
oxígeno atómico, entre los 1.100 y los 3.500 kilómetros se presenta una capa compuesta
por átomos de helio y, finalmente, entre los 3.500 y los 10.000 kilómetros una compuesta
por hidrógeno atómico, el elemento más liviano. El límite exterior de la heterósfera es
arbitrario, pues la densidad de los átomos de hidrógeno es casi igual a la del espacio
interplanetario.
La tropósfera
Del griego tropos: cambios, giro y sphera: esfera. Es la primera capa de la atmósfera y desde
el punto de vista térmico se caracteriza por la disminución de la temperatura con la altura a
razón de 6,4-6,5 °C de disminución por cada 1.000 metros de ascenso; esta variación se
denomina gradiente vertical de temperatura. El límite superior de la tropósfera está
definido en el punto en el cual la temperatura deja de disminuir, marcándose allí la
Marcela Inés Sánchez Martínez 2
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tropopausa. Este límite es variable con la latitud; así, en el Ecuador se presenta a los 16-18
kilómetros y la temperatura disminuye hasta los -80 °C; a los 45º de latitud la tropopausa se
encuentra a 13 kilómetros y la temperatura alcanza los -51 °C; y en los polos, el límite se
encuentra entre los 8 y 10 kilómetros y la temperatura llega a -46 °C. La tropopausa no es
una capa continua, sino que se encuentra interrumpida por las corrientes en chorro o jet
stream.
La tropósfera se caracteriza por contener el 90% de la masa de la atmósfera y la mayor
parte del vapor de agua. El vapor de agua y el dióxido de carbono absorben parte de la
radiación terrestre, convirtiendo así a la tropósfera en una capa aislante que evita el escape
rápido del calor procedente de la superficie terrestre, evitando un calentamiento o un
enfriamiento excesivo de la atmósfera. En ella ocurre casi la totalidad de los fenómenos
meteorológicos. Contiene la mayor parte de las partículas sólidas de la atmósfera, las cuales
intervienen como núcleos de condensación y en la definición del color del día. Aunque
constituye una delgada capa, es un activo agente debido a su actividad física y química, pues
en ella tienen lugar la mayoría y los principales fenómenos meteorológicos.
La estratósfera
La estratosfera, capa con estratificación estable, fue descubierta por el meteorólogo francés
Teisserenc de Bort en 1900-1902. Hasta esa fecha se creía que la temperatura del aire
disminuía con la altura hasta llegar a los 0 K en el espacio vacío. Con la ayuda de globos se
descubrió un cambio térmico que define la tropopausa; la temperatura ya no disminuye
más y se mantiene constante con la altura, lo que define una capa de isotermia. Luego, la
temperatura comienza a aumentar ligeramente hasta llegar a los 50 kilómetros donde se
define la estratopausa en que se observa una temperatura, según algunos autores, cercana
La mesósfera
Es la capa que se encuentra sobre la estratósfera, formando parte también de la homósfera.
Se desarrolla hasta los 80 kilómetros, desde la estratopausa hasta la mesopausa, la cual se
funde con la homopausa. Su característica es la disminución, nuevamente, de la
temperatura con la altura hasta alcanzar -80, -90 y hasta -100 °C.
La termósfera
Se extiende entre los 80 y los 500 kilómetros de altura (aunque en la literatura se dan cifras
que la limitan entre los 80-90 y los 600-800 km) y forma parte de la heterósfera. Se
caracteriza por un aumento de la temperatura hasta llegar a los 1.100-1.600 °C, lo cual
carece de importancia, pues debido a la baja densidad del aire, este no puede contener ni
conducir calor. Las partículas son pequeñas y distantes. Entre los 80 y los 400 kilómetros se
encuentra la ionósfera, coincidiendo con la capa de nitrógeno molecular y con parte de la de
oxígeno atómico, presentes en la heterósfera. Está formada por capas donde ocurre la
ionización, es decir, la formación de iones por separación de electrones de los átomos de un
gas. Este proceso ocurre debido al bombardeo de radiación ultravioleta y partículas de alta
velocidad emitidas por el Sol. Los estratos ionizados tienen la propiedad de reflejar las
ondas de radio y devolverlas a la Tierra, por lo tanto, se transmiten a grandes distancias.
Esta propiedad es aprovechada en las comunicaciones.
La exósfera
Es la capa más externa de la atmósfera. En ella se presenta una concentración muy baja de
gases y las partículas se encuentran más distanciadas y calientes que en la ionósfera. La
temperatura durante el día llega hasta los 2.500 °C, mientras que en la noche se aproxima al
cero absoluto, -273 °C.
La magnetósfera
Se extiende hasta mucho más allá de los límites externos de la atmósfera. Comprende el
campo magnético de la Tierra. Se extiende desde los 1.000 kilómetros llegando hasta los
64.000 kilómetros, aproximadamente 10 radios terrestres; esto en el lado que enfrenta al
Sol, pues en el lado de sombra o de noche, el viento solar empuja la magnetósfera
formando una cola magnética muy extensa.
La magnetósfera está formada por electrones y protones procedentes del Sol, y otras
partículas formadas por colisiones de rayos cósmicos con la alta atmósfera. Las partículas
que llegan a la Tierra son desviadas y dirigidas hacia dos grandes anillos que rodean la Tierra
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y que dejan un pasillo entre ambos; son los denominados cinturones de radiación de Van
Allen, dispuestos uno a 3.600 kilómetros desde la Tierra y otro localizado entre los 13.000 y
los 19.000 kilómetros de distancia. La función de la magnetósfera es atrapar estas partículas
o radiación iónica, protegiendo a la atmósfera inferior y permitiendo el desarrollo de la vida
en la Tierra.
2.1. La meteorología
Meteorología proviene del griego meteoro: cualquier fenómeno atmosférico y logia: estudio
o tratado. Se puede entender como la ciencia preocupada del estudio de la atmósfera en sí
misma y en toda su amplitud. Le interesan los fenómenos aislados, sus características, sus
magnitudes, los describe y los explica, es por ello considerada una ciencia analítica. No
estudia las consecuencias de los fenómenos atmosféricos, pero sí se preocupa de estudiar y
establecer las reglas o leyes que rigen su comportamiento. A la meteorología le interesa dar
una visión del comportamiento de los fenómenos atmosféricos y prever su
comportamiento.
La unidad de análisis de la meteorología es el tiempo.
2.2. La climatología
Es otra de las ciencias que estudia la atmósfera, pero en la zona de contacto con la geósfera
y la hidrósfera de la Tierra, es decir, estudia la baja atmósfera, no en toda su amplitud.
Es la rama de la geografía física general que tiene como objeto de estudio los climas. Le
interesa establecer cómo se presenta en forma habitual la atmósfera en una porción de la
superficie terrestre, cómo se comporta el conjunto, la combinación de elementos o
fenómenos atmosféricos y cuáles son sus relaciones en el tiempo y en el espacio, es decir,
es una ciencia sintética, a diferencia de la meteorología que es analítica. A la climatología le
interesa conocer la combinación de fenómenos, pero también se preocupa de establecer
sus causas y consecuencias; en este sentido, es descriptiva y también explicativa. Para
conocer las causas va más allá de la baja atmósfera, por ello recurre y usa los conocimientos
aportados por la meteorología y avanza con su desarrollo. En cuanto a las consecuencias,
estas se traducen en el espacio en formas, fisonomías distintas.
Meteorología Climatología
Tiempo: combinación local y pasajera de fenómenos Clima: conjunto de fenómenos meteorológicos que
atmosféricos: puede ser breve, variable y se caracterizan el estado medio de la atmósfera en un
descompone en números. punto de la superficie terrestre.
Forma de la Tierra
Debido a su redondez, los rayos solares inciden sobre la Tierra con ángulos variables de
inclinación. Estos ángulos y la cantidad de energía que se recibe dependen, en último
término, de la latitud, la cual es consecuencia de la forma de la Tierra. La energía solar va
disminuyendo desde el Ecuador hacia el polo, ya que la oblicuidad aumenta. Esto implica
que un mismo haz de rayos debe recorrer distancias distintas de acuerdo a la latitud: a
mayor latitud, mayor oblicuidad, lo que quiere decir que una misma cantidad de energía
debe recalentar un área mayor, por lo tanto, el calentamiento es menor. Por otra parte, los
rayos solares al recorrer mayor distancia para llegar a las zonas de latitudes más altas,
tienen mayor posibilidad de ser absorbidos o reflejados antes de alcanzar la superficie
terrestre.
Movimientos de la Tierra
Dos movimientos son particularmente importantes desde el punto de vista climático, el de
rotación y el de traslación.
a) Movimiento de rotación. Es el movimiento que la Tierra realiza en torno a su eje
imaginario y que permite o da los principios en que se basa el sistema de coordenadas
geográficas de latitud y longitud, medidas sobre meridianos y paralelos. Este movimiento
tiene como consecuencia el cambio en el círculo de iluminación de la Tierra, es decir, genera
zonas de iluminación y zonas de sombra, de acuerdo a la exposición al Sol. Este hecho tiene
consecuencias en la temperatura, la humedad relativa, la presión y el viento, provocando
diferencias a lo largo del día.
b) Movimiento de traslación. Es el movimiento que la Tierra realiza en torno al Sol
describiendo una órbita. En este camino el eje de la Tierra se encuentra inclinado en 66° 33’
con respecto a la eclíptica, es decir, el plano que contiene la órbita descrita, hecho que
genera situaciones de especial importancia. El círculo de iluminación es variable, de acuerdo
al momento del año (ver la figura siguiente). Dos veces a lo largo del año, aproximadamente
el 21 de marzo y el 23 de septiembre, los rayos solares caen verticales al Ecuador, por lo
tanto, el círculo de iluminación va de polo a polo, con lo cual todos los puntos de la Tierra
tienen un día y una noche de igual duración, es decir, 12 horas. En estos momentos,
conocidos en el hemisferio sur como equinoccios (del latín aequi: igual y noctium: noche) de
otoño y de primavera, respectivamente, el máximo de energía se recibe sobre el Ecuador y
desde allí disminuye hacia los polos donde es nula. Los equinoccios indican el inicio de las
estaciones de otoño y primavera.
El 21 de junio y el 22 de diciembre los rayos solares caen verticalmente sobre los 23° 27’,
definiendo los círculos menores paralelos al Ecuador en cada hemisferio conocidos como
trópicos, producto de la inclinación del eje con respecto a la eclíptica (ángulo de 66° 33’). El
círculo de iluminación alcanza los 66° 33’, generando círculos menores paralelos al Ecuador
en cada hemisferio denominados círculos polares. La máxima cantidad de energía solar se
recibe sobre los trópicos donde el Sol está incidiendo verticalmente, y desde allí disminuye
hacia las altas latitudes.
En los equinoccios (a la izquierda) todos los puntos de la Tierra tienen doce horas de día y doce horas de noche. Los rayos
solares inciden verticalmente sobre el Ecuador. Durante el solsticio de verano para el hemisferio sur (a la derecha) el hemisferio
sur recibe mayor insolación al incidir sobre él los rayos con mayor verticalidad, a la vez que el tiempo de exposición es mayor; lo
contrario ocurre en el hemisferio norte y en el solsticio de invierno. Fuente: Cuadrat y Pita, 1997.
El hemisferio norte y el hemisferio sur alternativamente exponen gran parte de ellos a los
rayos solares en uno y otro momento, por ello, día y noche son distintos en cuanto a
duración. El 21 de diciembre, el hemisferio sur expone al Sol gran parte de su superficie y los
días aquí son más largos que las noches; por su parte, los paralelos del hemisferio norte
tienen su mayor parte en el hemisferio de sombra, por lo tanto, las noches son más largas
que los días. Se generan en estos momentos los solsticios (Sol detenido). La alternativa
mayor verticalidad de los rayos solares y la mayor duración de la insolación (tiempo en que
se está recibiendo energía solar), en un hemisferio y en otro, da origen a mayor cantidad
energía recibida por cada uno, según corresponda. Con los solsticios comienzan las
estaciones de invierno y verano.
La traslación más la inclinación del plano ecuatorial terrestre con respecto a la eclíptica (23°
27’) generan los denominados puntos astronómicos (trópicos y círculos polares), solsticios y
equinoccios, estaciones, distinta duración del día, distinto grado de inclinación de los rayos
solares y la definición de zonas astronómicas (ver figuras anteriores).
Una zona intertropical o tórrida: localizada entre los 23° 27’N y 23° 27’S
Dos zonas templadas, Norte y Sur: localizadas en cada hemisferio entre los 23° 27’
y los 66° 33’ de latitud
Dos zonas polares, Norte y Sur: localizadas en cada hemisferio entre los 66° 33’
y los 90° de latitud
Latitud
La latitud puede considerarse como factor cósmico y también como factor geográfico. La
insolación (cantidad de energía, otra acepción) y la intensidad con que caen los rayos
solares dependen de la inclinación con la cual inciden y el tiempo de exposición, lo cual es
función de la latitud.
b) El agua está en continua agitación. A través de las olas, del oleaje, de las mareas y de las
corrientes marinas el agua se encuentra en agitación y movimiento, lo cual provoca una
transferencia de calor de un lugar a otro y también a las aguas situadas más abajo,
produciéndose así un aumento de la “superficie expuesta” a la radiación, a diferencia de la
tierra, en que es una misma porción la expuesta y esta es opaca, es decir, la energía no se
transmite al sustrato más allá de los 20 metros de profundidad, lo cual contrasta con la capa
de 100 a 200 metros en que se desarrolla la convección en las aguas. La tierra recibe energía
y la emite con lo cual se enfría más rápido.
Temperatura: - la amplitud térmica diaria es más baja en áreas costeras que continentales
Humedad y precipitaciones: - los océanos son fuentes de humedad, por lo tanto, las áreas costeras son más
húmedas y más lluviosas, según el viento y también el relieve que deja sentir la
oceanidad hacia el interior
La presión decrece de tal forma que a los 5.600 metros de altura la presión atmosférica es la
mitad de la que se presenta a 0 metros. También se puede indicar que el 90% de la masa de
la atmósfera se encuentra a 18.000 metros y en los próximos 18.000 metros encuentra un
9% más, de tal manera que el 99% de la masa se encuentra a 36 kilómetros. Otro dato indica
que a 100 kilómetros de altura la densidad de la atmósfera es equivalente a una
millonésima parte de la correspondiente a 0 metros.
b) Disminución de la temperatura media anual y de la amplitud térmica diaria y anual. Estos
hechos ocurren por la disminución de la densidad del aire y su empobrecimiento en vapor
de agua y dióxido de carbono con la altura, lo que hace que el aire disminuya su poder de
absorción del calor. A mayor altitud los rayos solares atraviesan el aire casi sin calentarlo (a
diferencia de lo que ocurre más abajo donde hay más vapor de agua y dióxido de carbono),
lo que hace que caigan con fuerza sobre el sólido y en las zonas de montaña se tueste la piel
con gran facilidad.
c) Aumento de precipitaciones. Por lo general, las precipitaciones son más abundantes en las
zonas montañosas. Ello ocurre porque al ascender el aire se enfría al entrar en contacto con
tierras más frías y también adiabáticamente, lo que aumenta la humedad relativa, provoca
la saturación, la condensación y la precipitación. Esto se ve favorecido o no por la posición
relativa con respecto a los vientos, lo que puede generar lluvias orográficas. Influye también
la distancia al mar, como principal fuente de humedad, la temperatura del viento, la
temperatura del suelo, la pendiente, entre otros factores.
En las precipitaciones, por tanto, influye la altitud y también la disposición del relieve, así
como su forma. Una montaña puede ser separadora de climas al generarse una ladera de
barlovento, fría y húmeda, y una de sotavento, cálida y seca, porque el aire llega arriba seco,
y al descender, y calentarse adiabáticamente y por encontrarse, además, con temperaturas
más altas, la humedad relativa disminuye, al igual que la posibilidad de saturación y
precipitación.
El aumento de las precipitaciones con la altitud tiene límites, no aumenta indefinidamente,
pues el aire al ascender se va secando y, en general, a ciertas altitudes ya hay poco vapor de
agua. Hay un umbral de altitud sobre el cual las precipitaciones comienzan a disminuir e
incluso a anularse; lo mismo ocurre con el límite de las nieves eternas, que debieran
Corrientes marinas
Algunos contrastes que se producen entre climas marítimos y continentales no se explican
totalmente por las variaciones entre tierras y mares; se debe recurrir a las corrientes
oceánicas, las cuales provocan efectos en la distribución de temperaturas, así como en la
pluviosidad.
Las corrientes marinas son cálidas o frías según su procedencia. Así, el agua del mar en bajas
latitudes será cálido, y frío en altas latitudes. Las corrientes cálidas transportan grandes
masas de agua cálida desde el Ecuador hacia los polos y las corrientes frías transportan
aguas frías desde las altas a las bajas latitudes. Esto, como se dijo, tiene efectos en
temperaturas y precipitaciones.
a) Temperaturas. Una masa de aire que se encuentra sobre una corriente cálida adquiere
calor por conducción y esta masa atemperará la costa que aborda. De ello se deduce la
explicación al hecho de que a igual latitud se observan temperaturas distintas en uno y otro
lugar, en uno y otro extremo de un continente, por ejemplo. Por lo tanto, una corriente
cálida implica un aporte de aire caliente a la costa que enfrenta y viceversa. Así, las
corrientes marinas son un factor del clima al generar temperaturas que no corresponden a
las teóricas considerando la latitud (a igual latitud se presentan distintas temperaturas), lo
que hace que ciertos lugares presenten anomalías térmicas, ya sean positivas o negativas.
La Corriente del Golfo o Gulf Stream hace que la costa europea sea más cálida que la
correspondiente por latitud y a la vez más lluviosa.
El agua caliente es más liviana que la fría y flota sobre ella; si el viento sopla hacia el
continente, por conducción calentará a este. Los efectos más notables en este sentido están
representados por la Corriente del Golfo, corriente que es debida a los vientos alisios del
sureste y que al pasar al hemisferio norte, debido a la forma de las costas de los
continentes, provocan menores amplitudes en el océano Atlántico que en el Pacífico,
comparando con el efecto de la Corriente de Kuro Shivo que se diluye en el Pacífico.
b) Precipitaciones. Las precipitaciones son más abundantes en una costa bañada por agua
cálida que por agua fría. Una porción de aire que pasa sobre agua cálida se calienta y se
carga de humedad, pero, al llegar a una zona más fría, a la costa, se satura, se condensa y
luego precipita. Contrariamente, una masa que pasa sobre agua fría se carga poco de
humedad, llega a una zona relativamente más cálida por lo cual el punto de saturación se
aleja y, por lo tanto, no precipita.
Las corrientes marinas acentúan la distribución de lluvias generadas por los vientos
predominantes.
Vegetación
La vegetación de un lugar es producto de una serie de factores que contribuyen a generar
las condiciones propicias para su desarrollo: suelo, relieve, clima. Dentro de estos, el clima
influye fuertemente, pues incide en todos los demás factores, por lo tanto, se puede decir
que la vegetación está fuertemente determinada por el clima, sería una consecuencia de él.
Así, resultarán distintos tipos de vegetación ante distintos tipos climáticos. No obstante la
relación anterior, la vegetación también puede actuar sobre el clima como un factor. Esta
posición es discutida por los autores, pues algunos señalan que la vegetación se ve afectada
por el clima y otros indican que es el clima el afectado por la vegetación. Una visión más
amplia de esta situación indica que la relación se produce en los dos sentidos. Es innegable
que la vegetación produce modificaciones locales del clima y también a escalas mayores.
Por ejemplo, en las grandes selvas tropicales la transpiración de las hojas, aumenta la
humedad del aire y favorece la lluvia.
La vegetación influye también en las temperaturas, moderándolas a través de la sombra que
genera, resguardando el suelo contra la insolación y la irradiación. Esto provoca que la
temperatura media y la oscilación diaria disminuyan ante la presencia de vegetación.
La radiación terrestre es continua a lo largo del tiempo, aun cuando la Tierra siempre está
siendo insolada en un 50% de su superficie. Esto explica el hecho de las grandes variaciones
en la temperatura en el día y en la noche sobre los desiertos que no tienen humedad (vapor
de agua) ni nubes.
c) Conducción. Es la transferencia de energía desde un cuerpo a otro, del más cálido al más
frío. En el día y en el verano el suelo está más caliente que el aire que reposa sobre él,
entonces traspasa su calor por contacto al aire que lo cubre. En la noche y en el invierno el
suelo se encuentra más frío que el aire, por ello el aire sufre un enfriamiento. Es frecuente
que en la noche y en el invierno ocurra el proceso de inversión térmica, sobre todo en
noches limpias, despejadas y tranquilas. El aire se enfría por contacto con la tierra fría y en
consecuencia las capas más altas se encuentran más cálidas.
Reflexión:
R. y difusión al espacio 5%
R. de las nubes hacia el espacio 21%
R. directa de la superficie terrestre 6%
Total pérdidas por reflexión (albedo): 32%
Absorción:
A. por polvo, vapor de agua, CO 2 15%
A. por las nubes 3%
A. por la superficie terrestre 50%
Total absorción Tierra-atmósfera: 68%
Balance Radiación-Reflexión:
Total radiación desde la Tierra-atmósfera al espacio 68%
Total reflexión superficie terrestre-atmósfera 32%
Total: 100%
Fuente: adaptado de Strhaler y Strahler, 1997.
Existen otros mecanismos por los cuales la atmósfera se calienta; ellos hacen referencia a un
transporte de energía de una masa de aire a otra y de un lugar a otro.
d) Convección. Si el aire es calentado por conducción o irradiación terrestre, las partículas se
dilatan, pierden densidad, tienden a ocupar un mayor volumen y, por lo tanto, el aire cálido
más liviano ascenderá y el frío que está encima descenderá, generándose así corrientes de
ascenso y descenso de origen térmico. Así, la convección es capaz de llevar calor terrestre
hacia capas más altas de la atmósfera. Ocurre de preferencia en el día y en el verano, es
decir, cuando se produce una mayor insolación, implicando, por tanto, mayor calentamiento
de la superficie, lo que provoca, a su vez, mayor conducción e irradiación de calor.
e) Advección. Importación del calor por masas de aire y vientos. El aire en movimiento, el
viento, es un agente de transporte de frío o calor dependiendo desde donde se dirige.
Transporta calor desde las latitudes bajas hacia las altas, generando temperaturas altas en
latitudes medias. Transporta frío si proviene de altas latitudes, generando olas frías si se
mantienen las bajas temperaturas por algunos días. Influye en esto la presencia o no de
barreras montañosas. En la advección, contrariamente a lo que ocurre en la convección, el
movimiento y transporte de calor se realiza en sentido horizontal.
Medida de la temperatura
Los instrumentos usados para medir la temperatura son los termómetros. Ellos se basan en
las propiedades que tienen los cuerpos de dilatarse con el calor. Se usan metales, pues
tienen una dilatación uniforme con el calor; sólidos en los termómetros registradores o
termógrafos, y metales líquidos en termómetros corrientes. Se usa normalmente el
mercurio porque tiene una dilatación uniforme ante un determinado aumento de
temperatura. El mercurio se solidifica a -39,5 °C, por ello para medir temperaturas más
bajas se usan otras sustancias como, por ejemplo, el alcohol, aunque tiene una dilatación
variable según la temperatura.
Otro instrumento es el termosensor o termómetro electrónico, el cual se basa en el principio
de la resistividad de los metales, es decir, en la resistencia de transmitir corriente eléctrica,
la cual es variable para un mismo metal que esté a distintas temperaturas. Se trabaja con
una escala de temperatura adecuada y se determina la temperatura correspondiente.
Existen termómetros que miden temperaturas máximas, temperaturas mínimas,
temperaturas máximas y mínimas, y también termómetros registradores o termógrafos.
Para tener buenas mediciones los termómetros deben protegerse de la luz solar directa y
permitir el libre paso del aire. Se colocan a un altura entre 1,2 y 1,8 metros para alejarlo del
efecto de la superficie. Estas condiciones se conocen como abrigo meteorológico.
El termómetro mide la temperatura del aire, lo cual difiere de la temperatura sensible o
sensación térmica. Esta última depende del movimiento del aire y de la humedad. Calor y
frío extremos son más soportables con menor humedad, porque ocurre la evaporación del
sudor de la piel. El frío es más tolerable sin viento, pero el calor, al contrario, con viento,
pues este ayuda a la evaporación del sudor si el aire es seco, lo que contribuye, a su vez, a la
refrigeración del cuerpo.
La temperatura es el elemento de mayor incidencia en la clasificación de los climas y puede
variar notablemente en el tiempo o en el espacio. En cuanto a estas variaciones, la suma de
la acción de los factores del clima produce cambios temporales, así se presenta una
variación diurna y una variación anual de la temperatura. Se involucra en estos cambios el
concepto de amplitud u oscilación térmica, la cual se define como la diferencia entre la
temperatura máxima y la temperatura mínima registrada durante un periodo en un punto
determinado.
Para comparar la temperatura registrada en un lugar y en otro todos los análisis se basan en
los promedios simples de los valores registrados. En climatología un valor es aceptable y
representativo cuando procede de un registro de por lo menos 30 años, pues para trabajar
con mucha precisión se requiere, según decía Von Hann, por lo menos, de 480 años de
observaciones, lo cual en la práctica no ocurre. Todos los análisis se basan en promedios, los
Escalas termométricas
Todas las escalas parten del establecimiento de dos puntos fijos, por lo general, la fusión
normal del hielo y la ebullición normal del agua. Estos dos puntos delimitan lo que se
conoce como el intervalo fundamental que se divide en distinta cantidad de partes iguales
denominados grados de temperatura.
El físico alemán Gabriel Daniel Fahrenheit (1686-1736) recogió el problema (ya planteado
por Galileo en el siglo XVI) del establecimiento de los puntos fijos del termómetro y propuso
a principios de siglo XVIII la escala que lleva su nombre, Fahrenheit, utilizada en Estados
Unidos de América. Tomó los puntos base en la temperatura de ebullición del agua y una
temperatura muy baja alcanzada por una mezcla de hielo y amoniaco. Este espacio lo dividió
en partes o grados Fahrenheit (°F); 32 °F corresponden al hielo fundente y 212 °F al de
ebullición del agua. Un grado centígrado equivale, por tanto, a 1,8 °F.
La escala termométrica más universal es la conocida, por lo general y de manera indistinta,
escala Celsius (°Cels) o Centígrada (°C), aunque, como se verá, se trata de dos escalas
diferentes en su origen. La primera fue propuesta por el científico sueco Anders Celsius
(1701-1744) quien tomó el espacio entre la diferencia de la altura de la columna de
mercurio alcanzada por la temperatura del hielo fundente y la de ebullición del agua a
presión de 760 mm y la dividió en 100 partes, tomando y asignando los valores 100° y 0°,
respectivamente. De esta manera se evitaba el uso de valores negativos considerando las
bajas temperaturas registradas en esa parte de Europa.
La escala centígrada (°C) fue propuesta casi simultáneamente a la Celsius por el botánico
sueco Carl von Linné y el lionés Pierre Christin quienes tomaron también los mismos puntos
de referencia, pero asignando el valor 0° a la temperatura del hielo fundente y el 100° a la
ebullición del agua, es decir, en los extremos opuestos a los establecidos en la escala de
Celsius. A pesar de esta diferencia original, en la actualidad se acepta la denominación
indistinta, tal como se dijo, de Celsius o centígrada al referirse a esta última, la cual resulta
ser la más utilizada en el mundo.
La escala Kelvin fue propuesta en 1869 por el físico inglés sir William Thomson (1824-1907),
quien fuera titulado más tarde como Lord Kelvin. La escala Kelvin se conoce también como
escala absoluta, al igual que la escala Rankine (propuesta por el físico escocés William
Rankine en 1969), porque consideran el valor 0° o cero absoluto, temperatura a la que las
moléculas contenidas en un volumen han perdido todo movimiento por no existir espacios
intermoleculares y, por ello, no quedan restos de calor. La escala Kelvin resulta de sumar
273,15° (273 en la práctica para simplificar) a la escala centígrada, de manera que uno de los
puntos fijos, el punto de congelación del agua, alcanza el valor 273 K y el punto de ebullición
del agua el valor 373 K. Entre estos dos puntos median 100 grados con lo cual un grado
Kelvin, 1 K, es equivalente a un grado centígrado, 1 °C.
En la escala propuesta por el físico y naturalista francés René Reaumur (°R) (1683-1757) la
temperatura correspondiente al punto de ebullición está indicada con 0 °R y el punto de
congelación del agua con 80 °R. Está escala está en desuso.
9
º F º C 32
Centígrada – Fahrenheit 5
º C º F 32
5
9
º C º K 273
Centígrada – Kelvin
K º C 273
Variación anual de la temperatura. La temperatura varía a lo largo del año de acuerdo a los
cambios que experimenta la insolación. Así, la temperatura aumenta desde mediados de
invierno hasta mediados del verano, y disminuye desde mediados del verano a mediados de
invierno. Esto ocurre porque los días se hacen más largos y más cortos, respectivamente.
Influye también la inclinación con que caen los rayos solares y la superficie que deben
calentar. Esto hace que se produzcan las estaciones del año.
Las temperaturas a lo largo del año se pueden representar de distintas maneras, día a día, a
través de la temperatura media diaria; o mes a mes, a través de la temperatura media
mensual, la cual es la forma más utilizada.
Si se gráfica la temperatura media mensual se ve que las máximas anuales se producen en el
hemisferio Sur en diciembre, enero o febrero, y la mínima en junio, julio o agosto, de
acuerdo al lugar de que se trate. Hay un retraso térmico, aproximadamente de un mes con
respecto a la insolación; así, las temperaturas máximas y mínimas ocurren en los meses de
enero y julio, según el hemisferio.
5.2. Humedad
Una las características del aire es la de contener alguna cantidad de agua en cualquiera de
los tres estados, sólido, líquido y gaseoso, debido la variedad de temperaturas que se
encuentran en la atmósfera. El agua va pasando de una fase a otra mediante ciertos
procesos físicos. Estos procesos físicos: evaporación, condensación, sublimación,
congelación y fusión, intervienen en el ciclo del agua en la atmósfera. El agua tras ocurrir el
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proceso de evaporación queda contenida en el aire en estado gaseoso, la cual pasa a estado
líquido mediante el proceso contrario, la condensación. En este paso de líquido a gas y de
gas a líquido se absorbe energía y se libera energía, respectivamente (el calor latente de
vaporización). La evaporación de un gramo de agua requiere o absorbe 600 calorías, pero
esta energía queda en estado latente en el aire y la misma cantidad es devuelta o liberada a
la atmósfera, a través de la condensación de un gramo de agua. Esto es lo que se llama paso
de calor sensible a calor latente y viceversa. Si ocurre evaporación la temperatura sensible
disminuye, pues se utiliza calor o energía en el proceso, pero no se pierde, queda
almacenada en estado latente en el vapor de agua. El agua en estado de vapor o gas pasa a
estado líquido a través de la condensación, pero si las temperaturas en que esto ocurre son
menores a 0 °C pasan por sublimación directamente al estado sólido. En este caso se liberan
680 calorías por cada gramo de agua, pues hay que sumar la energía liberada por la
condensación (600 calorías por gramo) y la de solidificación (80 calorías por gramo). Estas
680 calorías por gramo de agua son las mismas que se absorben en el proceso inverso de
paso de sólido a gaseoso también denominado sublimación. La sublimación en este caso
requiere de energía (calor latente de sublimación), 680 calorías por gramo de agua, 80 para
efectuar la fusión (calor latente de fusión) y 600 para la evaporación. Entonces, los cambios
de estado de la materia son importantes porque acompañan cambios de energía de una
forma a otra; cambios, pues no hay pérdidas.
En climatología se entiende por humedad atmosférica alguna medida de la cantidad de agua
en la atmósfera; en su sentido más restringido se refiere a la cantidad de vapor de agua que
contiene o puede contener la atmósfera. Esta proporción de agua gaseosa que el aire puede
contener varía entre valores cercanos a 0% como mínimo en el invierno en zonas árticas,
con aire frío y seco, a valores de casi un 5% en aire cálido y húmedo en la zona ecuatorial. El
contenido del vapor de agua que el aire puede contener depende, por una parte, de la
temperatura del mismo y, por otra, también de la distancia a la fuente de humedad. Como
la temperatura disminuye con la altura y la latitud, los mínimos higrométricos se encuentran
en la alta tropósfera y en las regiones polares. El aire no puede contener indefinidamente en
el tiempo el vapor de agua, ni en una cantidad fija; lejos de ello, se producen cambios en
esta cantidad. El aire puede absorber más vapor de agua hasta cierto punto, punto que está
determinado por la temperatura del aire. Llega un momento en que el aire se satura y ya no
puede contener más vapor de agua, en ese momento se produce la condensación, proceso
que implica el paso del estado gaseoso al líquido. Como resultado del proceso se forman
pequeñas gotas de agua que en algunas situaciones pueden caer en forma de
precipitaciones. Antes, mediante la condensación, y después, a través de la precipitación, la
atmósfera se libera del exceso de humedad.
La humedad atmosférica da lugar a numerosos fenómenos atmosféricos o meteoros,
hidrometeoros en este caso, determinando, entre ellos, la posibilidad de precipitaciones que
es el segundo elemento del clima en importancia. Como se ha dicho, el vapor de agua puede
absorber la radiación solar, actuando como un regulador térmico e interviene en la
sensación térmica.
Diversos términos o expresiones relacionados con el fenómeno de la humedad atmosférica
comienzan con el prefijo griego higro: humedad.
Humedad relativa. Una porción o masa de aire no siempre contiene todo el vapor de agua
que su temperatura le permite, es decir, no siempre está saturado, por lo tanto, se necesita
otra forma de medir la humedad. La humedad relativa indica la relación que hay entre la
cantidad de vapor de agua efectivamente contenida por un volumen de aire a una
temperatura dada y la cantidad máxima que el aire puede contener a esa temperatura, es
decir, la relación entre humedad absoluta y humedad de saturación, por ello la humedad
relativa se expresa en porcentaje. Por ejemplo: la humedad relativa es de un 100% cuando
el aire está saturado; la humedad relativa es de un 50% cuando el aire contiene sólo la
mitad de la cantidad de vapor de agua posible a esa temperatura.
La humedad relativa puede aumentar ante un incremento en la cantidad de vapor de agua
cuando se está cerca de una fuente de evaporación, en la medida en que este vapor se
Mezcla de aire. Es la forma que aporta condensación poco abundante y sólo genera nubes y
niebla a cierta altura. Ocurre cuando dos masas de aire de distinta temperatura se
encuentran y una de ellas está cerca de la saturación. Si la otra masa está más fría transfiere
menor temperatura a la otra, con lo que se enfría y condensa parcialmente. Es una situación
poco común y poco efectiva, pues, poco a poco, con la mezcla de aire, se conduce
temperatura de una a otra, se equilibran y se aleja el punto de rocío.
Por enfriamiento directo. Es la segunda forma o mecanismo en importancia en cuanto a la
efectividad de la condensación. Puede producirse en situaciones distintas:
- por conducción e irradiación: durante la noche la superficie terrestre se enfría y conduce e
irradia este calor al aire tranquilo que se encuentra sobre ella, enfriándolo y produciéndose
el fenómeno de inversión térmica. Si este enfriamiento es efectivo el aire puede saturarse y
condensarse, formando rocío. Si el enfriamiento logra bajar a los 0 °C, en invierno, se
produce la escarcha. Si la condensación ocurre en una porción de aire más amplia a cierta
altura del suelo se produce la niebla de irradiación.
- condensación por paso de aire sobre una superficie fría: si una masa de aire se desplaza a
una zona más fría o a mayor altura, la temperatura de ella tenderá a bajar, alcanzándose el
punto de rocío, saturándose y condensándose. A medida que el aire se mueve se pueden
generar nieblas muy densas que se conocen como nieblas de advección, como las que se
producen cuando aire marítimo se desplaza sobre continentes fríos en inviernos. La fuerte
condensación que se produce hace aumentar la temperatura sensible por la liberación de
energía. Si esto ocurre cuando el aire asciende por una montaña enfriándose se produce la
niebla de ladera.
Condensación por expansión. Es el mecanismo más importante y enérgico de condensación
pudiendo dar lugar a intensas precipitaciones. El aire al ascender, subiendo por la ladera de
una montaña o en la atmósfera libre, se expande, pues disminuye la presión debido al
menor peso de la atmósfera. Al expandirse sufre una disminución de temperatura sin haber
transferencia de calor, es decir, no hay absorción ni liberación de calor, no hay pérdida ni
ganancia de calor, es lo que se conoce como proceso abiabático. La disminución de
temperatura en una porción de aire que asciende se denomina gradiente adiabático. Según
las condiciones se pueden aplicar dos gradientes adiabáticos. El gradiente adiabático seco es
el gradiente adiabático que se aplica a un aire no saturado en que no se produce
condensación y es de 10 °C por cada 1.000 metros de ascenso o, dicho de otro modo, es una
disminución de 1 °C cada 100 metros. Este gradiente es distinto al gradiente de temperatura
que se aplica o que hace referencia a la disminución de temperatura sobre el aire estable
que se encuentra a distintas altitudes. El aire asciende y se enfría por expansión siguiendo el
gradiente adiabático seco, pero en algún momento, si se llega a la temperatura del punto de
rocío, el aire se satura y comienza la condensación. Al ocurrir la condensación se produce
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una liberación de calor latente, el cual estaba contenido en el vapor de agua. Este calor
latente se transforma en calor sensible, aumentando el calor sensible que el aire ya tenía.
Este aumento de calor compensa, parcialmente, la disminución de temperatura por
expansión en la masa de aire, con lo cual disminuye el descenso de temperaturas por
expansión y comienza aplicarse otro gradiente, el gradiente adiabático húmedo, que oscila
entre 3 y 6 °C de disminución cada 1.000 metros, es decir, la temperatura disminuye menos
debido al aporte de calor sensible tras la condensación. Se aplica, normalmente, el valor de
0,5 grados por cada 100 metros.
La altura influye entonces en la humedad y las precipitaciones, pues interviene en la
disminución de la presión y en la disminución de temperaturas, ya sea por contacto, pero en
mayor grado por expansión cuando el aire asciende, pudiendo el aire alcanzar el punto de
rocío, la saturación y la condensación. Este ascenso de aire se produce, como se dijo,
subiendo una montaña, efecto orográfico; en un centro de bajas presiones o ciclónico,
donde se produce ascenso forzado de aire, lo que se asocia con los sistemas frontales; o
bien por ascenso espontáneo, cuando el suelo calienta el aire y este asciende por
convección.
Nubes
Las nubes son la expresión visible de la existencia de agua en la atmósfera, pues en estado
gaseoso el agua es invisible. Las nubes están formadas por gotas de agua o por cristales de
hielo, o por ambos a la vez. Las gotas miden entre 10-15 y 50 micrones de diámetro. Cada
partícula se forma en torno a un núcleo de condensación.
Las nubes intervienen en el balance térmico, pues absorben el 3% de la energía solar que
llega al sistema Tierra-atmósfera, reflejan un 21% de la energía solar y reirradian parte de la
energía que la Tierra irradia a la atmósfera. Reducen con su presencia la amplitud térmica
desde valores de, por ejemplo, 30 °C si no existen a 8 °C si existen. Las nubes entregan
indicios acerca de los estados del tiempo y para su previsión.
El nefanálisis es la parte de la meteorología que se preocupa del estudio de las nubes, su
origen, su forma, su estructura, luminosidad, entre otras características. Las líneas que unen
puntos de igual nubosidad se conocen con el nombre de isonefas.
En el estudio del tiempo interesa conocer el tipo de nubes y sus características y la
proporción del cielo cubierto con ellas. Esto último se expresa en octavos o décimos de cielo
y se mide sin el uso de instrumentos. En promedio a escala planetaria en todo momento hay
cuatro octavos de cielo cubierto.
Las nubes se clasifican bajo distintos puntos de vista: forma, constitución (hielo o agua),
altura. Una de las clasificaciones más conocidas es la propuesta por el farmacéutico y
meteorólogo aficionado inglés Luke Howard (1772-1864) en 1803 en su ensayo The
Modifications of Clouds, la cual se basa en la forma de ellas. Howard distingue tres tipos
básicos: cirrus, cumulus y stratus, a partir de los cuales la Organización Meteorológica
Mundial ha establecido 10 géneros. Strahler diferencia dos tipos fundamentales de nubes:
estratiformes o nubes en capas y cumuliformes o nubes globulosas.
Según su altura las nubes pueden diferenciarse en: nubes altas o superiores, dispuestas
sobre los 6.000 metros y constituidas solo por cristales de hielo; entre ellas se diferencian
los cirrus, cirrustratos y los cirrucumulus. Las nubes medias, localizadas entre los 3.000 y los
6.000 metros están constituidas por agua líquida (gotas) y cristales; aquí se encuentran los
5.3. Precipitaciones
Bajo el concepto de precipitaciones se engloban todos los procesos en que partículas de
agua líquida o sólida precipitan en la atmósfera y caen a tierra. Precipitación se puede
entender también como el agua de la atmósfera que en forma sólida o líquida cruza la
atmósfera y se deposita sobre la superficie terrestre. Las gotas de agua y los cristales de
hielo se forman en la atmósfera saturada en presencia de núcleos de condensación y
generan gotas entre de tamaño entre 10 y 50 micrones que se mantienen en suspensión.
Hay teorías que explican cómo ocurre el paso de gútulas a gotas de lluvia. Este proceso se
puede explicar mediante dos procesos: el de Bergeron-Findeisen y el de coalescencia.
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El proceso Bergeron ocurre en una nube a temperatura bajo 0 °C donde existen gotas y
cristales. Estos últimos tienden a crecer más rápido que la gota, pues el agua tiende a
evaporarse y a condensarse en torno a las agujas de hielo que agrandan así su tamaño. Si
comienzan a caer chocan unas con otras y crecen más. Si atraviesan niveles de temperatura
más altos caen como lluvia.
La parte superior de algunas nubes se encuentra a una temperatura mayor a 0 °C; allí, la
precipitación se debe sólo a la unión entre dos gotas, necesitándose un largo recorrido o
movimientos de ascenso y descenso para alcanzar el tamaño de gotas de lluvia. Este es el
mecanismo conocido como coalescencia.
En cuanto a los tipos de precipitaciones los básicos son la lluvia, la llovizna, la nieve y el
granizo.
La lluvia está compuesta por gotas de 1 a 2 milímetros de diámetro, pero que pueden llegar
a siete milímetros, aunque luego se dividen. Las nubes estratiformes y cumuliformes
pueden dar origen a la lluvia. Si las gotas que caen son de menor tamaño, alrededor de 0,5
milímetros, la precipitación se conoce como llovizna. Las precipitaciones se miden con el
pluviómetro y se expresan en milímetros (mm) o centímetros (cm), según la magnitud, de
agua caída. Un milímetro es equivalente a la caída de un litro por metro cuadrado.
La nieve se produce de la unión de gotas de agua muy fría (subenfriada) a un cristal de hielo,
entonces se hiela y se une al cristal. Si se unen varios cristales se forma un copo de nieve y
cae. Si la temperatura de las capas inferiores es menor al punto de congelación caen como
nieve, si no es así, se funde y cae como lluvia. La nieve se mide por la altura de la capa de
agua que forma una vez fundida y se expresa en milímetros. La densidad de la nieve fresca
es 1:10 la del agua y es fácilmente arrastrada por el viento, lo que dificulta su medición. Se
usa para ello el pluviómetro o el nivómetro.
La precipitación conocida como granizo está constituida por piedras de hielo de 0,5 a 2
centímetros y a veces más, pueden pesar hasta 1.000 gramos. Se generan en nubes de
desarrollo vertical. Una gota de agua se congela y por movimientos verticales dentro de la
nube asciende y se encuentra con temperatura bajo 0 °C, las gotas que se le unen se
congelan y adquiere más tamaño; en algún momento esta masa escapa de estas corrientes
ascendentes y cae al suelo. Este tipo de precipitaciones es propio de las nubes
cumulunimbus.
Como se ha mencionado antes, la condensación ocurre bajo distintas condiciones, pero sólo
una es capaz de generar lluvias y nieve en forma importante, es la condensación por
expansión; las otras formas generan como producto nubes, nieblas, rocío o escarcha.
La condensación por expansión del aire ocurre cuando existen corrientes ascendentes. Este
movimiento puede ser espontáneo o forzado. El ascenso espontáneo se asocia a la
convección y por ello se habla de precipitaciones convectivas. La forma forzada ocurre por
efecto orográfico y se habla de precipitaciones orográficas o de relieve; también ocurre por
efecto del encuentro de masas de aire distintas en un centro de bajas presiones o
depresión, y por las perturbaciones frontales que se generan por ese encuentro, por ello se
habla de precipitaciones ciclónicas, frontales o sinópticas. Estos dos últimos tipos de
precipitación se llaman también de origen dinámico.
Precipitaciones orográficas
Al enfrentarse un viento húmedo a una montaña es obligado a ascender, por lo cual se
enfría por expansión y por entrar en contacto con superficies más frías. El aire en estas
condiciones se satura y comienza la condensación, con lo que puede sobrevenir luego la
precipitación. La intensidad de estas precipitaciones depende de la pendiente del terreno y
de la velocidad con que la masa de aire asciende por él; su extensión varía según el tamaño
de la barrera y la cantidad de humedad disponible. El aumento de la precipitación con la
altura tiene un límite, pues a mayor altura la temperatura disminuye y con ello también su
capacidad de retener vapor de agua; a la vez, con la altura, la presión disminuye con lo que
decrece también la humedad absoluta, es decir, la cantidad de vapor disponible. Es por lo
anterior que hay una altura límite de precipitaciones. Si se condensa y precipita toda la
humedad disponible al traspasar la montaña el aire descenderá y se calentará
fundamentalmente por compresión (adiabáticamente), y también por contacto. En este
caso se aplica el gradiente adiabático seco. De esta forma, una montaña puede separar
climas, generando climas húmedos y secos a uno y otro lado. Ejemplos: Chile y Argentina, y
el sector occidental de Estados Unidos de América. Las precipitaciones recibidas en un lado
de la montaña pueden duplicar a las del otro lado.
Un frente cálido se produce cuando es el aire cálido el que alcanza al aire frío y asciende por
encima de este. El aire cálido es menos denso y pesado que el frío y por ello es forzado a
ascender sobre el primero. Si el frente es cálido se generan nubes y lluvias débiles.
Un frente frío se produce cuando la masa de aire cálido es levantada por el aire frío que le
sigue, puesto que este es más denso que al cálido y permanece cerca del suelo. Un frente
frío produce intensas lluvias y chubascos, separadas por períodos de claros.
Un frente ocluido se produce cuando un frente alcanza a otro frente. Existen dos frentes de
este tipo, dependiendo del contraste de temperatura entre el aire frío que está por delante
del frente cálido y el que se encuentra por detrás del frente frío. Según esto se puede
presentar un frente ocluido tipo frente cálido o un frente ocluido tipo frente frío.
Las precipitaciones frontales o ciclónicas son características, por tanto, de climas templados
bajo la influencia del frente polar, es decir, ocurren en la zona de perturbaciones frontales.
Medida de la presión
El instrumento esencial e irreemplazable es el barómetro, cuyo inventor fue el italiano
Evangelista Torriceli en 1635, este es conocido como el barómetro de Torricelli o barómetro
a mercurio. También existe el barómetro registrador o barógrafo.
Las lecturas barométricas deben corregirse en climatología. Se debe hacer una corrección
de temperatura, una por latitud y una por altura. La corrección de temperatura debe
hacerse porque el mercurio se dilata con la temperatura por lo que hay que tomar la
temperatura del instrumento; dado que se conoce el coeficiente de dilatación del mercurio,
se resta algo a la lectura si la temperatura es mayor a 0 °C y se suma si es menor a 0 °C. La
corrección por latitud se realiza porque la aceleración de gravedad no es la misma según la
latitud, debe reducirse a la gravedad normal, a 45 grados de latitud. La corrección por altura
debe realizarse para el trazado de isobaras, es decir, de líneas que unen puntos que tienen
igual presión reducida a nivel del mar a 0 m, a 0 °C y a 45° de latitud, y hacer comparables
los datos, sobre todo si es para una zona amplia. Se toma como referencia los 0 metros o
nivel del mar, pero las isobaras pueden trazarse para todos los planos de altitud.
Variaciones de la presión
Variación de la presión con la altura
El aire es un fluido compresible, es decir, a mayor altitud el aire está sometido a menor
presión y se expande, por ello disminuye su densidad. De otro modo, la presión disminuye
porque cada vez queda menos atmósfera sobre el punto, con lo que la densidad a mayor
altura es menor y el aire es más liviano. Los cambios de presión con la altura no son
constantes, pues ella decrece rápidamente en los primeros metros y después lo hace más
lentamente, tal como se vio en el apartado de los factores geográficos del clima.
Entre la baja presión ecuatorial y las altas polares se encuentran dos fajas de presiones que
no se explican por la temperatura; son centros de presión dinámicos, en oposición a los
centros de presión térmicos. Se observan cinturones de altas presiones en los dos
hemisferios alrededor de los 30° y 40° de latitud. Se denominan cinturones subtropicales de
altas presiones con valores mayores a 1.020 milibares. En el hemisferio sur están bien
definidos por el escaso desarrollo de continentes. En el norte alternan con centros de bajas
5.5. Vientos
El viento es aire movimiento con respecto a la superficie terrestre cuya componente
predominante es horizontal, si es vertical se llama corriente de aire o corrientes ascendentes
o descendentes. Para explicar los vientos hay que recurrir al concepto de presión y de
gradiente bárico o gradiente de presión. La situación entre una alta presión y una baja
presión es análoga a la de una ladera inclinada, las moléculas del aire tienden a moverse en
la dirección del gradiente. La magnitud o fuerza del viento es, precisamente, proporcional a
la pendiente del gradiente. A mayor inclinación mayor fuerza, por ello los movimientos del
aire son medios de compensación para equilibrar las diferencias de presión. La causa de los
vientos está en las diferencias de presión ocasionadas por causas diversas. A mayor
diferencia de presión, mayor es la magnitud del viento a una igual distancia. Ante isobaras
más próximas, mayor es la magnitud del viento.
En el viento influye el gradiente barométrico, la desviación provocada por la rotación de la
Tierra, el roce que actúa en dirección contraria a la dirección del viento y la fuerza
centrífuga. Un viento se explica por la combinación de las cuatro componentes.
Funciones de los vientos - transporte de calor desde las bajas a las altas latitudes y viceversa
- intervienen el balance térmico
- colaboran en el abastecimiento de humedad para las precipitaciones
en los continentes
La rotación de la Tierra hace que los vientos se desvíen con respecto a su dirección original,
hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur, lo cual es
mayor cuanto más cerca se esté del polo, por ello el viento no sopla en la dirección del
gradiente, sino inclinado. Esta desviación se produce por la diferencia de velocidad de
rotación con la latitud. Cuando sale el aire de algún lugar lo hace con una determinada
velocidad de rotación de la Tierra y se dirige a lugares con distinta velocidad, por ello se
desvían. George Hadley en 1735 indicó este efecto, pero no lo explicó muy bien. Después
fue estudiado por Gaspar de Coriolis en 1835, pero la ley se generalizó con el
estadounidense William Ferrel en 1856 quien enunció la regla.
El roce actúa en dirección contraria a la dirección del viento.
De acuerdo con todo lo anterior, presión y viento están relacionados, el viento fluye de altas
presiones a bajas presiones. A mayor gradiente bárico mayor velocidad del viento.
Más tarde se formuló una teoría de tres células, modelo tricelular, en cada hemisferio que
tampoco es muy ajustado a la realidad. Una de estas células se extiende desde el Ecuador
hasta los 30 grados de latitud, otra célula desde los 30 a los 60 grados de latitud y la tercera,
desde los 60 grados hasta los polos. Este modelo tricelular fue propuesto gracias a los
aportes, por una parte, de George Hadley en 1735 que limitó la célula convectiva, que lleva
su nombre, la célula de Hadley, entre el Ecuador y las latitudes tropicales; la segunda célula,
la central, la de las latitudes medias, fue propuesta por William Ferrel, conocida por esto
como la célula de Ferrel; por último, la célula de las altas latitudes, producida por
subsidencia fue definida a partir de los trabajos de la escuela noruega en 1928 y se conoce
como la célula polar.
Esquema idealizado de la circulación general de la atmósfera con los principales
centros de acción y los vientos asociados.
A Climas tropicales lluviosos Temperatura media del mes más frío superior a 18 °C
B Climas secos Precipitaciones menores a la evaporación
C Climas templados y húmedos Temperatura del mes más frío entre 18 y -3 °C, y por lo menos un mes
mayor a 10 °C
D Climas fríos Temperatura del mes más frío menor a -3 °C y el mes más cálido mayor
a 10 °C
E Climas polares Temperatura del mes más cálido es menor a 10 °C
Segunda letra*:
* Las segundas letras minúsculas hacen referencia a la distribución estacional de las lluvias.
a Con veranos calurosos, mes más cálido con temperatura mayor a 22 °C Climas C y D
b Con veranos cálidos, mes más cálido con temperatura menor a 22 °C y durante
cuatro meses por lo menos superior a 10 °C Climas C y D
c Con veranos cortos y frescos, menos de cuatro meses sobre 10 °C Climas C y D
d Con inviernos muy fríos, mes más frío por debajo de -38 °C Climas D
h Seco y caluroso, temperatura media anual superior a 18 °C (heisst = caliente) Climas B
k Seco y frío, temperatura media anual bajo 18 °C (kalt=frío) Climas B
Clasificación de C. Thornthwaite
A Hiperhúmedo
B Húmedo
C Subhúmedo
D Semiárido
E Árido
A Ecuatoriales
B Tropicales
C Subtropicales
D Templados
E Desérticos cálidos
F Desérticos fríos
G Fríos
H Árticos