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COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD: UNA PROPUESTA DE INTERVENCIÓN

Thesis · July 2015


DOI: 10.13140/RG.2.1.3850.2243

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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA

Máster Universitario en Psicología del Trabajo y las


Organizaciones, Psicología Jurídico-Forense y de la Intervención Social

COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD: UNA PROPUESTA DE


INTERVENCIÓN

Trabajo Fin de Máster


Curso académico: 2014/2015
AUTORA: Macarena Martínez Valladares

Santiago de Compostela, 20 de julio de 2015

1
Francisca Fariña, Catedrática de la Universidad de Vigo y profesora del Máster Universitario
en Psicología del Trabajo y las Organizaciones, Psicología Jurídico-Forense y de la
Intervención Social (PTOJFIS) de la Universidad de Santiago de Compostela,
INFORMA favorablemente sobre el Trabajo Fin de Máster “COORDINACIÓN DE
PARENTALIDAD: UNA PROPUESTA DE INTERVENCIÓN” realizado por la alumna
Macarena Martínez Valladares en el marco del citado Máster Universitario en PTOJFIS
(curso 2014/2015), y hace constar que reúne todos los requisitos y condiciones para su
presentación y defensa pública.

Y para que así conste, firmo el presente documento

En Santiago de Compostela a 20 de julio de 2015

Dr. _____________________ _______________________


Francisca Fariña Macarena Martínez Valladares

2
Agradecimientos

Me gustaría expresar mi más profundo y sincero agradecimiento a todas aquellas


personas que han colaborado en la realización del presente trabajo. En especial a Francisca
Fariña, directora del proyecto, por su supervisión continua, sus orientaciones y seguimiento,
así como por su motivación, apoyo y paciencia. Gracias por brindarme la oportunidad de
profundizar en este campo y contagiarnos la pasión y el buen hacer.
A todos los profesores del máster, por todos los conocimientos que nos han aportado.
Entre ellos, a Dolores Seijo por su cercanía, disponibilidad y trabajo constante.
A todos mis compañeros y, de forma especial, a Vanesa Parada Alfaya, por su
colaboración en el Diseño de la Coordinación de Parentalidad, además de su ayuda continua y
desinteresada.
Quiero agradecer a la fiscalía de Pontevedra y a la jueza Mª del Mar Felices Esteban,
por su gran interés y confianza mostrada en este proyecto.
A mi familia, por su apoyo y presencia incondicional, sin ellos esto no sería posible.

Muchas gracias.

3
INDICE
1. RESUMEN……….………..………………………………………………………... 6
2. MARCO TEÓRICO…………..……………………………………………………. 8
1. Introducción………………………………………………………………….. 9
2. Separación y divorcio en España…………………………………………….. 10
3. Consecuencias de la separación y el divorcio………………………………... 13
4. La Coordinación de Parentalidad (CP)………………………………………. 17
4.1 Definición……………………………………………………….…. 17
4.2 Origen……………………………………………………………… 18
4.3 Directrices de la Association of Families and Conciliation Courts…..... 20
4.4 Guía de la American Psychological Association…………………... 22
4.5 Desarrollo de la CP en España……………………………………. 24
3. DISEÑO DE UN PROGRAMA PILOTO DE CP……………………………....... 28
1. Introducción………………………………………………………………..… 29
2. Protocolo……………………………………………………………………... 30
2.1 Derivación del juzgado…………………………………………….. 30
2.2 Lectura y análisis de la documentación judicial………………........ 30
2.3 Actuación del coordinador de parentalidad………………...……... 30
2.4 Comunicación con los juzgados……………...…………………...... 33
2.5 Registros…………………...……………………………………..... 33
2.6 Frecuencia………………………………………………………….. 34
2.7 Terminación del proceso……………………………………...……. 35
3 REFLEXIONES FINALES…...……………………………………………………. 37
4 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………….. 40
5 ANEXOS…………………………………………………………………………….. 49
ANEXO I. Directrices AFCC (2005)…………………………………………...... 50
ANEXO II. Guidelines APA (2012)……..……………………………………..... 80
ANEXO III. Acuerdo Coordinación de Parentalidad……………………………. 89
ANEXO IV. Entrevista semi-estructurada de CP…………………...…………… 96
ANEXO V. Cuestionario para progenitores………………………………….…... 110
ANEXO VI. Cuestionario para progenitores sobre derechos y deberes…………. 113
ANEXO VII. Cuestionario para progenitores sobre la relación con los hijos
o con el otro progenitor…………………………………………………………… 114
ANEXO VIII. Cuestionario sobre el Perdón…………………………………….. 115

4
ANEXO IX. Escala de Coparentalidad…………………………………………... 116
ANEXO X. Guía…………………………………………………………………. 118
ANEXO XI. Cuestionario de Satisfacción……………………………………….. 142

5
Resumen

La separación de la pareja se ha convertido en un proceso habitual, sin embargo se


sigue contemplando como uno de los eventos vitales más estresantes, tanto para quienes se
separan como para sus descendientes (Fariña, Seijo, Novo, y Arce, 2014). Por ello, al tratarse
de un proceso altamente estresante, es necesario prestarle especial atención para intentar
mitigar sus consecuencias. Especialmente cuando existe un fuerte enfrentamiento entre los
progenitores, que de no gestionarlo adecuadamente puede tener consecuencias altamente
nocivas para todos.

De acuerdo con la literatura, alrededor de un 10% de las parejas con hijos permanece
fuertemente enfrentada tras la separación, lo que conlleva que los juzgados de familia
inviertan aproximadamente el 90% de su tiempo en ellas (Coates, Deutsch, Starnes, Sullivan,
y Sydlik, 2004), provocando un colapso en el sistema judicial, así como una gran
insatisfacción en los profesionales que intervienen en todo el proceso. Además, cuanto más
tiempo se dilata un caso en el sistema judicial, mayor es el coste, tanto para los tribunales
como para la sociedad (Henry, Fieldstone y Bohac, 2009). En este sentido, Babb (2014)
asevera “los tribunales de familia se han convertido en una sala de urgencias para tratar los
problemas familiares. Por lo tanto, tenemos que intensificar nuestros esfuerzos para mejorar el
sistema de justicia familiar” (p. 639).

La coordinación de parentalidad surge, en los años 90 en Estados Unidos, para dar una
respuesta judicial a la enquistación del conflicto parental entre los excónyuges y preservar el
bienestar de sus hijos. En España esta figura no se encuentra instaurada y sigue siendo
desconocida incluso por los profesionales. Tan sólo existe una experiencia piloto en Cataluña
que se está desarrollando en dos juzgados de familia. En Galicia, la Unidad de Psicología
Forense de la Universidad de Santiago ha realizado alguna coordinación de parentalidad, pero
sin existir un protocolo de actuación previamente definido por el juzgado emisor del caso.

De forma general, la coordinación de parentalidad es un proceso alternativo de resolución


de conflictos (ARC), de tipo jurídico y centrado en la salvaguarda de la salud mental, que
comprende evaluación, educación, gestión de casos, gestión de conflictos y –a veces– toma de
decisiones (AFCC, 2005). El principal objetivo de la CP es reducir el alto conflicto existente

6
entre los progenitores que han experimentado la ruptura de pareja, así como el de ayudar a
implementar el plan de parentalidad, buscando el bienestar de los hijos.

En este trabajo nos centramos en diseñar un programa piloto para llevar a cabo en la
Comunidad Autónoma de Galicia.

7
MARCO TEÓRICO

8
Introducción

La sociedad en general, y la española en particular, a lo largo de las últimas décadas, ha


experimentado un gran cambio en todos sus ámbitos, entre ellos la familia. En el caso de
nuestro país, un proceso como la ruptura de pareja ha dejado de ser un acontecimiento poco
común, para convertirse en un hecho frecuente que implica a un gran número de personas
cada año. Pero incluso en aquellos que tienen una tradición divorcista, léase Estados Unidos o
Canadá, la separación/divorcio sigue siendo un tema de gran interés académico (Amato,
2010), despertando enorme atención en la comunidad científica y en las asociaciones
profesionales de diferentes campos del saber; léase la psicología, la psiquiatría, la pediatría, la
educación, la sociología, la economía, entre otras; no en vano, puede afectar a los individuos
y a la sociedad, a nivel sanitario, educativo, e incluso a la convivencia ciudadana y a la
economía (Fariña, Seijo, Novo, y Arce, 2014). En este sentido, Fagan y Churchill (2012)
afirman que el divorcio consume capital social y humano, incrementando significativamente
el gasto del contribuyente, y provocando una disminución en la contribución a la sociedad.
Además, precisan otros ámbitos en los que este proceso incide: a) la educación, disminuyendo
la capacidad de aprendizaje de los niños y los logros educativos; b) la salud y bienestar;
debilitando la salud del niño y su longevidad, acrecentando los riesgos conductuales,
emocionales y psiquiátricos, inclusive el suicidio; c) la administración, aumentando
significativamente la delincuencia, el abuso y la negligencia, el uso de drogas, y los costes de
los servicios públicos de compensación; d) la economía, mermando la capacidad de ingresos
a nivel personal y familiar; y e) la práctica religiosa, reduciendo la religiosidad" ( Fariña et
al., p.113).
Como señala Amato (2000), el divorcio es un proceso que puede durar desde meses hasta
años y donde concurren múltiples estresores en la vida de las personas que lo experimentan.
Algunas familias se adaptan rápidamente a la nueva situación en la que los progenitores viven
separados, no dejando ningún tipo de secuelas negativas en ellos; es más, supone una
oportunidad de mejorar sus vidas. Por el contrario, otras permanecen atrapadas en la
separación de la pareja, manteniendo un nivel de enfrentamiento que patologiza la relación
familiar, llegando a enfermar física y psicológicamente a sus miembros, especialmente a los
menores, y judicializando las relaciones familiares. La psicología jurídica, desde su origen, ha
tratado de dar respuestas adecuadas a las necesidades del sistema legal sin desatender a las
personas (Sobral y Arce, 1990). Ante esta realidad, los profesionales del ámbito jurídico y de

9
la salud mental, especialmente los psicólogos jurídicos han dado diferentes respuestas, todas
ellas, explícita o implícitamente dentro de una perspectiva de justicia terapéutica, entre estas
la Mediación Familiar, los Puntos de Encuentro Familiar, las peritaciones psicológicas, los
programas de apoyo a las familias con ruptura de pareja, y la coordinación de parentalidad. En
este trabajo nos centraremos en esta última. Antes de ello haremos una breve referencia al
divorcio en España y a las consecuencias de la separación/divorcio en las familias.

2. Separación y Divorcio en España

En España, la primera regulación del divorcio se produce durante la Segunda


República, el 2 de Marzo de 1932. Encontrándose su antecedente en la Constitución de 1931,
en la que se reconocía en el art. 41 el matrimonio civil, y en el art. 43 se admitía que el
matrimonio podía disgregarse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de las partes.

La ley del divorcio quedó abolida tras la guerra civil y la instauración de la Dictadura.
Durante cuarenta años las parejas no pudieron separase o divorciarse. Con la muerte del
dictador se abre un nuevo período en todos los sentidos, también en lo referente a la
disolución matrimonial. En este sentido, la aprobación, en diciembre de 1978, de la
Constitución, introduce, en el art. 32 que la ley regulará las causas de separación y disolución
del matrimonio. Así, no sin polémica político/religiosa, el divorcio quedó nuevamente
legalizado en el año 1981, con la proclamación de la Ley 30/1981, de 7 de julio. Esta
modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil y se determina el procedimiento a
seguir en las causas de nulidad, separación y divorcio. Esta Ley concede plena igualdad
jurídica a los cónyuges en cuanto a las causas de separación y disolución del matrimonio.

De esta forma, el matrimonio volvió a convertirse en una unidad jurídica disoluble por
las causas que dicha ley disponía. Según Ortuño (2006) esta ley continuaba reflejando el
antiguo modelo de separación-sanción, es decir, el divorcio era concebido como el último
recurso al que acogerse cuando era evidente que, tras un largo periodo de separación, la
reconciliación no era posible. Además, requería la demostración de causas para motivarlo. Por
otra parte la separación no disolvía el matrimonio, sino que para ello se contaba con la figura
del divorcio que se concebía como el segundo paso tras la separación.

10
En la actualidad, las rupturas matrimoniales son reguladas por la Ley 15/2005, de 8 de
julio, la cual modificó el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de
separación y divorcio. Dicha ley amplía la libertad de los cónyuges para solicitar la disolución
de la relación matrimonial. La causa determinante es la voluntad expresa de no continuar con
el matrimonio y no depende de la demostración de cualquier otro motivo; es decir, esta nueva
legislación y el nuevo régimen jurídico, se inspira en la idea de que la intervención legal debe
estar limitada a los efectos posteriores de la separación y el divorcio, sin inmiscuirse en la
propia decisión de la ruptura (Ortuño, 2006). Además, suprime la separación como trámite
previo y condicionante del divorcio, ambas son dos opciones diferentes que deben respetar el
transcurso de tres meses desde la celebración del matrimonio, excepto en casos de violencia
de género.

Estos cambios jurídicos permitieron grandes cambios sociales a partir de esta época,
con unas tasas de separaciones y divorcios cada vez mayores. Los últimos datos publicados
por el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2013), reflejan que se produjeron un total de
100.437 sentencias de nulidades, separaciones y divorcios, lo que supuso una tasa de 2,1 por
cada 1.000 habitantes. Cabe destacar que el total de sentencias en 2013 experimentó un
aumento estimado del 0,8% respecto al año anterior. La duración media de los procedimientos
de mutuo acuerdo fue de 2,9 meses, mientras que la de los contenciosos fue de 9,6. La
custodia compartida de los hijos fue otorgada en el 17,9% de los casos (INE, 2013).

Los datos referentes a las comunidades autónomas que registraron las mayores tasas
por cada 1.000 habitantes fueron Canarias (3,0), la ciudad autónoma de Ceuta (2,8) y
Cataluña (2,5). Por el contrario, las que presentaron las menores tasas fueron Extremadura
(1,4) y Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Foral de Navarra y País
Vasco (todas ellas con 1,7).

11
Fuente: Instituto Nacional de Estadística

En Galicia el número total de nulidades, separaciones y divorcio fue de 5552,


registrando un mayor número A Coruña, seguida de Pontevedra (INE, 2013)

TOTAL Nulidades Separaciones Divorcios

15 Coruña, A 2.430 5 105 2.320

27 Lugo 458 1 26 431

32 Ourense 642 1 40 601

36 Pontevedra 2.022 3 79 1.940

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

Los últimos datos ofrecidos por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ),
correspondientes al primer trimestre del año 2015, indican en comparación con el mismo
período del 2014, que el número de demandas de divorcio ha aumentado un 2.2%. Así, en
primer trimestre de este año se han divorciado 33.009 parejas (19.595 de manera consensuada

12
y 13.414 no consensuada) y 1738 se han separado (1266 de forma consensuada y 552 no
consensuada), suponiendo las cifras más alta desde 2007.

El mayor porcentaje de demandas de disolución por cada 1.000 habitantes se ha dado


en Canarias, seguida de Cataluña, Andalucía y Asturias, la Comunidad Valenciana y las Islas
Baleares. Todas superan la media nacional. La tasa más baja se ha registrado en Castilla y
León (CGPJ, 2015).

De esta manera, observando la evolución que ha tenido la separación/divorcio en


España, se puede confirmar el pronóstico de Salcedo (1992), sobre el hecho de que las
familias monoparentales, fundamentalmente compuestas por la madre y uno o varios hijos,
iba a incrementarse; y el de Fariña, Seijo, Arce y Novo (2002) en cuanto que el número de
familias con progenitores separados continuaría aumentando. Tal vez para el futuro el
pronóstico sea que cada vez más menores, de familias con progenitores separados, vivan con
ambos progenitores en tiempos alternos, es decir, con custodia compartida.

3. Consecuencias separación y divorcio

La ruptura de pareja conlleva la aparición de una serie de consecuencias que afectan a


todos los miembros, pero de forma especial a aquellos más vulnerables, es decir, los más
pequeños. La amplia mayoría de los estudios comparten que los adultos que se separan
experimentan más problemas físicos y mentales que aquellos que no lo hacen. En esta línea,
la mayoría de los estudios encuentran que los hijos con progenitores separados también tienen
más problemas de salud que aquellos con progenitores que continúan casados (Amato, 2012).

Algunas de las consecuencias encontradas en parejas separadas son una menor


felicidad, más síntomas depresivos, más aislamiento social y más problemas de salud
(Bierman, Fazio y Milkie, 2006; Wood, Goesling y Avellar, 2007). Algunos estudios
europeos también muestran menores niveles de bienestar y salud en comparación con las
parejas que continúan la relación (Burgoa, Regidor, Rodriguez y Gutierrez-Fisac, 1998).
Normalmente, el progenitor que alberga la custodia de los hijos se encuentra sobrecargado
con todas las responsabilidades, que antes se encontraban más repartidas, lo que se conoce

13
como una “sobrecarga parental” (Fariña, Seijo, Arce y Novo, 2002); en cambio, el progenitor
no custodio tiene sentimientos de estar perdiendo el contacto con sus hijos (Amato, 2012).

Por otra parte, las familias que atraviesan una ruptura sufren una disminución de los
ingresos en el hogar (Braver, Shapiro y Goodman, 2006). Esta disminución de los ingresos
afecta a ambos progenitores, pero en especial al progenitor custodio, teniendo que reducir
gastos, dedicar más tiempo al trabajo, lo que puede provocar un menor contacto con sus hijos
y una menor supervisión en su educación (Kelly y Emery, 2003). La merma de ingresos de
estas familias se sitúa entre el 30% y 50%, lo que obliga a reestructurar múltiples factores: se
ven abocados a cambiar de vivienda e incluso de barrio, y a buscar formas para poder superar
las crisis económicas, las cuales pasan por dedicar más horas a la vida laboral o recurrir a las
ayudas sociales. En España no es infrecuente regresar al hogar de los padres, especialmente
en una época de fuerte crisis económica, como la actual; pasando a convivir varias
generaciones en la misma casa. Evidentemente toda esta coyuntura favorece la aparición de
estados depresivos y de ansiedad, así como de estrés (Fariña et al., 2002).

Respecto a las consecuencias psicomoecionales diversos autores (p.e., Hetherington y


Stanley-Hagan, 1997; O’Connor , Hawkins, Dunn, Thorpe y otros, 1998) señalan el estrés y la
depresión como las reacciones más comunes para aquellas personas que han sufrido una
separación, acompañados también de una baja autoestima. Otros autores (Baron y Byrne,
2006) indican que las personas cuando se separan pueden tener sentimientos de rabia y
rencor, que dificultan el buen funcionamiento. Hetherington (1993) informa que algunos de
los sentimientos que suelen experimentar son impulsividad, ansiedad, cólera, labilidad
emocional y depresión. También el sistema inmunológico puede verse dañado a causa del
estrés (Burman y Margolin, 1992; Hu y Goldman, 1990).

Además, la ruptura conlleva una redefinición de los roles parentales. Por lo general, el
progenitor no-custodio puede percibir que su influencia y contacto con sus hijos ha
disminuido, lo que puede provocar ansiedad, depresión y estrés (Adan, Baz, Bonasa, Cartil,
Espada, Pagés, et al., 2007; Braver, Shapiro y Goodman, 2006). Según Wall (1992) el no-
custodio mantiene contactos más frecuentes con los hijos cuando existe un bajo nivel de
conflictividad entre los progenitores, por ello es necesario fomentar una relación sana entre
ellos. Según Madden-Derdich y Leonard (2004) el nivel de satisfacción con el tipo de guarda
y custodia se relaciona positivamente con el bienestar de los hijos.

14
La ruptura también tiene consecuencias en el estado de salud de los hijos, los cuales se
encuentran expuestos a altos niveles de estrés. La gestión inadecuada de este proceso puede
considerarse como un maltrato a los hijos (Arce, Seijo, Novo y Fariña, 2002; Tejedor, 2006),
a nivel emocional, físico, por abandono físico o negligencia y por abandono emocional
(Fariña, Arce, Seijo y Novo, 2013). Por ello, diversos estudios concluyen que los menores que
se encuentran en estos procesos tienen a presentar problemas de salud física. Fariña, Arce,
Novo y Seijo (2012) realizan una agrupación de consecuencias con los respectivos autores de
las investigaciones:
-Hipertensión, asma y enfermedades de tipo coronario (Guzmán y otros, 2008; Krantz y
Manuck, 1984; Standing Comité on Legal Constitucional Affairs, 1998)
-Enfermedades del espectro respiratorio y alteraciones de la piel (Seijo, Souto y Arce, 2009)
-Alteraciones genitourinarias (Seijo, Souto y Arce, 2009; Seijo, Novo, Carracedo y Fariña,
2010)
-Quejas psicosomáticas (Orgilés, Amorós, Espada y Méndez, 2008)
-Disminución de la esperanza de vida y mayor riesgo de mortalidad (Brown, Anda, Felitti,
Edwars, Malarcher, Croft y Giles, 2010; Ge, Natsuaki y Conger, 2006; Martin, Friedman,
Clark y Tucker, 2005; Ringbäck, Hjern, Haglund y Rosén, 2003; Schwartz, Friedman,
Tucker, Tomlinson-Keasey, Wingard y Criqui, 1995; Singh y Yu, 1996;)
-Riesgo de suicidio o tentativa de suicidio de jóvenes menores de edad (Brezo, Paris,
Tremblay, Vitaro, Zocolillo y Turecki, 2006; D’Onofrio, Turkheimer, Emery, Slutske, Heath,
Madden y Martin 2006; De Goede y Spruijit, 1996; Fuller-Thompson y Dalton, 2011; Lester
y Abe, 1993; Lizardi, Thompson, Keyes y Hasin, 2009; McCall y Land, 1994; Woderski y
Harris, 1987)
-Tipos de cáncer relacionados con abusos de sustancias o inadecuados hábitos sexuales
(Brown, Anda, Felitti, Edwars, Malarcher, Croft y Giles, 2010)
-Aumento de conductas de riesgo para la salud (Doherty y Needle, 1991; Fergusson,
Horwood y Lynskey, 1994; Hoffman y Johnson, 1998; Flewing y Bauman, 1990;; Ringbäck,
Hjern, Haglund y Rosén, 2003).

Además la ruptura también tiene un impacto en el estado de salud psicoemocional de


los hijos. Fariña, Arce, Novo y Seijo (2012) realizaron de nuevo una agrupación por autores y
consecuencias:

15
-Reciben más atención psicológica y psiquiátrica (Mardomingo, 1994; Seijo, Novo,
Carracedo y Fariña, 2010)
-Alteraciones psicoemocionales de origen internalizante (Allison y Fustemberg, 1989; Amato,
2000; Amato y Keith, 1991; Camara y Resnick, 1989; Hetherington y Kelly, 2005; Landsford,
Malone, Castellino, Dodge, Pettit y Bates, 2006; Méndez, Inglés, Hidalgo, García-Fernández
y Quiles, 2003; Orgilés, Amorós, Espada y Méndez, 2008; Pons-Salvador y del Barrio, 1995;
Wallerstein y Kelly, 1980)
-Alteraciones psicoemocionales de origen externalizante (Allison y Fustemberg, 1989;
Amato, 2000; Amato y Keith, 1991; Camara y Resnick, 1989; Hetherington y Kelly, 2005;
Wallerstein y Kelly, 1980)
-Menor bienestar psicológico percibido (Orgilés y Samper, 2011)
-Presencia de psicopatologías en la edad adulta (Amato, 2000; Nunes-Costa, Lamela y
Figueiredo, 2009; Ross y Mirowsky, 1999; Seijo, Novo, Carracedo y Fariña, 2010;
Waterickx, Gouwy y Bracke, 2006)
-Conductas delictivas (Farrington, 1990; Frost y Pakiz, 1990; Harper y McLanahan, 1999);
Larson, Swyers y Larson, 1995; Rickel y Langer, 1985; Sampson, 1992).

Por último cabe destacar que el ámbito académico puede verse afectado. La
investigación concluye que los hijos de progenitores separados presentan un mayor fracaso
escolar y absentismo, además alcanzan niveles más bajos de graduación (Hill y O’Neill, 1994;
Popenoe, 1995).

Por lo tanto, en general, el divorcio introduce un alto nivel de estrés en la vida de


adultos y niños (Amato, 2012). Este acontecimiento tiene un efecto negativo en los niños, ya
que modifica múltiples aspectos de sus vidas: residencia, nivel de vida, relación con sus
progenitores y exposición al conflicto entre ambos (Amato y Anthony, 2014). Estas
consecuencias ligadas a un elevado conflicto entre ambos progenitores, pueden verse
agravadas tanto para los adultos como para los hijos. Según Kelly (2008) el conflicto parental
más destructivo es aquel en el que los hijos están presentes y son utilizados por sus
progenitores para expresar su ira y rabia contra el otro.

16
4. La Coordinación de Parentalidad

4.1 Definición de la Coordinación de Parentalidad

La American Psychological Association (APA), en el 2012, define la Coordinación de


Parentalidad como un proceso de resolución de conflictos, para aquellos casos de ruptura
sumidos en un elevado conflicto y con hijos menores, los cuales se ven altamente
perjudicados. Se trata de un proceso no adversarial guiado por el mejor interés del menor.
Este proceso no está sujeto a la confidencialidad, al tener que recibir información de manera
regular sobre el caso el juzgado y, en ocasiones, otros profesionales entre ellos los abogados
de los progenitores.

Así bien, la Coordinación de Parentalidad (CP) tiene como objetivo (APA, 2012) la
ejecución de las sentencias judiciales respecto a la guarda y custodia de los hijos o las
estancias y comunicaciones con ambos progenitores. Además, la CP permite reducir el
conflicto y dotar de habilidades a los progenitores para resolver sus problemas sin encontrarse
en un continuo litigio.

Según la Asociation of Family and Conciliation Courts (AFCC) la coordinación de


parentalidad es “un proceso alternativo de resolución de disputas centrado en los niños/as en
virtud del cual un profesional de la salud mental o del ámbito jurídico con formación y
experiencia en mediación, asiste a progenitores en situación de alta conflictividad a
implementar su plan de parentalidad, ayudándoles a resolver oportunamente sus disputas,
educándolos con respecto a las necesidades de sus hijos/as y –previo consentimiento de las
partes y/o del juzgado– tomando decisiones en base a los términos y condiciones establecidos
por la resolución judicial, o por el acuerdo de designación del/la coordinador/a de
parentalidad ” (AFCC, 2005).

17
4.2. Origen de la Coordinación de Parentalidad

La Coordinación de Parentalidad nace en Estados Unidos a partir de los años 90,


debido a la necesidad surgida de los diferentes cambios sociales iniciados en los años 80,
como el aumento de la tasa de divorcios, los cambios en los patrones de trabajos, con la
incorporación plena de la mujer a la vida laboral y la implicación, en mayor medida del varón
en la crianza de los hijos.

Como afirma Sullivan (2013), tradicionalmente cuando existía disputa sobre la


custodia de los hijos, el juez mayoritariamente se la concedía a las madres. Cuando se cambió
la tendencia y se empezaron a otorgar más custodias compartidas, se produjo también un
incremento del conflicto entre los progenitores. Este hecho llevó a que los juzgados de familia
fueran utilizados, de forma abusiva, para resolver los problemas de la vida diaria, tales como
comprar la ropa o los libros de los hijos, vacaciones, puntos y horas de encuentro u otros
detalles del plan de parentalidad. Lo que provocó un mayor número de demandas judiciales y
denuncias, colapsando y limitando los recursos al sistema judicial. Por otra parte, los
diferentes agentes jurídicos advirtieron la ineficacia del sistema adversarial para facilitar un
buen funcionamiento de la coparentalidad y lo perjudicial que resultaba para el bienestar de
los hijos

De esta manera, en Estados Unidos, en los años ochenta, los jueces y funcionarios de
los juzgados se sentían frustrados con los casos de alta conflictividad y por su incapacidad de
implementar los planes de parentalidad. Por ello decidieron compartir estas experiencias con
los abogados de derecho de familia, de lo que surgió una nueva figura profesional con un rol
híbrido entre lo jurídico y lo psicológico. Los condados pioneros en implantarla fueron el de
Marin y el de Santa Clara, ambos en el Estado de California (Sullivan, 2013). En un primer
momento, esta figura tuvo diversas denominaciones, a saber: special master, wiseperson,
familycourtadvisor, mediator-arbitrator, parenting plan coordinator.

Una década más tarde, en los años 90, la AFCC realiza un esfuerzo formal
interdisciplinar para crear las estructuras legales de la CP (Sullivan, 2013). Por ello, la AFCC
ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la Coordinación de Parentalidad,
promoviendo la creación de nuevos servicios para aquellas familias con un alto nivel de
conflicto (Press, 2013).

18
A su vez, en los años 90, en Colorado (Estados Unidos), un grupo de colegas
comienza a estudiar las familias con un alto nivel de conflicto, tomando el trabajo de Janet
Johnston. Una de las conclusiones es que la mediación y la evaluación de custodias no
siempre resultan procedimientos eficaces para este tipo de familias, evidenciando la necesidad
de crear sistemas nuevos. Así, en 1994, presentaron su trabajo en el primer simposio sobre
Evaluación de Custodias de la AFCC (Press, 2013).

En el año 2000, en una conferencia de carácter multidisciplinar para abordar las


situaciones de ruptura con altos niveles de conflicto, fue convocada por la Sección de ABA
(American Bar Asociation) de Derecho de Familia (Family Law) y la Fundación Johnson. El
objetivo de la conferencia fue “desarrollar recomendaciones para los cambios en el sistema
legal y de salud mental para reducir el impacto en los niños con custodias de alto conflicto”
(Press, 2013, p.51).

Un año después, catorce estados de Estados Unidos ya contaban con la figura del
coordinador de parentalidad. Aunque ésta no se encontraba exenta de críticas, tales como la
información privilegiada que manejan o la delegación por parte de los juzgados. Por ello la
AFCC decide crear un grupo de trabajo para crear un modelo estándar y resolver estos
problemas (Press, 2013).

En el 2003, el grupo de trabajo publicó “Coordinador de Parentalidad: Problemas en la


implementación”, ya que decidieron que la identificación de los problemas en la
implementación sería más útil, debido a la relativa juventud de los programas. Tras ésta
publicación, el Presidente de la AFCC, George Czutrin, creó un nuevo grupo de trabajo, el
cual desarrolló las directrices estándar publicadas en el 2005. Estas directrices son
recomendaciones específicas para la mejor práctica de la CP, aportando profesionalidad a la
nueva figura (Press, 2013).

Con este trabajo, la AFCC consolidó la CP, recopilando y difundiendo la información,


ofreciendo guías para la práctica y permitiendo su desarrollo como una importante opción
para las familias con alto conflicto. Por ello podemos atribuir a la AFCC el desarrollo y la
aceptación de la CP.

19
4.3. Directrices para la Coordinación de Parentalidad de la Association of Families and
Conciliation Courts (2005).

Traducidas por el Grupo de Trabajo de Coordinación de Parentalidad de la Sección


de Alternativas de Resolución y Gestión de Conflictos del Col·legi Oficial de Psicòlegs de
Catalunya (2013). (Véase Anexo I)

Las Directrices para la Coordinación de Parentalidad descritas por la AFCC tienen por
objeto proporcionar:
1. Directrices detalladas para la práctica de los coordinadores de parentalidad.

2. Directrices para los coordinadores de parentalidad relativas a sus obligaciones y


conducta éticas.

3. Requisitos para los coordinadores de parentalidad, incluidos los estudios, la


formación y la experiencia pertinentes.

4. Asistir a los tribunales que están implementando programas de coordinación de


parentalidad mediante la elaboración de directrices de prácticas que puedan adoptar.

5. Asistencia a tribunales, organizaciones profesionales, instituciones educativas y


profesionales varios para el desarrollo y la implementación de programas de
coordinación de parentalidad.

Para ello la AFCC (2005) redactó un total de doce directrices:

1. El coordinador de parentalidad debe estar capacitado/a, por estudios y formación,


para llevar a cabo funciones de coordinación de parentalidad y debe seguir
formándose a nivel profesional en este rol.
2. El coordinador de parentalidad debe mantener la imparcialidad en el proceso de
coordinación de parentalidad, aunque no sea neutral con respecto a los resultados
de ciertas decisiones concretas. La imparcialidad implica evitar favoritismos o
actuar de manera sesgada a nivel de palabra, obra o en apariencia, así como el
compromiso de ayudar a ambas partes, sin favorecer a ningún individuo en
concreto.
3. El coordinador de parentalidad no debe prestar sus servicios en asuntos que
presenten un claro conflicto de intereses.

20
4. El coordinador de parentalidad no debe ejercer un doble rol consecutivo.
5. El coordinador de parentalidad debe informar a las partes de las limitaciones sobre
confidencialidad en el proceso de coordinación de parentalidad. No se divulgará
información fuera del proceso de coordinación de parentalidad, salvo por razones
legítimas y con fines profesionales autorizados. Fuera de la coordinación de
parentalidad, el/la CP debe mantener la confidencialidad de la información
obtenida durante dicho proceso, salvo si el juzgado ordena lo contrario mediante
resolución judicial o salvo si las partes establecen lo contrario mediante acuerdo
escrito.
6. El coordinador de parentalidad debe ayudar a las partes a reducir los conflictos
perjudiciales y a promover el mejor interés de los niños en base a las funciones y
rol profesional del/la CP.
7. El coordinador de parentalidad debe ejercer su función por pacto parental y/o
resolución judicial, en las que se especificarán y definirán con claridad su ámbito
de autoridad y sus responsabilidades.
8. El coordinador de parentalidad debe propiciar la comprensión del proceso de
coordinación de parentalidad por parte de los interesados de modo que puedan dar
su consentimiento informado sobre el mismo.
9. El coordinador de parentalidad debe informar claramente y explicar sus honorarios
y cargos a las partes.
10. El coordinador de parentalidad se comunicará con las partes, sus asesores
jurídicos, los/as niños/as y el juzgado preservando en todo momento la integridad
del proceso de coordinación de parentalidad y teniendo en cuenta la seguridad de
los progenitores y de los/as niños/as. El/la CP tendrá acceso a las personas
relacionadas con los distintos miembros de la familia y a los documentos
necesarios para poder cumplir con sus responsabilidades.
11. El coordinador de parentalidad debería tratar de facilitar el acuerdo entre las
partes, según corresponda, en todas las disputas que pudieran surgir en relación
con sus hijos/as. Si los progenitores no son capaces de alcanzar un acuerdo y si así
lo establece el juzgado o si se autoriza mediante acuerdo de aceptación de
coordinación de parentalidad, el/la CP debe tomar las decisiones oportunas con
respecto a las cuestiones objeto de conflicto.
12. El coordinador de parentalidad no debe participar en prácticas de marketing que
contengan información falsa o engañosa. El/la CP debe asegurarse de que los

21
anuncios relativos a su formación y competencias, los servicios ofrecidos o el
proceso de coordinación de parentalidad sean veraces y exactos. El/la CP no debe
afirmar que obtendrá ciertos resultados ni realizar promesas que impliquen
favoritismo alguno con la finalidad de obtener beneficios económicos.

4.4. Guía para la Coordinación de Parentalidad de la American Psychological Association


(2012)
(Véase anexo II)

El principal objetivo de esta guía es proporcionar un marco y dirección específicos para


profesionales de la psicología, en relación a la actuación y a la toma de decisiones en la
práctica de la CP. Aunque estos principios están indicados para la actuación de los psicólogos,
algunos aspectos también pueden ser relevantes para otros profesionales. En todo caso se
tratan de sugerencias o recomendaciones, en ningún caso supone un mandato.

ROL DEL COORDINADOR DE PARENTALIDAD

Principio 1: Los psicólogos deben esforzarse para entender la complejidad del rol de la CP y
distinguirlo de otros roles profesionales.

OBTENCIÓN Y MANTENIMIENTO DEL CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO

Principio 2a: Los psicólogos deben esforzarse en obtener y mantener un conocimiento


especializado y entrenar aquellos aspectos profesionales que son relevantes para el rol de la
CP.

Principio 2b: Los psicólogos deben esforzarse por comprender a las autoridades, la
terminología legal y los procedimientos que afecten a la práctica de la CP.

22
COMPETENCIAS NECESARIAS PARA LA COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD

Principio 3: Los psicólogos deben conocer la importancia de proporcionar servicios que


respeten los estándares de su profesión y ejercer de coordinador parental sólo si tienen las
competencias necesarias.

VIOLENCIA FAMILIAR

Principio 4: Los psicólogos aspiran a facilitar un ambiente saludable para los niños y
relaciones adecuadas entre los progenitores, que garanticen la seguridad de todos los
miembros de la familia en el proceso de coordinación de parentalidad.

CONSIDERACIONES ÉTICAS

Principio 5a: Los psicólogos deben esforzarse por estar familiarizados con las guías éticas y
profesionales que pueden ser relevantes para el establecimiento de la coordinación de
parentalidad, incluyendo “Los Principios Éticos de los Psicólogos y el Código de Conducta”
de la APA.

Principio 5b: Los psicólogos reconocen y responden a guías profesionales sobre temas de
multiculturalidad y diversidad en la adjudicación de servicios de coordinación de
parentalidad.

ALMACENAMIENTO DE LOS DATOS/ REGISTROS

Principio 6: Los psicólogos crean y mantienen registros profesionales apropiados para el rol
del coordinador de parentalidad conforme a los “Principios Éticos de los Psicólogos y el
Código de Conducta” y a los requisitos legales.

GESTIÓN DEL CASO

Principio 7: Los psicólogos deben esforzarse en participar en la gestión responsable de la


coordinación de parentalidad de cada caso.

23
RELACIONES DE COLABORACIÓN

Principio 8: Los psicólogos deben esforzarse en desarrollar y mantener relaciones de carácter


profesional y de colaboración con otros profesionales implicados en el caso.

Como conclusión la APA (2012) recoge que la coordinación de parentalidad es un


sistema no adversarial de resolución de conflictos y que puede venir establecida por mandato
judicial o por acuerdo privado entre los progenitores. Su principal propósito es promover el
mejor interés del menor a la vez que reducir el conflicto y el litigio entre ambos progenitores,
disminuyendo así el impacto negativo en los menores. El coordinador de parentalidad es
designado para ayudar a los progenitores a implantar el plan de parentalidad, tomar decisiones
si fuese necesario en función de las necesidades de los niños y reducir el daño que pueden
ocasionarle a los menores.

El rol del coordinador de parentalidad difiere de otros roles de la psicología y requiere


conocimientos en mediación y arbitraje, así como estar familiarizado con el contexto legal.
Estas directrices describen las mejores prácticas para un funcionamiento ético y competente
de la coordinación de parentalidad (APA, 2012).

4.4. Desarrollo de la Coordinación Parental en España

La figura de la CP en España puede ser encuadrada en toda aquella normativa que


recoge el interés superior del menor, aunque todavía no existe un marco jurídico que la
sustente legalmente. De hecho, tan solo una comunidad autónoma, Cataluña, ha desarrollado
programas piloto. Lo que la convierte, a nivel estatal, en la pionera en la implantación de
esta figura. El hecho de que su legislación, concretamente la ley 25/2010 del Libro 2º del
Código Civil de Cataluña, recoja que cuando los progenitores se separen siempre deben
presentar un plan de parentalidad, que se concreta en el convenio regulador (Rodriguez-
Dominguez, y Carbonell, 2014). El no cumplimiento, en algunos casos, de este plan de
parentalidad, motivó que se llevara a cabo en el Juzgado número 8 de Sabadell el primer
proyecto piloto sobre CP. Todo ello ha dado lugar a que la jurisprudencia comience a recoger

24
sentencias que recomiendan la intervención de un coordinador de parentalidad. Así lo hizo la
Audiencia Provincial de Barcelona, Secc. 12ª, con la sentencia del 26 de julio de 2013,
dictada por el magistrado Pascual Ortuño y donde se recurre a la CP para intervenir en el
conflicto entre dos progenitores (Canturiense, 2014). Actualmente los tribunales comienzan a
solicitar la presencia de esta figura, para garantizar los derechos de los hijos y los
progenitores. La Audiencia Provincial de Barcelona actualmente está acordando el
nombramiento de coordinadores de parentalidad (Administrador de Lexfamily, 2015). En la
actualidad se está llevando a cabo un nuevo programa piloto en Cataluña a través de
la Fundación Filia de Amparo al Menor y el Centro de Mediación en Derecho Privado,
adscrito a la Conselleria de Justicia de la Generalitat de Cataluña (Europa Press, 2015).

En Galicia, la Unidad de Psicología Forense de la Universidad de Santiago ha


realizado alguna coordinación de parentalidad, pero sin existir previamente un protocolo de
actuación definido por el juzgado emisor del caso.

Todavía en España los profesionales no conocen, en su gran mayoría, la coordinación


de parentalidad, incluso aquellos que se les ha relacionado más con esta labor. Nos referimos
a los psicólogos y abogados. En este sentido, Fariña, Novo, Vilariño y Seijo (2015) realizaron
un estudio para establecer el conocimiento que tenían los abogados y los psicólogos sobre la
Coordinación de Parentalidad. De los 126 profesionales participantes (62 psicólogos y 64
abogados), sólo 36 (28,6%) afirmaban saber qué es la coordinación de parentalidad. Pero
realmente éstos presentaban un nivel de conocimiento bajo sobre ella. Así, de las 17 preguntas
básicas que se les realizó sobre la coordinación de parentalidad, ninguno fue capaz de
discriminar más de 13. El rango de puntuaciones respondidas correctamente osciló entre 6 y
13, siendo la M = 9,87 y la DT = 1,52.

Concretamente los resultados de las respuestas de los 36 participantes que decían


conocer la coordinación de parentalidad ha sido la que muestra en la Tabla 1.

25
Tabla 1. Conocimiento del coordinador parental. Tomado del estudio de Fariña Novo,
Vilariño y Seijo (2015).

Porcentaje Porcentaje
CUESTIONARIO SOBRE EL COORDINADOR PARENTAL
Errores Aciertos
Las funciones del mediador y el coordinador parental son las mismas 97,3 2,7
Todo abogado puede actuar como coordinador de parentalidad 94,3 5,7
Todo psicólogo puede actuar como coordinador de parentalidad 83,3 16,7
El coordinador parental no interviene cuando un progenitor intenta limitar o
81,8 18,2
impedir el contacto con las hijas e hijos al otro progenitor
La coordinación de parentalidad es siempre de carácter intrajudicial 77,1 22,9
El coordinador parental no puede actuar en casos de violencia familiar y de
55,9 44,1
género
El coordinador parental debe poseer autoridad para tomar decisiones sobre
41,2 58,8
cuestiones relativas a la coparentalidad
En la coordinación parental se realizan funciones de mediación entre los
34,3 65,7
progenitores
El coordinador parental controla el cumplimiento del plan de coparentalidad 32,4 67,6
Toda la información de la que dispone el coordinador parental es confidencial 31,4 68,6
Las familias, cuando se separan, pueden solicitar un coordinador de
23,5 76,5
parentalidad
El coordinador parental interviene cuando los progenitores presentan
22,9 77,1
necesidades especiales
El coordinador parental suele actuar cuando existe conflicto entre los
20 80
progenitores separados para llevar a cabo su plan de parentalidad
En la coordinación parental se media y arbitra cuando existe controversia entre
11,4 88,6
los progenitores llevando a cabo el plan de parentalidad
El coordinador parental ayuda a diseñar el plan de parentalidad 5,6 94,4
El coordinador parental guía a los progenitores para que actúen de manera
2,9 97,1
acorde al mejor interés de sus hijas e hijos
La coordinación parental ayuda a los progenitores a poner en práctica su plan
2,8 97,2
de parentalidad

Actualmente en España existe un contexto similar al que había en Estados Unidos


cuando surgieron los programas de coordinación parental: alto índice de
separaciones/divorcios, aumento de la demanda de la custodia compartida, progenitores que
después de la ruptura de pareja mantienen un alto nivel de conflicto acudiendo a los juzgados
para resolver las controversias en el desarrollo de su plan de parentalidad (Arce, Fariña y
seijo, 2005; Fariña, Arce y Sotelo, 2010; Parada, Fariña y Seijo, 2015),. Lo que sobrecarga el
sistema judicial y perjudica el bienestar de los menores.

26
Así, aunque tal vez tarde, parece idóneo que en España se empiece a considerar
práctica de la coordinación de parentalidad. En el apartado que sigue de este trabajo fin de
grado nos ocuparemos de diseñar un programa piloto para llevar a cabo en la Comunidad
Autónoma de Galicia.

27
DISEÑO DE UN
PROGRAMA PILOTO DE
COORDINACIÓN DE
PARENTALIDAD

28
1. Introducción

Como ya ha sido expuesta anteriormente, la coordinación de parentalidad es un proceso


alternativo de resolución de conflictos (ADR) que, bajo la perspectiva de la Justicia
Terapéutica (TJ) busca garantizar el mejor interés del menor, ayudando a los progenitores en
conflicto a implementar su plan de parentalidad.

Aunque actualmente existen otros métodos alternativos al litigio, como la mediación o


los programas de educación, éstos no satisfacen las necesidades que presenta una familia con
un alto nivel de conflicto entre sus progenitores. Por ello existe la necesidad de crear un
modelo efectivo para intervenir en estos casos.

Esta propuesta de CP contempla la presencia de dos coordinadores de parentalidad, los


cuales mantendrán un contacto directo con los progenitores. Además el servicio de CP cuenta
con la supervisión de un Equipo de Coordinación de Parentalidad, el cual podrá orientar los
planes de intervención de los casos que se están llevando en cada momento.

Resulta complejo establecer una estructura detallada del proceso de coordinación de


parentalidad puesto que una de las características más relevantes y que contribuye al éxito de
esta intervención es su carácter individual, esto es, se trata de un proceso flexible que se ajusta
a las necesidades particulares de cada familia. No obstante, se presentan a continuación una
serie pasos y aspectos a considerar en la coordinación de parentalidad intrajudicial.

El desarrollo de este diseño se realizó con múltiples reuniones de psicólogos de los grupos
de investigación PS1 de la Universidad de Vigo y GI-1754 de la Universidad de Santiago de
Compostela. En dichas reuniones se realizó el diseño de la CP tras una revisión exhaustiva de
la bibliografía existente, elaborando diferentes documentos tales como la Entrevista semi-
estructurada de Coordinación de Parentalidad, el Acuerdo de Coordinación de Parentalidad y
diferentes cuestionarios que serán aplicados a los progenitores.

Posteriormente se produjeron diferentes reuniones con jueces que entienden de casos de


separación y divorcio, donde fue expuesto el diseño completo. En este momento, la jueza de

29
familia de los Juzgados de Pontevedra asume la coordinación del proyecto piloto de CP, en el
que se incluirán los Juzgados de Pontevedra, Marín y Caldas de Reis.
Para dar a conocer el diseño se concertó una reunión entre jueces, fiscalía y coordinadores de
parentalidad. En ella quedaron aceptados los documentos redactados por el equipo de CP. A
continuación, en una última reunión, la propuesta fue dada a conocer en el Consejo General
del Poder Judicial y la Xunta de Galicia.

A partir de este momento tanto los Juzgados señalados como el Grupo PS1 de la
Universidad de Vigo se comprometen para iniciar en octubre de 2015 el Proyecto Piloto CPP.

2. Protocolo

2.1 Derivación del Juzgado

Inicialmente, el juzgado deriva a los progenitores que presenten un nivel de conflicto


elevado al servicio de CP, mediante notificación judicial dirigida a los progenitores y a sus
letrados. Para ello, el juzgado dispone de una base informatizada compartida con el servicio
de CP en la que se fija la primera entrevista con el equipo de CP. A esta primera entrevista del
servicio pueden acudir los abogados de ambos progenitores.

2.2 Lectura y análisis de la documentación judicial del caso.

Junto a la orden de designación del coordinador de parentalidad, el juzgado proporciona a


éste toda la información disponible del caso, incluyendo documentos judiciales, sentencias y
evaluaciones o pruebas que se hayan realizado a los progenitores y/o a los hijos.

2.3 Actuación del coordinador de parentalidad.

a. Previa al inicio del caso:

Los coordinadores deberán valorar la idoneidad del caso para ser objeto de la
intervención. Una vez aceptado, deberá leer y manejar toda la documentación disponible de la
familia antes de comenzar la intervención.

30
b. Sesión informativa:

Esta sesión se realiza de manera conjunta con ambos progenitores a menos que el Juez
establezca lo contrario o a juicio del coordinador si hubiera alguna causa que lo justifique
(violencia doméstica, nivel muy alto de conflicto). Supone el primer contacto entre los
coordinadores y los progenitores, donde se establece el tipo de relación que van a tener.

En primer lugar, se explica a los progenitores en qué consiste el proceso de coordinación


de parentalidad y cuáles son sus objetivos, para ello se utiliza un folleto informativo que es
entregado a los progenitores. También se les explica la necesidad de la intervención dadas las
consecuencias que el mantenimiento de la situación actual de conflicto produce o puede
producir en sus hijos.

Se incide en la flexibilidad e individualidad de la intervención que se ajustará a las


necesidades de su familia en particular. Posteriormente, se procede a leer y aclarar los
términos del Acuerdo de Coordinación de Parentalidad elaborado (Véase anexo III). Dicho
acuerdo supone un contrato vinculante donde se establecen las funciones y competencias del
coordinador, la confidencialidad, el compromiso de cooperación de los progenitores y otros
aspectos del procedimiento. Se resuelven las dudas que puedan surgir a este respecto y se
procederá a la firma del acuerdo, entregando una copia firmada a cada uno de los
progenitores. En esta sesión podrán estar presentes los abogados de los progenitores, a los
cuales se les entregará una Guía del servicio. En el caso de que no aceptasen la coordinación
de parentalidad también se entregará la Guía del servicio a los progenitores.

c. Sesiones individuales

Se realizarán tantas como sea necesario en cada caso.

-Progenitores: Estas sesiones se realizan con cada uno de los progenitores


individualmente, procurando que sus respuestas sean lo más sinceras posibles. Se ha diseñado
un cuestionario para los progenitores con formato de una entrevista semiestructurada (Véase
anexo IV) que permite recoger información sobre los progenitores, la relación de pareja y el
proceso de separación o divorcio, el nivel de comunicación y conflicto entre los progenitores,

31
los principales focos de conflicto, información sobre los hijos y su exposición al conflicto,
etc.
Además, los progenitores cumplimentarán los siguientes cuestionarios:
-Cuestionario para progenitores (Véase anexo V)
-Cuestionario para progenitores sobre derechos y deberes (Véase anexo VI)
-Cuestionario para progenitores sobre la relación con los hijos o con el otro progenitor
(Véase anexo VII)
-Cuestionario sobre el perdón (Véase anexo VIII)
-Escala de Coparentalidad (Véase anexo IX)

Al finalizar la sesión, se les entrega a los progenitores una Guía de ayuda para la “Ruptura
de Pareja no de Familia” (Fariña, Arce, Seijo, Novo y Vázquez, 2014) (Véase anexo X) que
deberá ser utilizada a lo largo de toda la intervención, donde se recogen los efectos de la
ruptura de pareja en los hijos, los derechos de los hijos y las obligaciones de los progenitores
en situación de separación y divorcio, así como los servicios disponibles para ellos.

-Hijos: No siempre los hijos participan en la CP, especialmente cuando se trate de


menores de corta edad, que se beneficiarán de los efectos de la misma en los progenitores. En
caso de estimarse necesario, los coordinadores de parentalidad podrán concertar una sesión
con los menores. Es importante conocer la opinión y sentimientos de los hijos y, para ello, se
les ofrece un espacio en el que se sientan a gusto y sin presiones, donde puedan hablar
libremente de sus sentimientos, temores y deseos. Para ello se les dedicará el tiempo que sea
necesario, siempre en intervenciones individuales.

De ser dos o más hermanos, se podrá hacer intervenciones conjuntas una vez que se
haya entrevistado a cada uno de ellos de forma individual y sea considerado oportuno por el
técnico.

d. Plan de intervención:

Para aquellas familias que lo necesiten, se cuenta con sesiones diseñadas para una
intervención individualizada. Dichas sesiones pueden ser:

32
• Sesiones educativas: Estas sesiones se realizan para dotar a los progenitores de
habilidades parentales y herramientas que nos permitan manejar la situación que
atraviesan y el conflicto. Se abordarán las necesidades que presentan sus hijos y las
consecuencias que puede provocar el mantenimiento de la situación actual. Las
sesiones educativas se ajustarán a las necesidades concretas de cada familia.

• Sesiones de gestión del caso: Estas sesiones, al contrario que las anteriores, no podrán
estar elaboradas de antemano, sino que serán planteadas en función del caso. En ellas
se trabaja el manejo del conflicto, facilitando que los progenitores lleguen a un
acuerdo en aquellas cuestiones que más dificultades planteen, estableciendo
prioridades. Para ello, los coordinadores de parentalidad recurrirán a herramientas de
mediación. No obstante, en ocasiones no será posible la consecución de acuerdos por
lo que serán los coordinadores los que deban tomar decisiones.

e. Recogida de información colateral

Si fuese necesario obtener más información se contactará con el tutor escolar de los hijos,
médicos, psicólogos u otros profesionales que hayan tratado o traten actualmente a los hijos, a
los progenitores o a otros miembros de la familia.

2.4 Comunicación con los Juzgados

En un primer lugar, tras la aceptación del caso, el coordinador de parentalidad remitirá al


juzgado el acuerdo de la CP firmado por ambos progenitores, así como el plan de intervención
diseñado para cada familia.
Además, los coordinadores enviarán al juzgado correspondiente informes de seguimiento
con una periodicidad de tres meses, salvo circunstancias excepcionales que deban ser
informadas. Asimismo, una vez finalizada la intervención con la familia, se enviará al
Juzgado el informe final del procedimiento.

2.5 Registros

Teniendo en cuenta la problemática que nos ocupa y dado que el servicio, en este caso, es
intrajudicial, hemos de ser exhaustivos con los registros que se llevan a cabo con las familias.

33
En primer lugar, se debe llevar a cabo un registro de asistencia a las reuniones de CP,
indicando quién acude, la fecha, el tema a tratar y la correspondiente firma. También se debe
recoger por escrito y firmada la fecha de la siguiente sesión. Se procurará que las sesiones
interfieran lo menos posible con los compromisos laborales o escolares de los miembros de la
familia, por lo que una ausencia deberá ser debidamente justificada y comunicada
previamente con la mayor antelación posible. En el caso de que alguno de los progenitores no
acuda a las sesiones de manera reiterada se informará al Juez.

Además, se llevará a cabo un registro informático de las sesiones, de cualquier contacto


con los progenitores, otros miembros de la familia o profesionales involucrados.
Todo el proceso será grabado con una cámara de vídeo con el consentimiento de los
progenitores.

2.6 Frecuencia

En un primer momento se realizan sesiones frecuentes para trabajar las emociones


negativas que tienen los progenitores, habitualmente basadas en los sentimientos de odio y
rencor hacia el otro progenitor, y transformarlas en emociones positivas basadas en el amor a
los hijos. Y se lleva una labor de protección a los hijos, corrigiendo o neutralizando las
conductas nocivas de los progenitores.

En la fase intermedia generalmente se enseñan habilidades a los progenitores,


fundamentalmente de comunicación eficaz y de resolución de conflictos. Las sesiones
disminuyen en frecuencia pudiendo estar la programación más estructurada. Esta fase
concluye cuando se logra disminuir el conflicto y los progenitores alcanzan una relación de
coparentalidad aceptable.

En la fase de mantenimiento las intervenciones son de carácter puntual, para hacer


seguimiento de cómo aplican los progenitores las herramientas y estrategias adquiridas a su
relación de coparentalidad.

34
2.7 Terminación del proceso

El proceso de coordinación de parentalidad intrajudicial podrá terminar en las siguientes


circunstancias: si la intervención ha cumplido su cometido, si el Juez así lo decide o si el
coordinador renuncia al caso. Para evaluar el servicio es necesario que pasar los siguientes
cuestionarios y compararlos con la evaluación realizada al inicio.
-Cuestionario para progenitores.
-Cuestionario para progenitores sobre derechos y deberes.
-Cuestionario para progenitores sobre la relación con los hijos o con el otro progenitor.
-Cuestionario sobre el perdón.
-Escala de Coparentalidad.

Una vez ha terminado el proceso, los usuarios, de manera anónima, cubrirán una
encuesta de satisfacción con el servicio (Véase anexo XI), que permitirá valorar el trabajo de
los coordinadores, la intervención y sus efectos. De la misma forma, se realizará una encuesta
de seguimiento trascurrido 3 meses y 1 año desde la finalización de la intervención, con el fin
de comprobar si se mantienen sus efectos.

35
JUZGADO

Derivación
del juzgado

Aceptación CP y
lectura/análisis de la
documentación
judicial del caso

Sesión
Informativa

No acepta Acepta

Informe al Entrevistas Entrevistas Entrevistas


juzgado individuales conjuntas colaterales

Informe de Envío informe de


planificación de
planificación actuación al juzgado
de la CP

Sesiones de CP

1ª FASE
Informe de
seguimiento al
juzgado

Sesiones de CP
2ª FASE
Intermedia
Informe de
seguimiento al
juzgado

3ª FASE
Mantenimiento Informe final

Finalización de 36
la CP
REFLEXIONES
FINALES

37
A nuestro entender, y como señala Greenberg (2010), la coordinación de parentalidad
es una intervención necesaria y diferente para la resolución de conflictos. No en vano, la
investigación existente, aunque no es muy abundante, señala que este tipo de intervención
resulta beneficiosa para las familias, en especial para los menores; además, reduce
considerablemente las tasas de relitigación (Brewster, Beck, Anderson y Benjamín; 2011;
Coates, Deutsch, Starnes, Sullivan, Sydlik, 2004; Henry, Fieldstone y Bohac, 2009). Es por ello
que la CP se muestra como una herramienta importante al servicio de las familias y de la
Justicia, que debería ser promocionada y utilizada a nivel internacional.

En España el contexto actual se asemeja al que existía en Estados Unidos cuando


surgió la coordinación de parentalidad (incremento de la custodia compartida y progenitores
que, tras la separación de pareja, mantienen una relación judicializada, saturando los juzgados
que entienden de su causa). Por lo que, en nuestro opinión, y coincidiendo con Parada, Fariña
y Seijo (2015), es un momento idóneo para apostar por esta nueva figura. Pero, para ello se
precisa no sólo difundir la CP y ponerla en práctica, sino también, y tan importante, formar a
profesionales en esta nueva especialidad profesional a la vez que diseñar protocolos de
actuación que sirvan de guías de actuación.

Teniendo en mente esto último y con la pretensión de comenzar un proyecto piloto de


coordinación de parentalidad, en la provincia de Pontevedra, hemos llevado a cabo este TFM.
El objetivo principal de nuestra intervención no se centra en conseguir disminuir la carga de
trabajo de los juzgados, aunque también, sino servir de apoyo a los progenitores y a los hijos
para que puedan disminuir el conflicto y aprendan a mantener relaciones saludables entre
ellos.

Sin duda, este proyecto no podría efectuarse sin el compromiso de algunas personas
con la infancia, en este caso los agentes jurídicos implicados (la fiscalía de Pontevedra y en
especial, la jueza Mª del Mar Felices Esteban).

Podríamos finalizar con la reflexión que Greenberg (2010) realiza comparando la


coordinación de parentalidad con un proverbio chino: “Dale a un hombre un pez y comerá un
día; enséñale a pescar y comerá toda la vida”. Enseñar a los progenitores habilidades, trabajar
la toma de decisiones y educar en el ejercicio de la coparentalidad es más eficaz que tomar las

38
decisiones por ellos. De este modo les aportaremos herramientas que les serán útiles en su día
a día y que los menores involucrados agradecerán en el futuro.

39
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS

40
Adan, P., Baz, A., Bonasa, M. P., Cartil, C., Espada, C., Pagés, M., Punset, V., Torres, C., y
Vázquez, N. (2007). Nuevas realidades familiares: Análisis de las necesidades de
intervención del Psicólogo Jurídico. En R. Arce, F. Fariña, E. Alfaro, C. Civera y F.
Tortosa (Eds.), Psicología Jurídica: Evaluación e Intervención (pp. 113-122).
Valencia: Deputació València: Colección Psicología y Ley No 3.
Administrador de Lexfamily (2015). Un coordinador parental facilitará el cumplimiento del
régimen de visitas. Lexfamily. Consultado el 16 de junio en
http://www.lexfamily.eu/un-coordinador-parental-facilitara-el-cumplimiento-del-
regimen-de-visitas/
Allison, P., y Furstenberg, F. (1989). How marital dissolution affects children: Variations by
age and sex. Developmental Psychology, 25, 540-549.
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ANEXOS

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