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Marcela Inés Sánchez Martínez

Instituto de Geografía UC
GEO104 Geografía Física General, 1-2019
Climatología

1. La atmósfera: composición y estructura


El término atmósfera proviene del griego atmos: vapor y sphera: esfera. Se le puede definir
como la envoltura gaseosa continua, relativamente homogénea, que rodea a la Tierra por
cientos y miles de kilómetros, acompañándola en sus movimientos. Esta envoltura es
consecuencia de la atracción gravitacional que ejerce la Tierra sobre ella, evitando el escape
de estos gases al espacio. La atmósfera se presenta como gas y como tal tiene las
propiedades de un fluido; se expande, se comprime, se mueve y tiene la capacidad de
adquirir un estado térmico determinado. En ella se presentan también sustancias líquidas y
sólidas, especialmente en sus capas inferiores. Su límite superior se establece en 10.000
kilómetros.

1.1. Composición de la atmósfera


Antiguamente se pensaba que la mezcla de gases que forman la atmósfera era un solo
elemento, pero los trabajos de Scheele, Dalton y Lavoisier demostraron que era una mezcla
de gases en la que estos conservan sus propiedades sin combinarse.
La composición del aire puro y seco de la atmósfera se presenta en el cuadro siguiente. En él
se aprecia la presencia de tres gases, el nitrógeno, el oxígeno y el argón, que constituyen el
99,96% del volumen atmosférico. El nitrógeno y el argón son químicamente inertes y una
vez desprendidos a la atmósfera permanecen allí sin combinarse. Luego, el hidrógeno y los
gases nobles completan el cuadro de los llamados gases permanentes; denominados así
porque se encuentran en proporción sensiblemente constante en todos los lugares y en
todos los momentos. Otros gases, presentes en cantidades variables, como el vapor de agua
y el dióxido de carbono cumplen importantes funciones en la atmósfera y en los procesos
meteorológicos. El vapor de agua puede variar desde un valor de 5% cerca del suelo en las
regiones ecuatoriales hasta ser casi inexistente por encima de los 10 kilómetros. El dióxido
de carbono se ha mantenido en equilibrio en cantidades reducidas en los últimos siglos,
pero observaciones recientes demuestran que su concentración aumenta cada año lo que
puede conducir, a través del llamado efecto invernadero, a un cambio global del clima. La
atmósfera contiene también una cantidad relativamente pequeña de ozono producto del
balance entre las reacciones que lo producen y las reacciones que lo destruyen; contiene,
además, cantidades variables de aerosoles, partículas suspendidas como polvo, humo,
cenizas, sales y materia orgánica, procedentes tanto de la acción humana como de fuentes
naturales. Estos aerosoles cumplen una función decisiva al actuar como núcleos de
condensación a partir de los cuales se forman las nubes y las nieblas, pero también son
causantes de grandes niveles de contaminación del aire cuando su concentración es
elevada. Las partículas más gruesas se encuentran a un kilómetro desde la superficie; a 3 ó 4
kilómetros se presentan las partículas acarreadas por las corrientes diarias, mientras que
sobre los 11 kilómetros se presentan partículas muy finas producto de las erupciones
volcánicas violentas y otras de origen cósmico.

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Composición media de la atmósfera seca por debajo de los 80 kilómetros
(ppmv, partes por millón en volumen).

Fuente: Cuadrat y Pita, 1997, página 24.

La homósfera
Con respecto a las características de la atmósfera en función de las variaciones de la mezcla
gaseosa, existe una capa bastante homogénea, por ello denominada homósfera, que se
extiende hasta los 80 kilómetros, donde la composición es muy uniforme. No obstante, se
presentan modificaciones que afectan la presencia de otros gases componentes, como el
vapor de agua y el dióxido de carbono, que están fuera de los que constituyen el aire puro y
seco.

La heterósfera
Comienza a los 80 kilómetros de altitud y se extiende hasta los 10.000 kilómetros,
establecidos convencionalmente como el límite exterior de la atmósfera. Es una capa que, a
diferencia de la homósfera, se caracteriza porque sus componentes se presentan dispuestos
en capas concéntricas ordenadas de acuerdo al peso del gas respectivo. Entre los 80 y los
200 kilómetros se encuentra el nitrógeno molecular, entre los 200 y los 1.100 kilómetros el
oxígeno atómico, entre los 1.100 y los 3.500 kilómetros se presenta una capa compuesta
por átomos de helio y, finalmente, entre los 3.500 y los 10.000 kilómetros una compuesta
por hidrógeno atómico, el elemento más liviano. El límite exterior de la heterósfera es
arbitrario, pues la densidad de los átomos de hidrógeno es casi igual a la del espacio
interplanetario.

1.2. Estructura térmica de la atmósfera


De acuerdo al comportamiento térmico del aire que forma la atmósfera, esta se puede
dividir en las siguientes capas, partiendo desde la superficie: tropósfera, estratósfera,
mesósfera, termósfera (ionósfera) y exósfera.

La tropósfera
Del griego tropos: cambios, giro y sphera: esfera. Es la primera capa de la atmósfera y desde
el punto de vista térmico se caracteriza por la disminución de la temperatura con la altura a
razón de 6,4-6,5 °C de disminución por cada 1.000 metros de ascenso; esta variación se
denomina gradiente vertical de temperatura. El límite superior de la tropósfera está
definido en el punto en el cual la temperatura deja de disminuir, marcándose allí la
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tropopausa. Este límite es variable con la latitud; así, en el Ecuador se presenta a los 16-18
kilómetros y la temperatura disminuye hasta los -80 °C; a los 45º de latitud la tropopausa se
encuentra a 13 kilómetros y la temperatura alcanza los -51 °C; y en los polos, el límite se
encuentra entre los 8 y 10 kilómetros y la temperatura llega a -46 °C. La tropopausa no es
una capa continua, sino que se encuentra interrumpida por las corrientes en chorro o jet
stream.
La tropósfera se caracteriza por contener el 90% de la masa de la atmósfera y la mayor
parte del vapor de agua. El vapor de agua y el dióxido de carbono absorben parte de la
radiación terrestre, convirtiendo así a la tropósfera en una capa aislante que evita el escape
rápido del calor procedente de la superficie terrestre, evitando un calentamiento o un
enfriamiento excesivo de la atmósfera. En ella ocurre casi la totalidad de los fenómenos
meteorológicos. Contiene la mayor parte de las partículas sólidas de la atmósfera, las cuales
intervienen como núcleos de condensación y en la definición del color del día. Aunque
constituye una delgada capa, es un activo agente debido a su actividad física y química, pues
en ella tienen lugar la mayoría y los principales fenómenos meteorológicos.

Estructura térmica vertical media de la atmósfera

Fuente: Cuadrat y Pita 1997, página 26.

La estratósfera
La estratosfera, capa con estratificación estable, fue descubierta por el meteorólogo francés
Teisserenc de Bort en 1900-1902. Hasta esa fecha se creía que la temperatura del aire
disminuía con la altura hasta llegar a los 0 K en el espacio vacío. Con la ayuda de globos se
descubrió un cambio térmico que define la tropopausa; la temperatura ya no disminuye
más y se mantiene constante con la altura, lo que define una capa de isotermia. Luego, la
temperatura comienza a aumentar ligeramente hasta llegar a los 50 kilómetros donde se
define la estratopausa en que se observa una temperatura, según algunos autores, cercana

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a 0 °C. El aumento de temperatura se debe a la presencia de ozono, el que forma una capa,
la capa de ozono u ozonósfera, extendida entre los 15 y los 60 kilómetros, pero que tiene su
eje central de mayor concentración entre los 22 y 25 kilómetros. Esta capa filtra la mayor
parte de los rayos ultravioleta provenientes del Sol, que de llegar a la Tierra no permitirían
la existencia de la vida sobre el planeta. La parte de la radiación ultravioleta que llega a la
superficie puede producir daño a los seres vivos, dependiendo de su intensidad y tiempo de
exposición. La estratósfera contiene muy poco polvo, salvo el proveniente de erupciones
volcánicas fuertes. También posee poco vapor de agua porque las temperaturas en la
tropósfera disminuyen y hacen condensar y precipitar casi todo el vapor de agua allí
presente. No hay movimientos convectivos, solo movimientos de componente horizontal.
Casi no se forman nubes ni se producen tormentas.

La mesósfera
Es la capa que se encuentra sobre la estratósfera, formando parte también de la homósfera.
Se desarrolla hasta los 80 kilómetros, desde la estratopausa hasta la mesopausa, la cual se
funde con la homopausa. Su característica es la disminución, nuevamente, de la
temperatura con la altura hasta alcanzar -80, -90 y hasta -100 °C.

La termósfera
Se extiende entre los 80 y los 500 kilómetros de altura (aunque en la literatura se dan cifras
que la limitan entre los 80-90 y los 600-800 km) y forma parte de la heterósfera. Se
caracteriza por un aumento de la temperatura hasta llegar a los 1.100-1.600 °C, lo cual
carece de importancia, pues debido a la baja densidad del aire, este no puede contener ni
conducir calor. Las partículas son pequeñas y distantes. Entre los 80 y los 400 kilómetros se
encuentra la ionósfera, coincidiendo con la capa de nitrógeno molecular y con parte de la de
oxígeno atómico, presentes en la heterósfera. Está formada por capas donde ocurre la
ionización, es decir, la formación de iones por separación de electrones de los átomos de un
gas. Este proceso ocurre debido al bombardeo de radiación ultravioleta y partículas de alta
velocidad emitidas por el Sol. Los estratos ionizados tienen la propiedad de reflejar las
ondas de radio y devolverlas a la Tierra, por lo tanto, se transmiten a grandes distancias.
Esta propiedad es aprovechada en las comunicaciones.

La exósfera
Es la capa más externa de la atmósfera. En ella se presenta una concentración muy baja de
gases y las partículas se encuentran más distanciadas y calientes que en la ionósfera. La
temperatura durante el día llega hasta los 2.500 °C, mientras que en la noche se aproxima al
cero absoluto, -273 °C.

La magnetósfera
Se extiende hasta mucho más allá de los límites externos de la atmósfera. Comprende el
campo magnético de la Tierra. Se extiende desde los 1.000 kilómetros llegando hasta los
64.000 kilómetros, aproximadamente 10 radios terrestres; esto en el lado que enfrenta al
Sol, pues en el lado de sombra o de noche, el viento solar empuja la magnetósfera
formando una cola magnética muy extensa.
La magnetósfera está formada por electrones y protones procedentes del Sol, y otras
partículas formadas por colisiones de rayos cósmicos con la alta atmósfera. Las partículas
que llegan a la Tierra son desviadas y dirigidas hacia dos grandes anillos que rodean la Tierra
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y que dejan un pasillo entre ambos; son los denominados cinturones de radiación de Van
Allen, dispuestos uno a 3.600 kilómetros desde la Tierra y otro localizado entre los 13.000 y
los 19.000 kilómetros de distancia. La función de la magnetósfera es atrapar estas partículas
o radiación iónica, protegiendo a la atmósfera inferior y permitiendo el desarrollo de la vida
en la Tierra.

2. Las ciencias de la atmósfera: meteorología y climatología


Dos ciencias concurren al estudio de la atmósfera, la meteorología y la climatología. A pesar
de que ambas comparten el objeto de estudio, entre ellas existe una serie de diferencias.

2.1. La meteorología
Meteorología proviene del griego meteoro: cualquier fenómeno atmosférico y logia: estudio
o tratado. Se puede entender como la ciencia preocupada del estudio de la atmósfera en sí
misma y en toda su amplitud. Le interesan los fenómenos aislados, sus características, sus
magnitudes, los describe y los explica, es por ello considerada una ciencia analítica. No
estudia las consecuencias de los fenómenos atmosféricos, pero sí se preocupa de estudiar y
establecer las reglas o leyes que rigen su comportamiento. A la meteorología le interesa dar
una visión del comportamiento de los fenómenos atmosféricos y prever su
comportamiento.
La unidad de análisis de la meteorología es el tiempo.

2.2. La climatología
Es otra de las ciencias que estudia la atmósfera, pero en la zona de contacto con la geósfera
y la hidrósfera de la Tierra, es decir, estudia la baja atmósfera, no en toda su amplitud.
Es la rama de la geografía física general que tiene como objeto de estudio los climas. Le
interesa establecer cómo se presenta en forma habitual la atmósfera en una porción de la
superficie terrestre, cómo se comporta el conjunto, la combinación de elementos o
fenómenos atmosféricos y cuáles son sus relaciones en el tiempo y en el espacio, es decir,
es una ciencia sintética, a diferencia de la meteorología que es analítica. A la climatología le
interesa conocer la combinación de fenómenos, pero también se preocupa de establecer
sus causas y consecuencias; en este sentido, es descriptiva y también explicativa. Para
conocer las causas va más allá de la baja atmósfera, por ello recurre y usa los conocimientos
aportados por la meteorología y avanza con su desarrollo. En cuanto a las consecuencias,
estas se traducen en el espacio en formas, fisonomías distintas.

Meteorología Climatología

- Estudio de la atmósfera y sólo de la atmósfera, en - Estudio de la baja atmósfera.


toda su amplitud.
- Usa conocimientos aportados por la meteorología.
- Estudia fenómenos aislados, en sí mismos, es una
ciencia analítica. - Estudia el conjunto de fenómenos atmosféricos, sus
relaciones, es una ciencia sintética.
- No estudia consecuencias.
- Estudia la presentación habitual del conjunto de
- Describe y explica los fenómenos (aplicación de fenómenos en la superficie.
principios generales).
- Su unidad de estudio es el clima.
- Su unidad de estudio es el tiempo.

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La climatología puede estudiar fenómenos superficiales, como la vegetación, el suelo y el
modelado, en la medida en que estos acusan la influencia de la atmósfera.
La unidad de estudio de la climatología es el clima.

3. Concepto de tiempo meteorológico y clima


Ambos conceptos hacen referencia a un estado de la atmósfera, aunque, análogamente a lo
que ocurre entre meteorología y climatología, existen grandes diferencias entre ellos.
El tiempo puede definirse como una combinación local y pasajera de fenómenos
atmosféricos. Esta combinación puede ser muy cambiante y puede considerarse normal o
no para la fecha y el lugar de acuerdo a sus características. El tiempo se descompone en
números y es el objeto de estudio de la meteorología.
La definición clásica de clima, y universalmente aceptada, es la dada por el científico
austriaco von Hann (1839-1921), quien lo define como el conjunto de fenómenos
meteorológicos que caracterizan el estado medio de la atmósfera en un punto cualquiera de
la superficie terrestre. Como queda indicado, el clima implica una visión de conjunto, de
integración y de relación entre los fenómenos, no interesa la temperatura ni la humedad
por sí solos, sino el conjunto, pues el hombre se ve afectado por el conjunto. La idea de
estado medio indica que, a pesar de lo oscilante que puede ser el comportamiento o la
intensidad de un determinado fenómeno en el tiempo, lo que interesa aquí es conocer
cómo se presentan de manera habitual, característica. Esta visión se obtiene luego de
elaborar series de datos suficientemente largas, normal y convencionalmente de 30 años,
que recogen la variabilidad natural del fenómeno. En otras palabras, se intenta obtener una
generalización. Por último, al hablar de superficie terrestre se hace referencia a la zona de
contacto entre atmósfera, geósfera e hidrósfera.
Clima viene del griego klima que significa pendiente o inclinación. Los griegos denominaron
klima a las variaciones observadas en las características climáticas, entre el norte y el sur.

Tiempo: combinación local y pasajera de fenómenos Clima: conjunto de fenómenos meteorológicos que
atmosféricos: puede ser breve, variable y se caracterizan el estado medio de la atmósfera en un
descompone en números. punto de la superficie terrestre.

4. Factores del clima


El clima está definido o determinado por el comportamiento, monto e intensidad media del
conjunto de fenómenos meteorológicos, fenómenos que corresponden a los denominados
elementos del clima. Si se producen cambios en estos elementos el clima,
consecuentemente, variará. Para entender por qué los elementos se presentan de
determinada forma en un lugar hay que revisar cuáles son las causas o factores que
intervienen sobre ellos. Estas causas son conocidas como los factores del clima. Es necesario
diferenciar muy bien elementos y factores, aunque en ciertas ocasiones los elementos
también pueden actuar como factores.
Los factores del clima son de dos tipos, unos que son matemáticamente constantes y otros
que son variables. A la vez, se puede decir que unos son de origen cósmico o astronómico y
la consideran como astro, y otros son derivados de los rasgos propios de la Tierra, de sus
contrastes superficiales, y son denominados geográficos.

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Factores cósmicos del clima: Factores geográficos del clima:

- posición relativa entre la Tierra y el Sol - distribución de tierras y mares

- forma de la Tierra - relieve y altitud

- movimientos de la Tierra - corrientes marinas


- latitud - vegetación

- posición relativa frente a la circulación


general de la atmósfera
- latitud

4.1. Factores cósmicos del clima

Posición relativa entre la Tierra y el Sol


Un primer hecho a considerar dentro de los factores cósmicos del clima se relaciona con la
distancia existente entre la Tierra y el Sol; esta distancia de 150 millones de kilómetros, da
lugar a la denominada Unidad Astronómica, UA. Esta relación de distancia es de vital
importancia, pues de ella depende la cantidad de energía solar recibida por la Tierra, la cual
es la fuente fundamental para el desarrollo de fenómenos físicos, biológicos y químicos que
tienen lugar sobre su superficie. Los rayos solares deben recorrer 1 UA para llegar a la Tierra
en una cantidad equivalente a dos billonésimas partes de la energía total que el Sol irradia
hacia el espacio. Esto equivale a 21,6 millardos de toneladas de carbón por hora, o 6
millones por segundo. Esta energía es capaz de fundir una capa de hielo de 20 a 27 metros
de espesor al año o de evaporar una capa de agua de 2,8 metros en igual período.
La energía solar se transmite bajo la forma de radiación, es decir, viaja en forma de ondas
electromagnéticas a la velocidad de la luz, a 300.000 kilómetros por segundo, en línea recta
y no necesita de un medio físico para su transmisión. Esta energía varía en cuanto a su
longitud de onda entre 0,13 y 4 micrones. Estas longitudes corresponden a las porciones del
espectro electromagnético que se conocen como ultravioleta, espectro visible, infrarrojo
(ver la figura siguiente). La luz visible, comprendida entre 0,4 y 0,7 micrones transporta el
41% de la energía total que recibe el sistema Tierra-atmósfera; los rayos gamma, X y
ultravioleta transportan un 9% de la energía no visible; el 50% restante se transporta como
radiación infrarroja y es importante desde el punto de vista climatológico porque la
temperatura es su manifestación más importante.

Forma de la Tierra
Debido a su redondez, los rayos solares inciden sobre la Tierra con ángulos variables de
inclinación. Estos ángulos y la cantidad de energía que se recibe dependen, en último
término, de la latitud, la cual es consecuencia de la forma de la Tierra. La energía solar va
disminuyendo desde el Ecuador hacia el polo, ya que la oblicuidad aumenta. Esto implica
que un mismo haz de rayos debe recorrer distancias distintas de acuerdo a la latitud: a
mayor latitud, mayor oblicuidad, lo que quiere decir que una misma cantidad de energía
debe recalentar un área mayor, por lo tanto, el calentamiento es menor. Por otra parte, los
rayos solares al recorrer mayor distancia para llegar a las zonas de latitudes más altas,
tienen mayor posibilidad de ser absorbidos o reflejados antes de alcanzar la superficie
terrestre.

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Espectro de la radiación solar y la radiación terrestre

La radiación solar, procedente de un


astro de alta temperatura se
caracteriza por presentar longitudes
de onda muy cortas (UV, visible, e
infrarrojo cercano). La radiación
terrestre, en cambio, procedente de
un cuerpo más frío, emite energía de
onda larga, correspondiente al
infrarrojo medio y lejano.
Fuente: Cuadrat y Pita, 1997, página
43.

Movimientos de la Tierra
Dos movimientos son particularmente importantes desde el punto de vista climático, el de
rotación y el de traslación.
a) Movimiento de rotación. Es el movimiento que la Tierra realiza en torno a su eje
imaginario y que permite o da los principios en que se basa el sistema de coordenadas
geográficas de latitud y longitud, medidas sobre meridianos y paralelos. Este movimiento
tiene como consecuencia el cambio en el círculo de iluminación de la Tierra, es decir, genera
zonas de iluminación y zonas de sombra, de acuerdo a la exposición al Sol. Este hecho tiene
consecuencias en la temperatura, la humedad relativa, la presión y el viento, provocando
diferencias a lo largo del día.
b) Movimiento de traslación. Es el movimiento que la Tierra realiza en torno al Sol
describiendo una órbita. En este camino el eje de la Tierra se encuentra inclinado en 66° 33’
con respecto a la eclíptica, es decir, el plano que contiene la órbita descrita, hecho que
genera situaciones de especial importancia. El círculo de iluminación es variable, de acuerdo
al momento del año (ver la figura siguiente). Dos veces a lo largo del año, aproximadamente
el 21 de marzo y el 23 de septiembre, los rayos solares caen verticales al Ecuador, por lo
tanto, el círculo de iluminación va de polo a polo, con lo cual todos los puntos de la Tierra
tienen un día y una noche de igual duración, es decir, 12 horas. En estos momentos,
conocidos en el hemisferio sur como equinoccios (del latín aequi: igual y noctium: noche) de
otoño y de primavera, respectivamente, el máximo de energía se recibe sobre el Ecuador y
desde allí disminuye hacia los polos donde es nula. Los equinoccios indican el inicio de las
estaciones de otoño y primavera.
El 21 de junio y el 22 de diciembre los rayos solares caen verticalmente sobre los 23° 27’,
definiendo los círculos menores paralelos al Ecuador en cada hemisferio conocidos como
trópicos, producto de la inclinación del eje con respecto a la eclíptica (ángulo de 66° 33’). El
círculo de iluminación alcanza los 66° 33’, generando círculos menores paralelos al Ecuador
en cada hemisferio denominados círculos polares. La máxima cantidad de energía solar se
recibe sobre los trópicos donde el Sol está incidiendo verticalmente, y desde allí disminuye
hacia las altas latitudes.

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El movimiento de traslación de la Tierra y las estaciones (hemisferio norte)

La posición relativa de la Tierra


respecto al Sol varía a lo largo
del año, generándose así una
diferencia entre los equinoccios
y los solsticios. Fuente: Cuadrat
y Pita, 1997, página 46.

El movimiento de traslación y los solsticios y equinoccios.

En los equinoccios (a la izquierda) todos los puntos de la Tierra tienen doce horas de día y doce horas de noche. Los rayos
solares inciden verticalmente sobre el Ecuador. Durante el solsticio de verano para el hemisferio sur (a la derecha) el hemisferio
sur recibe mayor insolación al incidir sobre él los rayos con mayor verticalidad, a la vez que el tiempo de exposición es mayor; lo
contrario ocurre en el hemisferio norte y en el solsticio de invierno. Fuente: Cuadrat y Pita, 1997.

El hemisferio norte y el hemisferio sur alternativamente exponen gran parte de ellos a los
rayos solares en uno y otro momento, por ello, día y noche son distintos en cuanto a
duración. El 21 de diciembre, el hemisferio sur expone al Sol gran parte de su superficie y los
días aquí son más largos que las noches; por su parte, los paralelos del hemisferio norte
tienen su mayor parte en el hemisferio de sombra, por lo tanto, las noches son más largas
que los días. Se generan en estos momentos los solsticios (Sol detenido). La alternativa
mayor verticalidad de los rayos solares y la mayor duración de la insolación (tiempo en que
se está recibiendo energía solar), en un hemisferio y en otro, da origen a mayor cantidad
energía recibida por cada uno, según corresponda. Con los solsticios comienzan las
estaciones de invierno y verano.
La traslación más la inclinación del plano ecuatorial terrestre con respecto a la eclíptica (23°
27’) generan los denominados puntos astronómicos (trópicos y círculos polares), solsticios y
equinoccios, estaciones, distinta duración del día, distinto grado de inclinación de los rayos
solares y la definición de zonas astronómicas (ver figuras anteriores).

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Zonas astronómicas

Una zona intertropical o tórrida: localizada entre los 23° 27’N y 23° 27’S

Dos zonas templadas, Norte y Sur: localizadas en cada hemisferio entre los 23° 27’
y los 66° 33’ de latitud

Dos zonas polares, Norte y Sur: localizadas en cada hemisferio entre los 66° 33’
y los 90° de latitud

Latitud
La latitud puede considerarse como factor cósmico y también como factor geográfico. La
insolación (cantidad de energía, otra acepción) y la intensidad con que caen los rayos
solares dependen de la inclinación con la cual inciden y el tiempo de exposición, lo cual es
función de la latitud.

4.2. Factores geográficos


Si se revisan los valores y el comportamiento de los elementos del clima a escala planetaria
se observa que estos varían con la latitud, pero no en forma constante, lo cual significa que
hay otros factores que intervienen, además de la latitud; estos son los factores geográficos.

Distribución de tierras y mares


Todos los autores están acuerdo en que este es un factor de gran importancia por el hecho
de que la atmósfera se calienta principalmente por absorción de la energía terrestre
(irradiación) y por contacto (o conducción), más que por absorción directa de la radiación
solar; en este sentido, se puede decir que el aire tiene la propiedad de diatermancia, es
decir, se deja atravesar por la energía calorífica de los rayos solares casi sin absorberlos. Del
simple hecho señalado se deriva la gran influencia que tiene el carácter de la superficie
sobre la cual se encuentra el aire; hay dos posibilidades: tierra sólida o agua. Ambas
materias tienen distinto comportamiento y respuesta, y de ellas derivan grandes diferencias
en los elementos según se trate de un tipo de cubierta u otra.
a) Tierra y agua tienen distinta disposición y respuesta térmica. Un hecho fundamental
corresponde al concepto de calor específico que se define como la cantidad de calor que
necesita un cuerpo, por gramo de sustancia, para elevar su temperatura en un grado
centígrado. Tierras y aguas tienen distinto calor específico. Fuenzalida (1965) señala que el
calor específico del agua y la tierra están en proporción de 10:1, mientras que Emmanuel de
Martonne (1964) indica una proporción de 10:6. En ambos casos los autores quieren indicar
que las tierras se calientan mucho más rápido que las aguas ante una misma situación, o
bien, que las tierras se calientan mucho más intensamente que las aguas ante el mismo
tiempo de exposición. Pero, así como se calientan, las tierras también se enfrían más rápida
e intensamente que las aguas. Esta relación se puede expresar también diciendo que las
aguas necesitan más energía o más tiempo de exposición para alcanzar el mismo estado
térmico que la tierra. Todo lo anterior se deriva del distinto calor específico que tienen
ambas sustancias. A modo de ejemplo se muestran a continuación algunos valores para
sustancias más específicas.

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Sustancia: Calor específico: Implicancias: - Las tierras responden fácil y
rápidamente a los cambios de los
Hierro 0,12 periodos de insolación y emisión, y
Roca (en general) 0,18 – 0,21 las aguas son más lentas en
Granito 0,52 reaccionar.
Arena 0,35 - Se generan diferencias que se
Nieve fresca 0,03 traducen en climas continentales y
marítimos.
Hielo 0,5
Plata 0,56
Agua 1,0

b) El agua está en continua agitación. A través de las olas, del oleaje, de las mareas y de las
corrientes marinas el agua se encuentra en agitación y movimiento, lo cual provoca una
transferencia de calor de un lugar a otro y también a las aguas situadas más abajo,
produciéndose así un aumento de la “superficie expuesta” a la radiación, a diferencia de la
tierra, en que es una misma porción la expuesta y esta es opaca, es decir, la energía no se
transmite al sustrato más allá de los 20 metros de profundidad, lo cual contrasta con la capa
de 100 a 200 metros en que se desarrolla la convección en las aguas. La tierra recibe energía
y la emite con lo cual se enfría más rápido.

Implicancias: El agua es capaz de almacenar mayor cantidad de calor


que el suelo.

c) La evaporación. Según De Martonne, un 60% de la energía o calor solar que es


interceptado por el mar es utilizado en evaporarlo, lo que reduce la cantidad de energía que
lo calienta efectivamente. Esto influye en el grado de humedad del aire, normalmente más
alto sobre el mar y sus áreas vecinas. Este vapor de agua absorbe el calor con lo cual hace
llegar poca energía al suelo, pero también impide la emisión o reflexión del calor por el
suelo, provocando una moderación de los contrastes térmicos en áreas vecinas a los mares.
Las consecuencias de la distribución de tierras y mares como factor geográfico del clima se
dejan sentir en todos los elementos del mismo.

Consecuencias de la distribución de tierras y mares

Temperatura: - la amplitud térmica diaria es más baja en áreas costeras que continentales

- la amplitud térmica anual es más baja en áreas costeras que continentales


situadas a latitudes similares. Ejemplos:
Brest: 11° - París: 16°
Valentia: 9° – Siberia: 39°
Valparaíso: 6,4° – Santiago: 12,4°
- retraso en los meses de extremos térmicos anuales

Humedad y precipitaciones: - los océanos son fuentes de humedad, por lo tanto, las áreas costeras son más
húmedas y más lluviosas, según el viento y también el relieve que deja sentir la
oceanidad hacia el interior

Presiones y vientos: - debido al distinto comportamiento térmico de tierras y mares se producen


diferencias de presión, lo cual genera vientos diarios y estacionales: brisas de
mar y de tierra, monzones

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Relieve y altitud
La disposición del relieve, más que su altura, son factores que intervienen y separan los
climas a uno y otro lado de una montaña. El relieve influye en todos los elementos:
disminución de la presión atmosférica, disminución de la temperatura media, aumento de la
precipitación.
a) Disminución de la presión. La atmósfera es compresible y la densidad del aire decrece con
el aumento de altitud lo que provoca el enrarecimiento del aire. A nivel del mar la densidad
y la presión es mayor y decrece con la altura porque el peso de la atmósfera es cada vez
menor al subir.

Disminución de la presión con la altura, según Miller (1975)

- hasta 600 metros: -1% cada 75 metros


- desde 600 hasta 1.500 metros: -1% cada 100 metros

- sobre 1.500 metros: -1% cada 120 metros

La presión decrece de tal forma que a los 5.600 metros de altura la presión atmosférica es la
mitad de la que se presenta a 0 metros. También se puede indicar que el 90% de la masa de
la atmósfera se encuentra a 18.000 metros y en los próximos 18.000 metros encuentra un
9% más, de tal manera que el 99% de la masa se encuentra a 36 kilómetros. Otro dato indica
que a 100 kilómetros de altura la densidad de la atmósfera es equivalente a una
millonésima parte de la correspondiente a 0 metros.
b) Disminución de la temperatura media anual y de la amplitud térmica diaria y anual. Estos
hechos ocurren por la disminución de la densidad del aire y su empobrecimiento en vapor
de agua y dióxido de carbono con la altura, lo que hace que el aire disminuya su poder de
absorción del calor. A mayor altitud los rayos solares atraviesan el aire casi sin calentarlo (a
diferencia de lo que ocurre más abajo donde hay más vapor de agua y dióxido de carbono),
lo que hace que caigan con fuerza sobre el sólido y en las zonas de montaña se tueste la piel
con gran facilidad.
c) Aumento de precipitaciones. Por lo general, las precipitaciones son más abundantes en las
zonas montañosas. Ello ocurre porque al ascender el aire se enfría al entrar en contacto con
tierras más frías y también adiabáticamente, lo que aumenta la humedad relativa, provoca
la saturación, la condensación y la precipitación. Esto se ve favorecido o no por la posición
relativa con respecto a los vientos, lo que puede generar lluvias orográficas. Influye también
la distancia al mar, como principal fuente de humedad, la temperatura del viento, la
temperatura del suelo, la pendiente, entre otros factores.
En las precipitaciones, por tanto, influye la altitud y también la disposición del relieve, así
como su forma. Una montaña puede ser separadora de climas al generarse una ladera de
barlovento, fría y húmeda, y una de sotavento, cálida y seca, porque el aire llega arriba seco,
y al descender, y calentarse adiabáticamente y por encontrarse, además, con temperaturas
más altas, la humedad relativa disminuye, al igual que la posibilidad de saturación y
precipitación.
El aumento de las precipitaciones con la altitud tiene límites, no aumenta indefinidamente,
pues el aire al ascender se va secando y, en general, a ciertas altitudes ya hay poco vapor de
agua. Hay un umbral de altitud sobre el cual las precipitaciones comienzan a disminuir e
incluso a anularse; lo mismo ocurre con el límite de las nieves eternas, que debieran

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GEO104 Geografía Física General, 1-2019
encontrarse a partir del nivel de los 0 °C. La altitud a la que aparecen depende de las
precipitaciones (posición, orientación del relieve) y de la temperatura. Por ello se presenta
nieve, incluso en las zonas ecuatoriales, y no las hay en latitudes más altas por estar en
zonas de dominio de las altas presiones subtropicales, caracterizadas por tener bajas
precipitaciones.
d) Vientos. Ya se ha dicho el distinto comportamiento térmico de acuerdo a la altitud, ello
genera diferencias locales de presión, lo que se traduce en vientos locales: brisas de
montaña y de valle. En ellas tiene importancia la forma del relieve lo que determina la
distinta exposición al Sol.

Corrientes marinas
Algunos contrastes que se producen entre climas marítimos y continentales no se explican
totalmente por las variaciones entre tierras y mares; se debe recurrir a las corrientes
oceánicas, las cuales provocan efectos en la distribución de temperaturas, así como en la
pluviosidad.
Las corrientes marinas son cálidas o frías según su procedencia. Así, el agua del mar en bajas
latitudes será cálido, y frío en altas latitudes. Las corrientes cálidas transportan grandes
masas de agua cálida desde el Ecuador hacia los polos y las corrientes frías transportan
aguas frías desde las altas a las bajas latitudes. Esto, como se dijo, tiene efectos en
temperaturas y precipitaciones.
a) Temperaturas. Una masa de aire que se encuentra sobre una corriente cálida adquiere
calor por conducción y esta masa atemperará la costa que aborda. De ello se deduce la
explicación al hecho de que a igual latitud se observan temperaturas distintas en uno y otro
lugar, en uno y otro extremo de un continente, por ejemplo. Por lo tanto, una corriente
cálida implica un aporte de aire caliente a la costa que enfrenta y viceversa. Así, las
corrientes marinas son un factor del clima al generar temperaturas que no corresponden a
las teóricas considerando la latitud (a igual latitud se presentan distintas temperaturas), lo
que hace que ciertos lugares presenten anomalías térmicas, ya sean positivas o negativas.
La Corriente del Golfo o Gulf Stream hace que la costa europea sea más cálida que la
correspondiente por latitud y a la vez más lluviosa.
El agua caliente es más liviana que la fría y flota sobre ella; si el viento sopla hacia el
continente, por conducción calentará a este. Los efectos más notables en este sentido están
representados por la Corriente del Golfo, corriente que es debida a los vientos alisios del
sureste y que al pasar al hemisferio norte, debido a la forma de las costas de los
continentes, provocan menores amplitudes en el océano Atlántico que en el Pacífico,
comparando con el efecto de la Corriente de Kuro Shivo que se diluye en el Pacífico.
b) Precipitaciones. Las precipitaciones son más abundantes en una costa bañada por agua
cálida que por agua fría. Una porción de aire que pasa sobre agua cálida se calienta y se
carga de humedad, pero, al llegar a una zona más fría, a la costa, se satura, se condensa y
luego precipita. Contrariamente, una masa que pasa sobre agua fría se carga poco de
humedad, llega a una zona relativamente más cálida por lo cual el punto de saturación se
aleja y, por lo tanto, no precipita.
Las corrientes marinas acentúan la distribución de lluvias generadas por los vientos
predominantes.

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Una costa bañada por una corriente cálida es más cálida, más húmeda y más lluviosa que
una costa bañada por una corriente fría. Esto se verifica al considerar que en algunas zonas
próximas a las costas bañadas por corrientes frías se presentan los desiertos.

Posición relativa frente a la circulación general de la atmósfera


A los factores anteriores, latitud, distribución de tierras y mares, relieve y altitud, y
corrientes marinas, se puede agregar la posición que tiene un lugar dentro del esquema de
la circulación general de la atmósfera.
La energía recibida desde el Sol varía de un punto a otro en la superficie terrestre. Las zonas
ecuatoriales e intertropicales se ven favorecidas en relación a las mayores latitudes y
regiones polares y en ellas se absorbe la mayor parte de la energía que llega a la Tierra,
energía que luego es transferida a la atmósfera, produciéndose un gradiente de energía
entre el Ecuador y los polos. Estas diferencias determinan el desplazamiento del aire entre
las latitudes ecuatoriales y polares mediante una circulación meridional denominada
circulación general de la atmósfera, la cual se presenta como un gran sistema configurado
por los centros de altas y bajas presiones, permanentes y semipermanentes, que se
observan a escala planetaria (macroescala), y los vientos predominantes que aquellos
generan. Esta circulación, junto a la oceánica, aunque esta en menor medida, permite la
distribución del calor sobre la superficie de la Tierra (ver punto 5.5.).
Considerando la circulación general, entre los 30 grados de latitud y el Ecuador los vientos
predominantes son del este, son los alisios, los que provocan que masas de aire que pasan
sobre cuerpos oceánicos cálidos produzcan climas húmedos, por ejemplo, en Brasil,
Madagascar, y el este de Australia, es decir, las costas orientales de los continentes. Los
lados occidentales de los continentes que no reciben el soplo oceánico son desfavorables
para las precipitaciones. A los 40° ó 50° de latitud el flujo de los vientos es inverso, es decir,
desde el oeste, con lo cual se esperaría que se invirtiera el esquema y que las costas
occidentales de los continentes tuvieran climas más húmedos, pero eso no ocurre puesto
que las costas que reciben aquí el soplo marino son bañadas por corrientes frías, por lo
tanto, reciben menos precipitaciones.

Vegetación
La vegetación de un lugar es producto de una serie de factores que contribuyen a generar
las condiciones propicias para su desarrollo: suelo, relieve, clima. Dentro de estos, el clima
influye fuertemente, pues incide en todos los demás factores, por lo tanto, se puede decir
que la vegetación está fuertemente determinada por el clima, sería una consecuencia de él.
Así, resultarán distintos tipos de vegetación ante distintos tipos climáticos. No obstante la
relación anterior, la vegetación también puede actuar sobre el clima como un factor. Esta
posición es discutida por los autores, pues algunos señalan que la vegetación se ve afectada
por el clima y otros indican que es el clima el afectado por la vegetación. Una visión más
amplia de esta situación indica que la relación se produce en los dos sentidos. Es innegable
que la vegetación produce modificaciones locales del clima y también a escalas mayores.
Por ejemplo, en las grandes selvas tropicales la transpiración de las hojas, aumenta la
humedad del aire y favorece la lluvia.
La vegetación influye también en las temperaturas, moderándolas a través de la sombra que
genera, resguardando el suelo contra la insolación y la irradiación. Esto provoca que la
temperatura media y la oscilación diaria disminuyan ante la presencia de vegetación.

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El viento también se ve afectado; su intensidad se reduce, con lo cual disminuye la
evaporación, lo que protege al suelo contra la aridez.
Las selvas tropicales y extensiones vegetales menores crean indiscutiblemente condiciones
climáticas particulares. Al desaparecer parte de esta vegetación se alteran algunos valores
de los elementos del clima. Se crea mayor sequedad del aire.
De acuerdo a lo anterior la vegetación influye tanto en la temperatura, la humedad, las
precipitaciones y el viento.

5. Elementos del clima


Como se ha mencionado antes, la atmósfera puede alcanzar un estado térmico
determinado; a la vez, puede contener cantidades variables de vapor de agua, y también
puede poseer un peso definido. De estas características, que se pueden considerar como las
partes fundamentales del estudio de la atmósfera, del clima y también del tiempo, se
desprenden las partes componentes del clima, es decir, los denominados elementos del
clima. Estos, a través de su comportamiento caracterizan el tiempo reinante en cualquier
momento, al igual que el clima de un lugar.
Los elementos del clima son temperatura, humedad, precipitaciones, presiones y vientos.
Estos elementos o partes componentes definen el clima de un punto o área de la superficie
terrestre, lo determinan, a través de su comportamiento habitual. Si cambia el monto, la
intensidad, y la distribución superficial de estos elementos, los climas varían de un lugar a
otro. Los elementos cambian espacial y temporalmente porque son intervenidos o
modificados por los factores del clima, que los controlan o modifican.
A continuación se revisan los elementos del clima; se trata en primer lugar la temperatura,
para luego pasar a la humedad atmosférica, muy relacionada con las precipitaciones, por lo
cual se tratan conjuntamente, lo mismo que ocurre con las presiones y los vientos.

5.1. Temperatura del aire


La temperatura es el elemento climático con el cual el hombre está más familiarizado y sus
cambios los percibe más rápidamente, es decir, es más sensible a este elemento que a los
otros. Muchos de los procesos que se producen sobre los elementos o partes vivas e
inanimadas de la superficie terrestre se relacionan directa o indirectamente con la
temperatura. El hombre, las plantas y los animales son muy sensibles a ella, por lo cual la
temperatura influye en gran medida en su distribución. También, el relieve, las formas y el
agua se dejan influenciar por ella.
En climatología se entiende por temperatura el estado térmico que alcanza la atmósfera en
los distintos puntos de la superficie terrestre y las variaciones que se pueden observar en el
espacio y en el tiempo. La temperatura es una medida de la energía calorífica que puede
alcanzar cualquier cuerpo, pero en climatología, es la temperatura de la atmósfera, más
precisamente, la temperatura del aire que forma la atmósfera.
La temperatura del aire se relaciona directamente con el balance de radiación global, pues
la radiación solar es la fuente por la cual la atmósfera alcanza, directa o indirectamente, su
estado térmico. Cuando una sustancia absorbe energía radiante, la transforma en energía
calorífica, medida que es registrada por el termómetro. Como lo que interesa aquí es la

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temperatura de la atmósfera, del aire, es necesario revisar los medios o procesos por los
cuales se calienta la atmósfera.

Mecanismos o procesos por los cuales el aire adquiere su estado térmico


a) Absorción. Cuando los rayos solares cruzan la atmósfera parte de ellos son empleados en
calentarla a través de la absorción y transformación de la energía radiante en energía
calorífica. Efectivamente, un 18% de la radiación solar es absorbida por la atmósfera, por el
polvo, los gases, el vapor de agua, el ozono y las nubes (ver balance de radiación global).
Cerca de la mitad de esta absorción ocurre en los dos últimos kilómetros.
b) Irradiación. El 50% de la radiación solar es absorbida por la Tierra, transformada luego en
calor e irradiada en un 8% al espacio y en un 13% directamente a la atmósfera; resultando
este último valor de la diferencia entre lo que la Tierra emite o radia a la atmósfera y lo que
esta le devuelve como contrarradiación o radiación contraria. El 29% restante de la
radiación solar absorbida por la Tierra es transferido a la atmósfera por medio de
mecanismos diferentes a la radiación de onda larga: un 20% se traspasa como calor latente,
calor que queda almacenado en el vapor de agua, pues para que ocurra la evaporación debe
haber un consumo de energía (calor latente de vaporización), y un 9% se transfiere como
calor sensible a través de los movimientos del aire. El vapor de agua de la atmósfera lo
absorbe y lo transforma en calor, impidiendo que escape al espacio, logrando con ello
retener la energía de onda larga emitida por la Tierra, manteniendo así la temperatura
mucho más alta que si no existiera el vapor de agua y la atmósfera. Es lo que se conoce
como efecto invernadero.

Efecto de invernadero Se denomina así a la absorción en la atmósfera de las radiaciones


infrarrojas emitidas por la superficie terrestre, impidiendo que
escapen al espacio exterior y aumentando, por tanto, la
temperatura media del planeta. Este fenómeno evita que el calor
del Sol recibido por la Tierra deje la atmósfera y vuelva al espacio,
produciendo a escala planetaria el efecto invernadero. Existen gases
que son parte de la composición normal de la atmósfera,
importantes en el efecto invernadero, como el dióxido de carbono,
que retienen el calor que de otra manera se perdería en el espacio y,
por lo tanto, actúan como una manta termal. No obstante,
actividades humanas emiten estos gases en cantidades que
acentúan el efecto, lo cual trae como consecuencia el calentamiento
global.

La radiación terrestre es continua a lo largo del tiempo, aun cuando la Tierra siempre está
siendo insolada en un 50% de su superficie. Esto explica el hecho de las grandes variaciones
en la temperatura en el día y en la noche sobre los desiertos que no tienen humedad (vapor
de agua) ni nubes.
c) Conducción. Es la transferencia de energía desde un cuerpo a otro, del más cálido al más
frío. En el día y en el verano el suelo está más caliente que el aire que reposa sobre él,
entonces traspasa su calor por contacto al aire que lo cubre. En la noche y en el invierno el
suelo se encuentra más frío que el aire, por ello el aire sufre un enfriamiento. Es frecuente
que en la noche y en el invierno ocurra el proceso de inversión térmica, sobre todo en
noches limpias, despejadas y tranquilas. El aire se enfría por contacto con la tierra fría y en
consecuencia las capas más altas se encuentran más cálidas.

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BALANCE DE RADIACIÓN GLOBAL

Entrada de radiación solar, onda corta 100%

Reflexión:
R. y difusión al espacio 5%
R. de las nubes hacia el espacio 21%
R. directa de la superficie terrestre 6%
Total pérdidas por reflexión (albedo): 32%

Absorción:
A. por polvo, vapor de agua, CO 2 15%
A. por las nubes 3%
A. por la superficie terrestre 50%
Total absorción Tierra-atmósfera: 68%

Salida de radiación, onda larga

Balance de radiación de la superficie terrestre:


Pérdida directa al espacio 8%
Pérdida hacia la atmósfera, menos ganancia por contrarradiación 13%
Salidas netas: 21%

Balance de radiación de la atmósfera:


Ganancia por aporte desde la superficie terrestre (radiación-contrarradiación) 13%
Ganancia por absorción 18%
Ganancia por transferencia de calor latente 20%
Ganancia por transferencia de calor sensible 9%
Ganancias netas 60%

Radiación total Tierra-atmósfera:


Radiación de la atmósfera al espacio 60%
Radiación directa de la superficie terrestre al espacio 8%
Total radiación desde la Tierra-atmósfera al espacio 68%

Balance Radiación-Reflexión:
Total radiación desde la Tierra-atmósfera al espacio 68%
Total reflexión superficie terrestre-atmósfera 32%
Total: 100%
Fuente: adaptado de Strhaler y Strahler, 1997.

Existen otros mecanismos por los cuales la atmósfera se calienta; ellos hacen referencia a un
transporte de energía de una masa de aire a otra y de un lugar a otro.
d) Convección. Si el aire es calentado por conducción o irradiación terrestre, las partículas se
dilatan, pierden densidad, tienden a ocupar un mayor volumen y, por lo tanto, el aire cálido
más liviano ascenderá y el frío que está encima descenderá, generándose así corrientes de
ascenso y descenso de origen térmico. Así, la convección es capaz de llevar calor terrestre
hacia capas más altas de la atmósfera. Ocurre de preferencia en el día y en el verano, es
decir, cuando se produce una mayor insolación, implicando, por tanto, mayor calentamiento
de la superficie, lo que provoca, a su vez, mayor conducción e irradiación de calor.
e) Advección. Importación del calor por masas de aire y vientos. El aire en movimiento, el
viento, es un agente de transporte de frío o calor dependiendo desde donde se dirige.
Transporta calor desde las latitudes bajas hacia las altas, generando temperaturas altas en
latitudes medias. Transporta frío si proviene de altas latitudes, generando olas frías si se
mantienen las bajas temperaturas por algunos días. Influye en esto la presencia o no de
barreras montañosas. En la advección, contrariamente a lo que ocurre en la convección, el
movimiento y transporte de calor se realiza en sentido horizontal.

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f) Calentamiento por compresión y enfriamiento por expansión. Una porción de aire al
descender en la atmósfera o bajando por una montaña se mueve desde sitios donde hay
una baja presión a donde hay mayor presión, puesto que el espesor de la atmósfera y de la
capa de aire aumenta de grosor. Al descender el aire es obligado a comprimirse por el peso
del aire que existe sobre él y a reducir su volumen (el aire es compresible). Como sobre él
actúa una fuerza, su temperatura aumenta. Lo inverso ocurre al ascender una masa de aire,
pues se enfría por expansión; en este caso pasa de un lugar de mayor presión a otro de
menor presión.

Medida de la temperatura
Los instrumentos usados para medir la temperatura son los termómetros. Ellos se basan en
las propiedades que tienen los cuerpos de dilatarse con el calor. Se usan metales, pues
tienen una dilatación uniforme con el calor; sólidos en los termómetros registradores o
termógrafos, y metales líquidos en termómetros corrientes. Se usa normalmente el
mercurio porque tiene una dilatación uniforme ante un determinado aumento de
temperatura. El mercurio se solidifica a -39,5 °C, por ello para medir temperaturas más
bajas se usan otras sustancias como, por ejemplo, el alcohol, aunque tiene una dilatación
variable según la temperatura.
Otro instrumento es el termosensor o termómetro electrónico, el cual se basa en el principio
de la resistividad de los metales, es decir, en la resistencia de transmitir corriente eléctrica,
la cual es variable para un mismo metal que esté a distintas temperaturas. Se trabaja con
una escala de temperatura adecuada y se determina la temperatura correspondiente.
Existen termómetros que miden temperaturas máximas, temperaturas mínimas,
temperaturas máximas y mínimas, y también termómetros registradores o termógrafos.
Para tener buenas mediciones los termómetros deben protegerse de la luz solar directa y
permitir el libre paso del aire. Se colocan a un altura entre 1,2 y 1,8 metros para alejarlo del
efecto de la superficie. Estas condiciones se conocen como abrigo meteorológico.
El termómetro mide la temperatura del aire, lo cual difiere de la temperatura sensible o
sensación térmica. Esta última depende del movimiento del aire y de la humedad. Calor y
frío extremos son más soportables con menor humedad, porque ocurre la evaporación del
sudor de la piel. El frío es más tolerable sin viento, pero el calor, al contrario, con viento,
pues este ayuda a la evaporación del sudor si el aire es seco, lo que contribuye, a su vez, a la
refrigeración del cuerpo.
La temperatura es el elemento de mayor incidencia en la clasificación de los climas y puede
variar notablemente en el tiempo o en el espacio. En cuanto a estas variaciones, la suma de
la acción de los factores del clima produce cambios temporales, así se presenta una
variación diurna y una variación anual de la temperatura. Se involucra en estos cambios el
concepto de amplitud u oscilación térmica, la cual se define como la diferencia entre la
temperatura máxima y la temperatura mínima registrada durante un periodo en un punto
determinado.
Para comparar la temperatura registrada en un lugar y en otro todos los análisis se basan en
los promedios simples de los valores registrados. En climatología un valor es aceptable y
representativo cuando procede de un registro de por lo menos 30 años, pues para trabajar
con mucha precisión se requiere, según decía Von Hann, por lo menos, de 480 años de
observaciones, lo cual en la práctica no ocurre. Todos los análisis se basan en promedios, los

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cuales son tratados a nivel horario, diario, mensual y anual. Básicamente se trabaja con
estos últimos, de los cuales el básico es el promedio diario, en torno al cual se calculan el
valor mensual y el anual.
La temperatura media diaria se puede obtener de distintas maneras:
- promediando 24 lecturas, una cada hora;
- promediando tres lecturas diarias: 8, 14, 20 horas, en Argentina; 7, 13, 18 horas, en Chile;
obteniéndose en ambos casos temperaturas cercanas al promedio de las 24 lecturas
horarias;
- promediando cuatro lecturas: 7, 14, 21 horas y repitiendo esta última;
- promediando dos lecturas: máxima diaria y mínima diaria, tal como se realiza en Estados
Unidos de América.
La temperatura media mensual se construye promediando la temperatura media de todos
los días del mes; por su parte, la temperatura media anual se calcula promediando las
temperaturas medias mensuales o las temperaturas medias diarias durante el año. Para
considerar la diferencia entre meses de 28, 30 y 31 días, sería más preciso este último
sistema, aunque en la realidad no se practica.
Las temperaturas medias son consideradas valores normales de temperatura; valores sobre
y bajo ellos son considerados anormales.

Escalas termométricas
Todas las escalas parten del establecimiento de dos puntos fijos, por lo general, la fusión
normal del hielo y la ebullición normal del agua. Estos dos puntos delimitan lo que se
conoce como el intervalo fundamental que se divide en distinta cantidad de partes iguales
denominados grados de temperatura.
El físico alemán Gabriel Daniel Fahrenheit (1686-1736) recogió el problema (ya planteado
por Galileo en el siglo XVI) del establecimiento de los puntos fijos del termómetro y propuso
a principios de siglo XVIII la escala que lleva su nombre, Fahrenheit, utilizada en Estados
Unidos de América. Tomó los puntos base en la temperatura de ebullición del agua y una
temperatura muy baja alcanzada por una mezcla de hielo y amoniaco. Este espacio lo dividió
en partes o grados Fahrenheit (°F); 32 °F corresponden al hielo fundente y 212 °F al de
ebullición del agua. Un grado centígrado equivale, por tanto, a 1,8 °F.
La escala termométrica más universal es la conocida, por lo general y de manera indistinta,
escala Celsius (°Cels) o Centígrada (°C), aunque, como se verá, se trata de dos escalas
diferentes en su origen. La primera fue propuesta por el científico sueco Anders Celsius
(1701-1744) quien tomó el espacio entre la diferencia de la altura de la columna de
mercurio alcanzada por la temperatura del hielo fundente y la de ebullición del agua a
presión de 760 mm y la dividió en 100 partes, tomando y asignando los valores 100° y 0°,
respectivamente. De esta manera se evitaba el uso de valores negativos considerando las
bajas temperaturas registradas en esa parte de Europa.

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Escalas de temperatura

Escala: Punto de fusión del Punto de ebullición del


hielo agua
Escala centígrada 0° 100°

Escala Celsius 100° 0°

Escala Fahrenheit 32° 212°

Escala Kelvin 273° 373°

Escala Reaumur 0° 80°

La escala centígrada (°C) fue propuesta casi simultáneamente a la Celsius por el botánico
sueco Carl von Linné y el lionés Pierre Christin quienes tomaron también los mismos puntos
de referencia, pero asignando el valor 0° a la temperatura del hielo fundente y el 100° a la
ebullición del agua, es decir, en los extremos opuestos a los establecidos en la escala de
Celsius. A pesar de esta diferencia original, en la actualidad se acepta la denominación
indistinta, tal como se dijo, de Celsius o centígrada al referirse a esta última, la cual resulta
ser la más utilizada en el mundo.
La escala Kelvin fue propuesta en 1869 por el físico inglés sir William Thomson (1824-1907),
quien fuera titulado más tarde como Lord Kelvin. La escala Kelvin se conoce también como
escala absoluta, al igual que la escala Rankine (propuesta por el físico escocés William
Rankine en 1969), porque consideran el valor 0° o cero absoluto, temperatura a la que las
moléculas contenidas en un volumen han perdido todo movimiento por no existir espacios
intermoleculares y, por ello, no quedan restos de calor. La escala Kelvin resulta de sumar
273,15° (273 en la práctica para simplificar) a la escala centígrada, de manera que uno de los
puntos fijos, el punto de congelación del agua, alcanza el valor 273 K y el punto de ebullición
del agua el valor 373 K. Entre estos dos puntos median 100 grados con lo cual un grado
Kelvin, 1 K, es equivalente a un grado centígrado, 1 °C.
En la escala propuesta por el físico y naturalista francés René Reaumur (°R) (1683-1757) la
temperatura correspondiente al punto de ebullición está indicada con 0 °R y el punto de
congelación del agua con 80 °R. Está escala está en desuso.

Conversión de escalas térmicas

9
º F º C   32
Centígrada – Fahrenheit 5
º C  º F  32
5
9

º C  º K  273
Centígrada – Kelvin
K º C  273

Variaciones temporales y espaciales de la temperatura


Las variaciones temporales de la temperatura más importantes se relacionan con las que se
presentan a lo largo del día y a lo largo del año.
Variación diaria de la temperatura. Esta variación resulta del balance entre la insolación y la
irradiación terrestre, más otros procesos como los movimientos de aire o las turbulencias.

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Si se aprecia la figura siguiente se advierte que la temperatura diaria aumenta durante el día
(durante las horas de insolación) porque la cantidad de energía recibida es mayor a la
perdida por irradiación; al anochecer y durante la noche ocurre lo contrario. Después del
amanecer la temperatura aumenta rápidamente durante la mañana y continúa aumentando
después que ocurre la máxima insolación (al mediodía) porque todavía es mayor la cantidad
recibida que la cantidad perdida; esto ocurre hasta las 15 ó 16 horas, momento en que se
presenta el máximo térmico. Después de este máximo, la cantidad de energía recibida es
menor a la irradiada por la superficie y la temperatura comienza a disminuir. A pesar de
haber insolación, esta disminución es muy rápida durante la puesta del Sol y continúa
durante la noche en menor grado. Se produce el enfriamiento porque la Tierra irradia
constantemente energía, aun cuando no recibe energía. El enfriamiento continúa hasta
poco después de la salida del Sol, momento en que la pérdida se compensa con la recepción
de nueva energía.
Ejemplo de ciclo medio diario de temperatura

El balance de radiación terrestre


determina el ritmo diario de
temperaturas. La temperatura
máxima se produce pocas horas
después de la máxima insolación y la
temperatura mínima después de
comenzar a recibir energía solar.
Fuente: Cuadrat y Pita, 1997, página
84.

La curva de temperatura diaria es una onda no simétrica, pues mientras la temperatura


aumenta durante ocho a diez horas, el enfriamiento ocupa 16 a 14. La curva se mantiene
durante el año y sólo varía en las horas en que se produce la máxima y mínima temperatura.
Esta situación describe lo que ocurre a latitudes comprendidas entre los 35° y los 45° de
latitud.

Variación anual de la temperatura. La temperatura varía a lo largo del año de acuerdo a los
cambios que experimenta la insolación. Así, la temperatura aumenta desde mediados de
invierno hasta mediados del verano, y disminuye desde mediados del verano a mediados de
invierno. Esto ocurre porque los días se hacen más largos y más cortos, respectivamente.
Influye también la inclinación con que caen los rayos solares y la superficie que deben
calentar. Esto hace que se produzcan las estaciones del año.
Las temperaturas a lo largo del año se pueden representar de distintas maneras, día a día, a
través de la temperatura media diaria; o mes a mes, a través de la temperatura media
mensual, la cual es la forma más utilizada.
Si se gráfica la temperatura media mensual se ve que las máximas anuales se producen en el
hemisferio Sur en diciembre, enero o febrero, y la mínima en junio, julio o agosto, de
acuerdo al lugar de que se trate. Hay un retraso térmico, aproximadamente de un mes con
respecto a la insolación; así, las temperaturas máximas y mínimas ocurren en los meses de
enero y julio, según el hemisferio.

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La distribución de las temperaturas medias a lo largo del año, considerando las medias
mensuales, muestran lo que se denomina el régimen térmico. Se reconocen generalmente
dos regímenes térmicos: intertropical y extratropical, aunque debiera hablarse de un
régimen ecuatorial, uno tropical, uno templado y uno polar.
El régimen intertropical se presenta en zonas en que el Sol siempre está cercano a la vertical
y para todas las localizaciones alcanza el cenit dos veces en el año, salvo para los trópicos.
Ello hace que no haya diferencias térmicas a lo largo del año, es decir, la amplitud térmica
anual es mínima o inexistente. En estas zonas se observa una curva con dos máximos y dos
mínimos que, a medida que se aproximan los trópicos tienden a acercarse en un solo.
Dentro de estas zonas hay un régimen ecuatorial y uno tropical.
El régimen extratropical se presenta en las zonas que se encuentran a partir de los trópicos
hacia las altas latitudes. En estas se aprecia sólo un máximo y un mínimo a lo largo del año,
y se hace más marcada la estación cálida y la fría con la latitud hasta ser extrema cerca del
polo. En las zonas polares se aprecia en el año sólo un período de insolación y uno de
ausencia, por ello la oscilación térmica anual es extrema y se confunde con la diaria.
Distribución de temperatura en la superficie terrestre. Las variaciones sobre la superficie
terrestre se visualizan a través de un mapa de isotermas, líneas que unen puntos que tienen
igual temperatura. Estas isolíneas pueden ser anuales, mensuales o para cualquier periodo.
Los promedios calculados se corrigen, reduciéndolos al nivel del mar para eliminar el efecto
del relieve, hacerlos comparables y apreciar la influencia de otros factores como la latitud, la
distribución de tierras y mares, y las corrientes marinas. Generalmente, se trabaja con las
isotermas de los meses de enero, julio y las isotermas anuales; el análisis se completa
tomando una carta de isoamplitud térmica.
Las isotermas anuales tienen, en general, una dirección este-oeste, al igual que los
paralelos, lo que indica que la latitud es el primer gran factor que explica la diferencia de
temperatura. Las temperaturas más altas se presentan a bajas latitudes, y las más bajas
cerca de los polos debido a la disminución de la energía solar recibida. Las isotermas tienden
a ser más regulares y espaciadas en el hemisferio Sur, pues los contrastes entre los océanos
y los continentes son menores.
Si se observa un mapa de isotermas mensuales, por ejemplo, para los meses extremos
enero y julio se aprecia que las temperaturas extremas se presentan en los continentes,
carácter que se conoce como continentalidad. El verano es más cálido para el hemisferio
Norte que para el hemisferio Sur. Cerca del trópico de Cáncer, en el hemisferio Norte, las
temperaturas alcanzan en julio los 35 °C, mientras que sobre el trópico de Capricornio, en el
hemisferio Sur, estas alcanzan en el verano 30 °C. Las temperaturas más bajas se producen
en el invierno del hemisferio Norte, alcanzando hasta -50 °C en Siberia, contra las que se
presenta en la Antártida. A mayor anchura de los continentes, se presentan mayores y
menores temperaturas en verano e invierno, respectivamente, lo que acentúa el carácter de
la continentalidad. Esta situación se aprecia claramente en el hemisferio Norte donde
predominan las masas continentales; el caso contrario ocurre en el hemisferio Sur, más
oceánico y por ello presenta menos contrastes. Las isotermas se mueven a lo largo del año
entre estaciones, se mueven más dentro de los continentes, aproximadamente 20° de
latitud, que en los océanos, donde se desplazan alrededor de 5°. En los mismos meses y a
igual latitud las temperaturas son distintas por acción de otros factores como la oceanidad o
la influencia de las corrientes marinas.

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Isotermas medias mensuales para los meses de enero (arriba) y julio (abajo).

Fuente: Cuadrat y Pita, 1997.

Distribución vertical de la temperatura. La disminución de la temperatura con la altura es


mucho más rápida que la producida por la latitud, 1.000 veces más fuerte. Ocurre porque la
atmósfera se calienta, fundamentalmente, a partir de la radiación terrestre y por
conducción o contacto, por lo tanto, las temperaturas son más altas a mayor cercanía de la
fuente de calor; además, el aire es más denso a menor altitud, pues presenta mayor
cantidad de dióxido de carbono y de vapor de agua, principales gases que absorben el calor.
Hay que distinguir los cambios verticales reales de la temperatura del aire cuando esta se
mide en un momento preciso y bajo las condiciones atmosféricas imperantes, de aquellas
variaciones convencionales o teóricas que se utilizan para suplir carencias de observaciones
meteorológicas; en el primer caso se habla del gradiente real y en el segundo del gradiente
vertical de temperatura o gradiente de estado medio; este último tiene un valor promedio
acordado de 0,65 °C/100 m. La disminución de la temperatura no es igual en todas partes.
Por ejemplo, en el norte de Chile la Corriente de Humboldt enfría la costa y al interior del
continente, a mayor altura sobre el nivel del mar, se registran mayores temperaturas. La
disminución de temperaturas con la altura es más rápida en verano por el fuerte
recalentamiento del aire. En invierno puede presentarse la inversión térmica.

5.2. Humedad
Una las características del aire es la de contener alguna cantidad de agua en cualquiera de
los tres estados, sólido, líquido y gaseoso, debido la variedad de temperaturas que se
encuentran en la atmósfera. El agua va pasando de una fase a otra mediante ciertos
procesos físicos. Estos procesos físicos: evaporación, condensación, sublimación,
congelación y fusión, intervienen en el ciclo del agua en la atmósfera. El agua tras ocurrir el
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proceso de evaporación queda contenida en el aire en estado gaseoso, la cual pasa a estado
líquido mediante el proceso contrario, la condensación. En este paso de líquido a gas y de
gas a líquido se absorbe energía y se libera energía, respectivamente (el calor latente de
vaporización). La evaporación de un gramo de agua requiere o absorbe 600 calorías, pero
esta energía queda en estado latente en el aire y la misma cantidad es devuelta o liberada a
la atmósfera, a través de la condensación de un gramo de agua. Esto es lo que se llama paso
de calor sensible a calor latente y viceversa. Si ocurre evaporación la temperatura sensible
disminuye, pues se utiliza calor o energía en el proceso, pero no se pierde, queda
almacenada en estado latente en el vapor de agua. El agua en estado de vapor o gas pasa a
estado líquido a través de la condensación, pero si las temperaturas en que esto ocurre son
menores a 0 °C pasan por sublimación directamente al estado sólido. En este caso se liberan
680 calorías por cada gramo de agua, pues hay que sumar la energía liberada por la
condensación (600 calorías por gramo) y la de solidificación (80 calorías por gramo). Estas
680 calorías por gramo de agua son las mismas que se absorben en el proceso inverso de
paso de sólido a gaseoso también denominado sublimación. La sublimación en este caso
requiere de energía (calor latente de sublimación), 680 calorías por gramo de agua, 80 para
efectuar la fusión (calor latente de fusión) y 600 para la evaporación. Entonces, los cambios
de estado de la materia son importantes porque acompañan cambios de energía de una
forma a otra; cambios, pues no hay pérdidas.
En climatología se entiende por humedad atmosférica alguna medida de la cantidad de agua
en la atmósfera; en su sentido más restringido se refiere a la cantidad de vapor de agua que
contiene o puede contener la atmósfera. Esta proporción de agua gaseosa que el aire puede
contener varía entre valores cercanos a 0% como mínimo en el invierno en zonas árticas,
con aire frío y seco, a valores de casi un 5% en aire cálido y húmedo en la zona ecuatorial. El
contenido del vapor de agua que el aire puede contener depende, por una parte, de la
temperatura del mismo y, por otra, también de la distancia a la fuente de humedad. Como
la temperatura disminuye con la altura y la latitud, los mínimos higrométricos se encuentran
en la alta tropósfera y en las regiones polares. El aire no puede contener indefinidamente en
el tiempo el vapor de agua, ni en una cantidad fija; lejos de ello, se producen cambios en
esta cantidad. El aire puede absorber más vapor de agua hasta cierto punto, punto que está
determinado por la temperatura del aire. Llega un momento en que el aire se satura y ya no
puede contener más vapor de agua, en ese momento se produce la condensación, proceso
que implica el paso del estado gaseoso al líquido. Como resultado del proceso se forman
pequeñas gotas de agua que en algunas situaciones pueden caer en forma de
precipitaciones. Antes, mediante la condensación, y después, a través de la precipitación, la
atmósfera se libera del exceso de humedad.
La humedad atmosférica da lugar a numerosos fenómenos atmosféricos o meteoros,
hidrometeoros en este caso, determinando, entre ellos, la posibilidad de precipitaciones que
es el segundo elemento del clima en importancia. Como se ha dicho, el vapor de agua puede
absorber la radiación solar, actuando como un regulador térmico e interviene en la
sensación térmica.
Diversos términos o expresiones relacionados con el fenómeno de la humedad atmosférica
comienzan con el prefijo griego higro: humedad.

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Medida de la humedad atmosférica
Para expresar la medida de la humedad atmosférica se utiliza una serie de conceptos
relacionados: humedad absoluta, humedad de saturación, humedad relativa, humedad
específica, entre otros.
Humedad absoluta. Es la cantidad o peso de vapor de agua contenido en un volumen
determinado de aire. Se expresa habitualmente en gramos por metro cúbico (gr/m3) de aire.
La humedad absoluta puede variar entre valores cercanos a 0 gr/m3, en un aire seco en
zonas desérticas o polares, hasta 30 gr/m3 en algunas zonas ecuatoriales. El vapor de agua
contenido en el aire contribuye a ejercer peso en la atmósfera o presión, por ello se
expresa, menos habitualmente, en milímetros de mercurio, lo cual se conoce como tensión
del vapor de agua.
Humedad de saturación. Es el peso máximo del vapor de agua que puede contener un
metro cúbico de aire en condiciones de presión y temperaturas dadas, es decir, la cantidad
de vapor de agua que el aire puede contener tiene un límite definido para una determinada
temperatura, propiedad que se conoce como capacidad higrométrica del aire. Por ejemplo:
un metro cúbico de aire a 20 °C no puede contener más de 17,2 gramos de agua; un metro
cúbico de aire a 0 °C no puede contener más de 4,9 gramos de vapor de agua; y un metro
cúbico de aire a -10 °C no puede contener más de 2,3 gramos de vapor de agua. A través de
estas cifras se ve que a mayor temperatura del aire este puede contener una mayor
cantidad de vapor de agua. Cuando el aire contiene todo el vapor de agua que su
temperatura le permite se dice que el aire está saturado.
Capacidad higrométrica del aire.

Fuente: elaboración propia.

Humedad relativa. Una porción o masa de aire no siempre contiene todo el vapor de agua
que su temperatura le permite, es decir, no siempre está saturado, por lo tanto, se necesita
otra forma de medir la humedad. La humedad relativa indica la relación que hay entre la
cantidad de vapor de agua efectivamente contenida por un volumen de aire a una
temperatura dada y la cantidad máxima que el aire puede contener a esa temperatura, es
decir, la relación entre humedad absoluta y humedad de saturación, por ello la humedad
relativa se expresa en porcentaje. Por ejemplo: la humedad relativa es de un 100% cuando
el aire está saturado; la humedad relativa es de un 50% cuando el aire contiene sólo la
mitad de la cantidad de vapor de agua posible a esa temperatura.
La humedad relativa puede aumentar ante un incremento en la cantidad de vapor de agua
cuando se está cerca de una fuente de evaporación, en la medida en que este vapor se

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difunda por la atmósfera; pero también puede aumentar debido a una disminución en la
temperatura del aire, puesto que este disminuye su capacidad de contener vapor; si, por el
contrario, la temperatura aumenta la humedad relativa disminuye. Siendo expresiva en
términos relativos, esta medida no dice nada sobre la cantidad real de vapor de agua
existente en el aire.
Cambios en la humedad relativa ante cambios térmicos.

Fuente: elaboración propia.

Humedad específica. Es otra medida de la cantidad de vapor contenido en el aire. Indica la


masa de vapor de agua expresada en gramos por kilogramo de aire, y un kilogramo de aire
puede contener más o menos vapor según su temperatura.

Instrumentos que miden la humedad atmosférica


La humedad relativa se mide a través del higrómetro y del psicrométro.
Higrómetro. Es un instrumento que usa cabellos humanos que tienen la propiedad de
contraerse y dilatarse con la humedad. Como un extremo está fijo y el otro suelto el haz de
cabellos se acorta o alarga indicando la humedad relativa sobre una escala graduada.
Higrógrafo. Este instrumento, análogamente a un termógrafo, realiza un registro continuo
de la humedad relativa sobre una hoja de papel puesta en un cilindro rotatorio.
Psicrómetro. Consiste en dos termómetros, uno corriente y otro envuelto en una tela
constantemente húmeda. Si el aire está saturado (humedad relativa 100%) no hay
evaporación en el paño, pues el aire no puede absorber más vapor y los dos termómetros
marcan igual temperatura. Si el aire está seco o lejos de la saturación, se produce la
evaporación y el termómetro húmedo marca una temperatura menor, pues parte de la
energía se utiliza en la evaporación. A mayor sequedad del aire, mayor evaporación y mayor
diferencia de temperaturas.

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Condensación
La condensación ocurre cuando la humedad relativa llega al 100% y el aire no puede
contener más vapor de agua, es decir, se satura. El aire se satura si hay aporte de vapor de
agua extra o si se produce un enfriamiento. Cuando esto ocurre, el excedente de vapor de
agua se condensa en forma de pequeñas gotas de agua. Fuenzalida (1965) indica que la
única manera en que la condensación puede ocurrir es por enfriamiento. Si la humedad
relativa es alta el aire alcanza la saturación con un débil enfriamiento; contrariamente, si la
humedad relativa es baja, la temperatura debe disminuir mucho más para alcanzar el punto
de rocío y dar origen a la condensación. La temperatura del punto de rocío es aquella a la
cual es necesario enfriar el aire para alcanzar su saturación.
Producto de la condensación es la formación de pequeñas gotas de agua alrededor de los
denominados núcleos de condensación. Estos núcleos son partículas de materia suspendidas
en el aire como cristales de sal, hollín, ceniza volcánica o polvo, de un diámetro de alrededor
de un micrón o menos (pueden ser de hasta 0,1 micrón) y que tienen propiedad
higroscópica, es decir, la capacidad o tendencia de absorber vapor de agua. Sin la presencia
de estos núcleos la condensación sería un proceso muy difícil de ocurrir, pues las gotitas de
agua, aunque colisionaran entre sí tendrían una superficie de contacto muy pequeña y es
muy difícil que se unan con otras. Las gotas resultantes de la condensación tienen un
tamaño que oscila entre los 10 y los 25 micrones de diámetro, aunque algunos autores
mencionan rangos de variación entre 10 y 50 micrones. Si la temperatura del punto de rocío
se presenta bajo 0 °C, es decir, bajo el punto de congelación, se forma hielo por
sublimación. Si las gotas alcanzan los 50 ó 100 micrones pueden caer en forma de llovizna o
de lluvia. En este caso se habla de precipitación. La condensación genera entonces la
formación de pequeñas gotas de agua que puede generar nubes, niebla, rocío o escarcha.
Estas distintas formas son producto de la condensación y ellas ocurren a una altura de la
superficie terrestre determinada.
- nubes: se producen si las gotas forman cuerpos definidos sobre los 600 metros de altura;
- niebla: se produce si la condensación ocurre en las capas bajas de la atmósfera. Es una
nube de color blanquecino a gris claro. Es un estrato en contacto con la superficie terrestre;
- neblina: se diferencia de la niebla por su distinta densidad, lo que se relaciona
directamente con la distancia a la que permite la visibilidad a través de ella. Si se puede ver
a menos de un kilómetro de distancia a través de la nube se habla de niebla, mientras que si
se puede ver a distancias entre uno y dos kilómetros de habla de neblina.
- rocío: es la formación de gotas de agua sobre la superficie del suelo y se presenta como
resultado de la condensación cuando esta ocurre a una temperatura sobre
0 °C;
- escarcha: es la formación de cristales de hielo como producto de la condensación a nivel
del suelo y a una temperatura inferior a 0 °C.

Condiciones en que se produce la condensación


La condensación como se ha dicho puede ocurrir bajo dos condiciones: el enfriamiento o el
aporte de vapor de agua. Ello puede producirse mediante distintos mecanismos:

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Saturación del aire Mecanismo

- Por enfriamiento - mezcla con aire más frío


- radiación nocturna
- contacto con superficies frías
- expansión
- Por aporte de vapor de agua - mezcla con aire más húmedo
- evaporación de superficies de agua
- evaporación de la precipitación

Mezcla de aire. Es la forma que aporta condensación poco abundante y sólo genera nubes y
niebla a cierta altura. Ocurre cuando dos masas de aire de distinta temperatura se
encuentran y una de ellas está cerca de la saturación. Si la otra masa está más fría transfiere
menor temperatura a la otra, con lo que se enfría y condensa parcialmente. Es una situación
poco común y poco efectiva, pues, poco a poco, con la mezcla de aire, se conduce
temperatura de una a otra, se equilibran y se aleja el punto de rocío.
Por enfriamiento directo. Es la segunda forma o mecanismo en importancia en cuanto a la
efectividad de la condensación. Puede producirse en situaciones distintas:
- por conducción e irradiación: durante la noche la superficie terrestre se enfría y conduce e
irradia este calor al aire tranquilo que se encuentra sobre ella, enfriándolo y produciéndose
el fenómeno de inversión térmica. Si este enfriamiento es efectivo el aire puede saturarse y
condensarse, formando rocío. Si el enfriamiento logra bajar a los 0 °C, en invierno, se
produce la escarcha. Si la condensación ocurre en una porción de aire más amplia a cierta
altura del suelo se produce la niebla de irradiación.
- condensación por paso de aire sobre una superficie fría: si una masa de aire se desplaza a
una zona más fría o a mayor altura, la temperatura de ella tenderá a bajar, alcanzándose el
punto de rocío, saturándose y condensándose. A medida que el aire se mueve se pueden
generar nieblas muy densas que se conocen como nieblas de advección, como las que se
producen cuando aire marítimo se desplaza sobre continentes fríos en inviernos. La fuerte
condensación que se produce hace aumentar la temperatura sensible por la liberación de
energía. Si esto ocurre cuando el aire asciende por una montaña enfriándose se produce la
niebla de ladera.
Condensación por expansión. Es el mecanismo más importante y enérgico de condensación
pudiendo dar lugar a intensas precipitaciones. El aire al ascender, subiendo por la ladera de
una montaña o en la atmósfera libre, se expande, pues disminuye la presión debido al
menor peso de la atmósfera. Al expandirse sufre una disminución de temperatura sin haber
transferencia de calor, es decir, no hay absorción ni liberación de calor, no hay pérdida ni
ganancia de calor, es lo que se conoce como proceso abiabático. La disminución de
temperatura en una porción de aire que asciende se denomina gradiente adiabático. Según
las condiciones se pueden aplicar dos gradientes adiabáticos. El gradiente adiabático seco es
el gradiente adiabático que se aplica a un aire no saturado en que no se produce
condensación y es de 10 °C por cada 1.000 metros de ascenso o, dicho de otro modo, es una
disminución de 1 °C cada 100 metros. Este gradiente es distinto al gradiente de temperatura
que se aplica o que hace referencia a la disminución de temperatura sobre el aire estable
que se encuentra a distintas altitudes. El aire asciende y se enfría por expansión siguiendo el
gradiente adiabático seco, pero en algún momento, si se llega a la temperatura del punto de
rocío, el aire se satura y comienza la condensación. Al ocurrir la condensación se produce
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una liberación de calor latente, el cual estaba contenido en el vapor de agua. Este calor
latente se transforma en calor sensible, aumentando el calor sensible que el aire ya tenía.
Este aumento de calor compensa, parcialmente, la disminución de temperatura por
expansión en la masa de aire, con lo cual disminuye el descenso de temperaturas por
expansión y comienza aplicarse otro gradiente, el gradiente adiabático húmedo, que oscila
entre 3 y 6 °C de disminución cada 1.000 metros, es decir, la temperatura disminuye menos
debido al aporte de calor sensible tras la condensación. Se aplica, normalmente, el valor de
0,5 grados por cada 100 metros.
La altura influye entonces en la humedad y las precipitaciones, pues interviene en la
disminución de la presión y en la disminución de temperaturas, ya sea por contacto, pero en
mayor grado por expansión cuando el aire asciende, pudiendo el aire alcanzar el punto de
rocío, la saturación y la condensación. Este ascenso de aire se produce, como se dijo,
subiendo una montaña, efecto orográfico; en un centro de bajas presiones o ciclónico,
donde se produce ascenso forzado de aire, lo que se asocia con los sistemas frontales; o
bien por ascenso espontáneo, cuando el suelo calienta el aire y este asciende por
convección.

Nubes
Las nubes son la expresión visible de la existencia de agua en la atmósfera, pues en estado
gaseoso el agua es invisible. Las nubes están formadas por gotas de agua o por cristales de
hielo, o por ambos a la vez. Las gotas miden entre 10-15 y 50 micrones de diámetro. Cada
partícula se forma en torno a un núcleo de condensación.
Las nubes intervienen en el balance térmico, pues absorben el 3% de la energía solar que
llega al sistema Tierra-atmósfera, reflejan un 21% de la energía solar y reirradian parte de la
energía que la Tierra irradia a la atmósfera. Reducen con su presencia la amplitud térmica
desde valores de, por ejemplo, 30 °C si no existen a 8 °C si existen. Las nubes entregan
indicios acerca de los estados del tiempo y para su previsión.
El nefanálisis es la parte de la meteorología que se preocupa del estudio de las nubes, su
origen, su forma, su estructura, luminosidad, entre otras características. Las líneas que unen
puntos de igual nubosidad se conocen con el nombre de isonefas.
En el estudio del tiempo interesa conocer el tipo de nubes y sus características y la
proporción del cielo cubierto con ellas. Esto último se expresa en octavos o décimos de cielo
y se mide sin el uso de instrumentos. En promedio a escala planetaria en todo momento hay
cuatro octavos de cielo cubierto.
Las nubes se clasifican bajo distintos puntos de vista: forma, constitución (hielo o agua),
altura. Una de las clasificaciones más conocidas es la propuesta por el farmacéutico y
meteorólogo aficionado inglés Luke Howard (1772-1864) en 1803 en su ensayo The
Modifications of Clouds, la cual se basa en la forma de ellas. Howard distingue tres tipos
básicos: cirrus, cumulus y stratus, a partir de los cuales la Organización Meteorológica
Mundial ha establecido 10 géneros. Strahler diferencia dos tipos fundamentales de nubes:
estratiformes o nubes en capas y cumuliformes o nubes globulosas.
Según su altura las nubes pueden diferenciarse en: nubes altas o superiores, dispuestas
sobre los 6.000 metros y constituidas solo por cristales de hielo; entre ellas se diferencian
los cirrus, cirrustratos y los cirrucumulus. Las nubes medias, localizadas entre los 3.000 y los
6.000 metros están constituidas por agua líquida (gotas) y cristales; aquí se encuentran los

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altocumulus y altostratus. Las nubes bajas o inferiores están constituidas solo por gotas y
dispuestas a una altura menor a los 3.000 metros; en ellas se encuentran los
stratoscumulus, nimbostratus y los stratus. Finalmente, se pueden mencionar las nubes de
desarrollo vertical constituidas por gotas y cristales dependiendo de su altura superior; son
las nubes convectivas y en ellas se encuentran los cumulunimbus y los cumulus. La base de
estas nubes está sobre los 1.500 metros y la parte superior puede alcanzar los 16.000 ó
18.000 metros de altitud.
Las nubes pueden estar compuestas también por partículas líquidas a temperaturas
menores a 0 °C y es lo que se llama agua subenfriada. Strahler señala que hasta los -12 °C la
nube está constituida por agua; entre -12 °C y -30 °C está constituida por agua y cristales de
hielo, y bajo los -40 °C está constituida solo por hielo.

Clasificación de las nubes según la Organización Meteorológica


Mundial. El Atlas Internacional de Nubes reconoce actualmente diez
géneros de nubes (clasificaciones básicas), que describen en qué parte
del cielo se forman y su apariencia aproximada
Fuente: https://public.wmo.int/es/D%C3%ADa-Meteorol%C3%B3gico-
Mundial-2017/clasificaci%C3%B3n-de-las-nubes

5.3. Precipitaciones
Bajo el concepto de precipitaciones se engloban todos los procesos en que partículas de
agua líquida o sólida precipitan en la atmósfera y caen a tierra. Precipitación se puede
entender también como el agua de la atmósfera que en forma sólida o líquida cruza la
atmósfera y se deposita sobre la superficie terrestre. Las gotas de agua y los cristales de
hielo se forman en la atmósfera saturada en presencia de núcleos de condensación y
generan gotas entre de tamaño entre 10 y 50 micrones que se mantienen en suspensión.
Hay teorías que explican cómo ocurre el paso de gútulas a gotas de lluvia. Este proceso se
puede explicar mediante dos procesos: el de Bergeron-Findeisen y el de coalescencia.
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El proceso Bergeron ocurre en una nube a temperatura bajo 0 °C donde existen gotas y
cristales. Estos últimos tienden a crecer más rápido que la gota, pues el agua tiende a
evaporarse y a condensarse en torno a las agujas de hielo que agrandan así su tamaño. Si
comienzan a caer chocan unas con otras y crecen más. Si atraviesan niveles de temperatura
más altos caen como lluvia.
La parte superior de algunas nubes se encuentra a una temperatura mayor a 0 °C; allí, la
precipitación se debe sólo a la unión entre dos gotas, necesitándose un largo recorrido o
movimientos de ascenso y descenso para alcanzar el tamaño de gotas de lluvia. Este es el
mecanismo conocido como coalescencia.
En cuanto a los tipos de precipitaciones los básicos son la lluvia, la llovizna, la nieve y el
granizo.
La lluvia está compuesta por gotas de 1 a 2 milímetros de diámetro, pero que pueden llegar
a siete milímetros, aunque luego se dividen. Las nubes estratiformes y cumuliformes
pueden dar origen a la lluvia. Si las gotas que caen son de menor tamaño, alrededor de 0,5
milímetros, la precipitación se conoce como llovizna. Las precipitaciones se miden con el
pluviómetro y se expresan en milímetros (mm) o centímetros (cm), según la magnitud, de
agua caída. Un milímetro es equivalente a la caída de un litro por metro cuadrado.
La nieve se produce de la unión de gotas de agua muy fría (subenfriada) a un cristal de hielo,
entonces se hiela y se une al cristal. Si se unen varios cristales se forma un copo de nieve y
cae. Si la temperatura de las capas inferiores es menor al punto de congelación caen como
nieve, si no es así, se funde y cae como lluvia. La nieve se mide por la altura de la capa de
agua que forma una vez fundida y se expresa en milímetros. La densidad de la nieve fresca
es 1:10 la del agua y es fácilmente arrastrada por el viento, lo que dificulta su medición. Se
usa para ello el pluviómetro o el nivómetro.
La precipitación conocida como granizo está constituida por piedras de hielo de 0,5 a 2
centímetros y a veces más, pueden pesar hasta 1.000 gramos. Se generan en nubes de
desarrollo vertical. Una gota de agua se congela y por movimientos verticales dentro de la
nube asciende y se encuentra con temperatura bajo 0 °C, las gotas que se le unen se
congelan y adquiere más tamaño; en algún momento esta masa escapa de estas corrientes
ascendentes y cae al suelo. Este tipo de precipitaciones es propio de las nubes
cumulunimbus.
Como se ha mencionado antes, la condensación ocurre bajo distintas condiciones, pero sólo
una es capaz de generar lluvias y nieve en forma importante, es la condensación por
expansión; las otras formas generan como producto nubes, nieblas, rocío o escarcha.
La condensación por expansión del aire ocurre cuando existen corrientes ascendentes. Este
movimiento puede ser espontáneo o forzado. El ascenso espontáneo se asocia a la
convección y por ello se habla de precipitaciones convectivas. La forma forzada ocurre por
efecto orográfico y se habla de precipitaciones orográficas o de relieve; también ocurre por
efecto del encuentro de masas de aire distintas en un centro de bajas presiones o
depresión, y por las perturbaciones frontales que se generan por ese encuentro, por ello se
habla de precipitaciones ciclónicas, frontales o sinópticas. Estos dos últimos tipos de
precipitación se llaman también de origen dinámico.

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Precipitaciones por convección
Ocurren en verano, en condiciones de inestabilidad inducidas por un fuerte recalentamiento
terrestre. Estas precipitaciones generan chubascos más o menos intensos, de corta
duración, de hasta dos horas, y de baja extensión areal. Estas precipitaciones son habituales
en zonas tropicales y en verano en las latitudes medias, siempre que exista humedad y que
se favorezcan los movimientos ascendentes. Las altas temperaturas producen una fuerte
evaporación y la brisa del mar lleva el vapor hacia el continente que con mayor temperatura
lo calienta y asciende, generándose la convección.
La superficie terrestre no se calienta igualmente. Según sea el tipo de cobertura, una parte
se calienta más que otra transmitiendo este calor al aire situado sobre esta superficie, el
cual se calentará más que el que le rodea, por ello, asciende. Al ascender el aire se enfría
adiabáticamente y baja su temperatura; si esta es inferior al punto de rocío se produce la
condensación y se forma un cúmulo cuya base indica la altura donde comienza la
condensación y su cima el límite de ascenso del aire caliente. Cuando el aire se enfría ya no
puede subir más y se detiene la condensación; en este momento la nube se disuelve
después de ser arrastrada por el viento. Si continúa la convección la nube crece y se forma
un cumulonimbus de miles de metros de altura la que genera fuertes precipitaciones. La
nube no se enfría, el aire no se enfría tan rápidamente, pues a medida que se condensa el
vapor de agua se libera calor latente, pasando a calor sensible, elevando la temperatura del
aire, lo que lo mantiene subiendo. Las corrientes ascendentes y descendentes que se
producen en un cumulonimbus son muy veloces lo que implica lluvias intensas y violentos
chubascos, granizos y fenómenos eléctricos. Las precipitaciones asociadas a las grandes
tormentas convectivas afectan, como se dijo, a áreas reducidas, entre 25 y 50 kilómetros
cuadrados, pueden durar aproximadamente una hora y se presentan en grupos.

Precipitaciones orográficas
Al enfrentarse un viento húmedo a una montaña es obligado a ascender, por lo cual se
enfría por expansión y por entrar en contacto con superficies más frías. El aire en estas
condiciones se satura y comienza la condensación, con lo que puede sobrevenir luego la
precipitación. La intensidad de estas precipitaciones depende de la pendiente del terreno y
de la velocidad con que la masa de aire asciende por él; su extensión varía según el tamaño
de la barrera y la cantidad de humedad disponible. El aumento de la precipitación con la
altura tiene un límite, pues a mayor altura la temperatura disminuye y con ello también su
capacidad de retener vapor de agua; a la vez, con la altura, la presión disminuye con lo que
decrece también la humedad absoluta, es decir, la cantidad de vapor disponible. Es por lo
anterior que hay una altura límite de precipitaciones. Si se condensa y precipita toda la
humedad disponible al traspasar la montaña el aire descenderá y se calentará
fundamentalmente por compresión (adiabáticamente), y también por contacto. En este
caso se aplica el gradiente adiabático seco. De esta forma, una montaña puede separar
climas, generando climas húmedos y secos a uno y otro lado. Ejemplos: Chile y Argentina, y
el sector occidental de Estados Unidos de América. Las precipitaciones recibidas en un lado
de la montaña pueden duplicar a las del otro lado.

Precipitación ciclónica, frontal o sinóptica


Estas precipitaciones se relacionan con la convergencia de masas de aire distintas. Una
masa de aire es una gran porción de aire que posee una temperatura, densidad y humedad
bastante homogénea en el sentido horizontal. La zona de contacto entre dos masas de aire

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distintas se denomina frente. También se habla de superficie de discontinuidad o superficie
frontal para referirse a la zona de transición entre esas dos masas de aire. Un frente no es
solo una zona de separación de dos masas de características diferentes, sino también la
zona en la cual los elementos meteorológicos presentan una discontinuidad, tanto en
sentido horizontal como vertical. Los frentes se producen en la zona de convergencia de los
vientos del oeste y los vientos polares. Debido a las diferentes características de las masas
que se encuentran, la línea frontal es ondulada y da lugar a la formación de distintos tipos
de frentes. Según el tipo de frente que se genere (ver figura siguiente) se produce un
movimiento ascendente más o menos vigoroso de porciones de aire importantes, lo que
conduce a precipitaciones débiles a medianas, pero sobre áreas muy extensas y de gran
duración.
Tipos de frentes

Fuente: Ayllón, 1996.

Un frente cálido se produce cuando es el aire cálido el que alcanza al aire frío y asciende por
encima de este. El aire cálido es menos denso y pesado que el frío y por ello es forzado a
ascender sobre el primero. Si el frente es cálido se generan nubes y lluvias débiles.
Un frente frío se produce cuando la masa de aire cálido es levantada por el aire frío que le
sigue, puesto que este es más denso que al cálido y permanece cerca del suelo. Un frente
frío produce intensas lluvias y chubascos, separadas por períodos de claros.
Un frente ocluido se produce cuando un frente alcanza a otro frente. Existen dos frentes de
este tipo, dependiendo del contraste de temperatura entre el aire frío que está por delante
del frente cálido y el que se encuentra por detrás del frente frío. Según esto se puede
presentar un frente ocluido tipo frente cálido o un frente ocluido tipo frente frío.
Las precipitaciones frontales o ciclónicas son características, por tanto, de climas templados
bajo la influencia del frente polar, es decir, ocurren en la zona de perturbaciones frontales.

Distribución espacial de las precipitaciones


Si se observa un mapa de isoyetas, líneas que unen puntos de igual precipitación, se
observará que estas varían enormemente de un lugar a otro. Los factores intervinientes son
la latitud, la dirección de los vientos dominantes, la distancia al mar, el relieve, las corrientes
marinas. Según el efecto en mayor o menor grado de estos factores las lluvias se

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presentarán distribuidas de distinta manera a lo largo del año, es lo que se conoce como
régimen pluviómetro. Se pueden diferenciar tres regímenes básicos: ecuatorial, monzónico y
mediterráneo. El régimen ecuatorial se caracteriza por presentar lluvias frecuentes y
abundantes todo el año; el régimen monzónico se presenta en lugares en que las lluvias
ocurren en verano y el invierno es seco (otros sectores también presentan lluvias en verano,
pero son de origen convectivo); el régimen mediterráneo se caracteriza por presentar lluvias
en invierno y verano seco.
Las variaciones térmicas y la variación pluviométrica constituyen los elementos principales
de diferenciación climática. Al observar un mapa de precipitaciones en el globo terrestre se
aprecia que hay zonas de altas precipitaciones en la zona ecuatorial y en las zonas
templadas de ambos hemisferios. Por otra parte, se aprecian zonas de bajas precipitaciones
en las zonas tropicales y en las zonas polares. En ambos tipos de zonas hay notables
diferencias, debido a factores cósmicos y a factores geográficos.

Zonas de alta pluviosidad


- Zonas ecuatoriales. Presentan precipitaciones entre 1.700 y 1.000 milímetros anuales y
aún mayores como la cuenca del Amazonas, del Congo, el sudeste asiático e Indochina. En
estas zonas predominan las precipitaciones convectivas distribuidas todo el año, no hay
estación seca o es muy corta. Colaboran también las precipitaciones orográficas, las que
elevan en algunas partes las precipitaciones hasta 11.000 y, algunos años, 20.000
milímetros. Intervienen alta humedad, temperaturas elevadas y la presencia oceánica que
aporta la humedad.
- Zona de latitudes medias. Existen áreas de altas precipitaciones y un alto número de días
con precipitaciones. Se destacan algunas zonas de la costa de Noruega, Alaska, Chile y
Nueva Zelandia. Se producen por efecto orográfico, en muchos casos, o son lluvias de tipo
ciclónico. Otras zonas que presentan altas precipitaciones, aunque menores que las
anteriores son los Alpes y los Pirineos.
Distribución de las precipitaciones medias anuales en el mundo (mm)

Fuente: Cuadrat y Pita, 1997.

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Zonas de baja pluviosidad
Estas zonas cubren un tercio de la superficie de la Tierra, llueve poco y la ocurrencia o
distribución estacional es incierta.
- Regiones polares. Se caracterizan por escasa humedad absoluta, pero las bajas
temperaturas hacen que el aire esté cerca de la saturación y el aire es muy estable, no hay
movimientos ascendentes.
- Zonas de altas presiones subtropicales. La subsidencia implica estabilidad atmosférica casi
todo el año, a lo que se une el efecto de corrientes frías o el abrigo tras una montaña. Se
generan en estas zonas los desiertos de Chile, Perú, África, entre otros.
Otras zonas. En los desiertos continentales se genera un déficit pluviómetro por condiciones
térmicas y falta de humedad, distancia a los océanos, ausencia del efecto favorable de las
corrientes marinas y la continentalidad.

5.4. Presión atmosférica


En física se entiende por presión a la fuerza por unidad de superficie ejercida por un cuerpo
sobre una superficie con la que está en contacto. En climatología se entiende por presión la
fuerza que ejerce el peso del aire sobre la superficie terrestre y sus variaciones en el tiempo
y en el espacio. Se habla de presión atmosférica y considera la presión sobre un centímetro
cuadrado que representa el peso de una columna de aire de un centímetro cuadrado de
sección extendida verticalmente hasta los límites exteriores de la atmósfera.
El aire además de ser capaz de adquirir un estado térmico determinado, de poder contener
ciertas cantidades de vapor de agua y ejercer una fuerza, es compresible. Al ser compresible
hace que en las partes inferiores esté muy comprimido y más denso, pues soporta el peso
de toda la columna sobre él.
Se entiende por presión normal al peso de una columna de mercurio de 76 centímetros
altura y de un centímetro cuadrado de sección. Este valor corresponde el peso de la
atmósfera a nivel del mar, a 45 grados de latitud y a 0 °C de temperatura. Si se varía alguna
de las condiciones se varía la presión atmosférica. Las variaciones de presión tienden a
desaparecer mediante el establecimiento de corrientes de aire compensadoras que corren
desde los sitios donde se observa una mayor presión hacia sitios de menor presión. Si estas
corrientes tienen un desplazamiento horizontal se llaman vientos y si tienen un
desplazamiento vertical se denominan corrientes de aire.
Las presiones y los vientos son elementos del clima que no afectan tan directamente al
hombre como los otros, pero ejercen una influencia indirecta muy sensible. La presión
genera vientos los cuales provocan cambios en la temperatura y en la humedad que sí son
elementos sensibles, y que también intervienen en la evaporación, en la sensación térmica.
Por lo tanto, como elementos no son tan destacados, pero sí como controladores de
temperatura y de precipitaciones. La función de los vientos es transportar calor y vapor de
agua de un lugar a otro.
Existe una relación inversa entre temperatura y presión; a mayor temperatura, menor
presión, y a menor temperatura, mayor presión. Como respuesta a un calentamiento una
masa de aire está obligada a expandirse, por ello disminuye su densidad ejerciendo sobre la
tierra una menor fuerza que se traduce en una menor presión atmosférica. Por lo tanto, la
variación de la temperatura genera un cambio en la presión. Con el calor, al dilatarse una
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masa de aire asciende, pues trata de ocupar mayor volumen, sigue igual presión a nivel de
superficie, pero a determinada altura la presión es mayor y tenderá a escurrir lateralmente
y aumentar la presión en el sector vecino y en su superficie lo cual provoca en superficie un
flujo de aire horizontalmente que es el viento.
Sobre regiones cálidas la presión a cero metros es más baja que en zonas frías, por ello el
viento sopla de altas presiones frías a bajas presiones cálidas. En altura el viento sopla de
regiones cálidas a frías.

Medida de la presión
El instrumento esencial e irreemplazable es el barómetro, cuyo inventor fue el italiano
Evangelista Torriceli en 1635, este es conocido como el barómetro de Torricelli o barómetro
a mercurio. También existe el barómetro registrador o barógrafo.
Las lecturas barométricas deben corregirse en climatología. Se debe hacer una corrección
de temperatura, una por latitud y una por altura. La corrección de temperatura debe
hacerse porque el mercurio se dilata con la temperatura por lo que hay que tomar la
temperatura del instrumento; dado que se conoce el coeficiente de dilatación del mercurio,
se resta algo a la lectura si la temperatura es mayor a 0 °C y se suma si es menor a 0 °C. La
corrección por latitud se realiza porque la aceleración de gravedad no es la misma según la
latitud, debe reducirse a la gravedad normal, a 45 grados de latitud. La corrección por altura
debe realizarse para el trazado de isobaras, es decir, de líneas que unen puntos que tienen
igual presión reducida a nivel del mar a 0 m, a 0 °C y a 45° de latitud, y hacer comparables
los datos, sobre todo si es para una zona amplia. Se toma como referencia los 0 metros o
nivel del mar, pero las isobaras pueden trazarse para todos los planos de altitud.

Variaciones de la presión
Variación de la presión con la altura
El aire es un fluido compresible, es decir, a mayor altitud el aire está sometido a menor
presión y se expande, por ello disminuye su densidad. De otro modo, la presión disminuye
porque cada vez queda menos atmósfera sobre el punto, con lo que la densidad a mayor
altura es menor y el aire es más liviano. Los cambios de presión con la altura no son
constantes, pues ella decrece rápidamente en los primeros metros y después lo hace más
lentamente, tal como se vio en el apartado de los factores geográficos del clima.

Distribución de la presión atmosférica sobre la superficie de la Tierra


Para estudiar la distribución de la presión se recurre al uso de isobaras. Se usan las
presiones medias mensuales, las estacionales, así como las anuales. Para la confección de
cartas de tiempo se usan las presiones diarias medidas a horas determinadas. Se usan
entonces isobaras medias y se trazan para un plano de referencia.
Al trazar isobaras se puede visualizar el gradiente bárico o gradiente barométrico. Este
gradiente varía en relación a la diferencia de presión entre dos puntos con la distancia que
los separa. El gradiente será de 1 si hay una diferencia de un milímetro de mercurio entre
dos puntos separados a determinada distancia y será 2 si hay 2 mm de mercurio de
diferencia a igual distancia. El gradiente se traza perpendicularmente a las isobaras y su
utilidad es que permite ver la dirección y velocidad del viento; ante un gradiente mayor,
habrá un viento de mayor velocidad.

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La distribución de la presión sobre la superficie terrestre se aprecia al observar un mapa de
isobaras mensuales o anuales, que permite comprender el funcionamiento del sistema de
vientos a nivel planetario.
Se usan isobaras reducidas al nivel del mar para hacerlas comparables. Se considera como
presión normal los 1.013 milibares (mb). Una presión mayor a esta se entiende como una
alta presión o anticiclón y una presión menor como una baja presión, ciclón o depresión.
Si se considera la relación presión-temperatura, se entenderá la existencia de centros de
bajas presiones, entre 1.008 y 1.011 milibares situados sobre el Ecuador. Se encuentran
entre los 5° norte y 3° sur, aproximadamente, y están definidos por las altas temperaturas
durante el año; se le denomina depresión ecuatorial. La depresión ecuatorial contrasta con
los centros de altas presiones polares situados sobre los casquetes polares, los cuales se
explican por el comportamiento térmico y se les denomina alta polar; alcanzan los 1.020 y
1.030 milibares.
Isobaras medias mensuales para los meses de enero (arriba) y julio (abajo).

Fuente: Cuadrat y Pita, 1997.

Entre la baja presión ecuatorial y las altas polares se encuentran dos fajas de presiones que
no se explican por la temperatura; son centros de presión dinámicos, en oposición a los
centros de presión térmicos. Se observan cinturones de altas presiones en los dos
hemisferios alrededor de los 30° y 40° de latitud. Se denominan cinturones subtropicales de
altas presiones con valores mayores a 1.020 milibares. En el hemisferio sur están bien
definidos por el escaso desarrollo de continentes. En el norte alternan con centros de bajas

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presiones. Se generan por la afluencia de aire proveniente del Ecuador por la parte alta de la
tropósfera, los vientos contraalisios. Entre los anticiclones subtropicales y las altas presiones
polares se encuentra un centro de bajas presiones denominado cinturón subpolar de bajas
presiones con valores inferiores a 984 milibares. Su eje se sitúa a 65° norte y sur. Se ven más
claramente en el hemisferio sur.
Si se observan las isobaras mensuales para enero y julio se puede apreciar que los centros
de presión alternan y se mueven a lo largo del año algunos grados de latitud, al igual que las
isotermas, lo que crea fenómenos climáticos estacionales.

5.5. Vientos
El viento es aire movimiento con respecto a la superficie terrestre cuya componente
predominante es horizontal, si es vertical se llama corriente de aire o corrientes ascendentes
o descendentes. Para explicar los vientos hay que recurrir al concepto de presión y de
gradiente bárico o gradiente de presión. La situación entre una alta presión y una baja
presión es análoga a la de una ladera inclinada, las moléculas del aire tienden a moverse en
la dirección del gradiente. La magnitud o fuerza del viento es, precisamente, proporcional a
la pendiente del gradiente. A mayor inclinación mayor fuerza, por ello los movimientos del
aire son medios de compensación para equilibrar las diferencias de presión. La causa de los
vientos está en las diferencias de presión ocasionadas por causas diversas. A mayor
diferencia de presión, mayor es la magnitud del viento a una igual distancia. Ante isobaras
más próximas, mayor es la magnitud del viento.
En el viento influye el gradiente barométrico, la desviación provocada por la rotación de la
Tierra, el roce que actúa en dirección contraria a la dirección del viento y la fuerza
centrífuga. Un viento se explica por la combinación de las cuatro componentes.

Funciones de los vientos - transporte de calor desde las bajas a las altas latitudes y viceversa
- intervienen el balance térmico
- colaboran en el abastecimiento de humedad para las precipitaciones
en los continentes

La rotación de la Tierra hace que los vientos se desvíen con respecto a su dirección original,
hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur, lo cual es
mayor cuanto más cerca se esté del polo, por ello el viento no sopla en la dirección del
gradiente, sino inclinado. Esta desviación se produce por la diferencia de velocidad de
rotación con la latitud. Cuando sale el aire de algún lugar lo hace con una determinada
velocidad de rotación de la Tierra y se dirige a lugares con distinta velocidad, por ello se
desvían. George Hadley en 1735 indicó este efecto, pero no lo explicó muy bien. Después
fue estudiado por Gaspar de Coriolis en 1835, pero la ley se generalizó con el
estadounidense William Ferrel en 1856 quien enunció la regla.
El roce actúa en dirección contraria a la dirección del viento.
De acuerdo con todo lo anterior, presión y viento están relacionados, el viento fluye de altas
presiones a bajas presiones. A mayor gradiente bárico mayor velocidad del viento.

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Características de los vientos: dirección, fuerza y frecuencia
Dirección: los vientos se dirigen de uno a otro lugar y se denominan según su origen. Un
viento que viene del norte se denomina viento norte y se dirige hacia el sur. La dirección se
determina usando la veleta, instrumento móvil colocado a diez metros del suelo. Se
consideran 16 direcciones que corresponden a los puntos cardinales.
Velocidad: se mide con el anemómetro y se expresa en la escala propuesta por el almirante
británico Beaufort en 1806 y que se expresa en valores que van de 0 a 12. La velocidad se
expresa en metros por segundo (m/s) o en kilómetros por hora (km/h).

Clasificación de los vientos


Los vientos se clasifican de acuerdo a sus características. Fundamentalmente se considera la
escala, es decir, las dimensiones del área sobre la cual soplan y afectan, como la que
presentan Cuadrat y Pita (ver cuadro siguiente). Otro criterio considera la periodicidad o
frecuencia de su acción. Ambos criterios se relacionan fuertemente, pues, se puede decir,
que los vientos constantes y variables (según su frecuencia) son debidos a influencias
planetarias, de modo que también, en general, son macroscálicos o de acción sobre grandes
áreas.

Clasificación de los vientos

Según Fuenzalida, 1965 Según Cuadrat y Pita, 1997

Vientos constantes - Alisios Vientos macroscálicos - Alisios


- Vientos del oeste (Westerlies)
Vientos variables - Vientos del oeste - Vientos polares del este (Easterlies)
(Westerlies) - Vientos monzónicos

Vientos periódicos - Monzones (Mausim) Vientos mesoscálicos - Brisas de mar y de tierra


- Vientos de montaña y de valle
Vientos menores - Brisas de mar y de tierra - Vientos Foehn (Suiza y Austria)
- Brisas de montaña y de Chinook (EEUU),
valle Zonda (Argentina),
Raco, Puelche (Chile)
Vientos locales - Mistral
- Siroco Vientos microscálicos
- Pampero
- Raco, Puelche
- Bora

Circulación general de la atmósfera


Está constituida por una alternancia de centros de acción atmosférica conocidos como
centros de altas presiones o anticiclones y centros de baja presiones o ciclones, y las fajas de
vientos que los conectan. Los centros de altas presiones son centros de divergencia de
vientos y los de bajas presiones de convergencia de vientos.
Se han formulado distintos modelos para esquematizar esta circulación. Si la Tierra fuera
homogénea y sin rotación debiera existir un flujo de aire cálido y húmedo desde el Ecuador
hacia los polos provocado por las altas temperaturas, y un descenso del aire por
enfriamiento en las altas latitudes, provocando un flujo de aire frío y denso en superficie
desde los polos hacia el Ecuador, pero no es así, pues, además de la temperatura, hay otros
factores incidentes. Este es el modelo unicelular propuesto por Halley, el descubridor del
cometa que lleva su nombre, en 1686; una célula en cada hemisferio.

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Modelo de la circulación general de la atmósfera con una
única célula de carácter térmico entre el Ecuador y los polos
propuesta por Halley en 1686.

Fuente: López, Rubio y Cuadrat, 1992, página 324.

Más tarde se formuló una teoría de tres células, modelo tricelular, en cada hemisferio que
tampoco es muy ajustado a la realidad. Una de estas células se extiende desde el Ecuador
hasta los 30 grados de latitud, otra célula desde los 30 a los 60 grados de latitud y la tercera,
desde los 60 grados hasta los polos. Este modelo tricelular fue propuesto gracias a los
aportes, por una parte, de George Hadley en 1735 que limitó la célula convectiva, que lleva
su nombre, la célula de Hadley, entre el Ecuador y las latitudes tropicales; la segunda célula,
la central, la de las latitudes medias, fue propuesta por William Ferrel, conocida por esto
como la célula de Ferrel; por último, la célula de las altas latitudes, producida por
subsidencia fue definida a partir de los trabajos de la escuela noruega en 1928 y se conoce
como la célula polar.
Esquema idealizado de la circulación general de la atmósfera con los principales
centros de acción y los vientos asociados.

Fuente: López, Rubio y Cuadrat, 1996, página 314.

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En la actualidad, con los avances tecnológicos y en los métodos de trabajo se han precisado
algunos puntos de vista y se acepta, entre otros, el modelo propuesto por Palmen que
incorpora las nuevas ideas.
Cualquiera sea el modelo empleado debe tenerse en cuenta que hay que diferenciar el flujo
de aire en contacto con la superficie terrestre del flujo de aire en la altura, en la alta
tropósfera.

Esquema meridiano de la circulación general y su relación con las corrientes en


chorro y el frente polar, según Palmen.

Fuente: López, Rubio y


Cuadrat, 1996, página 326.

En términos más concretos, la circulación general de la atmósfera está constituida por un


centro de bajas presiones ecuatoriales o depresión ecuatorial que tiende a coincidir con el
Ecuador térmico. Esta depresión se produce por las altas temperaturas reinantes en estas
latitudes. El aire se calienta, se dilata, se carga de humedad, asciende en esa zona, pero
produce un vacío en superficie que es llenado por aire naciente a los 30 grados de latitud y
que se dirige al Ecuador; son los vientos alisios. Estos flujos son secos en su origen, pero se
cargan humedad en la medida en que cruzan los océanos; aportan lluvias en las costas
orientales de los continentes. Los alisios son más constantes en dirección e intensidad sobre
los océanos, donde alcanzan los 15 a 20 km/h y a veces 25 a 40 km/h. Soplan sobre el 30%
de la superficie terrestre. Según la escala de Beaufort, alcanzan niveles 3, 4 ó 5. Los alisios
sufren un desvío de su dirección original, producto de la rotación de la Tierra, el efecto de
Coriolis. En el hemisferio norte los alisios soplan desde el noreste y en el hemisferio sur
soplan desde el sureste; ambos vientos convergen a lo largo de una línea, la denominada
Zona Intertropical de Convergencia, ZIC, la que oscila de norte a sur a lo largo del año. A
veces los alisios del norte y los del sur no soplan al mismo tiempo generando una zona de
calma denominada doldrum. Los alisios se conocen también como vientos del comercio o
tradewind, pues eran utilizados en la época de la navegación a vela. Estos al encontrarse,
ascienden y fluyen por la parte alta de la tropósfera hacia el norte y hacia el sur, pero se
desvían y soplan en dirección opuesta a los alisios; son los contraalisios. A 25 grados de
latitud aproximadamente se encuentran a 3.500 metros de altura. Descienden alrededor de
los 30 grados norte y sur generando por subsidencia centros de altas presiones dinámicas,
los centros de altas presiones subtropicales o, simplemente, anticiclones subtropicales. Son
aires secos, pues han perdido su humedad, y proporcionan el aire que formará los alisios

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que soplan hacia el Ecuador. Se forma así, con los alisios y los contraalisios las células de
Hadley de cada hemisferio. El aire que desciende en las latitudes próximas a los 30° también
aporta aire que fluye en contacto con la superficie hacia mayores latitudes, formando así los
vientos del oeste, también llamados tormentosos del oeste o westerlies que llegan a los 60
grados. Son vientos cálidos que se cargan de humedad en su camino y tienen mayor
intensidad que los alisios, pero no son tan constantes. Los centros de altas presiones
subtropicales constituyen zonas de calma y estabilidad y se sitúan sobre ellos corrientes
verticales descendentes secas. Los desiertos coinciden con estas zonas de altas presiones
subtropicales. Estos centros de altas presiones no forman una faja continua alrededor de la
Tierra, sino que están interrumpidos por bajas presiones situadas en los continentes en
verano, debido a las altas temperaturas dominantes en esas zonas, y en el invierno se
presentan altas presiones, de origen térmico, más altas en los continentes.
Todo el sistema hasta aquí descrito se desplaza de norte a sur a lo largo del año, pues se
mueven las bajas presiones ecuatoriales siguiendo la insolación. Los westerlies influyen
decisivamente en el clima, en la medida en que se encuentran con vientos distintos como
los vientos polares del este o easterlies. Los vientos polares del este son generados por un
centro de altas presiones situado en las zonas polares, por ello es un flujo de aire frío y
pesado que fluye próximo a la superficie. Poseen baja humedad por generarse en zonas
continentales frías. Este centro de alta presión polar se genera por contracción del aire por
la baja temperatura. Se manifiesta como tal hasta 1.800 metros, pues más arriba se generan
bajas presiones que constituyen un foco de atracción para la alta circulación. El encuentro
entre vientos del oeste y polares del este se produce en la zona de bajas presiones
subpolares localizado a 60-65 grados de latitud. Este es un encuentro muy enérgico, pues
converge aire de distintas características: uno cálido y húmedo generado a menor latitud y
otro frío y denso proveniente desde el polo. La superficie de encuentro se conoce como el
frente polar de convergencia, en el que se produce una discontinuidad y perturbaciones,
pues el aire cálido, más liviano debe subir y el frío queda abajo, generándose así las
tormentas ciclónicas, lluvias y tormentas propias de los climas templados. Esta zona es
continua en el hemisferio sur por no haber continentes, no así en el hemisferio norte. El aire
que asciende se dirige hacia latitudes menores, a los 30°, pero también hacia el polo con lo
que se cierran los circuitos establecidos en el modelo tricelular. Esta zona de convergencia
se diferencia de la ZIC porque se trata de un encuentro de aire con características
diferentes.
El esquema ideal descrito es a escala planetario, que es afectado por, o al que hay que
agregar, situaciones más locales. Este esquema, como se ha dicho, es móvil y es
interrumpido estacionalmente por los monzones.
Por la parte alta de la tropósfera circulan fuertes vientos que circundan la Tierra y que a
veces descienden; son las corrientes en chorro o jet stream, que alcanzan velocidades de
hasta 300 km/h y afectan el tiempo en superficie. Se pueden distinguir la corriente del frente
polar (ver figura anterior); sobre la célula de Hadley la corriente en chorro subtropical; y la
corriente en chorro tropical o ecuatorial, que fluye en dirección opuesta a las dos corrientes
en chorro anteriores y que aparece en el verano sólo en el hemisferio norte.

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6. Clasificación climática
La clasificación es uno de los pasos o etapas de las ciencias y consiste en agrupar
sistemáticamente objetos o eventos en clases, sobre la base de las propiedades o relaciones
que tienen en común. Una clasificación climática debe presentar un esquema ordenado de
la diversidad climática del planeta. Las variables en que se fundan las clasificaciones, en
general, y las climáticas, en particular, son múltiples. La generalización o simplificación a las
que se llega con una clasificación climática y la dificultad en la recopilación de información
quita precisión a los límites de los tipos climáticos. En esta área se puede visualizar la
similitud que tienen en geografía, los procesos de clasificación y regionalización.
Existen varias tendencias que se han seguido para ordenar, o asignar en clases o taxones, la
inmensa variedad climática, algunas más recurrentes que otras, lo que permite clasificar las
distintas clasificaciones climáticas en genéticas, fisionómicas, fundadas sobre factor
condicionante o limitante, y efectivas o aplicadas.

6.1. Clasificaciones genéticas


Se basan o aprovechan los factores controladores climáticos, es decir, aquellos eventos o
procesos que causan la diversidad climática. Específicamente se basan en la circulación
general de la atmósfera y masas de aire que intervienen a escala planetaria. Entre estas
clasificaciones se encuentran las de Strahler, basada en masas de aire y sistemas frontales, y
la de Flohn que considera vientos y precipitaciones.

6.2. Clasificaciones fisionómicas


Toman en consideración uno o varios elementos del clima. Entre estas está la de Köppen, tal
vez la más difundida en el mundo y que se basa en valores medios de temperaturas y
precipitaciones. Para algunos autores la de Köppen es una clasificación genética.

Clasificación Climática de Köppen

Grandes grupos: Características:

A Climas tropicales lluviosos Temperatura media del mes más frío superior a 18 °C
B Climas secos Precipitaciones menores a la evaporación
C Climas templados y húmedos Temperatura del mes más frío entre 18 y -3 °C, y por lo menos un mes
mayor a 10 °C
D Climas fríos Temperatura del mes más frío menor a -3 °C y el mes más cálido mayor
a 10 °C
E Climas polares Temperatura del mes más cálido es menor a 10 °C

Segunda letra*:

S Semiárido (steppe = estepa) Climas B


W Árido (desértico) (wuste = desierto) Climas B
T Tundra. Temperatura del mes más cálido entre 10 y 0 °C Climas E
F Glacial. Temperatura del mes más cálido menor a 0 °C (frost= hielo) Climas E
m Precipitación de tipo monzónico Climas A
f Precipitación suficiente todo el año, sin estación seca (feucht = húmedo) Climas A, C y D
w Estación seca en invierno (winterlich = invernal) Climas A, C y D
s Estación seca en verano (sommerlich = veraniego) Climas A, C y D

* Las segundas letras minúsculas hacen referencia a la distribución estacional de las lluvias.

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Tercera letra:

a Con veranos calurosos, mes más cálido con temperatura mayor a 22 °C Climas C y D
b Con veranos cálidos, mes más cálido con temperatura menor a 22 °C y durante
cuatro meses por lo menos superior a 10 °C Climas C y D
c Con veranos cortos y frescos, menos de cuatro meses sobre 10 °C Climas C y D
d Con inviernos muy fríos, mes más frío por debajo de -38 °C Climas D
h Seco y caluroso, temperatura media anual superior a 18 °C (heisst = caliente) Climas B
k Seco y frío, temperatura media anual bajo 18 °C (kalt=frío) Climas B

Otros símbolos utilizados:

i Diferencia de temperatura, meses extremos menor a 5 °C (isothermal=isotermal o isotérmico)


l Templado, todos los meses entre 10 y 22 °C
n Nieblas frecuentes
n’ Nieblas raras con gran humedad relativa y ausencia de lluvias
t Gran sequedad atmosférica
x Máximo de lluvias en primavera y comienzo de verano
x’ Lluvias ocasionales, escasas en todas las estaciones
H Climas de altura

Tipos de climas fundamentales:


Af De selva tropical, con lluvias todo el año
Am De bosque tropical monzónico
Aw Tropical lluvioso o sabana
BS Seco, estepárico
BW Seco, desértico
Cf Templado húmedo con lluvias todo el año
Cx’ Templado con lluvias escasas todo el año
Cw Templado húmedo seco en invierno
Cs Templado húmedo seco en verano (mediterráneo)
Df Frío con lluvias todo el año
Dw Frío húmedo con invierno seco
ET Polar de tundra
EF Polar de hielo perpetuo
H Climas de altura

6.3. Clasificaciones fundadas sobre factor condicionante o limitante


Toman la aridez, deficiencias de humedad o el frío. Entre ellas se encuentra de la
Thornthwaite, basada en la evapotranspiración.

Clasificación de C. Thornthwaite
A Hiperhúmedo
B Húmedo
C Subhúmedo
D Semiárido
E Árido

6.4. Clasificaciones efectivas o aplicadas


Se basan en el efecto que producen los fenómenos climáticos en la biósfera o en distintas
actividades, como la agropecuaria, la industria, la de transportes, entre otras.

Marcela Inés Sánchez Martínez 44


GEO104 Geografía Física General, 1-2019
Clasificación de E. de Martonne

A Ecuatoriales
B Tropicales
C Subtropicales
D Templados
E Desérticos cálidos
F Desérticos fríos
G Fríos
H Árticos

Marcela Inés Sánchez Martínez 45

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